La Arquitectura de La Ciudad Global
La Arquitectura de La Ciudad Global
La Arquitectura de La Ciudad Global
La arquitectura de la
ciudad global
Zaida Muxí
La arquitectura de la ciudad global
nobuko
ÍNDICE
186 EPÍLOGO
Las huellas indelebles sobre la ciudad
Doble proceso urbano: “metápolis” y “cosmópolis”
Alternativas a la uniformidad: ciudades sostenibles
Conclusiones sobre Buenos Aires
Particularidades de la huella sobre Buenos Aires
Desafíos y oportunidades para Buenos Aires
203 BIBLIOGRAFÍA
PRÓLOGO
Comprenderán que el hecho de que el texto que ahora se publica no sea una
tesis no me preocupe lo más mínimo. No hay una tesis única, hay ideas. No
hay investigación explícita, metodológicamente “correcta”, hay aquello que
interesa de la investigación, sus resultados, informaciones y argumentos
variados, poliédricos, que forman un excitante mosaico de reflexiones sobre la
ciudad actual, sus arquitecturas y sus formas, y sobre los procesos
económicos y culturales que están en su base. No hay una conclusión única,
autosatisfecha de un rigor formal que es el resultado de un estreñimiento
mental, sino conclusiones que abren caminos en vez de cerrarlos, caminos
para andar hacia horizontes abiertos.
Prólogo • 7
“diferencia” en aras de su capacidad de atractivo global y de marcar
emblemáticamente el territorio para estructurar y cohesionar, tanto de un
modo simbólico como físico la ciudad metropolitana.
Prólogo • 9
consolida, el proyecto para el Sur, el gran desafío urbano que tiene la ciudad
en su frente sur y el Riachuelo, que ofrece, en teoría, una gran oportunidad
para el crecimiento económico y urbano y para la generación de riqueza y de
empleo, permanece estancado, no ofrece beneficios privados inmediatos y
exige una iniciativa pública potente.
Prólogo • 11
INTRODUCCIÓN
Arquitectura y globalización
Empecé este trabajo en 1998, cuando la palabra “globalización” comenzaba a
sonar en términos masivos, sin que tuviera una acepción clara. Fue a partir
de las protestas de Seattle contra la Organización del Comercio Mundial
(1999), cuando se hizo visible un malestar generalizado, que entiende que las
políticas económicas productivas propugnadas desde la liberalización del
comercio, la eliminación de fronteras productivas y comerciales —aunque no
para los seres humanos— y la eliminación de los controles estatales para la
regularización del trabajo provoca una desigualdad creciente. Las TIC
(Tecnologías de la Información y Comunicación) podrían resultar muy
beneficiosas para eliminar distancias y fronteras, pero aquellas protestas
pusieron de manifiesto que, en la mayoría de los casos, su aplicación sólo ha
servido al beneficio de unos pocos, que son cada vez menos, y a la exclusión
de muchos.
El tiempo transcurrido hasta hoy nos ha dejado ver que las denuncias contra
el sistema instaurado de exclusiones crecientes se han convertido en una
constante y en un frente ciudadano de lucha ante los grandes poderes
fácticos. El reflejo de la globalización en las diferencias e injusticias queda
expuesto claramente en las denuncias constantes de la esclavitud infantil, en
la supresión de derechos laborales, en la destrucción de bienes naturales y
culturales.
Este libro constituye una afirmación de que este modo de actuar va asociado a
una forma de apropiación del territorio, una forma de hacer ciudad y una
arquitectura propia. Es necesario revelar y conocer sus mecanismos para
entender cómo lo global hace desaparecer gradualmente lo local, en beneficio
de sus intereses y con propuestas clonadas que se esparcen por todo el
planeta.
Introducción • 13
A partir de estas premisas los métodos de distintas disciplinas se cruzan en
el libro: la crítica de arquitectura, la teoría urbana y las ciencias sociales,
especialmente la sociología. Dicho punto de vista, en el que se anudan
arquitectura, urbanismo y sociología, comporta un análisis inédito de los
productos urbanos donde se prima el estudio de la arquitectura en serie, que,
si en la anterior fase del capitalismo fueron las Siedlungen o los polígonos,
ahora ha pasado a ser la arquitectura de los barrios cerrados y de los centros
comerciales. Todo ello conduce a una crítica neomarxista desde la que no se
juzga la arquitectura de autor, sino aquella que transforma cuantitativa y
cualitativamente el territorio y los modos de vida. Aquella que conforma el
hábitat urbano, que crea la ciudad futura y la conciencia de lo que la sociedad
desea, cómo quiere vivir y, por tanto, en su peso radica la importancia de su
estudio, de intentar desvelar su discurso y sus modelos.
La segunda parte del libro se subdivide en otras tres que intentan determinar
las áreas funcionales globales dentro de la ciudad:
Por ello, propongo al lector que trace un juego de símiles y paralelismos sobre
su propia realidad a partir de la que aquí se propone como ejemplo no
exclusivo: Buenos Aires.
Introducción • 15
ámbitos de la acción humana, transforman los modos de producir y, con ello,
los valores éticos y morales; los cambios que genera no quedan circunscritos
a una esfera etérea y amorfa. Las formas siempre transmiten valores, y la
estética, por lo tanto, es también una ética. Los nuevos valores tienen diversas
representaciones formales e intervienen en la construcción de la ciudad. La
ciudad es el espejo material de las circunstancias sociales, políticas y
económicas. La arquitectura de la globalización tiene una identidad difusa, su
ubicuidad no la arraiga ni relaciona con ningún lugar. Una arquitectura con
una imagen tan limpia, esterilizada y transparente que no parece real, sino
ajena a este mundo. Una perfección de maqueta hiperreal que ayuda al
distanciamiento del lugar.
Introducción • 17
trabajadores-habitantes de la colonia realizan sus actividades,
generalmente comerciales, vestidos como si vivieran en el siglo XVIII. Este
decorado simbólicamente histórico otorga autoridad moral al lugar así
representado, aunque para ello se haya recurrido a banalizar el original. En
Coral Gables, Miami, la piscina remedo del Ponte Rialto de Venecia y una
falsa Giralda de Sevilla asomando entre los árboles ofrecen el aval
“histórico” a un barrio de principios del siglo XX que, de ese modo, pasa a
ser valioso. Propuestas escenográficas de este tipo pretenden resumir el
ideal de conjugar ventajas de la modernidad sin renunciar a la historia. La
historia como simulación de ella misma se considera verdadera y, por tanto,
válida para semantizar el nuevo proyecto. La eliminación de una
concordancia de tiempo y lugar para la autenticidad o veracidad de las
formas construye un presente basado en la suma de fragmentos, cuya única
relación es la aleatoriedad y el azar escenográfico.
