Tarea
Tarea
Tarea
PARA LA SALUD
ALUMNA:
CYNTHIA
CÓDIGO:
1510120531
DOCENTE:
3. OBJETIVOS ........................................................................................................ 13
RECOMENDACIONES ............................................................................................... 15
CONCLUSIÓN ........................................................................................................... 16
ABSTRACT
There are multiple benefits that can be achieved through sport. If we focus on
the health of the population, we can see that over time the improvement is
surprising, not only at a cardiovascular, respiratory or organic level, but also at
an emotional and social level. The objective now is to observe the benefits
and the improvements in the health status acquired by a group of population,
who are in the initiation phase of the sport of running, by performing pre-
planned workouts. This is the reason why a group education program is set.
This program is seen as a method of study in order to observe and value the
changes in the different vital signs of the athletes in the initiation phase. With
this proposal what we are trying is to raise awareness and motivate different
sectors of the population. Also, this method is worth to acquire different
knowledge, attitudes and skills in the population self-care, to maintain a
routine, to be constant in this sport and to achieve a healthy lifestyle.
1. INTRODUCCION
Para empezar es importante plantearse, ¿Qué importancia tiene el deporte
actualmente en la sociedad, se está haciendo todo lo posible por concienciar a
la población de la importancia de la actividad física y el autocuidado para
evitar así mismo el sedentarismo y qué importancia tiene la práctica deportiva
en personas adultas sedentarias?
La práctica de ejercicio se ha realizado desde la antigüedad, no obstante la
iniciación de programas de ejercicio con una prescripción rutinaria se remota
a la Grecia antigua. Galeno recomendaba programas en los que se aconsejaba
alternar ejercicios vigorosos con otros más suaves, y rápidos con más lentos.
Practicar ejercicio bajo recomendación tenía una serie de prioridades; La
salud era el objetivo principal, seguida por la estética, el culto a la propia
imagen, y por último, la fuerza como expresión de supremacía y poder.
En 1992 la Carta Europea de Deportes, sostiene que: “El deporte abarca
mucho más que los juegos de equipo tradicionales y la competencia. El
deporte es toda forma de actividad física que, a través de participación
organizada o no, tienen por objeto la expresión o la mejora de la forma física y
el bienestar mental, la formación social, relaciones o la obtención de
resultados en la competencia en todos los niveles”1. Sin embargo, hay una
amplia variedad de actividades específicas que pueden ser descritas como un
deporte.
Actualmente, son muy evidentes los profundos y acelerados cambios que se
están produciendo en todos los ámbitos de la sociedad. El deporte y la
actividad física, como actividades sociales reconocidas, no se escapan de esta
evolución y transformación. Por ello, se entiende por actividad física a todos
los movimientos naturales y/o planificados que realiza el ser humano
obteniendo como resultado un desgaste de energía, con fines profilácticos,
estéticos o rehabilitadores. La actividad física es todo tipo de movimiento
corporal que realiza el ser humano durante un determinado periodo de
tiempo, ya sea en su trabajo o actividad laborar o en sus momentos de ocio. El
realizar o conseguir una actividad física diaria es beneficioso para la salud, de
tal manera que las mejores actividades físicas son las actividades cotidianas
de la vida diaria; como andar, montar en bicicleta, subir escaleras, hacer las
labores del hogar, hacer la compra, siempre que éstas se realicen con
frecuencia. Pero lo más recomendable es practicar un ejercicio físico
programado y de intensidad moderada. Cabe destacar, que la actividad física
contribuye a la prevención y manejo de una serie de enfermedades, entre las
que se destacan las enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo II
(DM II), obesidad, hipertensión arterial (HTA) y depresión, entre otras. El
efecto de la actividad física y la dieta en la disminución de la obesidad es
concluyente, así como su asociación con mortalidad. Además, se ha
demostrado que el riesgo de muerte cardiovascular es menor en adultos
obesos activos que en más delgados y sedentarios; también es menor en
hipertensos activos que en hipertensos sedentarios y del mismo modo en
diabéticos activos que en no diabéticos sedentarios.
