Nueva Historia Argentina
Nueva Historia Argentina
Nueva Historia Argentina
A DE LA HISTORIA
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HISÏQRIA
NACIÓN
ARGENTINA
7 - LA ARGENTINA lÏ)EL SICJLIO
PLAN ETA
L a Academia Nacional
junta de Historia de la Historia
y Numismática —sucesora
Americana de la
que funda
ron en 1893 Bartolomé Mitre y otros destacados estudiosos—,
decidida a emprender en los años finales del siglo XX un
amplio esfuerzo de renovación historiográfica que conti
nuase los realizados en la Historia de la Nación Argentina
(14 volúmenes publicados entre 1936 y 1950) y en la Histo
ria Argentina Contemporánea (7 volúmenes, entre 1965 y
1967), dispuso en 1997 editar una obra orgánica y colectiva,
de alta divulgación: la Nueva Historia de la Nación Argentina.
Una comisión de académicos, encabezada por el presidente
de la entidad, elaboró el plan general que abarca, en diez
tomos, el proceso histórico desde los tiempos prehispánicos
hasta nuestros días.
En ellos tienen cabida relevantes especialistas, procedentes
de distintos ámbitos y corrientes historiográficas, con el
propósito de realizar una obra integral, no sólo en el sentido
temático sino también con la idea de alcanzar un conjunto
coherente que supere la simple reunión de monografías sobre
diversas áreas. En cada parte se estudian el territorio y la
población, la dinámica de las sociedades, las instituciones, la
economía, la vida cotidiana y la cultura en sus más diversas
vertientes. Un tomo final, de gran valor instrumental y
didáctico, contendrá los índices generales.
Con el prestigio que le otorga su trayectoria de institución
señera en su disciplina, la Academia ofrece al lector este
nuevo y notable aporte que se diferencia de los dos ante
riores por los enfoques y aspectos que sugiere el actual
movimiento historiográfico, circunstancia que, sin embargo,
no les resta vigencia como referentes en cuestiones que no
se tratan aquí desde la misma óptica.
NUEVA HISTORIA
DE LA NACIÓN ARGENTINA
ToMo VII
PLANETA
COMISIÓN ACADÉMICA ENCARGADA
DE LA DIRECCIÓN DE LA OBRA
COORDINACION EDITORIAL
MESA DIRECTIVA
(2000 - 2002)
DR. MIGUEL ÁNGEL DE MARCO
Presidente
l. DR. IOsE M. MARILUz URQUIIO 1960 ‘4 19. DR. DARDO PEREZ GUILI-IOU 1991 ‘9
2. DR. VÍCTOR TAU ANzOATEGUI 1970 4° 20. PROE JORGE COMADRAN RUIz 1991”
3. CLMTE. LAURIO H. DEsTEEANI 1971 37 21. DR. EDUARDO MARTIRE 199233
4. DR. EDBERTO OscAR ACEVEDO 1973 5 22. DR. ISIDORO I. RUIz MORENO 1992 2
S. DR. PEDRO S. MARTINEZ C. 1973 3’ 23. DR. EZEQUIEL GALLO 1992 ‘2
6. R. P. CAYETANO BRUNO 1974 " 24. DR. FELIx LUNA 1992 ‘0
7. PROI=. HECTOR H. SCHENONE 1977 32 25. DR. NATALIO BOTANA 1994 3
8. DR. LUIs SANTIAGO SANz 1977 3’ 26. PROE. ENRIQUE ZULETA ÁLVAREZ 19942‘
9. DRA. DAIsY RIPODAS ARDANAz 1980 3' 27. DR. RODOLFO A. RAEEINO 199420
10. PROF. BEATRIZ BOscH 1986 23 28. DRA. NILDA GUGLIELMI 199435
ll. DRA. MARIA AMALIA DUARTE 1986 ‘ó 29. PROP. OLGA FERNANDEZ LATOUR
12. LIC. ARMANDO RAUL BAzAN 1986 3° DE BOTAs 1994 23
13. DR. MIGUEL ÁNGEL DE MARCO 1986 3" 30. DR. HERNAN AsDRUEAL SILvA 1997 3
14. DR. ERNESTO I. A. MAEDER 1986 5 31. DR. CARLOs A. MAYO 1997 39
15. DR. ROBERTO CORTES CONDE 1986 27 32. DR. IOsE EDUARDO DE CARA 1997 25
16. DR. NEsTOR TOMAS AUzA ‘1989 2‘ 33. DR. SAMUEL AMARAL 1997 22
17. DR. CEsAR A. GARCIA BELsUNcE 1989 ‘7 34. PROF. FELIx WEINEERG 1998 4
18. ARO. RAMON GUTIERREZ 1991 ‘5
El año es el de la sesión en que fue electo académico y establece la antigüedad. El número a la extre
ma derecha indica el sitia] que le corresponde en la sucesión académica.
ACADÉMICOS CORRESPONDIENTES
ARGENTINA
MENDOZA
l. PROF. IUAN SCHOBINGER 1994
CUARTA PARTE
LA ARGENTINA
DEL SIGLO XX
c. 1914 - 1983
INTRODUCCIÓN
El lector familiarizado con los temas histó para las otras naciones, aunque con grandes
ricos tiene conciencia de que las divisiones zonas de atraso. Era un foco de atracción para
cronológicas del tiempo pasado son en gran los inmigrantes, los inversores y los intelectua
medida arbitrarias y privilegian un tipo de les y menos de tres cuartos de siglo después
proceso —político, económico, social o cultu concluyó, tras una serie de espasmos, como
ral- sobre los otros, pues estas evoluciones ra una nación desilusionada, una estructura polí
ramente coinciden en sus inicios o en su fina tica desarticulada, una economía en decaden
lización. En el mejor de los casos se trata de cia y una sociedad dividida ideológicamente.
una suerte de ficción didáctica, siempre cues Han pasado diecisiete años desde el punto final
tionable, pero a menudo útil. Cuando se deba de esta Nueva Historia, y este breve tiempo
tió dónde comenzar esta Cuarta Parte de la permite una aproximación más razonada a los
Nueva Historia de la Nación Argentina, se optó últimos y más sensibles años, aunque todavía
por el año 1914, que significó para la cultura hay una buena cantidad de información no ac
occidental no sólo el fin de la Belle Époque si cesible para el historiador. El año 1983 signifi
no el comienzo de la primera de las grandes ca, hasta el día de hoy, el comienzo de un nue
tragedias bélicas que caracterizaron al siglo XX. vo ciclo constitucional que está en plena
La Argentina, aunque neutral en el conflicto evolución. Por eso se consideró apropiado de
armado, no fue ajena a un proceso que marcó, tener esta obra en esa fecha, sin perjuicio de re
no sólo una alteración en el ritmo inmigratorio conocer que cada aspecto de la vida argentina
y en el programa económico agroexportador, tiene su propia dinámica, en permanente inte
sino que coincidió con una nueva experiencia racción con los otros, razón por la cual las di
política a través del sufragio universal, secreto y visiones temáticas de la obra contienen cons
obligatorio, que habría de producir, casi inme tantes referencias a las otras que las influyen.
diatamente, carnbios profundos en la política En 1914, la población estaba creciendo a
nacional. un ritmo acelerado, pero a partir de la década
El período aquí tratado, 1914 a 1983, es un del treinta este crecimiento se hizo más lento,
siglo corto pero intenso, signado por grandes especialmente después de la Segunda Guerra
contradicciones. Comienza con una Argentina Mundial, lentitud que continuó acentuándose.
rutilante, modelo de modernidad y desarrollo Era el resultado de una transición demográfica
LA ARGENTINA DEL SIGLO XX
caracterizada por un bajo crecimiento vegeta órganos de gobierno y generaron muchas dis
tivo y una disminución del aporte inmigrato posiciones restrictivas, pero en la práctica se
rio. Al mismo tiempo cambió la composición mostraron más bien inoperantes y no afecta
de la ola inmigratoria que hasta mediados del ron el importante flujo migratorio. De este
siglo fue predominantemente europea y luego modo, paulatinamente, el tano, el gallego, el
fue oriunda, en su mayoría, de los países lirní turco y el ruso -motes populares que designa
trofes. La población sufrió también un cam ban las distintas etnias y culturas- se integra
bio en su estructura: comenzó siendo joven y ron en los barrios y en los pueblos con la po
masculina, para transformarse en madura al blación criolla, en un proceso de asimilación
promediar el siglo y concluir como una pobla que —con ocasionales resistencias- fue cre
ción envejecida -en términos demográficos- y ciente y que se completó con una enseñanza
con predominio femenino. Contribuyó a este pública obligatoria e igualitaria, donde los hi
envejecimiento el hecho de que la esperanza jos de inmigrantes se identificaron como ar
de vida al nacer aumentara en veinte años en gentinos. Cuando el hijo del inmigrante pudo
tre las citadas fechas extremas, que disminuye acceder a la enseñanza media y luego a la uni
ra la natalidad y también la mortalidad. Para versidad, estuvo en condiciones de integrar las
lelamente se profundizó un proceso de profesiones liberales e instituciones como el
urbanización, que se manifestó más intensa Ejército o la Iglesia Católica, lo que significaba
mente en el área del Gran Buenos Aires, que una vía de ascenso social. Ciertos oficios espe
llegó a concentrar el 30% de la población del cializados, derivados en actividades comercia
país. les o industriales exitosas, también llevaron a
La proporción de inmigrantes entre los los “argentinos nuevos” a integrar la clase me
habitantes de la Nación era alta y se distribuía dia de la sociedad. Por supuesto, igual que los
irregularmente en todo el territorio, con pre nacionales, no todos triunfaron y los fracasos
dominio en las áreas litorales, en Córdoba y condujeron muchas veces a los inmigrantes al
Mendoza. Una gran cantidad de ellos se afin regreso a su país de origen o a tentar otro des
có en las ciudades, aunque hubo muchos que, tino. Si bien el “crisol de razas” nunca es per
organizadamente en colonias o en forma indi fecto y sigue siendo objeto de discusión, se
vidual, se instalaron en la campaña. Lógica puede afirmar que, en ese sentido, la experien
mente, cada inmigrante traía un bagaje cultu cia argentina fue una de las más logradas.
ral propio de su país de origen; su ensamblaje Hacia el comienzo del período, los secto
con la sociedad argentina no siempre fue fácil res obreros alcanzaban el 40% de la población
y muchas veces el inmigrante era resistido co activa del país y los trabajadores “no manua
mo “distinto”, aunque esa resistencia era más les” llegaban casi al 30%, para rozar el 40% en
promovida por sectores que se autodenomi 1946. El país era reconocible como una “socie
naban tradicionalistas que por los pobladores dad de clase media", con una movilidad social
criollos que eran sus vecinos. Las discusiones ascendente, ya que los descendientes de inmi
sobre la conveniencia de ciertas inmigracio grantes llegados al país en la segunda mitad
nes, de su cantidad y de la conveniencia o no del siglo XIX, lograron insertarse en el sector
de establecer cupos, fueron frecuentes en los dirigente. Si en este nivel hay que discernir en
INTRODUCCIÓN
tre los grupos terratenientes más antiguos y la donde prevalece un nivel mínimo de desarro
burguesía industrial más reciente, también en llo, y las provincias restantes, en una situación
la clase media hay que distinguir entre un intermedia. En este cuadro geográfico, la Pata
grupo formado por comerciantes, industria gonia se destaca por haber logrado un progre
les, propietarios rurales menores, profesiona so muy pronunciado en poco tiempo.
les y funcionarios y otro de menor nivel eco Dentro de este retrato social, con luces y
nómico, constituido principalmente por sombras, cabe acentuar la movilidad del tejido
empleados públicos y de empresas privadas. social como una característica nacional, resul
En cuanto a las clases populares, los obreros tante de una vocación igualitaria, no jerarqui
industriales representaban el 20% de la po zante, que va desde el plano social a las rela
blación activa en 1946, con muy baja concen ciones familiares y personales. Esta movilidad
tración por empresas. En los años que siguie social que se da con características ascenden
ron se desarrollaron el “cuentapropismo” y tes hasta los años sesenta, se tranforma en des
una clase media asalariada formada por ad cendente a partir de la década siguiente, tanto
ministrativos, ejecutivos, técnicos industriales en la clase media como en la obrera.
y profesionales, mientras que en el nivel de la El crecimiento urbano fue tan acelerado
clase obrera se produjo un aumento de los que generó problemas de ordenamiento, cir
trabajadores autónomos. Al mismo tiempo, el culación, vivienda y servicios sanitarios en to
sector de los jubilados sufrió un deterioro sa das las principales ciudades del país y que ad
larial que repercutió en su condición social. quirieron un nivel muy acentuado en el Gran
Hacia los años setenta se notó un progreso en Buenos Aires. La ciudad capital irrumpe desde
el sector agropecuario, resultante de su mo el Centenario como el modelo parisino para
dernización tecnológica, se mantuvo el nivel Sudamérica. Un aire europeo caracterizó el
de empleo anterior y hubo un aumento del Centro y los barrios residenciales, mientras la
cuentapropismo tanto en la clase media como ciudad se extendía hacia los barrios gracias al
en la obrera. Hacia el fin del período se cons tranvía y el subterráneo. Pronto se enlazó, sin
tata una declinación de la situación social an solución de continuidad, con Flores y Belgra
te la aparición conjunta de un aumento de los no y la tradicional “casa chorizo” fue reempla
sectores carenciados, una disminución de la zada por el chalet y el petit hótel. Se hizo sentir
asistencia estatal, el continuo deterioro de las la necesidad de una planificación urbana; pero
jubilaciones y la reducción de las asignaciones los planes, más teóricos que prácticos, queda
familiares. Un dato elocuente es el del Censo ron en letra muerta y la ciudad se desarrolló al
de 1980 que mostró que una cuarta parte de ritmo de las improvisaciones, impulsadas por
la población vivía con necesidades básicas in los intereses inmobiliarios y la corruptibilidad
satisfechas. de los presuntos reguladores. Sólo algunas
Estas características no fueron uniformes obras, como la avenida de circunvalación de
en todo el país, que puede dividirse básica la Capital, y más tarde las autopistas, tuvieron
mente en tres áreas. El Litoral, más Córdoba y visión de futuro. Mientras tanto, la construc
Mendoza, con caracteres predominantes de ción en altura, inspirada en el modelo nor
país desarrollado; las provincias del Noroeste, teamericano y el ansia de mayor rentabilidad
LA ARGENTINA DEL SIGLO XX
casi siempre, también su lengua. Hacia el fin ca Radical, asumió su cargo con la convicción
del período habían desaparecido totalmente de que debía cumplir una misión: la de la re
en Tierra del Fuego y en la Patagonia sur; en generación política de la República. Idealista, o
La Pampa quedaba. poco más de un centenar si se prefiere principista, Yrigoyen no repre
de individuos. En las zonas restantes, los anti sentaba a un partido doctrinario, como era la
guos cazadores, pastores o cultivadores per aspiración expresa de Sáenz Peña, sino a una
dieron sus hábitos comunitarios y se transfor clara identificación entre ética y política, un
maron en peones estables o temporarios de los cierto nacionalismo liberal y una preocupa
establecimientos agropecuarios o forestales, ción por los sectores menos favorecidos de la
cuando no emigraron a los suburbios de las sociedad, que dio a su gestión un toque popu
ciudades para realizar tareas calificadas como lista.
inferiores. Algunos pocos se refugiaron en las La primera preocupación de Yrigoyen fue
prácticas artesanales y una minoría intentó un desmantelar la maquinaria política conserva
renacimiento de sus tradiciones a través de dora, que además de dominar ambas cámaras
una postura indigenista y reivindicatoria, ejer del Congreso, controlaba once de las catorce
citada en ámbitos y con las ideologías de la so provincias. El mecanismo para operar la “re
ciedad que los había absorbido. La inserción paración nacional” fue el de las intervenciones
en la sociedad general se fue operando tam federales, pero aunque no logró la mayoría
bién a través de un proceso de mestización, es parlamentaria pudo superar muchas situacio
pecialmente antiguo en el Noroeste, donde nes provinciales, cuyos conflictos excedían a
terminaron censados como criollos. una mera resistencia a la renovación. La ges
tión económico-social de Yrigoyen no aportó
mayores novedades, el salario obrero mejoró
LA VIDA POLÍTICA apreciablemente y los sindicatos aumentaron
sus afiliados. No obstante, la relación entre el
La República de los notables languidecía Gobierno y los sindicatos no siempre fue bue
hacia el Centenario y las tendencias renovado na, como se evidenció en el conflicto de los
ras que surgían en su propio seno presagiaban frigoríficos en 1917, las derivaciones de la
su muerte natural, mientras a su alrededor los huelga metalúrgica de 1919, conocida como
retoños de nuevas propuestas políticas toma “Semana Trágica”, y la huelga de los obreros
ban cada vez más fuerza. La sanción de la lla laneros en Santa Cruz en 1921, que termina
mada Ley Sáenz Peña en 1912 y el vigor con ron todos con el llamado a las Fuerzas Arma
que el Presidente la sostuvo, crearon un estado das para poner un final drástico a los hechos.
de ánimo político que hizo irresistible su apli Uno de los grandes logros de ese momento
cación. El triunfo de la candidatura de Yrigo fue la neutralidad argentina en la Gran Guerra,
yen en los comicios presidenciales de 1916, mantenida pese a las presiones políticas inter
aunque por escaso margen en el Colegio Elec nas, la de los anglosajones y las agresiones de la
toral, significaba, en votos, una clara adhesión marina alemana que hundió tres buques argen
a la política reformista de Sáenz Peña. El nue tinos. Una nueva causa de tensión fue el descu
vo presidente, veterano líder de la Unión Cívi brimiento del espionaje realizado desde la em
LA ARGENTINA DEL SIGLO XX
bajada gennana, pero Yrigoyen y su ministro de las más felices del siglo. El fin de la Gran
Pueyrredón mantuvieron el buen rumbo. Guerra había traído un resurgimiento econó
Cuando concluida la guerra se invitó a la Ar mico, el retorno de la inmigración abundante
gentina a participar de la Sociedad de las Na y reinaba la paz social. Incluso la convivencia
ciones, el Presidente se mantuvo irreductible política sólo se alteró en Mendoza y San Iuan.
en sostener la igualdad entre estados belige El año 1924 señala la ruptura entre los dos sec
rantes y neutrales, pese a las gestiones de Al tores del radicalismo ante el acuerdo parla
vear, embajador en París, y del citado ministro, mentario entre antipersonalistas, socialistas
lo que obligó al retiro de la delegación argen independientes, conservadores y partidos pro
tina. El frente ideológico se animó con el mo vinciales, que fue designado por los yrigoyenis
vimiento de la reforma universitaria, con la tas como el “contubernio”. Dos años después,
que sirnpatizaba el partido gobernante, mien las elecciones nacionales de diputados ratifica
tras en las Fuerzas Armadas, el uso de las mis ron esta división, en las que el yrigoyenismo
mas en las intervenciones a las provincias y la sufrió una derrota parcial. La respuesta del vie
selección de los mandos según las simpatías jo caudillo y de sus partidarios fue preparar
políticas de los candidatos, provocaron las una propuesta más nacionalista, populista y
reacciones de los militares que se denomina antiimperialista, que procuraba la adhesión de
ban “profesionales”. Mientras tanto, dentro del los obreros y de los intelectuales universitarios
partido gobemante se habían ido perfilando de izquierda. Este programa tuvo éxito y en las
dos tendencias, una fiel seguidora de Yrigoyen elecciones presidenciales de 1928, la fórmula
pero sin figuras de relieve, otra más indepen Yrigoyen-Beiró derrotó a la de Melo-Gallo, du
diente y crítica, en la que militaban Melo y Ga plicando casi los votos de ésta. Tamaña victoria
llo. En el dilema de elegir sucesor, el Presiden fue vivida por los personalistas como un ple
te, continuando una vieja práctica de los biscito y como una adhesión permanente del
notables, eligió a Alvear, en quien reconocía electorado. En el bando contrario se puso en
una lealtad que estaba por encima de conoci cuestión si el sufragio democrático conducía a
das diferencias de criterio. gobiemos saludables.
Fue así como Marcelo T. de Alvear llegó a El entorno presidencial, ensoberbecido,
la presidencia de la Nación con el 55% de los creyó que quedaba autorizado para cualquier
votos emitidos y en un ambiente de orden. El paso, con un presidente disminuido por la
nuevo presidente inauguraba un nuevo estilo edad y cada vez más lento en sus decisiones.
y un nuevo criterio, lo que algtma vez se ha de No obstante que algimas partes de su progra
nominado el paso del paternalismo populista ma fueron realizadas, el país entró al año 1930
al aristocratísmo popular; pero detrás de estas en medio de una grave crisis económica mun
diferencias se desarrollaba una división en el dial, con elecciones legislativas en marzo y un
seno del radicalismo entre yrigoyenistas, par clima de inusitada violencia política. Las elec
tidarios incondicionales del veterano caudillo, ciones mostraron al radicalismo gobernante
y antipersonalistas, más proclives al liberalis como el partido más fuerte, pero quedó en mi
mo tradicional. Sin duda, Alvear fue beneficia noría frente a sus opositores unidos. En la Ca
18 do por una época que se recuerda como una pital, el resultado fue desastroso para la UCR,
INTRODUCCIÓN
que resultó tercera, llevándose el triunfo los transcurrido los seis años desde su anterior
socialistas independientes, que contaron con presidencia y el radicalismo se abstuvo. Triun
un grupo dirigente brillante. En suma, el elec fó cómodamente la fórmula Agustín P. Iusto
torado parecía ver al partido gobemante co Iulio A. Roca (h) y el nuevo presidente mantu
mo inoperante. Todas estas circunstancias die vo un difícil equilibrio entre antipersonalistas
ron pábulo para una conspiración golpista y conservadores y dio importantes carteras
promovida desde sectores civiles y por un gru ministeriales a los socialistas independientes.
po reducido de militares, que consiguieron el Fallecidos Uriburu e Yrigoyen, Justo se
apoyo del general retirado José F. Uriburu, an dedicó a consolidar su poder a través del ejer
tiguo sirnpatizante de la democracia progre cicio del “fraude patriótico” en ciertos distri
sista. La tradición golpista tenía hondas raíces tos clave, del control policial de los conatos
en la política argentina y había sido practicada subversivos de los radicales más exaltados, y
por los radicales durante el régimen anterior y del retorno al recurso de las intervenciones
continuaron con ella durante el gobierno de la federales a las provincias. La política del Pre
Concordancia. En medio de la pasividad gene sidente condujo a una marcada recuperación
ral, un grupo inicialmente pequeño del Ejérci económica, a una fuerte acción en materia de
to materializó el golpe de Estado del 6 de sep obras públicas, a una creciente intervención
tiembre, que rompió una tradición de del Estado en el plano económico y social,
gobiernos constitucionales de casi setenta banderas que delataban su tradición radical y
años de existencia. perturbaban a otros aliados; en materia inter
El curso de nuestra historia política ha de nacional mantuvo su preferencia por su alinea
mostrado, aparte de la responsabilidad com ción con los intereses británicos y su oposición
partida por todos en este desenlace inconstitu a los Estados Unidos, pese a las advertencias
cional, su profunda irracionalidad. A partir de morigeradoras de ministros como Pinedo.
allí, la vida nacional estuvo signada por mar Reinsertó a la Argentina en la Sociedad de las
chas y contramarchas, gobiernos constitucio Naciones y obtuvo para su canciller Saavedra
nales y de facto, ilegitimidades de origen o de Lamas el Premio Nobel de la Paz, por su inter
desempeño. La llamada revolución de sep mediación en la guerra paraguayo-boliviana,
tiembre no aprovechó a sus autores. Sin un en abierta oposición al candidato norteameri
programa definido y con sostenedores que te cano Cordell Hull.
nían entre ellos profundas divergencias, su je Iusto logró también mantener la prioridad
fe dudó entre el camino organicista, con una de los radicales antipersonalistas frente a los
reforma constitucional que proponían Carlos conservadores y eso se manifestó en la elec
Ibarguren y su grupo, y el retorno a un_ régi ción de la nueva fórmula presidencial, con Ro
men constitucional apoyado por conservado berto M. Ortiz para presidente y Ramón S.
res y antipersonalistas, que contaba con la Castillo, jurista y conservador catamarqueño,
aprobación de los militares seguidores del ge para la vicepresidencia. La fórmula oficialista
neral Agustín P. Iusto, ex ministro de Alvear. triunfó, con la lógica ayuda del fraude y sin
La última alternativa prevaleció. La candi que la dirigencia política, enredada en sus lu
datura de Alvear fue vetada por no haber chas partidarias, advirtiera el progresivo aleja
LA ARGENTINA DEL SIGLO xx
listas, de variado tinte, raras veces conforma nes pagas, tribunales de trabajo y protección
ron partidos. Frente al nacionalismo liberal para el peón rural. El proletariado industrial,
decirnonónico, surgió otro, con Manuel Gál indigente y desprotegido, reconoció en el Es
vez, que ponía el acento en la tradición y el ca tado —y en Perón particularmente- una ins
tolicismo. Leopoldo Lugones enarboló su con tancia protectora. Esto fue decisivo para el fu
vicción antidemocrática y antiparlamentaria y turo de su liderazgo.
adhirió a una forma de autocracia militar. Cuando, en octubre de 1945, un grupo de
Desde 1930 en adelante pueden distinguirse militares dirigido por el general Ávalos, cansa
tres corrientes: la católica, con reminiscencias do del predominio de Perón y con el apoyo de
maurrasianas, con Irazusta, Dell’Oro Maini, casi toda la dirigencia civil -liberales, socialis
Palacio y Pico, la filosofista con Nirnio de An tas, radicales, intelectuales y dirigentes estu
quín y la populista con Iauretche y Scalabrini diantiles- destituyó a Perón de todos sus car
Ortiz. gos y lo confinó en la isla Martín García, una
El nuevo gobierno surgido del golpe de espontánea manifestación de obreros y gentes
1943 se encontró con el problema de que la de escasos recursos se movilizó hacia el centro
Segunda Guerra Mundial se definía en el sen de Buenos Aires y se instaló el 17 de octubre
tido contrario a sus expectativas. Ese hecho y en la Plaza de Mayo vivando a su líder. El go
la presión de los Estados Unidos obligaron a bierno, indeciso y en todo caso dispuesto a no
una ruptura de relaciones con Alemania y Ia tirar contra el pueblo, cedió a las demandas y
pón en enero de 1944, que originó el éxodo de liberó a Perón, que se encontró con todos los
sus filas de los filofascistas más recalcitrantes, resortes del poder en sus manos. El momento
entre ellos el propio Ramírez, a quien sucedió fue aprovechado para llamar a elecciones ge
en la presidencia el general Farrell. Tanto uno nerales, poniendo fin al régimen de facto. Las
como otro hicieron gala de autoritarismo, an manifestaciones multitudjnarias de la campa
tiliberalismo, intervencionismo estatal y cen ña electoral condujeron a lo que se ha llamado
sura. La enseñanza religiosa en las escuelas pú “el empate social”; pero en las urnas, el fla
blicas le ganó el apoyo de una jerarquía mante Partido Laborista que, con el apoyo de
eclesiástica católica que todavía jugaba con la disidentes radicales y de conservadores popu
idea de la restauración del Estado Católico. listas, sostuvo la fórmula Perón-Quijano, ob
Pero otra línea de acción más persistente, y tuvo 1.478.372 votos contra 1.21 1.666 de
que caracterizó a toda la era peronista que re Tamborini-Mosca, candidatos de la heterogé
cién se estaba gestando, fue la de la justicia so nea Unión Democrática. La diferencia en el
cial. El coronel Iuan Domingo Perón fue de colegio electoral fue abrumadora a favor del
signado jefe del Departamento Nacional de ganador, lo que también sucedió en cuanto a
Trabajo, que en noviembre de 1943 se trans las bancas del Parlamento.
formó en Secretaría de Estado. Desde allí Pe Perón continuó el proceso ya iniciado de
rón inauguró sus contactos con una dirigencia la intervención económica del Estado, espe
gremial prevenida, pero progresivamente Pe cialmente en la órbita de los servicios públi
rón obtuvo aumentos salariales, extensión de cos y de las fuentes energéticas. La más publi
las jubilaciones, estabilidad laboral, vacacio citada y políticamente explotada fue la 21
LA ARGENTINA DEL SIGLO xx
nacionalización de los ferrocarriles, para sa los avances del poder político. Perón había
tisfacción de los ideólogos nacionalistas y si contado con el apoyo inicial de los católicos
guiendo los parámetros mundiales predomi nacionalistas, pero la Iglesia deseaba preser
nantes, pero que en definitiva fue una var su acción social iniciada por el padre Gro
operación ruinosa para el Estado, que pagó te a comienzos del siglo y que se continuaba
ingentes sumas por unas concesiones que es con la Juventud Obrera Católica, y con la ac
taban por caducar. La creación del Instituto ción de monseñor De Andrea, éste en la línea
Argentino para la Promoción del Intercambio del catolicismo conservador europeo. Ade
(IAPI), y la unificación sindical —un solo gre más, una minoría de católicos, seguidores del
mio por industria- fueron instrumentos para pensamiento de Maritain, tenía influencia a
contrarrestar, el primero, a la Unión indus través de la prédica de Manuel V. Ordóñez y
trial Argentina y el segundo, a los sindicatos Manuel Río.
no peronistas. El juicio político a la Corte Su En el plano internacional, Perón había co
prema de Iusticia dio la tónica de la hegemo menzado sosteniendo banderas antiimperia
nía presidencial. Este proceso de concentra listas y antinorteamericanas, pero hacia 1955
ción condujo a la reforma constitucional de intentó estrechar las relaciones con Estados
1949, que autorizó la reelección del presidente Unidos. La línea intemacional de este y los su
y consagró el intervencionismo estatal en múl cesivos gobiemos fue evitar un notorio alinea
tiples esferas. Perón, esencialmente autocráti miento con la potencia del norte, defender la
co, supo eliminar progresivamente a sus ad paz, oponerse a los organismos supranaciona
versarios en las filas oficiales y tendió a les que coarten la soberanía y diversificar los
presentar a los opositores como “anüpatrias”, mercados comerciales. '
descalificándolos a los ojos populares. En esta Simultáneamente, adquirió un carácter
tarea de captación de la voluntad popular de convocante la condición de opositor. Todos
sempeñó un papel esencial la segtmda esposa aquellos que padecieron la obligación de afi
del Presidente, María Eva Duarte, que se con liarse al peronismo para conservar un puesto
virtió —o fue convertida— en el elemento me público, la politización de la enseñanza, los
diático entre Perón y las masas y llegó a mere arrestos políticos, el control de la prensa, la vi
cer una adhesión mayor aún que la del propio gilancia y la delación -reales o fingidas— como
Perón. La creación de la Fundación que ella forma de disuasión, fueron confonnando lo
dirigía y la de la rama femenina del Partido que se llamó “la contra”. La muerte de Eva Pe
Peronista, consolidaron este liderazgo com rón cortó uno de los canales de comunicación
partido. entre el líder y el pueblo. Al mismo tiempo, la
Paralelamente, el proceso hacia la Comu baja de la capacidad adquisitiva del salario y la
nidad Organizada tuvo un nuevo instrumen caída de la producción generaron el Segundo
to en la Doctrina Nacional, por la cual cual Plan Quinquenal, en el que la condición dis
quiera que se opusiera a ella era enemigo de la tributiva del Primero era reemplazada por una
Nación. Comenzó por entonces la disociación productiva. Aunque estos cambios afectaron
entre Perón y la Iglesia, cuando ésta quiso las bases de apoyo al gobiemo, los comicios
22 preservar su identidad y sus derechos frente a presidenciales de 1951 dieron un holgado
INTRODUCCIÓN
triunfo al peronismo; pero la oposición porte un ala moderada dentro del antiperonismo. El
ña se mostró irreductible. En noviembre de peronismo seguía siendo el vector que dividía
1954, Perón se lanzó en una campaña anticle política y socialmente a los argentinos. Los
rical, denunció a miembros de la Iglesia como partidarios de Perón sentían a la Revolución
antiperonistas y en poco tiempo se sucedieron como una conspiración y los revolucionarios,
el arresto a sacerdotes, rla supresión de los fe como la consecuencia de la opresión excesiva
riados religiosos, la eliminación de la enseñan del régimen derrocado. Aramburu transformó
za religiosa y la legalización del divorcio. Co la Junta Militar cogobemante en Junta Con
mo respuesta, la procesión de Corpus Christi sultiva, a la par de la preexistente civil del mis
de ese año no sólo fue una renovación de fe mo nombre. Ésta se convirtió pronto en un fo
ante la persecución, sino una manifestación de ro de lucha entre los representantes de las
antiperonismo en la que participaron conoci diferentes fracciones políticas. Mientras tanto,
dos agnósticos y hasta comunistas. Cinco días los peronistas reaccionaban y el 9 de junio de
después, tras un fallido y sangriento levanta 1956 hubo un alzamiento militar de este sig
miento de la Marina, las iglesias más tradicio no, fácilmente dominado. El gobiemo declaró
nales fueron incendiadas por una turba pero el estado de sitio y fusiló a los principales
nista. Las cartas estaban echadas. Al forzar su complotados militares y civiles. Perón, desde
dominación, Perón había alejado a muchos de el exilio, condenó el movimiento por no haber
sus simpatizantes y ya no había independien sido consultado, con lo que ratificó su lideraz
tes sino gente en pro y en contra. El 16 de sep go omnírnodo. Aramburu, que previamente
tiembre estalló una revolución militar en Cór había anulado la reforma constitucional de
doba, con ramificaciones en varias partes del 1949, decidió que la Argentina integrara el
país y en la que participó la escuadra de mar. Banco Mundial y el Fondo Monetario Inter
Perón se refugió en una cañonera paraguaya. nacional. Buscó entonces una salida hacia la
La Revolución Libertadora triunfó y el general formación de un gobierno constitucional y
Eduardo Lonardi asumió la presidencia de la anunció el llamado a elecciones, pero con la
Nación. exclusión del peronismo. Comenzaba lo que
Militares y civiles antiperonistas estuvie se ha llamado “el juego imposible”. Los radica
ron de acuerdo para derribar a Perón, pero no les eran los naturales aspirantes al futuro go
proyectaron lo que harían con el poder que bierno y entre ellos primó Arturo Frondizi
habían obtenido. En el seno de las Fuerzas Ar con su postura “no peronista”. Pero en la
madas se delineó una actitud conciliadora, Constituyente, el radicalismo apareció dividi
con el propio Lonardi, y otra marcadamente do: la UCR Intransigente con Frondizi, la
antiperonista, dirigida por el vicepresidente UCR del Pueblo con Balbín. Frondizi pactó
almirante Isaac Rojas, que luego sería denomi con Perón, quien le dio su apoyo, y se consa
nada “gorilismo”. El intento de Lonardi de in gró presidente con el 57% de los votos. Este
tegrar su gabinete con nacionalistas y liberales pacto iba a producir una larga sombra sobre
sólo condujo a la lucha interna y a la renuncia su gobierno.
del Presidente, que fue reemplazado por el ge El nuevo presidente sorprendió a todos
neral Pedro E. Aramburu, que representaba con una política económica basada en el desa 23
LA ARGENTINA DEL SIGLO xx
rrollo del mercado interno y la explotación in quien ya había mediado infructuosamente en
tensiva de los recursos petroleros por empre los finales del gobierno de Frondizi. La posi
sas privadas, en contradicción con su prédica ción conciliadora de Aramburu no fue acepta
anterior. Esto le enajenó las simpatías de los da por los duros de uno y otro bando y se lla
nacionalistas, muchos radicales y militares; mó a elecciones con una exclusión parcial del
otro frente conflictivo fue su opción por la li peronismo, por lo que Perón ordenó a sus se
bertad de enseñanza frente al monopolio esta guidores votar en blanco. Ésta fue la última
tal, en la que fue apoyado por la dirigencia ca elección con excluidos.
tólica; por fin se complicó en el plano Se impuso la fórmula Illia-Perette, de la
internacional oponiéndose a la expulsión de la UCRP, aunque con un caudal reducido de vo
Cuba castrista de la Organización de Estados tos. Cuestionado por los peronistas por ilegíti
Americanos, y se entrevistó en secreto con el mo, vigilado por el Ejército azul, su honesti
“Che” Guevara. A tantos frentes simultáneos dad no bastaba para que tuviera margen de
se agregó el retiro del apoyo de Perón, quien maniobra. Con todo, se decidió a terminar
seguía aspirando a ser el árbitro de la situación con las exclusiones electorales y en las eleccio
política argentina. Aunque se había triplicado nes legislativas de 1964 triunfó la Unión Po
la producción petrolera, aumentado el salario pular, peronista, con el 29,6% de los votos, se
real y disminuido la desocupación, la cuestión guida por el partido gobernante (28,4%). Los
política continuaba en crisis. Un planteo mili militares no querían el regreso de Perón y éste
tar que exigía la deposición del Presidente, se necesitaba un gobierno más antiperonista pa
palió más en las formas que en el fondo. Fron ra reagrupar a sus adictos. Onganía, en desa
dizi fue reemplazado por el presidente provi cuerdo con Illia, renunció como comandante
sional del Senado, Iosé María Guido. en jefe del Ejército, pero el golpe de Estado era
La gestión de éste estuvo complicada por una cosa anunciada. El 28 de junio de 1966,
las presiones de las fracciones militares en los tres comandantes en jefe derrocaron al
pugna: azules y colorados. Se dio el caso inédi doctor IHia. Las Fuerzas Armadas habían deja
to de que Campo de Mayo, con el general On do de ser tutoras de los presidentes para con
ganía al frente, se sublevara para sostener la le vertirse en poseedoras del poder.
galidad y subordinar el Ejército a la autoridad Los jefes militares designaron presidente
civil. Los colorados respondieron con las ar al general Juan Carlos Onganía. Éste desarro
mas, pero fueron vencidos en una operación lló una gestión autoritaria con dos modelos
militar en la que los azules demostraron su su contradictorios: liberal en economía pero no
perioridad táctica. Los propósitos políticos de liberal en otros campos de gobierno. La ges
clarados fueron: subordinación al poder civil, tión del ministro Krieger Vasena fue exitosa e
profesionalismo militar y derecho al voto para inició un período de crecimiento ininterrum
toda la ciudadanía, sin exclusiones. Pero las ri pido que duró casi diez años. El neoperonista
validades políticas fueron recortando este pro Vandor entró en conversaciones con el go
grama. En este panorama apareció la idea de bierno. Pero el ambiente cultural estaba agita
elecciones adelantadas, con el general Aram do por una manifiesta inflexibilidad de las au
24 buru como candidato de unión nacional, toridades que respondían con virulencia a
INTRODUCCIÓN
cuestiones superficiales sin atender a las cues definitiva, se llamó a elecciones con el sistema
tiones de fondo. En ese período empieza a ac de ballotage. La fórmula justicialísta Cámpo
tuar la guerrilla urbana, que interviene en el ra-Solano Lima triunfó con el 49,6% de los
“Cordobazo” de 19'69, si bien registraba ante votos y la UCR, segunda a gran distancia, re
cedentes desde lO años antes con el grupo conoció el triunfo de los peronistas.
procastrista de los Uturuncos. Onganía opta El lema “Cámpora al Gobierno, Perón al
por cargar en su ministro de Economía las poder” no se iba a cumplir en forma sencilla. La
culpas de lo sucedido en Córdoba y lo despi presión de la Juventud Peronista sobre el nuevo
de cuando más lo necesitaba. En ese ambien gobiemo se hizo sentir con el indulto a los pre
te es asesinado Vandor y poco después es se sos políticos, guerrilleros incluidos, que fue se
cuestrado, y luego asesinado, el general guido de una apresurada anmistía. Simultánea
Aramburu, por el grupo Montoneros. La “po mente se abrieron las cárceles y salieron en
lítica sin política” de Onganía lo lleva al aisla libertad presos políticos y comunes, amnistía
miento y en junio de 1970, la Junta Militar le dos o no, mientras en los días precedentes ha
pide la renuncia. bían sido asesinados el almirante Hermes Qui
Tras la fugaz y visiblemente transitoria jada y el sindicalista Kloosterman. El 20 de
presidencia del general Roberto Levingston, junio, Perón volvió nuevamente al país y fue re
lo sucedió, el 26 de marzo de 1971, el general cibido por una concentración impresionante
Alejandro A. Lanusse. Su diagnóstico fue co de gentes que presenciaron un combate todavía
rrecto: el principal problema era político y la más impresionante entre las fracciones de dere
solución consistía en el restablecimiento de la cha e izquierda del peronismo. Si Cámpora o
legitimidad democrática. Su ministro del In quienes lo seguían, identificados con la ultraiz
terior, Arturo Mor Roig, anunció en abril el quierda peronista, creyeron que podían rodear
fin de la veda política y la restitución de los a Perón, éste condenó los sucesos de Ezeiza co
bienes a los partidos políticos. No había pros mo una amenaza para la sociedad y urdió rápi
cripciones en tanto los partidos se atuviesen a damente las alianzas con los poderes sindical,
la Constitución Nacional y a las vías pacíficas militar y económico y hasta con la oposición
de acción. En noviembre de 1972 se permitió radical. Así resultó que el rodeado fue Cámpo
el regreso de Perón al país. Un año antes se le ra, quien debió renunciar, juntamente con Li
había devuelto el cadáver de Eva Perón. La ma, el 13 de julio de 1973.
nusse apareció como el fiador institucional El presidente provisional Lastiri llamó a
del regreso a la democracia, pero poco des elecciones presidenciales para el 23 de septiem
pués se convirtió en una suerte de competi bre. La fórmula Perón-Perón, integrada por el
dor de Perón. Todo esto se dio en medio de viejo general y su tercera esposa María Estela
una escalada guerrillera, pero el gobierno se Martínez, demostraba el desprecio de Perón
vio dificultado por las actitudes variables de por los problemas de la sucesión institucional.
Perón que oscilaba entre someterse a las re Perón triunfó con el 61,8% de los votos, en su
glas electorales y sostener a sus “formaciones máxima consagración política. Dos días des
especiales”, los guerrilleros, a quienes Gilles pués fue asesinado el sindicalista Rucci. La per
pie bautizó como los “soldados de Perón”. En cepción, tanto en la esfera militar como en la 25
LA ARGENTINA DEL SIGLO xx
guerrillera, era que se estaba en presencia de Presidente, que había declarado ilegal al grupo
una guerra intema. Ya Lastiri había declarado Montoneros, se fue a descansar al Sur. En el in
ilegal al “Ejército Revolucionario del Pueblo” terinato de Ítalo Luder se dio la orden de ani
(ERP), de inspiración trotskista. Perón intentó quilar ala guerrilla y se desarrolló con ese fin el
reconstruir el pacto social, de tono distribucio Operativo Independencia en las selvas tucu
nista y nacionalista moderado, que fue acatado manas, a cargo del Ejército.
en principio, pero que finalmente fue descala Se había llegado a lo que podría denon1i
brado por la guerra intema ya desatada. El narse un nuevo estado de naturaleza, donde la
ERP y Montoneros, éste de origen nacionalis violencia estaba en manos de grupos privados.
ta-fascista, adoptaron las prácticas terroristas El pedido de juicio político a la Presidente,
de la guerra revolucionaria, en tanto grupos aunque con muchos apoyos, no prosperó. Los
militares adoptaban esta misma táctica como poderes del Estado habían caído en una suer
único recurso para salvaguardar la seguridad te de autismo y cada cual se había refugiado en
nacional, constituida en valor absoluto. Pocos sus intereses de grupo. La Constitución no in
eran los que reclamaban el monopolio de la teresaba, el país tampoco. Mientras tanto, los
fuerza para el Estado, ejercida en el marco del periódicos anunciaban desembozadamente la
derecho. La sociedad, azorada y asustada, con probabilidad de una revolución y hacían espe
templaba esta situación en que había quedado culaciones sobre su fecha. Fue entonces que
atrapada, sin atinar a encontrar una salida. los militares no percibieron que el objetivo in
El l" de julio de 1974 murió Perón. La cla mediato de la guerrilla era el golpe de Estado
se política se dispuso a respaldar a la nueva que estaban dispuestos a dar, cediendo al de
presidente María Estela Martínez de Perón, co seo de orden de la gente, al hasüo político y a
nocida popularmente como “Isabelita”. Pero ni sus ventajas corporativas.
el elenco que la rodeaba, en el que hacía figura El 24 de marzo de 1976, la presidente Pe
dominante Iosé López Rega, ni el terrorismo le rón fue depuesta y confinada en Villa La An
dieron margen de maniobra, aparte de sus es gostura, Neuquén. Una Junta Militar asumió
casas dotes para el cargo. Quince días después el mando en nombre del Proceso de Reorga
de asumir Perón fue asesinado Mor Roig y nización Nacional y emitió cinco documen
continuaron los crímenes a los que se agregó tos a los cuales se atendría el gobierno mili
por el extremo derecho la Triple A (Alianza tar. Los argumentos básicos justificativos del
Antimperialista Argentina o Alianza Antico golpe eran el vacío de poder, la falta de una
munista Argentina), que respondía a la inspi estrategia contra la subversión, la corrupción
ración de López Rega. Éste fue designado se y la irresponsabilidad económica y el incre
cretario privado de la Presidencia en enero de mento de los extremismos. Como primer
1975 y tomó prácticamente las riendas del go problema, los militares debieron enfrentar el
biemo. El aislamiento de éste era cada vez ma mismo faccionalismo interno que atravesaba
yor. El jefe del Ejército, general Numa Laplane, a la sociedad civil y que condujo al error de
que había propuesto cierta participación mili dividir los ministerios nacionales, los gobier
tar con el gobierno, presentó su renuncia y fue nos provinciales y hasta los municipios en
26 reemplazado por el general Iorge R. Videla. La forma proporcional entre los representantes
INTRODUCCION
de las tres Fuerzas Armadas. En la composi papa Juan Pablo II y la decisión de Videla de
ción de las sucesivas Iuntas, que fueron here aceptarla contra las opiniones belicistas de
dando el poder a un ritmo similar al de los militares y civiles. Pero cuando el general
ascensos militares,‘ se advirtió pronto la in Galtieri se hizo cargo de la Presidencia a fines
fluencia de grupos y camarillas que se despla de 1981, apoyó un viejo proyecto del almi
zaban unos a otros. La lucha contra la guerri rante Anaya para recuperar las islas Malvinas.
lla y el terrorismo fue exitosa, pero para ello La Iunta creía, como su canciller Costa Mén
se pagó un precio muy alto, no sólo en vidas, dez, que los Estados Unidos no apoyarían a
sino por la adopción de la metodología de los Gran Bretaña para una recuperación armada
propios terroristas y si bien algunos de los de las islas y que la cuestión, una vez dado el
métodos eran legítimos -infiltración, arres golpe de mano de la ocupación argentina, se
tos, lucha sin cuartel-, otros no lo eran -co resolvería diplomáticamente. Esta percep
mo la tortura para conseguir información- y ción era totalmente equivocada, desconocía
comprometían los mismos principios en cu los lazos de alianza internacional entre las
ya defensa se luchaba. En la acción contra dos potencias anglosajonas, ignoraba el ca
guerrilleros y terroristas hubo una etapa legí rácter inglés ante lo que sería para ellos una
tima, cuando el objetivo era recuperar y ga agresión y, no menor objeción, desconocía la
rantizar el orden público. Pero así como se disparidad de fuerzas a comprometerse en el
combatía contra varias organizaciones más o conflicto. En poco tiempo, todas estas cuestio
menos independientes, así la lucha militar se nes quedaron en evidencia y las fuerzas argen
derivó en acciones también independientes, tinas en las islas, donde habían desembarcado
según las armas y los mandos, a lo que hay el 2 abril de 1982, tras el sacrificio de muchas
que agregar el accionar “por cuenta propia” vidas debieron capitular el 14 de junio de ese
de grupos paramilitares. Cuando el terroris año. Este conflicto, sumado a los diversos vai
mo estuvo vencido, según declaración oficial venes en la política exterior, confirmaron ante
del gobierno, esta forma de lucha continuó las grandes potencias su percepción de que
sin necesidad y dio origen a la acusación de en este terreno, la Argentina era errática e
haber incurrido en terrorismo de Estado. impredecible.
La acción económica del Proceso, alerta El colapso bélico fue el principio del fin
da por episodios anteriores como el llamado para el régimen militar. Sin una salida política
“Rodrigazo”, comenzó con buena senda de la —que habían desperdiciado en los tiempos de
mano del ministro Martínez de Hoz, con una Videla y de Viola—, desacreditados en el plano
orientación neoliberal con matices demo militar y en todos los otros, acusados de viola
cristianos. Pero poco después cayó violenta ciones a los derechos humanos, carecieron de
mente el salario real, la inflación creció a ni las posibilidades de negociar una transición.
veles pocas veces registrados y terminó en El general Nicolaides se hizo cargo del Ejérci
una recesión con inflación. En el plano inter to y encomendó al general Bignone la “liqui
nacional, la discusión con Chile por el canal dación” del régimen. Bignone llamó a eleccio
de Beagle y sus islas estuvo a punto de provo nes generales en las que, por primera vez, el
car una guerra, que evitó la intervención del radicalismo venció al peronismo. 27
LA ARGENTINA DEL SIGLO xx
tuvo equivalentes ecos en la Argentina. La ac nar en el país a fines del siglo anterior, con las
titud de los fieles puede agruparse así: una misiones anglicanas en la Patagonia, que con la
mayoría fiel a las disposiciones conciliares y desaparición de los indígenas de esa región,
papales, aun cuando. no las comprendiera, en continuaron en el Noreste. Entre ellos adquirió
algimos casos, en forma cabal; un grupo con relieve nacional el educador William Morris. Es
servador, luego identificado con el integrismo, tas iglesias se identificaron inicialmente con las
que resistía como heterodoxas las resoluciones comunidades nacionales emigradas. Pero con el
conciliares; por fin, un grupo progresista, lue correr de los años, adquirieron características
go identificado con el tercermundismo, que claramente nacionales. Desde comienzos del si
iba más allá de la posición conciliar y procura glo se establecieron los metodistas que en
ba una suerte de revolución religiosa. La situa 1914 fundaron el Colegio Ward, mientras los
ción de crisis se manifestó en una disminu adventistas creaban la Unión Austral en 1916.
ción de las vocaciones sacerdotales y en el Varias denominaciones comenzaron a actuar
abandono de su ministerio por los sacerdotes en Entre Ríos y Santa Fe en el siglo anterior y
que se sentían coaccionados por las disposi pronto se extendieron a otras regiones. La ac
ciones conciliares. Las ideologías de izquierda ción conjunta comenzó por la enseñanza teo
y la resistencia al celibato sacerdotal fueron en lógica, en la que trabajaron metodistas, Valden
parte motivadoras de las deserciones. Pero a ses y luteranos. Otro campo de colaboración
mediados de la década del setenta, consolida fueron las sociedades bíblicas. Hacia los años
da la doctrina conciliar y con una mayor ho treinta llegaron los menonitas y tuvo un gran
mogeneidad en el cuerpo episcopal, se produ despliegue el movimiento pentecostal. Los
jo un retorno de las vocaciones que obligó a años del peronismo, hasta la ruptura de éste
reabrir seminarios que habían sido cerrados. con la Iglesia Católica, fueron difíciles para
Al mismo tiempo aumentó la concurrencia a los protestantes, por la acción de los elemen
la misa dominical y, sobre todo, el porcentaje tos más clericales del Gobierno y la actitud de
de fieles que recibían la eucaristía. La presen la propia Iglesia en nuestro país. En 1946 se
cia de la Iglesia se manifestó en las últimas dé creó el Registro Nacional de Cultos, que toda
cadas por una multiplicación de movimientos vía subsiste, pero sin las connotaciones res
apostólicos, como los Cursillos de Cristian trictivas del comienzo. Con el Concilio Vati
dad, Legión de María, Movimiento Familiar cano II cambió la actitud de la jerarquía
Cristiano, Opus Dei, etc. Durante los años del católica hacia los protestantes y se inició un
Proceso militar, la Iglesia, pese a algtmas ex diálogo de respeto que dio vigor al movi
cepciones en el ámbito castrense, aportó sus miento ecuménico. Al mismo tiempo, las ra
reflexiones y su mediación para atenuar los mas protestantes tendieron a unirse por me
efectos no aceptables de la acción antisubver dio de federaciones y por planes de acción
siva. Al mismo tiempo, adquirió renovada común.
fuerza la acción ecuménica, con el frecuente Las iglesias ortodoxas, bastante variadas,
contacto con otras religiones. están principalmente representadas por la
Las iglesias denominadas habitualmente Iglesia Ortodoxa Rusa, cuyo primer templo
protestantes o disidentes, comenzaron su accio data de 1901; la Ortodoxa Griega, cuyo primer 29
LA ARGENTINA DEL SIGLO xx
cuenta las exigencias sociales para la aplica Hegar en la década del setenta a lo que se ha
ción de la ley. Los cambios políticos incidieron denominado el retorno a la ortodoxia.
no sólo en la composición del Poder Judicial Pero las realidades económicas no siempre
sino también en su criterio sobre la función iban de la mano de sus preceptores intelectua
del Estado, que fue pasando del Estado protec les, pues estaban condicionadas por circuns
tor al Estado promotor del bienestar y final tancias políticas y sociales. Hacia 1914 con
mente al Estado custodlo de la seguridad. cluía el período de la expansión cerealera de la
En el campo del derecho penal, los cam pampa húmeda y de las economías de mono
bios del pensamiento occidental sobre el tema cultivo —azúcar, vitivinicultura y explotación
se reflejaron en el país en una concepción po forestal— que padecían crisis periódicas que se
sitivista del sistema penitenciario, que debía a vieron agravadas durante el período de pos
la vez ser correctivo y reeducador de los pena guerra. El Estado reforzó su intervención y se
dos. Pero la falta de establecimientos carcela impuso el bilateralismo en el comercio exte
rios suficientes y la superpoblación crónica de rior. El plan de Federico Pinedo —frustrado
los detenidos en ellos, sin distingos entre pro por falta de apoyo político- procuró conciliar
cesados y condenados, hicieron que las aspira la industrialización, una economía abierta y la
ciones reformistas sólo pudieran aplicarse en creación de un mercado de capitales. Hacia
escasas oportunidades. 1945, la agricultura extensiva fue adquiriendo
muchas de las características de una agricultu
ra moderna, aunque sin resolver buena parte
LA VIDA ECONÓMICA de sus problemas. Muchos factores se dieron
cita para configurar este tiempo como una
El pensamiento económico se manifestó etapa de transición. El crecimiento económico
en la cátedra y los libros, siguiendo los grandes y el consiguiente aumento del consumo hicie
lineamientos occidentales, pero con caracte ron decrecer proporcionalmente el gasto en
rísticas propias. Se sucedieron, en este plano, alimentación y aunque éste también aumentó,
la escuela positiva y el neoclasicismo, hasta y por lo tanto también la producción agrope
que a fines de los años treinta se plantearon la cuaria, el resultado fue una tendencia a la baja
teoría anticíclica de Prebisch, luego la de las en los precios de este sector.
inecuaciones lineales de Barral Souto y la doc El campo se vio más afectado que otros
trina social de la Iglesia según Valsecchi. Tras sectores por factores de incertidumbre —cli
Figuerola, teórico de la economía peronista, ma, plagas, variaciones de los mercados- que
con el cambio político posterior se abren paso sólo podían mitigarse con nuevas tecnologías
los criterios de la Comisión Económica para (riego, pesticidas, herbicidas, cuidado del sue
América Latina de las Naciones Unidas (CE lo) que implicaban inversiones de capital y
PAL), con Prebisch, y la teoría no monetaria conducción experta. El Estado actuó por vía
de Olivera. Desde la década del sesenta hay de subsidios y regulaciones de los precios, los
una profusión de teorías, con influencia de las que no lograban siempre compensar la inesta
escuelas norteamericanas, y la creación de nú bilidad de los mercados internacionales, de
cleos de estudio de distintas corrientes, para pendientes del éxito o el fracaso de las cose 31
LA ARGENTINA DEL SIGLO xx
chas de los otros grandes países productores. igual que la exportación a los países latinoa
Esta situación generó en la mayoría de los mericanos. El desarrollo industrial pasó a ser
agricultores y ganaderos argentinos un com una política de Estado hasta 1976. Cuando el
portamiento muy conservador, reduciendo peronismo accedió al poder, se planteó si de
riesgos e inversiones, lo que demoró el ritmo bía privilegiar una industria exportadora o
de la tecnificación. una dirigida a satisfacer el mercado interno, o
Hasta 1913, la industria nacional creció ambas. Se optó por el mercado interno; op
con una tasa del 8% anual. En su evolución ción poco feliz, pues dio origen a una indus
posterior se pueden distinguir varias etapas. tria poco competitiva y tecnológicamente re
Primero, la Gran Guerra tuvo un efecto nega zagada.
tivo por el estrangulamiento de la producción Al estallar la Primera Guerra Mundial, la
y la falta de materias primas. Sólo lograron Argentina abandonó el patrón oro, dejando
progresos aquellas que tuvieron una capaci fluctuar el valor de su moneda. Desde 1919
dad productiva suficiente y materia prima na hasta 1928, el producto bruto intemo creció a
cional, como fue el caso de los textiles, de mo un ritmo cercano al 6% anual y aumentaron
do que en su conjunto, en 1920, la industria las inversiones, las exportaciones y el comercio
estaba prácticamente en el mismo nivel que interno; los salarios reales ascendieron y supe
en 1913. Segundo, en la década del veinte se raron a los europeos de la misma época. Para
produjo una reacción como resultado de la lelamente hubo cierta deflación en los precios,
depreciación del peso, un nivel de protección lo que permitió retomar el patrón oro en
industrial adecuado y un fuerte aumento del 1927.
consumo interno, destacándose el avance de Cuando la gran depresión de 1929-1930, el
los sectores textil, metalúrgico, cementero y comercio intemacional se derrumbó y la Ar
petrolero. Al mismo tiempo, la industria se gentina tuvo serias dificultades para amortizar
diversiñcó, comenzó a exportar y Hegaron ca sus deudas y pagar sus intereses, pese a que ha
pitales extranjeros, con predominio de los bía alcanzado el máximo de sus reservas en
norteamericanos. La tercera etapa sigue aula oro y divisas. Estas comenzaron a consumirse
crisis de 1929. Desde 1933, la industria fue el y cuando la pérdida alcanzó al 28% se decidió
sector más dinámico de la economía, con una cerrar la Caja de Conversión. En 1931, el co
tasa de crecimiento promedio del 7% anual. mercio exterior continuaba en crisis, el Estado
Continuando el proceso de la década anterior, debía cuatro meses de sueldos y era notoria la
este crecimiento obedeció a la caída de las irn retracción del circulante, por lo que el Gobier
portaciones y un proceso de sustitución de los no decidió emitir sin respaldo metálico y bus
productos extranjeros. La estabilidad del sala car el equilibrio fiscal que, tras un esfuerzo de
rio real, el aumento de las obras del Estado y varios años, se logró en 1935. En 1933 se in
de los capitales extranjeros impulsaron este corporaron al gabinete Federico Pinedo y Raúl
crecimiento, pero la dimensión de las empre Prebisch, se crearon el control de cambios,
sas, en promedio, decreció en vez de aumen nuevos impuestos, reducciones de gastos y de
tar. Por último, durante la Segunda Guerra salarios, subsidios a la agricultura y a la carne.
32 Mundial, el proceso de sustitución creció, Desde entonces se hizo evidente la superación
INTRODUCCIÓN
de la crisis y el crecimiento del producto bru ra sin precedentes en el siglo, como resultado
to intemo. El pacto Roca-Runciman, además de las tasas de interés libres y la garantía esta
de asegurar la venta de carne al Reino Unido, tal de los depósitos, que estimuló la irrespon
aunque no en las condiciones ideales, permi sabilidad de ciertos agentes financieros y tasas
tió liberar grandes cantidades de moneda blo altísimas. El público trasladó buena parte de
queadas en Gran Bretaña. El aumento de las sus activos financieros a moneda extranjera y
obras públicas contribuyó a reactivar el mer sus depósitos a bancos estatales o extranjeros;
cado interno y mejorar la infraestructura de muchos bancos privados se vieron en serias
comunicaciones. En 1935 se creó el Banco dificultades, pero buena parte de ellos logra
Central, con facultades de control del sistema ron recuperarse, aunque las secuelas de la cri
bancario y de otorgar redescuento. sis perduraron por años.
Desde 1939, la creciente actividad econó
mica del Estado produjo el retorno a los défi
cit fiscales abultados, que en 1945 superaron el LA VIDA COTIDIANA
las modestas se reducía a una corta vuelta que Un gran cambio en la vida cotidiana fue el
recibía el mote irónico de “la vuelta del perro”. cinematógrafo, sobre todo a partir del cine
Pero aun una capital como Buenos Aires, con sonoro. Desde la década del treinta, además
pretensiones europeas tuvo, hasta fines de los de las salas céntricas, se expandieron los cines
cincuenta, áreas de paseo, que lógicamente por los barrios, de modo de constituir una di
iban cambiando cuando el lugar escogido por versión accesible sin necesidad de ir hasta el
los elegantes comenzaba a ser invadido por los Centro. La popularidad del cine llevó a la
sectores medios que pretendían legitimar su construcción de grandes salas, y en el centro
ascenso social. Esa función fue desempeñada de la Capital se agruparon en zonas como la
por la calle Florida, por los parques de Paler calle Lavalle. La aparición de la televisión en
mo, luego por Plaza Francia. A partir de en la década del cincuenta, modificó estos hábi
tonces el paseo sólo subsistió para los sectores tos; la gente dejó de ir con tanta frecuencia al
populares: la Costanera Sud y la Costanera cine y las salas de barrio fueron cayendo en su
Norte, sucesivamente. La gente de más recur mayoría. Hacia el final de este tiempo, apare
sos se dedicó a ir a los clubes que ya tenían sus ce otro tipo de entretenimiento que podría
versiones con parques, piletas de natación y mos llamar el espectáculo multitudinario.
canchas de juegos diversos. Algunos, como el Grupos orquestales, solistas o cantantes que
Club Universitario Buenos Aires, iniciaron la comenzaron convocando multitudes en tea
práctica del barrio propio, precursor de los tros y cines, empienzan a actuar en espacios
“country-clubs” y de los barrios cerrados de mayores. El Luna Park y más tarde los esta
los suburbios elegantes. dios de fútbol, van a ser el ámbito de concen
Otra transformación de los hábitos derivó tración de multitudes, en las que predominan
de la aparición, en la década del veinte, de la los adolescentes. ’
radiofonía. La difusión masiva de la radio fue La familia rígida, patriarcal, comienza a
rápida, dirigida en buena parte a una audien desaparecer; los jóvenes comienzan a ejercer
cia femenina que podía escuchar la radio más su libertad; las mujeres acceden a la uni
mientras realizaba las tareas hogareñas coti versidad y con el correr de pocos años, compi
dianas; ellas eran también las receptoras de la ten con los varones en las cátedras superiores.
propaganda, reforzando su natural capacidad También la calle cambia su fisonomía: desapa
persuasiva. Las radios fueron multiplicando recen los vendedores ambulantes y los tran
sus programas, especializándose algunas en vías; los colectivos, creación porteña, crecen
cierto tipo de emisiones —música clásica, po en tamaño hasta parecer verdaderos ómnibus.
pular, deportes—. En 1951 hizo irrupción en La música abandona la calle, los teatros líricos
los hogares la televisión, que hacia 1978 co y los de revistas musicales se mantienen por la
menzó las emisiones en color. Hasta fines de devoción de un público fiel pero minoritario.
este período estuvo bajo control oficial y aun La música en la casa no es practicada sino sim
que su difusión fue impresionante, no destro plemente oída. Los discos de larga duración,
nó a la radio que permitía oír y trabajar al luego los cassettes y, al final, los discos com
mismo tiempo y que mantuvo su dominio en pactos, crean una cultura en la que prima la
34 la mayoría de las áreas rurales. música comercial.
INTRODUCCIÓN
la caída del peronismo hasta su retorno, los atender el crecimiento constante de la matrí
cambios mayores fueron asegurar la autono cula estudiantil. El golpe de Estado de 1976
mía total de las universidades en materia de provocó una nueva intervención de las uni
gobierno y designación de profesores y autori versidades. El restablecimiento de la regulari
zar la creación de universidades privadas dad de clases y exámenes y el desbande de los
(1955). Al año siguiente secreó el Consejo In activistas hicieron cesar la agitación. Pero pese
teruniversitario. La creación de las universida a la programación de reformas que asegura
des privadas debía ser reglamentada por de ban la autonomía universitaria, el ambiente se
creto, lo que dio lugar a una apasionada —y fue politizando nuevamente y se creó en pro
politizada- discusión que postergó la solución fesores y alumnos un clima de inseguridad y
definitiva hasta 1958, cuando tras un arduo de frustración, mientras los problemas funda
debate, que abarcó desde las calles al Congre mentales no se resolvían. Por ello, no fueron
so, se sancionó la ley 14.557 que autorizaba el pocos los que, en uno y otro nivel, optaron por
establecimiento de universidades de propie la emigración.
dad privada. Como consecuencia de este en
frentamiento, el movimiento estudiantil do
minante, FUBA, que sostenía el monopolio DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
la Misión para el Estudio de las Patologías Re tirse las contribuciones de Anquin, Astrada,
gionales, el Instituto de Clínica Quirúrgica, Estiú, Rizieri Frondizi, Pucciarelli, Vasallo,
etc., que llevaron a una verdadera transforma García Estrada y otros. Los filósofos católicos
ción de la clínica médica, basada en la fisiopa contribuyeron con la obra de Casares, Derisi,
tología. Al promediar el período, se crearon el Castellani, Sepich, Quiles y varios más. Nueva
Instituto de Biología y Medicina Experimental, mente, las menciones pecan de injustas con
el Centro de Investigaciones Cardíológicas, el los omitidos.
Instituto Nacional de Endocrinología, etc. Fi Uno de los campos en que la cultura ar
guras de nivel excepcional, como Bernardo gentina brilla con luz propia es la literatura,
Houssay, Alois Bachmann, Horacio Damiano donde se cultivaron casi todos los géneros y
vich, Pablo Negroni, Salvador Mazza, Luis F. corrientes con inusual éxito. Muchos de sus
Leloir y muchos otros llevaron la ciencia bio autores alcanzaron fama nacional y no fueron
médica argentina a un nivel internacional, en pocos los que adquirieron brillo internacio
el que Houssay y Leloir merecieron sendos nal. Si al comienzo del período hubo figuras
premios Nobel. Son tantos los científicos des como Horacio Quiroga y Ricardo Güiraldes,
tacados que el espacio disponible impide men se destacaron en su tiempo medio Eduardo
cionarlos, aun cayendo en notorias injusticias Mallea, Francisco Luis Bernárdez, Roberto
hacia los omitidos. Todos trabajaron sin apo Arlt y Leopoldo Marechal, quienes fueron se
yos estatales y permanentes, hasta que durante guidos por escritores como Ricardo Molinari,
el gobiemo de Iusto se dotó de un fondo a la Jorge Luis Borges —figura emblemática—, Julio
Asociación Argentina para el Progreso de la Cortázar, Ernesto Sabato, Adolfo Bioy Casares
Ciencia. La Fundación Campomar y otras ins y Enrique Anderson Imbert. Si Borges y Cor
tituciones privadas dieron marco y cauce a los tázar fueron involuntarios popularizadores de
investigadores. A partir de 1945 se tropezó con la literatura del mejor nivel, Victoria Ocampo
una penetración de la política en el campo fue una gran promotora y encauzadora de las
científico, que provocó durante una década bellas letras, a través de la revista Sur y de los
una emigración de científicos, entre ellos César cenáculos literarios que organizó.
Milstein, quien al terminar el período aquí tra Las artes plásticas comienzan con pintores
tado, también mereció el premio Nobel por sus influídos por el irnpresionismo y el manchis
investigaciones que, comenzadas en el país, mo italiano, entre los cuales se destacaron Fer
culminaron en Inglaterra. Poco después, en nando Fader y Malinverno, cuyos temas fueron
1958, se creó el CONICET. principalmente los paisajes criollos. Por otra
La filosofía positivista concluía su ciclo parte, se procuró una búsqueda de lo prirniti
cuando, en 1916, visitó el país por primera vez vo y un rescate Costumbrista con Gómez Cor
José Ortega y Gasset. El espiritualísmo comen net y Gramajo Gutiérrez. Mientras un grupo
zó a abrirse camino con Alejandro Korn, Co de artistas proclarnaba el retorno al orden clá
riolano Alberini y Alberto Rougés. Los estu sico -Horacio Butler, Basaldúa, Alfredo Gui
dios filosóficos tuvieron un importante sostén do—, hizo su aparición el vanguardismo, que
en la obra de Francisco Romero y el Congreso fue figura dominante en los años cuarenta, con
38 Nacional de Filosofía de 1949. No deben omi Emilio Pettoruti y Xul Solar. Mientras la escue
INTRODUCCIÓN
la abstracta tenía su representante más conspi tonces en la falta de celuloide y el país pierde,
cuo en Del Prete, el expresionismo fue el carn en manos de México, el mercado conseguido.
po en que se destacaron Raquel Fomer y Car El peronismo trae también consigo el exilio,
los Alonso. Deudores del arte italiano y voluntario o forzoso, de muchos artistas y di
eximios muralistas fueron Lino Spilirnbergo, rectores. Con la caída de Perón se produce un
Raúl Soldi y Antonio Berni. Un carácter pecu retomo que no aporta demasiado brillo, pero
liar tuvo la escuela de la Boca, encabezada por surgen nuevos directores de la talla de Fernan
Benito Quinquela Martín. Mientras en el gra do Ayala, Leopoldo Torre Nilsson y Manuel
bado se destacó la obra de Alfredo Guido, algu Antín. Tras ellos viene la llamada generación
nos dibujantes cultivaron con éxito la ilustra del sesenta, grupo heterogéneo que opuso un
ción de difusión masiva: Alejandro Sirio, Iuan cine de expresión al cine de espectáculo. Por
Carlos Alonso y, en veta caricaturística, Ra esos años, aproximadamente, nace la Escuela
món Columba. Los años sesenta se caracteri de Cine Documental de Santa Fe y aparecen los
zaron por la irrupción del Pop Art, mientras films etno-antropológicos de Iorge Prelorán.
que a partir de los setenta hay una eclosión de La década siguiente comienza con obras de re
diferentes tendencias. Todos estos artistas tu visionismo histórico, seguidas de cine político
vieron sus ámbitos de reunión y de formación y aun militante. Durante los años del Proceso,
de discípulos: Amigos del Arte, Ver y Estimar, pese a las restricciones a la expresión, se hacen
las galerías de exposición, las bienales hispa películas, algtmas con apoyo oficial, que con
noamericanas, el Instituto Di Tella —Marta tienen críticas fáciles de percibir al régimen
Minujin- y el Centro de Artes y Ciencias imperante. En medio de la mediocridad de un
(CAYC), con Clorindo Testa, Luis Benedit y cine de entretenimiento, surgen cineastas me
otros. ritorios: Adolfo Aristarain, Alejandro Doria y
La cinematografía aparece tempranamen María Luisa Bemberg, única figura femenina
te en la Argentina —el primer film es de 1897 de alto nivel en nuestra cinematografía.
pero el desarrollo del cine mudo se mantiene Éstos son, en apretada síntesis, los temas
en un plano predominantemente experimen que se tratan en los volúmenes de esta cuarta
tal. Su mayor impulso, tanto creativo como de y última parte de esta Nueva Historia, que tes
espectáculo, nace con el cine sonoro. Si bien tirnonia un siglo particularmente agitado y
en 1931 se estrenan películas protagonizadas con profundos vaivenes en nuestra vida nacio
por Carlos Gardel, filmadas en Francia, la pri nal. Hoy parece predominar en ciertos am
mera película sonora y nacional fue estrenada bientes y mentalidades una sensación de in
en 1933. En ese momento nacen las primeras certidumbre y de frustración. La lectura de
productoras industriales —los “estudios’Ï- y estos volúmenes sobre la historia del azaroso
aparecen los primeros directores de prestigio: siglo XX, y la de los tomos anteriores, tal vez
Romero, Soffici, Amadori, Saslavski, Mugica y ponga en evidencia que los pueblos sólo supe
Demare. Desde entonces hasta 1943 es la épo ran los desafíos que les propone su evolución
ca de oro del cine argentino, que conquista el cuando la confianza y la voluntad alimentan
mercado latinoamericano. Las consecuencias su acción comunitaria; en otras palabras, ellos
de la neutralidad argentina se hacen sentir en son los responsables de su destino. 39
I. POBLACIÓN Y SOCIEDAD
1. LA POBLACIÓN
Gladys Masse’
Los fenómenos demográficos a los que manifestar tasas inferiores al 20 por mil desde
asiste la población de la Argentina a comien la segtmda posguerra en adelante.
zos de la Primera Guerra Mundial son total Esta reducción del ritmo de crecimiento es
mente diferentes de aquellos que conviven con resultado del efecto combinado de dos fenó
los ecos de la Guerra de las Malvinas, durante menos demográficos: la pronunciada disminu
los últimos años de gobierno del llamado Pro ción del aporte inmigratorio, en especial con
ceso de Reorganización Nacional. Los sesenta posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, y
y seis años que median entre 1914 y 1980 el proceso de transición demográfica que se tra
constituyen para la Argentina un período de duce en un bajo crecimiento vegetativo o natu
profundos cambios demográficos y de vastas ral, producto de la simultánea caída de los ni
transformaciones políticas, económicas y so veles de natalidad y mortalidad.
ciales. En cuanto al cambio en la composición por
La desaceleración del ritmo de creci origen de la migración, a principios del siglo XX
miento de la población, la disminución del el componente del flujo migratorio es en su
aporte inmigratorio, el cambio en la compo amplia mayoría europeo. Al promediar el siglo,
sición por origen de la inmigración, la evo los países limítrofes conforman el área de ori
lución hacia una etapa demográfica postran gen preferencial de la migración intemacional.
sicional caracterizada por la tendencia al Con respecto a la estructura por edad y se
envejecimiento y feminización de la pobla xo de la población, la Argentina de la década
ción, sumados a una notable concentración del Centenario manifiesta una composición
demográfica en los grandes aglomerados ur demográfica joven y con predominio masculi
banos, integra el conjunto de los principales no. Al promediar el siglo XX se observa una
aspectos demográficos que distinguen al pe población madura y en proceso de envejeci
ríodo. miento, mientras que hacia fines del mismo se
El ritmo de crecimiento dela población, que trata ya de una población envejecida y con
alcanza su máximo nivel hacia la década del preeminencia femenina.
Centenario con una tasa media anual de creci La redistribución espacial de la población y
miento superior al 30 por mil, decrece paula el acentuado proceso de urbanización incre
tinamente a partir de los años treinta, y pasa a mentan y profundizan los históricos contras 43
POBLAClÓN Y SOCIEDAD
tes regionales en el interior del país. Desde a la producción de alimentos para satisfacer
sus orígenes, la Argentina intenta organizar la demanda de los países industrializados. Sin
su espacio como resultado de una especie de embargo, la crisis económica iniciada en
contrapunto entre el Interior y Buenos Aires, 1929 marca el final de aquella etapa e inaugu
finalmente definido en el siglo XX a favor del ra el comienzo de una nueva estrategia para
puerto-capital-centro industrial que polariza hacer frente a un mercado internacional que
de manera cada vez mayor el crecimiento reduce bruscamente su comercio, cambia su
económico y demográfico. El Área Metropo tendencia expansiva y enfrenta una fuerte
litana (formada por la ciudad de Buenos Ai caída de precios. Con posterioridad al golpe
res y diecinueve partidos del Gran Buenos de Estado que derroca al presidente radical
Aires) adquiere un dinamismo demográfico Yrigoyen (1930), la estrategia económica, si
y económico que conlleva a aglutinar aproxi bien continúa siendo capitalista dependiente,
madamente la tercera parte de la población apunta a basarse fundamentalmente en la in
del país desde 1960. dustrialización sustitutiva de importaciones
Ya distantes en el tiempo los ecos de las que perdura durante casi cincuenta años, con
guerras de la independencia y la compleja ta sensibles diferencias entre las tres estrategias
rea de la organización del Estado argentino, que se suceden: “justícialista” (1945-1955),
estos profundos cambios demográficos se “desarrollista” (1958-1972) y “aperturista”
hacen evidentes en un marco de transforma (1976-1983).
ciones políticas, económicas y sociales. Des La primera etapa de ese proceso se inicia
de el punto de vista político, durante la déca aproximadamente hacia 1930 y transcurre
da del Centenario la Argentina presencia el hasta después de finalizada la Segunda Guerra
crecimiento y afianzamiento de los sectores Mundial. En ella se promueve el desplaza
medios, cuya integración política se ve facili miento dinámico de la actividad económica
tada a partir de la asunción del poder por el del sector primario exportador al industrial.
radicalismo en 1916. La rebelión militar de Se produce entonces una industria liviana,
1930 quiebra el orden constitucional por orientada hacia el mercado interno, en la que
primera vez en el siglo. La población asiste sobresalen los productos textiles, que lideran
desde entonces y hasta 1983 a la sucesión de el proceso de sustitución, así como los de ali
gobiernos “de facto”, que detentan el poder mentación y bebidas, que en conjunto ya
político a partir de golpes de Estado, y go constituían industrias tradicionales del país.
biernos “de derecho” de origen radical, justi Finalizada la Segunda Guerra Mundial, se
cialista o desarrollista. profundiza el proceso a partir de encarar el
Desde el punto de vista de las transfor desarrollo de industrias básicas y de mayor
maciones económicas, la estrategia agroex envergadura, como por ejemplo siderurgia y
portadora que perdura en el país hasta la ter producción de bienes más complejos -elec
cera década del siglo XX, promueve un trodomésticos, automóviles—. El gobierno
desarrollo capitalista dependiente basado en justícialista (1946-1955) desarrolla una es
la afluencia de capital y mano de obra extran trategia económica de redistribución de in
jeros que, asociados al fértil suelo, se destinan gresos hacia los sectores asalariados. De esta
LA POBLACION
1960
1970 20.013.793 1947-1960 18
1980 27.949.480 1970-1980 16
23.364.431 1960-1970 18
Fuente: Indec (1993).
GRÁFICO l
CRECIMIENTO TOTAL DE LA POBLACIÓN (CT)
(CT = CRECIMIENTO vEcETATIvO + TAsA DE MIGRACION NETA)
TOTAL DEL PAIS 1910-1980
40
GRÁFICO 2
TASAS DE CRECIMIENTO MEDIO ANUAL INTERCENSAL SEGÚN REGIONES
1914-1980
0lI
l9l4-l947 1947-1960 1960-1970 1970-1980
-— Total — — Patagonia — — 12338223C 1 Noroeste — Cuyo ----- Litoral — — fieetïopolitana
Períodos interoensales
Fuente: Cuadro 2 del Anexo
Nota: Area Metropolitana: ciudad de Buenos Aires y 19 partidos del Gran Buenos Aires: Litoral: resto de los partidos de la provincia de
Buenos Aires, Santa Fe y Entre Rios; Nordeste: Corrientes, Misiones, Chaco y Fonnosa; Centro/Noroeste: Córdoba, La Pampa, Tucu
mán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Salta y Jujuy; Patagonia: Chubut, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
La ciudad de Buenos Aires muestra un Del resto de las regiones del país, Cuyo es
perfil demográfico propio y particular. Su ca la única que presenta un comportamiento del
racterística esencial es la constante disminu ritmo de crecimiento demográfico similar al
ción del ritmo de crecimiento hasta prome que manifiesta el Área Metropolitana, pero
diar el siglo XX, para pasar al estancamiento a con niveles sustantivarnente inferiores (véase
partir de una tasa de crecimiento intercensal el gráfico 2). En este caso, la industria vitiviní
nula en 1960- 1970, e incluso negativa durante cola origina la prosperidad de la región, que
1947-1960 y 1970-1980 (véase el cuadro 2 del amplía sus posibilidades con el cultivo de oli
Anexo). vares y la horticultura. La cosecha de frutas,
En consecuencia, el crecimiento demo nueces y guindas y la fabricación de conservas,
gráfico del Area Metropolitana se sustenta dulces y mermeladas son también actividades
básicamente en el que muestran los dieci que atraen inmigración interprovincial.
nueve partidos del conurbano bonaerense a Por su parte, el Litoral muestra una disrni
partir de la fuerte atracción que ejerce el nudón del ritmo de crecimiento de la población
Gran Buenos Aires respecto del resto de las en el período 1914-1960, de tendencia similar al
regiones del país, incluida la provincia del que manifiesta el total nacional pero con niveles
mismo nombre. Producto del modelo eco inferiores a este último. Las áreas cerealeras que
nómico de industrialización sustitutiva de conforman la región -otrora ligadas al auge del
importaciones, el Gran Buenos Aires se erige crecimiento demográfico producto del asenta
en el principal centro industrial del país y miento de una importante parte del flujo mi
por ende en área de atracción de la migra gratorio de origen intemacíonal, proveniente en
ción interna e internacional -en su amplia su mayoría de países europeos- vivencian este
mayoría originaria de los países limítrofes-, descenso en su ritmo de crecimiento. El proceso
provocando gran parte del elevado incre económico de industrialización sustitutiva de
mento demográfico de la zona durante el pe importaciones convierte a una parte de la re
ríodo 1914-1970. Entre 1914 y 1947, la tasa gión en área expulsora de población en edades
anual media de crecimiento intercensal al activas, como consecuencia del largo período de
canza valores que superan al del promedio estancamiento que afecta al sector agrícola
nacional, y entre 1947 y 1960 llega a tripli pampeano hasta la década de los sesenta y la
carlo (véase el cuadro 2 del Anexo). Luego, la atracción ejercida por los cordones industriales
disminución de los niveles de crecimiento de la provincia de Buenos Aires, de Rosario y, en
demográfico que manifiesta la década de los menor medida, de la ciudad de Buenos Aires. A
setenta, refleja en parte los efectos del agota partir de 1960 y hasta 1980, la tasa anual media
miento del modelo económico “desarrollista” de crecimiento demográfico de la región pre
así como el surgimiento de una estrategia senta una ligera recuperación, pero siempre con
“aperturista” que trata de inducir la instalación valores inferiores al total del país. Luego de la fa
de polos industriales en otras jurisdicciones se de estancamiento, a partir de 1970 la agricul
del país, en un intento por descomprimir las tura parnpeana manifiesta el comienzo de una
grandes concentraciones obreras en el princi consecuente recuperación del crecimiento eco
48 pal centro urbano. nómico y demográfico.
LA POBLACIÓN
lle del Río Negro constituyen áreas de recep nientes de los países meridionales del conti
ción para los recién llegados. nente sudamericano, incluida la Argentina.
La crisis económica iniciada en 1929 mar En la Argentina, dos quinquenios mere
ca el final de la etapa agroexportadora y el co cen una atención especial por el hecho de re
mienzo de una nueva estrategia para hacer gistrarse saldos migratorios internacionales
frente a un mercado internacional que se con negativos: los correspondientes a 1915-1919 y
trae. La Argentina restringe de manera obliga a 1975-1979 (véase el gráfico l). En el prirne
da la inmigración con el propósito de no agra ro, la finalización de la Primera Guerra Mun
var los niveles de desempleo, en tanto que dial motiva el retorno de inmigrantes euro
algunos países europeos limitan la salida de peos a sus lugares de origen, y en el segundo,
ciudadanos ante la inseguridad política inter la instauración del denominado Proceso de
nacional. Producto del efecto combinado de Reorganización Nacional en el país, sumado a
estas modificaciones en el contexto nacional e la demanda de mano de obra resultante del de
internacional, el volumen inmigratorio hacia sarrollo europeo, incrementa la emigración de
la Argentina comienza a disminuir de manera argentinos hacia el exterior. Este último suce
significativa y muestra un descenso sin retor so, que comienza a hacerse visible a partir de
no (véase el gráfico 1). mediados del siglo XX, alcanza su máxima ex
Hacia finales de la década de 1930, el ini presión en la década de los setenta. Fenómeno
cio de la Segimda Guerra Mundial provoca la inédito hasta ese momento en el otrora país de
completa interrupción del flujo inmigratorio. inmigrantes, se considera que entre 1955 y
El saldo migratorio llega a descender el 75 por 1985 emigran aproximadamente unos 650.000
ciento, para mostrar un leve repunte sólo en el argentinos.
período de la segunda posguerra. Al prome
diar el siglo XX, la destrucción de gran parte LA EVOLUCIÓN DE LA MORTALIDAD
da de las tasas de mortalidad y de natalidad se cia declinante más suave, a diferencia de la que
produce de manera simultánea e, inclusive, su manifiesta el saldo migratorio (compárense
trayectoria es paralela, mostrando una decli los gráficos 3 y l).
nación suave y pareja que descarta la posibili Los diversos ciclos del crecimiento vegeta
dad de generar una explosión demográfica al tivo se originan en las variaciones que mani
estilo del viejo continente (véase el gráfico 3). fiestan los respectivos niveles de natalidad y
I El crecimiento vegetativo o natural, el com mortalidad en la población. En la Argentina
ponente demográfico más estable respecto del evolucionan de manera paulatina desde tasas
crecimiento total de la población entre 1914 y brutas de natalidad y de mortalidad de 39,2 y
1980, desciende de manera paulatina desde un 19,7 por mil, respectivamente, para 1914, ha
nivel del 19,5 por mil en 1914, hasta 14,7 por cia una etapa demográfica postransicional ca
mil en 1980. Si bien este fenómeno manifiesta racterizada por sus bajos niveles (23,1 y 8,5
una serie de oscilaciones periódicas, sus ciclos por mil, respectivamente) para 1980 (véase el
presentan períodos más largos y una tenden gráfico 3).
GRÁFICO 3
CRECIMIENTO VEGETATIVO (CV)
(CV = TAsA BRUTA DE NATALIDAD — TAsA BRUTA DE MoRTALIDAD)
ToTAL DEL PAIS 1914-1980
40
20 —
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Periodos quinquenales
Fuente: Cuadro l del Anexo. 51
POBLACIÓN Y SOCIEDAI)
Se detecta una primera etapa de ascenso se observa un nuevo descenso del crecimiento
del crecimiento vegetativo, cuyo nivel más al natural, producto de la continua disminución
to se expresa hacia mediados de la década de de la natalidad y el simultáneo estancamiento
1920, producto de un descenso relativo más del nivel de la tasa bruta de mortalidad desde
pronunciado de los niveles de mortalidad. mediados del siglo XX en adelante. Al finalizar
Luego, el crecimiento natural manifiesta una la década de los setenta se observa un leve in
disminución hasta fines de la década de los cremento del crecimiento vegetativo por efec
treinta, consecuencia del mayor descenso rela to de un aumento en los niveles de natalidad.
tivo producido en la tasa bruta de natalidad.
Durante esta etapa y aproximadamente hacia Cambios de la mortalidad general
1942, la tasa bruta de natalidad disminuye
hasta un nivel del 24,2 por mil. Este hecho re La disminución de los niveles de mortali
sulta sumamente significativo, dado que un dad es una constante en la Argentina del siglo
valor de la tasa inferior al 30 por mil indica XX. Ello representa pasar de 15 defunciones
que una población practica la limitación vo por cada mil habitantes en 1914, a menos de 8
luntaria de los nacimientos de manera genera hacia 1980; es decir que se reduce práctica
lizada y eficaz. mente a la mitad de su nivel inicial. La “espe
Una recuperación parcial de la tasa de cre ranza de vida al nacer” aumenta de un nivel
cimiento vegetativo se detecta entre principios estimado de 48,5 años para ambos sexos du
de la década de los cuarenta y mediados de la rante el período 1913-1915, a 68,9 años para
de los cincuenta, cuyo efecto esta vez es gene 1980-1981. El aumento significa una ganancia
rado por una leve recuperación de la natalidad de alrededor de 20 años durante un período
y una fuerte disminución de la tasa bruta de aproximado de sesenta y seis años (véase el
mortalidad. Durante la década de los sesenta cuadro 2).
CUADRO 2
TAsA BRUTA DE MORTALIDAD (TBM), ESPERANZA DE VIDA AJ. NACER (EN AÑOS)
E INCREMENTO ANUAL MEDIO SEGÚN sExo Y TASA DE MoRrALIDAD INEANTIL (TMI)
TOTAL DEL PAIS 1914-1980
sexos de años
(por mil) Ambos Mujer Varón Diferencia Varón Mujer (por mil)
entre los sexos
1914 15,2 48,5 47,6 49,7 2,1 0,9 1,0 116,1
1947 9,9 61,1 59,1 63,6 4,5 0,4 0,4 77,7
1960 8,6 66,4 63,7 69,5 5,9 0,4 0,5 62,4
1970 9,5 65,6 61,9 69,7 7,8 -0,2 0,0 61,2
1980 8,6 68,9 65,5 72,7 7,2 0,4 0,3 33,4
52 Fuente: Indec (1997).
LA POBLACIÓN
Desde 1914 y hasta 1960, el descenso de pecial a las mujeres, ampliando dicho diferen
la mortalidad adquiere un ritmo uniforme cial a medida que se avanza en ganar años a la
que equivale a una ganancia de 0,4 años de vida para la población en general. Si en 1914 la
sobrevida por año calendario. Entre 1947 y diferencia de la esperanza de vida al nacer es
1965 se registra el aumento más notorio de de algo más de 2 años a favor de las mujeres, la
la esperanza de vida en ambos sexos. A par misma supera los 7 años para 1980 (véase el
tir de la década de los cuarenta, asociado a cuadro 2).
los avances de la medicina, la introducción Con respecto a la estructura de la morta
de la sulfamida y la penicilina, las drogas an lidad según causas de muerte, a principios
tibacterianas y los procedimientos de inmu del siglo XX prevalecen las enfermedades in
nización, sumados al progreso en la provi fecciosas y parasitarias como causa de muer
sión de agua corriente y cloacas, y la te de niños y jóvenes. Al promediar el siglo se
concientización de las normas higiénicas en refleja la persistencia, aunque un tanto
el cuidado de los niños, se contribuye de ma amenguada, de las enfermedades infecciosas,
nera decisiva a la reducción de las enferme la diarrea y enteritis entre los niños y la tu
dades infectocontagiosas. Sin embargo, a berculosis entre los jóvenes; pero ya hacia
medida que se suman años a la vida, las ga 1950 aparecen las enfermedades cerebrovas
nancias son menores, dado que la mortali culares como principal causa de muerte, lu
dad comienza a concentrarse en patologías gar que no habrán de ceder desde esa fecha
-cerebrovasculares y tumorales- cuya inci en adelante. A medida que nos acercamos a
dencia es difícil de reducir. 1980, la estructura de la mortalidad presenta
El descenso de la mortalidad beneficia a la una reducida proporción —descendente a
población de manera diferencial según su medida que aumenta la esperanza de vida
edad. Los primeros beneficiados en la declina de mortalidad por causas exógenas —infec
ción de la mortalidad son los jóvenes y los ni ciosas y parasitarias-; un alto porcentaje de
ños, quienes entre 1930 y 1950 reducen en un las enfermedades tumorales y cardiovascula
50 por ciento su peso relativo sobre el total de res, y una proporción significativa de muer
defunciones. La mayor importancia relativa la tes por violencia y accidentes.
detenta el grupo de edad entre los 5 y 15 años. Por su parte, la mortalidad infantil en la
Se advierten marcadas disminuciones en los Argentina manifiesta un descenso significati
tramos de edad adolescente y adulta joven, vo y continuo entre 1914 y 1980, que repre
aunque no tan importantes como en el grupo senta pasar de 116 defunciones de menores de
de edad anteriormente mencionado. Menor un año por cada mil nacidos vivos al inicio del
importancia relativa adquiere la disminución período, hasta reducirse a 33 defunciones in
en los primeros cinco años de vida (que inclu fantiles hacia el final del mismo. Si bien pare
ye la mortalidad de menores de un año) y en ciera que la disminución de los niveles de
las edades adultas. mortalidad infantil se estancan entre 1947 y
Si bien la vida medía femenina supera en 1970, entre 1970 y 1980 se aprecia una impor
todas las épocas a la masculina, el incremento tante caída que representa una reducción a la
en la ganancia en años de vida beneficia en es mitad en sólo diez años (véase el cuadro 2), 53
POBLACION Y SOCIEDAD
disminución similar a la acontecida entre yor que las dos áreas mencionadas a princi
1910 y 1915, signada por grandes avances en la pios del periodo, mejora su situación relati
farmacología. En general, los cambios más efi va hacia 1960, hasta alcanzar una esperanza
caces que contribuyen a la reducción de la de vida similar a la de la población de la re
mortalidad infantil en el país están asociados a gión del Litoral. El Nordeste, por su parte,
una más adecuada infraestructura hospitala manifiesta una situación intermedia entre
ria y a la ampliación de la atención primaria los niveles de mortalidad del Noroeste y de
de la madre y del niño, y a la extensión del ni Cuyo. El Noroeste se presenta siempre parti
vel educativo de la madre y de la urbanización, cularmente rezagado respecto de las restan
que permite un rápido acceso a los servicios tes regiones del país. Hacia 1914 su nivel de
de salud. mortalidad, aunque más elevado, se aproxi
ma al que presenta la región de Cuyo. Sin
Diferencias de mortalidad general embargo, cuarenta y seis años más tarde, a
entre regiones diferencia de la región cuyana, todavía
muestra una mortalidad muy superior a las
La evolución general de la mortalidad en demás regiones del país. La Patagonia, re
la Argentina esconde significativas diferencias gión para la que recién en 1960 se cuenta
regionales, que si bien tienden a atenuarse a con información estadística acerca del nivel
medida que transcurre el siglo Di, todavía se de la mortalidad, también presenta altos ni
hacen visibles incluso en 1980. veles de mortalidad, similares a los de la re
La ciudad de Buenos Aires y la región del gión Noroeste, hasta 1980 inclusive. Para
Litoral manifiestan históricamente una 1980 si bien todas las poblaciones han gana
mortalidad mucho menor que el resto de las do años a la vida, las diferencias entre regio
jurisdicciones del país y también resultan nes todavía subsisten: un niño nacido en la
menores sus consecuentes ganancias compa ciudad de Buenos Aires se espera que viva en
rativas a medida que avanza el siglo XX. Cu promedio 8,5 años más que otro nacido en
yo, con un nivel de mortalidad mucho ma el mismo momento pero en Jujuy.
CUADRO 3
ESPERANZA DE VIDA AL NACER (EN mos) AMBOS sExos
SEGUN REGIONES 1914-1980
CUADRO 4
TAsA BRUTA DE NATALIDAD (TBN) Y TAsA GLOBAL DE FECUNDIDAD (TGF)
litoral argentino, implica una disminución de y 1980. En este caso, la región también presen
la distancia de los niveles de fecundidad entre ta signos de relativa estabilidad a partir de la
estas últimas y el resto de las regiones del país, década de 1940. Sin embargo, se constata la
en tanto se mantiene prácticamente constante existencia de una emigración hacia otras pro
la jerarquía regional. vincias más desarrolladas, que es compensada
por las tasas de natalidad registradas en la re
gión, las más elevadas del país. La Patagonia
DISTRIBUCIÓN ESPACIAL DE LA POBLACIÓN sigue un lento pero ininterrumpido proceso
de incremento relativo de su población res
DISTRIBUCIÓN REGIONAL pecto de la del total del pais. La región es la
más despoblada del territorio nacional; sin
El proceso de distribución regional de la po embargo, mejora su situación relativa de ma
blación en la Argentina entre 1914 y 1980 está nera pausada pero constante desde el 1,4 por
fuertemente ligado al fenómeno de concentra ciento en 1914, hasta el 3,7 por ciento para
ción demográfica en el Área Metropolitana 1980 (véase el gráfico 4).
de Buenos Aires. El peso relativo de su po Este fenómeno de redistribución de la po
blación crece en forma continua, desde apro blación en el espacio geográfico es producto
ximadamente el 26 por ciento en 1914 hasta un del efecto combinado de los componentes de
máximo del 36 por ciento en 1970, para detener mográficos básicos: el crecimiento vegetativo
su hasta entonces constante incremento y man y la migración internacional e interna —tanto
tenerse prácticamente estable en el 35 por cien de nativos como de extranjeros—. Habida
to en 1980. cuenta de la importante caída que ostentan
La región del Litoral, otrora zona de atrac tanto la fecundidad como los volúmenes de
ción migratoria y de incesante incremento de migración internacional, así como del efecto
mográfico, reduce su importancia relativa des secundario que ejerce el descenso de los nive
de poco más del 37 por ciento de la población les de mortalidad, el principal factor de la re
del país en 1914, a ni siquiera alcanzar el 27 distribución espacial de la población en la Ar
por ciento en 1980. La región Centro-Noroes gentina recae en la migración interna de
te, que constituyó el centro demográfico por nativos del país, en particular a partir de me
excelencia durante el período colonial, tam diados del siglo XX. Asimismo, la desigual dis
bién pierde presencia en el contexto nacional, tribución de los habitantes en las diferentes re
disminuyendo su importancia relativa desde giones del país se vincula con factores de tipo
el 23,2 por ciento hasta el 20,1 por ciento en histórico y con circunstancias económicas.
tre 1914 y 1980. La región sólo muestra una- le Los primeros hacen referencia a las caracterís
ve recuperación del éxodo histórico de sus po ticas de la ocupación del territorio argentino
bladores recién hacia 1970-1980. Cuyo, por su en las diferentes etapas de su desarrollo, liga
parte, mantiene su peso prácticamente estable das a las formas de colonización y ocupación
desde 1914. El Nordeste manifiesta una recu del territorio. Las segundas se relacionan con
peración importante entre 1914 y 1947 y reto las riquezas naturales de cada región, con la
ma el ritmo decreciente entre esa última fecha posibilidad de su explotación y con las diver 57
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
GRÁFICO 4
DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN rom. POR REGIONES
SEGÚN mos CENSALES 1914-1980
40%
20%
0% -i
1914 1947 1960 1970 1980
Patagonia Cuyo Centro-Noroeste Nordeste “Tn Litoral Área Metropolitana
Años censales
sas políticas regionales de difusión implemen pampa húmeda. En segundo término, el desa
tadas desde el Estado nacional. De esta mane rrollo de la industria se ubica en el mismo lu
ra, el desarrollo económico durante el siglo gar, dado que allí encuentra la mayor disponi
XX, basado inicialmente en la actividad bilidad de mano de obra y también se
agroexportadora y luego en la industrializa garantiza un número importante de consu
ción sustitutiva de importaciones, localizado midores con capacidad de compra. De esta
en las otrora regiones fundadas por los con manera, el proceso de industrialización susti
quistadores de la corriente del este, contribuye tutiva de importaciones refuerza la macroce
a acentuar el histórico desequilibrio regional. falia de la zona metropolitana, atrayendo in
Entre 1914 y 1980, el centro demográfico migrantes de otras jurisdicciones del país, en
de la Argentina continúa desplazándose desde especial hasta 1970. Por último, durante el de
la región del Noroeste a la zona pampeana y cenio 1970-1980 se expresa una mayor redis
en particular, hacia el Área Metropolitana. Es tribución interna de la población a favor de
te intenso proceso de concentración se origi los desarrollos económicos regionales, a par
na, en primer término, en el desplazamiento tir de la instalación de polos industriales en
de la actividad agropecuaria -destinada a la las provincias en detrimento de la macrocefa
58 exportación y al mercado interno— hacia la lia bonaerense y vinculando el proceso tam
LA POBLACIÓN
bién con el deterioro de las condiciones so mía hasta la primera década del siglo XX in
cio-económicas en el Área Metropolitana de clusive, la depresión ataca con posterioridad a
Buenos Aires. la agricultura durante alrededor de treinta
años y se hace sentir en su consecuente demo
DISTRIBUCION PROVINCIAL gráfico.
Hacia 1914, la provincia de Santa Fe con
Entre 1914 y 1980, los diecinueve partidos forma el 11,4 por ciento de la población total
del Gran Buenos Aires aumentan de manera del país, ocupando el tercer lugar en cuanto a
sostenida e ininterrumpida su participación en tamaño, después de la ciudad y de la provin
el área, partiendo desde aproJdmadamente el 6 cia de Buenos Aires. A partir de ese momen
por ciento de la población total del país en to, su participación relativa respecto de la po
1914, hasta concentrar aproidmadamente un blación total desciende en forma lenta pero
cuarto de ella en 1980. Una vez agotado el apor continua hasta disminuir al 8,8 por ciento en
te inrnigratorio europeo, el elevado nivel de 1980. Entre sus principales aglomeraciones
concentración demográfica en el conurbano urbanas se destaca Rosario, cuyo papel co
bonaerense es producto de la transferencia de mercial y portuario, así como una importan
población rural hacia áreas urbanas y migra te actividad industrial, le impone un notable
ciones provenientes de países limítrofes. crecimiento demográfico, en especial al pro
Sin embargo, la ciudad de Buenos Aires mediar el siglo XX. Se convierte en la segunda
manifiesta una realidad demográfica diver ciudad en importancia del país, hasta que en
gente, pues pasa de reunir alrededor del 20 por 1980 cede esa posición al aglomerado de la
ciento de la población de la Argentina en ciudad de Córdoba.
1914, a no alcanzar el ll por ciento del total Entre Ríos disminuye su incidencia rela
en 1980. A medida que avanza el siglo, el de tiva desde el 5,4 por ciento para 1914 hasta
signado centro político, cultural y económico poco más de la mitad hacia 1980 (3,2 por
del país, tiende a especializarse en la presta ciento). Luego de una etapa de crecimiento
ción de servicios, en tanto la actividad indus económico basado principalmente en la agri
trial y la residencia de buena parte de su po cultura, la provincia participa durante varias
blación activa se orienta a radicarse en el décadas -en especial en las de los cincuenta y
cinturón del conurbano bonaerense, favoreci sesenta- del proceso de migración interna de
da por las mejores vías de comunicación. la población nativa del país. La incipiente
La crisis económica de 1929-1930 ejerce sustitución de importaciones iniciada en la
importantes consecuencias en la evolución Argentina durante los años treinta, el estímu
demográfica de la provincia de Buenos Aires. lo a la industrialización de bienes de consu
El resto de los partidos de dicha provincia dis mo impulsado desde mediados de 1940 hasta
minuye su importancia relativa de manera la década de los setenta y la vecindad con los
más acentuada antes de alcanzar la mitad del principales asentamientos fabriles del Gran
siglo XX, para luego decrecer más levemente. Buenos Aires y el cordón industrial Rosario
Amén de reducirse el aporte de la inmigración San Nicolás, son factores determinantes que
extranjera que proveyó de brazos a su econo contribuyen a la emigración continua de en 59
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
un ritmo de crecimiento que incluso supera al reside en otra provincia. Esta proporción se
total nacional. En 1980 su población pasa a mantiene prácticamente estable hacia 1947 —el
ocupar el sexto lugar en importancia relativa, 32 por ciento de catamarqueños vive fuera de
después de la provincia y de la ciudad de Bue la provincia-, para elevarse de manera signifi
nos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Fe, por cativa al 41 por ciento en 1970. Durante el de
su volumen demográfico. cenio 1970-1980, el éxodo disminuye y la pro
Santiago del Estero reduce su incidencia re vincia tiende a conservar una buena parte de
lativa desde el 3,3 por ciento en 1914, hasta el su crecimiento vegetativo.
2,1 por ciento en 1980. La provincia sufre el La participación relativa de La Rioja en la
gradual agotamiento de la actividad forestal y población total disminuye paulatinamente a
las condiciones adversas para otro tipo de ex partir de 1914 (1,0 por ciento) y se mantiene
plotaciones reactivan el proceso emigratorio, ya estable desde 1960 en adelante, pero con valo
pennanente, ya estacional, entre 1914 y 1947. res ínfimos desde el punto de vista cuantitati
Su población originaria provee gran parte de la vo (0,6 por ciento). Como consecuencia del
mano de obra utilizada en la zafra azucarera de nuevo orden económico nacional, mediante la
Tucumán, la cosecha algodonera en el Chaco y competencia de la producción pampeana y del
la de cereales y maíz en las provincias de la comercio internacional, el fenómeno de la
pampa húmeda. Entre 1947 y 1960, la provin emigración hacia otras provincias argentinas
cia evidencia el período más crítico de su evo pasa a constituir un proceso crónico y crecien
lución demográfica. La tasa anual media de cre te. Sin embargo, durante la década de los se
cimiento manifiesta valores negativos (-0,5 por tenta, la ciudad de La Rioja se convierte en
mil), consecuencia de la fuerte pérdida de po área de atracción de migrantes intraprovincia
blación por efecto de la emigración. Santiago les ‘que se desplazan hacia las ciudades desde
del Estero pierde alrededor de 3.000 habitantes las áreas más deprimidas, reemplazando en
en valores absolutos, cifra que supera al núme parte a las personas que emigran de allí hacia
ro de personas obtenido por crecimiento vege otras provincias.
tativo. Si bien durante el período 1960-1970 se La contraparte demográfica del Noroeste
invierte la tenden ia, la tasa expresa un ritmo corresponde a los casos salteño y jujeño. La
muy lento de crecimiento (3,9 por mil). Es re participación de la población de la provincia
cién durante la etapa 1970-1980 que se mani de Salta aumenta respecto del contexto nacio
fiesta un repunte respecto de las anteriores. nal, pasando del 1,8 por ciento en 1914, al 2,4
Catamarca es otra de las jurisdicciones que por ciento en 1980. Entrado ya el siglo XX co
no forman parte de las zonas a las que arriba mienza una nueva etapa provincial con el de
la inmigración masiva europea y a ello se su sarrollo del Chaco salteño, facilitada por la lle
ma la emigración de sus habitantes hacia las gada del ferrocarril, primero a Embarcación y
áreas de desarrollo de la región pampeana. Su después hasta la frontera con Bolivia. Salta re
importancia relativa respecto del total nacio toma entonces su fuerte crecimiento demo
nal se reduce del 1,3 por ciento en 1914, al 0,7 gráfico, que incluso permite superar el del to
por ciento en 1980. Hacia 1914, el 30 por cien tal nacional en algunos períodos. De esta
to de la población originaria de la provincia manera, si bien la provincia forma parte de 61
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
aquellas áreas expulsoras de población que a Salinas Grandes; petróleo en la cuenca del Al
través de sus corrientes de emigración contri to Bermejo; San Antonio de los Cobres, cabe
buye al crecimiento de las más desarrolladas za de rieles del ferrocarril a Antofagasta.
del país, nunca su participación asume la ca En Cuyo, la importancia relativa de la po
racterística de éxodo como se registra en otras blación de la provincia de Mendoza se incre
jurisdicciones de la región y llega incluso a menta de manera paulatina respecto del total
convertirse en zona de atracción de migrantes nacional durante todo el período 1914-1980.
internos. Al promediar el siglo XX se registra En la década del Centenario su proporción es
en ella la mayor importancia relativa de nati del 3,5 por ciento, en tanto dos años antes de
vos de otras provincias, momento que coinci la Guerra de Malvinas ella asciende al 4,3 por
de con la expansión de su frontera interna ha ciento del total. Si la industria vitivinícola
cia el nordeste, a raíz de la actividad petrolífera origina su prosperidad, el petróleo y manga
y los cultivos industriales. Incluso conservan neso, así como una refinería en Luján de Cu
do su categoría de provincia expulsora de po yo, fábricas de cemento y plantas de electro
blación, Salta mantiene en forma histórica un química y electrometalurgia que utilizan
intercambio poblacional bastante equilibrado energía de las centrales de El Nihuil, constitu
con Tucumán y Jujuy, a partir de que la base yen las actividades productivas complemen
económica de estas provincias presenta sirni tarias de la agricultura intensiva. En lo refe
lares condiciones. rente a la migración interna es evidente que la
Producto de la extraordinaria expansión escasa importancia numérica de sus saldos
de los cultivos de caña de azúcar y la actividad netos, en términos de las tasas de migración
industrial conexa, Iujuy manifiesta un intenso de los últimos períodos quinquenales, encu
crecimiento demográfico en especial al pro bre el real dinamismo de los movimientos in
mediar el siglo XX. Su incidencia se incremen terprovinciales. Si se toma en cuenta la infor
ta desde el l por ciento en 1914, al 1,5 por mación disponible para los quinquenios
ciento para 1980. Los campos de Ledesma, San 1965-1970 y 1975-1980, se verifica que Men
Pedro y Tabacal reclutan braceros para la cose doza, a la vez que pierde población por efecto
cha cañera y el trabajo en los ingenios azuca de la emigración, se ubica también como cen
reros. Ellos provienen de la Puna, de la Que tro de atracción regional y se proyecta a áreas
brada de Humahuaca e incluso de los Valles más distantes.
Calchaquies. La mano de obra temporaria de La participación de la población de la pro
sus actividades productivas también incluye a vincia de San Juan en el total nacional y en la
la inmigración limítrofe proveniente de Boli región cuyana se mantiene prácticamente con
via. A ello se suma la explotación de los yaci escasas variaciones (en 1914, el 1,5 por ciento
mientos de hierro de Zapla a partir de 1944. La y en 1980, el 1,7 por ciento) a través de todo el
expansión de la minería provocada por la Se período analizado. A pesar del trágico saldo de
gimda Guerra Mundial modifica el entorno muertes por el terremoto que destruye prácti
jujeño: plomo, plata y zinc en el yacimiento El camente la ciudad capital en 1944, su expe
Aguilar; estaño en Mina Pirquitas; azufre en riencia demográfica manifiesta una moderada
62 La Casualidad; boratos en Loaros, Cauchari y inmigración de nativos de otras provincias y
LA POBLACIÓN
Misiones, junto con el Chaco, había consti provincia hasta Embarcación en Salta, vincu
tuido la meta de corrientes de inmigrantes eu lando ambas jurisdicciones del país, promue
ropeos durante el siglo XIX. Hacia 1914, la ven el crecimiento demográfico provincial
composición de la población según origen mi (0,2 por ciento en 1914 y 1,1 por ciento en
gratorio denota su incidencia a partir de que el 1980), en especial a partir de la tercera década
38 por ciento de su población es extranjera: del siglo XX.
dos tercios de la misma, de origen limítrofe, y En la Patagonia, la participación relativa
un tercio, europeo. Con posterioridad a la Pri de la población de la provincia del Chubut en
mera Guerra Mundial se reanuda el proceso el total del país es prácticamente nula. Con un
inmigratorio, dando paso al auge de la coloni porcentaje mínimo en extremo hacia 1914
zación privada en Puerto Rico, Montecarlo, El (0,3 por ciento), no llega a alcanzar el l por
dorado, Victoria y Wanda, con predominio de ciento de la población total de la Argentina en
alemanes y polacos, suecos, ingleses y japone 1980. La etapa de incremento demográfico de
ses. A partir de 1940, efecto de la disminución la provincia está vinculada con las nuevas in
del flujo europeo de ultramar, sólo continúan dustrias de tecnología intensiva establecidas
vigentes las inmigraciones japonesa, brasileña en las ciudades localizadas al nordeste de la
y paraguaya. La provincia abastece de bienes provincia, tales como Puerto Madryn y Tre
gue el área del Litoral no produce: yerba mate, lew. La disminución de los flujos migratorios
azúcar, algodón, tabaco, maderas, cítricos, tung internacionales es acompañada por un incre
y té. Para 1970, Misiones se encuentra en plena mento relativo de los migrantes provenientes
etapa de ejecución de obras de complejos hi de otras provincias. El aporte de los extranje
droelécuicos. La importancia relativa de la po ros originarios de países no limítrofes, tan irn
blación de la provincia se incrementa de mane portante en 1914, resulta casi imperceptible en
ra paulatina respecto del total nacional durante 1980. En lo referente a la migración interna,
todo el período desde 1914 (0,7 por ciento) históricamente la provincia es un área recep
hasta 1980 (2,1 por ciento). tora de corrientes interprovinciales, de forma
Hacia 1914, el Censo Nacional detecta en tal que el balance entre inmigrantes y emi
Formosa la presencia tanto de migrantes in grantes contribuye de manera positiva a la di
ternos como de extranjeros, dado que el po námica de su población.
blamiento de su territorio se realiza hacia fi No obstante su ritmo de crecimiento soste
nes del siglo XIX mediante dos movimientos nido, la participación relativa del Neuquén en
migratorios simultáneos y opuestos: uno que el total del país no alcanza al l por ciento en
proviene del litoral de la provincia, con pre 1980. Para 1914, la actividad del petróleo hace
dominio de paraguayos y correntinos, y otro crecer Cutral-Có y Plaza Huincul, mientras Za
que procede de Salta y Santiago del Estero. pala surge como un estratégico centro comer
Formosa sigue similar proceso que la vecina cial que da salida a la producción de la zona
provincia del Chaco, pero en menor escala. El cordillerana. El desarrollo de las actividades
surgimiento de Clorinda, localizada frente a económicas más importantes de la provincia,
Asunción del Paraguay, así como la construc agropecuaria y minera y la intensificación, en la
64 ción de la línea férrea desde la capital de la década de los sesenta, de la explotación del pe
LA POBLACIÓN
nal de la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del términos absolutos. Durante los trece años
Atlántico Sur. En 1980 viven unas 185 perso transcurridos desde 1947 y hasta 1960 se pro
nas en los establecimientos de la Antártida duce un importante fenómeno de despobla
Argentina. Las islas Malvinas alcanzan el ma ción rural. En este sentido, las tres estrategias
yor volumen de población en 1931, con apro económicas del modelo industrialista de susti
ximadamente unos 2.400 habitantes. Desde tución de importaciones tienen un rasgo co
entonces, su decrecimiento demográfico es mún, por lo menos en lo que concierne al em
continuo, originado en el desvío del tránsito pleo: todas ellas inducen el crecimiento de
interoceánico hacia Panamá, una vez inaugu actividades no-agropecuarias, razón por la
rado el Canal del mismo nombre en 1916. En cual se verifica una notable transferencia de
1980 se registran 1.813 personas habitando el mano de obra del campo hacia los sectores ur
archipiélago. Las islas Georgias y Sandwich banos. En las dos décadas posteriores a 1960, el
del Sur se convierten en la base para la explo ritmo de decrecirniento de la población rural
tación de la zona ballenera hasta 1930. Hacia se desacelera.
1980, tan sólo 25 habitantes en las Georgias y Las aglomeraciones mayores (de 100.000 y
ll en las Sandwich constituyen la población más habitantes) aumentan su importancia re
de esta zona. lativa a medida que avanza el siglo XX. Las
aglomeraciones de menor tamaño (de 2.000 a
19.999 habitantes) disminuyen su magnitud
TENDENCIA GENERAL DEL PROCESO relativa a partir de 1947, a medida que pasan a
DE URBANIZACIÓN formar parte de una categoría mayor, sin ser
reemplazadas por otras. Las localidades de ta
El proceso de urbanización -redistribución maño intermedio (entre 20.000 y 99.999 habi
de la población en la que crece la proporción de tantes) presentan una situación heterogénea,
la que habita en localidades de 2.000 y más dado que disminuyen su peso en el total na
habitantes- en la Argentina del siglo XX se ca cional durante el período 1914-1960 y revier
racteriza por un crecimiento sostenido. Hacia ten la tendencia a partir de 1970 en adelante,
1914, la población urbana ya supera a la rural, período en que estas últimas se convierten en
dado que de acuerdo con los datos censales su zonas de atracción para los habitantes de áreas
porcentaje alcanza al 52,7 por ciento del total. más deprimidas.
Indudablemente, el Censo de 1914 marca un Con respecto a los componentes del creci
momento sin retorno para el proceso de urba miento urbano —considerando crecimiento ve
nización. A partir de esa fecha, su incremento getativo, migración neta o reclasificación delu
continúa siendo sostenido y su porcentaje as gares antes rurales en urbanos, tanto en el total
ciende al 83 por ciento en 1980 (véase el grá de la población urbana como en el Área Metro
fico 5). politana en particular-, la incidencia del creci
A medida que avanza el siglo XX, la pobla miento rnigratorio supera al del crecimiento ve
ción rural disminuye su importancia relativa getativo, en especial durante el período
respecto del total nacional; a partir de 1947 en 1947-1960. La migración intemacional deja de
66 adelante, también comienza a disminuir en ser el elemento preponderante del crecimiento
LA POBLACION
GRÁFICO 5
PORCENTAJE DE POBLACIÓN URBANA Y RURAL
TOTAL DEL PAIS 1914-1980
l 00°/o
óÜo/o
4Üo/o —
209/0 ‘
de las grandes aglomeraciones urbanas, como lo muestran las pirámides de la población total
fue en el pasado, y es la migración neta de los correspondientes a las respectivas fechas cen
nativos del país la que constituye el factor deter sales (véanse los gráficos 6).
minante del crecimiento urbano y, en especial, A principios del período, el Censo de 1914
el de las grandes áreas metropolitanas argenti evidencia una población cuya estructura re
nas durante la mayor parte del siglo XX. mite a una población “joven” (véase el gráfico
6.1). La base ancha de la pirámide y su cúspi
de angosta no parece reflejar de manera clara
ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN el comienzo de descenso operado en los nive
les de fecundidad y mortalidad en algunas de
Saxo Y EDAD sus subpoblacíones. El índice de masculinidad
de la población total se eleva en ese momento
Las tendencias pasadas de la mortalidad, la a 116, reflejo del todavía incipiente proceso in
fecundidad y las migraciones provocan un migratorio internacional de origen mayorita
efecto directo en la composición de la pobla riamente europeo y selectivamente masculino,
ción según sexo y edad. Las consecuencias de y una edad mediana de 20,4 años, con el 40
la evolución de la inmigración extranjera y del por ciento de su población menor de 15 años
proceso de transición demográfica se obser (véase el cuadro 5).
van en la estructura por sexo y edad que 67
POBLACION Y SOCIEDAD
GRÁFICOS 6
PIRAMIDES DE POBLACIÓN TOTAL SEGÚN ORIGEN MIGRATORIO
G|<.—‘\F}K,Uó.í. 19H
W-«W \AFUI'I€‘_\
Ï\‘¿¿[i‘.'« =>
8 ó ‘ v 4 2 V L) ‘ V 2 l 4 V l ó
Base= población total 7.903.662
GRÁFICO 6.2. 1947
65-68
70'74No
50-54 Ü
Nativos
75-73 Varones Ifluieres
nativos
GRAFICO 6.3. 1980
644
6 Base: población total 27.849.480
Fuente: Censos Nacionales de Población.
LA POBLACIÓN
CUADRO 5
ESTRUCTURA DE LA POBLACION TOTAL, NATIVA Y NO NATIVA
POR cnupos DE EDAD, EDAD MEDIANA E INDICE DE MASCULINIDAD
SEGÚN AÑOS CENSALES 1914-1980
%%%%
Índice de Edad Población de Población de Población de Población según
masculinidad mediana 0 a 14 años 15 a 64 años 65 años y más origen
1914 Total 116 20,4 40,1 57,6 2,3 100
Nativos 99 14,8 52,8 45,6 1,6 70
No nativos 167 31,7 10,1 86,0 3,9 30
1947 Total 105 24,8 30,9 65,2 3,9 100
Nativos 100 21,2 36,1 61,9 2,0 85
No naüvos 138 43,9 1,8 83,7 14,5 15
1960 Total 100 27,0 30,7 63,8 5,5 100
Nativos 97 23,8 34,6 62,2 3,2 87
No nativos 120 51,9 5,5 73,6 20,9 13
1970 Total 99 27,3 29,1 63,7 7,2 100
Nativos 97 24,9 31,9 63,3 4,8 91
No nativos l 11 53,3 3,3 66,9 29,8 9
1980 Total 97 27,2 30,3 61,5 8,2 100
Nativos 97 25,5 32,2 61,2 6,6 93
No nativos 100 52,6 4,5 65,2 30,3 7
Fuente: INDEC (1980) e INDEC (1993).
grantes de los últimos años, que acompaña a tura que presenta la población no nativa se
la variación del origen de las corrientes migra caracteriza por un acentuado envejecimiento
torias internacionales. de sus componentes, en particular desde me
Por su parte, el alza coyuntura] de la natali diados del siglo en adelante (véase el cuadro
dad producida durante la década de los setenta, 5), producto de la disminución del flujo in
también se observa en la pirámide de población migratorio y la falta de renovación de las co
de 1980 (véase el gráfico 6.3), en un incremen hortes de este origen.
to de la proporción del primer segmento de su
base (la población entre 0 y 4 años). EL PROCESO DE ENVÉIECIMIENTO
GLOSARIO
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁHCA
74
LA POBLACIÓN
ANEXO
CUADRO 1
TAsAs BRUTAS DE NATALIDAD Y MORTALIDAD, TAsAs DE CRECIMIENTO VEGETATIVO,
CUADRO 2
POBLACIÓN TOTAL Y TASAS DE CRECIMIENTO MEDIO ANUAL INTERCENSAL
76
2. LA INMIGRACIÓN
F emando J. Devoto
La Primera Guerra Mundial significó una do una grave crisis en la industria argentina,
brusca interrupción del movimiento migrato por falta de insumos y bienes de capital, cuyos
rio europeo a la Argentina, que no había deja efectos coincidían con los del fin de la expan
do de crecer incesantemente desde principios sión agropecuaria alcanzada en 1914. Como
del siglo. El saldo migratorio incluso se con resultado, la desocupación había crecido en
virtió en negativo entre 1915 y 1917. Influían modo alarmante y ello por sí solo habría bas
en ello las dificultades legales para expatriar a tado para reducir significativamente el núme
causa de la movilización bélica de grandes ro de inmigrantes.
contingentes de personas y los problemas y La situación de dificultad se prolongó en
riesgos de los desplazamientos marítimos los primeros años de la posguerra, signados
transoceánicos. Por otra parte, los contextos por la continuidad de una (para la Argentina)
plenos de incertidumbres, como el provisto elevada tasa de desocupación y por conflictos
por la guerra, son además desalentadores de la sociales crecientes, que culminaron en la “se
decisión de desplazarse. En vez de llegada de mana trágica” de enero de 1919. Semana en la
inmigrantes hubo un cierto movimiento de que muchos miembros de la elite dirigente
retomo al país de origen, debido en parte a los vieron un complot maximalista dirigido por
mitos patrióticos operantes sobre todo en las agitadores extranjeros (las agresiones de los
clases medias de origen inmigrante residentes grupos parapoliciales se concentraron en es
en la Argentina. Algunos de entre ellos volvían pecial en los judíos centroeuropeos y en los
para enrolarse en el ejército de la “patria lon catalanes). Una consecuencia política inme
tana”. Otros volvían, en cambio, para reunirse diata fue que el gobierno de Yrigoyen puso en
con sus familias. Sin embargo, no todo puede vigor dos decretos de 1916, que reglamenta
atribuirse a la guerra. Un país no participante ban el artículo 32 de la Ley de Inmigración de
en ella como España (que desde 1906 consti 1876, estableciendo que para ingresar a la Ar
tuía el primer grupo migratorio hacia la Ar gentina se necesitaba poseer un pasaporte con
gentina) redujo su flujo tanto como Italia, que foto y obtener certificados judiciales, policia
desde 1915 intervenía en el conflicto. Además les o comunales de falta de antecedentes pena
de la situación europea, influía lo que ocurría les, de no mendicidad y de salud mental. El ra
en el país de arribo. La guerra había provoca dicalismo, en vez de innovar en materia de 77
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
concepciones o de instrumentos, con respecto que parece haber predominado en las elites ar
al anterior gobierno conservador de Victorino gentinas en la inmediata primera posguerra.
de la Plaza, prefería servirse de disposiciones Lo revela la cronología de las disposiciones
sancionadas por este último. En 1923, el suce tanto como las afirmaciones de Remigio Lupo,
sivo gobierno radical de Alvear reforzó las dis director de Migraciones. Empero, es evidente
posiciones de control a través de un decreto que a ello concurrían también prevenciones
que reglamentaba la antigua ley de 1876. más antiguas y no sólo un genérico temor
Los decretos puestos en vigor significaban contra “anarquistas” y “maximalistas”. Preven
un punto de giro con respecto a una política ciones contra aquellos grupos denominados
migratoria muy abierta que había caracterizado “exóticos”, una década antes, por Iuan Alsina,
al período 1852-1914. Sin embargo, las nuevas antiguo director de Migraciones; en especial
disposiciones no alteraban el cuadro jurídico contra los “rusos”, considerados entre los prin
heredado —cuyos dos instrumentos principales cipales promotores de la revuelta. Es induda
seguían siendo la Constitución de 1853 y la Ley ble que en dichos “rusos” hay que ver sobre to
de Inmigración y Colonización de l876-. Ope do a los judíos europeos orientales. Mucha
rar restricciones con ese contexto heredado era menos influencia en la adopción de las restric
problemático y a veces, como lo había exhibido ciones parecen haber tenido, en cambio, los
la Ley de Residencia de 1902, que muchos fallos motivos biologicistas y eugenésicos de mejo
judiciales vieron en ellos, sensatamente, un ins ramiento racial tan populares en la década
trumento inconstitucional, en tanto afectaban precedente.
derechos de los “habitantes” consagrados en el Sin embargo, puestas en un contexto in
artículo 14 de la Constitución de 1853. Empe ternacional más amplio, aquella medida y las
ro, como todo el período en estudio revelará, sucesivas se integran en un clima más general
nunca habrá suficiente consenso para modifi de la posguerra, de intervención de los distin
car aquel marco jurídico general y tres intentos tos Estados en la regulación de los movimien
de sancionar una nueva ley de inmigración tos migratorios. Intervención que reconocía
(1923, 1938 y 1949) fracasarán, mientras que la diferentes orígenes: el incremento de la xeno
nueva Constitución de 1949, pese a las prome fobia producida por el conflicto bélico hacia
sas previas, tampoco innovará sustancialmente los grupos originarios de países beligerantes o
en la materia. hacia aquellos considerados menos asirnila
bles (Estados Unidos, Canadá), las necesida
des de aumentar y regular la mano de obra pa
ENTRE DISPOSICIONES RESTRICTIVAS ra la reconstrucción (Francia), la voluntad de
Y PRÁCTICAS PERMISIVASZ LAS MIGRACIONES aumentar la‘ tutela y el control (Italia, España).
