CONSEJO EDITORIAL, MANUEL ALONSO OLEA Lass Disz-Picazo Epuanbo Garcia Ds ENTERRIA Testis GonzAurz PEREZ ‘Auetio Mevéoez Gonzato Rooriouez MouruiLa CLAUS ROXIN Dr. Dr. hc. mult, Catedrético de Derecho Penal ‘en Ja Universidad de Mcinich DERECHO PENAL PARTE GENERAL TOMO I FUNDAMENTOS. LA ESTRUCTURA ! DE LA TEORIA DEL DELITO ‘Traduccién de la 2. edicién alemana y notas Diego-Manuel Luén Pefia Catedratico de Derecho Penal cn la Universidad de Alcala Miguel Diaz y Garcia Conlledo Javier de Vicente Remesal Catedratico de Derecho Penal Catedstico de Dezecho Penal cen la Universidad Publica de Navarra on la Universidad de Vigo824 Seceién 7" ~ Laimprudencia sultado el tipo de los delitos impradentes. Com independencia de las fund mentaciones cambiantes con las que se he intentado explicar también los dalitos imprudentes como acciones poteacial o realmente finales (més deteni- damente § 8, nm, 19 ss., ¢imfra nm. 67), conforme a esta doctrina el ipo ha de mostrar en cualquier easo un desvalor de la accién que sélo puede hallarse cen los elementos constitutivos de la impradencia. La concepcién personal del injusto del finalismo (més detenidament § 10, nm. 88 ss), que ya traslad6 dolo desde la culpabilidad al tipo subjetio, ha contribuido también por tanto sustancislmente a la reforma de la sistemitica de la imprudencia. 3. Finalmente, también la teorfa dea imputacicn objeriva (mas detenidamente $ 11, nm. 36 ss), pese a que se desarrolla partir dela oposicion al Finalismo, refiere la imprudencia al tipo. Pues, sila imputacién al tipo objetivo presupone Ta realizacion de un peligro creado por el sujeto, que supera el riesgo permitido cen el marco del fin de proteccién de la rorma (§ 11, nm. 41), el resultade no se imputa Ginicamente con ayuda de Ia teorfa de la condicién, sino en virtud de criterios que fundamentan una condveta imprudent 6 La necesidad de tratar Ja conducta imprudente como problema del tipo resulta por tanto de transformaciones do Ia teorfa del injusto (del recurso a Ja norma de determinactén, del reconodimiento del injusto personal y de la teoria de la imputacién objetiva) que poseen validex para todo su émbito y por tanto también para los delitos dolesos. Pero hay también argumentos cespectficos de la imprudencta para tal ubicacién, puos est4 fuera de discusin ue en amplios sectores el riesgo permitido marea el limite a partir de cuya Superacion comienza la imprudencia. Lo que esté amparado por el riesgo permitido no es por tanto imprudente; pero légicamente un riesgo permitido 1ho puede estar s6lo disculpado, sino que ha de hacer que desaparezca ya el injusto. 71 Mientras que existe amplio acuerdo ena inclusién del desvalor dela accién imprudente en el tipo, se discute recientemente la euestion de si el resultado ce también al tipo de los delitos imprudentes y no es Gnicamente una ién objetiva de punibilidad situada fuera del injusto. Una concepcisn, reciente, que radicaliza el enfoque de teorta de las normas, pretende dejar tan s6lo el desvalor de la accion (es decir la conducta imprudente) en el tipo, con el argumento de que se podrian probibir acciones, pero no recultados, La misma llega asi precisamente @ una invsrsién de la concepeién elésica que sdlo consideraba elemento del tipo el resultado y desterraba de él el desvalor de la accién. La concepcidn intermedia entre los extremos, coincidente en el resultado al que Tega con la dac. dom,, de que el desvalor de la accion y el desvalor del resultado pertenecen por igual al tipo ya ha sido fundamentada ‘més detenidamente en Ia teoria del tipe (§ 10, nin, 88 ss.). Agul podemas romitieos a ese lugar. 