La Motivación de Las Sentencias: Imperativo Constitucional

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Capitulo I LA MOTIVACION DE LAS SENTENCIAS, IMPERATIVO CONSTITUCIONAL La obligaci6n de motivar las sentencias es un precepto recogido en muchas Constituciones, bien expresamente o bien implicito en la nocién de “debido proceso”. En la Constituci6n Espafiola (CE), la que me servird de referencia, aparece en su articulo 120.3 (“Las sentencias seraén siempre motivadas..,”); obligatoriedad extensible -segiin pacifica interpretacién—a los autos judiciales. Durante cierto tiempo algunos pensaron que el citado precepto pertenecia a la clase de las denominadas normas reforzadas (normas que por materia corresponderfan a la regulacién legal ordinaria, pero que la Constitucién, al aco- gerlas en su seno, les confiere el vigor propio de las normas constitucionales aun sin modificar su sustancia normativa). Ee: preciso desterrar esa idea; primero porque Ja norma constitu- cional del articulo 120.3 esté provista en sf misma de alguna eficacia innovadora; y, segundo, porque €sa norma sirve de Juan IGanrun SALAvERRIA nto impreseindible para dar vida a otros preceptor instru constitucionales. Veamoslo con algtin minimo detalle’ 1, Principales innovaciones La simple inscripei6n de la motivaci6n obligatoria de las sentencias en el recinto constitucional comporta -ya de por si- consecuencias de calado nada despreciable. A. Una obligatoriedad universalizada En efecto, del articulo 120.3 CE desciende la generalidad del deber de motivar; nunca puede faltar la “ratio decidendi” de lo decidido en una sentencia; también en aquel sector del ordenamiento donde la ley guarde silencio al respeto o, in- cluso, sila ley excluyera explicitamente la motivaci6n (como alguna vez ha sucedido en determinados cédigos penales militares). A ello se afiade, como corolario, la indisponibilidad del deber de motivar. Queda vetado al legislador ordinario dejar la motivacién de Jas sentencias a merced de la voluntad de Jas partes. B. Los destinatarios de la motivacién La obligacién de motivar las sentencias arranca con las ificaciones del XVIII y se generaliza con las codificacio~ LA MOTIVACION DE LAS SENTENCIAS, IMPERATIVE ConsTiTUCIONAL nes procesales del XIX. Las fines nes pro y que con ello se persiy incardinan dentro de una concepci6n endoprocesal dela wx, Svacion (convencera las Partes sobre la justicia de la decis thee ensefiarles el alcance de la sentencia y facilitarles los vecurson, y en lo que respecta a los tri (es cves niece eee eer ea casocldery le enotey acon le na Gente evecare te control més cémodo). aa: La obligatoriedad de motivar, «: controlabilidad; pero no se trata sélo de un control institucional (apelacién y casaci6n) sino de un control generalizado y difuso. Ni las partes, ni sus abogados, ni los jueces que examinan los recursos agotan el universo de los destinatarios dela motivacién; ésta va dirigida también al piblico. Cuando la soberanfa corres- ponde enteramente al pueblo, Ia actuacién de la *iurisdictio” se convierte en expresién de un poder que el pucblo soberano ha delegado en jueces y tribunales. En un régimen democritico, la obligacién de motivar es un medio mediante el cual los sujetos u 6rganos investidos de poder jurisdiccional rinden cuenta de sus decisiones a la fuente de la que deriva su investidura. Entramos asf en un concepto extraprocesal de la motivacién. De ahf deriva, como consecuencia obvia, Ja publicidad dela motivacién. Pero, también, la de la inteligibilidad: dela misma, no abusando dela jerga judicial en asuntos que son tratables ade- cuadamente sin salirse del lenguaje comtin. A ello debe afiadirse, igaalmente, la nota dela ‘autosuficiencia de la motivacién (en a sentido que ésta se baste por sf misma) ya que los ciudadanos ada saben de la controversia més allé de cuanto s° dice en Is itencia; para ellos la motivaci6n no es una de Tas fuentes de expretacién y valoraciéa de la decisién judicial, sino la tinica stesde conocimiento y control sobre [a decisién. ee : a= JUAN IGARTUR SALAVERRIA 2. La motivacién como 'exigencia de otros ‘eceptos consti- tucionales