Introducción • 19
como también el crecimiento de la ciudad dispersa y suburbial basada en
áreas funcionales segregadas y redes para el transporte privado. Entre los
casos más positivos cabe señalar la recuperación para uso comunitario de
áreas degradadas o de fábricas obsoletas, como es el ejemplo en la cuenca
del Ruhr de la IBA (Internationale Bauausstellung Emscher Park, 1989) que
demuestra que la única salida no es aquella que marca la relación
empresarial de coste-beneficio, sino que es posible responder al tiempo y a
la sociedad actual sin recurrir a la escenografía. El contenido no es el
simulacro de una historia deseada y supuesta, sino una propuesta que
concuerda con los tiempos y las necesidades reales de una región que se
encontraría en retroceso económico si no fuera por decisiones políticas a
partir de las cuales es posible transformar positivamente un proceso de
decadencia. Espacios que aúnan propuestas arquitectónicas y conciencia
ecológica.
Introducción • 21
de fuerzas desiguales. Por un lado, el interés común, el intento de
recuperar la ciudad, el tejido urbano, social y productivo; y, por el otro, los
sectores más mercantilistas de la sociedad del laissez faire, que toman
una actitud negativa, destructiva y “vampirizadora” frente a lo colectivo y
a la ciudad.
1Sassen, Saskia, La ciudad global: Nueva York, Londres, Tokio, Eudeba, Buenos Aires, 1999.
Castells, Manuel, La ciudad informacional. Tecnologías de la información, reestructuración
económica y el proceso urbano regional, Alianza Editorial, 1995.
2 Navarro, Vicenç, Globalización económica, poder político y estado del bienestar, Ariel,
Barcelona, 2000.
3Hannigan, John, Fantasy City, Pleasure and Profit in the Postmodern Metropolis,
Routledge, Londres/Nueva York, 1998.
4Rifkin, Jeremy, La era del acceso. La revolución de la nueva economía, Paidós Ibérica,
Barcelona, 2000.
5 Fernández, Roberto, El laboratorio americano. Arquitectura, geocultura y regionalismo,
La dispersión territorial que permiten los nuevos medios hace necesario que
existan lugares centrales y emblemáticos desde donde dirigir las operaciones.
En esto consiste el papel de las ciudades globales: intentar alcanzar el rango de
ciudad de “comando” ha significado la aparición de estrategias-espectáculo
para lograr su posicionamiento dentro de esta estructura económica global.
Esta estructura en red, formada por las áreas globales interiores de las
ciudades se inserta, a su vez, en diferentes marcos de acción regionales, el
primer punto en donde las ciudades deben ganar supremacía para luego
acceder a una competencia global. Estos marcos regionales están
determinados por acuerdos económicos, comerciales y productivos que crean
nuevas uniones territoriales, como la Unión Europea, Mercosur, NAFTA.
Curiosamente, al tiempo que los estados-nación pierden peso, se consolidan
superestructuras que están basadas, principalmente, en acuerdos económicos
y comerciales. Este proceso modifica también las relaciones sociales en las
ciudades y provocan un mayor distanciamiento entre sectores dentro de las
propias ciudades: entre los conectados con la economía global y los que no lo
están. Los derechos civiles desaparecen y dejan paso a relaciones que están
marcadas por contratos mercantiles y a la aparición de espacios de la vida
urbana privatizados.
Los rótulos son la encarnación más tangible que estos proyectos podrán
alcanzar jamás”.8
“Las ciudades y regiones a finales del siglo XX […] son […] multiétnicas,
multirraciales, múltiples. La diversidad cultural que está emergiendo como una
característica distintiva de las nuevas ciudades globales produce también
aquello que denomino como un nuevo desorden mundial. La ciudad o región
multicultural es percibida por muchos como una amenaza más que como una
oportunidad. La amenaza es múltiple: psicológica, económica, religiosa y
cultural. Es una complicada experiencia del miedo al ‘otro’, el miedo a la
pérdida del trabajo, el miedo a que la manera de vivir sea erosionada, miedo al
cambio en sí mismo. Estos miedos producen grados crecientes de ansiedad y
de violencia sobre los que son diferentes […]. Creo que estos miedos
constituyen una amenaza tan importante para la futura estabilidad de nuestras
ciudades y regiones como la, mucho más discutida, de las fuerzas
económicas”.9
Características similares son compartidas con otras ciudades del Tercer Mundo,
o en vías de desarrollo, donde guerras y dictaduras abonaron el terreno a la
ciudad global, donde el mercado, el capital, puede desplegar todas sus
estrategias sin condicionantes; sociedades que ya son duales o están escindidas.
Del crecimiento urbano que podríamos denominar más natural, que parte del
afianzamiento del área central para ir creciendo lentamente y con poca
densidad en los bordes, se ha llegado a un crecimiento espasmódico, que
responde a los intereses privados sectoriales que provocan que la ciudad
crezca por fragmentos y se acentúe la segregación social.
Nos encontramos, por lo tanto, ante una ciudad que posee áreas pujantes, que
exhiben gran desarrollo e inversión realizadas por inversores privados, en su
mayoría extranjeros, sin que se hubiera adoptado una política urbana para la
ciudad en su conjunto. En todo caso, si la ciudad pretende jugar en la liga de la
globalización, también ha de tener una estrategia. A la ciudad le hubiera
faltado definir previamente su ubicación y función en la red de ciudades, de
manera que le sirviera para el planeamiento de las políticas urbanas, en lugar
de dejarlas libradas a la decisión de la especulación urbana.
Para Aldo Rossi, los monumentos urbanos son las plazas, iglesias, escuelas,
teatros, museos, etc., espacios para el intercambio de experiencias y
significados, de interacción, de utilización y creación de memoria, espacios en
los que cada uno es, simultáneamente, aprendiz y constructor de la memoria
urbana. Son espacios que no pueden repetirse, explicarse ni crearse ex
profeso; sólo la lenta construcción de la ciudad y la experiencia directa y
personal los hará reales y concretos.
Sin embargo, podemos pensar los monumentos como tales, en tanto que
espacios para la celebración del mito a través de pautas o ritos, o sea, de
repeticiones de conductas preestablecidas a partir de las cuales se reafirman
y consolidan las referencias comunes, aunque no sean espacios simbólicos
de la experiencia creativa.
Los nuevos monumentos no forman una estructura urbana, sino que escinden
la existente, se aislan de la realidad exterior y crean una realidad propia en su
interior. El nuevo monumento como elemento singular incorpora lo simbólico
reducido a lenguajes e iconos de puro consumo. La difusión de los medios de
comunicación de masas influyen en la determinación del arquitecto y en la
formalización del nuevo monumento. La arquitectura ya existe antes de
construirse y de ser tangible. La realidad virtual de los medios gráficos e
infográficos convierte en real aquello que muestra, determinando con
anterioridad, mediante el marketing y la publicidad la repercusión social del
proyecto, su éxito o su fracaso. Como lo que se busca es imagen y no
materialidad, la formalización de la piel de los contenedores se convierte en
el elemento fundamental para la cualificación
de esta arquitectura.