998 $24, Laimpridencia 824 Il, Los eriterios de le conducta imprudente ‘Cuando nos preguntamos por los dlementos de contenido de la conducta 8 imprudente, nos topamos en la jurisprudencia y en la doctrina clentifiea con una profusidin de elementos diferentes. En primer términe se menciona la rmayorfa de las veces la “infraccién del deber de cuidado". Junto a 4] se en- cuentran la "previsibilidad”, “cognoscibilidad” 0 “advertiblidad” y “evitabili- dad’ del resultado como precupuestos 9 requisitos de Ia conducta imprudente. ‘Ademds se recurre di la teorfa de Ja imputacion objetiva para limitar la res- ponsabilidad por imprudencia, La mayoria de las veces se recurre a Ia con- trariedad al cuidado debido para el injusto de la accién, y a la causacién de tun resultado tipico imputable para cl injusto del resultado”. Pero en concreto Jos mencionados criterios se ponen en relacién entre s{de forma muy diferente, Ast, Jescheck distingue entre a “ifracci6n del deber objetivo de cuidado” 9 como injusto de la aecién y la “produccién, causacion y previsibilidad del resultado” como injusto del resultado de los delitos imprudentes. Bn el marco de le causacion trata el “nexo de antiuridicidad”, que contempla como pro: bblema de imputacién objetiva. Cramer caractoriza asimismo Ia infraccién del deber de euidado como el desvalor dela accién de los delitos imprudentes, pero pretende concretar esta contrariedad al cuidado debido mediante los criterios de la evitabilidad y previsibildad, ast como el de la superacién del riesgo socialmente adecuado, En el desvalor del resultado ubica el nexo de idad y el encaje en el fin de proteccién de la norma. Otros autores renunclan por completo al eriterio de la infraccion del deber de cuidado " y ccolocan en lugar de ésia en primer plano elementos como la “cognosctbilidad” © “advertibidad de Ia posible realizacién del tipo # o su “evitabilidad” *; no obstante también se tienen on cuenta slementos de la imputacion objetiva. Es correcto que el tipo de los delitos imprucientes, en la medida en que no 10 contenga una descripeién adicional de i conducta, se colma mediante la teor!a, de Ia imputacién objetiva ®: un resultido que se Imputa al tipo objetivo ests causado imprudentemente, sin que se precise de ulteriores criterios. En rea dad, tras la caractertstica de la infraccion del deber de culdado se esconden "ast expresamente Barger 1974, 31 $s SK*Samson, apo. 16, a 10 8, 22 8 we fsck AT 438 N SehseiCeanee § 18, nm. 120. (121-130) "eg LRM Schroeder, $161 157 Scbtcedar 12 1989, 776; hob, AT! 9: MaursehGossl am 49; Schmidnasts, Schatten #8, 197,19 LK ebrceder,§ 16, em 127 su; Schrwede, JC 198,716; Jobs, ATE, 94.6 © MMouractyGosel AT" 4418 sa; cle. ch. Gos, BrP, 197.4 re. ® De aeerde Yornanaks,ZSiW 102 (1990), 94 “La ‘sntraneded bjt al euldado debide to daberiaporer wa sgefeacin autinoma conzo el concepo de cnpraensia, ne ser =. fovblda pore eserio dei Imputaci objet?” 999un 2 1B 524 Seceién 7~La inprudencia distintos elementos de imputacién que caracterizan los presupuestes de Ja imprudencia de manera més precisa que tal ciusula general, Para empezar falta Ia contrariedad al cuidado debido cuando el sujeto desde lun principio no ha creado un peligro juridicamente relevante. Por tanto, al Joven que cita a su novia y y la misma resulta muerta por el golpe de un. meteorito (om. 3) sin dada no se le puede reprochar una contrariedad sl cuidado debido, Pero con la falta de creacién de peligro se earacteriza de modo mis exacto la razdn de la exclusién de Ja imputacién. A continuacién se ha denegar la infracciéin del deber de cuidado cuando pec. el sujeto conduce de modo plenamente conforme a las normas del tréfico y a pesar de ello Tesiona a alguien que se Je echa encima del coche. Pero sélo Ia referencia a la observancia del riesgo permitido hace posible una furdamentacién exacts, de i exclusion de Ia imprudencia, Por fis, falta una infraccién del deber de cuidado v.gr. cuondo alguien sélo colabora a la autopuesta en peligro dolosa de otro 0 cuando puede invocar al principio de confianza. Pero ello se debe a que el fin de proteccién del tipo correspondiente no alsarea tales resultados. El elemento de Ia infracelén del deber de culdado no conduce mas alls que los criterios generales de imputacién. Bs més