DE LOS AÑOS VEINTE Fue en esos años, además, cuando se produjo
una primera oleada de acuerdos bilaterales so
Como se indicó, un peso decisivo en la bre migraciones, en especial entre naciones
adopción de las medidas restrictivas de 1919 europeas.
cabe a los motivos ideológicos derivados del Presionado para modificar la política mi
78 miedo a la amenaza social y’ “revolucionaria”, gratoria, el gobiemo argentino tenía dos alter
LA INMIGRACIÓN
i Los italianosZago.
Manrique en la Argentina celebran la victoria en la Primera Guerra Mundial (1918). La otra patria de los italianos,
nativas. La primera, que nunca fue seriamente Miradas en conjunto, las disposiciones no
considerada en la Argentina, era establecer un contenían mucho de nuevo; en la mayoría de
sistema de cuotas según origen nacional. La se los casos, eran una sistematización de medidas
gunda era establecer restricciones no por origen puestas en práctica en años precedentes. El
nacional sino según características individuales proyecto de ley generó, sin embargo, mucha
de los inmigrantes. El gobiemo argentino deci polémica, que reveló hasta qué punto el idea
dió recorrer esa última vía. En 1923, el presiden rio del siglo XIX seguía vigente, en especial la
te Alvear -y su ministro de Agricultura Le Bre libertad de inmigración. El gobierno prefirió
ton- enviaron al Congreso el más ambicioso entonces buscar otro camino y no sancionó
proyecto de ley de inmigración posterior al de un nuevo marco legal. Optó por una vía admi
1876. Proponía conservar el principio de liber nistrativa, a través de otra reglamentación de
tad de inmigración, multiplicando los mecanis la ya antigua ley 817 de 1876.
mos de control (sanitario, judicial y policial). El reglamento de 1923 incorporó muchas
Incrementaba las categorías de excluidos por ra ambigüedades, que daban plena discreción a los
zones sanitarias, bajaba el tope de edad a S5 funcionarios argentinos para impedir el desem
años, dificultaba el ingreso de mujeres solas con barco de un inmigrante, ampliando las catego
hijos menores de 15 años, excluía a categorías rías de excluibles por razones médicas o socia
sociales marginales (mendigos, prostitutas, al les. Reiteró el requisito de obtener certificados
cohólicos) y a los activistas políticos. policiales o judiciales de ausencia de anteceden
79
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
tes penales por delitos comunes o políticos (vi incremento del flujo migratorio a la Argentina
sados por la autoridad consular) para poder de y un cambio en la participación relativa de ca
sembarcar en la Argentina. Mecanismo a través da grupo nacional. Grupos excluidos por las
del cual se aspiraba a excluir a subversivos y restricciones norteamericanas se dirigían aho
otros “indeseables”, pero sobre todo a disuadir ra hacia la Argentina y ello significaba que la
de la elección del destino argentino. Los certifi emigración trepaba a casi 200.000 ingresos en
cados de no mendicidad y de salud serán supri 1923 y que el número de inmigrantes del cen
midos (y reirnplantados años más tarde) pero tro de Europa (pero también del este y del su
no por razones de mayor liberalidad sino por deste) se elevaba notablemente entre ellos. Los
que se juzgaba que eran poco eficaces medios centroeuropeos solamente, que eran 3.240 en
de control (de esa idea era el director de Mi 1921, pasaron a 6.409 en 1922 y a 17.619 en
graciones) y que era preferible reforzar el con 1923. Incremento enorme en porcentaje inclu
trol sanitario en el momento de la llegada a so comparado con el de los italianos, un grupo
Buenos Aires. Finalmente, los artículos 18 y 19 de antigua tradición migratoria a la Argentina
daban plena discrecionalidad a la Dirección de también afectado por las leyes de cuota. Estos
Migraciones para “resolver en definitiva” sobre crecieron mucho pero proporcionalmente me
la admisión o rechazo de cualquier inmigrante. nos. Pasaron de 30.965 en 1921, a 57.827 en
A todo ello se sumaban instrucciones al perso 1922, en 1924 a 91.992 y en ese incremento pue
nal consular para acentuar la rigidez de los con de verse también el impacto de las restricciones
troles en la gestión de los expedientes (y veladas estadounidenses, ya que tanto los estudios con
amenazas ante comportamientos laxos) y para datos agregados (que muestran sensibles varia
que actuasen como agentes de djsuasión de to ciones regionales) como las aproximaciones
da migración que se djrigiese a las ciudades. El rnicroanalíticas, que ven la aparición de nuevos
reglamento de 1923 inició, además, un proceso flujos locales, muestran discontinuidades con
de fraccionamiento de competencias adminis las cadenas migratorias del flujo precedente a la
trativas que hizo más enrevesada la gestión de la guerra. En números absolutos y no en porcen
política migratoria. El control se realizaba a par tajes (donde la migración del centro y del este
tir de entonces en dos lugares: en origen, a tra de Europa pasaba del 3,4% de 1921 al 9,3% de
vés de documentos expedidos por las autorida 1923), el movimiento seguía estando dominado
des del país del que procedía el migrante, pero por los españoles e italianos, que en conjunto
visadas por la autoridad consular —que carecía continuaban siendo, en 1923, el 72% del total
del poder de otorgar permisos de embarque- y del flujo. Porcentaje sólo un poco menor al de
en destino, en el momento del desembarco, por antes de la guerra: en el año de máxima inmi
la Dirección de Migraciones. gración a la Argentina, 1912, momento de ple
Que las restricciones se incrementasen en na libertad migratoria, los 323.403 inmigrantes
1923, momento ahora de relativa calma social, italianos y españoles eran el 76% del total de
sugiere que en ello influyó, posiblemente, el arribados.
ejemplo y los resultados de la legislación res Ciertamente las medidas de 1923 afecta
trictiva estadounidense de las leyes de cuota, ron a todos pero, inicialmente, más fuerte
80 que habían provocado dos consecuencias: un mente a los migrantes del centro y del este de
LA INMIGRACIÓN
Desembarco de inmigrantes. Argentina. Edición especial en homenaje a S. A. R. el Príncipe de Gales, con motivo de su visita a la
Argentina. 1925-1926.
Europa, porque tenían una menor tradición 1926, llegó en números absolutos a los niveles
de migración a la Argentina y por ende encon de 1923 (18.530) y lo superó en los porcenta
traban más dificultades para obtener informa jes: 14,1% del total de inmigrantes. En 1927, la
ción acerca de la situación jurídica vigente en expansión de los migrantes centroeuropeos se
la Argentina o por un mayor celo de los cón hizo aún más evidente, exhibiendo que si el
sules en aplicar las disposiciones de 1923, o objetivo de las disposiciones de 1923 hubiese
por ambas cosas. Si los italianos descendieron sido reorientar los componentes nacionales
en 1924 de 91.992 a 73.119 y los españoles de del flujo ello no se cumplía de modo alguno.
48.428 a 45.691, los centroeuropeos lo hicie Los inmigrantes del centro de Europa —25.000
ron de aquellos 17.619 a 9.095 y su porcentaje en 1927- trepaban hasta el 16,1% de la inmi
en el flujo total descendió al 5,9% (todos da gración total de ese año.
tos para arribados de ultramar en segunda o Por supuesto que aquí hay que tomar en
tercera clase). Sin embargo, dentro de esa si cuenta que otros factores son decisivos a la
tuación, el grupo más numeroso y más conso hora de analizar los volúmenes y las proceden
lidado, que eran los polacos, tuvo un descenso cias. Ellos tienen que ver con las condiciones
mucho menos significativo que el resto (pasó en el punto de partida, sean económicas, sean
de 9.938 a 6.637). Pero en los años siguientes, jurídicas. Dentro mismo del movimiento cen
la migración italiana y española siguió cayen tro-oriental la evolución de los distintos com
do en números absolutos y en porcentajes y, ponentes era muy desigual. Si los polacos su
en cambio, la centroeuropea se recuperó ya en bían del 5% en 1923 hasta el 12% del total de 81
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
arribados en 1927, los procedentes de Checos disposiciones a los arribados al puerto de Bue
lovaquia, en cambio, que habían caído del 3% nos Aires. Analizando los expedientes concre
al 1% del flujo total entre 1923 y 1924, volve tos de migrantes rechazados en el momento de
rían al 3% en 1927. arribo al puerto de Buenos Aires —que conti
Visto el problema no desde la procedencia nuará siendo uno de los principales mecanis
regional sino desde el volumen total del flujo, mos de selección—, se percibe que existe poca
el impacto de las disposiciones no era menos rigidez en los funcionarios y que muchos pasa
ambiguo. Las de 1919 quedaron sepultadas jeros con la documentación incompleta son,
bajo el enorme incremento que significó la de sin embargo, autorizados a desembarcar. La
manda insatisfecha para emigrar que habían mayor rigidez de los funcionarios concierne
generado la guerra y las restricciones nortea sobre todo a los que tienen enfermedades o le
mericanas. Las disposiciones de 1923 parecen siones fisicas y en segundo lugar, a los menores
en cambio haber incidido más, ya que el mo y las mujeres jóvenes que viajan solas (sospe
vímiento migratorio a la Argentina descendió chables de ser enroladas en redes de prostitu
en los dos años siguientes. Sin embargo, esos ción). En estos casos, la mayoría de las demo
datos son complejos de analizar, ya que el mo radas procedía del centro de Europa. La
vimiento migratorio europeo descendió tam mayoría de ellas podía, empero, beneficiarse de
bién en esos años hacia el conjunto de los paí la actuación a su favor de muchos interrnedia
ses americanos y hacia Francia, principal rios: desde los mismos agentes marítimos que
destino europeo. Todo coincidió con medidas las habían transportado, que no querían re
reglarnentaristas de la emigración, en los prin conducir al puerto de origen a la migrante o
cipales países proveedores de migrantes para pagar la caución, hasta sus propios funciona
la Argentina (Italia y España) —que pudieron rios consulares o las asociaciones étnicas de
desalentar el desplazamiento de las personas ayuda y protección. Estas últimas parecían ac
y con una elevación de los precios de los pasa tuar más intensamente en el caso de los inrni
jes. A partir de 1926, el flujo se recuperó en los grantes de origen judío, quizá para sustituir la
tres años siguientes y sólo la caída de volumen poca actividad que hacia la defensa de ellos
del italiano (a partir de las disposiciones res mostraban sus agentes consulares (lo que con
trictivas mussolinianas de 1927) evitó que se cierne desde luego y sobre todo al caso polaco).
arribase al nivel de 1923. El tema sanitario presenta las rigideces
La política migratoria argentina no sirvió más remarcables y perdurables en la política
para los fines que se había propuesto, quizá migratoria en el período de entreguerras. La
por el hecho de que dichos fines no eran muy sobreatención al problema sanitario tenía que
precisos o porque pronto fueron abandonados ver tanto con las concepciones eugenésicas
al compás de la renovada prosperidad econó aludidas como con que, en ese tema, la tipifi
mica. Aunque no es posible percibir cuál era la cación de la causa de rechazo era mucho más
celeridad o mora con que los cónsules cum precisa y la posibilidad de eludirla por parte
plían su tarea, desde un comienzo se hizo evi de un fimcionario implicaba claramente una
dente la flexibilidad con que aplicaban los fun violación legal. Este tema afectaba a todos por
82 cionarios de la Dirección de Migraciones las igual, europeos occidentales o centrales. En
LA INMIGRACION
cambio, ¿cómo se podía hacer para distinguir a menudo, en la Argentina, muy disociados de
a un “subversivo” o un delincuente común? las prácticas. Tampoco se articuló ningún tipo
Si la iniciativa de establecer restricciones de selección “racional” adicional (sea ocupa
administrativas se vinculaba con la situación cional, ideológica o educativa) con respecto a
de la inmediata primera posguerra, tanto en lo que procedía del período anterior a las res
relación al problema de la desocupación como tricciones (o sea la cuestión sanitaria). En
al de la amenaza social, es evidente que, pasa cualquier caso, su mayor influencia estuvo en
da la crisis, ambas cedieron paso a épocas de dificultar la decisión de emigrar, con lo que los
prosperidad en lo económico y de tranquili más castigados eran los que tenían menos
dad en lo social (tranquilidad a la que no ha COIIÍQCÍOS 0 lOS que eran ITICIIOS consfantes.
bía sido ajena la fuerte represión legal e ilegal).
Es posible que ese clima más distendido tenga
que ver con la permisividad de las prácticas, LAS MIGRACIONES Y LAS CRISIS
sancionado un año después por el mismo go mo requisito indispensable que el inmigrante
bierno militar, lo exhibía una vez más. Al exi poseyese un contrato o convenio de trabajo.
mir del pago de los derechos consulares a los Requisito que, como el tiempo exhibirá, tam
inmigrantes que viniesen como colonos agrí bién será eludido con bastante facilidad por
colas, en lo que podía verse la persistencia del parte de aquellos que tenían amigos o parien
mito civilizatorio agrario original, se dejaba tes en la Argentina. La opción de una ley de
una puerta abierta que era además casi una in cuotas, que sería implementada, por ejemplo,
vitación a realizar maniobras dolosas para elu por el Brasil en 1934, no sería tampoco en es
dir las disposiciones migratorias, haciendo in te momento tomada en consideración.
gresar cbmo colonos a personas que no lo La inmigración a la Argentina disminuyó
eran. Pero los excluidos de los nuevos dere seriamente en los primeros años de la década
chos consulares eran también los parientes, en de 1930. Fue, por supuesto, parte de un proce
primero y segimdo grados, de los ya inmigra so que afectó al conjunto de los movimientos
dos y los que hubieran residido con anteriori migratorios transatlánticos. Brasil y Estados
dad en la Argentina. Esta última categoría era Unidos, por ejemplo, estuvieron en la mayoría
un intento de delimitar —y a la vez forzosa de los casos lejos de llenar los cupos estableci
mente conservar—, en acuerdo con la jurispru dos por sus respectivas leyes de cuota. En la
dencia argentina, aquellos derechos que la Argentina, un flujo que nunca había descendi
Constitución argentina de 1853 otorgaba a to do delos cien mil arribados en toda la década
dos los “habitantes” extranjeros que quisiesen precedente (con un piso de 124.006 en 1930 y
habitar el suelo argentino. Apoyándose en una un techo de 195.063 en 1923) bajó ahora a
sentencia de la Corte Suprema de Justicia, el menos de la mitad. Si se cuentan sólo los pa
gobierno daba aquellos derechos a los “anti sajeros de segimda y tercera clases, como para
guos residentes”, a los que había que reconocer los años anteriores, el movimiento hasta 1938
derechos “adquiridos e imprescriptibles” -en osciló entre los 56.333 de 1931 y los 24. 345 de
tre otros, los de libre tránsito y residencia—, 1933 (momento más álgido de la depresión
pero no a los futuros migrantes. internacional). Aunque el incremento del mo
Al año siguiente, en 1932, en el momento vimiento de europeos por vía fluvial era signi
más crítico de la depresión, el gobierno con ficativo -entre 1923 y 1927 había sido el 10%
servador que había sucedido al régimen mili del de ultramar y ahora oscilaba en tomo del
tar, sancionaba otro decreto que ‘completaba 40%- encubriendo en parte movimientos
la panoplia de disposiciones fundamentales transoceánicos secundarios, no alcanzaba a
con las que la Argentina buscaba frenar el in disimular aquel descenso. Descenso que era
greso de inmigrantes. Considerando que el atribuible, en gran medida, a los cambios en
aumento de las tasas consulares no había fre las condiciones económicas antes que a las
nado sustancialmente la inmigración, aunque restricciones migratorias, que no parecen ha
las estadísticas probasen lo contrario (si se ber sido más rígidas en la práctica que las de
descontaban antiguos residentes y parientes el los años anteriores. Coincidieron, por otra
número de nuevos inmigrantes ascendía ape parte, con un descenso global de la oferta mi
84 nas al 25% de los arribados), se establecía co gratoria europea transoceánica. Como es bien
LA INMIGRACIÓN
conocido, en épocas de crisis no sólo disminu tivas y todo tipo de prejuicios contra ciertos
ye la “atracción” sino también el “empuje” mi grupos de inmigrantes. A su vez, las propues
gratorio. tas de incrementar la inmigración tendrían
Mirando cuánto afectó esta situación a los pronto nuevos defensores, como confirmación
distintos flujos nacionales, puede concluirse de que la relación entre racionalidad económi
que bastante homogéneamente. Se mantuvo el ca y política migratoria carece de cualquier au
predominio de los tradicionales flujos español tomatismo.
e italiano y los centroeuropeos se estabilizaban
en el 12,5% del movimiento llegado de ultra
mar en 1933 y 1934. Es claro que la Argentina LA INMIGRACIÓN Y LA ARGENTINA
no tenía un marco normativo ni eficaz ni siste DE ENTREGUERRASZ LAS VÍAS
La banda del maestro Antonio Malvagri, compuesta de inmigrantes, que estrenó en i923 en Mar del Plata la apertura del
concierto de Alberto Williams. La otra patria de los italianos, Manrique Zago.
El hotel de Inmigrantes recibió un notable flujo de huéspedes después de la guerra de 1914-1918. La inmigración, Graciela
Swiderski y Iorge Luis Farjat.
los a la movilidad laboral, que era también re vas identidades sociales tenía lugar también en
marcable (por lo menos hasta 1930). Aunque ese plano.
ese proceso estaba también signado por el pa Más complejo aún es verificar la relación
pel desempeñado por amigos, parientes y me entre esa movilidad laboral y la movilidad so
diadores en el acceso a las oportunidades ofre cial, que ha sido indicada siempre como clave
cidas por el mercado de trabajo, se daba en un en el proceso de integración. El punto es pro
contexto muy fluido de elevada rotación, so blemático desde cualquier ángulo que se mire.
bre todo en los primeros tiempos de la expe Para enfoques clásicos faltan datos agregados
riencia del migrante y en los oficios no califi entre los censos de 1914 y 1947 y aun la infor
cados. Desde luego que éste es un terreno en el mación disponible en éstos es demasiado limi
que faltan estudios, pero hasta donde se po tada para una evaluación del proceso que vaya
seen análisis de casos sobre la base de archivos más allá de la cuestión del acceso a la propie
de fábrica (como Pirelli, Flandria y Alparga dad. Desde luego, faltan también las planillas
tas), ellos siguen mostrando, a la vez, la perdu censales de esos mismos censos para permitir
rabilidad de los lazos sociales primarios y su otro tipo de estudios, como los realizados en la
paulatina transformación. Alejado de cual historia social norteamericana. Las aproxima
quier linealidad de los modelos clásicos de la ciones (más bien pesirnistas) basadas en análi
sociología, el proceso de construcción de nue sis de los consumos son de dificil generaliza 87
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
ción. Ello obliga a caer en aproximaciones irn elites y que se agravaron desde el advenimien
presionistas, basadas en las percepciones de los to del fascismo. En el caso de las entidades es
contemporáneos. Basándose en ella —y en los pañolas, el distinto ritmo del flujo (compara
pocos datos puntuales de que se dispone—, es tivamente más moderno), la fuerza de las
posible sugerir un proceso extenso de acceso a entidades regionales (en especial el Centro
profesiones no manuales de la generación de Gallego y el Asturiano), la menor conflictivi
los hijos de los inmigrantes; aunque desde lue dad relativa de sus elites, el papel activo de
go, el proceso fue fragmentario y no afectó a parte de ella en el renacer del hispanismo, el
todos por igual y subseguía al que ya tenía visi más tardío eclosionar de la lucha franquismo
bles resultados en la época precedente. En esas antifranquismo u otros factores, parecen ha
posibilidades de avance social parecen haber ber promovido un diferente itinerario. En es
desempeñado un papel de primer orden no só pecial, las entidades regionales peninsulares
lo la antigüedad de instalación en el país (se ha tuvieron su florecer durante ambas guerras,
señalado, por ejemplo, que los alemanes arri superando a las más antiguas creadas sobre
bados en este período tuvieron muchas más di bases nacionales. Por ejemplo, si la más anti
ficultades que italianos o españoles que habían gua Asociación Española de Socorros Mutuos
llegado en épocas precedentes), sino las dife tenía 22.000 miembros en 1907 y el Centro
rentes posibilidades que brindaban las redes Gallego “apenas” 6.600, en 1938 la primera ha
sociales primarias en las que las personas esta bía crecido a 30.000 socios pero el último ha
ban insertas. En términos macroestructurales, bía alcanzado la impresionante suma de
la expansión de las clases medias derivada de la 57.000 afiliados.
relativa prosperidad de los años veinte contri El panorama que presentan las asociacio
buyó a afianzar la integración social (por mu nes de los grupos mayores tiene otras modula
chas vías, incluidos la expansión del empleo y ciones en casos de grupos menores. Entre los
los salarios estatales de la experiencia populis alemanes, por ejemplo, la conflictividad entre
ta yrigoyenista) y el cambio de grupo de refe monárquicos y republicanos durante Weimar
rencia de los descendientes de inmigrantes. fue muy marcada y luego la influencia del na
Los cambios residenciales y ocupacionales zismo, sobre todo entre los sectores medio-ba
debían afectar (sobre todo en una ciudad co jos y bajos, también. En general, los movi
mo Buenos Aires) también la vida asociativa mientos nacionalistas de derecha europeos en
de las comunidades inmigrantes. Aquí el pro el poder jugaron un papel activo sobre sus co
ceso es muy desigual según cada grupo. Las munidades, sea a través de subsidios a las es
asociaciones italianas, en especial las mutua tructuras comunitarias, sea a través del sostén
listas, sufrieron un serio debilitamiento (al a la visita de intelectuales o políticos prestigio
igual que la prensa étnica) afectadas por la caí sos. Los éxitos en “nacionalizar” y politizar a
da del flujo migratorio, en especial luego de sus respectivos connacionales fueron desigua
los años treinta, por la competencia de las es les, pero eran mayores cuando se apelaba a los
tructuras sanitarias públicas, por la deserción mitos nacionales unitarios (como en parte lo
masiva de los hijos de las entidades de sus pa haría el fascismo italiano a mediados de los
88 dres y por los conflictos que embargaban a sus años treinta) que cuando apelaban a lograr
LA INMIGRACIÓN
una identificación con una específica sirnbo La situación del asociacionismo es diferen
logía política. te en los pequeños centros urbanos del inte
Otro ritmo siguió la vida asociativa de rior. Alli, las entidades étnicas —por ejemplo,
otras comunidades, como las judías o las sirio las italianas en la provincia de Santa Fe— pare
libanesas, que veían el apogeo de su movimien cen haber conservado una vida floreciente en
to migratorio, luego y no antes de la Primera el período de entreguerras al asumir nuevas
Guerra Mundial. Las asociaciones sirio-libane funciones sociales, culturales o deportivas (un
sas fueron numerosas pero bastante fragrnen ejemplo lo proveen las funciones de cine). En
tarias y las estrategias de la elite que, proceden otros casos, nacían nuevas entidades con esos
te predominantemente de Harna en Siria, se propósitos, que paulatinamente adquirían
nucleaba en el club Honor y Patria -y contro mayor importancia que las entidades mutua
laba también al banco comunitario y a la Cá listas más antiguas. Aquella perdurabilidad iba
mara de Comercio- de vertebrar fuertemente a a veces acompañada de una transformación
la comunidad, tuvieron escaso éxito. A ello desde el interior mismo de las entidades,
contribuía la diversidad religiosa que surcaba abiertas cada vez más a un público no especí
al grupo (maronitas, musulmanes y drusos) ficamente étnico. Un mismo ejemplo proveen
tanto como la fuerza del regionalismo y quizá otras asociaciones nuevas -por ejemplo, de
la mayor dispersión espacial de los mismos en portivas- que nacidas desde un pequeño gru
la Argentina. Mayor éxito relativo tuvieron, en po étnico, se convirtieron en entidades abier
cambio, las entidades judías en lograr articular tas a todo tipo de público. El caso del fútbol es
una federación que las vinculara (Delegación particularmente relevante: dos pequeñas enti
de Asociaciones Israelitas Argentinas - DAIA) y dades nacidas en la Boca, fundadas por inmi
también fue relevante por entonces en ellas (a grantes genoveses o sus descendientes, River
partir de la reproducción de modelos cultura Plate y Boca Juniors, aunque siguieron conser
les aplicados en los países centroeuropeos) el vando una elite dirigente de ese origen, incor
papel de las escuelas comunitarias, en especial poraron entre los socios o los simpatizantes a
creadas por sectores laicos y progresistas; si personas de todo origen. En realidad, el ancla
bien estas escuelas tenían un papel limitado, ya je territorial adquirió un peso progresivamen
que actuaban complementariamente a la es te decisivo en las entidades deportivas o cultu
cuela pública y en las horas que ésta dejaba li rales en las grandes ciudades o en los pequeños
bre. De este modo, su reproposición de los pa pueblos.
trones culturales de origen estaba en potencial Un punto de observación de todo ello ha
tensión con aquellos símbolos y ritos que se di sido el de las pautas matrimoniales de los in
fundían desde la escuela pública y muchas ve migrantes y de sus hijos. La evidencia disponi
ces llevaban la peor parte. En cambio, aquellas ble es nuevamente contradictoria y la persis
escuelas que habían aspirado a competir plena tencia de uniones endogámicas sigue siendo
mente con la escuela pública ofreciendo una significativa en cualquiera de los múltiples
educación integral y no sólo complementaria, sentidos que se atribuya a esa categoría. Sin
sobre todo las italianas, estaban en plena deca embargo, no parecen controvertibles cuatro
dencia ya desde la década del diez. puntos. En primer lugar, que la tasa de endo 89
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
i Uno de los contingentes italianos que llegaron en la década del cincuenta. Archivo General de la Nación.
gamia vista en conjunto decae en el período de con la “distancia” social o cultural, sino tam
entreguerras. No hay necesidad de buscar mu bién a las oscilaciones de la curva del respecti
chas explicaciones culturales para ello; las ra vo flujo migratorio.
zones indicadas en el párrafo precedente sobre En tercer lugar, puede sostenerse que esa
la modificación de los espacios de sociabilidad apertura producía sobre todo uniones de los
(con sus efectos sobre el “mercado” matrirno descendientes de europeos de distintos oríge
nial) pueden ser suficientes. De todos modos, nes entre sí. Ciertamente, es relativamente
un lugar decisivo en el proceso le correspon sencillo encontrar uniones de hombres de ori
dió al peso del número. El descenso abrupto gen europeo con mujeres de origen criollo, ya
de los flujos migratorios europeos hizo que la que existía un desequilibrio en el mercado
posibilidad de conseguir un cónyuge del pro matrimonial entre hombres y mujeres a favor
pio grupo nacional o regional disminuyese en de las últimas (había más hombres disponi
mucho y que, además, al producirse un enve bles que mujeres, por lo que las posibilidades
jecirniento del conjunto de las comunidades de elección de aquéllos era más reducida). Es
inmigrantes, ello afectase también las pautas mucho más difícil encontrar, en cambio, los
de los hijos. Una segunda comprobación es estudios cuantitativos así lo muestran, casos
que, nuevamente considerando el problema como el ejemplificado en la obra de Florencio
en general, los hijos argentinos tenían pautas Sánchez, La Gringa: el matrimonio entre una
matrimoniales más abiertas que las de sus pa mujer de origen europeo y un criollo. Todo
dres, aunque ello presente obvias diferencias ello reflejaba la subsistencia de niveles irnpor
90 entre los distintos grupos, no sólo en relación tantes de prejuicio en la sociedad, no sólo des
LA INMIGRACIÓN
de la elite criolla hacia las “clases medias” de Martín Fierro se definían como cultores efica
origen inmigratorio, sino también desde estas ces del lenguaje en tanto que “argentinos sin
últimas hacia las clases bajas. esfuerzo” no contaminados (como sus rivales
Un cuarto punto era que, por las razones de Boedo) por la “pronunzia exótica” y el “rea
apuntadas, la exogamia era mucho más eleva lismo italo-criollo”.
da entre los hombres que entre las mujeres in Los prejuicios existentes en la sociedad ar
migrantes, aunque atenuada por la existencia gentina no terminaban en el antitalianismo o
de una porcentual elevada de matrimonios en el antisemitismo. Alcanzaban también a
intergeneracionales (o sea, casamientos entre otros grupos como los sirio-libaneses y, desde
inmigrantes e hijas argentinas descendientes luego, a los no europeos. En una intervención
de inmigrantes del mismo grupo nacional o parlamentaria de 1922, el diputado socialista
regional). Dickmann insistía en la inconveniencia de una
El panorama descripto no debe llevar a migración como la china y a la vez subrayaba
ilusiones. El proceso de integración no estuvo que la inmigración terrestre (es decir, los lati
desprovisto de tensiones y el nivel de prejui noamericanos) era “no siempre deseable”. Es
cios en la Argentina fue alto, como ya se obser que, muchas veces, los grupos de origen inmi
vó a propósito de las políticas migratorias. El grante no dudaban en ejercer ese prejuicio an
período comenzó con numerosos actos de tinativo ya aludido. Por ejemplo, en ocasiones
violencia durante la “semana trágica”, que mu se utilizaban injurias políticas de contenido
chos consideraron equiparables a los pogroms racial para denostar a figuras por el color de su
europeos, con las persecuciones en las áreas piel. Así, el epíteto de “mulatillo” se empleó
rurales, de la Patagonia a Entre Ríos, y con el contra el mismo Leopoldo Lugones o contra el
nacimiento de la Liga Patriótica, cuyas conno general Uriburu y de modo no menos despec
taciones antiextranjeras son evidentes; siguió tivo, el de “coya” contra el presidente Victori
con las recordadas conferencias de Leopoldo no de la Plaza.
Lugones en el teatro Odeón, donde declaró Sin embargo, en conjunto, esa década fue,
que no había guerra civil contra los extranje en términos ideológicos, más tolerante que la
ros, porque toda guerra contra extranjeros era sucesiva. Aunque aislado, se conoce algún caso
una guerra nacional o con la aparición de un de oficial judío en el Ejército Argentino, ingre
grupo de jóvenes tradicionalistas afrancesa sado en esos años, y el antisemitismo sería
dos, nucleados en La Nueva República, que ha mucho menos virulento y extendido que en la
blaban a veces, entre otras cosas, de una cons década siguiente. Los gobiernos radicales fue
piración “judeo-napolitana” para controlar la ron bastante tolerantes y además promovie
Facultad de Derecho, o se especializaban _en ron, sobre todo en el personalismo yrigoyenis
atacar a los diputados radicales Leopoldo ta, el ascenso de hombres nuevos a través del
Bard y Diego Luis Molinari aludiendo a sus canal de la política. Si, en 1916, sólo un peque
orígenes étnicos. Incluso en el terreno cultu ñísimo número del total de parlamentarios
ral, entre las vanguardias literarias se utiliza nacionales lo formaban hijos de inmigrantes,
ban ataques que empleaban argumentos en el la situación cambiaría drásticamente desde
mismo registro. Así, los jóvenes del grupo entonces. Los años treinta ven la consecución 91
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
de ese proceso con la emergencia de nuevos tema de los refugiados reavivaba los temores
apellidos, no sólo ya entre los socialistas y ra de los grupos dirigentes que estaban en el po
dicales, sino incluso en la segunda línea de los der desde 1932, ante la “amenaza” subversiva,
conservadorismos provinciales. Se preparaba y convertía al tema en un punto principal de la
así la gran transformación en el personal polí agenda política, convirtiéndolos en rehenes de
tico que produciría el populismo peronista al los forcejeos entre los frentes políticos y perio
favorecer la emergencia de esa segunda línea al dísticos oficialistas u opositores: Aquí, los
primer plano de las elites provinciales. momentos relevantes son el comienzo de la
Guerra Civil española (1936) y el de la Segun
da Guerra Mundial (1939). Aunque políticos,
INMIGRANTES Y REFUGIADOS EN TIEMPOS los intentos de limitar la llegada de refugiados
DE EXTREMISMOS tenían también justificaciones ideológicas ge
nerales. Así, se afirmaba que el refugiado no
Los nuevos problemas, que comenzarían a podía ser considerado un inmigrante —ya que
plantearse con fuerza en la segunda mitad de la venida no era una decisión voluntaria de la
la década del treinta, se vincularían, sobre to persona sino obligada- y ello limitaba su ca
do, con los refugiados, una figura que entu pacidad productiva y su voluntad de integra
siasmaba poco a las elites argentinas, y con los ción en el nuevo país. Por otra parte, se soste
inmigrantes de países limítrofes, que empeza nía que estos refugiados eran en su gran
ban a hacerse visibles. El problema era prácti mayoría urbanos y del sector terciario, con lo
camente insoluble para la Argentina, dada la que no reunían los requisitos de inmigrantes
longitud de sus fronteras y la falta de medios destinados a las áreas rurales, aunque a veces
para controlar los movimientos terrestres des llegaran bajo contratos de ese tipo. Desde lue
de las áreas contiguas. Igualmente y por razo go que estas disposiciones afectaban fuerte
nes semejantes, era dificultoso el control de mente alas migraciones del centro de Europa,
los extranjeros, en tránsito de o hacia otros en tanto involucraban en un lugar relevante a
países limítrofes (incluidos los refugiados) o los refugiados de religión judía.
que buscasen penetrar por las fronteras terres Los gobiernos se orientaban en la segunda
tres. La política de creación de nuevos centros mitad de la década a dar nuevas disposiciones
de control aduanero a lo largo de la Cordille de control -que introducían otros requisitos o
ra, del río Uruguay y en la Patagonia austral y que ampliaban y reiteraban la necesidad del
de acuerdos multilaterales (con Brasil, Para cumplimiento de los ya existentes- y a iniciar
guay, Bolivia y Uruguay), sólo podía aspirar a una política (llevada luego hasta el extremo
ordenar el fenómeno, pero no a limitarlo. por el peronismo) de creación de nuevos or
El tema de los refugiados traía otras discu ganismos de fiscalización. De las mayores difi
siones al problema migratorio. Uno de ellos cultades resultantes para ingresar por vías
era el conflicto ideológico que dividía el cam normales dará cuenta el aumento ulterior de
po occidental entre fascistas y antifascistas y caminos alternativos, como llegar en primera
que se hacía cada vez más influyente en el de clase, ingresar como turistas o con visas de
92 bate político argentino. En segundo lugar, el tránsito hacia terceros países de la región (en
LA INMIGRACIÓN
Antes de inaugurarse. en 1922, los Comedores Populares Israelitas, los judíos recién llegados se alimentaban en el Hotel de
Inmigrantes. Judíos argentinos, Manrique Zago.
especial el Paraguay). Desde luego que el go pal del mismo era la imposición a todos los as
bierno de Iusto y el sucesivo buscaron también pirantes a inmigrar de un permiso de libre de
cerrar esas vías con decretos que establecían el sembarco, luego de que hubiesen completado
mismo tipo de control para todas las clases y toda la documentación legalmente requerida.
para todos los medios de ingreso. Éste era un instrumento que desde 1923 había
Particularmente importante fue un decre ido extendiéndose progresivamente a distintas
to de 1938, tras un recambio entre dos gobier categorías de potenciales inmigrantes cuya si
nos de signo conservador, con la llegada a la tuación o cuya posición no era la ordinaria
presidencia de Roberto Ortiz, que constituyó —de las mujeres que viajaban solas o con niños
el mayor esfuerzo por reducir al mínimo la in menores a los ancianos, de los que tenían la
migración a través de mecanismos adminis “documentación incompleta”, a los que venían
trativos. Su impacto, combinado con el co llamados por parientes, consanguíneos y cola
mienzo de la Segunda Guerra Mundial, hizo terales hasta el segundo grado-. Originalmen
descender a la mitad (de 49.000 a 26.000) el te había sido una especie de salvoconducto pa
número de arribados en todas las clases. El de ra resolver irregularidades o situaciones
creto reiteraba las disposiciones de control so especiales. Ahora su sentido sería inverso.
bre todas las clases de pasajeros y extremaba el En el nuevo decreto, el permiso no busca
celo sobre los turistas. Entre sus objetivos esta ba resolver situaciones específicas sino, por el
ba, como sostenía en sus considerandos, “se contrario, dejar a total discrecionalidad del
leccionar y regular la inmigración prefiriendo Estado argentino quién podía ingresar en la
la de mayor asimilación”. El elemento princi Argentina y quién no. Dejaba, por otra parte, 93
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
sin validez los permisos concedidos anterior partición-, debía estar menos permeado de la
mente, si el migrante no se encontraba en la agresividad ideológica y el tipo de prejuicios
Argentina antes del 1° de octubre de 1938. que son tan evidentes en el personal diplomá
Constituía, además, un galimatías administra tico y consular.
tivo, ya que solicitado desde Europa a través de Es evidente también que de lo que se tra
los consulados argentinos, era concedido en taba era de ver quién controlaba la mayor ta
Buenos Aires por la Dirección de Migraciones, jada de lo que se había convertido en un lucra
previo asesoramiento de un Comité Consulti tivo negocio, ante la desesperada necesidad de
vo, del que participaban funcionarios de tres abandonar Europa por parte de muchas per
de los ocho ministerios (Interior, Relaciones sonas. Ello se exhibe en acusaciones cruzadas,
Exteriores y Culto, y Agricultura). Ello exacer entre funcionarios e instituciones, de violar las
baría una lucha por ocupar espacios de poder, normativas e implícitamente de corrupción,
sobre todo entre los ministerios de Agricultu que culminarían con el sumario a la mayoría
ra y de Relaciones Exteriores, dos ministerios de los funcionarios de la Dirección de Migra
dirigidos por políticos procedentes de distin ciones en 1939. La reacción de este organismo,
tos sectores de la coalición conservadora y, a sobre todo a través del interventor designado
su vez, con cuadros administrativos con dife y nuevas y más abundantes denuncias de irre
rentes tradiciones ideológicas y administrati gularidades de los cónsules serían formuladas.
vas. En el enfrentamiento, el Ministerio de Dentro mismo del personal del Ministerio de
Agricultura, los funcionarios y sobre todo las Relaciones Exteriores, los enfrentamientos
políticas de la Dirección de Migraciones lleva eran recurrentes y aparecen abundantes acu
rían la peor parte, sobre todo cuando, para saciones cruzadas entre cónsules, entre éstos y
1940, la radicalización del conjunto del go embajadores e incluso entre su Asesoría Legal
bierno hacia posiciones fuertemente restricti y la posición de ciertos funcionarios consula
vas se hizo más visible. res por la aplicación arbitraria que hacían de
Por supuesto que esos enfrentamientos las disposiciones migratorias.
pueden leerse no sólo a partir de la proceden El Ministerio de Relaciones Exteriores, que
cia política de las cúpulas sino también del estaba en mano de sectores muy conservado
distinto origen y formación de los funciona res, reclutaba sus cuadros en sectores sociales
rios de ambos ministerios. La extracción más más altos, con una instrucción en general uni
plebeya (y en muchos casos, el reciente origen versitaria -y que albergaba sectores con pre
inmigratorio que denotan los apellidos), la juicios más fuertes, en especial anticomunis
falta de estudios universitarios e incluso se mo y antisemitismo—, hizo una lectura aún
cundarios completos, un ambiente con menos más restrictiva del decreto de 1938. Revelando
ambiciones y posibilidades de arribismo social así que más allá de lo que decían sus represen
y con menos influencias de ideologías sistemá tantes en los foros internacionales (Evian, Gi
ticas —como era el de los empleados de la Di nebra y Lima), estaba dispuesto a evitar por
rección de Migraciones, que en muchos casos todos los medios el arribo de refugiados. Para
procedían de los escalones más bajos de maes ello enviaba al personal consular circulares re
94 tranza e iban ascendiendo lentamente en la re servadas por las que prohibía el visado de do
LA INMIGRACIÓN
cumentos no sólo a personas que no pudieran a hacer excepciones ahí donde éstas les eran
probar que habían sido agricultoras en los úl requeridas por personas amigas, de su círculo
timos cuatro años, sino a las personas “inde social, influyentes en general, altos funciona
seables o expulsados de su país” que, desde el rios o dirigentes políticos del oficialismo y de
punto de vista legal, no hubieran residido, al la oposición. En especial su titular, Iosé María
menos en los últimos cuatro años, en el país Cantilo, que se oponía a toda solución general
donde tramitaban los documentos para emi para los refugiados, disponía reiteradas excep
grar a la Argentina. Ello dejaba fuera de carre ciones, incluso a través de vías que constituían
ra a los refugiados, sin nombrarlos específica una violación de las normas vigentes, como
mente, englobándolos en categorías más sugerir que se hiciera arribar como turistas a
genéricas. Sin embargo, en contradicción con personas que no venían en condición de tales.
aquellas circulares, el Ministerio de Agricultu ¿Cómo afectó todo ello a las migraciones
ra multiplicaba, paralelamente, los acuerdos europeas? Desde luego que mucho y sobre to
con neonatas empresas especulativas interesa do a los grupos centroeuropeos (y en especial,
das en el negocio de la inmigración y la colo de religión judía) que eran aquellos que esta
nización y con la Iewish Colonisation Associa ban impelidos a emigrar. Un grupo significati
tion que aspiraba a salvar a perseguidos judíos vo de exiliados intelectuales y de elite (entre
trayéndolos como agricultores (sin que éstos ellos, empresarios) arribó desde Italia -a par
tuviesen la obligación de demostrar que lo tir de las leyes raciales mussolinianas de 1938
eran), lo que obviamente constituía un meca y en algtmos casos lograron una inusitada
nismo para facilitar el ingreso de aqueHos re convivencia social e intentaron actividades
fugiados que el Ministerio de Relaciones Exte económicas conjuntas con grupos filofascistas
riores trataba de obstaculizar. instalados en la Argentina. Un flujo mayor in
Además de los conflictos de poder y de la tentó llegar desde España luego de la debacle
corrupción imperante, la situación generaba republicana. En este último caso, la posibili
un caos administrativo muy visible. En mu dad de acceder estuvo ligada a relaciones in
chos casos, la complicada normativa hacía terpersonales con figuras de la política o de la
que, sobre todo los funcionarios consulares, administración argentinas, y de éstas dispo
no supieran qué disposición aplicar o que hi nían más abundantes y mejores los que tenían
cieran un uso totalmente arbitrario de las mis parientes ya emigrados o los que poseían co
mas para tratar de sintonizar con el clima de nexiones políticas o culturales. En términos
sus sucesores. Así se negaban visas a personas comparativos, por ejemplo con México, el nú
que tenían todo en regla o sc cobraban aran mero de refugiados españoles fue mucho me
celes desmesurados y fuera de toda legalidad nor y también su impacto en el mundo cultu
para desalentar la emigración. A todo ello se ral y universitario, ante la hostilidad visible
debía agregar, desde luego, la simple y Hana que exhibieron por egoístas intereses corpora
falsificación de documentos que estaba muy tivos algunos ámbitos profesionales.
extendida. Desde luego que los mismos minis Es necesario observar que fue también la
terios -y en especial, el de Relaciones Exterio guerra europea el factor más decisivo para dis
res— eran, en cambio, plenamente permeables minuir drásticamente el flujo migratorio eu 95
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
ropeo, ya que ante todo disminuyó enorme Más allá de ello (que no es poco), todo es
mente el número de frecuencias de barcos que discrepancia. La discusión de a quién seleccio
se dirigían con pasajeros al Río de la Plata. nar retorna al tema de los agricultores, pero
También la guerra dificultaba seriamente el combinada en muchos con la idea de preferir a
desplazamiento desde países que estaban en el los migrantes de países latinos y católicos. Una
centro de los conflictos, incluso desde poco minoría se inclina por una apertura irrestricta
antes de su estallido. Así, es bastante revelador o por admitir sin limitaciones a los refugiados
que en 1939, último año con ciertos visos de (los diputados opositores). La oposición de
normalidad, la migración desde Checoslova fendió la admisión también de refugiados, por
quia y Polonia disminuyera mucho más signi aquellas razones humanitarias de tolerancia o
ficativamente que la de Alemania. porque podían ser un sustituto a la falta de in
En el encendido tono de los debates ideo migración espontánea, pero varios de ellos de
lógicos en la Argentina de entonces, la discu origen socialista indicaron que ese partido ha
sión acerca del papel de la inmigración adqui bía sido y era partidario de esta última (aun
ría, a su vez, un tono mucho más ligado a la que no sólo rural) y que reconocía que los re
política partidaria y de coyuntura. En especial, fugiados no se encontraban en ese caso. El
la oposición radical y socialista -y parte de la oficialismo, por su parte, se aferraba a su argu
prensa- encontraba en ellas un modo de ata mento en defensa de la inmigración rural co
car al gobierno y unificar sus esfuerzos bajo la mo única recomendable, viendo el carácter no
causa antifascista primero y aliadófila des recomendable de los refugiados. Aunque el te
pués. En 1939, una conflictiva interpelación ma del antisernitismo y el del anticomunismo
parlamentaria y en 1940, una encuesta del sobrevuelan el debate parlamentario, nadie
Museo Social Argentino, a políticos y técnicos, alude a ellos sino indirectamente, mostrando
acerca de la inmigración deseable, brindarán cuán poco populares (o políticamente reditua
buenos puntos de observación del clima de bles) eran las ideas racistas y la discriminación.
ideas dominante en la Argentina. La inmersión en la Argentina de los con
La imagen que emerge es de una defensa, flictos ideológicos europeos afectaba también
al menos retórica, de todos los actores políti la vida interna de las comunidades de inmi
cos e intelectuales, del papel positivo de la in grantes, sobre todo en su prensa y en sus ins
migración europea. Alberdi y su máxima “go tituciones. La intervención de algunas emba
bemar es poblar” es citada reiteradamente por jadas, como la española y la alemana, no sólo
ministros, parlamentarios oficialistas y oposi sobre la vida misma de las comunidades sino
tores, e intelectuales. Ello muestra hasta qué incluso sobre el gobierno argentino, se hizo
punto el imaginario político de las elites per intensa. El gobierno reaccionó en 1939, tra
manece vinculado con los temas dominantes tando de acelerar la integración de las estruc
de la formación de la Argentina moderna. El turas comunitarias al sancionar un decreto
segundo punto de consenso, casi unánime, era (de pocos efectos prácticos) que disolvía las
la necesidad de una inmigración preferente asociaciones de inmigrantes controladas o fi
mente rural que se arraigase a la tierra a través nanciadas desde el exterior o aquellas con ob
96 de proyectos de colonización. jetivos políticos. Un año antes había acentua
LA INMIGRACIÓN
do, sobre todo por sus temores a la difusión de demostración del nuevo clima político puede
ideología nazi en las escuelas alemanas, el con percibirse en el hecho de que se comenzó a re
trol sobre las estructuras educativas comuni clamar perentoriamente que la columna de re
tarias, que eran, como se vio, básicamente ligión fuese completada en las planillas que
complementarias de la enseñanza pública. entregaban los transportistas con los datos de
Más allá de ello, se trataba de tiempos agitados los pasajeros, dato que invariablemente figu
y los conflictos emergían por sí solos, en espe raba en blanco en los años precedentes.
cial en el seno de las elites comunitarias. En la Sin embargo, los grupos de extrema dere
comunidad judía, sobre todo en la entidad cha no consiguieron estabilizarse ante la pre
más importante, la Sociedad de Entierros, lue sión interna y la internacional, y la ambigua
go devenida en AMIA, pero también en otras solución populista de Perón comenzó a abrir
entidades regionales del interior, se hizo más se paso desde 1944, culminando en la salida
evidente desde fines de los años treinta el pro democrática de 1946. Los efectos sobre las po
tagonismo de organizaciones sionistas que se líticas migratorias, sin embargo, no fueron tan
enfrentaban al tradicional laicismo de las orga inmediatos.
nizaciones más antiguas de orientación en ge Si se ha enfatizado el problema de las con
neral de izquierda. En el caso de otros grupos tinuidades entre las políticas de gobiernos de
donde las tensiones ideológicas eran menores, distinto signo, lo mismo puede argumentarse
como los sirio-libaneses, los enfrentamientos a propósito del peronismo. En términos gene
estaban surcados por líneas étnico-religiosas: rales, éste llevará mucho más allá tendencias,
la hegemonía ejercida en las instituciones por ideas y líneas de acción que ya estaban presen
los grupos de ascendencia maronita sobre mu tes en la Argentina de entreguerras; comen
sulmanes y drusos. zando por la noción de que abrir la inmigra
ción era, a la vez, una necesidad y un motivo
de prestigio que vinculaba al nuevo régimen
LA INMIGRACIÓN Y EL ESTADO DURANTE con los fundamentos de la Argentina moderna.
EL PRIMER PERONISMO En el plano de las ideas, el gobierno peronista
heredaba del pasado la de abrir las puertas a la
En 1943, un golpe impulsado por milita inmigración europea y, a la vez, seleccionarla.
res, mayoritariamente neutralistas o sirnpati El decreto de creación de la Delegación Argen
zantes con el Eje, acabó con la década conser tina de Inmigración en Europa definía los prin
vadora. El gobierno, dominado por grupos cipios que debían orientarla “espontaneidad,
nacionalistas y clericales, sacó inmediatamen selección y encauzamiento”. Desde luego que,
telas conclusiones de la herencia recibida;_pa con su característica improvisación y desmesu
só, en 1943, la Dirección de Migraciones a la ra, los técnicos y políticos del partido gober
dependencia del Ministerio del Interior y un nante esbozaban planes que carecían de todo
militar fue puesto a su frente. Es decir que des realismo y sustentabilidad, como la propuesta
nudó el hecho de que el problema migratorio formulada en el primer Plan Quinquenal de
se había convertido en un problema policial y incorporar, entre 1947 y 1951, a 4.000.000 de
las políticas, en una cuestión represiva. Una inmigrantes. Empero, como en muchos otros 97
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
terrenos, también en esta idea de abrir las La Nación y La Prensa, también opositora,
puertas a la inmigración había discrepancias aunque con diferencias entre ella, coincidía en
entre los funcionarios peronistas. A veces esos general con la necesidad de apertura; iba más
enfrentamientos seguían líneas bastante trans allá de las posiciones del peronismo en el re
parentes de racionalidad económica. Dentro clamo de una apertura sin más restricciones
del gabinete, mientras el ala económica era fa que las de orden público y sin necesidad de
vorable ala apertura, en especial el empresario enviar ninguna misión a Europa. Ello reflejaba
Miguel Miranda, los ministros del Interior y el hecho ya tradicional de que la oposición,
de Relaciones Exteriores, ligados originaria mientras lo era, defendía posiciones más libe
mente con los ambientes sindicales, se opo rales que el oficialismo.
nían por razones menos ideológicas que labo Dentro de los favorables a la apertura in
rales: la competencia que los nuevos migratoria en el oficialismo (que finalmente
trabajadores ejercerían en el mercado de tra llevaron las de ganar) emergía una segunda
bajo. Ello entroncaba con la tradición sindical cuestión: ¿a qué inmigrantes se debía incorpo
y socialista de defensa de los trabajadores loca rar? El tema del inmigrante colonizador rural
les, expresada muchas veces en el pasado como seguía siendo dominante, pero ahora con in
respuesta a las que eran vistas como manio terferencias de las ideas industrialistas. Las re
bras propatronales para bajar el costo de los sistencias, conservadoras primero y militares
salarios. Pero el problema no concemía sólo a después, a romper la neutralidad y a alinearse
una lucha entre sectores empresariales y sindi con los Estados Unidos, habían sido penaliza
cales, que conformaban la heterogénea alianza das durante la guerra en el terreno del abaste
peronista, sino que esas divergencias se exten cimiento de armas, expandiendo la idea de la
dían a otros grupos partidarios o afines a la necesidad de un fuerte desarrollo industrial
coalición gobemante. En algunos casos, esas por razones de seguridad nacional; sería uno
discrepancias pueden verse como resultado de de los temas de la elite militar alineada con el
contrastes ideológicos, pero en otros es difícil peronismo. Pensaban que la Argentina debía
rastrear incluso alguna homogeneidad entre aprovechar la situación para surtirse de cientí
visiones generales de la política y posiciones ficos y técnicos especializados para desarrollar
ante la cuestión migratoria. una política industrial militar.
Desde luego que todo el problema debe ¿Pero seleccionar a quiénes y, sobre todo,
ponerse en el contexto más amplio de la muy cómo? Aquí operaban los numerosos prejui
enconada lucha entre gobierno y oposición, cios antiguos acerca de grupos deseables y no
aunque el tema de la inmigración (al estado deseables, combinados con nuevos motivos.
actual de la investigación) no parece haber si La categoría de indeseables incluirá, en la se
do una cuestión central en debate. Como en gunda posguerra, a los mismos grupos que a
otros terrenos y como ya se ha visto en el pe fines de la década de 1930, aquellos sospecha
ríodo anterior, la oposición tendía a oponerse dos o sospechables de simpatías “comunistas”,
a las medidas del gobierno, además de por ra a aquellos de religión judía, los enfermos, los
zones ideológicas, porque eran del oficialismo. refugiados en general. Se agregaban también,
98 Del mismo modo, la gran prensa liberal, como según cada opinante, otros grupos étnicos o
LA INMIGRACIÓN
sión y los conflictos que dominaban la políti La situación descripta plantea una doble
ca migratoria hasta, por lo menos, 1950. A las novedad: ante todo, cuantitativa, y en segtmdo
dificultades que creaba la maraña de institu lugar, tipológica: esa avalancha de trabajado
ciones que ahora se encargaban del tema mi res migrantes está acompañada por otra no
gratorio, se sumaba el acelerado deterioro de menos significativa de prófugos. Estas dos ti
la, desde tiempo atrás, declinante maquinaria pologías migratorias no habían coincidido en
administrativa del Estado. el tiempo con esa intensidad hasta entonces.
Ciertamente, la distinción entre migrantes y
prófugos es ambigua, como lo es también
MIGRACIÓN DE MASAS, POLÍTICAS AMBIGUAS aquella entre migración de masas y migración
Y PRACTICAS PERMISIVAS de elite. En la base de toda experiencia de mo
vilidad humana, forzada o espontánea, está lo
La continuidad de las ideas y de las políti que se llamaba, en el siglo XIX, la búsqueda de
cas migratorias del peronismo con las prece una mejor fortuna. Es evidente que todos,
dentes y de los hombres encargados de apli simples emigrantes, o personas desplazadas y
carlas, al menos en Migraciones, fue refugiadas, o prófugos y criminales de guerra,
profimdamente afectada por lo novedoso de deben recorrer un itinerario que está surcado
la situación desde el punto de vista de la ofer por problemas de distinto grado pero de natu
ta migratoria y, como se verá, por las prácticas raleza semejante: conocer las oportunidades,
concretas. Ahora existe, luego de 1945, un conseguir ayuda y asistencia para alcanzar su
enorme potencial migratorio de trabajadores, destino por vías legales o ilegales, docurnenta
refugiados, prófugos e incluso criminales de dos o, más a menudo, indocumentados.
guerra, dispuestos o urgidos a escapar de Eu El problema se agrava por la enorme am
ropa. El incremento de los ingresos anuales lo pliación de la distancia entre las políticas y las
revela. Se pasa del orden de 2.000 ingresos le prácticas que ocurrirá desde 1947. En primer
gales anuales provenientes de ultramar en lugar, por problemas estructurales: la Direc
1943 y 1944 (incluyendo la primera clase) y ción de Migraciones, al igual que las oficinas
4.000 en 1945, a 11.000 en 1946, 49.000 en consulares, con un personal que no cambió
1947, 144.000 en 1947 y 174.000 en 1948. Por muy significativamente en número, debía
supuesto que estos datos dicen muy poco, no atender ahora una masa enorme de personas y
sólo por los clandestinos no detectados, sino expedientes. En Migraciones parecen haberse
porque existe un flujo fluvial que, por ejem acumulado primero enormes retrasos que
plo en 1946, cuadruplica al de ultramar —flu eran solucionados luego por la vía expeditiva
jo que estaba dominado por un movimiento de despachar más de mil expedientes por día.
pendular entre Colonia y Montevideo y Bue De este modo, una estructura compuesta por
nos Aires, pero a la vez encubría otros movi escaso personal con poca idoneidad, llegó a
mientos secundarios- y porque existe un mo resolver en un año 350.000 solicitudes de ad
vimiento aéreo de significación. O sea que misión. Mucho control no podía hacerse en
aquellas cifras deberían incrementarse sensi esas condiciones y la tendencia a otorgar casi
100 blemente. automáticamente las autorizaciones a grupos
LA INMIGRACIÓN
nes que encarnaban distintas opciones de po La situación resultante de los cambios en
der dentro del partido gobernante y que da la Dirección de Migraciones fue una enorme
rían lugar a sumarios administrativos de mu arbitrariedad. Por ejemplo, tras sucesivas de
cho interés para los historiadores. negaciones en un mismo expediente (la gran
La situación de una maquinaria adminis mayoría de los cuales en el sumario corres
trativa muy ineficiente —y con sospechables ponden a inmigrantes judíos), se accedía a lo
grandes niveles de corrupción-, sumada a la solicitado (en especial, radicaciones definiti
enorme demanda de migrantes para entrar a la vas) sin que cambiasen los elementos docu
Argentina, debía generar una situación explo mentales disponibles. La confección de las re
siva. Es bien conocido que la combinación en soluciones no guardaba, en la mayoría de los
tre políticas restrictivas y demanda migratoria casos, la menor forma y datos contradictorios
agrava los fenómenos de microcorrupción y aparecían en distintas fases del expediente y en
de patronazgo (englobables bajo el rótulo de la resolución final (como, por ejemplo, la reli
“comercio de la inmigración”), cuya magnitud gión de los solicitantes). Por otra parte, dado
depende del marco jurídico, de las tradiciones que ni siquiera existía un fichero alfabético
administrativas y de los mecanismos de con completo de los expedientes tramitados, había
trol de cada país. Tras la gestión más rígida de a veces más de un expediente por cada perso
Peralta el peronismo designó un director de na y éstos eran a menudo resueltos con crite
Migraciones (Pablo Diana) de bajo perfil y con rios opuestos (es decir, en uno se le negaba la
poco poder político. Ello coincidió con el pe entrada y en otro se le concedía). Sea por las
ríodo en el cual parece haber tenido más in razones de parálisis administrativa aludidas,
fluencia una estructura paralela que unía la se sea por el grado de irregularidades que todos
cretaría privada de la Presidencia de la Nación podían percibir, la inobservancia de las dispo
con el director de Migraciones, para hacer pa siciones migratorias se hizo general. Incluso se
sar a través de ella a personas que interesaban autorizaba a regularizar su situación a pasaje
al gobiemo y entre ellos, a los “sabios y peque ros llegados clandestinamente, hecho que al
ños sabios”, entre los cuales se encontraba un canzó tales proporciones que fue insólitamen
número imprecisado de colaboracionistas de te incluido en las estadísticas migratorias.
los regímenes de extrema derecha europeos y, En sus resultados, esa acción de la Direc
eventualmente, de criminales de guerra. Esta ción de Migraciones permitió disolver al me
estructura paralela tenía incluso sus propios li nos en parte los fuertes prejuicios ideológicos
bros de registros. Esa situación permitió al di que en muchos sectores de la alianza gober
rector de Migraciones expandir esa estructura nante existían, en especial hacia los migrantes
paralela para incluir en ella a personas reco centroeuropeos, refugiados políticos y perso
mendadas por amigos y otros personajes e ins nas de religión judía. Las estadísticas migrato
tituciones, y para desarrollar lo que parece rias no reflejan adecuadamente dichos fenó
traslucir como un mecanismo, si no siempre ‘menos y, en especial, los de naturaleza
de corrupción, sí de ilegalidad en gran escala. religiosa ya que el expediente más sencillo pa
Existía una verdadera “privatización” del fun ra alguien que quisiera entrar era declarar otra
102 cionamiento de una institución oficial. religión.
LA INMIGRACIÓN
grupos ligados a las compañías de navegación 1950. En ambos casos, era comparativamente
y de la industria de construcciones navales, en bajo respecto de los períodos de la gran inmi
especial del polo público genovés. En el caso gración de masas de principios de siglo.
del acuerdo con España, las negociaciones fue En los años cincuenta, cuando al descenso
ron igualmente difíciles y las concesiones que de la presión de la mano de obra europea se
obtuvo la Argentina fueron menores, dado el sumó el agravarse de la situación económica
menor interés del gobierno de Franco de de argentina, la inmigración comenzó a reducir
sembarazarse de mano de obra (sobre todo es se. En números absolutos según las fuentes de
pecializada) en función de sus utopías de de origen, la inmigración italiana caía de un pro
sarrollo autárquico. medio anual de 43.000 inmigrantes en la déca
Desde un punto de vista formal, aquellos da comprendida entre 1946 y 1955, a 10.000
acuerdos deberían haber favorecido la emigra en 1956. El flujo español, a su vez, descendía
ción seleccionada y regulada y, sobre todo, la de un promedio de 19.000 para la misma dé
reunificación de familias. Éste era el punto cada, a 9.000 en 1956. Lo que ocurría era que,
principal del acuerdo con el CIME y se partía aunque luego de 1954 las cosas comenzaron a
de una ampliación de la parentela incluible en mejorar, algimos de los flujos tradicionales
las cartas de llamada, con respecto a los requi hacia la Argentina, como los italianos y los es
sitos de la legislación de los años treinta. Más pañoles, habían ya establecido redes migrato
allá del caso del CIME, demasiado tardío para rias hacia otros destinos europeos (Francia,
ser influyente, el alcance efectivo de los otros Alemania) o transoceánícos, como Australia o
dos convenios en el flujo global de inmigrantes Venezuela. Creció además significativamente
arribados es algo que requiere todavía de un el número de retomos (en cinco de los siete
estudio detenido. Desde un punto de vista años sucesivos a 1952, superaron a los ingre
práctico, dado que la Dirección de Migracio sos, alcanzando porcentajes algo superiores al
nes parecía visar bastante automáticamente los 60%), descendió abruptamente el índice de
permisos de desembarco presentados por ita masculinidad (los arribos de mujeres supera
lianos o españoles individualmente, la influen ron a los de hombres desde 1952) y cambió la
cia del acuerdo estaría ligada a aquellos grupos estructura por edad de los inmigrantes; pri
de inmigrantes que no dispusíesen del dinero mero aumentó el número de menores y suce
para el viaje y por ende tuviesen que apelar a sivamente, el de adultos mayores de 41 años.
las facilidades que brindaba el acuerdo. Ello reflejaba, probablemente, que la nueva in
Visto en conjunto, el movimiento migra migración había descendido mucho más
torio europeo en la segtmda posguerra se re abruptamente que lo que indican los datos
dujo a un episodio intenso pero breve entre brutos y que de lo que se trataba era de proce
1947 y 1951. Era un movimiento integrado sos de reunificación familiar, en los que pre
por personas que declaraban ser trabajadores dominaban, en un primer momento, la llega
agrícolas en un porcentaje ligeramente mayor da de las mujeres y los niños y luego la de
que obreros y técnicos especializados, con un mayores de la generación precedente. Todo es
índice de masculinidad oscilante entre 184 y to se refleja también por otras vías: el porcen
104 147 hombres por cada 100 mujeres, de 1947 a taje de personas llegadas a través de acuerdos
LA INMIGRACION
los requisitos de documentación eran escasos hizo más estable, no sólo en las zonas periféri
(por ejemplo, la posibilidad de entrar con cé cas, y emergente en las zonas centrales del país
dula de identidad). Así, el movimiento de in y en el área metropolitana. En esta zona, sobre
gresos era ampliamente subestimado. Por otra todo desde los años sesenta, bolivianos y para
parte, muchos de esos movimientos eran ver guayos ocuparon un papel creciente, princi
daderos procesos temporarios ligados a ciclos palmente en la industria de la construcción.
de cosechas de las economías regionales, quizá Medir el flujo de los migrantes es, como se
con la excepción de ciertas zonas de la fronte indicó, muy problemático. Para el período
ra con el Paraguay. De este modo, la presencia 1947- 1970 se han realizado estimaciones utili
de los migrantes limítrofes era muy reducida, zando distintas fuentes, que dan cifras que os
no sólo en las mediciones del flujo sino tarn cilan entre 400.000 a 720.000. La misma im
bién en aquellos registros que medían el stock precisión (en razón del subregistro de los
de inmigrantes, como los censos nacionales. limítrofes) concierne al porcentaje sobre el to
Los migrantes limítrofes oscilaron en éstos, tal de inmigrantes. Si se consideran los arriba
desde 1869 a 1970, entre el 1% y el 2% de la dos por todos los puestos fronterizos y por to
población total relevada. Durante el siglo XIX, dos los medios de transporte, los inmigrantes
predominaban los uruguayos; en la primera limítrofes, que eran el 4% del total entre 1946
mitad del siglo XX, los paraguayos, chilenos y y 1950, ascendieron al 30% entre 1951 y 1960
bolivianos. Todavía el censo de aquella última y serían prácticamente el 100% en la década
fecha señalaba, entre ellos, la presencia del 40% siguiente. Por otra parte, aunque escapa a los
de paraguayos, el 25% de chilenos y el 17% de límites de este capítulo, desde comienzos de la
bolivianos. década de 1970, la inmigración limítrofe devi
En relación con la inserción territorial, al no una avalancha que los datos disponibles re
estar ligados a ciclos estacionales de demanda flejan muy inadecuadamente, sea por las razo
de mano de obra no calificada en áreas regio nes ya indicadas, sea porque ese movimiento
nales, fueron muy poco visibles durante déca se detuvo desde mediados de la década y luego
das en esa vitrina que era Buenos Aires. Por fue acompañado por un significativo flujo de
ejemplo, el flujo de los bolivianos había co retomo en la segunda mitad de la misma. Sin
menzado a crecer. junto con la expansión de embargo, los datos corregidos del censo de
mano de obra de la industria azucarera y, en 1980 muestran un porcentaje de limítrofes, so
especial, luego de la guerra del Chaco a media bre el total de la población, cercano al 3%.
dos de los años treinta. A partir de esa base re ¡Cuán lejos se está empero de aquel casi 30°/o de
gional, el radio del flujo temporario de traba extranjeros de 1914!
jadores adventicios bolivianos se dilató hasta Pese al reducido número en porcentaje de
incluir el ciclo de otros cultivos y otras regio los limítrofes, las manifestaciones de hostili
nes (como Mendoza). dad pública y privada no dejaron de hacerse
La relevancia estadística de los migrantes evidentes, sobre todo en zonas como la Pata
limítrofes comenzó desde los años cincuenta gonia, donde la presencia de chilenos era más
del siglo XX. Su porcentaje en el flujo comen masiva. Aunque existen diferencias de signifi
106 zó a crecer y, del mismo modo, su presencia se cación entre los distintos flujos -por ejemplo,
LA INMIGRACIÓN
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
La bibliografía sobre las migraciones a la rias en la segimda posguerra y sobre los mí
Argentina luego de la Primera Guerra Mundial grantes limítrofes en los últimos treinta años.
es menos voluminosa, innovadora y proble La historia social y económica ha recibido, en
mática que aquella para el período precedente. cambio, mucha menor atención.
Si bien algunos temas han sido abundante Sobre las estadísticas migratorias, deben
mente tratados, se carece de cuadros de con consultarse las publicaciones de la DIRECCIÓN
junto y en ciertas áreas hay significativas lagu NACIONAL DE MIGRACIONES, Memorias, Buenos
nas. En general, existe una literatura extensa Aires, varios años. Un análisis crítico de las
sobre los refugiados, sobre el tema del prejui distintas estimaciones sobre los migrantes li
cio y sobre las perspectivas ideológicas de los mítrofes, puede hallarse en A. LATTES, “Tratan
grupos dirigentes, sobre las políticas migrato do de asir lo inasible: las dimensiones de la in 107
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
migración entre 1945 y el presente”, en Estu na migratoria”, EML, año 10, n” 31, Buenos Ai
dios Migratorios Latinoamericanos (en adelan res, 1995, págs. 673-704; I. KLICH, “La pericia
te, EML), nm. 15-16, Buenos Aires, 1990, págs. científica alemana en el amanecer del proyec
295-310. Para las estadísticas extranjeras, en to nuclear argentino y el papel de los inmi
tre otros, véanse: G. RosoLl, Un secolo di emi grantes judíos”, Boletín del Instituto de Historia
grazione italiana: 1876-1976, Roma, 1978, y C. Argentina y América “E. Ravignani”, n” lO,
YANEZ GALLARDO, La emigración española a Buenos Aires, 1994, págs. 61-89; C. BIERNAT,
América (siglos XIX y XX), Colombres, 1994. “Migrantes, refugiados y fugitivos: las ambi
Sobre el tema de la movilidad social y la guas políticas migratorias del primer peronis
integración al mercado de trabajo son funda mo (1946-1955)”, “Les politiques publiques
mentales los trabajos de M. BARBERO, “Los face au probleme migratoire", Exils et Migra
obreros italianos de la Pirelli argentina (1920 tions Ibériques au Xx‘. Siécle, n“ 7, citado, págs.
l930)”, en F. DEVOTO y E. MÍGUEZ (comps.), 95-120.
Asociacionismo, trabajo e identidad étnica, Sobre la Argentina ante los refugiados,
Buenos Aires, 1992, págs. 189-204, y M. CEVA, véase L. SENKMAN, Argentina, la Segunda Gue
“Las imágenes de las redes sociales de los in rra Mundial y los refugiados indeseables, Bue
migrantes desde los archivos de fábrica. Una nos Aires, 1991. También (concentrado en un
comparación de dos casos: Flandria y Alpar caso puntual), puede consultarse D. SCH
gatas”, en M. BIERG y H. OTERO (comps.), In WARZSTEIN, “Actores sociales y política inrni
migración y redes sociales en la Argentina mo gratoria en la Argentina. La llegada de los re
derna, Buenos Aires, 1995, págs. 203-220. publicanos españoles”, EML, n“ 37, Buenos
Sobre la integración social analizada a partir Aires, 1997, págs. 423-446.
de los comportamientos matrimoniales, una En lo que se refiere a los conflictos ideoló
equilibrada síntesis de las distintas posiciones, gicos en las elites, en especial fascistas y anti
desde un estudio de caso, se encuentra en S. fascistas, se cuenta con buena literatura para el
MALUENDRES, “De nuevo sobre las pautas ma caso alemán, R. NEwToN, German Buenos Ai
trimoniales de los migrantes y sus hijos. Pia res, 1900-1933, Austin, 1976, y del mismo au
monteses y leoneses en Trenel, Territorio Na tor, en una perspectiva comparativa, “¿Patria?
cional de La Pampa (1911-1940)", EML, n“ 28, ¿Cuál Patria? Ítalo-argentinos y germano-ar
Buenos Aires, 1994, págs. 449-480. gentinos en la era de la renovación nacional
En lo que hace a las políticas públicas, fascista, 1922-1945”, EML, n" 22, Buenos Aires,
puede consultarse: F. DEVOTO, “Ideas políticas 1993, págs. 401-423. Sobre la intervención de
y prácticas migratorias en una perspectiva de gobiernos extranjeros en la vida comunitaria,
largo plazo (1852-1950)”, en Exils et Migra también de R. NlEWTON, El cuarto lado del
tions Ibériques au Xx‘ Siecle, n" 7, París, 1999, triángulo: la amenaza nazi en Argentina, Bue
págs. 29-60. Un tratamiento extenso ha susci nos Aires, 1994.
tado el caso del primer peronismo. Al respec Para la segunda posguerra, en especial pa
to, pueden consultarse: L. SENKMAN, “Perón y ra la inmigración italiana y también las polí
la entrada de técnicos alemanes y colaboracio ticas públicas relacionadas con ella, irnpor
108 nistas con los nazis, 1947-49: un caso de cade tantes contribuciones están reunidas en el
LA INMIGRACION
libro de G. ROSOLI (ed.), Identita degli italiani por I. BESTENE e I. KucH de la publicación
in Argentina, Reti sociali, Famiglia, Lavoro, EML, n" 26, Buenos Aires, 1994. Sobre los es
Roma, 1993. pañoles se ocupan parcialmente del período
Sobre los distintos grupos inmigratorios (hasta 1930), los importantes trabajos de I.
existe una buena y abundante literatura sobre MOYA, Cousins and Strangers. Spanish Immi
el caso judío, comenzando por H. AVNI, Argen grants in Buenos Aires, 1850-1930, Berkeley
tina y la historia de la inmigración judía, 1810 Los Angeles, 1998 y X. M. NÚÑEZ SEIxAs, Emi
1930, Buenos Aires, 1983. También se pueden grantes, caciques e indianos, Vigo,‘ 1998. Tam
consultar varios de los trabajos reunidos en bién puede verse A. FERNÁNDEZ y I. MOYA (edi
AUTORES VARIOS, Iudaica Latinoamericana, vol. tores), La inmigración española en la Argentina,
II, Jerusalem, 1993. El asociacionismo en un Buenos Aires, 1999.
caso regional, se encuentra en F. TOLCACHIER, En lo que respecta a los grupos limítrofes,
‘Asociaciones israelitas en el partido de Villari el mejor atendido ha sido el de los bolivianos.
no”, Studi Emigrazione, n“ 115, Roma, 1994, Para ellos se dispone de los fundamentales tra
págs. 461-493. Existe un completo trabajo so bajos de ROBERTO BENENCIA, entre ellos, “De
bre la educación judía de E. ZADOFF, Historia de peones a quinteros. Movilidad social de fami
la educación judía en Buenos Aires (1935-1957), lias bolivianas en la periferia bonaerense”,
Buenos Aires, 1994. Sobre los sirio-libaneses, el EML, n“ 35, Buenos Aires, 1997, págs. 63-102,
caso de Santiago del Estero ha sido tratado por y R. BENENClA y G. KARASIK, Inmigración limí
A. TAssO, Aventura, trabajo y poder. Sirios y liba trofe: los bolivianos en Buenos Aires, Buenos Ai
neses en Santiago del Estero (1880-1990), Bue res, 1995. Sobre el mismo grupo, también
nos Aires, 1989, y G. IOZAMI, “Aspectos demo puede consultarse I. BALÁN, “La economía do
gráficos y comportamiento espacial de los méstica y las diferencias entre los sexos en las
inmigrantes árabes en Santiago del Estero”, migraciones internacionales: un estudio de
EML, n“ 5, Buenos Aires, 1987, págs. 57-90. Pa caso de los bolivianos en Argentina”, EML, n“.
ra el estudio del asociacionismo, existe un buen 15-16, Buenos Aires, 1990, págs. 269-294. So
balance de conjunto en I. BESTENE, “Formas de bre los chilenos, véase: A. FRAPICCINI, G. RA
asociacionismo entre los sirio-libaneses en PART y D. LVOVICH, “Migración y fluctuaciones
Buenos Aires (1900-1950)”, en F. DEVOTO y E. del mercado de trabajo: los trabajadores chile
MIGUEZ (comps.), op. cit., págs. 115-133. En ge nos de Neuquén, 1884- 1930”, EML, n“ 30, Bue
neral, puede consultarse el número compilado nos Aires, 1995, págs. 333-356.
109
3. LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD
Hernán Otero
Los viajeros que visitaron la Argentina en aquellos inmigrantes de la primera mitad del
la época del Centenario encontraron un país siglo- hacia Europa y los Estados Unidos, es
pujante, caracterizado por una economía pectacular no tanto por su intensidad como
fuertemente expansiva en la que la heterogé por el amplio consenso que despierta en el
nea y numerosa inmigración europea encon imaginario colectivo, ejemplifica probable
traba posibilidades abiertas y efectivas a sus mente mejor que ningún otro fenómeno el
deseos de progreso material y movilidad so cambio en las bases materiales y culturales
cial. La diversificación de las actividades eco ocurrido durante el período.
nómicas y la vertiginosa modernización de la Vista en conjunto, la historia de esos esca
vida social y material del Litoral y de la ciudad sos setenta años se presenta como la de la ex
de Buenos Aires —esa “capital de un imperio pansión y crisis de las bases sociales y materia
imaginario”, como dijo alguna vez Malraux les, pero también culturales e ideológicas, que
constituían las pruebas más visibles de un fu posibilitaron el surgimiento de la clase obrera
turo social que, aunque promisorio, eviden y de los sectores medios. Así, aun cuando más
ciaba ya algunos signos preocupantes a los del 70% de la población argentina llegó a con
ojos de la elite dirigente. Apenas setenta años siderarse como miembro de las clases medias,
después, la Argentina que asiste esperanzada a resulta difícil hoy decir quién pertenece a ella.
la restauración democrática de 1983 presenta El fin de la movilidad social a gran escala, ras
una imagen claramente contrastante con go constitutivo de la identidad social argenti
aquellas promesas del Centenario. La crecien na del siglo XX, y el mantenimiento de mar
te polarización social y la emergencia de inédi cadas disparidades regionales desdibujan los
tas formas de pobreza y exclusión definen un rasgos del modelo de integración abierto e
nuevo paisaje social que, contra los supue_stos incluyente que caracterizó a la Argentina du
integrativos que conformaron al país como rante buena parte de dicho siglo. Iniciado
nación, impone el replanteo de los límites rea durante la fase expansiva de la economía
les y posibles del ahora menguado conjunto agroexportadora, ese modelo se consolidó pro
de quienes pueden considerarse con derecho gresivamente con el afianzamiento del Estado
pleno como ciudadanos del país. La emigra benefactor hacia mediados de los años cuaren
ción de argentinos —descendientes en parte de ta, experimentó avances y retrocesos durante la lll
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
economía desarrollista e inició su fase termi gresivo afianzamiento de dos grupos sociales
nal hacia mediados de los años setenta. Si bien de escasa significación en la Argentina criolla:
esta secuencia global reconoce paralelos en los sectores medios y el proletariado industrial
otros contextos latinoamericanos e incluso urbano. Corresponde a Gino Germani, fimda
europeos, la evolución social argentina se ca dor de la sociología científica en nuestro país,
racterizó por un derrotero en buena medida el mérito de ser el primero en suministrar una
singular, dadas las peculiaridades históricas imagen de esa estructura social en la que ha
que diferenciaron al país de ambos puntos de bría de combinar, en delicado equilibrio, apre
referencia. ciaciones tanto optimistas como pesirnistas
del proceso histórico argentino. Entre las pri
meras, y en consonancia con la teoría de la
LA ESTRUCTURA socIAL modernización que inspiró su obra, se desta
can su interpretación de la evolución social ar
DESDE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL gentina como producto de una efectiva mo
HASTA LA CRISIS DE 1930 dernización de las estructuras económicas del
país y el pormenorizado análisis del surgi
La Argentina conoce a partir de 1880 un miento de los sectores medios, vistos como la
proceso de profundas transformaciones que, expresión acabada de un patrón de estratifica
en apenas cuatro décadas, cambiaron decisi ción de tipo urbano moderno comparable al
vamente su fisonomía. La base de tal proceso de los países industrializados. La notable ex
fue, como es sabido, el extraordinario desarro pansión de estos sectores desde el último cuar
llo y modernización de la producción ganade to del siglo XIX constituye uno de los fenóme
ra y el surgimiento de una moderna y eficien nos mejor documentados de nuestra historia,
te agricultura de corte capitalista. El modelo afirmación que resulta más válida en lo relati
agroexportador resultante, la inmigración vo a su medición global que en lo que respec
masiva, la modernización del Estado, las in ta a los mecanismos y procesos sociales que,
versiones en infraestructura (sobre todo en el más allá de consideraciones macroeconómicas
estratégico rubro transportes), la expansión evidentes, dieron lugar a tal expansión. Según
de la educación primaria, la veloz y temprana estimaciones del sociólogo italiano, los estra
urbanización, la existencia de un mercado re tos medios no manuales, incluyendo en tal de
lativamente dinámico con sus múltiples esla nominación a propietarios y cuentapropistas,
bonamientos y estímulos hacia la expansión a profesiones liberales y a empleados, pasaron
industrial y el sector servicios, contribuyeron del escaso 11% en 1869, al 29,9 % en 1914, al
a modificar sustancialmente las relaciones canzando así hacia la segunda década del pre
económicas y sociales de la región litoral y el sente siglo el convencional aunque no arbitra
sistema de estratificación social imperante rio umbral del 30%, que permite caracterizar
hasta entonces. a un país como una sociedad de clase media.
Para 1914, la nueva estructura social pro Esta evolución se presentaba como el produc
ducida por aquel proceso se hallaba en avan to necesario de una alta movilidad social as
112 zado estado de consolidación, gracias al pro cendente, particularmente fuerte en aquellas
LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD
áreas del país que, como el Litoral, se benefi beral en boga en aquellos años, el proceso de
ciaron del proceso modernizador. industrialización permitió conformar un pro
A pesar de algunas simplificaciones poste letariado industrial urbano de significativa
riores por parte de sus críticos, la visión ger importancia que ya para 1914 constituía
manianade este proceso no se agotaba en la aproximadamente el 40% de la población eco
enumeración detallada de los aspectos opti nómicamente activa. De tal suerte, durante el
mistas congruentes con la teoría de la moder período 1914-1930 se consolida un modelo de
nización. Antes bien, el modelo de Germani estratificación social caracterizado simultá
incluyó en clave polémica aquellos rasgos pesi neamente por la progresiva diferenciación in
mistas del modelo agroexportador argentino terna de una elite dotada de rasgos moderni
que impusieron límites precisos al proceso ex zadores y empresariales, en la que por cierto
pansivo, cada vez más evidentes a medida que no se hallan ausentes sectores más tradiciona
avanzaba el siglo. Entre éstos, la debilidad de la les difícilmente asirnilables a esa imagen; el
primera fase de industrialización (1870-1930), desarrollo de la clase media urbana, producto
considerada como un subproducto imprevisto del crecimiento industrial y de la expansión
y en cierto modo no deseado del desarrollo del del sector terciario, los servicios y el aparato
sector primario, trajo aparejada la formación estatal; el surgimiento de una clase media
de una industria de bajo nivel de concentra agrícola, sobre todo en aquellas provincias
ción técnico—económica, con igualmente bajos con experiencias exitosas de colonización co
niveles de capitalización y de eficiencia. En el mo Santa Fe, y el temprano desarrollo de un
área rural, por su parte, los obstáculos políticos proletariado industrial, bastante más hetero
e institucionales determinaron la formación de géneo de lo que esta denominación sugiere,
latifundios e impidieron el desarrollo en pro concentrado básicamente en las ciudades del
porciones significativas de aquellos sectores Litoral. Los niveles de vida excepcionalmente
medios rurales con los que, a instancias del ob altos que las clases populares tuvieron en el
nubilante progreso social norteamericano, ha Litoral, al menos en el cuadro hispanoameri
bía soñado la elite intelectual decirnonónica. cano, como bien ha señalado Tulio Halperin
La elevada proporción, siempre en obligada Donghi, coexistieron con aquellas situaciones
clave comparativa con el caso estadouniden más críticas que, como las huelgas de la Pata
se, de inmigrantes europeos retornados a sus gonia o la Semana Trágica en la capital del
países o reemigrados hacia horizontes más país, marcaron un ciclo de aguda confronta
promisorios, apuntaba en la misma dirección. ción social hacia principios de los años veinte,
Más importante aún, el proceso descripto só testimonio de las sombras de un proceso ex
lo había alcanzado a una parte del país, e_l Li pansivo que ya por entonces comenzaba a
toral, lo que conformó un modelo de estrati mostrar sus limitaciones.
ficación que Germani calificó sin ambages Con la única excepción de la clase alta,
como “sociedad dual”. monopolizada por nativos de larga data y por
Más allá de las luces y de las sombras del los descendientes de inmigrantes, sobre todo
cuadro germaniano, por otra parte tributario vascos e irlandeses llegados al país antes de
de las interpretaciones críticas del modelo li 1870, en todos los estratos predominaron los 113
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
inmigrantes europeos y sus hijos. Las posibi hacia las ciudades. Por tal razón, y en claro
lidades abiertas por la economía, pero tam contraste con la etapa anterior, comienzan a
bién la inserción de los inmigrantes en acti destacarse progresivamente los migrantes in
vas redes sociales de familiares y paesani, que ternos que, desde provincias como Santa Fe,
suministraban informaciones, ayudas mate Córdoba, Entre Ríos y Corrientes, y desde las
riales y colocaciones laborales, permitieron a áreas rurales, confluyen ahora en grandes
los migrantes ocupar posiciones en la socie cantidades hacia los polos industriales de la
dad e iniciar un efectivo proceso de movili provincia de Buenos Aires y hacia los barrios
dad social. La inmigración europea, actor periféricos de la Capital Federal, para ir en
omnipresente del proceso social argentino grosando luego el cinturón suburbano. Estos
hasta mediados de siglo, aportó así lo esencial movimientos representaron ante todo una
de los contingentes demográficos, pero tam variación en las proporciones de los flujos
bién las ideas, aspiraciones y pautas cultura migratorios, cuya significación se agiganta
les que habrían de distinguir a la clase media tanto por su marcado dinamismo como por
y al proletariado industrial en tanto grupos la progresiva retracción de la inmigración in
sociales. ternacional, más que un cambio de tendencias
ya que las migraciones de nativos del período
DE IA CRISIS DEL TREINTA AL PERONISMO hunden sus raíces en corrientes migratorias de
muy larga data.
La crisis financiera intemacíonal de 1930 El derrumbe del comercio exterior trajo
y, en otro orden, el golpe militar del general como consecuencia más saliente la expansión
Uriburu que interrumpe el ciclo democrático del desarrollo industrial, favorecido por las
iniciado por la Ley Sáenz Peña, acarrearon políticas del gobierno que, gracias sobre todo
cambios importantes que se tradujeron en un al control de cambios, implicaron una reduc
vasto conjunto de políticas económicas que ción de las importaciones. A diferencia de eta
redefinieron el papel del Estado y aumentaron pas anteriores, el nuevo perfil industrial no se
considerablemente su intervención en la eco limitó a las actividades derivadas de la econo
nomía. El desmoronamiento del comercio ex mía agroexportadora sino que dio lugar a in
terior provocó un derrumbe de la producción, dustrias manufactureras orientadas a la satis
particularmente crítico en el trienio 1929 facción del consumo interno, principalmente
1932 y la aparición de un nivel de desempleo en áreas como los neumáticos, la extracción y
sin precedentes que, según algunas estimacio refinamiento del petróleo y los textiles. Este
nes, rondó el 30% de la fuerza laboral. Los sa último sector contaba, según el Censo Indus
larios en pesos bajaron, en algunos casos más trial de 1935, con más de 6.000 establecirnien
que el costo de vida, originando una retrac tos, de los cuales, más de la mitad tenían me
ción de los consumos. La crítica situación del nos de cinco empleados.
mundo rural, tanto de asalariados como de Los cambios derivados de la nueva fase de
arrendatarios y pequeños propietarios fundi industrialización iniciada hacia 1930 y del pro
dos por la baja de los precios agrícolas, origi ceso de sustitución de importaciones y de los
114 nó un importante movimiento de población nuevos patrones de movilidad de la población,
LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD
I
i!ta?!
y;
K
l Barrio obrero en Santiago del Estero. Polémica: Primera Historia. Buenos Aires, 1968.
hallaron su traducción en el creciente peso de del Cuarto Censo confirma el esquema tri
la población concentrada en la industria. Re partito —clase alta, clases medias y clases po
sulta difícil evaluar la importancia de los cam pulares— esbozado para el período anterior,
bios ocurridos en la estructura social del perío aunque con algunos cambios significativos.
do, dada la dilatada extensión que media entre La clase alta, cuya representatividad numéri
el Tercer Censo Nacional de 1914 y el Cuarto ca es, desde luego, secundaria en relación con
Censo de 1947. El intenso proceso de migra su importancia como grupo dirigente, se
ciones intemas e intemacionales que consagró presenta ahora dotada de una mayor homo
hacia 1914 el predominio demográfico de la geneidad interna. La posesión de la tierra
región parnpeana, redujo proporcionalmente continúa siendo la base de su poder, y si bien
la población de las provincias del interior que, juegan todavía algún papel formas tradicio
durante las tres décadas del tercer período in nales de prestigio como la herencia, el pano
tercensal, lograron impedir la realización del rama dominante es el de su enraizamiento en
cuarto censo para no ver menguada su repre formas de producción de neto corte capitalis
sentación en la Cámara de Diputados. A pesar ta. La homogeneidad de este sector es desde
de ello, la existencia de algunos relevamientos luego relativa al resto de la estructura social,
como el Censo Industrial de 1935 y, sobre to como lo muestran claramente la división in
do, la imagen final aportada por el censo de terna entre la burguesía industrial, más re
1947 permiten vislumbrar las tendencias más ciente y de menor poder relativo, y la burgue
generales ocurridas en la estructura social du sía terrateniente tradicional y, dentro de esta
rante los años del régimen conservador. última, los conflictos entre invernadores y
Vista según su división en grandes gru criadores durante la primera mitad de los
pos sociales, la estructura social emergente años treinta. 115
POBLACION Y SOCIEDAD
Las clases medias, por su parte, continúan bierno hasta 1950- y por una estrategia distri
su proceso expansivo superando en diez pun bucionista de desarrollo económico. La indus
tos su ya notoria proporción de 1914. Confor tria, y ya no el modelo agroexportador, pasó a
me con su aumento cuantitativo, aumenta constituir uno de los objetivos centrales del
también la heterogeneidad de su composi grupo dirigente encabezado por Perón, me
ción, destacándose ahora más nítidamente un diante un proyecto de industrialización susti
segmento superior básicamente urbano, con tutiva de importaciones basado en el apoyo a
formado por la burguesía profesional e inte las pequeñas y medianas industrias y en el in
lectual, y uno inferior que encuentra su base cremento de la demanda de bienes de consu
de sustentación en el sector terciario, en par mo masivo en el mercado interno que hacía
ticular del ámbito público, y en el que predo imprescindible el aumento de los salarios rea
minan las actividades en relación de depen les y la implementación de medidas redistri
dencia. Por último, las clases populares, que butivas del ingreso.
constituyen la mayoría de la población activa La política económica del peronismo am
(seis de cada diez argentinos hacia 1947), se pliará el papel del Estado en la economía, de
concentran también mayoritariamente en ac por sí importante desde 1930, a través de la
tividades en relación de dependencia. Los tra expropiación parcial de la renta agraria y su
bajadores de la industria, que desempeñarán transferencia hacia el financiamiento de la
un papel político y social clave en la vida ar industria, mediante la nacionalización del
gentina desde la década del cuarenta, ocupan comercio exterior de productos agropecua
alrededor del 20% de la población activa. Más rios y la creación de instituciones como el
del 70% de las clases populares se halla en IAPI. El efecto más evidente de la nueva
condiciones de baja o nula concentración por orientación económica sobre la estructura
empresa, siendo los obreros industriales la social fue el altísimo nivel de creación de em
única excepción a ese patrón general de corte pleo urbano, proceso en el que la industria
tradicional. -principalmente la de la construcción- ejer
cerá, por única vez en la historia del período
EL PERONISMO HISTÓRICO que aquí se trata, el papel de liderazgo. Esta
superior capacidad en la creación de empleo
La llegada al poder del peronismo en 1946 industrial, el rasgo más notorio del peronis
constituyó un cambio decisivo en la evolución mo según Susana Torrado, fue acompañada
política, social y económica de la Argentina. El por un crecimiento moderado del sector ter
nuevo gobierno, expresión de una nueva ciario que, gracias al surgimiento de puestos
alianza formada por la clase obrera y los pe en la administración pública y en los trans
queños y medianos industriales, apoyados por portes, favoreció la creación de empleos asa
sectores nacionalistas de las Fuerzas Armadas, lariados, tanto en los sectores medios como
impulsará una política económica en muchos en los obreros.
puntos diferente de las precedentes, caracteri Si bien los cambios estructurales más irn
zada por un decidido proyecto de desarrollo portantes atribuibles al peronismo se sitúan
116 industrial —al menos en su primera fase de go sobre todo en el ámbito urbano, también se
LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD
tantes cambios en su composición. En particu lariada que, al carecer de bases sólidas y es
lar, se creó escaso empleo neto en la industria tructurales, se asentó en puestos laborales cu
manufacturera, el que al hallarse distribuido ya vulnerabilidad resultará dramáticamente
en todos los sectores sociales, retrotrajo el per notoria en períodos posteriores. Uno de los
fil socio-ocupacional a fases previas a 1945. En hechos en apariencia contrastante de este pe
igual sentido, tuvo lugar una atenuada expan ríodo es el bajo valor de los índices de desem
sión del empleo terciario, con cambios en su pleo (inferiores al 3% entre 1977 y 1980), di
composición que favorecieron a las ramas pri sonantes con el deterioro generalizado de los
vadas en detrimento de las públicas, sobre to indicadores sociales. Sobre el particular existe
do en rubros como el financiero. cierto consenso de que tales índices obedecie
El sector agropecuario pampeano experi ron a la reducción de la oferta de mano de
mentó desde mediados de los setenta una obra inducida por la retracción de la demanda
nueva fase de expansión, caracterizada por la a causa de la recesión; a la emigración y exilio
modemización e incorporación de nuevas tec de argentinos; a la reducción de la migración
nologías y por el sostenido crecimiento de la limítrofe e intema; al envejecimiento pobla
producción, proceso de especialización pro cional, y a las directivas de la cúpula militar
ductiva que, acelerado después de los años que buscaron limitar el desempleo con el fin
ochenta, benefició principalmente al sector de evitar el descontento social que pudiera ser
agrícola. La profundización del capitalismo en útil a las organizaciones guerrilleras. Siguien
el campo, rasgo típico de esta fase como lo ha do tales interpretaciones, los índices traduci
bía sido durante la precedente el desarrollo in rían una imagen artificial del desempleo real,
dustrial, aumentó la heterogeneidad del sector que permite suponer un aumento considera
en el que se desarrollaron nuevas formas em ble del desempleo oculto.
presarias como las empresas medieras agríco En términos de la estructura social, el efec
las y la reducción de los arrendamientos de to más evidente de estos cambios fue la pérdi
largo plazo. Aumentan, asimismo, las explota da de importancia de la clase obrera, tanto por
ciones no trabajadas por sus dueños y surgen su débil crecimiento y el retroceso relativo de
modernas explotaciones de gran tamaño per sus efectivos en la estructura ocupacional, co
tenecientes a grupos económicos, que adquie mo por las políticas represivas hacia los traba
ren significativas proporciones de tierras mo jadores y los sindicatos, que disminuyeron su
tivados por las mejoras de la productividad papel como actores políticos y sociales. En
ocurridas en el sector. igual sentido, la notable expansión del cuenta
En función de estos comportamientos, el propismo en este sector redujo fuertemente la
crecimiento de la fuerza de trabajo urbana. se importancia del sector asalariado de la clase
orientó hacia otros sectores, como la cons obrera. En la clase media se detiene el proceso
trucción y el comercio, que crecieron a ritmos de asalarización experimentado durante el de
muy elevados. La reforma monetaria y el auge sarrollismo y disminuye en su composición la
especulativo que caracterizó al período recor importancia del componente público.
dado como la “Patria Financiera” dio lugar así La evolución presentada trae al primer
a un crecimiento inusual de la clase media asa plano de la escena un fenómeno que, insinua 123
POBLACION Y SOCIEDAD
salud, en la que se instauró un doble proceso tores, resultó más crítico para la clase obrera.
de traspaso de prestaciones al sector privado y La participación de los asalariados en el ingre
de arancelamiento de los servicios en los hos so cayó en 1977 al 30,8%, valor que constituye
pitales públicos, reservando la intervención el nivel más bajo del período que aquí se trata.
del Estado sólo a la asistencia de los sectores La magnitud de esta caída configura un cam
sociales en estado crítico. La adopción del bio estructural respecto de los patrones histó
principio de subsidiariedad del Estado en un ricos de distribución de la Argentina, superio
contexto de aumento espectacular de los sec res por lo general al 40%, agravado por los
tores carenciados será precisamente uno de los efectos regresivos de la masiva fuga de capita
factores clave de una forma de deterioro social les y por el pago de los servicios de la deuda
que, iniciada en esos años, se prolongará hasta externa.
nuestros días. Los efectos negativos de la re El conjunto de procesos evocados hará
ducción de políticas sociales fueron potencia que la estructura social adquiera nuevos e iné
dos por el aumento en la regresividad del sis ditos rasgos distintivos que, en líneas genera
tema irnpositivo, gracias a la fórmula -de les, suponen un doble proceso de homogenei
monótona recurrencia- de aumentar la tribu zación de la cúspide de la pirámide social,
tación indirecta. Ésta, al basarse en impuestos mediante el aumento de la concentración eco
al consumo, afectó más a los sectores de me nómica y empresarial y la diversificación de
nores ingresos. La eliminación en 1980 del fi inversiones en los más variados sectores; y de
nanciamiento empresario de las jubilaciones, heterogeneización de su base, inducida por la
reemplazado por fondos estatales originados progresiva precariedad de los mercados labo
precisamente en esas formas de tributación ge rales y por la aparición de nuevas y variadas
neral, operó en la misma dirección. En este formas de pobreza y exclusión social. Como
contexto, no resulta sorprendente que las ero sostienen Kessler y Minujín, se asiste desde en
gaciones del Estado en materia social alcan tonces a un proceso de pauperización econó
zaran niveles extremadamente bajos y que, a mica, social y cultural que, por su magnitud,
pesar del declarado natalismo de las Iuntas rni casi no registra equivalente en otros países y
litares, las asignaciones familiares, de cierta que, a partir de la transición democrática, ha
importancia durante el peronismo histórico, brá de constituir un tema inexcusable de la
pasaran a tener montos despreciables. Los fe agenda política de los argentinos. Lo novedo
nómenos mencionados adquieren mayor irn so, desde luego, no es la inexistencia anterior
portancia en el marco de la drástica caída del de tales fenómenos, sino su magnitud y sobre
salario real, que en un solo año (1976) baja el todo, su inédita percepción como punto de no
37% con respecto al bienio 1974-1975. h retorno, tanto para la sociedad en su conjunto
La disminución del salario directo e indi como para las personas involucradas. Si los
recto tuvo efectos recesivos en la cantidad y pobres de la inmigración masiva o de las mi
calidad de los consumos, lo cual aumentó la graciones internas de los años cuarenta o se
proporción del ingreso destinada a satisfacer tenta podían visualizar su pobreza como un
necesidades básicas y redujo la de bienes dura precio a pagar por la movilidad social de sus
bles, proceso que si bien afectó a todos los sec hijos o de sus nietos, las nuevas formas de 125
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
Obreras trabajando en la fábrica de sombreros Lagomarsino y compañía. Nuestro Siglo: Historia gráfica de la Argentina
contemporánea.
sector agrícola, se sucede una fase declinante de modo ejemplar la feminización de las acti
(muy pronunciada entre 1869 y 1914, mode vidades de enseñanza. El incremento del nú
rada entre 1914 y 1947, menor aún entre 1947 mero de trabajadores secundarios en los ho
y 1960) vinculada con el desarrollo de la in gares, principalmente mujeres, desde finales
dustria, concentradora principalmente de ma del desarrollismo prefigura, asimismo, una
no de obra masculina, que concluye con tasas tendencia creciente en décadas posteriores,
de participación ligeramente superiores al según la cual la participación femenina tien
20%. Por último, a partir de la década del se de a complementar en muchos casos los bajos
senta se observa un nuevo y sostenido repun ingresos familiares, más que a expresar un
te, que alcanza el 27% en 1980, producido por efectivo proceso de igualación de oportuni
la expansión del sector servicios, tanto priva dades. Entre otros aspectos, el mantenirnien
do como estatal, por la diversificación de las to de la doble jornada consistente en la parti
actividades económicas y por las necesidades cipación en el mercado de trabajo más las
que las recurrentes crisis de la economía im actividades domésticas y de la maternidad, o
ponen a los hogares. Esta evolución no sólo la mayor vulnerabilidad económica y de co
tradujo las variaciones ocurridas en la activi bertura social de las mujeres jefas de hogar
dad económica, sino también un cambio en la alertan contra cualquier lectura armónica del
relación de la mujer con el mercado de traba proceso.
jo que se caracterizó, en la larga duración, por Además de las tendencias generales y de
niveles crecientes de asalarización. El aumento los puntos de inflexión ocurridos en el largo
de la participación de la mujer en el mercado plazo, el problema de las continuidades y
de trabajo constituye un elemento crucial de rupturas de la estructura social puede ser
las transformaciones ocurridas durante la se analizado en otra clave igualmente fecunda,
gunda mitad del siglo, cuya significación eco que remite al nivel de “realidad” de los gru
nómica, social y cultural acompaña y posibili pos sociales estudiados por los investigadores
ta la creciente igualdad de derechos entre sobre la base de indicadores objetivos como
hombres y mujeres, evidenciada, entre otros los ingresos o las ocupaciones. Si bien esta úl
aspectos, por avances fundamentales como el tima lectura ha dominado ampliamente los
voto femenino en 1951 y la liberación sexual y estudios sobre la evolución social del siglo
la segimda revolución contraconceptiva de los XX, los límites entre grupos sociales, aunque
años sesenta. reales y visibles en numerosas manifestacio
Tales avances no deben hacer olvidar, sin nes —como las conductas demográficas o las
embargo, que paralelamente tienen lugar tendencias electorales —, son también amplia
procesos de deterioro que afectaron sobre to mente difusos o incluso inexistentes en otras
do a las mujeres. En particular, su incorpora dimensiones. Desde esta otra perspectiva, las
ción creciente al mercado de trabajo fue clases constituyen, ante todo, un producto
acompañada de la inserción en puestos más cultural ligado a las percepciones, valores y,
vulnerables e informales, como el servicio do sobre todo, autodefiniciones de los indivi
méstico, o en puestos menos interesantes des duos que, huelga decirlo, distan en muchos
128 de el punto de vista salarial, como lo ilustra casos de las categorías académicas. Éstas, en
LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD
no presentó una clasificación espacial en la ne Torrado- que el aumento de los dos prime
que alternaban tres tipos de regiones: las pro ros indicadores traduce situaciones más mo
vincias con un elevado componente de clase dernas y el de los restantes una distorsión en el
media urbana (Córdoba, Capital Federal, sentido contrario, puede concluirse que regio
Buenos Aires, Mendoza); las que evidencia nes como el Noroeste y el Noreste, que mantie
ban sectores medios de menor cuantía y pre nen importantes volúmenes de empleo agro
dominantemente rurales (La Pampa, Misio pecuario y altos niveles de empleo público y
nes, Chaco, Formosa, Río Negro); y aquellas terciario en las ocupaciones urbanas, habrían
que aún no habían alcanzado el umbral míni incrementado desde 1960 su desigualdad con
mo del 30% (Jujuy, Catamarca, Tucumán). respecto a las regiones más desarrolladas.
Esta geografía de la clase media —asociada a La geografía de las estructuras sociales
las actividades urbanas del sector terciario y emergentes hacia los años ochenta, con zonas
de la administración pública, y en menor me claramente rezagadas con respecto al centro
dida a las actividades industriales- fue, asi litoral del país, repite un modelo de retraso re
mismo, diferencial según se tratase de zonas lativo de las regiones periféricas que recuerda,
urbanas con predominio de la clase media siempre en un juego de simetrías irnperfectas,
dependiente o rurales con mayor peso de los a viejos y nuevos clivajes espaciales de la histo
patronos. ria argentina, como el célebre país abanico ba
Tres décadas después, la estructura social sado en índices de capacidad económica, te
emergente del Censo Nacional de 1980 pre matizado por Alejandro Bunge en 1940; el
senta un panorama mucho más diversificado, predominio del sector independiente y la pro
producto tanto de la evolución real como de ducción mercantil simple, destacado por Vi
las mejoras ocurridas en las formas de capta llarreal para la década del sesenta, o las más re
ción estadística, en el que resulta posible, sin cientes geografías de las necesidades básicas
embargo, detectar continuidades significati insatisfechas y del índice de desarrollo huma
vas con la geografía germaniana. Así, en líneas no, puestas en relieve por Barbeito y Lo Vuolo
generales, son las mismas áreas detectadas por para 1991. Según estos autores, hacia fines de
Germani las que se encuentran a la cabeza de este período conviven regiones como la Capi
las regiones con mayor predominio de clases tal Federal, con niveles europeos de desarrollo
medias, hecho previsible si se tiene en cuenta humano, con otras como el Chaco o Formosa
que, una vez iniciados, los procesos sociales con niveles equivalentes a países de muy bajo
tienden a reproducirse en el tiempo. El im desarrollo. Vista en términos de la estructura
portante aumento de las clases medias entre de clases, esta geografía de la calidad de vida
ambos períodos se traduce, desde luego, en refuerza los rasgos críticos de aquellas regio
una geografía menos diferenciada que la exis nes en las que el menor desarrollo social rela
tente a mediados de siglo. Si se incorporan la tivo se ve acicateado desde abajo de la pirámi
urbanización ocupacional, el nivel de salariza de socíal por mayores niveles de pobreza y
ción de la clase media, la incidencia del em exclusión.
pleo público y de las ocupaciones terciarias en Esta inercia de la conformación espacial
130 el empleo urbano y si se asume —como propo puesta de manifiesto por las estructuras socia
LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD
les y los niveles de pobreza constituye un dato rativo de los habitantes del país, sea éste expli
de primer orden para cualquier refleJdón pro citado en la imagen de un ethos cultural per
funda sobre la integración social del país de sistente, como hacen Minujín y Kessler, o de
los argentinos. Va de suyo que las geografias una forma constitutiva de identidad, como
evocadas, parcialmente intercambiables entre propuso Eduardo Míguez para la Argentina fi
sí, testirnonian también diferencias socio-cul nisecular. La movilidad social pasada, cuyos
turales aún escasamente investigadas, como el niveles reales fueran probablemente menores
peso de valores paternalistas o religiosos, por que los evocados nostálgicarnente desde el
citar sólo un ejemplo, y niveles igualmente di hoy, permitió la conformación de un tejido
símiles de movilidad social y realización per social relativamente abierto y dinámico, dis
sonal de los habitantes, que mantienen vigen tinto al de otros países de la región. En igual
tes las preocupaciones por la solidaridad sentido, impidió, junto con las políticas de na
política de los censistas de principio de siglo. cionalización de los inmigrantes y de sus hijos,
promovidas por el Estado a través de la educa
ción pública, la etnización del tejido social
LA MOVILIDAD SOCIAL emergente de la inmigración masiva, dando
lugar a un modo de integración migratoria
Más allá de las continuidades y rupturas, el que, sin negar la existencia de rasgos pluriétni
mejor indicador de síntesis de cualquier siste cos, configuró un modelo más cercano a la fu
ma de estratificación es el grado que asume la sión preconizada por Germani. Este hecho
movilidad social de los individuos y familias. fundante no debe hacer olvidar que la movili
Su importancia no es sólo teórica sino también dad es siempre una dimensión relativa a secto
política, ya que la movilidad social traduce el res e individuos específicos en un contexto ge
grado de penneabilidad o rigidez de un siste neral dominado, de generación en generación,
ma social y la viabilidad misma de su caracte por la reproducción de formas de desigualdad
rización como democrático, en un sentido tan que hacen de la estructura social un sistema
profimdo para la vida de los habitantes como relativamente rígido aun en las sociedades
la existencia —ciertamente imprescindible, co más móviles, como las de los países industria
mo lo muestra para el caso argentino la rela lizados del mundo occidental.
ción directa entre autoritarismo y disminu
ción de oportunidades- de instituciones ETAPAS DE LA MOVILIDAD SOCIAL
representativas.
En esta última clave, corresponde caracte A pesar de su importancia, la literatura
rizar los niveles y formas de movilidad social existente para el caso argentino es mucho más
que históricamente tuvieron lugar en la Ar abundante en lo que respecta a la estructura
gentina contemporánea, tanto por su propia social que a la movilidad social. Las razones de
importancia histórica como por el hecho de esta disparidad se encuentran en la mayor di
que el ideal de movilidad social, más allá de su ficultad que acarrea su estudio, a partir de
realización efectiva, constituyó para el caso ar unas fuentes que, como las censales, ya pre
gentino un elemento clave del universo valo sentan considerables limitaciones para el aná 131
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
lisis de las estructuras. Hecho esencialmente Gracias a estos cambios, los migrantes intemos
dinámico, la movilidad social sólo aparece en entre provincias, pero sobre todo del campo a
los censos como un resultado deducible a par la ciudad, pudieron ascender desde las más
tir de los datos, siendo imposible en ocasiones modestas posiciones rurales hacia puestos asa
el estudio de los mecanismos que la generan. lariados de clase obrera, en el corto lapso de
La información disponible dificulta, asimismo, una misma generación. Se producen, asimis
el estudio de las formas de movilidad intra e mo, movimientos intergeneracionales dentro
inter generacionales, que requieren abordajes de la clase media, desde los estratos autónomos
metodológicos más complejos (seguimiento y asalariados a posiciones no manuales asala
de itinerarios, genealogías, encuestas, etc.) y riadas, sobre todo en la industria y la adminis
por fuerza, más limitados en sus posibilidades tración pública, gracias a la disposición de los
de generalización. Por último, la caracteriza capitales culturales suministrados por la esco
ción de la movilidad social como ascendente o larización primaria y, de manera incipiente. se
descendente depende esencialmente de las cundaria. Estos pasajes ocurridos en el interior
propias perspectivas de las personas, lo que re de la clase media revisten un gran valor, dada
lativiza fuertemente cualquier caracterización la importancia que, en términos de prestigio,
puramente extema. representan el paso de las ocupaciones manua
A pesar de ello, es posible reconstruir los les a las no manuales. El carácter redistributivo
canales principales de ascenso y descenso so de las políticas del peronismo permitió asirnis
cial, a partir de la vía indirecta de comparar mo una movilidad ascendente por aumento de
los volúmenes y crecimientos relativos de los los ingresos, tanto directos como indirectos,
distintos grupos sociales de un censo a otro. aspecto de exuema importancia en términos
Durante el período 1914-1947, la movilidad sociales y culturales. De tal suerte, durante el
social ascendente fue sin duda muy irnportan peronismo se asiste a la expansión cuantitativa
te, como lo muestra la acelerada expansión de tanto de lo que fue su base socio-política y
los sectores medios que, en clave política, fa electoral por antonomasia —los sectores obre
vorecieran el desarrollo del radicalismo. La ros— cuanto de los sectores de clase media
Reforma Universitaria de 1918, con su ideario preexistentes, lo cual dio lugar a una dinámica
democrático y participativo, testimonia -me social incluyente de vastos sectores sociales, en
jor que ningún otro fenómeno del período, la que el peronismo habría de sentar las bases
la eclosión política de ese sector social en un de un éxito político y electoral de largo aliento.
ámbito que, como el de la universidad, debió El período desarrollista, por su parte, con
adaptarse también a los formidables cambios forme a la mayor complejidad de las transfor
que esa expansión trajo aparejados. macíones económicas operadas en la etapa,
Para la evolución posterior, Susana Torra induce cambios igualmente diversificados en
do ha propuesto una interpretación global se la movilidad social. En términos globales, es
gún la cual tuvo lugar, durante el período pe tos cambios traducen una importante movili
ronista, un proceso generalizado de ascenso dad estructural ascendente, acompañada de
social promovido por los cambios ocurridos significativos movimientos entre sectores de la
132 en la economía y en el mercado de trabajo. actividad económica, cuyo sentido resulta
LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD
3,,“
\S¡|yI .
4g:- .
Aspecto social del conejo fúnebre de un militante socialista muerto por la policía. Los asistentes, empleados, obreros. visten
cuidada indumentaria. Buenos Aires, 1927. Archivo privado.
difícil de caracterizar dada la ausencia de estu Puede afirmarse asimismo que la concen
dios más precisos. En particular, la extraordi tración industrial, al disminuir en términos ab
naria terciarización de la economía trajo apa solutos el empleo obrero industrial asalariado,
rejada una fuerte expansión de la clase media, dejó de ser un canal de movilidad social para
expansión que por sí sola supuso un conside los migrantes intemos y limítrofes, y fue reem
rable proceso de movilidad social. Ésta se ha plazado por las posibilidades brindadas en los
bría producido mediante dos canales básicos rubros de mayor expansión como la construc
de ascenso: por un lado, el paso desde los es ción. El canal más importante de ascenso del
tratos medios autónomos de la industria hacia período fue suministrado por el empleo no asa
la clase media del sector terciario en el corto lariado de clase obrera en el sector servicios, si
lapso del propio ciclo de vida de los indivi bien la evaluación del grado de movilidad al
duos; y, por el otro, el ascenso, ahora interge canzado depende aquí, como ya se ha visto, del
neracional, desde la clase media autónoma y carácter positivo o negativo que se asigne a la
desde las categorías más bajas de la clase me expansión del cuentapropismo obrero. Si se
dia asalariada en general, hacia posiciones de otorga crédito, al menos parcialmente, a las in
clase medía de mayor capacitación laboral y terpretaciones pesimistas del cuentapropismo,
educacional. puede concluirse que hacia fines del período 133
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
desarrollista comenzaron a manifestarse proce particular aquellos que pasan aalimentar las
sos de movilidad social descendente o, cuanto filas del cuentapropismo.
menos, de fuerte desaceleración de las posibili Vista en conjunto, la evolución histórica
dades de movilidad, proceso coincidente con la de la estructura y la movilidad sociales de la
radicalización política de importantes sectores Argentina puede representarse mediante dos
obreros y de clase media que tendrá sus puntos parábolas: la de la clase media y la de la clase
culminantes en el Cordobazo y el surgimiento obrera, las cuales, luego de un período en el
de organizaciones guerrilleras. Si bien la géne que ambas experimentan una considerable
sis de estos fenómenos es mucho más comple expansión, pasan a dibujar una tendencia de
ja, incluyendo factores como las condiciones creciente, más temprana y contundente en el
políticas generadas por la proscripción del pe segundo caso. Elaumento de la pobreza y del
ronismo, el ensayo autoritario de Onganía y la trabajo precario en sus diferentes formas, ya
difusión del modelo revolucionario cubano, la visible a mediados de los setenta, constituye el
relación entre desaceleración de la movilidad correlato de la fase decreciente de ambas cur
social y radicalización política constituye una vas. Desde entonces, el fantasma que recorre el
vía de indagación aún no explotada, particular imaginario del argentino medio será más el
mente sugerente para comprender el compor del atribulado trabajador del film Mundo
tamiento político de algunos sectores de la cla grúa, cercado por el desempleo intermitente y
se media. los trabajos de baja calificación, que la fantasía
Los rasgos críticos presentes desde fines de no ir a trabajar que había alentado los ím
del desarrollismo se agravaron en el período petus del empleado de clase media, inmortali
posterior a 1976, al menos de dos formas. Por zado por Ricardo Talesnik en la versión cine
un lado, por el predominio, ahora contunden matográfica de La flaca, a principios de la
te, de procesos de movilidad social descenden década del setenta.
te, tanto en lo laboral como en lo salarial. Por
el otro, por la nueva expansión del cuentapro VÍAS Y OBSTÁCULOS DE LA MOVILIDAD SOCIAL
Domingo en el campo. Una familia de inmigrantes italianos. algunos de cuyos integrantes ya habian llegado a la universidad.
Los Toldos, provincia de Buenos Aires, 1925. Archivo privado.
ca de larga duración que aquí interesa, pueden lidad social ascendente por vía intergeneracio
destacarse otros dos factores explicativos que nal, de la que ’hijo el dotar, la célebre obra de
remiten a la expansión de la educación y al pa Florencio Sánchez, se hizo eco en la literatura.
pel del Estado como empleador de proporcio Por otro, contribuyó a la definición de formas
nes significativas de la población activa. Dado de pensamiento, hábitos y consumos cultura
el carácter predominantemente público del les que, aun en los momentos de mayores rigi
sistema educativo argentino, ambos factores deces de la estructura social, permitieron
se vinculan en esencia con la acción de un constituir una identidad socio-cultural abier
mismo actor central: el Estado. ta y relativamente igualitaria. Como ha seña
El primer aspecto, la fantástica expansión lado Luis Alberto Romero, la expansión de la
educativa que hizo de la Argentina uno delos cultura letrada, tanto por la vía de la instruc
países pioneros de América Latina en la mate ción formal como por los múltiples y más va
ria, se tradujo en una capacitación creciente riados canales de la literatura y la prensa, for
de la población, que tuvo muy importantes mó parte del proceso de movilidad social
consecuencias. Por un lado, constituyó el fac propio de una sociedad esencialmente expan
tor básico de adquisición de los capitales edu siva que tuvo por protagonistas básicos a los
cativos y culturales que posibilitaron la movi sectores medios. 135
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
Siguiendo un fenómeno común a otros ros y los índices de deserción escolar, preocu
países, la expansión de la educación formal po pantes desde la última experiencia militar,
sibilitó tanto la adquisición de los títulos edu constituyen ejemplos paradigmáticos en tal
cativos necesarios para acceder a puestos de sentido. En segimdo lugar, aunque reales, las
trabajo más calificados y mejor remunerados, posibilidades abiertas por la educación sólo al
sobre todo en la administración pública y en el canzan su actualización efectiva en el mercado
sector servicios, como la devaluación progresi de trabajo, determinado a su vez por las co
va de esas mismas credenciales a medida que yunturas económicas internacionales y do
cada vez más importantes sectores de la pobla mésticas. En tal sentido, el valor de las creden
ción accedían a mayores niveles de instrucción. ciales educativas comenzó a verse reducido
Así, por citar sólo un ejemplo, si el nivel reque desde la crisis económica de mediados de los
rido para un trabajo de cierta calificación du setenta, momento a partir del cual la profundi
rante el peronismo histórico se situaba en el tí zación de una economía con recurrentes caí
tulo prirnario, hacia la etapa desarrollista, das recesivas, el aumento del desempleo y la
precisamente en razón del éxito alcanzado en caída de los niveles salariales quitaron parte de
la instrucción primaria y secundaria durante el su impacto positivo a las promesas abiertas por
período precedente, fueron necesarios niveles la educación formal. El deterioro salarial y la
de capacitación superiores. El papel de la edu boral de los maestros primarios, sometidos a la
cación como elemento uniformizador de pau multiplicación de trabajos para mantener
tas culturales y como disolvente de las líneas niveles mínimos de ingreso, y la conocida irna
demarcatorias entre grupos sociales se halla gen del profesional universitario conduciendo
bien documentado, al igual que sus efectos po un taxi o emigrando hacia otras latitudes, por
sitivos en las posibilidades de acceso al merca citar ejemplos de ambos extremos de la escala
do de trabajo y los niveles salariales alcanza de credenciales, así lo testimonian. En el final
dos. Sin embargo, esta imagen armónica debe del ciclo histórico que aquí se trata, la com
ser matizada en, al menos, dos sentidos. En posición socio-educativa de los llamados nue
primer lugar, por el acceso diferencial de cada vos pobres ilustra claramente las menguadas
sector social a los niveles educativos que, en el —aunque siempre vigentes- posibilidades de
contexto de depreciación de las credenciales, movilidad social abiertas por la educación
confinó a los sectores menos favorecidos so frente a los límites más rigurosos de la evolu
cialmente alos niveles educativos laboralmen ción económica.
te menos valiosos. Así, aunque la expansión El segundo aspecto, el papel del Estado co
educativa permitió elevar la estructura social mo empleador, fue igualmente un importante
en su conjunto y las posibilidades laborales de canal de ascenso gracias a la expansión de
los individuos, no necesariamente desembocó puestos que, en una elevada proporción, co
en una igualación de oportunidades suficien rrespondieron a actividades del sector tercia
temente amplia como para limar los aspectos rio, lo que permitió operar el estratégico salto
más críticos de la estructura socio-económica. desde posiciones manuales a no manuales. Así,
El casi nulo valor de la educación superior co para 1980, el empleo público representaba el
136 mo vía de ascenso social para los sectores obre 21% de la población económicamente activa y
LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD
el 29% del total de los asalariados del país, pro y del peronismo histórico- hicieron del em
medio que incluía fuertes disparidades regio pleo público un canal de ascenso social y un
nales, con casos límites como Catamarca y La elemento de atenuación de conflictos sociales.