a : Aunque el articulo 120.3 CE se baste por sf solo para im- poner Ia obligacién de motivar las sentencias, su insercién en una constelacién de preceptos constitucionales le dota de una complementaria racionalidad instrumental. A. La jurisdiccién como aplicacién de la ley Esté, en primer término, la idea misma de “administracién de justicia” caracterizada por su sometimiento al “imperio de la ley” (articulo 117.1 CE); lo que suele traducirse por la ecuaci6n de que la jurisdiccién consiste fandamentalmente en la aplicacién de la ley. Asf las cosas, la motivacién no es ~como sucle decirse—un instrumento de control sobre la aplicacién del derecho, sino elemento constitutive (nada menos) de la aplicacién del derecho, ¢Por qué? Normalmente, no se estila decir que el legislador “aplica” la Constituci6n; es suficiente con que la ley sea compatible con lo dispuesto por la Constitucién; y si se produce una contradicci6n entre ambas la ley ser4 declarada inconstitucional. Es decir, cuando se trata de comportamientos (0 decisiones 0 resultados) s6lo.cabe mirar si se ha contravenido ono una norma. Sin embargo, cuando se habla de “aplicar una norma” nos estamos refiriendo a un razonamiento. “Aplicar una norma” significa aducir una norma como fundamento de un comportamiento (0 decisi6n o resultado) (p. ej. un creyente que se abstiene de matar porque en el dec4logo se dice “no ma- _ tars”, ést4 aplicando el quinto mandamiento de la ley mosaica; no asi elateo que no infringe ese mandamiento peroio hace por otras razones). Por tanto, la motivacién de una decisién judicial sna parte esencial de la sentencia, As{se entiende por qué la - 16 La Motivaci ‘Ty 'VACION DE LAS SENTENCIAS, iMPenarivo covstirUcioNAL . | Constitucién francesa del 5 fructidor afio ITI fi articulo 208, que “les jugements sont motives ey on les termes de la loi appliquée", Ya sé la ingeniidad one ne, en nuestro tiempo, concebir la motivacion sn aoe enunciacion de una disposicién legal, pero esa e otra heen. Y el razonamiento aplicatorio quedaria cojo si no se verinny acemaés, el supuesto de hecho cuya existencia la norms mia estipula como condicién de su aplicabilidad (ése es lugar ane corresponde a los hechos probados). en B. La interdiccién de la arbitrariedad Para decirlo en dos palabras: los jueces gozan de mérgenes para su discrecionalidad, directamente previstos por la ley (p. ej. cuando el legislador delega en el juez le cuantificaci6n concreta de la pena entre un maximo y un minimo) 0 indirec- tamente consentidos por ella (p. ¢), por las inevitables holguras interpretativas que presenta el lenguaje legislative). Ha habido una propensi6n a concebir la discrecionalidad como una facul- tad privativa y personal, pero ya en una sentencia del Tribunal Constitucional (STC 25 de febrero de 1987) se precis6 que la discrecionalidad (consistente en “el uso motivado de las facul- tades de arbitrio”) no habfa de confundirse con la arbitrariedad (caracterizada por “Ia no motivacién del uso de las facultades discrecionales”). La exigencia de motivar camina en paraleloa Ja magnitud de la potestad discrecional; a mayor discreciona- lidad mds motivaci6n, puesto que la necesidad de motivar es proporcional a las posibilidades de elegir (y de decidir). Sino hay mfrgenes de decisién, la motivacién est4 de més. Todo ello encuentra su aval constitucional més evidente en “Ja interdiccién de Jetra del articulo 9.3 CE queconsagra la interdiccién aoa delos poderes publicos”; entre los que se incluye, por derecho propio, el “poder judicial” (Titulo VI CE). 7 ©. Lapresuncién de inocencia Existe también un lazo que anuda la “presuncién de ino- cencia” (articulo 24.2 CE) con la motivacién de las sentencias aunque la doctrina descuide este tema o se contente con subra- yar genéricamente la exigencia dela motivacién factica pero sin desentrasiar los requisitos que ha de satisfacer la motivaci6n en . materia de hechos para enervar la presuncién de inocencia. La presunci6n, en cuanto “regla de juicio”, sirve fundamen- talmente (ademss de para asignar el onus proband)) para fijar el quancim de la prueba (la culpabilidad ha de quedar probada més alld de toda duda razonable), Y, desde un prisma garantista, Ia presencia o ausencia de “duda razonable” trasciende la esfera dela convicci6n individual del juez para convertirse en asunto univer- salizable. Y Ja tinica manera de: apreciar la universalizabilidad dela proclama “tengo duda “ o “no tengo duda” empieza por exponer Jas razones que sustentan la duda o la ausencia de duda. D. La tutela judicial efectiva Enel articulo 24. 