Mayas, Incas, Aztecas

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¿Quiénes eran los mayas?

Los mayas fueron una gran civilización que se asentó en


centroamérica, cuyo inicio data entre los años 2000 a.C hasta su
apogeo entre los años 200 y 900 d.C y su declive en la conquista de
América durante el siglo XV.
Los mayas constituyeron una cultura que se desarrolló en
mesoamérica por un largo tiempo. Tuvieron grandes avances en
matemáticas, escritura, arquitectura, astronomía, así como su
propia organización social, política y religiosa que influyó en el
desarrollo de culturas posteriores hasta la actualidad.

Pirámide de El Castillo, templo maya en Chichen Itzá para el dios


Kukulkán

Ubicación de la civilización maya


Los mayas ocuparon toda una vasta zona de la península de
Yucatán (México) y sus alrededores, donde levantaron pirámides,
monumentos y templos de gran tamaño.
En la actualidad ocuparían el territorio de varios países de
centroamérica tales como: parte de México, Belice, Guatemala y
parte de El Salvador y Honduras. Toda esta área geográfica tiene
una topografía variable, con áreas de volcanes, montañas y áreas
selváticas con algunas áreas costeras semi-desérticas.

Hoy en día existen varias ruinas de las principales ciudades mayas:


Yaxchilán, Tulum, Cuello, Coba, Copán, Palenque y Chichén Itzá.

En marrón, la ubicación geográfica de la cultura maya.

Características de la cultura maya


Entre las principales características que definen a la cultura maya
podemos encontrar las siguientes:

 Fueron una de las civilizaciones más importantes en


América e influyeron en el surgimiento y costumbres de las
nuevas culturas.
 Se encontraban en la zona central de América, precisamente
en la península de Yucatán y alrededores.
 Eran politeístas, es decir creían en varios dioses y los
relacionaban con la naturaleza.
 Su economía se basaba en la agricultura, la cual se realizaba
en las afueras de las ciudades-estado por los campesinos.
 Desarrollaron grandes conocimientos en matemática,
astrología, escritura y más.
 Construían grandes pirámides como templos de veneración a
sus dioses y centros sociales.

La religión de la cultura maya

Los mayas eran politeístas, adoran varios dioses ligados con la


naturaleza. La interpretación de las deidades estaba ligada al
calendario y a la astronomía. Los principales dioses fueron Hunab
Ku e Itzamná, pero tenían dioses de la lluvia, viento, sol,
agricultura, muerte, guerra, entre otros.
Existen algunas similitudes religiosas mayas con los aztecas,
probablemente debidas a las conexiones cercanas que pudieron
tener en sus orígenes. Las creencias religiosas de los mayas
quedaron plasmadas en el famoso libro Popol Vuh, libro de los
consejos o la biblia de los mayas.
Los principales responsables de la religión eran los sacerdotes, que
se dedicaban al culto, a actos adivinatorios y sacrificios rituales.
Para la adoración de los dioses, los mayas construían pirámides
como templos de adoración.
Dioses de los mayas
Entre los principales dioses mayas podemos destacar los
siguientes:
Nombre Función

Hunab Ku Dios principal, creador de todos

Itzamná Dios de la sabiduría

Ixchel Diosa de la fertilidad y el agua

Yum Kaax Dios de la agricultura

Kauil Dios del fuego y de la medicina

Kukulkán Dios del agua y viento

Organización política y social de la cultura maya

Organización política
En cuanto a la organización política, los mayas formaron ciudades-
estado con cierta independencia, gobiernos propios y líderes
políticos con cargos divinos y hereditarios. El líder Halach uinic de
cada ciudad-estado también era el principal líder guerrero de su
comunidad.
Aunque se organizaban políticamente en estados con formas de
gobierno independientes, todos formaban en conjunto la civilización
maya, con las mismas costumbres y religión.
Ruinas de Chichen Itzá, una de las ciudades-estado más importante
de la cultura maya.

Organización social
En cuanto a la organización social de la cultura maya, esta se
encontraba dividida en una jerarquía con 3 clases sociales:

 La familia real: Formada por gobernantes políticos y


comerciantes junto a sus familias. Contaban con poder
político y poseían beneficios sociales.
 Servidores del estado: Integrados por dirigentes de las
ceremonias, personal dedicado a la defensa y a la cobranza
de impuestos. También estaban aquí los sacerdotes que
tenían privilegios en la sociedad gracias a su conocimiento en
ciencias, astronomía y religión.
 Los agricultores: Eran la mayoría de la población que al estar
dedicada a la agricultura, pagaban impuestos con sus
productos y siembras. Debajo de estos se encontraban los
esclavos. Esta clase social no contaba con beneficios
políticos ni sociales.
Por otra parte, había una división del trabajo según el género,
separando a los hombres para el trabajo del campo, mientras que
las mujeres se encargaban de trabajos domésticos, preparación de
alimentos y tejidos.

Economía de la cultura maya

La economía de los mayas se basó en la agricultura, donde se


producía principalmente maíz, frijoles y algunos tubérculos, tales
como el poroto y batata.
A través de sus cultivos y además de obtener alimentos, también
producían materias primas para medicinas, tejidos y materiales de
construcción. Su agricultura fue muy desarrollada gracias a
sus técnicas avanzadas de irrigación de los suelos a través de
sistemas de canales que proporcionaban agua en la estación seca y
mantenía a los cultivos durante todo el año.

Vestimenta de la cultura maya

La indumentaria dependía del nivel social y la jerarquía política en


cada ciudad-estado.
Las mujeres de la clase baja o agricultores vestían faldas largas y
camisas amplias hechas de algodón, las cuales podías bordar con
muchos colores. A su vez, los hombres vestían un «pati», especie
de calzón básico y tenían el pecho descubierto.
La familia real y servidores del estado usaban a tuendos más
elaborados, con incrustaciones de plumas y piedras. Vestían
también con cinturones y sandalias.

