Iglesia
Iglesia
Iglesia
Introducción
Por otro lado, la delimitación de nuestro tema al actual territorio argentino puede
presentar inconvenientes metodológicos que debemos aclarar. Si bien las Misiones
Jesuíticas en su tiempo histórico funcionaron como una unidad territorial (identificada
genéricamente como las Misiones del Paraguay, correspondientes a los actuales
países de Paraguay, Brasil y Argentina) para su abordaje es posible su separación en
tanto que la bibliografía sobre el tema refiere el caso de los pueblos misioneros en
territorio argentino desde la perspectiva de las Misiones Jesuíticas en su conjunto,
evitando el riesgo de visiones parciales o excesivamente particularizadas. A pesar de la
“artificialidad” del recorte realizado sobre la delimitación de nuestro tema, consideramos
que, para los fines buscados en este trabajo, el estudio de la arquitectura de las
misiones Jesuíticas visto desde Argentina permite construirnos, no obstante, una
perspectiva general sobre la historiografía dedicada a su estudio.
La década del ´30 será un período de transición, donde conviven en una misma
escena, dispar y contradictoria, el discurso nacionalista que dio forma al
“neocolonialismo” junto con figuras como Mario Buschiazzo y Guillermo Furlong,
quienes por esos años inician sus estudios sobre el período colonial; y José León
Pagano, cuya obra supone la irrupción en nuestro país de la tradición estética europea,
a través de la adopción del paradigma crociano.
José León Pagano en El Arte de los Argentinos (1937 a 1940), dedica sus primeros
capítulos al período colonial. Dentro de este ajustado panorama, (no olvidemos que su
propósito es el de historiar el desarrollo de las artes iniciado con la independencia de la
Nación Argentina) concederá un lugar relevante a las Misiones Jesuíticas y a la labor
de sus arquitectos.
Por lo tanto Pagano optó por analizar la arquitectura forzando las categorías de análisis
del arte europeo y encontró en las expresiones arquitectónicas de las misiones un buen
ejemplo de trasplante del modelo citado, reconociendo la obra jesuítica por encima de
las restantes, aunque sin perder por ello su carácter “provinciano”.
Miguel Solá, en uno de los tomos dedicados a las misiones, destacará sutilmente la
originalidad del sistema constructivo de las misiones basado en el uso de la madera del
lugar, reconociendo el rol activo desempeñado por los guaraníes al aportar su
experiencia constructiva. Respecto al rol atribuido a los guaraníes Solá afirmará que “si
bien los guaraníes no se destacaban por su genio personal eran notables copistas”3.
La escuela de Buschiazzo
El nuevo giro dentro de la arquitectura en las misiones se producirá con la llegada del
arquitecto Juan Bautista Prímoli hacia 1730. Las iglesias de este período serán San
Miguel, Trinidad y Concepción, construidas según “el modo europeo”, siguiendo un
“estilo grecorromano”.
Hemos decidido mencionar las dos obras de Furlong conjuntamente debido que, a
pesar de la distancia temporal que separa los dos libros citados, el carácter de los
mismos no varió sustancialmente con los años. Sin quitarle mérito alguno, señalaremos
el carácter descriptivo, poco sistemático, como también su sentido poco crítico y
benevolente, dada su afinidad ideológica con el proyecto de la Compañía en América y
su posición prohispana.
Vicente Nadal Mora es otro de los historiadores que comparte con esta generación de
investigadores el logro de haber realizado los aportes documentales más importantes
para el estudio del período colonial.
En la década del ´50, sobre la base de la abultada bibliografía aportada por la escuela
de historiadores anteriormente citada, Hernán Busaniche publica La Arquitectura de las
Misiones Jesuíticas Guaraníes (1955).
La etapa siguiente se inicia con el éxodo hacia tierras que brindasen mayor refugio, tras
la victoria en la batalla de Mbororé (1641), que marca la derrota final de los paulistas.