3. En qué consiste la “motivacién”? De poco sirve ah . obligacién da de (pene constitucional dewna itoa:idon male o mvtcce fraciec ee $) si hsego no disponemos de de exe cbligaciin. Y puuisamene ca Gare re abandona el ariculo 120.3 CE. Tampoco lay novmnasordinaras de procedimiento proporcionan indicates ago mie soe generous en lo que respecta a la motivacién ¢ eee ee ha Ley dal eae eee asc nae come a Ley de Enjuiciamiento Civil). a carencia apuntada ser bueno consultar a, dl conepe de “motivacién” usual en la cultura juridica. om go, el término “motivacién” no tiene, en el uso de los ee acepeién nica’. En opinién de unos, la motivacién consiste en Ja exteriorizacién del iter mental mediante el cual el juez llega a formular la decisién (concepcién psicologista). Segtin otros, la motivaci6n no tiene por qué describir cémo se ha ido formando la decisién, sino ha de justificarla mediante atgumentos jurfdica y racionalmente validos (concepcién légi- ca); si bien esto no prejuzga acerca de si hay o no nexos entre los “motives” que intucen a decidir y las “razones” que sirven para justificar lo decidido‘. éCudi de las dos concepciones se = Giz, Tanorro, M, “Motivazione delle sentenza ~dir. proc. civ.", Enciclo- > pedia Giuridica, Roma, 1990; p. 1 ss- ; Si quisigramos establecer si correspondencia entre los méviles © -aazones que han impulsado a un jueva tomar una decision y las razones pidtivatorias que se expresan POF escrito en la sentencia, seguramente idrfa.este balance: que le motivacién es algo més(porque puede empleat “razqnes no utilizadas ‘durante la decisi6n), algo menos (porque no contie- ‘ae todos los elementos que han inflaido en la decisi6n) y, de cualquier .do, algo diferente (porque so funcién fundamental ss justificativa y (Tarurro, M., Il vertice ambiguo. Saggi sulla cessazione le, Bolonia, 1991; p.139)- 19 oma ee — JUAN IGARTUA SALAVERRIA amolda mejor a las funciones que Ja Constitucién atribuye a Ja motivacién? A. Objeciones contra la “motivacién” como mera “exteriori- zaci6n”. De entrada, se trata de un concepto falto de operatividad. En efecto, cuando una norma prescribe alguna conducta, el cumplimiento o incumplimiento de la misma ha de ser verifi- cable. Ahora bien, ante preceptos que imponen la obligacién de motivar ciertas decisiones, nadie esté en condiciones de observar siel decisor ha plasmado ono sobre el papel el recorrido mental que realmente le ha conducido a la decisién; por tanto, habra de ser algin otro elemento el que deter'mine si el juez de turno ha acatado 0 no el precepto de motivar su resolucién. De otro lado, ese concepto reduce la motivacién a mera formalidad. Si la motivacién hubiera de describir ¢l camino intelectual que desemboca en Ja decision, éconsiderarfamos cum- plida Ja obligacién de motivar con una fidelisima descripcién de tun razonamiento desastroso? Sélo si conferimos ala motivacién obligatoria un carécter meramente formal, se podria aceptar que Ja autoridad normativa (el constituyente, el legislador, etcétera) no ordena razonar bien, basta con que los jueces expongan las razones reales que les han movido a tomar una decisién (aunque fueren ilégicas), cosa que nadie aceptaria. Por iiltimo, ese planteamiento peca de irrealidad ala vista de lo que ocurre:con la motivacién de las decisiones de los érganos judi- ciales colegiados. La decision de un érgano colegiado est4 precedida por una deliberaci6n, en la que cada uno va exponienda (silo desea) \ sus prosy sus contras acerca de cudl sea la resoluci6n conveniente para el caso concreto (o guarda silencio y se limita a votar). La mo- tivacién dé la sentencia corre de la cuenta de un ponente, de modo “ 20 cvoconamonin > N LA MOTIVACION DE LAs sewTENcIAS, 1m