Conocimientos de la cultura maya

Entre los conocimientos y descubrimientos que se destacan de la


civilización y cultura maya se encuentran:

 Tuvieron un gran conocimiento de matemáticas avanzado, con


uso de decimales y del cero.
 Desarrollaron una escritura jeroglífica de avanzada para la
época.
 Utilizaron técnicas de riego y agricultura avanzadas que les
permitieron cultivar durante todo el año, a pesa r de las épocas
de sequía.
 Eran expertos astrónomos, conocimiento que utilizaron para el
beneficio de la agricultura.
 Desarrollaron el famoso calendario civil de 365 días por año,
como el que usamos en la actualidad. Además crearon otros
calendarios complejos como un calendario religioso de 260
días.

Fin de la cultura maya

Una de las teorías establece que debido al gran crecimiento


demográfico y al aumentar necesidades de alimentación, se
agotaron los recursos naturales y esto sumado a largos periodos de
sequía fueron disminuyendo y debilitando la civilización.
Otra teoría es que tribus invasoras procedentes del norte fueron
debilitando a los mayas. Y fueron las culturas españolas con la
conquista de América quienes terminaron por destruir esta cultura
que ya se encontraba en total declive.
¿Quiénes eran los incas?

Incas

Fecha Siglo XIII – Siglo XVI

Ubicación Cusco, actual Perú

Religión Politeístas

Economía Agricultura

Los incas fueron una civilización que floreció desde el siglo XIII d.C,
por aproximadamente 3 siglos, hasta la llegada de Francisco
Pizarro liderando los colonizadores españoles en 1532 d.C.
Tuvo su principal asentamiento en Cusco, extendiéndose por un
gran territorio en Sudamérica. Llegó a tener 10 millones de
habitantes y su propio idioma: el quechua.
A lo largo de su historia desarrollaron una de las grandes
civilizaciones a nivel mundial con características propias en cuanto
a organización social, política, idioma, religión, arte, arquitectura y
economía.

Ubicación de la cultura inca

La cultura inca se encontraba alrededor de lo que era su principal


ciudad, Cusco, en la actual Perú. Esta se extendió desde el sur de
la actual Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y parte del norte de
Argentina y Chile, con una extensión total mayor a los 4.000 km 2 .
Entre sus principales ciudades de la civilización inca se
encontraban: Cuzco, capital de imperio inca, Kenko,
Sacsayhuamán, Tipón, Machu Picchu y Ollantaytambo.

Ubicación de la cultura inca


Características de la cultura inca

Entre las principales características que destacan de la cultura inca


se encuentran:

 Eran politeístas, es decir, creían en varios dioses como el dios


del sol, luna y algunos fenómenos naturales.
 Eran esclavistas, utilizaban la mano de obra humana impuesta
a la fuerza. En su mayoría eran prisioneros de guerra al
servicio del estado.
 Su economía se basaba principalmente en la agricultura,
aunque desarrollaron también la ganadería.
 Su principal gobernante era el Inca o Sapa Inca, monarca
absoluto.
 Se ubicaron en la región del actual Perú y sus alrededores.

 Su imperio se comunicaba por extensas rutas a lo largo y


ancho de sus territorios.

 Poseían un gran y fuerte ejército, con armas, estrategias y


tecnologías avanzadas para la época.
 Tenían una amplia práctica artística. Practicaban
la arquitectura, escultura, cerámica, pintura, orfebrería y
platería, textilería, música, danza, literatura.

Organización social y política de la cultura inca

Organización social
En la cultura inca, la sociedad tenía su propia jerarquía y clases
sociales, veámoslo a continuación:
Pirámide social de la cultura inca

1. Familia real: El nivel más alto lo ocupaba la familia real, con


su soberano o rey, llamado Inca. Este personaje era elegido
por sus capacidades físicas y morales, mediante un ritual
donde se demostraba su valor. El Inca, si bien era electo
mediante rituales, su poder era sagrado y respondía a los
dictámenes de los dioses. A su vez, se encontraba
acompañado de su esposa e hijos.
2. Nobleza: Constituida por funcionarios del estado, sacerdotes y
familias privilegiadas de la cultura.
3. Curaca: Si bien ocupaban el puesto de nobles, correspondían
a las autoridades y administración de los estados locales.
Hacían de juez y consejeros, administraban bienes,
ceremonias y rituales.
4. Pueblo: Se agrupaban los artesanos, mercaderes, pastores,
pescadores, sirvientes de los incas, entre otros.
5. Servidumbre: Se encontraban los esclavos y prisioneros de
guerra, que eran utilizados como mano de obra para el
estado.
Organización política
El Inca era el soberano de todo el imperio, tenía una figura
autoritaria y su puesto era determinantemente hereditario. Este
cumplía una función divina para el pueblo. La autoridad y toma de
decisiones de la civilización se dividía de la siguiente manera:
 Inca: Monarca supremo, se consideraba un ser con poderes
divinos. Controlaba todas las decisiones del puebl o.
 Auqui: Era el heredero del trono, era elegido entre los hijos
del Inca de acuerdo a diferentes pruebas personales para
ocupar su puesto.
 Consejo imperial: Era un departamento que asesoraba y
aconsejaba al monarca.
 Apunchic: Eran los gobernadores regionales, respondían al
Inca.
 Tucuirícuc: Eran los supervisores de los funcionarios del
gobierno.
 Curaca: Eran los jefes de las comunidades y estados de la
civilización. Respondían al Inca.
El imperio fue dividido en 4 distritos llamado Suyos, que a su vez,
se dividían en provincias llamadas Huamanis. Cada Suyo o región
tenía un gobernador que cumplía funciones políticas y militares.
Además, debían rendir cuentas al consejo imperial y al Inca.
Machu Picchu, ícono de la cultura inca en cusco, actual Perú

Religión de la cultura inca

La religión fue politeísta, es decir creían en varios dioses.