vago que éstos y por tanto prescindlible. En rigor es incluso “erréneo desde ol punto de vista de la légica dde la norma’ ¥, pues produce la impresién de que el delito comisive impos dente consistirfa en la omisién del euidads debido, lo que sugiere su interpre- tacién errénea como un delito de omisién ”. Sin embargo, al sujeto no se le reprocha el haber omitido algo, sino el haber creado un peligro no amparado por riesgo permitido y sf abarcado por el fin de proteccién del tipo, que se ha, Jakobs ® dice con razén: "En el émbito de Ta comiaiin ne ae precerthe v gr al manejn enidataen de eorilles, sino que 22 prohibe el manejo descuidado; no existe un deber de manejar.” Adernas, el Bjarse en el deber de cuidado induce a a suposicién errénea de que de la Infraccién de prohibiciones de puostas ex peligro abstractas 0 de normas de Uwifico extralegales (mas detenidamente um. 15 ss., 18 s8.) se deriva eo ipso tuna imputacién imprudente. Tampoco se pueden seperar entre sf, como si sede con tants frecuencia, la infraccién del deber de euidado y la imputacién del resultado, porque los presupuestos de la imputacién son idéaticos a los de la infraccién del deber de cuidado. Algo semejante sucede con elementos como los de la previsibilidad (0 cos noscibilidad 0 advertibilidad) y Ia evitablidad. Cuando un resultado no era previsible, o bien falta ya, como en el ejemplo del meteorito (nm. 3),la creacién de un peligro jurfdicamente relevante, o bien falta la realizacién del peligro realizado en un resultado % Jakob, ATS 9, 2 Tako, AT! 516; LK®.Schroeder, § 16 nm. 158. alte, AP, 8 1000 $24. Laimprudencia 824 creado, cuando pee. el herido no musre debido 4 les consecuencias del acei- dente, sino debido a un incendio en al hospital. Lo propio rige para la evita billdad. Si alguien conduce a velocidad excesiva y un transednte se le echa encima del coche con tan mala fortuna que no se habria podide evitar el resultado lesivo ni siquiera respetande la velocidad prescrita, la imprudencia no tiene lugar por falta de realizacién del peligro. For tanto, para constatar larealizaciéa imprudente de us tipo ne se precisa de criterios que se extiendan amis allé de la teorfa de la imputscién objetiva III. Acerca de Ia conerecion de Ia exeacién de peligro no permit No obstante, en la determinacién ée lo que se ha de considerar “ereacién 14 o-un peligro no permitido”, se puede y se debe tener en cuenta todo lo que Ja jurisprudencia y la dostrina cientifica han ido precisando para la constata- cién de la infraccién del deber de culdado, En tina exposicién de tratado ni es posible ni tiene sentido explayarse en la enormemente amplia casulstica (sobre todo acerea del Derecho de la circulacién), Sin embargo, se pueden exiraer de ella algunas directrices que resultan iiiles para la determinacién deta imprudeneia 1. Normas jurtdieas En muchos mbitos de la vida, sobre todo en el Derscho de la circulacion, 18 ‘llegislador ha dictado prohibiciones de puestas en peligro abstractas, cuya infraccion fundamenta en general Ia creacién de un peligro no permitido. Ast, normalmente la zalainobservancia do h prioridad de paco cers auficionts para hhacer aparccer como punible conforme al § 230 {lesiones imprudentes) la lesi6n del que tiene prioridad de paso; un exceso prohibido de velocidad fun- damenta la imprudencia del homicidio debide al mismo, etc. La jurispr. Jo resume en la frase de que los preceptcx sobre circulacisn serfan “ol resultado de una prevision de posibles peligros basada en Ia experiencia y en Ia reflexidn: Jndican ya con su existencia que, con su infracci6n, el peligro de un accidente fenira dentro del terreno de Io posible", Por otro lado se reconoce que la infraccién de preceptos sobre eirculaciéa 16 cs efectivamente un indicio de una ereacién de peligro prohibide, pero no 9» Pupoe, 1992, 2, clien de no perma un peligro “cuando lo indcioeyfctore esses dels os se compons. pelteninacioe tam Rates sobre ponfbdad de ua vsulodo ‘rsapobado y den cars causal desprobedo..queel seo est obligato sei reas de xi 1 haerse conciente de esa poubiidsdy 9 expat exategiae para tare eaizacon™ Paro ‘atoraente eto pecien tb. de una copeeca came a ur even eo lo uc sue, oH, 182 185) con referencia yaa Jars del RG (ROSY 86, 343 18, 37; 76, 1 lteralente oped en BGHSt I, 75 (3). s00124 Seccién 7.