Diablo A La Diabla

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Escena 6 En la Tierra: “Los migrantes”

Choque de trenes… Silbato fuerte

JUVENCIO: (Golpeando a FLORENCIA con las dos manos en el pecho. Llorando.) ¡No
compadre! ¡No te me vas a morir aquí! ¡Aquí no! (Intenta de nuevo
respiración de boca a boca.)

FIDENCIO: ¿Qué fue lo que pasó…?

JUVENCIO: (Con dificultad para respirar.) nos chocó el tren y caímos.

FLORENCIA: (Tose.) …

JUVENCIO: ¡Comadre! ¡Comadre!

FLORENCIA: (Entre la tos.) Les dije que nos subiéramos

JUVENCIO: Tranquila, comadre, tranquilo. Orita va a venir ayuda, no hables, no


hables.

CRESCENCIO: ¡Yo AJUSTE LA CARRETA, TE LO JURO QUE YO LA AMARRE FUERTE!

FIDENCIO: (Lo sujeta por el cuello de la camisa y lo estruja.) ¡Fue tu culpa! ¡Te dije
que LA AMARRARAS BIEN ¡Te lo dije!

FIDENCIO: (Soltándolo.) ¡¿Y cómo se SOLTÓ! ¡¿Cómo diablos se SOLTÓ?!

CRESCENCIO: No lo sé… no lo sé.

JUVENCIO: ¿Y nuestras cosas, la comida, el agua, la ropa… dónde están?

CRESCENCIO: (Se queja.) Me duele mucho la pierna, y el pecho… casi no puedo respirar.

JUVENCIO: ¡Voy a ir buscar las cosas! Ninguno de ustedes está en condiciones de hacerlo.
Heridos o no, de cualquier manera, ¡no se atreverían a ir!
¡Siempre han sido unos flojos!

CRESCENCIO: ¿Qué te pasa? ¿Por qué hablas así?

JUVENCIO: ¡Bonitos compañeros son ustedes! ¡No saben ni siquiera amarran ni


hacer nudos! Ahí quédense.

SOBERBIA: (Mirando a los migrantes desde la colina.) El trabajo está hecho. A los
hombres nomás les falta un pretexto y van a devorarse unos a otros.

CIZAÑITO: (Entra y se coloca a un lado de la Soberbia.) ¿Qué fue lo que les pasó?
SOBERBIA: Les di un pretexto.
CIZAÑITO: ¿Y para qué me dijiste que cambiara las vías? Pensé que íbamos a jugar.

SOBERBIA: ¿No te gustó jugar al trenecito? ¿Eh, Cizañito? ¡Los humanos son como una
pelota, Dios y el Diablo juegan con ellos, ¡se pelean por “esa pelota”! Es un
juego.

CIZAÑITO: Pero… los chocó…

SOBERBIA: Sí. ¿No te da gusto? CIZAÑITO:

CIZAÑITO: ¿Y se van a morir todos…?

SOBERBIA: ¡Ni Dios lo quiera!

CIZAÑITO: ¿Quién…?

SOBERBIA: Digo, ni Lucifer lo quiera. Luego con quién jugamos.

CRESCENCIO: Hemos sido buenos compañeros. Es el primer accidente que pasa y


no es nuestra culpa. Yo sujeté la carreta. Algo pasó.

JUVENCIO: ¡Cállate! ¡Te dije que amararás bien y no me hiciste caso?

FLORENCIA: ¿Qué te pasa, compadre…? Tú siempre has sido un buen compañero.

CIZAÑITO: ¿Por qué están enojados?

SOBERBIA: Ese es nuestro trabajo. Se llama Soberbia y Cizaña.

CIZAÑITO: ¿Cómo tú y como yo?

SOBERBIA: Hemos hecho bien nuestro trabajo. ¿No, Cizañito?

JUVENCIO: (Cae de rodillas y llora.)