Predominaba la creencia en el dios sol llamado Inti, pero también
tenían otros dioses como la diosa de la tierra que era Pachamama,
el dios del rayo Illapa, entre otros. El dios máximo o creador se
llamaba Viracocha.
Eran venerados muchos elementos naturales como las montañas o
ríos y creían en la existencia de 3 mundos: el superior, medio e
inferior.
La cabeza de la religión era el sumo sacerdote, llamado Willaq-
Uma, presidía las ceremonias, aconsejaba al Inca y se encargaba
de las funciones religiosas de la civilización.
Dioses incas
Entre los principales dioses que adoraban los incas se encontraban
los siguientes:

Nombre Función

Viracocha Dios creador y supremo

Inti Dios del sol

Pacha mama Diosa de la naturaleza y madre tierra

Mama Quilla Diosa de la luna

Mama Sara Diosa del maíz y del alimento

Mama Cocha Diosa de la feminidad

Illapa Dios del rayo y la batalla

Coyllur Diosa de las estrellas

Supay Dios de la muerte

Wasikamayuq Dios del hogar

Economía de la cultura inca


Se basó en la agricultura, principalmente de productos como papas,
maíz, porotos, zapallos, quínoa, yuca, algodón, cacahuetes, tabaco,
coca y frijoles. Igualmente, desarrollaron la ganadería de camélidos
sudamericanos, como la llama y la alpaca.
La economía era dirigida por el estado que era dueño de las tierras
y las repartía para el trabajo según el número de personas de cada
comunidad.
Desarrollaron un esquema de control estricto que tributaba a las
personas y no a la producción, por lo que tenían muy controlado
todos los aspectos demográficos y de crecimiento poblacional.
¿Quiénes eran los aztecas?

Los aztecas, también llamados mexicas, fueron una civilización que


existió entre los años 1325 y 1521, ubicada en la región del actual
México, zona central y sur de lo que es américa central.
Dicha civilización desarrolló a lo largo de casi 200 años una gran
cultura que ha influenciado en el desarrollo de diversas culturas
actuales.

Esta civilización llegó a su fin luego de que Hernán Cortés, en el


año 1521, desembarcara en territorio azteca logrando la conquista
de este en el proceso llamado conquista de México.

Piedra del sol, culto azteca

Características de los aztecas

La cultura azteca se caracteriza por los siguientes aspectos:


 Su ubicación era la actual México y fueron los últimos en
llegar al pueblo de Valle de México.
 Contaban con sus propias creencias y divinidades, en la cual
practicaban el canibalismo y sacrificios humanos.
 Su forma de gobierno era una monarquía autoritaria.
 Su economía se basaba en el cobro de tributo, el comercio y
la agricultura.
 Contaban con un gobernante supremo, llamado Huey Tlatoani.
 Su idioma principal se denominaba Náhuatl.
 Fue una de las primeras culturas que fundó escuelas, incluida
una para mujeres.

Religión de la cultura azteca

Como la mayoría de las culturas mexicanas, los aztecas


eran politeístas, es decir, que le rendían servicio y adoración a
varios de dioses. Sin embargo, profesaban fe y le daban culto solo
a los dioses principales, la mayoría de ellos estaban estrechamente
relacionados con la vida agrícola y el ciclo solar.
Su religión tenía como particularidad utilizar los sacrificios
humanos y el canibalismo, haciendo que estos formaran parte
esencial de su adoración.
Sus ritos y adoración tienen conexiones con algunas culturas
antiguas como lo fue el caso de la cultura tolteca y posteriormente
su adoración fue copiada por culturas modernas.
Dioses de los aztecas
Se caracterizaban por poseer diferentes divinidades a quienes le
ofrecían diferentes sacrificios y ofrendas. Las divinidades más
reconocidas de los aztecas son:
Nombre Función

Quetzalcóatl Dios principal

Tezcatlipoca Señor de cielo y de la tierra

Tláloc Dios de la lluvia

Huitzilopochtli Dios de la guerra y el sol

Chicomecoatl Diosa de la vegetación y fertilidad

Cintéotl Dios del maíz y de las bebidas

Xolotl Dios del ocaso

Tlazoltéotl Diosa de la lujuria

Mictlantecuhtli Dios del inframundo y los muertos

Costumbres de la cultura azteca

La cultura azteca se caracteriza por una cultura bastante especial y


rigurosa. Por ejemplo, en el caso de las mujeres eran consideradas
menos que el hombre, debían obedecer, guardar silencio y
dedicarse al hogar.
En el caso de los hombres, eran los encargados de dar honra a sus
dioses sirviendo en sus templos, debía recibir educación militar,
participar en combates y educar a los hijos mayores para
prepararlos.
Su arquitectura debía siempre realzar el arte y la religión azteca.
Por otro lado, se basaban en el respeto, la honra y la
educación para que todo marchara bien.

Economía de la cultura azteca

En cuanto a la economía azteca se basaba principalmente en


la agricultura pues cultivaban ají, frijol y maíz. También, criaban
pescado, el basalto y aves acuáticas, lo que formaba parte del
comercio.
Es interesante saber, que los aztecas utilizaban como método de
pago, moneda y herramienta para el comercio al cacao.
Además, utilizaban el cobro de tributos a los campesinos por el
trabajo de tierras, esclavos y los pueblos sometidos bajo su
dominio.

