Diablo A La Diabla
Diablo A La Diabla
Diablo A La Diabla
JUVENCIO: (Golpeando a FLORENCIA con las dos manos en el pecho. Llorando.) ¡No
compadre! ¡No te me vas a morir aquí! ¡Aquí no! (Intenta de nuevo
respiración de boca a boca.)
FLORENCIA: (Tose.) …
FIDENCIO: (Lo sujeta por el cuello de la camisa y lo estruja.) ¡Fue tu culpa! ¡Te dije
que LA AMARRARAS BIEN ¡Te lo dije!
CRESCENCIO: (Se queja.) Me duele mucho la pierna, y el pecho… casi no puedo respirar.
JUVENCIO: ¡Voy a ir buscar las cosas! Ninguno de ustedes está en condiciones de hacerlo.
Heridos o no, de cualquier manera, ¡no se atreverían a ir!
¡Siempre han sido unos flojos!
SOBERBIA: (Mirando a los migrantes desde la colina.) El trabajo está hecho. A los
hombres nomás les falta un pretexto y van a devorarse unos a otros.
CIZAÑITO: (Entra y se coloca a un lado de la Soberbia.) ¿Qué fue lo que les pasó?
SOBERBIA: Les di un pretexto.
CIZAÑITO: ¿Y para qué me dijiste que cambiara las vías? Pensé que íbamos a jugar.
SOBERBIA: ¿No te gustó jugar al trenecito? ¿Eh, Cizañito? ¡Los humanos son como una
pelota, Dios y el Diablo juegan con ellos, ¡se pelean por “esa pelota”! Es un
juego.
CIZAÑITO: ¿Quién…?
CRESCENCIO: Sé una oración. Deberíamos rezar por los que quedaron debajo de los otros carros del
tren. Padre nuestro, que estás en el cielo…
FLORENCIA: Santificado sea tu nombre…
SERAFINILLO: (Saliendo de un carro del tren caído todo tiznado, tosiendo. Las alas por
delante en su pecho. La aureola completamente chueca, colgándole de una
oreja. Su túnica ennegrecida, se sacude con las manos. Levanta su vista al
cielo y grita enojado.) Dijiste que no me iba a pasar nada.¡Nadaaaaaa…!
Todos los migrantes se quedan viendo sorprendidos.
SERAFINILLO: (Con su llanto infantil.) ¡Ni mi bañada…!¡En estas fachas quién va a creer
que soy un ángel…! ¡Todo me sale mal! ¡Dios mío! ¡Por qué todo me
pasa a mí! ¿Y ustedes? ¿Por qué me ven así? ¡Aunque no lo crean, soy un
ángel…!
FIDENCIO: ¿Venías con nosotros, porque no te recuerdo, de donde eres, eres el hijo de
Jacinto, el mecánico, también vas pa`l norte??
FLORENCIA: ¡¿Qué es lo que dice…?! ¡No entiendo lo que habla! ¡Se ha de haber vuelto loco!
¡Pobrecito!
SERAFINILLO: ¡Cuál muchacho! ¡Soy un ángel! ¡No me ven la aureola acá… arriba de la
cabeza…? (Toma la aureola que cuelga de su oreja.) Bueno… se supone
que la debo de traer sobre la cabeza… y… y las alas, estas que traigo en la
panza… se supone que debería traerlas acá… atrás… en la espalda.
SERAFINILLO: Miren, soy un ángel, de verdad, soy un ángel. Sé que no me veo… así que
digamos muy blanco, pero les juro que me bañé… Tienen que creerme,
por favor
SERAFINILLO: ¡¿Pos a qué horas…?! ¡Si apenas iba bajando y… pum…! ¡Chico
ma..ma..MAMAAAAAAA, QUIERO A MI MAMA !¡Pero soy un ángel,
me cae que soy! Tienen que creerme porque me mandaron a decirles
algo… algo… que ya se me olvidó pero… pero algo tenía que decirles ¡se
los juro!
En ese momento entra luz en la colina. El ángel ANAEL, con sus enormes alas está parado ahí,
viendo la escena.
ANAEL: Serafinillo.
SERAFINILLO: ¡No me lo vas a creer, ANAEL! Pero mira, yo venía volando, ya ves cómo
me dejaste blanco, blanco… y de repente, ¡PUM! Que me caigo y me
quede debajo de esa carreta chueca.
SERAFINILLO: Dijiste que no me iba a pasar nada, ¡y mira como quedé! Ni siquiera me
creen que soy un angelito. Házteles presente, ANAEL, ¡Has que te vean!
FLORENCIA: ¡Se está volviendo loco! ¡¿Con quién cree que está hablando…?!
En ese momento entra una luz de lleno sobre ANAEL. Todos los migrantes hacen una
exclamación y se hincan.
ANAEL: Vengo a darles una buena nueva. Un nuevo Rey renacerá entre los
hombres… Un nuevo Rey que viene a salvar al mundo. A limpiar sus
pecados. Quien crea en él y lo siga, será salvo.