*— La impeudencia necesariamente la fundamenta®, Pues Jo que es peligroso in abstracto puede sin embargo no ser peligroso en el caso concreto. La jurispr, recurre en tales casos a neger la “previsibilidad’, pese ¢ concurir "Infraccién del deber de cuidado", “Para el conceplo juridico de imprudencia en el sentido del § 222 'StGB (homicidio imprudente} no es Gnicamente decisivo si se han observado los preceptos de policfa de trifico 0 no. La previsibilidad depende siempre de las circunstancias del caso concreto y ha de examinarse con independencia de si concurre una infraccién sancionab de trifico, Ni tal infraccién fumda- ‘menta por si sols y necesariamente el reproche de Ia imprudencia, ni este reproche se excluye forzosamente mediante el respeto de los preceptos sobre circulacién..” (BGHSt 4, 185). Ast p.ej. el BGH no considers suficiente sin és para la fundamentacién de un peligro jurfdicamente relevante para la vida del adelantado el adelantamiento en un cruce, antiguamente prohibido (conforme al § 1013 S:VO v.a.). "Puesto que... el adelantamiento en wn eruce con plena visibilidad conduciendo por lo dems debidamente no es en si peligroso, y el peligro sélo puede producirse mediante una culpa grave del adelantado, no resulta viable afirmar ya ls previsibilidad del accidente dnl mente en virtud de la infraccién de la prohibicién de adelantae” (BGHSt 4, 187). Sin embargo, el caso inverso de que alguien respete estrictamente las reglas de circulacién y a pesar de ello sea condenado par imprudencia sélo puede producirse en la situacion excepcional de que el respeto de las reglas de circulacién en esa situacién debiera conducir de modo absolutamente ma- nifiesto a un accidente (BayObLGSt 59, °3), 17 De todos, por regla absolutamente gene-al se habré de reconocer como crea i6n de un peligro suficiente la infraccion de normnas juridicas que persiguen Ja evitacidn del resultado producido. Cuando el resultado producide esta de- ‘masiado apartado, la mayoria de las veces no se ha realizado el peligro que la norma pretendia prevenir, de modo que entonces no procede por esta razon la impatacién imprudente. En su sentencia Fundamental sobre la responsabilidad Juridicopenal por el producto, el BGH rehuyé una resolucién clara, al sub- ruyar por un lade que “algunos datee.. apantrian “en favor de que los mismos aberes que son decisivos para la responstbilidad juridicocivil por el producto constituyan también el fundamento de la responsabilidad juridicopenal”, mien- ‘ras que por otro lado sefala que no se podrian “usar sin repsros para la determinacién de Ia responsabilidad jurédieapenal los prineipios de responss- bilidad del Derecho civil orientados « la indemnizacign de datos y perjucios,” 2 ara el caso dela responsabilidad por l produto més dtendamsite Kublen, 1999, 117 8 Gti 37, 106 (113). Ahtae trata no obsute dd prelems par s Rindarenain tua posen de guant, del nino modo qu en gineral l pate cecal dela rexclacn foc ln dogansa do la emi, que no ae toad hasta e ome H. Chi acer dela response ‘lida jrtsopenal por el procs en gens Minder, 999; Kublen, NSC 190, S06 Meier [NIW 19923198, Schmelzer, 1988; om, NIM 1990, 2966; Sanson, SV 199,182 1002 824. Laimpradenci 924 2. Normas del tréfico Adems de de la infraccién de probibiclones legales de poner en peligro, la creacién de un peligro no permitido se deriva sobre todo de la infraccion de “normas del tréfico”*, Se trata de “reglamentaciones” que han sido ereadas ppor asociaciones 0 consorcios de intereses privados sobre todo en l terreno ‘éonico y para el ejercicio de determinadas espocialidades