CRESCENCIO: Sé una oración. Deberíamos rezar por los que quedaron debajo de los otros carros del
tren. Padre nuestro, que estás en el cielo…
FLORENCIA: Santificado sea tu nombre…

FIDENCIO: Venga a nosotros tu reino…

JUVENCIO: Hágase tu voluntad en la tierra como… como… ¡Alguien viene!

SERAFINILLO: (Saliendo de un carro del tren caído todo tiznado, tosiendo. Las alas por
delante en su pecho. La aureola completamente chueca, colgándole de una
oreja. Su túnica ennegrecida, se sacude con las manos. Levanta su vista al
cielo y grita enojado.) Dijiste que no me iba a pasar nada.¡Nadaaaaaa…!
Todos los migrantes se quedan viendo sorprendidos.

SERAFINILLO: (Con su llanto infantil.) ¡Ni mi bañada…!¡En estas fachas quién va a creer
que soy un ángel…! ¡Todo me sale mal! ¡Dios mío! ¡Por qué todo me
pasa a mí! ¿Y ustedes? ¿Por qué me ven así? ¡Aunque no lo crean, soy un
ángel…!

FIDENCIO: ¿Venías con nosotros, porque no te recuerdo, de donde eres, eres el hijo de
Jacinto, el mecánico, también vas pa`l norte??

SERAFINILLO: (Levantando la mirada al cielo.) ¡¿ya ven lo que hicieron ANAEL y


Gabriel !¡Estos mugrosos me están confundiendo con uno de ellos! ¡Es
lo que más me da coraje! ¡¿Por qué me haces esto, Señor…?!

FLORENCIA: ¡¿Qué es lo que dice…?! ¡No entiendo lo que habla! ¡Se ha de haber vuelto loco!
¡Pobrecito!

CRESCENCIO: Ha de pensar que ya está levantaron el muro de Trump, jajajaja.

SERAFINILLO: ¿Lo ves, Señor? ¡Me están confundiendo con un migrante!

FLORENCIA:¡Tranquilo, muchacho! Tranquilo. Ya viene la ayuda.

SERAFINILLO: ¡Cuál muchacho! ¡Soy un ángel! ¡No me ven la aureola acá… arriba de la
cabeza…? (Toma la aureola que cuelga de su oreja.) Bueno… se supone
que la debo de traer sobre la cabeza… y… y las alas, estas que traigo en la
panza… se supone que debería traerlas acá… atrás… en la espalda.

FIDENCIO: ¿Un ángel…?

SERAFINILLO: Miren, soy un ángel, de verdad, soy un ángel. Sé que no me veo… así que
digamos muy blanco, pero les juro que me bañé… Tienen que creerme,
por favor

FLORENCIA: Si eres un ángel, ¿entonces por qué no nos protegiste?

SERAFINILLO: ¡¿Pos a qué horas…?! ¡Si apenas iba bajando y… pum…! ¡Chico
ma..ma..MAMAAAAAAA, QUIERO A MI MAMA !¡Pero soy un ángel,
me cae que soy! Tienen que creerme porque me mandaron a decirles
algo… algo… que ya se me olvidó pero… pero algo tenía que decirles ¡se
los juro!

CRESCENCIO: (Sin poder contener la risa.) ¡Un ángel…!

SERAFINILLO: ¡No se burlen! ¡Es pecado burlarse de un ángel!

En ese momento entra luz en la colina. El ángel ANAEL, con sus enormes alas está parado ahí,
viendo la escena.
ANAEL: Serafinillo.

SERAFINILLO: ¡En la madre!

CRESCENCIO: Ya llegó su mamá..

ANAEL: ¿Ya les dijiste, Serafinillo?

SERAFINILLO: Levanta la mano haciendo la mueca de hablar, pero Anael lo interrumpe

ANAEL: ¡No les has dicho nada! ¡Nada!

SERAFINILLO: ¡No me lo vas a creer, ANAEL! Pero mira, yo venía volando, ya ves cómo
me dejaste blanco, blanco… y de repente, ¡PUM! Que me caigo y me
quede debajo de esa carreta chueca.

ANAEL: ¡Ya cállate, Serafincillo!