ANAEL: ¿Ven esa estrella? Tienen que seguirla, ella los guiará al Salvador. Que
ninguna tentación los aparte de su camino. Que ningún pleito los
enemiste; que ninguna ambición los ciegue; que ninguna soberbia los
aniquile.
SERAFINILLO: ¿Qué no viste el ranazo que me puse?! ¡Todo me pasa a mí! ¡Todo me pasa
a mí!
Entra luz al pie de la colina. Los migrantes lucen fatigados. La estrella de Oriente se observa
al fondo.
CRESCENCIO: Dios quiera que lleguen con comida. ¡Ya me gruñen las tripas!
FLORENCIA: ¡El cansancio me mata! Más que hambre, el cansancio. Ya no puedo con
las piernas… ¡Ya no puedo conmigo!
SAMARITANA: (Llegando a donde los migrantes.) ¡Pensé que no los iba a encontrar!
SAMARITANA: Me desvié para avisar a otros. La estrella se divisa desde todos los
rumbos. Aun así, casi nadie quiso seguirla. Lo siento, señores.
SAMARITANA: No es gran cosa, pero saciarán su hambre. (Reparte los alimentos.) Hace
frío, A mí misma me cuesta trabajo creer lo del ángel. En el pueblo se
contó de ello ¿Cómo era el ángel que se les apareció?
SAMARITANA: ¡Como me hubiera gustado verlo! ¿Y qué fue lo que les dijo?
FLORENCIA: SAMARITANA, recibe estas monedas como pago por tu ayuda, es poco,
pero te lo doy de corazón
SAMARITANA: Gracias, yo los recibo… Descansen un poco, les hace falta dormir,
reponer fuerzas. Yo me quedaré entre ustedes
GULA: Los tamales son de carne de puerco… en chile rojo, del que pica,
mmmmmm..!!!! CRESCENCIO… CRESCENCIO, levántate, no tienes
por qué quedarte con hambre. Si no lo haces, mañana cuando despiertes
¡ya no vas a encontrar nada! El champurrado es de nuez y las gorditas de
queso y cacahuate, vamos, CRESCENCIO ¡Dale killer a todo!
Sale luz especial de la Gula, entra luz especial de la Avaricia con FIDENCIO.
AVARICIA: (En susurro.) FIDENCIO, amigo, qué haces dormido, ¿eh? Sé que llevas
una bolsita con DOLARES entre tus ropas, ¡te la van a robar! ¡Vamos,
amigo CRESCENCIO! Siempre fuiste el que mejor ¡ESE DINERO ES
TUYO, NO PERMITAS QUE TE LO QUITEN, ¡FIDENCIO!
En ese momento entra luz general en el área. Todos despiertan y ven la escena de
JUVENCIO con SAMARITANA. FIDENCIO se abalanza sobre JUVENCIO, encolerizado,
iracundo.
CRESCENCIO: ¡Te vas a tragar tus palabras…! (Ambos se trenzan en una pelea.)
HAZIEL.: ¿Enojado…? ¿Por qué? ¡Si se veían hermosos sacándose los ojos y las tripas!
¿Creen que esperamos otra cosa de ustedes…? ¡No! ¡Esa es su naturaleza!
Allá arriba habemos quienes no esperamos nada de ustedes, ¡nada!
HAZIEL.: ¡Por Dios, FLORENCIA…! ¡No traías ni una sola moneda! ¡Los únicos cuatro
pesos se los diste a la SAMARITANA ¿No se dan cuenta?! ¡Alguien está
interesado en que no lleguen a Belén!
CRESCENCIO: (Avergonzado.) Son las palabras que nos dijo el otro ángel.
HAZIEL.: ¡Y eso es lo primero que hacen! ¡Vieran cómo siento vergüenza de ustedes!
AVARICIA: (Entrando.) ¡No se supone que deberías sentir orgullo por la obra maestra de tu
patrón! ¿Eh?
AVARICIA: ¡El mejor aliado de todos ustedes! ¡Ese soy yo! ¡El que los hace amasar
fortunas! ¡El que no los deja sucumbir ante ningún chantaje! ¡Ese soy yo!
¡Por mí tienen propiedades y riqueza! ¡Por mí tienen tesoros y
abundancia!
AVARICIA: Que valiente, SAMARITANA. Lo único que quiero es que tus cuatro
pesos, los que te dio FLORENCIA se conviertan en cuatro mil.
AVARICIA: ¿Por qué no? Tan solo es un estilo diferente a la multiplicación de los
peces. En lugar de una moneda, serán muchas monedas. Si vuelves en
ese momento a tu casa, SAMARITANA, encontrarás muchas más
monedas más. Decide: multiplicar tu riqueza o seguir el truco barato
de la estrella de Oriente.
AVARICIA: (Sujetando a ANAEL por el cuello con una mano. ¡¿En dónde les puso la
yugular a los Arcángeles…?! ¡¿Eh?! ¡¿Está por aquí?! ¡¿O está por acá?!