quela escriturade lamotivaci raci6n es un acto indi 5 dese iuencs emanate Saipan Peete ehneer artcote a ietrennr Gee ee iadel Uorasionretio noneseracl a neonendar ae ialiseuiucrortie iaifenience neisene oan eee a das por otros magistrados o las dispony S ADNMeee ee a ; AZOnxes ia cosecha en orde a docar de mayor persuasividad a ase an, oes ere la motivaci6n que altera w omite argumentos antici eaeeea ddibaucienne Sie dsal ae plemented tees e falso; correspondera al colegi« dain Sai ae esa depésito en vista a una adecuada justifieacién del decisum, que pote ser eventualmente distinta de la formulada en el aa a discusién si la mayoria decide sustieuir los motives formulados precedentemente””. Y asf, Ja colegialidad de la motivacion se ex ae la “aprobaci6n y ‘apropiacién’™" del texto redactado por ponente, independientemente de si constiruye 0 no wna especie deacta dela deliberaciény,con mayor razén,independientemente de si refleja 0 no todos los individualizados itinerarios mentales (expresadoso silenciados durante la deliberacién) de los miembros ‘De modo que quicn firma una sentencia (salvo que se del colegio. Gesmarque de ella con.un voto particular) hace suya la rotvacion confeccionada por el: ponente. B. Ventajas de la “motivacién” como “justificacién” Fen la motivaci6n lo que de verdad importa es lo expres sado, independientemente de su correspondencia con lo 7 Anonio, E., “Motivazione della sencenzs penale”, Enciclopedia del diriecon Milan, 1977; p. 201. tee ; 8 ANDEAN, AotLa motivazione della sentenza amministrativa’.en V VAR ‘La sentenza in Europa. ‘Metodo tecnica e stile, Padua, OBR: p. 449. 21 Por decision indebidamenge ma Svada, con toda la frescura del funda dane que “en casos como. fiesto que la expl : “onsta eso a tan penetrantes magistrados? Por tanto, el enfos 4 UE que propugno se engalana con con- seenencias te6rico-pr: Acticas muy relevantes, 8) Destacarfa, para iniciar, el ‘cardcter auto-referencial de Ja motivacign escrita. Hacer de ella un mero duplicado de lo gut ha pasado por la cabeza del juzgador la dejasin luz propia Asi que, une vez entendida la “motivacion” como “diecncco iustificatorio", s6lo cuentan las razones valarables en si misenae ¥ Ro por remisién a una instancia jena (la fidelidad al procesn mental decisional). b) Esosupone, ensegundo lugar, un optimismo racionalists frente al des: encanto que destila el escepticisma, Sélo en un context de abierta desconfianza hacia el razonamiento judicial, ‘apaz de fundamentar con la misma solvencia (ninguna, ala ‘postre) tanto una decisién como su cont traria, s¢ hace urgente e indispensable la “sinceridad” dei decisar (que siquiers este sea honesto y revele los méviles que le han inducido a determinarse por tal decisi6n) para compensar de algiin modo la irreductible fragilidad del razonamiento judicial. Aqui, en cambio, se defien- dela tesis de que no todas las razonestienenel mismo peso, sino que unas son preferibles a otras en virtud de un cierto numero de criterios “objctivos” o al menos “{ntersubjetivos”. ¢) En tercer lugar, si no todas las razones poseen Ja mis- ma dignidad, ello rosea el problema de la responsabilidad " judicial. La responsabilidad interviene en aquel espacio en cl = que no todas las opciones valen por igual. Y sdlo un clima de 23 # s ' as {JUAN IGARTUA'SAUAVERRIA confianza en una taz6n apta para discriminar las razones co- rectas de las incorrectas (0 menos correctas) hace inteligible la responsabilidad judicial como la capacidad y la obligatoriedad de responder con las razones adecuadas. 4) De ahf se sigue, en cuarto término, que cuando el juez responde con razones no sélo justifiea su decisién sino esta jus- tificdindose; primero ante los usufructuarios inmediatos de su decisién y, luego, ante la ciudadanfa en general (depositaria de Ja soberanfa). ©) Y, por ultimo, el correlato de ese, débito judicial no puede ser otro que el control (a cargo de los tribunales que atienden los recursos de las partes, asi como a cargo del pueblo en general). Sélo es controlable lo piiblico o lo publicado (y ah{ no se ineluye la correspondencia entre los partafos de la sentencia y la intimidad del juzgador). 