“Otros tipos de espacios públicos han sido afectados por las cosas que más
caracterizan el mundo de Disney: espectáculo, vigilancia y control.”21
NOTAS
1Rifkin, Jeremy, La era del acceso. La revolución de la nueva economía, Paidós, Barcelona,
2000.
2Mitchell, William J., E-topía, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2001; Mitchell, William J.,
City of Bits. Space, Place, and the Infobahn,The MIT Press, Cambridge (Mass.), 1995.
3 Sassen, Saskia, La ciudad global: Nueva York, Londres, Tokio, Eudeba, Buenos Aires, 1999;
Sassen, Saskia, Cities in a World Economy, Pine Forest Press, Thousdand Oaks (Cal.), 1994.
4 Rifkin, Jeremy, op. cit.
5Maquiavelo, Nicolás, El príncipe [1512] comentado por Napoleón Bonaparte, Espasa
Calpe, Madrid, 1990.
6 Ghirardo, Diane, Architecture after Modernism, Thames and Hudson, Londres/Nueva
York, 2000.
7 Montaner, Josep Maria, Las formas del siglo XX, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2002.
8Koolhaas, Rem, “Harvard Project on the City”, en Koolhaas, Rem, et al., Mutaciones,
Actar, Barcelona, 2000.
9Sandercock, Leonie, Towards Cosmopolis. Planning for Multicultural Cities, John Wiley &
Sons, Chichester, 1998.
10Silvestri, Graciela; Gorelik, Adrián, “Ciudad y cultura urbana, 1976-1999. El fin de la
expansión”, en Romero, J. L.; Romero L. A., Buenos Aires. Historia de cuatro siglos (Tomo 2:
Desde la ciudad burguesa hasta la ciudad de masas), Editorial Altamira, Buenos Aires, 20002.
York, 2000.
Las formas que la globalización aplica en las áreas residenciales son “islas”
no urbanas, con una configuración interior que utiliza el tópico de lo
tradicional. Se expanden por todo el mundo proponiendo una segregación
gradual que intenta legitimarse con fuertes campañas publicitarias cuyo
argumento es un falso discurso de relación con el lugar.
“La simulación define el pueblo Celebration, promovido por Walt Disney [...].
Los anuncios de la venta del pueblo dejan claro qué se busca simular en
Celebration:
Había una vez un lugar donde los vecinos se saludaban en los calmos
crepúsculos de verano [...], donde los niños cazaban luciérnagas. Y las hamacas
del porche proporcionan un agradable refugio a las ansiedades del día. Los
sábados, se proyectaban en el cine películas de dibujos animados. La frutería
tenía servicio a domicilio, y había un maestro que siempre sabía que tú tenías
algo especial. ¿Recuerdas ese lugar?”12
“Edge city representa la tercera ola de nuestras vidas hacia las nuevas
fronteras en esta mitad de siglo. Primero trasladamos nuestras viviendas a
las afueras, pasando de la tradicional idea de lo que constituye la ciudad. Fue
la suburbanización de Estados Unidos después de la II Guerra Mundial.
Más tarde, ante la imposibilidad de retornar al centro para las necesidades de
la vida diaria, sacamos los mercados afuera […]. Fue el malling de Estados
Unidos durante las décadas de 1960 y 1970.
“New urbanism tiene que probar, con el tiempo, que sus ideas son superiores
tanto para la revitalización de viejas ciudades y pueblos como para construir
nuevas comunidades. Si pueden realizar estos retos —y los primeros proyectos
así lo demuestran—, el new urbanism está destinado a ser el camino dominante
en las inversiones inmobiliarias y el planeamiento del próximo siglo”.17
“Contiene lo que aún hoy son las más importantes y útiles instrucciones para
el diseño de barrios y nuevas ciudades. Tras dos generaciones de amnesia
profesional [...] se reedita […] como manual moderno de la técnica [...].
“Duany y Plater-Zyberk ponen sus ojos en la realidad de las cosas tal como son;
Los miembros del new urbanism, como poseedores de una verdad absoluta,
han constituido sus principios básicos establecidos en la Charter of the New
Urbanism, aplicables en todos los lugares, un Estilo Internacional como el que
ellos denostan pero al revés, puro revisionismo y nostalgia. La Charter of the
New Urbanism se divide en tres escalas de aproximación: región-ciudad-
pueblo, barrio-distrito-corredor y bloque-calle-edificio. Nuevamente, las
intenciones de la carta son indiscutibles en la mayoría de los casos, si es que
no miramos los resultados obtenidos, que son sucedáneos de ciudad,
envoltorios vacíos de vida urbana.
redes que multiplican las conexiones entre diferentes áreas; de las calles
estrechas y arboladas; de ocultar aparcamientos, de los edificios cívicos —que
no públicos, un significativo y sutil cambio en la terminología—:
Las propuestas del new urbanism hacen explícito el deseo de “reconstruir una
comunidad”, negando la “modernización” técnica y de los lenguajes
arquitectónicos y escondiendo la utilización de medios propios de la época
Lo que hace diferente las propuestas del new urbanism de otras propuestas
inmobiliarias de imagen similar es su máscara intelectual y teórica. Pero si
nos limitamos a comparar los resultados difundidos hasta el momento, no
difieren de los pueblos escenográficos construidos por promotores privados
en cualquier área exterior a las ciudades.
El espacio urbano, como efecto del miedo y del abandono, se escinde en zonas
seguras, de “felicidad controlada”, y en zonas de alta peligrosidad, cada vez
más confundidas con el espacio de la ciudad real. A la sensación de que la
agresividad está en la ciudad como lugar del encuentro de los distintos, del
“otro”, se responde con la construcción de “símil-ciudades”, donde se
representan situaciones, símbolos lingüísticos o referenciales de algo que
puede imaginarse que fue, y que en la memoria colectiva se representa como
imágenes de la ciudad. Se construye una metaciudad utilizando las formas
vaciadas de su contenido original, cuyo nuevo significado está basado en
referencias a las imágenes que la publicidad invoca y valida para provocar que
nos sintamos en un lugar conocido y, por tanto, seguro. La seguridad se ve
reforzada por la existencia exasperante de controles: guardias privados de
seguridad, cámaras de circuito cerrado de televisión, rejas y barreras para
mantener la seudo vida urbana a salvo. El resultado es un zoológico humano
donde se intenta replicar los hitos, esquemas y modos de relación de la
ciudad, en un espacio artificialmente creado, controlado y mantenido.
previsible, sin riesgo ni sorpresas; todo está donde debe estar y todos somos
iguales, todos somos yo. La autorreferencia proporciona seguridad:
reconocerse en el otro es reconocerse a uno mismo y no temer. El temor
creciente a vivir los espacios públicos es resultado del aumento de la
construcción de “no lugares”. La apariencia y la idealización de la vida urbana
se imponen sobre el trabajo que supone la convivencia y compartir el espacio
entre distintos.