SERAFINILLO: Dijiste que no me iba a pasar nada, ¡y mira como quedé! Ni siquiera me
creen que soy un angelito. Házteles presente, ANAEL, ¡Has que te vean!

FLORENCIA: ¡Se está volviendo loco! ¡¿Con quién cree que está hablando…?!

CRESCENCIO: ¡Esta delirando!

En ese momento entra una luz de lleno sobre ANAEL. Todos los migrantes hacen una
exclamación y se hincan.

SERAFINILLO: ¡Aaah! ¡No que no! ¿Eh? ¡No que no…!

ANAEL: Vengo a darles una buena nueva. Un nuevo Rey renacerá entre los
hombres… Un nuevo Rey que viene a salvar al mundo. A limpiar sus
pecados. Quien crea en él y lo siga, será salvo.

SERAFINILLO: Eso mero les iba a decir yo.

ANAEL: Ahorita hablamos tú y yo, Serafinillo, ahorita hablamos tú y yo.

MIGRANTES: ¡¿Un nuevo Rey…?!

FIDENCIO: ¿Y cuándo nacerá?

ANAEL: ¿Ven esa estrella? Tienen que seguirla, ella los guiará al Salvador. Que
ninguna tentación los aparte de su camino. Que ningún pleito los
enemiste; que ninguna ambición los ciegue; que ninguna soberbia los
aniquile.

SERAFINILLO: (En oscuro.) Te juro que ya se los iba a decir.


ANAEL: ¡Cállate! ¡Orita vamos a arreglar esto tú y yo!

SERAFINILLO: ¿Qué no viste el ranazo que me puse?! ¡Todo me pasa a mí! ¡Todo me pasa
a mí!

ANAEL: ¡Mira nada más cómo te pusiste! ¡¿Qué no te da vergüenza?!

Escena 7 En la Tierra: “El largo camino a Belén”

Entra luz al pie de la colina. Los migrantes lucen fatigados. La estrella de Oriente se observa
al fondo.

CRESCENCIO: (Sentándose sobre una piedra.) Ya no puedo más.

FLORENCIA: Descansemos un rato. Espero que alguien llegue a rescatarnos.

FIDENCIO: Todo esto me parece un sueño.

JUVENCIO: Pero al ángel lo vimos todos.

CRESCENCIO: Dios quiera que lleguen con comida. ¡Ya me gruñen las tripas!

FLORENCIA: ¡El cansancio me mata! Más que hambre, el cansancio. Ya no puedo con
las piernas… ¡Ya no puedo conmigo!

FIDENCIO: Dijo que era un Rey que vendría a salvarnos.

SAMARITANA: (Entrando por el lado opuesto.) …

JUVENCIO: ¡Ahí viene la ayuda! ¡Trae comida! ¡Y agua!

SAMARITANA: (Llegando a donde los migrantes.) ¡Pensé que no los iba a encontrar!

FIDENCIO: (Abrazándola.) ¡Gracias, Mujer! ¡¿Por qué te tardaron tanto?!

SAMARITANA: Me desvié para avisar a otros. La estrella se divisa desde todos los
rumbos. Aun así, casi nadie quiso seguirla. Lo siento, señores.

CRESCENCIO: ¿nos trajo algo de comida, buena SAMARITANA?

SAMARITANA: No es gran cosa, pero saciarán su hambre. (Reparte los alimentos.) Hace
frío, A mí misma me cuesta trabajo creer lo del ángel. En el pueblo se
contó de ello ¿Cómo era el ángel que se les apareció?

FIDENCIO: ¡Enormes sus alas! ¡Preciosas! ¡Hondos sus ojos, profundos! Y su


mirada…
FLORENCIA: ¡Transparente…!¡Y su voz…! ¡Dios mío, su voz…! Suave y firme, dulce
al mismo tiempo, amorosa. ¡Infinitamente amorosa!

SAMARITANA: ¡Como me hubiera gustado verlo! ¿Y qué fue lo que les dijo?