Esta etapa estaría caracterizada por la construcción de iglesias de tres y cinco naves,
de cierta “semejanza con las primitivas basílicas romanas”. El elemento estructural de
esta arquitectura será el uso de la madera disponible en el lugar. En este nuevo
sistema constructivo, los muros pierden su función portante para convertirse en simples
pantallas donde se desplegará “la profusa decoración barroca”. Esta etapa la define
como “la arquitectura misionera por excelencia”.
Por último, la etapa restante no tiene una delimitación temporal muy precisa (la define
como “el momento antes de la expulsión”), pero su particularidad está dada por la
aproximación a los modelos “europeos”, que le confieren otra escala y magnitud a las
construcciones, y consecuentemente se pierde el “carácter típico misionero”. En estos
templos se logra prescindir del esqueleto de madera, asumiendo los muros la función
portante y reemplazándose la cubierta de par y nudillo por la bóveda de cañón en
piedra9.
Lo interesante del análisis de Busaniche es el reconocimiento del carácter particular
que asumió la arquitectura en el contexto misionero, proponiendo para la comprensión
de su génesis el parentesco técnico que mantendría con la arquitectura del litoral
conformando un “auténtico lenguaje constructivo”. De suma importancia ha sido el
reconocimiento de un tipo de urbanismo “definido y personal” que menciona como
“misionero”, sin profundizar en su análisis10.
Sobre el aporte indígena, largamente discutido, concluye que si bien los guaraníes no
tuvieron una intervención en el planteo general de las obras, debe valorarse el carácter
particular que le infundieron a las mismas11 (Busaniche 1955: 199). Busaniche de esta
manera, tras los pasos señalados por Buschiazzo, debe reconocerse como el primer
sistematizador del panorama arquitectónico misionero dentro de la historiografía
dedicada a su estudio.
En los años ´60 y ´70 el estudio de la Misiones Jesuíticas tendrá pocos aportes
valiosos, con excepción de Misiones y sus Pueblos Guaraníes (1962), mencionada en
el apartado anterior por razones ya expuestas. Su estudio quedará reducido a la
inclusión en publicaciones dedicadas a conformar una visión general y panorámica de
la problemática de la arquitectura colonial, cuando aun restaba profundizar el
conocimiento de las áreas marginales y de ciertos períodos poco conocidos. De esta
manera la arquitectura jesuítica quedó disminuida a la extensión de unos pocos
capítulos, de carácter aproximativo y en ocasiones imprecisos.
Burucúa se refiere a este “silencio” en las investigaciones sobre arte como un nuevo
momento de quiebre en la tradición historiográfica argentina12. Si décadas pasadas la
irrupción del paradigma positivista aportó un carácter disciplinar y científico a las
investigaciones, dejando atrás las valoraciones subjetivistas y las hipótesis
apriorísticas; nuevamente se estaba manifestando la necesidad de una revisión crítica
de esa misma tradición historiográfica, para iniciar la búsqueda de nuevas categorías
de análisis y una visión más reflexiva sobre el tema.
Por medio de sus nuevos postulados teóricos, dirige su crítica por un lado hacia los
“reinterpretadores”, quienes apelan a los trabajos ya publicados para intentar nuevas
aproximaciones, y por otro hacia la tradición historiográfica la cual había tratado el tema
con gran solvencia en la faz documental, pero reiterando para el caso americano la
secuencia estilística establecida para Europa. En este sentido sostiene que la adopción
de categorías “eurocéntricas” para el análisis de “nuestra arquitectura” supone una
forma soslayada de “dependencia cultural”, por lo cual resulta necesario asumir una
postura comprometida. Esto explica en parte el tono reivindicativo que se reconoce en
muchos de sus trabajos14.
Su gran aporte conceptual ha sido su concepto de “pragmatismo” que supone una libre
elección de técnicas y materiales empleados en la construcción como forma de
adaptación a un determinado contexto geográfico y cultural, liberando de tal manera a
la arquitectura colonial de la pesada carga de haber sido entendida como una copia
defectuosa de los modelos europeos15.