Al mismo tiempo, se ha observado que en adultos mayores la actividad física
contribuye a prevenir riesgo de caídas, fracturas y pérdida ósea, mediante el
fortalecimiento de los huesos y músculos y la mejoría de la agilidad y
flexibilidad; también mejora el bienestar psicológico y permite conservar las
habilidades para una vida independiente y autónoma.
Beneficios de la actividad física:
El ejercicio físico mejora el rendimiento cardiovascular debido a cambios
hemodinámicos, hormonales, metabólicos, neurológicos y de la función
respiratoria. Interviene en la modificación de factores de riesgo
cardiovasculares, como bien he mencionado anteriormente, y en
consecuencia desempeña un papel relevante en la prevención primaria y
secundaria de la cardiopatía isquémica.
Los programas de ejercicios supervisados se recomiendan ya desde la infancia
con el objetivo de estimular el hábito hacia el deporte, una de las medidas
más adecuadas para ocupar el tiempo de ocio y mejorar el estado de salud. En
general, los efectos benéficos de la actividad física se pueden ver en los
siguientes aspectos:
También, la práctica regular del ejercicio conlleva a hábitos sanos de
alimentación, disminuye la percepción del esfuerzo físico, mejora la
resistencia.
Entre los efectos del ejercicio físico hay que valorar los que corresponden al
propio entrenamiento, sus implicaciones en la modificación de los factores de
riesgo cardiovasculares y los cambios promovidos en el estilo de vida.
Pues bien, una de las consecuencias de mayor relevancia es el incremento del
consumo de oxigeno (VO2), que guarda buena correlación con la función
cardiovascular. Esta mejoría se produce al aumentar la capacidad del sistema
cardiocirculatorio y al mejorar la utilización del oxígeno por el músculo
esquelético. Cabe destacar que el VO2 máx. Varía en función de la edad, el
sexo y los factores genéticos. Por ello, el valor medio en un individuo
sedentario de 20 años es de 45 cc/kg/min, con desviación de un 10-15%; el
entrenamiento intenso produce un incremento de hasta un 35%, de ahí que
en los atletas se encuentren normalmente valores por encima de los 70
cc/kg/min.
Además, la demanda energética del miocardio disminuye debido a que la
frecuencia cardiaca y la presión arterial experimentan un menor incremento a
un nivel de esfuerzo determinado. Por consiguiente, los pacientes con
cardiopatía y respuesta adrenérgica acusada pueden beneficiarse de este
mecanismo fisiológico que contribuye al ahorro de energía.
La actividad física es esencial para el mantenimiento y mejora de la salud y la
prevención de las enfermedades, para todas las personas y a cualquier edad.
La actividad física contribuye a la prolongación de la vida y a mejorar su
calidad, a través de beneficios fisiológicos, psicológicos y sociales, que han
sido avalados por investigaciones científicas.
BENEFICIOS FISIOLÓGICOS
La actividad física reduce el riesgo de padecer: Enfermedades
cardiovasculares, tensión arterial alta, cáncer de colon y diabetes.
Ayuda a controlar el sobrepeso, la obesidad y el porcentaje de grasa corporal.
Fortalece los huesos, aumentando la densidad ósea.
Fortalece los músculos y mejora la capacidad para hacer esfuerzos sin fatiga
(forma física).
BENEFICIOS PSICOLÓGICOS
La actividad física mejora el estado de ánimo y disminuye el riesgo de padecer
estrés, ansiedad y depresión; aumenta la autoestima y proporciona bienestar
psicológico.
BENEFICIOS SOCIALES
Fomenta la sociabilidad.
Aumenta la autonomía y la integración social, estos beneficios son
especialmente importantes en el caso de discapacitación física o psíquica.
BENEFICIOS ADICIONALES EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA
Los beneficios comprobados en estas etapas son:
La contribución al desarrollo integral de la persona.
