Corona de Hierro

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Corona de Hierro

La Corona de Hierro o Corona Férrea, también Corona de


hierro de Lombardía (en italiano, Corona Ferrea di Lombardia;
en latín, Corona Ferrea Langobardiae) es tanto un relicario
como una de las más antiguas enseñas reales de la
Cristiandad. Fue realizada en la Alta Edad Media. La corona
se convirtió en uno de los símbolos del reino lombardo y más
tarde del reino medieval de Italia. Esta corona se usó desde la
Alta Edad Media hasta el siglo XIX para la coronación del rey
de Italia. Durante mucho tiempo, los emperadores del Sacro
Imperio Romano Germánico recibieron esta coronación
debido a que la titulación de reyes de Italia estaba ligada a la
dignidad imperial.

Representación heráldica de la Corona de hierro.


En el interior de la corona, hay una
Corona de hierro de
lámina circular de metal: la tradición Lombardía
cuenta que esta fue forjada con el
hierro de uno de los clavos que se
usaron en la crucifixión de Cristo. Por
Corona de Hierro de
este motivo, la corona es también
los Lombardos, en la
venerada como reliquia y se encuentra capilla de Teodolinda
de la catedral de
custodiada en una capilla de la
Monza.
catedral de Monza (Italia), llamada
capilla de Teodolinda. Creación h. siglo IV
o V[1]
Ubicación Catedral
Descripción de Monza,
Monza
Está realizada con una aleación de oro
 Italia
(80 %) y plata. El círculo exterior de la
Material oro
corona está formado por seis placas
Dimensiones 15 cm
de oro batido, en parte esmaltados, (diámetro
5,5 cm
unidos por bisagras verticales. Tiene
(alto)
un diámetro de 15 cm y una altura de
5'5 cm. Está adornada con 22 piedras
preciosas: siete granates, cuatro cristales de roca, cuatro
pastas de cristal vítreo color verde y siete zafiro, que
sobresalen en relieve, en forma de cruces y flores, veintiséis
rosas de oro. Tiene 24 joyas de otros tipos.
La corona es demasiado pequeña para ceñirse a la cabeza de
un hombre. Su pequeño tamaño y estar construido con
bisagras han sugerido a algunos estudiosos que
antiguamente fue un gran brazalete de brazo o quizás una
corona votiva. Según otras opiniones, el pequeño tamaño se
debe a un reajuste después de la pérdida de dos segmentos,
tal como se describe en documentos históricos.

Según la reconstrucción de Valeriana Maspero, en origen las


placas de oro tenían sólo una gema central, como se ve en
algunas monedas que representan a Constantino con su
yelmo en la cabeza. Dos coronas encontradas en el siglo XVIII
en Kazán (Rusia), son completamente similares;
probablemente la Corona de Hierro fue obra de orfebres
orientales.

Las láminas de color con las otras piedras fueron añadidas


probablemente por Teodorico, el cual hizo colocar la diadema
sobre otro yelmo, en sustitución del otro retenido por los
bizantinos. Carlomagno hizo después sustituir alguna de las
láminas que se habían estropeado. El examen de Carbono 14
a través de dos trozos de estuco han datado los mismos en
torno al año 500 y los otros en torno al año 800. El aspecto de
la corona posterior a la restauración encargada por
Carlomagno se encuentra testimoniada por los documentos
de la coronación de Federico I Barbarroja; ésta no fue nunca
más colocada sobre un yelmo. Ésta tenía las dimensiones
adecuadas para ser llevada sobre la cabeza.

Las dos placas que faltan fueron probablemente robadas


mientras la corona se encontraba en poder de los Humillados,
que la conservaron en el convento de Santa Ágata (en la
actual Piazza Carrobiolo de Monza). Los documentos
sucesivos a 1300 de hecho la describen como pequeña. En
1345 fue encargada para una segunda restauración por parte
del orfebre Antellotto Bracciforte, el cual le dio su aspecto
actual.