Rioja, donde uno de cada dos asalariados co Este papel del Estado resultó funcional mien
rrespondía al sector público. Vistos en conjun tras el errático crecimiento de la economía no
to, los asalariados del sector se caracterizaban se vio empañado por la crisis financiera del
por una gran heterogeneidad de situaciones Estado. La privatización de empresas públicas
que iban desde el empleado administrativo en iniciada a partir de mediados de los setenta y
actividades burocráticas hasta docentes y las medidas de ajuste de finales de los ochen
obreros de empresas públicas. ta, por citar algunos hitos históricos relevan
Si bien el proceso de movilidad a través tes, hicieron que el empleo público dejara de
del empleo público reconoció intensidades ser un canal ascencional. De tal suerte, y para
diferentes conforme a la evolución del apara lelamente a los efectos de la crisis económica
to de Estado y a las posibilidades de la econo sobre los sectores privados de la clase media, la
mía, constituyó una constante durante el pe crisis del Estado arrastró consigo a una parte
ríodo, como lo muestra la estrecha asociación importante de aquellos sectores medios y
entre la evolución del gasto público y la ex obreros que habían sido hijos del secular pro
pansión de la clase media, fenómeno obser ceso de expansión estatal.
vado también para el conjunto de los países Por último, también jugaron un papel irn
latinoamericanos. La clave de este proceso se portante los comportamientos demográficos
encuentra en dos características básicas del relacionados con la reproducción. En lo que
empleo público. En primer lugar, el hecho de atañe a la fecundidad, la temprana adopción
que el Estado ha sido en América Latina el del control voluntario de los nacimientos por
principal empleador individual, con una par parte de las familias de clase media contribu
ticipación en la fuerza de trabajo que creció yó positivamente a sus posibilidades de ascen
en muchos casos más rápidamente que la del so social: menos hijos y mejor educados, por
promedio de los sectores productivos. En se un lado, y menor consumo que favoreció el
gundo lugar, sus lógicas de contratación que, ahorro, por el otro, constituyeron mecanismos
además de la racionalidad económica propia típicos de este sector social, promotor por ex
de cualquier empresa, incluye otros tipos de celencia de conductas neomalthusianas de in
mecanismos, como la cooptación y el cliente dudables efectos sobre la movilidad social. En
lismo político y la expansión de burocracias los extremos de la escala social, la mayor fe
estatales y monopolios industriales promovi cundidad de sectores bajos y altos, por la ma
da por criterios redistributivos de seguridad yor mortalidad infantil y la falta de acceso a
social y asistencia. Estos factores, sumados a medios de planificación familiar retaceados
la capacidad de las poblaciones urbanas de al por el Estado en el primer caso y por la exis
ta calificación para presionar al Estado —par tencia de un ideal natalista de inspiración ca
ticular pero no exclusivamente en momentos tólica en el segundo, operaron en el sentido
de vigencia del sistema democrático, como lo opuesto, aunque con efectos naturalmente di
sugiere la experiencia del primer radicalismo ferenciales. Globalmente considerados, sin 137
POBLACION Y SOCIEDAD
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Las principales obras de conjunto sobre la ca económica y cambio social, 1976-1983, Bue
estructura social de la Argentina contemporá nos Aires, 1985. 1.a clase alta argentina es ana
nea han sido realizadas por sociólogos más lizada por JOSE LUIS DE IMAZ, La clase alta de
que por historiadores. Además de las obras de Buenos Aires, Buenos Aires, 1965. A pesar de
GINO GERMANI, Estructura social de la Argenti su importancia, no existe aún una historia in
na. Análisis estadístico, Buenos Aires, 1955 tegral de la clase media argentina, si bien el te
(reeditada en 1987), y de SUsANA ToRRADo, Es ma fue objeto de importantes debates en los
tructura social de la Argentina, 1945-1983, años cincuenta y sesenta. Sobre el particular,
Buenos Aires, 1994, que desde una perspectiva véase T. CRAVENA (ed.), Materiales para el estu
macroanalítica y cuantitativa permiten una dio de la clase media en América Latina, tomo I,
reconstrucción de los principales aspectos y Washington D. C., 1950. La literatura política y
etapas, resultan de consulta obligada los traba ensayística de esos años sobre la clase media,
jos de JUAN VILLARREAL, El capitalismo depen en tanto actor político y sus conflictivas rela
diente. Estudio sobre estructura de clase en Ar ciones con el peronismo, ha sido analizada por
gentina, México, 1978, y de HECTOR PALoMINo, CARLos ALTAMIRANO, “La pequeña burguesía:
Cambios ocupacionales y sociales en Argentina, una clase en el purgatorio”, Prismas. Revista de
1947-1985, Buenos Aires, 1988. Véase, asirnis Historia Intelectual, n‘ l, Quilmes, 1997. Com
mo, la obra de E. IOSAMI, P. PAZ y I. C. VILLA paraciones intemacionales que incluyen la es
138 RREAL, Crisis de la Dictadura Argentina. Políti tructura social argentina en el más amplio
LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD
conjunto de los países de la región, pueden ha setenta. Una lista no exhaustiva sobre el parti
llarse en CARLOS GENELETTI y CARLO FILGUEIRA, cular incluye los trabajos de IAIME FUCI-Is, Ar
Estratificación y movilidad ocupacional en gentina: su desarrollo capitalista, Buenos Aires,
América Latina, Santiago de Chile, 1981, y pa 1965; MARCELO ISACOVICH, Argentina económi
ra los procesos más recientes, en ALBERTO MI ca y social, Buenos Aires, 1965; EUGENIO GAS
NUJIN, “Estrujados. La clase media en América TIAZORO, Argentina hoy. Capitalismo depen
Latina”, en ERNESTO VILLANUEVA (coord.), Em diente y estructura de clases, Buenos Aires,
pleo y globalización. La nueva cuestión social en 1972; MILCIADEs PEÑA, La clase dirigente argen
la Argentina, Quilmes, 1997. tina frente al imperialismo, Buenos Aires, 1973;
Los aportes y las bases teóricas de Germa ISMAEL VIÑAS, Tierra y clase obrera, Buenos Ai
ni son discutidos en IORGE RAÚL IORRAT y res, 1973, y MONICA PERALTA RAMOS, Acumula
RUTH SAUTU (comps.), Después de Germani. ción del capital y crisis política en Argentina
Exploraciones sobre la estructura social de la Ar (I 930-1974), México, 1978. Una síntesis de los
gentina, Buenos Aires, 1992. Para comprender principales problemas teóricos abordados por
el pensamiento integral de GERMANI resulta el marxismo se encuentra en MIGUEL MURMIS,
igualmente imprescindible su obra Política y Tipos de capitalismo y estructura de clases, Bue
sociedad en una época de transición. De la so nos Aires, 1974. La producción inspirada en la
ciedad tradicional a la sociedad de masas, Bue obra del filósofo alemán ha sido menor en
nos Aires, 1962. Una visión de conjunto de su años posteriores. Entre la literatura reciente,
periodización de la estructura social argentina se destacan NIcOLAs IÑIGO CARRERAS y JORGE
puede verse en su texto “La estratificación so PODEsTA, Análisis de una relación de fuerzas so
cial y su evolución histórica en Argentina”, en ciales objetiva: caracterización de los grupos so
I. F. MARsAL, A. BABINI, F. DELICH y G. GERMA ciales fundamentales en la Argentina actual,
NI (comp.), Argentina conflictiva. Seis estudios Buenos Aires, 1989 y, de los mismos autores,
sobre problemas sociales argentinos, Buenos Ai Las nuevas condiciones en la disposición de
res, 1972. Más allá de las críticas a la teoría de fuerzas objetiva. La situación del proletariado,
la modernización, base de su esquema con Buenos Aires, 1997.
ceptual, la reconstrucción socio-histórica ger Además de las mencionadas obras genera
maniana presenta dos méritos fundamentales: les, el problema de las disparidades regionales
su convicción de que las clases constituyen es analizado por M. MANzANAL, A. ROFMAN y I.
grupos con existencia histórica real y no sim LINDEMBOIN (coord.), “Las crisis regionales”,
ples agregados estadísticos, como suele ocurrir Cuadernos del CEUR, n" 15, Buenos Aires,
en la visión funcionalista norteamericana, y el 1985, y para el período más reciente, por A.
haber inaugurado una tradición empírica ri BARBEITO y R. LO VUOLO, Informe sobre desa
gurosa, alejada de las concepciones puramen rrollo humano en Argentina, Buenos Aires,
te ensayísticas por entonces dominantes. 1993, y ALEIANDRO ROFMAN y LUIS ALBERTO
Una buena parte de la producción existen ROMERO, Sistema socioeconómico y estructura
te sobre la estructura social argentina se ha regional en la Argentina, Buenos Aires, 1997.
inspirado en las teorías marxista y de la de Mención aparte merece el clásico texto de
pendencia, dominantes en los años sesenta y ALEJANDRO BUNGE, Una nueva Argentina, Bue 139
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
nos Aires, 1940, reeditado en 1984. Si bien es ción sobre el mercado de trabajo, etc.) que po
tas obras abordan la diferenciación socio-te sibilitaron la movilidad social de los inmi
rritorial en términos económicos más que en grantes. Estudios recientes en esta dirección
relación con la estructura de clases, aportan pueden encontrarse en MARIA BIERG y HERNAN
elementos de gran interés para la compren OTERO (comp.), Migración y redes sociales en la
sión de esta última. Argentina moderna, Tandil, 1995; MARIA LILIA
Sobre los aspectos teóricos y metodológi NA DA ORDEN, “Inmigración, movilidad ocu
cos del estudio de la estructura y la movilidad pacional y expansión urbana: el caso de los es
social, puede consultarse a CLAUDE THELOT, Tel pañoles en Mar del Plata, 1914-1930”, Estudios
pere, tel fils? Position sociale et origine familia Migratorios Latinoamericanos, n“ 2l, Buenos
le, Paris, 1982. Véanse, asimismo, los trabajos Aires, 1992, y IOSE MOYA, Cousins and Stran
de ANTHONY GIDDENS, La estructura de clases gers. Spanish Immigrants in Buenos Aires,
en las sociedades avanzadas, Madrid, 1979, y 1850-1930, Berkeley-Los Angeles, Califomia,
NORBERT WILEY, The Neo-Marxist Synthesis of 1998. Los modelos de referencia de esta pro
Marx and Weber on Class, London-Beverly ducción pueden analizarse en S. C. BOYLE, So
Hills, 1987. Para un análisis crítico de los su cial Mobility in the United States. Historia
puestos efectos de la igualdad de oportimida graphy and Methods, New York, 1989, y
des educativas sobre la movilidad social, véase FORTUNATA PISELLI (comp.), Reti. L’analisi dí
RAYMOND BOUDON, Lïnégalité des chances. La network nelle science sociali, Roma, 1995.
mobilité sociale dans les sociétés industrielles, La movilidad social como elemento con
Paris, 1973. formador de una forma de identidad en las
El estudio de la movilidad social de los in clases medias es analizada por EDUARDO MI
migrantes europeos de la primera mitad del GUEZ, “Tensiones de identidad. Reflexiones so
siglo XX ha recibido cierta atención en los úl bre la experiencia inmigrante italiana en la Ar
timos tiempos. Los modelos de estos trabajos gentina”, en FERNANDO DEVOTO y EDUARDO
han sido la teoría de redes sociales, el pluralis MIGUEZ, Asociacionismo, trabajo e identidad ét
mo cultural y la nueva historia urbana nortea nica. Los italianos en América Latina en una
mericana, en particular el ya clásico texto de perspectiva comparada, Buenos Aires, 1992. La
STEPHAN THERNSTROM, The Other Bostonians: historia demográfica del período es reconstrui
Poverty and Progress in the American Metropo da por ZULMA RECHINI DE LATTES y ALFREDO
lis, 1880-1970, Cambridge, Mass., 1973. En LATTEs (comp.), La población de la Argentina,
contra de las interpretaciones estructurales y Buenos Aires, 1975. Aspectos de la interrela
económicas como la teoría neoclásica, y basa ción entre estructura social y fenómenos de
dos en una perspectiva que privilegia los fac mográficos pueden verse en HERNAN OTERO y
tores étnicos y culturales y las perspectivas de GUILLERMO VELAZQUEZ (comp.), Poblaciones
los actores, estos estudios enfatizan la impor argentinas. Estudios de demografía diferencial,
tancia de las relaciones sociales para compren Tandil, 1997. Las migraciones limítrofes son
der los mecanismos (cadenas migratorias fa analizadas por ADRLANA MARSHALL y DORA OR
miliares o regionales, disponibilidad de capital LANSKY, “Inmigración de países limítrofes y de
140 social y relacional para acceder a la informa manda de mano de obra en la Argentina, 1940
LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD
1980", Desarrollo Económico, vol. 23, n“ 89, cas de los niveles de participación femenina
Buenos Aires, 1983. son desarrolladas por ZULMA RECHINI DE LAT
Las principales fuentes para el estudio de TES y CATALINA WAINERMAN, “Empleo femeni
la estructura y la movilidad social son presen no y desarrollo económico: algimas eviden
tadas por SERGIO BAGU, Estratificación y movi cias”, Desarrollo Económico, vol. 17, n" 66,
lidad social en Argentina. Fuentes bibliográficas Buenos Aires, 1977. Las mismas autoras anali
(1880-1958), Buenos Aires, 1962, además de zan la invisibilidad censal de las mujeres en
los mencionados textos generales sobre la es tanto trabajadoras en El trabajo femenino en el
tructura social del período. Dado que el estu banquillo de los acusados. La medición censal
dio de la estructura de la sociedad depende, en América Latina, México, 1981. Para perío
probablemente más que ningún otro, de las dos más recientes, véase LIDIA KNECHER y
fuentes públicas ciísponibles, los problemas de MARTHA PANAIA (comp.), La mitad más uno
captación, cobertura y definición de las cate del país. La mujer en la sociedad argentina,
gorías adquieren particular significación. Al Buenos Aires, 1994. Sobre las interpretaciones
gunos de estos problemas son analizados en optimistas acerca del cuentapropismo, pueden
HERNAN OTERO, “Demografía política e ideo consultarse JUAN LLACH, Estructura y dinámica
logia estadística en la estadística censal argen del empleo en la Argentina desde 1947, Buenos
tina, 1869-1914”, Anuario del IEHS, Tandil, Aires, 1977, y H. DIÉGUEZ y P. GERCHUNOFF,
1999, y en HERNAN GONZÁLEZ BoLLo, “La di “Las transformaciones del mercado de trabajo
mensión política de los censos nacionales de urbano, 1976-1981”, Desarrollo Económico, n”
población bajo el orden conservador: intereses 93, Buenos Aires, 1984. Para las concepciones
regionales versus representación electoral, pesirnistas, además de los ya mencionados tex
1895-1919”, en UNIVERSIDAD NACIONAL DEL tos de ToRRADo y VILLARREAL, véase: ADRIANA
COMAHUE, VII Jornadas Interescuelas-Departa MARSHALL y RosALLA CORTES, Salario real, com
mentos de Historia, Neuquén, 1999. posición del consumo y balanza comercial, Bue
Dada la importancia capital, aunque desde nos Aires, 1985.
luego no exclusiva, de la ocupación para de La distribución del ingreso ha sido anali
terminar la estructura social, los estudios so zada, entre otros, por PABLO GERCHUNOFF y
bre el mercado de trabajo resultan de vital in JUAN LLACH, “Capitalismo industrial, desarro
terés. La expansión del sector terciario es llo asociado y distribución del ingreso entre
analizada por ALVARO ORsATTI, La terciariza los dos gobiernos peronistas, 1950-1972”, De
ción del empleo en la Argentina: antecedentes sarrollo Económico, n” 57, Buenos Aires, abril
históricos y comparación internacional, Buenos junio 1975; OSCAR ALTIMIR, “Estimaciones de
Aires, 1986. La participación de la mujer en el la distribución del ingreso en la Argentina,
mercado de trabajo ha sido objeto de irnpor 1953-1980”, Desarrollo Económico, vol. 25, n“
tantes debates centrados en la discusión de sus 100, Buenos Aires, 1986; ALvARo ORSATTI, “La
efectos sobre la igualdad de oportunidades. nueva distribución funcional del ingreso en la
Sobre el particular, véase LOUISE TILLY y IOAN Argentina”, Desarrollo Económico, vol. 7, n" 91,
SCOTT, Les femmes, le travail et la famille, Paris, Buenos Aires, octubre-diciembre 1983; IORGE
1987. Para el caso argentino, las fases históri SCHVARZER, “Martínez de Hoz: la lógica políti 14]
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
ca de la política económica”, CISEA, n° 4, Bue del presente capítulo, los debates han girado
nos Aires, 1983, y LUIS BECCARIA, “Cambios en en torno de las relaciones entre la expansión
la estructura distributiva, 1975-1990”, en AL de los sectores medios y el radicalismo y sobre
BERTO MINUJIN y otros, Cuesta abajo. Los nue el papel de los migrantes internos en el surgi
vos pobres: efectos de la crisis en la sociedad ar miento del peronismo. Sobre el particular,
gentina, Buenos Aires, 1992. Estimaciones véanse: MIGUEL MURMIs y JUAN CARLOS POR
sobre el salario indirecto pueden encontrarse TANTIERO, Estudios sobre los orígenes del pero
en ADRIANA MARSHALL, Políticas sociales: el mo nismo, vol. l, Buenos Aires, 1971; MARTHA PA
delo neoliberal, Buenos Aires, 1983. Los estu NAIA, RICARDO LEssER y PEDRO SKUPCH,
dios históricos y sociológicos sobre niveles y Estudios sobre los orígenes del peronismo, vol. 2,
composición del consumo de la población son Buenos Aires, 1973, y JUAN CARLOS TORRE, La
todavía escasos en la Argentina; para el caso vieja guardia sindical y Perón. Sobre los orígenes
del consumo alimentario se dispone del análi del peronismo, Buenos Aires, 1990. La situa
sis de PIERRE OSTIGUY y WARWICK ARMsTRONG, ción de la clase obrera en las críticas condicio
La evolución del consumo alimenticio en la Ar nes impuestas por el golpe de 1976 es analiza
gentina (1974-1984) (un estudio empírico), da por FRANCISCO DELICH, “Después del
Buenos Aires, 1987. diluvio, la clase obrera”, en ALAIN ROUQUIE
El proceso de concentración económica y (comp.), Argentina, hoy, México, 1982. Los es
la emergencia de nuevos grupos de poder son tudios sobre tendencias electorales muestran
analizados por DANIEL AZPIAZU, EDUARDO BA tanto la asociación existente entre preferencias
sUALDO y MIGUEL KHAvIsE, El nuevo poder eco electorales y pertenencia a grupos sociales es
nómico en la Argentina en los años 80, Buenos pecíficos, como los inconvenientes de cual
Aires, 1986, y MANUEL ACEVEDO, EDUARDO BA quier asociación lineal entre voto y clase so
sUALDO y MIGUEL KHAVISSE, ¿Quién es quién? cial. El lector interesado en estos temas puede
Los dueños del poder económico (Argentina, remitirse, entre otros, a DARIO CANTON, Elec
1973-1987), Buenos Aires, 1991. ciones y partidos políticos en la Argentina. His
Las políticas sociales pueden reconstruir toria, interpretación y balance: 1910-1966,
se gracias a los trabajos de EMILIO TENTI FAN Buenos Aires, 1973, y de ese mismo autor, El
FANI, Estado y pobreza: estrategias típicas de in pueblo legislador. Las elecciones de 1983, Bue
tervención, 2 volúmenes, Buenos Aires, 1989; nos Aires, 1986; MANUEL MORA Y ARAUJO e IG
CATALINA SMULOVITZ, Políticas estatales de se NACIO LLORENTE, El voto peronista. Ensayos de
guridad y asistencia social, 1943-1955, Buenos sociología electoral argentina, Buenos Aires,
Aires, 1979, y JORGE FELDMAN, LAURA GOLBERT 1980.
y ERNESTO IsUANI, Maduración y crisis del sis En los últimos años no se puede estudiar
tema previsional argentino, Buenos Aires, la estructura social sin hacer referencia a la
1988, además del ya citado texto de ADRIANA pobreza, sobre la cual existe una importante
MARsHALL. cantidad de estudios a partir de los años
Un aspecto importante es el de las relacio ochenta, muchos de ellos de carácter técnico,
nes entre clases sociales, manifestaciones polí pero igualmente esenciales. Véanse, en parti
142 ticas y tendencias electorales. Para el período cular: INSTITUTO NACIONAL DE EsTADIsTICA Y
LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD
CENSOS (INDEC), La pobreza en la Argentina, (comp.), Mundo urbano y cultura popular. Es
Serie Estudios n" l, Buenos Aires, 1984, y para tudios de historia social argentina, Buenos Ai
el período posterior a 1983, MINUIÍN y otros, res, 1990. La evolución económica es analizada
Cuesta abajo cit., y ALBERTO MINUIIN y GABRIEL por ROBERTO CORTES CONDE, La economía ar
KESSLER, La nueva pobreza en la Argentina, gentina en el largo plazo (siglos XIX yXX), Bue
Buenos Aires, 1995. En clave comparativa con nos Aires, 1997, y por PABLO GERCHUNOFF y
otros países de la región, puede consultarse a LUCAS LLACH, El ciclo de la ilusión y el desencan
VICTOR E. TOKMAN y GUILLERMO O’DONNELL to. Un siglo de políticas económicas argentinas,
(comp.), Pobreza y desigualdad en América La Buenos Aires, 1998. Asimismo, véanse los tra
tina. Temas y nuevos desafios, Buenos Aires, bajos de IORGE SCHVARZER, La industria que su
1999. pimos conseguir. Una historia político-social de
Para una visión general del período, con la industria argentina, Buenos Aires, 1996, y
súltense las siguientes obras: LUIS ALBERTO R0 MARIA INES BARBERO, “El proceso de industria
MERO, Breve Historia Contemporánea de la Ar lización en la Argentina: viejas y nuevas con
gentina, Buenos Aires, 1994; TORCUATO DI troversias”, Anuario del IEHS, n” 13, Tandil,
TELLA, Historia social de la Argentina contem 1998. La obra de ROSEMARY THORP, Progress,
poránea, Buenos Aires, 1998, y TULIO HALPERIN Poverty and Exclusion. An Economic History of
DONGHI, Argentina en el callejón, Buenos Aires, Latin America in the 20th Century, Baltimore,
1994. Aspectos relevantes de la historia social Maryland, 1998, permite situar a la Argentina
del período son abordados en DIEGO ARMUS en un marco comparativo más amplio.
143
4. LAS SOCIEDADES ABORÍGENES
Eduardo A. Crivelli
Desde la segtmda mitad del siglo XIX, el Es cas no europeas, conocer (y, con más razón,
tado nacional procuró la unificación del país utilizar) la lengua autóctona o, más sencilla
según una matriz cultural europea, la desapari mente, identificarse como aborigen.
ción de las fronteras intemas y la colocación de Las etnias indígenas no sólo diferían del
productos argentinos en los mercados mundia ideal propuesto de nación. Por sus respectivas
les. Algunas de las condiciones para alcanzar inserciones ambientales y trayectorias históri
estos fines eran capitalismo, liberalismo, indivi cas, también contrastaban significativamente
dualismo, intensificación de la agricultura, estí entre sí. Cuando estos mundos particulares se
mulo de la inmigración del Viejo Mundo y mi tratan como una unidad, es que se ha adopta
nimización de las idiosincrasias de origen. do la perspectiva hegemónica del Estado o
Según las circunstancias, los procedimientos de bien la estratégica de los líderes indigenistas,
integración fueron persuasivos (educación) o que fortalecen sus demandas refiriendo a sus
coercitivos (campañas militares). representados como un todo.
Frente a este proyecto uniformador, los
aborígenes restaban como una minoría incó
moda, discrirninada y aun estigmatizada por ESTIMACIONES DEMOGRAHCAS
mericanas que existían a la época de la con naba poco y a corto plazo. La escasez se presen
quista española. taba regularmente a fines del verano, o en cual
Cabe esperar que en próximos censos au quier época si las condiciones habían sido des
mente significativamente el número de indivi favorables. La dispersión y variedad de los
duos y de comunidades que se consideren recursos y el alto riesgo ambiental favorecieron
aborígenes, como respuesta a los cambios so la práctica de compartir con todo el grupo los
ciales y legislativos de las últimas décadas. alimentos obtenidos, haciendo de la abundan
cia o la penuria una condición general. El pres
tigio se incrementaba exhibiendo generosidad;
LA REGIÓN CHAQUEÑA sirnétricamente, la mezquindad levantaba re
sentimientos y el riesgo de ataques de brujería.
LAS CONDICIONES A COMIENZOS DEL SIGLO xx Quien estaba conforme con su posición social
podía abstenerse de producir más excedentes
La economía tradicional, basada en la reco que los necesarios para el mantenimiento de la
lección, la pesca y la caza, requería amplios te reciprocidad señalada.
rritorios de explotación y mucha movilidad, Si no era opulenta, esta economía era al
que permitieran aprovechar, siguiendo un ciclo menos sustentable a largo plazo: las especies
estacional, determinados recursos del monte, animales estaban tuteladas por “dueños”, que
de los campos o del río. Complementariamen habían dejado una enseñanza de modera
te, se hacían pequeños cultivos para el consumo ción en la caza y de respeto por la pieza co
y se criaban animales; pero estas actividades se brada. El exceso se castigaba con fracaso e
ajustaban a los ritmos de las primeras. Casi no infortunios. En contraste, bajo la sociedad
se generaban excedentes, por lo que se almace nacional, la región chaqueña sufrió una ex
146
Total 1 17.448
Selk’narn (onas)
Yámana Tierra
Tierra deldelFuego
Fuego 13
2
LAS SOCIEDADES ABORIGENES
REFERENCIAS
Ptmeños
z Abá (chiriguanos)
'. n.-. -..__
Ch Chanés
E Chorotes
Ü Wichfimatacos)
Nívaklé
w Tobas (komJmmlék)
2 Pilagás
Mbyá (guaraníes)
M Mocobíes
K Enclaves
en áreas tobas
suburbanas
Ranqueles
Pampas y tribu Coliqueo
Mapuches
Aóni kenk
(tehuelches meridionajes)
Selk’nam (onzas)
Yáma na
Principales fuentes
Censo Indigena Nacional, Ministerio del Interior, Buenos Aires, 1968, 4 tomos.
Fock, Niels y Alfredo Tomasini, mapa, en Johannes Wilbert y Karin Simoneau, eds., Folk literature of the Chorote indians,
UCLA Latin American Studies, vol. 60. University of California, Los Ángeles, 1985, pág. XXII.
lmbelloni, Iosé, "Los patagones. Caracteristicas corporales y psicológicas de una población que agonizaÏ Runa, nn 2 (l-2), 1949, mapa
fuera de texto.
poliación propia del colonialismo interno: LA DISPUTA POR LA MANO DE OBRA INDÍGENA
deforestación, sobrepastoreo, monocultivo, Y LOS MOVIMIENTOS MESIÁNICOS
sustitución de bosques y de claros por mon
te hirsuto. En 191 l, las campañas militares habían lle
La economía tradicional coexistía con el vado la frontera al río Pilcomayo. Uno de los
trabajo asalariado en los obrajes forestales y en objetivos que tuvieron fue abrir el Chaco a los
los ingenios azucareros (la paga se hacía gene colonos criollos o extranjeros, para lo cual
ralmente en especie o en vales canjeables por los indígenas (que permanecían dispersos
mercaderías en almacenes determinados por parte del año) debían ser concentrados en co
la empresa), la entrega de raciones en ciertos lonias o misiones. Aunque la finalidad decla
puntos de la frontera y el hurto de ganados. rada era imponerles más o menos gradual
El mundo del chaquense no era un mero mente las pautas de la sociedad dominante,
paisaje de objetos neutros. Estaba poblado de estos agrupamientos sirvieron de hecho para
seres potentes, a veces bien dispuestos hacia facilitar el reclutamiento de mano de obra.
los humanos, pero más frecuentemente hos Los ingenios, que se valían del trabajo indí
tiles, inclinados a provocar la enfermedad y la gena desde el siglo XD(, aumentaron su deman
muerte. Como las precauciones no bastaban, da en las dos primeras décadas del siguiente.
se confiaba en las capacidades de ciertos indi Irnponían condiciones extremadamente riguro
viduos dotados de poder, los médicos-brujos, sas que los chaquenses juzgaban, al parecer,
conocidos en la etnología como chamanes. compensadas por el aprovisionamiento regular
Para extraer el agente patógeno (una piedra, de alimentos en la estación de la escasez y una
un insecto, una astilla) del cuerpo del dolien acüvidad ritual que en las misiones estaba irn
te, el chamán invocaba con cantos y sonajas a pedida. Entretanto, el algodón se había conver
sus espíritus aliados y entraba en trance. En tido en el gran cultivo industrial del Chaco. Pa
tonces, su alma dejaba el cuerpo y recorría ra asegurar el concurso de cosecheros baratos, la
distintos ámbitos del universo, para negociar provincia, a instancias de los colonos, prohibió
la curación del enfermo con quienes lo ha a sus aborígenes concurrir a los ingenios de Sal
bían atacado. Viajando por regiones vedadas ta y Iujuy. El perjuicio era grande: en tanto la za
al común de los humanos, de las que podía fra permitía salvar una época crítica, la cosecha
no regresar, el chamán se informaba asimis del algodón interfería con la recolección y los
mo de las perspectivas de abundancia o de cultivos. Esa privación fue causa principal del
hambre. Este vigía protector de la comunidad movimiento mesiánico que brotó en 1924 en la
era, a la vez, temido, porque podía provocar colonia chaquense de Napalpí. El tema requiere
lo mismo que sanaba. La sociedad dominan una introducción.
te percibió a los chamanes como focos de re
sistencia y concentró su hostilidad en ellos: Los movimientos milenaristas
los misioneros les imputaron tratos con el
demonio y los blancos cultos los juzgaron En las sociedades derrotadas, anonadadas,
meros embaucadores; unos y otros se esfor desvalorizadas y amenazadas de disolución
148 zaron por suprimirlos. suele darse una forma peculiar de resistencia,
LAS SOCIEDADES ABORÍGENES
rayana en la desesperación: un profeta anun los cantos y las danzas, la desnudez primordial
cia la inminente resurrección de los antepasa y la renuncia al trabajo, a la espera de la llega
dos y el retorno de las antiguas condiciones de da de los aviones que traerían de Buenos Aires
vida. En este mundo recuperado, los fieles no ropas y alimentos. Aunque la violencia fue
conocerán la enfermedad, la humillación ni la menor que en Napalpí, el fracaso debe haber
muerte; además, tendrán las mercaderías de agravado el desaliento aborigen.
las que en el día sólo disfrutan los blancos. Pa
ra -estar entre los elegidos hay que abandonar LA EXPANSIÓN GANADERA
l Interior de una vivienda wichí en Misión San Andrés, provincia de Formosa. Foto A. Pérez Diez, julio de 1979.
Un objetivo de la misión de Laishí (inicia se habían instalado por invitación de sus due
da en 1901) era el de sustraer a los varones to ños ingleses. Desde entonces y hasta 1944, esta
bas del servicio militar, porque cuando se los blecieron varias misiones; entre otras, Algarro
enviaba de expedición, los soldados de línea bal, cerca de Embarcación (Salta), en la ruta a
merodeaban a sus familias. También se procu los ingenios. Los menonitas de Indiana
raba evitar que trocaran las parcelas asignadas (EE.UU.) actuaron en la misión Nam Cum, al
por mercaderías (un lote carece de significado norte de Sáenz Peña, entre 1943 y 1955. Sus
para un cazador-recolector). El régimen era principales objetivos fueron la alfabetización, la
paternalista: el trabajo de los indígenas era educación sanitaria, el estímulo de la agricultu
obligatorio y vigilado; recibían raciones, ense ra y la cristianización, además de la paz interét
res hogareños y herramientas. Se prohibía el nica (se recordará que los menonitas son doc
alcohol, las visitas de forasteros y, por supues trinariamente pacifistas y que en la perspectiva
to, los ritos tribales. Los resultados fueron limi de los Estados, las guerras tribales son incom
tados: hoy Laishí es un pueblo criollo; los tobas prensibles). Los aborígenes mostraron escaso
fueron desplazados del centro a la periferia, y interés por los contenidos de la enseñanza, des
no guardan un buen recuerdo de la misión. creyeron de las causalidades de las enfermeda
Los pastores anglicanos tomaron contacto des que propone la medicina científica y no
150 con los wichí en 191 l, en un ingenio en el que acompañaron la drástica escisión que se les
LAS SOCIEDADES ABORÍGENES
proponía entre la actividad cotidiana (regida nidos por colonias y misiones, frente a los re
por la racionalidad económica de los blancos) cursos puestos en obra. Las iglesias pentecos
y la religiosa. La relación con los seres podero tales merecen un tratamiento separado, lo que
sos que influían enla vida humana no podía se hace más adelante en este capítulo.
ser confinada a ciertas horas y circunstancias.
Tanto las colonias agrícolas (como Napal EMIGRACIÓN
colectores chaquenses. Estas actividades, que durante los eclipses la luna, que es una mujer,
son principalmente para el consumo, conviven se tiñe de rojo. Es que sangra porque está sien
con el asalariamiento; ante todo, en los inge do devorada por un jaguar monstruoso, al que
nios, pero también como eficaces peones quin la batahola procura ahuyentar.
teros, braceros, obrajeros, o en aserraderos y la Los chané celebraban ritos que propicia
industria de la construcción. Obtienen algún ban la maduración del maíz, los cuales popu
dinero adicional vendiendo artesanías. Y ya que larmente han sido confundidos con el Carna
la prostitución es una estrategia de superviven val tanto por cierta coincidencia en el tiempo
cia de grupos socioculturalmente subordina como por el uso de máscaras. Éstas se hacían
dos, anotemos que un censista registró, hacia de calabaza o de madera de palo borracho y
1965, la preferencia de los blancos por las mu una vez terminadas las celebraciones eran
jeres chiriguanas y chanés que la ejercían. quemadas o arrojadas al agua; pero hoy las
La organización social de estos aborígenes convierten en objeto de venta.
refleja la prolongada permanencia en corpora
ciones no indígenas, como las misiones o los
ingenios. Los blancos combatieron el matri Los GUARANÍES DE MISIONES
monio preferencial con la prima cruzada, que
aseguraba un máximo de vínculos familiares, y Los mbyá (guaraníes) de la provincia de
la poligarnia de los caciques, que aumentaba la Misiones no son descendientes directos de los
cohesión entre unidades de asentamiento. Para que formaron las reducciones jesuíticas, sino
ganar control sobre las comunidades, trataron inmigrantes recientes de Paraguay, en algunos
de designar a los jefes, por lo que frecuente casos empujados por el avance de los obrajes.
mente coexistía uno de este origen con otro le En el territorio argentino, su número casi se
gítimo. Los chamanes (ipayé), que a veces eran duplicó entre 1966 y 1979, por lo que su in
además líderes de la comunidad, han perdido corporación a Misiones es un proceso a largo
protagonismo y se ha olvidado el sentido que plazo, del que toma poca cuenta el registro ci
tenían los accesorios rituales que se han con vil. Se los llama común y despectivamente
servado, como el cigarro (porque se asigna al cainguá (montaraces, en guaraní), término
humo papel terapéutico). La prolongada in que se aplicó a los que no habían pasado por
fluencia franciscana y la más reciente que ejer las misiones.
cen pastores protestantes de la misma comuni La mayoría de los guaraníes practicaba
dad y lengua, han contribuido a que los mitos una agricultura de subsistencia, rozando una
contengan interferencias cristianas, hayan que pequeña parcela en un claro de la selva y sem
dado desacralizados y se relaten como cuentos, brando con palo cavador mandioca, maíz, po
o que se los tenga por vestigios de la pasada ac rotos, zapallos, sandías y raramente tabaco y
tividad del demonio. Sin embargo, se recuerda algodón. El agotamiento del suelo determina
con mucho detalle un ciclo heroico protagoni ba la necesidad de rozar un nuevo cuadro a los
zado por mellizos vengadores, que da sentido a pocos años. Lo cosechado sólo bastaba para
la práctica (compartida en los ingenios por los algunos meses, registrándose una seria escasez
criollos) de gritar y golpear cacerolas cuando hacia octubre. La agricultura se complementa 153
POBLACION Y SOCIEDAD
ba con recolección, caza y pesca y, con intensi Los mbyá han manifestado una clara des
dad creciente en el tiempo, vendiendo fuerza confianza hacia los blancos, rechazando sus
de trabajo y artesanías. Hacia 1970, había gru ceremonias (el bautismo cristiano equivalía,
pos bastante aculturados, que hablaban yopará hacia 1938, a la exclusión de la tribu) y man
(el guaraní de los criollos rurales paraguayos) teniéndolos ajenos a las propias. Excepcional
y español, quedando el uso del mbyá para los mente, el padre Müller pudo observar un ri
ancianos y los rituales. Otros, más alejados tual en 1915. Veinte años después, en una
geográfica y socialmente de los blancos —con circunstancia similar, Hanke no fue admitida.
los que en general se relacionaban por inter La actitud mbyá ha sido descripta como un
mediarios—, confiaban más en los cultivos y la “retiro hacia un misticismo religioso”. En efec
movilidad que en la venta de objetos o de tra to, las relaciones con sus divinidades eran una
bajo. Por último, los del interior de la selva no preocupación central; como corolario, los mi
hablaban español y evitaban a los colonos. lagros del Nuevo Testamento no los irnpresio
Las familias extensas (que contaban con naban (“eso también lo pueden nuestros paí”)
veinte o treinta individuos) iban dejando lu y mantenían cierto desapego a los bienes ma
gar rápidamente a las familias nucleares. La teriales. Las fuertes apuestas en los juegos de
mayor aldea que conoció Wanda Hanke en cartas eran bien vistas, tal vez porque redistri
1935 tenía una quincena de chozas. Hacia buían las pequeñas riquezas que habrían po
1970, lo común eran caseríos integrados por dido establecer diferencias individuales.
entre dos y cinco familias nucleares. Igual Entre los problemas que enfrentan a los
mente persistía la reciprocidad dentro de la guaraníes con la sociedad mayor se cuentan la
parentela, por lo que el prestigio de un indivi escasez de tierras fiscales en Misiones, los con
duo derivaba antes de su generosidad que de flictos que se han suscitado con las autorida
su productividad. des de la Dirección de Parques Nacionales y
La pérdida de autonomía ante la sociedad los planes provinciales de reunir a las distintas
nacional había debilitado al cacicato ya a prin comunidades, que éstas resisten, entre otras
cipios del siglo XX. En cambio, el chamán razones, porque los inmigrantes recientes se
(paí) aún conservaba prestigio en la década mantienen apartados y en potencial tensión
del setenta; incluso entre los criollos, que so con los grupos asentados desde tiempo atrás.
lían consultarlo por sus dolencias y temían sus
hechizos. Además de terapeuta, el paí era el re
presentante de la comunidad ante los contra EL NOROESTE
tistas y, de manera general, un intermediario
que trataba de moderar el choque cultural. Pa En ningtma región del país resulta tan
ra esto, era importante que supiera español. Él problemática la delimitación de “lo aborigen"
decidía si se aceptaba un trabajo o si se reali como en el Noroeste. Durante la época colo
zaba cierta venta importante; para esto, toma nial, la hispanización penetró en casi todos los
ba en cuenta mensajes recibidos en sueños, aspectos de la existencia; por su parte, los go
que eran verdaderos rituales de recreación de biemos patrios tendieron a desmantelar lo
154 los mitos. que restaba de las instituciones prehispánicas,
LAS SOCIEDADES ABORÍGENES
como la organización económica y social co harina, papas, frutas, hortalizas, fideos, “vi
munitaria. En general, las poblaciones del No cios”, etc. A cambio, se vende lana de oveja y de
roeste se consideran criollas y en los censos or llama en vellones o hilada, charque, picote, fra
dinarios, cuucspondientemente, no fueron zadas, sal y, cuando la prohibición no es efecti
consideradas aborígenes. En el Censo Indíge va, cueros de vicuña. El transporte se hace con
na Nacional de 1965 se incluyeron los valles llamas, burros o camiones.
del este jujeño (“zona del Ramal”) sólo por La caza colectiva de la Vicuña, básicamente
que en los ingenios había chiriguanos. por la lana (que sirvió de moneda de la región)
y subsidlariamente por la came, fue actividad
L4 ECONOMIA PLINEÑA EN SU MARCO mayor. Se hacía entre camaval y Semana San
REGIONAL ta, cuando los animales estaban en condicio
nes óptimas; duraban entre uno y tres meses y
El área del Noroeste en la que más se han participaban de quince a veinte varones, más
conservado las prácticas ancestrales es la Pu algunas mujeres. Las encabezaba un director
na, por lo que aquí se la enfocará preferente que distribuía el producido equitativamente.
mente. La actividad básica es la pastoril: se Las técnicas eran variadas: se encerraba a los
crían ovejas, cabras, llamas, burros, mulas y animales en grandes cercos de unos cinco ki
caballos. Los cultivos, de importancia mucho lómetros de diámetro y se los ultirnaba con las
menor, comprenden quínoa, papas de altura y boleadoras, se los cazaba con perros o (como
forrajeras; la primera da un grano muy ali se sigue haciendo) a distancia, con armas lar
menticio, en tanto que con las segtmdas se gas. Las mujeres desollaban las presas y char
prepara chuño, un producto deshidratado ex queaban la carne, además de preparar la comi
clusivo de las zonas frías y que puede almace da. También se cazaban chinchillas, vizcachas
narse durante años. y cóndores. A todos estos efectos, la Puna esta
Esta economía, como sucede generalmente ba dividida en territorios, lo que da una idea
con las de base ganadera, no es autosuficiente. de la importancia económica de la actividad;
Ahora bien, en el Noroeste hay “complementa sin embargo, no faltaban tiroteos de intimida
ción vertical”, es decir, se intercambian activa ción o asaltos entre partidas.
mente los productos de las diferentes fajas alti Los cazadores debían enfrentar dos órde
tudinales. En la Puna coinciden el riguroso nes de prohibiciones tendientes a evitar la ex
invierno con la estación seca, por lo que la ve tinción de la Vicuña: la del gobierno (que data
getación se repone lentamente, la capacidad de 1926, cuando se generalizó la caza con ba
pecuaria es modesta (del orden de una oveja las) y la del Coquena. Por el cumplimiento de
por hectárea) y el espectro de cultivos posibles, la primera velaba la policía, bien que irregu
muy limitado. Los campesinos puneños se vie larmente y con temor: los vicuñeros tenían
ron forzados a mantener vínculos regulares muy buenas mulas y eran excelentes tiradores.
con los ecosistemas más fértiles de los valles El (o la) Coquena es una deidad protectora de
del este y aun de las selvas (yungas) que bor los animales salvajes, que permite la caza bien
dean la llanura chaqueña. En los valles se com hecha y ajustada a las necesidades, pero casti
pra maíz —base de la alimentación puneña—, ga al que deja presas heridas o las veja. Se lo 155
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
propicia con ofrendas de alcohol, harina de cipalmente la de los indígenas chaquenses, que
maíz y hojas de coca. aún mantenían prácticas cazadoras-recolecto
Hasta aquí, el núcleo de la economía pu ras. No parecía la mejor, porque el recluta
neña. Está vigente, tiene un pasado secular y miento era costoso y no tenía la resignada de
abarca una gran región de considerable uni dicación al trabajo cotidiano que se esperaba
dad cultural, que fue parcelada al constituirse del trabajador de plantación. Los puneños,
los Estados nacionales y que hoy laboriosa que aparecían como una alternativa, prefe
mente hay que asignar al Noroeste argentino, rían la vida pastoril. Por entonces, eran en su
al sur de Bolivia y al norte de Chile. El consi mayoría arrendatarios de parcelas en lati
guiente obstáculo de las aduanas, el desarrollo fundios de propietarios absentistas. Para lo
desparejo de la economía nacional y el traza grar que concurriesen estacionalmente a la
do radial de las vías férreas, con centro en Bue zafra, los ingenios compraron o, más gene
nos Aires, segregaron al Noroeste de aquella ralmente, arrendaron esas haciendas, de ma
antigua región económica y lo convirtieron en nera que se hicieron acreedores a la renta.
una periferia del litoral, hacia donde saldría en Los campesinos ya no podrían pagarla con
adelante buena parte de la producción. La in animales; quedaron monetizados y (ya que
tegración al mercado nacional conllevó el asa no podían elegir empleador) debieron sal
lariamiento de los campesinos. A estos cam darla con su trabajo en la zafra. Otro tanto
bios económicos se sumó la presión cultural sucedió con las deudas contraídas con los
(el uso del quechua en la escuela fue práctica bolicheros (almaceneros). Al vender su fuer
mente vedado en 1915) para debilitar los lazos za de trabajo (esto es, al proletarizarse), des
comunitarios. cuidaron un tanto sus explotaciones y gra
dualmente reemplazaron su economía
LA ECONOMÍA PUNEÑA EN EL MARCO regional de subsistencia por una dependen
NACIONAL cia cada vez mayor del mercado nacional, en
el que se opera en dinero. Desde aproxima
Una fuente principal de trabajo asalariado damente 1942, esta sujeción reemplazó a la
masculino y, secundariamente, un mercado y coerción. Hicieron las veces de contratistas
lugar de abastecimiento, fueron las minas, de los ingenios personas exteriores a las co
por las que pasaron muchos puneños. Tam munidades: bolicheros, jueces de paz, comi
bién se obtenían ingresos en dinero partici sarios y maestros.
pando en la vendimia y en la cosecha de fru Pero los ingenios hallaron que los carnpe
tales en los valles. Aún más incidencia sinos del Noroeste reivindicaban derechos a
tuvieron los ingenios, cuya estrategia, conec los que los chaquenses no habían aspirado.
tada con el régimen de propiedad de la tierra, Por eso, pocos años después procuraron atraer
requiere un párrafo. mano de obra boliviana liberada por el final
Hacia 1930, las agroindustrias (incluida de la Guerra del Chaco. Estos trabajadores ha
la del azúcar) estaban creciendo al amparo bían pasado por la disciplina militar y la frus
de una política proteccionista. La mano de tración de la derrota, tenían su país arruinado
156 obra que convocaban los ingenios era prin y eran extranjeros, condiciones que asegura
LAS SOCIEDADES ABORÍGENES
ban una conducta sumisa. Los bolivianos se por la carne. Una consecuencia era la vulne
hicieron realmente numerosos en los ingenios rabilidad a las enfermedades infecciosas. Por
después de 1940, sin reemplazar del todo a las entonces, el 90% de la población infantil esta
gentes del Noroeste y del Chaco. ba desnutrida. Hay que tener en cuenta que
La ausencia cada vez más extendida de los en general accedía a los comedores escolares
varones jóvenes y adultos determinó un fuer —que proveen una alimentación equilibrada
te predominio demográfico de mujeres, niños hacia los siete años, cuando el sistema nervio
y ancianos en los lugares propios de residen so ya había completado su desarrollo. Eran al
cia. A veces, los niños acompañan a sus padres tas la mortalidad (sobre todo, infantil) por sa
a los cañaverales, con lo que deben cambiar de rampíón y neumonía y las deficiencias
colegio. Ésta es una de las razones de la persis intelectuales, y el crecimiento estaba retarda
tencia del alto analfabetismo. do. Muchas viviendas carecían de agua pota
ble y las normas de higiene no se conocían
EL “MALON DE LA PAZ” bien. Las defunciones sin asistencia médica
eran mayoría.
En mayo de 1946, una delegación de unos
180 aborígenes partió de Cochinoca y Abra RELIGION
fuerzan los vínculos familiares y comunitarios, men de propiedad de la sociedad nacional, su
puestos a prueba por la diáspora. Como en frieron usurpaciones y desalojos. La estirpe de
otras fiestas puneñas, se bebe copiosarnente. Iuan Iosé y de Marcelino Catiiel quedó en Villa
Fidelidad, en las afueras de la ciudad de Azul,
formando un enclave de pobreza conocido to
LAS PAMPAS davía en la década de 1930 como “el Rancherío
de los Pampas". Por entonces, sólo restaban ves
PRO VINCLA DE BUENOS AIRES tigios leves de sus tradiciones. Hacia 1966 no te
nían campos ni explotación alguna. Los varones
El proyecto de erradicar de las codicíadas solían peonar o esquilar en estancias cercanas y
llanuras del centro del país a los aborígenes se reciclaban con buenos resultados un basurero;
ejecutó rigurosamente en el último cuarto del en su niñez y juventud, habían disfrutado cui
siglo XIX. Sólo se admitieron unos pocos en dando caballos; pero también habían trabajado
claves, sobre los que la presión de la sociedad en la cosecha (viviendo en chozas de chala) y en
mayor se hizo sentir con mucha fuerza. En los mataderos. Algimos eran policías o emplea
cuanto a la provincia de Buenos Aires, los gru dos municipales, y las mujeres solían emplearse
pos asentados en los partidos de Iunín, Braga como domésticas. Ya por entonces, las uniones
do, 25 de Mayo y Trenque Lauquen eran chicos con criollos eran habituales.
y en poco tiempo se acriollaron. En cambio, La comunidad Ignacio Coliqueo, en Los
los localizados en los partidos de Azul y de Los Toldos, ha resultado más vigorosa, pese a que
Toldos (actualmente, General Viamonte), más los conflictos no han dejado de fraccionarla.
nutridos, sólo se asimilaron parcialmente. En 1866-1868, la tribu del cacique epónimo
Hasta no hace mucho, todavía se decía del recibió en propiedad seis leguas cuadradas, en
arroyo Azul “ésa es, ésa fue siempre la línea de reconocimiento de su alianza con el gobierno.
ellos”, esto es, la frontera con los pampas. En En 1900, cuando la autoridad del jefe Simón
sus cercanías, en el siglo XIX, se habían asig Coliqueo declinaba y ya se había fundado el
nado tierras a las tribus de los caciques Ca pueblo de Los Toldos en terrenos adyacentes a
triel, Manuel Grande y Mahicá. No era un los de la tribu, una mujer encabezó un movi
conjunto, sino un agregado: Manuel Grande miento de revitalización indígena. Durante su
había sido enemigo de Cipriano Catriel, y éste permanencia en el grupo de Catriel, María
había sido muerto en 1874 por orden de su Hortensia Roca había sido iniciada como ma
propio hermano Juan Iosé. Los recuerdos se chi (chamán), tal vez por Bibiana García, “la
guían dividiendo a los respectivos descendien reina Bibiana”, una prestigiosa líder que había
tes casi un siglo después. Por entonces, la vi logrado tierras para su gente. María recorrió
vienda era comúnmente un rancho de adobes diversos puntos de la provincia en los que aún
o de cartón prensado, chico y con pocas aber vivían algunos de sus paisanos, instándolos a
turas. Los últimos toldos de cuero se habían la unidad, al rechazo de las costumbres traí
dejado de utilizar hacia 1920. das por los blancos y a la intensificación de las
Las familias indígenas explotaron sus cam celebraciones tradicionales. Ganó muchas ad
158 pos con poca intensidad e, inexpertas en el régi hesiones y el apelativo de “Santa María”. En
LAS SOCIEDADES ABORÍGENES
Los Toldos, convocó a una rogativa (nguilla cio de las tierras de la tribu estaban en manos
tún) que, frente al programa asimilacionista no indígenas. En la siguiente, quedaban muy
que habían mantenido las cabezas de la tribu, pocos recuerdos y ninguna práctica de las cos
resultaba una patente subversión. Simón Co tumbres antiguas. Algunos emigrados se hicie
liqueo encontró que su autoridad era insufi ron comerciantes o profesionales; los que que
ciente para disolver la reunión y llamó a la daron vivían, en general, como propietarios
policía. Hubo resistencia (“Santa María” ha minifimdistas semiproletarizados, que obte
bía asegurado que las armas de los blancos se nían la mitad de sus ingresos trabajando como
rían ineficaces), heridos de ambos bandos y tractoristas, esquiladores o cosecheros. En
cuatro aborígenes muertos. La profetisa y va 1979 se entregaron parcelas en propiedad in
rios de sus parciales fueron detenidos, aunque dividual y enajenable. Como no alcanzaban el
por poco tiempo. Dos años después moría el tamaño de una unidad económica, muchas
cacique Simón, y -según su voluntad- no se fueron vendidas, hasta que en 1985 estas ope
eligió sucesor, lo que significaba renunciar a raciones fueron prohibidas. En 1987, los indí
una instancia que intermediaba entre el Esta genas sólo eran propietarios del 25% de las
do y la tribu. tierras que alguna vez fueron de la tribu, aun
En los tiempos que siguieron, la inseguri que sumaban el 58% de la población que so
dad jurídica y el debilitamiento de la idea co bre ellas se asentaba.
munitaria en un entorno individualista facili
taron el desarraigo y la instalación de blancos.
Cabe recordar que en 1929, la Corte Suprema Los RANQUELINOS DE LA PROVINCIA
había negado que las tribus o comunidades DE LA PAMPA
con la obligación de criar animales y hacer maíz, girasol, zapallo, melón y sandía en huer
mejoras (recién en 1972 se dieron títulos de tas, y se tenían aves de corral. El Mercado Ar
propiedad a las treinta familias que restaban). tesanal provincial compraba tejidos de lana de
El cacique Santos Morales, ex lenguaraz de la oveja, hechos por las mujeres con técnicas
parcialidad de Mariano Rosas, apostó a la asi parcialmente tradicionales, y sogas, boleado
milación, consiguiendo la instalación de co ras, rebenques y estribos salidos de manos
rreo y de escuela, que cesaron a su muerte en masculinas. Los ingresos de la producción lo
1930. cal no bastaban para detener la emigración es
Los embalses mendocinos convirtieron en tacional (a la vendimia mendocina, a la esqui
desierto esta y otras zonas de la provincia des la, etc.) o permanente. Ya había una iglesia
de aproximadamente 1920. Por entonces, la pentecostal.
lengua estaba considerablemente perdida, pe
ro se recordaban las celebraciones, los malo
nes y las boleadas. Por mucho tiempo siguió LA PATAGONIA
tre Iunín de los Andes y Caleufú eran propie tal que sea buen orador y conozca la lengua y
dad de sólo dos personas. En efecto, en el siglo las tradiciones nativas. La propiedad de la tie
XX, la región patagónica tendría grandes pro rra es colectiva, pero el usufructo es familiar y
piedades, dueños absentistas y explotaciones la propiedad de los ganados, individual. Las
extensivas que demandarían poca gente. En el unidades domésticas suelen distar kilómetros
Chaco se había procurado concentrar a los in unas de otras.
dígenas para disponer de su fuerza de trabajo; Los toldos continuaron en uso durante
en el sur no hacían falta y se los dispersó, de bastante tiempo, especialmente donde la per
jándolos librados a su suerte. Muchos de los manencia era disputada por los colonos y, por
que tenían parientes en Chile prefirieron refu supuesto, durante las cacerías. Hacia media
giarse allí hasta que cesasen las persecuciones; dos del siglo XX, adultos o ancianos que ha
otros terminaron, voluntariamente o no, en bían vivido en ellos los recordaban con afecto.
Chubut o Santa Cruz. sucesivamente expulsa Fueron gradualmente sustituidos por ranchos
dos, dearnbularon de un campo a otro. Los emplazados en la invernada.
grupos más organizados peticionaron a las au En 1965, la lengua tehuelche septentrional
toridades, en muchos casos sin éxito, porque sólo era conocida por unos pocos individuos
se buscaba borrar sus costumbres; sólo en al que, por otra parte, ya no la utilizaban. En
gunos casos consiguieron se les asignasen te cambio, los hablantes de lengua mapuche son
rrenos fiscales, que podían ocupar precaria numerosos, pese a las restricciones autoirn
mente a cambio del pago de un canon como puestas a las que más abajo se alude.
derecho de pastaje. Así nacieron a principios De las escasas actividades comunales, la
del siglo XX, entre otros, los asentamientos de más importante es el nguillatún que se hace
Ancatruz (Neuquén) y de Nahuelquir Chiqui hacia fines de febrero en demanda de prospe
chano en Yalálaubat (Chubut); el segundo ridad. Es la circunstancia apropiada para ma
contó con el respaldo de los colonos galeses, nifestar cohesión étnica (suele haber partici
con quienes los tehuelches habían alcanzado pantes de varias comunidades, e incluso
un régimen de aceptable coexistencia. Algunas argentinos en Chile y viceversa) o expresar
agrupaciones fueron reconocidas muy tardía simbólicamente las fisuras que recorren a las
mente; así, la rionegrina de Pilquiniyeu del Li agrupaciones, irnputando errores en la ejecu
may recién lo fue en 1972, aunque comenzó a ción del ritual.
formarse hacia 1900. La composición étnica
de estas comunidades o “reservas”, general La economía
mente tenidas por araucanas, es bastante com
pleja, habiendo contribuido familias del Azul, Durante las primeras décadas del siglo )O(,
del cacicato de Namuncurá, manzaneros, etc. las fajas cordillerana y pedemontana seguían
A todas se siguieron incorporando mapuches muy vinculadas a Chile, cuya moneda se utili
de ultracordillera. En general, están encabeza zaba y desde donde ingresaban tanto los que
das por un cacique de poca autoridad y varia allí habían buscado refugio como nuevos in
ble prestigio, que representa a su gente ante la migrantes. Pero la ocupación militar de las
sociedad nacional. Su cargo es hereditario, con pampas del sur y de la Patagonia septentrional l6l
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
había terminado con los grandes arreos clan que la clave del negocio estaba en la relación
destinos al otro lado de la Cordillera. Privada asimétrica que podían mantener con una
de este renglón mayor, la economía indígena clientela cautiva, inexperta y a priori sospe
hubo de reorientarse hacia la cría de ganado chosa ante la autoridad policial. Una digre
menor, con destino a la vez al consumo fami sión sobre este sistema crediticio tan oneroso
liar y a la venta de lana en el mercado. El pre que aún hoy envuelve a los pobres del campo:
cio internacional de la lana fue bueno en las si mercachifles y bolicheros se enriquecen, es
décadas de 1940 y 1950, pero después se dete que las unidades económicas con las que co
rioró y hoy enfrenta una baja crónica. Existe mercian tienen capacidad para producir por
una tendencia a reemplazar el ovino por el ca encima del mínimo de subsistencia; el que
prino, más prolífico y menos exigente en pas transfieran tales excedentes es un problema
tos, cuidados y gastos. de organización social. Ya que los paisanos, en
Cuando los terrenos lo permitían, se cul general, no tienen automotores, un esfuerzo
tivaba trigo y alfalfa. Comúnmente, contri del común haría posible la compra de un ca
buían al consumo una pequeña huerta y, se mión con el que llegar directamente a los
gún las zonas, la recolección de piñones, de mercados. De hecho, sin embargo, las coope
algarroba, de papas silvestres, etc. Todo el año rativas han chocado con indiferencia y des
se cazaba, pero hacia noviembre y diciembre confianzas, porque imponen papeleos y regla
llegaba la mejor época del año, la de la chulen mentos (en tanto que las relaciones con los
gueada, cuando se perseguían chulengos comerciantes son informales); pero, sobre to
(guanacos recién nacidos), con cuyas pieles se do, porque se juzga que amenazan la básica
hacían quillangos (mantos). Las cacerías eran igualdad de los productores. Tal vez por esta
precedidas de rogativas y estaban supervisa última razón, los líderes de algunos empren
das tanto por el cacique como por un “dueño” dimientos comunitarios exitosos no pertene
de los animales salvajes que vedaba el degüe cen a la comunidad.
llo de las presas. Otros ítems para el mercado
eran las pieles invernales de zorros y de liebres La escuela
europeas. La demanda indígena (sobre todo,
la de yerba, azúcar, tabaco, harina, bebidas al El centro simbólico del asentamiento, que
cohólicas y ropas) era ordinariamente atendi tradicionalmente era la casa del cacique, ha
da por mercaderes itinerantes, antecesores de tendido a desplazarse a la escuela, en torno de
los bolicheros que pondrían almacenes en la cual se forma una suerte de aldea en la que
puntos estratégicos y, como ellos, extranjeros durante el período de clases viven los niños y
en su mayoría. Mientras esperaban las épocas sus madres. Este sistema de asentamiento, que
productivas (esquila, chulengueada), los abo priva al campo de brazos económicamente
rígenes sacaban mercaderías a crédito, que se útiles, demuestra que los mapuches confían en
les cobraban a precios excesivos o, más preci la educación formal para insertarse mejor en
samente, a interés muy alto. Los comerciantes la sociedad nacional. A esta misma finalidad
alegaban el riesgo de falta de cobro; pero la contribuía, desde principios del siglo, la socia
162 rapidez con que muchos prosperaron sugiere lización de los hijos en español y la negativa a
LAS SOCIEDADES ABORIGENES
enseñarles la lengua propia, despreciada por En conjunto, estos recortes hicieron notar
los blancos. A pesar de estos esfuerzos, hay cuán insuficientes eran los terrenos disponi
mucha repitencia y deserción. La escuela suele bles. Las consecuencias fueron varias, todas vi
estar lejos, por lo que los niños son enviados gentes: sobrepastoreo, escasez de leña (pro
recién cuando tienen 8 o 9 años; el cuidado de ducto de primera necesidad, aun en verano,
los rebaños provoca ausencias; los maestros, para cocinar, y con más razón en invierno) y
venidos de otras regiones, ignoran las pautas emigración. Ante la insuficiencia de la pro
locales (por ejemplo, esperan que los niños ducción doméstica, uno o más miembros de la
sean inquisitivos, sin saber que en sus hogares familia debieron asalariarse temporaria o per
se les ha inculcado la circunspección); el espa manentemente, trabajando como cosecheros
ñol “oficial” de la enseñanza difiere del que se (por ejemplo, en el valle del río Negro), peo
habla localmente, que es una variedad dialec nes, esquiladores, obreros o empleados. La de
tal, etcétera. manda de mano de obra para la extracción de
La escuela es, además, un centro de recur petróleo y la construcción de embalses fue al
sos, donde en muchos casos hay un comedor ta, pero también muy oscilante y atada a deci
para los alumnos, se concentran las donacio siones políticas tomadas fuera de la región pa
nes y se cuenta con un espacio apropiado pa tagónica. Muchos de los que fueron a las
ra los encuentros con representantes de la so ciudades desempeñan los trabajos menos cali
ciedad nacional: maestros, agentes sanitarios y ficados, sufren desempleo crónico y viven pre
otros funcionarios, miembros de asociaciones cariamente. Probablemente hayan dejado sus
no gubernamentales, etc. Por último, a la es respectivas majadas (que, se recordará, son
cuela llegan automotores, en los que tal vez propiedad personal) a cargo de medieros con
pueda conseguirse un viaje sin cargo. quienes compartirán el crecimiento o la mer
ma, si es que no se han desasido del todo de la
El problema de la tierra comunidad de origen, acriollándose, proleta
rizándose o acaso prosperando como indivi
Hacia 1930, los alambrados comenzaron a duos sin pasado especial que merezca o con
trabar seriamente la movilidad, obstaculizan venga ser recordado.
do el tránsito entre veranada e invernada, e in
cluso a invadir las tierras asignadas a las co PATAGONM MERIDIONAL
l Vivienda mapuche. Comunidad Painefilú, província de Neuquén. Foto Pablo Azar. 1999.
desorganización social, lo que atribuyó, en héroe Élal, que eliminó del mundo a los
gran medida, a la inseguridad que depara la monstruos prirnigenios, creó a los humanos y
condición de ocupante precario. Entre sus re organizó la sociedad. El mito aún no había
legados habitantes estaba la hija de Quilcha degradado en cuento: el nombre del héroe se
mal, Agustina. Ella había sido educada en dos pronunciaba con reticencia, como si aún con
lenguas, la tehuelche meridional y la mapu servase una secreta potencia. Una de las más
che, y su esposo era manzanero, lo que mues importantes informantes sobre las antiguas
tra que desde el principio, la presencia arauca creencias fue Ana Montenegro de Yebes (c.
na en estas reservas era muy fuerte. 1890-1970), quien con sus dos hijos vivía aún
Promediando la década del sesenta, los “detrás de los guanacos y los avestruces”. Pro
agentes del Censo Indigena Nacional confir tagonizó una de las últimas curaciones tradi
maron la disolución de la vida comunitaria in cionales, la de un tehuelche ciego y demente, a
dígena en la Patagonia meridional. Algunos quien se creía poseído por el Walicho. “Se jun
toldos de cueros de guanaco oficiaban de ane taba toda la paisanada. No quedaba ninguno
xos de los ranchos de adobes y cinc y, excep en las carpas. Todos tenían que estar (...) los
cionalmente, uno seguía sirviendo plenamen invitaban el día antes. Y al otro día se pintaban
te de vivienda. También en otros aspectos, los todos. La que curaba era la pintora [de qui
adultos añoraban el pasado, pero lo considera llangos], la vieja Yebes”. Las mujeres entona
ban caduco y no habían enseñado a sus hijos ban “cantos muy antiguos, que se saben de
las tradiciones; ni siquiera la más importante, siempre (...) para la corrida del Walicho”. Los
la lengua étnica. Las reservas eran poco más dos muchachos que actuaban de ayudantes,
que abstracciones, en las que estaban instala “aunque eran bravos, estaban bien asustados”,
dos numerosos intrusos y se hacían “corridas porque debían “correr al Walicho”. Podían ha
de alambres” (usurpaciones). Los servicios de cerlo porque “tenían el poder de la vieja, los
protección al aborigen, carentes de personal y cantos y los animales (...) ya no eran ellos,
de presupuesto, eran ineficaces. El analfabetis eran ese poder”. En cabalgatas enfurecidas,
mo era la regla, salvo en Camusu Aike, donde montados en chapeados, giraban por cuatro
había una escuela. Ninglma de las familias in veces en torno del enfermo atado (“cincha
dígenas contaba con animales suficientes para do”). Debian cuidar que los caballos no mira
vivir. Los alambrados y el raleo de la fauna ha sen sino para abajo, porque de ver el Walicho,
bían obligado, en la mayoría de los casos, a se espantarían y morirían. Luego, se erigió con
reemplazar la chulengueada de primavera por matras un gran toldo, abierto hacia el este, en
una migración laboral a las estancias cercanas. el que se colocaron los asistentes rodeando al
En el invierno, que se pasaba en las viviendas enfermo y a la curandera. Ésta “hacía (...) sus
de la reserva, se cazaban ñandúes por la pluma aspamentos”, hasta quedar “trastornada” (en
y zorros y liebres por las pieles. Todavía subsis éxtasis). Un anciano, “un antiguo que sabía”,
tía el arte de fabricar quillangos pintados. trazó con sus dedos líneas de pintura roja en
En esta época pudo recogerse un impor una yegua blanca, hasta dejarla atigrada. Lue
tante corpus de narraciones mitológicas; par go, ésta fue cinchada y se le hizo dar vueltas en
ticularmente, un ciclo protagonizado por el torno del toldo, siguiendo la dirección del sol, 165
POBLACION Y SOCIEDAD
se la enlazó cuatro veces y finalmente se la sa ovejas habían desplazado en buena parte a los
crificó. Después de quitado el cuero, se que guanacos y muchos cazadores selk’nam (onas)
maron las achuras. El resto de la carne se em fueron confinados en misiones o extermina
bolsó en el cuero y se tiró cuidando que los dos, un proceso que culminó entre 1880 y
perros no la profanaran. Nuevamente se hicie 1900. Hoy, apenas restan unas pocas personas
ron cabalgatas rápidas en torno del toldo. La que llevan sangre de esas etnias y las respecti
sesión terminó por la tarde. Aunque su senti vas culturas sólo pueden encontrarse en libros
do no es explícito, cabe suponer que las cabal y museos.
gatas violentas tenían por objeto intimidar al Hacia 1914, los selk’nam que frecuentaban
Walicho; los cantos llamaban a los espíritus las estancias de la familia Bridges parecían ha
auxiliares de la oficiante. Durante el éxtasis, el berse recobrado un tanto de los estragos del
alma de ésta viajaba a diferentes regiones del fin de siglo. Allí disponían de espacio para sí y
universo para negociar la curación, y la yegua trabajaban espaciadamente como esqujlado
sacrificada era víctima expiatoria, tal vez un res, alambradores o peones. Muchos ya sabían
pago al Walicho para que liberara al enfermo. montar (práctica desconocida en la etapa tri
El número cuatro, aquí como en muchas cos bal) y algunos tenían tropilla. Se les pagaba en
mologías americanas, indica totalidad, consu dinero, y a la objeción de que así se les facilita
mación. ba el consumo de alcohol, Lucas Bridges ha
Un estudio de antropología psiquiátrica contestado que, hasta 1916, las borracheras no
publicado en 1988 encontró implicancias de eran comunes. Más tarde lo fueron, agravando
muerte y destrucción en muchas de las res la pobreza, el descenso demográfico y el dete
puestas de los entrevistados, junto a la acepta rioro sanitario. Muchos años después, Rupati
ción pasiva de un estado de tristeza. Esta diag ni, uno de los últimos selk’nam que había co
nosis no difiere de las de Escalada (“el espíritu nocido la vida tradicional, recordaría que los
moribundo de la estirpe”) o Imbelloni (“los que sobrevivieron fueron los que estuvieron
estertores de la agonía”). con los Bridges.
Pero aquella recuperación, si fue real, du
ró poco. Era una población muy vulnerable a
TIERRA DEL FUEGO las enfermedades, que fue diezmada por las
epidemias de sarampión de 1924 y 1929. Ade
A comienzos del siglo XX, las sociedades más, muchos jóvenes selk’nam se dejaban ga
indígenas de la isla ya habían sido gravemente nar por la abulia. Para L. Bridges, se compor
desartículadas por la expansión irrestricta de taban como blancos pobres; pero el etnógrafo
los colonos y estaban en franca pendiente de Gusinde, testigo entre 1919 y 1924, fue más
mográfica. En las costas, la explotación de lo explícito: los halló irnprevisores, dejados y
bos marinos en una escala industrial había mendicantes, destacó su inexperiencia en la
minado la base económica de los canoeros de administración del dinero y percibió que la
los canales fueguinos (los yámana), que en causa última estaba en el naufragio del univer
buena medida habían vivido de ellos. El inte so lleno de riesgos y de sentidos para el que
166 rior había sido parcelado con alambrados, las habían sido educados.
LAS SOCIEDADES ABORÍGENES
La situación entre los yámana no era me bas se abrieron paso laboriosamente, ridiculi
jor. En la década del veinte, solían pasar algu zadas por los grupos dominantes; pero están
nas semanas del invierno en Puerto Mejillo hoy completamente vigentes. Se las trata a
nes, en la costa norte de la isla Navarino continuación.
(Chile), donde seguían formándose chama
nes. Durante buena parte del resto del año, na
vegaban los canales cazando y recolectando. LA POSESION POR EL Espmnv SANTO:
La venta de pieles de coipo (nutria) y los tra RELIGIONES EVANGÉLICAS ENTRE
mente entre los pobres. Aparentemente esca una prohibición, relatan sucesivos cataclismos
pistas, los conversos en realidad enfrentan que pusieron fin a distintas creaciones e insi
oblicuamente la dominación. núan que uno más sobrevendrá.
El pentecostalismo llegó al Chaco hacia Desde 1946, Pedro Martínez, chamán y ca
1941. Aunque veía en el pasado tribal la huella cique (una dualidad común), representó a los
del demonio y lo desafiaba imponiendo el as tobas ante la Iglesia del Dios Pentecostal y el
cetismo (prohibía el consumo de alcohol, desa gobierno de Perón. Éste venía prestando una
lentaba el de tabaco e imponía la castidad pre atención desacostumbrada a los reclamos te
matrimonial), encontró rápida adhesión entre rritoriales y laborales de los indígenas, ganan
los aborígenes, merced a la marginalidad en do su generalizada adhesión. Por esta vía,
que se encontraban y a la existencia de elemen Martínez consiguió tierras, fundó iglesias y
tos comunes con la propia religiosidad, tales nombró líderes. En lo sucesivo, fueron pasto
como la emotividad vehemente, el trance -que res nativos, sucesores de los chamanes, quie
hace posible la comunicación directa con los nes dirigieron los actos de culto, en los que se
seres potentes y, por lo tanto, el profetismo— y logra el trance mediante la repetición obsesiva
el carácter a la vez caído y efimero del mundo. de pasajes bíblicos o danzando hasta el agota
En efecto, los mitos autóctonos recuerdan una miento y se cura expulsando demonios (como
168 edad paradisíaca, que cesó por haberse violado en los Evangelios, como en la toldería). Así se
LAS SOCIEDADES ABORIGENES
l Escena de culto pentecostal. Comunidad wichí de Carboncito, provincia de Salta. Foto M. Califano, 1982.
organización de movimientos similares en nar la ley 23.302, que en 1985 admitió la per
otros países de Iberoamérica. Entre los prirne sonería jurídica de las comunidades aboríge
ros logros hay que señalar la ampliación en nes, y la más significativa, la Constitución Na
175.000 hectáreas de las tierras asignadas a las cional (reformada en 1994), cuyo artículo 75
agrupaciones mapuches del Neuquén, decre reconoce la preeidstencia étnica y cultural de
tada en 1964. Otro eco de estas preocupacio los pueblos indígenas y la propiedad tanto de
nes fue el censo indígena dispuesto en 1965, las tierras que tradicionalmente ocupan como
importante esfuerzo del cual, sin embargo, los de las que se les han de otorgar en el futuro. Al
interesados sólo participaron como informan igual que en experiencias anteriores, se ha dis
tes. A poco se creó el Centro Indígena, presidi puesto, con sentido proteccionista, que esta
do por uno de los participantes del Malón de propiedad será comunitaria e inenajenable.
la Paz, y entre 1969 y 1973 se reunieron varios Esta solución no siempre coincide con los de
congresos nativistas. La corriente estaba insta seos inmediatos de aquellos beneficiarios que
lada y pronto se diferenciaría internamente en han estado por mucho tiempo insertos en un
líneas más o menos combativas. medio condicionado por el individualismo, la
De las normas que fueron enmarcando el vida criolla y el mercado. Aunque la materiali
proceso, en buena medida posteriores al lími zación de estas directivas queda, en buena me
te cronológico de este capítulo, cabe mencio dida, para el futuro, ya ha habido resultados, 17]
POBLACION Y SOCIEDAD
no siendo el menor el reconocimiento orgu en la sociedad nacional había que luchar por
lloso y esperanzado de la condición aborigen, él.
antes comúnmente ocultada. Las migraciones a las zonas con demanda
de trabajo extrajeron a muchos indígenas del
paisaje mral que les era familiar para surnergir
SÍNTESIS DE LAS TENDENCIAS GENERALES los, literalmente, en las periferias urbanas. Con
DE LA VIDA ABORIGEN EN EL SIGLO XX el reemplazo de la familia extensa por la nu
clear, avanzó el individualismo en detrimento
En el plano económico, los restos de la de la solidaridad comunitaria. El conflicto ge
antigua autosuficiencia cedieron ante la inva neracional fue una de las expresiones del des
sión del mercado nacional; el apropiador garrarniento entre tradición y modernidad.
productor libre se convirtió, en la mayoría de La respuesta a la disolución de las viejas
los casos, en un asalariado permanente o, certidumbres fue variada. El enfrentamiento
más comúnmente, temporario. Las antiguas violento con la sociedad central, que podía ser
capacidades de cazador, de recolector o de contrarrestado fácilmente, fue sustituido por
cultivador ya no contaban. Quienes las ha vías oblicuas, como la adhesión (desetnifican
bían detentado apenas calificaban ahora para te) a las iglesias periféricas o la militancia
tareas sin categoría ni estabilidad. Y si en la (reetnificante) en el indigenismo. Todo se ha
comunidad un individuo tenía asegurado un hecho y se hace en un marco de discrirnina
lugar no muy diferente del de sus paisanos, ción que la ley no logra abolir.
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Earth, Londres, 1963 (la primera edición es de na”, Etnia, tomo 38-39 (1993), 1994, págs. 85
1948), el autor relata su vida, que transcurrió 124. Sobre el norte patagónico, puede consul
en estrecho contacto con los yámana y, sobre tarse: IUAN C. RADOVICH, “El pentecostalismo
todo, con los selk’nam. Aquí interesa la parte V. entre los mapuches del Neuquén”, en Relacio
En las obras de ANNE CHAPMAN, El fin de un nes de la Sociedad Argentina de Antropología,
mundo: los Selk’nam de Tierra del Fuego, Bue Nueva serie, tomo 15, Buenos Aires, 1983,
nos Aires, 1989, y Los selk’nam. La vida de los págs. 121-143.
onas, Buenos Aires, 1986, se reúnen, además
de datos bibliográficos, informes provistos por El indigenismo
los últimos selk’nam que tenían conocimiento
de las tradiciones. LUIS BORRERO, Los Selk’nam Entre los trabajos generales sobre el tema,
(Onas). Su evolución culturaL Buenos Aires, pueden consultarse: IOSE FRIGERIO, “El indio
1991, trata la desaparición de estos indígenas también es argentino”, Todo es Historia, n" 261,
como un accidente ecológico. Buenos Aires, 1989, págs. 78-100; CARLOS
MARTINEZ SARASOLA, Nuestros paisanos los in
Las religiones evangélicas entre los aborígenes dios, Buenos Aires, 1992; MORITA CARRASCO y
CLAUDIA BRIONES, “La tierra que nos quitaron?
Una hipótesis general sobre la posesión Reclamos indigenas en Argentina, Buenos Ai
del Espíritu Santo se encuentra en I. M. LEWIS, res, 1996. Sobre los esfuerzos por restaurar los
Ecstatic Religion. An Anthropological Study of valores étnicos en la comunidad Coliqueo,
Spirit Possession and Shamanism, Harmonds véase ISABEL HERNANDEZ, op. cit.
worth, 1971. Sobre el evangelismo entre los Con un enfoque indigenista, CURAPIL CU
wichí, véanse MARIO CALIFANO, “Un ejemplo RRUHUINCA y LUIS ROUX, Las matanzas del Neu
de hermenéutica bíblica etnográfica: el caso quén. Crónicas mapuches, 3° edición, Buenos Ai
mataco”, en Scripta Ethnologica, tomo lO, res, 1987, epílogos I y II, tratan el problema de la
1986, págs. 79-85, y CALIFANO y DASSO, op. cit. tierra hasta las entregas de campos en 1964. So
Sobre los tobas, pueden consultarse: EDGARDO bre el problema de la administración de los bie
CORDEU y ALEJANDRA SIFFREDI, De la algarroba nes comunales en grupos que están habituados
al algodón. Movimientos milenaristas del Cha a la gestión individual de sus intereses, consúl
co argentino, Buenos Aires, 1971, cap. V; COR tense: CARLOS REBORATTI, El alto Bermejo. Reali
DEU, “Aproximación al horizonte mítico de los dades y conflictos, Buenos Aires, 1998, págs. 96
tobas”, citado, págs. 159-170; MILLER, Los to 97 y IUAN C. RADovIcI—I y ALEJANDRO BALAZOTE
bas argentinos. Armonía..., citado; WRIGHT, OLIVER, Gran obra e impacto social en Pilquini
“Presencia protestante...”, citado, y “Sueño y yeu, Buenos Aires, 1993, especialmente su capí
poder entre los Tobas (Argentina)”, en MI tulo IV. En 1989, los crianceros de esta localidad
CHEL PERRIN (coord.), Antropología y expe rionegrina exigieron que las parcelas con que
riencias el sueño, Quito, 1990, págs. 215-237. fueron compensados cuando Sus campos resul
Sobre el Noroeste, véase RITA SEGATO, “Cam taron afectados por una obra pública, Se otorga
bio religioso y desetnificación: la expansión sen a título individual y no colectivo. 177
5 . LA CIUDAD Y-SUS TRANSFORMACIONES
Ramón Gutiérrez
LA CIUDAD ARGENTINA EN LA PRIMERA MITAD cipales del país a partir del plan del ingeniero
DEL SIGLO XX Villanueva de 1904. La reestructuración y
compleción de los puertos, particularmente
EL CONTEXTO DE [A CIUDAD el “Puerto Nuevo” de Buenos Aires (1915) y
el desarrollo de los de Rosario, Santa Fe, Co
La ciudad que se analiza en este capítulo rrientes y luego el de Barranqueras sobre el
desde el punto de vista físico presenta un pa Paraná, fueron impactos importantes en esta
norama distintivo de los períodos anteriores. fase de expansión. Iunto a ellos, las usinas (en
En efecto, no es éste un tiempo de grandes Buenos Aires y Bahía Blanca, por ejemplo)
emprendimientos fundacionales sobre el te marcaron, al igual que los primeros elevado
rritorio, sino más bien un momento expresivo res de granos, el perfil inconfundible de aquel
de profundas mudanzas en los antiguos nú borde urbano.
cleos urbanos. En estas transformaciones físi Pero las condiciones ambientales se ha
cas tienen peculiar importancia el acelerado bían deteriorado en algunos centros como
proceso de urbanización y concentración de Buenos Aires y Rosario, donde la construcción
mográfica —con la creciente demanda de servi de nuevos “conventillos” mostraba la para
cios- la formación de los barrios de vivienda dójica rentabilidad del hacinamiento. Esta
con sus equipamientos comunitarios, la ter realidad era la consecuencia del proceso de
ciarización de zonas urbanas y la reformula concentración migratoria y la preferencia tra
ción del espacio público. dicional por la “centralidad” urbana que lle
Los ensanches urbanos y la consolidación vaba aceleradamente a la decadencia de zo
de los antiguos barrios residenciales marca nas como el antiguo barrrio sur de Buenos
ron la impronta de esta fase de la ciudad ar Aires. A partir de la Ley de Casas Baratas,
gentina ya consolidada. Por una parte, una propuesta por el diputado cordobés Caffera
progresiva densificación de las zonas centra ta, comenzó una tímida política por parte del
les fue acompañada por los primeros servi Estado para atender la solución del problema
cios de infraestructura y equipamiento, don habitacional.
de las redes de saneamiento y agua potable La insuficiencia de las viviendas concreta
comenzaron a instalarse en las ciudades prin das (1.095 unidades entre 1916 y 1947) pron 179
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
Esto no solamente sucedió por el nuevo normas que atendían a las alturas, líneas de
instrumento de aplicación, sino porque la ac frente, superficie de ocupación del predio y
tividad constructora residencial había ido for remate de los edificios, desde 1928 marcaban
mando la ciudad con el mecanismo de la in pautas cada vez más precisas. El ejercicio de
versión para casas de renta. Primero con los pensar la ciudad que podría resultar de ha
sistemas de viviendas adosadas con núcleos berse construido respetando todas las orde
diversos por planta y luego, por densificación nanzas en vigencia, evidencia lo absurdo de
ocupacional en varias plantas, al amparo de las normas genéricas aplicadas al conjunto de
las mayores posibilidades que otorgaban las la ciudad. Mucho más grave sería la situación
estructuras de hierro o de cemento armado y cuando en las décadas siguientes, las regla
la generalización del ascensor. La aplicación mentaciones de Buenos Aires fueron trasla
de la Ley de Alquileres en la década de 1940 dadas casi sin autocrítica a ciudades media
marcó una parálisis de esta forma de inversión nas, intermedias y pequeñas de distintas
y generó una manera diferenciada de hacer partes del país.
ciudad a partir de los grandes planes de vi En ese contexto, decisiones como las de
vienda realizados por el Estado. moliciones para la apertura de la Avenida 9
Sin embargo, estas décadas que van de de Iulio o el ensanche de la Avenida Corrien
1930 a 1950 serán muy importantes en la ex tes en Buenos Aires significaban operaciones
pansión urbana de las ciudades intermedias de cirugía urbana que se explicitaban como
como Bahía Blanca (que celebró su centena señal de “progreso”, llevando a muchas ciuda
rio en 1928 con una importante renovación des a acciones reflejas que hicieron perder un
edilicia), La Plata (con la transformación del valioso patrimonio edilicio. A ello se debe
borde y la zona de Punta Lara), Mendoza, Tu sumar que algunas de estas intervenciones
cumán, Santa Fe, y sobre todo las mayores, duraban décadas en concretarse, con expecta
como Rosario y Córdoba. Se trata de una ex tivas de demolición en suspenso que desalen
pansión de baja densidad de viviendas predo taban inversiones de cualquier tipo en las
minantemente individuales y de tipología rei áreas urbanas.
terativa, generalmente compacta y despojada A la vez, el prestigio del rascacielo creció
poco a poco de ornamentación. El perfil de exponencialmente con vistas al nuevo espejo
los nuevos barrios contrastaba con el alza de norteamericano. El Palacio Barolo (1922) de
los valores inmobiliarios de las áreas centrales Mario Palanti dejó una impronta de ruptura
y sobre todo en la mezquindad del uso del en el diferenciado, pero armónico, conjunto
suelo urbano. El lenguaje de una modernidad de la Avenida de Mayo. Posteriormente, el Mi
externa aparecía condicionado por el afán de hanovich, el Comega, el Safico y el Kavanagh
rentabilidad, encubriendo reducidos patios de Sánchez, Lagos y de la Torre (1933-1935)
de aire y luz en los edificios de altura con la marcaron los hitos urbanos de una nueva ma
consiguiente degradación en las calidades nera de prestigiar a la ciudad por los edificios
ambientales. sobresalientes. En Rosario, las obras del estu
Los códigos de edificación, que fueron re dio De Lorenzi, Otaola y Roca, particularmen
glando los crecimientos urbanos a partir de te en el edificio de La Comercial (1939), seña 183
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
lan la coincidencia simbólica. Proyectos ima De estos técnicos surgieron ideas como las
ginativos, como el edificio colgado de unos de la ciudad universitaria (ciudad dentro de la
pórticos estructurales que plantea Amancio ciudad) que marcaban los límites posibles de
Williams, eran presentados afirrnándose que una zonificación rígida y excluyente, que tuvo
“su sola existencia en la ciudad [creará] la parcial fortuna en diversas ciudades: Buenos
fuerza dinámica necesaria para empujarla a la Aires (1938 inicialmente), Córdoba y Bahía
verdadera solución urbanística”. Blanca en los tramos finales del gobierno de
Iuan D. Perón. También los centros cívicos,
DE IA TRAZA AL NUEVO PAISAJE URBANO cuyos proyectos emblemáticos fueron el de
Bariloche en 1936 y el de Santa Rosa de La
La década de los cuarenta marcó también Pampa en 1954, prenunciaban esta concentra
la euforia de los planes reguladores que desfo ción de funciones, mientras algunas ideas, que
garon a los antiguos proyectistas de centros cí luego han sido históricamente recurrentes, co
vicos y renovaciones urbanas por todo el país. mo la de la “aeroisla”, se proponían novedosa
Los anteproyectos para la reconstrucción de mente en la década de los treinta.
San Iuan, luego del terremoto de 1944, pusie Pero también aparecieron en este momen
ron en evidencia la oferta de modelos desde la to las estrategias que no procedían de la ejer
ciudad jardín, a las supermanzanas del urba citación de las prácticas urbanísticas o de los
nismo moderno y, finalmente, a la razonabili criterios transculturados desde Europa o Esta
dad de mantener lo preexistente frente a la dos Unidos. Angel Guido planteaba en la dé
aventura de la ciudad ex novo. Los concursos cada de 1940 la “reargentinización edilicia por
para los planes de Rosario (1928) y de Mendo el urbanismo” y arremetía sobre las antiguas
za (1940), o el del ingeniero Benito Carrasco trazas de Salta y Tucumán, destruyendo la au
en Córdoba (1927), marcaron hitos en el desa téntica huella de la ciudad colonial para posi
rrollo de la nueva ciencia urbanística. El lla bilitar ejes monumentales y valoraciones ex
mado “Plan Le Corbusier” para Buenos Aires, cepcionales de obras que tendrían, sin dudas,
publicado en 1947, venía a demostrar la prefe altos valores artísticos pero que quedaban des
rencia por el modelo ideal antes que por la prendidas de la trama urbana y del contexto
realidad urbana que ejercían los urbanistas de en que habían sido construidas.
los Congresos Internacionales de Arquitectura La grandilocuencia patriótica de la época
Moderna (CLAM). se canalizaba así en estas propuestas, que a ve
La crítica a la cuadrícula y a la manzana co ces destruían directamente al patrimonio por
mo soporte fue planteada por los arquitectos que era poco importante, mientras que otras
del Grupo Austral, propiciando un nuevo tipo proponían destruir la ciudad para dar realce al
de ciudad y de barrio, mediante una forma de monumento. Las ordenanzas urbanas de Salta
apropiación del suelo urbano que dejara dela (1938), que indicaban que “serán obligatorios
do el mezquino loteo. Algimos de sus miem los siguientes estilos: colonial, neocolonial, ca
bros trabajaron en la Oficina del Plan Regula liforniano, sevillano, renacimiento español,
dor creada en 1947 e influirían en las ideas de español y plateresco” en el área central, de
184 planificación vigentes en las décadas siguientes. mostraban no solamente la confusión de las
LA CIUDAD Y SUS TRANSFORMACIONES
l Plaza San Martín en Rosario hacia 1920. Permanece la vigencia de los edificios públicos.
rol”. Las obras continuadas dentro del primer rando la creación de una administración pro
Plan Quinquenal de Perón permitieron com pia: el Municipio de la Costa. Similares movi
pletar el cablecarril en el cerro Catedral, la ins lizaciones de génesis urbanas surgieron en las
talación de muelles y la hostería en Isla Victo sierras de Córdoba, desde Cruz del Eje a Río
ria y el sistema de atracaderos en el lago Tercero, a partir de la localización de los siste
Nahuel Huapi. mas de embalses. El turismo basado en las
El conjunto urbano de Bariloche se com condiciones climáticas de sierra y valles desa
plementaba con la formación de nueva planta rrolló poblados como Villa Carlos Paz, La Fal
de algunas “villas” turísticas en Correntoso, da, La Cumbre y los antiguos asentamientos
Traful, Lago Mascardi y La Angostura, a las de Alta Gracia y Cosquín, donde se había lo
que se dotaba de edificios escolares y otros ele calizado un hospital de “altura” y luego se ha
mentos del equipamiento urbano. La preocu bría de generar un festival nacional folldórico
pación por el control estilístico arquitectónico de notable convocatoria. El complejo turístico
que había manifestado desde un comienzo de Embalse Río Tercero marcó la presencia
Parques Nacionales, se extremó en el caso de activa del Estado en el fomento de turismo
estos núcleos de planta más libre y pintoresca. social.
En Iguazú existía un antiguo proyecto de Vinculadas a estrategias funcionales de ca
Carlos Thays, centrado en el atractivo turís rácter sanitario, se desarrollaron también cen
tico de las cataratas y que nucleaba el con tros de atención en torno de los sitios terma
junto en torno de un hotel y casino. Una co les. Algunos de ellos eran pioneros, como
lonia militar próxima recordaba el carácter Rosario de la Frontera (Salta) o Villavicencio
fronterizo del emprendimiento. El proyecto (Mendoza), y se consolidaron, mientras Ter
de 1912 muestra una ciudad con trazado mas de Reyes (Jujuy) o Río Hondo en Santia
radial, bastante próxima, en los loteos, a los go del Estero tendrían una rápida expansión
intentos de la “Ciudad de Invierno” comen en el segLmdo tercio del siglo.
zada en l9ll cerca de Empedrado (Corrien La consolidación de un núcleo urbano de
tes). En 1939 se formalizaría una traza para fuerte contenido simbólico fue implementado
Puerto Aguirre (hoy Puerto Iguazú) sobre la en Luján, donde la transformación del entor
base de dos plazas que eran rodeadas por los no de la basílica, la instalación del complejo
edificios significativos, una de carácter pú museístico y la restauración del antiguo cabil
blico y comercial, la otra de carácter educati do colonial, irnplicaron operaciones para con
vo y cultural. solidar la idea del gran santuario mariano na
Bajo el impulso turístico se consolidaron cional. En la misma época, otros santuarios
incipientes núcleos urbanos en la zona coste convocantes fueron intervenidos, rehaciéndo
ra bonaerense desde la bahía de San Borom se la basílica de Nuestra Señora de Itatí en Co
bón a Mar del Plata. El crecimiento de Pina rrientes y completándose el camarín de la Vir
mar, Cariló y Villa Gesell, con trazados que se gen del Valle en Catamarca mediante el
adaptaban a las condiciones topográficas o a arreglo de la catedral en 1948.
la idea de los balnearios-jardín, marcó una El carácter de ciertos núcleos definidos
188 importante impronta en el territorio, gene por sus funciones o vocaciones explícitas se
LA CIUDAD Y SUS TRANSFORMACIONES
La expansión de la ciudad y la presencia del automóvil develaron el conflicto urbano de la fricción del tránsito. Autos,
colectivos, carros y tranvías en Plaza de Mayo hacia 1925.
otros núcleos urbanos aparecieron vincula Es curioso constatar que ciudades que han
dos a la localización de actividades mineras perdido población, como la Capital Federal en
especialmente en la zona patagónica (Sierra tre 1947 y la actualidad, en esta segtmda mitad
Grande), o siderúrgicas (Villa Constitución del siglo casi han duplicado la superficie cons
en Santa Fe, San Nicolás en Buenos Aires o truida. Ello es demostrativo de los nuevos usos
Zapla en Jujuy). del suelo, del traslado de las funciones residen
La Ley de Propiedad Horizontal en 1948 ciales hacia el “Gran Buenos Aires”, más allá de
abrió nuevas posibilidades y fomentó la cons los límites de la Avenida General Paz, y del pro
trucción en altura, sin un adecuado control de ceso de construcción de alta rentabilidad. Qui
los municipios, generalmente débiles frente a zás el ejemplo más claro de esta política de in
la presión de la inversión económica y, a me versión especulativa es la construcción en Mar
nudo, carentes de estrategias e ideas propias del Plata, que en estas décadas arrasó el anti
para la ciudad. Los códigos de edificación eran guo balneario de la aristocracia para erigir casi
permisivos y la política de excepciones mos 100.000 unidades de vivienda, utilizadas prin
traría en reiteradas oportunidades la fragili cipalmente durante los meses del verano.
dad de un poder público que no ejercía la tu En buena parte de las ciudades de mayor
190 tela del bien común urbano. población, el centro fue sometido a una dura
LA CIUDAD Y SUS TRANSFORMACIONES
La apertura de las avenidas diagonales. nuevo simbolo de la modernidad y el intento de sistematizar Ia edificación. Diagonal
Norte, 1927.
renovación de usos. Si, por una parte, se man menzó a manifestarse a fines del siglo XIX, se
tenía la centralidad de las funciones sirnbóli consolidó con la construcción de las grandes
cas y cívicas en torno a la plaza principal —que sedes bancarias (Provincia de Buenos Aires en
no perdió su capacidad de convocatoria—, por 1940, Nación en 1944) y persistió emblemáti
otra parte, el escenario fue mutando no sólo camente con el Banco de Londres (1962).
físicamente sino también funcionalmente. El La articulación entre el centro y los barrios
espacio comercial y de usos terciarios (ofici se fue conflictuando a pesar del flujo cotidia
nas, servicios, etc.) creció notoriamente, defi no de personas que iban a trabajar al centro
niendo lo que en Buenos Aires se ha dado en_ pero residían fuera de él. La centralidad acusó
llamar “la city” bancaria y financiera. La loca las fricciones en las horas-pico y los problemas
lización de las casas matrices de importación y de circulación automovilística y estaciona
exportación, los agentes aduaneros o de corre miento han colapsado, hacia fin de siglo, bue
taje, las sedes de las principales compañías y na parte de las áreas centrales de las ciudades.
empresas tendieron a concentrarse junto a las Buenos Aires, que eliminó sus tranvías en la
agencias bancarias, a las compañías de trans década de 1960, ha debido extender de urgen
porte y otros elementos de la dinámica econó cia sus líneas de tren subterráneo y limitar los
mica. Esta tendencia, que en Buenos Aires co accesos privados al área central, mientras otras 191
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
ciudades han retomado el sistema de trolebu comercio, hasta que verificó las potencialida
ses (Mendoza y Rosario) para hacer más eficaz des económicas de tales disposiciones. Este
el servicio de transporte. En las áreas céntri hecho posibilitó recuperar la “urbanidad” de
cas, los municipios premiaban con exenciones algunos sectores, aunque en la actualidad la
impositivas a quienes destinaran terrenos bal mutación de gustos y usos va demostrando la
díos a estacionamiento. El privilegiar el au fragilidad de ámbitos tradicionales e, inclusi
tomóvil sobre la vida urbana se ha reflejado en ve, lugares de connotada identidad como las
políticas de planificación que atendieron pre calles Florida y Corrientes en Buenos Aires o
ferentemente a resolver los problemas que su la calle Córdoba en Rosario han obligado a in
densidad de uso generaba, aunque ello entra tervenciones municipales para renovar sus
ra en contradicción con la calidad de vida. atractivos. Otras áreas, como la Recoleta, re
En la segunda mitad del siglo, el tema del sultaron beneficiadas de esta movilidad de los
espacio público fue adquiriendo un peso rele “sitios” de reconocida actividad urbana.
vante. El crecimiento demográfico fue exi Los nuevos espacios de las galerías comer
giendo más espacios para el esparcimiento. ciales comenzaron en esta época y luego, reci
Los parques y plazas demostraron su insufi clando antiguos edificios o con diseños de so
ciencia porque algunos fueron afectados por fisticadas líneas, se han convertido en los
diversas concesiones que retacearon su carác nuevos paseos de la ciudad. Los cines y teatros,
ter público o incorporaron funciones específi que habían tenido en los años setenta y ochen
cas, como en el caso del Aeroparque. No siem ta un claro retroceso, han vuelto a ganar irn
pre los usos deportivos y recreativos fueron pulso al amparo del sistema de microcines
compatibles con los espacios públicos y la in concentrados. De esta manera, las rápidas mu
tensiva utilización fue degradando algunos de taciones de los usuarios favorecen el efecto li
ellos o exigiendo una permanente tutela para gero de la novedad sobre los valores de una vi
evitar la contaminación de los lagos (Palermo da urbana más asentada y continua. La cultura
o Parque Centenario) y los ataques vandálicos del espectáculo va creando escenarios coytm
a las obras de arte y monumentos recordato turales, con arquitecturas de materiales efíme
rios en todas las ciudades del país. ros que garantizan corta vida e inestable re
La reforestación, colocación de servicios percusión en el proceso de construcción de la
sanitarios, equipamiento y mejor iluminación ciudad.
para posibilitar la utilización de estos ámbitos
durante mayor cantidad de horas, atendiendo Los INIFNTOS DE LA PLANIFICACIÓN.
los nuevos hábitos urbanos de paseo y depor IDEAS Y REAUDADES
te, son algunas de las facetas de estas actuacio
nes sobre el espacio público. Entidades y em Las acciones para regular los crecimientos
presas privadas han colaborado eficazmente e inversiones urbanas desde el poder público
en el mantenimiento de espacios públicos me demostraron su falta de eficacia en este medio
diante programas de “padrinazgo” y tutela. siglo. Por una parte, se notó la debilidad de los
La peatonalización de algunas arterias municipios desde el punto de vista político y
192 centrales fue resistida originariamente por el económico para imponer criterios de razona
LA CIUDAD Y SUS TRANSFORMACIONES
bilidad a la especulación inmobiliaria o sirn ciudad de barrios, pasaría ahora a tener una
plemente a los gestos grandilocuentes de los macroconcentración metropolitana y sola
gobemantes federales o nacionales. Por otra, mente Belgrano, Flores y San Isidro manten
se evidenció la incapacidad de los técnicos por drían su carácter barrial. En el medio, zonas de
brindar propuestas razonables y operativas bosques, chacras y viveros planteaban una ru
para resolver los problemas urbanos. ralización que la misma ciudad había desmen
Fue muy clara la influencia del pensa tido en su proceso de avance urbano. La me
miento europeo moderno, que planteaba la trópoli tendría separado el espacio peatonal
necesidad de una renovación integral de la —el suelo- del automóvil, que se movería sobre
conformación urbana de las ciudades. Nues una red de autopistas de 400 metros que abar
tros urbanistas apuntaron así más al modelo caban unidades de nueve manzanas.
de lo que “debía ser la ciudad” antes que a Una zonificación rígida preveía un “Centro
tratar de impulsar la mejora de lo que había. de Gobierno”, un “Centro Municipal” y un
Este intento de actuación abstracto sobre la “Centro Panamericano”, y todos los ministe
ciudad, pretendiendo la transformación pro rios y sus dependencias se ubicarían en un
funda y extensa de ella, hizo que estos planes gran rascacielos. La zona de Plaza de Mayo se
fueran generalmente inaplicables económi reservaba para el gran “Centro de Finanzas” y
camente, facilitando, por lo tanto, pocos ins la apertura hacia el río marcaría la localización
trumentos útiles para la regulación urbana. de una isla con cinco torres donde estaría la
El plan de Le Corbusier, Kurchan y Ferrari “Ciudad de los Negocios”, que sería la palanca
Hardoy para Buenos Aires, publicitado en de mando del país. Le Corbusier vislumbraba
1947, inauguró la larga lista de propuestas que estas obras como un gran negocio inmobilia
no partían de la ciudad concreta sino de un rio para la Municipalidad, sin importarle ma
modelo externo de lo que debía ser la ciudad. yormente el impacto que las mismas tendrían
Su esquema, formulado en 1938 pero poster sobre la ciudad real. Con todo, la zona indus
gado por la guerra europea, detectaba en su trial se mantendría próxima al Riachuelo.
análisis la división clara entre el norte rico y el La obra social del peronismo desde el mu
sur pobre, pero además criticaba la extensión nicipio y desde el gobierno central apuntó, sin
de la ciudad, planteando una propuesta de embargo, a resolver los problemas de vivienda
concentración que colocaría los cuatro millo antes que a estas grandes transformaciones ur
nes de habitantes que tenía en ese momento banas. A la caída del peronismo, en 1956 volve
en el espacio que va desde el río hasta la Plaza rían las ideas corbusieranas de la mano del ar
Once de Septiembre. quitecto Antonio Bonet, uno de los antiguos
Le Corbusier decía que su papel era “hacer integrantes del Grupo Austral con Kurchan y
al urbanismo y a la arquitectura provocadores Ferrari Hardoy. El proyecto de renovación del
del lirismo. Despertar en la población y en la Barrio Sur, encarado desde el Banco Hipoteca
nación el sentido de la grandeza. Provocar los rio Nacional, retomaba las ideas de concentra
actos irnpensables y sucesivos de la voluntad. ción urbana, ubicando en 110 manzanas a
Tal es el fin de un Plan Director”. En esta línea, 450.000 habitantes y arrasando con el centro
Buenos Aires, que se había configurado como histórico de Buenos Aires. El proyecto inducido 193
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
desde el Estado quedaba en manos de la inicia bujos e informes técnicos sin aplicación real.
tiva privada, que llevaría adelante los enormes Hubo ciudades como Bariloche o Corrientes
monobloques que modificaban la traza históri que tuvieron entre tres y cuatro planes regula
ca, el tejido y el paisaje de la zona más antigua dores realizados por profesionales del urba
de la ciudad. La historia aparece en el informe nismo o reparticiones públicas como el Con
de Bonet como una página inicial que permite sejo Federal de Inversiones (CPI) y que, sin
entender el proceso de degradación urbana, pe embargo, no dejaron prácticamente huellas en
ro que es incapaz de percibirla como un ele el proceso de desarrollo de esos núcleos.
mento cultural conformador de la memoria de Hacia 1960 ya era claro que no se podían
la ciudad, y por ende, punto necesario de parti abordar los problemas de ciudades metropoli
da de cualquier propuesta razonable. tanas sin tener en cuenta la continuidad de su
La elevada densidad de más de 4.000 habi periferia. Así, la Capital Federal requería una
tantes por manzana buscaba asegurar la alta planificación para su área urbana dentro del
rentabilidad que requerirían los potenciales in perímetro de la Avenida General Paz, un área
versores. Estas decisiones, que no tenían en metropolitana que formaban los partidos ve
cuenta ni los modos de vida ni las relaciones cinos de la provincia de Buenos Aires en un
funcionales de los habitantes del sector, mues radio de 30 kilómetros desde el centro de la
tran a las claras aquella forma de hacer urbanis ciudad y un área regional que incluía sectores
mo sobre el papel con proyectos irrealizables. rurales con un radio de 100 kilómetros desde
Otro de los miembros del Grupo Austral, la Plaza del Congreso.
el arquitecto Juan Kurchan, encabezó en 1972 Es cierto que la planificación estaba afec
una nueva idea para el Barrio Sur que, mante tada también por la limitada continuidad de
niendo ahora la traza urbana, proponía una sus propuestas y el escaso respeto del sistema
ciudad de torres donde el patrimonio históri político por las gestiones anteriores. Mientras
co quedaba reducido a un conjunto de “mo tanto, la concentración metropolitana parecía
numentos” (casi siempre las iglesias) y el resto imposible de controlar, ya que en torno de
era absolutamente demolido. Encuestados los Buenos Aires estaba radicado el 75% de los ca
habitantes de la zona sur, el 75% se manifesta pitales industriales del país, articulados con el
ba cómodo con el barrio y la casa donde habi puerto y con los sistemas de transporte ferro
taban, pero esto no era un dato válido para los viario y vial definidos en el siglo XIX para la
planificadores, que propiciaban destruirlas concentración de mercancías. La descentrali
para hacerles nuevas viviendas (departamen zación portuaria de Buenos Aires —que aún
tos) que permitieran albergar allí una pobla hoy sigue planteada- parecía una de las medi
ción que duplicara la que en ese momento vi das clave para la diversificación territorial. La
vía en el barrio. proyección a través de una red de servicios fe
Esta distancia entre las aspiraciones del rroviarios a escala metropolitana era otro te
habitante urbano y las ideas del planificador ma de urgencia en el nuevo contexto.
contribuyeron a que la mayoría de los planes La Oficina del Plan Regulador en 1960
reguladores elaborados en la Argentina desde sugería la hipótesis de diferenciar la zona de
194 1950 hasta 1980 quedaran simplemente en di la “Capital” (área central) del resto del muni
LA CIUDAD Y SUS TRANSFORMACIONES
cipio de Buenos Aires, dejando el distrito Las transformaciones que la ciudad había
central con un carácter de funciones funda tenido con el proceso de industrialización
mentalmente terciarias mientras que plan quedaron en evidencia. Si los asentamientos
teaba por primera vez la construcción de una iniciales se habían producido en el sur (Ria
autopista urbana, que separaría la ciudad-ca chuelo, la Boca, Barracas, Lanús y Quilmes),
pital de la ciudad-municipio, marcando así luego se expandieron hacia el noroeste (San
una cisura física además de la funcional. El Martín, Boulogne, Villa Ballester, Munro) y
Plan buscaba recuperar, al mismo tiempo, las desde los años cincuenta, a San Iusto, Morón y
áreas marginales como el Bajo de Flores e im la Matanza configurando núcleos industria
pulsar conjuntos de vivienda en antiguas zo les-residenciales con escasos servicios de espa
nas ferroviarias como Casa Amarilla, Catali cios públicos y poco control sobre el grado de
nas Sur, el Arsenal Esteban de Luca y hasta en contaminación. Dentro de la misma ciudad,
la Penitenciaría Nacional que estaba siendo las áreas de Villa Devoto, Villa Crespo, Villa
demolida. Pero, en general, se privilegiaban Urquiza, la Chacarita y la Paternal también in
las medidas vinculadas con el tránsito vehi cluían pequeñas industrias y centrales de ser
cular, la circulación dentro de la ciudad y su vicios, como los depósitos de Obras Sanitarias
conexión con el Gran Buenos Aires (autopis de Devoto y Caballito.
ta urbana, extensión de la 9 de Iulio, autopis A partir de mediados del siglo, la industria
ta de la costa). dentro de la Capital se redujo notoriamente, 195
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
frente a las vinculaciones con Chile, donde los cos. Éstas fueron sancionadas enfrentando
pasos Samoré y Iama recién se han retomado sólidos intereses inmobiliarios que lograron
con interés a fines de siglo. en algunos casos neutralizar su aplicación y en
En 1971 se cambió el Código de Edifica otros, ir recortando la delimitación de las
ción en Buenos Aires y en 1977 se irnplemen áreas protegidas. La creciente importancia del
tó un Código de Planeamiento Urbano, justo tema en la opinión ciudadana posibilitó, sin
en el momento en que el gobierno de facto embargo, que este tipo de medidas se empeza
anulaba el control de alquileres, dejando libe se también a aplicar en ciudades intermedias y
radas al mercado extensas áreas de las ciuda pequeñas de todo el país.
des. La estrategia era fomentar la ocupación Otros patrimonios se encontraban tam
de zonas de baja densidad con edificaciones de bién en estado de riesgo. Por una parte, aque
perímetro libre. Se planteaba también el siste llos que sufrieron accidentes naturales, desde
ma vial de autopistas urbanas, lo que significó sismos (Caucete en San Iuan) hasta inunda
la ruptura de antiguas estructuras barriales, y ciones (Carhué y Guaminí en la Provincia de
se vislumbraba un sistema regional de parques Buenos Aires, Puerto Bermejo en el Chaco),
recreativos. que obligaron a cambios intemos o de empla
La planificación era concebida sobre la ba zamiento. Por otra, los pequeños poblados
se modélica de prefigurar un porvenir prede afectados por la inviabilidad de una sustenta
terminado, al cual se ajustaría un esquema di ción económica -basada aún en la producción
rector. Entre las ideas esbozadas figuraba la de rural- y el levantamiento de los sistemas de
frenar la expansión metropolitana de Buenos transporte ferroviario, fI.1eron perdiendo po
Aires, para lo cual se planteaba crear una Au blación y se transformaron en sitios de noto
toridad Técnica con jurisdicción sobre el con ria decadencia, afectando a todas las provin
junto. Se preveía entonces una fuerte inver cias, incluida la de Buenos Aires. Los intentos
sión económica en nuestras ciudades, pero los de revitalizarlos mediante estrategias de turis
argentinos se dedicaron a construir otras ur mo cultural han dado hasta el momento lirni
bes en el exterior, como Punta del Este (Uru tados resultados.
guay) y Florianópolis (Brasil), además de ha Ciudades que habían tenido un dinámico
cer inversiones inmobiliarias en San Pablo, desarrollo edilicio y poblacional como conse
Río de Janeiro, en las playas del sur brasileño cuencia de líneas de fomento de radicación in
(Camboriú, Torres) o en Miami. Los porteños dustrial, como Ushuaia y Río Grande en Tie
también adquirieron buena parte del casco rra del Fuego, tienen a fin de siglo una
histórico de Colonia del Sacramento en el marcada retracción. Otras ciudades, como San
Uruguay. Luis y algunos centros urbanos de La Rioja,
En las décadas de los setenta y los ochenta, muestran con claridad el impacto que estas
el tema de la preservación del patrimonio his políticas de fomento generaron en su momen
tórico ocupó un papel importante en los to para la radicación de inversiones y concen
debates urbanos. Ciudades como Córdoba, tración de población regional. Una prolonga
Corrientes y Buenos Aires promulgaron orde da continuidad en la gestión política y las
nanzas de preservación de sus centros históri regalías provinciales facilitaron a la ciudad de 197
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
Neuquén una notable expansión, con fuerte rradas” o countries marcan una nueva modali
movilidad migratoria regional. Allí los gran dad de ocupación del suelo, en la búsqueda de
des conjuntos dieron respuesta a la demanda calificadas condiciones de habitar. La amplia
habitacional y forjaron una nueva fisonomía ción de redes de autopistas y la expansión de
de la capital provincial. los servicios de transporte facilitaron esta op
Como contrapartida, el impacto provoca ción por abandonar el casco urbano de la ciu
do por el cierre de industrias y el levantamien dad. Los crecimientos privilegiados en torno
to de líneas ferroviarias fue generando, en el de las rutas o la expansión hacia estas nuevas
último tercio del siglo, el abandono de pobla áreas “cerradas”, señalan un avance de las ciu
dos del interior y el crecimiento de los subur dades sobre las antiguas zonas de abasteci
bios urbanos de Rosario, Córdoba y de las de miento de chacras y quintas.
más capitales provinciales. Este impacto se ha La ciudad ‘histórica culmina el siglo mos
notado sobre todo en provincias donde la pro trándose vulnerable ante estos procesos urba
ducción agroindustrial era la base casi exclusi nos contradictorios por no haber sabido en
va de la economía local. Los cierres de inge contrar una lógica de escala y desarrollo
nios azucareros de Tucumán significaron una sustentable para la población del país. Esa
conmoción social y el despoblamiento de misma población cuyo 50% se concentra en
áreas urbanas como Monteros, Concepción y una megalópolis de 350 kilómetros cuadra
otros lugares próximos a las otrora grandes dos, dejando semivacío el resto del territorio
concentraciones cañeras. El flujo hacia San nacional.
Miguel de Tucumán y otras ciudades de la re
gión o hacia el sur ha sido continuo. LAS POLITTCAS DE VIVIENDA
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I Barrios de vivienda de interés social en Mendoza en la década del treinta. Expansión de la trama urbana.
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Los modelos externos. Propuesta de destrucción del área histórica del barrio Sur y nuevas construcciones de alla densidad.
Plan de Antonio Bonet y el Banco Hipotecario Nacional en 1956.
Las ideas sanitaristas del doctor Carrillo se dicaría la obra de la Casa de Gobierno de La
proyectaban hasta en el diseño funcional de los Pampa (1954), mientras otros edificios como la
núcleos asistenciales, atendiendo a los servicios Casa de Gobierno del Chaco (1953-1969), la
generales, los externos y los de intemación. Era Municipalidad de Córdoba (1953-1962) o el
interesante constatar que por primera vez la Mercado del Plata de Buenos Aires (1947-1962)
planificación de una política territorial del Es se concretaban asimismo en el lenguaje emble
tado planteaba un nivel de profundización so mático de la arquitectura moderna.
bre las respuestas arquitectónicas que debían
estudiarse desde el punto de vista funcional, to LAS NUEVAS TIPOLOGÍAS URBANAS
optó por regresar o por radicarse en núcleos que en el caso del Chocón —una población pe
ya definidos, aunque hubo excepciones, como queña— privilegió las relaciones paisajísticas y
los colonos de la zona central chaqueña. de núcleo de baja densidad. En Federación, la
Durante el gobierno de Perón, sin embar opción urbanística fue más compleja y se
go, aparecieron algunas iniciativas peculiares planteó la ausencia de la tradicional plaza cen
como “La Ciudad de los Niños” en el camino tral, utilizando como vertebración una vía co
a La Plata, una suerte de parque de diversiones mercial donde se privilegiaba un tipo de equi
con edificios en escala infantil. pamiento que desconocía el modo de vida de
En Tucumán, la planificación de la Ciudad los pobladores (confitería que remplaza al ca
Universitaria en Horco Molle fue realizada en fé, supermercado que remplaza al almacén y a
1947 sobre la base de 18.000 hectáreas adqui la tienda, desaparición de los clubes). Como
ridas en el cerro San Iavier. Dentro del conjun consecuencia de ello y de la distancia a los
to se planteaba una “Ciudad Hospital” que, puntos de trabajo, una parte de la población
como el resto de la obra, quedó inconclusa quedó en la periferia de la antigua ciudad sin
desde antes de la caída de Perón. aceptar el traslado a la nueva.
Las ciudades universitarias configuraron Las iniciativas malogradas en estas trans
proyectos que tienen vigencia hasta la actuali formaciones urbanas y los desencuentros de
dad, a pesar de los problemas que generan es los ciudadanos con planificadores y autorida
tos reductos cerrados dentro de la vida urbana. des, fueron marcando la necesidad de repensar
Utilizando un antiguo hogar escuela de niños, las modalidades del planeamiento democráti
se realizó en Resistencia la Ciudad Universita co, asegurando una creciente participación de
ria a partir de 1957 y se comenzaron, en la dé la población en las decisiones. En este sentido,
cada del sesenta y junto al río, los pabellones de el camino del planeamiento participativo y
las facultades en Buenos Aires. Esta tendencia consensuado, el que permite escuchar la opi
se fortaleció en los últimos años del siglo, con nión de los vecinos involucrados en la deci
los campus de las universidades privadas o las sión, el que posibilita transparencia en las in
públicas de nueva fundación. versiones que se realizan y en las decisiones de
Los núcleos urbanos generados en las prioridades de los proyectos, ha sido una de las
grandes obras hidraúlicas de gran impacto te crecientes exigencias de la ciudadanía hacia fin
rritorial, como fueron las de Chocón-Cerros de siglo.
Colorados y la de Salto Grande, determinaron
la formación de poblados de nueva fundación.
Tales son los casos de la Villa del Chocón y de
la ciudad de la Nueva Federación que reem
plazó a la antigua Federación, sumergida por
la represa de Salto Grande. El urbanismo de
esta nueva fase adoptó partidos variados, ya
204
LA CIUDAD Y SUS TRANSFORMACIONES
ORIENTACIÓN BIBLIOGRAHCA
Las ciudades argentinas. Historia y propuestas les protagonistas del planeamiento urbano
en el país, ODILIA SUAREZ, analiza las razones
Con respecto a la historia de las ciudades y los efectos de los proyectos y planes para
argentinas, es evidente que Buenos Aires Buenos Aires, en Planes y Códigos para Bue
cuenta con mucho mayor análisis que otros nos Aires. 1925-1985, Buenos Aires, 1986;
centros urbanos del país. Los acentos de estos mientras que en la obra de RAMON GUTIE
análisis pueden ser muy diversos, pero los más RREZ, Buenos Aires. Evolución histórica, Bogo
vinculados a los temas específicamente urba tá, 1992, se presenta la evolución de la ciu
nos que pueden consultarse son los mencio dad vinculada al mundo de las ideas urbanas
nados a continuación. y las circunstancias contextuales de orden
Una obra que facilita una identificación social, económico y político en que se de
amplia de los proyectos, estudios y planes sarrolló.
realizados para regular o dirigir el planea Las transformaciones físicas a partir de
miento urbano en la Argentina es la de MA los indicadores socioeconómicos de la ciu
RIA ADELA IcARzABAL DE NISTAL, El urbanismo dad, abarcando la relación con el Gran Bue
en la Argentina. Inventario de los estudios de nos Aires, se pueden verificar en MARGARITA
Planeamiento Urbano y Territorial, Buenos GUTMAN y IoRGE ENRIQUE HARDOY, Buenos
Aires, 1982. El llamado “Plan Noel”, INTEN Aires, Madrid, 1992. Los estudios referentes a
DENCIA MUNICIPAL. COMISIÓN DE ESTÉTICA espacios públicos, en los avances realizados
EDILICIA, Proyecto orgánico para la Urbaniza por SONIA BERIMAN, Plazas y Parques de Bue
ción del Municipio. El Plano Regulador y de nos Aires: La obra de los paisajistas franceses.
Reforma de la Capital Federal, Buenos Aires, 1860-1930, Buenos Aires, 1998, encuentran
1925, presenta los proyectos realizados desde respuestas sobre la presencia de modelos
principios de siglo por los urbanistas y pai paisajísticos y formas de uso funcional y
sajistas franceses, particularmente Bouvard, simbólico. El trabajo de RAMON GUTIÉRREZ y
Maillart y Forestier para intervenir en distin SONIA BERIMAN, La Plaza de Mayo. Escenario
tas zonas de Buenos Aires. Muestra, a la vez, de la vida argentina, Buenos Aires, 1995, ana
el trabajo propio de la Comisión de Estética liza las transformaciones en la traza, el tejido
Edilícia, con sus recomendaciones para la y el paisaje urbano y documenta los proyec
transformación urbana de Buenos Aires, tos que desde la administración pública o la
enfatizadas desde la perspectiva del paisaje iniciativa privada planteaban el imaginario
urbano. de este escenario emblemático para los ar
El trabajo de IUAN MOLINA Y VEDIA, Mi gentinos.
Buenos Aires herido, Buenos Aires, 1999, ana Entre los estudios sobre otras ciudades
liza la incidencia de los distintos Planes que argentinas, pueden citarse las siguientes
se formularon, explicitando las distancias obras: RAMON GUTIÉRREZ y ANGELA SANCHEZ
entre las ideas y los hechos en la vida de Bue NEGRETTE, Evolución urbanística y arquitec
nos Aires. Por su parte, una de las principa tónica de Corrientes, 2 tomos, Buenos Aires, 205
POBLACION Y SOCIEDAD
las áreas centrales de las ciudades latinoame Por su parte, JAVIER FEDELE, La memoria
ricanas. Así se presentan rasgos comunes en extraviada. Logros, fracasos y contingencias de
cuanto hace a la movilidad de su población, experiencias sobre preservación urbana en Ar
terciarización y generación de otras zonas de gentina, Santa Fe, 2000, realiza un balance crí
concentración de servicios. También se anali tico de la aplicación de políticas de preserva
zan las políticas de protección de centros his ción del patrimonio a escala urbana, a la luz
tóricos en el continente, mencíonándose, en de los logros obtenidos y de las normas legales
tre otros, las ciudades de Corrientes y Buenos aplicadas en las ciudades de Buenos Aires,
Aires. Córdoba y Corrientes.
208
6. EL TERRITORIO Y EL MEDIO AMBIENTE
Ricardo M. Bach
rior, quien ocupaba en ese momento la Direc nas, abastecieran estos pueblos y ciudades del
ción de Estudios y Proyectos de Obras Sanita interior. En la década del cuarenta se había so
rias de la Nación. lucionado por este medio el problema de la
En el interior del país, Obras Sanitarias de ciudad cordobesa de San Francisco, transpor
la Nación continuaba generando proyectos e tando el agua desde la ciudad de Villa María,
incorporando servicios de saneamiento en di captándola mediante una galería filtrante del
versas ciudades. En algimos casos, los servicios río Tercero. Otro acueducto, desde Ayacucho a
eran aún explotados por empresas extranjeras. Dolores, inaugurado en 1947 en la provincia
Luego de prolongados trámites de expropia de Buenos Aires, salvó las carencias de agua
ción, en 1944 pasaron a ser administrados por que acusaba esta última ciudad.
el organismo nacional, respondiendo a una Atendiendo a la misma problemática de la
política coherente con la ejercida en materia de escasez de agua, pueden citarse las inversiones
servicios públicos por el gobiemo de la revolu efectuadas para satisfacer la demanda de la
ción de junio de 1943. Esta acción de gobierno, ciudad de Mendoza y poblaciones circundan
aplicada al sistema de suministro de agua en tes como Godoy Cruz, San Iosé de Guayma
los partidos de Avellaneda, Lomas de Zamora y llén y otras. En marzo de 1942, Ramón S. Cas
Almirante Brown, se repitió años más tarde tillo, en ejercicio del Poder Ejecutivo Nacional,
para el caso de la ciudad de Rosario, abasteci inauguraba las obras del nuevo acueducto del
da también por una empresa extranjera. río Blanco, para satisfacer así las necesidades
de dichas poblaciones.
los problemas del agua en ciudades Con el objeto de surtir de agua potable a
del interior del país localidades de muy escasos recursos, los servi
cios por surtidores públicos adquieren espe
La desigual distribución de los recursos hí cial relevancia dentro de la política institucio
dricos del país, con los dos tercios de su terri nal de Obras Sanitarias, acción sustentada por
torio clasificado como árido o semiárido, la ley 12.404 del año 1938. Con este fin se ha
constituyó un desafío para los técnicos aboca bilitaron perforaciones en Santiago del Estero,
dos a la búsqueda de soluciones para el abas y se extendieron trabajos similares en Cata
tecimiento de agua potable a grandes ciudades marca, La Rioja, San Luis y otras provincias.
del interior. A ello se agregaba la objetable ca El acuciante problema del agua apta para
lidad natural para el consumo humano de el consumo en extensas zonas del interior del
muchos de los ríos de montaña y también del país, no siempre recibió soluciones a corto
agua subterránea de diversas zonas del territo plazo. Tal fue el caso de Presidencia Roque
rio nacional en donde se asentaban centros Sáenz Peña en el Chaco, que hubo de surtirse
urbanos, tales como, entre otras, Bell Ville en exclusivamente de agua de lluvia hasta que en
Córdoba y Venado Tuerto en Santa Fe. la década del setenta se concretó la construc
Esta situación motivó que Obras Sanita ción del acueducto desde Puerto Barranque
rias de la Nación dedicara especial atención a ras, captando el agua del río Paraná. No esca
la construcción de acueductos que, trasvasan pan a estas carencias las ciudades del litoral
do agua apta desde fuentes relativamente leja atlántico patagónico; merece mencionarse el 211
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
l Grupo de jinetes que asistieron a la ceremonia de la inauguración de las obras del acueducto del Río Blanco. Mendoza. 1942.
i Posesión por el Gobierno Nacional de los Servicios Sanitarios de Rosario. Acto público en el centro de la ciudad, 1948.
dades de la talla de Ángel Gallardo, Manuel males ya había adquirido renombre a partir de
Güiraldes y Gregorio de Laferrere, entre 1880. En Jujuy, las Termas de Reyes, denomi
otros, adquirió un campo a la vera del anchu nadas inicialmente “Baños Calientes de Re
roso río Paraná para levantar una estructura yes”, se constituyeron en un centro de atrac
hotelera de jerarquía, que convirtiera el lugar ción próximo a la ciudad capital de esa
en una selecta “estación invernal”, como ya lo provincia. Su privilegiado paisaje y sus condi
era Mar del Plata como “estación veraniega”. ciones naturales para convertirse en una esta
A fines de junio de 1913 se inauguraba, con el ción termal que ofreciera condiciones de con
mayor boato y con la asistencia de lo más fort a los turistas, motivaron que se asignaran
granado de la sociedad porteña y personali recursos provinciales para la “puesta en valor”
dades del extranjero, el fastuoso Hotel Conti de los atractivos de la zona, los que se traduje
nental que contaba, además, con un suntuo ron en la década del cincuenta en el frecuenta
so Casino. do Hotel de Turismo.