La morfología básica de Buenos Aires parte del trazado original basado en las
Leyes de Indias. Al ser una población ribereña, la plaza no ocupa una posición
central, sino que se apoyó sobre el río, desarrollándose a la mitad del trazado.
La ciudad fue creciendo según estas coordenadas, aunque, en su camino, las
direcciones de las calles se han modificado debido a la conjugación necesaria
entre la pauta reguladora y el lugar. Un condicionante propio es la estructura
semirradial de caminos que provoca cambios en su encuentro con la trama
ortogonal, tales como diagonales, desvíos o corte de calles. Por otro lado, el
crecimiento histórico de la ciudad también fue amoldando y modificando la
trama. Históricamente, la ciudad ha servido de soporte a diversas
experiencias urbanas, que no siempre han coincidido con su trama,
configurando así una ciudad cuya aparentemente simple y obvia morfología no
lo es tanto. Sobre el damero se han solapado diferentes estructuras que son
el resultado de diferentes teorías y formas urbanas. Sobre la regularidad de su
traza se extiende un abanico de tipologías edificatorias.
El creciente discurso del peligro que acecha en las grandes ciudades provoca
la aparición de la necesidad de un nuevo entorno donde los iguales están
La idea de lograr un entorno ideal para vivir, una ciudad a escala humana,
recorrible a pie, donde sus habitantes sean iguales, ha llegado tan lejos como
para plan-tear “ciudades privadas”. Propuestas que, desde el propio término,
son incongruentes, puesto que una ciudad nunca puede ser privada; una
ciudad es, entre otras cosas, un lugar donde habita gente distinta, con
espacios públicos, con espacios de libertad y con movimientos sin control. En
las propuestas de exclusión no es precisamente donde podremos encontrar un
germen de ciudad.
En las dos últimas décadas del siglo XX, la mejora en las autopistas, junto a la
cada vez mayor psicosis de inseguridad y al aumento de la escisión social
como resultado de las políticas económicas imperantes y al discurso seudo
ecologista de vuelta a la naturaleza, han hecho posible que en agosto de 1999
hubiera un total de 198 barrios cerrados, 117 clubes de campo, 14 countries
náuticos —que ofrecen la posibilidad de tener una casa sobre el río con
amarre propio, o bien, como complemento de uso comunitario, tienen un
pequeño puerto deportivo propio—, 17 chacras —toman el nombre de un tipo
de parcelación rural dedicada a la agricultura no extensiva, fundamentalmente
de hortalizas y frutales, por lo que las parcelas tienen entre 2 y 5 ha y se
¿Cuáles son las imágenes a las que se remiten las viviendas de los barrios
cerrados suburbanos, de los barrios cerrados en altura, y el de la recuperación
de los edificios históricos? Poseen una manera común de hacer y con una
imagen clónica en todo el planeta.
Para vender mejor se invierte el plano. Lo que estaba al sur —La Deseada— se ubica al norte, que
vende mejor; el norte es rico y el sur pobre.
Sin embargo, esta ciudad de iguales está llena de normas que controlen y
garanticen esta falsa igualdad. La vida en estas burbujas de vidrio está
pautada por un guión preescrito que hay que suscribir y obedecer.
Cada propietario queda incluido en dos sociedades anónimas, una general del
núcleo urbano de Nordelta y otra del barrio al que pertenece. En ambos casos
los directorios de cada sociedad establecen las contribuciones periódicas.
“La resolución […] inapelable y las sanciones pueden ser: apercibimiento por
falta leve con el fin de evitar su repetición; suspensión por tiempo
determinado o mientras subsista la infracción, no pudiendo hacer uso de las
instalaciones comunes del complejo, aunque se está obligado a continuar al
día con el pago de las cuotas de mantenimiento de dichas instalaciones; y la
expulsión que importa la pérdida de su calidad de socio […], la sanción de
multa se aplica independientemente o simultáneamente con las demás”.32
No existe ningún impedimento para vender una parcela a otro socio accionista,
pero para poder vender a un tercero es necesaria la aprobación previa del
directorio y comunicar cualquier cambio en los residentes habituales:
“1.21. […] Todo socio que haya vendido, alquilado u otorgado el uso de su
propiedad debe notificar de inmediato este hecho al Directorio de la Sociedad,
a fin de facilitar el conocimiento de los residentes temporarios de las viviendas
existentes en su ejido, por estrictas razones de seguridad y de control de
acceso de personas”.34
La ciudad tiene proyectados cuatro accesos rodados con vigilancia, una estación
fluvial y dos estaciones de tren, una para el área educativa y otra para la “ciudad”.
El acceso principal al suroeste permite el ingreso a la zona de equipamiento
“público” de entrada libre controlada que se propone como una escenografía de
espacios portuarios recuperados como nuevos espacios urbanos.
Una ciudad de promotor inmobiliario nunca será una ciudad; podrá ser
Disneylandia o una escenografía, pero no una ciudad. Sus valores, sus
significados y sus relaciones no pueden simularse en un escenario de eterna,
impoluta e inmóvil felicidad.
NOTAS
Madrid, 2003.
6 Hajer, Maarten; Reijndorp, Arnold, In Search of New Public Domain, NAi Publisher,
Rotterdam, 2001.
7 Sassen, Saskia, La ciudad global: Nueva York, Londres, Tokio, Eudeba, Buenos Aires, 1999.
8Boyer, Marie Christine, The City of Collective Memory. Its Historical Imagery and
Architectural Entertainments,The MIT Press, Cambridge (Mass.), 1994.
9 Panerai, Philippe; Mangin, David, Proyectar la ciudad, Celeste, Madrid, 2002.
10 Hajer, Maarten; Reijndorp, Arnold, op. cit.
Davies, Paul, “Private Housing. Lake Las Vegas Resort. Just Add Waters”, en Moore,
11
Rowan (ed.), Vertigo. The Strange New World of the Contemporary City, Laurence King,
Londres, 1999.
Ritzer, George, El encanto del mundo desencantado. Revolución en los medios de
12
desarrollo de Broadacre”, en Ciucci, G.; Dal Co, F.; Manieri Elia, A.; Tafuri, M., La ciudad
americana, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 1975.
De Long, David G., Frank Lloyd Wright y la ciudad viviente,Vitra Design Museum, Weil am
14
Rhein, 2000.
15 Cuff, Dana, The Provisional City. Los Angeles Stories of Architecture and Urbanism, The
Aires, 1999.
24 Vidler, Anthony, The Architectural Uncanny (en especial: “III Spaces. Posurbanism”), The
Space, Place, and the Infobahn,The MIT Press, Cambridge (Mass.), 1995.
27Aydet (Análisis y desarrollo económico territorial), “Localización y características de la
residencia de alto y medio-alto estándar en diez ciudades argentinas”, Buenos Aires, 1999.