Representación de la agricultura azteca


Organización social y política de la cultura azteca

Organización social
La cultura Azteca se organizaba en comunidades llamadas
Calpullis, estas se estructuraban socialmente de la siguiente
manera:

Piramide social de la cultura Azteca

1. Encabezado por Huey Tlatoani, quien era el emperador y rey.


2. Casi a su par, estaba su consejero principal el Cihuacóatl.
3. Seguido por el Tlatocan, el consejo supremo donde
participaban las máximas autoridades de la comunidad,
delegados por el rey.
4. En tercer lugar estaban los Pipiltin, que eran los nobles y
sacerdotes.
5. Le seguían los Pochtecas que eran comerciantes y
mercaderes del pueblo.
6. En este nivel se encontraban los Macehualtin que eran los
agricultores y artesanos.
7. Por último, los Tlacotin: Los que eran esclavos debido a algún
delito o por deudas. También se encontraban
los Tlatlacotin, estos conformaban la clase social más baja,
pues pertenecían al grupo de prisioneros, desterrados y
condenados.
Organización política
La organización política de los aztecas se influenciaba por el
poderío de la nobleza. Dentro de esta cultura podemos destacar los
siguientes cargos políticos:

 Emperador o Huey Tlatoani: Era el monarca de la organización


política, decidía sobre la religión, el ejército, el comercio y la
sociedad. Tenía la potestad de designar a todos los
gobernantes e impulsaba las guerras por conquista de
territorios.
 Consejo supremo o Tlatocán: Eran los miembros de la
burocracia azteca, tomaban las decisiones apoyados por el
emperador.
 Jefe de sacerdotes o Cihuacóatl: Era la mano derecha del
emperador, su persona de confianza. Ante la ausencia del
emperador, este cubría sus funciones.
 Tlacochcálcatl: Eran los encargados del ejército.
 Huitzncahuatlailótlac y Tizociahuácarl: Eran jueces del
gobierno, encargados de la justicia.
 Gobernantes: Eran los encargados de gobernar las ciudades.
Pertenecían a la clase alta.
 Fiscales tributarios o Tecuhtli: Se encargaban de llevar
correctamente los asuntos impositivos e impuestos de los
territorios conquistados.
 Calpullec: Era el jefe de los calpulli, una comunidad con
diversos vínculos familiares entre ellos.

Arquitectura de la cultura azteca

La arquitectura azteca es una parte esencial para poder c onocer


bien su cultura, ya que allí se ven reflejados sus valores. Su
arquitectura era monumental, reflejaba poder, tenía un gran lazo
con la religión azteca, no dejaba a un lado el orden y eran
edificaciones simétricas.
Los aztecas innovaron y utilizaban nuevos materiales y estilos. Su
forma de edificar se caracterizaba por utilizar el ingenio y
la adaptación, por lo que contaban con lugares completamente
artísticos, cómodos amplios y con un significado para la cultura
azteca y su religión.
LA MUERTE SEGÚN LOS MAYAS

Los mayas creían en la vida después de la muerte, pues la vida era un


tiempo sin fin.

“Para los mayas la vida y la muerte son complementos indispensables". La


doctora dice Vera Tiesler, investigadora de la Universidad Autónoma de
Yucatán, explica que para los mayas, la muerte no era un destino final,
sino que "tienen la noción del devenir constante, por ello, hay fases de
destrucción y fases de creación”.

Para ellos, cada persona tenía un corazón sagrado formado por una serie
de componentes anímicos que transitaban por los espacios del cosmos,
dice la especialista en cultura maya y antropología esquelética.

El corazón sagrado contiene emociones, entendimiento, estados de


ánimo, valores personales, memoria y voluntad, indica el estudio Las
entidades anímicas en el pensamiento maya , de Roberto Martínez
González, investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Estos componentes anímicos son independientes del cuerpo, no son
cuantificables y se localizan en el cuerpo entero y en el aliento.
"El corazón no es un elemento unitario, sino un flujo anímico capaz de
difundirse por diversas partes del cuerpo".

En la muerte, algunos de estos componentes anímicos se destruyen con el


cuerpo, algunos regresan el día de los fieles difuntos y otros más viajan al
inframundo junto con el cuerpo físico, donde son limpiados de toda
transgresión e historia personal y reinsertados en un elemento o
individuo diferente para el inicio de una nueva vida, según el estudio de
Martínez González, galardonado con el Premio de Investigación 2011 en
Ciencias Sociales, que otorga la Academia Mexicana de Ciencias.
Roberto Romero Sandoval, maestro de estudios mesoamericanos de la
UNAM, explica que para los mayas, “la muerte no significa la
aniquilación”.

“En la cultura maya el hombre se concibe con un naturaleza dual, es decir,


la unión del cuerpo y la identidad anímica, que se separan en el momento
de la muerte para habitar en los sitios del cosmos, entre ellos el
inframundo, llamado Xibalbá, que se traduce como ‘el lugar donde se
desvanecen’”, dice Sandoval.

El descenso al inframundo

La vida cíclica de los mayas existe en un espacio cósmico sostenido por las
ramas, tronco y raíces de una monumental ceiba o árbol sagrado,
considerado por esta cultura el eje del mundo, explica Tiesler.

La ceiba es el puente de comunicación entre tres niveles de existencia:


cielo, tierra e inframundo.

"El cielo es concebido como una pirámide de 13 niveles, la tierra como una
plancha cuadrangular y el inframundo como una pirámide invertida de
nueve cuerpos", describe Roberto Romero Sandoval, investigador del
Centro de Estudios Mayas, del Instituto de Investigaciones Filológicas de
la UNAM.