4. Requisitos basicos de la “motivacién” como “justificacién” Lo plausible seria comenzar buscando algtin respaldo normativo en las normas (constitucionales 0 procesales) con- cernientes a la materia para fijar los requisitos basicos que ha de satisfacer una “justificacién” digna de ese nombre. Pero las susodichas normas no contienen indicaciones que nos presten auxilio; por tanto, no queda otro remedio que empeharse en una operacién largamente reconstructiva. A este respecto, la piedra angular reside en la distincién (muy al uso en Ja actualidad) entre justificacién interna y Justificacién externa"', La justificacién “interna” de un juicio ., on ae 11. Distincién elaborada por el autor polaco Wron muchas de sus obras; por ejemplo en Consticuc ‘ntetpretaeitin juridica, Madrid, 1985; p, 5. 2% i, J. y recurrente en én y teorie general de la LA MOTIVACION DE LAS SENTENCIAS, IMPERATIVO CoNSTrTUCION: ie exige que éste haya sido correctamente inferido de las prem que to susventan: Unicarence importa, por mneo. la carreueiany de le inferencia sin plantear ningdin interroyante sobre oi las premisas sun o no cortectas, in cambio, In justifiencion “ex: toena down julclo corslarirte/ers \uusiRens lav premises auele fundamencan. 5 que lo 2 motivacion como justificacién “interna” Lo primero que ha de exigirse a lz motivacisn es que pro- porcione un armaz6n argumentacivo racional a la resolicin judicial. En la sentencia, la decision final (0 fallo) va precedida de algunas decisiones sectoriales. és decir, la clecisién final es la culminacién de una cadena de opciones preparatorias (qué articulo legal aplicar, cudl es e] significado de esc artficulo, qué valor otorgar a esta 0 aquella prueba, qué criterio elegir para cuantificar la consecuencia juridica —p. cj. la pena— dentro del espacio determinado por la ley, eteéters). En este marco, la buena andanza de la motivacin pasa, necesariamente, por pre- sentar la decisién final como el “resultado” de unas decisiones antecedentes (que funcionarfan como premisas) Cuando las premisas son aceptadas por las partes y por el juez, seria suficience la justificacién interna, Pero, por lo comiin, la gente no se querella para que los jueces decidan, si dada la norma N y probado el hecho Hi, la conclusién resul- tante ha de ser la condena o la absolucién. Las discrepancias entan a los ciudadanos casi siempre se vefieren a sila norma aplicable es la N1 ola N2 (bien porque disienten sobre el articulo aplicable o sobre su significado), o si el hecho A ha sido probado 0 no, 0 si la consecuencia juridica resultante ha de ser la C1 o la C2. Eso demuestra que, de ordinario, los desacuerdos de los justiciables giran en torno a Ul na o varias de las premisas. Y, por tanto, la amotivacién ha de eargar con la que enfr 25 {JUAN T@ARTUA SALAVERRIA cacién de las premnisas que han conducide a la decisién, it con una justificacién “externa B. La motivacidn como justifica cién “externa” Cuando las premisas son opinables, dudosas u objeto de con- no hay ms reinedio que aportar una justificaci6n externa, h{ se siguen nuevos rasgos del discurso motivatorio. a) La motivacién ha de ser congruente (y, a fortiori, no contradictoria). Debe emplearse una justificacién adecuada a las premisas que hayan de justificarse, pues no se razona de la misma manera una opeién a favor de tal o cual interpretacién de un articulo legal que la opcién a considerar como probado o 19 tal o cual hecho, Pero si la motivacién ha de ser congruent con la décisi6n que intenta justificar, parece logico inferir que también habré de serlo consigo misma; de manera que sean reciprocamente compatibles todos los argumentos que com- ponen la motivacién. b) La motivacién ha de ser completa. Es decir, han de motivarse todas las opciones que directa/indirectamente y total/parcialmente pueden inclinar el fiel de la balanza de la decision final hacia un lado o hacia el otro. c) La motivacién ha de ser suficiente. No es una exigencia redundante de Ia anterior (la “completitud” responde a un criterio cuantitativo —han de motivarse todas las opciones, la “suficiencia” a un criterio cualitativo —las opciones