El control del sobrepeso y la obesidad. En esta etapa, el control de la obesidad
es muy importante para prevenir la obesidad adulta.
Mayor mineralización de los huesos y disminución del riesgo de padecer
osteoporosis en la vida adulta.
Mejor maduración del sistema nervioso motor y aumento de las destrezas
motrices.
Mejor rendimiento escolar y sociabilidad.
La salud en los tiempos modernos se plantea como algo más que una lucha
contra la enfermedad, entendiendo a la enfermedad como el “resultado de
una agresión ambiental, de tipo biológico, físico-químico o psico-social y que,
por tanto, el proceso generador de enfermedades está en función de una
realidad social históricamente determinada que incide tanto en la calidad de
vida como en la calidad del medio ambiente y de la cultura” (Antó y Martí,
1977).
Desde la concepción de salud como “el completo estado de bienestar físico,
psíquico y social” establecida por la Organización Mundial para la Salud
(O.M.S., 1960), se ha producido una reconstrucción de dicha definición con
relación a considerar el medio social donde se desenvuelve el sujeto, como
una pauta primordial de atención que eclipsa cualquier atención de la persona
como individualidad. Bajo esta perspectiva, es de destacar la definición
aportada por diversos autores, en los cuales se aprecia que la salud no es
considerada exclusivamente en referencia a aspectos relacionados con la
enfermedad, sino que es un concepto claramente multidimensional, donde el
contexto social juega un papel preponderante. De esta forma, Perea (1992),
destaca la salud como el “conjunto de condiciones y calidad de vida que
permita a la persona desarrollar y ejercer todas sus facultades en armonía y
relación con su propio entorno”. Corbella (1993) definió la salud como “una
manera de vivir cada vez más autónoma, más solidaria y más gozosa” y
Rodríguez Martín (1995), la define como “el proceso por el que el hombre
desarrolla al máximo sus capacidades, tendiendo a la plenitud de su
autorrealización personal y social”. Esta dimensión social de la salud (Guzzo y
cols., 1984; Gebhard, 1984; Breslow, 1987; Sánchez y cols., 1993a; Sánchez y
cols., 1994; Tuero y cols., 1995; Delgado, 1996) provoca una pérdida de
exclusividad de la misma por parte del sector médico y, por tanto, se ha de
convertir en un elemento de atención interdisciplinar (O.M.S., 1986).
Actividad física, salud y calidad de vida 21 Shepard (1995) define la salud
como “Una condición humana con una dimensión física, social y psicológica,
caracterizada por poseer un polo positivo y negativo. La salud positiva se
asocia con una capacidad de disfrutar de la vida y resistir desafíos; no está
meramente asociada a la ausencia de enfermedad. La salud negativa se asocia
con la morbilidad y, en extremo, con la mortalidad prematura”. Arnold (1988)
en sus consideraciones sobre la salud apunta que este concepto es un “factor
multidimensional que engloba aspectos físicos, sociales, intelectuales,
emocionales y espirituales que estructuran nuestra personalidad”. En esta
línea de ideas, Petlenko y Davidenko (1998) indican, realizando una
cuantificación aproximada de la influencia en la salud de diversos factores,
que el estilo de vida influye un 50%, el medio externo un 20-25%, la genética
un 15-20%, y el sistema de atención sanitaria un 10%, aunque estos
porcentajes van a depender de la enfermedad que se trate (por ejemplo, en la
cirrosis hepática, el estilo de vida puede llegar a influir hasta en un 70%).