CRESCENCIO: Es el salvador, nos dijo, el salvador que va a nacer. Que siguiéramos a


esa estrella que nos guiará al lugar exacto.

FLORENCIA: SAMARITANA, recibe estas monedas como pago por tu ayuda, es poco,
pero te lo doy de corazón

SAMARITANA: Gracias, yo los recibo… Descansen un poco, les hace falta dormir,
reponer fuerzas. Yo me quedaré entre ustedes

GULA: (En susurro.) CRESCENCIO… te quedaste con hambre, ¿verdad? Qué


tanto son unas empanadas rellenas de pescado, no son nada para ti. Sabes
que ella guardó la mayor parte del alimento para FIDENCIO, ¿Eh? Ahí
en una canasta trae gorditas, taquitos, tamales y champurrado… Vamos
CRESCENCIO, levántate.

CRESCENCIO: (Se revuelve en su lugar sin despertar, se lambe los labios.)

GULA: Los tamales son de carne de puerco… en chile rojo, del que pica,
mmmmmm..!!!! CRESCENCIO… CRESCENCIO, levántate, no tienes
por qué quedarte con hambre. Si no lo haces, mañana cuando despiertes
¡ya no vas a encontrar nada! El champurrado es de nuez y las gorditas de
queso y cacahuate, vamos, CRESCENCIO ¡Dale killer a todo!

Sale luz especial de la Gula, entra luz especial de la Avaricia con FIDENCIO.

AVARICIA: (En susurro.) FIDENCIO, amigo, qué haces dormido, ¿eh? Sé que llevas
una bolsita con DOLARES entre tus ropas, ¡te la van a robar! ¡Vamos,
amigo CRESCENCIO! Siempre fuiste el que mejor ¡ESE DINERO ES
TUYO, NO PERMITAS QUE TE LO QUITEN, ¡FIDENCIO!

Sale especial de Avaricia: entra luz especial de Lujuria con JUVENCIO.

LUJU: (En susurro.) ¿Ya viste a la SAMARITANA…? ¿Cuántos días llevas


ya sin mujer, JUVENCIO? Y… tú no le eres indiferente, te has dado
cuenta de cómo te mira, ¿cierto? ¡Es una gran mujer! JUVENCIO,
¡tómala! De cualquier forma nadie se dará cuenta, están dormido ¿eh?

Oscuro. Entra música. En un juego de luces intermitentes se observa a los siete


demonios acosando en sus sueños a los migrantes y a SAMARITANA. Finalmente, en una
especie de ritual, los demonios terminan adoptando diferentes posiciones en las que se
retuercen como animales distintos cada uno, haciendo ruidos guturales con sus gargantas,
gimen, gruñen, aúllan, etc. Oscuro. Entra luz especial con SAMARITANA. Se ve a
JUVENCIO arrastrándose hasta donde ella.
JUVENCIO: SAMARITANA… SAMARITANA… despierta.
¡Quiero que sepas cuánto me gustas…! Sé que sientes lo mismo por mí.
Me doy cuenta de cómo me miras…

SAMARITANA: (Despertando.) ¡JUVENCIO…!¡¿Qué le pasa…?!

En ese momento entra luz general en el área. Todos despiertan y ven la escena de
JUVENCIO con SAMARITANA. FIDENCIO se abalanza sobre JUVENCIO, encolerizado,
iracundo.

FIDENCIO: ¡¿Qué te pasa, desgraciado?! ¡Déjala! ¡Suéltala! (Ambos ruedan por el


piso y luchan.)

FLORENCIA: (Se da cuenta de que en la canasta de la comida ya no queda alimento.)


¡Alguien se robó la comida! ¡Fuiste tú, CRESCENCIO!

CRESCENCIO: ¡No me acuses sin saber…!

FLORENCIA: ¡Siempre has sido un maldito hambriento…!

CRESCENCIO: ¡Te vas a tragar tus palabras…! (Ambos se trenzan en una pelea.)

FLORENCIA: (Esculcándose.) ¡Alguien me robó mi dinero…! ¡Eran todos mis ahorros!