Leyenda
Véase también: Vera Cruz

La Corona de Hierro.

Se le llama «de hierro» porque los católicos creen que la


lámina interior, de un centímetro de ancho, se realizó
fundiendo un clavo usado en la crucifixión de Jesucristo.
Según la tradición, hacia el año 324, Elena, madre del
emperador Constantino I, hizo excavar el área del Gólgota en
busca de los instrumentos de la Pasión de Cristo. En aquellas
excavaciones fue encontrada aquella que fue identificada
como la Vera Cruz que aún tenía clavados los clavos. Elena
dejó la cruz en Jerusalén, llevándose en cambio los clavos
consigo. De vuelta en Roma, con uno de éstos creó un
bocado de caballo e hizo colocar otro sobre el yelmo de
Constantino con el fin de que el emperador y su caballo
fuesen protegidos en sus batallas.

Dos siglos después, el papa Gregorio Magno habría donado


los clavos a Teodolinda, princesa de los longobardos, como
un regalo diplomático, aunque no mencionó esto en las
donaciones suyas, que sí están documentadas. Teodolinda
donó la corona a la iglesia de Monza en 628. Sería ella quien
hizo fabricar la corona e insertar el clavo forjado en la misma
en forma de lámina circular.[2]

La identificación de la lámina metálica inserta en la corona


con el clavo de la Pasión de Cristo parece provenir del siglo
XVI. San Carlos Borromeo, que relanzó la veneración del
sacro bocado en la catedral de Milán, visitó más veces
también la Corona de Hierro y rezó ante ella. En 1602
Bartolomeo Zucchi afirmaba con certeza que la corona era la
diadema de Constantino y que en ella se encontraba el sacro
clavo. Un siglo más tarde, Ludovico Antonio Muratori
expresaba lo contrario, afirmando que la lámina, en
comparación con un clavo romano de crucifixión, era
demasiado pequeña.

Mientras tanto, también las autoridades eclesiásticas


examinaron el problema: finalmente en 1717 el Papa decretó
que, no obstante la falta de certeza sobre la efectiva
presencia del clavo en la corona, se autorizaba la veneración
como reliquia sobre la base de la tradición ya secular en este
sentido.

Lipinsky, en su examen de la Corona de hierro en 1985, señaló


que el anillo interior no atrae un imán.[3] Análisis del anillo
interior realizado en 1993 puso de manifiesto que está
realizado en plata.[4] Según Valeriana Maspero, ésta fue
insertada por Branciforte en 1345 para soldar la corona que
había sido dañada tras el robo de dos de las placas.

Maspero, en cambio, sostiene que la corona sí es, en realidad,


la diadema de Constantino y que con el sacro clavo hubiesen
sido forjados dos pequeños arcos que eran usados para
enganchar la diadema al yelmo. Cuando los bizantinos
desengancharon la diadema para dárselo a Teodorico, éstos
retuvieron también los pequeños arcos. El yelmo permaneció
expuesto en la iglesia de Santa Sofía de Constantinopla
situada sobre el altar hasta el saqueo veneciano de 1204,
para después perderse su pista.

Historia
La historiadora Valeriana Maspero sostiene que la corona fue
la diadema montada sobre el yelmo de Constantino. El yelmo
y el bocado, junto a otras insignias imperiales, fueron llevados
por Teodosio a Milán, donde residía, y fueron expuestos en su
funeral, tal como lo describe Ambrosio de Milán en su oración
fúnebre de obitu Teodosii. Luego, el bocado (sacro bocado)
permaneció en Milán, donde actualmente se conserva, en la
catedral; el yelmo con la diadema, después de la caída del
Imperio Romano de Occidente, fue llevado a Constantinopla.
El rey ostrogodo Teodorico el Grande, quien previamente
había amenazado a la propia Constantinopla, la reclamó
como parte de su derecho como rey de Italia. Los bizantinos
le enviaron la diadema, reteniendo el yelmo (que estaba
expuesto en la catedral de santa Sofía) hasta que fue
saqueado y perdido después del saqueo de Constantinopla
en la Cuarta cruzada en 1204).[cita requerida] El rey Teodorico
entonces adoptó la diadema gemmis insignitum, quas
pretiosior ferro innexa(s)crucis redemptoris divinae gemma
connecteretas (San Ambrosio: De obituu Theosdosii) como su
corona. Esta es la Corona de hierro, pasada por los godos a
los lombardos cuando invadieron Italia.