28 Silvestri, Graciela; Gorelik, Adrián, “Ciudad y cultura urbana, 1976-1999. El fin de la
expansión”, en Romero, J. L.; Romero, L. A., Buenos Aires. Historia de cuatro siglos (tomo 2:
Desde la ciudad burguesa hasta la ciudad de masas), Editorial Altamira, Buenos Aires, 20002.
29Mignaqui, Iliana, “Dinámica inmobiliaria y transformaciones metropolitanas. La
producción del espacio residencial en la Región Metropolitana de Buenos Aires en los ’90:
una aproximación a la ‘geografía de la riqueza’”.
Constantini, Eduardo (empresario y promotor), entrevista en el diario Clarín, 9 de febrero
30
de 1999.
31 Ibid.
32 Contrato de adhesión para la compra-venta de terrenos en Nordelta, folio 28.
33 Ibid., folios 51 y 52.
34 Ibid.
Pesci, Rubén, La ciudad de la urbanidad, Kliczkowski Publisher/ASPPAN/CP67,
35
Por lo tanto, la industria del ocio transforma lo que otrora fuera vicio en
virtud, convirtiendo el tiempo vacante en una nueva actividad productiva. A lo
largo del siglo XX, el progreso tecnológico ha ayudado a que se generara un
tiempo sobrante o excedente, libre de las tareas productivas en su sentido
tradicional. Este tiempo ganado al trabajo, a la producción reglada, ha
acabado por ser valorado en un nuevo sentido, esto es, como un tiempo
potencialmente productivo: producir consumo mediante la creación de la
llamada industria cultural, tal como la definían Theodor W. Adorno y Max
Horkheimer desde su exilio en Los Ángeles en 1944. La cultura deja de ser un
complejo resultado social, espacial e histórico, para convertirse en un
producto seriable, una suma de entretenimiento, pasatiempo y consumo,
aderezado con elementos de la cultura y generador de pautas de conducta y
mágicas ilusiones de vida.
Cada vez más, el tiempo libre es un elemento que crea riqueza, y muchas
ciudades que pretenden que su base productiva sea terciaria se apoyan en
la utilización de este tiempo como fuente de recursos. Por tanto, en las
ciudades la difusión de las economías terciarias como actividad productiva
se basa en el aprovechamiento de este excedente. Dentro de la producción
terciaria o de servicios, el turismo es uno de los que más se ha desarrollado
y se ha convertido en una industria de primera magnitud para muchos
países, y es de prever que irá en aumento durante la primera mitad del
siglo XXI.
Las ciudades son espacio para el puro consumo, “las ciudades mundiales […],
son centros de notable consumo, tanto de artículos de lujo para las minorías
como de productos de producción masiva para la mayoría”.4
Las decisiones urbanas se toman cada vez con mayor frecuencia con una
calculadora en mano, es decir, en función de los intereses de los inversores.
“La fantasy city está limitada y definida por […] seis aspectos principales.
Primero, el tema o centro […], que es especialmente ciego a su entorno,
Dos procesos que provienen del mundo empresarial marcan las pautas para
conformar espacios urbanos basados en el entretenimiento, espacios
pensados para el puro placer individual de un consumo constantemente
decepcionado e insatisfecho.
“También los parques temáticos y las rutas reales y virtuales del turismo
generan redes y focos de no lugares en medio de lugares auténticos... Según
Marc Augé, la idea de la sociedad localizada está siendo puesta en crisis por
la proliferación de esos no lugares basados en la individualidad solitaria, en el
pasaje y el presente sin historia. De hecho, el espacio del viajero es el
La nueva realidad urbana se define como “posurbana”,18 una nueva etapa del
urbanismo en la que hemos pasado del espacio público generado y creado por
y para la sociedad, a la ciudad cuyo espacio público está hecho para “un
público” y por lo “privado”, para el espectáculo.
Las campañas publicitarias nos presentan estos lugares como “un mundo de
sensaciones”, “siempre más, mucho más diversión”, y un sin número de
argumentos que contienen la idea del placer, el riesgo y el descubrimiento
ilimitado; cuando en realidad, todo sucede en meros escenarios.
Las mismas voces que proponen el riesgo y la aventura son las que hablan de
la vida en la ciudad como riesgo permanente; por ello, la ciudad debe
abandonarse. El verdadero peligro proviene de la fuerte desigualdad social,
cada vez más pronunciada, ineludible e inevitable en la sociedad dual de la
globalización mercantil y financiera. La globalización se beneficia de las
injustas condiciones de distribución de riqueza en el mundo, donde un 20% de
la población posee el 80% de los recursos totales, por tanto ¿por qué no han
de resultar las ciudades con el mismo patrón distributivo?
En este mundo no tienen cabida los problemas reales. Parte de la ciudad real
se convierte ella misma en escenificación, ocio y entretenimiento: Roma
ESCENOGRAFÍAS URBANAS
“Las ciudades occidentales pueden ahora ofrecer a sus ciudadanos (al menos
a quienes pueden pagárselo) nuevos modelos de consumo derivados de
cualquier contexto geográfico y cultural imaginable”.22
La zona del antiguo Mercado de Abasto se encontraba dentro del ámbito del
Programa, como la pieza fundamental de un proceso de reestructuración y
revitalización urbana marcada por la segregación y la segmentación. El
mercado se sitúa sobre la avenida Corrientes, a 3 km de Puerto Madero,
emblema global por antonomasia de Buenos Aires.
Finalmente, el mercado fue adquirido en 1994 por el grupo IRSA, dirigido por
el inversor global Görg Soros, quien reconvirtió el antiguo Mercado de Abasto
en un gran centro comercial y de ocio, con cines, parques de diversiones,
tiendas, restaurantes y espacios de reunión.
La regeneración urbana que sigue estas reglas del juego se apoya en una
geografía formada por islas dispersas en un mar de pobreza y degradación, en
zonas casi inexpugnables para peatones. Estas islas forman la huella en
Buenos Aires de una economía segregadora y de una comprensión parcial de
la realidad.
Urbania es una ciudad en miniatura que está representada por los trabajos
que en ella se realizan. La propuesta excede su propósito de diversión y
formación e incluye mensajes de propaganda. Los iconos del restaurante de
comida rápida McDonald’s se graban en la memoria de los niños antes de ser
conscientes o de poder experimentarlo, pasando a formar parte de un
incuestionable imaginario urbano y de pautas de conducta futuras. El museo
cuenta, entre otras actividades, con estudios de grabación de televisión y de
radio, autobuses y obras en construcción, en un espacio que ofrece a los
niños la “experiencia de la diversidad urbana”, experiencia que, posiblemente,
muchos de ellos ya no conocerán en su vida cotidiana encapsulada.