JUVENCIO: ¡yo lo tomé, lo necesito para seguir adelante!

FLORENCIA: ¡Te volviste loco! Aparte de avaro, ratero y ¡loco!

Desde el momento en que inicia la pelea entre FIDENCIO e JUVENCIO, todo se


sucede de manera simultánea. La lucha entre todos se vuelve caótica. Todos gritan y de
pronto se vuelve un todos-contra-todos. La interrupción súbita de la música marcará la
suspensión de la pelea. Solo se escucha la respiración agitada de todos.

HAZIEL.: (Entrando. Camina mezclándose entre los migrantes y SAMARITANA) ¡Muy


bonito… muy bonito! ¡Pa eso me gustaban!

SAMARITANA: ¡Eres un ángel…!

HAZIEL.: (Con gran sarcasmo.) ¡SAMARITANA…! Nombre un genio…!!! ¡Qué sagaz!


¡Me sorprendes! No lo dirías por mis alas, ¿verdad?

CRESCENCIO: No es el mismo que se nos apareció. ¡Es otro!

FIDENCIO: ¿Estás enojado?

HAZIEL.: ¿Enojado…? ¿Por qué? ¡Si se veían hermosos sacándose los ojos y las tripas!
¿Creen que esperamos otra cosa de ustedes…? ¡No! ¡Esa es su naturaleza!
Allá arriba habemos quienes no esperamos nada de ustedes, ¡nada!

FLORENCIA: ¡Es que CRESCENCIO me robó mi dinero!

HAZIEL.: ¿Sí…? ¿Cómo sabes que fue él?

FLORENCIA: ¡Lo confesó!!

HAZIEL.: ¡Por Dios, FLORENCIA…! ¡No traías ni una sola moneda! ¡Los únicos cuatro
pesos se los diste a la SAMARITANA ¿No se dan cuenta?! ¡Alguien está
interesado en que no lleguen a Belén!

CRESCENCIO: (Avergonzado.) Son las palabras que nos dijo el otro ángel.

HAZIEL.: ¡Y eso es lo primero que hacen! ¡Vieran cómo siento vergüenza de ustedes!

AVARICIA: (Entrando.) ¡No se supone que deberías sentir orgullo por la obra maestra de tu
patrón! ¿Eh?

HAZIEL.: ¿Quién eres tú…?

AVARICIA: ¡Tu padre! ¡Soy tu padre!

FLORENCIA: ¿Quién es ese…?

SAMARITANA: ¡Es un demonio!

AVARICIA: (Con gran sarcasmo.) ¡SAMARITANA…! Nombre un Genio. ¡Me


sorprendes! No lo dirás por mi cola y mis cuernos, ¿verdad?

FLORENCIA: ¡¿Quién eres tú?!

AVARICIA: ¡El mejor aliado de todos ustedes! ¡Ese soy yo! ¡El que los hace amasar
fortunas! ¡El que no los deja sucumbir ante ningún chantaje! ¡Ese soy yo!
¡Por mí tienen propiedades y riqueza! ¡Por mí tienen tesoros y
abundancia!

HAZIEL.: ¡La avaricia…!

SAMARITANA: (Lo enfrenta.) ¡¿Qué es lo que quieres?!

AVARICIA: Que valiente, SAMARITANA. Lo único que quiero es que tus cuatro
pesos, los que te dio FLORENCIA se conviertan en cuatro mil.

HAZIEL.: ¡Tú no puedes lograr eso!

AVARICIA: ¿Por qué no? Tan solo es un estilo diferente a la multiplicación de los
peces. En lugar de una moneda, serán muchas monedas. Si vuelves en
ese momento a tu casa, SAMARITANA, encontrarás muchas más
monedas más. Decide: multiplicar tu riqueza o seguir el truco barato
de la estrella de Oriente.

SAMARITANA: ¿Es cierto eso…?

HAZIEL.: ¡No caigas en la tentación, mujer!

AVARICIA: (Se ríe.) ¡Qué patético te has vuelto! ¡Qué cobarde!