Se sabe con certeza que la corona se usó para la coronación


de los reyes de Italia para el siglo XIV, y presumiblemente
desde al menos el siglo XI. Viejas investigaciones datan la
corona del siglo VIII o principios del IX[note 1] Pero según un
estudio reciente, la corona, en su estado actual, es el
resultado de dos trabajos diferentes realizados en los siglos
IV-V primero y IX después. Esto parece validar las leyendas
sobre el origen de la corona, que la remontan a la era
lombarda y la coronación de sus reyes.[1]

La Corona de Hierro fue usada por los reyes longobardos. La


corona fue usada en la coronación de Carlomagno como rey
de los lombardos.[5] en 775. También con ella fueron
coronados sus sucesores como reyes de Italia.

Lord Twining cita una hipótesis de Reinhold N. Elze de que


Gisela, la hija del emperador Ludovico Pío quien se casó con
el duque Everardo de Friuli, quien puede que poseyera
originalmente la corona y la dejó a su hijo Berengario I de
Italia a su muerte en 874. Berengario fue el único gran
benefactor de la iglesia de Monza en aquella época, y
también donó a la catedral de San Juan en Monza una cruz
realizada en el mismo estilo que la Corona de Hierro, que aún
se conserva en el tesoro de la iglesia.

Twining también señala que en las colecciones del Museo


Imperial de San Petersburgo hay dos coronas medievales que
se encontraron en Kazán en 1730 realizadas en el mismo
estilo y del mismo tamaño que la Corona de hierro. Twining
observa que mientras estas coronas y la Corona de hierro son
demasiado pequeñas para lucirse alrededor de la cabeza
humana de un adulto, sí que pueden llevarse en lo alto de la
cabeza si se unieran a un velo, y esto se vería en los
pequeños agujeros del borde de la Corona de hierro.[6]:421
Twining también menciona una placa en relieve en la catedral
que parece representar la coronación de Otón IV en Monza en
1209 tal como fue descrita por Morigias en 1345 y afirma el
punto de que aunque cuatro coronas votivas se muestran
colgando sobre el altar, la corona que el arzobispo coloca
sobre la cabeza del rey no se parece en nada a la Corona de
hierro.[6]:424

Finalmente, Twining cita un estudio por Ludovico Antonio


Muratori que documenta los diversos grados de autoridades
eclesiásticas alternativamente autorizando y suprimiendo la
veneración de la Corona de hierro hasta que, en 1688, el
asunto fue sometido a estudio por la Sagrada Congregación
de Ritos en Roma, que en 1715 diplomáticamente concluyó
su examen oficial permitiendo que la Corona de hierro fuera
expuesta a la veneración pública y llevada en procesiones,
pero dejando de lado, sin pronunciarse, el punto esencial de
su el anillo de hierro venía o no de uno de los clavos de la
crucifixión de Cristo. Sin embargo, posteriormente el
arzobispo Visconti de Milán dio su propia decisión de que «el
anillo de oro en la corona de Monza debería ser considerado
como uno de los Clavos de la Santa Cruz y como una reliquia
original».[6] Twining señala que los clérigos de Monza afirman
que a pesar de los siglos durante los cuales la Corona de
hierro se ha expuesto a la veneración pública, no hay ni un
poco de óxido en el esencial anillo de hierro esencial.[6] Esto
es perfectamente lógico, dado que no es de hierro, sino de
plata.

