Analisis Sentencia CC VF PDF
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CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD
La Fundación Myrna Mack sigue con interés y preocupación los acontecimientos acaecidos
alrededor del fallo emitido el veintidós de octubre de dos mil trece por la Corte de
Constitucionalidad de Guatemala. De nueva cuenta el más importante tribunal privativo
constitucional profiere una resolución que merece ser objeto de análisis y respecto de la que
se vierten las consideraciones que adelante se señalan.
1. Antecedentes.
El 15 de junio de dos mil doce José Efraín Ríos Montt presentó un recurso de apelación
ante la Sala Primera de la Corte de Apelaciones derivado de la negativa del Juzgado
Primero B de Mayor Riesgo de resolver con lugar la excepción de extinción de la
persecución penal planteada, la cual se fundamentaba en el Decreto Ley 8-86, sobre
amnistía. La Sala confirmó la resolución emitida en primer grado.
“(…) Como síntesis de las citas de doctrina y de jurisprudencia anteriores, resulta que la
motivación implica una obligación del juzgador, no solo como una simple cortesía
profesional, sino por su deber de lealtad para con los litigantes que se han tenido que
someter a su poder. Se constituye por medio del análisis crítico de las cuestiones
controvertidas, un sistema de control contra la arbitrariedad y el discrecionismo. De esta
manera también se vincula claramente al juez a la ley, produciendo certeza de la técnica
jurídica en la adjudicación del derecho. En lo práctico, se hace efectivo el principio de
inmediación, dado que revela que el juzgador se ha impuesto conscientemente de los autos;
a la vez, permite al inconforme cuestionar con argumentos la juridicidad del fallo. (…)”
A partir de estas consideraciones concluye la CC que es “procedente” declarar sin lugar los
recursos de apelación interpuestos (por los querellantes y MP), confirmando la sentencia de
primer grado emitida por la CSJ, CAA.
3.1 Voto razonado disidente del magistrado Mauro Roderico Chacón Corado.
Disiente en cuanto que el amparo y su argumentación emitido por la Sala primer de la Corte
de apelaciones que la sentencia contiene argumento reiterativo e inapropiado al caso que se
resuelve.
Que la incoación del proceso penal en contra del postulante no implica condena anticipada
en su contra porque ese es un trámite de la causa en el debate para hacer valer los medios
de prueba y el derecho de defensa.
El magistrado además manifestó que el amparo otorgado al general retirado “omite por
completo cualquier referencia al Derecho Internacional”.
El quid del asunto es resolver si el decreto ley 8-86 se aplica o no. Ella cita jurisprudencia
aplicable a Guatemala relacionada con la Corte Interamericana de DDHH. Decreto ley 704
en el cual Guatemala se compromete a reprimir y erradicar el delito de genocidio.
Cita de la Corte Interamericana de DDHH jurisprudencia el caso Barrios vs. Perú y otro
caso de Chile, relacionados con genocidio. Cita un precedente judicial colombiano.
El decreto ley 8-86 para la magistrada disidente fue vigente más no positivo, por la
existencia de la Convención para la prevención de Genocidio, la cual desde 1949 viene a
formar parte del bloque constitucional que integra el derecho interno, por lo que considera
que la sala cuestionada no puede resolver diferente en cuanto a esta decisión en cuanto al
tenor de la convención citada que confirma la decisión.
4. Sobre la amnistía.
Los delitos políticos son aquellos que se dirigen exclusivamente contra el Estado o la
organización política sin ocasionar perjuicio a propiedades o intereses de personas privadas.
Así las cosas los delitos políticos están íntimamente relacionados con la naturaleza de los
actos que atentan contra el orden político constitucional.
Entiende Ihering por delito político “todo acto que pueda constituir una amenaza contra las
condiciones de vida “del Estado”; “el carácter del delito político –dice–es atacar las
condiciones de vida del Estado”1.
Dicha postura se enmarca dentro de las denominadas teorías objetivas seguidas, entre
otros, por Lombroso y Laschi, en Italia y por Binding y von Liszt en Alemania, las cuales
encontraron una genérica formulación doctrinal en la tesis que considera delitos políticos
aquellos que atentan contra la organización política o constitucional del Estado y sus
funciones, así como contra los derechos que de ella se derivan para el ciudadano2.