A pesar del éxito que pronosúcaban los En Mendoza, a partir de 1913, comienza a
medios periodísticos del país a esta “Estación consolidar su prestigio Cacheuta, como cen
de Inviemo”, emplazada en un área de mode tro de aguas termales. Se erige un gran hotel,
rado clima y de la singular oferta recreativa y totalmente equipado para la demanda de co
paisajística que ofrecía la costa del Paraná, su modidades y esparcimiento de la alta burgue
naciente esplendor no perduró por mucho sía. Un aluvión, producido en 1934, destruyó
tiempo. Las dificultades económicas, acrecen sus instalaciones y trajo el fin de una época en
tadas por el conflicto bélico mundial de 1914, donde las aguas curativas y el paisaje habían
condujeron finalmente al cierre del hotel, su embelesado a una nutrida concurrencia de
progresivo deterioro y abandono ed.ilicio, y turistas. La estación termal de Cacheuta, lue
terminaron en su definitiva demolición en go de este embate de la naturaleza, no pudo
1942. recuperar en las décadas siguientes el esplen
La diversidad geográfica que presenta el dor de otros años y el hotel cerró sus puertas
país facilitó, a principios del siglo XX, la crea en 1970.
ción de estaciones termales en diversas pro En mayor o menor escala, la atracción de
vincias, estaciones en ese entonces de gran las villas termales continuó vigente a lo largo
moda en muchas villas europeas, las que cons del siglo, toda vez que las aguas surgentes de
tituían permanentemente un muestrario de distintas zonas del país expandieran “boca a
inspiración para encarar emprendimientos si boca” sus propiedades curativas y fortifican
milares. Las virtudes terapéuticas de las aguas, tes de la salud. Carhué, al sudoeste de la pro
tanto para su bebida como para “tomar baños vincia de Buenos Aires, con su lago Epecuén
reconstituyentes”, atrajeron turistas a dichos pleno de contenido de sales reconstituyentes,
centros termales, los que ofrecían, además de Copahue en Neuquén y la Villa de Río Hondo
una serena y saludable estadía, el goce del pai en Santiago del Estero, son algunos ejemplos
saje, excursiones y actividades sociales. de centros turísticos surgidos bajo el tan anti
En Salta, a siete kilómetros de Rosario de guo como irresistible poder terapéutico del
la Frontera, una de las primeras estaciones ter agua. 215
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
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cola” en 1923, constituyó un factor fundamen En 1914, luego de muchos factores econó
tal para el progreso urbanístico de su costa, micos que incidieron en su desarrollo, volvió
impidiendo el desplazamiento de las dunas a funcionar el hotel que con el nombre de
hacia el norte y dando lugar al inicio de cons “Atlántico” y respetando un estilo europeo, se
trucciones particulares de veraneantes en esa había inaugurado en 1885, anticipándose al
zona de la ciudad. Hotel Bristol de Mar del Plata. El establecí
Unos veinte kilómetros hacia el sur, ya a fi miento resultaba representativo del ambicio
nes del siglo XIX, el señor Fernando I. Ota so proyecto turístico que se pretendía; pero en
mendi, avizorando el desarrollo de un balnea las décadas posteriores, no alcanzó el progre
rio que pudiera competir con el incipiente so esperado que habían soñado sus primeros
atractivo que se manifestaba por Mar del Pla promotores.
ta, encargó el parcelarniento y venta de lotes El desarrollo de la “Villa Balnearia” de Ne
de su propiedad al Banco Constructor de La cochea remonta sus orígenes a las gestiones
Plata. Así nació el pueblo que denominó llevadas a cabo en 1901 por don Eustaquio
“Boulevard Atlántico”, al sur del arroyo La Ca Díaz Vélez, terrateniente de la zona, para fun
rolina y que en el transcurso del tiempo ad dar un nuevo pueblo en campos de su propie
quirió su actual nombre de Mar del Sud. Sus dad y que se extendian desde el límite del eji
anchurosas playas, bordeadas de una cadena do municipal hasta la playa. El pueblo de
de dunas cuyo punto culminante es el deno Necochea había sido fundado veinte años an
minado Médano Grande, conformaban un es tes en tierras localizadas a treinta cuadras de la
cenario especialmente singular del litoral costa, “eludiendo los médanos”, el embate de
atlántico. los fenómenos marinos y prudentemente ale 217
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
jado su núcleo central de las actividades por de la playa, y destacables chalets de costosa
tuarias. Recién en 1914, la “Villa” se incorpora construcción, aspectos que le auguraban un
al ejido de la ciudad, incluyendo 16 manzanas porvenir al pueblo balneario acorde con la tó
y las subdivisiones de las áreas playeras. nica que pretendían otorgarle sus promotores,
La playa, calificada en la época como “la en general, destacados hacendados de la zona.
más segura para los bañistas” por su suave Así como Mar del Plata había conjugado la
pendiente, se encontraba circundada al pro atracción de sus playas con el pintoresquismo
mediar la década del veinte por varios hoteles de su puerto y barrio de pescadores, indisolu
surgidos como emprendimientos privados; blemente asociado a la fisonomía de la ciudad,
entre ellos, el destacado edificio del “Necochea en el caso de Necochea-Quequén es la activi
Hotel”, frente al mar. dad agroexportadora del puerto de ultramar la
En el vecino partido de Loberías, separado que se identifica como aquella difícil de escin
del de Necochea por el río Quequén Grande, a dir en la historia del desarrollo de su progreso
principios de siglo adquiría identidad la po como villa balnearia en lo que va del siglo.
blación de Quequén; no sólo porque, ya en
1914, se encontraba en construcción un ansia LAS VILLAS DE LAS SERRANÏAS
los salones del lujoso primer hotel de la villa, La creación del Servicio Nacional de Par
un incendio destruyó un nuevo y ambicioso ques Nacionales en 1934, a instancias de la Co
emprendimiento hotelero que apuntaba a misión de Parques Nacionales presidida por el
convocar al disfrute del paisaje a otra genera doctor Angel Gallardo e inspirada en las ideas
ción de turistas. conservacionistas originadas en Canadá y Es
tados Unidos, inicia una década en la cual se
incrementan significativamente en el país las
EL PATRIMONIO NATURAL Y EL PAPEL unidades ambientales sujetas a la preservación
DE LAS CIUDADES de su patrimonio natural y arqueológico-cul
tural. En este proceso organizativo de protec
La valoración de los recursos naturales en ción del patrimonio natural del pais, su defini
zonas escasamente exploradas por el hombre tivo fortalecimiento institucional se registra en
en el siglo pasado, aparte de constituir un pa 1981, con la vigencia de la Ley Orgánica de la
trirnonio nacional estrechamente ligado a la Administración de Parques Nacionales.
protección del medio ambiente, ha significado En el desarrollo de las ciudades y pueblos,
un factor de fundamental relevancia en el de cuyos ejidos municipales han quedado deli
sarrollo de ciudades y pueblos del país, moto mitados dentro de los Parques Nacionales o
rizado en gran medida por la oferta turística próximos a eHos, e identificados con el atrac
que ofrecen escenarios de singular belleza pai tivo de los mismos, ha confluido histórica
sajística en el ámbito geográfico de sus lugares mente una serie de factores. Especialmente en
de emplazamiento. los de creación más antigua, han tenido pon
deración aquellos ligados con la defensa y
GESTACION Y POLÍTICA DE LOS PARQUES ocupación del territorio, que apuntan a con
NACIONALES solidar una política de fortalecimiento de las
zonas de frontera.
En 1904 se registra oficialmente la prime Por otra parte, el dificil equilibrio entre el
ra área protegida de la Argentina en la zona proteccionismo ortodoxo de las áreas natura
del lago Nahuel Huapi. El concepto de dispo les y las facilidades de acceso de la población a
ner de reservas naturales de considerable ex la oferta turística se presentó regularmente co
tensión se había originado en Estados Unidos mo un problema de delicada solución, no
en 1872, fecha en que fue creado el primer siempre resuelto con la debida consideración,
parque nacional de Yellowstone, “como par especialmente a juicio de los defensores de las
que público de recreación y goce del pueblo”. posturas extremas.
La Argentina fue el tercer país en el continen El desarrollo histórico y el papel de las ciu
te americano (luego de Canadá) en concretar dades vinculadas a los Parques Nacionales
una acción de gobierno similar. La iniciativa ubicados en la región de los lagos cordillera
de 1904 se consolidó en abril de 1922, me nos y en la selva misionera, constituyen casos
diante la creación por ley del denominado representativos de los factores mencionados.
Parque Nacional del Sur, al que se asignaban Estos factores han impulsado con distinta mo
220 785.000 hectáreas de tierra fiscal. dalidad, según la época, la política nacional
EL TERRITORIO Y EL MEDIO AMBIENTE
impresa por las sucesivas administraciones a La firme política de fomento turístico irn
cargo de la gestión de dichas áreas naturales. plementada en la década de 1934 a 1944, se
materializa en la construcción del Centro Cí
SAN CARLOS DE BARILOCHE vico de Bariloche y del Hotel Llao-Llao. Este
Y ams VILLAS último responde a un proyecto de privilegiado
emplazamiento, identificado con la jerarquía
La política colonizadora en las acciones turística que se pretendía imponer a la zona
del gobierno de Iulio A. Roca, condujo a la La institucionalización del turismo social,
fundación, por decreto de abril de 1902, de un experimentada a partir de fines de la década
asentamiento agrícola- ganadero en el perilago del cuarenta y las facilidades para la adquisi
del Nahuel Huapi, en tierras asignadas a la zo ción de vehículos familiares surgida con el
na de San Carlos en la provincia de Río Negro. “boom” de la industria automotriz en la déca
A pesar de las restricciones aduaneras con la da del sesenta, incidieron marcadamente para
vecina República de Chile que frenaron su que San Carlos de Bariloche se constituyera en
previsible desarrollo, el asentamiento duplicó un centro de recepción preferencial de las co
su población entre 1915 y 1930, pasando de rrientes turísticas internas, que se sumaban a
1.000 a 2.000 habitantes. La génesis de su fun las de origen internacional.
dación es, por otra parte, el motivo principal La expansión de la ciudad en las dos déca
por el cual actualmente es la única ciudad ar das posteriores se tradujo, en el censo de 1980,
gentina cuyo ejido ha quedado dentro de los en una estimable radicación de población per
límites de un parque nacional. manente. Por entonces, ya la Administración
En 1934, constituido el primer Directo de Parques Nacionales asignaba sus recursos al
rio del Servicio Nacional de Parques Nacio cumplimiento de la ley 22.351 de dicho año
nales bajo la presidencia de Alejandro Busti que, como una herramienta actualizadora del
llo, se modifica la impronta marcadamente marco jurídico que le dio origen en 1935, le
“conservacionista” inicialmente legada por el confería autarquía en la protección del patri
Perito Moreno. monio natural. A partir de 1935 se fueron
En esa época, los actuales estudios del im conformando, en sitios panorámicamente pri
pacto ambiental de los emprendimientos turís vilegiados, villas cuyos nombres están asocia
ücos sobre sus áreas de influencia eran suplidos dos a los cursos de agua y cuerpos lacustres ve
principalmente por criterios marcadamente cinos a sus emplazamientos. Entre ellas, cabe
subjetivos acerca de los sitios de emplazamien mencionar a Villa La Angostura, Villa Traful,
to de las construcciones y de los materiales que Villa Correntoso, Villa Lago Mascardi, San
se debían utilizar. La administración de Bustillo Martín de los Andes sobre el Lago Lácar —sede
impulsó a un ritmo acelerado la edificación ho administrativa del Parque Nacional Lanín- y
telera y de infraestructura de servicios públicos muchas otras que, con el transcurso de los
en el ejido de San Carlos de Bariloche, tenien años, se nutrieron de una infraestructura ho
do presente en sus realizaciones la idea de con telera destinada a satisfacer corrientes turísti
venir el área en un centro de atracción de fama cas en búsqueda de escenarios paisajísticos no
intemacional. perturbados por los problemas ambientales
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
bana, heredados desde el mismo momento disciplina esta última difusamente presente en
que fuera declarada Capital de la República en las ideas de aquella época.
1880. La inauguración de la usina provisoria de
En los primeros años del siglo XX, los ba Nueva Pompeya contaba como antecedente el
surales a “cielo abierto”, la deficiente combus contrato firmado entre el ingeniero Roberto
tión que se practicaba de los residuos y las se Balmer, representante de la firma Ioseph Ba
cuelas inaceptables que social y sanitariarnente ker Br Son Ltd., y el intendente de la Ciudad de
generaba la operación y la práctica del “ciru Buenos Aires, Manuel I. Güiraldes. Este con
jeo” en diversos sitios de la ciudad, influyeron trato establecía el compromiso de construir
ciertamente para que las autoridades del Mu cuatro usinas incineradoras, ubicadas en dis
nicipio comenzaran a considerar con seriedad, tintos barrios de la ciudad y con una capaci
a partir de 1907, la factibilidad de instrumen dad adecuada para eliminar entre todas ellas
tar la incineración domiciliaria de los residuos, casi mil toneladas diarias. Sobre la base de las
dejando para los carros municipales sólo la cláusulas de este contrato y a partir de marzo
misión de recolectar las cenizas producto de de 191 l, la usina provisoria fue entregada pa
dicha operación. ra su explotación al ingeniero Balmer en cali
La organización de los Servicios de Lirn dad de concesionario. En marzo de 1916, la
pieza Pública de la ciudad de Buenos Aires, Municipalidad se vio forzada a hacerse cargo
que en 1914 ya sobrepasaba holgadamente el nuevamente de la incineración de la basura, al
millón y medio de habitantes, se veía someti rescindirse el contrato que había sucedido al
da a marchas y contramarchas en su estructu de Balmer.
ración y modalidades operativas. En 1918, siendo intendente Ioaquín S.
Llambías, volvió a cobrar impulso la idea de
LAS PRIMERAS USINAS INCINERADORAS eliminar los residuos in situ, imponiendo la
obligación a los habitantes de la ciudad de ins
A fines de la década de 1910, la influencia talar incineradores domiciliarios. Se trataba
que ejercían las grandes urbes europeas sobre de minimizar así los inconvenientes sanitarios
el perfil arquitectónico y cultural que iba ad que acarreaba la basura colocada inapropiada
quiriendo Buenos Aires, se tradujo también en mente en las aceras por la población.
la importación de tecnologías avanzadas para En los inicios de la década del treinta, las
la eliminación de los residuos. Entre éstas, la usinas incineradoras de Chacarita, Flores y
adopción de los hornos incineradores resulta Pompeya funcionaban a plena actividad, pero
ba la modalidad más recomendable. se acusaba una marcada obsolescencia e insu
Las conclusiones y recomendaciones de ficiencia en el material rodante de recolección
comisiones designadas a tal efecto a fines de de los residuos. Esta circunstancia motivó la
siglo, no habían diferido en su concepción de importación de camiones y de barredoras-re
algtmas de las actualmente disponibles, sal gadoras mejor diseñados para su función.
vando, claro está, los avances tecnológicos de Al promediar la década del cuarenta, el
los métodos aplicables y las restricciones im servicio de recolección, transporte y disposi
224 puestas por la calidad ambiental y la ecología, ción de basura resultaba insatisfactorio, con
EL TERRITORIO Y EL MEDIO AMBIENTE
una flota de camiones deteriorada, com óptica ambiental al problema- era en general
plementada aún por vehículos de tracción a considerado por los municipios como un pro
sangre, y con tres usinas que funcionaban en blema de “transportar” la basura doméstica, lo
condiciones muy objetables. Además perma más “eficientemente posible”, a lugares sufi
necían sin solución los oprobiosos vaciaderos cientemente alejados del centro de la ciudad,
“a cielo abierto”, como un estigma social y am pero con muy escasa consideración para el
biental cuya erradicación definitiva parecía destino final de los residuos. El vertido de los
una utopía. desechos en terrenos seleccionados con crite
Si bien en las décadas siguientes el proble rios errados, la presencia de basurales para ali
ma del servicio del aseo urbano de la ciudad mentar cerdos sin ningún control sanitario y
sólo aportó soluciones coyimturales, como la la infaltable “industria del cirujeo” son sólo al
necesaria modernización de la flotilla de ca gunas de las prácticas altamente objetables
miones recolectores, cabe consignar que en que resultaban fáciles de constatar en gran
1968 se dejaron fuera de servicio las últimas parte de los pueblos y ciudades del país.
chatas a tracción a sangre que, con su carga de En las décadas siguientes comenzaron a
desperdicios y mal olor, aún circulaban por al introducirse, sobre la base de experiencias ex
gunos barrios de la ciudad. Esta acción de la tranjeras, las plantas de tratamiento de la ba
administración municipal culminaba, en cier sura que apuntaban a obtener un producto,
ta manera, la iniciada en 1961 con el acto de con la utilización de la transformación de la
desmantelamiento del “Corralón Sur”, en el materia orgánica contenida en los residuos, y
mismo predio que, en 1876, había sido habili que se consideraba sería fácilmente comercia
tado con la denominación de “Corralón del lizable como mejorador de suelos. Montevi
Progreso”. deo fue la primera ciudad de Latinoamérica
entusiasmada con este tipo de proyecto. Hubo
EL PROBLEMA DE LOS RESIDUOS intentos en Córdoba, Rosario y Avellaneda. En
EN OTRAS CIUDADES DEL INTERIOR este último caso, las inversiones fueron de
apreciable entidad y se vieron sometidas a liti
Si en la ciudad de Buenos Aires, dada la es gios para su apropiada habilitación. Todas es
cala de magnitud de su población y su condi tas “soluciones” no prosperaron, al menos tal
ción de capita] de la Nación, el problema de como habían sido concebidas. Especialmente
recolectar y eliminar los desperdicios domés fracasaron en lo que concierne a su supuesta
ticos era motivo frecuente de conflictos y de autofinanciación o rentabilidad.
una continua búsqueda de soluciones por par A principios de la década del setenta se es
te de las autoridades municipales, los princi timaba que el número de incineradores en la
pales conglomerados urbanos del interior Capital Federal rondaba ya los 17.000, sirvien
-como Rosario, Córdoba, Tucumán y otras do a, por lo menos, la mitad de sus habitantes.
ciudades capitales de provincias- presentaban Sustentándose en la necesidad de suprimir es
carencias similares. La concepción del servicio tos focos de contaminación del aire, una orde
de limpieza —gradualmente modificada a par nanza dictada en 1976 prohibió la instalación
tir de la década del setenta, al incorporar la de nuevos incineradores domiciliarios y el uso
POBLACIÓN Y SOCIEDAD
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
tir de 1970, la Revista comienza a tratar tam desarrollo de Mar del Plata en las primeras dé
bién otros problemas del país relacionados a la cadas del siglo. En el relato, enfatiza los atrac
temática ambiental. tivos paisajísticos y turísticos del balneario (en
Sobre este mismo tema, la obra de RAMÓN varias ocasiones, puestos en boca de persona
GUTIÉRREZ (director), ELISA RADovANovIc y lidades políticas y culturales de la época), co
lORGE TARTARINI, Agua y saneamiento en Bue mo así también las actividades sociales que se
nos Aires 1580-1930. Riqueza y singularidad de celebraban. Al mismo tiempo, describe el va
un patrimonio, Buenos Aires, 1999, desarrolla riado perfil arquitectónico que adquiría la ciu
con un detalle pormenorizado y profusa docu dad, tanto por la construcción de las residen
mentación gráfica, la gestión y evolución de los cias privadas como por los emprendimientos
planes, proyectos y obras para Buenos Aires, en de carácter público.
materia de infraestructura de distribución de Otras obras que pueden consultarse sobre
agua potable y desagües cloacales. Especial la historia de los balnearios y centros turísti
mente a partir del capítulo IV, los autores efec cos, son las siguientes: EGIsTO RATTI, Monogra
túan una acabada descripción de los antece fia del Partido de Necochea, Necochea, 1980;
dentes que, en las primeras décadas del siglo, lUAN IOsE SEBRELI, Mar del Plata, el ocio repre
generaron las obras más destacables, como así sivo, Buenos Aires, 1986; GOBIERNO MUNICIPAL
también sus características técnico-constructi DEL PARTIDO DE GENERAL ALVARADO, Libro del
vas y arquitectónicas. De estos mismos auto Centenario de Miramar, Miramar, 1988; PE
res, se puede consultar asimismo: El Palacio de DRO F. KROPFE, La metamorfosis de San Isidro,
las Aguas. Monumento Histórico Nacional, Bue San Isidro, 1994; TEODORO SARAvIA y EULOGIO
nos Aires, 1996. SARAVIA, “Geografía de la Provincia de Iujuy.
El libro de OSVALDO REY, El saneamiento en Guía Cultural. 1950", notas insertas en el Libro
el Área Metropolitana. Desde el Virreinato a del Cuarto Centenario de la Fundación de Iu
1993, Buenos Aires, 2000, dedica un capítulo juy, San Salvador de Iujuy, 1993; SECRETARIA DE
para describir y analizar los aspectos técnicos CULTURA DEL GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE
y económicos de las obras de saneamiento en CORRIENTES, Revista Siglo XXI, año l, n" l, Co
caradas por Obras Sanitarias de la Nación en rrientes, 1987.
el período 1912-1980, con acotaciones sobre
los acontecimientos políticos que acompaña El patrimonio natural y el papel
ron dichas realizaciones. de las ciudades
Bariloche y Puerto Iguazú y su estrecha vincu gunas medidas para su corrección, Buenos Ai
lación con la protección del patrimonio natu res, 1974, y La ingeniería sanitaria en la Re
ral circundante. pública Argentina. Algunos antecedentes para
Otras dos obras recomendadas para el tra su historia, Buenos Aires, 1982. En algunos
tamiento de estos temas, son las de EZEQUIEL de sus capítulos, conjugan adecuadamente
BUsTILLO, El despertar de Bariloche, Buenos Ai los aspectos técnicos, institucionales y lega
res, 1971, y de FRANCISCO ERIZE, MARCELO CA les del desarrollo de las disciplinas medio
NEVARI, GUSTAVO COSTA y MAURICIO RUMBOLL, ambientales en la Argentina, con una rela
Los Parques Nacionales de la Argentina y otras de ción histórica acerca de su gestación y
sus áreas naturales, Buenos Aires-Madrid, 1993. actores intervinientes, todo ello matizado
con un anecdotario nacido de la propia ex
La higiene urbana: recolección periencia del autor.
y disposición de los residuos El libro de GUILLERMO D. LAURA, E1 Cintu
rón Ecológico, Buenos Aires, 1979, proporcio
La obra de ÁNGEL O. PRIGNANO, Crónica de na un compendio abarcativo de los antece
la basura porteña. Del fogón indígena al cintu dentes y las principales características del
rón ecológico, Buenos Aires, 1998, describe y emprendimiento, complementado con la do
analiza el desarrollo de los servicios de higiene cumentación legal que consolidó el inicio de
urbana en la ciudad de Buenos Aires desde los las obras y su gestión administrativa.
tiempos de su fundación hasta fines de la déca Por su parte, en ALEJANDRO ROFMAN y
da de 1970. El tema es tratado exhaustivamen AGUSTÍN CAFFERATA (comp.), Efectos sociales de
te por el autor, puntualizando fechas, cifras, las grandes represas en América Latina, Monte
funcionarios de la administración municipal video, 1984, a través del trabajo de distintos
actuantes y un buen número de ilustraciones, autores se efectúa, especialmente en su capítu
además de citas documentadas. lo III, un análisis de los aspectos sociales de la
Sobre este mismo tema, puede consultarse relocalización de la población afectada por la
a ROGELIO TRELLEs, El problema de Ia evacua construcción de grandes represas. Resulta de
ción y disposición final de los desechos sólidos especial interés el capítulo atinente al proceso
municipales (basuras), Buenos Aires, 1977. de reasentamiento en el área de la represa de
Salto Grande en general y de la ciudad de Fe
Evolución y nuevos enfoque deración en particular, analizado por Rofman
de los problemas ambientales y Cafferata.
Asimismo, puede consultarse el libro de
Se recomiendan dos trabajos de ROGELIO ANTONIO E. BRAILOVSKY y DINA FOOUELMAN,
TRELLES, Los profetas de la contaminación. Historia ecológica de la Argentina, Buenos Ai
Nuestros problemas del medio ambiente y al res, 1999.
231
II. LA DIMENSIÓN POLÍTICA
Félix Luna
Si entre 1914 y 1930 hubo un sistema ins en sus filas contaban con personalidades como
titucional sólido y estable en América Latina, Honorio Pueyrredón. Era como una marea
éste fue el que regia en la Argentina. La Ley que ascendía inexorablemente y la muerte de
Sáenz Peña había hecho posible la legitimación Sáenz Peña, ocurrida casi contemporánea
de formas republicanas que se habían preser mente al estallido de la guerra europea, no in
vado desde la organización nacional pero que terrumpió este ascenso. Pero si el general Julio
ahora, con la participación del electorado, ad A. Roca no manifestaba preocupación alguna
quirían un indiscutible contenido popular. Las por la eventual llegada del radicalismo al po
representaciones parlamentarias se renovaban der, muchos elementos vinculados al régimen
con la presencia de partidos cuyas voces ha conservador se alarmaban y algunos trataron
bían estado ausentes hasta entonces de los de armar una fuerza que representara una op
cuerpos colegiados. Y esta transformación se ción frente a la “montonera radical” -la expre
había llevado a cabo pacíficamente, sin i1npac sión era de Lisandro de la Torre, el más activo
tos traumáticos, como consecuencia de un es e inteligente de este grupo—.
tado de opinión que Roque Sáenz Peña aten El Partido Demócrata Progresista pudo ser
dió y el Congreso de 1912 no pudo ignorar. el gran partido de derecha que exigía ahora el
juego político para hacer contrapunto al as
cendente radicalismo. Su fracaso obedeció a la
Los CAMBIOS diferencia ideológica entre su principal ani
mador, municipalista, agrarista, acendrada
En 1914, el radicalismo ejercía el poder en mente laicista y aun anticlerical, que buscaba
dos provincias importantes, Santa Fe y Entre la renovación de las viejas fuerzas conservado
Ríos, y había obtenido la mayoría de diputados ras, y quienes aportaban sus capitales políticos
de la Capital Federal. Poco más tarde, en 1914 al nuevo emprendimiento, caciques compro
conseguiría la gobernación de Córdoba. Para metidos con todos los vicios del sistema ago
entonces, distintos grupos políticos en varias nizante, como lo fue Marcelino Ugarte, que
provincias y también en la Capital Federal se le desde la gobernación de Buenos Aires erosio
habían aproximado, siendo la más significativa nó la conducción de De la Torre para obtener
de estas adhesiones la de los “udaondistas”, que la candidatura presidencial. 235
LA DIMENSIÓN POLITICA
ción con sus antiguos correligionarios. Más el pueblo más pequeño, en el barrio más aleja
aún: se fue a uno de sus campos y dio estrictas do se levantaba un comité radical que era lu
órdenes de no recibir a nadie. Pese a esta acti gar de reunión y confidencia, espacio para pe
tud, los electores santafesinos se negaron a ab didos y favores, base de lanzamiento de los
jurar de sus orígenes comunes y dieron sus vo actos y reuniones con que el partido se mani
tos a Yrigoyen, quien resultó triunfante por festaba. Contaba con periódicos propios y
una cómoda mayoría. otros que lo apoyaban espontáneamente y, so
Era presidente y lo era sin pactos ni acuer bre todo, estaba animado por una mística que
dos, una marca que contrastaba con nitidez lo convertía en una fuerza cívica formidable.
sobre más de tres décadas de política. “Era un Era el resultado de años y años de trabajo
estado de nobleza colectiva.” El 12 de octubre constante y esforzado, de una prédica que ha
de 1916, el nuevo presidente fue llevado del bía llevado al pueblo radical a la abstención, la
Congreso a la Casa Rosada por una enfervori revolución o la intransigencia, los caminos
zada multitud que lo transportó casi en andas, más duros de la política, y esta forja era la obra
tumultuosamente, muy lejos del helado pro perseverante de Yrigoyen. Ahora, después de
tocolo de sus antecesores. Era indudable: con la sanción de la Ley Sáenz Peña, lo que parecía
Yrigoyen, el pueblo llegaba al poder. un grupo de románticos iluminados se había
convertido en una organización perfectamen
LAS FUERZAS POLÍTICAS te aceitada, que se había hecho ducha en el ar
te del proselitismo y la técnica de las campa
Las inquietudes de muchos sectores en ñas electorales.
torno del acceso de Yrigoyen, no eran injusti En contraposición con esta organización
ficadas. El radicalismo era, en realidad, un irnbatible, el radicalismo era una fuerza esca
gran interrogante. No había proclamado pro samente disciplinada. Ambiciones personales
grama algimo, salvo el muy obvio de cumplir desatadas por la proximidad del poder, posi
la Constitución. Su cúpula dirigente estaba ciones ideológicas distintas, que iban desde la
integrada por ciudadanos que no habían defensa del status quo hasta las más avanzadas,
desempeñado ningún cargo público. El propio sobre todo en materia social, convivían traba
Yrigoyen era una personalidad enigmática, josamente en su seno y a veces estallaron en
imponente en su aspecto físico pero parco en ruídosas peleas internas y deserciones del vie
declaraciones públicas y nada aficionado a de jo tronco.
jarse ver. Sus huestes incluían a gente humilde, En cambio, si había un partido disciplina
urbana y rural, integrantes de la ascendente do al máximo, éste era el Socialista. Fundado
clase media, y no pocos estancieros y descen por Juan B. Iusto y organizado con paciencia
dientes de familias próceres, tanto en Buenos benedictina, había conquistado la minoría de
Aires como en el interior. Era como un corte diputados de la Capital Federal en 1912, un re
histológico del país, con todas sus contradic sultado que sorprendió a muchos. Los socia
ciones y ambígüedades. listas se caracterizaban por el dogmatismo de
Pero a cambio de estas indefiniciones, la sus ideas y sus legisladores fueron los adversa
UCR estaba admirablemente organizada. En rios más duros del radicalismo. Iusto había 237
LA DIMENSIÓN POLI’I'ICA
impuesto a sus compañeros una rigidez que se oficialismo. Pero su fuerza no radicaba sólo en
manifestó, por caso, con la expulsión de José las bancas que ocupaban ni en los gobiernos
Ingenieros por el delito de haberse presentado provinciales que poseían, sino en el poder de
en un acto partidario vestido de etiqueta; más convicción de los grandes diarios y el peso de
tarde echarán de sus filas a Alfredo Palacios las clases altas. Se sentían traicionados por la
por haber intentado batirse a duelo, y a Fede Ley Sáenz Peña, ellos, cuyos estadistas habían
rico Pinedo por contraer matrimonio religio llevado a la Argentina de su condición de país
so. A veces, la lucha antialcohólica y antitabá pobre y periférico a la jerarquía que ostentaba
quica del líder socialista llegaba a extremos ahora en el continente y el mundo, y estaban
ridículos, lo que provocó el asombro de Iean persuadidos de la ingratitud de las masas:
Iaurés cuando fue invitado a comer en la casa años más tarde, Matías Sánchez Sorondo resu
de Iusto y rezongó con incredulidad: “Mais... Il miría este sentimiento al aludir a “la encruci
n'y a pas du vinl”. jada alevosa del cuarto oscuro”. Temían ata
Pese al esforzado trabajo de sus dirigentes, ques a sus intereses que Yrigoyen nunca les
el socialismo no alcanzó a cobrar envergadura asestó, pero igualmente su actitud fue de re
nacional: sólo hizo pie en la Capital Federal y chazo total a esos advenedizos de apellidos in
en unas pocas ciudades del interior. Pero sus migratorios que ocupaban las posiciones que
diputados hicieron un brillante papel y obtu habían creído suyas para siempre; y estaban
vieron leyes de mejoramiento social. En reali animados, en su desolación, por la convicción
dad, hasta que en 1946 apareció el legendario de que algún día habrían de volver, como fue
“Bloque de los 44”, no hubo en la historia par ra, para poner las cosas en su quicio.
lamentaria argentina un conjunto de legisla Al ser elegido presidente Yrigoyen, su par
dores más capaces, estudiosos y provistos de tido estaba en minoría en las dos cámaras del
armas políticas tan filosas. Congreso, todas las provincias menos tres se
Finalmente, los conservadores. Después encontraban en manos de sus adversarios, la
del fracaso del Partido Demócrata Progresista, administración pública, el Poder Judicial, la
las corrientes que venían del antiguo régimen diplomacia y muchos capitalistas, locales o ex
siguieron actuando individualmente. Tenían tranjeros, evidenciaban, en el mejor de los ca
diversas denominaciones: Liberal, Autono sos, un escepticismo que fácilmente podía
mista, Constitucional, Demócrata, pero de he convertirse en hostilidad. El cambio había
cho se unificaban en el Congreso y sobre todo ocurrido, por cierto, pero los cambios serían
en el Senado, su principal trinchera, en la opo arduos.
sición al radicalismo. Durante el gobierno de
Yrigoyen mantuvieron alguna fuerza en Bue
nos Aires, Córdoba, Salta y Corrientes, pero EL PRIMER GOBIERNO RADICAL
can por qué el presidente radical no intentó Sin duda, el líder radical se equivocó en
ningtma reforma de fondo sobre el régimen de muchos temas menores, aquellos relacionados
la tierra o sobre la relación con los capitales con su necesidad de construir un poder fuer
extranjeros. En ambos casos se limitó a adop te. Pero nunca erró en las cosas importantes
tar algunas acciones correctivas, como la recu del país, como cuando mantuvo obstinada
peración de concesiones de tierras fiscales mal mente la neutralidad argentina frente a la gue
otorgadas o la determinación de la cuenta ca rra europea, cuando apoyó la Reforma Uni
pital de los ferrocarriles, medida indispensable versitaria (“el espíritu nuevo”, como solía
para establecer si las tarifas superaban o no el decir) o cuando se empeñó en la preservación
límite de una ganancia razonable. Por otra del petróleo nacional. Algunos de sus adversa
parte, el esquema agroirnportador que había rios reconocieron más tarde sus aciertos.
contribuido a la grandeza del país seguía fun
cionando bien, pese a los efectos de la guerra LAS INTERVENCIONES FEDERALES
virtud de leyes del Congreso y otras tendieron ciones que, bien o mal, iban atenuando los al
a ordenar situaciones locales tan enredadas borotos locales. Esto ocurrió por caso en Co
que no tenían otra solución que el remedio fe rrientes, donde el fallecimiento inesperado del
deral. Algunos de los conflictos, por cierto, candidato radical, el legendario coronel Angel
fueron provocados por radicales para crear las Blanco, posibilitó al autonomismo y al libe
condiciones propicias a una intervención ami ralismo renovar su viejo pacto e imponer un
ga. En Buenos Aires, José Camilo Crotto, des gobernador de sus filas, decisión que fue res
pués de haber sido elegido gobernador en petada por el gobierno nacional. En Córdoba,
reemplazo de Ugarte, incurrió en actitudes ex por su parte, en 1922 fue elegido Iulio A. Roca
travagantes e impolíticas hasta que debió re (h) por el voto de 30.000 ciudadanos sobre
nunciar. En otros casos, como el de Salta, to 160.000 inscriptos en el padrón electoral, de
dos los partidos opositores, incluso el bido a la abstención declarada por el radicalis
socialista, pidieron el cese del gobierno con mo; el gobierno nacional declaró cortadas sus
servador. En San Juan debió mediar el asesina relaciones con el cordobés, pero no hubo in
to del gobernador Amable Iones a manos de tervención.
elementos cantonistas y la acefalía total de la El Congreso que en 1912 sancionó la Ley
provincia, para que la intervención se hiciera Sáenz Peña pudo imaginar que el inevitable
inevitable. Puede decirse que durante el go traspaso del poder sería formal y caballeresco.
bierno de Yrigoyen en todas las provincias es Lo fue en el plano nacional pero no en la ma
tallaron conflictos institucionales o políticos, yoría de las provincias. Era el precio que se de
en todas ellas las competencias internas del ra bía pagar por el encumbramiento de la verdad
dicalismo produjeron convulsiones, en todas electoral como valor supremo de la vida pú
las luchas por el poder local fueron feroces. blica, un proceso azaroso que escandalizó a
En realidad se trataba de fenómenos atri muchos pero que fue fatal, inevitable y, en úl
buibles a los efectos de la irrupción popular en timo análisis, beneficioso para la República.
la vida política. En los tiempos del “Régimen”,
este tipo de alteraciones, a veces más graves y POLÍTICAS TRANSFORMADORAS
da a los mercados del Viejo Continente, con mentaba el trabajo a domicilio y benefició a
sus negativas consecuencias en el campo de la miles de mujeres. El Poder Ejecutivo envió
producción y el trabajo. Proliferaban las huel proyecto de ley sobre conciliación y arbitraje,
gas, algunas muy graves, como la de los por sobre asociaciones profesionales y sobre con
tuarios, los trabajadores de frigoríficos y los tratos colectivos de trabajo: ninguna fue apro
ferroviarios, además de muchas otras en sec bada por el Congreso. El proyecto de ley sobre
tores menos gravitantes. El gobierno radical trabajo en obrajes y yerbatales fue enviado en
marcó de entrada una actitud muy diferente a 1919 y se aprobó recién en 1925 (ley 11.728).
la de sus predecesores y no bien iniciado su En 1921, Yrigoyen envió al Congreso el “Códi
mandato, Yrigoyen instruyó terminantemente go del Trabajo”, una refimdición orgánica de
a la policía de la Capital Federal para que las iniciativas anteriores, que tampoco fue trata
asambleas obreras y sus manifestaciones no do en la instancia legislativa. Pero de este cuer
fueran molestadas. En la misma tónica y con po surgieron posteriormente varias leyes, co
gran escándalo de la oposición, en 1917 el mi mo las de jornada legal de trabajo (11.544),
nistro de Obras Públicas se dirigió al consejo asociaciones profesionales (12.921), arbitraje
de delegados del sindicato ferroviario, en ese y conciliación y justicia laboral (12.948).
momento en huelga, para pedir que no se in También promovió el gobierno radical ini
terrumpiera el abastecimiento de la Capital ciativas sobre previsión social, como la de jubi
Federal. lación de ferroviarios, de empleados y obreros
Se sancionaron leyes que mejoraron la de servicios públicos y de empleados banca
condición de los trabajadores —algunas por rios. En noviembre de 1923 —ya bajo la admi
iniciativa socialista- como la 10.505 que regla nistración de Marcelo T. de Alvear- se sancio
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
nó la ley 11.289 que venía de un proyecto de en el proceso intemo del organismo social,
Yrigoyen y constituía un paso fimdamental pa abrogándose enérgicamente los viejos lugares
ra la jubilación de todos los trabajadores; la comunes del liberalismo que todavía se invo
mentablemente, dos años más tarde y a pesar caban como explicación de la indiferencia o de
de los esfuerzos del bloque yrigoyenista, esta la hostilidad estatal”. Líneas arriba afirmaba:
norma fue suspendida por la ley 11.358. “La conquista de la libertad política sólo fue
Pero más que la normativa nueva, irnpor para el radicalismo un fin provisional; se apo
tante en sí misma, lo significativo fue el cam deró de ella y la transformó en medio ejecuti
bio de actitud del Estado frente a los conflíctos vo de un ideario de justicia social”.
obreros. La simpatía de las autoridades frente En esta nueva tónica hay que señalar dos
a los reclamos justificados de los trabajadores iniciativas auténticamente revolucionarias,
atenuó la dureza que había caracterizado a las cuyo significado fue mayúsculo en la defini
luchas anteriores, y se tradujo en un aumento ción del nuevo papel del Estado.
de la sindicación. La Federación Obrera Re Una de ellas fue la ley de alquileres, en rea
gional Argentina (FORA), la principal central lidad, dos leyes (11.156 y 11.157) que entre
obrera, que contaba con 51 sindicatos adheri otras cosas establecían plazos mínimos para
dos en 1915 con 320.000 de aportes, en 1920 los contratos y lapsos para la desocupación
tenía 754 asociaciones profesionales y por desalojo. Con estas normas se reemplaza
5700000 de cotizaciones. La mejora en las ba la voluntad de las partes por presunciones
condiciones de vida de los trabajadores era legales y obligaciones que tendían a establecer
notoria: el salario medio, que en 1916 era de un mayor equilibrio entre locadores y locata
54,36, subió en 1921 a 86,75 con moneda rios, en momentos en que la escasez de vivien
constante; la jornada de trabajo, que se pro da se hacía sentir fuertemente. El derecho ab
longaba término medio durante 8 horas y 56 soluto del propietario quedaba matizado, de
minutos en 1916, había descendido en 1921 a este modo, con normas tendientes a proteger a
8 horas. La población ocupada subió de la parte más débil de la relación contractual.
312.000 en 1916 a 360.000 en 1921. El total de La otra ley revolucionaria fue la de expro
indemnizaciones por accidentes de trabajo fue piación del azúcar. Sucedía que en 1920 enca
3282000.000 en 1916 y cinco años más tarde, reció abusivamente el producto, básico en la
de Sl.328.000.000. Los obreros asegurados, dieta familiar. Entonces el Poder Ejecutivo so
200.000 en 1916, en 1921 eran 465.000. licitó autorización al Congreso para expropiar
Víctor I. Guillot, uno de los íntimos del 200.000 toneladas de azúcar a fin de venderlo
caudillo radical, después que éste concluyó su a la población a precio de costo. Nunca se ha
gestión, escribía: “El primer presidente radical bía aprobado una expropiación que no fuera
arranca al Estado de su posición indiferente u de inmuebles; hacerlo con mercaderías era ab
hostil frente a las colisiones entre capital y tra solutamente insólito y el lobby azucarero puso
bajo, y practica un intervencionismo orgánico el grito en el cielo clamando por el despojo
y sistemático, conducido por elevadas inspira que supuestamente sufriría. El proyecto se di
ciones de humana equidad. Así afirma en la rigía directamente a alterar la sagrada ley de la
242 realidad el derecho de intervención del Estado oferta y la demanda en aras del bien común.
Los RADICALES EN EL GOBIERNO
Fue aprobado por la mayoría oficialista de Di y no obstante el mensaje especial de Yrigoyen
putados pero se atrancó en el Senado, donde recomendando su aprobación.
varios legisladores radicales hicieron causa co Nunca el Estado había operado en la Ar
mún con los conservadores: la iniciativa gu gentina en funciones comerciales. La nueva
bernativa hería intereses económicos cuya concepción de su papel en el juego económico
fuerza política era enorme. Fue una durísirna era novedosa, audaz, y desde luego, buena pa
batalla legislativa en la que el radicalismo se ra los intereses del país.
jugó entero, llegando a insinuar que, de prose Idéntica concepción fundamento la crea
guir con su obstruccionismo, el Senado sería ción de la Dirección General de Yacimientos
disuelto. Es difícil creer que el legalismo de Petrolíferos Fiscales (YPF), establecida por de
Yrigoyen le permitiría llegar a semejante ex creto de Yrigoyen en los finales de su manda
tremo, pero, como maniobra, la versión tuvo to. Ante ese enorme y vital recurso natural, el
éxito. Pues al fin, la Cámara alta se limitó a Estado no podía ser un espectador pasivo. La
modificar la media sanción de Diputados y creación de un ente estatal de referencia era un
ante la insistencia de éstos, el proyecto se con primer paso hacia lo que en esos años fue una
virtió en ley. obsesión del radicalismo yrigoyenista: la na
También puede registrarse una concep cionalización del petróleo, que en 1930 ya
ción nueva en el papel y función del Estado contaba con sanción en Diputados y se había
cuando se examinan los convenios de nación a convertido en una bandera de todos los secto
nación que se elaboraron durante la gestión de res progresistas del país.
Yrigoyen. En 1918, el gobierno concretó con El mismo sentido tuvo la construcción del
Francia y Gran Bretaña un convenio por el ferrocarril de Salta a Antofagasta (Ferrocarril
que se vendía a estos países el excedente de de Huaytiquina), ordenada por Yrigoyen en
nuestra cosecha de trigo. Este acuerdo funcio acuerdo de ministros, en vista de las reiteradas
nó perfectamente, pero en cambio, el que se demoras del Congreso para autorizar este gas
hizo con los mismos países para venderles la to. En el pensamiento del presidente radical,
na no fue aprobado por el Senado, pese a las esta línea férrea habría de romper la forma del
insistencias presidenciales. Más tarde, en el se “solar colonial” que tenía el país, con una pe
gundo gobiemo de Yrigoyen se establecieron queña entrada y un enorme fondo ciego en el
tres convenios, ninguno de los cuales pudo ha interior: la obra tendería a abrir una salida al
cerse efectivo: con México, interrumpido por Pacífico por el norte, para que la producción
la caída del gobierno radical, con la URSS pa nacional pudiera llegar a los mercados del oes
ra adquirir petróleo a cambio de productos te norteamericano y del Extremo Oriente asiá
agropecuarios, frustrado por el mismo moti tico. Interrumpida varias veces, la obra, orgu
vo, y finalmente con Gran Bretaña (Tratado llo de la ingeniería argentina, tardó treinta
D'Abernon-Oyhanarte), permuta de produc años en terminarse.
tos agropecuarios por material ferroviario por Finalmente, cabe una breve referencia a la
valor de 5100000.000. Este acuerdo fue apro marina mercante nacional, con la que el go
bado por Diputados pero el Senado no lo tra bierno intentó paliar la falta de bodegas que,
tó, pese a incluirse en las sesiones de prórroga en plena guerra, afectaba a nuestro país. Se ad 243
LA DIMENSIÓN PoLmcA
quirieron varios buques de ultramar y se reci Hubo dos momentos especialmente difí
claron algunas naves de la Armada, pero la ini ciles que pusieron a prueba su templanza. En
ciativa del Poder Ejecutivo no alcanzó a for abril de 1917 fuerzas navales alemanas hun
mar una marina de envergadura. dieron el buque argentino Monte Protegido,
En suma, durante el primer gobierno radi como consecuencia de la “guerra sin restric
cal, el Estado avanzó sobre terrenos que antes ciones” anunciada poco antes por el gobierno
nunca había transitado. Este avance fue mode imperial. Frente al atropello, nuestra cancille
rado y siempre inspirado en motivos de bien ría hizo un enérgico reclamo al que Berlín
público, pero de todas maneras el principio respondió prometiendo reparar los daños
ultraliberal de la inercia del Estado fue que causados.
brado con un criterio más moderno y renova Dos meses más tarde es echado a pique el
dor y sin que esto significara una política esta Toro; esta vez, nuestro gobierno no sólo plan
tista o intervencionista. tea la protesta pertinente sino que exige “la se
guridad del gobierno alemán de respetar en lo
LA POLÍTICA INTERNACIONAL sucesivo a los barcos argentinos en su libre na
vegación de los mares”. Se está al borde de la
La política internacional de Yrigoyen ruptura de relaciones y Alemania responde
también marcó una neta diferencia con las con una vaga comunicación. El gobierno ar
administraciones anteriores. Pacifista por gentino replica insistiendo en que se den las
formación filosófica, el presidente radical veía seguridades exigidas anteriormente. Veinte
a la guerra europea como un conflicto que días más tarde, el gobierno de Berlín promete
nos era ajeno y estaba resuelto a mantener al indemnizar ampliamente a los propietarios
país alejado del mismo. Pese a los muchos que del Toro, reconoce las normas del derecho in
creían que la Argentina estaría sujeta a san ternacional y la libertad de los mares y se com
ciones por parte de los vencedores si persistía promete a honrar la bandera argentina en la
en no alinearse a favor de los aliados, Yrigo primera ocasión posible -lo que ocurre en la
yen mantuvo obstinadamente su posición, en base naval de Kiel en 1921, en presencia de di
la certeza de que correspondía al sentir y a los plomáticos del país—. Así pues, el triunfo es ro
intereses nacionales. Hubo momentos, sobre tundo y en adelante no habrá más barcos hun
todo después del ingreso de Estados Unidos a didos de bandera argentina.
la conflagración, en que Yrigoyen debió so Días más tarde se suscitó un incidente que
portar casi solo el embate de la opinión públi sacudió a la sociedad. El Departamento de Es
ca que simpatizaba con Francia, de los inte tado entregó al ministro argentino en Washing
lectuales, de los grandes diarios, de todos los ton la traducción de mensajes cifrados que ha
partidos políticos (incluso buena parte del bía enviado a Berlín el representante germano
suyo) y del Congreso. Pese a todo, Yrigoyen en Buenos Aires, conde von Luxburg. Las co
persistió en trazar una línea que años más municaciones eran de una insolencia y una
tarde, en circunstancias análogas, habrían de crueldad tan grandes, que provocaron una
seguir tanto gobiernos conservadores como gran reacción emocional. Los cables recomen
244 militares. daban hundir a los barcos argentinos “sin de
LOS RADICALES EN EL GOBIERNO
jar rastros” y calificaban a Honorio Pueyrre Tan independiente como su política neu
dón, ministro de Relaciones Exteriores, como tralista frente a la guerra europea, fue la que
un “asno notorio”. Es de señalar que investiga llevó adelante Yrigoyen respecto de los acuer
ciones posteriores sugirieron que la traduc dos de posguerra. Movido por sus principios
ción tergiversaba algimas expresiones del mi igualitarios y democráticos, que afirmaban la
nistro alemán. Donde decía, por ejemplo, que necesidad de que la futura Sociedad de las
nuestro canciller era tenido como un “notorio Naciones, sin distinción de vencedoras o ven
anglófilo” (“as a notorious anglophyle”), se cidas, se integrara con todos los países, el pre
había escrito “as a notorious ass”. De todos sidente radical debió presionar a sus represen
modos, los mensajes eran inaceptables. La ex tantes -Pueyrredón y Alvear- para que no
presión alemana “spurlos versunken” (“desa participaran en ninguna actividad del futuro
parecer sin dejar rastros”) fue usada durante organismo si previamente no se aprobaban
mucho tiempo en el lenguaje coloquial de los las condiciones planteadas por la Argentina,
argentinos para mentar a alguien difícil delo que incluían, además, que el órgano directivo
calizar, extraviado o perdido. de la Sociedad fuera elegido por todos los
El gobierno de Yrigoyen hizo lo que co miembros según el principio de igualdad de
rrespondía. Expulsó al diplomático y comuni los Estados.
có el episodio a la cancillería imperial, la que Fue una dura pulseada entre Yrigoyen y
desaprobó la conducta de su representante, Alvear. Éste sostenía que la posición postulada
expresó su pesar por lo ocurrido y se abstuvo por nuestro gobierno nos convertiría en “abo
de presentar reclamación alguna. Más tarde se gado de los vencidos” y que era utópico pre
dijo que von Luxburg tenía alteradas sus facul tender la inclusión de todos los países en la
tades mentales. nueva organización. Desde Buenos Aires, el
Estas actitudes, que se han reseñado en po Presidente enviaba cable tras cable instando al
cas líneas, estuvieron enmarcadas por vocife cumplimiento estricto de sus instrucciones.
rantes manifestaciones, editoriales periodísticos Finalmente, después de un debate en el seno
apocalípticos, discursos airados de personajes de la delegación, la representación encabezada
eminentes, todos reclamando la ruptura de re por Pueyrredón anunció su retiro de la asam
laciones con los imperios centrales y aun la de blea en vista de que las cuestiones previas que
claración de guerra. Las dos cámaras del Con había planteado no habían sido consideradas.
greso aprobaron sendas declaraciones en el Después de producirse el retiro, decía Yrigo
mismo sentido, y no fueron pocos los legislado yen que la Argentina se había encontrado sola
res radicales que adhirieron a ellas, incluso el en la asamblea, a la que llegó “sin prejuicios ni
presidente del Comité Nacional de la UCR, que inclinaciones”, pero que había dejado cumpli
también votó por la ruptura. Pero la posición de do su propósito de hacer un aporte a una or
Yrigoyen no varió. Diez años más tarde, uno de ganización más justa de la futura Sociedad de
los grandes adversarios del caudillo radical, las Naciones, en la convicción de que “al fin la
Carlos Sánchez Viamonte, confesó: “Yrigoyen suprema justicia se impondría en el mundo".
salvó, junto con la neutralidad, el sentido ame De este modo, la Argentina no participó
ricano de la vida”. en la primera etapa de la Sociedad de las Na 245
LA DIMENSION POLITICA
ciones, coincidiendo curiosamente con la po la Universidad Nacional del Litoral y naciona
sición de Estados Unidos. Como en el caso de liza la provincial de Tucumán.
la neutralidad, se hicieron agoreras prediccio Yrigoyen, pues, no sancionó a los estu
nes sobre el aislamiento que castigaría al país diantes ni desoyó sus reclamos, a pesar del es
por su rebeldía. Desde luego, nada de esto cándalo que se hizo alrededor de las medidas
ocurrió. de fuerza que a veces adoptaron y los alboro
tos que se produjeron. Los apoyó, hizo suyo su
LA REFORMA UNIVERSITARIA ideario y lo convirtió en realidad. Se lo acusó
de demagogia y electoralismo, pero los diri
Otro tema cuya solución marcó una tajan gentes reformistas apoyados por Yrigoyen no
te diferencia entre el gobiemo radical y sus pre eran radicales y muchos fueron activos adver
decesores, fue el de la Reforma Universitaria. sarios del caudillo radical.
El malestar estudiantil por la anacrónica El pronunciamiento de Córdoba tuvo una
enseñanza que se irnpartía en las universidades enorme repercusión en América Latina, don
y su conducción eliüsta y oligárquica, venía de de se produjeron movimientos similares. Y en
años atrás, sin poder manifestarse de manera los países gobernados por dictaduras, la ju
orgánica. El 15 de junio de 1918, los estu ventud reforrnista fue la protagonista de las
diantes cordobeses ocuparon la Universidad y primeras resistencias y generó camadas de po
difundieron el famoso “Manifiesto a los Hom líticos progresistas.
bres Libres de Sud América”. El episodio cul Cuando Yrigoyen tenninó su gestión, en
minaba un largo proceso de irregularidades y las cinco universidades existentes reinaba in
los jóvenes exigían libertad académica, ense discutiblemente un nuevo espíritu, cuya tóni
ñanza libre, asistencia a clases no obligatoria, ca fecunda y libre tiñó la creación cultural y
extensión universitaria. En realidad, lo que científica de esos años. “Buscando un maestro
querían eran nuevos maestros, con mentalidad ilusorio descubrimos un mundo”, escribió
más amplia, y una participación de los alum Deodoro Roca. Esta apertura, esta democrati
nos en la conducción de las casas de estudio. zación de las aulas corrió pareja y fue coheren
El episodio de Córdoba fue apoyado con te con la democratización del país. Fue la in
entusiasmo en las universidades de Buenos Ai tuición de Yrigoyen y su confianza en la gente
res y La Plata. Dos meses más tarde, Yrigoyen joven la que hizo posible esta auténtica revo
interviene la casa de Trejo. En Buenos Aires el lución cultural.
Consejo Superior, adelantándose a los inevita
bles alborotos, sanciona algunas reformas UN ESTILO PARCO
públicos. Su despacho en la Casa Rosada estaba Nunca habló en público y este laconismo
asediado permanentemente por una multitud también erizaba a la oposición. Prefería la
de pedigüeños, correligionarios del interior conversación individual, en la que desplegaba
que venian a solventar sus rencillas, o admira toda su capacidad de seducción y su enorme
dores que simplemente deseaban saludarlo, autoridad política. Soltero, siguió viviendo en
dando a la sede presidencial un pintoresco aire su modesta casa de la calle Brasil (“rica sólo en
de romería: una fauna jamás vista en esos ám sol y en libros”, exageraba Horacio Oyhanarte,
bitos, tal como ocurrió en Estados Unidos du uno de sus discípulos dilectos), acompañado
rante la administración de Andrew Jackson. por su hija mayor. No firmaba, no tomaba ca
Fue prudente en el manejo presupuesta fé, no bebía alcohol salvo media botella de
rio. Redujo la deuda extema, no emitió títulos champagne por comida y casi no veraneaba ni
ni pidió empréstitos en el exterior. A pesar del iba a sus campos.
inevitable clientelismo de su partido, redujo el
gasto público. Mantuvo la clausura de la Caja ÜHCIALISMO Y OPOSICIÓN
En cuanto al radicalismo, fueron muchos dos aquéllos por Ramón Gómez, entonces mi
los conflictos que afectaron al partido gober nistro del Interior, y éstos por Vicente Gallo.
nante. Algunos tuvieron causas puramente lo Triunfaron los primeros e impusieron a Ma
cales y se debían a enfrentamientos personales nuel Cáceres, un radical nuevo, como gober
entre dirigentes, otros ocultaban una cierta nador. Pero “blancos”y “negros” se unificaron
resistencia a Yrigoyen. Todos, aunque no adel después para oponerse al mandatario y serían
gazaron la vigencia popular de la UCR, produ la base del futuro antipersonalismo.
jeron choques, desgastes, resentimientos y si En Mendoza, la consagración como gober
tuaciones enredadas. nador del pintoresco y popular “Gaucho” Len
En Santa Fe, la disidencia interna comen cinas, desató problemas de toda índole, al
zó dos años antes que Yrigoyen asumiera la punto que el mismo Yrigoyen debió arnones
presidencia y fueron inútiles los esfuerzos de tarlo casi públicamente. Lencinas murió en
Alvear, enviado por el Comité Nacional, para 1920, pero sus tres hijos siguieron alirnentan
doblegar la rebeldía local, que en verdad era do una corriente interna de tono antiyrigoye
apoyada por la mayoría de la masa partidaria. nista que luego se convertiría, como ya se ve
Como se ha relatado, la disidencia santafesina rá, en un partido populista de notable vigor.
arbitró la elección presidencial de 1916; con En San Iuan, el radicalismo triunfó en
cluyó recién en 1920, alrededor de la candida 1920 llevando al médico Amable Jones como
tura de Enrique M. Mosca; pero durante casi gobernador, pero con la hostilidad del tam
toda la gestión radical los correligionarios bién médico Federico Cantoni quien, con sus
santafesinos se mantuvieron en una posición dos hermanos, formaron el “radicalismo blo
independiente, y en ocasiones enfrentados al quista”. Un año después, la Legislatura, de ma
jefe del partido. yoría bloquista, inició juicio político a Jones.
En Corrientes, la división de los radicales Yrigoyen decretó la intervención y el repre
que hizo posible el triunfo autonomista-libe sentante federal, un magistrado judicial, arbi
ral, continuó en el tiempo y una de sus ramas tró a favor del bloquismo y dio por terminada
sería, más tarde, la base del antipersonalismo su misión. Pero los conflictos seguían y el cli
en la provincia. ma de violencia en la provincia era cada vez
En Entre Ríos, un conflicto interno alrede más grave. Se dicta una nueva intervención:
dor de la candidatura a gobernador de Leo no alcanza a efectivizarse porque, en noviem
poldo Melo, desemboca en la sustitución de bre de 1921, el gobemador es alevosamente
éste por Celestino Marcó. El Comité Nacional asesinado por elementos cantonistas. Se con
desconoce esta proclamación y desde enton creta entonces la intervención, se detiene y
ces, el radicalismo entrerriano, bajo la podero procesa a Cantoni y sus cómplices, pero la po
sa hegemonía de Miguel Laurencena, se man pularidad del dirigente bloquista es tan gran
tuvo en una posición independiente del resto de que, como ya se verá, logrará ser elegido
del partido, que prefiguraría el antipersonalis gobernador desde la cárcel. Esto abre una nue
mo al que más tarde adhirió. va secuela de enfrentamientos.
En Santiago del Estero, dos fracciones, los Los descalabros internos no eran signos de
248 “negros” y los “blancos”, se enfrentaron movi decadencia del radicalismo, sino expresiones
LOS RADICALES EN EL GOBIERNO
de su vigor y dinamismo. Los pronunciamien sar que en aquel entonces un joven ciudadano
tos electorales fueron ratificando el apoyo po podía decir bajo su firma, en los periódicos,
pular a Yrigoyen. En la renovación legislativa tan tremendas cosas contra el señor Presiden
de 1918, el radicalismo obtuvo 350.000 votos te sin ser perseguido ni acusado. Ahí están
sobre 312.000 de toda la oposición en conjun esos artículos como prueba de que había un
to; fueron estos comicios los que permitieron Presidente de la República que respetaba la li
al Presidente contar con mayoría en la Cáma bertad por encima de su susceptibilidad
ra de Diputados. En 1920, los votos oficialis personal”. Aunque hay que señalar, también,
tas, contando alguna disidencia provincial, que el respeto por las libertades públicas que
fueron 370.000 contra 363.000 de toda la opo caracterizó a Yrigoyen no fue sino la conti
sición, y en 1922 la UCR obtuvo 411.000 su nuación de una tradición liberal que habían
fragios contra 397.000. Las elecciones fueron mantenido, en general, los gobernantes del
limpias: los escándalos que se hicieron en tor Régimen.
no de casos como la celebérrima “urna de An
dalgalá”, un remoto caserío catamarqueño, y LOS CONHJCTOS SOCIALES
Villa Guillermina, un pueblito de Santa Fe,
evidencian por su excepcionalidad la correc Sin embargo, ocurrieron dos episodios
ción de la generalidad de los actos cívicos. Lo que han dejado una luctuosa mancha sobre la
que no quiere decir que muchas veces el poder gestión del presidente radical. La responsabili
oficial no se volcara hacia tal o cual candidato, dad de Yrigoyen en ambos sucesos fue indirec
o que en algunas ocasiones se echara mano a ta y discutible y además los hechos significa
recursos propios del régimen anterior, como ron algo insólito y excepcional dentro de la
la presión policial o el manejo del empleo pú tendencia de su política social; pero no por
blico como instrumento proselitista. De todos ello la Semana Trágica (enero 1919) y la repre
modos, las prácticas ciudadanas, los debates sión de los trabajadores rurales de Santa Cruz
parlamentarios, las campañas de las distintas (1921-1922) fueron menos graves.
fuerzas y en general el tono del ámbito políti La Semana Trágica comenzó con una agre
co mostraban una evidente mejora en el ejer siva huelga de los obreros de los talleres meta
cicio de la incipiente democracia, rodeada lúrgicos Vasena. Sitiaron a los dueños de la em
además de un absoluto respeto por la libertad presa, atacaron al jefe de policía que venía a
de prensa. El dirigente conservador Reynaldo interiorizarse de los hechos y dos compañías del
Pastor recordaba en 1949 en plena Cámara de Arsenal de Guerra, llamadas por los empresa
Diputados que “yo era un muchacho, joven es rios, se trabaron en tiroteo con los huelguistas,
tudiante del colegio nacional, cuando Yrigoyen con un saldo de cuatro muertos y más de trein
fue por primera vez presidente de la Nación y ta heridos. Las centrales obreras declararon la
recuerdo que realizaba violentas campañas que huelga general con un acatamiento unánime
no eran sólo el fruto de una inspiración cívica que paralizó a Buenos Aires y sus suburbios. El
sino también el arrebato de la irresponsabili entierro de los obreros muertos llevó la tensión
dad con que muchas veces procede la juventud a su pico máximo. Fue entonces cuando, ante la
(...) A veces los releo y me estremezco al pen pasividad del gobiemo, bandas de jóvenes de 249
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
clase alta, provistos de armas en el Centro Na vez al frente de dos regirnientos de caballería y
val, recorrieron los barrios con población judía rabioso con los obreros, que a su juicio se ha
haciendo toda clase de desmanes y asaltando lo brían burlado de su buena fe. Munido de facul
cales obreros. Esta situación anáquica duró dos tades que nadie le había otorgado, puso en pie
días hasta que el general Luis Dellepiane, jefe de guerra a Santa Cruz, anunció que cualquier
del acantonarniento de Campo de Mayo, avan persona que portara armas sería fusilada e hi
zó sus fuerzas sobre la Capital Federal -se igno zo detener a centenares de huelguistas, muchos
ra si espontáneamente o por indicación de Yri de los cuales fueron ejecutados sin la menor
goyen- y el orden se fue restablecíendo. forma de juicio y con lujo de crueldades.
En la Semana Trágica pesó el miedo de las Los hechos llegaron a Buenos Aires con re
clases altas a una supuesta revolución “maxi traso y generalmente deforrnados. Pedidos de
malista” que aspirar-ía a instalar soviets a la ma informes en el Congreso quedaron sin res
nera rusa. También gravitó un sentimiento an puesta. Sólo algtmos diarios socialistas y anar
tisemíta que vinculaba estúpidamente a la quistas dieron noticias de los trágicos sucesos.
colectividad judía con el comunismo más ex En cuanto a Yrigoyen, se negó a investigar. A
tremista. Aquellas jomadas quedaron en la algimo que vino a reclamar que se hiciera jus
memoria colectiva de los porteños como días ticia, le dijo que el pueblo confiaba en el Ejér
de pavor e incertidumbre que alteraron la pa cito y no se podía someter a la institución a se
cífica convivencia que hasta entonces había mejante proceso. El hecho es que la represión
sostenido a la comunidad. Y mostró al Presi de Santa Cruz se silenció y no hubo de parte
dente inexplicablemente desconcertado en una del Presidente ni de su partido el menor inte
circunstancia que hubiera podido paliarse a r_és por esclarecerla.
tiempo con medidas de gobiemo oportunas.
Lo de Santa Cruz fue cuantitativamente
más grave, aunque la lejanía del teatro amor LA RENOVACION PRESIDENCIAL
Esta preferencia no deja de plantear un in los conservadores, 200.000; los demócratas
terrogante. ¿Por qué escogió a un ciudadano progresistas y los socialistas, 75.000 votos
con el que había mantenido discrepancias en aproximadamente cada partido. Una improvi
oportunidad de la reunión de Ginebra? Alvear sada “UCR Principista”, liderada por Miguel
e Yrigoyen eran compañeros de causa desde la Laurencena con el apoyo de otros radicales
época de Alem, y mantenían una relación cor contrarios a Yrigoyen, apenas obtuvo 18.000
dial y respetuosa; no se tuteaban pero se lla sufragios.
maban por sus respectivos nombres de pila. Mas allá del resultado electoral, la renova
Pero sin duda, el ministro argentino en París ción presidencial de 1922 marcó el grado de
pensaba de manera muy diferente al Presi madurez institucional de país. En 1916, pare
dente. ¿Por qué, entonces, le entregaría el po ció a muchos que el brusco salto del nuevo
der a alguien que podía modificar su política electorado llevaba a un precipicio, a una aven
y hasta disputarle el mando partidario? No tura de demagogia y desorden que podía ter
hay una respuesta definitiva, pero es posible minar en cualquier desastre. Seis años des
conjeturar algtmas razones. En primer lugar, pués, la transición no era más que un pacífico
no existía dentro del grupo íntimo del caudi y rutinario rito cívico; simplemente se abría
llo una personalidad con la entidad suficiente otro período gubernativo en afirmación de las
como para asumir la primera magistratura. condiciones de la democracia. Partidos políti
Estaba casi obligado a elegir alguien del bri cos de diverso signo habían participado en la
llante grupo con el que tenía escasa afinidad. competencia sin que el triunfo de unos o la
Entre optar por un Gallo o un Melo, prefería derrota de otros fuera algo dramático para na
a quien ostentaba un impecable cursus hono die. El vigor del sistema parecía más fuerte que
rum radical desde la Revolución del Parque. Y nunca. Nadie podía pensar que este tinglado
en todo caso, si hubiera enfrentamientos, cir pudiera ser destrozado algtma vez.
cunstancia casi inevitable, Alvear se atendría
al fair play con que siempre había actuado.
Podría distanciarse de él, pero nunca le juga OTRO ESTILO, OTRO PENSAMIENTO
ría sucio.
A su debido tiempo, los diversos partidos El l2 de octubre de 1922 asumió Alvear la
hicieron sus proclamacíones. Los conservado Presidencia de la Nación con la pompa acos
res llevaron como candidato a Norberto Pi tumbrada. Ausente del país durante varios
ñeiro, los demócratas progresistas a Carlos años, por su extracción social y su personali
Ibarguren, los socialistas a Nicolás Repetto. La dad representaba un estilo muy diferente al de
Convención Nacional de la UCR consagró a su predecesor. Esto se manifestó al presentar
Alvear y, tal vez como un reaseguro para Yri su gabinete, integrado en su mayoría por ra
goyen, a Elpidio González como candidato a dicales poco afectos a Yrigoyen y con la parti
vicepresidente. cularidad de que el ministro del Interior era
En las elecciones de abril de 1922, el can un ilustre constitucionalista sin adscripción
didato oficialista —que todavía estaba en París política alguna. También se expresó cuando el
cumpliendo su misión- obtuvo 450.000 votos; nuevo mandatario afirmó que su gobierno era 251
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
l
l El presidente Hipólito Yrigoyen y otros líderes partidarios aguardan en el puerto de Buenos Aires al primer mandatario electo
doctor Marcelo T. de Alvear.
“de orden común”, lo que marcaba una dife nes, atribución que reglamentariamente co
rencia con su antecesor, que estaba convenci rrespondía al presidente. Pero éste era Elpidio
do de liderar una histórica Reparación. González, el vicepresidente de la Nación, yrigo
En estas circunstancias era inevitable que el yenista sin matices; al quitarle esta atribución,
radicalismo se dividiera entre los que mante se hostilizaba indirectamente al caudillo. La
nían su fidelidad al caudillo y los que apoyaban modificación se aprobó con el apoyo conserva
a la nueva situación. En realidad, la diferencia dor. El Senado por sí designó a los integrantes
ción venía de atrás, aunque en sordina y ate de las comisiones en largas y complicadas sesio
nuada; ahora se potenciaba con la presencia de nes. Los yrigoyenistas no aceptaron integrarlas
Alvear, que, con toda razón, quería gobemar y las tareas del alto cuerpo se frustraron con es
por sí solo sin interferencias de quien seguía te absurdo embrollo. Un manifiesto de los se
siendo el jefe de su partido, ahora en el llano. nadores antipersonalistas denunciaba, en junio
El primer síntoma fue la modificación del del mismo año, un supuesto plan tendiente a
reglamento de la Cámara de Senadores, propi supeditar el bloque de senadores radicales a di
ciada por siete legisladores radicales autodeno rectivas extrañas: no se mencionaba a Yrigoyen,
minados “antipersonalistas”. En 1923, contra la pero las referencias eran transparentes.
tradición parlamentaria universal, este grupo Al año siguiente, el escenario de la ya indi
proponía que fuera el propio cuerpo quien de simulable división fue la Cámara de Diputa
252 signara a los miembros de las distintas comisio dos. Se trataba de incorporar o no a los legis
LOS RADICALES EN EL GOBIERNO
ladores por Córdoba. Como el radicalismo se fracciones provinciales como los lencinistas
guía en abstención en esa provincia, la repre mendocinos, los bloquistas sanjuaninos, los
sentación estaba compuesta por demócratas laurencenistas de Entre Rios, los cordobeses
(mayoría) y socialistas (minoría), que en con del ala clerical y reaccionaria.
junto sólo representaban a la sexta parte del Entre todos conformaban un frente fuerte,
electorado. Llegado el momento de votar la unidos sólo por su odio a Yrigoyen, pero con
incorporación o el rechazo de los representan suficiente poder como para neutralizar al cau
tes cordobeses, la cámara se dividió, por dos dillo, a quienes ya llamaban “el Peludo” por su
veces, con 66 votos cada fracción: yrigoyenis costumbre de aparecer poco en público y per
tas por un lado y antipersonalistas, socialistas manecer recluido en su casa.
y conservadores por el otro. Finalmente, para Pero para que este frente antipersonalista
destrabar la puja, el presidente del cuerpo, lograra su objetivo final -imponer uno de sus
Mario Guido, antipersonalista, vota a favor de hombres como sucesor de Alvear- se necesita
la incorporación. Días antes, al inaugurar Al ba el apoyo activo del Presidente. Y Alvear era
vear la Asamblea Legislativa, ni el vicepresi un hombre legalista: favorecería en lo posible
dente González ni los legisladores yrigoyenis a sus amigos del frente antipersonalista, pero
tas estuvieron presentes. El diario yrigoyenista no violaría la ley para ayudarlos.
La Época interpretaba que esta ausencia signi Así estaban las cosas hacia mediados de la
ficaba “que el radicalismo se siente ya distante década de 1920, década tranquila, próspera,
del gobierno”. sin grandes conflictos ni problemas arduos,
Este proceso culminó en agosto de 1924, con una economía en ascenso, exportaciones
con una asamblea reunida en el teatro Coliseo crecientes, con flujos inmigratorios no tan al
con representantes de corrientes antiyrigoye tos como los anteriores a la guerra europea
nistas del radicalismo en todo el país. Se desig pero de todos modos significativos, con inver
nó una comisión integrada por Leopoldo Me siones norteamericanas cuyos productos y
lo, Enrique Mosca, Iosé P. Tamborini, servicios irrumpieron en el mercado nacional,
Fernando Saguier, Aldo Cantoni y Miguel creando nuevos empleos sobre todo para las
Laurencena, entre otros, que resolvió promo mujeres. Se aprobaron algunas leyes de mejo
ver una reorganización de la UCR y la desig ramiento social, como la de jornada de traba
nación de nuevas autoridades, alegando que jo de mujeres y niños y la que obligaba el pa
las actuales no representaban el sentir de los go de salarios en moneda nacional. Se derogó,
afiliados. El grupo antipersonalista nucleaba a lamentablemente, la ley de jubilaciones de
dirigentes prestigiosos y con gravitación den empleados y obreros de empresas particulares.
tro del partido. Estaban allí algunos viejos La ley de represión de los “trusts” quedó vir
amigos de Leandro N. Alem, como Francisco tualmente anulada por falta de reglamenta
Barroetaveña, Joaquin Castellanos y Martín ción. Alvear, consecuente con su posición en
Torino, algunos dirigentes que alirnentaban Ginebra, pidió reiteradamente al Congreso la
agravios contra el caudillo como Fernando Sa autorización para que la Argentina ingresara a
guier, José Camilo Crotto, el antiguo núcleo la Sociedad de las Naciones, aunque no logró
“azul” o “galerita”, con Melo y Vicente Gallo, y que su pedido se tratara. La Dirección de Yaci 253
LA DIMENSION POLITICA
mientos Petrolíferos Fiscales, dirigida por el darios sobre San Iuan (mayo 1923). Lo prime
coronel Enrique Mosconi, desarrolló una bri ro que hizo fue cobrarse las persecuciones que
llante actuación que permitió al organismo habia sufrido, metiendo presos al gobernador
competir con las empresas privadas. Pero las saliente, a sus ministros, a muchos de sus fim
denuncias de Pueyrredón ante la IV Confe cionarios y a numerosos dirigentes yrigoyenis
rencia Panamericana de La Habana sobre la tas. Hizo una adelantada política obrerista pe
política comercial restrictiva de Estados Uni ro mantuvo aterrorizada a la oposición,
dos no fueron respaldadas por Alvear ni por cometió exacciones contra bodegueros y pe
su canciller Angel Gallardo. Y se enviaron in queños comerciantes y manejó arbitrariamen
tervenciones contra la Reforma Universitaria te los fondos públicos. A tal punto llegaron sus
en las universidades de La Plata y el Litoral. excesos que en julio de 1925 el Congreso san
De todas maneras, la memoria colectiva ha cionó la intervención a la provincia, con el vo
registrado la presidencia de Marcelo de Alvear to de todos los sectores menos los antiperso
como la época más feliz, tranquila y rica del si nalistas, que veían en Cantoni un elemento
glo XX. La visita de personalidades extranjeras agresivo y rodeado de popularidad contra Yri
como los príncipes herederos de Italia y Gran goyen. Pero a fines de 1926, el voto de los san
Bretaña, las hazañas deportivas como el vuelo juaninos consagró a Aldo Cantoni, quien re
del “Plus Ultra”, las expresiones literarias y ar nunció a su banca de senador para ocupar la
tísticas que florecieron al amparo de diversos gobemación y dejó a su hermano Federico la
signos estéticos, evidencíaban una sociedad curul vacante.
estable, inquieta por acceder a bienes cultura En esta segunda gestión bloquista el des
les, activa y razonablemente consumista. In quicio administrativo y la falta de justicia
dudablemente el sexenio de Alvear parecía la (había un solo juez en toda la ciudad de San
culminación de un largo proceso institucional Iuan para atender todos los fueros) movieron
y social que prometía un gran destino históri al Congreso a intervenir nuevamente la pro
co a este país, conocido y respetado en todo el vincia. Entretanto, los Cantoni se habían con
mundo civilizado. vertido en una temible fuerza, a pesar de su
carácter local. El bloquismo heredaba del
INQUIETUD EN CUYO tronco radical un idéntico anhelo de justicia
social y similar contenido popular, pero des
En dos provincias se suscitaron aconteci conocía los derechos de sus adversarios y era
mientos que significaron un retroceso en las brutal en sus métodos politicos. Era como
costumbres políticas y enredaron al presiden una caricatura populista y fascistoide del ra
te con sus alternativas. dicalismo, y la fuerte personalidad de sus ani
El triunfo de Federico Cantoni, todavía en madores, progresistas en algunos temas, lo
la cárcel, se concretó en San Juan con la abs convirtieron en un fenómeno único en aque
tención radical. El flamante gobemador mar lla época.
có el tono de su futura administración toman Un proceso similar, aunque tal vez menos
do el poder por la fuerza dos meses antes del violento, transcurrió en Mendoza. Después
254 día fijado, mediante una marcha de sus parti del fallecimiento del “Gaucho” Lencinas, fue
LOS RADICALES EN EL GOBIERNO
LA PUIA ELECTORAL DE 1923 poldo Melo y a Vicente Gallo como sus candi
datos: eran los dirigentes más conspicuos de
El año 1925 sería decisivo para la batalla esta fuerza y meses más tarde recibieron la ad
electoral de 1928, en la que se elegiría al suce hesión de la Confederación de las Derechas.
sor de Alvear. A través del ministro del Interior De este modo se iba perfilando un frente antiy
Vicente Gallo, los antipersonalistas presiona rigoyenista, al que el caudillo fulminó con un
ban al Presidente para que decretara la inter nombre que tuvo mucho andamiento político
vención de la provincia de Buenos Aires, dis en esos años: el “Contubernio”.
trito clave en la futura definición presidencial; Entre diciembre de 1927 y abril de 1928 se
pero el legalismo del primer magistrado le irn realizaron elecciones de gobernador en Salta,
pedía tomar semejante medida, que hubiera Tucumán, Santa Fe y Córdoba; en las cuatro
sido un verdadero golpe de Estado por la au triunfaron los yrigoyenistas. Era un claro pre
sencia de motivos y su cruda intención electo nuncio de lo que ocurriría en las presiden
ralista. Cuando Alvear concurrió en mayo a ciales. Ante esta ascendente marea, Melo y un
inaugurar la Asamblea Legislativa, tanto el vi representante de la Confederación de las De
cepresidente González como los legisladores rechas se entrevistan con el presidente de la
yrigoyenistas se hicieron presentes, y hasta se Nación para solicitarle, una vez más, la inter
iluminó el local del Comité Nacional de la vención de Buenos Aires. Alvear se niega y un
UCR en la Avenida de Mayo al paso del corte comunicado conjunto del ya llamado “Frente
jo presidencial. Gallo renunció en junio y fue Único” responsabiliza al primer magistrado
reemplazado por José Tamborini, que tenía de lo que pueda ocurrir en el futuro.
una posición acorde con el jefe del Estado. Pe Contrastando con la actividad frentista, en
ro un año más tarde fueron los socialistas el campo de Yrigoyen se da una extraña pasi
quienes presentaron un proyecto de ley de in vidad: un mes antes de la elección presiden
tervención en la provincia; una entrevista cial, la UCR no ha proclamado todavía su can
mantenida entre Yrigoyen y Iuan B. Justo de didato. Sin embargo, el partido de Yrigoyen se
cidió el retiro de la iniciativa. mueve silenciosamente, con la convicción de
La renovación legislativa de 1926 demostró que el nombre del caudillo es suficiente para
que las dos fuerzas de origen radical estaban en lograr una amplia mayoría. Recién a fines de
una posición electoral relativamente pareja. marzo se formaliza la postulación del caudillo,
Los yrigoyenistas obtuvieron en total unos acompañado por el respetado dirigente entre
332.000 votos en todo el país, contra 218.000 rriano Francisco Beiró.
de los antipersonalistas y 170.000 conservado Fue un alud de votos: Yrigoyen obtuvo
res. Estos habían constituido poco antes una 840.000 sobre 440.000 de Melo-Gallo y 65.000
Confederación de las Derechas, sobre la base socialistas. Los “peludistas” llamaron a esta
de los partidos afines en once provincias, aun elección “el plebiscito”. Dos años antes se ha
que sin llegar a fusionarse en una única fuerza. bía llevado a cabo un nuevo empadronamien
Por su parte, los antipersonalistas reunieron su to nacional, por lo que estos resultados refleja
convención nacional en abril de 1927 y des ban la auténtica composición del electorado.
pués de un arduo proceso proclamaron a Leo El radicalismo yrigoyenista había triunfado en 257
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
Marcelo T. de Alvear con el príncipe Humberto de Saboya, heredero de la corona de Italia. y su ministro de Guerra. general
Agustín P. Iusto. Museo de la Casa de Gobierno.
todos los distritos menos en San Iuan, donde La victoria de Yrigoyen fue la de un mito
se abstuvo por falta de garantías. que parecía encarnar el patriotismo profun
Este triunfo enorme, a la larga no fue po do, la democracia, la independencia en las
sitivo. Embriagó al yrigoyenismo con la enga decisiones nacionales, el cuidado de los bie
ñosa sensación de que la mayoría que disfru nes propios, el sentir criollo y popular. Nadie
taba sería eterna. Fue la justificación de malas reparó que el personaje ya tenía 76 años. Na
prácticas que vinieron después; total, el “ple die advirtió que los vencidos tenían mucho
biscito” borraba todo lo malo, absolvía y blan poder económico, mucha influencia en la
queaba. Se convirtió en un símbolo, un hecho opinión y en las clases dirigentes, y sobre to
emblemático frente a cuya potencia no cabía do, nadie tuvo en cuenta que el país tenía una
hacer otra cosa que seguir idolatrando al cau democracia aún frágil, nueva, y carecía de
dillo. Y además, lo más grave: en el campo de una fortaleza intrínseca que la hiciera intoca
las fuerzas opositoras a Yrigoyen, la aplastante ble. La elección plebiscitaria de 1928 se pre
derrota pareció evidenciar que los caminos de sentaba como la apoteosis del sistema inau
la democracia ya no servían para ganar go gurado en 1912 y legitimado por la presencia
biernos y que había que pensar en otros recur popular. En realidad, fue su último gran mo
258 sos para sobrevivir políticamente. mento.
LOS RADICALES EN EL GOBIERNO
se había desvanecido, pues el oficialismo totali tario. Se sumaria a ellos la oposición legislati
zó 655.000 votos en todo el país contra 695.000 va para animar a los grupos militares embar
de los cinco partidos opositores juntos. Pero lo cados en la propuesta golpista.
de la Capital Federal fue una hecatombe. Los so La crónica de la revolución septembrina no
cialistas independientes lograron más de corresponde a este capítulo, pero conviene se
100.000 sufragios; los socialistas tradicionales ñalar algunas precisiones sobre el tema. En pri
recogieron 84.000 y la UCR, el partido de Yrigo mer lugar, la agitación previa al movimiento y el
yen, llegó en tercer término, con 83.000 boletas. alzamiento militar en sí, fueron exclusivamente
El sismógrafo del electorado porteño mar de Buenos Aires: el resto del país asistió pasiva
caba un estado de ánimo que tendía a exten mente a los hechos, como también fue pasiva la
derse. La gente tenía la sensación de que el go actitud del Ejército puesto que el jefe de la revo
bierno era inoperante y que el radicalismo se lución sólo contó con el Colegio Militar y algu
había convertido en un mero gestor de pues nos elementos sueltos de Campo de Mayo.
tos públicos. Frente a una realidad cada vez El país estaba en tranquilidad cuando
más sombría, los votantes porteños querían ocurrieron los sucesos, salvo San Iuan y Men
caras nuevas y palabras distintas. Los jóvenes doza, donde la proximidad de las elecciones
socialistas independientes, Antonio De Toma había llevado la lucha política a extremos de
so, Federico Pinedo y otros, parecían llenar es violencia.
tas necesidades. Si en 1928 había sido “el ple En segundo lugar hay que decir que nin
biscito”, la elección metropolitana de 1930 fue gún hecho pudo justificar la cancelación de la
“el batacazo”, como gozosamente proclamaba Constitución. No existieron medidas despóti
Crítica en lenguaje turfístíco. Y nada refleja cas por parte del gobierno, la libertad de ex
mejor la parálisis del radicalismo como el he presión era irrestricta, las garantías constitu
cho de que la derrota en la capital de la Repú cionales se mantuvieron intactas. Ningún acto
blica no haya provocado reacción alguna. No gubernativo provocó el rechazo de la opinión
se analizaron las causas del contraste, no hubo pública y la marcha de la administración era
debates ni se plantearon cambios. Pocas veces, normal, tal vez lenta pero normal. Existían los
en la historia política del país, se habrá visto mecanismos de recambio previstos por la ley.
una ceguera tan suicida. Nada ocurría que pudiera interpretarse como
un descalabro del sistema. Fue una gigantesca
LA CONSPIRACIÓN GOLPISTA operación psicológica instrumentada por dia
rios como Critica con la complicidad tal vez
Podría decirse que éste fue el momento en involuntaria de los estudiantes universitarios
que se puso en marcha la conspiración cívico de Buenos Aires, la que preparó el golpe: la
militar que derrocó al gobierno constitucional gente se había convencido de que Yrigoyen era
el 6 de septiembre de 1930, conspiración has un tirano senil y que no existía rumbo alguno
ta entonces difusa y apenas esbozada, sobre en su gobierno. El encanto del “plebiscito” se
todo en los círculos pro fascistas que nuclea había desvanecido y ahora el viejo caudillo pa
ban a jóvenes embelesados con un modelo sin recía representar lo anacrónico, la pasividad,
democracia ni partidos, jerarquizado y autori la ineptitud, lo mezquino y sin vuelo. 261
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
éiíázuárnachuv
.J¿¿a¿ZLuauuuJ¿53;aua¿lL«a
«TJ-TT
Ante los sucesos ocurridos, presento cn absoluto
la renuncia del argo
Argentina. e Presüjáïtírïf la Nacion
#7 ¿44/íL4/
á5/»;
L/Ó lt,
Es inútil que casi todos los protagonistas ron el camino a aventuras militares y políti
del 6 de septiembre se hayan arrepentido de cas de todo signo. La experiencia de la legiti
lo que hicieron. Yrigoyen fue derrocado pero, midad abierta en 1912 había sido menos só
con él, derrocaron la Constitución. El golpe lida de lo que aparentaba. El tinglado de la
inauguró una triste secuencia de proscripcio representación política, con sus institucio
nes, fraudes electorales y burlas a la ley y a la nes, sus partidos, sus rituales cívicos, había
voluntad popular, que aparejaron el descrei sido deshecho de un sablazo. No sería el últi
miento del pueblo en la democracia y abrie mo en el turbulento siglo XX.
262
Los RADIcAIEs EN EL GOBIERNO
ORIENTACIÓN BIBLIOGRAFICA
Sobre la personalidad del primer presi quejo de una historia y doctrina de la Unión Cí
dente radical, pueden consultarse: MANUEL vica Radical, Buenos Aires, 1928; IORGE GUI
GALVEZ, Yrigoyen. El hombre del misterio, Bue LLERMO FOVIE, Discursos, escritos y polémicas
nos Aires, 1951, y FELIX LUNA, Yrigoyen. El del doctor Hipólito Yrigoyen, Buenos Aires,
Templario de la Libertad, Buenos Aires, 1954. 1932; IOSE GABRIEL, Bandera celeste. La lucha
Con respecto a la Obra de gobiemo de Yri social argentina, Buenos Aires, 1932; LUIS REY
goyen, véanse los trabajos de GABRIEL DEL MAzO, NA ALMANDOS, Hacia la anarquía. Examen de
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Muy importante es la recopilación en doce “Post Nubila Phoebus”, Buenos Aires, 1923;
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bierno, Buenos Aires, 1956, que contiene do lítica,iBuenos Aires, 1983; HORACIO OYHANAR
cumentos y análisis exhaustivos sobre la ges TE, El hombre, Buenos Aires, 1934; RODOLFO
tión del primer presidente radical. Asimismo, PUIGGROS, Historia crítica de los partidos políti
pueden consultarse: ARTURO CAPDEVILLA, “Pri cos argentinos, 2 tomos, Buenos Aires, 1986, y
mera presidencia de Yrigoyen”, en ACADEMIA El yrigoyenismo, Buenos Aires, 1974; DAVID
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Contemporánea, vol. I, Buenos Aires, 1963; Buenos Aires, 1977; LUIs RODRIGUEZ YRIGOYEN,
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dencia de Hipólito Yrigoyen y la crisis de 1934; ARTURO ANDRES ROIG, Los krausistas ar
1930”, en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, gentinos, Puebla, 1969; PETER SNOW, Radicalis
op. cit., e Yrigoyen, Buenos Aires, 1984; HEC mo argentino. Historia y doctrina de la Unión
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MARIVA, La república federal. 1912-1936, La la democracia, Córdoba, 1947; EDUARDO MA
Plata, 1955; LUIs V. SoMMI, Hipólito Yrigoyen, LLEA, El sayal y la púrpura, Buenos Aires, 1941.
su época y su vida, Buenos Aires, 1947. Con respecto a diversos aspectos puntua
Sobre las ideas, doctrinas y polémicas en les del período tratado en este capítulo, se
torno al radicalismo, cabe citar los siguientes pueden consultar: DARDO CÚNEO, La reforma
trabajos: IOSE BIANCO, La doctrina radicaL universitaria argentina, Caracas, 1973; LUCIO
Buenos Aires, 1927; OsvALDo ÁLVAREZ GUE MORENO QUINTANA, La diplomacia de Yrigo
RRERO, El radicalismo y Ia ética social. Yrigoyen yen, La Plata, 1928; LUIs C. ALEN LAscANO, Yri
y el krausismo, Buenos Aires, 1986; SALVADOR goyen y la Gran Guerra, Buenos Aires, 1974;
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Buenos Aires, 1935; ALBERTO M. ETKIN, Bos 1973; JOSE RAMON ROMARIZ, La semana trági 263
LA DIMENSIÓN POLITICA
ca. Relato de los hechos sangrientos del año nía del odio que encabeza Yrigoyen, Buenos Ai
1919, Buenos Aires, 1952; PAUL GOODWIN, Los res, 1929.
ferrocarriles británicos y Ia UCR, Buenos Aires, Por otra parte, resultan también de interés
1974; PETER H. SMITH, Carne y política en la las referencias contenidas en libros de memo
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TASH, El ejército y la política en la Argentina. Congreso que yo he visto, Buenos Aires, 1983;
1928-1945, Buenos Aires, 1981; DARIO CAN CARLos IBARGUREN, La historia que he vivido,
TON, Materiales para el estudio de la sociología Buenos Aires, 1955, y NICOLAS REPETTO, Mi
política en la Argentina, 2 tomos, Buenos Aires, paso por la política, Buenos Aires, 1956.
1968, y también de este último autor, Eleccio No se incluye aquí bibliografía sobre ante
nes y partidos políticos en la Argentina, Buenos cedentes y realizaciones de la revolución del 6
Aires, 1973. de septiembre de 1930, por corresponder a
Sobre los caudillos radicales antiyrigoyenis otro capítulo de esta obra. Sin embargo, dos
tas de Cuyo, pueden verse: DARIO OLGUIN, Len libros resultan imprescindibles para percibir
cinas, historia y mito, Mendoza, 1961; IosE HI el tono de algtmos opositores contra Yrigo
POLITO LENCINAS, Carlos Washington Lencinas. yen: BENJAMIN VILLAFAÑE, Degenerados. Tiem
Economía y política, Mendoza, 1963; CELSO RO pos en que la mentira y el robo engendran após
DRIGUEZ, Lencinas y Cantoni. El populismo cuya toles, Buenos Aires, 1928, y CARLOS SANCHEZ
no en tiempos de Yrigoyen, Buenos Aires, 1977, VIAMONTE, El último caudillo, Buenos Aires,
y FEDERICO CANTONI, Yo acusa. Proceso a la tira 1951.
8. Los GOBIERNOS DE LA CONCORDANCIA
Los años posteriores al golpe de Estado del Este sector, que en la historia argentina de es
6 de septiembre de 1930, lapso que cierra con el tos años se ha llamado conservador, con las sal
4 de junio de 1943, corresponden a una infle vedades ya señaladas, no logró su legitimación y
xión decisiva en el curso de la normalidad cons abrió paso a las opciones disidentes -también
titucional. Por esa razón, la historiografía abun minoritarias- que preconizaban la revolución,
da en polémicas que se detienen en el tema del con ideologías distintas pero iguales en su recha
fraude electoral y proponen la legitimidad de la zo del orden constitucional, conflicto que incidió
vida democrática o, como en los casos de los en la incorporación de los sectores medios a la
que protagonizaron los intentos de la norma vida política. El reemplazo de la elite conserva
lización conservadora, buscan explicar dicha dora por las promociones que impulsaban radi
época y aun defenderla. Alberto Ciria señala que cales y socialistas fue demorado por la crisis eco
estas antinomias simplistas no advierten la nómica y la irregularidad de la república legal.
“perdurabilidad dentro del cambio”, es decir, no En ese proceso se insertó la “Argentina aluvial"
profundizan en la red de hechos e ideas que, —para usar la expresión de Iosé Luis Romero
tanto en Buenos Aires como en las provincias, con aportes étnicos y culturales cambiantes, con
buscaban la “legitimidad politica" del sistema. momentos de estancamiento o de aceleración
Este capítulo asume la perspectiva del proce que ofrecen diversas imágenes históricas de una
so de legitimación de la República, cuya opción misma Argentina.
por la democracia a partir de la Ley Sáenz Peña También hay que situar aquí el conflicto en
fue sometida a prueba por los gobiernos radica tre el proyecto modernizador, racionalizador y
les. En los años treinta seguía vigente una mino universalista que el liberalismo impuso en el si
ría cuya actitud y estilo, opuestos al progresismo glo XIX con el orden constitucional, pero que
reformista (como el de la Unión Cívica Radical), debió luchar contra las ideas y sentimientos de
adherían al liberalismo por su contenido teórico, una Argentina ligada a ciertas formas de la cultu
ya que defendían el Estado de Derecho y garan ra hispánica. Para estas últimas, aquella moder
tizaban libertades y derechos civiles y políticos nización implicaba el abandono del Estado-na
en el marco de una constitución que establecía la ción que conservaba la tradición del fundamento
representación parlamentaria y la renovación católico y del caudillismo autoritario, es decir, de
periódica de los gobernantes. un orden político que sólo concebía un concep 265
LA DIMENSION POLITICA
desde sus reductos minoritarios. Se sumaron los de las Fuerzas Armadas, originada en el legado
estudiantes universitarios, convertidos en prota hispánico y fortalecida por las guerras de la Or
gonistas políticos desde la Reforma Universitaria ganización Nacional. Mitre y Roca, dos genera
y partidarios de las diversas formas de las ideolo les, troquelaron la Argentina moderna y los radi
gías revolucionarias. Se iba hacia el golpe de Esta cales participaron de luchas armadas, aparte de
do del 6 de septiembre de 1930, cuya trama inter la habilidad de Yrigoyen para urdir conspiracio
na sólo se conoció gracias a los documentos, nes con los militares, que no formaban una cas
informes diplomáticos extranjeros, memorias y ta y estaban ligados a todos los estratos sociales,
relatos de algunos de sus actores: Sarobe, Orona, cuyas reacciones y sentimientos compartían. Hu
Rottjer, Reynolds y otros. bo, además, una corriente “profesionalista” como
la del general Pablo Riccheri, pero el apoliticismo
no fue una costumbre de las Fuerzas Armadas,
LAS CONSPIRACIONES que vivían las mismas tendencias de la opinión
pública. El propio general Uriburu, cuando fue
Surgieron dos sectores partidarios del cam profesor en la Escuela Superior de Guerra, recha
bio. El primero, en el seno del gobierno radical, zó explícitamente el militarismo.
donde se advertía la inminencia de una catástro En el Ejército también había disensiones y
fe y se trataba de desplazar a Yrigoyen y sus adic enfrentamientos, los cuales reaparecieron, del
tos sin que cayera todo el gobierno. Según algu mismo modo que las logias militares. Pero el
nos investigadores, en esta operación estaban los golpe de Estado creció en la oposición a.l yrigo
ministros Horacio Oyhanarte, de Relaciones Ex yenismo de los conservadores y sus heterogé
teriores, Elpidio González, del Interior y Iuan de neos aliados de entonces. La opinión pública,
la Campa, de Iusticia e Instrucción Pública, quie configurada por la prensa y los demás sectores
nes junto al general Luis I. Dellepiane querían de la sociedad, y la economía pesaron sobre las
reemplazar a Yrigoyen por el vicepresidente En Fuerzas Armadas y los militares “legalistas” ce
rique Martínez y asegurar la continuidad radical dieron ante el empuje y la decisión de los revo
sin el núcleo yrigoyenista. Según Díaz Araujo, lucionarios. La oposición conservadora y socia
hubo quienes querían aplicar la Ley de Acefalía, lista fue, quizá, más importante que la opinión
sacar a Yrigoyen y Martínez y reemplazarlos por minoritaria de los nacionalistas, quienes sólo tu
el presidente del Senado, el senador por Entre vieron un protagonismo fugaz en la preparación
Ríos, Luis Etchevehere, radical antipersonalista. del ambiente previo al golpe y en alguna oportu
Este sector estaba alentado por el general Agustín nidad posterior al mismo, pero siempre en un
P. Iusto (1876-1943), ex ministro de Alvear y per lugar secundario.
sonalidad política de la cua] se hablará. El nacionalismo se agrupaba en el periódico
Un segundo grupo era el del Ejército, con el La Nueva República, dirigido por jóvenes intelec
general Iosé Félix Uriburu (1868-1932) y el ya tuales como Rodolfo y Iulio Irazusta, Ernesto Pa
mencionado Iusto. Estas conspiraciones no co lacio, Alfonso de Laferrere y otros. Fueron influi
rrespondían a un militarismo sistemático o doc dos por el nacionalismo “integral” de Charles
trinario. Desde la conquista y la colonización, en Maurras, pero sólo parcialmente, pues éste im
Hispanoamérica existía la tradicional presencia plicaba un monarquismo imposible en la Argen 267
LA DIMENSIÓN POLITICA
tina. Lo mismo sucedía con el inoperante antica minio en la Argentina, mientras crecía la difu
pitalismo maurrasiano y el odioso antisemitis sión dela revolución mundial. Más allá de la re
mo, que aunque no era central en el estilo de es tórica, pensaban que la democracia real sólo
‘te grupo, lo practicaban algunos elementos, al traería un caos y la experiencia en “la encrucija
igual que en otras colectividades políticas argen da aleve del cuarto obscuro", como dijo Leopol
tinas. Además, su agnosticismo, condenado por do Melo, había sido contundente. Sus conviccio
el Vaticano, repugnaba a quienes se declaraban nes e intereses no alcanzaban para esperar una
abiertamente católicos. lejanísima maduración de las instituciones y de
Este grupo minoritario, reducido a un pe la opinión popular. Para ellos, el recurso a la
queño periódico intelectual, no preconizó el fuerza militar era inevitable.
cambio del sistema político ni un régimen dicta Los socialistas y los grupos de izquierda —pe
torial fascista. Defendió la Constitución y acusó riodistas, intelectuales, artistas, universitarios y
a Yrigoyen de violarla en nombre del caudillismo sindicalistas- también se sentían defraudados. Su
plebiscítario. Lo cual, afirmaban, no era incohe fe democrática no soportaba que el pueblo, lejos
rente con la crítica a la democracia que “no esta de las cartillas marxistas y de toda “conciencia de
ba en la Constitución". Reclamaban un régimen clase”, prefiriera al radicalismo, a la odiada “políti
electoral que moderara el factor plebiscitario de ca criolla” estigmatizada por Iuan B. Justo. Repu
acuerdo con la tradición liberal-conservadora de d.iaban a los conservadores y a los militares, pero
la Constitución. Tampoco defendieron el milita pensaban que el desplazamiento del yrigoyenis
rismo sistemático como Leopoldo Lugones, para mo, con todos sus peligros, ofrecía una oportuni
quien sólo el Ejército mantenía la jerarquía y el dad más a la conquista del favor popular.
orden. Amigo de Uriburu, Lugones sólo en vís En función del “antiimperialismo” difundido
peras del golpe de Estado se acercó a los jóvenes con posterioridad al golpe de Estado, se insistió
intelectuales nacionalistas, los cuales mantuvie en que éste pudo haber respondido a los Estados
ron con él una relación crítica. Unidos, pero las investigaciones de Robert Po
La oposición de los partidos -conservadores, tash han desvanecido aquella hipótesis. Del mis
socialistas, demócratas progresistas y antiperso mo modo, no parece probada ni lógica la inter
nalistas- optaba, por lo menos exteriormente, vención de las compañías petroleras, conjetura
por las formas constitucionales, ya que a pesar más bien literaria y periodística de, hasta ahora,
del triunfo radical de 1928, las urnas habían imposible verificación documental.
mostrado un aumento de sus posibilidades. Pero El general Iosé Félix Uriburu, por su parte,
si bien coincidían en el antiyrigoyenismo, dife estaba lejos de ser un apolítico. Había participa
rían en sus proyectos políticos y temían la im do de la revolución de 1890, fue diputado nacio
plantación de una dictadura militar. nal por Salta en 1913 por el partido Unión Pro
La Ley Sáenz Peña había socializado la polí vincial y en 1914, candidato por el partido Unión
tica, hasta entonces patrimonio casi exclusivo de Cívica de Buenos Aires. Ligado al Partido Demó
una elite. Pero después del integrador primer go crata Progresista, admiraba a Lisandro de la To
bierno de Yrigoyen, del esplendor alvearista y de rre y en 1920, ya general, había sido candidato a
la decadencia del segundo yrigoyenismo, los diputado nacional por esta agrupación en Bue
268 conservadores advirtieron el ocaso de su predo nos Aires.
Los GOBIERNOS DE LA CONCORDANCIA
Su oposición a Yrigoyen respondía más al versidad de Buenos Aires, el socialista Alfredo Pa
repudio conservador que a su adhesión a ningu lacios, solicitó la renuncia de Yrigoyen. Pero
na doctrina fascista, siempre que se entienda por cuando reflexionaron sobre el carácter lógi
esta expresión las formas propias del sistema ita camente militar del movimiento, algunos socia
liano y no se la use como improperio descalifi listas quisieron retroceder y hasta lanzaron un
cador de todo autoritarismo. Sus ideas, a veces, manifiesto llamado “¡Marcha atrásl”, tardío e ino- .
se confunden con las de su primo y amigo, Car cuo. Ante estos hechos, Yrigoyen delegó el cargo
los Ibarguren, partidario de un cambio de régi en el vicepresidente Martínez.
men político en el cual se recogieran las expe Los militares legalistas carecieron de direc
riencias, entonces exitosas, del fascismo italiano ción y Uriburu contaba, potencialmente, con
y que aspiraba a una especie de representación cerca de 4.000 hombres y, en especial, las tropas
corporativa, propuesta también por la Iglesia de El Palomar, la aviación militar y la Escuela de
Católica. Comunicaciones. La mañana del 6 y acompaña
También conspiraba el general Agustín P. do por Natalio Botana, Antonio De Tomaso,
Justo. Nacido en Entre Ríos, revolucionario en Héctor González Iramain, Federico Pinedo,
1890, graduado de ingeniero civil en la Universi Manuel Fresco, Leopoldo Melo y Antonio San
dad de Buenos Aires, ministro de Alvear y direc tamarina, Uriburu partió para Buenos Aires. En
tor del Colegio Militar, Iusto tenía vocación, am la esquina de Córdoba y Callao se recibió la no
bición y condiciones políticas. Liberal, deseaba la ticia de que Martínez ofrecía parlamentar. Uri
remoción de Yrigoyen, pero mantenía sus rela buru contestó que sólo admitiría la renuncia de
ciones con los radicales que, desde el gobierno, todo el gobierno. La aviación lanzó proclamas
pensaban deshacerse del Presidente y sus segui sobre Buenos Aires, se sumaron más tropas y la
dores sin perder el poder. sublevación del Regimiento de Granaderos a
Caballo completó el triunfo uriburista, con
apoyo de las guarniciones de las provincias, más
EL GOLPE DE ESTADO la Marina y otros efectivos, que ocuparon la ciu
dad dentro de un plan que probó el profesiona
Desde mediados de 1929, Uriburu se había lismo de Uriburu.
asegurado la colaboración militar y política Ante el derrumbe, Horacio Oyhanarte llevó
necesaria. En 1930 ya existía un manifiesto re a Yrigoyen a La Plata. Allí, en el Regimiento 7 de
dactado con Lugones, texto luego depurado de Infantería, se refugió para redactar su renuncia.
las expresiones hostiles a la democracia y com En Buenos Aires, algunos choques armados (co
prometido con los políticos que sólo deseaban la mo los registrados frente a la Confitería del Mo
desaparición de Yrigoyen y el llamado a nuevas lino y el diario radical La Época) provocaron sa
elecciones. La tendencia al cambio del sistema queos e incendios y el vandalismo destruyó los
que, según ellos, había arruinado al país, sólo se símbolos radicales. La misma turba miserable sa
conservó en los volantes que la aviación rebelde queó la modestísima casa de Yrigoyen. A la hora
lanzaría en su hora sobre Buenos Aires. 18, llegaron Uriburu y Iusto a la Casa Rosada y
Los civiles colaboraron y el 5 de septiembre, recibieron la renuncia del vicepresidente Martí
el decano de la Facultad de Derecho de la Uni nez. En la Plaza de Mayo ya estaba reunida una 269
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
Fue el predominio de lo que se denominó la social y el reemplazo del Estado y las institucio
oligarquía, ya que como en todo sistema político, nes republicanas por el modelo soviético. Parti
regia el poder una minoría que, en este caso, co cipaban de una corriente mundial que ya conta
rrespondía al nivel superior de la economía,las ba con experiencias violentas en Europa, todo lo
finanzas, los terratenientes y las instituciones so cual hizo que, después del 6 de septiembre, el
ciales del país y, desde luego, con abogados de los gobierno aplicara medidas represivas como la
intereses extranjeros, de acuerdo con una larga Ley de Residencia -dictada en su momento con
tradición, pocas veces interrumpida en la Argen tra los anarquistas- para deportar a dirigentes
tina, de que los gobernantes acepten una relación extranjeros que fueron enviados a Italia y Espa
más o menos dependiente de estos últimos. En ña, aunque la mayoría logró eludir estos desti
esta época, la clase dirigente creía que lo más be nos. Por esos años arreciaba un pistolerismo,
neficioso para la Argentina era la relación estre que a veces pretendía justificarse como “anar
cha con Gran Bretaña. quismo expropiador”, y el gobierno militar fusi
Valido del estado de sitio y su ley marcial, el ló a Severino Di Giovanni, Paulino Scarfó y Ta
gobierno persiguió a los yrigoyenistas. En Cór mayo Gavilán.
doba se sofocó un intento sedicioso con la deten Desde la instalación del gobierno militar se
ción de Amadeo Sabattini. En la Universidad de sancionó a personas e instituciones comprome
Buenos Aires se produjeron reacciones adversas, tidas con esta ideología, que se consideraban
como la renuncia de Palacios a su decanato. Los subversivas y debían ser prohibidas, aun a costa
desórdenes prosiguieron hasta su intervención de la libertad de las ideas, lo cual chocaba con
con Benito Nazar Anchorena, quien dictó un una tradición argentina de todos los tiempos.
nuevo estatuto para la institución. Como en las Tiempo después, el senador conservador Matías
calles continuaban los tumultos, se detuvo a Yri Sánchez Sorondo presentó un proyecto de una
goyen, quien, más adelante, sería confinado en la ley para reprimir el comunismo.
isla Martín García. En febrero de 193 l, el general Los uriburistas de ideas autoritarias consti
Severo Toranzo fracasó con otro golpe militar ra tuyeron el Partido Nacional y luego, el 20 de ma
dical y se establecieron la censura periodística y yo de 1931 y con el apoyo de militares como los
la prohibición de actos públicos, se detuvo y se tenientes coroneles Emilio Kinkelin y Iuan Bau
torturó a opositores. tista Molina, se creó la Legión Cívica, a la manera
Los anarquistas formaban la Federación de los movimientos filofascistas, con uniformes y
Obrera Regional Argentina (FORA), pero su pe jerarquías. Se les sumó la Liga Republicana, ins
so en el movimiento sindical no era grande, ya pirada por Roberto de Laferrere. Tuvo poca du
que la mayoría era simplemente sindicalista y la ración y sólo quedó como un antecedente de
minoría socialista se imponía gracias a las leyes proyectos similares que se repitieron, también
que había logrado desde las legislaturas. El 27 de infructuosamente, años después.
septiembre de 1930 se constituyó la Confedera Otra manifestación nacionalista, francamen
ción General del Trabajo (CGT), sobre la base de te opositora, fue la publicación, el 9 de julio, de
varios gremios ya existentes. Los comunistas un folleto de Acción Republicana, firmado, entre
eran una minoría, acataban una dirección ex otros, por Leopoldo Lugones, Iulio y Rodolfo
tranjera y su programa prescribía la revolución Irazusta, Ernesto Palacio, Angelino Zorraquín, 27]
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
Carlos Obligado, César Pico, Mario Lassaga, Ar Yrigoyen se hizo de la dirección radical. Se entre
turo Ameghino y Lisardo Zía. Allí se reiteraba el vistó con Uriburu, rechazó que el radicalismo
programa original de estos grupos, se criticaba el purgara a los yrigoyenistas y se confirmó como
proyecto de restaurar sin modificaciones el siste opositor. En Corrientes fracasó la revolución del
ma institucional y se advertía sobre el peligro del teniente coronel Gregorio Pomar y el gobierno
comunismo y de la anarquía. extremó la represión de los radicales. Sus diri
gentes, encabezados por Alvear, fueron “invita
dos” a exiliarse, con lo cual el radicalismo volvía
ELECCIONES a la desorganización, mientras se convocaba a
elecciones para el 8 de noviembre de 1931.
Los conservadores, uno de cuyos líderes era En la Unión Cívica Radical se impuso la can
el ministro del Interior, Matías Sánchez Sorondo, didatura de Alvear, pero fue vetada por el gobier
engañados por el estallido popular del 6 de sep no alegando que no habían pasado los seis años
tiembre, creyeron posible un triunfo electoral y desde que fuera presidente. La UCR se abstuvo
lo probaron en la provincia de Buenos Aires, de concurrir a las elecciones. Entre tanto, algunas
donde existía un Partido Conservador y debía figuras de relevancia intelectual se habían incor
elegirse gobernador. En esta provincia también porado al radicalismo: el poeta e historiador de
pesaban decisivamente Antonio Santamaría y el la literatura Ricardo Rojas, que escribió El radi
poderoso caudillo de Avellaneda, Alberto Barce calismo de mañana, el historiador Emilio Ravig
ló. En Córdoba y en otras provincias se organiza nani y el penalista Iosé Peco.
ban movimientos análogos y el 1° de agosto se Los conservadores lograron aumentar su pre
había fundado en Buenos Aires el Partido Demó sencia política con los antipersonalistas, y socialis
crata Nacional, presidido por el salteño Robus tas Independientes y se congregaron en la “Con
tiano Patrón Costas. cordancia”. Eligieron como candidatos a
Las elecciones fueron el 5 de abril de 1931 y presidente y vice a Justo y a Iulio A. Roca, hijo del
triunfó la fórmula radical de Honorio Pueyrre general y ex presidente. No fue fácil, pues la unión
dón y Mario Guido, con 218.000 votos contra chocaba con situaciones provinciales: autonomis
187.000 de los conservadores. Los radicales no tas de Corrientes, liberales de Mendoza, provin
tenían una mayoría propia en el Colegio Electo ciales de Salta y Iujuy, demócratas de Buenos Ai
ral y los socialistas, que podían inclinar sus res, populares de Entre Ríos. Con la ayuda de
41.000 votos a la UCR, pretendieron negociar Robustiano Patrón Costas se organizó una fuerza
aquel apoyo. El encono antirradical del socialis electoral capaz de enfrentar al radicalismo y llevó
mo fue más fuerte que el respeto a una mayoría como candidado a presidente a Agustín P. Iusto,
democrática. La dilación en esta instancia fue un antipersonalista. Dentro de la Concordancia,
aprovechada por Uriburu para, el 8 de octubre otro sector propuso a Iosé Nicolás Matienzo —otro
de 193 l, anular la elección, invocando irregulari antipersonalista— como vicepresidente.
dades. Sánchez Sorondo renunció y fue reempla El socialismo y la democracia progresista
zado por Octavio S. Pico. formaron la “Alianza Civil”, con la fórmula Li
Se preparaban las elecciones nacionales. Al sandro de la Torre-Nicolás Repetto y el apoyo de
272 vear había regresado de París y con el apoyo de militantes de izquierda como Deodoro Roca y
Los GOBIERNOS DE LA CONCORDANCIA
Gregorio Bermann, ambos cordobeses. Como guía siendo fuerte y en las provincias había sec
senadores por la Capital llevaron a Alfredo Pala tores de estirpe radical antiyrigoyenista, a los
cios y Mario Bravo. En cuanto a los jóvenes del cuales había que coordinar con alianzas y cola
Partido Socialista Independiente, a quienes se les boraciones. En el elenco gobemante pronto se
ofrecía la oportunidad de llegar al poder, deci destacó Federico Pinedo, por su preparación in
dieron su incorporación franca a la Concordan telectual y firmeza para impulsar la política eco
cia de Iusto y pusieron como candidatos a Anto nómica de entonces. El nuevo gabinete reflejó es
nio De Tomaso, Héctor González Iramain, ta orientación: Leopoldo Melo, en Interior;
Federico Pinedo, Roberto F. Giusti, Augusto Alberto Hueyo, en Hacienda; Manuel de lriondo,
Bunge y Roberto I. Noble, entre otros. en Iusticia e Instrucción Pública; Manuel Alvara
do, en Obras Públicas; Carlos Saavedra Lamas,
en Relaciones Exteriores; el general Manuel Ro
LAS PROVINCIAS dríguez, en Guerra; el contraalmirante Pedro S.
Casal, en Marina y Antonio De Tomaso, en Agri
El gobiemo de Iusto se inició el 20 de febrero cultura y Ganadería.
de 1932 y llevó su sello personal: el liberalismo La centralización política del país se acentuó
con sus modelos en Mitre y Roca, a los cuales y las intervenciones federales fueron utilizadas
quería continuar como el gran militar-civil. Era para reemplazar los elencos desafectos por los
opositor a las formas autoritarias, se solidarizó adictos al gobierno. Las elecciones en la Capital
con Gran Bretaña y los Estados Unidos, quería fueron moderadamente correctas, pero en mu
modernizar la administración y normalizar la chas partes del país el fraude se repetirá durante
economía. Había comprendido las nuevas ten varios años. La corrección electoral estaba muy
dencias del intervencionismo y la regulación es lejos de consolidarse y cada elección se convertía
tatal —Estados Unidos ofrecería muy pronto el en un conflicto de caracteres a menudo violen
modelo del New Deal de Franklin D. Roosevelt tos, donde se ponía a prueba la fuerza del poder
pero debía equilibrarlas con una elite conserva oficial y las convicciones políticas de los oposito
dora, a la cual incorporó, remozada, a su gobier res. En las provincias se repetía la división entre
no y al contralor del radicalismo antipersonalista. conservadores y radicales, si bien con nombres
Contaba para ello con su tenacidad, su inteligen que cambiaban según las circunstancias y siem
cia y una despreocupación absoluta por todo pre con matices que traducían la heterogeneidad
aquello que no contribuyera al afianzamiento de de las situaciones provinciales y la personalidad
su poder político. Siempre sonriente y audaz, Ius de los caudillos locales.
to fue inmune a los ataques personales que pro En Mendoza, por ejemplo, se había despren
vocó y no dejó que ningún escrúpulo principista dido del radicalismo el “lencinismo”, que llegó al
estorbara la realización de su programa. poder con un liderazgo que representaba las
Aunque algunos dirigentes conservadores nuevas fuerzas sociales. Carlos Washington Len
estaban lejos de la función ejecutiva, ocupaban cinas gobernó con un estilo revolucionario, entre
bancas en el Congreso; por ejemplo, Matías Sán populista y demagógico, que se caracterizó por la
chez Sorondo. Alvear, por su parte, estaba apar ruptura de las reglas del juego político y la inco
tado por la abstención, pero el radicalismo se rrección administrativa. El gobierno nacional 273
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
envió, en 1928, la intervención de Carlos A. Bor mente como se desarrollaron. Una de sus carac
zaní para preparar las elecciones, Lencinas fue terísticas comunes fue la desaprensión política,
asesinado en un episodio confuso y el golpe de institucional y administrativa con que actuaron.
Estado de septiembre representó para los lenci Sólo tenían en cuenta la conquista y el manteni
nistas el fin del gobierno radical. El nuevo inter miento del poder sin otro fin que la transforma
ventor federal fue el doctor Iosé María Rosa. ción social que, sin duda, estaba en las ambicio
En las elecciones de noviembre de 1931, los nes y las emociones de las masas que los seguían.
radicales estaban muy divididos. Los herederos Los escrúpulos principistas y la conducta ética
de Lencinas, sus hermanos Hipólito y Rafael, ca que distinguían al discurso de Yrigoyen —más
recían de condiciones para liderar su partido. La allá de las inconsecuencias de los gobiernos ra
Unión Cívica Radical se abstuvo y aunque otro dicales— carecían de sentido para unos revolu
grupo decidió participar, una división en cuatro cionarios que deseaban anular toda oposición a
sectores fue derrotada por un nuevo Partido De sus fines.
mócrata —herederos del Partido Liberal de Men Como lo ha estudiado Celso Rodríguez, la
doza- que otorgó la gobernación a Ricardo Vide tempestad de Lencinas y Cantoni fue una prueba
la, acompañado por Gilberto Suárez Lago. de las potencialidades de una democracia de ma
En San Iuan imperaba otro desprendimiento sas liberada del respeto a la ley. La oposición con
del radicalismo: la Unión Cívica Radical servadora tomó muy en cuenta esta experiencia,
Bloquista, liderada por Federico Cantoni y sus que trató de evitar por todos los medios para el
hermanos, con la voluntad de producir reformas futuro. No advirtió —o no quiso creerlo- que era
sociales. Como los Lencinas, practicaron un cau una consecuencia casi inevitable del ascenso de
dillismo paternalista, violento e intolerante que las masas que se estaba produciendo en una es
mantenía a San Iuan en un conflicto civil perma cala mundial y que los límites éticos y jurídicos
nente. La provincia fue intervenida varias veces y no bastaban para equilibrar la manipulación de
al llegar el golpe del 6 de septiembre gobernaba aquéllas por obra de los líderes carismáticos, pa
San Iuan el interventor yrigoyenista, Modestino ra cuya legitimación bastaba el apoyo popular.
Pizarro.
En 1932 y en nuevas elecciones, volvió a ser
elegido Federico Cantoni con una mayoría abru REVOLUCIONES Y ELECCIONES
madora del 70% de los votos. Retornó la violen
cia y, finalmente, los conservadores, junto a otros Conünuaba el intento de sustituir a los radi
opositores, en 1934 llevaron a cabo una revolu cales. En Córdoba, la intervención federal de Car
ción en la cual trataron de asesinar a Cantoni. La los Ibarguren tuvo un compromiso con la refor
provincia volvió a ser intervenida y se convocó a ma del sistema político, expuesto por aquél en su
unas elecciones donde triunfó el nuevo Partido conferencia del teatro Rivera lndarte el 15 de oc
Demócrata Nacional, con la fórmula de Iuan tubre de 1930. Allí reiteró que su propuesta de re
Maurín y Oscar Correa Arce. formas no pretendía convertir al Congreso en un
Las dos experiencias de un radicalismo sui “parlamento fascista”, integrado sólo por delega
generis, sobre la base de caudillismos carismáti dos gremiales y corporativos. Tanto Ibarguren co
274 cos y revolucionarios, terminaron tan violenta mo sus colaboradores tomaron contacto en Cór
LOS GOBIERNOS DE LA CONCORDANCIA
3 m: Novisnani‘
s‘ 021935.
Afiche propagandistico de la fórmula Amadeo Sabattini - Alejandro Gallardo. triunfante en las elecciones gubernativas de
Córdoba en 1935. Biblioteca y Archivo Histórico de la Unión Cívica Radical.
sus diferencias con una Córdoba que todavía sus países llevaban las ideas captadas en Córdoba
mantenía un tono social tradicional. También y se convertían en sus difusores. En el caso argen
impulsó las obras públicas, tales como los diques tino, estos profesionales -médicos, abogados, in
San Roque, la Viña, Cruz del Eje, la red de cami genieros- serán los núcleos partidarios que ex
nos y la construcción de escuelas, en la orienta tenderán su influencia política en un vastisirno
ción pedagógica y filosófica que definían Anto abanico de regiones y pueblos donde se consoli
nio Sobral y, sobre todo, Saúl Taborda. dó la personalidad nacional del radicalismo.
La Universidad de Córdoba atraía a estudian Con entusiasmo juvenil y cuando se creía en
tes del Noroeste y de Cuyo. Sus organizaciones la utopía de que la revolución social se produci
(sobre todo, la Federación Universitaria) vivían ría de un momento a otro, se forjó la tradición
un clima de exaltación ideológica bajo las consig radical de que los militantes se iniciaran en su
nas de la Reforma Universitaria y un acento de iz Centro de Facultad, ascendieran luego a la Uni
quierda que favoreció a los sectores socialistas y versidad y de allí al escalafón político provincial
comunistas, ya que se aceleraba la ideologización y nacional. La fusión de Reformismo universita
de la política argentina con los colores diversos de rio y actuación en el radicalismo —que ha conti
las revoluciones europeas. También fue Córdoba, nuado hasta el presente- se consolidó durante la
como La Plata, un lugar preferido por los estu época de Sabattini y provocó, desde luego, la
diantes hispanoamericanos: peruanos, bolivia reacción de sectores estudiantiles que, desde el
nos, paraguayos, en cuya militancia resonaban los nacionalismo y el conservadorismo, protagoni
movimientos revolucionarios de sus países res zaron luchas violentas que constituyen otra face
276 pectivos. Cuando regresaban a sus provincias o a ta de la vida política de entonces. Aquí cabe men
Los GOBIERNOS DE LA CONCORDANCIA
cionar el asesinato del dirigente socialista Iosé miembros de un sector social proveniente de la
Guevara en 1933. emigración siria y libanesa extendida por el No
En la provincia de Tucumán, central para el roeste del país. Rosendo Allub y Elías Llugdar,
desarrollo del Norte y donde la industria azuca por ejemplo, respondían a una cultura singular
rera definía el signo político, se destacó Iuan Luis donde las fortunas personales se convertían en
Nougués y su Partido Bandera Blanca. Después núcleos de conquista del poder político. Fieles a
del golpe de 1930 se sucedieron las intervencio su comunidad, grandes clanes familiares se ex
nes federales. Al llegar las elecciones de noviem tendían por aldeas, campos y ciudades como una
bre de 1931, triunfó Nougués apoyado por el so red solidaria que apoyaba esa presencia política
cialismo de Mario Bravo y con la abstención en cargos públicos municipales, provinciales y
radical. Pero Nougués padeció una crisis econó nacionales, con una preocupación casi excluyen
mica con protestas del sector azucarero y huelgas te por el manejo hábil de las tácticas políticas.
obreras en un marco de recesión. Esta política, su La obra de progreso en estas provincias mos
federalismo tucumano y su rechazo del contralor tró la voluntad de desarrollar al país en todos sus
justista, provocaron las intervenciones federales aspectos, a pesar de los altibajos y retrocesos de
del general Solá y luego Manuel Bonastre. En una historia política en la cual sólo se han adver
otras elecciones volvió el radicalismo con Miguel tido las dificultades para el ejercicio de la volun
M. Campero, quien reordenó la administración y tad popular. La historia política no sólo se com
las finanzas con un programa de obras públicas pone de luchas contra el fraude electoral. Se debe
y, sobre todo, consolidó la Universidad de Tucu señalar que las nuevas elites políticas, tanto con
mán, fundada por Iuan B. Terán como miembro servadoras como radicales, prosiguieron con los
de una generación brillante de la Argentina de su adelantos que, en algunos casos, habían sido ini
tiempo. ciados antes de 1930 pero que, de todos modos,
También en Santiago del Estero, el radicalis no fueron abandonados sino Continuados con
mo estaba dividido entre los seguidores de San mayor y más actualizada técnica administrativa y
tiago Maradona -gobernador yrigoyenista- y de gobierno.