En ese momento entran Ángel Segundo y ANAEL.

ANAEL: Las cosa se complican, ¿verdad?

AVARICIA: ¡Están complicadas desde que nos echaron del cielo!

ANAEL: (Con autoridad.) ¡Sal de aquí, demonio! ¡Vuelve a tu averno!

AVARICIA: (Sujetando a ANAEL por el cuello con una mano. ¡¿En dónde les puso la
yugular a los Arcángeles…?! ¡¿Eh?! ¡¿Está por aquí?! ¡¿O está por acá?!

ANAEL: ¡Suéltame!

AVARICIA: ¡Si vieras qué sencillo y placentero es despedazar a los arcángeles! ¡Los
hizo tan frágiles…! ¡¿Verdad?!

ANAEL: ¡Suéltame…!

AVARICIA: ¡Implórame!

ANAEL: ¡Suéltame…!

AVARICIA: ¡Ruégame!

ANAEL: ¡Qué me sueltes! ¡Te lo ordeno!

AVARICIA: ¡Venérame!

ANAEL: ¡Pagarás por esto!

AVARICIA: ¡Pídeme piedad!

ANAEL: Ángel… ayúdame…

AVARICIA: ¿Qué crees, ANAEL? ¡Ya encontré la yugular! (Risa prolongada.) ¡Veo
tu pánico! ¡Estás aterrado!

HAZIEL.: (Gritando.) ¡Suéltalo! ¡Te lo ordeno, demonio! ¡Tendrás que luchar conmigo!
AVARICIA: (Derriba al Ángel de un solo golpe.) ¡Largo de aquí!

HAZIEL.: (Intenta someter a Avaricia.) ¡Tendrás que derrotarnos!

AVARICIA: (Soltando a ANAEL que adolorido cae al suelo. Silba muy fuerte.)

Entran todos los Demonios y se lanzan sobre los tres ángeles. Los someten con
facilidad y los mantienen en el suelo, presionando sus cabezas contra el piso con sus pies.

AVARICIA: (Aplastando la cabeza de ANAEL con el pie.) ¿Qué se siente, ANAEL?


¿Cómo se ve el cielo desde ahí abajo? ¿Eh?

IRA: Da coraje, ¿cierto? Y apenas llevan ahí derribados unos minutos. ¡Ahora
imaginen mil años bajo el pie de su amo! ¡La ira tiene su propia razón!

GULA: (Dando mordiscos al Ángel Segundo.) ¡Con las ganas que tenía de
comerme un blanquito de estos! En trozos, claro. Trozos pequeños.

PÉREZ-A: (Con su tono afeminado. A los migrantes.) Ustedes vuelvan a sus casas
¡Todos! ¡Pero ya! ¡Muévanse!

JUVENCIO: Pero… ¿Y la estrella?

PÉREZ-A: (Abrazando a JUVENCIO.) Tú no te vayas, chiquito… Orita nos echamos


un TAQUITO ¿Sí?

FLORENCIA: ¡El Niño Dios está por nacer! ¡Él será nuestro salvador!

HAZAE.: ¡No les hagan caso y sigan el reflejo de la estrella!

PÉREZ-A: ¡Ay! ¡Ya callen a ese ángel endemoniado!¡Me da flojera!

HAZIEL.: ¡No se queden ahí! ¡Tienen que llegar pronto!

IRA: (Dándole un puntapié al Ángel.) ¡Cállate! ¡No hagan caso y vuelvan


a sus casas!

GULA: ¡Y rápido! ¡Antes de que me los coma a todos!

VANI: ¿Ya fue todo? ¿Ya ganamos?

IRA: Parece que sí, ¿no?

PÉREZ-A: ¡Ay! Hasta que hubo una pastorela en la que ganamos nosotros,
¿no? ¡Siempre nos ponen unas friegas que terminamos todos adoloridos!

LUCIFER: (Entrando.) Buen trabajo, muchachos ¡Buen trabajo! Así no era el plan,
pero qué gusto es ver a los ángeles así… caídos. ¡Resollando entre la
tierra!
FIDENCIO: ¡¿Quién eres tú?!