La “vivencia barroca” del espacio puede ser comprendida a través de los conceptos de
participación y persuasión que en el contexto particular de las misiones tendrán su
expresión en la potenciación que los jesuitas realizaron de las formas rituales de la
cultura guaranítica (música, danza)19.
A pesar de las críticas que puedan formularse a las hipótesis propuestas por Gutiérrez,
ha sido de gran valor su intento en construir una nueva teoría de referencia para el
análisis de la problemática arquitectónica colonial, entendida como un fenómeno
singular diferenciado del proceso europeo y provisto de autonomía creativa. Siguiendo
en este sentido, le cabe el mérito de haber construido un nuevo panorama de la
arquitectura americana, profundizando en la relación forma artística–contexto cultural.
De esta manera la década del ´90 se inicia en un contexto sumamente fértil. Habiendo
capitalizado los aportes realizados por la generación de investigadores de la escuela de
Buschiazzo; y posteriormente sometidos a revisión crítica por la nueva generación de
historiadores; los estudios se orientan hacia la búsqueda teórica de nuevas categorías
de análisis, y la construcción de una perspectiva crítica, que permita la inserción de la
arquitectura dentro del contexto cultural de su producción.
Para el caso particular de nuestro tema la década se inaugura con una obra de carácter
sintético que aporta un excelente panorama sobre las Misiones Jesuíticas, logrado
mediante trabajos de gran solvencia. Esta publicación, titulada Las Misiones Jesuíticas
del Guayrá (1993), nace con motivo de la declaración de las Misiones Jesuíticas como
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Desde una perspectiva interdisciplinaria,
la obra se estructura en capítulos a cargo de destacados especialistas en el tema
quienes abordan los distintos aspectos de la sociedad jesuítico–guaraní.
El capítulo sobre la arquitectura estuvo a cargo del Arq. Alberto de Paula, por entonces
director del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas, Arquitecto M. J.
Buschiazzo, y el dedicado a las artes plásticas corresponde al Dr. .Sustersic, ambos
continuadores de los lineamientos teóricos ya señalados. A lo largo de toda la década
el especialista Bozidar Darko Sustersic, desde el Instituto Julio Payró desarrollará sus
investigaciones sobre el tema intentando rescatar la importancia del aporte guaraní en
la conformación de la tradición arquitectónica misionera, para lo cual conjugará desde
una visión unificada los estudios sobre la arquitectura y las artes plásticas misioneras,
históricamente estudiados desde perspectivas separada.
Para esta misma etapa constructiva sostiene, continuando con lo expresado por
Alexander, que la limitación en la disponibilidad de materiales determinará desde el
comienzo una actitud distinta ante el espacio y la naturaleza (expresada en la
continuidad entre el espacio interior-exterior), diferente a la que se daba en Europa23.
Sustersic concibe la arquitectura como la ordenación y experiencia del espacio y otorga
preeminencia a los elementos cualitativos que componen ese espacio24.
Tomando el caso particular del friso de los ángeles músicos de Trinidad, ensaya una
interpretación por la cual asocia en la música misionera (de gran valor litúrgico y
festivo, potenciados por los jesuitas a través de la “persuasión barroca” según la
hipótesis de Gutiérrez) ciertas invariantes de la mentalidad guaraní, que tendrían su
analogía en ciertas constantes formales de la expresión plástica, manifiestas a través
de la geometría y la organización de todos los elementos reiterados.
De esta manera entiende el arte surgido en el contexto de las misiones como una
realidad plástica arquitectónica nueva, que denota la ductilidad y capacidad inventiva
de los guaraníes en un contexto de “libertad compositiva”26. El cambio de marco teórico
en esta nueva etapa historiográfica está dado por la búsqueda de un enfoque
interdisciplinario que permita interpretar la cultura misionera como resultado de la
influencia europea y guaranítica. Para tal propósito la etnografía ha permitido la
comprensión de las constantes estructurales operantes en el pensamiento indígena, y
de este modo aproximarnos a sus construcciones simbólicas.