Cuello Calón concibió los delitos políticos como aquellos que atentan “contra el orden
político del Estado, contra su orden externo (independencia de la nación, integridad del
territorio, etc.) o contra el interno (delitos contra el jefe del Estado, contra la forma de
gobierno, etc.)”. Y en lo que respecta a los delitos comunes conexos con los delitos
políticos asevera que son aquellos, incluso los de derecho común, que fueren cometidos por
móviles políticos”.
La CC determinó que los delitos políticos son “los que atentan contra el Estado, su
seguridad externa e interna, los poderes y autoridades del mismo, contra la Constitución o
derechos políticos de los ciudadanos o principios del régimen imperante”. Entendiendo la
CC el elemento subjetivo como “el móvil de lograr, por medios inadmisibles para el orden
legal establecido, el quebrantamiento del orden jurídico y social, variar la forma de
gobierno existente o el régimen económico o político de la sociedad.”3
A partir de lo expuesto puede inferirse que el delito de genocidio y los delitos contra los
deberes de humanidad, incoados a Ríos Montt, no pueden considerarse como ilícitos
efectuados en contra del orden político del Estado de Guatemala. Tampoco puede afirmarse
que se trate de delitos conexos, entendidos como ejecutados por móviles políticos.
Entonces en cuanto a los delitos comunes, solo se podrá extinguir la responsabilidad si
existe una relación directa, objetiva, intencional y causal con un delito político.
1
Citado por Montoro Ballesteros, Alberto. En torno a la idea de delito político. Disponible en
revistas.um.es/analesderecho/article/view/57601/55481, consultado el 24 de octubre de 2013.
2
Loc.cit.
3
Corte de Constitucionalidad expedientes acumulados 8-97 y 20-97, sentencia de fecha 7 de octubre de
1997.
Sigue la tesis excluyente el voto razonado del magistrado Chacón quien indicó que los
delitos imputados a Ríos Montt, genocidio y delitos contra los deberes de humanidad,
“desde cualquier punto de vista, no pueden catalogarse como delitos políticos o conexos
con estos”. Se suma a esta postura el Procurador de Derechos Humanos, Jorge De León,
quien ha manifestado que "Si vemos la normativa nacional e internacional, y la
jurisprudencia, el genocidio, delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra, tajantemente
no caben en la amnistía"4.
Entonces el elemento material de este tipo de ilícito es llevar a cabo cualquiera de los
siguientes hechos: dar muerte a los miembros de un grupo, lesionar a los miembros de un
grupo, someterlo, el desplazamiento forzado de niños o adultos del grupo a otro grupo,
esterilizar a los miembros del grupo o de cualquier otra manera impedir su reproducción,
con miras a la destrucción total o parcial de un grupo nacional, étnico o religioso.
4
Con información disponible en http://www.s21.com.gt/nacionales/2012/11/21/amnistia-no-ampara-casos-
genocidio-afirma-pdh; consultado el 24 de octubre de 2013.
5
Con información disponible en http://www.plazapublica.com.gt/sites/default/files/ comunicado_por_
resolución_cc_de_caldh.pdf, consultado el 24 de octubre de 2013.
6
Citados por Escobar Cárdenas, Fredy Enrique. Compilaciones de Derecho Penal, parte especial. Magna
Terra Editores, 4ª edición, pág. 357.
En cuanto a los delitos contra los deberes de humanidad, contemplados en el artículo 378
del Código Penal, consisten en un abandono de un deber hacer humanitario, que las normas
tanto jurídicas como morales, consideran indispensable realizar, con atención a los
prisioneros y rehenes de guerra, los heridos, y demás seres humanos que se encuentran en
un estado de indefensión, dada su situación precaria. Los deberes humanitarios se
identifican con el respeto a la dignidad y condición como ser humano de todos los
individuos, independientemente de que sean prisioneros de guerra, heridos o pertenezcan a
grupos minoritarios susceptibles de persecución y aún de exterminio7.
De nuevo ocurre que no es posible encuadrar este tipo de conducta ilícita en la premisa que
constituyen los llamados delitos políticos y los delitos conexos con ellos, pues lo que
acontece es que se obvia, se elude el acatar deberes que incluso trascienden lo meramente
normativo, que encuentran su asidero en aspiraciones metajurídicas que no deben ser
pasadas por alto por parte del sujeto activo.
Conclusiones.
7
Escobar Cárdenas, Fredy Enrique, op.cit., pág. 359.