han de estar justificadas suficientemente-). No se trata de responder a una serie infinita de porqués. Basta con la suficiencia contextual; p. éj. no serfa necesario justificar premisas que se basan en a sentido comtin, en c4nones de razén generalmente aceptados, en una autoridad reconocida, o en elementos tendencialmente reconocides como validos en el ambiente cultural en el que se > 26 LA MOTIVACIGN DE LAS SENTENCIAS, IMPERATIVO CONSTITUCIONAL sitiia la decisién o por los destiatarios a los que ésa se dirige; en cambio la justificacién se harfa necesaria cuando la premiss de una decisién no es obvia, o se separa del sentido comin o de las indicaciones de autoridades reconocidas, 0 de los cénones de razonabilidad o de verosimilitud (en el bien entendido que son posibles decisiones fundadas en premisas inhabituales, pero en tal caso aquéllas se justifican sélo si esté justificada la eleccién Ge las premisas sobre las que se fundan tales decisiones)'! 5. Principales patologtas de la motivacién Establecer un listado de las deficiencias que arruinan las funciones de la motivaci6n es un asunto inevitablemente ligado al control institucional de ésta; lo cual me da pie para efectuar una breve observaci6n, Esta atafie a la diferente circunstancia segiin si la patologia de la motivacién se toma como un sin- toma 0 como la enfermedad misma. Asi, cuando un tribunal que examina un recurso puede entrar en el fondo y decidir nuevamente sobre la causa, controla lo fundado de la decisién através de la motivacién; situacion distinta es aquélla enla que cl control no pasaa través de la motivacién para llegar ala de- Gisi6n sino que versa s6lo y precisamente sobre 1a motivaci6n. Enel primer caso, el control de lamotivacion esun mediopara controlar la justicia dela decisién (como ejemplifica el control envapelacién); en el segundo, él control sobre la motivacién se cfecttia como un fin en si mismo, controlando de ese modo e justificaci6n de la decision (sirmacién que se retrata p-<): ene control casacional en materia de hechos probades)”’. ——————— ice ambi 147-148. ae D Tamuivo, My verte ambigtdns PP. ATI ello dels Bach -\nurFO, M., “Motivazione della sentenza " agra “hritvo (Aggtormamento ILD, Milén, 19995 P 780. : 2 JUAN IoarTua SaLavennia Dicho esto, parece acertado agrupar los vicios atinentes a la motivacién en tres rdbricas: “omision”, “insuficiencia” y “contradictoriedad”, que convenientemente interpretadas ¢ integradas permiten construir una ttil tipologia de las plagas que asolan —del todo 0 en parte— la motivacién de las resolu- ciones judiciales. A. La motivacién omitida La omisi6n recubre fenémenos de diferente naturaleza. Para hacernos cargo de ello, comenzaré distinguiendo la motivacién formal y la motivacién sustancial. La prime~ ta (la formal) est constimnida por enunciados colocados topogréficamente en la parte que la sentencia dedica a la motivaci6n. La segunda (la sustancial) se compone de enun- ciados cuyo contenido asume, directa o indirectamente, una funci6n justificatoria de lo que se haya decidido. Es decir, la motivaci6n formal es condicién nccesaria pero no sufi- ciente para que también haya una motivaci6n sustancial; sin motivaci6n formal no hay motivaciéa sustancial, pero ésta supone un plus respecto de aquélla puesto que la motivacion formal puede ser sélo aparente. Por tanto, la existencia de Ja motivacién formal exige la presencia de enunciados (pre- suntamente justificatorios), en tanto que la existencia de la motivaci6n sustancialse basa en los significados (realmente justificatorios) de los enunciados formulados". De lo dicho, cémodamente se infiere que son dos los géneros de omisién a destacar: formal y sustancial respecti-~ vamente, a 14 Cinsson1, P., La giurispradenza civile: metodi di jc VP. La, sprudenza civile: metodi d “int retazione.. niche argomentative, Milgn, 1999: pp. 133 y B67. aa 28 LA MOTIVACION DE LAS SENTENCIAS, IMPERATIVO CoNsTITUCIONAL a) La omisién formal de la motivacién se produce cuando la sentencia consta s6lo de una parte dispositiva (o fallo), sin que en ella haya rastro de prosa supuestamente motivatori Es el vicio mas clamoroso