En 1999 se publicó la Nueva Historia Argentina, Arte, Política y Sociedad, dirigida por
José Emilio Burucúa, obra que cierra el proceso de revisión historiográfica y reescritura
iniciado en el marco de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
Aires, al cual hicimos referencia anteriormente. Esta obra pretende aportar un nuevo
panorama sobre el desarrollo de las artes visuales en Argentina desde una perspectiva
crítica que contribuya a su renovación.
A modo de conclusión
Como podemos observar en esta breve síntesis, la tensión en las diferentes etapas
historiográficas se dio entre la “pretendida objetividad”, postura asumida por los
positivistas, quienes convencidos de su neutralidad, creían en una historia “hecha con
documentos”, donde el investigador sólo debía “leer el texto del pasado”, sin
interpretarlo (sin reconocer el rol activo de éste en el proceso de construcción del
conocimiento), negando la complejidad de los procesos sociales; y por otro lado la
postura “interpretativa”, que asumieron los estudios centrados en el desciframiento del
proceso de endoculturación en el contexto americano.
Bibliografía
AAVV. Las misiones Jesuíticas del Guayrá, Buenos Aires, Iconos–Unesco, Ed. Manrique Zapo, 1993.
Alexander, Ricardo Jessé. El Barroco Guaraní (la estructura del espacio arquitectónico), en Barroco
Latinoamericano, Bs. As., 1982
ANGÚLO, IÑIGUEZ DIEGO, Historia del Arte Hispanoamericano, Cap. XVI, Buenos Aires, Ed. Salvat, 1956.
BURUCÚA, JOSÉ EMILIO (coord.), Prólogo y capitulo 1, Nueva Historia de la Argentina. Arte, Política y
Sociedad. Buenos Aires Ed. Sudamericana, 1999
BUSANICHE, HERNÁN, La Arquitectura en las Misiones Jesuíticas Guaraníes, Santa Fe, Ed. El Litoral, 1955.
BUSCHIAZZO, MARIO, La Arquitectura de las Misiones del Paraguay, Moxos y Chiquitos, en Angúlo Iñiguez,
Diego, Historia del Arte Hispanoamericano, Buenos Aires, Ed. Salvat, 1956.
CASTEDO, LEOPOLDO, Introducción y cap. 14, Historia del Arte y de la Arquitectura Latinoamericana,
Barcelona, Ed. Pomaire, 1970.
FURLONG, GUILLERMO, Arquitectos Argentinos durante la dominación hispana, Buenos Aires, Ed. Huarpes.
1946.
FURLONG, GULLERMO, Misiones y sus pueblos guaraníes, Posadas, 1962.
GUTIÉRREZ RAMÓN, coordinador, Pintura, Escultura y Artes útiles en Iberoamérica 1500–1825, Madrid, Ed.
Cátedra, 1985.
GUTIÉRREZ, RAMÓN, Las misiones jesuíticas, en Summa, Número 181, Buenos Aires, 1982.
GUTIÉRREZ, RAMÓN, Introducción, capítulo 1–9, Arquitectura y Urbanismo en Iberoamérica, Madrid, Ed.
Cátedra 1983.
GUTIÉRREZ, RAMÓN, La historiografía de la arquitectura americana. Entre el desconcierto y la dependencia
cultural 1870–1985, en Summa Número, 215–216, Buenos Aires, 1985.
JÁUREGUI, ANDREA Y PENHOS, MARTA, Las imágenes en la Argentina colonial, en Burucúa, José Emilio
coordinador, Nueva Historia de la Argentina, Arte, Política y Sociedad. Buenos Aires, Ed. Sudamericana,
1999.
LUGONES, LEOPOLDO, El Imperio Jesuítico, Buenos Aires, 1904.
MAEDER, ERNESTO Y GUTIÉRREZ, RAMÓN, Atlas histórico y urbano del nordeste Argentino, Resistencia,
Fundanor, 1994.
NADAL, MORA VICENTE, Estética de la Arquitectura Colonial y post-colonial Argentina, Buenos Aires, Ed.