Teniendo en cuenta las consideraciones de Casimiro (1999) destacamos una
serie de características dentro de este concepto: – Subjetividad, en la medida
en que es difícil de definir y cuantificar. – Relatividad, ya que no existe un
modelo fijo y absoluto. – Dinamismo, que está determinado por el contexto
en que se desarrolla. – Interdisciplinaridad, ya que todos los agentes sociales e
institucionales tienen responsabilidades en su promoción. Estas
manifestaciones son fruto de la evolución histórica que ha sufrido el
tratamiento de la enfermedad y las relaciones establecidas entre médico
(como agente exclusivo de tratamiento de la enfermedad en etapas
anteriores) y enfermo, en la cual, se observa una alternancia en la
consideración del enfermo como agente activo y fundamental de diálogo para
el tratamiento de la enfermedad y la reducción, por otro lado, del enfermo a
signos patológicos y evidencias clínicas (Laín Entralgo, 1976). La salud puede
ser considerada desde varios puntos de vista. El profesor Marcos Becerro
(1989) señala la existencia de los diferentes tipos de salud: Hábitos físico-
deportivos en la Región de Murcia 22 – Salud física: relacionada con el buen
funcionamiento de los órganos y sistemas corporales. – Salud mental:
relacionada con el buen funcionamiento de los procesos mentales del sujeto.
– Salud individual: estado de salud física o mental de un individuo concreto. –
Salud colectiva: consideraciones de salud en una colectividad o grupo social
importante. – Salud ambiental: estado de salud de elementos de la naturaleza
y otras especies en relación con la especie humana. Estrechamente unido a la
salud y con una relación causa-efecto directa nos encontramos con el
concepto de estilo de vida, que se presenta al igual que la salud, como un
término subjetivo que aglutina diferentes aspectos. Según el Glosario de
promoción de la salud de la Junta de Andalucía (1986) “el estilo de vida de
una persona está compuesto por sus reacciones habituales y por las pautas de
conducta que ha desarrollado durante sus procesos de socialización. Estas
pautas se aprenden en la relación con los padres, compañeros, amigos y
hermanos, o por la influencia de la escuela, medios de comunicación, etc.
Dichas pautas de comportamiento son interpretadas y puestas a prueba
continuamente en las diversas situaciones sociales y, por tanto, no son fijos,
sino que están sujetos a modificaciones”. “...De igual modo que no existe un
estado ideal de salud, no hay tampoco estilos de vida prescritos como
óptimos para todo el mundo. La cultura, los ingresos, la vida familiar, la edad,
la capacidad física, las tradiciones, y el ambiente del trabajo y del hogar hacen
que algunos modos y condiciones de vida sean más atractivos, factibles y
apropiados”. Henderson y cols. (1980) definen los estilos de vida como “el
conjunto de pautas y hábitos comportamentales cotidianos de una persona”.
En la misma línea argumental, Mendoza (1995) señala que el estilo de vida
puede definirse como “el conjunto de patrones de conducta que caracteriza la
manera general de vivir de un individuo o grupo”. Para Gutiérrez, (2000a), la
forma de vivir que adopta una persona o grupo, la manera de ocupar su
tiempo libre, el consumo, las costumbres alimentarias y los hábitos higiénicos,
son elementos configuradores de lo que se entiende como estilo de vida. En
estas definiciones aparece el concepto de conducta o comportamiento y los
hábitos frecuentes en la vida de las personas, siendo el Actividad física, salud y
calidad de vida 23 deseo de tener salud una de las aspiraciones más
demandadas por el ser humano, tal y como revelan los resultados de grandes
encuestas sociológicas efectuadas (Levy y Anderson,1980). Los estilos de vida
se aprenden fundamentalmente en etapas tempranas de la vida de un
individuo y una vez formados son muy difíciles de modificar, razones por la
que muchos investigadores tratan de detectar los factores que influyen en su
adquisición y mantenimiento. En una revisión sobre los estilos de vida, Pastor
(1995) resalta que el estilo de vida de una persona está determinado por
cuatro grupo de factores, los cuales interaccionan entre sí: – Las
características individuales, genéticas o adquiridas (personalidad, interés,
educación recibida). – Las características del entorno microsocial en el que se
desenvuelve el individuo (vivienda, familia, amigos, vecinos, ambiente laboral
o estudiantil, grupos de adscripción voluntaria). – Los factores microsociales,
que a su vez moldean decisivamente los anteriores (el sistema social, la
cultura imperante en la sociedad, la influencia de los grupos económicos y
otros grupos de presión, los medios de comunicación, las instituciones
oficiales). – El medio físico geográfico, que influye en las condiciones de vida
imperantes en la sociedad y, a su vez, sufre modificaciones por la acción
humana. Pastor (1995) señala entre las principales variables que forman parte
de los estilos de vida saludables: los hábitos alimenticios, la práctica de la
actividad física, el consumo de tabaco, el consumo de alcohol, el consumo de
drogas no institucionalizadas y medicamentos, la higiene dental, los hábitos
de descanso, las conductas de prevención de accidentes, las actividades de
tiempo libre, la sexualidad, las enfermedades de transmisión sexual y SIDA, los
chequeos médicos preventivos, la apariencia y los hábitos de aseo personal.