Santiago E. Corvalán, alvearista. Uriburu envió Del mismo modo y de acuerdo con la pre
como interventor federal a Dimas González sencia de las minorías socialistas en los órganos
Gowland, a quien sucedió el tucumano León legislativos, todos los gobiernos —el nacional y los
Rougés. Al llegar las elecciones y mientras el con provinciales- contribuyeron a una legislación
servadorismo trataba de levantarse con Raúl que defendía los derechos de los obreros dentro
García Gorostiaga, en el radicalismo se consolidó del marco de estas etapas históricas. Sin duda ya
la división y se afirmó la Unión Cívica Radical había comenzado, en la Argentina y en el mun
Unificada. Surgió entonces el líder de este radica do, la priorización de estas tendencias, pero las
lismo, Iuan B. Castro, quien comenzó su gober elites políticas las aceptaron, implementaron y
nación el 18 de febrero de 1932. mejoraron con los estilos y ritmos de su tiempo.
Iunto al “Gaucho” Castro y figuras como Pío Fue decisiva, por ejemplo, la defensa de las eco
Montenegro, Iulio César Gancedo, Santiago Dar nomías regionales, cuyas exigencias sólo se com
do Herrera, Carlos A. Bruchman y muchos otros, prendían desde el gobierno nacional dentro del
habían iniciado sus carreras políticas algunos marco de las reformas institucionales y adminis 277
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
trativas. Tanto los gobernadores de las provincias sentimiento que se agravó con la burla del frau
como los legisladores que las representaban en el de electoral y la inoperancia de las elites políticas
Congreso tenían que equilibrar su subordina para aliviar los problemas colectivos. Ese estado
ción al gobierno de Iusto con los reclamos de los de ánimo ya estaba presente en Enrique Santos
comprovincianos que los votaban. Discépolo, autor de las letras de los tangos “Yira
Así se comprenden situaciones como las de yira” (1930) y “Cambalache" (1935), trágicas y
las provincias mencionadas, aunque en otras, co desesperanzadas. Un sentimiento de tristeza y
mo Corrientes, continuaban viejas tendencias decepción invadió al país, sobre todo en sus ca
como los liberales, los autonomistas.y la consabi pas populares y se manifestó cuando Hipólito
da presencia de los radicales antipersonalistas. El Yrigoyen murió en Buenos Aires el 3 de julio de
autonomismo compuso su triunfo aliado a la 1933. En una dimensión pocas veces vista, miles
Concordancia nacional en medio de estallidos de ciudadanos acudieron al sepelio del caudillo
violentos de situaciones nunca resueltas por los radical para testimoniar su pena y un afecto que
actos electorales. Pero la defensa de los intereses no había desaparecido a pesar de las vicisitudes
agrarios e industriales de Corrientes —crecía el de su derrocamiento.
cultivo de cítricos- y las medidas de progreso En varias provincias las elecciones se hacían
económico y administrativo, que también se con fraude, escandalosa práctica acreditada en la
produjeron, quedaron sujetas a la habilidad ne provincia de Buenos Aires, donde los conserva
gociadora de figuras caudillescas, como el sena dores contaban con el apoyo de Alberto Barceló,
dor Iuan Ramón Vidal. intendente de Avellaneda y caudillo de una má
quina electoral que llegaba a triunfos mayorita
rios. Lo secundaba Manuel Fresco y, en el mismo
EL GRAN CAMBIO partido, se planteó la disidencia de otro sector,
más cuidadoso del formalismo democrático, in
Aunque el análisis de la crisis económica no tegrado por Rodolfo Moreno y Vicente Solano
corresponde a este capítulo, se debe decir que Lima, entre otros. Fue elegido gobernador Fede
Iusto propuso un cambio para superarla. La dis rico Martínez de Hoz, pero los conflictos inter
minución de las exportaciones agropecuarias, el nos provocaron la intervención federal y en no
descenso de sus precios y la suba de los que se viembre de 1935, la elección como gobernador
importaban, se agregaron a la caída de los índi de Manuel A. Fresco. Estos hechos desataron
ces de la construcción. Aunque algunos aspectos protestas enérgicas en el Congreso, la prensa y las
de la crisis se atemperaron por el acierto técnico manifestaciones públicas. Se aplicó el “fraude pa
de las medidas financieras, se acrecentó la deso triótico” y el “voto cantado” -en lugar del secre
cupación. to- y se recuerda la jactancia de Uberto Vignart,
Iunto al Puerto Nuevo, en Buenos Aires, cre de Buenos Aires, de que “era el diputado más
ció un arrabal de casuchas miserables y en las fraudulento" del Congreso. La positiva obra de
provincias el panorama se agravó. La desocupa Fresco en materia administrativa, social y -de
ción, la pobreza y el descenso del nivel de vida de obras públicas, fue opacada por la violencia elec
los sectores medios —protagonistas principales de toral y por un autoritarismo donde hubo rasgos
278 la política- crearon una atmósfera de rabia y re filofascistas, que aquél desarrollaría, más tarde,
Los GOBIERNOS DE LA CONCORDANCIA
A partir de 1933, la ruptura del dogma libre del Banco Central, para cuyo asesoramiento vino
cambista con el intervencionismo del gobierno de Gran Bretaña, sir Otto Niemeyer, especialista
permitió la regulación de las industrias y la acti inglés. Por el mismo tratado se concedió a las em
vidad agropecuaria, a través de juntas y comisio presas de transporte de propiedad británica “un
nes nacionales; se subsidió la destrucción de al tratamiento benévolo”, que implicaba la acepta
gunos sectores de la producción para mantener ción de las tarifas ferroviarias y el control casi to
el nivel alto de sus precios y la rentabilidad de tal de los transportes por tierra y agua.
ciertas empresas. Así sucedió con las carnes, la le Desde el punto de vista estrictamente finan
che, el algodón y la yerba mate. En Mendoza, por ciero se ha dicho que estas reformas, si bien limi
ejemplo, en una crisis vitivinícola, se derramó el taron las posibilidades de expansión de las in
vino y se destruyeron cosechas. dustrias agropecuarias argentinas —en un
Iusto, Pinedo y su elite política estaban con momento mundial que les era propicio-, favore
vencidos de que había que fortalecer la relación cieron la política monetaria y enriquecieron al
con Gran Bretaña, que había abandonado el pa Estado nacional pero a costa de hipotecar su de
trón oro y después de la reunión de Ottawa, en sarrollo económico. Pero como se dijo y de
1932, amenazaba con limitar sus compras de car acuerdo con una tradición apenas interrumpida
ne. Para solucionar ese problema, Justo envió en la historia argentina, la aceptación de la su
una misión a Gran Bretaña encabezada por elvi bordinación a Gran Bretaña —o a Estados Uni
cepresidente, Iulio A. Roca (h), e integrada por dos- ,según la elite dirigente, era la mejor opción
Guillermo Leguizamón, Miguel Ángel Cárcano y posible para un país que no podía aspirar a una
Raúl Prebisch. Se trataba de reafirmar los benefi soberanía total ni menos a una política exterior
cios que la Argentina derivaría de una mayor y propia. Después del tratado Roca-Runcirnan se
más dominante presencia extranjera en su eco crearon la Iunta Nacional de Carnes y en 1935,
nomía, premisa constante en las sucesivas elites luego de haber cerrado la Caja de Conversión, el
gobernantes, aunque haya sido criticada por mi Banco Central, el Instituto Movilizador de Inver
norías intelectuales que nunca han logrado hacer siones Bancarias y la Comisión Nacional de Gra
prevalecer su oposición. En ese momento se ha nos y Elevadores.
bía consolidado la defensa de los intereses ex La discusión en el Congreso del pacto Roca
tranjeros con el sector de la elite dirigente que, Runciman provocó uno de sus debates más fa
durante muchos años, se conocería en la literatu mosos. En la Cámara de Diputados lo protagoni
ra política como la “oligarquía”. zó el socialista Nicolás Repetto y en la de
El resultado de esta misión fue el Pacto Roca Senadores, el demócrata progresista Lisandro de
Runciman, firmado el 1° de mayo de 1933. Gran la Torre, quien en 1935 acusó al gobierno de co
Bretaña volvió a comprar nuestras cames en más locar al país en un nivel inferior al de los propios
del 80%, siempre y cuando la Argentina concedie dominios británicos. Las críticas al tratado pro
ra facilidades a los capitales ingleses para que se vocaron la renuncia del ministro de Hacienda,
los giraran sin las dificultades del control de cam Alberto Hueyo, cargo que fue ocupado por el po
bios. La Argentina limitaría su desarrollo ganade lítico más activo y audaz del justismo, Federico
ro y crearía un nuevo sistema bancario y moneta Pinedo. De la Torre logró, en septiembre de 1934,
280 rio. Ése fue uno de los motivos para la creación la creación de una comisión investigadora para
Los GOBIERNOS DE LA CONCORDANCIA
abrir el “debate de las cames”. A pesar de las reti nominada Compañía Argentina de Electricidad
cencias de los medios y las instituciones tradicio (CADE), cuyas tarifas abusivas se permitieron
nales y de que los frigoríficos británicos negaron gracias a la política benevolente hacia ese sector.
la información solicitada, se conocieron las vin Estas medidas se aprobaron con la complicidad
culaciones entre algunas figuras del gobierno y de los representantes del radicalismo alvearista,
los intereses británicos. Uno de los acusados fue tanto en el Congreso Nacional como en el Conce
Luis Duhau, ministro de Agricultura, ganadero jo Deliberante de la ciudad de Buenos Aires, en
que se beneficiaría con los acuerdos firmados. medio de una gravísima crisis interna.
Tanto el informe oficialista de los senadores Otros protagonistas de este período fueron
Carlos Serrey y Laureano Landaburu, como el los sindicatos obreros que crecían en el mundo y
opositor de De la Torre criticaron el tratado. El en Hispanoamérica. En la Argentina, como se
senador por Santa Fe lo hizo en un contexto po vio, formaron la Confederación General del Tra
lítico que condenaba al gobierno de Iusto. Los bajo con las ideologías sustentantes del anarquis
ministros Duhau y Pinedo defendieron ante el mo y, luego, el socialismo; pero la nueva organi
Senado la posición oficial y acusaron a De la To zación, a la manera norteamericana, redujo su
rre de falsear sus datos. En la discusión, Duhau función política para reforzar su lucha gremial.
empujó a De la Torre. Acudió a ayudarlo el sena La manipulación por el socialismo, sin embargo,
dor electo por Santa Fe, Enzo Bordabehere y, en era casi universal y así se destacaron los socialis
la pelea, un sujeto llamado Ramón Valdéz Coria, tas Iosé Domenech, Ángel Borlenghi y Francisco
que estaba entre el público asistente, hizo fuego Pérez Leirós, cuyo apoyo eran los sindicatos de
sobre el grupo, hirió a Duhau y mató a Bordabe gráficos, empleados de comercio y municipales.
here. Este gravísimo incidente confirmó la vio Esta fuerza se concentraba en la Capital Federal y
lencia del debate político; el despacho opositor las grandes ciudades (Rosario, Córdoba, Mendo
fue rechazado, y los ministros comprometidos za, Mar del Plata, etc.) pero en el campo, en cu
renunciaron. Aunque los beneficios y perjuicios yas grandes explotaciones había serios proble
del tratado se modificaron tiempo después, se mas obreros, era casi inexistente.
había desnudado la complicidad del gobierno Sus reclamos exigían leyes y reglamentos que
con los intereses británicos sólo podían provenir de las legislaturas, a las cua
De igual modo ocurrió en 1936, con las me les llegaron como socialistas, con el repudio de
didas de coordinación de los transportes de la los anarquistas, que los tildaron de “amarillo?
ciudad de Buenos Aires, de acuerdo con las cua por su renuncia a la violencia de otros tiempos.
les se estableció un monopolio a favor de una Los comunistas, que también se organizaban en
corporación donde tenían intereses preponde esta década, tenían escasa significación pues los
rantes los tranvías de propiedad británica. La me subalternizaba su obediencia a la Rusia soviética
dida significó, de hecho, la liquidación de las pe y su consagración a la lucha ideológica los redu
queñas empresas argentinas de “autos colectivos” cía al periodismo y a pequeños núcleos intelec
de la ciudad de Buenos Aires. También provocó tuales. En esos años, el gobierno intensificó su
denuncias y protestas la prórroga de la concesión represión de las “ideas subversivas” y cesaron, en
de servicios eléctricos de la Compañía Hispano la universidad y la enseñanza, los profesores acu
Americana de Electricidad (CHADE), luego, de sados de difundirlas. 281
LA DIMENSIÓN POLITICA
graban y desde los cargos en el gobierno o en la Tabacal”. Pero el radicalismo logró imponerse y
oposición, la prensa y los mismos partidos, en septiembre de 1930 gobernaba uno de sus di
aportaban una cuota de participación que sin rigentes, Iulio Comejo (1928-1930), sucedido
gularizó a los provincianos en el panorama de por una serie de intervenciones federales y varios
esa época. Así creció el protagonismo cada vez gobiernos constitucionales, que culminaron en
más dominante y absorbente de Buenos Aires, el de Ernesto M. Aráoz (1941-1943).
cuya tradición centralizadora se reforzó con el Patrón Costas, amigo de Uriburu, lo aconse
contralor de la política de Iusto y las medidas del jó en favor de la solución constitucional con Ius
cambio económico. to y, habiendo él mismo renunciado a ser candi
En La Rioja y dentro del mismo contexto po dato a vicepresidente, propuso a Iulio A. Roca
lítico de oficialismo conservador y oposición (h). Patrón Costas fue clave para la unificación
mediatizada del radicalismo, imperaba un clima de los conservadores en el Partido Demócrata
de concordia política relativa. Se sucedieron go Nacional, redactó su plataforma junto con Roca
biernos como el del ingeniero Carlos Vallejo y en su primera convención (1933) fijó sus prin
(1932-1935), quien promovió una reforma cons cipios. Más tarde, elegido senador nacional por
titucional (1933) y emprendió un plan de obras Salta, ocupó la presidencia de la Cámara alta
públicas continuado por el general Eduardo Fer (1932-1943) y un lugar relevante en la política
nández Valdés (1935-1938) y por Héctor de la justista. Para sus críticos simbolizaba la unión
Fuente (1939-1943). del dinero con el poder, característica de la ya
En Catamarca, el golpe de Estado de sep mencionada oligarquía.
tiembre sorprendió al gobierno de Urbano Gi En Tucumán había vuelto el radicalismo
rardi (1928-1930), y después de varias interven con Miguel Campero, quien luego de arreglar
ciones federales, las elecciones de febrero de las finanzas y obtener la nacionalización de la
1932 permitieron la elección de un radical, Ro Universidad de Tucumán -que alcanzó uno de
dolfo Acuña, quien sólo gobernó entre 1932 y sus mejores momentos académicos-, llevó a ca
1935, pues ante la imposibilidad de solucionar bo una modernización administrativa y legisla
un conflicto en la Legislatura provincial, solicitó tiva, y obras públicas de envergadura, como así
la intervención federal. Gobernador constitu también un intento de solucionar los problemas
cional fue Gregorio Cerezo (1936-1940), pero el de la industria azucarera, en torno de la cual gi
fraude electoral que permitió para elegir a su su raba la vida económica de la provincia. En la
cesor fue tan notable, que en 1940 llegaron más oposición de la Concordancia justista, se desta
intervenciones y el último gobernador constitu có Iuan Simón Padrós. Su candidatura a gober
cional de esta etapa, Ernesto M. Andrada (1942 nador fue derrotada por la del radical Miguel
1943). Critto (1939-1942), quien continuó con los pla
En Salta, provincia de rasgos tradicionales y nes de obras públicas y el auspicio de las activi
patriarcales, donde en el poder sólo se alternaba dades culturales que acompañaron el momento
el grupo de familias de mayor peso social y eco progresista que vivía Tucumán. Volvieron los
nómico, los conservadores de la Unión Provín problemas de la industria azucarera y la habi
cial habían llevado dos veces a la gobernación a tual queja de los provincianos por el apoyo na
Robustiano Patrón Costas, dueño del ingenio “El cional que algunas industrias recibían en des 283
LA DIMENSIÓN POLITICA
medro de otras. El Partido Demócrata Nacio tralidad fue difícil, pues ambos países buscaron
nal, al igual que en otras provincias, crecía y no el apoyo argentino. El gobierno de Iusto ayudó
necesitaba del fraude para ganar. Ante un radi subrepticiamente al Paraguay, con asesoramien
calismo dividido, obtuvo la gobernación de Tu to y armas.
cumán con Adolfo Piossek, pero un conflicto en El ministro de Relaciones Exteriores, Carlos
el Colegio Electoral provocó la intervención fe Saavedra Lamas -yerno de Roque Sáenz Peña y
deral de Alberto Arancibia Rodríguez, conser admirador de su actitud crítica frente a los Es
vador que gobernó hasta el golpe de Estado de tados Unidos- trató de equilibrar la influencia
1943. de Estados Unidos y el programa de Franklin D.
En Córdoba, el gobierno radical fue sucedi Roosevelt, con la vinculación con Inglaterra,
do por el de Santiago del Castillo, quien prosi clave para esa época como herencia del siglo
guió la misma línea de su antecesor y se logró un XIX. Iusto no había advertido el cambio histó
desarrollo notable de la potencialidad económi rico y había ligado la suerte de la Argentina a un
ca y cultural de la provincia. Este proceso finali Imperio Británico en decadencia. Su elite más
zó en 1943. joven -sobre todo, Pinedo- lo comprendió,
pues veía el crecimiento de los Estados Unidos y
deseaba tomar parte en el nuevo diseño del or
OTROS ESCENARIOS den mundial; pero las opciones posibles sólo se
plantearon años después en condiciones muy
En el Congreso continuó la aprobación de diferentes.
leyes modernizadoras: las del llamado “sábado Para ajustar estas relaciones, en octubre de
inglés (1931), de Sociedades de Responsabilidad 1933, Iusto viajó al Brasil y se entrevistó con el
Limitada (1932), Propiedad Intelectual (1933), presidente Getulio Vargas, quien, a su vez, visitó
Limitación de la jornada de trabajo (1933), Buenos Aires en mayo de 1935. En junio del mis
Quiebras (1933), Preaviso y despido de los em mo año se logró, en Buenos Aires, la firma del
pleados de comercio (1934), Minas de petróleo e acuerdo entre Bolivia y Paraguay. En diciembre
hidrocarburos fluidos (1935), Censo semestral de 1936 y en el marco de la Conferencia Paname
de desocupados (1934) y muchas más, con las ricana, había visitado Buenos Aires el presidente
mencionadas juntas, el Banco Hipotecario y Roosevelt, acompañado de su secretario de Esta
otras del mismo carácter progresista. do, Cordell Hull, en otro acto más de su política
En septiembre de 1933, la Argentina reingre de “buena vecindad”, visita que coronaba el pro
só en la Sociedad de las Naciones; pero su mayor grama intemacional de Iusto. Poco tiempo des
protagonismo fue con la guerra entre Bolivia y pués, en junio de 1937, Saavedra Lamas obtuvo
Paraguay por los territorios del Chaco (1932 el Premio Nobel de la Paz.
l935). El conflicto interesaba por tratarse de dos En Buenos Aires, además, se cumplió el pro
países limítrofes, vinculados al Norte y al Litoral yecto urbanístico del intendente, Mariano de Vedia
argentinos. Aunque no suscitó conmoción ideo y Mitre, con la colaboración del arquitecto Alberto
lógica en la opinión pública, importó para el Prebisch: creció la red de trenes subterráneos, se
planteo geopolítico y militar, ángulo desde el amplió la calle Corrientes, se construyó el Obelis
284 cual se siguió atentamente el conflicto. La neu co y se inauguró la Avenida 9 de julio.
Los GOBIERNOS DE LA CONCORDANCIA
En julio de 1936 estalló en España la Guerra (en el gobiemo y en la oposición), estaban cada
Civil y en la Argentina se enfrentaron las bande vez más distanciados de las mayorías que con
rías ideológicas de derecha y de izquierda, pues templaban con indiferencia y hostilidad un esce
había una numerosa colectividad española y se nario en el cual apenas estaban representadas.
polarizaron las tendencias. En apoyo a la Repú Consecuentes con la ideologización de la po
blica se expresaron radicales, socialistas y comu lítica, en el radicalismo había crecido una ten
nistas, y a favor de Franco y su alzamiento, los dencia al liberalismo de izquierda, un poco al
conservadores, los católicos y los nacionalistas, compás de la presión de socialistas y, sobre todo,
con todos los matices que se quiera dar a estas de los comunistas, que impulsaban la formación
posiciones y corrientes. Esta división afectó al de los "Frentes Populares”, como se había proyec
sector político, pero más decisivamente a los in tado desde Moscú para vencer a las tendencias de
telectuales y cavó un foso ideológico que dura derecha. Alvear simpatizaba con el liberalismo
hasta nuestros días; pues a la bandería surgida de que tenía su modelo en el radicalismo francés,
la Guerra Civil española, se agregó, casi de inme pero a pesar de los compromisos ideológicos del
diato, la provocada por el estallido de la Segunda “antifascísmo" —otra poderosa consigna comu
Guerra Mundial, en 1939. nista-, la UCR se resistía a entrar en alianzas
electorales que, sin duda, estorbarían la dirección
de su oligarquía partidaria. Dísconformes con
DE ORTIZ A CASTILLO esta dirección, un núcleo de radicales, sin dejar el
partido, formaron un sector que se autodenomi
Hacia mediados de la década de 1930, Iusto nó “intransigente” y que cobraría más fuerza con
había logrado dominar el panorama político y un la presencia, entre otros, de Arturo Frondizi y,
alivio relaúvo de la crisis. Sobre esa base, eligió pa más tarde, de Moisés Lebenshon.
ra sucederlo a dos de sus ex ministros: el radical Entre los conservadores predominaba el
antipersonalista Roberto M.Ortiz y, luego de in pragmatismo y se dejaba a las actitudes indivi
tentos con Patrón Costas y Cárcano, a un conser duales la simpatía por las ideologías de derecha.
vador, Ramón S. Castillo, catamarqueño, catedrá Federico Pinedo, por su parte, intentó la forma
tico de Derecho. Se le opusieron las fórmulas de los ción de un “Frente Nacional”, pero el proyecto no
radicales Marcelo T. de Alvear-Enrique Mosca y de logró consolidarse. Las operaciones políticas,
los socialistas Nicolás Repetto-Arturo Orgaz, que desde la presidencia de Iusto, ponían más el
fueron derrotadas por la Concordancia en sep acento en la captación del electorado radical que
tiembre de 1937. A pesar del fraude electoral, el ra en la definición conservadora, demasiado tajan
dicalismo ganó en Córdoba, Tucumán y La Rioja. te y excluyente para la visión de Iusto.
Los partidos políticos, estancados por la de Ortiz asumió la Presidencia en 1938, con mi
bilidad de las elites dirigentes, por el fracaso de nistros que reflejaban la ambigüedad de un con
sus tentativas opositoras y por su proclividad a servadorismo duro obligado a pactar con los radi
comprometerse con la ideologización de las ten cales antipersonalistas. Entre estos hombres había
dencias europeas, no advertían su alejamiento de desafectos a Iusto pero, desde luego, se continuaba
los reclamos populares. Inmersos en luchas in con la vinculación a los intereses británicos, a los
ternas y en la conquista de los cargos públicos cuales el propio Ortiz había estado ligado en un 285
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
momento de su carrera. El ministro del Interior tervención federal era conocida en los círculos
fue Diógenes Taboada, abogado de los ferrocarri íntimos del gobierno nacional.
les ingleses; Iorge E. Coll, de Justicia e Instrucción Hacia finales de 1939 se realizaron elecciones
Pública; Manuel R. Alvarado, de Obras Públicas; y el conservadorismo triunfó con la fórmula Bar
lose Padilla, de Agricultura; lose’ María Cantilo, de celó-Míguez frente a la radical de Obdulio Siri
Relaciones Exteriores; el almirante León Scasso, de Alejandro Suárez. El conservadorismo contaba
Marina; Pedro Groppo -vinculado a la banca con auténticas mayorías electorales, ganó por es
Bemberg y Alberto Barceló-, de Hacienda, y el ge caso margen de votos y, según algunas opiniones,
neral Carlos D. Márquez, de Guerra. La intenden las elecciones no fueron todo lo fraudulentas que
cia de Buenos Aires fue ocupada por otro radical alegaron radicales y socialistas. De todos modos,
antipersonalista, Arturo Goyeneche. las quejas fueron innumerables y Ortiz reiteró su
A pesar de su salud endeble, Ortiz repudió la decisión de realizar comicios libres: el 7 de marzo
inclinación conservadora a mantener el fraude y de 1940 se intervino Buenos Aires. Fresco no
la dureza con sus opositores y se propuso insta opuso la resistencia con que había amenazado y
lar una república con elecciones libres, lo cual ese mismo año abandonó el conservadorismo.
pondría problemas a la línea de Iusto, de quien Junto con su programa de restablecimiento
sabía que tramaba su fiitura reelección. El go de la libertad electoral, estaba clara la finaliza
bierno aceptó los triunfos radicales en Tucumán, ción dela etapa del conservadorismo iniciada en
con Critto y en Entre Ríos, con Emilio Mihura. septiembre de 1930. Era el triunfo de la línea po
Ante el fraude electoral, envió una intervención lítica de Iusto. A partir de ese momento, los con
federal a San Iuan en 1939 y en 1940, otra a Ca servadores -pese a tener fuerza en muchas pro
tamarca. Decidido a respetar la libertad de] voto, vincias, mantener el prestigio cultural y social de
aceptó que los triunfos radicales en la Capital Fe su elite dirigente y no necesitar del fraude para
deral, Santa Fe, Iujuy y Buenos Aires permitieran triunfar en muchas elecciones- no lograban su
el aumento de legisladores de esta tendencia en el legitimación democrática. Este proceso político,
Senado y la Cámara de Diputados. además, se distorsionó por el escándalo en el
Su decisión más enérgica la tomó en la pro Congreso por las tierras de El Palomar, la enfer
vincia de Buenos Aires, donde Manuel A. Fresco medad del presidente Ortiz, la presión nortea
había hecho un gobierno con progresos notables mericana contra la neutralidad argentina y la su
en todos los aspectos —economía, finanzas, admi cesión presidencial.
nistración, legislación, obras públicas, educa El 16 de mayo de 1940, el senador jujeño
ción-, aunque siempre con un fuerte personalis Benjamín Villafañe denunció la compra ilegal
mo, declarados rasgos de autoritarismo de las tierras en El Palomar y las investigaciones
filofascista y, desde luego, sobre la base del frau comprometieron al ministro de Guerra, el ge
de electoral cuando era necesario. Fresco aspira neral Carlos D. Márquez, solidario con el de
ba a la Presidencia de la República, se oponía a la mocratismo de Ortiz. El Presidente, doblegado
condescendencia con los radicales y socialistas. por su enfermedad y la muerte de su mujer, el 3
También se había enfrentado con Alberto Barce de julio de 1940 delegó su cargo en Castillo y
ló, de quien se suponía estaba apoyado por Ortiz, poco tiempo después, frente a los rumores de
286 cuya voluntad de remover a Fresco con una in complicidad en el ajfaire, presentó su renuncia
Los GOBIERNOS DE LA CONCORDANCIA
LA GUERRA
ser la actitud más acorde con la tradición argen sus relaciones con los sectores políticos, motiva
tina desde fines del siglo XIX: aislacionista, anti ron serias denuncias y la participación del Con
norteamericana y pro británica, títulos revalida greso, donde se creó la “Comisión de actividades
dos en el gobiemo de Justo. A esta actitud le anti-argentinas”, campaña que fue seguida de
chocaba la presión norteamericana. Hasta el tra clausura de periódicos, detención de particulares
dicional “antiimperialismo” de la izquierda se y vigilancia de toda actividad sospechosa de
había aplicado casi exclusivamente a la lucha complicidad con el Eje.
contra los Estados Unidos. El canciller lose’ María Cantilo reiteró la po
Pero ése sólo era un aspecto del tema, porque, sición argentina en Lima, al realizarse la Octava
al igual que lo ocurrido en la Primera Guerra Conferencia de Estados Americanos en 1938 y lo
Mundial, la opinión pública estaba dividida por mismo hizo Leopoldo Melo, después de estallar
la propaganda de guerra en un país donde las co la guerra, en la reunión en Panamá de los minis
lectividades extranjeras y la gran masa de intere tros de Relaciones Exteriores, aunque con más
ses económicos y culturales europeos pesaban so salvedades y concesiones. Se demoraba la decla
bre la política. La opinión de todos los partidos ración de guerra y la Argentina mantenía una
políticos, de los diarios y las instituciones más re neutralidad benévola hacia Gran Bretaña, Fran
presentativas era francamente partidaria de Gran cia y sus aliados. Al nuevo canciller de Castillo,
Bretaña y sus aliados y se manifestó en reuniones Enrique Ruiz Guiñazú, le correspondió una tarea
multitudinarias, en asociaciones y testimonios ímproba.
individuales y colectivos de toda índole a lo largo Como en la Primera Guerra, el aislamiento
de todos los años de la guerra. También estaban del país y la alteración del comercio exterior pro
aquellos que se inclinaban decididamente por el dujo resultados positivos: se intensificó la fabrica
apoyo por cada uno de los bandos, tanto por ra ción de productos nacionales, creció la industria
zones ideológicas como por recibir recursos del liviana y se movilizó la economía con mayores in
Eje o de los Aliados. Finalmente, era partidario de versiones, producción y trabajo. Cuando llegó
la neutralidad un reducido sector disidente que, Castillo, reforzó este crecimiento con empresas
opuesto a la influencia británica, pensaba que su como la Flota Mercante del Estado (1941), el
derrota en la guerra podía ofrecer una coyuntura Puerto de Rosario, la Compañía de Gas y los Fe
favorable a una independencia total, sobre todo rrocarriles del Estado. En cuanto al comercio ex
en materia económica y política. terior, se mantuvo la vinculación y la ayuda a
La oposición entre “cipayos”, partidarios de Gran Bretaña, que anotaba nuestra deuda en una
los Aliados, como la Acción Argentina, la gran cuenta de “libras bloqueadas" en Londres.
prensa y periódicos ideológicos como Argentina
Libre, Antinazi y otros se enfrentaban con los
“nazis” -así se acusaba a los partidarios del neu Los DISIDENTES
tra1ismo—, mientras el gobierno alemán subven
cionaba al diario El Pampero y otras publicacio Frente al estancamiento de la línea histórica
nes de la misma orientación, en correspondencia del perfeccionamiento democrático, retomó la
con el apoyo financiero que también recibían los que privilegiaba la soberanía nacional. En esta
288 primeros. Las actividades del espionaje alemán y circunstancia resurgieron los intelectuales nacio
LOS GOBIERNOS DE LA CONCORDANCIA
que los Irazusta, con Ernesto Palacio, Ramón pusieron de la revista y la editorial Claridad, y en
Doll y unos pocos escritores políticos desarrolla 1931, los marxistas habían creado Insurrexit.
ron en dos periódicos: Nuevo Orden (1940-1942) Proliferaron los centros de estudio, la edición de
y La Voz del Plata (1942-1943), pero sólo logra folletos y la militancia en la universidad, con fi
ron una ínfima organización política en 1942 guras como Ernesto Giudici, Aníbal Ponce y
con el Partido Libertador. Héctor Agosti. En Córdoba, en 1935, Deodoro
En cuanto al nacionalismo doctrinario, tuvo Roca editó su periódico: Flecha. Una característi
dos actitudes: una teórica en pequeños periódi ca de estos sectores era que se nucleaban en tor
cos con acento en lo cultural y religioso, de la no de una, dos o tres personalidades fuertes y
cual fueron ejemplos Sol y Luna (1938-1943) y con voluntad de influir en la política.
Nueva política (1940- 1943), estrictamente políti La formación de estos grupos ideológicos no
ca, dirigida por Marcelo Sánchez Sorondo, con era nueva, desde luego, y tanto en la izquierda
Máximo Etchecopar, Héctor Llambías y otros. La como en la derecha aparecían manifiestos, decla
segunda actitud, activa, siguió las huellas del filo raciones, artículos periodísticos y libros que pro
fascismo de la Legión Cívica y constituyó varias ponían cambios más o menos revolucionarios.
organizaciones de escasa significación. De ellas, Se trataba de intelectuales que estaban al margen
la más importante fue la Alianza de la Iuventud y en contra de los grandes partidos políticos, ya
Nacionalista (1937), bajo la dirección de Iuan que casi todos ellos, en algún momento, habian
Queraltó, sector vinculado a jefes militares y, en intentado, sin éxito, participar en estas agrupa
especial, al general Iuan Bautista Molina. La ciones de las cuales habían sido segregados por
Alianza creció en la época de la guerra, defendió las respectivas oligarquías. Como el sistema de la
la neutralidad y persistió en la ilusión de una re república democrática y representativa exhibía el
volución que hiciera triunfar al filofascismo sin fracaso del fraude electoral y la impotencia de
los compromisos de la democracia. sus opositores, se creyó entonces que la fuerza
En otro sector, los radicales yrigoyenistas se idealista, patriótica y moral y la calidad de la lite
apartaron de la UCR y bajo el liderazgo de Luis ratura política podían alterar el rumbo marcado
Dellepiane y Arturo Iauretche crearon, el 29 de por los partidos. Ayudó a esta ilusión que la iz
junio de 1935, la Fuerza de Orientación Radical quierda veía inminente el derrumbe del capita
de la Ioven Argentina (FORIA). Los acompaña lismo y la derecha tenía la experiencia del triun
ban Gabriel del Mazo, Homero Manzi, Atilio fo de un golpe de Estado militar.
Garcia Mellid, Héctor Maya, Francisco D'Hers y Desde el punto de vista de una historia po
muchos más. Algunos de sus partidarios iniciales lítica de esta época, estos grupos ideológicos no
abandonaron más tarde FORIA, pero se les sumó representaban casi nada en la marcha real de los
Raúl Scalabrini Ortiz, quien contribuyó con dos acontecimientos, cuyos protagonistas eran los
investigaciones sobre el petróleo y los ferrocarri partidos políticos, el gobierno y la oposición le
les y fundó una editorial, con el periódico Recon gislativa. Pero cuando estas elites entraron en
quista y dos libros: Política británica en el Río de crisis, su vacío fue llenado por la ola ideológica
Ia Plata (1940) e Historia de los ferrocarriles ar que, aunque minoritaria, inundaba a otras mi
gentinos (1940). norías, a las cuales saturaba con sus denuncias,
290 ‘Desde 1926 y hasta 1941, los socialistas dis críticas y propuestas. Los destinatarios de esta
LOS GOBIERNOS DE LA CONCORDANCIA
ofensiva de ideas fueron, precisamente, las que aumentó la conciencia de su eficacia como
Fuerzas Armadas. institución.
La fracasada militarización de los civiles —la
Legión Cívica y otros intentos similares- y la ex
Los MILITARES hibición del autoritarismo que oficiales como el
general Francisco Fassola Castaño hicieron des
Con dos presidentes generales, Uriburu y pués de 1930, tuvieron pocos seguidores. El más
Iusto, con sus equipos de jefes y oficiales y el importante de ellos fue el general Iuan Bautista
desplazamiento de las elites, los militares, lanza Molina, quien congregó a los civiles ansiosos de
dos al protagonismo político, después del 6 de un régimen autoritario y que, bajo el rótulo de
septiembre de 1930 experimentaron un cambio nacionalistas, reducían los problemas políticos a
notable en su concepción de la función que de la instalación de un sistema antidemocrático. En
sempeñaban en la sociedad. Lugones había ela realidad, el general Molina, como conspirador y
borado una teoría de las Fuerzas Armadas como amenaza del gobierno de Iusto, sólo fue un per
una presencia excluyente y dominante en la vida sonaje irresoluto e inoperante, fácilmente con
republicana, como la única posibilidad de una trolado por el espionaje policial.
autoridad que salvaguardara la nacionalidad de
su desnaturalización y la revolución. Estas ideas,
tajantes y absolutas, sorprendieron a los milita EL FINAL DE UNA ÉPOCA
Intransigencia mantenía una posición expectan ción política de las Fuerzas Armadas en la época
te y otros miraban hacia FORIA, activísima en la actual, una de las formas tradicionales de la con
prédica ideológica. Además, la vacancia de ideas quista del poder en la Argentina.
que el radicalismo habia suplido con el carisma En ese vacío y ante la falta de una orienta
de sus líderes y la reiteración de su reclamo deli ción clara de la república democrática, los mili
bertad de sufragio, era insuficiente para afrontar tares, hondamente penetrados por los grupos
los problemas nacionales e internacionales. Para ideológicos de derecha, se consideraban como
peor, sus dirigentes aparecían ante la opinión los responsables del cambio. La idea de que otro
pública como sospechados de complicidad con golpe de Estado militar transformaría la Argen
la corrupción. También erosionó al radicalismo tina se instaló, por lo tanto, en la conciencia de
su proclividad a una izquierda que, por estar gran parte de las Fuerzas Armadas y les dio un
muy ligada al internacionalismo ideológico, lo protagonismo decisivo, ya que, ante la acepta
presionaba para alianzas y compromisos ajenos a ción de la dependencia británica en la política y
la tradición del partido. la economía, la defensa del patriotismo y la
Una parte de la sociedad civil contribuyó a soberanía nacional, sólo parecía ser una divisa
fortalecer estas ideas. En primer lugar, los nacio exclusiva de estas instituciones. El nuevo inter
nalistas, que agregaban a la función militar, la vencionismo militar se reforzó con el éxito de
idea de una cruzada católica pues tal había sido el Franco en España y mostró que, en efecto y tal
ejemplo español y lo difundía la misma Iglesia, como se concebían a sí mismas y lejos del caudi
que en aquel tiempo proponía una configuración llismo militar sudamericano, las Fuerzas Arma
hegemónica de la sociedad por el catolicismo. En das cobraban una conciencia teórica de su supe
segundo lugar, los políticos liberales de las más rioridad moral y patriótica como la única
diversas extracciones, que se habían sumado al reserva de un país que naufragaba, según ellos,
clima de conspiración permanente que el propio entre el fraude, la corrupción y el fracaso de los
sistema había alentado con su incapacidad para políticos democráticos.
consolidar la legitimidad de la República. En ese momento y como lo han estudiado,
Estos políticos que “golpeaban las puertas de por ejemplo, Potash y Díaz Araujo, se reactivaron
los cuarteles”, para usar la conocida fónnula, no las logias. Cuando se tramaba la sucesión presi
ejercían una práctica nueva, pues desde finales del dencial, en 1940, la Logia General San Martín
siglo XIX y principios del siglo XX, los radicales, -liderada por Iusto-, con el apoyo de radicales y
y en particular Yrigoyen y Alvear, lo habían prac del general Márquez, intentó restablecer el poder
ticado, claro está que con unas Fuerzas Armadas de Ortiz y formar un triunvirato con Alvear,
ligadas a la sociedad de una manera diferente. En Márquez y Mario Bravo. El proyecto fue abando
las décadas de 1930 y 1940, la irregularidad cons nado por la oposición de Ortiz y Alvear. En 1942,
titucional y la violación de la ley por parte de los cuando el ministro de Guerra, general Juan M.
políticos se completaban con los manejos de go Tonazzi -justista—, fue reemplazado por el gene
bemantes y opositores, los cuales, en la conquista ral Pedró Pablo Ramírez, surgió otra logia: el
y la defensa de sus posiciones, no titubeaban en Grupo de Oficiales Unidos (GOU). Los radicales
comprometer a los militares. El golpe de Estado, pensaron que un candidato que arruinaría las
292 por lo tanto, había llegado a ser, hasta la desapari pretensiones del conservador Patrón Costas po
Los GOBIERNOS DE LA CONCORDANCIA
El presidente surgido de la revolución del 4 de junio de 1943, general Pedro Pablo Ramírez, asiste con su esposa y altos
funcionarios a un Te Deum en la Catedral de Buenos Aires. Archivo General de la Nación.
dría ser Ramírez. En las Fuerzas Armadas se vivía rrumbe de un sistema que había perdido su sen
un clima de conspiración franca y acelerada, tido político. Ante la actitud de Ramírez frente a
pues frente a militares y marinos nacionalistas, Castillo, las Fuerzas Armadas —en las cuales co
entre los cuales descollaba el general Benjamín menzaba su carrera política Iuan Domingo Pe
Menéndez, se movilizaban jefes y oficiales vincu rón— decidieron, bajo el mando del general Artu
lados al radicalismo y al justismo, mientras fra ro Rawson, derrocar al gobierno. Fue el 4 de
casaba el profesionalismo, superado por el de junio de 1943.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Según los trabajos de ALBERTO CIRIA, “La dé historia política debe comprender la personali
cada del treinta en la historiografía argentina. dad social y cultura] argentina, tal como se ad
Una introducción”, Revista Interamericana de Bi vierte en ensayos que, en algunos casos, tienen
bliografía, vol. XXXIII, Washington, 1982, págs. enfoques propios de esa época. En tal sentido,
3-4, y Partidos y poder en la Argentina moderna véanse: EZEQUIEL MARTINEZ ESTRADA, Radiografía
(1930-1946), 2* edición, Buenos Aires, 1969, la de la pampa, 3° edición, Buenos Aires, 1946, y 293
LA DIMENSION POLITICA
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Pocas historias generales cubren la década crítica de los partidos políticos argentinos. La de
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LA DIMENSIÓN POLÍTICA
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296 económica. Al respecto, véanse las siguientes nes, Buenos Aires, 1987.
Los GOBIERNOS DE LA CoNcoRDANcIA
297
9. LA ERA PERONISTA (1943 — 1955)
Lila M. Caimari
Perón provenían de una larga tradición anti puede ser entendida contra el telón de fondo
fascista, y traían consigo la experiencia de más de la indigencia y desprotección de un prole
de una década de trato con un Estado que ne tariado industrial que había crecido muy rápi
gaba amparo y dispensaba, en cambio, abun damente en un lapso muy corto. Entre 1935 y
dante represión. 1946, el número de industrias había pasado de
Las concesiones prometidas, que comen 38.456 a 86.440. Atraídas por las nuevas posi
zaron a implementarse a mediados de 1944, bilidades de trabajo, masas de trabajadores ha
constituían una cantidad considerable de de bían llegado a los suburbios de las grandes
cisiones específicas: aumentos salariales, pro ciudades: 1.368.000 de ellos fueron contados
tección de la estabilidad laboral, vacaciones en el censo de Buenos Aires de 1947. Numero
pagas, extensión de la jubilación, constitución sos estudios indican que los cambios introdu
de los tribunales de trabajo, etc. Perón tam cidos por Perón tenían raíces más profundas
bién instituyó un Estatuto del Peón Rural que de lo que indicaba la percepción de los con
establecía condiciones mínimas para los tra temporáneos. Pero si la ruptura con el pasado
bajadores del campo, introduciendo así un no era total, es innegable que el creciente apo
inédito control estatal en las relaciones —has yo obrero era la respuesta a una política oficial
ta entonces muy privadas- entre estancieros y que había transformado en pocos meses la
peones. En su conjunto, estas medidas refleja imagen del Estado ante los trabajadores ar
ban el importante cambio de actitud de un gentinos.
Estado que se constituía, por primera vez, en Desde sus múltiples puntos de acción, Pe
instancia protectora por encima de los patro rón dominaba todos los ámbitos importantes
nes. Tal cambio generó una transformación del régimen, y se introducía en las conversa
paralela entre los trabajadores, cuyos dirigen ciones políticas de los argentinos. Y no por
tes comenzaron a comprobar con sorpresa que todos aplaudieran su infatigable desplie
que una figura del oficialismo podía conver gue de actividad: de hecho, la impresión que
tirse en su instrumento de ascenso social. El transmite la lectura de los diarios principales
retrato del apoyo de la dirigencia obrera a Pe de la época (dirigidos a las clases medias y
rón, que ha emergido de un nutrido debate altas) es la contraria. En estos medios, la opo
historiográfico sobre los orígenes del peronis sición al hombre fuerte del régimen se identi
mo es, entonces, esencialmente racional y de ficaba con la oposición universal al fascismo.
una consistente autonomía. En otras pala En los círculos patronales, por otra parte,
bras, un perfil sustancialmente diferente al del Perón nunca logró persuadir a empresarios y
diagnóstico sociológico original, que explica terratenientes de que los cambios introducidos
ba el origen del peronismo en términos de fuesen el antídoto necesario contra el peligro
irracionalidad y arcaísmo, fruto de una clase de reversión comunista. Estancieros, empresa
obrera inexperimentada de inmigrantes re rios y accionistas veían al autoproclamado sal
cién urbanizados. vador como el causante de la desgracia subver
Esto no significa que los obreros “nuevos” siva que identificaban en el alarmante cambio
estuviesen ausentes de este caudal de apoyo. de actitud de sus trabajadores. Esta animosi
302 La transformación iniciada por Perón sólo dad no era el sentimiento predominante en el
LA ERA PERONISTA (1943-1955)
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l Un aspecto de la concentración obrera del l7 de octubre de 1945 en la Plaza de Mayo. Archivo General de la Nación.
mundo católico, donde los militantes intere intransigente, cuya expresión más palpable
sados en cuestiones sociopolíticas se sintie ‘fueron las multitudinarias manifestaciones
ron naturalmente aludidos por este líder que populares realizadas en 1944 y 1945: esta era
se declaraba admirador de la doctrina social de masas comenzaba, paradójicamente, con
de la Iglesia. Los cuadros medios, envueltos calles dominadas por manifestantes de clase
desde hacía tiempo en debates sobre la “cues media.
tión social” y sobre la opción entre autorita Todas estas tensiones hicieron eclosión en
rismo y democracia, vieron en Perón la sali octubre de 1945. Los enemigos militares de
da de muchos de los dilemas ideológicos Perón, liderados por el general Eduardo I.
debatidos en los años treinta. Y la jerarquía, Ávalos, procuraron sacar al régimen de su pa
más interesada en los intereses corporativos rálisis eliminando al que veían como el res
de la institución, veía en Perón a un heredero ponsable de la crisis. El 9, Perón era obligado
del régimen militar que había dado tanto es a renunciar a sus cargos y a retirarse de la vi
pacio a la Iglesia. En el Ejército, involucrado da pública. Numerosos resortes del poder, no
institucionalmente en el torbellino político obstante, quedaban en manos de sus aliados.
del momento, eran cada vez más los que acu Por lo demás, se trataba de un retiro singular,
saban a Perón de los problemas por los_que precedido de un mensaje de despedida trans
atravesaba el régimen. Y estos problemas mitido por la cadena oficial de radiodifusión.
eran urgentes. La apasionada oposición, en En los barrios obreros, la noticia desencadenó
valentonada por el debilitamiento de la cen una movilización general. Ante el encarcela
sura y el desenlace de la guerra en Europa, miento de Perón en la isla Martín García (12
demandaba la conclusión del experimento de octubre) y rumores sobre la inminente
militar mediante el paso del gobierno a la anulación de su obr_a_ social, las organizacio
Corte Suprema . Una demanda cada vez más nes síndicales se unieron para llamar a una 303
LA DIMENSIÓN POLITICA
lizó la enseñanza religiosa -contra la oposi mentaba los cambios previstos por el nuevo
ción que denunciaba una cruzada clerical-au gobierno. Éstos no eran inesperados o contes
toritaria-, la euforia católica ahogó el impacto tados fundamentalmente, porque estaban
de algunos elementos disonantes: la protesta muy a tono con el clima ideológico de la épo
de ofuscados diputados laboristas, que se reti ca. Pero las tendencias preexistentes fueron
raron de la banca oflcialista en disidencia, y multiplicadas, expandidas y aceleradas hasta
cierto incipiente anticlericalismo en los (ra lo espectacular. Espectaculares eran, también,
ros) discursos del Presidente que se referían a los golpes de efecto que rodeaban dichos cam
temas religiosos. bios: la Declaración de la Independencia Eco
La euforia de los católicos era compartida nómica, leída a todo el país por Perón desde la
por muchos que observaban el arrollador im Casa de Tucumán el 9 de julio de 1947, o el
pulso fundacional de este nuevo gobierno. En discurso radiofónico trasmitido dos días antes
la lista de iniciativas coexistían elementos muy al mundo entero, en el que presentó una “Ter
diversos, muchos de ellos cargados de conno cera Posición” argentina destinada a consoli
taciones sirnbólicas que justifican la recurren dar la paz y solucionar la disyuntiva ideológi
te imagen de ruptura con el pasado que reco ca mundial de la “Guerra Fría”.
rría el discurso político de la época: la creación La plataforma para muchos de los carn
del Partido Peronista, la nacionalización de los bios más concretos de este período había sido
servicios públicos, la profundización de los preparada por Farrell en los meses transcurri
beneficios para las clases trabajadoras, la ins dos entre la elección y la asunción oficial del
tauración del sufragio femenino, la reforma de nuevo presidente, realizada el 4 de junio, en
la Constitución, etcétera. Como pasa a menu un desafiante gesto que subrayaba la continui
do cuando se analizan retrospectivamente las dad entre el gobierno electo y el régimen mili
rupturas históricas, ahora se sabe que había tar. De la administración precedente provenía,
más continuidad en estas políticas de lo que por ejemplo, la nacionalización y aumento del
parecía en su momento. control crediticio del Banco Central, preludio
Tal era el caso, por ejemplo, del monu a la nacionalización de todo el sistema banca
mental proceso de transferencia y centraliza rio, herramienta clave de las políticas econó
ción de la vida económica en manos del Esta micas por venir. El Estado peronista agregó, en
do. El aumento de la injerencia estatal (y la rápida sucesión, el control de la mayoría de los
protección de la industria, el otro elemento servicios públicos, los transportes aéreos y la
emblemático de las políticas económicas del flota mercante. Este clima de ideas económi
peronismo temprano) no eran tendencias cas fue cristalizado en la Constitución refor
nuevas. Ambas habían crecido de la mano de mada en 1949, que consagró al Estado como
proyectos económicos conservadores concebi dueño de los servicios públicos y de las fuen
dos para contrarrestar los efectos de la crisis tes energéticas.
de 1930. La Secretaría Técnica (versión expan De todas las nacionalizaciones, la de los fe
dida y centralizada del Consejo Nacional de rrocarriles fue la más cargada de connota
Posguerra de Figuerola) publicó el Primer ciones simbólicas y la más celebrada por la
306 Plan Quinquenal, que planificaba y funda mayoría de los argentinos. Muchos opositores
LA ERA PERONISTA (1943-1955)
contrapartida simétrica de simpatía oficialista Estas mejoras eran garantizadas por un Es
de los industriales. Para estos empresarios, el tado que esperaba, a cambio, una clase obrera
saldo de la experiencia peronista era ambiguo. lealmente encuadrada en organizaciones pero
El gobierno protegía vigorosamente a las in nistas. Éstas crecieron desmesuradarnente a
dustrias dela competencia exterior, en un am expensas de organizaciones sindicales tradi
plio manto bajo el cual nacieron industrias cionales (comunistas, socialistas, católicas,
muy diversas de pequeña y mediana escala. Es anarquistas), gracias al decreto-ley de “asocia
ta multitud de nuevas empresas tenía escasa ciones profesionales” aprobado el 2 de octubre
representación en la Unión Industrial Argenti de 1945, que promovía la unificación sindical
na (UIA), cuya actitud crítica hacia el gobier mediante el reconocimiento estatal de un solo
no le costaría una intervención. La reticencia gremio por industria. El índice de trabajadores
de los grandes empresarios estaba ligada, na sindicalizados bajo este régimen aumentó es
turalmente, al alarmante cambio que enfren pectacularmente: de una masa de tres millones
taban en sus relaciones con los obreros, orga y medio de trabajadores, 473.000 estaban sin
nizados en sindicatos masivos que ahora se dicados en 1940, medio millón en 1946, y más
sentían apoyados por el Estado. La percepción de dos millones en 1950. Pero el crecimiento
de este cambio era, además, amplificada dia exponencial de la organización de los obreros
riamente en la retórica oficial que celebraba la bajo signo peronista no garantizó el orden
transformación del lugar de la clase obrera en buscado por Perón. De hecho, los primeros
el conjunto de la sociedad. De hecho, el tem años de su gobierno fueron de intensa movili
prano rumbo de la economía no había estado zación y abundantes huelgas: 142 en 1946, 64
ligado exclusivamente a la decisión de proteger en 1947 y 103 en 1948 (huelgas de trabajado
la industria, sino también a la de estimular el res de la carne, portuarios, petroleros, munici
consumo interno a expensas de la exporta pales, metalúrgicos, bancarios, gráficos, entre
ción, mientras se expandían los programas so otras). Estas medidas de fuerza no estaban di
ciales iniciados desde la Secretaría de Trabajo. rigidas contra el gobierno, sino contra patro
Una vez más, esta dirección provenía de la ad nes remisos a consolidar los cambios reciente
ministración precedente. En plena campaña mente impuestos desde el Estado. Fue la
electoral (20 de diciembre de 1945), Farrell movilización obrera, entonces, lo que impulsó
-siguiendo directivas de Perón- había intro la expansión y consolidación de los logros que
ducido por decreto un aumento general de sa habían comenzado como decretos del gobier
larios, la extensión de las vacaciones pagas a la no militar. La huelga era, como ha mostrado
mayoría de los trabajadores, mayores indem Louise Doyon, la herramienta que los obreros
nizaciones por despido, y (para indignación de utilizaron para transferir la victoria política de
los empresarios) el aguinaldo que debía pagar 1946 al área de las relaciones de trabajo.
se a partir de ese mismo año. Entre 1945 y Aunque el gobierno miraba con ojo críti
1949, los salarios reales de los trabajadores ar co muchas de estas medidas de fuerza,‘ los
gentinos aumentaron el 62%, y los sectores huelguistas eran, en su enorme mayoría, pe
más pobres de la sociedad experimentaron el ronistas, y no sólo porque el peronismo les
308 mayor aumento de bienestar de la historia. había brindado muchas y muy concretas me
LA ERA PERONISTA (1943-1955)
El secretario general de la CGT, Iosé Espejo, condecora a Eva Perón con la “Medalla peronista en grado extraordinario", el l7
de octubre de 1951. Archivo General de la Nación.
joras. La enorme receptividad que el discurso Este lugar era definido de muchas mane
de Perón encontró en estos medios estaba li ras, porque pronto fue evidente que para que
gada, también, al establecimiento de una no el apoyo de los obreros fuese compatible con
vedosa conexión entre un líder político y una los proyectos de su líder, éste iba a procurar
audiencia de clase trabajadora. Como ha se controlarlo y encauzarlo por canales determi
ñalado Daniel James, Perón cultivaba una nados. Las ruidosas huelgas de aquellos años
asombrosa sintonía con imágenes, expresio fueron posibles porque la CGT todavía no se
nes, prejuicios y hasta chistes de la cultura po había transformado en lo que sería a partir de
pular de la época. Introdujo un discurso polí 1949: un organismo centralizado que contro
tico diferente, transmitido en lenguaje realista laba férreamente a los sindicatos, y cuya rela
y concreto, que asumía como propios algunos ción con el régimen era de unívoca identidad,
prejuicios populares comunes (como el odio la “Tercera Rama” del partido (después de las
a la oligarquía terrateniente, el antiintelectua femenina y masculina), según la fórmula con
lismo y, más tarde, el anticlericalismo), que sagrada en el congreso de abril de 1950. Para
glorificaba la cultura obrera y que daba por llegar a éste, el ideal de Perón, la organización
un hecho, a la vez, su lugar central en la co tuvo que ser antes purgada de dirigentes sindi
munidad nacional. cales independientes. El primer secretario de 309
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
la CGT, el dirigente telefónico (y fundador del nografía y formatos de las celebraciones masi
Partido Laborista) Luis Gay, fue defenestrado vas que recreaban la consagración pública del
en 1948. Sus reemplazantes, Aurelio Hernán lazo entre Perón y los trabajadores se fueron
dez y luego el incondicional José Espejo, eran homogeneizando progresivamente, como ins
figuras desprovistas de inquietante vuelo pro tantáneas de la evolución del experimento po
pio. Una operación de ordenamiento similar lítico iniciado en 1945. La memoria de octubre
se había realizado en el frente político. En las se fue estilizando: en las recreaciones anuales
provincias, donde el peronismo había triunfa de la gesta desaparecieron los signos de auto
do gracias a la alianza con diversas entidades nomía obrera, o el recuerdo del papel de los
políticas preexistentes (nacionales o regiona mediadores entre Perón, sus enemigos milita
les), las intervenciones federales pusieron en res y los obreros; paralelamente, apareció cada
claro que quienes quisieran participar del vez más prominentemente el papel (inventa
nuevo orden deberían renunciar al _vicio de la do) de Evita. Los actos tradicionales del l" de
indisciplina política. El Partido Laborista, por mayo -que durante las décadas precedentes se
su parte, adolecía de independencia y divisio habían convertido en eventos festivos de sirn
nes internas, males que, después del triunfo bología profusamente nacional— experimenta
electoral, Perón ya no necesitaba tolerar. Los ron un proceso paralelo de peronización. A lo
choques con los dirigentes obreros más inde largo de nueve años, el peronismo reemplazó
pendientes se iniciaron a principios de 1946, la memoria de las tradicionales fiestas socialis
en una sorda lucha que se prolongaría por dos tas por la de un pasado de violencia y repre
años. El resultado fue la eliminación de los lí sión —cuyo único referente real se remontaba a
deres laboristas más díscolos (Cipriano Reyes, la largamente desaparecida tradición anar
por ejemplo, pasaría el resto de la década pe quista de principios de siglo- que permitiera
ronista en prisión), y el inicio de un largo ca contrastarlo con el tono celebratorio de tiem
mino de peronización del aparato político pos presentes. En ambas fechas, un dispositivo
-bautizado Partido Peronista- en enero de estatal cada vez más complejo dirigía los pasos
1947- que organizaba a las fuerzas reunidas en del ritual de reafirmación del lazo entre los
la elección en una entidad que se definía, aho trabajadores y los líderes peronistas.
ra sin ambigüedades, por la lealtad a su líder. El aumento del control que Perón ejercía
Las manifestaciones populares de dicha dentro de su movimiento era parte de un pro
lealtad fueron cuidadosamente formalizadas ceso más amplio, que estaba afectando a la so
desde el gobierno mediante un aparato propa ciedad entera. Algunos de los signos de esta
gandístico cuyo uso extensivo revela una com tendencia eran la remoción de la mayoría de
prensión muy moderna del papel de los me los miembros de la Corte Suprema y su reem
dios masivos de comunicación en la política. A plazo por magistrados más dóciles (abril de
partir de 1946, el 17 de octubre fue convertido 1947); la censura de la radio y prensa no pero
en feriado, decisión que inscribía la génesis del nistas mediante medidas diversas (tomadas
peronismo en la genealogía histórica nacional, por una comisión parlamentaria liderada por
y la equiparaba a las fechas conmemorativas el diputado Emilio Visca, que clausuró la ma
310 de la fundación de la Nación. Discursos, ico yoría de los diarios opositores y controló el ra
LA ERA PERONISTA (1943-1955)
contrarias de su entorno social- comenzaban poderosos, Eva Perón aparecía obsequíando a los pequeños
“descamisados” del interior.
a reconocerse cada vez más en las objeciones
de la clase media. En un gobierno que deman peronista”, definido como una religión popu
daba lealtad excluyente, su doble identidad de lar, desinteresada de las formas pero respetuo
católicos y peronistas se volvía cada vez más sa de la esencia social del mensaje de Cristo,
difícil. Muchos debían optar, y cada vez eran reemplazó al respetuoso catolicismo tradicio
más los que optaban por retornar a la Iglesia. nal de los orígenes. Las huellas de este cambio
La crítica al autoritarismo reflejaba un desen son múltiples: están en la definición del buen
canto más general ante la evidencia de que el o mal cristiano formulada por los líderes pe
peronismo no era el instrumento de instaura ronistas, en los contenidos religiosos de la
ción de la utopía de sociedad cristiana. Hacia “Doctrina Nacional”, en una nueva apertura
1950, el gobierno se había disociado de su ini oficial hacia los cultos no católicos, en las
cial imagen piadosa y se mostraba más reacio imágenes religiosas introducidas en la educa
a responder a las demandas de la jerarquía. ción a partir de 1952, que competían exitosa
Paralelamente, el lugar del catolicismo en el mente con una lánguida instrucción religiosa.
universo referencial peronista experimentó Están, en fin, en la “canonización laica” de Eva
312 una metamorfosis. Un nuevo “cristianismo Perón.
LA ERA PERONISTA (1943-1955)
El lugar prominente que ésta alcanzaría en un sinfín de servicios a los sectores más vulne
la experiencia peronista no fue evidente desde rables de la sociedad, consolidaron la imagen
el principio. Si bien su pasado poco conven de Evita como agente personal de la justicia
cional, su estilo directo y su constante presen social. La Fundación fue el instrumento ideal
cia durante la campaña electoral habían lla de ejecución de dicha obra y de construcción
mado la atención, los inicios de esta primera de dicha imagen. La exuberante propaganda
dama no dieron una inmediata idea de su pa que rodeó a esta ayuda de sello fuertemente
pel en el proyecto peronista. Las primeras personalista y las historias sobre el financia
campañas oficiales asociadas a su nombre —la miento obtenido de manera poco espontánea
ley de sufragio femenino y la legalización de la contribuyeron, paralelamente, a consolidar la
instrucción católica en las escuelas públicas, leyenda negra de Evita enla oposición.
sancionadas en agosto de 1946 y marzo de En 1951, la estrella de Evita estaba en su
1947, respectivamente- la mantenían en un apogeo. En un multitudinario “Cabildo Abier
lugar relativamente tradicional, asociado a to” del justicialismo, convocado el 22 de agosto
cuestiones religiosas y femeninas. Incluso en en la avenida Nueve de Julio, la CGT solicitó
su viaje a Europa en calidad de embajadora del públicamente para la primera dama la candida
peronismo -matizado por acogidas gloriosas tura a vicepresidente en las elecciones de no
en la España de Franco, y menos gloriosas en viembre, honor que ella rechazó días más tarde
el Vaticano de Pío XII- se mantuvo este tono. en circunstancias nunca bien esclarecidas. Fue
Fue a su vuelta, con su intervención cada vez en esos días también que los rumores sobre la
más abierta en asuntos de Estado, su control gravedad de su enfermedad comenzaron a cir
de sectores importantes de la prensa, la expan cular. El tono de los discursos de Evita -que ha
sión de su actividad mediadora en el Ministe cía mucho que se había liberado de libretos pa
rio de Trabajo, la creación de la Fundación de ra dar rienda suelta a la fuerza de su pasión y
Ayuda Social María Eva Duarte de Perón (ju fanaüsmo- se endureció cada vez más. En
nio de 1948) y la del Partido Peronista Feme mensajes cargados de emoción, que hablaban
nino (julio de 1949), que la identidad política de enemigos conspirando en la sombra y de
de “Evita” adquirió un giro decisivo. Su activi una adhesión peronista ligada a imágenes de
dad vertiginosa era siempre desplegada en vida y muerte, Evita contribuyó a alimentar el
nombre de Perón, pero definía espacios de po enrarecido clima de polarización que envolvía a
der en los que la figura dominante era indis toda la sociedad. Su agonía y muerte -ocurrida
cutiblemente suya. Gradualmente, algunos de el 26 de julio de 1952, a los 33 años- desenca
estos espacios fueron adquiriendo más irnpor denaron una de las manifestaciones de dolor
tancia en su agenda cotidiana y definieron popular más memorables de la historia argen
irreversiblemente su imagen. El despliegue de tina. Oraciones callejeras masivas, peregrina
ayuda directa a los necesitados (que incluía el ciones a Luján, la multitud esperando bajo la
regalo de dinero en efectivo a gente que hacía lluvia durante días enteros para decir un póstu
cola frente a su oficina), la construcción de vi mo adiós personal, velorios grandes y peque
viendas populares, los hospitales, las escuelas, ños en todo el país: imágenes de una devoción
los hogares de ancianos, los regalos infantiles y de espontaneidad inconfundible, y de naturale 313
LA DIMENSIÓN POLITICA
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La Fundación Eva Perón proyectó su acción fuera del país. Camiones del organismo llevan ayuda a Cuzco. Perú. Archivo
General de la Nación.
za muy diferente a la manipulación del fenó sivamente en este resultado. Este peronismo
meno orquestada por Raúl Apold, director de triunfante estaba más unificado que nunca: sus
la Secretaría de Prensa y Difusión. colaboradores eran ahora figuras cuya enver
Esto ocurría durante los primeros meses gadura era menos segura que su incondiciona
de la segtmda presidencia de Perón. La posibi lidad al líder. La defenestración del prestigioso
lidad misma de una segunda presidencia había equipo del gobemador de Buenos Aires, Do
sido creada por la reforma de la Constitución, mingo Mercante, mostró esta tendencia a la luz
que en 1949 introdujo la figura de la reelección del día. Sin embargo, los cómputos mostraban
presidencial para un segundo término conse también que a pesar (o a causa) de los esfuer
cutivo. Los comicios de noviembre de 1951 re zos oficiales por construir una sociedad unáni
velaron que una importante mayoría de la so me, la oposición (concentrada ahora en el vo
ciedad apoyaba al peronismo: era el holgado to radical) era irreductible. En la Capital, ésta
62,5 % de los votos que daba al oficialismo la representaba el 45 por ciento de los votos.
unanimidad en el Senado, el control de todas Un signo de la gravedad de la polarización
las provincias y una mayoría muy amplia en política se había puesto en evidencia durante la
Diputados. Las mujeres, que votaban por Pre campaña electoral. El 28 de septiembre, una
314 sidente por primera vez, habían influido deci sublevación militar liderada por el general
LA ERA PERONISTA (1943-1955)
lar- erosionó las conquistas salariales de los mo parte del nuevo plan de austeridad, una
años cuarenta (en 1952, el salario promedio intensa silbatina, dirigida contra el secretario
real de un trabajador no especializado había general de la CGT Iosé Espejo al entrar a un
caído el 21% con respecto al de 1949) y cuan estadio de fútbol, precipitó su renuncia.
do fue evidente que, en la lucha contra dicha Además del énfasis en la productividad, el
erosión, los trabajadores ya no contaban con Segundo Plan Quinquenal consagraba la adop
el apoyo del gobierno (Evita, que se había ción de la doctrina justicialista como “Doctrina
mantenido cerca de las bases sindicales y lejos Nacional”. Esto significaba que sus preceptos
de los empresarios, había muerto), las tensio —elaborados por Perón y desarrollados más for
nes entre el liderazgo peronista y las bases malmente en una nueva Escuela Superior Pero
obreras se agudizaron. nista- iban a guiar a todas las organizaciones
Dichas tensiones eran, sin embargo, subte del pueblo que, según el plan del Presidente,
rráneas. La propaganda oficial -los diarios, la encuadraban a la Comunidad Organizada. Con
radio, la iconografía, los discursos, los rituales la creciente importancia acordada a esta em
políticos— seguía celebrando la identificación presa de unificación espiritual, el gobiemo co
entre el peronismo y los trabajadores. Perón menzó a prestar más atención a la educación.
mismo nunca renunció a esta imagen de iden Los libros de texto escolares -a los que en 1952
tificación con sus bases sindicales, única fuen se había sumado, como lectura obligatoria en
te confiable de apoyo en un mapa político todos los niveles de la educación pública, la au
donde los enemigos se estaban acumulando. tobiografia de Evita, La Razón de mi vída- fue
Por eso muchas de las demandas obreras -co ron aggiornados siguiendo nuevas regulaciones
mo las de la huelga ferroviaria de 1950-1951, del Ministerio de Educacion. Tal es el origen de
que costó el despido a muchos trabajadores y los famosos libros de lectura peronistas, cuyo
la intervención a la Unión Ferroviaria- fueron abierto contenido político tuvo efectos dificiles
satisfechas públicamente sólo después de in de evaluar en la conciencia de los niños, pero
tensa represión. Dicha represión era delegada muy fáciles de evaluar en la de los padres de la
en manos de los dirigentes de la CGT (que exasperada oposición.
reactivó su retórica anticomunista, intervino La peronización de los contenidos educa
sindicatos y arrestó dirigentes disidentes) y, a tivos fue completada con la Unión de Estu
menudo, de la policía. Aunque los directivos diantes Secundarios (UES), destinada a en
de la CGT no hacían más que representar leal cuadrar las actividades extraescolares de los
mente las tendencias dictadas por Perón, las estudiantes mediante la organización de com
manifestaciones de desacuerdo de las bases petencias deportivas, picnics, entretenimiento
concentraron el peso de su crítica en la direc y vacaciones organizadas y gratuitas. La UES
ción de dicho organismo. Pero como las huel fue el último y más polémico intento de orga
gas se habían tomado un método demasiado nizar una comunidad peronista y completaba
peligroso, fueron reemplazadas por manifes así la cadena de organizaciones de corte cor
taciones de protesta menos arriesgadas. En poratista, de éxito desigual, que el gobierno
septiembre de 1952, poco después del conge había promovido en diferentes ámbitos de la
316 lamiento de salarios de dos años decretado co sociedad civil: CGT (trabajadores), CGE (em
LA ERA PERONISTA (1943-1955)
i Ricardo Balbín y Arturo Frondizi constituyeron la fórmula opositora en los comicios de l9S2.
Concentración espontánea en la Plaza de Mayo, al asumir la presidencia el general Eduardo Lonardi. el 23 de septiembre de
i955. Archivo General de la Nación.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRAHCA
res, 1975, y menos críticamente por PABLO cultura popular. La Argentina peronista 1946
GERCHUNOFF y LUCAS LLACH, El ciclo de la ilu 1955, Buenos Aires, 1983, y Treinta años de po
sión y el desencanto. Un siglo de políticas econó lítica y cultura. Recuerdos y ensayo, Buenos Ai
micas argentinas, Buenos Aires, 1998. La histo res, 1990. Véase también la obra de ERNESTO
ria de los aparatos de control social del GOLDAR, Buenos Aires: vida cotidiana en la dé
peronismo (educación, beneficencia, rituales cada del 50, Buenos Aires, 1980. La compleja
políticos) es reconstruida de manera pionera relación de los intelectuales con el peronismo
por MARIANO PLOTKIN, Mañana es San Perón, ha sido objeto de varios estudios de calidad,
Buenos Aires, 1994. Para estudiar las relacio entre los que cabe citar a: OSCAR TERAN, Nues
nes con las Fuerzas Armadas, se cuenta con los tros años sesenta, Buenos Aires, 1991; SILVIA S1
trabajos ya clásicos de POTAsH, El ejército y la GAL, Intelectuales y poder en la década del sesen
política citado, y de ALAIN ROUQUIE, Poder mi ta, Buenos Aires, 1991, y NEIBURG, op. cit. Las
litar y sociedad política en la Argentina, vol. II, relaciones del peronismo con la clase empre
Buenos Aires, 1982. Una crónica pormenori sarial pueden consultarse en IORGE SCHVARZER,
zada de la Revolución de 1955 se encuentra en Empresarios del pasado. La Unión Industrial
ISIDORO I. RUIZ MORENO, La Revolución del 55, Argentina, Buenos Aires, 1991, y DARDO CU
Buenos Aires, 1994, 2 vols. Las sinuosas relacio NEO, Comportamiento y crisis de la clase empre
nes entre el peronismo y la Iglesia son analiza saria, Buenos Aires, 1984, 2 tomos.
das en LILA M. CAIMARI, Perón y la Iglesia cató Dos completas biografías de Perón, una
lica. Religión, Estado y sociedad en la Argentina tradicional y otra novelada (pero basada en
(1943-1955), Buenos Aires, 1995. Sobre la uni información real) son las de JOSEPH PAGE, Pe
versidad durante este período, véanse: CARLOS rón. A biography, New York, 1983, y TOMAS
MANGONE y IORGE WARLEY, Universidad y pero ELOY MARTÍNEZ, La novela de Perón, Buenos
nismo (1946-1955), Buenos Aires, 1984, y T. Aires, 1986. La bibliografía sobre Eva Perón
HALPERIN DONGHI, Historia de la Universidad constituye una categoría en sí. Dos de las más
de Buenos Aires, Buenos Aires, 1962. Los usos completas biografías son las de MARYSA NA
que de la historia hicieron el peronismo y el VARRO, Evita, Buenos Aires, 1994, y OTELO
antiperonismo son el foco de atención de DIA BORRONI y ROBERTO VAccA, Eva Perón, Buenos
NA QUATROCCHl-WOISSON, Los males de la me Aires, 1970. La relación de Evita con las orga
moria. Historia y política en la Argentina, Bue nizaciones femeninas del partido es recons
nos Aires, 1995. Aspectos culturales y truida por SUSANA BIANCHI y NORMA SANcHIs,
cotidianos de la década peronista son descrip El Partido Peronista Femenino, Buenos Aires,
tos por ALBERTO CIRIA en dos libros: Políticaiy 1988.
323
10. DE PERON A PERÓN (1955-1973)
Samuel Amaral
volvió al cabo de dieciocho años, pero no pa ¿Cómo superar tal dicotomía en medio de la
ra revivir el pasado sino para consolidar el or marea de odio que los ahogaba?
den político democrático que comenzó a El problema que se presentaba a los ven
construirse a su caída. cedores no era qué hacer con el peronismo, si
no qué hacer con sus despojos. Su desapari
ción se descontaba: la enfermedad debía
LA REVOLUCIÓN LIBERTADORA curarse con la extirpación del agente que la
había provocado. El problema no era el pero
Cuando el 20 de septiembre de 1955 Perón nismo sino cómo rescatar a las masas engaña
se refugió en la embajada del Paraguay, para das por el demagogo para la nueva era de li
los antiperonistas se cerró una década viciada bertad. La tarea de los vencedores se veía
por la demagogia y el paternalismo, por la magnificada por su propia heterogeneidad.
chabacanería y la adulación, por el fraude y la Sólo la euforia del momento podía disimular
opresión. Para los peronistas, por el contrario, las profundas diferencias sobre el significado
se cerraba una década en la que habían acce de su victoria. La unión contra el demagogo
dido a bienes y servicios antes desconocidos y no garantizaba acuerdo alguno más allá de
a un reconocimiento social que excedía la su expulsión. El disenso se manifestó con la
magnitud de los favores materiales. La década asunción del nuevo gobierno. El general
peronista había dividido profundamente a la Eduardo Lonardi, jefe de una de las muchas
sociedad argentina entre quienes se habían conspiraciones que desembocaron en el le
beneficiado por las “conquistas sociales” y vantamiento de septiembre, no duró en la
quienes aborrecían la ausencia de libertad. presidencia. Su posición como vencedor de
Frente a quienes habían sido tocados por la la “segunda tiranía” fue establecida a] repetir
generosidad de la Fundación Eva Perón esta las palabras del vencedor de la primera: “ni
ban quienes se sentían abrurnados por la om vencedores ni vencidos”. Esto anunciaba a los
nipresencia del nombre del presidente y de su peronistas cierta tolerancia de sus personas,
difunta esposa en estaciones de trenes, calles, pero no necesariamente de su identidad po
ciudades, provincias, y libros de lectura esco lítica; pero a los antiperonistas más aguerri
lares. Frente a quienes gozaban de los benefi dos les mostraba que su lucha no había ter
cios concedidos por el gobierno, como la esta minado. El proyecto de Lonardi parecía
bilidad laboral, las vacaciones pagas y la consistir en quedarse con cuanto había signi
jubilación, estaban quienes añoraban una ficado el peronismo, reemplazando a su ca
prensa libre. Parecía que el precio de la justi beza. Falto de fuerzas físicas por la enferme
cia social había sido la supresión de los dere dad que en pocos meses lo llevaría a la
chos políticos y de la libertad civil. La tragedia tumba y falto de fuerzas políticas por el con
de las dos décadas siguientes fue que ambas vencimiento de la mayoría de los vencedores
visiones del peronismo eran ciertas para sec —la Marina y una parte considerable del Ejér
tores opuestos de la sociedad. Los vencedores cito surgido de la rebelión- de que el pero
querían restaurar la libertad perdida; los ven nismo debía sucumbir, Lonardi no tardó en
cidos lloraban la pérdida de la justicia social. ser desplazado. Con él fracasó la tesis de la
DE PERON A PERON (1955-1973)
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_¿ “a .4.
l La antigua cañonera Paraguay llevó a Iuan Domingo Perón al exilio. Archivo General de la Nación.
El presidente general Pedro Eugenio Aramburu y el vicepresidente. contraalmirante Isaac Francisco Rojas, en el Te Dcum
celebrado el 25 de mayo de 1956. Archivo General de la Nación.
sin respuesta clara. Aunque los diarios regis purgas y, sobre todo, el alzamiento del 9 de ju
tran la reacción peronista expresada primero nio de 1956, mostraban una turbulencia inter
en sabotaje y las primitivísirnas bombas que na cuyas imprevisibles consecuencias eran te
por entonces se llamaban “caños”, muy pocos midas por la cúpula de la fuerza y por el
resistentes cayeron en manos de la represión mismo gobierno. Los fusilarnientos zanjaron
policial -porque las Fuerzas Armadas no se la disputa, pero a un precio altísimo. Si pare
dieron por enteradas— y los escasísirnos testi ció necesario pagarlo entonces, sólo puede ha
monios de los presuntos protagonistas dejan berse debido a la necesidad de afirmar el con
más dudas que certidumbres. trol de la institución frente a los socios
Aunque señal de existencia, la Resistencia desplazados en noviembre del año anterior.
era políticamente inocua. Ningún grupo de Aunque la presencia de muchos peronistas en
los muchos que parecen haber participado al las filas rebeldes y entre los fusilados hizo que
canzó una magnitud significativa como para el intento pareciera un episodio más de la Re
inquietar a las autoridades. Mucho más peli sistencia -y como tal fuese recordado en años
grosa para éstas —y el peligro puede medirse posteriores—, Perón no lo creyó así. Molesto,
por la desmesurada reacción que suscitó- era quizá, por una proclama que no lo menciona
la amenaza que representaba la inquietud en ba y más aún por la beligerancia de jefes y ofi
el seno del Ejército. Ésta era la consecuencia ciales que no lo habían defendido en septiem
natural del modo como se había producido la bre, en su correspondencia privada Perón dio
revolución de septiembre. A diferencia de los rienda suelta a su ira.
golpes de 1943, 1966 y 1976, en que las Fuer La segunda señal de supervivencia del pe
zas Armadas tomaron el poder como institu ronismo estuvo dada por su triunfo en las
ción, preservando las jerarquías internas, la re elecciones de julio de 1957. Estas elecciones no
volución de 1955 no sólo depuso a Perón sino parecen haber sido necesarias. La Constitu
que sacudió la cadena de comando. La Mari ción de 1949 había sido derogada por decreto,
na, más homogéneamente antiperonista, su de modo que por el mismo medio podrían ha
frió menos, pero aun dentro de ella se produ berse introducido cambios en la de 1853. No
jeron situaciones inusuales. En primer lugar, se entiende por qué el gobierno intentó refor
la conspiración, organizada por los mandos mar la Constitución por medio de una con
medios, sólo contó con la adhesión de un vención, tal como lo requería el texto de 1853,
miembro del almirantazgo, quien se transfor cuando faltaba el paso previo, la declaración
mó en su jefe y luego en vicepresidente de la de la necesidad de la reforma por el Congreso,
Nación. Aunque se preservó la jerarquía, la re entonces inexistente. Sólo se entiende la nece
volución descabezó a la institución. En segun sidad de llevar a cabo alguna elección por la
do lugar, la tensión entre la capacidad técnica frase con que Américo Ghioldi dejó a ésa ca
y la lealtad política no pudo resolverse de ma racterizada para siempre: era necesario un re
nera satisfactoria. Mucho peor fue la situación cuento globular. Desde la perspectiva de la in
dentro del Ejército, donde los triunfadores terpretación prevaleciente del peronismo, que
conformaban un grupo mucho menos seguro lejos de ser la de Germani seguía siendo la de
332 de su control de la institución. Las repetidas la enfermedad, era necesario que los partidos
DE PERON A PERON (1955-1973)
por el vicepresidente Rojas, creían en una de lo veían su acercamiento a los partidarios del
mocracia ideal que la realidad se resistía a pro régimen depuesto y eso les causaba suficiente
ducir. Para decepción de unos y otros, el pero horror. Las dificultades de Frondizi no se lirni—
nismo seguía existiendo, su líder seguía siendo taban a la sutileza de la maniobra política ni a
Perón y había sido el factor decisivo en la elec la tosquedad de sus adversarios. También en
ción presidencial. La democracia restaurada sus propias filas cundía la confusión, sólo ali
estaba amenazada por los nubarrones del pa viada por el hecho de que el poder era un efec
sado. La tarea de Frondizi era dar respuesta al tivo calmante de las dudas: en su camino ha
enigma planteado: ¿cómo reconstruir la de cia la presidencia, Frondizi había enfatizado
mocraciaí’, que en las circunstancias podía tra posturas nacionalistas y antiirnperialistas, que
ducirse en: ¿cómo reconstruir la democracia ya en la presidencia resultaron contradictorias
sin que fuese perturbada por el peronismo? con su programa de desarrollo acelerado. Un
Frondizi tenía una respuesta. amplio sector de la juventud, que se había fo
gueado en las luchas contra la dictadura en la
universidad y que lo había acompañado en su
FRONDIZI campaña, se hundió en la frustración. Aunque
en términos puramente numéricos Frondizi
La respuesta de Frondizi al problema de la hacía bien en arriesgar la lealtad de esos gru
reconstrucción democrática se sintetizaba en pos —pequeñas islas en el mar del electorado
dos palabras, integración y desarrollo, que en pos de la apuesta mayor, que eran el desa
dieron nombre a un partido que creó años rrollo y la integración, esos descontentos
más tarde cuando, por divisiones internas, se pronto comenzarían a buscar en otros hori
vio impedido de usar el de la UCRI que lo ha zontes la posibilidad de concretar una política
bía llevado al gobierno. En sus planes, el desa transformadora que ya no coincidía con la del
rrollo era la condición de la integración: de tal presidente. Para ellos, como para otros grupos
modo se tornarían obsoletas las divisiones del juveniles de los viejos partidos de izquierda,
pasado y se alcanzaría la integración al orden cuyo caudal electoral había resultado mucho
político democrático (naturalmente en el par más modesto que sus proyectos, la restaura
tido del presidente) de quienes habían votado ción democrática les había deparado su pri
por él pero de cuya lealtad no gozaba. Esta mera frustración política.
maniobra debía llevarse a cabo en un contex Salvo para el partido victorioso, la restau
to de extrema inestabilidad en las Fuerzas Ar ración democrática resultó frustrante: para
madas, que desconfiaban del maquiavelismo los militares, por el peso electoral de los pero
del presidente. Frondizi parecía regodearse de nistas; para los radicales del pueblo, porque se
las dificultades ante las que otros hubiesen re sentían los herederos naturales de un proceso
trocedido: mientras que él veía en esa integra de purificación política que ahora veían
ción de los peronistas la solución del proble abruptamente interrumpido; para los pero
ma del peronismo y de su propio futuro nistas, porque el apoyo a Frondizi no produjo
político (su mayoría electoral dependía de todas las consecuencias esperadas. En cierto
334 esos votos prestados), mentes más simples só sentido, el voto a Frondizi se había debido a
DE PERON A PERON (1955-1973)
esperaba cosechar resultados doblemente fa pecialmente entre la juventud, que había de
vorables. Con una herencia menos pesada, jado el brusco cambio de programa de Fron
quizás hubiese tenido éxito en su maniobra, dizi al inicio de su período. Pero, por otro la
pero los militares estaban poco dispuestos a do, el creciente acercamiento a la Unión
jugar con ese fuego. Por obra de los sindicatos, Soviética y los mal disirnulados intentos de
del neoperonismo y, ¿por qué no?, de Perón exportar la revolución a América Latina
mismo, los peronistas se habían reencontrado abrieron un nuevo frente para los Estados
en el peronismo. Aunque no pudiesen votar Unidos, que de atender a la guerra fría sola
directamente por sus candidatos, por mante mente en la lejana Europa, ahora debía en
nerse la prohibición establecida a comienzos frentarla a pocos kilómetros de sus costas.
de 1956 en el marco de la desperonización, ha Frente a la Revolución Cubana, Frondízi
bían encontrado en los pequeños partidos adoptó un papel más acorde con su visión de
neoperonistas un vehículo para su expresión sí mismo como estadista que con la del polí
electoral. Pero el eje de la reconstituida identi tico comprometido con solucionar el proble
dad peronista estaba en el sindicalismo: los di ma del peronismo. Por esta razón se vio más
rigentes que construyeron el poder por sus como mediador entre Cuba y los Estados
propios medios, no los sumisos de la década Unidos, que como aliado de la principal po
peronista, fueron quienes transformaron a los tencia de Occidente. La Revolución Cubana
sindicatos en la columna vertebral del pero jugó así un papel crucial en la política inter
nismo. El reconocimiento de tal condición lle na, ya que el intento neutralista de Frondízi
gó con las elecciones de marzo de 1962, cuan fue visto por los militares como una defec
do el candidato del peronismo a la ción frente al peligro comunista. Este podía
gobernación de Buenos Aires fue un sindica parecer remoto a quien mirase solamente el
lista, Andrés Framini. mapa, pero en esa Tercera Guerra Mundial en
Frondízi efectivamente fracasó, pero no que el campo de batalla era la mente, las dis
puede decirse que le tocara enfrentar proble tancias no existían. Las ideas circulaban sin
mas nimios, ni que pensara en soluciones poder ser detenidas y, con la ayuda de Cuba,
simples. Antes de cumplir un año en el go armaban los brazos juveniles de una izquier
bierno se produjo, lejos del país, es cierto, un da en crisis. El peligro se magnificaba en la
hecho nuevo —en el lenguaje de Perón- que Argentina por la falta de resolución del pro
influiría en la política de todo el continente: blema del peronismo. Ya no bastaba con ape
la Revolución Cubana. El enfrentamiento de lar a los peronistas, esperando su purificación
Cuba con los Estados Unidos creció a lo largo o su integración natural al orden político: su
del segundo año de la presidencia de Frondí identidad política había sobrevivido y era ne
zi, e hizo crisis casi al comenzar el tercero, en cesario dar una respuesta que aceptara esta
abril de 1961, cuando se produjo la invasión realidad. La Iglesia la había aceptado y desta
de los anticastristas en Bahía de Cochinos. cados pastores actuaban en consecuencia,
Las profundas transformaciones que se esta acercándose al peronismo, olvidando los
ban llevando a cabo en Cuba eran un imán agravios de 1954 y 1955. Pero con todo el pe
336 para la atención de los muchos frustrados, es so que puedan haber tenido la Iglesia o los
DE PERON A PERON (1955-1973)
lLLIA
LA REVOLUCIÓN ARGENTINA
el primero de muchos asesinatos políticos más tarde. Entonces más que general ya un
que seguirían. Pero entonces fue un relám político, a quien se veía como el puente entre
pago en el cielo azul: un mes después del un gobierno militar sin destino y la plena res
Cordobazo, en una operación de tipo co tauración democrática, Aramburu fue secues
mando, Vandor fue asesinado. Las conjeturas trado y asesinado a fines de mayo de 1970 por
acerca de su muerte siguen vivas. Dos años una organización hasta entonces desconocida,
después se la atribuyó una organización gue Montoneros, que justificaba su acción por la
rrillera desconocida, que sólo habría llevado venganza de los fusilados de 1956. Los amigos
a cabo esa acción y, catorce meses después, el de Aramburu no podían creer que el designio
asesinato de otro prominente sindicalista, de sus asesinos estuviese ligado al papel que el
Iosé Alonso. Aunque la “burocracia sindical” general había jugado entonces y no al que le
se transformó, poco más tarde, en el princi esperaba en el futuro inmediato.
pal enemigo de Montoneros, cuyos seguido El asesinato de Aramburu no evitó la caí
res coreaban amenazantes que a otros sindi da de Onganía, pero sí quizás una transición
calistas les pasaría “lo que le pasó a Vandor" menos disputada hacia la democracia. Tras un
(y a muchos, efectivamente, les pasó), las de breve interinato del general Roberto Marcelo
bilidades y contradicciones del relato de los Levingston, destacado en la jerarquía azul pe
asesinos deja las dudas en pie. Los amigos de ro desconocido del público, quien sucumbió
Vandor, aun cuando después debieron so en nueve meses por demorar una respuesta
portar el embate de quienes decían ser sus clara al problema de la transición democráti
asesinos, no dejaron de sospechar del go ca, el comandante del Ejército, el general La
bierno. Pero ¿se le puede negar la culpa a nusse se hizo cargo de la presidencia en marzo
quien la reclama? de 1971, tras un nuevo estallido de la ira po
Casi lo mismo puede decirse del asesinato pular en Córdoba, menos espontáneo que el
de Aramburu, que conmovió al país un año anterior. Que la presidencia no estaba en sus 343
LA DIMENSIÓN POLITICA
planes lo demuestra el hecho de que diera un lejos de aspirar a la toma del poder por la vio
paso al costado en junio de 1970. Se tenía por lencia. La primera ola de violencia peronista,
un hombre de acción, no por político, por lo la Resistencia, había terminado con las elec
que estaba más dispuesto a comandar la reti ciones presidenciales de 1958; la segunda ola,
rada militar que el proceso de transición. Las la Segunda Resistencia, que se había iniciado a
circunstancias -el asesinato de Aramburu, el fines de 1958, cuando los sindicatos comenza
fracaso de Levingston- le impidieron elegir. ron a chocar con el presidente Frondizi, había
terminado, por un lado, por el éxito de la re
presión instrumentada de acuerdo con el Plan
LANUSSE Conintes en 1960 y, por otro, porque los sindi
calistas advirtieron cuánto podían perder si
Cuando Lanusse tomó la presidencia, en continuaban apoyándola. Desde entonces, ni
marzo de 1971, las amenazas que los militares Perón, ni los sindicalistas, ni los políticos pe
habían tratado de eliminar al tomar el poder ronistas apostaban a un retorno violento. Si lo
en 1966, se habían transformado en realidad. hubiesen hecho, mal pueden entenderse las
Por un lado, por obra de ellos mismos; por grandes maniobras electorales que se sucedie
otra, como resultado de fuerzas que operaban ron entre fines de 1961 y principios de 1966,
autónomamente. Los militares habían contri con una creciente participación del peronis
buido al clausurar la política, pero al mismo mo y un creciente protagonismo de Perón. Só
tiempo, una sed de cambio atacaba a América lo ínfimos grupos marginales del peronismo,
Latina y al mundo. El Cordobazo sucedió po sin mayor trascendencia continuaban pensan
cos meses después de las convulsiones juveni do en la violencia. Esos pequeños grupos
les que sacudieron el mundo en 1968. Y no só pronto encontraron en otros ámbitos una re
lo juveniles: ése fue el año de la ofensiva del percusión que no tenían en el peronismo.
Tet y de la primavera de Praga. El fracaso del El fantasma de otra violencia distinta de la
comunismo soviético en Checoslovaquia pa del peronismo recorría América Latina desde
recía confirmar que el camino de la revolución comienzos de la década del sesenta. La Revo
pasaba por los movimientos de liberación na lución Cubana era el modelo para la genera
cional. La derrota de Guevara en Bolivia en ción de universitarios que irrumpía en la polí
1967 sólo era el fin de una forma de guerra, la tica en esos años. Así como en las dos décadas
guerrilla rural, pero desde fines de 1966 había anteriores el activismo universitario había es
salido a la luz otro método, la guerrilla urba tado marcado por el antiperonismo, en la dé
na, que los Tupamaros estaban perfeccionan cada del sesenta aquella revolución dejó en él
do en el Uruguay. una huella profimda. Una nueva generación
Para los jóvenes que estaban llegando a la de activistas fue conmovida por la propuesta
política a mediados de la década del sesenta, la de llevar a cabo una revolución inmediata, pa
total clausura de esa actividad por el gobierno ra la que el modelo cubano suministraba una
de Onganía fue una invitación a buscar el po receta menos laboriosa que la soviética y en
der por otros medios. Los peronistas tradicio apariencia menos ligada a intereses externos.
344 nales, con Perón a la cabeza, estaban ya muy En la Argentina se habían producido dos in
DE PERON A PERON (1955-1973)
origen en los grupos de jóvenes comunistas rando la democracia una década más tarde.
que estuvieron vinculados de algún modo con Había una dificultad en ese camino y, co
el intento de Guevara de establecer un foco en mo desde hacía dieciséis años, esa dificultad
Bolivia. A su muerte, en octubre de 1967, a era Perón. Su electoralismo de 1961-1966; la
esos grupos les quedó la opción, en sus pro coincidencia con sus antiguos adversarios en la
pias palabras, de transformarse en “una patru Asamblea de la Civilidad; la negociación irnplí
lla perdida en el espacio de la lucha de clases" cita o explícita con el gobierno radical que per
o mirar hacia la realidad nacional. Optaron mitió la larga visita de María Estela Martínez al
por lo segtmdo y se declararon peronistas. país para derrotar al enemigo común, Vandor;
Otro grupo, el Ejército Revolucionario del el llano compartido desde junio de 1966: ésos
Pueblo (ERP) —conducido, según su ficción, fueron los factores que llevaron a los contactos
por el Partido Revolucionario de los Trabaja directos entre el sector mayoritario del radica
dores-, había surgido de uno de los sectores lismo del Pueblo y el exilado. Aquello que Bal
del trotskismo. El ERP, que al igual que las bín temía en 1962, la autonomía militar, se ha
otras organizaciones había comenzado a ope bía producido finalmente con Onganía y
rar solapadamente en 1969, también inició sus Levingst '11. En ese punto, durante la breve pre
operaciones abiertas en 1970. sidencia de este último, salieron finalmente a la
Al llegar Lanusse a la presidencia, enton luz aquellos contactos. Peronismo y radicalis
ces, había dos caminos para enfrentar a la gue mo unidos reclamaron a fines de 1970 el pleno
rrilla: uno, puramente militar; el otro, político. retorno a una democracia que entonces ambos
El camino militar era el señalado hacía más de aceptaban y sobre cuyo significado, por fin,
una década por los oficiales franceses, frescos concordaban. La Hora del Pueblo, el agrupa
de la experiencia de Argelia, que habían intro miento de los dos grandes partidos con algu
ducido en la Argentina la doctrina de la guerra nos socios menores, significó el definitivo re
contrarrevolucionaria. Ese camino, que irnpli— conocimiento de la comunidad política de que
caba destruir a las organizaciones guerrilleras el peronismo, encabezado por Perón, era uno
rápida y drásticamente, era peligroso porque de sus legítimos miembros.
tales métodos tendrían un costo político. Éste Lanusse, el hombre de acción a quien las
podría ser más alto aún si no se resolvía antes circunstancias pusieron a obrar de político, te
el problema que el peronismo había presenta nía su cuenta personal con Perón: cuatro años
do al orden político desde 1955 y que, tras el de cárcel en el sur por su participación en el
fracaso de Onganía, era hora de resolver. La alzamiento de 1951. Más importante, sin em
opción entre el camino militar y el político era bargo, que esa cuenta era la mala gana con que
difícil, pero Lanusse y los comandantes de las Lanusse (y, quizá, los altos mandos de las
otras fuerzas se decidieron por el segtmdo. Pa Fuerzas Armadas) había llegado a la conclu
radójico, si se piensa que se trataba de milita sión de que Perón era necesario para recons
res; bastante menos paradójico si se considera truir la democracia y que ésta era la mejor ba
la historia política de esos militares a quienes rrera contra la expansión de la guerrilla. Era
su compromiso con la democracia había lleva necesario, por lo tanto, garantizar la salida de
346 do a derrocar a Perón, sólo para verse oblite mocrática obteniendo la condena de la guerri
DE PERON A PERON (1955-1973)
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Héctor I. Cámpora y Vicente Solano Lima al asumir el gobierno, en presencia del presidente saliente, Alejandro A. Lanusse.
Archivo General de la Nación.
mino hacia su tercera presidencia, que obtuvo las que se proclamaban peronistas, continua
en las elecciones del 23 de septiembre, con ca ron operando.
si el 62% de los votos. El segimdo dilema, el La ruptura de Perón con las organizacio
papel de los militares, se solucionó después de nes guerrilleras había comenzado en el mismo
algunos equívocos. La conducción del Ejército momento del triunfo electoral. Aunque en el
había adquirido desde la asunción de Cámpo pasado reciente hubiese admitido su fervor re
ra un matiz populista, que se manifestó sobre volucionario, también había subrayado su
todo en la colaboración con la Juventud Pero compromiso democrático. Perón había dicho
nista controlada por Montoneros en una ope a todos cuanto querían escuchar, pero él tenía
ración de ayuda a zonas afectadas por inunda sus propias intenciones y no había hecho mu
ciones. A fines de 1973, ya presidente, Perón cho por ocultarlas. Dentro de esa democracia
eliminó esa conducción en favor de otra más restablecida, el poder derívaba de la voluntad
profesional y menos proclive a mezclarse con popular expresada en el voto. Perón, que ama
quienes él ya veía como sus principales enemi ba el poder, no tenía por qué arriesgar el que
gos. El tercer dilema, el papel de la guerrilla, había conseguido de esa manera, con tanto es
no se resolvió tan fácilmente: las organizacio fuerzo, en nombre de un proyecto que, ya an
nes guerrilleras, no sólo el ERP sino también tes de las elecciones pero con mayor claridad 349
LA DIMENSIÓN POLITICA
aun después de su regreso, dejó saber que le CGT, dos días después del triunfo de Perón en
era ajeno. En su propio proyecto, el que lo ha las elecciones presidenciales. Ésa fue la acción
bía desvelado desde su caída, las guerrillas que de mayor envergadura política de Montone
le manifestaban su adhesión no eran sola ros y FAR (que poco después se fusionaron
mente una adición tardía sino también una bajo el nombre de Montoneros) en 1973 y su
molestia. Ellas reproducían, ahora en torno acción de mayor complejidad militar hasta
del “socialismo nacional”, la dicotomía pero entonces. En el lenguaje montonero, “había
nismo-antiperonismo a la que Perón había lo que tirarle un cadáver a Perón” para advertir
grado enterrar con su abrazo a Balbín. Las le que aún debía tenerlos en cuenta. Para Pe
guerrillas peronistas no comprendieron la rón, esa parte de la “juventud maravillosa” ya
nueva mecánica política que la democracia había dejado de serlo y sólo quedaba contes
imponía, ni aceptaron pasivamente el ejercicio tarle del modo que les había anunciado en
del poder por Perón. Por un lado, refirmaron abril a través de su secretario. En los ocho me
su confianza en las movilizaciones masivas ses y medio de su presidencia se preocupó por
más que en la representatividad de las institu hacérselos entender.
ciones. Por otro, reaccionaron con violencia Perón asumió la presidencia el 12 de octu
contra el símbolo de otrora reencarnado en bre de 1973, acompañado en la vicepresiden
un político que luchaba por el poder, incluso cia por su tercera esposa. La incógnita acerca
contra ellos. de los motivos de Perón para elegirla también
Ejemplo de lo primero fue la conducta de como compañera institucional aún no ha sido
las organizaciones guerrilleras peronistas en la despejada. Las circunstancias posteriores sólo
masiva manifestación del 20 de junio en Ezei complicaron la respuesta. La tesis cínica, inde
za: ignorando una distancia que hasta poco mostrable, es que quiso vengarse del fracaso
antes habían sabido reconocer, se creyeron no que su segunda esposa había sufrido en su in
ya vanguardia sino el pueblo mismo y como tento de alcanzar esa posición. La tesis realista
tal, con derecho a hostigar con estudiada es subraya la soledad política del exilado y las
pontaneidad al aparato de seguridad que Pe consecuencias de su técnica pendular de con
rón había dispuesto para su custodia personal. ducción: sólo gente para él inocua, cuya exis
Peor que las consecuencias de la reacción del tencia política dependía completamente de su
aparato fue la derrota política: las palabras de voluntad, ampliaba su espacio político y le
Perón de esa noche y de la siguiente dejaron evitaba cedérselo a miembros de fracciones
en claro a todos los oyentes que quisieron en enfrentadas de su movimiento. Si algím rasgo
tenderlo quiénes eran los nuevos contendien de cinismo se atisba en esta explicación, debe
tes por el poder. Ése fue el punto de inflexión, recordarse su predilección por Ricardo Balbín,
como reconoce un miembro de la conducción cuyo extremo apego a las formalidades de la
montonera en sus memorias: en la solapada vida interna del radicalismo impidió que par
lucha de un año con Perón, los Montoneros ticipara en semejante artificio político. Alguna
sólo cosecharían derrotas. virtud había visto Perón en ese antiguo adver
Ejemplo de lo segundo fue el asesinato de sario de torcida prosa como para seguir bus
350 Iosé Ignacio Rucci, secretario general de la cando en su lecho de muerte, infructuosa
DE PERON A PÉRÓN (1955-1973)
l Iuan Domingo Perón y María Estela Martínez de Perón durante un acto de juramento de ministros. Revista Gente.
tica. Semejante final no era inevitable: Perón argentina en 1955. Esa concepción unificada
podría haber muerto en el exilio y el peronis de la libertad chocaba contra quienes la nega
mo podría haber demorado mucho tiempo ban. Quedaba pendiente, por lo tanto, el pro
más en integrarse al orden político democráti blema que presentaban los adversarios de la
co o podría no haberse integrado jamás. Que democracia, la guerrilla peronista y la no pe
nada de esto sucediera se debió a decisiones ronista, cuya propia naturaleza los excluía de
tomadas en el curso de esos dieciocho años de ese acuerdo. Perón no pudo solucionar ese
enfrentamientos, que llevaron a los adversa problema en el plano militar (aunque sabía
rios a encontrarse en el terreno común de una cómo hacerlo: “al terror no se lo vence sino
democracia cuyos principios, finalmente, con otro terror superior”, había dicho en los
compartieron. Sólo en ese momento se unie momentos iniciales de su exilio), pero al me
ron en un único orden las dos concepciones nos antes de morir lo resolvió en el plano po
de la libertad —como capacidad de ejercitar los lítico, al definir claramente la orientación de
derechos civiles y como afirmación de la dig mocrática de su movimiento. Sólo restaba
nidad personal— que Germani había identifi pacificar el país para consolidar el pleno ejer
cado como la grieta que cortaba a la sociedad cicio de esa libertad.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Este capítulo es una reelaboración de SA mercado en la Argentina, Buenos Aires, 1997) y
MUEL AMARAL, “Del exilio al poder: la legitimi de TULIo HALPERIN DONGHI, La larga agonía de
dad recobrada”, en SAMUEL AMARAL y MARIANO la Argentina peronista, Buenos Aires, 1994. En
BEN PLOTKIN, Perón: del exilio al poder, Buenos tre los estudios más destacados de aspectos
Aires, 1993, págs. 281-308, y se apoya en las parciales de este período, debe incluirse a TU
contribuciones de los autores de los otros ca LIO HALPERIN DONGHI, Argentina en el callejón,
pítulos de ese libro. Montevideo, 1964 (2= edición: Buenos Aires,
La producción sobre las casi dos décadas 1995) y LILIANA DE R12, La política en suspen
que transcurrieron entre la caída de Perón y su so: 1966-1976, Buenos Aires, 2000. Un libro de
regreso al poder es muy abundante y variada. gran utilidad es la cronología de ANDREW GRA
Cada uno de los problemas del período ha da HAM-YooLL, De Perón a Videla, Buenos Aires,
do lugar a varios estudios y también hay algu 1989.
nos intentos de explicar este período comple Dos obras indispensables para compren
ta o parcialmente como parte de otro que se der el comportamiento de un actor político
cierra con la restauración democrática de central de ese período, el Ejército, son las de
1983. Entre estos últimos, cabe destacar los ROBERT A. PoTAsH, EI ejército y la política en la
aportes de MARCELO CAVAROZZI, Autoritarismo Argentina, 1945-1962: de Perón a Frondizi, tra
y democracia (1955-1983), Buenos Aires, 1983 ducción de Enrique Tejedor, Buenos Aires,
(reedición ampliada: Autoritarismo y demo 1981, y El ejército y la política en la Argentina,
352 cracia, 1955-1996: la transición del Estado al 1962-1973: De la caída de Frondizi a la restau
DE PERON A PERON (1955-1973)
ración peronista, traducción de Elvio Gandol nos Aires, 1980. Dos importantes testimonios
fo, Buenos Aires, 1994, 2 volúmenes; y de periodísticos, que cubren momentos opuestos
ALAIN ROUQUIE, Poder militar y sociedad políti de la vida de Perón dentro del período estu
ca en la Argentina, II: 1943-1973, traducción diado, son los de ESTEBAN PEIcOvIcH, Hola Pe
de Arturo Iglesias Echegaray, Buenos Aires, rón, Buenos Aires, 1965 (hay una reedición
1982. ampliada de 1973), y HERIBERTO KAHN, Doy fe,
Un aspecto que debe subrayarse es la can Buenos Aires, 1979.
tidad de memorias y testimonios que se han Las actividades políticas de Perón desde su
publicado y siguen publicándose. Ellos son, caída hasta su regreso al poder han dado lugar
como cabe esperar del género, muy desiguales, a una vasta producción. La mejor obra para
pero aun en los menos explícitos se encuentra ver toda su carrera es la última edición de la
algtma información útil sobre la experiencia biografía escrita por JOSEPH PAGE, Perón. Una
de sus autores. Pocos han hecho un esfuerzo biografía, Buenos Aires, 1999. Las obras escri
similar al del ex presidente ALEJANDRO AGUSTIN tas por Perón durante ese lapso, como así
LANUSSE, quien publicó tres libros autobiogra también muchos reportajes, documentos po
ficos: Mi testimonio, Buenos Aires, 1977; Prota líticos y escritos ocasionales han sido recopila
gonista y testigo (Reflexiones sobre 70 años de dos en JUAN DOMINGO PERON, Obras comple
nuestra historia), Buenos Aires, 1988, y Confe tas, vols. 24-27, Buenos Aires, 1987- 1989. Para
siones de un generaL Buenos Aires, 1994. Entre comprender su actividad política en el perío
los pocos políticos que han publicado sus me do, debe consultarse también JUAN DOMINGO
morias, sean escritas por sí mismos o produc PERON, Correspondencia, compilación de Enri
to de conversaciones con quienes las recopila que Pavón Pereyra, Buenos Aires, 1983-1985,
ron, se encuentran ALVARO C. ALSOGARAY, 3 volúmenes. Más importante aún es la co
Experiencias de 50 años de política y economía rrespondencia mantenida entre Perón y John
argentina, Buenos Aires, 1993; RAUL BUSTOS William Cooke, recopilada —según se sabe por
FIERRO, Desde Perón hasta Onganía, Buenos testimonios indirectos, ya que en ninguna
Aires, 1969; ANTONIO CAFIERO, Desde que grité: parte se aclara- por la viuda de Cooke, Alicia
¡Viva Perónl, Buenos Aires, 1983; OSCAR CAMI Eguren. Esta obra, publicada como PERON
LION, Memorias políticas. De Frondizi a Menem COOKE, Correspondencia, Buenos Aires, 1972,
1993. _
(1956-1996), Buenos Aires, 2000; EMILIO J.
HARDOY, No he vivido en vano, Buenos Aires,
La primera interpretación sociológica del Aires, 1980, y Los detractores, Buenos Aires,
peronismo, que fue publicada inmediatamen 1981. El estudio más exhaustivo de la Revolu
te después de la caída de Perón, y aún puede ción Libertadora, desde los antecedentes del
leerse con extraordinario provecho para en alzamiento de junio de 1955 hasta la asunción
tender cuanto sucedió en las dos décadas si del poder por Lonardi, es el de ISIDORO I. RUIZ
guientes, es el artículo de GINO GERMANI, “La MORENO, La revolución de 1955, Buenos Aires,
integración de las masas a la vida política y el 1994, 2 volúmenes. Esta obra se basa en una
totalitarismo", Cursos y Conferencias, vol. 48, sólida investigación, de la que fonnaron par
n" 273, Buenos Aires, junio 1956, págs. 153 te, muy especialmente, los testimonios orales
176 (luego publicado como capítulo 9 de su o escritos que muchos de los participantes
Política y sociedad en una época de transición, pusieron a disposición del autor. También so
Buenos Aires, 1962). Una revisión de las inter bre la revolución misma deben mencionarse
pretaciones del peronismo se encuentra en MA los libros de IUAN V. ORONA, La revolución del
RIANO BEN PLOTKIN, “Perón y el peronismo: un 16 de septiembre, Buenos Aires, 1971, parte de
ensayo bibliográfico”, Estudios Interdisciplina una serie que el autor dedicó a la historia po
rios de América Latina y el Caribe, vol. 2, n‘ l, lítica del Ejército desde su irrupción en la po
Tel Aviv, 1991, págs. 113-135; y en FEDERICO lítica en septiembre de 1930; y de IOSE OSCAR
NEIBURG, Los intelectuales y la invención del pe FRIGERIO, El síndrome de la “Revolución Liber
ronismo, Buenos Aires, 1998. Una obra clave tadora”: la Iglesia contra el Iusticialismo, Bue
para la comprensión de la política de Perón en nos Aires, 1990, 3 volúmenes, que estudia
el exilio es la de SILVIA SIGAL y ELISEO VERÓN, también la gestación de la revolución desde la
Perón o muerte. Los fundamentos discursivos perspectiva de las relaciones con la Iglesia. La
del fenómeno peronista, Buenos Aires, 1986. única obra dedicada a los dos años y medio
Sobre la Revolución Libertadora hay algu de gobierno revolucionario es la de DANIEL
nos testimonios tempranos de participantes RODRIGUEZ LAMAs, La Revolución Libertadora,
directos o indirectos, como MARIO AMADEO, Buenos Aires, 1985. La justificación que la Re
Ayer, hoy y mañana, Buenos Aires, 1956; LUIS volución Libertadora produjo de sí misma
E. LONARDI, Dios es justo, Buenos Aires, 1958; fue publicada por la COMISION NACIONAL DE
BONIFACIO DEL CARRIL, Crónica interna de la INVESTIGACIONES, Documentación, autores y
Revolución Libertadora, Buenos Aires, 1959; cómplices de las irregularidades cometidas du
ANIBAL O. OLIvIERI, Dos veces rebelde, Buenos rante la Segunda Tiranía, Buenos Aires, 1958,
Aires, 1958; y algunos más tardíos, pero igual S volúmenes.
mente interesantes, como los de IORGE PE Los testimonios sobre la Resistencia Pero
RREN, Puerto Belgrano y Ia Revolución Liberta nista son escasos y tardíos, ya que se publica
dora, Buenos Aires, 1997, y JORGE GONZALEZ ron ante la proximidad del retorno del pero
CRESPO (ed.), Memorias del Almirante Isaac F. nismo a.l poder. El más detallado se debe a
Rojas, Buenos Aires, 1993. Debates posterio IUAN M. VIGO, Crónicas de la Resistencia. ¡La
res dieron lugar a dos libros escritos por la hi vida por Perón!, Buenos Aires, 1973. Este testi
ja de uno de los protagonistas, MARTA LONAR monio, sin embargo, no va más allá de junio
DI, Mi padre y la revolución de 1955, Buenos de 1956, cuando su autor cayó preso. Aunque
DE PERON A PERON (1955-1973)
la escasez testimonial es difícil de remediar, al res, 1959. Testimonios de distintos aspectos de
gtmos estudios recientes se han concentrado la presidencia de Frondizi se encuentran en
en su interpretación. Entre ellos, cabe mencio NICOLAS BABINI, Frondizi. De la oposición al go
nar el libro de DANIEL JAMES, Resistencia e inte bierno, Buenos Aires, 1984; EMILIO PERINA, De
gración. El peronismo y la clase trabajadora ar trás de la crisis, Buenos Aires, 1960, y RAMON
gentina, 1946-1976, traducción de Luis Justo, PRIETO, El Pacto, Buenos Aires, 1963. El traba
Buenos Aires, 1990; y los artículos de JULIO jo de DANIEL RODRÍGUEZ LAMAS, La presidencia
CESAR MELON, “La resistencia peronista, alcan de Frondizi, Buenos Aires, 1984, cubre toda la
ces y significados”, Anuario del IEHS, n“ 8, presidencia, mientras que ROSENDO PRAGA, El
Tandil, 1993, págs. 215-246; ERNESTO SALAS, ejército y Frondizi (1958-1962), Buenos Aires,
“Cultura popular y conciencia de clase en la 1992, trata con nuevas fuentes un aspecto ya
resistencia peronista”, Ciclos, vol. 4, n’, 7, Bue considerado en las obras citadas de POTASH y
nos Aires, 1994, págs. 157-175; y CESAR TCACH, ROUQUIE. La división del radicalismo y sus
“Neoperonismo y resistencia obrera en la Cór consecuencias para la candidatura y la presi
doba Libertadora (1955-1958)”, Desarrollo dencia de Frondizi pueden verse en RICARDO
Económico, vol. 35, n“ 137, Buenos Aires, 1995, GALLO, Balbín, Frondizi y la división del radica
págs. 63-82. Sobre la actitud de Perón frente a lismo (1956-1958), Buenos Aires, 1983, y CA
la Resistencia, véase SAMUEL AMARAL, “El avión TALINA SMULOVITZ, Oposición y gobierno. Los
negro: retórica y práctica de la violencia”, en años de Frondizi, Buenos Aires, 1988, 2 volú
AMARAL y PLOTKIN, op. cit., págs. 69-94. Sobre menes. La crisis final de la presidencia de
la actitud de algunos intelectuales peronistas Frondizi ha sido estudiada por CATALINA SMU
respecto de ella, véase MARTA CICHERO, Cartas LOVITZ, “Crónica de un final anunciado: las
peligrosas, Buenos Aires, 1992. Sobre el alza elecciones de marzo de 1962”, Desarrollo Eco
miento del 9 de junio de 1956, debe señalarse nómico, vol. 28, n‘ 109, Buenos Aires, 1988,
por su valor testimonial la obra de RODOLFO I. págs. 105-119.
WALsH, Operación Masacre, 33 edición, Buenos La política económica de Frondizi ha sido
Aires, 1969, que fue publicada por primera vez estudiada por CELIA SzUsTERMAN, Frondizi and
como una investigación periodística en 1957. the Politics of Developmentalism in Argentina,
Algunos testimonios de la “Segtmda Resisten 1955-62, London, 1993 (versión castellana:
cia”, de 1959-1960, como así también de los Buenos Aires, 1998); ALAIN ROUQUIE, Radicales
orígenes de la primera Juventud Peronista, y desarrollistas en la Argentina, traducción de
pueden encontrarse en OSCAR ANZORENA, IP: Jorge Liberati, Buenos Aires, 1975; KATHRYN
Historia de la Juventud Peronista, 1955-1988, SIKKINK, Ideas and Institutions: Developmenta
Buenos Aires, 1989. lism in Brazil and Argentina, Ithaca, 1991, y
Sobre lo que podía esperarse de una futu GARY W. WYNIA, Argentina in the Postwar Era.
ra presidencia suya, ARTURO FRONDIZI dejó tes Politics and Economic Policy Making in a Divi
timonio en La lucha antiimperialista, Buenos ded Society, Albuquerque, New Mexico, 1978
Aires, 1955. El programa de gobierno efectiva (versión castellana: Buenos Aires, 1986). Entre
mente seguido puede verse en ROGELIO FRIGE los libros más recientes sobre Frondizi, aun
RIO, Las condiciones de la victoria, Buenos Ai que no solamente sobre su presidencia, están 355
LA DIMENSION POLÍTICA
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grafia, Buenos Aires, 1998, y JORGE LANDABU ibidem, págs. 281-308.
RU, Una alternativa en la historia. Frondizi: del Sobre la presidencia de Illia, especialmen
poder a la política, Buenos Aires, 1999. te los conflictos que llevaron a su caída, véan
Sobre la presidencia de Guido hay también se EUGENIO KvATERNIK, El péndulo cívico-mili
un libro de DANIEL RODRIGUEZ LAMAs, La pre tar. La caída de Illia, Buenos Aires, 1990, y
sidencia de José María Guido, Buenos Aires, CATALINA SMULOVITZ , “La eficacia como crítica
1990. La larga crisis política en que transcu y utopía. Notas sobre la caída de Illia”, Desa
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NIO KVATERNIK, Crisis sin salvataje: La crisis po 1993, págs. 403-423. Durante la presidencia de
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cuten las dificultades de la reconstrucción de BATO, Vandor o Perón, Montevideo, 1992, y AL
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Económico, vol. 18, n‘ 72, Buenos Aires, 1979, AMARAL y PLOTKIN, op. cit., págs. 95-125;
págs. 607-612; CATALINA SMULOVITZ, “El siste ORIETTA FAVARO, “El Movimiento Popular Neu
ma de partidos en la Argentina: modelo para quino, 1961-1973 ¿Una experiencia neopero
armar", Desarrollo Económico, vol. 26, n” 101, nista exitosa?”, Estudios Sociales, vol. 5, n‘ 8,
Buenos Aires, 1986, págs. 143-147, y “En bus Santa Fe, 1995, págs. 117-144, y MARIA FER
ca de la fórmula perdida: Argentina, 1955 NANDA ARIAS, “From Rebellion to Rupture: Pe
1966”, Desarrollo Económico, vol. 31, n" 121, ronist Party Politics in Neuquén, 1961-1973”,
Buenos Aires, 1991, págs. 113-124. Sobre este en IAMES P. BRENNAN, Peronism and Argentina,
mismo asunto, véase también SAMUEL AMA Wilmington, DeL, 1998, págs. 57-77.
RAL, “Perón en el exilio: la legitimidad perdi Un panorama general de los problemas
356 da”, en AMARAL y PLOTKIN, op. cit., págs. 5-13, y enfrentados por los gobiernos militares que se
DE PERON A PERON (1955-1973)
sucedieron entre 1966 y 1973 se encuentra en organizado. La historia sin mitos, Buenos Aires,
la recopilación de artículos publicados en la 1999. Otro de los principales actores, Agustín
revista católica Criterio de NATALIO BOTANA, Tosco, ha sido estudiado en JAMES BRENNAN,
RAFAEL BRAUN y CARLOS FLORIA, El régimen mi Agustín I. Tosca. Por la clase obrera y la libera
litar 1966-1973, Buenos Aires, 1973. Un análi ción nacional, Buenos Aires, 1999, y sus escritos
sis clave del período, especialmente por sus re han sido publicados en JORGE O. LANNOT,
percusiones teóricas, se debe a GUILLERMO ADRIANA AMANTEA y EDUARDO SGUIGLIA (com
O’DONNELL, 1966-1973. El estado burocrático piladores), Agustín Tosca. Escritos y discursos,
autoritario. Triunfos, derrotas y crisis, Buenos Buenos Aires, 1988. Otros testimonios han sido
Aires, 1982. Otros estudios destacables sobre publicados en JORGE BERGSTEIN, El ‘Cordobazo’.
el mismo período son los de RUBEN PERINA, Testimonios, memorias, reflexiones, Buenos Ai
Onganía, Levingston, Lanusse. Los militares en res, 1987, y JUAN CARLOS CENA (compilador), El
la política argentina, Buenos Aires, 1983, y WI Cordobazo: una rebelión popular, Buenos Aires,
LLIAM C. SMITH, Authoritarianism and the Cri 2000.
sis of the Argentine Political Economy, Stanford, Otro hecho definitorio de la presidencia
Califomia, 1989. Dos funcionarios próximos a de Onganía fue el asesinato de Aramburu, so
la presidencia dieron su testimonio —el prirne bre el que se han escrito varios libros que avi
ro de ellos como ficción- de los años de On van las sospechas, como los de EUGENIO MEN
ganía: ALEJANDRO LOSADA, Andá cantale a Gar DEZ, Aramburu, crimen imperfecto, Buenos
del, Buenos Aires, 1970, y ROBERTO ROTH, Los Aires, 1987; PRÓSPERO GERMAN FERNANDEZ AL
años de Onganía, Buenos Aires, 1980. Sobre la VARIÑO, Z Argentina: el crimen del siglo, Buenos
política económica durante la presidencia de Aires, 1973, y ALDO LUIS MOLINARI, Aramburu:
Onganía, véase JUAN CARLOS DE PABLO, Política la verdad sobre su muerte, Buenos Aires, 1993.
antiinflacionaria en la Argentina, 1967-1970, Con ese asesinato surgió a la luz pública
Buenos Aires, 1972. una de las organizaciones guerrilleras urba
Uno de los hechos definitorios de la presi nas, Montoneros, cuya actividad marcó la dé
dencia de Onganía fue el Cordobazo, que ha cada del setenta; otras dos, FAR y ERP, la se
sido estudiado por FRANCISCO JOsE DELIcH, guirían poco después. Dos de los libros más
Crisis y protesta social. Córdoba, mayo 1969, importantes sobre ellas son los testimonios de
Buenos Aires, 1970 (hay dos reediciones pos dos miembros de la conducción desde sus eta
teriores); BEBA C. BALvE y BEATRIZ S. BALVÉ, El pas iniciales, ROBERTO CIRILO PERDIA, La otra
‘69. Huelga política de masas. Rosariazo._ Cor historia. Testimonio de un jefe montonero, Bue
dobazo. Rosariazo, Buenos Aires, 1989; JAMES P. nos Aires, 1997, y LUIS MATTINI, Hombres y
BRENNAN, El Cordobazo. Las guerras obreras en mujeres del PRT-ERP, Buenos Aires, 1990 (2‘
Córdoba, 1955-1976, traducción de Horacio edición, La Plata, 1995). Las recopilaciones
Pons, Buenos Aires, 1996, y MONICA GORDI documentales de ROBERTO BASCHETTI son irn
LLO, Córdoba en los ‘60. La experiencia del sin prescindibles para el estudio de las actividades
dicalismo combativo, Córdoba, 1996. Uno de de la guerrilla peronista y del clima que las ro
los principales actores del Cordobazo, ELPIDIO deaban: Documentos de la Resistencia Peronis
TORRES, publicó su testimonio en El cordobazo ta 1955-1970, Buenos Aires, 1988 (2° edición 357
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
varistas. Surgimiento y eclipse del Ejército Revo ERNESTO GONZALEZ y colaboradores, quien ha
lucionario del Pueblo, Buenos Aires, 1988. Va coordinado cuatro volúmenes hasta ahora
liosa información sobre el comandante del (tres de ellos sobre el período posterior a
ERP puede encontrarse en la biografía escrita 1955) sobre el grupo trotskista liderado por
por MARIA SEOANE, Todo o nada, Buenos Aires, Nahuel Moreno: El trotskismo obrero e inter
1991. Un testimonio que echa luz sobre los nacionalista en la Argentina, tomo 2: “Palabra
orígenes de esa organización es el de HELIOs Obrera y la resistencia (1955-1959)”, tomo 3:
PRIETO, “Memorias volterianas con final ma “Palabra Obrera, el PRT y la Revolución Cuba
quiavélico”, El Rodaballo, año VI, n‘ ll-l2, na”, vol. l: “1959-1963” y vol. 2: “1963-1969",
Buenos Aires, 2000, págs. 62-73. Buenos Aires, 1996-1999. Clave también para
Otros estudios sobre las organizaciones comprender la posición de dos intelectuales de
guerrilleras que vale la pena leer, por dar izquierda muy influyentes dentro de esa tradi
cuenta de puntos de vista contrapuestos, son ción política es el libro de HORACIO TARCUs, El
los de RAMON GENARO DIAz BEssONE, Guerra marxismo olvidado en la Argentina: Silvio
revolucionaria en la Argentina (1959-1978), Frondizi y Milcíades Peña, Buenos Aires, 1996.