y, al mismo tiempo, el de mavox infrecuencia. Por ello, la conjugacién de ambos aspects —des- caro y rareza~ nos eximen de explayarnos sobre esta flagrante modalidad de omisién. - b) De mas compleja deteccién se revelan las situaciones reconducibles a Ja omisién sustancial. Las versiones de ésta més recurrentes en Ia jurisprudencia son las tres siguientes: la motivacién parcial, la motivaci6n impiicitay la motivacion per relationem (al menos algunas practicas de estas dos tltimas)'*. i) Topamos con una motivacién parcial cuando no se satisfa- ce el requisito de la “completitud” (esbozada hace poco); es decir cuando no se justifica(n) alguna(s) decisién(es) seczorial(es) que prepara(n) y condiciona(n) la resolucién final. Al respecto, distan de ser ins6litas las sentencias prédigas en argumentos atinentes ala quaestio juris y, sin embargo, mudas 0 expeditivas (merced a férmulas estereotipadas) en lo tocante a la quaestio facti (o a medulares aspectos de sta). Habito parecido suele afectar también a la individualizacion de consecuencias y seguramente aunque con frecuencia mas espaciada—a otro tipo de decisiones (no obstante su reflejo en el fallo conclusivo). ij) La denominada motivacién implicita consiste sintética- mente! en suponer que, cuando no se enuncian las razones que fandan una decision, ésas se infieren de alguna otra decision tomada por el juez. Asi, si e) 6rgano judicial otorga credibili- dad al testimonio de Pedro (aduciendo que éste no mantiene 15 Tarurvo, M., “Ia motivazione...", p. 785. ; = 16. Para mas: pormenores, TARveeo, M., Lat mapivazione.... pp. 430-437 29 JUAN IGARTUA SALAVER AIA vinewlacién, ni para bien ni para mal, con el acusado) pero se ién de Pablo, consuegro y socio capita. lista del imputado (sin adjuntar un triste motivo), las razones de esa desconfianza s¢ deducen —por obra del argumento ¢ contrario~de las razones que militan a favor de lo testificado pot Pedro. Y eso se revela tan luminosamente razonable que obliga a bajar cualquier mirada critica a ese respecto. No obstante, hay un uso muy socorrido de motivacién implicita que se embala hacia una omisi6n pura y simple, Tal acaece cuando el argumento que justifica una opeién no faculta cerivar e contrario las razones que fundamentarian la exclu- sin de otra opcién alternativa. Imaginemos, por poner algo, que Pedro haya muerto a causa de un nico y certero disparo en el entreesjo y que Pablo es acusado del hecho porque un testigo, honesto y desinteresado, asegura haberlo visto. Pero si la defensa arguye, documentadamente, que Pablo sufre de parkinson y es muy improbable que una mano con pulso tembloroso pueda colocar un balazo tan certero, la credibilidad otorgada al testimonio acusatorio deja intacta la necesidad de rebatir expresamente el argumento del abogado defensor, por- que las razones esgrimidas para conferir sinceridad al testigo no aniquila per se el valor de los certificados médicos ni de lo gue de éstos quepa extraer. Empero, por desgracia, a menudo se adulteraJamotivacia implicita hasta el extremo de un snanejo tan basto y saturado de desvergitenza como éste: si el juez acepta los ee ° pruebas de la acusacién, eo ipso debe oe Ese mente esta rechazando los argumentos 0 pruebas ten una resoluci6n absolutoria. 5 et are 2 iii) Estarfamos ante una motivacion per ree aed oi a "A id el juez, al tomar una decisién respecto de algin p con: 30 emits La Morivacion be uss DE LAS serene 185, IMPERATIVO CONSTITUCIONAL tovertido, no elabora una justificacién auténoma ad =< las razones contenidas en otra gentencia”s marc a lt es a itn te misreante,¢ 1a motivacién “matriosia” (una neia remite a la motivacin de otra sentencia, la cual reenvia al razonamiento de una tercera sentencia, y asi sucesiva: mente)'*; oa alguna trapacerfa retérica, como cuando el objeto de la relatio no es la verdadera ratio decidendi de la sentencia invoeada sino una afirmacién que se deja caer por si acaso y no estrictamente pertinente al objeto del juicio!”