También aparecen en ocasiones como variables de interés las conductas de
autocuidado ante la enfermedad, la compostura activa, los hábitos religiosos,
el estrés, sus causas y su afrontamiento y los hábitos educacionales o de
estudio. Los diferentes estilos de vida y todas las variables que los conforman
generan un continuum que abarca desde estilos de vida muy saludables a
Hábitos físico-deportivos en la Región de Murcia 24 estilos de vida nada
saludables. La adopción de estos estilos de vida dará como resultado la
consecución de una buena o mala calidad de vida. A este respecto, Levy y
Anderson (1980), consideran como indicadores de calidad de vida que se
repiten con mayor frecuencia en los estudios sociológicos, los siguientes:
salud, alimentación adecuada, educación, ocupación, condiciones de trabajo,
condiciones de vivienda, seguridad social, vestimenta adecuada y derechos
humanos. Podríamos pensar que dichos elementos se encuentran asegurados
en las sociedades más desarrolladas. No obstante, Generelo (1998) apunta
una separación entre los conceptos de calidad de vida y nivel de vida,
señalando la no existencia de una relación directa entre ellos. El incremento
del nivel de vida en las sociedades occidentales es responsable de la situación
de un “estado patológico que se podría llamar malestar de la abundancia” que
en ningún momento se puede relacionar con la calidad de vida. Señala este
autor textualmente que “la ruptura de la supuesta identidad entre nivel de
vida y calidad de vida hace que se ponga en duda que los indicadores
objetivos de carácter cuantitativo sean los únicos que nos sirvan para marcar
el grado de bienestar de las personas o de los grupos sociales”. La diversidad
de elementos constituyentes de este concepto le hace difícil de ser definido.
Generelo (1998), citando textualmente a Setién (1993) define calidad de vida
como “el grado en que se satisfacen las necesidades humanas. En los ámbitos
geográficos y en las áreas concretas donde las necesidades queden más
satisfechas, la calidad de vida será mejor; tal sociedad o tales áreas estarán
más desarrolladas. En el caso contrario, la sociedad o el aspecto concreto
estará menos desarrollado y la calidad de vida será peor”. Según Gutiérrez,
(2000a) existen diversas opiniones acerca de qué es la calidad de vida y cómo
alcanzarla. Para algunos, significa ausencia de problemas de salud; para otros,
es tener abundancia de tiempo libre para disfrutar de lo que deseen hacer.