deportivas, Ast hay ‘nada menos que aproximadamente 12.000 normas DIN (Deutsche Industrie- Normen, Normas de la Industria Alemana), que persiguen en parte objetivos de seguridad. Junto a ellas existen una reglamentacién VDE redactada por la Verband Deutscher Elektrotechniker (Asociacién de Electrotécnicos Alemanes) con alrededor de 2.500 preceptos, una reglamentacién del Deutscher Verein von Gas- und Wasserfachmdnnemn (DVGW, Unién Alemana de Especialistas del gas y el agua), las reglas de conducta VDI del Verein Deutscher Ingenieure (Unién de Ingenieros Alemanes) ®, lo: conocidos reglamentos deportives, as reglas para el Esqu{ de la Fédération intemationale de Ski (FIS), y similares. En la préctica se alude también con frecuencia @ la infeaccién de tales rnormas del tréfico para fundamentar la imprudeneia. Sin embargo, no se puede atribuir a estos preceptos le misma trascendencia que a las probibicio- nes de puestas en peligro abstractas del legislador *. Pues la delimitacién del esgo permitido, de la que se trata en estas “normas", no puede efoctuarse por estas instituciones privadas ligades o intereses con la misma autorided y objetividad que por el legisador. La “norma” puede estar equivocada desde tun principio o ser superada por la ewlucién técniea o no adecuarse al e289 cconcreto; incluso prescindiendo de ell, no se podré apreciar atin un peligro Juridicopenalmente desaprobado cuanto una conducta se desva sélo de modo Insignificante de sma narma dal tr4Fien o nando In seguridad ce garantiza de iro modo. La infraceién de norma: del trfico es efectivemente por tanto lun indicio para Is constatacién de la inprudencia, pero no hace superfiuo un ‘examen judicial suténomo ill riesgo creado ®. Por otro lado, ol respeto de las nnormnas del trifico no excluye neceseriamente la creacién de un riesgo no permitido. En *supuestos de hecho extraontinarios de puesta en peligro” las, cxigencias pueden ser mas estrctas “que lo que resulta de las reglas cancebidas para el caso medio" (BGH NSIZ 1991, 30 s). 2 urge, 197,50 © Chal respecte Lenchner, Eagich F5, 1945 450 ss. ™ ‘Ms detenidamente Lechner Engh, 196, 480s; Schonemann,LacknecS, 1947, 367 Ge ADPC? 19943, 307; Neel TH 1 Mas dezniarente Lancer, nghch FS, 1969, 497, $02 % Segin Schanersam, Lackner FS, 1987, 89 [eADPCF 1994-3, 391; N. del. la acton de ‘una norma asc nsractaproporciona poco neque "nated ego Insecta, Burpee, 1374, 52, pina que In “constataclon vinclant” etrtarevercadn alo tcunales| En eno Kable, i989, 121, sinbuge ws noma el ic “une nowsbletnscendancin pare la deter ‘ici de ares ela 1003, 18 19$24 Seccin 7." 20 Asimismo, la infraccién de reglas de ‘os deportes tampoco fundamenta sin més la imprudencia juridicopenal, ni siquiera cuando éstas protenden preser- var la seguidad fisica de los jugadores. Pues en las espocialidades deportivas con enfrentamlento, como el fitbol, son inevitables y se asumen ls infraccio- nes leves de las reglas resultantes de emplearse con duceza. Incluso cuando ddan lugar a un penalty se mantienen aia jurfdicopenalmente en el marco del riesgo permitido, Este sélo es rebasado cuando de modo contrario alas reglas se crea el peligro de lesiones serias Laimprudencia 3. El prineiplo de confianza 8) En la elreulaciéa 21 Mientras que lus normas juridieas y las normas del trifice proporcionan {indicios mas o menos importantes de lo existencia de creacién de un peligro nno permitido, el principio de confianza hoy reconocide sobre todo en el De- rrecho penal de la cireulacién es un principio que sirve para la negacién de tun incremento del peligro inadnisible. En su forma més general afirma que quien se comporta debidamente en la circulacién puede confiar en que otros taunbién Io hagan, siempre y cuando no existan indicios coneretos para supo- ner lo contrario *. Por tanto quien, p.o. tiene prioridad de paso en los cruces no precisa reducir su velocidad en acencién a posibles infracciones de trfico de oiros