Buenos Aires, 1986 (reeditado en 1988 y Testimonios de militantes de diversas agrupa
1996); MARIO ORSOLINI, Montoneros. Sus pro ciones de izquierda, no todas ellas vinculadas
yectos y sus planes, Buenos Aires, 1989, y PABLO con la actividad guerrillera, se encuentran en
BONAVENA y otros, Orígenes y desarrollo de la PABLO POzzI y ALEJANDRO SCI-INEIDER, Los se
guerra civil en la Argentina, 1966-1976, Buenos tentistas: izquierda y clase obrera, 1969-1976,
Aires, 1995. Buenos Aires, 2000.
Explicaciones más profundas de la guerrilla La transición a la democracia, desde la caí
se encuentran en estudios realizados desde una da de Onganía hasta el triunfo peronista, es es
perspectiva académica. Un análisis de la cultu tudiado en los libros ya citados de O’DONNELL
ra política que originó ese tipo de violencia se y PERINA, y por MARIA MATILDE OLLIER, Orden,
halla en MARIA MATILDE OLLIER, El fenómeno poder y violencia (1968-1973), Buenos Aires,
insurreccional y la cultura política (1969-1973), 1989, 2 volúmenes, y “Perón y las fuerzas ar
Buenos Aires, 1986. La misma autora ha publi madas: la ambigüedad de un desafío”, en AMA
cado un estudio de las motivaciones y de la vi RAL y PLOTKIN, op. cit., págs. 219-260; ALFREDO
da cotidiana de los guerrilleros en La creencia y PUCCIARELLI (compilador), La primacía de la
la pasión. Privado, público y político en la iz política. Lanusse, Perón y la Nueva Izquierda en
quierda revolucionaria, Buenos Aires, _l998. tiempos del GAN, Buenos Aires, 1999, y WAYNE
Otro estudio que busca desentrañar las raíces SMITH, “El diálogo Perón-Lanusse”, en FREDE—
de ese tipo de violencia basándose en testimo RICK C. TURNER y IOsE ENRIQUE MIGUENS (com
nios de guerrilleros es el de MARIA JOSE MOYA piladores), La racionalidad del peronismo, Bue
NO, Argentina? Lost Patrol. Armed Struggle, nos Aires, 1988, págs. 117-166.
1969-1979, New Haven - London, 1995. Un sector que jugó un papel central a fines
Una empresa sin par, por dar detallada de los sesenta y comienzos de los setenta fue la
cuenta de la historia de uno de los grupos más Iglesia Católica, especialmente un sector mili
activos de la izquierda no guerrillera, es la de tante dentro de ella, el Movimiento de Sacer 359
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
dotes para el Tercer Mundo. Los documentos El clima cultural desde mediados de los
de este movimiento han sido recopilados por cincuenta hasta principios de los setenta, es
DOMINGO BRESCI, Movimiento de Sacerdotes pecialmente en el seno de una izquierda en
para el Tercer Mundo. Documentos para la convulsión, puede reconstruirse a través de los
memoria histórica, Buenos Aires, 1994. Los testimonios de IOSE ARJCO, La cola del diablo,
aspectos políticos de la división que llevó a la Buenos Aires, 1988, y OSCAR TERAN, Nuestros
disolución del movimiento pueden apreciar años sesenta, Buenos Aires, 1991 (2a edición
se en dos textos contrapuestos de miembros revisada, Buenos Aires, 1993). Otras publica
de ese movimiento: ROLANDO CONCATTI, ciones que se ocupan de este mismo aspecto
Nuestra opción por el peronismo, 2° edición, del período son las de SILVIA SIGAL, Intelectua
Mendoza, 1972, y PADRE [Carlos] MUGICA, les y poder en la década de 1960, Buenos Aires,
Una vida para el pueblo, compilación de Ior 1991; MARCELA CROCE, Contorno: izquierda y
ge Vernazza, Buenos Aires, 1996 (la mayor proyecto cultural, Buenos Aires, 1996; PABLO
parte de los textos de Mugica allí publicados IOSE HERNANDEZ, Peronismo y pensamiento na
ya habían sido incluidos en su Peronismo y cional, 1955-1973, Buenos Aires, 1997, y
Cristianismo, Buenos Aires, 1973). Una bio EDUARDO LUIS DUHALDE, “Peronísmo y revolu
grafía del más visible de sus miembros es la ción. El debate ideológico-político en los 60:
de MARTIN DE BIAsE, Entre dos fuegos. Vida y una experiencia”, Pensamiento de los Confines,
asesinato del padre Magica, Buenos Aires, n" 6, Buenos Aires, 1999, págs. 53-65.
1998, aun cuando acepta sin crítica mucha Algtmos libros publicados en este período
información sobre su biografiado. El estudio tuvieron marcada influencia dentro y fuera de
más completo sobre el Movimiento se debe a los ámbitos intelectuales, convirtiéndose —más
JOSE PABLO MARTÍN, El Movimiento de Sacer allá de los temas que tratan- en una suerte de
dotes para el Tercer Mundo, Buenos Aires, iconos culturales. En esta categoría se pueden
1992. Un resumen útil, con una breve selec incluir: JORGE ABELARDO RAMOS, Revolución y
ción documental, es el de GUSTAVO PONTORIE contrarrevolución en la Argentina, Buenos Ai
R0, Sacerdotes para el Tercer Mundo: “el fer res, 1957 (con dos reediciones aumentadas en
mento en la masa” (1967-1976), Buenos 1961 y 1965); JUAN IosE HERNANDEZ ARREGUI,
Aires, 1991, 2 volúmenes. La radicalización La formación de la conciencia nacionaL Buenos
del catolicismo puede seguirse en los libros Aires, 1960, y ¿Qué es el ser nacional?, Buenos
ya mencionados de PERDIA y de ANGUITA y Aires, 1963; IOsE LUIS DE IMAZ, Los que man
CAPARRÓS, como asimismo en MARIA LAURA dan, Buenos Aires, 1964; FELIX LUNA, Los cau
LENCI, “La radicalización de los católicos en dillos, Buenos Aires, 1966, y El 45. Crónica de
la Argentina. Peronismo, cristianismo y re un año decisivo, Buenos Aires, 1969, y ARTURO
volución (1966-1971)”, Cuadernos del CISH, IAURETCHE, El medio pelo en Ia sociedad argen
n“ 4, La Plata, 1998, págs. 175-200. tina, Buenos Aires, 1966.
360
1 1. MILITARIZACIÓN Y VIOLENCIA
Carlos F loria
LA INTENCIÓN Y LOS LÍMITES Explicar es decir “por qué”, pero decir por
qué no es dar la explicación, supuesto que és
En el libro primero de El Antiguo Régimen ta sea posible. Es examinar elementos expli
y la Revolución, escrito más de medio siglo cativos, factores que permiten comprender
después de 1789, Alexis de Tocqueville afirma: mejor una situación, una institución, una rela
“Estamos lo bastante alejados de la Revolu ción de fuerzas, conflictos y crisis, comporta
ción para no experimentar, a no ser muy dé mientos, creencias y militancias. Los historia
bilmente, las pasiones que turbaron la visión dores procuran desde siempre conocer las
de los que la hicieron, y estamos también lo distinciones sutiles entre lo profundo y lo oca
suficientemente próximos para comprender el sional. Pero desconfiando, como decía André
espíritu que la animó”. Siegfried, de la explicación única, de “la llave
El breve relato que aquí se emprende, se que abre todas las cerraduras”. Los factores que
refiere a acontecimientos separados por un actúan son múltiples. Las causas cruzadas po
cuarto de siglo. No se trata de una gran revo nen en cuestión las explicaciones armoniosa
lución triunfante, aunque sí probablemente de mente construidas. La clave única que abre to
una situación revolucionaria de inéditas vio das las puertas de la comprensión no existe.
lencias. Y las pasiones son tan intensas como Pero también es verdad que la reunión de ele
las que turbaban la visión de los actores que mentos y su organización racional —en la que
evocaba Tocqueville. Si está ausente su genio la subjetividad del autor tiene su parte- pro
analítico, están presentes los condicionamien ponen una explicación al cabo menos incom
tos que padece toda explicación —en este caso, pleta que la anterior a la búsqueda.
política- de un pasado que para generaciones ¿La búsqueda de qué? Los años setenta
de argentinos es historia vivida, a flor de piel: —años antes, años después- parecen la con
los años setenta, hasta la instauración demo densación de vicios públicos y privados de la
crátíca de 1983. Años de crímenes y memorias Argentina contemporánea y uno de los perío
frecuentemente dislocadas, porque se llamará dos más violentos y delirantes de nuestra his
crimen al de los otros, al que el adversario re toria. El historiador no debe inhibirse para
chazará llamar así. ¿Cómo, en esa materia, tratarlos ni para emplear los recursos que las
pensar con rigor y con justicia? ciencias sociales y las sensibilidades colectivas
LA DIMENSIÓN POLITICA
ciones ideológicas de justificación que venían tos válidos para la revolución y, por fin, argu
del pasado, y factores provocativos que servi mento dominante de la estrategia cubana du
rían a la cohesión, como el fenómeno guerri rante los años sesenta, “la revolución conti
llero y la guerra interna. El militarismo de los nental y socialista” sólo podía llevarse a cabo y
militantes llevaría a la politización —y la “des resultar victoriosa a través de la lucha armada,
militarización”, en cuanto profesionales de la en oposición a las “vías pacíficas” tradicionales
guerra- del poder militar. De donde el trata que previamente había defendido la izquierda
miento del período de los setenta puede pare latinoamericana. Una táctica para la conquis
cer un dramático ejercicio paradójico si se ta del poder se erigía, así, en precepto estraté
omite el derrotero de la politización militaris gico. Esto habría de enfrentar a Cuba con las
ta de las cuatro décadas precedentes. organizaciones comunistas latinoamericanas
El fenómeno guerrillero latinoamericano y aun con la Unión Soviética. Pero al cabo, fue
se incorporó a la tradición de la lucha armada, este argumento dominante el que habrían de
pero desde los años cincuenta hasta los años compartir grupos como el M-19 en Colombia
setenta, esa tradición se hizo parte de un pro y Montoneros en la Argentina, suscribieran o
ceso continental dentro de la lógica de los blo no las premisas restantes. Se advertirá que
ques de la guerra fría, de las características do ningtma de esas premisas contenía el tipo de
minantes de los regímenes militares que se régimen político al que apuntaba la revolu
sucedían en la región y de la violencia como ción. La democracia -en el nivel nacional o
ideología difusa que militares y militantes ha continental- no formaba parte del caudal
brían de abrazar. ideológico militante de esos años ni había, en
La revolución cubana fue clave en el desa la prédica, teoría política consistente para re
rrollo de situaciones y procesos revoluciona pensarla, así como era sólo retórica en los in
rios en América Latina y el Caribe, pero sus tentos de legitimación de los regímenes mili
premisas fundamentales no fueron totalmente tares. Izquierdistas y derechistas no tenían a la
compartidas y al cabo se escindió de la mayo democracia como una “idea nueva” que mere
ría de las izquierdas latinoamericanas. Para los ciera otra cosa que un peligroso escepticismo.
cubanos, la revolución tenía carácter “conti cuando no menosprecio. Y el nacionalismo
nental”, en el sentido de que las condiciones que con frecuencia se invocaba contra el irn
“objetivas” debíanfconsiderarse esencialmente perialismo -en este caso, el norteamericano-,
idénticas en todo el hemisferio; afirmaba la procedía de las vertientes antiliberales, mau
naturaleza “socialista” de la revolución conti rrasianas, fascistas o corporativistas, con igno
nental y toda altemativa aparecía como capi rancia de la posibilidad de un nacionalismo
tulación refonnista; la dirigencia debía reclu democrático o de una “devolución de la na
tarse entre la “pequeña burguesía”, como ción al pueblo”.
vanguardia revolucionaria de las masas; el El escenario de la guerra fría contenía no
cambio debía realizarse a través de alianzas sólo la polarización entre las grandes poten
revolucionarias, con exclusión de todos los de cias y sus intervenciones directas o por dele
más sectores y factores; los partidos comunis gación. Los Estados Unidos estaban siempre
tas históricos habían dejado de ser instrumen presentes con su doble discurso entre el Ser 365
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
Frente Cívico de Liberación Nacional y pro Ese último período contiene una variedad
duce el documento conocido como “La única de ingredientes: una escalada insurreccional
verdad es la realidad”, con influencia atribuida que muchos temían habría de explotar el 17 de
al dirigente frondicista Rogelio Frigerio. La octubre, la fuga de importantes jefes de la gue
guerrilla acosa en nombre de Perón, quien no rrilla —entre ellos, Mario Roberto Santucho, di
la condena, guarda silencio público o sostiene rigente máximo del Ejército Revolucionario
a los “duros” de su movimiento, en línea con del Pueblo (ERP)— del penal de máxima segu
su llamado a la “resistencia peronista” desde ridad en Rawson el 22 de agosto, seguida por
los comienzos de su exilio en 1956. El diálogo la represión -irnpresionó como calculada
se rompe; para sus aliados y subordinados, la que terminó con la vida de dieciséis detenidos
autoridad del presidente Lanusse está herida. —con proceso y sentencia de la Cámara Fede
Un tercer período culmina el 7 de julio de ral- que no habían logrado escapar, y unas
1972: en la comida de camaradería de las manifestaciones de Perón relativas a la situa
Fuerzas Armadas, Lanusse procura reunir los ción que desconcertaron a sus vanguardias re
restos de su autoridad política y afirmar su au volucionarias: “Nunca hemos utilizado la
toridad militar. Anuncia las reglas del juego fuerza. La fuerza nuestra está en los votos. Ésa
cuando termina una jornada crítica. “No sé si es nuestra fuerza. Con ella llegamos y con ella
esta noche seré Presidente”, dirá a su esposa, nos mantuvimos”.
segím propia confesión. Perón volvió al país el 17 de noviembre de
El discurso contiene medidas decisivas: 1972. Llegó a Ezeiza en medio de fuertes me
368 suspende la personería jurídica de la ‘CGT; didas de seguridad. “No tengo odios ni renco
MJLITARIZACIÓN Y VIOLENCIA
Seis millones de votos, sin embargo, no fueron clamaban una zona de poder propia que no
al Frente sino a otros partidos. Si la mitad del reconocía autoridad a los partidos —sin em
país gobierna, la otra mitad es gobernada, se bargo, actores en la dimensión institucional de
diría, pero en régimen democrático. Luego del la vida política-, mientras en la zona del “po
escrutinio, el gobierno militar decidió “consi der moral” predominaban las ideologías mili
derar definitivo el resultado de la elección de tantes de la izquierda y la derecha nacionalis
presidente y vicepresidente de la Nación”, ce tas, la circulación más acotada de versiones del
rrando esa parte del capítulo electoral que hu marxismo, de teólogos de la liberación y -pre
biera llevado a un ballotage, por cuanto la fór dicadores extraños a la “militarización” de la
mula Cárnpora-Solano Lima, con 5.908.414 política y a las militancias de izquierda y dere
votos, había llegado al 49,56%. Con la procla cha- demócratas liberales.
mación de los candidatos del Frente comenzó El cambio del último gobierno militar de
la tensa transición hacia el 25 de mayo, día de la “Revolución Argentina” al nuevo gobierno
la transmisión del mando. El 15 de abril hubo constitucional pretendió ser una “ruptura
elecciones en aquellos distritos en los que los pactada”, según expresión canonizada luego
candidatos a gobernadores y senadores nacio en la transición española. Pero los actores que
nales no habían alcanzado la mayoría absoluta ocupaban la escena no eran todos los que ha
en la primera vuelta. Actuó el efecto de arrastre cían la obra. La Argentina institucional daba
de las elecciones del ll de marzo, con algunas letra a los “moderados”, papel que el propio
excepciones. La más espectacular fue el triunfo Perón eligió asumir tan pronto quedó en cla
del candidato radical Femando de la Rúa en la ro que era el duelista vencedor. Hubo ruptura
Capital Federal sobre el candidato nacionalis como discontinuidad entre una dictadura y
ta propuesto por el peronismo, Marcelo Sán un gobierno constitucional, aunque perma
chez Sorondo. Un módico ejercicio compara neció la continuidad de la violencia que habi
tivo permite advertir que De la Rúa obtuvo tuó a los argentinos a tiempos de desprecio y
muchos votos más que los resultantes de su miedo.
mar los sufragios de fuerzas antiperonistas o Una periodización es probable, aunque
no peronistas que actuaron en la primera sea polémica, para la década: una primera
vuelta. El voto de la Capital introducía una etapa entre 1971 y 1973, desde el gobierno de
nota significativa: Alberdi consideraba a Bue Lanusse hasta la breve presidencia de Cámpo
nos Aires la base real del poder del presidente. ra, y su caída; una segunda entre 1973 y 1975,
¿Dónde estaba la “base real del poder” en la señalada por el vigor y la violencia armada de
Argentina de 1973? _ la guerrilla, el operativo Tucumán y la res
El poder militar, el poder sindical, el poder puesta rotunda de la represión, y una tercera
económico evocaban la Argentina corporativa entre 1976 y 1983, los años del Proceso, cuan
que se reconocía en alianzas objetivas o en do actos terroristas guerrilleros son reprimi
conflictos transitorios en una expresiva conti dos por la expansión nacional del terrorismo
nuidad que atravesaba cambios de régimen y desde el Estado, claudica la guerrilla y, al ca
de gobierno. Pero desde los setenta, las organi bo, el régimen militar y sus aventuras inter
zaciones armadas de grupos contestatarios re nacionales. 371
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
FORIA como a integrantes de la intelligentzia tral: aquel que opondrá, por los discursos o
marxista, católicos “progresistas” y aun inte por las armas, la izquierda peronista y los di
gristas encubiertos. Itinerarios que habían co rigentes sindicales” y que será el eje de la es
menzado en muchos casos desde la ruptura, trategia política del “peronismo revoluciona
venían a comprobar que la clase obrera per rio”, y la justificación de crímenes políticos
manecía fiel a un movimiento y un líder, y por que tendrán repuestas simétricas desde el po
lo tanto, era imposible cerrar los ojos a una der sindical, los militares y la ultraderecha pe
“identidad peronista” que había resistido ten ronista. En nombre de un “peronismo revolu
tativas políticas de integración venidas de las cionario” que atribuía a la clase obrera y a su
“clases dominantes”. Según la interpretación líder la ideología así expresada, los Montone
de Iosé Aricó, un intelectual gramsciano con ros exigirían el retorno de Perón, bajo la con
testatario del Partido Comunista, se había signa “luche y vuelve” y la visión de un símbo
“creado un vasto campo a disposición de una lo de la realización de una “patria socialista".
política de izquierda”. Ése era, para los militantes, el peronismo -y el
Las actitudes existenciales que evocaban el Perón- “verdaderos”. Para Silvia Sigal, hacia
“progresismo” y su hermano enemigo, el “in los años setenta el intelectual comprometido y
tegrismo”, tenían resonancias europeas; ambas militante tenía ante sí dos opciones, “Clase o
expresiones no eran nuevas en los usos france Nación”, que le daba autonomía “a condición
ses, que se cultivaban cuando menos desde los de permanecer en el interior de un imaginario
años cincuenta. El primero evocaba en aque político preservado de la política efectiva”.
llos usos una suerte de compañía de ruta sin Siempre escindido, el espacio político-intelec
adhesión oficial ni total a postulados del par tual argentino se vincularía a la política desde
tido comunista. El segundo, posiciones com una versión progresista que in extremis se in
placientes con el maurrasismo y el fascismo. El sertó en el guevarismo y desde una tradición
examen de esas mentalidades explicaría mejor “nacionalista y católica” sus herederos, los
las -para muchos- desconcertantes migracio Montoneros, Hevarían por la tortuosa vía del
nes de derechistas hacia el izquierdismo y, con peronismo.
menor frecuencia por entonces, los desplaza Así identificado, ese espacio deja afuera a
mientos inversos, así como el clericalismo am intelectuales que predicaban la democracia
biente en sectores militares y militantes, co constitucional como “idea nueva” en la Ar
municados por las tendencias autoritarias del gentina militar y militante. Ni “progresistas”
integrismo. en el sentido expuesto, ni nacionalistas, ese
Esos derroteros habrían de marcar inter sector intelectual no tuvo audiencias entu
pretaciones del peronismo y de Perón que es siastas. Experiencias posteriores darían a esa
cuelas distintas de la historia y de la política prédica, entonces -para muchos- principis
no aceptaban o recogían con reservas. Lo que ta, cierto crédito que en los tiempos de lucha
interesa retener ahora es que el rumbo de las no se le había concedido. La vigorosa díada
proposiciones militantes no pasaba por la derecha-izquierda, además, no hacía lugar al
construcción de la democracia cuando hacia “centro”, ni a clasificaciones, bidimensiona
los años setenta se define un “conflicto cen les. 373
LA DIMENSION POLITICA
Cuando avanzaban los años setenta, la es en seres cobardes y sádicos; “deshumanización
cena era dominada por protagonistas con pa sobre todo en los torturados”, sometidos cual
siones, intereses e intenciones que la lucha objetos a un tratamiento que busca en forma
por el poder habría de revelar: las coaliciones sistemática el quebrantamiento de su intimi
de gobierno, el mundo militar y la militancia dad física y psíquica, la destrucción de su con
armada, el sindicalismo, los partidos, la Igle dición de sujetos, la negación de su calidad de
sia y sus expresiones institucionales y contes personas.
tatarias, y los grupos económicos jugando su La tortura era en sí misma una opción que
papel según los acontecimientos que suce llevaría a la victirnización de muchos inocen
dían en la superficie y en los sótanos de la so tes; y era un procedimiento contra la ley que
ciedad. terminaba por sospechar como cómplices a las
autoridades civiles y judiciales. ¿Para qué el te
rrorismo? ¿Para qué la tortura? ¿Qué tipo de
LA POLÍTICA ARMADA régimen político querían instaurar o decían
defender sus practicantes?
La sociedad de los setenta conocerá la con El gobierno de Cámpora comenzó el 25
vivencia con el miedo, cuando se sabe que al de mayo de 1973 como una suerte de “coha
fin el miedo envilece y hace difícil la conviven bitación” que duró menos de dos meses. De
cia. Ansiedad colectiva y personal con datos legado de Perón, Cámpora era-tributario de
extremos: guerrilla, represión, terrorismo. Se la IP y sus vertientes montoneras. El gabinete
usaba del terror como arma de agitación polí de Cámpora evocaba el precipitado de ten
tica o de sometimiento, como acto simbólico dencias del peronismo y sus aliados objeti
destinado a alterar el comportamiento políti vos. La izquierda juvenil se sentía próxima a
co de gobernantes y gobernados, por medios los ministros del Interior y de Relaciones Ex
extranormales que incluyen el uso de la vio teriores (Esteban Righi y Iuan Puig); el pero
lencia sobre actores y pacientes del drama que nismo tradicional, de los ministros de Eco
no eran sólo el terrorista y la víctima. Uno de nomía, Justicia, Educación y Defensa (José
los objetivos era crear la confusión; otro era Gelbard, Antonio Benítez, Iorge Taiana y Án
provocar la represión y aun el golpe de Estado, gel Robledo); la CGT, de su vocero, el minis
como eslabones de una cadena difícil de cor tro de Trabajo Ricardo Otero, y el “entorno
tar. La cadena terminaría por atrapar a todos, de Madrid”, del ministro de Bienestar Social,
incluyendo al Estado. Iosé López Rega. En suma: cohabitación pre
Había, pues, un doble juego de la violencia visiblemente transformada en una coalición
con la actividad simultánea de la tortura, una centrífuga que haría imposible la gobernabi
práctica repugnante que Rafael Braun regis lidad. Un presidente con fidelidades encon
traba ya en un escrito de 1972. Para asumirla tradas, que era sostenido por las cuerdas ten
en todos sus alcances debía transformarse “en sadas de ¡tendencias opuestas. Movilización y
un asunto de piel”, en “deshumanización en acción directa de las organizaciones juveniles
primer término de los torturadores” que, para que ocupaban empresas y universidades, in
374 poder cumplir su tarea, tienen que convertirse cluyendo la ahora “Universidad Nacional y
MILITARIZACIÓN Y VIOLENCIA
Popular de Buenos Aires” conducida por Ro imagen de un melting pot sino de un salad
dolfo Puiggrós —historiador nacionalista ex bowl, un recipiente que apenas contenía ingre
pulsado del PC en 1948, cuando defendía dientes separados sin intención de mezcla sino
desde esa izquierda la colaboración con el pe de recíproca expulsión.
ronismo- y transformada en universidad mi Las Fuerzas Armadas tenían sus propias
litante con signo inverso a la que sucedió a la percepciones del proceso político. Actores re
crisis de 1955. levantes y decisivos de la Argentina “corpora
Los sectores del peronismo histórico, del tiva” vigente en medio de largas crisis de legi
sindicalismo y de las organizaciones situadas timidad con entremeses constitucionales
cerca del “lopezreguismo” presionaban en el durante casi medio siglo, venían registrando la
sentido insinuado por el propio Perón cuando “escalada subversiva” desde el 19 de setiembre
antes de asumir Cámpora había destituido a de 1968 en la localidad tucumana de Taco Ra
Rodolfo Galimberti de su papel como delega lo, una acción de las Fuerzas Armadas de Libe
do nacional de la juventud en el Consejo Su ración (FAL) en 1969 en Campo de Mayo, y el
perior del movimiento peronista. Perón -el asesinato del general Pedro E. Aramburu el 29
general- manifestó la segunda naturaleza de de mayo de 1970. En los primeros años de la
su conducción política cuando eligió para la década del setenta, analistas militares conclu
destitución declaraciones de Galimberti pro yen en que el fenómeno guerrillero produjo,
poniendo la creación de milicias populares. El comprueba Rosendo Fraga, “un impacto y una
viejo caudillo, que creía en el poder como “re transformación decisiva dentro del Ejército”.
ducción a la unidad”, tomó con pinzas la pala Los principales grupos guerrilleros que ac
bra de los militantes que hicieron bandera de tuaban en esos primeros años de la década
su retorno y de la consigna “Cámpora al go eran cinco, con inspiraciones ideológicas dife
biemo, Perón al poder”. Se había ido llamando rentes: Montoneros, que se reclamaba pero
a la “resistencia peronista”, encomendando la nista y nacionalista, predicando un socialismo
guerra de guerrillas contra el antiperonismo nacional; el Ejército Revolucionario del Pue
gobernante, según recuerda Segovia, y había blo, de orientación trotskista, con el activo li
vuelto como un moderado, dejando atrás tác derazgo de Mario Roberto Santucho, hostil a
ticas de exilio, evocando la idea nunca aban un Perón que veía como obstáculo de la revo
donada de la “comunidad organizada” inclusi lución que predicaba; las Fuerzas Armadas de
va de empresarios y sindicalistas, y ahora Liberación (FAL), próximas al maoísmo, aun
también de peronistas y radicales. ¿Quiénes que vinculadas con escisiones del PC y del
quedaban, en un proceso de democratización Partido Comunista Revolucionario; las Fuer
así concebido, “fuera del plato”, según expre zas Armadas Revolucionarias (FAR) castristas,
sión preferida de Perón, sujeta a su diseño, que y las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Mon
debía contener un melting político y un “Pacto toneros era una confluencia de nacionalistas,
Social”, amenazados tanto por acciones deses católicos de derecha pero también tercermun
tabilizadoras como por la movilización des distas, castristas y peronistas. Las afiliaciones
bordante de demandas populares? El peronis eran objeto de interpretaciones encontradas
mo gobernante y el gobernado no eran la desde la perspectiva militante, pero era la cla 375
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
tintas, Carcagno tenía un proyecto: reconci bría de leer como “el más antiguo de quienes
liar a los militares con el pueblo desde un mo habían pasado a retiro el año anterior”, a Pe
derado profesionalismo, asumir un perfil na rón, pocas horas antes de la ceremonia.
cionalista frente a los Estados Unidos y
aceptar la relación con la Juventud Peronista.
Decisiones de Carcagno fueron el retiro de las EL ÚLTIMO PERON
misiones militares francesa y norteamericana,
el rumbo de su intervención en la X Confe El 20 de junio de 1973 retornó Perón defi
rencia de Ejércitos Americanos y el Operativo nitivamente, y aquí quedaría hasta su muerte,
Dorrego, que cuadros militares compartieron el 1° de julio de 1974. Fue un tramo dramáti
con la Juventud Peronista, que en la ocasión co que resumiría los trazos fundamentales de
reunía, en realidad, cuadros montoneros. un liderazgo, de sus contradicciones y contra
Pero esa línea que lo acercaba a los sectores dictores, de la realidad y sus imaginarios, y de
del “camporísmo”, lo alejaba de Perón, de su su agonía. El 20 de junio se reunió en Ezeiza y
entorno íntimo, del sindicalismo y de los mi zonas vecinas una multitud impresionante, la
litares que habían hecho de la guerrilla su movilización popular más grande que los ar
contradicción principal, así como el ERP, ex gentinos conocieran, difícil de calcular en es
plícitamente, había declarado al ejército “ene pacios abiertos, cientos de miles. La enorme
migo principal”. En todo caso, la reconcilia mayoría iba a una fiesta y fue sorprendida y
ción del Ejército con el pueblo tenía su propia desconcertada por las secuelas de un combate.
gramática que sólo Perón interpretaba; esto Un combate de crueldad inusitada que apenas
decidió el destino de Carcagno y la designa atinaban a describir locutores radiales azora
ción de Anaya. El objetivo inmediato era la dos y cámaras de televisión que cubrían el tea
“cohesión del Ejército", en la lógica interna de tro principal en torno del palco previsto para
la sociedad militar desde su profesionaliza la presencia y la palabra del líder, ocupado por
ción; en los años cuarenta, el GOU que Perón organizaciones de la ultraderecha peronista
integró y terminaría por liderar, no en vano repeliendo a tiros columnas montoneras.
evocaba la “unidad” y en esa clave es elocuen Perón no llegó al aeropuerto de Ezeiza; su
te un episodio que rezuma aquella lógica na avión fue desviado hacia la zona militar de
da indiferente para entender comportamien Morón. En mensaje breve lamentó su desen
tos y sospechar consecuencias: la ceremonia cuentro con la “pobre gente” que lo había es
de despedida de los generales que habían pa perado en vano. El desconcierto dominó la
sado a retiro en 1973, convocada por Anaya. escena, encubrió la realidad de lo ocurrido,
En la oportunidad estuvieron presentes La permitió interpretaciones interesadas y esca
nusse, Alcides López Aufranc, Tomás Sánchez moteó por breve tiempo la más probable:
de Bustamante y otros protagonistas del “ré “había sido —según Horacio Verbitsky- el
gimen militar” del período 1966-1973, así co combate con el que se inauguraba la fractura
mo también Carcagno y quienes habían pasa sangrienta del peronismo”. Al día siguiente,
do a retiro con la designación de Anaya. Perón leyó un mensaje significativo, en la lí
Lanusse envió el texto de su discurso, que ha nea de la razón de Estado, según la interpreta 377
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
ba: debía reorganizarse el Estado y para eso El 13 de julio, Cámpora y Lima presenta
“no hay nuevos rótulos que califiquen nuestra ron la renuncia. Una operación de palacio que
doctrina. Los que ingenuamente piensan que sorteó al senador Alejandro Díaz Bíalet, a la
pueden copar nuestro movimiento o tomar el sazón presidente de su cuerpo y sucesor cons
poder que el pueblo ha reconquistado, se titucional en llamativa ausencia, llevó al yer
equivocan. (...) Estamos viviendo las conse no de López Rega, Raúl Lastiri, presidente de
cuencias de una posguerra civil”, cuando “la la Cámara de Diputados, a la presidencia in
revolución debe ser hecha en paz”. En una so terina. Lastiri debía convocar a elecciones. Los
ciedad atrapada por el miedo, se presentó co comicios fueron fijados para el 23 de septiem
mo un político partidario del “orden legal y bre. Hubo una alianza objetiva entre lopezre
constitucional”, de un orden que debía co guistas y sindicalistas, con el influyente diri
menzar en el propio peronismo en dirección gente metalúrgico Lorenzo Miguel a la
a una “democracia integrada”. La oposición cabeza, enderezada a marginar a eventuales
institucional recibió con alivio el mensaje. La candidatos de la izquierda peronista —que
Juventud Peronista y los sectores de la iz pretendía insistir con Cámpora en la fórmu
quierda combativa, con aprensión. López Re la— y a movilizar la campaña electoral en cier
ga atribuyó la responsabilidad de la “masacre nes. Cuando el Consejo Nacional justicialista
de Ezeiza” al ministro del Interior; la CGT, a la consagró la fórmula “Perón-Perón” -el líder y
“sinarquía internacional”, y la izquierda pero su esposa, María Estela Martíneï- se definió
nista, a Manuel Osinde, Norma Kennedy, Al una orientación y una concepción del poder;
berto Brito Lima y otros representantes de la también, las clásicas dificultades del peronis
derecha del movimiento, en la que el sindica mo con el tema de la sucesión, dentro de sí
lismo buscaba y lograba espacios privilegia mismo y en el sistema político. La izquierda
dos que pronto lo enfrentarían con transito peronista había perdido pero siguió dispu
rios aliados objetivos dominados por el tando su futuro, que no era el diseñado por
lopezreguismo. Perón. La guerrilla siguió martillando con
Richard Gillespie anota que la izquierda atentados. Entre ellos, un ataque contra el Co
peronista menospreció la subordinación de mando de Sanidad militar, el 6 de septiembre,
Osinde a López Rega y comprobó el naci cinco días antes del golpe militar que en Chi
miento de la Triple A que habría de radicalizar le derroca al presidente Salvador Allende y lle
el antagonismo interno del movimiento. El va al poder al general Pinochet.
“camporismo” tenía los días contados. Si el le Los comicios tuvieron el final previsto: la
ma de lucha había sido “Cámpora al gobierno, fórmula Perón-Perón obtuvo el 61,85% de los
Perón al poder”, Perón reuniría muy pronto votos. Victoria rotunda. Lejos, con el 24,42%,
poder y gobierno. Se entrevistó con Ricardo Balbín-De la Rúa por la UCR. Entre el entu
Balbín —líder del radicalismo—, con el general siasmo y el fatalismo, Perón sería consagrado
Carcagno -jefe del Ejército—, con José I. Rucci por la más importante victoria electoral de su
y los líderes sindicales, con los integrantes, en vida pública. Dos días después fue asesinado
fin, de la “comunidad organizada”, y recuperó Rucci y, en la semana siguiente, es clausurado
378 por ley su grado militar. el diario El Mundo por difundir comunicados
MILITARIZACIÓN Y VIOLENCIA
del ERP, declarado ilegal pocos días antes. so de combate del líder, la ruptura. Pero es la
Mientras se hablaba de la “guerra interna" en plaza el escenario de la discordia. Los militan
la prensa nacional y extranjera, en el lenguaje tes montoneros silbaron a la vicepresidente,
militarizado de derechas e izquierdas, Perón gritaron “Si Evita viviera sería montonera”, le
había entrado en su último año. Según alguna yeron nombres de peronistas desaparecidos, e
interpretación, “la sociedad se reconocía en él interpelaron: “¿qué pasa, qué pasa, general,
como astucia, no como entrega auténtica”, de que está lleno de gorilas el gobierno popular?”.
positando en su autoridad pasiones e intereses Entonces vino la respuesta, no ya del presiden
de improbable conciliación. Viejo maquiave te conciliador, sino del líder desafiado: Perón
i? (I
lista, se aplicó a reorganizar el Estado; afín a la repudió a los “imberbes , mercenarios al ser
I? (l
ambivalente idea de la comunidad orgánica, vicio del extranjero , idiotas útiles gritones
alentó un “pacto social” que entendía como contra organizaciones sindicales fieles”; el lí
un pacto político integrativo de la sociedad der los acusaba de cultivar la guerra interna,
entera -partidos y corporaciones incluidas—; inevitable “si estos malvados no cejan”. Los
lector de la experiencia europea, justificó su acusados fueron abandonando la plaza en me
empresa como búsqueda de una “democracia dio del discurso. Desafío, desacato y violencia
integrada” que sólo un buen “conductor”, sos creciente exhibían a un presidente conciliador
tenía el general, habría de orientar a través del y a un líder desbordado. El ll de mayo es ase
pueblo como material de encuadramiento. sinado el padre Carlos Mugica, activo sacerdo
Una de las cuestiones abiertas era si el líder te tercermundista en la pastoral villera, en ac
con estilo pragmático, realista y con sentido de ción tan gratuita y estremecedora como serían
la oportunidad, aplicaba esos atributos a una el asesinato del político radical y ex ministro
realidad real o imaginada. El desafío principal de Lanusse, Arturo Mor Roig —asesinato que
era su capacidad para reducir el poder a la enajenó apoyos de sectores del radicalismo a
unidad con él en el gobierno: el ERP y Monto la guerrilla- y otras verdaderas inmolaciones
neros acosarían esa capacidad. En enero de políticas. Un mes después, el 12 de junio, Pe
1974, el ERP atacó un cuartel del Ejército en rón habla al país y amenaza con renunciar. Re
Azul, situando a los militares en su mira. Pe curso extremo, mensaje amargo, tiene esta vez
rón respondió llamando a “aniquilar cuanto como destinatarios a un sindicalismo indócil
antes a este terrorismo criminal (. . .) tarea que frente a las derivaciones críticas del “pacto so
compete a todos los que anhelamos una patria cial” que había esbozado con el auxilio de Gel
justa, libre y soberana”, si bien reservó para bard, un hábil empresario y economista prác
otro momento la proscripción de Montone tico con pasado de izquierda, buenos lazos con
ros, marcando diferencias ideológicas en la los soviéticos y los europeos del Este, pero des
violencia guerrillera. bordado por la situación. Los arbotantes del
El l“ de mayo se formaliza la reconcilia edificio político que el viejo caudillo quiso do
ción de Perón con la oposición institucional y minar, ya no lo sostenían.
su ruptura con la juventud montonera. En el El l“ de julio, Perón murió. El gran media
Congreso, el mensaje presidencial consagra la dor desapareció de la escena y dejó enfrenta
reconciliación; en la Plaza de Mayo, el discur dos a rivales excluyentes bajo la impotente tu 379
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
tela de la vicepresidente Martínez de Perón, por el Buenos Aires Herald sólo en 1975 y era
asediada por el sindicalismo y la guerrilla, re un cálculo “cauto”: 1.100 muertos. Las crisis
fugiada en un “entorno” bajo la influencia si de gabinete eran mensuales y la lucha intragu
niestra de López Rega, tolerada por la oposi bernamental, tan encamizada como la que de
ción institucional que debió apelar a las sarrollaban militares y guerrilleros.
recomendaciones de Alberdi reclamando res Es posible identificar tres etapas de la pre
peto “a quien el voto del país coloque en la si sidencia de María Estela Martínez de Perón en
lla difícil de la Presidencia”, para justificar su 1975. La primera culmina en mayo y se resu
apoyo a una heredera mediocre, flanqueada me en la designación de López Rega en la se
por Fuerzas Armadas ocupadas en la lucha cretaría privada de la Presidencia; de hecho, el
contra la subversión como “profesionalistas” y control del gobierno. En ese tramo aparece el
aparentemente distantes de una intervención Partido Auténtico como fuerza de superficie
directa. En su gobierno se enfrentaron las co de Montoneros. Una segunda etapa comenzó
rrientes “verticalistas” y “antiverticalistas” y en junio con el apogeo del lopezreguismo, la
fuera de él, los rivales que disputaban un po conquista por éste del Ministerio de Econo
der que los contendientes consideraban, “va mía y el conflicto con el sindicalismo que ex
ciado” desde la muerte de Perón. Andrew Gra plota con el llamado “Rodrigazo”, por la auto
380 ham-Yooll recordaría las víctimas registradas ría del ministro de Economía, Celestino
MILITARIZACIÓN Y VIOLENCIA
il y‘J
te no sólo una política de ingresos, sino su po
X
febrero de 1976 ocurren dos hechos institu dad civil víctima de la resignación, el fastidio,
cionales significativos: el anuncio de eleccio el miedo, la acción psicológica y la deserción
nes generales para el 12 de diciembre de 1976 dirigente.
y el rechazo en la Cámara de Diputados de un El 23 de marzo por la noche, la Presidente
proyecto de juicio político a la Presidente, fue recogida por un helicóptero en la Casa Ro
presentado por la Fuerza Federalista Popular, sada y en el Aeroparque de la ciudad un oficial
iniciativa que respalda la UCR. No progresa de la Fuerza Aérea le informó que había deja
rá. Pero el golpe de Estado militar circula co do de ser presidente, y que sería confinada en
mo un final previsto. El peronismo es impo el sur. Era el golpe de Estado. La población su
tente en cuanto a la crítica interna y el juicio po de la decisión militar al día siguiente con
político necesario. La oposición no tiene fuer moderada sorpresa y sin alarma. Los coman
za para evitar la claudicación del gobierno. La dantes militares, general Jorge Rafael Videla,
sociedad política cede espacios preciosos a la almirante Emilio Massera y brigadier general
sociedad militar. Orlando Agosti, dieron a conocer los docu
mentos institucionales básicos que tenían pre
parados: la proclama, el acta con los objetivos
EL “PRocEso” básicos del llamado Proceso de Reorganiza
ción Nacional, las bases para las Fuerzas Arma
“¿Qué pensar?”, preguntaba la revista Cri das en el sistema y el estatuto. Cinco documen
terio el ll de marzo de 1976. Las jerarquías tos identificados como leyes fundamentales
militares daban a entender que los militares del régimen militar que había elegido una de
se aprestaban a intervenir. Órganos de prensa nominación menos espectacular que en 1966.
y comentaristas mediáticos preparaban a la Los argumentos del golpe eran previsi
opinión pública para que aceptase lo aparen bles: vacío de poder, contradicciones del go
temente ineluctable. Estaban en crisis el go bierno depuesto, falta de una estrategia global
bierno, el Poder Legislativo, el peronismo an contra la subversión, incremento de los extre
te un verticalismo en el que sucumbían la mísmos, corrupción, irresponsabilidad en el
razón, la ley y la dignidad personal; la lealtad manejo de la economía, especulación y otros
de la oposición ya no era correspondida por vicios que las Fuerzas Armadas erradicarían
el oficialismo, el pacto social disuelto; no obs mediante el ejercicio severo de la autoridad.
tante, ¿se había hecho todo para salvar al ré Los objetivos tenían la factura de un docu
gimen democrático a pesar del peronismo? mento militar con alusiones tradicionales:
La respuesta de pocos era negativa, denuncia concreción de “una soberanía política basada
ban al partido golpista que constituían fuer en el accionar de instituciones revitalizadas”,
zas empresarias y políticas -incluyendo a pe “vigencia de valores de la moral cristiana, de
ronistas a la búsqueda de una coartada- y la tradición nacional y de la dignidad del ser
explicaban por qué la “solución militar” no argentino” y de la seguridad nacional para
sería tal, sino fórmula “indeseable y cargada erradicar la subversión y sus causas, vigencia
de peligros”. Esos análisis, contra la corriente, plena del orden jurídico y social y del orden
382 acertaban, pero no conmovieron a una socie económico; ubicación internacional en el
MILITARIZACIÓN Y VIOLENCIA
mundo occidental y cristiano. Una Iunta Mi Durante el Proceso, la sociedad vivió en
litar asumía el poder político de la República dos niveles superpuestos. En la superficie ins
y sus Bases se remitían a una filosofía pública titucional, conflictos y coincidencias altema
que se ejecutaría en tres fases “sin solución de das con fuerzas políticas y sociales. En los sóta
continuidad ni lapsos (sic) de duración prees nos, la represión antisubversiva de intensidad
tablecidos”: asunción del control, reordena inédita, con prácticas a menudo aberrantes, las
miento institucional y consolidación. Las tres respuestas violentas contestatarias y la multi
fases serían explicadas “en su oportunidad”. El plicación de grupos paramilitares aparente
Estatuto establecía la formade designación y mente autónomos y desenfrenados.
causales de remoción del presidente, de reor El Proceso tiene sus “tiempos” y éstos, sus
ganización de la justicia y de las facultades le diferencias dentro de la inercia y la lógica in
gislativas atribuidas a una comisión de aseso terna de un Estado militarizado.
ramiento. La Iunta Militar actuaba, en suma, Entre 1976 y 1977, la búsqueda de una le
“en ejercicio del poder constituyente”. Un gol gitirnación sociológica desde la ilegitimidad
pe aséptico. El poder militar se hacía cargo del política; entre 1978 y 1979, la erosión de los
“control operacional” de un Estado sin rum asentimientos; entre 1980 y 1982, el agota
bo ni gobierno, según insinuaron los prime miento; y desde la derrota de las Malvinas, el
ros comunicados, frente a una sociedad blo derrumbe.
queada. Las Fuerzas Armadas dividieron En ese orden de percepciones dominantes,
responsabilidades por tercios -zonas geográ el gobierno de Videla contiene un tiempo de
ficas, áreas de gobierno, aplicación de los ser adhesión social, la fase más dura de la guerra
vicios de informaciones, conducción local de sucia y la represión, “tablita y plata dulce” en la
actividades antisubversivas- en decisión que política económica; luego, erosión de los asen
explica algunas de las contradicciones y arbi timientos y decadencia; el gobierno de Viola se
trariedades del proceso. asocia con la primera crisis faccional de suce
El régimen militar se estableció con el gol sión dentro del sistema militar, el mando del
pe de Estado y claudicó luego de la derrota en silencio estéril y el desplazamiento forzado,
la guerra de las Malvinas, atinando apenas a luego de un intento de apertura política; el go
convocar a elecciones libres y abiertas que da biemo de Galtieri, con la tentativa de revigori
rían el triunfo a la UCR y la presidencia a Raúl zar un proceso en crisis que la derrota en la
Alfonsín a fines de 1983. guerra de las Malvinas lleva a la claudicación,
No fue, en rigor, un régimen. Si se escribe y el de Bignone, con la administración de la
la arqueología de la sucesión, se verá que fue retirada política del poder militar.
una sucesión de gobiernos de militares que Para el gobierno militar, el primer objetivo
comenzó con la gestión presidencial de Vide era el restablecimiento del orden y esto supo
la, siguió con la dificultosa y breve designación nía la aniquilación de la subversión represen
de Roberto E. Viola, pasó por la turbulenta je tada por Montoneros y el ERP en primera lí
fatura de Leopoldo F. Galtieri y terminó con la nea. Los militares guardaban las arengas de
agónica administración de la salida electoral Firmenich cuando respondió a Perón en un
por Reynaldo B. Bignone. acto público en la cancha de Atlanta, en el que
LA DIMENSION POLÍTICA
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l La casa de Guillermo Walter Klein, alto funcionario del Ministerio de Economía, destruida por un atentado terrorista en 1979.
resumió la estrategia general de Montoneros confiados, y alienta sospechas sobre los verda
como una “revolución continental” conducida deros designios y vinculaciones del jefe mon
por la “clase trabajadora organizada” hacia la tonero, como constata Martin Andersen en su
“constitución definitiva del socialismo nacio “dossier secreto”.
nal”. La vanguardia conductora era, natural Para el investigador inglés Richard Gilles
mente, Montoneros, según la interpretación pie, llegó -un momento en que “los guerrilleros
de su dirigente principal, a la sazón Firme corrían el peligro de que, incluso para los civi
nich, estimulando las contradicciones hasta les que veían con indiferencia el asesinato de
contribuir, objetivamente, al golpe de Estado jefes de policía, los ataques de venganza poco
militar desde la clandestinidad, donde habían ‘obvios’ se considerasen parte de una guerra
vuelto los dirigentes más bien que los dirigi privada entre bandas armadas (...) Los Mon
dos, en decisión que el montonero Roberto toneros vagaban cada vez a mayor profundi
Perdía llamó “el desatino más grande de nues dad en la penumbra que media entre la guerra
tra historia”. Decisión que indigna a la mayo de guerrillas urbana y el terrorismo, y se man
ría de la militancia de entonces y de sus intér tenían al borde de lo que la prensa llamó ‘te
pretes actuales, deja en descubierto a miles de rrorismo colectivo?’
jóvenes que actuaban en la superficie, en su La respuesta de las Fuerzas Armadas —que
384 mayoría desde un idealismo de militantes actuaban desde el decreto de María Estela
MILITARIZACIÓN Y VIOLENCIA
Martínez de Perón en 1975, cuando le fue or coeur. El fallo de la Cámara Federal que con
denado al Ejército “ejecutar todas las opera denó a los ex comandantes es expeditivo y cla
ciones militares que sean necesarias a efectos ro: la situación de esos años ciegos puede ser
de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los calificada de guerra revolucionaria, sin que ello
elementos subversivos” en Tucumán- fue cre justifique las aberraciones que se cometieron
ciendo en dureza, extendiéndose a todo el te en su nombre. El historiador no puede pasar
rritorio nacional. Pero la metodología aplica con indiferencia por las frecuentes calificacio
da habría de responder a prácticas aberrantes nes militarizadas de los protagonistas: “el po
que por entonces el jefe militar de aquella zo der político viene de la boca de un fusil” (Fir
na insinuaba públicamente: “Hubo que olvi menich); “debemos desmilitarizar la política”
dar -dijo el general Acdel Vilas- las enseñan (Santucho, citado por María Seoane, en auto
zas del Colegio Militar y las leyes de la guerra crítica tardía); sin ignorar la terminología de
convencional donde los formalismos (el ho la extrema derecha, de la Triple A y de la pro
nor y la ética) son parte esencial de la vida cas gresiva inclinación hacia formas del fascismo
trense, para consustanciarnos con este nuevo vernáculo en sectores nacionalistas militares.
tipo de lucha”. Cada vez más lejos de los pre Otra cuestión, más compleja y polémica
ceptos de Carl von Clausewitz. que la precedente, es la que evoca la califica
El honor del guerrero esforzadamente ción de genocidio, empleado con frecuencia
acuñado para distinguir la guerra profesional para condenar el Proceso y hechos que inclu
de las prácticas sin códigos en la lucha contra yen el período inmediatamente precedente
los infieles, se había esfumado. En palabras de desde que se ordenara la “aniquilación del ac
Iohn Keegan, un historiador militar británico, cionar subversivo”. Tema muy controvertido,
“no existe un sustituto del honor capaz de irn reclama del historiador un examen severo que
poner la decencia en el campo de batalla”. debe dar cuenta de la Convención sobre el ge
Fue, en parte, el origen de cuestiones dis nocidio que las Naciones Unidas sometió a los
putadas que acompañaron al Proceso y que Estados miembro el 9 de diciembre de 1948, a
según indica la experiencia comparada, acosa partir de la resolución de la Asamblea General
rán tanto a sus protagonistas como a las me de la organización que, en resolución 96 del ll
morias enfrentadas a partir de esos tiempos de de diciembre de 1946, declaró al genocidio
tragedia. Una de esas cuestiones pasa por la “un crimen del derecho de gentes en contra
calificación de los hechos: ¿fue o no una gue dicción con el espíritu y los fines de las Nacio
rra? Alberto Jordán dice bien que los militares nes Unidas y que el mundo civilizado conde
“confiaron excesivamente en el poder de esa na”. El artículo II.6 considera al genocidio, sea
palabra, como si ella sola bastara para justifi cometido en tiempos de paz o de guerra, un
car toda clase de aberraciones”, mientras que crimen derivado de “la intención de destruir,
cierta historia militante de la guerrilla la ex en todo o en parte, un grupo nacional, étnico,
pulsa para dejar al enemigo con la responsabi racial o religioso, como tal”, detallando casos
lidad total de la tragedia. Una y otra posición en que la calificación procede. Como señala
son insostenibles, salvo que se opere desde Alfred Grosser en su notable y corajudo ensa
“memorias manipuladas”, como decía Paul Ri yo Le crime et la mémoire, donde explora sin 385
LA DIMENSION POLÍTICA
se las compara, no aparece necesaria y directa con científicos, políticos y escritores —tan sig
mente ligada a un programa económico deter nificativos como Alfredo Lanari, Federico Le
minado. Lo que estaba sucediendo desde antes loir o René Favaloro, Hipólito Paz y Luis Ma
del despegue del Proceso y se afirmaría en és ría de Pablo Pardo, Jorge Luis Borges, Ernesto
te, era un doble movimiento que conducía a la Sabato y Leonardo Castellani, entre otros- lo
progresiva “militarización” de las organizacio que ponía de manifiesto disposición civil
nes guerrilleras, por un lado, y la simétrica frente a la gravedad de la crisis, proclividad de
“desmilitarización” —en el sentido del abando los partidos a dar tiempo para establecer una
no de los códigos profesionales de la guerra situación nueva que cerrara el ciclo de la gue
de las Fuerzas Armadas y su control por lo que rra interna y llamativa inclinación del perio
se ha llamado el “partido militar”. Ni la circu dismo para dar crédito a propuestas militares
lante “teoría de los dos demonios”, más bien con objetivos y sin plazos.
argumento que teoría, ni slogans del tipo “so Hacia fines de 1977, el principal dirigente
mos derechos y humanos”, habrían de expre radical Ricardo Balbín da cuenta de que “na
sar la realidad de una sociedad con miedo, an die reclama el retorno inmediato a un proce
siosa de seguridad y dispuesta a aplazar el so eleccionario”, y tanto él como Ítalo Luder
retorno de la libertad en ese “estado de natu extendían el “período de gracia” hasta des
raleza” hobbesiano. Eran muchos los viejos y pués del verano de 1978, sin que se advirtie
nuevos demonios que habitaban la ciudad, en ran propuestas alternativas a la política mili
el sentido preferido por Guglielmo Ferrero. Y tar ni hubiera adquirido vigencia lo que más
los slogans eran un ejercicio de trivialidad adelante sería la propuesta de Raúl Alfonsín,
practicado para encubrir, mal, el eclipse de los fincada en la reconstrucción de la democra
derechos humanos que se vivía. cia. Las contradicciones circulantes eran “na
)) (1
La primera parte de la presidencia de Vi ción o imperialismo , liberación o depen
dela, cuyo estilo sobrio y formalmente profe dencia”, pero sus sostenedores no parecían
sional le había dado autoridad entre sus pa tener una teoría ni fórmula que hiciera sos
res, resumió buena parte de las características pechar preocupación por la democracia, sino
del Proceso entero: ascenso, asentimiento re por el poder.
lativo pero notorio en la sociedad civil y polí La represión fue inclemente hasta la de
tica, y erosión progresiva de su capacidad de rrota de las guerrillas y fue declinando en
gobierno y de “legitimación por el ejercicio” 1978, en cuya segunda mitad, cuando hay cri
del poder, ya que no de origen. El primer pre sis de gabinete en el gobierno de Videla, emer
sidente del Proceso propuso una tarea funda ge una oposición más articulada que encabeza
mental que las Fuerzas Armadas debían enca el radicalismo desde la unidad de sus líneas in
rar, enderezada a “la convergencia cívico ternas: la Nacional (Balbín), Renovación y
militar, constituyendo así una nueva síntesis Cambio (Alfonsín) y Córdoba (Arturo Illia y
histórica”, según expresó al cumplirse un año Eduardo Angeloz). La oposición no acosaba a
del golpe de Estado. Confiaba todavía en la la dictadura militar, en todo caso más preocu
viabilidad de una política “dialoguista" que pada por conflictos internos faccionáles insi
había abierto en mayo de 1976 en almuerzos nuados por el politizado almirante Massera, 387
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
l El presidente Roberto Eduardo Viola con el almirante Massera. Archivo General de la Nación.
sus alianzas y sus prácticas. La Iglesia se había humanos había aislado a la Argentina en un
pronunciado en 1977, sosteniendo que “nin contexto internacional que incluso trascendía
guna teoría acerca de la seguridad colectiva, a el “imperialismo moral” que se atribuía a la
pesar de la importancia de ésta, puede hacer política exterior norteamericana, y ese contex
naufragar los derechos de la persona”, indica to carecía de intérpretes no complacientes ca
ción temprana de que pese a sus complejas paces de análisis realistas, cuando se añadió al
mediaciones y mentalidades procastrenses re problema de la deuda externa, el conflicto con
conocidas en su seno, estaba llamada por el Chile por el Beagle. El campeonato mundial
Concilio Vaticano II a no endosar manifesta de fútbol que ganó el equipo argentino en
ciones de barbarie que la “doctrina de la segu 1978 fue objeto de explotación política por el
ridad nacional” —aplicada como ideología o Estado militar. Desarrollado en una suerte de
evocando la seguridad absolutizada- alentaba tregua, los gobernantes y sus partidarios vol
en protagonistas delirantes. vieron a sus percepciones fallidas: pudo ha
Videla fue designado para un nuevo perío berse entendido como alegría popular y ansie
do gubernamental luego de tensiones milita dad de paz y se interpretó como apoyo al
res manifiestas. La política económica estaba oficialismo; pudo aceptarse con resignación el
en crisis y la política interna tenía resonancias hecho de que la imagen exterior de la Argenti
388 internacionales. La cuestión de los derechos na militar no hubiera cambiado por el triunfo
MILITARIZACIÓN Y VIOLENCIA
futbolero, y se percibió como una suerte de dente, el general Viola, un militar enigmático
conspiración internacional. que cultivaba el silencio —sin las dotes que
La cuestión más peligrosa fue el desconoci Gregorio Marañón reconoce en Hipólito Yri
miento del laudo arbitral a favor de Chile por goyen— y que accedió al gobierno con los vo
el canal de Beagle, los aprestos y desplazamien tos del Ejército y de la Fuerza Aérea y sin apo
tos militares y las expresiones de jefes del Ejér yo de la Armada, influida por el “masserismo”.
cito y dela Armada ansiosos por hacer la gue Seis meses tardó el nuevo presidente en
rra. En paralelo existía el tema de los ríos con asumir el gobierno. El verano de 1981 se vivió
Brasil, por lo que los brasileños observaban en la incertidumbre. Viola llegó herido antes
con aprensión el clima bélico que sectores mi de comenzar a gobernar. No puso en pie una
litares y civiles nacionalistas alentaban en la economía maltrecha que sus técnicos maltra
Argentina; la cancillería contribuía a la confu taron más y desperdició un ambiente prepa
sión, y comentaristas mediáticos, al oportunis rado por Balbín y alentado incluso por la Igle
mo. No sólo había clima bélico: había ambien sia en un documento de julio de 1981, para
te aparentemente propicio para la soberbia encaminar una salida política “sin proscrip
irresponsable que se manifestaba en declara ciones, inhabilitaciones, marginaciones o
ciones de jefes militares y de la Armada, cuya condicionamientos a la voluntad popular”. El
lectura y comportamientos insinuaban lo que título del documento -“La reconciliación na
harían años después a propósito de Malvinas. cional”- sería el lema de un encuentro multi
Sectores militares triunfantes en la guerra in partidario que evocaba la reacción de la clase
terna estaban dispuestos a llevarla contra política.
nuestro vecino de extensa frontera. En ese La guerrilla estaba diezmada, pero el fac
punto crítico, Videla presta un servicio objeti cionalismo militar estaba vigente y exhibía
vo a la racionalidad y maniobra a favor de la ambiciones de poder en algunos personajes
intervención del Vaticano a través del nuncio como el comandante en jefe Galtieri y sus ca
papal. Viaja a Buenos Aires y a Santiago el car maradas adictos, varios de ellos designados en
denal Samoré y el 8 de enero de 1979, los dos su entorno castrense. En la significativa jorna
cancilleres suscriben en Santiago el acta que da del día del Ejército —ocasión que los milita
permite la mediación papal. Los insensatos res solían usar para tomar posiciones—, Galtie
fueron, en esta oportunidad, neutralizados. ri señalaba límites a toda apertura política,
La guerra intentada por balcones que que daba por vencida a la subversión pero advertía
daron con la sangre en el ojo, pudo evitarse en sobre el tratamiento futuro del tema, y se ex
el momento decisivo, pero en Chile quedó la hibía como un halcón amenazante en contras
sensación de que el Estado militar argentino te con la línea Videla-Viola. El desempeño de
contenía, para decir lo menos, gente peligrosa. Viola movió las alas del halcón, “majestuoso”
Y cabe conjeturar que esa sensación gravitó en según una frivolidad atribuida a un funciona
el comportamiento chileno durante la guerra rio del gobierno de Ronald Reagan. Galtieri
de Malvinas. actuó para convencer a los integrantes de la
La sucesión de Videla fue traumática. El Iunta Militar de que era preciso remover a un
gobierno pasó al anunciado delfín del presi presidente “ineficaz y enfermo”. 389
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
i El presidente Galtieri con el general Menéndez en las Islas Malvinas. Archivo General de la Nación.
suma de errores —auténticos o deliberados, naí, pero no otras demandas como el retorno
por mediocridad o por soberbia o ambas progresivo a la democracia, la distensión con
cosas- en la apreciación de los gobernantes ar Chile, la liberación de presos políticos y medi
gentinos —incluyendo su cancillería- de la si das enderezadas a la disolución de grupos pa
tuación internacional, de las alianzas perma ramilitares. Galtieri declaró: “la situación ar
nentes y ocasionales, de la distancia entre la gentina en el mundo no es compatible con
retórica y la acción en el sistema internacional. posiciones equivocas o grises, susceptibles de
Fue un precipitado de factores que, reunidos, debilitar nuestra raíz occidental, ni con deva
condujeron a la guerra con Inglaterra, o sea neos o coqueteos ideológicos que desnaturali
con un miembro de la OTAN y de la comuni zan los intereses permanentes de la Nación”.
dad europea. La lucha contra la guerrilla, que los pro
La gestión de Galtieri se había lanzado por pios militares habían dado por victoriosa y
el camino de un retorno a la ortodoxia econó terminada como ciclo de “guerra interna”, de
mica neoliberal, como forma de ratificación jaba de ser un factor decisivo de cohesión. El
de que su intención era “volver a las fuentes” sexto aniversario de la crisis de 1976 venía
del Proceso, cerrando las expectativas políticas acompañado por una propuesta de normali
abiertas por el interregno de Viola. Fue, en zación institucional que incluía un acuerdo
realidad, una experiencia liberista, según el para una transición pactada, según había deja
término de origen italiano que expresa la do trascender Galtieri en conversaciones con
mentalidad de neoliberales económicos sin dirigentes de la derecha peronista, que dará a
respaldo ni interés manifiesto por una teoría conocer el periodista Joaquín Morales Solá.
política congruente, por lo tanto, disponibles Pero la oposición política -incluyendo el jus
también para regímenes autoritarios. Cien ticialismo— denuncia una maniobra ambiva
días después, la conducción económica que lente. Galtieri hablaba de un “espacio que es
había comenzado anunciando la desregula imperioso ocupe una fuerza política que re
ción, la desinflación y la desestatización, se en presente orgánicamente una forma de opinión
frentaba con una fuerte resistencia política y nacional independiente”, que pretendía no se
social. Los partidos fueron notificados de que entendiese como voluntad de “propiciar un
se abría una ruta hacia una transición pactada partido oficial”; lo que no impidió que hiciese
con la promesa de confección de un estatuto y precisamente eso en un acto de lanzamiento
de un cronograma, mientras circulaban noti en La Pampa. La oposición promueve una
cias del aliento presidencial para la organiza “movilización política” para presionar al go
ción de una fuerza afín al oficialismo heredera bierno y la CGT, una “movilización sindical”
del Estado militar. en todo el país para el 30 de marzo, que en
La política exterior manifestaba una línea Buenos Aires tuvo por escenario natural la
de acercamiento a Estados Unidos, al que se Plaza de Mayo. Dura represión policial, más
habría prometido la revisión de los acuerdos de un millar de detenidos, incluyendo dirigen
comerciales con Moscú, la firma del tratado de tes de todas las líneas sindicales y manifesta
no proliferación nuclear, ayuda militar para el ciones de crítica abierta que ganaban la calle,
régimen de El Salvador y envío de tropas al Si hasta entonces guardada. El poder militar es 391
LA DIMENSIÓN POLITICA
taba aislado de la sociedad política y de la so cher, necesitada como Galtieri y los suyos de
ciedad civil. un conflicto que vigorizara su gestión, aunque
El primer día de abril, el presidente Rea no tanto si se tiene en cuenta que gobernaba la
gan, informado por los servicios secretos de la democracia inglesa y no un Estado militar ase
OTAN, se comunicó con Galtieri para que de diado por la opinión interior e internacional.
sistiese de una operación militar temeraria Pero lo más grave fue la secuencia de irrespon
que se había insinuado en un incidente en las sabilidades, de improvisación y de desapren
Georgias, tensando las relaciones con los in sión con que jefes militares decidieron la gue
gleses y que derivaba hacia la guerra. Galtieri rra y se obstinaron maltratando negociaciones
le contestó que la decisión estaba tomada. que pudieron evitar una derrota sin atenuan
El 2 de abril de 1982, fuerzas armadas ar tes, a través de la manipulación de la informa
gentinas desembarcaban en las Malvinas y el ción hasta el punto de desconcertar a su pro
acto de guerra sería condenado por el Conse pia gente con complicidades periodísticas e
jo de Seguridad de las Naciones Unidas —con intelectuales. Un nacionalismo sentimental
la oposición solitaria de Panamá y la absten respaldó acciones heroicas.
ción de Rusia y Polonia- en resolución 502 del Horas después del repudio sindical, la Pla
3 de abril. La comunidad internacional reac za de Mayo fue escenario de un apoyo masivo
cionó con mayoría condenatoria para la Ar al gobierno; la dirigencia política y social se
gentina, sobre todo en el mundo anglosajón y solidarizaba con la acción militar emprendi
europeo, el apoyo latinoamericano en la cues da, procurando con esfuerzo distinguir entre
tión “de fondo”, salvo Colombia y Chile, y de la expedición a las islas y sus inmediatos be
claraciones que en resumen denunciaban la neficiarios. El lO de abril, reunió cien mil per
debilidad analítica de nuestros estrategas mili sonas en la misma plaza, mientras el secreta
tares y diplomáticos. Pero así como el golpe de rio de Estado norteamericano, Alexander
1976 nació en medio de un asentimiento ma Haig entrevistaba a Galtieri. Raúl Alfonsín
yoritario entre la resignación y el alivio, su reaccionaba proponiendo el tránsito inme
epílogo surgió de una decisión guerrera basa diato “por el camino de la democracia”, pero
da sobre una cuestión genuinamente popular el gobierno militar y eventuales aliados pen
que reunió el apoyo explícito de una enorme saban en una posguerra con un gobierno de
mayoría y la reserva respetuosa de una mino concertación cívico-militar, para el cual se
ría opositora que, como suele ocurrir con las proponían líderes como el propio Galtieri. La
decisiones nacionales de guerra, apenas era to disposición especulativa del oficialismo mili
lerada. Una encuesta de Gallup había compro tar parecía no tener límites cuando su minis
bado que “el 90% de los consultados reafirmó tro de Relaciones Exteriores, Nicanor Costa
un espíritu belicista y sólo el 8% expresó su Méndez, visitó a Fidel Castro y declaró su
desacuerdo”. apoyo al régimen cubano, con saludos al pue
Entre los graves errores de estimación de blo de Vietnam por la lucha que lo llevó a “su
la situación internacional, no fue el menor la liberación”. Una propuesta de cese del fuego
subestimación con que el gobierno militar fue frustrada por el veto -discutible en su le
392 trató al gobierno de la señora Margaret That galidad- de Gran Bretaña con el apoyo de los
MJLITARIZACIÓN Y VIOLENCIA
Estados Unidos, donde el ministro argentino Galtieri, marchó a entrevistarse con el general
negociaba en condiciones menos favorables Moore y evitar el inútil sacrificio de miles de
que las logradas por Haig, Fernando Belaún jóvenes. Manipulador consecuente, el gobier
de o Javier Pérez de Cuellar sucesivamente, no informó del “cese del fuego”: el texto del
rechazadas por militares que seguían apos acta firmada en Puerto Argentino dice: “Yo, el
tando a su última carta. general Mario Benjamín Menéndez, me rin
Esa carta nunca fue mostrada; en medio do”. Dos días después, Galtieri reconoció la
de la guerra llegó el papa Iuan Pablo II en vi derrota, y en otros dos días se iría a su casa.
sita de paz, que en rigor era de consuelo y con La última carta de Galtieri quedó para las
fortación. El ll de junio, dos millones de fie presunciones, graves y concordantes en el sen
les lo recibieron y acompañaron. La multitud tido de una decisión de guerra que apostaba a
gritaba “¡Queremos la pazl”. El Papa exhorta la legitimación de una probable dictadura re
ba por la vida y la civilización, en mensaje se vigorizada. Esa última carta sostenía un casti
mejante al que escucharon los ingleses, y la llo de naipes que se desmoronó con la derrota
Iunta Militar que lo recibió seguía mintiendo a militar, es decir, con la derrota en el campo es
través de comunicados de exagerada torpeza. pecífico y profesional aplicado a una guerra
En un intervalo lúcido, el general Mario Ben internacional. Una comisión encabezada por
jamín Menéndez, sin el consentimiento de el general Benjamín Rattenbach, antiguo, 393
LA DIMENSION POLITICA
prestigioso soldado ajeno al “partido militar”, res para establecer las reglas del juego, limpio
daría un informe preliminar según el cual hu y abierto. Iuan Pablo II oró por la paz con jus
bo fallas graves en la apreciación de la situa ticia. “Nosotros -decía un editorial de Crite
ción internacional, en la conducción política y rio- debemos añadir una oración profunda
estratégica, y aun en la táctica. En 1986, el para que el arte político se cultive y las pasio
Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas nes sean gobernadas por la razón, desde la
aplicó catorce años de prisión mayor al almi unión nacional”.
rante Anaya, doce al general Gatieri y ocho al El gobierno del Ejército buscó una con
brigadier Basilio Lami Dozo, integrantes de la certación, pero la derrota y sus consecuencias
junta militar responsable de la decisión y con habían agotado su capacidad de iniciativa.
ducción de la guerra. Reunirá sus últimas energías para el capítulo
Fue dicho: la victoria tiene muchos padres; final del Proceso: las responsabilidades de la
la derrota es huérfana. La sociedad despertó guerra antisubversiva, cuya naturaleza llevó a
entre la decepción y el engaño, hallando que la “adoptar procedimientos inéditos de lucha”.
derrota tenía padres naturales y la victoria, El documento declara que la información y
madre y padrino. Quienes por respeto a los explicaciones proporcionadas son todo cuan
sentimientos de la mayoría habían callado y to las Fuerzas Armadas pueden dar a conocer
veían que les pertenecía una razón razonante, a la Nación sobre esa lucha, remite al juicio
comprobaron lo que también la experiencia histórico la “responsabilidad diïecta de méto
comparada suele mostrar: la mayoría belicista dos injustos o muertes inocentes” aplicados
había desaparecido; en su lugar había surgido en accionar que califica como “actos de servi
una comunidad imaginada de sedicentes críti cio” por mandato del gobierno nacional, asu
cos de la guerra irresponsable. Los soldados miendo con “dolor auténtico de cristianos
sobrevivientes volvieron en medio de omino que reconocen errores que pudieron haberse
so silencio. cometido en cumplimiento de la misión asig
A la crisis sucedió la disolución de la Iun nada”. La Iglesia reconoce aspectos positivos,
ta Militar y el gobierno pasó a la responsabili pero lo califica de “insuficiente”; más de
dad del Ejército, luego de peligrosas disiden 50.000 personas lo repudian en una marcha
cias corporativas de posguerra. De la decisión por los derechos humanos y Raúl Alfonsín
del Ejército resultó la presidencia de Bignone, denuncia la existencia de un pacto militar
un “gobiemo militar del Ejército”, con la mi sindical, denuncia que conmueve a sectores
sión de administrar la transición. Si la dis militares y a la constelación política, y será
cordia militar evocaba la claudicación del ré uno de los lemas de campaña del líder radical.
gimen, la preocupación por un tránsito El clima se enrarece en medio de la presión
gobernable en dirección a la instauración de política y de reacciones militares que evocan
una república democrática era ostensible en el vientos golpistas. Hay rumores de la presencia
mundo político civil. Éste se esforzaba por dis en el país de dirigentes montoneros —Firme
tinguir entre el heroísmo de los combaüentes nich y Vaca Narvaja- y declaraciones de mili
y el fracaso del régimen y sus titulares. Recla tares tan provocativas como el contenido de
maba un pacto claro y sencillo con los milita los rumores.
MILITARIZACIÓN Y VIOLENCIA
El 13 de julio de 1983, el gobierno publica En esos tiempos, el autor del presente ca
el texto de la ley 22.847 convocando a eleccio pítulo solía recordar un cuento de Arthur
nes y en septiembre, una “ley de amnistía” -se Koestler: el de un verdugo que cortaba cabe
entiende como de “autoamnistía” por la opo zas con tal perfección que un día, en vísperas
sición—, seguida por otra de “enjuiciamiento de su jubilación profesional, decidió hacer su
de subversivos y terroristas”. Instrumentos le mejor trabajo. Las cabezas no se darían cuen
gales que el gobierno militar considera indis ta de que habían sido cortadas. El golpe ha
pensables para dejar el gobierno y que la opo bría de ser tan perfecto, seco y aséptico que las
sición y la mayoría de la sociedad rechazan, cabezas quedarían en su lugar. Una de ellas,
según lo admiten los propios servicios de inte sin embargo, habló y dijo su esperanza de que
ligencia de las Fuerzas Armadas. El nudo gor en realidad, nada había pasado. El verdugo di
diano de la política argentina pasaba por la jo algo como “inclínese, por favor”, y la cabe
negación del olvido. za cayó. Nada la unía al cuerpo. Todos sus
nervios habían sido segados y la sangre no
fluía hacia el cerebro. Ya no había, humana
EL GOBIERNO DE LA LEY mente hablando, cerebro, sino un contenido
vacío de vida.
El 30 de octubre de 1983 triunfó la Unión Ese cuento, tremendo y expresivo, lo había
Cívica Radical, y perdió el peronismo en elec empleado más de una vez y en 1982 lo hizo
ciones libres y abiertas por vez primera desde confiando fuera la última vez. Sospechaba en
su creación, hegemonía, proscripción, diáspo tonces que la metáfora dibujaba la situación cir
ra y retorno. El 6 de diciembre se dio a cono cular que atrapaba a los argentinos desde que
cer el acta de disolución de la Iunta Militar, de tenía memoria política y desde antes, por la lec
legando en Bignone sus facultades hasta el tura de la historia. El Proceso había claudicado
paso del mando al nuevo presidente constitu y la historia, vieja maestra de la ironía, aplicaba
cional, Raúl Alfonsín, el 10 de diciembre. Fue a sus autores descalificaciones casi idénticas a
el fin formalizado del Proceso de Reorganiza las que habían empleado para justificar la ope
ción Nacional. ración militar de 1976 y su desarrollo por situar
El radicalismo duplicó con holgura su en un mismo plano los crímenes cometidos
promedio histórico desde 1956 —alrededor del por el poder con la fuerza que confiere un Es
25% de votos-, triunfando un líder principis tado militar y los de los militantes militariza
ta, fiel a la disciplina partidaria, que supo dos, como si nada se hubiese aprendido de las
plantear el dilema entre democracia y dicta posguerras contemporáneas.
dura corporativa, conquistó el sufragio juve Crímenes y memorias se habrían de acu
nil, arrastró el voto femenino y condujo al mular en trágica analogía con muchas expe
triunfo a un partido con buenos pergaminos riencias de la castigada humanidad del siglo XX
para la transición democrática. y la presencia insondable del misterio del mal.
395
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
ORIENTACIÓN BIBLIOGRAFICA
Materia polémica, los años setenta son y lencia, y las exigencias de la ética y moral polí
serán objeto, hasta donde es conjeturable, de ticas en la zona del siglo XX que es escenario
exámenes e interpretaciones encontradas. Los de protagonismos y acciones que exceden una
franceses siguen discutiendo sobre Vichy y Ar situación particular Se partió de la experiencia
gelia, sin mencionar la Vendée ni traer más comparada, particularmente dramática en el
ejemplos comparados de casi todo el mundo tratamiento de ALERED GROSSER, Le crime et la
sobre crímenes y memorias. mémoire, Paris,l989; HELENE CARRERE D’EN
Los últimos libros leídos cuando este capí CAUSSE, Lenin, Buenos Aires, 1998; SERGIO
tulo estaba escrito, no se hallan citados, pero COTTA, La ideología de la violencia, Buenos Ai
abren y cierran su recorrido temático y con res, 1982, y MICHEL WIEWORKA, Sociétés et Te
viene mencionarlos: PAUL RICOEUR, La mémoi rrorisme, Paris, 1998, y de la razón razonante
re, I’histoire, Poubli, París, 2000; MARCELO LA de Raymond Aron sobre el difícil papel del
RRAQUY y ROBERTO CABALLERO, Galimberti, historiador en la explicación del siglo XX
Buenos Aires, 2000; MIGUEL BONAss0, Diario (“impensable sin interpretaciones y aprecia
de un clandestino, Buenos Aires, 2000, y MARIA ciones”, dirá); las “religiones seculares” -trata
SEoANE y VICENTE MULEIRO, El Dictador, Bue miento ejemplar de las ideologías del siglo-y
nos Aires, 2001. El notable libro de Ricoeur re la “república imperial”, con ¡ma descripción
corre desde los usos y abusos de la memoria culta del significado y consecuencias de la
hasta el difícil perdón, con lecciones irnpor “guerra fría”. Esos textos están reunidos en
tantes para la reflexión aplicada al tema de es RAYMOND ARON, Une Histoire du XXe. Siecle,
te capítulo. Los ensayos mencionados pueden Paris, 1996. Pero será bienvenida la lectura de
contribuir a recrear el clima de la época a tra Paul Hollander sobre las “percepciones” que
vés de la biografía de uno de los líderes guerri los intelectuales de Occidente tenían de sus
lleros y de las notas recuperadas de uno de sus propias sociedades y de la Unión Soviética de
escritores militantes. El libro de Larraquy y Stalin, la China de Mao o la Cuba de Castro
Caballero ha suscitado un fuerte debate den entre los años treinta y las décadas de los se
tro de la izquierda, en general crítica en cuan senta y los setenta, como otros intelectuales
to pudiera interpretarse el fenómeno guerri ilustres -en sus campos específicos- habían
llero a partir de aquel referente, sin embargo, a exhibido respecto del fascismo y del nazismo.
su manera, representativo de zonas singulares Testimonios importantes para entender los
de aquella realidad. “climas de época”, aunque deban atravesarse
El capítulo fue concebido desde el examen frivolidades intelectuales sin cuento -Sartre
general de la realidad internacional y un so no era un solitario en esto- se hallan en PAUL
brevuelo regional, para llegar a una descrip HOLLANDER, Political Pilgrims. Western Inte
ción del escenario nacional y sus actores prin llectualls in Search of the Good Society, Lon
cipales. Su arquitectura se apoya en ciertas don, desde su primera edición en 1981 hasta
lecturas fundamentales que dan base a refle su cuarta edición en 1998, con una nueva in
396 xiones sobre la memoria, los crímenes, la vio troducción del autor. Hay edición española:
MILITARIZACIÓN Y VIOLENCIA
Los peregrinos políticos, Madrid, 1987, que cu cripciones expresivas se hallan en la produc
bre parcialmente la edición inglesa de 1998. ción de MIGUEL BONAsso, Recuerdo de la
Lectura queimilitantes de los setenta, intelec Muerte, Buenos Aires, 1984; El presidente que
tuales relevantes hoy en la Argentina y en paí no fue. Los archivos ocultos del peronismo, Bue
ses de Europa y de América, señalaron como nos Aires, 1997 y el citado Diario de un clan
expresiva de lo que ellos percibían en los tiem destino. Material para la interpretación surge
pos que este capítulo _procura resumir en sus de los volúmenes testimoniales de EDUARDO
rasgos esenciales. ANGUITA y MARTIN CAPARRÓS, La Voluntad.
Sobre el paisaje político latinoamericano, Una historia de la militancia revolucionaria en
destacamos el libro del politólogo mexicano la Argentina. 1973-1976, Buenos Aires, 1984;
JORGE CASTAÑEDA, La utopía desarmada. Intri del examen de la violencia política, en IUAN
gas, dilemas y promesa de la izquierda en Amé PABLO FEINMANN, La sangre derramada, Bue
rica Latina, Buenos Aires, 1997. nos Aires, 1998, y de la visión personal de PA
El fenómeno guerrillero de los años seten BLO GIUssANI, Montoneros. La soberbia armada,
ta se remite sobre todo a la excelente tesis de Buenos Aires, 1984. Una exposición en clave
RICHARD GILLESPIE en su versión original Sol opuesta a la militancia guerrillera, con infor
diers of Perón. Argentina? Montoneros, Ox mación importante e interpretación simétrica
ford, 1982, y su edición en español: Soldados mente selectiva, se encuentra en CARLOS MA
de Perón. Los Montoneros, Buenos Aires, 1987. NUEL ACUÑA, Por amor al odio. La tragedia de
También MARTIN EDwIN ANDERSEN, Dossier la subversión en la Argentina, Buenos Aires,
Secreto. Argentina’s Desaparecidos and the 2000; menos intensa es la de CARLOS M. TU
Mith of the “Dirty War”, New York, 1993; es ROLO, De Isabel a Videla. Los pliegues del poder,
importante leer la edición “actualizada y defi Buenos Aires, 1996. En sugestiva tesis, publi
nitiva” con prólogo sugerente: Dossier Secreto. cada por la ACADEMIA DE DERECHO Y CIENCIAS
El mito de la “guerra sucia” en la Argentina, SOCIALES DE CORDOBA, El proceso subversivo en
Buenos Aires, 2000. Si en los libros preceden la Argentina a través de la bibliografia nacio
tes se encuentran perfilados los caracteres y nal. Origen y evolución (1955-1975), Córdoba,
mentalidades de los líderes principales -espe 2000, EMILIO VAZQUEZ VIERA explora la vio
cialmente Mario Firmenich—, en MARIA SEOA lencia desde el 1955, y MARIA DE Los ÁNGELES
NE, Todo o nada. La historia secreta y la histo YANNUzzI, “Política y dictadura. Los partidos
ria pública del jefe guerrillero Mario Roberto políticos y el ‘Proceso de Reorganización Na
Santucho, Buenos Aires, 1991, hay material y cional’. 1976-1982”, Rosario, 2000, extiende
testimonios interesantes para desentrañar los hasta proponer un balance del Proceso y el
propósitos y métodos del dirigente principal desenlace democrático.
del ERP y en el libro citado de LARRAQUY y Un ejercicio comparativo interesante es el
CABALLERO, los rasgos por lo menos singulares de PETER WALDMAN, Terrorismo y guerrilla: un
de un protagonista montonero que supo go análisis comparativo de la violencia organizada
zar de la confianza de Perón hasta su remo en Europa yAmérica Latina, Ausburg, 1991, así
ción como su delegado juvenil. Ilustraciones como el de WIEWORKA, op. cit. La cuestión del
inéditas y justificaciones militantes en des terrorismo de Estado está presente en EUGENE 397
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
VICTOR WALTER, Terror and Resistance, Oxford, nistía” que pretendieron los protagonistas ha
1969, y GIANFRANCO PASQUINO (ed.), Terroris cia fines del Proceso, véase la autorizada críti
mo e violenza politica, Bologna, 1980, y aplica ca de DARDO PEREZ GUILHOU, Gobiernos de fac
do a la Argentina de los setenta en el relevante to y amnistía política, Buenos Aires, 1984.
ensayo de ERNESTO GARZON VALDES, El velo de El papel del sindicalismo —relevante en el
una ilusión. Apuntes sobre una vida argentina y derrotero de los setenta, en sus aspiraciones
su realidad política, Buenos Aires, 2000. corporativas— remite a los sustantivos trabajos
Para el análisis del poder militar, se siguen de JUAN CARLOS TORRE, en especial: “Interpre
las clásicas obras de ROBERT A. POTASH, EI ejér tando (una vez más) los orígenes del peronis
cito y la política en la Argentina, 1928-1945: de mo”, Desarrollo Económico, vol. 28, Buenos Ai
Yrigoyen a Perón, Buenos Aires, 1981; El ejérci res, 1989, y La vieja guardia sindical y Perón.
to y la política en la Argentina, 1945-1962: de Estudios sobre los orígenes del peronismo, Bue
Perón a Frondizi, Buenos Aires, 1981, y El ejér nos Aires, 1990.
cito y la política en la Argentina, 1962-1973: De Las referencias al papel de la Iglesia se en
la caída de Frondizi a Ia restauración peronista, cuentran en la colección de la revista Criterio
2 volúmenes, Buenos Aires, 1994, ejemplares (Buenos Aires) acotada a los años 1955 a 1983.
por su minuciosa reconstrucción de la inter La revista no es un órgano de la Iglesia, sino
vención‘ militar en la política argentina. El expresión de miembros en su mayoría católi
examen se detiene en “el último Perón” y se sa cos de la sociedad civil, de la cual se suele ci
be que Potash encara un examen especial de la tar su trayectoria de los años 1928 a 1945 -con
gestión de Lanusse —clave, según se expresa en fuerte presencia nacionalista antiliberal- y se
el texto de este capítulo- y necesitada de revi desconoce o se suele omitir su prédica demo
sión; encarada por Potash, será seguramente crática constitucional del último medio siglo.
imperdible. También pueden consultarse: Dado que el autor del presente capítulo inte
ALAIN ROUQUIE, Poder militar y sociedad políti gra su consejo de redacción, cita expresamen
ca en la Argentina, tomo II, 1943- 1973, Buenos te el editorial “¿Qué pensar?”, por cuanto fue
Aires, 1978; ROSENDO PRAGA, Ejército: del es una de las escasas manifestaciones fundadas
carnio al poder ( 1973-1976), Buenos Aires, contra el golpe de Estado de 1976, expresadas
1988, y el capítulo correspondiente en esta antes de la decisión militar. Fue precedido por
obra, y NATALlO BoTANA, RAFAEL BRAUN y CAR un significativo editorial —“La guerra y la
LOS FLORIA, El régimen militar (1966-1973), paz”— de enero de aquel año. Buena parte de
Buenos Aires, 1973. Desde una perspectiva ese material se encuentra en el número que
comparada, véase RAOUL GIRARDET, La Société Criterio publicó en la Navidad de 1982 y que
Militaire, Paris, 1998. La cita en el texto de MI se difundió en el libro 1943-1982. Historia Po
CHAEL IGNATIEFF se refiere a El honor del gue lítica Argentina, Buenos Aires, 1985. Se tuvie
rrero, Madrid, 1998, y la de ALAIN TOURAINE a ron en cuenta la revisión crítica de monseñor
La parole et le sang, Paris, 1988, en torno de la .CARMELo GIAQUINTA, arzobispo de Resisten
militarización de los militantes y la “desmilita cia, publicada en la misma revista con el títu
rización” de los militares, en el sentido evoca lo “La conciencia ciudadana”, en la entrega de
398 do por Ignatieff. Para el análisis de la “autoam junio de 2000; el libro de EMILIO F. MIGNONE,
MILITARIZACION Y VIOLENCIA
Iglesia y Dictadura, Buenos Aires, 1986, y la nos Aires, 1995. Las intervenciones de CARLOS
obra de BRUNO PASARELLI y FERNANDO ELEN MALAMUD y ENRIQUE BACIGALUPO pueden leer
BERG, Il Cardinale e i Desaparecidos. L’opera del se en CARLOS MALAMUD (coord.), El caso Pino
Nunzio Apostolico Pio Laghi, Roma, 1999, chet. Un debate sobre los límites de la impuni
donde testirnonian Mignone, Iacobo Timer dad, Madrid, 2000. La entrevista que hizo
man, Adolfo Pérez Esquivel y Angel Centeno, GABRIEL GARCIA MARQUEZ a Firmenich fue pu
con juicios favorables a la gestión del nuncio, blicada en L’Espresso, Roma, 17 de abril de
y Hebe de Bonafini, con previsibles juicios ad 1977, y es transcripta por ANDERSEN, op. cit.,
versos. Hay varias cuestiones disputadas que, págs. 269-270.
como se advierte, permanecen abiertas cuan La tortura no se trata, en cambio, como
do se creían cerradas. Sobre progresismo e in cuestión disputada sino como una práctica de
tegrismo, se remite al notable estudio de IO sectores militares y paramilitares, y en casos
SEPH FOLLIET publicado en Criterio, Buenos aislados, de la guerrilla. La cita de RAFAEL
Aires, 1955, expresivo del sentido de califica BRAUN pertenece a su artículo “Contra la tor
tivos que se abrirán camino en los conflictos tura”, Criterio, Buenos Aires, 1972. PIERRE
intemos del catolicismo y la política, sentido HENRI SIMON denunciaba esa práctica inhu
no siempre correspondiente con el de uso ca mana a propósito de Francia y Argelia en
da vez más frecuente en el mundo intelectual, Contre la torture, Paris, 1957.
pero no diverso. Documentos expresivos de la época se en
Entre esas cuestiones disputadas está el te cuentran en el significativo aporte de HUGO
ma del “genocidio”, calificación que -como se QUIROGA, El tiempo del “Proceso? Conflictos y
explica en el texto- se suele emplear en un coincidencias entre políticos y millitares, Rosa
sentido militante más bien que ajustado al rio, 1994; EDUARDO BLAUSTEIN y MARTÍN ZUBIE
sentido cabal del concepto, como si los tiem TA, Decíamos ayer. La prensa argentina bajo el
pos de tragedia fueran menos conmovedores Proceso, Buenos Aires, 1998, y ROBERTO BAS
si se discute la propiedad de una expresión. CHETTI, Documentos de la Resistencia Peronista
También el tema del “terrorismo de Estado”, 1955-1970, Buenos Aires, 1988 (2a edición au
que el texto da, en cambio, por probado, y la mentada: La Plata, 1997), y De Ia guerrilla pe
cuestión de los desaparecidos y su tratamien ronista al gobierno popular. Documentos 1970
to. Para todas esas cuestiones, se remite al 1973, La Plata, 1995. El informe de la COMISION
ponderado examen de GARZON VALDES, op. cit., NACIONAL SOBRE DESAPARICIÓN DE PERSONAS
a las reflexiones de MARÍA A. GELLI en ALFONSO (CONADEP), Nunca Más, Buenos Aires, fue con
SANTIAGO (H) y FERNANDO ÁLVAREZ (coord.), sultado en sus ediciones de 1984 y 1995.
La función política de la Corte Suprema, Bue El capítulo se ha beneficiado con textos
nos Aires, 1998, y a los escritos de CARLOS comprensivos de aspectos sustanciales de la
AcUNA y CATALINA SMULOvITz, “¿Ni olvido ni realidad argentina desde la lectura de la his
perdón? Derechos humanos y tensiones cívico toria, la sociedad y el Estado, como los de TU
militares en la transición”, en CARLOS ACUÑA y LIO HALPERIN DONGHI, Argentina en eI calle
otros, Iuicio, castigos y memorias. Derechos hu jón, Buenos Aires, 1994; LILIANA DE R12, La
manos y justicia en la política argentina, Bue política en suspenso. 1966-1976, Buenos Aires, 399
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
2000; CARLOS FLORIA, El comportamiento de la llectuels en Argentine, Paris, 1996, quien con
oposición en la Argentina, Buenos Aires, 1968; ELISEO VERON había escrito el penetrante ensa
BEATRIZ SARLO, La izquierda en Argentina, en yo Perón o Muerte. Los fundamentos discursivos
entrevista con J. Trímboli, Buenos Aires, del fenómeno peronista, Buenos Aires, 1986. La
1998; JULIO GODIO, El último año de Perón, lectura del texto de CARLOS ALTAMIRANO, “El
Bogotá, 1981; OSCAR ANzORENA, Tiempo de peronismo verdadero”, Punto de Vista, n" 433,
violencia y utopía. Del golpe de Onganía al Buenos Aires, agosto 1992, ilustra bien uno de
golpe de Videla, Buenos Aires, 1998; ALBERTO los ejes de los ensayos precedentes.
R. JORDAN, El Proceso. 1976-1983, Buenos Ai Por fin, quiero dejar constancia de la ina
res, 1993; ANDREW GRAHAM-YOOLL, Memoria preciable ayuda, alerta y paciente, de amigos
del miedo. Retrato de un exilio, Buenos Aires, de la vida académica o en la vida, en fin, que
1985 y 1999. aceptaron leer los borradores del texto prece
Sobre la guerra de las Malvinas, se emplea dente y exponer sus comentarios críticos con
uno de los libros mejor documentados y escri independencia de espíritu, ecuanimidad y
tos: OSCAR CARDOSO, RICARDO KIRscI-IBAUM y hasta profunda compasión.
EDUARDO vAN DER KOOY, Malvinas. La trama Me refiero a Silvia Sigal, Rafael Braun,
secreta, Buenos Aires, 1983, considerando la Carlos Strasser, Juan Llach, Jean-Yves Calvez,
bibliografía citada por ALBERTO JORDAN, op. Carlos Rodríguez Braun, Robert Potash,
cit., y ciertos aportes informativos interesantes Joseph Tulchin y Jorge Mejía, quienes
en OSCAR CAMILION, Memorias políticas, Bue incluyeron testimonios e impresiones inéditas.
nos Aires, 1999. Inmediatamente aplicable es Conste también mi deuda de gratitud, que
el agudo análisis de JOSEPH TULCHIN, “Authori no hace sino aumentar, hacia Vicente Espeche
tarian Regimes and Foreign Policy: the case of Gil, Santiago Kovadloff, Juan Carlos de Pablo,
Argentina”, en HERALDO MUÑOZ y JOSEPH TUL Víctor Pérez Díaz, María Angélica Gelli y
CHIN (eds.), New York, 1984. Francisco Corigliano, colegas y estudiantes de
El papel político de los intelectuales del la Universidad de San Andrés y de la Facultad
progresismo es tratado con precisión y delica de Derecho de la Universidad de Buenos Aires,
deza por SILVIA SIGAL, Le róle politique des inte donde las interpretaciones centrales del texto
llectuels en Amérique Latine. La dérive des inte fueron sometidas a estimulantes debates.
400
12. EL PENSAMIENTO POLÍTICO
(1914-1943)
Carlos A. Egües
DE LAS IDEAS A LAS IDEOLOGÍAS te. Nuestro país no fue ajeno a este fenómeno,
que se vio reflejado en un incremento mani
La Argentina que había celebrado el Cen fiesto de la tensión ideológica que acompañó
tenario en la engañosa satisfacción de la opu al proceso histórico nacional en el período en
lencia, llegaba a su fin. La república de la mi consideración.
noría, la república oligárquica, concluía en El pensamiento político que había sosteni
1912 con la Ley Sáenz Peña y la instauración do la organización constitucional y configura
del sufragio universal, secreto y obligatorio. Se do a la Argentina tributaria de la generación
iniciaba el ciclo de la república democrática y, del Ochenta, entró en conflicto con nuevas
con él, el imperio del debate ideológico. Dos ideas, trocadas ahora en ideologías al servicio
ejes fijarán las coordenadas del pensamiento de la lucha por la conquista del poder. Como
político nacional en el período que se extiende tales actuaron, por una parte, como legitiman
desde 1914 a 1943: el profundo impacto que tes de la acción de fuerzas cada vez más estruc
los acontecimientos externos producirían en turadas bajo la forma de partidos políticos y,
nuestro país y la notoria transformación de las por otra, como expresiones diversas de la so
ideas en ideologías. ciedad deseada, ofrecidas a la ciudadanía cuya
La Primera Guerra Mundial, la revolución voluntad y adhesión se pretendía captar. Do
rusa, la Guerra Civil española y la segunda ble función inseparable de la naciente institu
conflagración mundial representaron mucho cionalidad democrática, que pugnaba por
más que violentos enfrentamientos nacionales afirmarse en tiempos en que no gozaba de ge
e internacionales. Fueron la expresión de pro neralizada aceptación y sufría los embates, no
ftmdos conflictos ideológicos que pretendían menos ideológicos, de sus cuestionadores.
dirimirse en el terreno de las armas. El ascen Sobre el telón de fondo de aquellos con
so del comunismo, del nacionalsocialismo y flictos internacionales y sometidos a las in
del fascismo -con la carga de crítica a las de fluencias que llegaban desde el escenario euro
mocracias liberales que entrañaban—, puso en peo, los argentinos librarán sus propios
cuestión la organización política, económica y combates políticos, en una etapa cargada de
social consagrada hacia fines del siglo XIX y entusiasmos, pasiones y excesos, donde las
comienzos del XX en buena parte de Occiden ideologías cumplirán un papel fundamental. 401
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
LAS IZQUIERDAS
EL IDEARIO SOCIALISTA
Una clásica fotografía de Alfredo Palacios. con su alado
sombrero y sus grandes bigotes. Archivo General de la
Quizás la nota característica del socialismo Nación.
rechos políticos y sociales de los trabajadores. en la línea del reformismo político socialde
La lucha por la conquista del poder y la acción mócrata. Claro que para sostener con cohe
parlamentaria tenían, en palabras de Iuan B. rencia esta posición, fue necesario una percep
Iusto, un claro objetivo: “valerse de la fuerza ción de lo que el Estado significaba, ajena a la
del Estado para moderar la explotación pa tradicional concepción marxista que lo pre
tronal, liberar al pueblo de la expoliación fis sentaba como instrumento de opresión al ser
cal y hacer que el Estado y los municipios vicio de la burguesía. Iuan B. Justo advertía
cumplan sus deberes elementales de higiene, que, en los países en que la clase trabajadora
educación y asistencia”. Este programa de ba había accedido a los beneficios de la educa
se no suponía el explícito abandono del ideal ción y la cultura, el Estado aparecía como “un
marxista de alcanzar una sociedad sin clases, poder coordinador y regulador de las relacio
en que se concretara la colectivización de los nes de los hombres en la producción, función
medios de producción. Pero implicaba su cuya importancia se acrece a medida que los
postergación como objetivo de pronta con procesos técnicos se concentran y sistematizan
creción y la asunción de la táctica de las refor y que el pueblo obrero es llamado a influir
mas parciales, paulatinas y, en tanto fuera po mediante el sufragio universal. (...) El Socialis
sible, alcanzadas por vías pacíficas. Algunos mo conduce, pues, al pueblo obrero a la con
socialistas vernáculos llegaron incluso a soste quista del poder político como condición
ner que la socialización de los medios de pro esencial de su emancipación «económica, a
ducción no era más que una hipótesis por apoderarse de la fuerza del Estado para mode
confirmar en el desarrollo histórico. En la rar la explotación capitalista hasta abolirla por
práctica, el socialismo reformista abandonó la completo. La fórmula es grande, su objetivo
pretensión de sustituir de raíz el régimen ca remoto".
pitalista y su sostén, la propiedad privada de Dos cuestiones centrales se derivan de esta
los medios de producción, conformándose heterodoxa —en términos marxistas- idea del
con la generalización creciente de los benefi Estado: la importancia capital que el Partido
cios capitalistas para el mayor número, en el Socialista otorgó a la educación popular como
marco de una legislación protectora de los condición del desarrollo de la conciencia polí
trabajadores. Se convirtió, en definitiva, en un tica del proletariado y la relevancia del sufra
radicalismo democrático fuertemente iguali gio universal como instrumento de acceso al
tario en lo político, vale decir, en la expresión poder de los trabajadores. En el primero de es
local de la socialdemocracia. tos campos, además de postular la educación
Desde sus primeros programas partidarios común, gratuita y laica, como función esencial
surge clara esta orientación: derecho de inicia del Estado, el Partido Socialista desarrolló una
tiva y referéndum, como formas de posibilitar incansable y reconocida tarea pedagógica en los
la legislación popular; mandato revocable; su sectores trabajadores, creando bibliotecas po
presión del Senado; Ejecutivo colegiado; re pulares y convirtiendo a sus centros en locales
presentación de las minorías; juicio por jura de difusión de ideas, a través de conferencias y
dos, son algunas de las propuestas que se publicaciones. La educación del proletariado,
404 reiteran, marcando este claro perfil inscripto entendida como su acceso al conocimiento
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1914-1943)
científico y a la cultura, aparecía a los ojos de propiedad social. Por su propio proceso de
los socialistas como la precondición insoslaya evolución, el capitalismo avanzaba inexo
ble para un ejercicio racional y con conciencia rablemente hacia formas cada vez más genera
de clase, de sus derechos políticos. Con obre lizadas de colectivización de las formas de
ros sacados de la ignorancia y utilizando el su producción que, además de dar lugar a un
fragio como instrumento de acción política proletariado industrial con capacidades acor
para el acceso al poder, podía aspirarse a una des a dicho desarrollo, generaba las condicio
refonna pacífica de la sociedad, concretando nes objetivas para el tránsito de la propiedad
el ideal igualitario. Enrique Dickrnann sinteti individual a la propiedad social de los medios
zaba la convicción socialista: “En los países de producción. La evolución, pues, y no la re
más cultos y civilizados y donde el proletaria volución caótica y destructiva, concretaría las
do es organizado en el triple terreno gremial, aspiraciones del proletariado.
cooperativo y político, el socialismo se realiza Hasta tanto se alcanzara este estadio de
rá en y por la democracia”. evolución del capitalismo, el socialismo refor
Hacia la igualdad por la educación, el su mista debía constituirse en un defensor del li
fragio universal y la acción parlamentaria. Tal brecambio, la competencia, la moneda sana y
fue la fórmula central del Partido Socialista. los presupuestos equilibrados. Esta posición,
Pero, ¿qué alcances tendría dicha igualdad? sostenida con singular énfasis por Justo y
¿En qué medida era compatible con el desa Repetto y, en general, por los representantes
rrollo del capitalismo? Como ya se anticipó, el parlamentarios del Partido, llevó a vastos
socialismo argentino, por inspiración funda sectores de la izquierda argentina a calificarlos
mental de su fundador, asumió desde sus ini como sostenedores de un socialismo amarillo,
cios la crítica reformista de Bernstein y quie comprometidos con las ideas liberales. Es
nes en la misma línea se pronunciaban en cierto que alguna fracción partidaria terminó,
Europa. Iusto adhería a las tesis bernstenianas como se verá, asumiendo estos postulados co
referidas al incremento del número de propie mo convicciones permanentes. Pero para los
tarios en los países más adelantados, fenóme socialistas, esta defensa tenía una doble justi
no acompañado por la elevación de los sala ficación: por una parte, en una sociedad capi
rios medios y el aumento del consumo. talista el proteccionismo, la inflación y los
Además de los beneficios que este desarrollo desbordes presupuestarios afectaban princi
del capitalismo traía aparejado para los tra palmente a los trabajadores en términos de
bajadores —en tanto que consumidores-, pérdida del valor adquisitivo del salario y re
advertía el carácter favorable a los fines del so ducción de sus posibilidades de consumo; por
cialismo que la concentración económica irn otra, aquellas reglas fundamentales de la or
plicaba. A su juicio, este fenómeno típico del ganización económica y social liberal debían
sector industrial, que se verificaba en las socie sostenerse a fin de que el desarrollo capitalis
dades capitalistas, además de las ventajas que ta continuara hasta alcanzar los máximos ni
generaba en términos de progreso científico veles de concentración como preparatorios de
tecnológico, reducción de costos y eficiencia la propiedad social. Más aún, debían expan
productiva, preparaba el advenimiento de la dirse hacia los sectores agrícolas, francamente 405
LA DIMENSIÓN POLITlCA
cha, resultado de una escisión producida en la til y burguesa la acción parlamentaria. El obje
dirección de la primera, hacia 1921. tivo de la lucha sindical debía ser derribar a la
Si bien el anarquismo era una variante del burguesía, socavando las bases de su predomi
socialismo, en tanto ambos adherían al objeti nio económico, como modo de precipitar la
vo común de la colectivización de los medios desaparición del Estado, sostén de la explota
de producción —con las limitaciones ya señala ción del proletariado. El Partido Socialista, co
das con respecto al socialismo reformista ar mo se ha visto, se ubicaba en las antípodas:
gentino-, sus discrepancias políticas y tácticas mantenía la preeminencia de la acción políti
eran sustanciales. El conflicto entre ambos se ca y parlamentaria para alcanzar reformas
había desnudado ya en el seno de la Primera progresivas que mejoraran la condición de los
Internacional, teniendo como principales sectores obreros; sostenía una táctica de alian
contendientes nada más y nada menos que a zas con otras fuerzas partidarias progresistas y
Marx y Bakunin, y se trasladó desde allí a los descalificaba la huelga general como práctica
diversos escenarios nacionales. Las diferencias permanente —aunque ocasionalmente se justi
centrales se ubicaban en dos frentes: en el te ficara—, por su carácter destructivo de la acti
rreno estratégico, los anarquistas rechazaban vidad económica que, en definitiva, perjudica
todo compromiso con la democracia burguesa ba a los trabajadores.
y sus prácticas, en tanto los marxistas propi El tercer grupo en discordia, aun antes de
ciaban la participación en el sistema institu 1914, estaba constituido por los denominados
cional con el fin de ahondar las contradiccio sindicalistas, conformado por aquellos secto
nes del capitalismo; en el político, disputaban res que reivindicaban el carácter revoluciona
respecto de los modos de organización que se rio de las organizaciones obreras en la lucha
establecerían una vez alcanzada la socializa contra el capitalismo, aspecto en que se acer
ción de la propiedad. El marxismo defendía la caban a los anarquistas; pero, al mismo tiem
dirección y planificación centralizada desde el po, reconocían la trascendencia de la acción
Estado, al menos en la etapa de la dictadura del política y parlamentaria orientada a idéntico
proletariado, en tanto los anarquistas rechaza fin y la conveniencia de alcanzar, por dicha
ban cualquier forma de estructura política que vía, reformas paulatinas en beneficio de la cla
excediera los tenues vínculos de una federa se trabajadora. Con carácter pragmático y
ción de comunidades locales autogobemadas. marcadamente economicista, el sindicalismo
En la Argentina y habida cuenta del recha abjuraba de toda filiación partidaria en nom
zo anarquista hacia la acción política y parla bre de la autonomía de los sindicatos.
mentaria, el conflicto se limitó al ámbito sin La primera década del siglo se caracterizó
dical. Las diferencias en este terreno estaban por el predominio de los anarquistas en las or
claramente demarcadas: los anarquistas otor ganizaciones obreras. Favorecían su prepon
gaban una preferencia prácticamente exclu derancia ciertas circunstancias objetivas: el
yente a la denominada acción directa y en es gran número de obreros extranjeros -funda
pecial a la huelga general, como instrumento mentalmente italianos y españoles—, que ya
de lucha al servicio de la liberación económi habían recibido la influencia anarquista en sus
ca de la clase trabajadora, rechazando por inú países de origen; el escaso desarrollo de la in 407
LA DIMENSION POLITICA
dustria nacional, con la consecuente prepon El Partido Comunista y las sucesivas fracturas
derancia de los sectores artesanales donde los de la izquierda
anarquistas lograban mayoritaria inserción y,
finalmente, las limitadísirnas posibilidades de Siempre existió en el partido fundado por
participación en la vida política, que convertía Juan B. Justo un ala izquierda conformada por
a estas agrupaciones gremiales en vía exclu quienes cuestionaban, en mayor o menor medi
yente de reclamo. da, el reforrnismo bemsteiniano que mantenía
Esta situación varió sustancialmente en la como impronta fundamental la conducción
segunda década, en la que se verifica una irn partidaria. Pero a partir de 1910 esta oposición
portante pérdida de predicamento por parte intema empieza a cobrar mayor importancia y
de los anarquistas y un claro avance de los sin divulgación, en especial en los sectores juveni
dicalistas, debido al desarrollo de los sectores les de la agrupación. A través de dos periódicos
industriales —que marcó el crecimiento de los -Palabra Socialista (1912) y Adelante (l9l6)— y
gremios del sector, en desmedro de las peque del Comité de Propaganda Gremial, se expresa
ñas agrupaciones de artesanos- y a la instau ban los disidentes que concentraban sus dardos
ración del sufragio universal que abrió cauces en el reformismo político y la prescindencia
políticos antes inexistentes. También contri sindical como pilares doctrinarios del partido.
buyó a la disminución de la importancia del Reivindicaban, en cambio, la ortodoxia marxis
anarquismo, su posición intransigente en el ta, la acción revolucionaria y el‘ compromiso
terreno de la negociación política, en la que se activo con las masas obreras.
veían superados por la flexibilidad que en esta Dos hechos apuraron la crisis en ciernes:
materia mostraban sindicalistas y socialistas. la guerra mundial y la revolución rusa. Am
Sin embargo, estos últimos mantuvieron, co bos contribuyeron a exacerbar los ánimos y
mo directiva táctica gremial, la autonomía de convertir en irreconciliables diferencias de
la acción sindical respecto de la organización larga data, exigiendo definiciones concretas
partidaria. Esta posición, plasmada en la reso que, por las disparidades ideológicas, no po
lución del 14° Congreso Partidario, celebrado dían coincidir. En el III Congreso Extraordi
en 1918 en Avellaneda, constituyó una seria li nario, celebrado en abril de 1917, en el salón
mitación a las posibilidades de expansión de Verdi de la Boca, el motivo de conflicto fue la
las ideas socialistas en el movimiento obrero, posición a asumir ante la guerra. La dirección
impidiendo la acción concertada de los secto del partido y su grupo parlamentario —con
res políticos y gremiales del partido. formado por entonces por nueve diputados y
Hacia 1920, el sindicalismo, como expre un senador-, sostenían una clara tendencia
sión de la izquierda gremial, no partidaria, aliadófila, en tanto que el ala izquierda man
aparecía como la fuerza más importante de un tenía a rajatablas la neutralidad frente a la
movimiento obrero en expansión, donde el guerra capitalista, invocando el internaciona
Partido Socialista no conseguía afirmarse. Un lismo y el interés de clase, ante lo que califica
nuevo elemento vino a complicar aún más el ban como nacionalismo burgués. Triunfaron
panorama político y sindical de la izquierda: la los opositores neutralistas, pero la conduc
408 fimdación del Partido Comunista. ción partidaria y el bloque parlamentario,
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1914-1943)
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E E 4. 0 9
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
desconociendo la resolución del Congreso, No terminaron allí las sangrías del socia
sostuvieron la ruptura de relaciones con Ale lismo. En 1920, el senador Enrique del Valle
mania tras el hundimiento de dos barcos Iberlucea lidera un nuevo sector disidente,
mercantes nacionales por submarinos de esa que reclama el abandono de la Segunda Inter
nacionalidad. La fractura entre los dos secto nacional y la incorporación a la Tercera, de
res se había consumado. donde tomaron el nombre de terceristas. Tras
El triunfo bolchevique en Rusia, en no el velo de la alineación en el marxismo inter
viembre de 1917 (octubre para el calendario nacional se ocultaba, en realidad, un renovado
juliano usado entonces en Rusia), no hizo más embate doctrinario contra el reformismo, ex
que acelerar el cisma, trasladando a nuestro presado en una histórica publicación: Clari
país el mismo enfrentamiento que explotaba dad. Fueron expulsados del partido en 1921 y,
en el seno de la Segunda Internacional. Las ín salvo el anciano senador, la mayoría se incor
fulas revolucionarias y la convicción de la in poró al Partido Comunista.
minente caída del capitalismo ganaban a los Si esto ocurría en el sector más radicalizado,
militantes, quienes reclamaban el retorno a la no eran más tranquilas las aguas entre lo que se
ortodoxia marxista. Las tibiezas del reformis denominaba la derecha partidaria. Los diputa
mo pequeño burgués sonaban a cobardía para dos Federico Pinedo y Antonio De Tomaso se
quienes abrazaban la causa de la revolución mostraban proclives, en el enfrentamiento con
proletaria mundial. El 5 y 6 de enero de 1918, el radicalismo, a un entendimientó con los par
se crea el Partido Socialista Internacional, que tidos conservadores, al tiempo que profundiza
en 1920 cambia su nombre por el de Partido ban su adhesión a las ideas liberales. Ia disputa
Comunista, incorporándose como sección ar por el poder intemo partidario, que debilitó
gentina de la Tercera Internacional fundada sensiblemente su presencia política, concluyó en
por Lenin. una nueva escisión con la constitución, en 1927,
Este primer gran desgarramiento del Par del Partido Socialista Independiente.
tido Socialista fue encabezado por militantes El Partido Comunista no corría mejor
obreros, sectores juveniles y viejos hombres suerte. Ya en 1920 cobra forma una línea ul
del partido. Iosé Femando Penelón, Iuan Fer traizquierdista, liderada por Tomás Velles y
lini, Alberto Palcos, Ruggiero Rugilo, Victorio otros dirigentes como Angélica Mendoza, que
Codovilla y Rodolfo Ghioldi, fueron algunos logra imponer sus ideas en sucesivos congre
de los comprometidos con la nueva forma sos partidarios. Se los conoció como chispistas,
ción. Sus bases ideológicas expresaban el ma por el nombre del periódico en que se expre
ximalismo marxista -expresión en boga en saban: La Chispa. Convencidos de la inminen
aquellos tiempos—, reclamando el internacio cia de la caída mundial del capitalismo, soste
nalismo a ultranza, que implicaba el rechazo a nían la necesidad de abandonar el programa
toda expresión de nacionalismo patriótico; el partidario y adoptar como estrategia la oposi
desarme militar y la supresión del ejército; la ción sistemática a toda labor constructiva y la
expropiación de la tierra, los ferrocarriles y la crítica despiadada del régimen imperante. Ex
flota naviera y la solidaridad con el gobiemo pulsados en 1925, formaron el Partido Comu
410 de los soviets en Rusia. nista Obrero, de muy corta vida.
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1914-1943)
Poco después, en 1927, una nueva ruptu mente el campo de la izquierda. En el otro
ra involucra a quien fuera uno de los funda extremo, el Partido Comunista, objeto favori
dores del partido y su figura más importante to de persecuciones, no lograba superar el
en los primeros años, el concejal capitalino nivel de la respuesta verbal, declamatoria y ale
Iosé F. Penelón. Fue, en realidad, una lucha jada del acontecer nacional. Por acción u omi
interna por el poder que concluyó con la vic sión, la izquierda, paradójicamente, contribuía
toria de Codovilla y Ghioldi, la expulsión de así al desalojo del poder del primer movimien
Penelón y sus seguidores y la creación por és to de masas del país.
tos del Partido Comunista de la Región Ar Sin embargo, la Guerra Civil española y el
gentina, luego Partido Comunista de la Repú ascenso del nazismo y del fascismo en Europa,
blica Argentina. A partir de allí y bajo la férrea dieron a los discípulos vernáculos de Marx
conducción de los vencedores en la disputa nuevas oportunidades de protagonismo que,
interna, el Partido Comunista se alineó sin en el terreno político, contribuyeron a fortale
cortapisas en la ortodoxia stalinista, convir cer su presencia. En especial, el Partido Comu
tiéndose en la caja de resonancia local del co nista supo sacar ventaja de estos dos conflictos
munismo soviético. internacionales, a través de la táctica frentista,
Como se advertirá, hacia 1930 la izquierda orientada a consumar alianzas con los sectores
presentaba, para sus seguidores, un panorama progresistas -a los que hasta no mucho antes
desesperante. Su feroz divisionismo se había descalificaban por reformistas y pequeño bur
trasladado del ámbito político al sindical, gueses-, en apoyo de la República española y
donde pugnaban cuatro centrales obreras por del sistema democrático. El Partido Socialista,
captar el favor de los trabajadores, sin lograr en cambio, siguió con sus sangrías. Hombres
lo. Las sucesivas crisis habían desdibujado la de importante militancia, como Ernesto Giu
imagen inicial de una fuerza llamada a con dici, emigraron al Partido Comunista y otros,
quistar el futuro. El golpe de Estado del 6 de encabezados por el mendocino Benito Maria
septiembre, que iniciaría el ciclo del militaris netti, formaron el Partido Socialista Obrero
mo y su secuela de interrupciones del orden luego de ser vencidos por el oficialismo en
institucional, los sorprende debilitados, en 1935, en una reedición de los intentos por
frentados, carentes de vigor y convicción. La orientar la linea partidaria hacía la izquierda
respuesta no podía escapar a estas lirnitacio revolucionaria.
nes. El Partido Socialista se mantuvo en una El final de la década sorprendió al Partido
posición ambigua, dubitativa, marcada por Comunista intentando justificar el tratado so
cierto entusiasmo inicial frente a un movi viético-alemán, pagando el precio, una vez
miento que creían llamado a depurar y rege más, de su férreo alineamiento internacional.
nerar la política criolla. No tardaron en desilu Y al socialismo, como a todas las fuerzas de iz
sionarse, pero ya la confusión los había quierda, pugnando por formar frentes electo
ganado. El Partido Socialista Independiente rales contra el fraude. Nadie parecía advertir
apoyó al movimiento que llevó al poder a los cambios que se avecinaban. El elitismo de
Uriburu y se sumó al posterior gobierno de las izquierdas, su propensión a las divisiones
Agustín P. Iusto, abandonando definitiva ideológicas y su incorregible inclinación a 4ll
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
priorizar las definiciones internacionales so más notable. Quedaban atrás las intentonas
bre los problemas nacionales, las alejaba de las revolucionarias frustradas, la abstención co
masas y del país real. mo táctica y las indefiniciones ideológicas que
permitían sumar adeptos a diestra y siniestra.
Hasta ese momento, pocas, aunque trascen
EL REPUBLICANISMO DEMOCRÁTICO dentes, eran las ideas que moldeaban el perfil
político del radicalismo. El eje central de su
El 9 de agosto de 1914 moría Roque Sáenz ideario —mantenido a lo largo del tiempo- pa
Peña, el presidente que llevó adelante, a través saba por la postulación del respeto a la Cons
de la ley que quedó inseparablemente unida a titución de 1853-1860 y a la voluntad popular
su nombre, el tránsito entre la república oli expresada en las urnas.
gárquica y la democrática. Desde febrero de La historiografía de izquierdas ha critica
1912, aquella norma que había instaurado el do, invariablemente, la contradicción que a su
sufragio universal, secreto y obligatorio, in juicio encerraba este ideario básico que pre
trodujo en la vida política argentina cambios tendía conciliar la democracia de masas con el
profundos, incorporando una masa de electo formalismo liberal individualista. Y lo que no
res antes ausente y posibilitando el acceso al se advierte es que, precisamente, en la con
poder de sectores y personajes hasta ese mo fluencia de estos dos impulsos se situaba la de
mento marginados. Con la efectiva vigencia finición republicana tal como el fadicalismo la
de la república democrática se inicia el perío entendía: soberanía popular enmarcada o en
do de preponderancia de las fuerzas políticas cauzada por la Constitución formal, el respeto
que habían luchado por su concreción. El pri a los derechos individuales, la división de po
mer lugar en esa lucha le correspondía —por deres, la periodicidad de las funciones. Desde
méritos propios— a la Unión Cívica Radical, sus orígenes esta fuerza representaba, pues, la
por lo que no puede llamar la atención su pretensión demoliberal de conciliar la tensión
predominio inicial, que se extendió desde —característica de la modernidad- entre liber
1916 a 1930, compartiendo la escena con el tad individual e igualdad.
Partido Socialista y sus desmembraciones, el Hasta 1912, fecha que marca el fin del abs
Partido Demócrata Progresista y los restos de tencionismo, la lucha por la pureza electoral y
la antigua oligarquía que pugnaba por re el sufragio universal ocupan el centro de las
construir su presencia en el nuevo escenario preocupaciones radicales. Ninguna otra defi
democrático. nición parecía relevante, hasta tanto se con
cretara esta transformación de fondo de la ví
LA UNIÓN CÍVICA RADICAL da política nacional. La tarea reparadora que
Yrigoyen insistentemente proponía a sus se
Nacido de la heterogénea Unión Cívica de guidores, encontraba en este tema uno de sus
la Juventud, moldeado en su espíritu de lucha principales cometidos. Todo se postergaba
al calor de la revolución de 1890, el viejo par hasta el momento en que se pudiera afirmar
tido de Leandro Alem llega al poder en 1916 —como lo haría en su mensaje de apertura del
412 de la mano de Hipólito Yrigoyen, su caudillo Congreso Nacional en 1919- que “la Nación
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1914-1943)
s. f ‘f.
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i\ \
“El Poder Ejecutivo”, caricatura de M. Ferreira en la que se muestra a Yrigoyen solo en el centro de la escena. Museo de la
Ciudad.
Estas líneas generales del pensamiento ra realizaciones sociales superaban incluso al yri
dical sufrieron las vicisitudes de los cambios goyenismo nacional. La franca diferencia se si
políticos que se operaron en el país. La pre tuó, pues, en el terreno de la acción política,
sidencia de Alvear fue el escenario de los en con la concreción del entendimiento de los
frentamientos entre yrigoyenistas y antiperso antipersonalistas con los conservadores, ven
nalistas, que adquieren franca repercusión cidos en la elección de 1928 por el ex presiden
institucional a partir de 1924. En realidad, el te Yrigoyen.
conflicto se centraba más en diferencias de es Después de la revolución del 6 de septiem
tilo y enconos personales, que en cuestiones bre de 1930 y, en especial, tras la muerte del
ideológicas. Si bien, en general, se adscriben al viejo caudillo en 1933, se ahondan en el radi
antipersonalismo alvearista las figuras del ra calismo aquellas diferencias nacidas en el fra
dicalismo menos proclives al populismo y más gor de la lucha entre personalistas y antiperso
apegadas al liberalismo tradicional, no es me nalistas, trasladándose ahora decididamente al
nos cierto que se suman a sus filas los lencinis campo de las ideas. La conducción del partido
tas mendocinos y bloquistas de San Juan, for quedará en manos de Alvear y sus seguidores,
maciones provinciales que en sus postulados y al tiempo que entre los sectores juveniles cre 415
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
ce el reclamo por el retorno a la intransigencia bre de 1914. Salvo en las elecciones presiden
originaria y la profundización de los postula ciales de 1916, cuando el común antiyrigoye
dos doctrinarios. Precisamente uno de los nismo había nucleado bajo tal denominación a
grupos más significativos de la década del los seguidores de De la Torre y de diversos par
treinta, por su aporte intelectual, se gestará tidos provinciales conservadores o liberales
hacia 1935 desde el radicalismo, en este clima vinculados al antiguo régimen, su influencia
de renovación. La Fuerza de Orientación de la política se limitó a la provincia de Santa Fe y,
Joven Argentina (FORIA) aunará la tradición en menor medida, a la Capital Federal.
democrática del viejo partido, con los irnpul Las ideas políticas de Lisandro de la Torre
sos nacionalistas que tiñen la época, alum y, en general, de la democracia progresista,
brando una variante de nacionalismo popular, transitan los carriles clásicos del pensamiento
de tono industrialista, que anuncia el espíritu demoliberal, aunque con diferencias de grado
de la década siguiente. en tomo a ciertos temas. Algimos aspectos de
Al mismo tiempo otro núcleo interno co su pensamiento merecen, sin embargo, ser des
menzaba a formarse en el mismo clima de crí tacados. El primero es su marcado y consisten
tica a la dirigencia partidaria, inclinando las te laicismo que los tuvo como principales pro
ideas tradicionales hacia posiciones más cer tagonistas en la lucha por la separación total
canas a la izquierda. Hombres como Moisés entre Iglesia y Estado, propiciando la educa
Lebensohn, Crisólogo Larralde, Oscar Alende, ción laica, el divorcio y la neutralidad religiosa
Gabriel del Mazo y Arturo Frondizi, participa estatal, en posición que con el tiempo los apro
rían del movimiento de ideas que cristalizaría ximaría a los socialistas con quienes, incluso,
en 1945 con la creación del Movimiento de In celebrarían alianzas electorales transitorias. Se
transigencia y Renovación (MIR). El acento se destacaron también en la defensa del interés
desplazaría ahora hacia lo social y económico, nacional frente al capital extranjero, constitu
postulándose la nacionalización de los servi yendo ejemplo paradigmático de esta actitud
cios públicos, la economía planificada, la re el célebre “debate de las cames”, que tuvo en Li
forma agraria y la cooperación económica re sandro de la Torre su expositor más relevante
gional e internacional, como pilares de la en el Senado nacional. Finalmente, su clara in
democracia económica y social. serción provincial —obtuvieron el gobierno de
Santa Fe en 1931, único éxito político de irn
EL PARTIDO DEMOCRATA PROGRESISTA portancia en el período- marcó una constante
línea política partidaria de tono federal, defen
Lisandro De la Torre, inspirador y máximo sora de las autonomías provinciales, del muni
dirigente de esta organización partidaria, ini cipalismo y de los pequeños intereses agrícolas.
ció su carrera en la Unión Cívica Radical, de la Estas notas que individualizan su pensarnien
que se alejó en 1897 por profundas diferencias to, se vieron plasmadas en el proyecto de refor
con Hipólito Yrigoyen. Funda en 1908 la Liga ma de la Constitución nacional que presenta
del Sur, formación política santafesina que ron en 1923 los diputados nacionales del
constituirá el antecedente inmediato del Parti Partido, entre quienes se contaban Correa,
416 do Demócrata Progresista, creado en diciem Bordabehere y el propio De la Torre.