"El cielo está destinado para los que morían en la guerra y en el sacrificio
y, posiblemente, a las mujeres que morían en el parto. Otro espacio era
una especie de paraíso terrenal, un lugar donde había abundancia de
comida y bebida, y en el centro estaba una ceiba", explica.

El Popol Vuh o libro sagrado de los mayas, describe el descenso al


inframundo como un camino de pruebas a sortear, indica Romero
Sandoval. Para llegar ahí, es necesario bajar por unas escaleras muy
inclinadas, atravesar ríos rápidos, de sangre y de agua, y pasar por unos
jícaros espinosos.

Atravesar el agua representa la destrucción, retorno a un estado original y


renacimiento. Bajar al inframundo significa adquirir conocimiento,
porque el inframundo un lugar fértil y acuático. Lo sacerdotes y
chamanes llegaban al inframundo a través de los ríos, los ojos de agua, los
cenotes , cuevas rocosas, cavernas y volcanes, precisa Romero Sandoval.
"En el último nivel del inframundo el cuerpo se desvanece y se convierte
en esqueleto. Uno se vuelve como el señor del Xibalbá, como el Dios de la
Muerte. El Dios de la Muerte tiene rasgos vitales, si bien es un esqueleto,
tiene ojos, por lo que puede ver, conoce el mundo que habita". Contrario a
los cristianos, para los mayas, lo sagrado está en interior de la tierra,
donde surge la vida, y no en el cielo.

Los dioses que traen las enfermedades y muerte

Los mayas creían que el día de su muerte estaba determinado por los
dioses del Xibalbá ( inframundo ). El Popol Vuh explica que incluso eran
estas divinidades quienes enviaban las enfermedades que matan a los
hombres, dice el investigador de la UNAM, Roberto Romero Sandoval.
Sandoval y la doctora Ana Cecilia Rodríguez Romo, experta en historia de
la medicina, identificaron algunas condiciones médicas con las
descripciones de las enfermedades que provocaban los dioses: “Ahalpuh y
Ahalganá hinchaban a los hombres —seguramente era cuando enviaban la
enfermedad de hidropesía—; les hacían brotar pus de las piernas —
várices—, o les teñían de amarillo las caras —hepatitis—.

Chamiabac y Chamiaholom hacían adelgazar a los hombres, es decir,


padecer anemia. Ahalmez y Ahaltocob provocaban los accidentes cuando
los hombres regresaban a sus casas, y Xic y Patán causaban una muerte
repentina, oprimiéndoles el pecho a los hombres hasta que vomitaban
sangre —infarto al miocardio—.

El entierro

Los entierros para los mayas significaba honrar a la tierra y llevar al


difunto al inframundo, para que regresará con los dioses que le dieron
vida, dice Héctor Camilo Sánchez Beltrán doctor en psicología y
especialista en antropología de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
"En el entierro era el proceso donde la persona deja la vida material y
regresa a la identidad anímica. A la gente común se le enterraba
normalmente en el suelo de sus casas, mientras que a los jerarcas se les
hacían tumbas especiales", comenta el experto de la UdeG.

Las pompas fúnebres de los jerarcas eran públicas y duraban dos o tres
días. "A sus cuerpos solían sepultarlos amortajados y cubrirlos con
pigmento rojo antes de ponerlos en sus tumbas. Ahí se les agregaba una
abundante cantidad de objetos suntuarios, incluyendo cuerpos de
personas sacrificadas".
El sacrificio humano era concebido como la máxima expresión religiosa,
que permitía la intervención de los dioses y garantizar el bienestar
colectivo, mientras que las ofrendas le facilitaban su tránsito al más allá y
ostentaban el poder del jerarca", comenta Vera Tiesler.

Para los mayas, los huesos simbolizan firmeza, fuerza y origen, dice
Romero Sandoval, por ello, los antiguos mayas realizaron diversos
rituales en torno a la muerte". Uno de estos rituales, que todavía se
realizar en algunas poblaciones, como Pomuch, en Campeche, es exhumar
el cadáver, limpiar los huesos de sus antepasados y colocarles polvo de
cinabrio. El cinabrio es un mineral hallado en la tierra que los mayas
utilizan como colorante rojo. Este color representa el renacimiento, ya que
se le relaciona con el Este, el lugar por donde nace el sol. Este ritual
representa "la vida en el más allá, o sea, la inmortalidad”, señala el
experto.

LA MUERTE SEGÚN LOS INCAS

La muerte para los incas era sencillamente el pasaje de esta a la otra vida.
Por eso nadie se atormentaba frente a ella, porque estaban seguros de que
sus descendientes y su ayllu cuidarían de su cadáver momificado, o
simplemente disecado, llevándole comidas, bebidas y ropajes durante todos
los años del futuro. En dicho aspecto lo único que le acongojaba era que
pudieran ser quemados o pulverizados, porque eso si significaba su
desaparición total.