El Ateneo, 1946.
NADAL, MORA VICENTE, Monumentos Históricos de Misiones, San Ignacio Miní, Buenos Aires, 1955.
NOEL, MARTÍN, “La trayectoria Puneña y el barroco jesuítico” en Documentos de Arte Argentino. Academia
Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, 1940.
PAGANO, JOSÉ LEÓN, El arte de los Argentinos, Buenos Aires, Ed. Goncourt. 1937–1940. Introducción,
capítulo I, II y III.
SOLÁ, MIGUEL, Las misiones Guaraníes, cuaderno XIX y XX, en Documentos de Arte Argentino, Academia
Nacional de Bellas Artes. Buenos Aires,1946.
SUSTERSIC, BOZIDAR DARKO, Templos Jesuíticos–Guaraníes, Buenos Aires, Facultad De Filosofía y Letras
UBA, 1999.
Notas
1
Ramón Gutierrez (coord.) Pintura, Escultura y Artes útiles en Iberoamérica 1500-1825, Madrid, Ed. Cátedra,
1985., p. 40
2
José León Pagano, El Arte de los Argentinos, Buenos Aires, Ed. Goncourt, 1937-1940., pp. 19-21
3
Miguel Solá, Las misiones Guaraníes, cuaderno XIX y XX, en Documentos de Arte Argentino, Academia
Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, 1946, pp. 12-14
4
Guillermo Furlong, Misiones y sus pueblos Guaraníes, Posadas, 1962, pp. 526, 565-566.
5
Vicente Nadal Mora, Estética de la Arquitectura Colonial y Post-colonial Argentina, Buenos Aires, Ed. El
Ateneo, 1946, pp. 16-18.
6
Nadal Mora Estética, p. 15.
7
Nadal Mora Estética, p. 7.
8
José Emilio Burucúa (coord) Prólogo y Capítulo 1, Nueva Historia de la Argentina. Arte, Política y Sociedad,
Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1999, pp. 24-25.
9
Hernán Busaniche, La Arquitectura en las Misiones Jesuíticas Guaraníes, Santa Fe, Ed. El Litoral, 1955, pp.
18-26.
10
Busaniche, La Arquitectura, p.27.
11
Busaniche, La Arquitectura, p. 199.
12
Burucúa, Nueva Historia, p. 26.
13
Burucúa, Nueva Historia, p. 26.
14
Gutierrez (coord.), Pintura, Escultura y Artes, pp. 11-13.
15
Pamón Gutierrez, Las misiones jesuíticas, en Summa, Número 181, Buenos Aires, 1982, pp. 4-5
16
Bozidar Darko Sustersic, Templos Jesuíticos-Guaraníes, Buenos Aires, Facultas de Filosofía y Letras, UBA,
1999.
17
Gutiérrez, Las misiones jesuíticas, p.6.
18
Gutiérrez, Las misiones jesuíticas, p.5.
19
Ramón Gutiérrez, Introducción y capítulo 1-9, Arquitectura y Urbanismo en Iberoamérica, Madrid, Ed.
Cátedra, 1983, pp. 231-232.
20
Ricardo Jessé Alexander, El Barroco Guaraní (la estructura del espacio arquitectónico), en Barroco
Latinoamericano, Bs.As., 1982, p.30.
21
Sustersic, Templo Jesuíticos, p. 15.
22
Sustersic, Templo Jesuíticos, p. 16.
23
Sustersic, Templo Jesuíticos, pp. 36-37.
24
Sustersic, Templo Jesuíticos, p. 38.
25
Sustersic, Templo Jesuíticos, p. 138.
26
Sustersic, Templo Jesuíticos, pp. 220-222.
27
Andrea Jáuregui y Marta Penhos, Las imágenes en la Argentina colonial, en Burucúa (coord.) Nueva Historia
de la Argentina, Arte, Política y Sociedad, Bs.As., Ed. Sudamericana, 1999, pp. 68-69, 79.