Guía Benveniste
Guía Benveniste
Guía Benveniste
1) ¿Cuál es el lugar que ocupa la lengua en relación a los los demás sistemas de signos?
2) ¿Cuáles son las características de un sistema semiológico?
3) Describir los dos principios que afectan la relación entre sistemas.
4) Defina la noción de "Unidad". ¿Por qué no todas las unidades de un sistema son signo? ¿Qué sucede en el
caso de los sistemas artísticos?
5) Sintetizar los tres tipos de relaciones que se dan entre sistemas semióticos.
6) Defina qué es el modo semiótico y el modo semántico ¿Cómo se encuentran presentes en la lengua y en
otros lenguajes?
1) Benveniste habla de que para Peirce la lengua se reduce a las palabras, que son signos pero no participan de
una categoría distinta.
En Saussure la reflexión procede a partir de la lengua y la toma como objeto exclusivo. La lengua es
considerada en sí misma, a la lingüística se le asignan 3 tareas:
- Describir en sincronía y diacronía todas las lenguas conocidas.
- Deslindar las leyes generales que actúan en las lenguas.
- Delimitarse y definirse a sí misma.
El tercer punto, en esta tarea, si se acepta comprenderla plenamente absorbe a las otras dos y en un sentido
las destruye.
Para Saussure una lingüística sólo es posible conociendo su objeto, para esto hay que separar la lengua del
lenguaje, este último tomado en su conjunto es multiforme y heteróclito; a la vez físico, psíquico, pertenece
además al dominio individual y social, no se deja clasificar en ninguna categoría de los hechos humanos. La
lengua por el contrario es una totalidad en sí y un principio de clasificación.
La lengua es un sistema de signos que expresan ideas y por eso comparable a la escritura, al alfabeto de los
sordomudos, a las formas de cortesía, etc. Sólo que es el más importante de todos esos sistemas.
4) La noción de UNIDAD reside en el centro de la problemática que nos ocupa y que ninguna teoría seria
pudiera constituirse olvidando o esquivando la cuestión de la unidad, pues todo sistema significante debe
definirse por su modo de significación. De modo que un sistema así debe designar las unidades que hace
intervenir para producir el “sentido” y especificar la naturaleza del “sentido” producido.
La unidad y el signo deben ser tenidos por características distintas. El signo es necesariamente una unidad, pero
la unidad puede no ser un signo. Cuando menos de esto estamos seguros: la lengua está hecha de unidades y
esas unidades son signos. En el caso de los sistemas artísticos, los de la imagen y del sonido, prescindiendo
deliberadamente de su función estética; la “lengua” musical consiste en combinaciones y sucesiones de sonidos,
diversamente articulados; la unidad elemental, el sonido, no es un signo; cada sonido es identificable en la
estructura escalar de la que depende, ninguno está provisto de significancia. He aquí el ejemplo típico de
unidades que no son signos, que no designan, por ser solamente los grados de una escala cuya extensión es
fijada arbitrariamente. Estamos ante un principio discriminador: los sistemas fundados en unidades se reparten
entre sistemas de unidades significantes y sistemas de unidades no significantes. En la primera categoría
pondremos la lengua; en la segunda, la música.
En las artes de la figuración (pintura, dibujo, escultura) de imágenes fijas o móviles, es la existencia misma de
unidades lo que se torna tema de discusión. Si se trata de colores, se reconoce que componen también una
escala cuyos peldaños principales están identificados por sus nombres. Son designados, no designan; no
remiten a nada. El artista los escoge y dispone a su gusto en el lienzo, y es sólo en la composición donde se
organizan y adquieren, técnicamente hablando, una “significación”.
En cuanto a las artes de la figura, ya participan de otro nivel, el de la representación, donde rasgo, color,
movimiento, se combinan y entran en conjuntos gobernados por necesidades propias. Son sistemas distintos, de
gran complejidad, donde la definición del signo no se precisará sino con el desenvolvimiento de una semiología
todavía indecisa.
Las relaciones significantes del “lenguaje” artístico hay que descubrirlas dentro de una composición. El arte no
es nunca aquí más que una obra de arte particular, donde el artista instaura libremente oposiciones y valores
con los que juega con plena soberanía, sin tener “respuesta” que esperar, ni contradicción que eliminar, sino
solamente una visión que expresar, según criterios, conscientes o no, de los que la composición entera da
testimonio y se convierte en manifestación.
La significancia del arte no remite nunca, pues, a una convención idénticamente heredada entre copartícipes.
Cada vez hay que descubrir sus términos, que son ilimitados en número, imprevisibles en naturaleza, y así por
reinventar en cada obra. La significancia de la lengua, por el contrario, es la significancia misma, que funda la
posibilidad de todo intercambio y de toda comunicación, y desde ahí de toda cultura.
Toda semiología de un sistema lingüístico tiene que recurrir a la mediación de la lengua, y así no puede existir
más que por la semiología de la lengua y en ella. La lengua es interpretante de todos los demás sistemas,
lingüísticos y no lingüísticos.
5) Los tres tipos de relaciones que se dan entre sistemas semióticos son:
Relación de engendramiento: Un sistema semiótico puede engendrar a otro. Ésta relación entre sistemas vale
entre dos que sean distintos y contemporáneos pero de igual naturaleza. El sistema que está engendrado, osea
el segundo sistema, está construido a partir del primer sistema y desempeña una función específica. Un ejemplo
de esta relación es el alfabeto normal que engendra al alfabeto braile.
Relación de homología: Establece una correlación entre las partes de dos sistemas semióticos. Ésta relación es
instaurada por conexiones que se establecen entre dos sistemas distintos. La naturaleza de la homología puede
variar intuitiva, razonada, sustancial, estructuralmente, conceptual o poéticamente. Dos estructuras lingüísticas
diferentes pueden tener homologías parciales o dilatadas. Según el caso la homología instaurada servirá como
unificador entre dos dominios o creará una nueva especie de valores semióticos. Un ejemplo de esta relación es
la homología que se da entre la escritura y el gesto ritual en China.
Relación de interpretancia: Ésta relación es la que se da entre un sistema interpretante y un sistema
interpretado. La lengua es el interpretante de todos los sistemas semióticos. Ningún sistema dispone de una
“lengua” en la que pueda interpretarse, mientras que la lengua puede categorizar e interpretar todo incluso a ella
misma.
6) La lengua está investida de una doble significancia. Combina dos modos distintos de significancia, el modo
Semiótico y el modo Semántico.
Lo SEMIÓTICO designa el modo de significancia que es propio del signo lingüístico y que la constituye como
unidad. Todo el estudio semiótico consistirá en identificar las unidades, en describir las marcas distintivas y en
descubrir criterios cada vez más sutiles de la diferenciación. De esta suerte cada signo afirmará con creciente
claridad su significancia propia en el seno de una constelación o entre el conjunto de los signos. Existe cuando
es reconocido como significante por el conjunto de los miembros de la comunidad lingüística, y evoca para cada
quien, a grandes rasgos, las mismas asociaciones y las mismas oposiciones.
Lo SEMÁNTICO entramos en el modo específico de significancia que es engendrado por el discurso. Los
problemas que se plantean aquí son función de la lengua como productora de mensajes. El mensaje es el
sentido concebido globalmente, el que se realiza y se divide en “signos” particulares que son las palabras. En
segundo lugar, lo semántico carga por necesidad con el conjunto de los referentes, en tanto que, lo semiótico
está separado y es independiente de toda referencia. El orden semántico se identifica con el mundo de la
enunciación y el universo del discurso.