No tenían la menor idea del paraíso celestial, tampoco del infierno ni mucho
menos del purgatorio o la existencia de diablos al estilo de las religiones del
viejo mundo. Tampoco pensaban en la resurrección de los muertos. Sin
embargo creían en otras cosas: que el camaquem o fuerza vital muere o
desaparece cuando al cuerpo vivo o al cadáver se lo quemaba o desintegraba.
La etnia Huaro, al sur del Cusco, concebía la reencarnación o transmigración
del camaquen de un sujeto que acababa de morir a otro que recién nacía.
En el sur, una vez fallecido, al cuerpo yerto se le bañaba para purificarlo;
luego se le sobaba con sebo y maíz blanco molido, mullu y otros ingredientes.
Acto seguido, se le vestía. Los parientes lloraban y después lo llevaban al
Machay (cueva) para colocarlo junto a otros difuntos del ayllu. El camaquem
no se retiraba del lado de los restos mortales sino cinco días más tarde de
finado; fecha en la que los parientes iban al río o arroyo más próximo a lavar
los atuendos y otras prendas dejadas por el muerto, una vez limpios, se los
guardaba para seguir vistiendo a la momia. Estaban convencidos que
ulteriormente de exhalar el último suspiro, esa fuerza vital de su propio ser
seguía con vida, y creían igualmente que en el cadáver seguían latentes
muchos atributos del ser vivo: sed, hambre, calor, frío, etc. De ahí porque
para el jatunruna era importante la conservación del cadáver, lo que
resultaba fácil en costa y Andes dada las condiciones ecológicas, que
coadyuvaban a su disecación y momificación.
Consecuentemente, para que no padecieran de hambre ni sed colocaban
adyacentes al muerto vasijas de alimentos y bebidas, cosas que se le
continuaba llevando cada cierto tiempo, en fechas conocidas. Tal hecho
explica la necesidad de dejar hijos y descendientes para asegurar el
abastecimiento permanente al fallecido.
Tanta era la obsesión o temor que con el tiempo el cuerpo del muerto
quedara abandonado por alguna razón, se colocaba a todos los cadáveres en
una sola tumba llamada machay, para que ese lugar recibieran el culto y
cuidados por la comunidad (ayllu), quienes, por respeto y tradición, les
llevaban coca y les mudaban de vestimenta. Era un desvelo el que sus
cadáveres no desaparecieran, porque su conservación significaba seguir
viviendo. Fue, pues, la idea de la supervivencia después de la muerte lo que
condujo a la preservación de los yertos despojos. Entre los jatunrunas, el
muerto era envuelto en telas, dejándole el rostro libre; pero entre los
sapaincas se les colocaba una máscara de oro delgado, que de seguro
reproduciría los rasgos fisonómicos del difunto.

Con respecto a la momificación de inca, el resguardo de su momia en sus


aposentos solariegos, rodeada de esposas y yanas vivos, afianzando su
continuidad. Para el runa andino no había nada más angustioso que la
desaparición de los cuerpos de sus antepasados, o pensar de que el suyo
propio iba a correr ese triste destino. Tal vez por esa razón, Atawallpa soportó
que lo bautizaran y prefirió morir por la del garrote en vez de ser llevado a
la hoguera y así evitar que su cuerpo desaparezca.

Así como los cadáveres recibían cuidados especiales, se los disponía de tal
forma para que se secaran y pudieran conservarse centenares de años. En
los Andes, los pobladores de habla quechua por lo común no acostumbraban
a enterrarlos en el subsuelo. Eran arropados y colocados en posición fetal,
(codos entre las rodillas y las manos sujetando el mentón). Estas momias
eran llevadas a cuevas naturales o aftificiales llamadas machais, ubicadas en
cañones y laderas de los cerros. Rodeándolos con objetos familiares: vajillas,
herramientas, comidas, bebidas. Quedaban pues, prácticamente al aire libre,
a la vista de todos. Hasta allí acudían sus parientes colaterales y directos,
llevándoles mates de alimentos, derramando chicha y poniendo hojas de coca
en las bocas de las momias. También a sacrificarles cuyes y llamas. En la
costa, en camio, las momias eran sepultadas bajo tierra y arena en posición
de cúbito dorsal o fetal; pero dispuestos en tal forma que la cámara funeraria,
holgada, no aplastara al muerto, para evitar que padeciera con el peso de
tanto material encima. Se acondicionaba un tubo de caña para conectar la
boca del cadáver con la superficie exterior para verterle chicha ritual en las
fechas que tenían acostumbradas.

Los pueblos aymaras conservaban a sus muertos ilustres sobre el suelo,


alrededor de los cuales construían unos mausoleos de piedra y/o tierra dura
que recibían la denominación de chullpas y pucullos. En a cultura
Chachapoyas, a los nobles se les enterraba con pintorescas urnas funerarias
hechas de arcilla, pero con apariencia de cuerpos humanos, incluyendo una
cabeza. Urnas a las cuales colocaban en altas cuevas u oquedades, cuyas
vías de acceso las destruían totalmente, para eludir su profanación. Enterrar
a un noble bajo el suelo entre los chachas era signo de desprecio.
El muerto de la costa era enterrado conservando los mismos gestos con que
había fallecido. Por lo demás las tumbas constituían lugares sagrados; y las
momias de los antepasados seres sacralizados, acudiendo a ellas para
solicitarles buenas cosechas y aguas, o la detención de éstas cuando se
excedían.
Como se advierte, existían dos categorías principales de culto: el divino y
funerario. Con respecto a lo funerario, las momias debían ser cuidadas y
conservarlas, visitarlos por lo menos una vez al año para cambiarles de
vestimenta y sacarlos para llevarlos cargados, las espaldas o sobre una
parihuela, procesionalmente rumbo a la comunidad para danzar con el
cadáver. Pensaban que con aquel rito contribuía a dar bienestar y eternidad
al ayllu. Un oficiante exprofesamente encargado hacía recordar las fechas y
el compromiso intangible de llevarles alimetos y bebida: un deber ineludible
de los hijos y de los descendientes. La preservación y culto de las momias
de los runas o gente común no demandaba tanto servicio y gasto como la
de los sapaincas y grandes curacas.
El esmero y precaución que ponían en los cadáveres es prueba en que
creían en la vida sobrenatural. Se imaginaban que los muertos seguían
sintiendo casi todos los problemas y necesidades que los seres vivos.
Además daban por hecho de que sus espíritus o camascas, por ser tan
numerosas las defunciones a lo largo de la vida y trayectoria de los ayllus y
etnias, ya no tenían como caber en el mundo de los muertos, por falta de
tierras y de viviendas para todos. Suponían también que los camascas se
agrupaban en ayllus, al igual que los jatunrunas vivos.