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1914-1943)
Los NACIONALISTAS
riantes de aquél. Su condición de precursor se cambio ideológico. Sostiene que tras la guerra
limita al reproche que formulaba a la cultura li mundial, la revolución rusa y el imperio de la
beral de su época, en nombre de las tradiciones democracia sustentada en el sufragio univer
y la argentinidad, y al fuerte tono patriótico que sal y obligatorio, el mundo occidental se en
campeaba en sus escritos, que contribuiría a contraba en proceso de franca decadencia
preparar el ambiente propicio para el desarro manifestada en desorden e indisciplina social.
llo posterior del nacionalismo político. A sus ojos, la Semana Trágica de 1919 simbo
Mayor contundencia tendría el aporte de lizaba para nuestro país el riesgo de la anar
Gálvez. A partir de El diario de Gabriel Quiro quía, asociada a los trabajadores extranjeros y
ga (1910) y de El solar de la raza (1913), se su a los maximalistas que alentaban la revolu
mará con perfiles propios al movimiento cul ción inspirados en la República de los Soviets.
tural que cuestionaba el extranjerismo Esta desilusión originaria fue adquiriendo,
dominante. Su contribución adquiriría rele rápidamente, el carácter de convicción anti
vancia al agregar al reclamo de recuperación democrática y antiparlamentaria que plasma
de las tradiciones nacionales, marcadas notas ría -en célebre conferencia pronunciada en Li
de catolicismo e hispanismo que caracteriza ma en 1924-, en lo que, con acierto, Enrique
rían a buena parte del nacionalismo posterior. Zuleta Álvarez ha denominado militarismo in
No fue hombre de militancia partidaria y el tegral. La fórmula adquiriría rápida fama: “Ha
camino de sus adhesiones estuvo plagado de sonado otra vez, para bien del mundopla hora
sinuosidades. Legó, sin embargo, al naciona de la espada”.
lismo en formación, su especial combinación Inspirado por las figuras de Mussolini en
de tradicionalismo, catolicismo e hispanismo, Italia y del general Primo de Rivera en España,
junto a una sostenida crítica a la política y la desde las páginas de La Nación y en obras que,
cultura liberal, que se resumía en una fórmu en general, eran compendio de sus artículos
la central: “gobernar es argentinizar”. periodísticos, Lugones expresó su pensamien
A estos dos clásicos precursores cabe agre to signado por esta convicción de base: sólo la
gar la figura de Leopoldo Lugones, aunque fuerza, encarnada en la jefatura militar, puede
destacando diferencias fundamentales. En asegurar la cohesión nacional en un mundo
primer lugar, Lugones fue hombre de militan en que la democracia y el pacifismo han de
cia y compromiso político, si bien no partida mostrado su esencial debilidad. Reconstruir la
rio. En segundo lugar, su ideario nacionalista nacionalidad sobre las bases del orden jerár
transitó carriles muy diferentes de los de Ro quico, requería repudiar la utopía socialista y
jas y Gálvez, alejado del hispanismo y catoli la no menos utópica pretensión de dejar en
cismo de éstos. Como muchos de los hombres manos de la mayoría -a través del sufragio
que alimentarían las filas del nacionalismo, universal- la elección de los gobernantes y la
era Lugones un desilusionado de las ideas de decisión de las acciones políticas fundamenta
moliberales de la época. Socialista en su ju ‘les del Estado. La férrea conducción de un
ventud, liberal en tiempos del Centenario, co caudillo militar, capaz de garantizar el orden
mienza hacia 1921 una revisión crítica del social, era la condición para dotar a la Nación
420 pasado inmediato que lo llevará a un nuevo de una nueva institucionalidad de tipo corpo
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1914-1943)
rativo —nunca descripta con precisión—, que que los núcleos definitorios. Pero sirven para
sustituyera a la democracia igualitaria y plebe demarcar un territorio ideológico complejo,
ya. Lugones preparaba y anunciaba, así, la re donde las distinciones son indispensables pa
volución de septiembre de 1930. ra no caer en la arbitrariedad de asignar, a to
dos los que invocaban la misma denomina
EL NACIONAUSMO ARGENTINO EN LA DÉCADA ción, un bagaje de ideas y actitudes que no
DEL TREINTA siempre compartían.
Leopoldo Lugones (el segundo sentado a la izquierda) con un grupo de civiles y militares en el Círculo de Armas. Archivo
General de la Nación.
esta línea del nacionalismo seguirán, a lo largo radicalismo -reconociéndole el contenido na
de la década, derroteros diversos. Mientras la cional de sus postulados centrales de gobier
mayoría -Ibarguren, Lugones, Laferrere, Ra no—, y llegarán, incluso, a aceptar las reglas de
mos- persistirán en el reclamo de sustitución juego de la democracia, mediante la fundación,
del sistema representativo por el modelo cor en 1942, del Partido Libertador.
porativo, otros, como los hermanos Irazusta,
variarán el eje de su preocupación. Dirigirán su
atención, en adelante, a la necesidad de concre Fïlafascismo
tar la soberanía nacional, inexistente como
consecuencia de la histórica dependencia eco El catolicismo de base que caracterizaba a
nómica del país respecto del capital inglés. El los grupos hasta aquí considerados —con la
pacto Roca-Runcirnan fue el disparador de_una clara excepción de Lugones- los alejaba, en ge
obra central: La Argentina y el imperialismo bri neral, del racismo nacionalsocialista y del pa
tánico (1934). A partir de allí, ahondarán la pré ganismo fascista, aunque no carecían de sim
dica contra la oligarquía vernácula, servidora patía por el segundo, en especial por lo que
del capital extranjero, y abogarán por la nacio representaba en la lucha contra el comunismo
nalización de la economía como condición in en Europa. Una importante carga de elitismo
dispensable para la refundación del Estado so aristocratizante contribuía también -incluso
berano. Revisarán, también, su crítica visión del por razones estéticas- a alejarlos del ampulo 423
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
principios contra anarquistas y socialistas, aun aceptando que a partir de 1930 éstos fue
promoviendo cambios legislativos que mejo ron mayoría.
raran las condiciones de vida y trabajo de los Un fenómeno similar se advierte en las fi
obreros, sobre la base del entendimiento pací las militares. Antes del golpe del 6 de septiem
fico entre los diversos factores de la produc bre -momento crucial, que marca el inicio de
ción. A partir de 1912, la presencia dominante la preponderancia de las Fuerzas Armadas en
de monseñor Miguel De Andrea atempera el la vida política de las décadas siguientes- el
obrerismo del movimiento social cristiano, ti Ejército y la Marina adscribían mayoritaria
ñéndolo de notas propias del catolicismo con mente al liberalismo. Aun durante el proceso
servador europeo, en tanto que en el campo que se abre con la revolución, la injerencia del
político De Andrea se vincula con los sectores nacionalismo católico en la organización mili
más tradicionales de la sociedad porteña, de tar no es mayoritaria. Como bien ha destaca
marcada inclinación liberal. do Loris Zanatta, el Ejército de aquella época
La década del veinte se caracteriza por el se proclamaba aconfesional, los principales
renacimiento del pensamiento católico en el profesores de la Escuela Superior de Guerra
ámbito intelectual, tras décadas de predomi eran notables liberales y el muy católico gene
nio del positivismo. La iniciación en 1922 de ral Uriburu encargaba la redacción de la pro
los Cursos de Cultura Católica, marcará el clama revolucionaria al irreductible agnóstico
surgimiento de un activo grupo de militancia Lugones. La línea liberal —en lo económico y
en el que se destacaban los nombres de Atilio social-, bajo el liderazgo indiscutido de Agus
Dell’Oro Maini, Tomás Casares y Tomás Pico, tín P. Iusto, coincidió con el uriburismo en su
donde el catolicismo se oponía, como ideal, al común antiyrigoyenismo pero, al mismo
liberalismo. Muchos de los integrantes de tiempo, actuó decididamente para frustrar los
aquellos cursos se incorporarán con el tiempo planes de reforma constitucional y electoral
al nacionalismo católico y alimentarán las pá que el presidente de facto alentaba, inspirado
ginas de Criterio. La Guerra Civil española y el por los civiles nacionalistas que conformaban
consecuente vuelco masivo de los católicos su núcleo más cercano. La importancia de los
argentinos a favor de Franco, alimentarán la militares liberales fue decisiva en este sentido,
vinculación entre nacionalismo y catolicismo. contribuyendo con ello a abrir el camino a la
Pero al mismo tiempo, y aunque en franca presidencia de Justo en 1932, manteniendo su
minoría, otros mantendrán su adscripción al influencia durante toda la década y hasta bien
pensamiento demoliberal siguiendo los pasos avanzado el gobierno de Castillo. Paralela
del filósofo francés Jacques Maritain. Su visi mente surge otra corriente derivada de un
ta al país en 1936 desató furiosas controver acercamiento creciente entre militares y cató
sias, que pusieron en evidencia el conflicto licos, que se concreta a lo largo de los años
entre nacionalistas y liberales en el catolicis treinta, como consecuencia del común recha
mo local. zo al liberalismo y al socialismo, y a la asun
Resulta pues que en las tres primeras déca ción de la defensa de la tradición nacional en
das del siglo, se puede constatar la presencia que se inscribían tanto la Iglesia como las
426 de católicos sociales, liberales y nacionalistas, Fuerzas Armadas.
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1914-1943)
Resulta así que, hasta 1940, cuatro grupos ciones y de la legitimidad necesarias para su
podían identificarse en el terreno militar: los plir el vacío que aquellas muertes producían
profesionalistas que pretendían absoluta pres en las elites dirigentes. A su vez, los partidos
cindencia frente a los problemas políticos, los políticos opositores no lograban resolver rápi
radicales raleados después de diversos alza damente la crisis de liderazgo que enfrenta
mientos frustrados, los liberales que acompa ban, abriendo la posibilidad de un nuevo
ñaron a Agustín P. Justo y mantuvieron im triunfo del fraude, en la figura del candidato
portante presencia bajo la presidencia de sostenido por el Presidente, Robustiano Pa
Ortiz, y los nacionalistas que adquirirían mar trón Costas. Todo confluía hacia una nueva
cado predominio a partir de ese momento. Es crisis institucional que se concretaría en el
te último fenómeno se vio favorecido por el golpe militar de junio de 1943.
impacto de situaciones internacionales como Las fuerzas que poblaron el escenario
la Guerra Civil española y la Segunda Guerra ideológico desde 1914 y que se han considera
Mundial. El conflicto en la península, en cuan do a lo largo de este capítulo, estaban a punto
to intensificó la identidad entre catolicismo, de comprobar su fracaso. El Partido Socialista
militarismo y nacionalismo —aunados en la no logró nunca inserción nacional —lirnitando
cruzada española de Franco contra el comu su presencia a la Capital Federal, la provincia
nismo y el republicanismo—, aportaba un nue de Buenos Aires y, en menor medida, Mendo
vo modelo de conducción política de la Na za- y, como el resto de las variantes de izquier
‘ción por las Fuerzas Armadas. La guerra da, había naufragado en sus incontables en
mundial, en tanto dividió las aguas entre alia frentamientos y divisiones. Sus dos principales
dófilos y germanófilos, puso en el centro del desprendimientos no corrieron mejor suerte:
debate nacional la cuestión del neutralísmo el Partido Comunista no era más que la expre
como expresión de soberanía nacional. A co sión local, fuertemente disciplinada, del co
mienzos de los años cuarenta, pues, el milita munismo soviético y compartía con el viejo
rismo —de cuño liberal o nacionalista— recupe tronco partidario su incapacidad para ganar
raba el protagonismo que había perdido un espacio preponderante en los sectores
después de la frustración de 1930. obreros. El Partido Socialista Independiente
alcanzó algunos logros electorales irnportan
tes en la Capital Federal, pero a costa de aban
HACIA EL 4 DE IUNIO DE 1943 donar sus postulados fundamentales, sumán
dose a las fuerzas que representaban a la
Entre 1942 y enero de 1943 mueren tres ex Argentina anterior a la Ley Sáenz Peña. Las iz
presidentes: Marcelo T. de Alvear, Roberto M. quierdas, pues, iniciaban la década del cuaren
Ortiz y Agustín P. Iusto. Se va con ellos la pri ta constatando una falencia que, para sus
mera línea de dirigentes políticos que había ideas, era fatal: no habían logrado aceptación
dominado el escenario de la década del trein ni apoyo popular.
ta. El presidente Castillo, expresión del conser El radicalismo, que a diferencia de las iz
vadorismo de viejo cuño y de las prácticas quierdas había contado en su momento con
electorales fraudulentas, carecía de las condi una clara y sostenida adhesión electoral de las 427
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
mayorías, había perdido a sus dos líderes prin formular una alternativa institucional viable a
cipales y no lograba articular una renovación la tan criticada democracia liberal. El corpora
indispensable para enfrentar sus propias divi tivismo, nunca claramente definido, y su des
siones. Personalistas y antipersonalistas se ha precio por el sufragio universal no superaban
bían encargado de despilfarrar la herencia el estadio de un elitismo anacrónico.
que, con sus diferencias de estilo, les legaran Por una razón o por otra, las diversas
Yrigoyen y Alvear. fuerzas políticas actuantes en los últimos
Los viejos partidos del liberalismo conser treinta años, y las ideas que les servían de sus
vador, tributarios de la república oligárquica, tento, se estaban quedando sin vínculos con
no habían aportado en este período al campo los deseos de la sociedad real, que empezaba a
de las ideas mucho más que su inveterado re buscar otros cauces de expresión. No podían
chazo a las prácticas democráticas. Sólo el saber que en el horizonte político se dibujaba
fraude les procuró alguna permanencia en el un nuevo movimiento de masas, que se apro
poder y creían que, una vez más, por esta vía piaría de los más diversos elementos ideológi
entronizarían un nuevo presidente. La cegue cos en pragmática síntesis. El 4 de junio de
ra política que sostenía esta pretensión estaba 1943 no sería más que el primer paso de un
a punto de ponerse en evidencia. proceso que sabría aprovechar un casi desco
Los nacionalistas, en fin, atisbaban una nocido coronel, que recogería ideas y hom
nueva oportunidad de que se concretara el de bres a derecha e izquierda, para realiza? su
seo de ver ordenada la sociedad por la mano propio proyecto político. El peronismo incu
firme de algún general. No percibían, sin em baba, sin que nadie lo advirtiera, en aquellos
bargo, su falla más notable: sus ideas vivían de días de 1943, para enseñorearse de la escena
la excepcionalidad, pues no habían logrado política del futuro. Y ya nada sería igual.
428
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1914-1943)
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Para una adecuada orientación bibliográ ria argentina, Buenos Aires, 1979. A falta de
fica, que posibilite al lector ampliar el conoci estudios que se ocupen específicamente de la
miento de ciertos aspectos particulares de los evolución de las ideas políticas entre 1914 y
tratados en este capítulo, es necesario explici 1943, estas obras generales aportan un marco
tar algunos criterios básicos seguidos en su de consistente de las principales corrientes de
sarrollo. En este sentido, la característica de pensamiento consideradas en este capítulo.
base del período en estudio es la marcada dis Un valioso y reciente aporte que involucra a
persión del pensamiento político. Dispersión las ideas políticas en una visión más general,
que se manifiesta en un doble nivel: por un la aunque limitada al período 1910-1930, es el
do, en cuanto irrumpen en la vida política na de TULIO HALPERIN DONGHI, Vida y muerte de
cional ideologías diversas, cada una de ellas la República verdadera, Buenos Aires, 2000,
con variantes y matices múltiples y, por otro, con una completa selección de textos repre
en tanto dichas ideas encarnan en formacio sentativos de la época.
nes políticas, partidarias o no, que sufren a su
vez diversos fraccionamientos fruto de con Las izquierdas
cretas luchas por el poder. De allí la decisión
de transitar un camino intermedio entre la Si, en general, la abundante bibliografía
historia de las ideas y de las fuerzas políticas, sobre las distintas corrientes de pensamiento
desplegando el complejo abanico de opciones consideradas contiene un alto grado de fervor
que, a lo largo de estos años, se presentó a la militante en sus autores, en el caso de las iz
consideración de los argentinos. La extensión quierdas este fenómeno común se ve notable
impuesta al trabajo, obligó a elegir entre el en mente potenciado. En su lectura es indispensa
sayo de interpretación o la exposición panorá ble separar la paja del trigo, el relato
mica que privilegia la información. Se prefiere descriptivo de la apología o la descalificación e,
esta última alternativa, por entender que es la incluso, la manifiesta intención de justificacíón
que mejor satisface las características genera personal de quienes son, al mismo tiempo, his
les de la obra, con relación a las particularida toriadores y partícipes de los hechos narrados.
des ya señaladas del período en consideración. Con esta advertencia, resulta siempre útil la
La bibliografía general sobre las ideas po consulta de RODOLFO PUIGGROS, Historia crítica
líticas argentinas ya ha sido reseñada en otros de los partidos políticos argentinos, Buenos Ai
capítulos de esta obra. Aquí deben destacar res, 1986, en especial el tomo II, y JORGE ABE
se, sin embargo, tres que resultan de especial LARDO RAMOS, Breve historia de las izquierdas
utilidad para una visión de conjunto: las de en Ia Argentina, Buenos Aires, 1990, versión
JOSE LUIS ROMERO, Las ideas políticas en Ar parcialmente revisada de la Historia del stali
gentina, Buenos Aires, 1981, y El desarrollo de nismo en la Argentina, del mismo autor.
las ideas en la sociedad argentina del siglo XX, Específicamente sobre el Partido Socialis
Buenos Aires, 1998, y la de MARCOS MER ta, pueden consultarse: IOSE VAZEILLES, Los so
CHENSKY, Las corrientes ideológicas en la histo cialistas, Buenos Aires, 1967; JACINTO ODDONE, 429
LA DIMENSION POLÍTICA
Historia del Partido Socialista, Buenos Aires, y sus diversas variantes ideológicas. Sobre el
1983; IORGE ENEA SPILIMBERCO, El socialismo en anarquismo, en los aspectos considerados en
la Argentina, Buenos Aires, 1974; PABLO LA este capítulo: DIEGO ABAD DE SANTILLAN, La
COSTE, El socialismo en Mendoza y en la Argen EO.R.A. Ideología y trayectoria, Buenos Aires,
tina, Buenos Aires, 1993. Un breve pero muy 1971; OsvALDO BAYER, “Los anarquistas expro
útil trabajo referido a la inserción sindical del piadores”, Todo es Historia, n°S 33-34, Buenos
socialismo es el de MARÍA CRISTINA TORTTI, Es Aires, 1970, y FERNANDO QUESADA, “La Protes
trategia del Partido Socialista. Reformismo polí ta. Una longeva voz libertaria”, Todo es Histo
tico y reformismo sindical, Buenos Aires, ria, n“ 83-84, Buenos Aires, 1974.
[1983]. Sobre la acción y el pensamiento de
Iuan B. Iusto y los principales líderes del socia Republicanismo democrático
lismo vernáculo se ha escrito mucho, en gene
ral de carácter predominantemente biográfico Como historia general de los partidos po
y apologético. Resultan de especial utilidad, en líticos y, en especial de los referidos en este
el estricto campo de las ideas políticas: IAVIER acápite, sigue siendo recomendable la consul
FRANZE, El concepto de política en Iuan B. Justo, ta del clásico de CARLOS R. MELO, Los partidos
Buenos Aires, 1993; LUIS PAN, justo y Marx. El políticos argentinos, Córdoba, 1970. Lo mismo
socialismo en la Argentina, Buenos Aires, 1964, ocurre, respecto de la doctrina y desarrollo de
DARDO CÚNEO, Iuan B. Iusto y las luchas socia la Unión Cívica Radical, con las obras de GA
les en la Argentina, Buenos Aires, 1997, y JOSE BRIEL DEL MAZO, en especial: El radicalismo.
ARICO, La hipótesis de Iusto. Escritos sobre el so Ensayo sobre su historia y doctrina, Buenos Ai
cialismo en América Latina, Buenos Aires, res, 1957. Resulta útil la consulta de HEBE CLE
1999. Una visión reciente sobre las diversas MENTI, El radicalismo. Trayectoria política,
personalidades del socialismo vinculadas a Buenos Aires, Hyspamérica, 1983, y DAVID
Iusto, en CARLos IosE ROCCA, Iuan B. Iusto y su ROCK, El radicalismo argentino. 1890-1930,
entorno, La Plata, 1998. Sobre las sucesivas des Buenos Aires, 1977. Una visión crítica desde la
membraciones del socialismo, además de las izquierda, además de la obra de PUIGGROS ya
obras generales ya referidas, resulta útil consul citada, es la que aporta JORGE ENEA SPILIMBER
tar: EMILIO I. CORBIERE, Orígenes del comunismo GO, Historia crítica del radicalismo, Buenos Ai
argentino (El partido socialista intemacional), res, 1974. Para las variantes y divisiones, véan
Buenos Aires, 1984, y HORACIO SANGUINETTI, se: LUIS C. ALEN LASCANO, Yrigoyenismo y
Los socialistas independientes, Buenos Aires, antipersonalismo, Buenos Aires, 1986; PABLO
1981. LACOSTE (comp.), Populismo en San Iuan y
Para la historia del movimiento obrero en Mendoza, Buenos Aires, 1994; ALEJANDRO GO
este período, el estudio más importante sigue MEZ, La significación de Lebensohn en el radica
siendo el de HIROsI-II MATSUSHITA, Movimiento lismo, Buenos Aires, 1993, y EMILIO I. CORBIE
obrero argentino. 1930-1945, Buenos Aires, RE, “Lebensohn, una voz olvidada”, Todo es
1987. A pesar de la delimitación temporal del Historia, n° 189, Buenos Aires, 1983.
título, su capítulo I contiene una ilustrativa re Una breve historia de la democracia pro
430 seña del movimiento sindical anterior a 1930 gresista y de sus ideas fundamentales, es la de
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1914-1943)
RICARDO F. MOLINAS y SANTIAGO F. BARBERIS, El 1955, Buenos Aires, 1987. Un excelente ensayo
Partido Demócrata Progresista, Buenos Aires, de interpretación es el de CARLOS FLORIA, Pa
1983. Para el liberalismo conservador, aunque siones nacionalistas, Buenos Aires, 1998. De
se refieren al período anterior al desarrollado menor relevancia, por su esquematismo, re
en el texto, véanse: NATALIO R. BOTANA, El or sulta el libro de MARYSA NAVARRO GERASSI, Los
den conservador. La política argentina entre nacionalistas, Buenos Aires, 1968.
1880 y 1916, Buenos Aires, 1998, y EDUARDO A. Para ciertos aspectos parciales considera
ZIMMERMANN, Los liberales reformistas. La dos en este capítulo, que merecerían un ma
cuestión social en la Argentina. 1890-1916, yor desarrollo, véanse: LUIS MARIA CATERINA,
Buenos Aires, 1995. Sobre el desarrollo de es La Liga Patriótica Argentina. Un grupo de pre
tas fuerzas políticas entre 1916 y 1943, pueden sión frente a las convulsiones sociales de la dé
consultarse con utilidad: FELIX LUNA, Fuerzas cada del ’20, Buenos Aires, 1995; EDUARDO l.
hegemónicas y partidos políticos, Buenos Aires, CARDENAS y CARLOS M. PAYA, El primer nacio
1988; ALBERTO CIRIA, Partidos y poder en la Ar nalismo argentino en Manuel Gálvez y Ricardo
gentina moderna, Buenos Aires, 1986, y más Rojas, Buenos Aires, 1978; MONICA QUUADA,
específico y comprometido, ROBERTO AzARET Manuel Gálvez: 60 años de pensamiento nacio
TO, Historia de las fuerzas conservadoras, Bue nalista, Buenos Aires, 1985; ALFREDO CANEDO,
nos Aires, 1983. Especialmente valiosa, en Aspectos del pensamiento político de Leopoldo
cuanto conjuga la reflexión teórica con el Lugones, Buenos Aires, 1974; ENRIQUE ZULETA
aporte testimonial, es la obra compilada por ALVAREZ, “España y el nacionalismo argenti
MARCELO MONTSERRAT, La experiencia conser no”, en Cuadernos del Sur, n° 23-24, Bahía
vadora, Buenos Aires, 1992. Blanca, 1993; JUAN FERNANDO SEGOVIA, “El na
cionalismo republicano y la crisis institucio
Los nacionalistas nal. De la revolución del '30 al gobierno de
Iusto”, en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA,
Sigue siendo la más completa y sugerente Actas del Décimo Congreso Nacional y Regio
obra de conjunto la de ENRIQUE ZULETA ÁLVA nal de Historia Argentina, Buenos Aires, 1999;
REZ, El nacionalismo argentino, Buenos Aires, MARCELO MONSERRAT, “El pensamiento de
1975. Aunque limitado en el tiempo hasta Gustavo I. Franceschi y la revista Criterio en la
1930, resulta sumamente útil el libro de MARIA cultura política de la Argentina”, en AUTORES
INÉS BARBERO y FERNANDO DEvOTO, Los nacio VARIOS, Usos de la memoria, Buenos Aires,
nalistas, Buenos Aires, 1983. Lo mismo cabe 1996.
decir, centrando el análisis en las vinculacio
nes con el peronismo, de las obras de ELENA Militares y católicos
PIÑEIRO, La tradición nacionalista ante el pero
nismo. Itinerario de una esperanza a una desi El estudio más completo del compromiso
lusión, Buenos Aires, 1997, y CRISTIAN BUCH social de los católicos argentinos y sus ideas,
RUCKER, Nacionalismo y peronismo. La es el de NESTOR T. AUZA, Aciertos y fracasos so
Argentina en la crisis ideológica mundial. 1927 ciales del catolicismo argentino, Buenos Aires,
431
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
1987. De menor relevancia, pero útil para nismo. 1930-1943, Buenos Aires, 1996, y su
una primera aproximación, resulta la obra de continuidad, Perón y el mito de la Nación cató
RICARDO G. PARERA, Democracia cristiana en lica, Buenos Aires, 1999. En general, para la
la Argentina. Los hechos y las ideas, Buenos evolución de las Fuerzas Armadas y su ads
Aires, 1967. cripción política en este período, consúltense
En lo referente a la vinculación entre cato dos libros clásicos: ROBERT A. POTASH, El ejér
licismo, nacionalismo y militarismo, resultan cito y la politica en la Argentina. 1928-1945. De
de fundamental importancia las obras de L0 Yrigoyen a Perón, Buenos Aires, 1971, y ALAIN
R15 ZANATTA, Del Estado liberal a Ia Nación ca ROUQUIE, Poder militar y sociedad política en la
tólica. Iglesia y ejército en los orígenes del pero Argentina, tomo I, Buenos Aires, 1981.
432
1 3. EL PENSAMIENTO POLÍTICO
(1943-1983)
Juan Femando Segovia
tradiciones de pensamiento nacional que ex zados de águilas bicéfalas”, reconoció que ellos
plicaran el aluvión peronista. El reconoci no eran el desecho de la intelectualidad argen
miento del peronismo fue un ejercicio de au tina sino su promedio; concesión y confesión
torreconocirniento. Las ideologías, las ideas y que revelan la debilidad teórica de estos tiem
el pensamiento político de casi medio siglo vi pos. El coro de ideólogos se rernitía a conceptos
vieron mirando el peronismo: explicándolo, elementales; los temas del debate ideológico
atacándolo, entendiéndolo o negándolo; todo fueron estrechos y arnbiguos. La equivocidad
era posible, menos la indiferencia ante el fenó del discurso político dio a las ideas un sentido
meno peronista. sólo reconocible por los iniciados en la misma
escuela de aprendizaje ideológico. Para desci
EL IDEÓLOGO frar los significados había que conocer sus có
digos: el pensamiento político se definía ne
Frente a una realidad que exigía definicio gativamente, por el “anti”, que era ya todo un
nes inmediatas, la postura intelectual fue la del mensaje “pro” algo; la fraseología política da
“compromiso”. El mundo intelectual se hizo ba muestras de una vaciedad de contenido
voluntarista y antiintelectual; valía más la “so que hacía posible que cada uno lo rellenara a
ciología de la calle” que la filosofía. El teoriza gusto.
dor dejó paso al ideólogo vulgarizador, al inte
lectual militante, lo que tuvo su precio: por un La MITOLOGÍA POLITICA
lado, se achicó el espacio para la reflexión se
rena o la teoría no apegada a la inmediatez de La revolución y la democracia fueron dos
la acción; por el otro, la tarea intelectual con mitos centrales del período; podían conjugar
sistió en sumarse al entusiasmo revoluciona se, cual verbos irregulares, tanto con regíme
rio. En todo caso, si había elaboración intelec nes militares como con los civiles. Las palabras
tual, se trataba de un saber que permitiera la podían estar en la boca de la derecha, de la iz
revolución, que fuera estímulo de la acción in quierda o del centro, sin perder vigencia, pero
mediata, herramienta para ganar o recuperar adquiriendo significado variable según quien
el poder, y no tranquilo refugio de pensadores las pronunciara. Ni la revolución ni la demo
aislados de la realidad. En los setenta, el mili cracia poseían un contenido institucional evi
tante armado, la elite combatiente, fue el mo dente; evocaban imágenes y símbolos que pro
delo del ideólogo a la vez que del conductor de curaban la acción, pero estaban hueras de
esta seudo política mutada en guerra violenta. instituciones o, cuando menos, seguían giran
Por estas razones no es fácil descubrir do dentro de las eidstentes, para sostenerlas o
grandes pensadores, con originalidad y frescu cuestionarlas. Como herencia de las revolu
ra; el papel del intelectual ha cambiado y es di ciones militares, pero también como legado de
fícil hallar aquellos capaces de superar las ren la política de masas del peronismo, las institu
cillas inmediatas, de elevarse por sobre las ciones demostraron ser débiles, maleables,
disputas cotidianas. Cuando Ezequiel Martí porque no resistían a las fuerzas sociales; al
nez Estrada calificó a los intelectuales peronis mismo tiempo, tales acontecimientos parecie
434 tas de “liliputienses con zancos, gansos disfra ron revelar que las instituciones no eran más
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1943-1983)
que un velo que encubría intereses y privile Rasgo irrefutable de esta época fue la defi
gios que cortaban a la República en tajadas. nición de posiciones ideológicas propias por
Como telón de fondo se desplegó el mito la caracterización del enemigo: uno se ubicaba
de la crisis: revolución y democracia no fueron en la escena definiendo aquello a lo que se
más que anhelos superadores de la crisis na oponía; era más fácil decir contra lo que se es
cional. Se pensaba el tiempo vivido como una taba que señalar aquello que se quería. La
profunda crisis; se veía el entorno político, so identificación por el “anti” se vulgarizó y el
cial, económico, padeciendo una crisis aguda. enemigo era perfilado mediante consignas va
El horizonte del pensamiento señalaba la falta gas, vacuas, repetidas, recargables del conte
de arraigo de todo, la inestabilidad y volatili nido que quisiera darle quien las usara. El
dad de cualquier empresa; la experiencia de la proceso de simplificación del enemigo fue
desintegración y de la imposibilidad de alcan acelerado en los años sesenta y setenta: la po
zar un destino común; la transformación ina lítica se pensó y se practicó como un proceso
cabada; la existencia de dos Argentinas que no de enfrentamiento y antagonismo irreducti
alcanzaban a integrarse. Aunque todos reco bles que acababa por dilucidarse fuera de la
nocieron y afirmaron la crisis, no se comulga política.
ba en sus causas, tampoco en los remedios ni
la ocasión para aplicar los cauterios en las he
ridas nacionales. EL PERONISMO
De una manera insospechada, a los mitos Ya desde 1930, las refriegas ideológicas gí
de la crisis y de la revolución apareció ligado el raban en torno al cuestionamiento del libera
culto a la violencia, método preferido en estos lismo democrático. Este clima intelectual cul
años en los que la dialéctica amigo-enemigo tivaba la certeza de la crisis del Estado de
adquirió perfiles enloquecedores, porque el Derecho liberal burgués, título de un libro de
enemigo no pocas veces fue considerado irre Arturo Sampay, aparecido en 1942, que es to
ductiblemente tal y no mero opositor o tran do un emblema del momento. Las tensiones
seúnte de la vereda de enfrente. Las posiciones sociales y las pretensiones políticas comenza
se volvieron extremas, puntos sin retorno; se ron a dar forma a un nuevo Estado caracteri
pasó con suma rapidez del desentendirniento a zado por la seguridad social, la mayor centra
las armas. Se olvidó la política para dejar el ca lización y concentración de poder, y el
mino despejado a las más diversas formas de dominio más ajustado de los instrumentos
negación, intolerancia e incomprensión. La económicos y financieros. Estos indicios pre
violencia sirvió para higienizar el contenido disponen a entender el origen y la función pri
humano -lo afirmaba Perón- de un país que maria del peronismo como resultado de una
no se comprendía. La guerra, el recurso a la crisis ideológica que puso en cuestión las ideas
violencia, fue la negación de la política, porque que presidieron el proyecto liberal de país. Al
anuló el entendimiento y canceló el diálogo. peronismo hay que entenderlo como una 435
LA DIMENSIÓN POLITICA
ideología y una cultura políticas nuevas, que, segundo nacimiento de la Patria bajo su signo.
generándose subterráneamente —por debajo Este tono fundacional y salvífico de la doctri
de las formas políticas y las expresiones ideo na peronista se advierte con nitidez en el Acta
lógicas preexistentes—, fue capaz de reflejarlas de la Declaración de la Independencia Econó
en su mayoría. mica, firmada el 9 de julio de 1947, cuyo obje
tivo fue reafirmar el propósito popular de
REVOLUCIÓN consumar la emancipación económica de los
poderes capitalistas foráneos; por eso la nueva
Perón no tenía dudas de que el tiempo en independencia pasaba por una economía re
el que vivía era el de las revoluciones popula cuperada, “libre del capitalismo foráneo y de
res. En un discurso de 1945 dijo que la revolu las hegemonías económicas mundiales”.
ción rusa había introducido en la órbita de la
gran política a las masas. Ésa era la tarea de la NACIONALISMO
tas. Sin embargo, algo más hizo de Perón un munismo, sustentada en la defensa de la justi
personaje atractivo a ciertos sectores naciona cia social, reconocía como antecedente la doc
listas: aparecía como el único capaz de conte trina católica; pero el peronismo no se conten
ner el ascenso de las masas y evitar su radica taba con asumir esa deuda, debía superarla:
lización, pues no debe olvidarse que para los por eso se presentaba como cristianismo prác
nacionalistas era tan peligroso el liberalismo tico, vital y verdadero, no anquilosado por las
que falseaba las instituciones como el socialis estructuras eclesiásticas. Fue Perón, en un dis
mo que exacerbaba al pueblo con el senti curso de 1950, quien indicó que el cristianis
miento de la revolución social. En todo caso, y mo de su doctrina era el “cristianismo prácti
para preservar la identidad, sus seguidores co justicialista”. Por eso se entendió al
aceptaban definir al peronismo como un na justicialismo como superación del catolicis
cionalismo de corte humanista. mo; tratando de igualar la universalidad de és
te, la doctrina peronista se hizo la doctrina na
CATOLICISMO cional, porque el peronismo era “una mística”
que perseguía “el triunfo de la nacionalidad”,
Hay en los orígenes doctrinarios del pero motivo por el cual no era ajeno a ningún ar
nismo un aire de humanismo cristiano que gentino. En el montaje del nuevo rito fue
sirvió de fundamento e inspiración a sus lí esencial la mediación, no de la Iglesia sino del
neas políticas, económicas y sociales. Perón propio Perón, entre Dios y el pueblo, media
quería entroncar sus ideas con la tradición ción dela cual provenían los frutos materiales
cristiana de Occidente y remontaba la anti y espirituales del gobierno.
güedad del justicialismo a los años de vida del
cristianismo, proponiéndose hacer de éste un ANTTLIBERALISMO
Juan Perón, acompañado de Ricardo Guardo y Luis Gay, cn un curso de capacitación para agregados obreros en las embajadas.
Archivo General de la Nación.
la época. El conductor coreaba, con mayor tin mutación ideológica: anunciaban la muerte
te social, críticas que desde antes de 1930 se del individualismo negativo. Era la misión
habían desgranado contra el régimen liberal; económica y social del Estado dentro de la
mas la orientación de esa crítica hacia las fa ideología peronista la que transmitía de ma
lencias del liberalismo en el campo de las rela nera nítida el repudio al liberalismo por la crí
ciones laborales y de la seguridad social le da tica a la desprotección y explotación sociales
ban al peronismo un tinte socialista que que producía un Estado inerme.
perduraría con los años.
Es ese matiz el que destacó John W. Cooke ANTIIMPERIALISMO
en “adulterio mental con lo extranjero”. Ser una economía social diferente de la liberal y de
antiimperialista era algo más que sumarse a la dirigida; y en lo político, al poner la sobera
las filas de quienes condenaban la explotación nía nacional al servicio de la humanidad, “en
capitalista; significaba alinearse en defensa de un sistema cooperativo de gobierno mundial”.
los “oprimidos por la codicia y las contradic La tercera posición si fue eco de postulados
ciones de la exacerbación capitalista”. humanistas y cristianos, pronto ganaría una
El discurso antiimperialista, antioligárqui significación propiamente peronista: evocó un
co y popular produjo una identificación últi estado de armonía social, combinación del
ma entre nacionalidad y peronismo, de modo “colectivismo logrado por la superación, por
que el elemento nacionalista de la doctrina la cultura, por el equilibrio”, con la libertad
acabó sirviendo al peronismo: dejó de ser en la positiva determinada por “el estado ético y
intención de éste un corte horizontal de las moral”. El concepto era flexible en extremo
creencias diferentes para tornarse en una di pues reposaba en una visión dialéctica del
sección vertical de las doctrinas políticas. Co mundo en la que se enfrentaban el individua
mo toda hendidura profimda en las capas de lismo (imperialismo capitalista) y el colecti
la sociedad, el peronismo produjo, inventó, un vísmo (imperialismo comunista), postulan
enemigo en el que acumuló toda la maldad, dose como salida intermedia y superadora,
mientras que atrajo hacia sí las bondades que armónica y equilibrada, que suprirnía la ex
CD Cl OÍIO [10 ICCOIIOCÍH. plotación del hombre por el hombre.
TERCERA POSICIÓN
Iusncm SOCIAL
La tercera posición, que definía el papel de
la Argentina en el orden internacional, reco En el peronismo, la ayuda a los necesitados
nocía como antecedente la neutralidad frente se convirtió en justicia social, cuestión de Es
a las potencias en guerra, pero insuflaba un tado: ni Estado abstencionista ni sindicalismo
hálito iberoamericano en el peronismo. Fue revolucionario, sino “dirección racional” de la
también un foco de referencia respecto de ayuda popular a través del Estado. La Doctrina
ciertas definiciones ad intra; por ejemplo, la Peronista recoge esta idea central de Perón co
idea peronista de democracia (ni burguesa ni mo supresión de la lucha de clases, suplantán
colectivista), el sentido peronista de la revolu dola por “un acuerdo justo entre obreros y pa
ción (ni oligárquica ni extranjerizante), o el tronos, al amparo de la justicia que emane del
carácter ecléctico de sus principios (ni a la de Estado”.
recha ni a la izquierda, “centrismo”). La justicia social poseyó dentro del discurso
Perón se jactaría no sólo de ser el inventor peronista un sentido renovado: fue una justicia
de esta doctrina, núcleo central del credo pe sectorial, debida a una clase social postergada,
ronista, sino también de extenderla a todos los que irnpulsaba una política dislïibucionista de
aspectos de la vida colectiva: en lo social, co ingresos y beneficios; fue también misión del
mo sistema intermedio entre liberalismo y so Estado y de la sociedad el procurarla, no el pro
cialismo; en lo económico, por la adopción de ducto de las voluntades individuales; y, final 439
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
mente, desplazó los términos del debate de la seguridad sociales. En este juego, la figura de
esfera política a la social, no sólo en el sentido Evita desempeñó un papel fundamental:
de darle una dimensión social a la ciudadanía, “abanderada del pueblo", ella se proclamó
sino además en el de otorgar a la legitimidad “plenipotenciaria espiritual de todos los hu
política un fundamento material que le venía mildes de mi patria”. Con lo cual venía a rati
del servicio al pueblo. Perón solía decir que la ficarse la desinstitucionalización de la legiti
justicia social implicaba tres grandes tareas: la midad: ya no pasaba por los corredores de la
elevación de la cultura social de las masas, la Vetusta estructura de poder, sino por la diná
dignificación del trabajo y la humanización del mica de la consanguinidad, del sentimiento
capital; advertía que la orientación de esta jus compartido y del lenguaje común que poseían
ticia respondía a un nuevo concepto de Estado Perón, Evita y el pueblo.
en el que el trabajo y la dignidad del trabaja
dor eran elementos fundamentales de la na ¿CORPORAHVISMO?
cionalidad. Los modelos podían ser la expe
riencia inglesa laborista o el New Deal de Las ideas sobre cómo reorganizar el poder
Franklin D. Roosevelt; en todo caso, un Esta fueron fluyendo con los éxitos electorales,
do social en camino al de bienestar. Por ello el pues, por un lado, debía asegurarse la conti
Estado apoyaba las reivindicaciones de los nuidad del liderazgo de Perón, y, por el otro,
trabajadores, redistribuía la riqueza, dirirnía trasladar al plano institucional el modelo'de
conflictos laborales y, por sobre todas las co la “sociedad organizada”. En realidad, el men
sas, procuraba intervenir en todos los proble tado corporativismo peronista no deja de ser,
mas sociales y económicos cuando el sistema desde el punto de vista institucional, más que
de libre iniciativa pusiera en peligro los inte la intermediación del Estado en los conflictos
reses nacionales o generara injusticias o desi entre capital y trabajo; desde el punto de vis
gualdades. Esta idea escondía una función de ta emocional, una exaltación del pueblo co
disciplinamiento de las masas, porque la jus mo sujeto de poder; y, desde el punto de vis
ticia social debía ser organizada y no dejada a ta ideológico, una invocación a la armonía
la anarquía espontánea de ellas; así se entien entre trabajadores y empresarios, a la justicia
de la admiración con la que Manuel Gálvez social.
definió la política social de Perón: “en forma Perón rechazó desde un comienzo toda
avanzada, dentro del orden, desde arriba y rá asimilación de sus ideas sindicalistas al cor
pidamente”. porativismo u otra forma de asociacionismo
Para la concepción peronista, la pobreza estatal, defendiendo la unidad gremial, defi
no era asunto privado sino cuestión pública, nida y apoyada por el Estado, para organizar
relativa al orden social que debía imponer el a la masa, porque eran los enemigos del pue
Estado, reconociendo los derechos sociales. La blo quienes la querían desorganizada y sin
liberación integral de los trabajadores y la agremiación que la defendiese. Ese corporati
igualdad social pasaban indefectiblemente por vismo no fue sino la nueva organización de
el Estado, es decir por Perón, a través de un los trabajadores que suplantó al viejo sindi
440 proceso de centralización de la asistencia y la calismo autónomo e implantó un nuevo mo
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1943-193 3)
delo sindical organizado por el Estado para nizado “que procediese racionalmente, de
controlar el mundo del trabajo. Perón quería acuerdo con las directivas del Estado”. El pue
que el sindicato fuera la institución que re blo como masa estaba disperso y era política
presentara a los obreros ante el gobierno, la mente inútil; por eso el problema de la organi
justicia y los patrones, pero no un instru zación fue el más relevante, pues incluía el
mento político; una institución ajena a toda derecho a mandar en diversos grados, lo que
ideología que no fuera la obrera, representa Perón llamaba, en lenguaje castrense, primero
da por obreros de una misma actividad que el conductor, luego los cuadros y por último la
tuvieran una importante predisposición: per masa.
manecer “unidos para ser fuertes en la lucha El pueblo de la doctrina peronista es la
a emprender en colaboración con el Estado”. masa organizada, no la inorgánica; y la masa
En realidad, el peronismo transmitía una vi está organizada cuando se sindicaliza; y eso la
sión jerárquica de la sociedad, recogida en el hace pueblo. Entre esos dos conceptos de
sentido orgánico-social de la doctrina pero pueblo se inscribieron las políticas de Perón:
nista y en el concepto de comunidad organi para la masa, disciplina y verticalidad, orga
zada; visión que poco debe al corporativismo nización o, cuando las circunstancias lo acon
fascista y bastante más a lo que el propio Pe sejasen, a ese falso pueblo “hay que restringir
rón había tomado de la vida militar: el ejérci lo, cerrarlo, no dejarlo mover”. Para el pueblo
to fue el ejemplo de organización, el mejor y de la comunidad organizada, condescendencia
más poderoso sindicato, al que debían emu y piedad. Cuando en 1947 Perón proclamó los
lar los demás. derechos del trabajador, no sólo le enseñó al
pueblo los postulados que lo beneficiaban, si
EL PUEBLO no que le recordó la necesidad de fomentar
los medios económicos para hacerlos reales,
El gran misterio peronista fue esa especial esto es, que el pueblo trabajador sólo podía
trabazón existente entre el líder y su pueblo. tener una finalidad: “trabajar y producir”.
En el discurso de Perón hay un doble sentido
del pueblo: un pueblo idealizado, institucio VERTICALISMO, ANTINOMIA Y RITUALES
nalizado, incorporado al aparato de dominio
peronista, el pueblo que es, en la doctrina, La legitimidad peronista se basó en la re
parte de la comunidad organizada y que se lación dialéctica (según Cooke, directa y físi
confundía con la Nación misma; y otro pue ca) del líder y la masa, de la que resultaron
blo, más real, la masa, con hábitos que le lleva inspiración y lealtad, conducción y disciplina,
ban a la desobediencia y al desborde infruc mando y movilización; relación en la que el
tuoso, a sostener lealtades sindicales, parciales. líder simbolizó la íntima unión de las partes y
Entre uno y otro pueblo, como tempranamen que resultó en su primacía: las masas “vivían”
te declaró Perón, había que instituir al con en el líder. La legitimidad peronista, más allá
ductor y montar la maquinaria estatal, de mo del carisma, desnuda mecanismos propios de
do que el movimiento popular se organizase e la verticalidad castrense: el líder decía inter
hiciese de esta masa anárquica, un todo orga pretar y traducir a las masas; ellas, seguirlo y 44]
LA DIMENSIÓN POLITICA
apoyarlo. Así, una y otra cara de la legitimi Desde los cincuenta se incrementó el “cul
dad se alimentaban mutuamente: había una to político” al líder y a su esposa, mientras se
alianza de sectores diversos (la sociedad orga fomentaba una clara antinornia entre partida
nizada), de la misma manera que existían ri rios y enemigos del peronismo, y en conse
tuales cargados de simbolismo (las moviliza cuencia, crecía la conflictividad política. Si en
ciones), que resultaron en apoyo masivo al ese entonces se volvieron difusos los límites
líder indiscutido. Este doble proceso fue ex entre el Estado y el partido y entre éste y su lí
plicado por Cooke: el partido era un instru der, se acentuaron también los aspectos auto
mento de acción del pueblo, y éste había de ritarios del régimen. Perón convocó al pueblo
positado la conducción unilateralmente en el l7 de octubre de 1951 a juramentarse para
Perón, porque él era el único que comprendía derrotar a los enemigos extemos e intemos
y realizaba la revolución popular; al tiempo “hasta exterminarlos”. Un lenguaje ideológico
que el pueblo creía en la palabra de su con agresivo descalificaba a los no peronistas co
ductor porque poseía una “virtud mágica” y mo “vendepatrias”, “brutos que no nos entien
definía la “ortodoxia”. den” o “eternos enemigos del pueblo y sus rei
Se ha dicho que el poder de Perón (uniper vindicaciones”.
sonal, arbitrario) no era dictatorial; sin embar
go, el apoyo popular, la adulación de seguidores LA UNIDAD NACIONAL
en amalgamar y no en dividir, porque dividir del Estado”; llegando de esta suerte a una doc
era contribuir a la destrucción interna. El trina del humanismo estatista, que era huma
punto culminante de este proceso llegó con el nista porque “considera al hombre por sobre
Segundo Plan Quinquenal, el que resolvió to toda otra consideración, siempre que con ello
da oposición entre peronismo y patria, adop no se perjudique al Estado”; y que era estatal
tando la doctrina del primero como credo ofi porque el Estado no tiranizaba al hombre y el
cial de la segunda. hombre “no hace uso ni abuso de cuestiones
Perón asoció “su” política de unidad a dos que perjudican al Estado”. Sin embargo, este
elementos clave: la organización y el Estado. No equilibrio era difícil de mantener, sobre todo
creía que las transformaciones sociales siguie por la acción tutelar del Estado, dado que la
ran un proceso natural, un desarrollo sin plani confianza en el Estado como mecanismo de
ficar; al contrario, en su concepción política fue organización permitía superar la diversidad.
vital el dominio de los acontecimientos por la Perón decía ya en 1944 que allí donde estaba el
organización. “No hay nada sin organización”, punto que separaba al bien del mal, allí debía
afirmó Perón; sin ella sólo había anarquía. El hacerse presente la autoridad estatal como co
logro de cualquier fin político dependía de la rrector moral. Una parte fundamental del le
organización, lo que significaba someter el fu gado peronista se encuentra en esta legitima
turo a una “racionalidad absoluta”, porque al ción del papel del Estado: si la política se
mundo cambiante era posible dominarlo sólo organizaba en el Estado, se confundía en él, la
por la tecnificación. Para procurar ese dominio intervención estatal se creyó imprescindible
estaba el Estado. Perón definió al Estado como para garantizar cualquier fin colectivo.
“una máquina que funciona dentro de la Na
ción”, pero que es independiente de ella, con
cepto tremendo que desencarna al Estado, lo Dos DECADAS DE CAMBIOS IDEOLÓGICOS:
terizó al régimen peronista. Onganía reempla Como sostiene Ezequiel Gallo, en vez de rever
zó las ideologías democráticas vencidas con la tir el avance de lo público, apoyó la creciente
modificación de los mecanismos de decisión: estatización, especialmente de la economía;
despojó a los actores sociales y políticos de su por lo que si este liberalismo se parecía más al
poder de negociación y los emplazó como keynesianismo, el verdadero liberalismo se re
partes de un Estado controlado por una elite fugió en pequeños grupos con escasa influen
civil y social, integrada por hombres de ten cia en la opinión pública, concentrados en las
dencia liberal, conservadora y reformista. La ideas económicas, relegando a un segundo
singular síntesis resultó en un régimen autori plano el valor de las instituciones tuitivas de
tario que concentró y centralizó el poder del las libertades individuales. Este era el liberalis
Estado tras un proyecto neocorporativo, de re mo “verdadero”, de sesgo economicista, como
miniscencias gaullistas, expresado en los con el de Mises o Hayek.
sejos, para ordenar pacíficamente la vida eco Una de las principales razones del descré
nómica y social. Pero mientras los sindicalistas dito liberal se debió a la aventura militarista,
pensaban en el cogobíerno como realización una cirugía en la que los liberales se mutilaban
de la soñada patria metalúrgica, los militares a ellos mismos. A medio camino entre las re
intentaban ubicar las huestes trabajadoras vanchas políticas y las aspiraciones ideológi
dentro de un Estado autócrata y ordenado, co cas, los liberales apostaron a los militares para
mo antes había hecho Perón. recuperar el poder y realizar sus ideas, aunque
importara poner por sobre la Constitución li
EL DESENCUENTRO LIBERAL beral “el derecho a la revolución” (según Mar
celo Sánchez Sorondo) y demorar la vigencia
Durante estas décadas es posible percibir de aquélla por exigencias del momento. Fue la
la permanencia de un “difuso” credo liberal, impotencia frente al peronismo lo que les lle
unido en torno a las ideas de la Constitución vó por este camino; pues si hubo algo en lo
de 1853; un liberalismo institucional que se que comulgaron los liberales fue en el antipe
identificaba con aquel modelo y con ciertos ronismo acérrirno, ese que desde Sur expresa
valores (libertad individual, derechos perso ba Enrique Anderson Imbert cuando, contra
nales, control del poder) incorporados a las la política de integración de Frondizi, decía
creencias generales; y un pertinaz -e igual que “a Perón y al peronismo hay que desinte
mente frágil- liberalismo económico como grarlos, liquidarlos cuanto antes”. Este libera
reacción contra la regulación y el dirigísmo es lismo en bancarrota frustró la Convención
tatales. Sin embargo, este liberalismo “resi Constituyente en 1957, denunciando el inten
dual” vivía un tiempo histórico que no le era to mayoritario de propulsar las ideas de un
propicio, que lo sometía a mutaciones. Por eso “colectivismo de izquierda” que debilitaban “el
no faltaron abogados de un socialismo liberal derecho individual de propiedad”, tales como
que preconizaran la incorporación de los de la reforma agraria, la estatización de la econo
rechos sociales junto a la restricción de los pa mía privada, el monopolio de los servicios pú
trimoniales, bajo el control de un Estado regu blicos o la nacionalización de los impuestos.
448 lador. La pureza liberal parecía perderse. Este documento prueba que el liberalismo es
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1943-1983)
cientes de una minoría rectora, desvirtuando Criterio. Los trabajos que publicaba demos
el sistema político y minando la base espiri traban la preocupación por la legitimidad del
tual de la República. sistema político -que excluía al peronismo
mediante proscripciones o prohibiciones-, y
Los CATOLICOS por la suerte de las masas obreras, las que en
situación de disponibilidad se orientarían a la
En el momento de aparición y triunfo del izquierda como el peronismo lo estaba ha
peronismo, los católicos, además de la preo ciendo. Pero el verdadero cambio estaba por
cupación por los problemas sociales, tenían producirse. Hacia 1966 apareció Cristianismo
en su seno varias tendencias políticas: una de y Revolución, una publicación que sintetizaba
ellas adhería a un nacionalismo antiliberal los extremos en una dialéctica humanista, fra
cauto ante los excesos autoritarios; otra, más ternal, sensible para con los pobres, los harn
autoritaria, hispanista, también antiliberal, brientos, los desamparados, los explotados.
estaba prendada del franquismo y de las ideas Fue el órgano de expresión de las ideas libera
antidemocráticas. Había también un sector cionistas y revolucionarias dentro del catoli
tradicionalmente liberal y democrático, se cismo, que pasaba de la solidaridad a la revo
guidor de Jacques Maritain, que defendía la lución y de la caridad a la violencia armada
constitución y la legitimidad electoral, y criti casi sin solución de continuidad y con funda
caba el militarismo. El advenimiento de Perón mento en los Evangelios. Para ese entonces ya
y las reformas sociales impulsadas por éste se había abierto el diálogo entre católicos y
produjeron divisiones internas de otra índole, marxistas, que aproximaba a los primeros a
en torno a la figura del líder y al peligro de la las posiciones de los segundos, en especial las
demagogia populista. Tempranamente, mon revolucionarias. Los Sacerdotes para el Tercer
señor Gustavo Franceschi advirtió que no era Mundo tenían su propia interpretación de la
lo mismo democracia cristiana que demago “opción cristiana por los pobres”: se trataba
gia cristiana; el padre Castellani vio en las me de elegir al proletariado en la lucha de clases
didas obreras la influencia del socialismo, y que llevaba contra la burguesía; de optar por
Julio Meinvielle creyó que la satisfacción de los pueblos del Tercer Mundo en su lucha in
los apetitos populares conduciría al comunis ternacional contra las naciones ricas y explo
mo. Todos parecían estar contra Perón. Sin tadoras. En un conocido documento de 1968,
embargo, para algunos, como Manuel Gálvez el Movimiento centró su mensaje en cuatro
y el padre Hernán Benítez, Perón fue el hom puntos: la admisión de la violencia como jus
bre providencial capaz de construir un fuerte ta respuesta de los oprimidos; la existencia de
Estado católico con contenido social. De ahí una situación de violencia que permitía a los
nacería un peronismo católico que se debati pueblos latinoamericanos la legítima defensa;
ría entre los virajes del líder y los cambios el compromiso cristiano en la lucha por la li
eclesiásticos. beración real del hombre, y la más amplia li
Estas posiciones se reiteraron a la caída de bertad de elección de los medios para obtener
Perón, predominando en un principio la tó la liberación y construir la sociedad más justa
450 nica más cívica y conciliadora de la revista y fraternal.
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1943-1983)
de ese colonialismo mental, que se acentuaba El sector más agresivo de la izquierda res
por otra razón: sólo se podía ser auténtico co pondía a la visión más extrema: Perón no era
munista plegándose al PC y sometiéndose a ningún libertador; al contrario, era “el salvador
las directivas revolucionarias y obreras del del capitalismo argentino”, según Mario Ro
partido. Mientras el comunismo oficial rehu berto Santucho, opositor a la verdadera salida
yó la renovación, el marxismo recibía el oxí que era la “guerra revolucionaria”. El “Ejército
geno novedoso del existencialismo y del es Revolucionario del Pueblo” (ERP) reiteraba la
tructuralismo; se asomaba a las ideas de crítica marxista al peronismo como bonapar
Gramsci que inspiraba a los intelectuales re tismo. Insistía en la censura a la democracia
beldes; aceleraba las ideas revolucionarias electoral como trampa del capitalismo, y que
trotskistas con las nuevas inspiraciones del fo ría comprenderse a sí mismo como frente civil
quismo del “Che” Guevara o del maoísmo. El y militar: Estado-Partido-Ejército a la vez. Su
comunismo oficial, intelectualmente pro so programa marxista coreaba las consignas del
viético, seguía apegado políticamente a los momento: antiimperialismo, antidictadura,
frentes populares dentro del juego institucio anticapitalismo, nacionalización de la econo
nal democrático, rechazando las aventuras mía, reformismo social. Para la izquierda trots
militares de los sectores radicales de la iz kista, la falsa utopía del socialismo nacional
quierda. Según Régis Debray, intentaban so encarnada en Perón no era creíble; si no se
brevivir a los asaltos del poder, antes que to quería revivir la experiencia uruguaya o chile
mar el poder por asalto. na, había que pasar de la situación prerrevolu
El problema de la izquierda fue cómo con cionaria a la revolucionaria.
ciliar una ideología plagada de consignas in
ternacionales con la demanda de entender al
país tal cual era. ¿Qué significaba “camino na EL MILITARISMO Y LA NEGACIÓN
hombres y se confundía con la idea misma de institucional sin exclusiones. Mas lo que en un
Patria. La prueba final de esta función de las comienzo fue un reconocimiento a un sistema
Fuerzas Armadas resurgía con cada nuevo político al que las Fuerzas Armadas debían su
golpe de Estado: las tropas asumieron la mi bordinarse, pronto se convirtió en un planteo
sión superior, no sujeta a plazos ni términos, inverso, en el cual el régimen militar aparecía
de producir un cambio estructural que per como el único adecuado para salvar al país de
mitiera superar los males de la Patria. La Re la decadencia. Recogiendo enseñanzas de la
volución Argentina y el “Proceso de Reorgani doctrina de la seguridad nacional, los militares
zación Nacional” fueron intentos militaristas jusfificaron la intervención militar en el esce
de reconstrucción sociopolítica sin límites nario político cuando el gobiemo civil fuera
temporales. Una vez restaurada la soberanía incapaz de mantener la seguridad nacional.
popular electoral, los militares no pensaban
desaparecer de la escen_a política, pues se re LA POLÍTICA DE LA ANÏÏÏPOLÏTICA
cepto de defensa y abarcaba todo lo que de una sión de la intolerancia política, una incom
manera u otra podía afectar la vida de la na prensión del país y un revanchismo que paga
ción: las condiciones políticas, sociales y eco ba los abusos y excesos anteriores con nuevos
nómicas nacionales. En última instancia, la se abusos y excesos. Américo Ghioldi, el dirigen
guridad nacional justificó la restricción y te socialista democrático, escribió que la re
supresión de derechos e instituciones ligados a presión gubernamental enseñaba a los argen
la política civil. El modelo de gobiemo militar tinos que la letra con sangre entra, que no se
se caracterizó por la centralización del poder, podía volver al pasado y que se había acabado
la intolerancia para con la oposición, la exclu la “leche de la clemencia”. No son pocos los in
sión de los políticos y los partidos, la propen dicios que llevan a creer que a causa de esta
sión a gobernar por decreto y la clausura de la mentalidad —el “gorilismo”— se explica la radi
prensa opositora. El “Proceso” añadió otro ele calización de posiciones y la incontenible vio
mento: el concepto de enemigo interno que lencia que asoló al país.
justificó el terrorismo en las prácticas milita
res. Quedó así perfilada la antípolítica militar: EL PROCESO
liderazgo de las Fuerzas Armadas, fuerte víncu
lo entre Estado y coerción, demanda insistente El clima político y espiritual que precede al
de orden, desprecio a la oposición y rechazo de golpe de 1976 presentaba al inmediato gobier
la política, causa del subdesarrollo, la corrup no peronista como uno de los más perversos
ción y los males de la República. En este con de la historia argentina, debido a la grave si
texto se entiende la extensión inaudita del con tuación nacional que se definía como “clima
cepto de enemigo: más allá del político de odio”, “situación límite” o, sin mayores eu
corrupto o del revolucionario armado, enemi femismos, “guerra civil”. Cada cinco horas
go fue todo aquel que difundiera “ideas contra ocurría un asesinato político y cada tres horas
rias a la civilización occidental y cristiana”, dijo estallaba una bomba. Desde mayo de 1973 se
el general Videla. calculaba en 1.358 el número de víctimas del
En realidad, los gobiernos militares no hi terrorismo. Acabar con los corruptos y los
cieron más que radicalizar la esencia de la Re subversivos fue la consigna del gobierno mili
volución Libertadora. Ésta no trató solamente tar, ideológicamente influido por el liberalis
de oponer la patria a la tiranía; fue ganada por mo económico y cierto conservadorismo so
un espíritu de revancha que, alimentado por cial, barnizado de retórico nacionalismo como
años, explotó con fervor maniqueo, enten vuelta a la civilización occidental y cristiana.
diendo la revolución como una guerra de la Esta mixtura de objetivos inmediatos y propó
parte sana del país contra el hombre y el par sitos restauradores mostró en seguida las in
tido que encarnaban todo el mal. Por eso, más compatibilidades; por un lado, la contradic
importante que los matices liberales de los ción entre la transferencia del gobierno a los
ideólogos revolucionarios y la imposible res civiles y la tentación de continuar en el poder;
tauración de la vieja república previa a Perón, por el otro, el conflicto entre la metodología
es la evidencia de que la Libertadora demostró antisubversiva y los principios morales y cons
C011 SUS ¿CÏOS dC violencia una DUCVB dirnen titucionales de garantía de los derechos. 455
LA DIMENSIÓN POLITICA
El teniente general Jorge Rafael Videla, flanqueado por el almirante Massera y el brigadier general Agosti. en el desfile del 9 de
julio de 1978.
Los primeros años del Proceso se caracte subsistir con lo mínimo, ganar lealtades ines
rizaron por la guerra antisubversiva, ilegal, se peradas, actuar por sorpresa, variar objetivos
creta, en la que el “subversivo” había perdido de ataque, procurando crear un clima político
todo derecho, pues el Estado, para aquél, no y psicológico de anarquía en el que la violen
tenía derecho ni justicia que brindarle, sino cia guerrillera obtenía siempre ventajas. Los
sólo violencia. Se trataba de encarar una ver militares argentinos y la derecha contrarrevo
dadera guerra, no sólo porque los militares lo lucionaria que se ocuparon del tema, tomaron
creyeron, sino porque los diferentes grupos de conciencia de la naturaleza antinatural de esta
izquierda que estaban en lucha venían hacién guerra, no sólo por la divulgación de los mé
dola desde la década anterior. La novedad del todos y los objetivos revolucionarios, sino
Proceso fue la misión de la violencia de cara a también por la lectura de las experiencias mi
la guerra antisubversiva. La literatura sobre la litares francesas en Argelia e Indochina.
guerra revolucionaria o guerra sucia la trataba La forma de combatir entre 1966 y 1976
como un enfrentamiento no convencional, ca había cambiado: la guerra no convencional,
racterizado por un enemigo subrepticio, mo ideológica y contrarrevolucionaria se llevaba
vedizo, clandestino y resistente fisica y mental contra un enemigo sin signos externos que lo
456 mente, aguerrído en extremo, acostumbrado a diferenciara, que habitaba en el mismo territo
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1943-1983)
rio, que se encontraba entremezclado con la de inconclusa decadencia que coincidía con la
gente común, pero que tenía, en cambio, una inestabilidad política y las incesantes hostili
convicción irreductible, una férrea ideología dades en torno a las desviaciones del poder. La
que animaba su combatividad y su indiscrirni crisis se presentaba como destrucción de lo
nada violencia. De ahí que la guerra modema nacional, como pérdida del sentido de la “ar
requiriera de métodos no usuales, similares a gentinidad” (según Eduardo Mallea), como
los de los guerrilleros: secuestro, tortura, muer postergación de las promesas, como caduci
te, clandestinidad. El legado del Proceso no pa dad de lo viejo, pero también como momento
sa, entonces, por el retorno liberal ni por el des propicio para encarar el cambio, el renaci
precio institucional; tampoco por los airecillos miento, la renovación o la revolución. Hubo
nacionalistas. El Proceso innovó en la historia una versión moderada u optimista y otra ex
argentina al introducir una concepción de la trema o pesimista de la crisis nacional. La cri
política y del accionar del Estado similar a la del sis, desde la última perspectiva, era decadente,
totalitarismo: al tiempo que mantenía las exte antinacional; era la sepultura del progreso y el
rioridades del Estado de Derecho, limitado por estancamiento de la historia. Cuando recurria
la vigilancia militar, pergeñó una máquina de a la crisis, la ideología política trataba de des
poder clandestina para luchar contra el enemi- ' pertar imágenes de pérdida de identidad, de
go clandestino, una estructura de dominio se aguda desolación, de angustiosa decadencia,
creta para combatir al secreto enemigo. De con el fin de aprovechar las sensaciones y sen
acuerdo con Hannah Arendt, es esta forma pa tirnientos que provocaba en beneficio de un
ralela de dominación política un elemento del poder, efectivo o potencial, que fue o sería
Estado totalitario, que permite mantener la ejercido con más intensidad y menos control,
apariencia de normalidad mientras se forma en evadiendo los recintos institucionales, como
la oscuridad un Estado paralelo represor. Ade única salvación pública. En una interpretación
más, fue totalitaria la concepción del enemigo: moderada, la crisis era siempre una oportuni
empezó siendo el terrorista, el subversivo, pero dad para la regeneración, alentaba el cambio
en los códigos secretos del Estado paralelo po profundo, la transformación de estructuras o
día serlo cualquiera. la transición hacia un estadio superador. Tam
bién en este caso era necesario un esfuerzo ex
cepcional, medidas extraordinarias para refor
MÁS ALLÁ DE LAS IDEOLOGÍASZ zar los poderes políticos y sociales que debían
LA MITOLOGÍA POLÍTICA llevar adelante esa transición o transforma
ción. Ernesto Sabato dijo que la encrucijada
EL MITO DE LA CRISIS nacional abría las esperanzas de una revolu
ción profunda y justiciera; y Iosé Luis Romero
Crisis fue un verbo irregular que cada uno afirmó que la sensación de frustración no era
conjugaba a gusto en estos años. La idea de sino síntoma de un cambio. Vivir en la crisis
que el país pasaba por una época de crisis pue no significaba tener que resignarse.
de rastrearse hasta la década del veinte; desde A partir de 1930, todas las ideologías in
entonces el país habría entrado en un período corporaron el mito de la crisis nacional como 457
LA DIMENSION POLITICA
El ejemplo más claro fue esa juvenil revo de la especie humana”. Incluso el hombre ilus
lución de los setenta que glorificó la violencia, trado, el intelectual, debía vivir en su interior
se erigió en proeza heroica propia de semidio la rebeldía y hacer lo que dijera Iosé María Ro
ses, se legitimó en los baños de sangre y encar sa de sí mismo: salir a buscar la primera revo
nó una política desconocida, revolucionaria, lución disponible. La sed de revolución era in
de muerte cotidiana y de víctimas inesperadas. saciable en un joven intelectual de izquierda,
La revolución producía equívocos significa reconoció Iuan José Sebreli; y en la Argentina
dos: dependía en cuanto a su orientación y de los sesenta y los setenta, el mito revolucio
contenido de quiénes la invocaban, cómo la nario fue patrimonio reclamado por la iz
proponían y qué esperaban de ella. La palabra quierda, que proponía encararla con concien
era una, pero no siempre quería decir lo mis cia de clase.
mo; se desgastó por su “uso verbal ilimitado”, La izquierda cultivó una estética revolu
algo similar a lo ocurrido con un sinónimo cionaria que se manifestaba en la pasión por la
que la evocaba: liberación. crítica (Julio Cortázar decía que la literatura
Lo que la revolución cuestionaba era la re era su ametralladora), en el arte no convencio
presentatividad y la legitimidad de aquellos nal y en el intento de dar a la revolución un
que mandaban; y cuando éstos no eran repre rostro no político, capaz de irnpugnarlo todo,
sentativos ni legítimos, las minorías podían como en el Mayo francés: cultura, sociedad,
acudir a la violencia para limpiar el camino de economía, moral, todo tambaleaba. Era la es
piedras y obstáculos, como sugirió el pruden tética de la rebeldía que no postulaba la revo
te Arturo Sampay en 1964. Por eso el mito re lución ideal o teórica, prejuicio culto de la iz
volucionario postergó o desconoció la impor quierda intelectualizada, sino la revolución
tancia de las instituciones; éstas se revelaron real, “caótica y oscura”, según las palabras de
secundarias frente a un poder que, sostenido Ismael Viñas, que rechazaba las tendencias
por armas, podía suspenderlas; o ante otro aristocratizantes. Esa revolución verdadera
que, aludiendo a la fuente popular de la que que el intelectual paladeaba fue, antes que na
emanaba, podía sobrepasarlas. Gobiernos re da, lucha armada, violencia organizada, invi
volucionarios “provisionales” y gobiernos tación al combate final de la historia. Si el
“populares” se sumaron a la hora de vaciar a la marxismo perdía encanto intelectual, si la po
República de toda referencia institucional. lítica reformista estaba desacreditada, si el po
La revolución, en la medida que se hizo pulismo se había frustrado, si el cristianismo
patrimonio de la izquierda, se reveló hija del parecía pasivo, la revolución venía a dar vida a
voluntarismo, mostró su dependencia con la todo esto, como salida y realización. La iz
subjetividad revolucionaria, pues no había re quierda tuvo a partir de los sesenta algunos
volución sin voluntades revolucionarias que la modelos para imitar de la guerrilla vencedora
quisieran, sin voluntades que buscaran hacer del imperialismo; pero Cuba fue la revolución
se hombres con la sangre de otros. Esa fue la en la revolución. En agosto de 1967, grupos
invitación del “Che”, quien en su Diario había políticos de todo el continente, reunidos en la
escrito que la revolución permitía “graduar isla del C_ar_il_)e, ratificaron su adhesión al mar
nos de hombres”, alcanzar “el escalón más alto xismo leninismo, proclamaron el derecho y el 459
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
deber de los pueblos de hacer la revolución co der abandonó la prédica revolucionaria. Si
mo lucha armada contra el imperialismo y las guiendo con la tradición legitimadora, la pre
oligarquías burguesas y terratenientes, e ins sencia del conductor terminaba por definir la
taurar el socialismo. Este mensaje llegó a los oí tendencia predominante. Aquel discurso en
dos de Perón. mayo de 1974, en el que Perón les endilgó a los
Durante su ausencia, Perón apostó a la re jóvenes el ser “estúpidos”, “irnberbes” y “mer
volución popular y a la violencia. Es cierto que cenarios”, supuso un distanciamiento con los
la estrategia de recuperación del poder podía sectores más revolucionarios y una ruptura
tomar diversos rumbos, pero en el discurso y con las prácticas guerrilleras. La revolución
en los hechos predominaron las ideas y las tác tomó el rostro de la reconstrucción pacífica
ticas revolucionarias. En 1963, Perón hizo pú para frenar la destrucción nacional, una re
blico un mensaje en el cual instaba al pueblo a conciliación con la física política democrática
seguir “el camino insurreccional y la lucha antes denostada por Perón, una apuesta al
cruenta con todos sus efectos”. En consonan gradualismo reformista. Al formular su propia
cia con esto, ese año el Primer Congreso de la versión revolucionaria, el viejo conductor
Iuventud Peronista (IP) instaba a los peronis prometió combatir a los violentos con las
tas a la “lucha revolucionaria total hasta sus fuerzas de la ley y la constitución, imponiendo
últimas consecuencias”. Perón insistía: en la las fuerzas del nuevo orden revolucionario
carta escrita con motivo de la muerte del que él encarnaba, por sobre las del viejo or_-_
“Che” Guevara no se contentó con nombrarlo den. No cabían dudas: Perón era ya “la” revo
“héroe y mártir”, sino que proclamó la necesi lución y “el” orden. Sin embargo, la izquierda
dad de la revolución socialista, a la que debían peronista insistió en su proyecto de dar al pe
dedicarse los cuadros partidarios y los sectores ronismo un contenido ideológico que debía
populares. Sin embargo, las más de las veces su quebrar el discurso Canónico (el peronismo es
lenguaje era ambiguo y parecía jugar a dos lo que Perón dice que es) e invertir la relación
puntas: apostaba a los jóvenes para la revolu entre el pueblo y Perón, con lo cual el pueblo
ción armada, al mismo tiempo que la elite po podía ser interpretado por otros, incluida la
lítica y sindical recibía señales de organización juventud revolucionaria. Fue así que se quebró
electoral. La revolución podría significar tanto la legitimidad original peronista en aras del
el triunfo armado como el éxito democrático. mito revolucionario. La verticalidad se volvió
Una vez vuelto definitivamente al país, dijo a obsecuencia y la lealtad ya no fue debida al lí
la juventud que el camino era la lucha, la revo der sino al pueblo, al genuino pueblo ausente
lución, pero que había que hacerla con dos en el discurso del líder. Mario Firmenich, en
elementos: sangre y tiempo; si se empleaba una charla a la Juventud Peronista durante
mucha sangre, se ahorraría tiempo; si se em 1974, remarcaría esta separación: para Perón,
pleaba mucho tiempo, se ahorraría sangre. socialismo era justicialismo; para los Monto
Cada joven debió escrutar qué camino escogía neros, socialismo era socialismo, rechazo de la
el líder o esperar a que él eligiera. conciliación social y la alianza de clases. Socia
El retorno de Perón se produjo en el mo lismo era revolución; y revolución era lucha
460 mento de auge de la subversión; entonces el lí armada popular, guerra.
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1943-1983)
la crisis; pero de una democracia renovada, vi enderezar el discurso ideológico a la respuesta
vida como construcción de la sociedad civil y violenta, que no sólo afectaba la seguridad del
no como patrimonio de un sector, pacto polí Estado sino que, en lo profundo, trastornaba
tico que unió a todas las fuerzas sociales (par la convivencia y aniquilaba las esperanzas de
tidos, gremios, Iglesia, intelectuales, etc.) en normalidad, sembrando un clima de fragili
torno a los principios de 1853. La democracia dad, irracionalidad y voluntarismo. La violen
que el líder radical proclamó fue la consuma cia fue mucho ‘más que un factor de poder:
ción de todos los anhelos (“con la democracia fue, por largos momentos, la expresión acaba
se come, se educa y se cura”): el sistema polí da del poder.
tico ofrecía a todos la vida buena y plena sobre Hubo una violencia peronista que el líder
la base de la libertad reconquistada, porque sostuvo en una clara visión antagóníca de la
“vamos a vivir en libertad, de eso no quepa política en la que el “otro” era definido por su
duda”, dijo el candidato devenido en Presiden condición de antinacional: la ideología foránea,
te, separando los nuevos tiempos de los duros extraña a la Nación, y los vendepatria que se
recuerdos del autoritarismo militar y de la re unían contra su gobierno, que era el pueblo
volución sangrienta; y también, renovando el mismo. Cuando Perón dijo “el que no está con
mito. nosotros está contra nosotros”, se apropió del
mensaje cristiano y lo tergiversó; no invitó a la
reconciliación sino a la “depuración”, esto es, a
LA CULTURA POLÍTICA la eliminación del “otro” por el Estado. El fa
moso discurso del 31 de agosto de 1955 fue una
LA VIOLENCIA obra de intolerancia, alegato en favor de la re
presión violenta en defensa de las autoridades
La drástica simplificación del lenguaje y de constitucionales, pues quien atentara contra
las formas de lo político en estos años parece ellas podía ser muerto “por cualquier argenti
consecuencia de la creciente polarización de no”. El Perón del exilio, ya se ha visto, apostó
las opciones ideológicas que aceleró la cultura buena parte de la suerte de su retorno a la vio
de la violencia. Porque la violencia fue una no lencia armada de las formaciones especiales de
ta que compartieron las diversas ideologías en la “juventud maravillosa”. Cooke lo había di
distintos momentos y que terminó por angos cho: “Cuanto más violentos seamos, mejor”. De
tar el espacio de deliberación, descolorar los todas maneras, la violencia será una de las for
matices y eliminar las zonas grises, al extremo mas de expresión del peronismo proscripto.
de brindar un arco de posibilidades estrecho. El culto a la violencia se adueñaría paula
Democracia o dictadura, peronismo o antipe tinamente de la escena política argentina. La
ronismo, oligarquía o pueblo, revolución o ti violencia de los grupos de izquierda no sólo
ranía, libre o dependiente, son algunos ejem fue un instrumento para la toma del poder o
plos de esta reducción de los mensajes en una estrategia política: la guerra popular era la
consignas cargadas de significados equívocos. política del socialismo. Concebir la política
Ese maniqueísmo necesariamente produjo la como revolución violenta o como guerra per
equivocidad y fue el recurso más sencillo para mitió sacudirse de encima los vestigios refor 463
LA DIMENSIÓN POLITICA
mistas que quedaban de la vieja izquierda. Los evaporado, no quedaba otra cosa a que asirse
sectores ideológicos que preconizaban la vio que al ritual de la violencia, porque esa violen
lencia sabían bien que en un momento el arte cia ofrecía una política de blanco y negro, sin
político se convertiría en “arte militar”. La re matices, pretendidamente inequívoca, que
volución, para esta izquierda, no podía ser pa sirnplificaba la dialéctica amigo-enemigo. Las
cífica; necesariamente tenía que ser violenta y, ideologías revolucionarias y violentas perrni
para ello, debía alentar la dialéctica amigo tieron mantener vivas las esperanzas de cam
enemigo, fundada, como afirmaba el “Che” bio pero demandaron el sacrificio de genera
Guevara, en el odio intransigente al enemigo, ciones y colectividades, observó Iuan Iosé
de modo que el revolucionario se convirtiera Sebreli, confiando en un futuro mejor, en el
en “una efectiva, violenta, selectiva y fría má que las masas se harían del poder. La violencia
quina de matar”. La izquierda concibió la polí fue el último barrote al que se adhirió el pro
tica como construcción del socialismo greso, aunque jamás pudo engendrar la paz o
mediante la guerra popular prolongada, con la democracia.
cepción en que las tareas militares pasaron a
primer término, pues de acuerdo a los Monto LA POLITICA
oculto o reservado. De ahí su debilidad, por mente inútil por excelencia, el universo de ex
que la política en sí misma se concebía como tremas e irreductibles opiniones y posiciones,
una actividad sucia y maliciosa en la que los donde fue imposible la coincidencia, abun
hombres desplegaban toda su malignidad; lo dando el antagonismo y escaseando el consen
que hacían los políticos era empleado para re so. Volvemos al punto de partida: toda defini
pudiar a la política. Fracasados los intentos ción política se contenía en el “anti” antes que
por rescatarla de la degradación práctica e in en el “pro”, lo que envolvió toda una estrategia:
telectual a la que se la sometía, la política aca acentuar lo que separaba antes de lo que unía,
bó siendo el mundo más contaminado que el conceptualizar la política por lo que nos ene
hombre pudiera habitar, el campo polémica mistaba antes de por lo que nos amigaba.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Este capítulo fue discutido con varios his ron y se entretejieron a la luz de lecturas y ex
toriadores, especialmente con DARDO PEREZ periencias personales, porque trata de una
GUILHOU, HÉCTOR GHIRETTI y JORGE NALLIM, época que el autor ha vivido en gran parte.
cuya generosidad y el acierto de sus comenta Sólo pocos estudios, que no abarcan todo
rios se agradece aquí, al igual que su apoyo bi el período, se refieren a las ideas políticas de
bliográfico y las referencias a fuentes y mate esa época. Entre ellos, se destacan dos obras de
riales de estudio. Particularmente, al licenciado IOSE LUIS ROMERO, Las ideas políticas en Argen
GHIRETTI se deben numerosas refleidones so tina, Buenos Aires, 1983, 3a parte, y El desarro
bre el período estudiado, incluidos unos llo de las ideas en la sociedad argentina del siglo
“Apuntes” y un “Ensayo sobre la radicalización XX, Buenos Aires, 1983, capítulo IV. De menor
del compromiso y la acción política”, ambos importancia es la de MARCOS MERCHENSKY,
inéditos, que han sido muy valiosos. Las corrientes ideológicas en la historia argenti
La historia de las ideas políticas del perío na, Buenos Aires, 1979. Colaboraciones despa
do tratado en este capítulo aún no ha sido es rejas se encuentran en A. ITURRIETA (ed.), El
crita en su conjunto. Esta circunstancia operó pensamiento político argentino contemporáneo,
como un desafío y una invitación al conoci Buenos Aires, 1994. Por su carácter reflexivo,
miento. En razón de la complejidad de los pro es útil el libro de MARCELO SÁNCHEZ SORONDO,
blemas descubiertos, se optó por combinar el La Argentina por dentro, Buenos Aires, 1988,
estudio de las ideologías con la cultura políti desde el capítulo XXV. Las contribuciones bi
ca, pues una y otra se nutren recíprocamente. bliográficas de MARCELO MONTSERRAT, R. Rus
Entre ambos niveles, como corte perpendicu SELL y ROBERTO ETCHEPAREBORDA, en AUTORES
lar, impusieron su presencia ciertos mitos: la VARIOS, 1943-1982 Historia política argentina,
revolución, la democracia y la crisis. Así podría Buenos Aires, 1983, son importantes, a pesar
decirse que el enfoque ha sido plural: de ideas, de los años transcurridos.
mitología y cultura políticas. El capítulo está Se han consultado las fuentes documenta
sustentado en anticipaciones o suposiciones les contenidas ef) las obras más importantes
(no en hipótesis científicas previas) que surgie del período. Sería fatigoso —además de ocioso 465
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
Como visión general, sigue siendo útil el Las entrevistas de J. TRIMBOLI en La iz
clásico de ENRIQUE ZULETA ALVAREZ, El nacio quierda en la Argentina, Buenos Aires, 1998,
nalismo argentino, 2 tomos, Buenos Aires, sugieren diversas ideas. Una breve y aguda sín
1975; en menor medida, MARYSA NAVARRO GE tesis de lo que pasó con la izquierda, la da JUAN
RAssl, Los nacionalistas, Buenos Aires, 1968. CARLos PORTANTIERO, “La idea socialista”, en C.
Para la relación entre nacionalismo y peronis ALTAMIRANO (ed.), op. cit., págs. 273-278.
mo, véanse los trabajos ya citados de BUCH El caso del comunismo es singular; su his
RUCKER y PIÑEIRO. La reconstrucción del na toria puede rastrearse en OSCAR AREVALO, El
cionalismo posperonista debe hacerse a base Partido Comunista, Buenos Aires, 1983, y AT
de textos nacionalistas editados en Buenos Ai HOS FAVA, ¿Qué es el Partido Comunista?, Bue
res por la “Biblioteca del Pensamiento Nacio nos Aires, 1983. La tesis de maestría de P. BA
nalista”, que incluye títulos de LEONARDO CAs RRIO DE VILLANUEVA, “El discurso político
TELLANI, JULIO IRAZUSTA, RAMON DOLL, JORDAN durante la Segtmda Guerra Mundial. El caso
BRUNO GENTA, CARLos IBARGUREN y JULIO del Partido Comunista”, Mendoza, 1999, es un
MEINVIELLE, entre otros. Son útiles las colabo análisis brillante de las ideas y estrategias polí
raciones de R. J. WALTER, L. SENKMAN y P. LEwIs ticas del comunismo.
en el libro de S. MCGEE DEUTSCH y R. H. DOL Sobre los intelectuales marxistas, JOSE ARI
KART (ed.), The Argentine Right, Wílmington CO, La cola del diablo. Itinerario de Gramsci e71
(De), 1993. Algunas pistas, no siempre claras, América Latina, Buenos Aires, 1988; del mis
del nacionalismo de los sesenta pueden verse mo autor, “El marxismo latinoamericano”, en
en TOMAS ABRAHAM, Historias de la Argentina F. VALLESPÍN (ed.), Historia de la teoría política,
deseada, Buenos Aires, 1995, págs. 37-81, y en tomo 4, Madrid, 1992, págs. 379-414; HORA
J. F. MARSAL, La sombra del poder, Madrid, CIO TARCUS, El marxismo olvidado en la Argen
1975, págs. 43-89. Debe mencionarse, a pesar tina. Silvio Frondizi y Milcíades Peña, Buenos
de las confusiones de su autor, el crítico libro Aires, 1996. De este último autor, “El corpus
de DAVID ROCK, La Argentina autoritaria, Bue marxista”, en S. CELLA (dir), op. cit., págs. 465
nos Aires, 1993. El giro a la izquierda de los 500, es una buena síntesis.
nacionalistas puede verse en M. SONDEREGUER, En cuanto al socialismo, sus rasgos ideoló
“Avatares del nacionalismo”, en S. CELLA (din), gicos puede consultarse en JOSE RATzER, El mo
La irrupción de Ia crítica, Buenos Aires, 1999, vimiento socialista en la Argentina, Buenos Ai
págs. 447-464. Un balance bibliográfico e his res, 198 l; JORGE ENEA SPILIMBERGO, El socialismo
toriográfico se encuentra en ENRIQUE ZULETA en la Argentina, 2 tomos, Buenos Aires, 1974, y
ÁLVAREZ, “El nacionalismo argentino y la histo JOSE VAzEILLEs, Los socialistas, Buenos Aires,
riografía contemporánea”, en ACADEMIA NA 1967. Un inteligente planteo se encuentra en
CIONAL DE LA HISTORIA, Noveno Congreso Na NORBERTO GAI.AssO, ¿Qué es el socialismo nacio
cional y Regional de Historia Argentina, Buenos nal?, Buenos Aires, 1973.
Aires, 1996. La versión de un socialismo nacional pe
468 ronista, como movimiento de liberación na
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1943-1983)
cional, está en G. CARDENAS y otros, El peronis DANIEL JAMES, Resistencia e integración. El pe
mo, Buenos Aires, 1973, y C. A. FERNANDEZ ronismo y la clase obrera argentina. 1946-1976,
PARDO y A. LÓPEZ RITA, Socialismo nacional, Buenos Aires, 1990. Es muy valioso el aporte
Buenos Aires, 1973. También, de manera ge documental de ROBERTO BASCHETTI, Docu
neral, sobre la denominada izquierda nacio mentos de la resistencia peronista 1955-1970,
nal, véase PABLO JOSE HERNANDEZ, Peronismo y Buenos Aires, 1997; De la guerrilla peronista al
pensamiento nacional. 1955-1973, Buenos Ai gobierno popular. Documentos 1970-1973,
res, 1997. Buenos Aires, 1995, y De Cámpora a la ruptu
ra. Documentos 1973-1976, 2 vols., Buenos Ai
El giro a la izquierda res, 1996 y 1999.
En particular sobre el ERP, véanse LUIS
La radicalización de la izquierda es objeto MATTINI, Hombres y mujeres del PRT-ERP,
actual de una investigación. Como obra gene Buenos Aires, 1996; JULIO SANTUCHO, Los últi
ral, la crónica histórica “novelada” de EDUAR mos guevaristas, Buenos Aires, 1988; MARÍA
DO ANGUITA y MARTÍN CAPARRÓS, La voluntad, SEOANE, Todo o nada, Buenos Aires, 1983, y S.
Buenos Aires, 1997-1998, recorre en tres in BLIXEN, Conversaciones con Gorriarán Merlo,
constantes tomos de 1966 a 1978. También se Buenos Aires, 1988. Hay una compilación do
recogen las impresiones de la izquierda en los cumental realizada por DANIEL DE SANCTIs, A
trabajos de MARÍA MATILDE OLLIER, El fenóme vencer o morir. PRT-ERP. Documentos, 2 to
no insurreccional y la cultura política argentina mos, Buenos Aires, 1998 y 2000. Para otro sec
(1969-1973), Buenos Aires, 1986, y La creencia tor de la izquierda revolucionaria, es útil el
y la pasión. Privado, público y político en la iz anónimo de PRENSA OBRERA, El Partido Obrero
quierda revolucionaria, Buenos Aires, 1998. y el peronismo, Buenos Aires, 1983.
Una síntesis discutible es la de H. CERUTTI La figtira de Cooke ha sido rescatada en va
GULBERG, “El pensamiento político de la libe rias obras, especialmente RICHARD GILLEsPIE, I.
ración (1969- 1975)”, en A. ITURRIETA (ed.), op. W Cooke. El peronismo alternativo, Buenos Ai
cit., págs. 267-294. La situación de la izquierda res, 1989; ERNESTO GOLDAR, Iohn William Coo
en los años cruciales de los setenta, en A. PUC ke y el peronismo revolucionario, Buenos Aires,
CIARELLI (ed.), La primacía de la política, Bue 1985, y MIGUEL MAZZEO (comp.), Cooke, de
nos Aires, 1999. vuelta, Buenos Aires, 1999.
Sobre la izquierda revolucionaria peronis Sobre el papel de Perón en el fomento de
ta, al clásico libro de RICHARD GILLEsPIE, Solda la guerrilla, véanse: EMILIO VAZQUEZ VIERA, El
dos de Perón. Los Montoneros, Buenos Aires, proceso subversivo en la Argentina a través de la
1987, hay que añadir los testimonios de OSCAR bibliografía nacional. Origen y evolución
ANZORENA, IP. Historia de la Juventud Peronis (1955-1975), Córdoba, 2000; y los artículos de
ta 1955-1988, Buenos Aires, 1989; JORGE GAS SAMUEL AMARAL, “El avión negro: retórica y
PARINI, Montoneros. Pinal de cuentas, Buenos práctica de la violencia”, y W. RATLIFF, “Perón y
Aires, 1999, y PABLO GIUSSANI, Montoneros. La la guerrilla: el arte del engaño mutuo”, ambos
soberbia armada, Buenos Aires, 1997. Sobre el en AMARAL y PLOTKIN (comp.), op. cit., capítu
sector obrero peronista, es clave el texto de los 3 y 8. 469
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
los católicos: ortodoxia y disidencia mo, Buenos Aires, 1972, y El Estado burocráti
co autoritario, Buenos Aires, 1984. También
El marco general, rico en aportes, reflexio véase DARIO CANTON, La política de los milita
nes y bibliografia, lo proporciona la tesis deli res argentinos: 1900-1971, Buenos Aires, 1971.
cenciatura, inédita, de V. L. MARTINEZ, “Teolo Sobre la pendular política argentina, véan
gía de la Liberación y Revolución en la Iglesia se las obras de ALAIN ROUQUIE, Poder militar y
y desde la Iglesia”, Universidad Nacional de sociedad política en la Argentina, tomo 2, Bue
Cuyo, Mendoza, 1999. Sobre el tercermundis nos Aires, 1986, y El Estado militar en América
mo argentino, véase G. PONTORIERO, Sacerdo _ Latina, Buenos Aires, 1984. También pueden
tes para el Tercer Mundo: “el fermento en la ma consultarse: MIGUEL ÁNGEL SCENNA, Los mili
sa” (1967-1976), Buenos Aires, 1991. Para la tares, Buenos Aires, 1980, y E. KVATERNIK, El
justificación cristiana de la lucha armada, véa péndulo cívico militar: la caída de Illia, Buenos
se la publicación de la revista CRISTIANISMO y Aires, 1990.
REVOLUCION, Teología para el Tercer Mundo. Los estudios ideológicos de la Revolución
Los cristianos, Ia violencia y la revolución, Bue Libertadora aún no se renuevan. Al viejo
nos Aires, 1969. Los principales escritos del aporte de BONIFACIO DEL CARRIL, Crónica inter
padre CARLOS MUGICA se recogieron en Pero na de la Revolución Libertadora, Buenos Aires,
nismo y cristianismo, Buenos Aires, 1971. So 1959, poco agrega DANIEL RODRIGUEZ LAMAS,
bre el catolicismo tradicional, puede consul La Revolución Libertadora, Buenos Aires, l985_._
tarse el trabajo de MARCELO MONTSERRAT y Sobre la Revolución Argentina, enfoques
CARLOS A. FLoRIA, “El pensamiento de Gusta optimistas iniciales se encuentran en la obra
vo ]. Franceschi y la revista Criterio en la cul colectiva del INSTITUTO DE CIENCIA PoLITIcA DE
tura política de la Argentina contemporánea LA UNIVERSIDAD DEL SALVADOR, La “Revolución
(l928—l978)”, en MARCELO MONTSERRAT, Usos Argentina”, Buenos Aires, 1966. La crítica ca
de la memoria, Buenos Aires, 1996, págs. 170 tólica puede verse en NATALIO R. BOTANA, RA
215. En el apéndice del libro de CAIMARI, op. FAEL BRAUN y CARLOS A. FLoRIA, El régimen mi
cit., se contraponen tres visiones católicas litar 1966-1973, Buenos Aires, 1973. Una
acerca del peronismo. sobria apología es la de MARIANO N. CAsTEx, El
Escorial de Onganía, Buenos Aires, 1981. Un
Militarismo y antipolitica balance irregular se encuentra en R. M. PERI
NA, Onganía. Levingston. Lanusse. Los militares
Un texto importante para comprender la en la política argentina, Buenos Aires, 1983.
ideología militar latinoamericana es el editado Una consumada diatriba es la de GREGORIO
por B. LOVEMAN y T. M. DAVIES IR., The politics SELSER, El onganiato, 2 tomos, Buenos Aires,
of antipolitics, Wilmington (De), 1997. SÁN 1986.
CHEZ SORONDO, op. cit., dedica varios capítulos Sobre el Proceso de Reorganización Na
de agudeza singular al tema. Sobre el modelo cional, consúltese la importante investigación‘
político de los gobiernos militares, GUILLERMO de A. C. ARMONY, La Argentina, los Estados
A. O’DONNELL proporciona valiosas indicacio Unidos y la cruzada anticomunista en América
470 nes en sus Obras Modernización y autoritaris Central. 1977-1984, Buenos Aires, 1999. En el
EL PENSAMIENTO POLÍTICO (1943-1983)
trabajo de ALBERTO R. JORDAN, El proceso 1976 en menor grado, H. R. LEIS, Intelectuales y po
1983, Buenos Aires, 1993, se proporciona la vi lítica (1966-1973), Buenos Aires, 1991.
sión más equilibrada de esos años. Otros tex Sobre la democracia argentina faltan estu
tos útiles son: LUIS MORENO OCAMPO, Cuando dios más profundos. Se recomiendan dos en
el poder perdió el juicio, Buenos Aires, 1996; sayos: el clásico de JOSE LUIS ROMERO, El drama
HUGO QUIROGA, El tiempo del “Proceso? Con de la democracia argentina, Buenos Aires,
flictos y coincidencias entre políticos y militares, 1989, y el de D. GARCIA DELGADO, Raíces cues
Rosario, 1994, y PETER WALDMANN y E. GAR tionadas: la tradición popular y la democracia,
ZON VALDEZ (comp.), El poder militar en la Ar Buenos Aires, 1989. El resurgimiento de la de
gentina 1976-1981, Buenos Aires, 1983. mocracia está estudiado en MARIA SAENZ QUE
SADA, El camino de la democracia. 1972-1983,
Mitologia y cultura politicas Buenos Aires, 1993.
La cultura de la violencia, ligada a la de
Una historia de la Argentina centrada en glradación de la política, ha sido explicada por
los mitos que rodearon al peronismo (aunque JUAN PABLO FEINMANN, La sangre derramada,
muchos lo trascienden) es la de ROBERTO A12 Buenos Aires, 1999, y PETER WALDMANN, “Ano
CORBE, Argentina: the Peronist myth, New York, mia social y violencia”, en ALAIN ROUQUIE
1975. Sobre el concepto y el desarrollo de la (comp.), Argentina, hoy, Buenos Aires, 1982,
crisis en la Argentina en particular, hay su capítulo 6. Una sesgada interpretación es la
gerencias en A. E. BRAILDVSKY, Las crisis ar que propone ERNESTO IAURETCHE, Violencia y
gentinas, Buenos Aires, 1984. Sobre el mito política en los 70, Buenos Aires, 1997.
revolucionario y el ambiente intelectual, pre Lamentablemente, se carece de estudios
ferentemente la izquierda nacional, es impor sobre lo que los argentinos pensaban de la
tante el trabajo de OSCAR TERAN, Nuestros años política en estas cuatro décadas. El único
sesenta, Buenos Aires, 1993. También puede aporte original conocido es el de IULIO IRA
consultarse SILVIA SIGAL, Intelectuales y poder ZUSTA, La política, cenicienta del espíritu, Bue
en la década del sesenta, Buenos Aires, 1991, y nos Aires, 1977.
471
14. EL CONSTITUCIONALISMO
Si bien la constitución es la estructura le modalidad propia, “fruto del medio ambiente,
gal fundamental que cimenta la organización del pasado histórico, del atavismo racial, de su
política del Estado fijando sus fines y enun cultura y de su mentalidad”. Criticaba así a los
ciando los medios adecuados para conseguir que pretendían interpretar la letra ateniéndo
los, ella no está reducida al mero texto formal. se a la imitación servil de la constitución nor
Materialmente, comprende también los com teamericana, y terminaba, acertadamente, ma
portamientos institucionales, la legislación nifestando: “Mi opinión es la inversa: lo
básica inmediata emergente de tal norma su nuestro es lo decisivo y lo norteamericano, lo
prema y, especialmente, la jurisprudencia concomitante. Vale más un pequeño detalle
constitucional. criollo en apoyo a una disposición constitu
Este concepto enriquecido permite hablar cional que centenares de opiniones y fallos ex
con más precisión del objeto de este capítulo. tranjeros, pues si en alguna disciplina es me
Se puede así exponer el desarrollo consideran nester ser celosarnente nacional es en la del
do a la constitución como fruto de la historia, derecho constitucional, en la cual hay que te
la realidad y la razón. ner siempre presente la argentinidad”.
Con gran acierto, la Corte Suprema de Ius Cumplía, de este modo, con el manda
ticia de la Nación ha expresado que “no se miento alberdiano de interpretar la Constitu
pueden olvidar los antecedentes que hicieron ción como una “combinación especial de he
de la Constitución una creación viva, impreg chos, de hombres, de cosas”.
nada de realidad argentina, a fin de que dentro Como corolario de lo expresado, es que no
de su elasticidad y generalidad que le impide se puede estudiar el proceso constitucional ar
envejecer con el cambio de ideas, crecimiento gentino sin tener en cuenta la historia nacio
o redistribución de intereses, siga siendo el nal y sus ramas especiales, tales como la de las
instrumento de ordenación política y moral ideas, la política, la economía, la sociedad, la
de la Nación”. cultura, la religión. Nuestro orden jurídico
Ya en 1918, Ernesto Quesada señalaba que político supremo, en su crecimiento, está ines
el texto supremo de nuestro pueblo se debe cindiblemente vinculado también a tales as
comprender e interpretar teniendo en cuenta pectos. Por ello, este capítulo no se debe leer
lo que toda agrupación humana tiene como ignorando los otros que acompañan este volu 473
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
men y se refieren a tópicos de la más vasta his un conjunto coherente de estructuras que sa
toria argentina, y de ahí también, la preocupa tisfacen las pregimtas de ¿cómo se ensamblan
ción de los directores de la redacción de esta los gobernantes, por qué, qué procedimientos
amplia obra, de incluirlo por considerar fun utilizan?
damental el papel jugado por la historia para El régimen, en cambio, puede definirse co
entender el desarrollo del constitucionalismo mo el conjunto de respuestas históricas o im
con las características que se han subrayado. puras y, por consiguiente, complicadas, referi
Conviene anticipar que para comprender das a las mismas pregimtas. Viene a ser la
mejor el alcance y significación de los múlti visión singular de la realidad política, la mani
ples e importantes proyectos de reforma que festación particularizada del sistema. El régi
se han sucedido, y de las reformas que alcan men se da en las normas propias y únicas de
zaron efectiva concreción, resulta importante cada texto supremo y también, por cierto, en
disünguir brevemente entre forma de gobier la manera especial en que se traduce en la rea
no, sistema político y régimen político. Esta lidad concreta.
distinción ayuda a perfilar mejor la mayor o Así, en la primera parte del artículo l de la
menor pretensión revolucionaria o de cambio, Constitución Nacional, se fija el sistema gene
que acompaña a los diversos intentos. ral “representativo, republicano y federal”, y en
La forma se refiere al número de personas el final del mismo artículo, en la expresión “se
que gobieman, el origen de la legitimidad del gún lo establece la presente constitución”, se__
poder y los fines a que apunta. De ahí, la per está abriendo la presencia de nuestro régimen
manente vigencia, en tal aspecto, de la vieja propio, concreto, que, entre otras notas, es
clasificación de los gobiemos en: monárquicos presidencialista, con un ministerio híbrido
-el de uno-, aristocráticos -el de un grupo- y con el parlarnentarismo, un federalismo uni
democráticos -el de los más—. tario o unidad federativa, un órgano judicial
La forma habla de la organización estática no periódico, y tantas otras características más
del poder. Era preferentemente en el siglo XIX que nos singularizan, institucional, histórica y
cuando, con confianza ciega en lo que la razón geográficamente, y que cambian o morigeran
había ordenado esquemáticamente, se creía el sistema representativo, republicano y fede
más en la posibilidad de incluir a todas las or ral como lo tienen consagrado en puridad la
ganizaciones políticas dentro de la clasifica doctrina y el derecho comparado.
ción aristotélica ya enunciada. Estas distinciones son muy importantes
En cambio, sistema y régimen político su para medir la magnitud de las reformas que
gieren que la configuración estructural no es se han proyectado y se han realizado. Según
un diseño estático sino que, conteniendo acti se cambie la forma o legitimidad, el sistema
vidad intrínseca, se expresa en un proceso que general o el régimen singularizado por la
se constituye sin cesar, que fluye, que se mue aplicación al lugar y, sobre todo, al momento,
ve en pro de un fin, conformando una entidad se podrán valorar la importancia y oportuni
política que tiene trayectoria y movimiento. dad de la reforma y también la recepción
El sistema es la manera más abstracta y ge otorgada por la comunidad y sus órganos re
474 neralizada que se presenta como definiendo presentativos.
EL CONSTITUCIONALISMO
FORMA Y SISTEMA HEREDADO ción del poder a través del uso abusivo de las
intervenciones federales a las provincias que
El texto de 1853-1860 ha experimentado, ven disminuir constante y aceleradamente su
en el siglo XIX, dos breves reformas que no lo autonomía; con la consolidación de un Ejecu
han alterado mayormente: la de 1866, por la tivo fuerte aunque no absolutista; con contro
que financieramente se fortaleció el gobierno les que se van desplazando del parlamento al
nacional, y la de 1898, por la que se posibilitó órgano judicial, habiendo éste comenzado a
la designación de mayor número de ministros. independizarse de los precedentes norteame
No obstante que, en esta última, alguna mino ricanos; con reconocimiento de indiscutidos
ría intentó que fuera más amplia y que ya Es derechos civiles naturales; con indecisión so
tanislao Zeballos, en 1881, había planteado in bre el camino a seguir sobre la concreción de
fructuosamente la necesidad de una reforma los derechos políticos; con un despertar más
por “la multiplicidad y gravedad de cuestio emotivo que racional sobre la posible vigencia
nes” que era necesario resolver, se arribó al de los derechos sociales y con la conciencia de
año 1900 sin alteraciones importantes en el que todavía el orden superior está adscripto a
texto y en el sistema fonnal fundamental. los principios del bien común, fundado en el
Sin embargo, el orden material nacional se catolicismo al que se da trato constitucional
había conmovido y agigantado con dos acon preferencial, y coloca en “el techo ideológico”
tecimientos políticos trascendentes: la Con la Constitución -tal como lo expresa el
quista del Desierto de los años 1877-1881, que Preámbulo—, no obstante la libertad de cultos
duplicó la superficie gobernable afirmando, garantizada.
además, la soberanía nacional, y la capitaliza
ción de Buenos Aires, que entregó el dominio LOS PROYECTOS DE’ REFORMA CONSTTIUCIOMQL
(1923), Matías Sánchez Sorondo (1923), ponían agregar la creación de un nuevo Mi
Adrián Escobar (1923), Alejandro Ruzo (1925) nisterio del Trabajo o de Industria y Trabajo, y
y Horacio Sánchez Loría (1926), no plantearon consagrar el divorcio, no se los puede calificar
reformas sustanciales que alteraran “la filoso genéricamente de inspiración socialista o sin
fía” del sistema. Sin embargo, otro gran núme dicalista. Por ejemplo, los demócratas progre
ro pretendió calar en profundidad, eviden sistas que acompañaban a Lisandro de la To
ciando que, además de mejoras técnicas o de rre deseaban exaltar el régimen municipal, y
procedimientos, había que considerar serias Carlos Conforti, en su discurso de presenta
exigencias de los nuevos tiempos. ción de la reforma, se quejaba amargamente
Es notable cómo siete proyectos —los de contra sus compañeros de pensamiento por
Carlos Olivera de 1903, Carlos Conforti de que “los mismos liberales tenemos la culpa,
1913, dos de Joaquín Castelllanos de 1916, Li destituidos como estamos de una organiza
sandro de la Torre, Enzo Bordahere, Francisco ción eficaz que fuese estímulo y apoyo de los
Correas y otros de 1923, Leopoldo Bard de legisladores liberales”.
1924, y Iuan B. Iusto y Mario Bravo de 1925 En rigor, se hacían eco, principalmente, de
tienen como seria preocupación principal, y un fuerte espíritu laicista que embargaba, en
en algunos casos única, la de eliminar las no esos momentos, a la sociedad argentina y pre
tas religiosas del texto constitucional, buscan tendía mutar la “filosofía” de 1853.
do consagrar un “Estado civil y laico”. Las ex Cuando realmente afloró una honda preo-__
presiones de Iuan B. Justo y Mario Bravo son cupación por la transformación social, fue al
explícitas: “La moral social nos veda embotar presentarse los proyectos del senador Pedro
las inteligencias con dogmas arcaicos (...) hay Olaechea y Alcorta en 1911, del senador del
que desacreditar la revelación y el mesianismo Valle Iberlucea en 1914, y el de los diputados
para alejar la influencia de los mesías fautores socialistas Odone, Pérez Leiroz, Castellanos,
de la política criolla”. Dickrnann y Repetto, en 1927. Allí, el tema
Ya Carlos Olivera, en los fundamentos de asumió una jerarquía que no tuvo en el pro
su proyecto, había calificado al texto de 1853 yecto de los senadores Iuan B. Justo y Mario
como “ambiguo, equivoco, indeciso. Su flexi Bravo, exponentes jerarquizados de dicha
bilidad oculta malicias profundas. A un ánimo fuerza política.
severo podrá parecer que sus más solemnes Con seguridad que cuando Pedro Olae
promesas contienen perfidias”. Agregaba: “a la chea y Alcorta propuso modificar el artículo
soberanía nacional opone la soberanía papal”, 37 para mejorar la representación de la Cáma
y terminaba afirmando que “nuestros políti ra de Diputados, no sin antes manifestarse
cos se mueven con una conducta tortuosa que partidario de la reforma total, no imaginó que
oscila entre la Virgen de Luján y los sarcasmos iban a terciar en su discusión los senadores
volterianos”. Láinez y Joaquín V. González. El primero sos
No se puede negar que se abrigaba el pro tuvo que la reforma, en todo caso, debía ir más
pósito de cambiar el comprometido funda allá del citado artículo, debía ser total y con
mento ético cristiano del orden constitucional ello se registrarían “los peligros que acrecen
476 heredado. Además, si bien varios de ellos pro con la participación en la revisión de elemen
EL CONSTITUCIONALISMO
li f; arg >
tos completamente nuevos, recientemente in ces a esta fórmula escrita y dejar un poco más
corporados al país que pueden traer un soplo de amplitud a la interpretación constitucio
de espíritu más revolucionario y una pertur nal”; y agregó, interrogando: “¿Qué cosas nos
bación honda en el organismo nacional”. indicarían los gremios que trabajan y elaboran
Ioaquín V. González, presidente de la Co la grandeza material y económica del país, si
misión de Asuntos Constitucionales, se opuso les preguntáramos qué reformas requieren a
a una reforma total sin que se hiciera un tra su juicio? Nos dirían muchas cosas”. El proyec
bajo previo de investigación que concretara to acompañó el destino de los anteriores. No
un pensamiento claro y terminante, porque se trató.
era grave “el peligro que importaba abrir todas Del Valle Iberlucea propone una reforma
las puertas (...) un error de experiencia y- de sustancial del Senado, en cuanto al carácter de
ciencia”, sin tal meditación detenida. Pero ex su representación, número de senadores, elec
presó conceptos premonitorios que alertaron ción, renta y duración de su mandato, no sin
sobre las soluciones posibles y los problemas antes manifestar, en un erudito discurso, que
vigentes. “Para que podamos armonizar el de es contrario al sistema bicameral y partidario
sarrollo de la Constitución con el desarrollo del unicameral, porque considera al Senado
social, económico, político e intelectual del “una fuerza reaccionaria frente a los avances
país —dijo— necesitamos abrir un poco los cau de la democracia”. 477
LA DIMENSION POLÍTICA
Gran parte de sus argumentos los encuen Justo, quien seguía la doctrina pacífica del so
tra en el hecho de que la Argentina “ha modi cialista alemán Eduard Bernstein y del francés
ficado profundamente su estructura econó Jean Iaures, que respondían al reformismo so
mica y condición social”, que ha llevado a cialdemócrata, opuesto a la cruenta metodolo
poner en crisis el federalismo por la desapari gía marxista soviética.
ción de las barreras económicas entre los esta El proyecto se concreta en solicitar la sus
dos particulares. titución del artículo 15 de la Constitución Na
“El federalismo -exclama— es ahora un re cional que, en sintesis, prohibía la esclavitud y
cuerdo histórico. La tendencia hacia la centra “todo contrato de compra y venta de perso
lización política es clara y manifiesta. La evo nas”. Se propone cambiarlo por un extenso
lución natural tiende al unitarismo. El texto que diga: “En el territorio de la Repúbli
progreso de la civilización consiste en el pro ca ni de hecho ni de derecho la persona o el
greso de la centralización”. Y recurriendo a trabajo de un ser humano pueden ser asirnila
abundante bibliografía francesa, norteameri dos a una mercancía. Todos los trabajadores
cana y argentina, expone enfáticamente que tienen derecho a un salario suficiente para su
“el remedio no está en cambiar los hombres mantenimiento y desarrollo normal y el de sus
sino el sistema”. familias; a una jomada de trabajo y a períodos
Es interesante consignar que, si bien en su de descanso que les permitan cultivar sus fa
exposición palpita gran parte del alegato so cultades y practicar la vida de relación propia_
cialista contra las instituciones conservadoras de todo ser humano; a justas indemnizaciones
y, en especial, contra el Senado, sin embargo, por los accidentes y perjuicios que sufran con
no se anima a pedir la supresión sino su trans motivo de los trabajos que realicen; a trabajar
formación con clara conciencia del alcance en buenas condiciones de seguridad e higiene,
destructivo de sus argumentaciones contra la y a ser sostenidos en caso de invalidez, enfer
“vieja república”. medad, desocupación y vejez”.
El proyecto que tiene verdadero parentesco Interesantes son los fundamentos, que de
con la dialéctica revolucionaria es el de los di sarrollados en un extenso documento, con
putados socialistas presentado en 1927. Con abundante bibliografia entre la que predomi
viene precisar que su contenido es revolucio nan el alemán Menger y el francés Iaures, se
nario, en cuanto ataca a la parte dogmática de hace la crítica al Estado individualista burgués
la Constitución, proponiendo la ampliación y a la legislación hija de él, no obstante que se
fundamental de sus fines al incluir otro sujeto reconoce que "el proletariado ha conseguido
titular de derechos: al trabajador, a quien sin atenuar mucho la dependencia de él con res
gulariza del ciudadano, del extranjero y del ha pecto del patrón, gracias a su acción política y
bitante, únicos considerados, hasta ahora, ge gremial de clase que le ha procurado la relati
néricamente. No es revolucionario en cuanto va libertad de que goza”.
no propicia una metodología de violencia para Funda la constitucionalización de los de
desarrollar una dialéctica combativa. Por otra rechos del trabajador, que lograrán su pleni
parte, era ésa la línea general del socialismo ar tud “cuando los medios de producción y de
478 gentino, liderado ideológicarnente por Iuan B. cambio sean de propiedad social”. Cuando “la
EL CONSTITUCIONALISMO
propiedad social -expresa— sea al mismo da Sáenz Peña que, al asegurar la libertad del
tiempo individual sobre lo que se produce con sufragio permite el significativo tránsito de la
el propio esfuerzo y no sea antisocial como lo república liberal a la demoliberal. Cambio tan
determina el Código Civil en cuanto al domi fundamental, que adquiere el carácter de revo
nio absoluto de las cosas y por lo que tiene de lucionario al desplazar el efectivo ejercicio del
antihumana, perturbadora y anárquica”. Se poder aristocratizante desde la minoría de “los
abona lo afirmado con las cláusulas sociales ya notables”, a la legitimidad alcanzada por las
incluidas en las constituciones de Mendoza, mayorías en ejercicio del sufragio realmente
Tucumán y San Juan. universal.
Este proyecto se puede considerar el pri En el orden social se han sancionado la ley
mer antecedente importante de los futuros in 4661 de 1905, por la que se estableció el des
tentos del constitucionalismo social y de la canso dominical; en 1907 se creó la Dirección
enumeración detallada de los derechos del tra General del Trabajo, que en 1912 se transfor
bajador. No tiene nada que envidiarle, en esta mó en el Departamento Nacional del Trabajo;
materia, a la que consagrará el artículo 37 de la en 1914 se sancionó la ley 951 l, por la que se
Constitución de 1949. Además, es curioso que estableció la inembargabilidad de ciertas por
en ambas se omita el derecho a la huelga y se ciones del sueldo; en 1915 se dictó la ley 9688
dé significativa presencia al núcleo familiar. sobre accidentes de trabajo; en 1924 se sancio
Se intenta un paso de profundo cambio en na la ley 11337 sobre trabajo de menores y
los fundamentos doctrinarios del nuevo orden mujeres, y en 1929 se establece, por la ley
superior. 11.544, límites a la jornada de trabajo. La pré
Finalmente, un proyecto que no debe pa dica en materia social a instancias de los anar
sar desapercibido es el del diputado radical quistas, socialistas, sindicalistas y la doctrina
Carlos Melo en 1917. Además de proponer la de la encíclica Rerum Novarum de la Iglesia ha
autonomía de las provincias y la elección di cuajado en leyes que acercan a la democracia
recta del presidente, en él existe el propósito social.
de aproximarse al sistema parlamentario, dan Por su parte, la Corte Suprema de Justicia
do mayor poder al Congreso, introduciendo dicta en 1922 un importante fallo en el caso
un control sobre el Ejecutivo al establecer una “Ercolano c/Lanteri de Renshaw”, por el que se
suerte de censura al ministerio si los dos ter acepta la regulación estatal de la economía, no
cios de votos de las Cámaras deciden que un obstante la disidencia del ministro Antonio
ministro no debe permanecer en su cargo. Se Bermejo. Se limitan los derechos individuales
hace eco así de la importante polémica queen de contenido económico. Se introduce así la
1910 y 1911 desató la Revista Argentina de función social de la propiedad privada que, en
Ciencias Políticas sobre la disyuntiva futura rigor, alcanza significado revolucionario por
entre presidencialismo y parlamentalismo. la alteración que produce en el goce absoluto
La legislación y la jurisprudencia ya se han de la propiedad privada que protegía el Códi
adelantado en el cambio de la constitución go Civil.
material. En el orden político, el Congreso Na Se arriba así al final de la década de 1920,
cional ha dictado, en 1912, la ley 8871, llama con ricos precedentes constituyentes y precons 479
LA DIMENSIÓN POLITICA
ciertos en la gestión golpista -entre los que se te anticipar sintéticamente ciertas conclusio
encuentra la anulación de las elecciones de la nes atrayentes en la pluma de destacados juris
provincia de Buenos Aires de 1931, en las que tas argentinos.
había triunfado el radicalismo—, condujeron al Mariano de Vedia y Mitre, Salvador Dana
fracaso del proyecto primitivo de Uriburu y Montaño, Rodolfo Rivarola, Iuan Ramón Vi
que éste se viera obligado a transar con la Fun dal, Pedro Olaechea y Carlos Ibarguren se ma
dación Nacional Democrática que nucleaba a nifestaron favorables a la propuesta. Con más
los partidos que inicialmente habían apoyado inclinación a apoyarla que a criticarla, lo hi
al gobierno provisional. De este acuerdo nació cieron Arturo M. Bas, Clodomiro Zavalía,
un nuevo proyecto, que se hizo conocer por un Leopoldo Melo y Félix Sarria. En cambio, más
manifiesto del 18 de junio de 1931, que ya no propensos a la crítica que al aplauso fueron
incluía las notas críticas al sistema sino meros Carlos A. Tagle y Francisco Correa. En contra,
cambios interesantes pero no de significación de manera absoluta, Rómulo S. Naón. Se ex
revolucionaria. presó calificándola de inoportuna, Marcelo T.
Mucho se ha escrito sobre las presuntas de Alvear.
ideas fascistas de Uriburu y del grupo de inte Lo cierto es que no pasó de un proyecto.
lectuales que lo llevaron a intentar el golpe y Agustín P. Iusto, que lo recibió de manos de
el cambio. Pertenece a otro capítulo de esta Uriburu, en el momento de asumir la presi
obra el análisis detallado de tales ideas, pero dencia, lo relegó al olvido.
ya la bibliografía moderna ha acreditado la Pero han aparecido dos aspectos nuevos
ausencia de tal “fascismo”. En todo caso, el que no deben despreciarse. Por un lado, se
pensamiento predominante del grupo mentor rompió la continuidad pacífica, o aparente
y seguidor fue de un nacionalismo antiliberal mente pacífica, del orden constitucional, recu
de claras raíces maurrasianas, que apoyaba rriéndose a un remedio extra legal para “solu
una democracia orgánica, sustitutiva de la re cionar abusos”. Por otro, se puso en evidencia
presentativa cuantitativa. Uriburu nunca se que la intelectualidad y los políticos argenti
autocalificó de nacionalista y siempre negó nos de las más diversas líneas y militancias
ser fascista. cuestionaban, y a veces sin mayor respeto, el
Queda un balance no despreciable de la histórico texto de 1853-1860. Su intangibili
experiencia. El nuevo proyecto elaborado por dad no expresaba el proyecto político a que as
la transacción motivó que el diario La Nación piraba la nueva sociedad argentina.
organizara una encuesta entre las más desta
cadas personalidades del país, que se difundió
por más de dos meses, en la que opinaron LOS PROYECTOS ANTERIORES A 1948
veintitrés figuras sobresalientes de la política y
el derecho. Lo sorprendente es cómo en ese Desde 1931 hasta 1948 se presentaron tre
momento se puso en evidencia la existencia de ce proyectos de reforma. La mayor parte, ca
un clima reformista propicio para ciertos rentes de trascendencia.
cambios del texto supremo. Su análisis ya rea El de Adrián Escobar, de 1932, actualiza la
482 lizado por Carlos Guillermo Frontera, permí consideración del segundo proyecto y mensa
EL CONSTTTUCIONALISMO
je de Uriburu de 1931. Si bien fue aplaudido, ra ser diputado se requiere “haber nacido en el
no fue canalizado su trámite. territorio argentino o ser hijo de ciudadano
Los de Iosé Nicolás Matienzo de 1934, y nativo, habiendo nacido en país extranjero”, e
Marcial I. Zarazaga de 1935, como el socialista igual requisito para ser electo senador nacio
de 1936 de los diputados Besasso, Castiñeira, nal. Se deja así de lado la generosidad de la
Korn y otros, no lograron repercusión. Este Constitución de 1853, que permitía ejercer el
último se limitó a repetir el viejo proyecto an sufragio, tanto activo como pasivo, a los ex
ticlerical de la década anterior, perteneciente a tranjeros naturalizados.
los senadores Iusto y Bravo. Los proyectos de Está inspirado en la fuerte prédica nacio
Iusto G. Medina y otros de 1939, de extracción nalista que ha comenzado en la década ante
demócrata nacional, como el de 1946 de Her rior, que mueve “un sentimiento sano de na
man Iofré, Iuan Polizzi y otros, promoviendo cionalidad y un propósito de legítima defensa
la reelección indefinida del presidente, no tu del espíritu y de la raza argentina”, y responde
vieron eco. “al anhelo de todos los argentinos de mante
Se tuvo que llegar a los reiterativos proyec ner ajustada a nuestra noble tradición históri
tos del diputado peronista Eduardo Colom de ca la vida nacional en su múltiple y compleja
los años 1947 y 1948, como de sus legisladores exterioridad”.
correligionarios, Bustos Fierro y Miel Asquía, Critica la exagerada liberalidad de nuestra
y otro de 1948 de Iosé E. Visca, para que dipu Constitución con los extranjeros y expresa
tados del partido gobernante se decidieran a que las circunstancias del momento interna
unificar en texto único sus diversas y diferen cional exigen tomar medidas de “preserva
tes propuestas. Así nació el proyecto determi ción de nuestro régimen político interno”. Re
nante que impulsó la reforma constitucional vela que existen “organizaciones disolventes”
de 1949. que se han infiltrado en la enseñanza y hasta
Pero antes de pasar al capítulo especial que en el mismo órgano legislativo. Escuelas en las
merece tal reforma, es necesario detenerse, que “no se habla el idioma nacional, no se co
aunque sea brevemente, en la propuesta de noce la bandera argentina, ni se enseña la his
cambio que, en 1938, hacen diez diputados del toria y geografía de la República”. Añade que
Partido Demócrata Nacional. Los firmantes “casi sería obvio recordar la existencia de or
son Reynaldo A. Pastor, Samuel Alperín, Mi ganizaciones políticas extremistas que obede
guel Osorio, Abel Gómez Rincón, Honorio cen a las directivas de Moscú, que tienen sus
Basualdo, Iuan Labayén, Iuan C. Agulla, Ben representantes en el Congreso de la Nación
jamín S. González, Daniel Videla Dorna y Raúl (...) vinculados directamente a la Tercera In
Godoy. ternacional simulando acatamiento a las leyes
La reforma proyectada es breve pero muy argentinas”. Denuncia el “reciente ensayo de
significativa, porque será importante antece un frente popular para regir la vida parla
dente de una de las notas de la futura de 1949. mentaria de una de las ramas del Congreso” y
Se propicia modificar los artículos 37, 40 y 47, que “en comicios nacionales se ha llegado al
haciendo que los diputados sean elegidos “por uso de los símbolos del Soviet impresos en las
los ciudadanos argentinos de origen”; que pa boletas del sufragio". 483
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
Luego de más extensos e ilustrativos car las democracias”, con el que se había compro
gos, se manifiesta que la solución está en que metido Estados Unidos con la adhesión de la
“la función legislativa debe estar confiada a los mayor parte de los países americanos; éstos, si
hijos del país, (...) estos que son sus represen no con la guerra, al menos, casi en su totali
tantes, elaboran la ley y detentan una suma de dad, con la ruptura de las relaciones con el Eje
poderes y atribuciones tales que requieren pa Berlín-Roma-Tokio. Esta definición presiona
ra bien de la Nación que estén perfectamente ba sobre la política interna nacional, en la cual
compenetrados de los intereses, anhelos y as existían, por un lado, fuertes grupos neutralis
piraciones de su pueblo". tas de disimulada simpatía con el Eje, y por el
Es el “Parlamento de la Patria el crisol de otro, los calificados de aliadófilos.
las leyes y de la doctrina argentina (...) que de Por otra parte, el gobierno argentino y la
be reflejar el espíritu de la raza nueva y fuerte oposición política vivían, luego de las muertes
que debe expresarse con voz inconfundible de Alvear y de ‘Agustín P. Iusto, una verdadera
mente argenüna”. Terminan expresando los crisis de conducción y definiciones claras ante
fundamentos: “Por eso queremos un parla la próxima renovación de autoridades presi
mento genuinamente argentino constituido denciales que debía producirse en 1944.
por ciudadanos argentinos de nacimiento”. El golpe fue llevado a cabo, predominante
mente, por militares que en sus luchas inter
nas provocaron, a su vez, con celeridad distin
PASOS MEDIATOS PREVIOS A LA REFORMA ta alternancia de generales en el pode-r,
CONSTITUCIONAL DE 1949 culminando el interregno de facto en la elec
ción democrática del entonces coronel Juan
Los proyectos de reforma entre los años Domingo Perón, para la primera magistratura
1946 y 1948 precedieron el más importante de en 1946.