La catedral de Monza
El historiador de Monza Bartolomeo Zucchi, escribió en torno
al año 1600, que la corona había sido usada en 34
coronaciones desde el siglo IX hasta el XVII (empezando con
Carlomagno). Los emperadores del Sacro Imperio Romano
Germánico eran coronados en tres ocasiones: una como rey
de Alemania en Aquisgrán, una como rey de Italia y una como
emperador (esta última corona era impuesta por el papa). La
coronación con la Corona de Hierro se desarrollaba como
regla general en Milán, en la basílica de San Ambrosio; a
veces también se desarrolló en Monza o Pavía y
excepcionalmente en alguna otra ciudad. Entre una
coronación y otra, la Corona de Hierro era custodiada en la
catedral de Monza que por este motivo fue declarada ciudad
regia, propiedad directa del emperador, gozando de privilegios
y exenciones fiscales. Ésta atravesó, no obstante, algunas
vicisitudes más: en 1248 fue dada en prenda a la orden de los
Humillados, como garantía de un importante préstamo
contratado por el capítulo de la catedral para pagar una
pesada impuesta monetaria extraordinaria de guerra, y sólo
fue recuperada en 1319. Sucesivamente fue transferida a
Aviñón, entonces sede papal, donde permaneció entre 1324 y
1345: durante este período fue incluso robada, pero el ladrón
fue capturado. El papa Inocencio VI promulgó en 1354 un
edicto con el cual revindicaba el derecho de Monza a la
imposición de la Corona de Hierro en su catedral.
Desde el siglo XX, los reyes germano-romanos habrían
viajado a Roma para ser coronados emperadores del sacro
imperio. En el camino, según la tradición, se detendrían en
Lombardía para ser coronados con la Corona de hierro como
reyes de Italia. El lugar tradicional de la coronación era Pavía,
la antigua capital lombarda. A partir de Conrado II en 1026,
las coronaciones también se hacían en Milán.

La Encyclopædia Britannica afirma que el primer registro en el


que se puede confiar del uso de la Corona de hierro en la
coronación de un rey de Italia es la coronación de Enrique VII
en 1312.[7][note 2] Coronaciones posteriores en las que se usó
la corona fueron:[cita requerida]

Carlos IV (1355, con la presencia de Petrarca)


Segismundo (1431)[8]
Carlos V (febrero de 1530) recibió la Corona de hierro
simultáneamente con su coronación imperial en Bolonia.
Francisco I recibió la Corona de Hierro en 1792.
Napoleón I (1805)
Fernando I de Austria (1838)

El 26 de mayo de 1805 Napoleón Bonaparte se coronó a sí


mismo como rey de Italia en Milán, con el esplendor y la
magnificencia apropiada. Sentado en un trono, fue investido
con las usuales insignias de la realeza por el cardenal-
arzobispo de Milán y, ascendiendo al altar, cogió la Corona de
hierro, la colocó en su cabeza y pronunció las siguientes
palabras, formando parte de la ceremonia usada con la
entronización de los reyes lombardo: «Dieu me la donne, gare
à qui la touche» Dios me la ha dado y ¡ay! del que me la quite.
En esa ocasión, Napoleón fundó la Orden de la Corona de
Hierro, el 15 de junio de 1805.

Fernando I, portando la «Corona de Hierro».

Después de la caída de Napoleón y la anexión de Lombardía


por Austria, la orden fue reinstituida por el emperador
austriaco Francisco I el 1 de enero de 1816. El último en ser
coronado con la Corona de hierro fue Fernando I, en su papel
como rey de Lombardía y Venecia[note 3] Esto ocurrió en Milán,
el 6 de septiembre de 1838.
Durante las guerras de independencia italianas, cuando los
austriacos tuvieron que retirarse de Lombardía en 1859, la
Corona de hierro fue trasladada a Viena, donde permaneció
hasta el año 1866, cuando fue devuelta a Italia después de la
tercera guerra de la Independencia italiana, y retornó a
Monza.