MITO ANTIURBANO
Dos procesos apoyaban creaciones como las de Tigre: por un lado, el auge de
los deportes, y con ellos la proliferación de clubes; por otro, la creciente
tendencia a realizar fuera de la casa una serie de actividades sociales,
trasladándose a los nuevos ámbitos de sociabilidad que incesantemente se
creaban: hoteles, hipódromos, casino, clubes, casas de té. Ambas
transformaciones se ligaban estrechamente y se consideraba la introducción
de ‘costumbres anglosajonas’ interpretadas como elementos modernizadores
de la vida social de la elite local [...], insistiendo en los beneficios que
acarrearía al país la importación de costumbres del pueblo que había llegado a
ser el ‘dueño del mundo’; en realidad los sectores altos argentinos seguían
buscando en Francia un árbitro de la vida mundana, porque en tal sede se
habían adoptado ya buena parte de las costumbres anglosajones que
fascinaban a los argentinos en el fin de siglo”.34
En el cambio de siglo y en las primeras décadas del siglo XX, los sucesivos
parques de diversiones de Coney Island,35 cerca de Nueva York, y sus
simulaciones de la ciudad en llamas, significaron para los habitantes del
campo o de pequeñas ciudades americanas la verdadera imagen de la
metrópolis y no su representación. Los miedos y el futuro sobre la gran ciudad
se plasmaban en la simulación de Luna Park o de Dreamland. Así, Conney
Island será la prefiguración de un Manhattan fatal al que Walt Disney
contrapuso Disneylandia. El Parque de la Costa es ambas cosas a la vez: por
un lado se convertirá en la prefiguración de la Buenos Aires fatal, de lo peor
que está por venir, y, por otro, es el antídoto, con su oferta de paraísos
controlados, asociado formalmente a los barrios cerrados.
Al igual que Conney Island respecto a Nueva York, Tigre respecto a Buenos
Aires es la zona de naturaleza más cercana que puede contrarrestar las
presiones urbanas. La naturaleza del delta desaparece o ve peligrar su futuro
a lo largo del siglo XX, llegando en su último cuarto a ser tan urbana que, para
seguir ofreciendo su atractivo diferencial con la ciudad, se convierte en un
espacio de diversión artificial.
1Hajer, Maarten; Reijndorp, Arnold, In Search of New Public Domain, NAi Publisher,
Rotterdam, 2001.
2 Horkheimer, Max; Adorno, Theodor W., Dialéctica de la Ilustración [1944], Círculo de
la trama poco visible de la ciudad negada”, en Herzer, Hilda (ed.), Postales urbanas del
final del milenio. Una construcción de muchos,Universidad de Buenos Aires, Buenos
Aires, 1997.
28 Meninato, Pablo, “Las leyes del viejo mercado”, en Summa+, 35, febrero-marzo de 1999.
29 “Los cinco niveles”, en La Nación, Buenos Aires, 5 de agosto de 1998.
30 Rifkin, Jeremy, op. cit.
31 Rifkin, Jeremy, op. cit.
32 Tella, Guillermo, “Benito Carrasco en el camino de la costa”, en Summa+, 20, 1996.
33Gobierno del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, Ministerio de Obras y Servicios
Públicos, Dirección de Relaciones Públicas, Prensa y Difusión, Memoria del Proyecto de
Rehabilitación y Recuperación del Ramal Norte (Borges-Delta), acción comprendida en
el programa 10 (Grandes Emprendimientos Urbanos) a cargo de la Dirección de
Ordenamiento Urbano de la Provincia de Buenos Aires, en Boletín Informativo del MOSP,
20, 2 de marzo de 1989.
34Ballent, Anahi, “Country Life: los nuevos paraísos, su historia, sus profetas”, en Block,
2, mayo de 1998.
35 Koolhaas, Rem, Delirio de New York, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2004.
36 Ibid.
37 www.parquedelacosta.com.ar (19 de septiembre de 2000)
38 Debord, Guy, op. cit.
Los aeropuertos como puertas de entrada a la ciudad nos reciben con los
anuncios del paraíso urbano prometido: conexiones a Internet, buena
comida, paseos, compras y mujeres. El presupuesto machista —el ejecutivo
o viajero será indefectiblemente de sexo masculino— se anuncia, por
ejemplo, con oferta de palacios y chicas en el aeropuerto de Viena: lo local
se reduce a producto de consumo.
La ciudad emblemática pretende ser una ciudad densa y compleja que propone
una mezcla de usos y funciones, que servirán para fomentar los encuentros
fortuitos. Nuevamente se recrea una falsa diversidad social que ha quedado
anulada en coexistencia y en visibilidad: unos trabajan en el escaparate del
futuro y otros se encargan de arreglar el escenario en horarios que no coinciden
con los de los primeros. La ciudad de 24 h es uno de los lemas de la modernidad
del siglo XXI; las tecnologías de la información y la comunicación permiten la
libertad horaria y de usos, aunque el logro momentáneo es una división social de
las horas del día. Como bien muestra la película Pan y rosas (Ken Loach, 2000),
aquellos que limpian de madrugada los edificios emblemáticos del centro de Los
Ángeles no pueden ni tan siquiera acercarse al supuesto espacio público que
rodea dichos edificios fuera de su horario laboral.
Si bien las áreas urbanas de torres que conforman las áreas financieras —
cities o downtowns— no son una característica exclusiva de este período de
“En las décadas de 1950 y 1960, los programas diseñados para ayudar a los
pobres, fueron desmantelados y sustituidos por políticas urbanas que se
dirigieron de manera creciente al mercado, transfiriendo recursos a sectores
privilegiados y privados […]. Así, esta nueva área de la ciudad se conforma
como un collage de los lugares más emblemáticos de la urbe, una escenografía
dispuesta para la nueva clase dirigente de la sociedad en red. Convertir el
Por ello, la ciudad pasa a ser emblema, pero no de sí misma o del poder político
y público, sino de las empresas que la moldean: desde la silueta de la ciudad
hasta el cambio de normativas de usos y superficies según conveniencia del
inversor y promotor privado. La primacía de lo privado sobre lo público
tergiversa y pervierte las relaciones sociales del uso del espacio urbano.