conductores, sino que por regla general puede partir de la base de que se respetard su preferencia do paso, Si ello no sucede y se produce una colisién, Ginicamente existe imprudencia en quien desatendi la preferencia de aso. ocasioues lenin dedestnena” elie ta ice elon peatoen has denanclate Dor ls Juvopr adaprandolo a ls eigencias dea crelscin moderna. St pe} quien ene brioridad de paso hubiera de parr tambien en atencén a una posible infacstin de tice {cl oblgado & esperar, se develari ampliamente ol derecho de pried de paso y Ja 00 Seca posible un rie Huda QSGHSe 7, 121 #) Se vata por tanta de un eato Je apicoion al sesgo permitido®, Prema elo, Schumann” preceude fundamentr el prncipio de oafiane a puts del principio de regonsabldd propia, Sin embargo, contra ello ech hheeno de queen caso de un aumento del resg (4 alos perceptible en la conduccion ‘de oto) el principio de couflanzaplerde de lnnediato su jimacta 9 sea que se poten: gf Iniracor de las norm de cirulacon tn pera cio des responsabied prop, Kahlen remife 2 una “ponderacin de interests que ha de tener em cuenta, junto al sspecto de prosecion de blenes jrticos, nblse los dela propia responsabilidad de kos doris y de I iertad de aceiin del ave tene et dsber de alla © te marge, 196,58; taurctiee, 472,443, 2M he yr BOMSE 4 47 4, 18257, 1850, 93; 138; 13, 10,44, 9%; 14,20, Amis refeencas ‘en SchSchvramer™.§ 15, nm, 211 Mouografi: KiseMaumn, Der Vertauenschuts in et Shen Straenverkehorect, 1980, Op, absalutamente dom. 2 Sehumaan, 1985, 7s Rune, 1982, 128, 4004 I | $24. Laimpnidencia $24 El principio no es aplicable cuanéo la confianza en el comportamicnto 23 debido de otros en la cireulacién esta manifiestamente injustificada, Ello rige para los nifios pequefios y en caso de conducta sospechosa también para los nifios mayores, y para los peatones adultos frégiles, de avanzada edad o ma- nifiestamente desorientados, en situuciones de trfico especialmente peligrosas yy complicadas, pero también en cualquier otro caso en que otro interviniente en el tréfico permite advertir que no $2 atlene a las reglas. Por tanto, cuando tun conductor se da cuenta de que otce no observa la prioridad de paso, debe parar y no puede pasar conflando en #1 "derecho". Segin la jurispr, el prin- cipio de confianza debe retroceder también en caso de infracciones de trifico “que se cometen con tanta frecuencia que un conductor conseiente ha de contar razonablemente con elles”. Més alld de Io anterior, muchas resoluciones parten de la base de que no 24 puede invocar el principio de confiama quien a su vez se comporta antijurt- icamente®. Ello es Incorrecto en los aumerosos casos en los que una infrac- cidn de tréfico no ha repercutido en el accidente. Por tanto, quien conduce tun coche en um estado de incapacidad para conducir a consecuencia de con- sumo de alcohol, a pesar de ello debe quedar exento de responsabilidad penal Invocando el principio de confianze caando otro no respeta su prioridad de paso y el accidente tampaco habria sico evitable para el conductor sobrio. El “castigo” del conductor alcobolizado can la pérdida del derecho ala proteccién de la confianza supondria la sancién inadmisible de un versari in re illcita. En cambio, quien ha-puesto en peligro con su conducta incorrecta a otros intervinientes en la circulacién y ha centribuido de este modo a un aecidente no puede en efecto invocar el principio de confianza; pero ello se deriva sin -mas de que en una situacién tan andmla en la eizculacién no se puede confiar ‘desde un principlo en que otros realicen una condiucta evtadora de accidentes, ) Tin Ia cooperacién con divisién del trabajo Adn esté poco claro hasta qué purito puede extenderse el principio de con- 25 fianza a otros ambitos o sectores de la vida *. Se reconoce en principio sa cextensién al caso de Ia cooperacién con divisicn del trabajo, sobre tado en 1 4mbito de la actwacisn médica (v.gr. en un equipo de operaciones) ®. Tam 2B GSE 12,31 (8) mde detente al cept Maller, 1997 2 (irl cespecto, com uleriores referencia ln rpc con ann cca de Niewenhui. 