Los Saboya, sin embargo, no la utilizaron nunca para las


coronaciones, sino que conservaron la corona del Reino de
Cerdeña (incluso en el escudo regio). Además, ésta se había
convertido, en los años precedentes, en un símbolo de la
dominación austríaca pero además el Reino de Italia había
entrado en conflicto con el Papado por la conquista de Roma,
por lo que utilizar una corona que además era venerada como
reliquia parecía poco oportuno. El rey Humberto I quizás
meditó coronarse con la Corona de Hierro cuando el clima
político se volvió más favorable: en 1890 insertó la Corona de
Hierro en el escudo regio y en 1896 la donó a la catedral de
Monza, ciudad en la cual le gustaba residir, la vitrina de cristal
blindado donde todavía es custodiada. Su asesino
interrumpió en 1900 sus proyectos, pero sobre su tumba en el
Panteón de Roma descansa una copia de bronce de la
Corona de Hierro . Su hijo Víctor Manuel III no quiso ninguna
ceremonia de coronación. Con la proclamación de República
Italiana en 1946, la Corona de Hierro dejó de ser un símbolo
de poder para convertirse sólo en una reliquia y un recuerdo
histórico.

El último viaje de la corona tuvo lugar durante la Segunda


Guerra Mundial: temiendo que los nazis se quisiesen
apoderar de ella, el cardenal Ildefonso Schuster la hizo
trasladar al Vaticano, donde estuvo hasta 1946. Ésta retornó
a Monza llevada por dos canónigos de la catedral en el
interior de una maleta.

Análisis científicos
En 1993, la corona fue sometida a amplios análisis científicos
llevados a cabo por la Universidad de Milán usando análisis
de fluorescencia de rayos X (XRF) y datación por
radiocarbono. El análisis XRF sobre el metal de la corona
reveló que todas las láminas, rosetas y engastes fueron
realizadas con la misma aleación, realizada con un 84–85%
de oro, 5–7% de plata, y 8–10% cobre, sugiriendo una
construcción contemporánea de la mayor parte de la corona,
mientras que los soldaduras externas a las placas de esmalte
y los alfileres de las bisagras fueron realizadas en un 90–91%
de oro y 9–10% de plata, sugiriendo una re-elaboración
posterior.[9]
Tres de las 24 placas de esmalte vítreo son visualmente
diferentes de los otros en color y construcción, y
tradicionalmente se consideraron de restauraciones
posteriores. El análisis de XRF confirmó que se realizaron con
una técnica diferente, con su vidrio realizado con sal de
potasio, mientras que las otras se hicieron con sal de sodio
(el sodio no es detectable directamente con un análisis XRF).

La datación con radiocarbono de fragmentos de cera de


abejas usada para unir las placas de esmalte con las hojasde
oro de la corona mostraron que la cera bajo las placas
«extrañas» era de alrededor del año 500, mientras que las que
quedaban bajo las «normales» eran de, aproximadamente,
800. Esto es coherente con la tradición de una corona más
antigua, más decorada durante el reinado de Teodorico (con
el añadido de esmaltes), y luego ampliamente restaurada
durante el reinado de Carlomagno.

El «clavo de hierro» resultó ser 99% plata, lo que significa que


la corona no contiene hierro. Una nota del Ceremonial romano
de 1159 indica que la Corona de hierro es llamada así por
«quod laminam quondam habet in summitate», afirmando
que el hierro estuvo en el pasado sobre la corona, quizá como
un arco, como en otras coronas de la época, y no dentro de
ella. Se ha especulado que el círculo de plata fue añadido por
el orfebre Antellotto Bracciforte, quien restauró la corona en
1345 para reforzarla dado el robo (supuesto) de dos placas
que habían debilitado las bisagras. (Actualmente, en una de
las uniones de la corona, dos de las placas no están unidas
por bisagra, que está demasiado dañada, sino que están
sostenidas sólo por el círculo de plata.) En 1352, por vez
primera, un documento (el inventario del tesoro de la catedral
de Monza) describe la corona como pequeña.