También es entendida como el disfrute de medios económicos que permiten
vivir con las mayores comodidades. La calidad de vida incluye también el
grado o satisfacción de las necesidades psicofisiológicas percibidas de un
individuo, y el grado en que el ambiente es percibido como facilitador del
funcionamiento de la persona, ya que como dice Bain (1995), “lo que se ve y
se oye depende de con quién estés y dónde estés”. Actividad física, salud y
calidad de vida 25 Para Gutiérrez, (2000a), los conceptos de estilo de vida y
calidad de vida se encuentran íntimamente relacionados, viéndose
determinada la calidad de vida por el estilo de vida que cada persona o grupo
decida experimentar. La concepción global e integradora de salud como
estado de bienestar físico, psíquico y social encuentra un paralelismo directo
con el término calidad de vida, siendo coincidentes en muchos aspectos, sin
llegar a ser sinónimos. No podemos concebir calidad de vida en ausencia del
concepto salud y, nuestro propósito se centrará en promover estilos de vida
que conduzcan hacia el logro de la misma. Podemos señalar que los estilos de
vida están constituidos por la adquisición de diversos hábitos que, por otro
lado, pueden ser saludables o no saludables. Los hábitos de salud y los hábitos
de vida están íntimamente unidos, de manera que sería más apropiado hablar
de hábitos saludables de vida. Coreil y cols. (1992), asocian los conceptos de
hábitos saludables de vida, con el concepto de calidad de vida. Dawson
(1994), considera que se debe dar un paso más allá del modelo salud-
enfermedad y utilizar indicadores de un concepto de salud integral bio-psico-
social. Será dentro de un entorno educativo donde podremos intervenir en la
generación de hábitos y conductas dirigidas a la creación de estilos de vida
saludables. Entre los hábitos que se consideran más favorables para la salud,
Stephard (1984), contempla los de una alimentación correcta, una actividad
física adecuada y unas pautas de descanso regulares y apropiadas. De la Cruz
(1989), señala como hábitos de salud en edades escolares el de una
alimentación equilibrada, una práctica del ejercicio físico frecuente, descansos
y esfuerzos adecuados, las posturas escolares y la higiene personal. Estos
hábitos de vida saludables que conducen a estilos de vida positivos tendrán
como finalidad incrementar los años de vida bajo unas adecuadas condiciones
de calidad de vida. Según Sánchez Bañuelos (1996) surge el “concepto de
calidad de los años vividos, es decir, no considerar solamente el total de años
de que vivimos, sino los años durante los cuales una persona es autónoma,
está libre de enfermedades crónicas y puede disfrutar de la vida”. Hábitos
físico-deportivos en la Región de Murcia 26 Dentro de toda esta serie de
factores que mediatizan la consecución de calidad de vida, la actividad física y
el deporte contribuyen de forma decisiva al bienestar de la sociedad (Puig,
1998; Sardinha, 1999; Gaspar de Matos y Sardinha, 1999). No hay duda que
una práctica de actividad física realizada de acuerdo con una frecuencia,
intensidad y duración adecuadas está encuadrada dentro de los modelos o
estilos saludables de vida (Gutiérrez, 2000a). Por otro lado, es importante
destacar que existen investigaciones cuyas conclusiones señalan que la
práctica de actividad física establece relaciones significativas con otros hábitos
saludables dentro del continuun de estilos de vida saludables. Casimiro (1999)
y Castillo y Balaguer (2001) encuentran una asociación directa entre el hábito
de práctica física, buenos índices de condición física, adecuados hábitos de
higiene corporal y alimentación equilibrada. De aquí que, en líneas generales,
podamos establecer las siguientes relaciones entre la actividad física y los
estilos de vida (Gutiérrez, 2000a): – La actividad física está positivamente
relacionada con la salud, principalmente en los aspectos mentales, sociales y
físicos de las personas. – La actividad física parece estar relacionada con otras
conductas de salud tales como los hábitos de fumar, la alimentación y la
higiene. Si aumentamos la práctica de actividad física, podemos influir en
otros hábitos de salud. – Los años escolares representan un período crítico en