Tal como explica Marie Christine Boyer en el caso de Nueva York, la operación
final concretada para el frente fluvial de la emblemática Battery Park City ha
resultado ser “un proceso de colonización que se ha apropiado de la imagen y
de la representación de la ciudad para intereses privados”.10
El proyecto urbano base fue realizado por un equipo que aglutinaba las tres
propuestas que ganaron un concurso nacional; estaba formado por los
arquitectos Juan Manuel Borthagaray, Cristián Carnicer, Pablo Doval,
Enrique García Espil, Mariana Leidenman, Carlos Marré, Rómulo Pérez,
Antonio Tufaro y Eugenio Xaus. El proyecto se basaba en la división del área
en cuatro zonas de oeste a este: galpones, diques, una nueva franja
edificable y el mantenimiento y ampliación de la franja verde ribereña. Se
proponía la reutilización y conservación variable de los antiguos almacenes
según su estado de deterioro. El proyecto enfatiza las calles de conexión
con la ciudad con edificios altos, a modo de pórticos, en las esquinas del
extremo más cercano al río. En el proyecto se planteaba una ocupación
moderada del suelo, cuya propiedad estuviera muy repartida o fragmentada,
especialmente en el borde este de los diques. La propuesta partía de la idea
de ocupación progresiva por parte de pequeños inversores o profesionales y
artesanos liberales que fueran colonizando los frentes de agua. Las
emblemáticas torres-faro aglutinarían la oferta de superficies de oficinas. El
resultado muestra una inversión de los usos propuestos ya que en las torres
se han construido viviendas y los bordes de los diques se han colonizado
mayoritariamente con usos terciarios. Además, la propiedad se ha
aglutinado en muy pocas manos, generando un espacio sin rugosidades ni
diferencias.
Puerto Madero fue proyectado sobre una trama de espacios públicos que
deben enlazar la nueva zona a la ciudad y permitir el uso continuado y diverso
del barrio. Pero no es suficiente realizar un paseo de diseño cuidado para
Otro de los elementos portuarios reutilizados son los norays de amarre de los
buques, pero en este caso con una concepción ejemplar. El proyecto de todo el
mobiliario urbano del espacio público ha sido realizado por el estudio de
Diana Cabeza, que partiendo de estas piezas de hierro, diseñaron unos
bancos semicirculares. En este caso, no consiste en una rememoración, sino
en el diseño de un elemento totalmente nuevo, acorde a estéticas de
vanguardia y no de falsa memoria. Todo el diseño del espacio público del área,
descontando los parques, ha sido realizado por los arquitectos de Buenos
Aires, Hampton-Rivoira y Asociados.
Las calles de la ciudad que se conectan a través de los puentes con el área
Este se transforman en los grandes bulevares de acceso a la zona nueva. A
diferencia del frente Oeste, el frente este no mantiene una misma alineación,
sino que se forman espacios a modo de plazas que dan acceso a diferentes
edificios. El límite Este del área edificada hacia el río se desdibuja, el sistema
de parques penetra de modo seudoorganicista sobre la rígida trama ortogonal
de lo construido, diferenciándose, a su vez, del parque lineal recuperado de la
Costanera Sur. La urbanización de los espacios públicos como parques y
bulevares han sido realizados por la Corporación Antiguo Puerto Madero y
se han financiado con la venta de los terrenos.
“Se privatizaron todos los servicios del Estado municipal […] y los propios
sistemas de control de cumplimiento y la planificación de esos servicios, con
lo que el poder público se despojó de los instrumentos de aplicación de
políticas […]. Las transformaciones que se produjeron en la ciudad y en la
gestión de lo público metropolitano […] demostraron tener una mayor
duración que la del propio gobierno que la posibilitó y moldeó, ya que han
seguido caracterizando la nueva configuración urbana […].
La ciudad real, la ciudad múltiple, necesita una densidad crítica mínima para
funcionar sin respiración artificial, como sucede en las propuestas de vida de
Puerto Madero y de los barrios cerrados, que esconden tras su diversidad
Por tanto, del mismo modo que un barrio cerrado no es un barrio, tampoco
Puerto Madero es ciudad, aunque su disfraz sea mucho más eficiente y difícil
de develar que la obviedad de los límites y controles de las comunidades
autosegregadas.
NOTAS
1Chomsky, Noam, Ilusiones necesarias. Control del pensamiento en las sociedades
democráticas, Ediciones Libertarias, Madrid, 1992.
2Castells, Manuel, La ciudad informacional. Tecnologías de la información,
reestructuración económica y el proceso urbano regional, Alianza Editorial, Madrid, 1995.
3Augé, Marc, Los “no lugares”. Espacio del anonimato. Una antropología de la
sobremodernidad, Gedisa, Barcelona, 19942.
5Rifkin, Jeremy, La era del acceso. La revolución de la nueva economía, Paidós, Barcelona,
2000.
6Fernández-Galiano, Luis, “Obras de consumo”, en Arquitectura Viva, 74, septiembre-
octubre de 2000.
7Barcellona, Pietro, Postmodernidad y comunidad. El regreso de la vinculación social
[1990], Trotta, Madrid, 19962.
8Diez, Fernando, “Oficinas en enclave: la identidad en la piel”, en Summa+, 23, febrero-
marzo de 1997.
9García Vázquez, Carlos, Berlín–Potsdamer Platz. Metrópoli y arquitectura en transición,
Fundación Caja de Arquitectos, Barcelona, 2000.
de octubre de 2001.
12 Hampton; Rivoira, “La primera torre”, en Summa+, 32, agosto-septiembre de 1998.
13 Ibid.
14Sennett, Richard, introducción al libro: Khalaf, Samir; Khoury, Philip S. (eds.),
Recovering Beirut. Urban Design and Post-war Reconstruction, Brill, Nueva York/Leiden,
1993.
16 Ibid.
Larivière, Felisa, Puerto Madero, Corporación Antiguo Puerto Madero/Ediciones
17
Las áreas globales dentro de la ciudad son huellas sin relación con su
entorno. Al constituirse como una pisada que aplasta lo que tiene debajo,
marcan y delimitan un área urbana que, como resultado, se segrega. Estos
espacios quedan rápidamente obsoletos, ya sea porque su vida útil está
marcada por la moda, y como tal es efímera, o porque son modelos que se
copian y se implantan sobre diferentes realidades, o porque son operaciones
que están marcadas por las leyes de la rentabilidad financiera rápida. No
siempre una prótesis es aceptada satisfactoriamente por el cuerpo que la
recibe. La persistencia de estas huellas depende de su continua
modificación y alimentación artificial, el reencantamiento constante del
espacio y de la vida.1
Epílogo • 187
La ciudad tardomoderna de finales del siglo XX continúa, en cierta manera, con
la división funcional del territorio que propusieron los CIAM, pero sin la
concepción social de la ciudad, dividida ahora funcionalmente y manipulada
de un modo interesado para beneficio de unos pocos. Como resultado, se
genera una ciudad dividida, segregada social y funcionalmente, que exacerba
su control y acelera su conversión en mercancía.
Epílogo • 189
determinan espacial y formalmente a las ciudades que expulsan al “otro”.
Constituyendo una manera de hacer que, en su afán mercantilista, consumista
y soberbio, se exculpa de toda responsabilidad con respecto a los otros y a la
suerte del planeta.
Pero para poder hablar de la ciudad sostenible habría que plantear primero
una sociedad sostenible. Una sociedad sostenible no puede basarse en la
visión única, en el consumo, en el individualismo y egoísmo sin límite. Para
pensar una ciudad y una sociedad sostenibles en el futuro es necesario
consumir menos y distribuir con mayor equidad los recursos. No se trata de
equiparar el “consumo” hacia arriba, pues no hay sistema —ecológico ni
económico— que pueda aguantar esa presión, sino de recuperar la cultura
como construcción de muchos y no como espectáculo mediático; una
construcción en la que seamos partícipes y no consumidores.