984 ‘1055. To. Kmpetmann Lecner-F5, 1987, 202 coostata cn rnin (en oleae con "antes ea sel indieador de pobacin® —"Orstsfeurol”~ del BayODLO VRS 58 (1987), 221 “ave fl principio de perdi del derecho [a scope al pielpio de iinieacla} no Poser or fuckin fundamentadara da ead". 3 Para a pie del responabilded Ju morale, 1974, 65 i 2» Mas dotonidemcote Statenwerth, Bb, Scurde FS, 1961, 383 sx; Kamps, 1981; Paw, 1992; por d producto afimativnente Kublen, 100526 27 ‘Secoién 7"—La imprudencia Feconocido ya que en una operacién “los médicos espe- ialistas que intervienen en ella pueden confiar en la colaboracién correcta del cotega de In otra especialidad” ", Por otro lado, también se corresponde sin embargo con el principio de confianza el que se deba objetar y, en su caso, ccorregir los errores manifiestos de otro, Ademés, en In cooperacién con divi sign del trabajo, el principio de confianza debe retroceder cuando los intervie nientes (vgr. el médico que dirige la operacisa) poseen especiales deberes Ce Vigilancia (p.cj, frente al médico asistente atin inexperto) u otras misionee de control #, A quign alcanizan estos deberes especiales derogatorios del prineipic de confianza y hasta dénde Megan los mismos se debe examinar con mayor Drecisién an para las coneretas formas de divisiOn del trabajo; la directriz debe ser que incluso al mas competente de los que calaboran sélo se le pueden mponer tantos deberes de vigilancia 20 relacién con otros como pueda exm- plir sin peligro de descuidar su parte personal de trabajo. ©) Respecto de delitos dolosos de otros Finalmente, el principio de confianza ha de regit también en cuanto que ‘por regla general se puede confiar en que otros no cometan delitos dolosos ”, Pues la venta de cuchillos, cerillas, mecheros, alcohol de quemar, de hachas ¥ martilos y la transmisin de tales objetos no serfan pasibles sl se hubiera e contar con la comisiéa de delitos dolosos por los compradores 0 pot los demas receptores. Esto rige también con cardcter general: si se debiera pres. indir de ofrecer a otros ocasién para cometer delitos dotosos, la vida social moderna seria igual de imposible que si se renunciara al tréfico automovilis- tico. En esta medida se trata tambiéa de un caso de riesgo permitido: los peligros Inevitables se asumen o sopertan en atencién a las ventajas indivi. imprudente, La debilidad de este modelo radica ex que a menudo no es fécil determinar 33, Ja conducta de la figura-baremo ®. En la medida en que se trate, como sucede Ja mayorta de las veces, del ejercicio comecto de profesiones y oficios, se poctré utilizar como criterios rectores las normas que son canocidas en los respectivos sectores del trafico, aun cuando no estén codificadas al modo de las normas jurfdicas o del tafico. A ellas portenecen las reglas del arte (lex artis) médico, de le construccidn, etc. Ademés, en las empresas se fijan a menudo disposi- ciones para la prevencién de accidentes, cuya inobservancia no se permitiria Por regla general una figura-baremo. Asimismo un profesor “ajustado al ba- remo” se atenclré normalmente a las Instrucciones que se dicten para la vigi- lancia de los alunos en excursiones y viajes de clase. Tannbién fuera de los sectores laborales existen 2 menudo talos reglas: ast, el usuario de medicinas cousciente y culos uo hara caso Omis0 de los prospectos de los medica ‘mentos, el aficionado a navegar 0 el alpinista ajustado al baremo no harén, ‘caso omiso de las advertencias del servicio de vigilancia acuatica o de mon- tana, ete 5. Deberes de informacion y de omisién Donde faltan baremos o parémetros de conducta formulados para sectores 34 ‘© Ambitos espectalizados de la vida, har, de sezvir de orientacién no obstante dos reglas generales: quien se dispone a realizar una conducta cuyo riesgo para bienes juridicopenalmente protegidos