el desarrollo de hábitos de actividad física, y su posterior traslado a la vida
adulta. Por tanto, necesitamos conocer cuáles son los factores que
predisponen, facilitan y refuerzan la práctica de actividad física con el objetivo
de que los jóvenes adquieran un estilo de vida activo y lo mantengan a lo
largo del ciclo vital. Para Gutiérrez (2000a), estos factores que influyen en la
adquisición y mantenimiento de los estilos de vida saludables, se pueden
agrupar en: personales, psicosociales, grupales, sociodemográficos, culturales
y ambientales. En definitiva, los hábitos de actividad física y los estilos de vida
de los ciudadanos son elementos importantes del bienestar social y la salud
de las personas, por lo que el ejercicio físico regular es positivo, tanto desde el
punto de vista físico, como del mental y del social (Carron y cols., 1996). De
hecho, el deporte es percibido como la actividad de ocio que aporta mayores
beneficios (Hudgson y cols., 1995). Pero además, “los ejercicios regulares no
Actividad física, salud y calidad de vida 27 sólo ayudan a controlar el peso y el
aspecto físico, sino que también eliminan la inactividad como factor de
riesgo” (Weinberg y Gould, 1996). No obstante, hay investigaciones que
asocian ciertos hábitos no saludables a otra serie de variables,
fundamentalmente socioeconómicas, no encontrando relaciones con la
práctica de ejercicio físico (Segura y cols., 1999; Waigandt y Brown, 1999). En
esta línea de ideas hay que destacar que la práctica de actividad física es un
hábito muy saludable, y que existen indicios de que puede llegar a ser en
algunos casos un generador en sí de otros hábitos saludables (González y Ríos,
1999). Por tanto, será preciso aumentar su promoción, sobre todo en el
ámbito escolar, donde se consolidan muchos de los hábitos existentes en la
edad adulta. No obstante, aunque el hábito de hacer ejercicio se ha instalado
de forma clara en la sociedad, la mayoría de los trabajos de sondeo sobre los
niveles de práctica físico-deportiva en la población constatan que, a medida
que aumenta la edad, se produce una disminución muy significativa, siendo
más acusada en las mujeres como veremos en apartados siguientes. Por
tanto, la Educación Física como promotora de salud se revaloriza dentro de
nuestra sociedad. Su contribución puede llegar a ser determinante en la
creación de hábitos positivos de salud, centrados fundamentalmente en la
práctica regular de actividad físico-deportiva (Fox, 2000).
3. OBJETIVOS
Dar a conocer los beneficios que presenta para la salud una práctica
rutinaria y constante. Observar la mejoría en el estado de salud del
grupo debido a la práctica guiada de dicho deporte, mediante la toma
de constantes vitales (tensión arterial, frecuencia cardiaca) y peso,
cada 15 días, para poder valorar su evolución.
Educar y formar a los usuarios sobre el tipo de entrenamiento a
realizar en cada momento y poder adecuarlo al lugar. Además,
proporcionar conocimientos sobre una dieta/alimentación variada y
completa adaptada al cambio de actividad física de cada usuario.
Medir los parámetros objetivos de salud cada 15 días, como son la
tensión arterial, frecuencia cardiaca y peso.
Adquirir los máximos conocimientos, habilidades y la metodología más
adecuada para saber llevar a cabo un entrenamiento, ejercicios y
estiramientos y así poder aplicarlos en su vida diaria durante la
práctica deportiva.
Perfeccionar las aptitudes y cualidades que poseen para establecer el
mejor rendimiento posible durante la práctica de la actividad física o
durante una competición.
Mejorar la salud a nivel personal, es decir, mediante un entrenamiento
constante, superación personal, motivación, observar su eficacia y
mayor rendimiento conforme pasan los entrenamientos, disminuye la
toma de medicación porque mejora su estado de salud por lo que
también disminuye el gasto económico al sistema sanitario. Así mismo,
es fundamental que la persona presente disponibilidad para la práctica
constante de dicha actividad.
4. TIPOS DE DEPORTE ADECUADO SEGÚN LA EDAD
DE LA PERSONA
En la infancia
Hacer ejercicio ayuda a que los niños mantengan un buen peso, les ayuda a la
formación de unos músculos fuertes, estimula la confianza en ellos mismos y
ayuda a tener patrones de sueños regulares.