LUCIFER: ¿Has oído hablar de Lucifer…? ¿Eh, guapo?

MIGRANTES: ¡Lucifer…!

LUCIFER: ¡Cállense, cállense! No comiencen a echarme porras. Es más, ¡se me van


largando de aquí! Los quiero ver de rumbo pero a su sueño americano,
recuerdan?., Estados Unidos, los Dolares, carros nuevos, una casa,… ya
lo olvidaron?? Sus familias con mucho dinero, ya no quieren eso..??
(Pausa.) Jajajajajajajaja…..

LUCIFER: ¡Hey, hey! ¡No miren pa tras! ¡No vayan a convertirse en sal! Como la
esposa del viejo Lot… así como van, ¡derechito!

ANAEL: ¡No! ¡Vuelvan! ¡Tienen que seguir la estrella!

Los migrantes no hacen caso y salen.

PÉREZ-A: ¡No, no! ¡Que mi machote no se vaya, Luci…!

LUCIFER: ¡Pérez…! ¡Contrólate! ¡Y no me abrevies!

PÉREZ-A: ¡No me digas Pérez! Luci, Soy Pe-re-za. ¿Si capichi?

ANAEL: ¡Esto no es el fin, Lucifer!

LUCIFER: Y qué vas a hacer, ANAEL, si ya estás derrotado, ¿eh? (Pausa.) Y a


propósito, ¿los mandó solos? ¿No mandó a Rafael el Arcángel? ¿O a San
Miguel… o al mismísimo Gabriel…? No pretenderán repetir aquella vieja
guerra, ¿verdad? ¡Porque aquí están solos! ¡Los humanos ya no son sus
aliados, ANAEL! ¡Les falta gratitud… les falta fe…! Y aquel que iba
a nacer parece que ya no nacerá.

Aparece Serafinillo súbitamente, salta sobre Avaricia y lo sujeta de la garganta, con


Fuerza, haciendo como un gato listo a la pelea.

AVARICIA: (Sobresaltado.) ¡Noooo!

SERAFINILLO: ¡Suelten a mis amigos!

AVARICIA: ¡Me estás ahorcando! ¡Quítate, angelucho!

SERAFINILLO: Todos ustedes tienen algo de ángeles, ¿verdad? ¡¿Verdad?! (Apretando con
más fuerza la garganta de la avaricia.) ¡Pues también nosotros tenemos
algo de demonios! ¿Y qué crees, Avaricia? ¡Yo ya sé dónde tienes la
yugular!
AVARICIA: ¡Suéltame!

SERAFINILLO: ¡Implora por mi padre!

AVARICIA: ¡Me estas ahogando…!

SERAFINILLO: ¡Venéralo!

AVARICIA: ¡No puedo respirar! ¡Suéltame!

SERAFINILLO: ¡Pídele piedad a mi padre!

AVARICIA: ¡Por favor! ¡Quítenmelo de encima! ¡Me está apretando la yugular!

SERAFINILLO: ¡Pídele perdón! ¡Pídele perdón, desgraciado!

VANI: ¡Tú eres un ángel! ¡No puedes hacer eso! ¡Va contra las reglas!

SERAFINILLO: (Soltando a la Avaricia y brincándole encima a Vanidad) ¡Somos


ángeles…! ¡No santos!

LUCIFER: (Llegando.) ¡¿Qué es lo que pasa?! Apenas me voy un segundo y…

SERAFINILLO: ¡¿Quién eres tú?!

LUCIFER: ¡El mismísimo Lucifer!

SERAFINILLO: ¡Lucifer! Cuánto he oído de ti. ¡No imaginé cuan hermoso eras!

LUCIFER: Ve y dile a tu amo que está derrotado.

SERAFINILLO: ¡No te tengo miedo, Lucifer, ni respeto! ¡Ni compasión siquiera!

LUCIFER: ¡No sabes de mi poder, mocoso! (Asume una postura de ataque.)