no puede valorar, debe informar- © Darga, 1974, S436 “ Acaten de lc deberes de los Sepa coitasos N. Schad, Schy2St 105 (198), 172s Mis deteldamerte Kalla, 1983, 102s, quea describe carecament el problema dese y bers qe ng se escnde (9.152; "Caan rss asncan estas grasa on actor Peale Ge in determina sector de tril, ms vlog ws empleo argumentative ten ase ‘Seriemente a aso la detenmnacion del cuidndo necceario reo» a descrip del uid realmente praccudo ene tafion™ 1009vot EI OSHS eRUEONPSHAS 229g nuns 380g ou cay fp uptneiox 9p onguN jo so wpeorege £9 OX eEmpUIEDB6ND [pubs ‘omni odsou jp o:tuop annua usin “osazinn ajiourelyonge set" om FR squirows at enb opepto 2p s9qpp pp woreati | souca fe why Uesefe wea 2p oq 2p eapsedand vf apsep Soprnayp sose? sp todd sound sn oop ean) Te 4 opueny sooioqoutet toppunusye we aaqap 28 UOIINAGN ap se Heng, ‘apna user, eun upe uRepERY OSH ue wseNd 2p sopesa én spect eisnbis yu esofopouliod us rondonne ef Us Upsoeodoos “ia nb seawort “ono jop afyadannad Sento; elonpu ¥| od eaueywo> op oan Fe %) ox [a anole nb sapefnadsasetseytanon whore Ke U5 uaep oe Spaaed ‘sau p Ub anb op e| 6 pris jabs Ue sp Tined ET upon! op Oy [RP som of uo ops ep zn ub eprtied clu ous an 2p ssfop Ortye o wsandehe {i upjouausnut ap sos oy seorgn aqygaatoe te ‘oper ane Sey CHF Tet) opting ‘sao jos on ae tum yo onb Seauone “zz ar 3) esto wp pepapesuecon 99 ‘s9F9 [spots uojeindaa 2p upp eu sis on sod Maden 98 Hal op condi p ay eayuar emery e[ ua spmgon win 9p tas os on feats 9 des (OF 20 Wormncian 9p souH9 samo op orsedsa UaamONd ep CAR [op MEET eT ‘saiefiny soso w soumyuisz somapodl Joby “(38 OT "SP 96 "55 98 “unt “11 §) ano 9p pepiiqesuodsex op migyso vw uorongie vy 9p A a189 od epeidace ozenias un 9p axle we wysomd Bf 2p ‘BSOIO oxEifod ua isand ome 8, ws ugioesadooo ¥| op woropad wroueriodury Jose ap sose> op sodna so] ered oxpotqo ody fe uptovndur e] us aywowepmueiop spUr operesl vy 2s 1 ofa ‘odn onnuaadsax op upooaraxd ap onquly je Beeged 95 optrEnd UpIGLEL 6€ ous ‘opmtuiod oBsout [2 uD ojos exruzies ou atuopnaduy Wofrerndus ey up}oo.aid 9p ooFds ONqUIY [PP UO!DeI2UND EL 9p WOIGV “AL ‘souepnadu e ys8 ose9 Un U2 oWue 20d wou op BIGRY 96 ‘omREOyTaS OEP ‘upuys sewwpseo0 9fans Ow SUES SeIgO ap sopersIe saueldanfo ap wrefesed ‘uoIsnp ef nb oped -ofpo#ou (@ sued of send ‘sofqqund ,safesed, ap epanbsng vy e sopenstumuns soreyos & soxqit Sof soper ua» ofdiouid ap way ‘nb orozqy un op a1B1x0 apond as ou 'g ‘oBsaqs un smueureKD|d 2euNUMD eed sosjoaud usps onb soroytsoes sof A seuyonpoud o> wreuDUte aqUBLNTEN}UAD onb ouep jp prujuieur vf :suiouesurRAp Seno upiquie) ‘rafns [op wionpuED 8€ °( 9p [20s wPouEas[ar B| ap syUIDpR ‘seAISTIOP os uPIoeIOpKOd EIS Leg ‘sywourpee] sopendox opryuszod o8foU ap soseo so] ap Je OFo[ptE USTORZIP ~aod 2p osesoid tn ap oquey sod wes: og ‘opnrauzed ou axed JP too ain PP esngat os onb ujs ‘souoKeur off une soBsen onan ap sarmdese spond ‘epurNquIE sun 9p peproofea epor v afer [9p ¥| oLwOD ‘serpISALC! 0 sepEDIpUT ‘matye}oos souoroae sey 2p seo ja Ug “(eiqes tod “AWA ‘sopersadso fo wey aT sromypeuojuatuy operedsip eXey outs [9 apuena oes) Jopednt ye opespisar ‘2989 aeandcy ap ey 9s ou ‘oorgnd pp ewey wfana anb viojed wun zod Opes] ‘pros zopersedsa un ts ‘oywel 10d ‘scar soyanbod sexoqo; wopand es (ols ' Sopeuisep sozen] so] ua [oqin] [# en “18's owoD) [eooe exuoREUFIOKONET 9 8208 UopoR wun oxguuED ua Ig “soyuDpIS0e uaoTpoAd as Fs ‘eouapnada JOM a ‘romopnadan er -¥2 § o1or cre) um sani weouuo, onc exheud op egnp assy eagsep wgnh “secre “ast “Hone A) ‘opine sn iq seaesonsaxeeos f sof auauis Saurun aA vote Sp soveane sto snsimep Sah es EL WE Mmamn ns fs poet een ay TSS 5 GEV ONSEN HE SOE Oc HPHIYG CAEP HPD oy Uuoronund wan v ze491| epand aqgesnsuaus o8s941 opor (e@zanf op uepd tia sosiomn 9 0 sofeaqes o1our ap sesnuiv9 ap osv9 [9 ua “IH'A) sa aTTORNTEII0S eIDOS ‘uptoeqaadesep ap seulp souoyaoe ap orsandins [3 UG‘. 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