Epílogo • 191
autosuficiencia funcional, formal y simbólica. Entender la región urbana o la
metrópolis como una gran constelación de ciudades compactas, relacionadas,
intercomunicadas e identificables, y dar solución a la continuidad infinita a la
que estamos acostumbrados gracias al predominio de los sistemas de
transporte individual y a las autopistas.
Por otra parte, la ciudad emergente está formada por individuos difícilmente
sintetizables en un ser ideal, pues la composición social, cultural y étnica es
cada vez más diversa. El planeamiento futuro debe afrontar esta diversidad,
aceptarla como reto y como beneficio. Se trata, también, de construir la
“cosmópolis”:
Epílogo • 193
sostenible será múltiple y diversa en sí misma, y respecto al resto de las
ciudades.
Este modus operandi no hará más que provocar todavía más zonas excluidas
de las que existen en la actualidad; la manipulación genética o el
conocimiento en manos del mercado sólo son magnificadores de las brechas
de desigualdad existente.
Las ciudades que, junto a ciudadanos y países, sigan un patrón único, corren
el riesgo de ser dependientes y quedar incapacitadas para ser libres, para ser
Si hasta ahora las ciudades han sido pensadas por y para el hombre ideal, se
hace imperativo un nuevo pensamiento que derive de la integración plena de
las mujeres en las decisiones sobre la ciudad, incorporando su visión como
profesional y como usuaria. Las aportaciones de las mujeres debido a su
experiencia derivada del rol del género femenino significan un conocimiento
de la ciudad más complejo, e inclusivo, en el que se incorporan las propias
experiencias y las de muchos otros y otras que no son el ser ideal del
urbanismo tradicional. Por ello un urbanismo participativo incluirá sin duda
las voces diversas de las experiencias, miradas y necesidades. 8, 9, 10 Un
urbanismo de la multiplicidad significa un urbanismo de la diferencia, que no
de la desigualdad, que permita desvelar y expresar las diferentes cualidades
que nos constituyen como seres humanos únicos, no neutrales ni abstractos.
Cualidades que tienen que ver con opciones y oportunidades de diferente
carácter, económicas, sociales, culturales, de raza, de opción sexual o de
otras clases.
Epílogo • 195
ambiente natural vistos como una matriz indivisible donde los humanos y los
procesos naturales interactúan”.12
El deber, por parte de las ciudades, de garantizar las diferencias, que no las
desigualdades, está incorporado en el concepto de sostenibilidad como parte
de la preservación del futuro. En las condiciones actuales, la vida urbana no
siempre es así, pues la falta de referentes y de significados compartidos que
cohesionen a los ciudadanos convierten lo urbanizado en áreas especializadas.
Por tanto, la construcción de ciudades sostenibles pasa también por que sean
capaces de regenerar formas urbanas con significado y crer nuevos
paradigmas según las diferentes realidades. Debe ser sostenible como espacio
de significación, de expresión de la multiplicidad social; un planeta urbano-
ciudadano necesita encontrar los discursos y las formas mediante las cuales
los ciudadanos se sientan interpretados y representados.
A lo largo del siglo xx fueron muchas las nuevas formas urbanas que se
probaron sobre Buenos Aires. ¿Qué es entonces lo que hace diferente al
urbanismo global de las anteriores pruebas?
Epílogo • 197
La arquitectura que ha dejado su huella sobre Buenos Aires en la última década
del siglo xx niega, en primer lugar, lo colindante; no se establecen diálogos ni
con el entorno construido ni con el natural. El tamaño de las promociones
inmobiliarias excluye a un promotor local medio o pequeño, e imposibilitan la
inserción de grupos con menores recursos. Por ello, se generan áreas de alto
interés económico, al tiempo que otras áreas dejan de existir. La excesiva
homogeneidad de las propuestas arquitectónicas que se han realizado,
auténticos productos urbanos prefabricados, impide una disolución en lo
existente que, a su vez, las señala como diferentes.
“La provisión de tierra para la agricultura urbana es, ciertamente, una política
de planificación alternativa. En ciudades estadounidenses como Nueva York y
Más allá de las presiones y realidades globales, hay acciones a adoptar desde
lo local. Las diferentes leyes que permitieron la expansión indiscriminada del
suelo urbano deben volver a entenderse, en conjunto, como una herramienta
válida para toda el área metropolitana. Esto requiere que previamente se forme
un consejo de gobierno que posibilite políticas de suelo comunes, con
prestaciones equivalentes para aquellos municipios que, por el bien del
conjunto, deban limitar las superficies destinadas a sus suelos urbanizables o
productivos. Las áreas urbanizables no pueden crecer según la presión del
mercado: baja densidad, servicios inevitablemente deficientes o inviables
económicamente con el consiguiente aumento de la presión sobre el medio
ambiente natural y social.
Epílogo • 199
Paraná en Tigre es un espacio de naturaleza excepcional, al que se deja
degradar y se consume construyendo barrios cerrados, como Nordelta, con
espacios de costa y río apropiados y privatizados, y espacios recreativos,
como el Parque de la Costa que impide, en ambos casos, el libre acceso a los
ríos. Al mismo tiempo, se intenta detener este proceso elevando una petición
a la Unesco, encabezada por el municipio de San Fernando y apoyada por
biólogos investigadores de la Universidad de Buenos Aires, para que en 2000
se declare a la zona como Reserva de la Biosfera.
Los desafíos y oportunidades para Buenos Aires están, como en toda ciudad,
en sí misma, en entender su particularidad, su lugar, su geografía, su historia,
su cultura y su sociedad. Más allá del simple modelo de la ciudad global, se
debe defender el valor diferencial de los lugares y de las soluciones.
NOTAS
1Ritzer, George, El encanto del mundo desencantado. Revolución en los medios de
consumo, Ariel, Barcelona, 2000.
2 Mitchell, William J., E-topía, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2001.
3García, Ernest, Introducción al libro: Girardet, Hebert, Creando ciudades sostenibles,
Tilde, Valencia, 2001.
Epílogo • 201
4 Ascher, François, La Métapolis. Ou l’avenir des villes, Éditions Odile Jacobs, París, 1995.
5Mitchell, William J., City of Bits. Space, Place, and the Infobahn,The MIT Press,
Cambridge (Mass.), 1995.
6 Sandercock, Leonie. Towards Cosmopolis, John Wiley & Sons, Chichester, 2000.
11Hammerstein, David, “De la naturaleza como el Otro de la ecología urbana”
(presentación a la edición española), en Girardet, Herbert, op. cit.
12Law, Nicholas, et al. (eds), Consuming Cities. The Urban Environment in the Global
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