1948, que surgió de la redacción acordada por Este llega a la presidencia respaldado, fun
una comisión legislativa que tuvo por misión damentalmente, por las fuerzas sindicales in
“recibir, estudiar y sistematizar los distintos corporadas para la acción política en las filas
proyectos e iniciativas” que tenían como ori del Partido Laborista, con el apoyo de parte
gen las variadas propuestas peronistas para re importante de los simpatizantes socialistas y
formar la Constitución. de afiliados radicales reagrupados en la Unión
En 1943 se produjo un nuevo golpe de Es Cívica Radical (Iunta Renovadora).
tado que sustituyó las autoridades civiles que Pero el gran sostén ideológico predomi
gobernaban, fruto de una discutida legalidad, nante había sido aportado por los viejos na
ya que el fraude electoral era el sostén de su le cionalistas adheridos a una decidida línea an
gitimidad. Además, el sistema se deslizaba es tiliberal, católica, hispanista, tradicional, con
tragado por una lucha ideológica interna que sensibilidad social inspirada en las encíclicas
había sido excitada por la presión que ejercía Rerum Novarum y Quadragessimo Anno y vi
el tener que definirse entre uno de los bandos goiizada con la realización del Congreso Eu
de la contienda mundial. La alternativa estaba carístico Nacional de 1934. Por ello, este com
484 entre el régimen nazi de Hitler y el “mundo de plejo ideológico gozaba de las simpatías de la
EL CONSHTUCIONALISMO
mayor parte de los miembros de la Iglesia ar escuelas. Con ello se pretendía afianzar los va
gentina, aunque algunas minorías católicas y lores cristianos de la cultura argentina.
nacionalistas nunca se entusiasmaron dema Las medidas tomadas en materia social
siado y desconfiaron de la sinceridad del hom también han operado una transformación.
bre que lideraba la empresa. Como señalan Carlos Alberto Floria y César
A fines de 1947 y principios de 1948 se di A. García Belsunce, Perón y el coronel Domin
fundió, a través de grupos y asociaciones, la go Mercante, desde la Secretaría de Trabajo,
necesidad de que Perón fuera reelecto para no producen “aumentos de salarios, revisión de
frustrar e interrumpir la “carrera ascendente” las condiciones laborales, estatutos destinados
en que veían el destino del país conducido por a la protección de trabajadores de gremios di
su liderazgo. No sin la invocación de otros versos, creación de Tribunales del Trabajo, re
motivos por parte de numerosos políticos e glamentación de las asociaciones profesiona
intelectuales, se promovió decididamente la les, unificación del sistema de previsión social,
reforma de la Constitución para hacer factible extensión de los beneficios de la ley 11.729 a
tal deseo de reelección. todos los trabajadores, y frecuentes entrevistas
Así, luego de frustrados intentos, en junio con los dirigentes de los niveles altos y medios
de 1948, se presentó en la Cámara de Diputa de las organizaciones obreras; todos hechos
dos el más serio proyecto que provocaría el concretos, con gran efecto multiplicador en
gran debate sobre la reforma. sectores sociales que hasta entonces no habían
Este clima reformista se había visto tonifi tenido la sensación de participación política y
cado por la defensa, en 1945, en la Facultad de social que esas medidas insinuaban”. Esos de
Derecho, de la tesis premiada de Iorge S. Oría cretos leyes fueron ratificados y convalidados
sobre “Ficción y realidad constitucional. El legalmente al poco tiempo de asumir Perón la
drama de la nueva Argentina”. Ella tuvo gran presidencia constitucional.
repercusión en los ámbitos académicos, por En esta lista no hay que olvidar la ley que,
haberse sostenido la necesidad de la reforma en 1947, proclama los Derechos del Trabaja
en la imposibilidad de cumplimiento del viejo dor y que se asegura la marcha hacia la efecti
texto. Se propiciaba una reforma trascenden va unificación de la Confederación General
tal para “crear una nueva mística, un nuevo del Trabajo (CGT). Este proceso culminará
entusiasmo, una nueva fe, para asegurar una con la representación de los diputados obreros
larga etapa renovadora y fecunda”. en proporción de un tercio en el bloque oficial
Antes de tratar el proceso que se desató de la Cámara de Diputados, y con la designa
con motivo del proyecto peronista, siguiendo ción de “agregados obreros” en las embajadas
con el propósito de considerar la constitución argentinas. Todo ello daba el perfil de un siste
real, es importante consignar que el régimen ma próximo al Estado sindical y en los hechos
político material argentino ya había alcanzado transformaba a la CGT en “pieza maestra del
cambios notables, a partir del golpe de 1943. régimen”.
En efecto, al poco tiempo se dictó por par Los cambios políticos no son menos im
te del gobierno de facto, el decreto-ley por el portantes. En septiembre de 1947 se dicta la
que se implantó la enseñanza religiosa en las ley 13.010 de sufragio femenino. Ahora sí se 485
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
La introducción del proyecto termina: “La Este largo párrafo sintetiza los propósitos
revolución inició la supresión de todo lo inter de lo que se había querido hacer en cinco años
nacional, liquidó malas deudas, canceló con y lo que se intentaría hacer en el futuro. En
tratos humillantes y onerosos, retomó lo que rigor, la refonna propuesta tenía una carga te
legítimamente le pertenecía al país e inició su leológica, pero predominaba en ella el sociolo
régimen con el capital permanente de la Na gismo justificador de lo ya realizado y la preo
ción: pueblo y trabajo. Del Estado prescinden cupación fundamental de lograr la reelección
te en materia económica, del clásico Estado dc Perón.
gendarme, sumiso con el amo, duro con el dé Se proponía una reforma parcial, que en
bil, se ha pasado, por imperio de los hechos y realidad era muy amplia, puesto que com
de las circunstancias, a un Estado planificador prendía desde los recursos financieros hasta la
y equilibrador de todas las actividades. De un introducción del recurso de casación, pasando
Estado insensible al ‘debe’ y al ‘haber’ de las por los derechos sociales, las garantías de ha
transacciones internacionales en materia de beas corpus y amparo, juicio político, supre
productos y de moneda, la necesidad de salva sión de libre navegación de los ríos, elección y
guardar la riqueza y el porvenir del país ha irn reelección del presidente, etcétera.
puesto un Estado comprador y vendedor úni En el extenso desarrollo de los fundamen
co de sus productos y de sus divisas, ante el tos de los distintos rubros hay partes que son
extranjero. De un Estad.o que no tenía inter de muy buena factura y hasta se pueden califi
vención, en materia de trabajos y de salarios, car de brillantes, como los referidos a la refor
de acuerdo con las supuestas leyes de la oferta ma del Senado, a la introducción del recurso
y la demanda, se ha llegado a un Estado de jus de casación y la supresión de la libre navega
ticia social, que vela por el bienestar y la segu ción de los ríos interiores. En cambio, en otros
ridad efectiva y real de todos los habitantes. De se perciben argumentos “escogidos” de citas
un Estado manejado por cenáculos de notables fragmentarias de reconocidos constituciona
y camarillas áulicas, se ha llegado a un Estado listas que se “usan de apoyo”.
donde el pueblo, después de estar fuera del co No deja de llamar la atención la ausencia
nocimiento y de la cosa pública, manifiesta, re argumental doctrinaria en el capítulo referido
cién ahora, su voluntad libérrima en limpios al sostén de los derechos del trabajador. Así,
comicios. Y todo ello, bajo el imperio del ac como en otros puntos se recurre reiterada
tual texto constitucional. No se hizo una revo mente a la cita de anteriores precedentes legis
lución contra la Constitución, sino dentro de lativos y doctrinarios que comenzaron desde
ella, buscando interpretarla lealmente en lo principio de siglo, en éste es imperdonable la
mucho que tiene de democrático, de popular, ignorancia del proyecto socialista de 1927, en
de justiciero. Con las modificaciones que pro el que hay un claro anticipo de los derechos
ponemos, a las que indudablemente habrían del asalariado.
de agregarse otras, podrá adaptarse nuestro su Resulta interesante, como nota aparte, que
premo texto a la realidad de la República Ar para justificar la reelección del presidente de la
gentina, que va reencauzándose por la trayec Nación, además del argumento de la sobera
488 toria auténtica de su destino como nación”. nía popular, se recurra a una suerte de inter
EL CONSTITUCIONALISMO
Propone la transformación del Estado li trabajo. De la segunda, hay dos opiniones de
beral individualista hacia la “socialización de gran valor: la de Carlos Astrada y la de Fran
las funciones estatales”. Defiende “un nuevo cisco Valsechi.
concepto de libertad individual ante las nece Cabe destacar que hay un decidido clima
sidades e intereses colectivos de la Nación que por la reforma. Pocos la desean total como
deben ser dirigidos y satisfechos por el Esta Carlos Cossío, Héctor Llambías, Marcelo Sán
do” y “no librada su solución a la acción priva chez Sorondo, Iuan M. Bargalló Cirio y Iosé
da”. Debe “predominar la acción social y del Canasi. Los más, la prefieren parcial pero con
Estado frente al individualismo y deben ga diferencias muy grandes entre ellos.
rantizarse los derechos sociales, los del trabajo Sin perjuicio de defender ciertos princi
y los de la família”. La propiedad privada debe pios inmutables, como los casos de Faustino
tener límites impuestos por la sociedad. Legón, Bengolea Zapata, Zavala Rodríguez y
La familia tiene por “base legítima el ma Valsechi, existen los que llevan una fuerte crí
trirnonio indisoluble”. Los extranjeros son li tica al pensamiento de los hombres de 1853,
mitados en sus derechos: para ser diputado hay como es el caso de Ricardo Levene, que los ca
que ser argentino nativo y para ser presidente, lifica de mentalidad eminentemente económi
vicepresidente, senador y miembro de la Corte ca, positivista y aun materialista. Esta posición
Suprema de Iusticia, argentino nativo y varón. cuenta con el apoyo de Sánchez Sorondo, As
Fiel a su pensamiento de la década ante trada, Llambías. Este último, al igual que Bar
rior, apoyándose en Iosé Manuel Estrada, pro galló Cirio y Elguera, extiende su adhesiónla]
pone que el Senado esté integrado por dos se proyecto que había publicado Ibarguren en lo
nadores por provincia, doce representantes de relativo al senado orgánico. Se destaca una
las fuerzas organizadas del trabajo nacional, preocupación general por la inclusión de los
doce por las organizaciones agropecuarias, in derechos sociales del trabajador. Solamente
dustriales y comerciales, y seis por las acade Bargalló Cirio, Valsechi, Legón, Gómez Forgué
mias y universidades nacionales. y Moyano Llerena proponen a la familia fun
Muy importantes son los documentos dada en el matrimonio indisoluble.
editados por la Universidad de Buenos Aires:
la Encuesta sobre la Revisión Constitucional,
que en octubre de 1948 convoca el decano de LA REFORMA DE 1949
la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales,
doctor Carlos María Lascano, apoyado por el El espíritu de su redacción definitiva na
director del Instituto de Derecho Político, ció, preferentemente, del pensamiento y ac
doctor Faustino l. Legón, y la publicación he ción de Arturo Enrique Sampay, convencional
cha por el rectorado. En la primera, fueron in entrerriano que representaba a la provincia de
vitados a contestar los profesores y más de Buenos Aires y que se desempeñaba como fis
quince de ellos lo hicieron. Las respuestas tie cal de Estado de dicha provincia, y profesor de
nen riquísimo contenido e inclusive encierran Derecho Político en la Facultad de Ciencias
reflexiones y sugerencias muy interesantes y Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional
490 novedosas, que darían pie para un extenso de La Plata. Era un brillante estudioso de am
EL CONSTITUCIONALISMO
contrario, las expresiones que alirnentaron el contra la libertad” y, por el segundo, si bien se
debate parecieron afirmar esa nota y, en los reconocen los derechos individuales, se dispo
discursos de Sarnpay, hubo una permanente e ne que “los abusos de esos derechos que perju
inequívoca referencia a la doctrina social cris diquen a la comunidad o que lleven a cual
tiana. Sin embargo, no se puede decir categó quier forma de explotación del hombre por el
ricamente que se instaurara un régimen cató hombre, configuran delitos.”
lico social. Fueron muchas las vertientes Las limitaciones por el orden social y la
ideológicas que confluyeron, de ahí que al fi fuerte carga nacionalista condujeron a consa
nal se impuso una suerte de sincretismo muy grar el intervencionismo estatal, que se tradu
propio de Perón y su movimiento. Pero lo que jo en tres importantes artículos. El primero de
marcó, decididamente, la reforma fue el cam ellos, el 38, proclamó la “función social de la
bio del eje social. La fuerte prédica más antiin propiedad privada”. El segundo, el 39, estable
dividualista que antiliberal, trasladó la célula ció que “el capital debe estar al servicio de la
social desde el individuo a la familia y, expre economía nacional y tener como principal ob
samente, se sancionaron cláusulas que fortale jeto el bienestar social”. Y el tercero, el 40, fija
cían a ésta y condenaban los riesgos de los ex ba un “orden económico conforme a los prin
cesos de aquél. El artículo 37, II parte, estaba cipios de la justicia social”; el Estado “podía
dedicado a sostener a la familia “como núcleo intervenir en la economía y monopolizar de
primario y fundamental de la sociedad”. Se terminada actividad”; la exportación e irnpor
protegían el matrimonio, la unidad económi tación quedaban a cargo del Estado; los mine?
ca familiar, el bien de familia y la atención y rales, los yacimientos de petróleo, carbón y gas
asistencia de la madre y el niño. Esta cláusula son “propiedades imprescriptibles e inaliena
se complementaba con la primera parte del bles de la Nación y los servicios públicos per
mismo artículo, que establecía el derecho del tenecen originariamente al Estado”. De esta
trabajador a “la protección de su familia” y manera se suprimía el “Estado neutral”.
con la cuarta parte, que disponía que “la edu La carga nacionalista, a tono con la prédi
cación y la instrucción corresponden a la fa ca que había realizado anteriormente Carlos
milia”. Sin embargo, a pesar de las opiniones Ibarguren, se tradujo, además, en la limitación
de pensadores y grupos católicos, no se irn de la “libre navegación de los ríos interiores de
plantó el matrimonio indisoluble. la Nación para todas las banderas”; ahora, se
La carga social se subrayó manifiestamen permitía “en cuanto no contraríe las exigen
te con los derechos “especiales” del artículo 37, cias de la defensa, la seguridad común o el
que abarcó los derechos del trabajador, de la bien general del Estado”. Se estableció el requi
familia, de la ancianidad y de la educación y la sito de ser argentino nativo para los cargos de
cultura, completada por el artículo 68, inciso senador, presidente, vicepresidente, ministro y
ll, que disponía el dictado del Código de De miembro de la Corte Suprema de Iusticia.
recho Social. En la parte orgánica no se alteró mayor
El antiindivídualismo se perfiló con los ar mente el sistema político. Se puede decir que
tículos 15 y 35. Por el primero, se dispuso que se democratizó más el poder al permitir la
492 “el Estado no reconoce libertad para atentar elección directa del presidente y por todo el
EL CONSTITUCIONALISMO
de 1951. Luego del levantamiento militar en “perturbadora” no fuera aumentada, dictán
cabezado por el general Menéndez en sep dose un decreto reglamentario, calificado co
tiembre de ese año, se declaró el “estado de mo el de “las circunscripciones víboras” por el
guerra interno”, que se mantuvo mientras go modo en que se las distribuía, entorpeciendo
bernó Perón. Este singular “estado" —contra triunfo alguno de la oposición. Si se agrega a
un militar derrotado y preso- no previsto en ello que la totalidad de las bancas del Senado
la Constitución y que se impuso, primero, por pertenecían al Partido Justicialista, y no se ig
un decreto, luego legalizado por la ley 14.062 nora que en el acto electoral, el oficialismo, en
de octubre de 195 l, dio facultades especiales al realidad, no iba más allá de doblar a la oposi
Poder Ejecutivo. La Corte Suprema de Justicia, ción en votos, se puede comprender la despro
en actitud “sumisa”, las convalidó en fallo re porción representativa opresora que gobema
caído en el caso “Attias, Alberto”, del 24 de ju ba la República.
lio de 1952. Éste ponía los poderes presiden Debe tenerse en cuenta, además, que la re
ciales por encima de la Constitución y sus forma constitucional de 1949 fue acompañada
garantías. De ahí en más se sucedieron normas de varias cláusulas transitorias. Por una de
uniformadoras de corte totalitario que dieron ellas, la 4*, se dispuso que todos los jueces de
una fisonomía opresora al régimen. El Segim la Nación, los embajadores y ministros pleni
do Plan Quinquenal, en su artículo 3°, declaró potenciarios debían tener nuevo acuerdo del
al justicialismo “doctrina nacional”. Ello trajo Senado, que era unánimemente justicialista.
como consecuencia que todo empleado, desde Cabe agregar que la CGT, unificada y mo=
la menor hasta la mayor escala, pasando por nopolizada por el ministerio del ramo, canali
los docentes de todos los niveles, debió afiliar zaba políticamente su presencia a través del
se al Partido Peronista y se impuso la enseñan partido oficialista, que adjudicaba un tercio de
za obligatoria de tal doctrina. las bancas de su representación parlamentaria
Se suele olvidar un aspecto legal muy im a los gremios. Esta presencia fue fortalecida
portante en este proceso. Se trata del régimen por la designación de delegados obreros en el
electoral. Así como la Ley Sáenz Peña en 1912 servicio exterior, que llegó a incorporar sindi
produjo un cambio fundamental, democrati calistas en las embajadas.
zando el régimen político argentino, en 1951 se Acallada la oposición política, disciplinada
alteró uno de los principios clave del sistema doctrinariarnente la burocracia estatal, lirnita
republicano, cual es la real participación de las das las reuniones públicas por la ley 14.400 y
minorías en el poder. Por la nueva ley electoral controladas la información y la prensa, acom
14.032 se implantó el sistema “uninominal por pañado todo ello por la exaltación permanen
circunscripciones”, y así como en los hechos la te del líder, la República perdió perfil. En sin
ley de 1912 aseguró la presencia de una mino tesis, el régimen derivó en el autoritarismo
ría importante, equivalente a un tercio de la re desmedido, que al decir de Floria y García Bel
presentación en la Cámara de Diputados, aho sunce, cayó en “ una autocracia populista”, que
ra, la oposición quedó, en la práctica, reducida al tener dominio casi total de los medios de
a menos de una décima parte. Además, poste expresión, “se liberó de la crítica y comenzó a
494 riormente se aseguró que esta ínfima presencia padecer la corrupción cortesana”.
EL CONSTITUCIONALISMO
nes profesionales, la disolución del Partido Pe Es importante consignar que la Conven
ronista y la inhabilitación de todos los que ha ción nació herida de muerte. El electorado se
bían ocupado cargos políticos desde 1946. pronunció con muy poca calidez sobre sus po
Posteriormente declaró necesario considerar sibilidades de éxito. Un cuarto de él, pertene
la reforma parcial de la Constitución de 1853 ciente al proscripto Partido Peronista, con
1860 en más de treinta artículos, y para llevar simple mayoría, votó en blanco. Otro cuarto
la a cabo, convocó al pueblo para elecciones de lo hizo por la Unión Cívica Radical 1ntransi—
convencionales constituyentes para el 28 de gente liderada por Arturo Frondizi. Ambos
julio de 1957. movimientos írnpugnaron desde la metodolo
Todo ello se determinó invocando “pode gía de la derogación de la Constitución de
res revolucionarios” que pasaban por encima 1949 hasta la validez de la convocatoria de la
de todas las exigencias de la formalidad legal Asamblea, siendo acompañados en esta irn
del artículo 30 de la Constitución de 1853. pugnación por otros partidos minoritarios
Además, conviene aclarar que la Convención, como la Unión Federal, el Partido Laborista, el
para reforzar la legitimidad de su acción, “afir Partido de los Trabajadores y por la rama del
mó su carácter soberano fundando sus pode Radicalismo Intransigente Nacional que se
res y su composición en el acto eleccionario y guía a Amadeo Sabattini. Otro cuarto del elec
en el carácter originario del poder que asumía”. torado adhirió a la Unión Cívica Radical del
Esta circunstancia produjo un duro y extenso Pueblo, que fue el más firme apoyo a la reali
debate dentro de las filas de los diferentes par zación de la Convención. Y el otro cuarto vo=
tidos políticos que habían sido opositores al tó por diferentes y tradicionales partidos rni
justicialismo. Cuestionaban la metodología re noritarios: Demócrata, Socialista, Demócrata
volucionaria de Aramburu, poniendo en serios Progresista, Comunista y la nueva Democra
riesgos la realización de la citada nueva con cia Cristiana, a los que se sumaban algunos
vención, y provocaron, en definitiva, su fraca partidos de figuración provincial.
so al perder ésta el quórum necesario para La ausencia de la Unión Cívica Radical 1n
continuar con las exiguas deliberaciones que se transigente, de la Unión Federal, de algunas
habían iniciado el 30 de agosto de 1957. Éstas agrupaciones neoperonistas y de los radicales
solamente alcanzaron para aprobar un nuevo sabattinistas, dejó al cuerpo con vida anémica
artículo: el 14 bis, que fue una suerte de actua hasta que se extinguió, definitivamente, cuan
lización de los “derechos del trabajador” pero do once de los representantes de los Partidos de
nistas. Las novedades importantes estuvieron Centro decidieron “retirarse”. Éstos lo explica
en el agregado a dicha lista del “derecho de ron por el sesgo exageradamente progresista
huelga” y la utópica concesión a los trabajado que le daban a las deliberaciones las fuerzas so
res de “participación de las ganancias de las brevivientes, con riesgos de imponer con san
empresas, con control de la producción y cola ciones revolucionarias, “una peligrosa orienta
boración en la dirección”. También, se agregó ción de colectivismo de izquierda que contraria
al inciso 11 del artículo 67 el “código del traba nuestro derecho y que este país no quiere”. Así
jo y la seguridad social” como nueva facultad se expresaron en defensa de los derechos fun
496 del Congreso Nacional. damentales de la constitución histórica.
EL CONSTTTUCIONALISMO
proporcional, a excepción de los radicales, que en materia social y económica. Tiene razón
propician el sistema de lista incompleta con Miguel Padilla cuando afirma que “se dio en
las proporciones de dos tercios para la mayo ella una verdadera carrera proselitista. Ningún
ría y un tercio para las minorías. partido quiso quedar rezagado, si no en cuan
Para los radicales y demócratas cristianos, to a la audacia de sus propuestas, al menos en
la célula social es la familia; para estos últimos, cuanto a su número”.
fundada en el matrimonio indisoluble. Expre
samente se pronuncian por el divorcio vincu
lar socialistas, demócratas progresistas y co REFORMA DE 1972
munistas, quienes además piden la separación
de la Iglesia del Estado. En abril de 1971, el gobierno militar presi
El municípalismo es preocupación gene dido por el general Alejandro A. Lanusse —he
ral. Los demócratas progresistas, siguiendo su redero de los que condujeron los generales
tradición, ponen especial énfasis en él como lo Iuan Carlos Onganía y Roberto M. Levinsgton
venían haciendo desde que aparecieron como sucesivamente, desde el golpe de 1966-, a tra
partido político en la segunda década del si vés de su ministro Arturo Mor Roig, anunció
glo. Los demócratas, en cambio, no adhieren a públicamente la rehabilitación de la actividad
su autonomía. n política y que se ponía “en marcha el proceso
Los que tienen mayor inquietud en fundar de reforma institucional, para alcanzar y con
doctrinariamente sus planteos siguen la línea solidar con la participación de todos una de-"
de los autores liberales, sorprendiendo la suje mocracia representativa, modema, estable y
ción a que todavía se atan los más progresistas, eficiente”.
con su obsesión por el marxismo soviético y el En el Ministerio del Interior se constituyó
de los países de la Europa oriental. una “Comisión Asesora para el Estudio de la
Solamente los Partidos de Centro hacen Reforma Institucional”, integrada por juristas
una firme defensa de la constitución histórica de alto prestigio, de diferentes orientaciones y
y destacan que los cambios que se produzcan militancias doctrinarias y políticas. Ellos fue
sin considerar “las modalidades del país y sus ron Germán Bidart Campos, Carlos María Bi
antecedentes históricos constituyen improvi degain, Natalio R. Botana, Carlos S. Fayt, Ma
saciones peligrosas (...) hay que tener en cuen rio Iusto López, Julio C. Oyhanarte, Roberto
ta nuestra imperfecta y a veces accidentada Ignacio Peña, Pablo A. Ramella, Adolfo R.
evolución política”. Rouzaut, Alberto A. Spota y Jorge R. A. Vanos
Esta breve consideración de los proyectos si. Esta comisión, en octubre de 1971, elevó al
confirma dos aspectos para tener en cuenta en Presidente su opinión sobre los posibles pun
esta historia: en primer lugar, que se impone tos por refonnar.
una actitud reformista, y en segtmdo lugar, En mayo de 1972 se dicta la ley 19.608, lla
que la reforma peronista derogada, no obstan mada “Ley declaratíva fundamental”, por la que
te su discutida validez, ha calado hondo en la se expresa la necesidad de la reforma. El 24 de
dirigencia y en la opinión política nacional, agosto del mismo año, se publica el Estatuto
498 viéndose obligados a considerarla, sobre todo Fundamental dictado por la Junta de Coman
EL CONSTITUCIONALISMO
1958; La Pampa de 1960, y fueron acompa Además, las constituciones del Chaco y de
ñadas por las de algunas viejas provincias: Misiones dedican capítulos expresos a los deno
Corrientes en 1960 y Santa Fe en 1962. Todas minados derechos sociales y a la economía, po
ellas subrayan —aunque la de Corrientes no niendo de manifiesto la importancia que se les
tanto- una recepción amplia de la normativa atribuye a esos temas. Por su parte, las del Chu
nacional que se enrola en el constitucionalis but, Santa Cruz y la Pampa tratan conjunta
mo social. mente lo referido al régimen social y económico.
De esta forma, las tres primeras cartas se En lo que respecta al tratamiento de los
caracterizan por contener manifestaciones so derechos, se caracterizan por concebirlos en
ciales desde el preámbulo, donde se fijan entre su carácter de naturales y anteriores al Estado.
otros fines, los de “afianzar la democracia po Siguiendo al artículo 14 bis de la Constitución
lítica, económica y social” (Chaco), “promover Nacional, contienen en los citados capítulos
el bienestar general consolidando la seguridad referencias al trabajo, a los gremios, a la fami
y solidaridad social, la economía regional y la lia, a la seguridad social con múltiples regla
más equitativa distribución de la riqueza” mentaciones. En cuanto al derecho de propie
(Chubut). Similares disposiciones contiene la dad, en general le atribuyen función social y lo
de Santa Cruz. someten en su ejercicio al bien común. 501
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
cen limitaciones a su autoridad y hasta altera mente indispensable, y en los segtmdos, la asu
ciones al nuevo orden instaurado. Es induda mió el presidente con mayor amplitud a través
ble que, entre otros elementos que justifica de decretos-leyes, que alcanzaron el carácter de
ban la legitimidad de la nueva legalidad, extraordinarios en el caso de 1956, cuando se
estaba este reconocimiento al alto tribunal. derogó la Constitución de 1949 y se convocó a
Por lo menos, era el argumento decisivo que nueva convención constituyente.
demostraba que, al menos formalmente, no se Recurrieron para su gestión al auxilio de
quería constituir un poder despótico y discre comisiones, juntas o consejos asesores y con
cional, aunque algunas veces se lo hiciera con sultivos. Además del control de la Corte Su
más énfasis que en otras. Acierta Oyhanarte prema de justicia, se “autolimitaron” con el
cuando dice que el alto tribunal “procuró y respeto a los derechos de la parte dogmática
obtuvo la salvación del sistema institucional de la Constitución, que la jurisprudencia les
en la parte que no había sido irremediable hizo recordar permanentemente al estar com
mente dañada por el hecho disolutivo. Es de prometidos bajo juramento a cumplir y hacer
cir que, con este alcance, ejerció una función cumplir la Constitución.
de salvación institucional. Creemos que éste El golpe de 1966 abrió un período más
es el sentido más hondo de las acordadas de complejo. Invocó y asumió abiertamente el
1930 y 1943. A través de ellas, la Corte Supre poder constituyente originario al dictar un
ma, después de verificar los hechos históricos nuevo orden legal fundamental, disponiendo
e irreversibles que se habían consumado y de se que el gobiemo ajustaría su cometido a las’
apreciar correctamente sus dimensiones ine disposiciones del Estatuto revolucionario, a
vitables, ejerció la función antedicha, dentro las de la Constitución Nacional y leyes y decre
de la situación fáctica creada, y logró rescatar tos que en su consecuencia se dictaran, en
nada menos que el control judicial de consti cuanto no se opusieran a los fines enunciados
tucionalidad, en el que debe verse, tal vez, la en el Acta de la Revolución Argentina. Los in
principal garantía que a los argentinos les tegrantes de la Corte fueron separados y se hi
confiere su ley suprema”. zo jurar a los nuevos miembros por el nuevo
Finalmente, en ningún momento, el gobier orden legal. Se atacó a la “falacia de la vieja le
no deja de manifestar el propósito de encauzar galidad formal” y no se contrajo, explícita
el país en la legalidad que está o subyace en el mente, el compromiso del retorno a la Consti
viejo texto histórico; como tampoco se duda de tución de 1853.
que, en definitiva, el principio de legitimidad es Sin embargo, no se puede ignorar que la
el democrático, aunque se cuestione si la repre Cámara Federal en el caso “Moreau de Iusto,
sentación es la cuantitativa o la orgánica. Alicia, y otros”, el 28 de noviembre de 1967,
Los primeros tres golpes hicieron girar la sentenció afirmando que el Estatuto, el Acta, los
estructura del poder sobre dos órganos princi Objetivos y la Constitución Nacional “estaban
pales: el presidente o jefe de gobiemo, que ejer en el mismo nivel”, cuestionando de esa mane
ció facultades legislativas y ejecutivas, y la Cor ra, la supremacía que se pretendía imponer.
te Suprema. Disuelto el Congreso, limitaron su En junio de 1970, la Junta de Comandan
504 actividad legislativa, en el primero, a lo estricta tes desplazó del poder al general Onganía y
EL CONSTITUCIONALISMO
eligió como presidente al general Levingston, significación en oficiales retirados. A tono con
quien, a su vez fue reemplazado al año siguien esta nota, gran número de empresas privadas
te por el general Lanusse. Este último convocó incorporaron en sus directorios a oficiales re
a elecciones, sujetándolas al viejo texto de tirados de prestigio. No puede escapar a la ob
1853-1860, más las cláusulas reformadoras del servación el significado político de esto, si se
nuevo Estatuto Fundamental que se había dic recuerda el carácter disciplinario de las Fuer
tado y que ya se desarrollaron anteriormente zas Armadas, carácter que incluye tanto a los
en este capítulo. oficiales en actividad como a los retirados.
El 24 de marzo de 1976 acaeció el golpe En tercer lugar, hay que poner en relieve el
militar que dirigieron los comandantes de las carácter de transitorio con el que el mismo
Fuerzas Armadas, presididos por el general gobierno se autocalificaba. Si bien no se fija
Jorge Rafael Videla, desplazando del poder ron plazos para la tarea por realizar, se insistía
constitucional a María Estela Martinez de Pe en que se buscaba volver a instaurar “el accio
rón. Se encarnó en el gobierno bajo el nombre nar de las instituciones constitucionales revi
de Proceso de Reorganización Nacional. Este talizadas”.
proceso presenta ciertas notas generales que lo En cuarto lugar, si bien se pretendía que
diferencian de los anteriores gobiernos de fac las Fuerzas Armadas controlaran el proceso en
to argentinos. forma casi exclusiva, también es cierto que to
En primer lugar, se accede al poder, tenien maron recaudos para evitar, en lo posible, el
do como nota prioritaria, la guerra contra la crecimiento dentro de ellas de un caudillo que
subversión. No son los moldes de un simple es pudiera monopolizar y desvirtuar la conduc
tado de sitio. El tono militar se percibe inmedia ción del mismo. Se limitó el tiempo de dura
tamente cuando son ocupados los distintos re ción del presidente de la Iunta. Fueron creados
sortes del poder, desde el Ejecutivo nacional varios órganos con división de funciones y
hasta la más pequeña municipalidad, en una es controles recíprocos muy especiales. La pre
tratégica, rápida y eficaz operación. Y el mismo sencia de la Junta Militar, el Poder Ejecutivo, la
espíritu alienta más adelante cuando se procede Comisión de Asesoramiento Legislativo y la
a los sumarios, cesantías y reorganizaciones de Corte Suprema de Justicia, establecía un siste
las distintas ramas de la administración. ma que se contraponía y diferenciaba de los
En segtmdo lugar, y como consecuencia de gobiernos surgidos de los golpes de 1930,
lo anterior, pero innovando en la historia ar 1943, 1955 y 1966, en que solamente se pre
gentina, el proceso fue dominado institucio veían dos órganos principales: presidencia y
nalmente por las Fuerzas Armadas. En los gol Corte Suprema. Es indudable que ha pesado
pes anteriores, ellas habían puesto a la cabeza en los conductores evitar un liderazgo similar
del gobierno de facto a un militar que asegu a los de Onganía, Lanusse o de Augusto Pino
rara los perfiles autoritarios del poder; pero chet en Chile, y se ha buscado que las Fuerzas
ahora, la toma es institucional. La casi totali Armadas en pleno controlasen los distintos
dad de los órganos de gobierno están en ma aspectos de la conducción política y militar.
nos de los militares. Los más importantes re Aquí cabe una reflexión, cuando se dice que
caen en oficiales en actividad, los de menor “es evidente que el problema de los controles 505
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
orgánicos que actúan -0 pueden actuar- en un Franz Neuman, en razón de que se hallaba so
régimen de forma autocrática, depende gran metida al control de jueces independientes y al
demente de la homogeneidad o heterogeneidad self restraint, que deriva de su propia constitu
de intereses y fines que inspiran a las concretas cionalización; y, además, republicana según la
fuerzas animadoras y propulsoras del régimen tipología de Maurice Duverger, en tanto y en
así instaurado: no es lo mismo la dimensión o cuanto no habría surgido como expresión de
los alcances del control de un sistema de cesa repudio a la democracia, sino como una ten
rismo consensual que en otro de partido único, tativa de crear las condiciones económicas y
o que un tercero que se sustenta en el apartidis políticas que posibilitaren la recuperación de
mo y en la gravitación decisoria -por ejemplo una democracia genuina y eficiente.
de las Fuerzas Armadas (solas o en compañía Este proceso hizo crisis en 1982, convo
de otros factores de poder)”. Estas notas han cando al pueblo a elecciones que entregarían
permitido calificar a ese régimen de una auto el poder a un gobiemo que retornaría a la
cracia de minorías, en la cual las Fuerzas Arma Constitución de 1853.
das eran las detentadoras responsables y predo Es muy importante subrayar que este re
minantes del poder. Los intentos de signos torno a la vieja legalidad constitucional, fue
republicanos estaban dados por la presencia de producto no de la pura voluntad de las Fuer
distintos órganos de fiscalización, por la perio zas Armadas, sino que surgió luego de la de
dicidad dela mayor parte de ellos y sobre todo rrota de la guerra de Malvinas, de un nuevo y
por el control judicial. tácito gran pacto político que firmó toda la‘
No se puede dejar de mencionar el signifi sociedad argentina. Surgió sin prescripciones
cativo y valiente papel que jugó la Corte Supre ni tachas, del acuerdo de las Fuerzas Arma
ma Nacional, dentro de sus posibilidades, fren das, la Iglesia, las distintas confesiones, los
te al ejercicio desmedido del poder partidos políticos, las fuerzas culturales y las
Dictó varias sentencias que marcaron un jalón universidades y academias, las fuerzas econó
para siempre en la historia de los controles ins mico-sociales, tanto patronales como obre
titucionales argentinos. Entre otros, fueron fa ras, los estudiantes y las más diversas asocia
mosos los casos “Pérez de Smith”, de 1977, sobre ciones, que conscientes del agotamiento
efectiva privación de justicia a cuatrocientos de nacional producido por las reiteradas pros
saparecidos; “Berrueta”, de 1979, en el que se cripciones e hipócritas invocaciones de la de
emplazó al comandante en jefe del Ejército pa mocracia y los frustrados intentos de orden,
ra que pusiera bajo la autoridad jurisdiccional en una actitud de madurez, recurrieron a la
civil a un suboficial que se pretendía sustraer de antigua y siempre joven constitución históri
esa competencia; “Zamorano”, de 1977; “Timer ca que les prometía garantías para sus dere
man”, de 1978 y 1979; y “Solari Yrigoyen”, de chos, participación en el poder y controles
1983; en estos cuatro, se cuestionó la pretensión contra los abusos. Es interesante recordar
de la Iunta Militar de ejercer con exceso sus fa que el candidato presidencial que obtuvo la
cultades de estado de sitio. mayoría de votos, Raúl Alfonsín, hizo su
En definitiva, se trataba de una dictadura campaña recitando con voz emocionada “el
506 simple, conforme con la terminología de viejo Preámbulo, lleno de esperanzas”.
EL CONSTITUCIONALISMO
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Las mejores fuentes editadas son las si Son muy pocas las obras que se han dete
guientes: REPÚBLICA ARGENTINA, Diario de Se nido concretamente en la historia de las con
siones del Senado de la Nación del siglo XX; venciones constituyentes argentinas en el siglo
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LA DIMENSIÓN POLITICA
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LA DIMENSION POLITICA
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510
1 S. Los PODERES PÚBLICOS NACIONALES
Y SU FUNCIONAMIENTO
Mario D. Serrafero
PODERES PÚBLICOS Y RÉGIMEN POLÍTICO estarían cada vez más anudadas. En ese con
texto ampliado, la Argentina debía pasar de la
La presidencia de Roque Sáenz Peña había tarea decirnonónica de construcción estatal
enarbolado la intención de reforma del régi -de la cual había salido con un saldo de mayor
men polítjco. La república liberal conservado éidto que de fracaso- a la instalación de un ré
ra —bajo la inspiración de la fórmula política gimen político, el democrático. Ello implicaba
de Alberdi- había arrojado un resultado más no sólo la implantación de hábitos políticos
que satisfactorio en el desarrollo y el progreso distintos sino la inclusión de nuevos actores
económico del país, pero la cuenta pendiente estelares. Del partido hegemónico —o maqui
era la cuestión electoral. Entre la textura naria electoral- debía llegarse a la irnplanta
constitucional y la práctica política electoral ción y al desarrollo de un verdadero “sistema
existía un vacío, que no se salvaba con la de partidos” que representara a las distintas
transmisión pacífica del mando en sucesivos visiones ideológicas, dentro de una matriz cla
gobiernos. La distancia entre las normas elec ra de andamiaje de gobierno-oposición. Si la
torales, de un lado, y la realidad comicial, del Constitución implicaba el formato republica
otro, había motivado los alzamientos y reac no básico y necesario para el funcionamiento
ciones contra el régimen; baste señalar los rei institucional del país, la cuenta pendiente se
terados intentos frustrados de Hipólito Yrigo desplazaba a la cuestión del régimen. Y en es
yen para acabar con el sistema por la vía de la te régimen nuevo, los partidos políticos ten
violencia armada. drían el papel fundamental en la inédita escri
Con esta inquietud de reforma política se tura institucional que emergería de la letra de
iniciaba la Argentina del nuevo siglo. Pero con los poderes públicos.
el transcurrir de las décadas siguientes, las cri En este capítulo se da cuenta del desplie
sis, las oportunidades y los inconvenientes su gue y repliegue de los poderes públicos, sus
marían dilemas y cuestiones para el logro productos institucionales, sus patrones de in
efectivo de la mejora política. El ansiado desa teracción y los mecanismos de recíproco con
rrollo institucional de la Argentina iba a coe trol. ¿Primó el conflicto o la cooperación? ¿Se
xistir con un mundo en permanente cambio y estableció un relativo equilibrio, o bien la su
donde política interna y política internacional premacía de alguno de los poderes del Esta 511
LA DIMENSIÓN POLITICA
do? Dos preguntas clave y andariveles inevi estado de sitio en caso de ataque exterior y
tables de una reflexión sobre la Argentina juzgaba en juicio político.
institucional. En este diseño, el presidente ostenta diver
sas jefaturas. Es el “jefe supremo de la Nación”,
jefe de la “administración general del país”,
EL SISTEMA PRESIDENCIALISTA ARGENTINO “comandante en jefe” de las Fuerzas Armadas
de la Nación, y “jefe inmediato de la capital de
El diseño básico del presidencialismo ar la Nación”. A estas jefaturas formales deben
gentino que se plasmó en la Constitución de adicionarse las que pueden resultar de la diná
1853-1860 se inspiró, principalmente, en la mica política, esto es, su liderazgo en el siste
obra de Iuan Bautista Alberdi, Bases y puntos ma político en general, y en el Congreso en
de partida para la Organización Nacional. Se particular, si es que logra la mayoría parla
trató de un “presidencialismo fuerte” que re mentaria y mantiene la disciplina partidaria.
servaba al presidente un papel predominante Pero un factor institucional parece reforzar es
en el sistema político. Diseño institucional te liderazgo informal: el carácter unipersonal
inspirado en el Estado de Derecho propio del del Ejecutivo (más allá de las interpretaciones
constitucionalismo liberal latinoamericano que han negado que el Ejecutivo sea sólo el
del siglo XIX, con la distinción entre los tres presidente). La centralidad política de la figu
tipos de funciones -ejecutiva, legislativa y ju ra presidencial se acentúa por el protagonismo
dicia1—, implicaba la existencia de tres poderes: que cumple en el ámbito de la política exterior
el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. La y la defensa nacional. Asimismo, con el correr
Constitución era pensada como un plan que del tiempo y gracias al desarrollo tecnológico,
perseguía el logro de un orden político y el el fácil acceso a los medios de comunicación
progreso económico, y el único que podía ga masiva lo colocan siempre en la vitrina públi
rantizarlos era un presidente vigoroso ubica ca. La centralidad política implica momentos
do en la cúspide del poder político. Más allá de cíclicos de apoyo y desaprobación de la figura
este preponderante papel de la presidencia, en presidencial, una cadencia que lo puede sitiar
el diseño de la Constitución de 1853-1860 en los umbrales de la popularidad masiva o en
aparece el clásico modelo del Ejecutivo y del el límite del abismo de la ilegitimidad política.
Legislativo con sus dos cámaras, una represen El Poder Legislativo adoptó el sistema bi
tando al pueblo de la Nación y la otra, a los Es cameral. En el esquema de pensamiento del
tados de la federación, en un pie de igualdad. presidencialismo clásico temprano, la Cámara
Bicameralísmo simétrico, en tanto ambas Cá alta y el Ejecutivo servirían así como medio
maras compartían el mismo poder, aunque para evitar la “tiranía de las mayorías”, que en
con ciertas atribuciones diferentes; por ejem aquellos días se percibía localizada en la Cá
plo, la Cámara baja era cámara de origen de mara baja. En el mismo sentido obraría la di
las leyes impositivas y el reclutamiento de tro ferente duración de los mandatos, cuya funda
pas y acusaba en juicio político y el Senado mentación teórica podría ligarse a la visión
prestaba su acuerdo a determinadas designa madisoniana de la democracia que remonta a
512 ciones del Ejecutivo, lo autorizaba a declarar el Locke y a Montesquieu. En perspectiva arn
LOS PODERES PÚBLICOS NACIONALES Y SU FUNCIONAMIENTO
pliada, se perseguía la división del poder a tra pertenezcan a distintas fuerzas políticas. El
vés de su partición con el ax profesa fin de evi Poder Ejecutivo y el Legislativo tienen origen
tar su concentración y abuso. Los liberales clá electivo, elección directa en el caso de los di
sicos manifestaron sus prevenciones sobre lo putados, e indirecta en el caso de presidente y
que entendieron como la probable “tiranía de senadores. Los miembros de la Corte se eligen
la Mayoría”. La inquietud se observó en la ver por un procedimiento en el cual el presidente
tiente conservadora, pero también en la radi nombra los candidatos, pero éstos deben tener
cal. Así, tanto para Alexis de Tocqueville como acuerdo del Senado. Los ministros de la Corte
para John Stuart Mill, tal tiranía era una de las permanecen en sus cargos hasta que “dure su
amenazas que desplazaría a la democracia ha buena conducta”.
cia el desfiladero del despotismo. Luego de este breve panorama, resta brin
El Congreso tiene a su cargo la elabora dar una rápida visión de los aspectos más sig
ción de las leyes, pero el Ejecutivo “participa” nificativos del sistema de frenos y contrapesos
en el mecanismo a través de la iniciativa legis que constituyen las herramientas del control
lativa y la posibilidad de vetar las leyes sancio político interinstitucional.
nadas por las Cámaras. La Constitución fija El presidente efectúa un control político
además una serie de competencias y atribu del Congreso a través de estos mecanismos: a)
ciones al Congreso, que exceden la mera tarea la facultad de colegislador, que incluye la ini
legislativa, como por ejemplo, el control insti ciativa legislativa, la participación en la elabo
tucional y la toma de decisiones políticas. ración de las leyes a través de los ministros y el
Con relación al Poder Judicial, constitucio veto a las leyes del Congreso, y la facultad de
nalmente se le atribuye una amplia competen reglamentación; b) luego de terminadas las se
cia a la Corte Suprema, cabeza de esta rama de siones ordinarias del Congreso que van del 1°
gobierno, y a los tribunales inferiores. En los de mayo al 30 de septiembre, puede determi
hechos, ha existido una discutida inhibición nar su continuación o su cese; las decisiones
de la Corte en las denominadas “cuestiones sobre prórrogas o períodos extraordinarios se
políticas”. ha entendido por lo general -aunque esta in
En cuanto a la integración de los poderes y terpretación no es unánime- que pertenecen
duración de los cargos —según la Constitución al presidente; c) tiene la facultad de recauda
de 1853-1860-, el presidente dura seis años y ción fiscal y de inversión con arreglo a la ley de
no puede ser reelecto sino luego de un inter presupuesto. El presidente tiene cierto control
valo. Los diputados duran cuatro años y se re sobre el Poder Judicial, gracias a estas herra
nueva la Cámara por mitades cada bienio. Los mientas: a) nombra a los jueces de la Corte y
senadores duran nueve años en sus cargos, y se tribunales inferiores con el solo acuerdo del
renueva la Cámara por tercios cada trienio. Senado; b) según el artículo 86, inciso 6, pue
Diputados y senadores cuentan con la posibi de indultar o conmutar las penas por delitos
lidad de reelección indefinida. Este “ajedrez sujetos a la jurisdicción federal.
constitucional” puede derivar más fácilmente El Congreso realiza el control político del
en el llamado gobierno dividido, donde presi Ejecutivo a través de los siguientes mecanis
dencia y Congreso -o una de las Cámaras mos: a) la facultad de interpelar a sus minis 513
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
tros; b) las comisiones de investigación parla blica que lesionen, restrinjan, o alteren esos
mentaria; c) el juicio político, formalmente el derechos. Asimismo, las medidas cautelares
instrumento de mayor poder de control; d) el que puedan dictarse contra el poder público y
acuerdo del Senado para las siguientes situa para salvaguarda de los derechos individuales.
ciones: declaración de estado de sitio en caso Por último, cabe señalar que en la Constitu
de ataque exterior, nombramiento de magis ción —de tipo “rígido” en cuanto al procedí
trados del Poder Judicial, nombramiento y re miento de reforma-, la limitación más irnpor
moción de ministros plenipotenciarios y en tante del poder presidencial es la prohibición
cargados de negocios, empleos militares de la de reelección inmediata, destinada a evitar la
Nación y empleos o grados de oficiales supe “tiranía”, disposición que complementa la
riores de las Fuerzas Armadas; e) el llamado elección indirecta del mandatario encargada
“poder de bolsa” del Congreso, relativo al pre —supuestamente— de evitar la “demagogia”.
supuesto de gastos de la administración de la El texto constitucional sufrió una irnpor
Nación y a la cuenta de inversión; d) en algu tante reforma en 1949 y otra menor en 1957,
nos casos excepcionales, el Congreso decide en tiempos de gobierno militar. Esta última
sobre la suerte de la titularidad del Ejecutivo dispuso la vigencia de la Constitución de 1853
(cuando en el escrutinio de los votos de los co con las reformas de 1860, 1866 y 1898 y apro
legios electorales ningún candidato lograre la bó como artículo nuevo el “14 bis” que consa
mayoría absoluta y también en el caso de re graba constitucionalmente los derechos socia
nuncia del presidente, debe aceptarla o recha les. Otro régimen militar, en sus postrimerías;
zarla). Por último, la Constitución expresa que modificó la Constitución. El Estatuto Funda
en caso de acefalía del presidente y vicepresi mental, sancionado el 24 de agosto de 1972,
dente, el Congreso designará al funcionario introducía —entre otras— las siguientes refor
público que deberá desempeñar la presiden mas al Ejecutivo y Legislativo: la elección di
cia. Aunque la ley de acefalía 252 ha declarado recta del presidente y vice y el acortamiento
un “orden sucesorio”, dejando de lado esta fa del mandato a cuatro años, con posibilidad de
cultad parlarnentaria. En 1975, esta ley fue de reelección inmediata; la unificación de man
rogada y se promulgó la nueva ley de acefalía datos en cuatro años para presidente, diputa
del Poder Ejecutivo, que lleva el número dos y senadores; la ampliación del número de
20.972. senadores de dos a tres y la elección directa de
El Poder Judicial tiene las siguientes facul los mismos; la modificación del sistema de
tades de control: a) la más importante, sin du sanción de las leyes y del régimen de sesiones.
da, es el control de constitucionalidad de las El diseño institucional emerge de la Cons
leyes, de los actos administrativos y presiden titución Nacional y de leyes esenciales que re
ciales; b) el recurso de habeas corpus contra los gulan la estructura y el funcionamiento de las
actos de las oficinas públicas y para defensa de instituciones. Además del diseño, en el proce
la libertad física de los ciudadanos. También, so político influyen las prácticas instituciona
el recurso de “amparo” para proteger las ga les o comportamientos paraconstitucionales
rantías y derechos constitucionales contra los desplegados regularmente por los actores po
514 actos arbitrarios o ilegales de la autoridad pú lítico-institucionales. El funcionamiento del
LOS PODERES PÚBLICOS NACIONALES Y SU FUNCIONAMIENTO
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Yrigoyen llega al Congreso Nacional para jurar por segunda vez como presidente. En ambos mandatos. sus relaciones con el
Parlamento no fueron buenas. Archivo General de la Nación.
La etapa 1946-1955 es el período del régi fue la Unión Democrática, que nucleaba a ca
men peronista, que abarca las dos presidencias si todo el arco político del momento, bajo la
consecutivas del general Juan Domingo Pe fórmula presidencial del radicalismo. El pero
rón. Tras las elecciones generales de 1946 nismo fue un partido predominante que se
—nuevamente bajo la Ley Sáenz Peña-, el pe fue convirtiendo en partido hegemónico, en
ronismo logró la mayoria de las bancas del sintonía con un régimen que se tornaba me
Congreso y la casi totalidad de los gobiemos nos competitivo al restringir los márgenes de
516 provinciales. Su contrincante en las elecciones la oposición política. Perón se constituyó en
LOS PODERES PÚBLICOS NACIONALES Y SU FUNCIONAMIENTO
un líder carismático que tuvo relación directa nuevo presidente no tuvo el control del Con
e intensa con las masas. El partido de la oposi greso y el poder sindical fue un duro opositor
ción fue el radicalismo, que denunció -desde al gobierno. En 1966, Illia fue derrocado por
su propia perspectiva— el carácter “totalitario” los militares y asumió el general Iuan Carlos
del régimen. Perón obtuvo la reelección en Onganía. Los dos gobiernos anteriores emer
1951 gracias a la reforma de la Constitución, gieron de reglas de juego semidemocráticas, ya
producida en 1949. En 1952 se practicó una que hubo exclusión del peronismo; se trató,
reforma electoral, introduciendo circunscrip por lo tanto, de un régimen semicompetitivo
ciones uninominales, cuyo diseño favoreció al que, además, tuvo una fuerte presencia corpo
oficialismo (práctica conocida como “gerry rativa. En 1973, en elecciones abiertas -con
mandering”). En sus gobiernos se efectuó una sistema de “doble vuelta” entre los dos candi
subordinación y control de las instituciones y datos presidenciales más votados— triunfó el
las fuerzas políticas, a través de mecanismos justicialista Héctor Cámpora. Poco después,
normativos y de los medios de comunicación. tras la renuncia de Cámpora y del vicepresi
Alrededor de la figura de Perón se produjo un dente Vicente S. Lima y la breve gestión provi
verdadero clivaje, no sólo social sino también sional de Raúl Lastiri, asumió, luego de nuevas
político. Esta etapa concluye con el golpe mili elecciones, el general Perón, que derrotó al
tar del 16 de septiembre de 1955, denominado candidato radical Ricardo Balbín. El peronis
“Revolución Libertadora”. mo logró la mayoría en ambas Cámaras y el
La etapa 1958-1976 comprende un perío radicalismo fue el primer partido de la oposi
do circular de democracia y autoritarismo, ca ción. A la muerte de Perón, lo sucedió la vice
racterizado por una gran inestabilidad políti presidente María Estela Martínez. Su gobierno
ca. Abarca principalmente las presidencias de fue presa de los violentos enfrentamientos en
Arturo Frondizi, Arturo Illia, y los gobiernos tre la izquierda y la derecha del peronismo,
justicialistas de Héctor I. Cámpora, Iuan Perón conflictos que se llevaron al seno del poder.
y María Estela Martinez de Perón. El radicalis Conflictos sindicales y violencia política com
mo se dividió en dos, por un lado, los radicales pletaron un cuadro de desquicio. En 1976, un
intransigentes, por el otro, el radicalismo del nuevo golpe militar desalojó al gobierno cons
pueblo. Frondizi —radical intransigente- acce titucional y el general Jorge R. Videla asumió
dió al gobierno en 1958 con la proscripción del el poder.
peronismo. Logró la mayoría en las dos Cáma
ras del Congreso. El radicalismo del pueblo fue
el principal partido de la oposición. Frondizi LA ELITE PRESIDENCIAL
ción que pudo haber obrado como fórmula lealtad ciega a Yrigoyen. También entre Fron
de equilibrio territorial. Parece algo más que dizi y su vicepresidente, Alejandro Gómez,
casualidad que, desde 1862 hacia delante, el quien tuvo que renunciar, sospechado de
binomio ejecutivo se decidiera entre un por conspiración contra el presidente.
teño (o proveniente de la provincia de Buenos Durante el período, en dos ocasiones los
Aires) y un provinciano (del “interior” del vicepresidentes se hicieron cargo del Ejecuti
país). Incluso, cierto equilibrio territorial vo. Castillo reemplazó al presidente Ortiz, gra
también trató de llevarse a la integración mis vemente enfermo y fallecido pocos días des
ma del gabinete nacional. Es cierto que mu pués de renunciar y María Estela Martínez de
chos de aquellos provincianos en realidad ha Perón al viejo caudillo tras su fallecimiento.
bían desarrollado gran parte de su actividad Ortiz intentaba sanear los vicios electorales y
política en Buenos Aires, pero no es menos en política exterior no sólo simpatizaba por
cierto que existió incluso en estos casos cierto los aliados, sino que proponía un papel más
resquemor en los círculos porteños. En el si activo en la conflagración mundial. Castillo,
glo pasado predominó el presidente provin por el contrario, participaba de los viejos vi
ciano y el vice de Buenos Aires, en el siglo XX cios del fraude electoral y en política interna
se invirtieron los papeles y predominaron los cional mantenía un neutralismo que significa
hombres del interior en el segundo lugar de ba simpatía inocultable con las fuerzas del Eje.
las fórmulas. La norma implícita del origen o El nombramiento de la señora de Perón había
procedencia de los integrantes del binomio obedecido, más que nada, a sortear una situa:
tuvo pocas excepciones. En las fórmulas Ius ción interna del peronismo de polarización
to-Roca (h) y Frondizi-Gómez no había re ideológica entre una derecha y una izquierda
presentación de Buenos Aires. inconciliables. La presidente carecía de bases
Si la finalidad de la sucesión vicepresiden ideológicas definidas, no tenía capacitación
cial es el reemplazo del primer mandatario, es institucional alguna ni experiencia política y
esencial que entre los compañeros de fórmula debía reemplazar a un líder carismático que,
exista un acuerdo básico sobre lo que será la además, había llegado a la presidencia en tres
tarea de gobierno pues, de lo contrario, podría oportunidades. Estas dos sucesiones culmina
existir un severo cambio de rumbo, aunque a ron en golpes de Estado. Las sucesiones vice
veces ello podría ser necesario para encauzar presidenciales del período anterior tuvieron
un proceso de crisis institucional motivado mejor suerte, Carlos Pellegrini superó la crisis
por el presidente a quien se reemplaza. No ha institucional que había ocasionado el eclipse
ce falta resaltar la imprescindible capacitación definitivo de Miguel Iuárez Celrnan, Iosé E.
del vicepresidente para el eventual manejo del Uriburu sorteó la intemperie política bajo la
gobierno. Asimismo, la comunión mínima se cual debió renunciar Luis Sáenz Peña y José
rá necesaria también, para que no existan con Figueroa Alcorta, en el gobierno por la muer
flictos mientras ambos coexistan en el poder. te de Manuel Quintana, pudo transmitir el
La historia política mostró distintos casos. mando pacíficamente a Roque Sáenz Peña.
Hubo conflictos entre el presidente Alvear y su La Constitución no ofrece una solución
520 vice, Elpidio González, político que profesó para la situación de vacancia de la vicepresi
LOS PODERES PÚBLICOS NACIONALES Y SU FUNCIONAMIENTO
dencia. En los dos casos que se procedió a una encrucijadas de futuro sino también el desa
nueva elección el vicepresidente había falleci rrollo de posibles tendencias, sustentadas en
do antes de asumir. En el caso de Francisco ciertas experiencias históricas propias y en
Beiró se reunieron nuevamente las juntas elec Iniradas comparativas que hacían prever un
torales que designaron a Enrique Martínez; en viraje hacia un sistema de corte más parla
el caso de Hortensio Quijano -reelecto en mentario, con un presidente menos protagó
1951 gracias a la reforma constitucional de nico y más distante de la “política pequeña”, y
1949- se realizó una elección directa, en 1954, con ministros más responsables de las políti
en la fue elegido Alberto Teissaire. En el perío cas públicas. Se trató de un debate paralelo al
do aquí analizado, los destinos de los vicepre de la reforma electoral y que pretendía tam
sidentes fueron los siguientes: dos fallecieron bién una reforma, pero en la cúspide del siste
en el cargo (Pelagio Luna y H. Quijano); dos ma institucional.
renunciaron (Arturo Gómez y Vicente Solano La evolución posterior que experimentó el
Lima); tres terminaron el mandato (Elpidio sistema político, dejó en quimera el viraje ins
González; Iulio A. Roca (h) y la primera de H. titucional profetizado por los hombres del
Quijano); dos llegaron a la presidencia (Casti Centenario. En tiempos más recientes, prácti
llo y María Estela Martínez), y tres fueron des camente casi no se discute ya la exclusividad
tituidos (Enrique Martínez; A. Tessaire y Car en la titularidad del Ejecutivo. Se ha expresa
los Perette). do, por ejemplo, que el “acuerdo” de ministros
no implica la existencia de un consejo de go
biemo, sino sólo que, oídos los ministros, el
EL MINISTERIO presidente decide lo que en su opinión corres
ponde. También que los ministros desempe
Normativamente, la Constitución arroja ñan una función de “control”, pues el refrendo
ba dudas sobre el verdadero carácter de la ins y la legalización del acto presidencial exige que
titución ministerial, según surge de la lectura éste se enmarque en el campo de la legalidad y
de los artículos 74, 87 y 88. ¿Cuál era la verda la oportunidad. Más allá de las interpretacio
dera sustancia de la institución ministerial y, nes, el relieve político e institucional de los
en definitiva, del régimen en sí? ¿Ejecutivo ministros se ha desdibujado a lo largo del
unipersonal, colegiado, presidencialismo pu tiempo y la figura del presidente ha ocupado
ro, gobierno de gabinete próximo a una silue mayor centralidad. Es cierto que han existido
ta parlamentaria? El Centenario fue testigo de ministros que se han destacado en las distintas
un debate medular, cobijado por la Revista Ar administraciones —a veces, hasta “superminís
gentina de Ciencias Políticas a partir de 1910, tros”—, pero también que no han llegado a
donde un núcleo de publicistas de nota pre opacar el brillo presidencial y que su suerte, en
tendía desentrañar la “función constitucional definitiva, estuvo atada a la decisión del pri
de los ministros”. Bajo la pluma de Rodolfo mer mandatario.
Rivarola, Iosé Nicolás Matienzo, Isidoro Ruiz En cuanto al número de ministerios, la
Moreno, Raúl Orgaz, Enrique de Vedia, Ro Constitución de 1853-1860 establecía cinco y
berto Piñero —entre otros-, aparecían no sólo sus áreas de competencia fueron: Relaciones 521
LA DIMENSIÓN POLITICA
Exteriores; Interior; Justicia, Culto e Instruc sistema representativo. En su seno, los parti
ción Pública; Hacienda; Guerra y Marina. El dos políticos obtienen escaños de acuerdo en
número se eleva a ocho en la reforma de 1898 las preferencias de los ciudadanos y —teórica
y, en las modificaciones constitucionales de mente- los distintos sectores sociales se ven
1949 y la de 1972, se deja librado a la ley el nú reflejados y representados en su composición.
mero y sus competencias. La ley 13.529 de La elite parlamentaria tuvo distintas carac
1949 elevó el número a veinte; la ley 14.121 de terísticas, según las épocas. Hacia 1890, el
1952, a veintiuno; la ley 14.303 de 1954, los re Congreso estaba integrado mayoritariamente
dujo a dieciséis. Los regímenes militares varia por sectores del estrato superior de la pobla
ron también la cantidad de ministerios y con ción. La reforma electoral, el acceso del radica
el retorno a los gobiernos civiles se volvió a lismo y del peronismo luego, modificarán la
ocho. fisonomía de la legislatura. El Congreso de
Una cuestión importante es la estabilidad 1916 contendrá más profesionales universita
ministerial o bien, la rotación frecuente. Ello rios que el de 1890 y el de 1946, evidenciando
puede ser indicador de cambios de rumbo, el ascenso e ingreso a la Cámara de Diputados
discrepancias en el seno del gobierno y hasta de sectores de clase media, hijos de inmigran
de crisis políticas. En el período anterior al tes, pequeños propietarios o comerciantes, etc.
aquí considerado, los gobiernos de Juárez Cel En 1946 y con el peronismo, se produjo el in
man y de Luis Sáenz Peña tuvieron una alta greso de otros sectores sociales, especialmente
rotación, y el más estable fue el de Quintana del segmento obrero -calificado y no califica:
(si bien tuvo una presidencia muy corta). En do- y también pequeños propietarios, em
tre 1914 y 1983, considerando presidencias pleados de nivel medio y pequeños empresa
que completaron el período, el gobierno de rios. El peronismo también reflejó la inserción
ministerio más estable fue el de Iuan D. Perón de estructuras intermedias del conservadoris
y el de mayor rotación ministerial el del gene mo del interior y determinados desprendi
ral Justo, siguiéndole las administraciones de mientos del radicalismo.
Yrigoyen y Alvear. Si se consideran los manda El trabajo parlamentario que realizan los
tos truncos, la mayor rotación de ministros se legisladores de los distintos partidos y bloques
observó en la gestión de María Estela Martínez se ve enmarcado dentro de un calendario y pe
de Perón, siendo aquí un indicador claro de ríodo de sesiones. Asimismo, la labor se reali
una profunda crisis institucional. za dentro de las distintas comisiones, que son
las que analizan y estudian las distintas inicia
tivas de los congresistas, elaboran los dictáme
EL CONGRESO Y SU FUNCIONAMIENTO nes y hasta iniciativas propias. Las comisiones
pueden ser permanentes y especiales, estas úl
El Congreso es sitio de encuentro de las timas conformadas para un determinado fin.
distintas dirigencias, de entrenamiento de la El número de comisiones permanentes ha va
clase política y de formación de liderazgos. riado con el tiempo, reflejando distintas nece
Representa intereses diversos, regula o resuel sidades. Así, según el Reglamento de la Cáma
522 ve conflictos y legitima el funcionamiento del ra de Diputados de 1878, existían nueve. En
LOS PODERES PÚBLICOS NACIONALES Y SU FUNCIONAMIENTO
1932, el número aumenta a catorce; en 1940 se te período. La reforma de 1949 dejó claramen
agregan dos más, en 1955, ascienden a veinti te en manos del presidente la facultad de pro
dós, y en 1973, a veintiséis. rrogar las sesiones ordinarias y la convocatoria
de las extraordinarias. En cambio, la reforma
militar de 1972 permitió la convocatoria del
LAS SESIONES DEL CONGRESO Congreso a los diferentes tipos de sesiones. En
la concreta práctica institucional se interpretó
Las reuniones de las Cámaras se realizan en que la convocatoria a estos tipos de sesiones co
las sesiones, durante el período legislativo. La rrespondía al presidente. Entre 1854 y 1903
Constitución distingue entre sesiones ordina predominaron casi totalmente las sesiones de
rias, extraordinarias y de prórroga. Normativa prórroga; en cambio, de 1905 en adelante, las
mente existieron ciertas ambigüedades. Con las sesiones extraordinarias. Con este instrumento,
sesiones ordinarias no había duda, según el ar el Ejecutivo podía manejar la agenda del Legis
tículo 55: “Ambas Cámaras se reunirán en se lativo y, Io que es más grave, en su poder que
siones ordinarias todos los años desde el 1° de daban las llaves del Congreso, la decisión sobre
mayo hasta el 30 de septiembre”. Con relación a la permanencia del receso de las Cámaras y, en
la prórroga de las ordinarias y el llamado a ex consecuencia, la vía expedita para el ejercicio de
traordinarias, el mismo artículo expresaba con los poderes extraordinarios —intervención fede
cierta indefinición: “Pueden también ser con ral y estado de sitio—. Resta mencionar otro tipo
vocadas extraordinariamente por el presidente de sesiones: las preparatorias. Si bien no figuran
de la Nación, o prorrogadas sus sesiones”. Más en la Constitución, se contemplan en los regla
clara y terminante era la disposición comple mentos de las Cámaras. Se realizan días antes
mentar-ia del artículo 86 (atribuciones del Po del inicio de las sesiones ordinarias y tienen la
der Ejecutivo), inciso 12: “Prorroga las sesiones finalidad de elegir las autoridades del cuerpo,
ordinarias del Congreso, o lo convoca a ex verificar los diplomas de los nuevos legisladores
traordinarias, cuando un grave interés de orden y establecer los días y horas de reunión.
o de progreso lo requiera”. ¿Podía el Congreso En cuanto a la apertura de las sesiones, el
prorrogar por sí mismo las sesiones ordinarias? inciso ll del artículo 86 de la Constitución se
¿Podía el Legislativo, además del Ejecutivo, con ñalaba que el presidente hacía anualmente la
vocar a sesiones extraordinarias? El tema fue apertura de las sesiones del Congreso, “dando
profusamente discutido por los especialistas. cuenta en esta ocasión al Congreso del estado
Ha sido interpretación predominante entre los de la Nación, de las reformas prometidas por la
constitucionalistas que, en las sesiones extraor Constitución, y recomendando a su considera
dinarias, el Congreso es convocado por el Eje ción las medidas que juzgue necesarias y conve
cutivo y debe limitarse a tratar los puntos por nientes”. Se interpretó que la norma no signifi
los cuales es convocado. En cambio, en la inter caba que el comienzo de las sesiones ordinarias
pretación sobre las sesiones de prórroga, si bien se supeditaba a la apertura del presidente, pero
no es unánime, un amplio sector de especialis en los hechos el primer mandatario concurría
tas señala la facultad del Congreso —comparti al Legislativo, inauguraba sus sesiones y su pre
da con el Ejecutivo— y su capacidad plena en es sencia confería en sí un marco ceremonial y 523
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
puede insistir e imponerse al presidente si reú El presidente vetó 6 leyes (3% del total) y hu
ne las mayorías necesarias. bo una insistencia congresional. En el gobier
A continuación se brinda un panorama de no de Castillo se dictaron 89 leyes y el presi
la producción legislativa en las distintas presi dente ejerció el veto en 4 ocasiones (5% sobre
dencias considerando, además, los vetos presi el total), no hubo insistencia. En el primer go
denciales y las insistencias congresionales. Las bierno de Perón se sancionaron 1.292 leyes,
cifras y porcentajes -redondeados— que se hubo 26 vetos y ningtma insistencia. En su se
brindan en relación con el veto y la insistencia, gundo mandato se promulgaron 314 leyes. El
no consideran las leyes de pensiones gracia presidente ejerció una vez el veto y no hubo
bles y las jubilaciones extraordinarias. Cabe insistencia congresional. En el gobierno de
resaltar que vetos e insistencias pueden ser in Frondizi se promulgaron 2.017 leyes. El presi
dicadores de la posible existencia de conflicto dente vetó 36 (3% del total) y hubo 3 insisten
entre presidencia y Congreso. cias. Durante el mandato de Illia se dictaron
En el gobiemo de Yrigoyen se sancionaron 441 leyes, el presidente vetó 9 y no hubo nin
l.l l4 leyes. El presidente ejerció su poder de guna insistencia del Congreso. En el gobiemo
veto en 13 oportunidades (4% del total) y hu de Cámpora se promulgaron 10 leyes; en el de
bo una insistencia del Congreso. En el gobier Lastiri, 27; el presidente ejerció el veto en una
no de Alvear se sancionaron 226 leyes. Alvear oportunidad (4% del total) y no hubo "insis
vetó 2 leyes (1% del total) y hubo una insis tencia. En el tercer gobiemo de Perón se dicta
tencia congresional. En el segundo gobierno ron 142 leyes. El presidente ejerció el veto 7 ve
de Yrigoyen se sancionaron 170 leyes. En el ces (6% del total) y no hubo insistencias
gobierno de Iusto se dictaron 782 leyes. El pre congresionales. En la presidencia de María E.
sidente vetó 13 leyes (1% del total) y el Con Martínez de Perón se dictaron 569 leyes. La
greso ejerció la insistencia en 3 oportunidades. presidente vetó 36 leyes (12% del total) y hubo
En el gobierno de Ortiz se dictaron 378 leyes. una insistencia del Congreso.
CUADRO l
ORIGEN DE LOS PROYECTOS DE LEYES
' En el período l973- 1976, con Perón, la iniciativa del Ejecutivo llegó al 85,7% en 1974, y con María Estela Martinez a alrededor del 24%.
Fuente: Elaboración propia, según los datos brindados por la Oficina de información Parlamentaria.
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
CUADRO 2
INTERVENCION FEDERAL A LAS PROVINCIAS
Períodos
1916-1930Intervenciones Ejecutivo8Congreso
33 25 (76%) (24%)
1932-1943
1946-1955 13
15 10
11 (77%)
(73%) 34 (23%)
(27%)
1958-1976 16 9 (56%) 7 (44%)
Fuente: Elaboración propia. 527
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
CUADRO 3
INTERVENCIÓN FEDERAL A LAS PROVINCIAS POR PRESIDENCIAS
Congreso requiere ciertos matices. Durante el efectivo de los presidentes. Presídencias sin de
régimen peronista, las medidas de interven cretos de intervención federal durante el perío
ción podían pasar por el seno del Congreso sin do fileron la de Illia y la tercera de Perón y la,
demasiada preocupación, pues estaba domina más significativa, teniendo en cuenta los años
do absolutamente por el partido gobernante. de mandato, fue la de Illia.
Además, las administraciones provinciales en En relación con el estado de sitio, si se
su mayoría eran también oficialistas. La oposi consideran los mismos períodos, se obtienen
ción fue perdiendo influencia política y el pe las cifras que aparecen en el cuadro 4, donde
ronismo, en cambio, aumentó su poder electo también se consigna la existencia o no de pla
ral. Con relación al período 1958-1976, a pesar zo y la extensión territorial de la medida. No
de los datos, el intervencionismo fue impor se dictó declaración algtma en la primera pre
tante si se considera el tiempo de mandato sidencía de Yrigoyen ni en la de Alvear. En la
CUADRO 4
ESTADO DE smo
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L.
s
Congreso, y el Ejecutivo sólo podía decretarlo cutivo nacional. La “reparación política” esta
cuando aquél estaba en receso y en caso de ba en el centro de esta concepción, que tenía
conmoción interior. La nueva figura daba una en miras acabar con los residuos provinciales
autonomía mayor al Ejecutivo, pues podía de del “régimen”. Los vestigios de la república li
clararlo y sólo dar cuenta al Congreso. El régi beral conservadora debían ser extirpados des
men peronista aparece como el único período de la legitimidad plebiscitada que adquiría el
en que el estado de sitio se utilizó a través de nuevo gobierno radical. Es ilustrativo el texto
la decisión del Congreso. En realidad, una se del decreto de intervención a la provincia de
rie de instrumentos jurídicos cumplió similar Buenos Aires, en abril de 1917: “El pueblo de
finalidad que el estado de sitio, sin olvidar la la República al plebiscitar su actual gobierno
ley 14.062, por la cual se declaraba el “Estado legítimo, ha opuesto la sanción soberana de
de guerra interno”. Por último, durante el go su voluntad a todas las situaciones de hecho y
bierno de Frondizi y a raíz de acciones de agi a todos los poderes ilegales (...) la obra de la
tación -atentados, huelgas, tomas de fábricas reparación política que alcanzada en el orden
de sectores del peronismo, mediante el decre nacional debe imponerse en los estados fede
to 2628/60 se puso en ejecución en todo el te rales, desde que el ejercicio de la soberanía es
rritorio nacional, el 14 de marzo de 1960, el indivisible dentro de la unidad nacional, y
denominado plan de Conmoción del Orden desde que todos los ciudadanos de la Repú
Interno (CONINTES) que puso bajo jurisdic blica tienen los mismos derechos y prerroga
ción militar a los civiles que cometieran una tivas”. Yrigoyen señalaba, de un lado, la indi-'
serie de delitos vinculados con la seguridad visibilidad de la soberanía y, del otro
pública. Junto con la medida se dictaba el de -implícitamente—, el depósito de esa sobera
creto 2639/60, que declaraba la “situación de nía en el Ejecutivo.
emergencia grave”, de acuerdo con la ley Durante el período de la llamada restau
13.234 de organización de la Nación para ración conservadora, la intervención funcio
tiempos de guerra. El Plan CONINTES originó nó unas veces como mecanismo para el “con
conflictos de competencia entre la jurisdicción trol político” de la oposición; por ejemplo, en
civil y militar y su aplicación se extendió has el gobierno de Justo. En cambio, con Ortiz, las
ta el 2 de agosto de 1961. intervenciones dictadas en Catamarca y en
Buenos Aires fueron reacción contra los vi
cios electorales y para garantizar la libertad
CONCEPCIONES Y USOS DE LA INTERVENCIÓN de sufragio. En el peronismo se recurrió a la
FEDERAL intervención con distintos objetivos; por
ejemplo, para mantener la unificación parti
El período de Yrigoyen es el más activo en daria dentro de la agrupación política en el
materia de intervención. La concepción del poder o para recomponer los poderes judicia
presidente fue que así como el poder nacional les locales por no seguir los postulados esen
se había legitimado a través del voto masivo, ciales de la Constitución de 1949. El no cum
los Estados provinciales debían seguir la mis plimiento de los fines de la revolución era
530 ma suerte, pero a través de la acción del Eje motivo suficiente para desencadenar el reme
LOS PODERES PÚBLICOS NACIONALES Y SU FUNCIONAMIENTO
dio federal. En la época de Frondizi se desta lugar, por lo general, a una declaración del re
can las intervenciones dictadas a cinco pro chazo o aceptación de las explicaciones o a la
vincias donde el peronismo había triunfado constitución de comisiones de investigación.
en las elecciones de 1962. Diez días después, En relación con las interpelaciones en la
el presidente era depuesto. Con relación a las Cámara de Diputados -según los trabajos de
intervenciones que se practicaron durante el MolineHi—, en el gobierno de Yrigoyen hubo
retorno peronista (1973-1976), cabe destacar 35 pedidos, 6 rechazados por la Cámara y 29
que en gran parte obedecieron al cambio aceptados. Se realizaron 12 y hubo 16 inasis
ideológico y de elencos políticos, que comen tencias (en 8, sin justificación alguna, en 4 los
zó a producirse luego que Perón accediera al ministros contestaron por escrito, y en otros 4
poder, tras la breve gestión presidencial de se alegó que el tema no era “legislable” y por lo
Cámpora. Fueron intervenidas las provincias tanto no correspondía la interpelación). En el
que eran gobernadas por los elementos más gobierno de Alvear hubo 37 pedidos y todos
radicalizados o revolucionarios del peronis fueron aceptados por la Cámara. Se realizaron
mo y bajo la fuerte presión de los sindicalistas 30, y 3 resultaron fracasadas por inasistencia
“ortodoxos” del movimiento que los acusaron del ministro, sin presentación de informe por
de “infiltrados”. escrito o justificación alguna. En el segundo
gobierno de Yrigoyen, hubo 19 pedidos y todos
fueron rechazados por la Cámara. Tal rechazo
LA INTERPELACIÓN PARLAMENTARIA fue reflejo de la influencia del presidente sobre
la composición de la Cámara baja. En la época
La interpelación parlamentaria estaba pre de Iusto hubo 35 pedidos, 2 aceptados y 33
vista en el artículo 63 de la Constitución el aceptados, un fracaso por inasistencia y se rea
cual estipulaba que cada una de las salas “pue lizaron 27. En el gobierno de Ortíz, se hicieron
de hacer venir alos ministros del Poder Ejecu 8 pedidos y todos fueron aceptados por la Cá
tivo para recibir las explicaciones e informes mara. Los ministros de Ortiz concurrieron a
que estime convenientes”. Se ha relacionado las interpelaciones. En el gobíemo de Castillo
esta facultad con otra norma que permite a los fueron 25 pedidos y todos aceptados por la Cá
ministros a concurrir y tomar parte en los de mara. Se realizaron 16 interpelaciones y hubo
bates de las Cámaras, pero sin derecho a votar. 7 fracasos por inasistencia de los ministros. En
La interpelación fue un instrumento de con el gobierno de Perón, hasta 1948 se computan
trol parlamentario y mecanismo al servicio de 3 pedidos, uno rechazado y dos aceptados por
la tarea legislativa. Tuvo diferentes interpreta la Cámara y realizados. La Constitución de
ciones y se cumplió de modo diverso por los 1949 eliminó la facultad de la Cámara de hacer
poderes públicos. En los debates instituciona llamar a sus salas a los ministros, quienes po
les del Centenario se interpretó que implicaba dían responder por escrito. En la presidencia
rasgos “parlamentarios” en el sistema. Pero, de de Frondizi se realizaron 7 interpelaciones que
hecho, este tipo de mecanismo, a diferencia de representaron el 4,93% de las pedidas y en la
los sistemas parlamentarios, no puede derivar época de Illia se llevaron a cabo 13, el 10,92%
en la censura a los ministros sino que ha dado de las solicitadas por legisladores de la Cámara
LA DIMENSIÓN POLITICA
baja. Las interpelaciones realizadas durante el interpelación de sus ministros. Alvear fue el
gobierno peronista de 1973- 1976, se centraron presidente que más mociones recibió, la mayo
en el tema económico, de defensa y política in ría de la Concordancia no guareció a Iusto de
terior y la presencia de los ministros reflejó la la inquisición legislativa y los ministros de Or
inquietud de los parlamentarios en tomo de la tiz no faltaron nunca a la cita parlamentaria. El
crisis que envolvió al período (por ejemplo, peronismo desalojó del texto constitucional la
desabastecimiento, el “Rodrigazo”, etc.). antigua interpelación y las conexiones entre el
A partir de 1916 es mayor la frecuencia‘ de Ejecutivo y el Legislativo no se realizaron más
incumplimiento de la asistencia de los minis a través de este mecanismo hasta que llegó el
tros alas Cámaras, la sustitución por contesta siguiente gobierno constitucional bajo el im
ción escrita y el rechazo de la interpelación perio de la Constitución de 1853.
por materia “no legislable”. Sólo en relación
con el rechazo por intentarse la interpelación
en sesiones de prórroga o extraordinarias, la COMISIONES DE INVESTIGACIÓN
Durante todos los períodos históricos han plísimo listado de facultades, entre otras: re
existido comisiones investigadoras surgidas querir testimonios, disponer pericias, revisar
del seno de las Cámaras que trabajaron con documentos, tomar informes, compulsar li
mayor o menor intensidad. Un rápido repaso bros de comercio, allanar domicilios, arrestar
sobre los temas que fueron motivo de las in testigos y requerir el auxilio de la fuerza públi
vestigaciones, encontraría comisiones —mu ca si fuere necesario.
chas de ellas bicamerales— a lo largo de toda la En la época del presidente Ortiz, los con
vida institucional y que pretendieron contro servadores y nacionalistas intentaron despres
lar la gestión de la administración pública. tigiar al gobierno y desembarazarse del minis
Durante el período de Iusto -y de la res tro de guerra, el general Carlos D. Márquez.
tauración conservadora- funcionaron algtmas Denunciaron actos de corrupción en el caso
comisiones de investigación parlamentaria, conocido como “los negociados de las tierras
cuya labor tuvo una resonancia extraordinaria de El Palomar”, irnplicando a legisladores y
en el seno de las Cámaras y, fundamentalmen militares. Motivó la formación de una comi
te, en el ambiente político del país. Un caso sión investigadora en el Senado que reunió
paradigmático fue el “debate de las carnes”, pruebas con relación al mayor precio -que el
que se llevó a cabo en el Senado en los meses de mercado- pagado por las tierras a “especu
de junio y julio de 1935. La investigación se ladores”. El tema de mayor resonancia fue la
proponía indagar sobre la industria y comer distribución de ganancias —o comisiones- que
cialización de las cames. Abruptarnente llegó a recibieron ex legisladores y fue especialmente
su fin a raíz del asesinato del senador electo implicado el ministro de Guerra. La comisión
Enzo Bordabehere. Se la ha vinculado con los persiguió fundamentalmente un fin político.
contenidos conflictivos que había suscitado en Nacionalistas y conservadores estaban intere
la política -y luego en la historia- el Pacto Ro sados en Ia caída de Márquez. Los partidarios
ca-Runcirnan. Lo cierto es que, como investi de Iusto veían en el ministro un obstáculo pa
gación parlarnentaria, la repercusión no fue ra el control de los nombramientos militares
menor. y, en definitiva, para la carrera futura del ex
En relación con la investigación parlamen presidente. La bancada radical trató de defen
taria, en 1934, la Cámara baja emitió una de der el comportamiento del ministro, pero el
claración reiterando la facultad de investiga Senado aprobó el informe de la Comisión por
ción señalada en la declaración del mismo 21 votos contra 5. La repercusión pública del
cuerpo del 10 de septiembre de 1915, pero escándalo fue notoria, mucho más de lo que
además se agregaron nuevos aspectos yfacul en realidad había sido el afiaire y la conse
tades y se estableció que “la desobediencia a cuencia de este proceso parlamentario no fue
las medidas adoptadas por la comisión inves menor. Como una suerte de contraofensiva, el
tigadora constituye un desacato y una viola presidente Ortiz presentaba su renuncia ante
ción de los privilegios parlamentarios”. En el el Congreso, el 22 de agosto. En su mensaje de
mes de noviembre del mismo año y con rela nunciaba la confabulación de intereses de
ción a la investigación -ya referida— del co quienes estaban en contra de la verdadera vi
mercio de las carnes, el Senado declaró un am gencia del sistema democrático. Dos días des 533
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
Los funcionarios considerados en la nor gar, es difícil que los pedidos de resolución de
ma son: presidente, vicepresidente, sus minis formación de causa y acusación prosperen: en
tros, miembros de la Corte Suprema y tribu el 78,8% de los casos, la Cámara baja no hizo
nales inferiores de la Nación. Se establecen tres lugar a los pedidos. En segundo lugar, los fun
causas de remoción: mal desempeño, delito en cionarios más acusados fueron los integrantes
el ejercicio de sus funciones y crímenes comu del Poder Judicial, en el 94% de los casos. En
nes. El procedimiento se lleva a cabo por las tercer término, dentro de este grupo de fun
Cámaras del Congreso, adoptando el mecanis cionarios, los jueces de primera instancia fue
mo de un juicio. Es la Cámara de Diputados la ron, mayoritaria y abrumadoramente, los su
que ejerce el derecho de acusar a los funciona jetos pasivos del intento de juicio político: el
rios ante el Senado, a quien corresponde “juz 71% de los pedidos. Esto -en parte— es lógico
gar en juicio público” a los acusados y decidir teniendo en cuenta su elevado número en re
sobre la probable condena. La petición de acu lación con el resto de las autoridades pasibles
sación es girada a la Comisión de Juicio Polí de ser juzgadas por el procedimiento consti
tico, que emite un informe con relación a su tucional. El funcionario cuyas eventuales acu
procedencia o no; pero es la Cámara baja la saciones han sido menos tratadas por los le
que, mediante el voto de los dos tercios de sus gisladores fue el presidente de la Nación, sólo
miembros presentes, declara “haber lugar a la una vez. Luego le siguen los ministros del Eje
formación de causa”. Igual número de miem cutivo, con dos pedidos de formación de
bros presentes se requerirá en el Senado para causa. En ningimo de estos casos el trámite
llevarse a cabo la remoción de los fimciona parlamentario prosperó más allá de su trata
rios acusados. Si el acusado es el presidente de miento. Igual suerte han seguido los proyec
la Nación, el Senado será presidido —para efec tos de acusación a camaristas y Supremos Tri
tos del juicio- por el presidente de la Corte bunales de provincias.
Suprema de Iusticia. El fallo condenatorio ten Los pedidos de juicio político a la Corte
drá como efecto principal la destitución del Suprema de Justicia de la Nación merecen una
acusado y puede también “declararle incapaz explicación especial. De los cuatro casos, tres
de ocupar ningún empleo de honor, de con no prosperaron; sólo se llevó a cabo el incoa
fianza o a sueldo en la Nación”. do a la Corte en 1946. Esta Corte había dicta
El análisis cuantitativo sobre el funciona do sentencias contrarias a no pocas medidas
miento de la institución entre 1862 y 1975 dictadas por el régimen militar iniciado en
arroja, como resultado, un total de 52 casos 1943. En este régimen de facto, Iuan D. Perón
tratados por la Cámara de Diputados. En 41 de había ocupado puestos relevantes y proyecta
ellos, la Cámara no hace lugar a la solicitud, 2 do en el ámbito nacional su liderazgo carismá
casos quedaron paralizados en el Senado, en 2 tico. En 1946 triunfa en las elecciones presi
oportunidades hubo fallo absolutorio y en 7 denciales y el gobierno peronista consideró a
casos, condena dictada por la Cámara alta. En aquella Corte como un órgano opositor. Ante
relación con estos resultados y los funcionarios dudosos cargos prosperó la acusación en Di
sometidos a pedidos de juicio político, caben putados y el Senado condenó a los magistra
las siguientes consideraciones. En primer lu dos del Tribunal. En ambas Cámaras existía S35
LA DIMENSION POLITICA
mayoría del peronismo y el proceso tuvo un toso. Uno de ellos fue tratado sobre tablas po
color partidario innegable. Cabe destacar que, co tiempo antes de producirse el golpe de Es
entre otros cargos, se la acusó de “haberse in tado de 1976, comandado por Jorge Rafael Vi
miscuido en materia política” al legitimar los dela. Los pedidos de juicio político contra los
gobiernos de facto (1930 y 1943), lo cual era ministros, no tratados por la Cámara baja,
contradictorio con la reivindicación que el ré fueron también numerosos. Ningún ministro
girnen hacía de la revolución de 1943. Otros del Ejecutivo ni vicepresidente de la Nación
cargos también ponían en evidencia la hostili fue destituido por juicio político.
dad entre aquel régimen y la Corte juzgada.
Las mayorías requeridas por la Constitu
ción implican que el componente partidario PREDOMINIO DEL EJECUTIVO
en la Cámara baja se convierte en el factor cla
ve del progreso inicial del mecanismo y la inte A lo largo del siglo DC ha existido un au
gración del Senado es relevante para decidir la mento del poder presidencial y un predomi
absolución o condena del acusado. Es probable nio del Ejecutivo que ha obedecido a distintas
que también llegaran a la Cámara baja pedidos causas: históricas, políticas e institucionales.
que no constituyeran casos claros de juicio po Este predominio ha significado también —se
lítico, ya sea porque no se encuadraban dentro gún no pocos autores— una supuesta declina
de sus causales, o por deficiencia de pruebas o ción del poder parlamentario.
bien por excesiva tonalidad política. El mayor papel del Ejecutivo ha sido un fe- ’
El caso que más interés despierta es el de la nómeno histórico general, motivado por la
remoción del presidente, en atención al lugar presencia más activa del Estado en cuestiones
que tiene en el sistema presidencialista. Cabe económicas y sociales y la necesidad de res
recordar el caso de Iosé María Guido, quien puestas políticas rápidas ante la emergencia de
había llegado a la presidencia en 1962, tras ser problemas y fenómenos de cierta gravedad.
depuesto por los militares el presidente cons Cabe recordar aquí la influencia de la primera
titucional Arturo Frondizi y haberse aplicado Gran Guerra, la Gran Depresión, la Segunda
-en una forma muy peculiar- la ley de acefa Guerra Mundial y la política de posguerra,
lía. El juzgamiento del mandatario fue solici que justiflcaron el papel que los Ejecutivos
tado por un senador y tratado por la Comi iban asumiendo, tanto en los sistemas presi
sión de Iuicio Político. La Comisión produjo denciales como en los parlamentarios. Pero si
despacho descartando su juzgamiento por tra bien el gobierno se afincaba con mayor fuerza,
tarse de un “ex presidente” al momento de ser ello —teóricamente— no debía impedir tam
incoado el trámite parlamentario. Además del bién un mayor control político sobre su
caso de Guido," existieron muchos otros pedi gestión. Entre las causas de dinámica política
dos de juicio político no tratados por la Cá cabe mencionar el papel de los partidos mo
mara baja. Habría que mencionar que duran dernos o de masas que otorgaron al ocupante
te la gestión de la presidente María Estela del cargo un poder adicional al que por dise
Martínez de Perón se presentaron proyectos ño constitucional ya tenía la presidencia. Asi
536 de juicio político que no tuvieron trámite exi mismo, la cultura política “personalista” refor
LOS PODERES PÚBLICOS NACIONALES Y SU FUNCIONAMIENTO
zaba la importancia real y simbólica de la ofi futuro. No fueron pocos los que advirtieron la
cina. Si el primer mandatario es una suerte de inconstitucionalidad de esta medida y la viola
líder del sistema institucional, cuando además ción implícita que constituye al principio de
tiene carisma —por ejemplo, en el caso de Pe división de poderes.
rón-, el control institucional interorgánico se Con relación al Senado, una nota de im
torna aún más dificultoso. portancia en el sistema institucional argentino
El repaso de las vinculaciones con el Con es el “acuerdo” que debe prestar para ciertos
greso ha mostrado —con diferencias según los nombramientos del Ejecutivo. El lugar de la
estilos y concepciones poIíticas- a un presi Cámara alta, desde los orígenes constituyen
dente con iniciativa legislativa y que ejerce el tes, fue pensado como “Templo de Gloria” y
poder de veto, que administra medidas excep allí “debían ir a ocupar un lugar los que hubie
cionales, y que intenta que su poder no sea re sen merecido bien de la Patria por sus anterio
cortado o amenazado por interpelaciones o res servicios”. Era claro el carácter estamental
investigaciones. Al análisis pueden agregarse que ocuparía en el juego de poderes -institu
otros factores que pudieron haber engrosado cionales y fácticos- su perfil conservador y el
el perfil de la silueta presidencial, aunque es cariz de cuerpo más reflexivo y sereno que la
difícil precisar en qué medida. En este sentido, Cámara joven. Fue reducto de las oligarquías
suelen citarse la delegación legislativa y los de provinciales, pero también, a mediados de si
cretos de necesidad y urgencia. La delegación glo, ocupado por un partido de masas. Con el
implica la transferencia de competencias legis tiempo, la legislación del Congreso fue dicta
lativas al Ejecutivo y ello está reñido, a todas minando la necesidad del “acuerdo” para altos
luces, con la Constitución. Pero el Legislativo nombramientos del Poder Ejecutivo, más allá
ha dictado leyes que permitieron completar de los casos previstos en el texto constitucio
ciertos pormenores al poder administrador. Si nal. Pero el Congreso de 1974, mediante la ley
bien el Ejecutivo estaba constitucionalmente 20.677, dejó sin efecto la necesidad de acuerdo
autorizado para producir reglamentos de eje para aquellos nombramientos que no estaban
cución o decretos reglamentarios y los deno previstos en el texto constitucional. La nueva
minados decretos autónomos, tímidamente ley recortaba el poder de control de la Cáma
comenzó una tendencia que autorizó los lla ra alta.
mados “reglamentos delegados”, una suerte de El proceso de aprobación del presupuesto
transferencia parcial de la facultad legislativa a del Estado es un indicador, tanto del poder del
la burocracia administrativa. También se justi Parlamento como de los posibles conflictos en
ficó el dictado de los llamados “reglamentos tre presidente y Congreso. En realidad, es este
de necesidad y urgencia”, por los cuales sin au poder el que históricamente contaron Ios par
torización ni previa delegación del Legislativo, lamentos, y significó Ia “fuerza parlamentaria
el Ejecutivo, basado en fundamentos de decisiva” capaz de denegar dinero al Ejecutivo.
“emergencia”, decretó sobre temas de compe Una forma de “política negativa”, como afirma
tencia parlamentaria. Por cierto, existieron an ba Max Weber. En relación con la presentación
tecedentes históricos, pero las excepciones en tiempo del presupuesto, el Ejecutivo siem
sentaban el riesgo de tornarse rutina hacia el pre ha tenido algtma demora y respecto de la 537
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
entre los dos radicalismos se expresan en la mo, sufragios que fueron capitalizados por la
Cámara de Diputados. Al año siguiente, los oposición. Al reunirse el bloque radical se co
yrigoyenistas tildarán de “contubernio” a la menzó a cuestionar algunos diplomas de los
proximidad política entre antipersonalistas y diputados electos de la oposición. Por falta de
conservadores, y los antipersonalistas de “ge quorum, las sesiones preparatorias no pudie
nuflexos” a los yrigoyenistas. En ese marco de ron comenzar el 1° de abril, y recién el 1° de
división del radicalismo, el presidente no con septiembre quedaron constituidas las autori
tó con la colaboración plena —ni mucho me dades de la Cámara baja. El Senado, mientras
nos— de un radicalismo fracturado y se hicie tanto, esperaba que se resolviera la cuestión en
ron necesarias permanentes negociaciones del Diputados. El golpe del 6 de septiembre cerró
oficialismo con los conservadores, los socia las puertas de un Congreso que no pudo inau
listas y los demócratas progresistas. Así fue gurar sus sesiones ordinarias y, por lo tanto,
ron postergándose o sancionándose los pro dictar ley algima. La relación entre poderes en
yectos de leyes del Ejecutivo y las diferentes la segunda presidencia de Yrigoyen fue con
medidas presidenciales. Si bien con el acceso flictiva y penosamente pobre. Por su lado, el
de Alvear el estilo presidencial había cambia presidente continuaba sustentando las ideas
do, la cooperación entre Presidencia y Con institucionales de un presidencialismo de rígi
greso estuvo minada por la división del radi da separación de poderes, pero que contaba,
calismo. El Legislativo fue el escenario donde esta vez, con un importante control en la Cá
tal fractura se puso en juego, prenunciando la mara baja. Ya no estaba frente a un Congreso
duplicación radical. El presidente debió mo decididamente conservador que lo obligara a
verse en forma equilibrada para no ahondar tener una actitud recalcitrante; no obstante, su
más el conflicto partidario que repercutiría actitud no había variado. Ello ratifica la sospe
directamente en la gobernabilidad institucio cha de que las ideas institucionales del presi
nal. La difícil equidistancia debía resolverse, dente iban más allá del cuestionamiento a
de un lado, contemplando la necesidad de lo aquel “régimen” que aún pervivía en su pri
grar apoyos para gobernar y, del otro, cuidan mera presidencia. Y el Congreso se convertía
do que los propios actos no convirtieran la en el sitio donde oficialistas y opositores libra
tensión y la fractura en un callejón sin posibi ban la continuación de la contienda electoral.
lidades de retorno futuro. Este clima no era ajeno a una atmósfera más
En su segunda presidencia, Yrigoyen no al general de desorden y confusión que había
teró su relación con el parlamento. Durante provocado el declive del apoyo ciudadano a
sus casi dos años de gobierno no concurrió al un presidente que aún contaba con un irnpor
Congreso para la lectura del mensaje de inau tante respaldo popular. En la segunda admi
guración de sesiones y en 1929 no se produjo nistración de Yrigoyen ya operaban factores
interpelación alguna, a pesar de haber existido que correrán en paralelo a las ideas y la vida de
diecinueve peticiones. El Congreso, sin duda, las instituciones de la democracia liberal. De
fue el escenario más conflictivo en 1930. Las un lado, el nacionalismo de derecha y antilibe
elecciones del 2 de marzo habían significado ral de los años veinte recorrerá distintos seg
una fuerte pérdida de votos para el radicalis mentos de la vida política cuestionando la le 539
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
gitirnidad constitucional; del otro —y con irn De 1946 a 1955 existió una clara suprema
portantes vasos comunicantes-, un Ejército cía presidencial que determinó un Congreso
que al calor del propio estímulo yrigoyenista subordinado. Durante el período existió un
había decidido que la política también era “gobierno unificado”, pues el Ejecutivo y el
cuestión castrense. Legislativo se encontraban en las mismas ma
La presidencia de Justo y la Concordancia nos partidarias y el peronismo fue pasando de
mostró aspectos curiosos. Más allá del origen ser un partido predominante a constituirse en
viciado del gobierno y la mayoría absoluta que una fuerza hegemónica. A la ecuación favora
ostentó en parte de su período, la relación en ble al peronismo en términos de fuerza políti
tre poderes no fue ni cáscara vacía ni ficción ca, deben adicionarse el liderazgo carismático
institucional, como podría haberse supuesto. de Perón y el diseño institucional de la Consti
El Congreso tuvo debates importantes, las co tución de 1949. Asimismo, Perón contó con el
misiones de investigación sostuvieron el relie apoyo de otros factores de poder -sindicatos,
ve de las facultades parlamentarias, se d.ictarni Fuerzas Armadas e Iglesia—, hasta que se llegó
nó acerca de la improcedencia del veto parcial a un grave deterioro del régimen, que fue mi
del Ejecutivo y los ministros del presidente nando su legitimidad y quitando el sostén de
fueron convocados por las Cámaras y concu actores relevantes del sistema político del
rrieron. Probablemente existieron varios facto país. Medidas para acallar las voces discor
res que coadyuvaron a que las relaciones entre dantes fueron el juicio político que se inició
Ejecutivo y Legislativo tuvieran un relieve su contra cuatro de los cinco miembros de la
perior de lo que había sido el acto electoral vi Corte Suprema de Justicia de la Nación, el au
ciado del cual emergía el gobiemo. Entre otros mento del control de los medios de comuni
factores, cabe mencionar: una época conflicti cación y la ley electoral 14.032 que favoreció
va -en la Argentina y en el mundo- de carn al oficialismo.
bios y transformaciones en la economía, la po El Congreso, durante los primeros años,
lítica y la sociedad; la existencia de una “alianza tuvo una intensa e importante actividad san
de gobiemo”, que más allá de coincidencias, cionando un número importante de leyes de
cargaba también con diferencias significativas; contenido social y convirtiendo en ley parte de
un clima de fuerte debate ideológico. Las rela la normativa decretada en el anterior régimen
ciones entre Ejecutivo y Legislativo en el go de facto. Hacia 1950, el Congreso dictó una se
bierno de Ortiz y de Castillo reflejaron una si rie de leyes que irnplicaron el recorte de los
tuación diferencial de estilos presidenciales y márgenes de maniobra de los opositores. Pero
de apoyos políticos. Ortiz, desde un renovado que el Congreso como institución respondiera
legalismo, debió sortear oposiciones de con al Ejecutivo no significaba que en su seno no
servadores y nacionalistas y, a su hora, Castillo existiera oposición. Por el contrario, el bloque
hizo lo propio con el radicalismo y los oposito radical o de “los 44”, comandado por Arturo
res a su gestión. El estilo presidencial de Ortiz Frondizi y Ricardo Balbín, tuvo el papel de
significó una relación menos conflictiva que la oposición contra el gobierno. Fue un grupo
de Castillo, cuya gestión tuvo patrones claros que contó con importantes figuras políticas e
540 de confrontación institucional. intelectuales y que contrastaba con la inexpe
LOS PODERES PÚBLICOS NACIONALES Y SU FUNCIONAMIENTO
riencia de un gran sector de los legisladores sancionadas fue la de amnistía: la UCRI plan
peronistas. En 1948 se renovó la mitad de la teaba una amnistía amplia y general para to
Cámara y a raíz de lo dispuesto en la sancio dos los delitos políticos cometidos hasta la
nada Constitución de 1949, con el objetivo de promulgación de la ley. La UCRP proponía
unificar el período de las distintas representa una amnistía limitada que abarcara a deter
ciones de los órganos, se extendió el mandato minados delitos políticos como la rebelión y
de los diputados elegidos hasta 1952. Los di la sedición. Con motivo de los planteos mili
putados radicales no aceptaron la prórroga y tares de junio de 1959, en la Cámara de Dipu
por tal motivo su representación se vio mer tados se desarrolló un debate crispado y los
mada. Con el paso de los años y en consonan legisladores de la UCRP pidieron la renuncia
cia con la evolución del régimen, el Congreso del presidente. También en ese ámbito se
fue cada vez más un apéndice sumiso que polemizó acerca del pacto Perón-Frondizi,
exaltaba permanentemente la figura del pre cuya existencia negaba el oficialismo. La en
sidente y de su esposa, María Eva Duarte de cendida polémica “laica-libre”, sobre las uni
Perón. El grave conflicto con la Iglesia tuvo versidades privadas, también se trasladó al
también su recorrido institucional en las Cá ámbito parlamentario.
maras, a través de legislación que fue sentida El período de Frondizi reflejó la preemi
por la Iglesia como un duro ataque (divorcio nencia de los factores de poder sobre los órga
vincular, modificación de la situación de los nos institucionales, dentro de una atmósfera
hijos extramatrimoniales, proyecto de refor sobrecargada de la antinomia peronismo-an
ma constitucional para la separación de la tiperonismo y la división que se había produ
Iglesia del Estado). cido años antes en el radicalismo. Rodeando a
En el gobierno de Frondizi, el oficialismo la sociedad política estaban los factores de po
contaba en la Cámara de Diputados con 129 der, los militares y los sindicatos, que limita
legisladores, mientras que la segunda fuerza, ban y jaqueaban la política presidencial.
la UCRP, con 48. En las elecciones legislativas En relación con el período de Illia, las elec
de 1960, la UCRP aumentó su representación a ciones de 1963 habían conformado una com
74 escaños y la UCRI descendió a 101. El Sena posición de la Cámara baja donde el oficialis
do estaba compuesto por 46 legisladores de la mo contaba con 72 asientos sobre un total de
UCRI entre 1958 y 1960. La composición varió 192. Por el contrario, en el Senado contaba
levemente en el período 1961/1962: 43 de la con mayoría al haber logrado 25 bancas sobre
UCRI; l de la UCRP; l del Partido Socialista y un total de 46. Las elecciones de 1965 modifi
l del Partido Demócrata. Se trató, entonces, de caron el cuadro de la Cámara de Diputados
un “gobierno unificado”. Pero más allálde los con la siguiente composición: UCRP, 70 asien
legisladores que el presidente sumaba en el tos; Partido Justicialista, 52; Demócrata Pro
Congreso, la oposición fue tenaz e implacable gresista, 9; UDELPA, 6; Demócrata Cristiano, 4;
con la política de Frondizi. Se repetía el esce Socialista Argentino, 4; Partido Cívico Inde
nario del peronismo gobernante con un Con pendiente, 4; Socialista Democrático, 2 y par
greso a su favor, pero con una oposición muy tidos provinciales, 4 representantes. Existió un
dura en su interior. Una de las primeras leyes corte, entonces, causado principalmente por 541
LA DIMENSION POLÍTICA
la presencia del peronismo. Esta modificación ron aún más la figura presidencial. Y en el
del panorama legislativo se tradujo también Congreso, la demora de leyes fundamentales
en la relación entre poderes, pudiendo ha ayudó a crear la atmósfera propicia para el
blarse de dos períodos en el gobierno de Illia, golpe de Estado.
antes y después de los comicios de 1965. En En cuanto al período de 1973-1976 se han
cuanto a la producción legislativa, se evi consignado aspectos parciales de la relación
denció que en el segundo período el Ejecutivo entre la presidencia y el Congreso, dentro de
inició menos leyes. Frente a la mayor fragmen un clima enrarecido, motivado -en gran
tación de la Cámara baja, fue el Senado el ám parte- por los propios conflictos internos del
bito escogido por el Ejecutivo para la presen peronismo. Baste señalar la severa crisis insti
tación de sus proyectos de legislación. El tucional que deparó el desempeño de la vice
presidente Illia vetó nueve leyes; en el primer presidente en el poder, su actitud reacia al
período, sólo una, y en el segundo, ocho. Las control parlamentario y los frustrados inten
interpelaciones a los ministros se duplicaron tos de un sector de los legisladores para recon
luego de las elecciones de 1965. En el primer ducir un proceso político en estado terminal.
período, la negociación entre las fuerzas polí No prosperaron ni el llamado a una Asamblea
ticas permitió el juego parlamentario y facili Legislativa ni el intento de juicio político, un
tó la producción legislativa. En el segtmdo, en mes antes del golpe de Estado, para destituir a
cambio, existió mayor confrontación entre la la presidente de su cargo.
UCR y la oposición parlamentaria. Un indica
dor del conflicto fue la falta de aprobación del
presupuesto de 1965. LA CORTE Y SU PAPEL POLÍTICO
también —en cierto sentido- la crea o deroga, En materia de intervención federal, la Cor
aunque sea sólo a través de una sentencia que te convalidó indirectamente el poder de inter
rige para un caso particular, y sin implicar, por vención del que hicieron uso y abuso los po
tanto, un acto legislativo. Es también la cabeza deres nacionales, principalmente el Ejecutivo,
del Poder Judicial y debe mantener la inde al considerarla un “acto político” ajeno a la
pendencia de este tercer poder del Estado. competencia de los magistrados. De tal forma
A pesar de la norma constitucional en re se avanzó en dos sentidos: de un lado, se debi
lación con la competencia plena del tribunal litó la precaria estructura federal y, del otro, se
(“todos los asuntos que versen sobre la Cons acrecentó el poder presidencial al legalizarse la
titución”), la Corte trató de evitar diversos ti invasión de las soberanías provinciales. En los
pos de pronunciamientos por causa de “cues hechos, también sirvió para legitimar las dife
tión política o no justiciable”. Se entiende que rentes concepciones y usos sobre la interven
la cuestión política o de gobierno es compe ción federal. En relación con el estado de sitio,
tencia del Ejecutivo —y el Legislativo— y expe la jurisprudencia sufrió una innegable evolu
dirse sobre tales puntos podría implicar la in ción desde la consideración de la medida co
vasión en terreno ajeno. Se han considerado mo acto político irrevisable privativo de los
“cuestiones políticas o no justiciables” -entre órganos políticos, hasta cierto control de los
otras—, la intervención federal a las provincias, efectos de los actos concretos del Ejecutivo. El
las impugnaciones electorales, cuestiones de camino por donde avanzó la Corte fue la pro
orden político en cuanto a la validez o invali tección de la libertad individual, con relación
dez de una Constitución provincial, situacio a las prohibiciones y facultades que el artículo
nes referentes a la organización de los poderes 23 le otorga al presidente. Lo revisable son las
públicos de las provincias, estado de sitio y de formas, límites y extensión de esas competen
guerra, el “acierto, oportunidad, conveniencia cias. Un fallo importante fue el del caso “So
y aun justicia de las leyes”, etcétera. fía” (1959), donde se introduce una cuestión
La Corte acompañó, a grandes trazos, el se nueva y fundamental: el “control de razonabi
llo de los tiempos políticos de los distintos pe lidad”. Dos años antes, la Corte tuvo un pro
ríodos y en un clima de más cooperación que nunciamiento trascendente, en el caso “Siri”
conflicto. Esto se reflejó en las sentencias que se (1957), al acoger la acción de amparo, más allá
fueron adecuando conforme a la preeminencia de su falta de regulación legal. A través de esta
de los distintos idearios, fueran liberales, con vía quedaba expedita la acción sumaria para la
servadores o bien de contenido más social. protección de los derechos diferentes a la li
No fueron pocos los casos en que la Corte bertad física o corporal.
tuvo una directa actuación en materiaude es En este acotado espacio es difícil referir la
tricta política, participando en procesos en actuación de la Corte que le tocó actuar en la
donde lo que se encontraba en juego era la pro época del Proceso de Reorganización Nacio
pia continuidad del régimen político. En otros nal. Baste señalar el dictado de fallos que im
casos, sus declaraciones influyeron, o bien en la plicaron cierta presencia del órgano máximo
exorbitancia del Poder Ejecutivo, o bien en su de la justicia en un tiempo complejo y dramá
limitación. tico de la vida institucional. En los casos “Pé 543
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
en ciertos temas que fueron competencia de ron la situación del país, la emergencia y el
la Iunta. La estructura jerárquica del poder eclipse de fuerzas políticas y sociales, las con
quedó constituida así: la Iunta Militar como vergencias o divergencias de los líderes y la
el órgano supremo de la Nación; el Poder cultura general que irnpregnó también el cli
Ejecutivo Nacional como administrador ge ma institucional de la Argentina.
neral del país y responsable de llevar a cabo El Poder Ejecutivo en cabeza de la presiden
las decisiones de la Iunta; la Comisión de cia fue la pieza central del engranaje insütucio
Asuntos Legislativos (CAL) como órgano de nal. Los presidentes, con sus distintos estilos de
consulta, desempeñando una suerte de fun liderazgo y proyectos políticos, impusieron su
ción de colegislación. sello distinüvo a la época y los regímenes en que
La CAL era un órgano colegiado, inte les tocó actuar. Los Congresos, con sus distintas
grado por tres representantes de cada una de composiciones partidarias —y el peso de los gru
las Fuerzas Armadas. Esta apariencia de pos representados en él-, utilizaron sus recursos
cuerpo deliberativo en realidad era sólo for y herramientas institucionales, aunque de dis
mal pues se votaba por Fuerza y no por los tinto modo y según los momentos históricos.
integrantes en forma individual. Por lo tan En cuanto a la evolución de los poderes,
to, no podían existir más que tres posiciones durante el período tratado puede hablarse de
en juego. Asimismo, cada Fuerza se maneja un proceso de acrecentarniento del poder pre
ba en forma autónoma, pues no sólo desig sidencial y una declinación del poder del Con
naba a sus miembros en la CAL sino que se greso. El fortalecimiento del poder presidencial
reservaba para sí el establecimiento de su tuvo los antecedentes históricos e instituciona
duración en el cargo. Los proyectos podían les del siglo anterior, las experiencias de los go
originarse en el Poder Ejecutivo o en cada biemos de facto que dejaron su impronta a
Comando en Iefe y se remitían a la CAL, que partir de 1930, las prácticas institucionales acu
podía considerarlos como de “significativa muladas y las propias concepciones de los pre
trascendencia” o bien mantener silencio. En sidentes acerca de su papel institucional en el
este último supuesto, el Ejecutivo podía pro sistema políúco. Algunos mecanismos irnplica
mulgar el proyecto como ley; en el primero, ron una herramienta poderosa en manos de los
el Ejecutivo podía formular objeciones den mandatarios, por ejemplo la intervención fede
tro de un plazo y, en caso de discrepancia, se ral y el estado de sitio. Existieron también ele
remitía lo actuado para la decisión definitiva mentos de diseño institucional que influyeron
de la Iunta Militar. Las leyes dictadas por la en la relación institucional asimétrica entre el
Iunta no necesitaban ser promulgadas por la Ejecutivo y el Legislativo y fueron —entre otros
presidencia. y al solo efecto ilustrativo-: el carácter de jefe
supremo de la Nación que ostentaba el presi
COMENTARIOS FINALES dente; el modo en que se regularon y diseña
ron los poderes exorbitantes: la intervención
A lo largo del siglo XX, el desempeño de federal y el estado de sitio; el diseño ambiguo
los poderes públicos y las relaciones entre Eje que tuvo la interpelación; la insuficiencia de
cutivo y Legislativo en cierta forma reproduje las comisiones de investigación como “poder 547
LA DIMENSION POLITICA
implícito”; el régimen de sesiones ordinarias, cía presidencial tuvo como elementos contri
de prórroga y extraordinarias que otorgó al buyentes: el liderazgo carismático de Perón; el
presidente las llaves del Congreso; la facultad carácter de partido predominante y luego he
nominativa del presidente con respecto a los gemónico que tuvo el peronismo; el gobierno
ministros de las Cortes Supremas. Son sólo al unificado como resultado de tal predominio y
gunos ejemplos. el peso de la normativa constitucional de la re
Si bien puede hablarse de cierta declina forma de 1949.
ción del Congreso, siempre tuvo presencia y, Una pregunta que retorna insistentemente
salvo un período histórico determinado, no en el análisis de los procesos institucionales
fue un sello que rubricara automáticamente argentinos es si las deficiencias del funciona
los deseos presidenciales. La declinación del miento de los poderes públicos se debieron al
poder congresional parece vincularse con di diseño presidencial adoptado o bien a los
versos factores. Algunos, institucionales, que comportamientos políticos de los actores. Di
implicaron desde el inicio cierta asimetría con lema que estaba presente en los publicistas del
el Ejecutivo; otros, políticos, como la existen Centenario en ocasión de los debates sobre la
cia de partidos predominantes o hegemónicos reforma política y que reaparece hacia el final
vinculados al liderazgo presidencial; final del período aquí tratado. La pregunta vuelve
mente, cuestiones técnicas que dificultaron un sobre las dificultades de vivir un régimen de
mejor funcionamiento del Legislativo e irnpli mocrático bajo el imperio efectivo de las insti
caron mayor dependencia con el Ejecutivo. tuciones. Y ha sido persistente el atajo que in
También fue el propio Congreso el que no tentó zanjar el dilema recurriendo a la
ejerció en forma plena sus facultades. Así y to necesidad de implementar un sistema de cor
do, fue sitio de importantes debates, de defini te más parlamentario. No es aquí el sitio para
ciones de identidades partidarias, de forma desarrollar la cuestión. Simplemente cabe vol
ción de liderazgos políticos -como sostenía ver al principio y remarcar la responsabilidad
Max Weber-, de diseño de políticas públicas y que en el régimen democrático le cabe a los
caja de resonancia de los hechos y sucesos más partidos políticos y sus líderes.
relevantes de la política nacional. En los períodos analizados no pudo es
En cuanto al tipo de relaciones o patrones tructurarse un sistema pluralista y competiti
de interacción entre presidencia y Congreso vo. En su lugar se instaló una cadencia recu
durante la época tratada, existieron relaciones rrente entre gobiernos civiles, golpes militares,
ostensibles de conflicto y de cooperación. El regímenes de facto y salidas electorales. Y la
conflicto impregnó claramente las relaciones causa fue más allá del sistema institucional
institucionales en los gobiernos de Yrigoyen y adoptado. Falta de tolerancia cívica y de nego
también fue así en la gestión de Castillo. Exis ciación política, rigidez ideológica y antino
tió notoria cooperación en las dos primeras mias inconciliables, dentro de una actitud de
presidencias de Perón. En realidad, este último escaso respeto de las instituciones y las nor
caso significó una contundente supremacía o mas. ¿De haber existido un régimen parla
superioridad institucional y control de la pre mentario, se hubieran minimizado estas acti
548 sidencia sobre el Congreso. La clara suprema tudes? No es fácil responder a esta pregunta
LOS PODERES PÚBLICOS NACIONALES Y SU FUNCIONAMIENTO
549
LA DIMENSIÓN POLITICA
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
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LA DIMENSIÓN POLÍTICA
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552 gentina, Buenos Aires, 1969; VICTOR TAU AN julio de 1976.
LOS PODERES PÚBLICOS NACIONALES Y SU FUNCIONAMIENTO
553
COLABORADORES DEL TOMO VII
Ingeniero Civil y Sanitario (UBA). Profesor titu Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales. Profe
lar del Instituto de Ingeniería Sanitaria (UBA). sor titular de la Facultad de Ciencias Iurídicas
Consultor privado en programas ambientales y Sociales de la Universidad de Mendoza.
de organismos nacionales e intemacionales.
CARLOS FLomA
LILA M. CAIMARI Doctor en Derecho y Ciencias Sociales. Acadé
Doctora en Ciencias Políticas. Investigadora mico de número de la Academia Nacional de
adjunta del Consejo Nacional de Investigacio Ciencias Morales y Políticas. Profesor Consul
nes Científicas y Técnicas. Profesora invitada to de la Facultad de Derecho de la Universidad
de la Universidad de San Andrés. Nacional de Buenos Aires. Profesor plenario
de la Universidad de San Andrés.
EDUARDO A. CRIVELLI
tigaciones Científicas y Técnicas. Profesor ti Doctor en Ciencias Políticas y Psicología. In
tular del programa del Doctorado Interuni vestigador Independiente del Consejo Nacio
versitario en Historia, de Psicología de la nal de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Población, Historia Argentina III, Seminario Director del Departamento de Ciencias Socia
de Técnicas de la Investigación Histórica y les y Humanidades de la Universidad Argenti
director del Departamento Epistemológico na de la Empresa.
Metodológico dela Universidad Nacional del
Centro. ENRIQUE ZULETA ÁLVAREZ
556
ÍNDICE
Glosario 7l
CUARTA PARTE
LA ARGENTINA DEL SIGLO XX
c. 1914-1983 11
Anexo 75
Orientación bibliográfica 72
INTRODUCCIÓN 13 2. LA INMIGRACIÓN 77
César A. García Belsunce Fernando I. Devoto
La vida política Entre disposiciones restrictivas
La vida religiosa 23 y prácticas permisivas:
La vida económica 31 las migraciones de los años veinte 78
La vida cotidiana 33 Las migraciones y las crisis
La educación 35 de los años treinta 83
Dimensión científica y cultural 37 La inmigración y la Argentina de
entreguerras: las vías de la integración
I. POBLACIÓN Y SOCIEDAD 41 y las formas del prejuicio 85
Inmigrantes y refugiados en
1. LA POBLACIÓN 43 tiempos de extremismos 92
Gladys Massé La inmigración y el Estado
El crecimiento total y sus durante el primer peronismo 97
componentes demográficos 45 Migración de masas, políticas
El crecimiento demográfico ambiguas y prácticas permisivas 100
según regiones 46 Un balance de las migraciones
El proceso migratorio íntemacional 49 europeas en la inmediata posguerra 103
La evolución de la mortalidad El ciclo de la inmigración limítrofe 105
y la fecundidad 50 Orientación bibliográfica 107
Distribución espacial de la población 57
Tendencia general del 3. LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD 1 1 1
5
213-".
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PLAN GENERAL DE LA OBRA
Tomo I
PRIMERA PARTE: La Argentina aborigen.
La conquista española (siglo XVI)
Tomos 11 y 111
SEGUNDA PARTE: La Argentina
en los siglos XV1ly XVIII, hasta 1810.
Tomos IV, V y VI
TERCERA PARTE: La configuración
de la República independiente (l810-c.1914).
Tomo X
Indices generales
ISBN OBRA C().\|Pl_l:lTr\:
950-49-02 l 4-6
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9 7895 04 90791 ó
PLANETA