En los Andes, el espacio o recinto de los camascas estaba aquí mismo, en


la caypacha; unos paraban en campos floridos y otros en cumbres nevadas,
a los cuales, para llegar a los citados camascas tenían que caminar por
trochas y puentes llenos de dificultades y obstáculos; dicha vía, además,
era oscura, pudiendo vencerla solo gracias a un perro-guía, de preferencia
negro, animalito que tenía la facultad de ver a los camascas en la noche.
Como resultado de tal creencia mataban un perro durante los funerales.
Los que tenían ganado sacrificaban una llama, para que el "alma" del citado
auquénido ayudara a transportar la carga del muerto.
En la costa, estaban persuadidos que las almas iban a descansar en las
islas ubicadas frente a sus playas, en la mamacocha o mar.

En el Chinchaysuyu estaban seguros de que las almas se alejaban de los


cadáveres a los cinco días del fallecimiento. Y después, una vez por año, en
el mes que conmemoraban a sus difuntos (noviembre), visitaban las casas
de sus parientes vivos tomando la forma de moscones que, durante el
vuelo, emitían un suave y característico zumbido. EL hecho explica por qué
no mataban a dichos animalitos.
Si el culto de los ancestros determinó la conservación del cadáver,
lógicamente que su preservación generó la técnica de la momificación. A
veces extraían las visceras y el cerebro. Lo restante les resultaba fácil
merced a las condiciones ecológicas de los Andes y la Costa, en la primera
por el gélido frío de las mesetas, y en la segunda por la sequedad de los
arenales salitrosos. Las vísceras acostumbraban a enterrarlas en los sitios
donde habían nacido, de preferencia en el punto donde sus madres los
arrojaron al mundo el día del parto.

Creían también en el Sapainca muerto, podía sobrevivir en una estatua, a


la que se le reputaba su segundo cuerpo. La mencionada efigie recibía el
nombre de guaoqui o huaoqui, a la que se adicionaba el nombre del
soberano a quien simbolizaba y encarnaba, para ellos la estatua tenía vida.
El culto que practicaba cada panaca en torno a ellas, garantizaba su
supervivencia.
LA MUERTE SEGÚN LOS AZTECAS
La antigua civilización azteca tenía una perspectiva sobre la vida y
la muerte que es notablemente diferente de la perspectiva de
muchas culturas modernas. Esto fue en gran parte moldeado por
la religión de los aztecas, la cual impregnaba casi todos los
aspectos de la antigua vida azteca.
Pero por lo que los aztecas pueden haber sido notables es su religión, y
específicamente el sacrificio humano masivo que ésta demandaba. El
sacrificio humano realizado con fines religiosos no es exclusivo de la
antigua civilización azteca, pero la escala del sacrificio humano que
realizan los aztecas lo es; los historiadores estiman que los aztecas
sacrificaban miles de personas cada año. La gente del imperio azteca
era usada para el sacrificio humano, pero los aztecas también
combatieron con extraños con el propósito expreso de capturar más
candidatos para el sacrificio humano.
Sacrificios humanos en la Cultura Azteca
Probablemente el aspecto bárbaro de los rituales aztecas del que más
se ha escrito es el sacrificio humano. Conocemos estas prácticas porque
fueron documentadas a través del arte prehispánico, las excavaciones
arqueológicas y los relatos de la época colonial. Los aztecas ofrecían
sacrificios humanos porque creían que era la manera de atraer un
“equilibrio cósmico”, o para asegurar que el sol continuara subiendo y
la lluvia continuara alimentando la tierra. Según la mitología azteca,
los dioses se sacrificaban unos a otros para mantener el sol en
movimiento. Cuando la lluvia alimentaba sus cosechas, los aztecas
creían que tenían que retribuir a los dioses de la lluvia sacrificando
niños. Así, la muerte a través de los sacrificios humanos era una forma
en la que los aztecas creían que prolongaban la vida, equilibrando y
alimentando al universo.
Cuchillo de sacrificio azteca

Los aztecas creían que la vida humana era parte de un movimiento


cósmico de energía. En el lenguaje náhuatl, la palabra para el sacrificio
era uemmana. Uemmana combina mana, que significa pasar,
y ventli que significa ofrecer. Los sacrificios fueron la forma en que los
aztecas devolvían energía vital a su fuente, lo cual era necesario para
mantener el ciclo de energía. La sangre era el agua de la vida, y era la
ofrenda preferida para el dios. La forma pública más común era rasgar
el corazón de la víctima desde su pecho con una piedra de sacrificio. La
piedra se llamaba quauhxicalli, piedra de águila, y las víctimas eran
colocadas como un águila extendida encima de ella. La piedra estaba
moldeada de tal forma que obligaba al cuerpo de la víctima a
retroceder y forzar el pecho hacia arriba, hacia el tecpatl, cuchillo de
sacrificio. El ritual requería seis sacerdotes. Cuatro de ellos sostenían a
la víctima hacia abajo, el quinto agarraba la garganta, y el sexto cortaba
y agarraba el corazón. Él sostenía el corazón al sol antes de arrojarlo en
la imagen del dios. El cuerpo era arrojado por los escalones y
generalmente sacrificaban múltiples víctimas por lo que había una
enorme pila de cadáveres.
Otro tipo de sacrificio era el auto-sacrificio. Para ello utilizaban vidrio
volcánico, obsidiana o espinas de cactus para cortarse ellos mismos, o
incluso formaban cordón de espinas a través de su pene o lengua. A
veces empapaban con sangre papel de corteza antes de su ofrenda.