Durante esta etapa de su vida, es recomendable que prueben distintos
deportes para promover el desarrollo de habilidades diferentes. Desde
natación a deportes con pelota o de lucha.
En la adolescencia
Durante la adolescencia, suele perderse el interés en el deporte,
especialmente entre las chicas.
Pero seguir ligado a alguna actividad física a esta edad de cambios es muy
bueno para mantener un buen estado físico y además ayuda a controlar el
estrés y la ansiedad.
En la medida de lo posible, es recomendable que los adolescentes se unan a
algún equipo. Los mantendrá motivados, abrirán su círculo social y les
enseñará disciplina.
En la juventud
Esta es la década de nuestra vida en la que podremos alcanzar nuestro mejor
nivel físico, apuntan los especialistas.
Los tiempos de reacción y recuperación alcanzan su punto álgido a esta edad y
tu cuerpo bombea oxígeno a tus músculos más rápido que nunca.
En la madurez
A esta edad es donde la mayoría de nosotros empezamos a ganar peso. Y,
según los expertos, los entrenamientos de resistencia (aquellos que utilizan la
fuerza) son los mejores para ganar la batalla a la báscula.
El uso de la fuerza en un entrenamiento ataca la acumulación de grasa y
revierte la pérdida de masa muscular, entre un 3 a un 8% por cada década de
vida.
En la senectud
Llegados a este punto, el objetivo es mantenerse ligeramente activo
y prevenir la fragilidad y las caídas. Además, la actividad física ayuda también
a nivel cognitivo.
Lo importante, al fin y el cabo, es mantener un nivel de actividad
física equilibrado durante toda tu vida.
RECOMENDACIONES
La duración e intensidad de la actividad física diaria depende en gran medida
de la edad; siendo lo recomendado para cada una de ellas:
1. Niños y jóvenes de entre 5 a 17 años deben de realizar 60 minutos de
actividad física diaria.
2. Para personas entre 18 y 64 años lo recomendado es la realización de 150
minutos semanales o bien 75 minutos de actividad física vigorosa.
3. Las personas mayores 65 años deben realizar alguna actividad física al
menos 3 días a la semana.
La mayoría de personas adultas pueden realizar actividad física con seguridad
y cómodamente. En el caso de las personas mayores, es importante tonificar y
fortalecer los músculos, y mantener la movilidad de las articulaciones para
facilitar las tareas cotidianas y reducir el riesgo de caídas. Es aconsejable ser
constante y activo sin llegar al agotamiento. Aunque pueden existir diferentes
tipos de barreras que dificultan la realización de actividad física en mayores,
con ayuda de un profesional que aconseje, se pueden encontrar ejercicios
adecuados y adaptados a cada situación particular, desde caminar, nadar,
ejercicios en el agua, bailar, técnicas de relajación y estiramiento, etc.
CONCLUSIÓN
Es importante que nuestro cuerpo realice actividad física porque a través de
ella se puede notar muchas mejoras en nuestro organismo, al momento de
estar inactivo vamos a experimentar sensación de cansancio y cuando
vayamos a realizar alguna actividad que requiera de gran consumo de energía
tendremos mayor dificultad para realizarla, por eso es necesario que
practiquemos cualquier tipo de deporte o ejercicio para tener un mejor
rendimiento físico, puesto que nos ayudaría a prevenir enfermedades, mejora
nuestra presión cardiaca y la más importante de todas genera un aumento de
la autoestima.
Todas las personas debemos realizar actividad física, mayormente las
personas mayores porque ellas son las más propensas a contraer
enfermedades cardiacas o de osteoporosis. Realizando cualquier tipo de
ejercicio su cuerpo llega a tener mayor estabilidad, aunque no pueden
ejecutar una rutina de ejercicio vigorosa, pueden trotar, bailar, andar en
bicicleta, entre otras.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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https://www.20minutos.es/noticia/2237141/0/ejercicio-fisico/beneficio-
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