Las gemas en la corona son siete granates rojos, siete


corindones azules (zafiros), cuatro amatistas violetas y
cuatro gemas hechas de vidrio.

Véase también
Reino de Italia
Rey de Italia
Emperador

Notas
1. En 1996, ANTARES (Australian National Tandem for
Applied Research) analizaron las muestras de mezcla de
cera de abejas y arcilla usada para sostener las gemas en
la Corona de hierro en sus lugares y concluyeron que la
Corona de hierro se hizo entre el 700 y el 780.[cita requerida]
2. Todas las demás fuentes dan el año de coronación de
Enrique VII como rey de Italia el de 1311; 1312 fue el año
de su coronación como sacro emperador.
3. Con tal ocasión, la propia Corona de hierro descansó
sobre cuatro canecillos en forma de S alzándose desde el
borde del círculo que rodeaba la cabeza del emperador
Fernando y la Corona de hierro, a su vez, soportaba cuatro
semi-arcos en forma de S apoyando un diminuto orbe y
cruz en lo alto.

Referencias
1. «Corona Ferrea, Museo e Tesoro del Duomo di Monza»
(en italiano).
Recenti indagini scientifiche fanno prospettare che la
Corona, che così come si presenta deriva da interventi
realizzati tra il IV-V e il IX secolo, possa essere un’insegna
reale tardo-antica, forse ostrogota, passata ai re
longobardi...
[Recientes investigadores científicas pretenden que la
Corona, que tal como está ahora deriva de obras
realizadas entre los siglos IV-V y IX, pueden ser
emblemas reales de la Antigüedad tardía, quizá
ostrogoda, que pasó a los reyes lombardos...]
2. Philipp Blom, To Have and to Hold: An Intimate History of
Collectors and Collecting, 2002, p. 146f.
3. Goldsmith.it. Le gemme della Corona Ferrea
4. Valeriana Maspero, La corona ferrea. La storia del più
antico e celebre simbolo del potere in Europa, Monza,
Vittone Editore, 2003, pp. 24-29.
5. [1]
6. Twining, Lord Edward Francis, A History of the Crown
Jewels of Europe, B.T. Batsford Ltd., Londres, Inglaterra,
1960.
7. «Iron Crown of Lombardy» . Encyclopædia Britannica. 22
de julio de 2013.
8. Mandell Creighton: A History of the Papacy During the
Period of the Reformation, Cambridge University Press,
2012, Vol. 2, p. 69
9. Milazzo, M.; Sardella, P. «Analisi XRF quantitativa nelle
applicazioni archeometriche» . Fisica E (en italiano).
Archivado desde el original el 16 de octubre de 2017.

Bibliografía
Valeriana Maspero, La corona ferrea. La storia del più antico
e celebre símbolo del potere in Europa, Vittone Editore,
Monza, 2003.
Valeriana Maspero, "Alla ricerca del Sacro Chiodo. La
ricostruzione dell'elmo diademico di Costantino", en Arte
Cristiana, fasc. 823, vol. XCII (julio-agosto de 2004), pp. 299-
310
Buccellatin, Graziella, y Holly Snapp, eds. The Iron Crown
and Imperial Europe. (Milán: Mondadori) 3 vols. y láminas,
1995, con contribuciones de Annamaria Ambrosioni, Peter
Burke, Carlo Paganini, Reinhard Elze, Roberto Cassanelli,
Felipe Ruiz Martin, Alberto Tenenti, Alain Pillepich, Henrike
Mraz y Giorgio Rumi.

Enlaces externos
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sobre Corona de Hierro.
(en italiano) La Corona Ferrea
(en italiano) Le gemme della Corona Ferrea
Order of the Iron Crown
Coat-of-Arms of Napoleonic Kingdom of Italy, 1805–1815,
with the Iron Crown on an escutcheon

Datos: Q545902 Multimedia: Iron Crown

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