Xiuhtechuhtli, el dios del fuego


También había un quemado para honrar a Xiuhtecuhtlial, dios del
fuego. Ellos celebraban Xipe Totec, Nuestro Señor Flagelado, dios de la
vegetación y las nuevas plantas. La víctima recibía un disparo con
flechas, lo que permitía que se derrumbara en el suelo mientras la
sangre se le escapaba del cuerpo. Una vez que el cuerpo finalmente
había parado de sangrar, era flagelado y la piel era usada por un
hombre joven en un ritual que se asemeja a un brote fresco de una
planta emergiendo de la cáscara de una planta vieja.
Las víctimas eran generalmente prisioneros de guerra. Ellos iban a su
muerte como mensajeros a los dioses aztecas. En algunas
circunstancias eran vistos como representaciones terrenales de los
dioses, llamadas ixiptla, lo que significa semejanza de los dioses. Los
dioses eran visibles para la muchedumbre de espectadores, mientras se
convertían en una con las víctimas.
También honraban a Chalchiuhtlicue, la diosa de los ríos. Una mujer
joven, vista como ixiptla, era sacrificada durante la celebración de Huey
Tozoztli en el lago Texcoco. Su sangre era recogida y vertida en agua.
Muerte por causas naturales
Ciclos de vida y Muerte azteca

De acuerdo con el “Códice Florentino” creado por el sacerdote y autor


del siglo XVI Bernardino De Sahagún, el tratamiento de un cadáver y el
camino del alma dependían de la posición social de la persona y de la
forma en que moría. Por ejemplo, si una persona moría de vejez, iba al
concepto azteca de Hades, conocido como Mictlan. Este era un
submundo oscuro gobernado por Mictlanecuhtli, el dios esquelético de
la muerte que se describe como parecido a Charon, el barquero de
Hades en el mito griego. Para preparar el cadáver viejo para su viaje a
Mictlan, la gente lo envolvía en papel y lo aseguraba envolviéndolo en
un paño de tela bien apretado. Ellos cremaban el cuerpo junto con un
perro, para que la persona tuviera un guía y un compañero en el
submundo.
Algunos relatos dicen que las almas de los muertos encontraban la paz
de extinción después de sus pruebas iniciales a través de Mictlan. Pero
otros relatos sugieren que sufrían eternamente y encontraban alivio
sólo un día al año, el Día de los Muertos, el cual todavía se celebra hoy
como el día en que las almas vuelven y se mezclan con los vivos.
Hay una versión de Mictlan descrita en un códice del viaje
de Quetzalcóatl a inicios de la era. Quetzalcóatl bajó a Mictlán pasando
primero a través del cuerpo de Coatlicue, diosa de la tierra. Luego viajó
al este de Mictlán y se cremó a sí mismo en una pira y su cuerpo fue
rehecho en forma de una bandada de pájaros. En esa forma viajó al sur,
y se dice que murió por decapitación o desmembramiento. Luego pasó
sin ningún daño a través del cuerpo de la diosa Tlazolteotl. Encontró
dos templos en el oeste, uno que contenía las almas de las mujeres que
murieron durante el parto y el otro que contenía otras almas guerreras.
Luego pasó a través de Tlatelcuhtli, el monstruo de la tierra y se dividió
en Quetzalcoatl Rojo y Quetzalcoatl Negro. Finalmente llegó al norte y
sacrificó su Quetzalcoatl Rojo y se lanzó a sí mismo, Quetzalcoatl Negro,
sobre una pira de sacrificio. Su espíritu se elevó desde Mictlan hasta los
cielos y allí fue conocido como Venus, la Estrella de la Mañana.
Héroes de la muerte
Los guerreros caídos en la batalla y los que voluntariamente se
entregaban como sacrificios humanos eran considerados como héroes
e iban a Tlaloc, un “paraíso” después de la muerte que resplandecía con
eternos manantiales y oro. Los aztecas tenían más de un paraíso de
vida después de la muerte, y Tlaloc era el cuarto cielo, nombrado
después del dios de la lluvia que lleva el mismo nombre y cuyo deber
celestial era guardar las cosechas resplandecientes con vida del
alimento de la lluvia. En lugar de ser cremado, el héroe era enterrado
en el suelo con objetos que representan imágenes de los dioses de
montaña asociados con Tlaloc. Los aztecas creían que los héroes tenían
“almas similares al fuego” y envolvían sus cuerpos en un paño
decorado con pájaros y mariposas para simbolizar la esencia de su
alma. También se creía que cuando un guerrero moría, su muerte
honraba al dios sol y el alma guerrera que partía encontraría su camino
hacia Tlaloc a través de los rayos del sol.
Monumentos a la muerte
Idea de la muerte azteca

Algunos aztecas eran conmemorados a través de obras de arte. Según


el Dr. Manuel Aguilar-Moreno, profesor de estudios latinoamericanos
de la UCLA, las esculturas aztecas no son simplemente el resultado de
inspiración artística al azar, sino que son “el resultado de una síntesis
monumental de conceptos religiosos y culturales”. Señala que un
aspecto vital de la escultura azteca es la “abstracción de imágenes
enteras que conservan detalles concretos y realistas”. El Dr. Aguilar-
Moreno señala que los sueños, mitos e ilusiones aztecas relacionados
con la vida y la muerte eran descritos y representados en las
esculturas.

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