ANAEL: ¡Suéltame!
AVARICIA: ¡Si vieras qué sencillo y placentero es despedazar a los arcángeles! ¡Los
hizo tan frágiles…! ¡¿Verdad?!
ANAEL: ¡Suéltame…!
AVARICIA: ¡Implórame!
ANAEL: ¡Suéltame…!
AVARICIA: ¡Ruégame!
AVARICIA: ¡Venérame!
AVARICIA: ¿Qué crees, ANAEL? ¡Ya encontré la yugular! (Risa prolongada.) ¡Veo
tu pánico! ¡Estás aterrado!
HAZIEL.: (Gritando.) ¡Suéltalo! ¡Te lo ordeno, demonio! ¡Tendrás que luchar conmigo!
AVARICIA: (Derriba al Ángel de un solo golpe.) ¡Largo de aquí!
AVARICIA: (Soltando a ANAEL que adolorido cae al suelo. Silba muy fuerte.)
Entran todos los Demonios y se lanzan sobre los tres ángeles. Los someten con
facilidad y los mantienen en el suelo, presionando sus cabezas contra el piso con sus pies.
IRA: Da coraje, ¿cierto? Y apenas llevan ahí derribados unos minutos. ¡Ahora
imaginen mil años bajo el pie de su amo! ¡La ira tiene su propia razón!
GULA: (Dando mordiscos al Ángel Segundo.) ¡Con las ganas que tenía de
comerme un blanquito de estos! En trozos, claro. Trozos pequeños.
PÉREZ-A: (Con su tono afeminado. A los migrantes.) Ustedes vuelvan a sus casas
¡Todos! ¡Pero ya! ¡Muévanse!
FLORENCIA: ¡El Niño Dios está por nacer! ¡Él será nuestro salvador!
PÉREZ-A: ¡Ay! Hasta que hubo una pastorela en la que ganamos nosotros,
¿no? ¡Siempre nos ponen unas friegas que terminamos todos adoloridos!
LUCIFER: (Entrando.) Buen trabajo, muchachos ¡Buen trabajo! Así no era el plan,
pero qué gusto es ver a los ángeles así… caídos. ¡Resollando entre la
tierra!
FIDENCIO: ¡¿Quién eres tú?!
MIGRANTES: ¡Lucifer…!
LUCIFER: ¡Hey, hey! ¡No miren pa tras! ¡No vayan a convertirse en sal! Como la
esposa del viejo Lot… así como van, ¡derechito!
SERAFINILLO: Todos ustedes tienen algo de ángeles, ¿verdad? ¡¿Verdad?! (Apretando con
más fuerza la garganta de la avaricia.) ¡Pues también nosotros tenemos
algo de demonios! ¿Y qué crees, Avaricia? ¡Yo ya sé dónde tienes la
yugular!
AVARICIA: ¡Suéltame!
SERAFINILLO: ¡Venéralo!
VANI: ¡Tú eres un ángel! ¡No puedes hacer eso! ¡Va contra las reglas!
SERAFINILLO: ¡Lucifer! Cuánto he oído de ti. ¡No imaginé cuan hermoso eras!
Entra luz en la colina. La figura de Gabriel se recorta en la parte más alta. Entra
una música de coros a volumen discreto. Sopla un vientecillo. Lucifer aspira un aroma y
voltea a lo alto de la colina.
LUCIFER: ¡Gabriel…!
GABRIEL: ¡Suéltalos!
GABRIEL: ¡Qué lástima me inspiras! ¡Ha de ser terrible caer de la gracia de Dios!
GABRIEL: ¡Un Mesías está por nacer, y no podrás detenerlo! ¡Será tan grande…!
Que la historia del Cielo y de la Tierra, de las Almas y los hombres, ¡Y ese
reino no tendrá fin! (Desenvaina su gran espada.) Y yo, Gabriel, en
nombre de Dios Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra… ¡te
condeno otros mil años al abismo!
LUCIFER: ¡Es solo una pastorela…!
LUCIFER: (Se arrastra en el piso como una serpiente.) ¡No! ¡Por favor!
GABRIEL: (Levanta su gran espada, empuñándola con las dos manos, un pie sobre el
cuerpo de Lucifer.) ¡ Vas pa´tras, Lucifer…! En el nombre de Dios…
otros mil años al abismo… Luzbel… viejo amigo.
Una tormenta con rayos, truenos y relámpagos, cuando Gabriel deja caer su espada cae
sobre Lucifer. La imagen será fotográfica, en el momento que Gabriel vence al Demonio.
Entra la música con volumen arriba (los coros del aleluya). Entra luz sepia en el pesebre
con el Niño Dios, flanqueado por los migrantes, SAMARITANA, María y José. El telón
cerrándose. La luz saliendo gradualmente. Serafinillo y Cizañito se desplazan por
proscenio, delante del telón.
SERAFINILLO: Te presto una pa volar como rehilete con una sola ala. (Se ríen.)
Se abre el telón y todos sacan sus celulares para la foto del recuerdo…
Telón.