. Con todo, las deficiencias apuntadas (y otras de porte similar) no pasan de ser menudencias en comparacién con una forma gruesa de motivaci6n omitida; alarmante no tanto por su despropésito cuanto por la buena conciencia de la que suele acompanarse. Me refiero a esa practica difundida —manse y apacible— de remision escueta al razonamiento de la sentencia cuya impugne- cién constituye precisamente el objeto del recurso, Pues bien, 2 despecho de este uso (de este abuso seria mas propio decir) al que se presta la motivacién per relationem, existe una contundente contraindicacién que lo deja fuera de combate. ‘Una sentencia recurrida no puede convertirse en le soluci6n del recurso porque, “al-ser ella misma objeto del recurso, es ¢] problema a resolver. ‘Esdecir, el recurrente intenta provocar un novum iudicium con. ‘xistas a la reforma dela sentencia recurrida; de modo que negar bligatoriedad de una motivacién: explicita ad hocsignificaria ‘Para una fenomenologla dela relatio, cfr. Tanurro, M., La morivacione.-» UU. Savoia, R., La motivazione dell “atto ainministrativo, Mikin, . $4, a A, Logica e retorica nella motivazione delle decisiOn della Corte ionale, Milin, 1996; p. 175. BL wor rr wesw JUAN IGARTUA SALAVERRIA sencillamente de una repr i fentc primera instancia sino de la mypao et amneametos dela Al Tiina ee BO Pretende la modificacién del staru are anteri al litigio sino el de la sentencia impugnada que ha introdueido ae sf misma un nuevo statu quo, Sila senteacia superior nada Por su parte, ha burlado el derecho del recurrente aobrener una respuesta fundada”??, de una sentencia, Fl B. Dela Motivaci6n insuficiente Para hacernos cargo del significado de “motivacién insuficiente” (no confundiéndola con la motivaci6n incom- pleta o parcial, censada en e} &partado anterior), reiteraré lo dicho antes subrayando que “motivacién completa” y “motivacién suficiente” no son expresiones redundantes. La primera (motivacién completa) es la que justifica todas las decisiones relevantes que predeterminan la decisién fi- nal. La segunda (motivacién suficiente) es la que aporta las razones (juridicas y de otra indole) necesarias para ofrecer una justificacién apropiada. Por descontado, dificilmente se abarca en pocas lineas e] abanico de casos de motivaci6n insuficiente. A titulo de ejemplo, el juez incurre en este vicio; cuando no expresa Jas premisas de sus argumentaciones, cuando no justifica Jas premisas que no son aceptadas por las partes, cuando no indica los criterios de inferencia (p. ej. mAximas de expe- riencia) que ha manejado, cuando no explicita los criterios de valoracién adoptados, cuando al elegir una alternativa 20 Nuwto, A., El arbitrio judicial, Barcelona, 2000; p. 287. 21 Tarurro, M., “Motivazione...”, Pp. 785-786. 32 LA MOTIVACION be Las carne Pi IMPERATIVO CONSTITUCIONAL en lugar de otra no expl é plica por qué ésta es preferi aquélla, etcétera. OS Ee ©. Sobre la motivacién contradictoria __La contradictoriedad de la motivacién se manifies ticularmente en algunas situaciones tipicas® La mas paladina, aunque infrecuente, es la contradiceion entre el dispositivo (fallo) y la motivacién de la sentencia; o incluso si falta conexi6n entre la decision y los argumentos aducidos en la motivacién (aunque este supuesto bien pudiera considerarse como motivacién “omitida’) Més compleja, pero menudea también mas, es la situacin en la que la motivacién misma es contradictoria porque con- tiene argumentos que chocan entre sf (p. ej. si la efirmacién de un testigo unas veces se considera atendible y otras no en ta pare idénticas circunstancias relevantes). Tendrfan también sitio en esta riibrica las motivaciones Iamadas “ilégicas”; es decir, aquéllas que, aun no manejando argumentaciones incompatibles, sin embargo no respetan la coherencia contextual. Finalmente caben en esta clase de motiyaciones contra- dictorias aquéllas que no respetan las reglas de Ja légica, de la ciencia o de la experiencia comun. éQué debe motivarse en una sentencia? una serie de decisiones, ificacion. Ajustandome Una sentencia puede compendiar cadauna de las cuales requieresu aneja just BD Tanurro, M., “Motivazione...", p. 786. También Guz ix Piya, ¥. Ca El recurso de casacién civil, Valencia, 1996: pp. 208-211. 33

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