Entra luz en la colina. La figura de Gabriel se recorta en la parte más alta. Entra
una música de coros a volumen discreto. Sopla un vientecillo. Lucifer aspira un aroma y
voltea a lo alto de la colina.

LUCIFER: ¡Gabriel…!

SERAFINILLO: Ora sí se te apareció el chamuco, ¡chamuco!

Entra una luz blanquecina iluminando la figura imponente de Gabriel.

GABRIEL: ¡Suéltalos!

LUCIFER: Qué quieres, Gabriel? Acá yo soy el amo, si tú quisieras… yo no tendría


ningún inconveniente en compartirlo todo contigo, Gabriel…

GABRIEL: No es asunto tuyo.

LUCIFER: y tu Dios..? Sigue siendo sanguinario, ¿verdad? ¡¿Mandó a su hijo…?!


¡¿Para dejarlo morir?! ¡¿Morir abandonado?! ¡¿Ese es su plan?! ¡No, no
Gabriel! Un cordero se sustituye con otro cordero, una oveja con otra
oveja, un denario con otro denario, pero un hijo, Gabriel… ¿Se restituye
con otro hijo…?

GABRIEL: ¡Qué lástima me inspiras! ¡Ha de ser terrible caer de la gracia de Dios!

LUCIFER: Uno se acostumbra a todo.

GABRIEL: Soy parte de un orden establecido.

LUCIFER: (Nervioso.) ¿O… o… orden que viene…? ¿A qué te refieres…?

GABRIEL: ¡Un Mesías está por nacer, y no podrás detenerlo! ¡Será tan grande…!
Que la historia del Cielo y de la Tierra, de las Almas y los hombres, ¡Y ese
reino no tendrá fin! (Desenvaina su gran espada.) Y yo, Gabriel, en
nombre de Dios Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra… ¡te
condeno otros mil años al abismo!
LUCIFER: ¡Es solo una pastorela…!

GABRIEL: ¡Vas pa´tras, Satán…!

LUCIFER: (Se arrastra en el piso como una serpiente.) ¡No! ¡Por favor!

GABRIEL: (Levanta su gran espada, empuñándola con las dos manos, un pie sobre el
cuerpo de Lucifer.) ¡ Vas pa´tras, Lucifer…! En el nombre de Dios…
otros mil años al abismo… Luzbel… viejo amigo.

Una tormenta con rayos, truenos y relámpagos, cuando Gabriel deja caer su espada cae
sobre Lucifer. La imagen será fotográfica, en el momento que Gabriel vence al Demonio.

Entra la música con volumen arriba (los coros del aleluya). Entra luz sepia en el pesebre
con el Niño Dios, flanqueado por los migrantes, SAMARITANA, María y José. El telón
cerrándose. La luz saliendo gradualmente. Serafinillo y Cizañito se desplazan por
proscenio, delante del telón.

SE CIERRA TELON PARA ACOMODAR NACIMEINTO Y MIGRANTES ALREDEDOR

Se muestra el Nacimiento con todos los pastores (migrantes) los ángeles,

Serefinillo canta con el coro de ángeles…


https://www.youtube.com/watch?v=5toIaoYc5SY
Cizañito arrepentido se corta los cuernos y la cola y los pisa.
Se cierra el telón..

CIZAÑITO: ¿Me prestas tus alas?

SERAFINILLO: Te presto una pa volar como rehilete con una sola ala. (Se ríen.)

CIZAÑITO: (En oscuro.) ¿Y dónde consigo una aureola…?

SERAFINILLO: Ahí tenemos un taller donde venden aureolas reconstruidas.

CIZAÑITO: ¿Y en el cielo hay payasitos y brinca-brinca?

SERAFINILLO: ¡Estás loco!

CIZAÑITO: ¿Cómo se llama el Niño que nació…?

SERAFINILLO: Jesús. ¡Y ya cállate! ¡Que la obra ya se acabó!

Se abre el telón y todos sacan sus celulares para la foto del recuerdo…

Telón.

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