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CONTRA EL "MITO CARL SCHMITT"

Jerónimo Molina Cano

edituu
EDICIONES D E LA UNIVERSIDAD D E M U R C I A
Jerónimo Molina Cano (Blanca, Murcia, 1968)
es profesor de Política social en la Universidad de
Murcia. Ha realizado diversas estancias de inves-
tigación -Universidad de Estrasburgo, Universidad
de Navarra y Archivo Regional de Renania del Nor-
te-Westfalia (becado por el DAAD). Durante diez
años ha dirigido la revista Empresas políticas, ar-
chivo para el estudio de la que denomina " Escuela
española del Derecho político (1935-1969)". De
sus autores más importantes (Francisco Javier
Conde, Jesús Fueyo, Gonzalo Fernández de la
Mora, Rodrigo Fernández-Carvajal) se ha ocupado
en diversos ensayos y ediciones. También es autor
de Julien Freund, lo político y la política (Madrid
1999), Wilhelm Rópke y la tercera vía (Pamplo-
na 2001), La Política social en la historia (Murcia
2004), Conflicto, gobierno y economía (Buenos
Aires 2004), Rópke (Roma 2006), Epítome de
la Política social 1917-2007 (Cartagena 2007),
En la cabellera de un cometa llamado Ernesto
Giménez Caballero (Sevilla 2009), Nada en las
manos (Sevilla 2013) y RaymondAron, realista po-
lítico (Madrid 2013). La mayor parte de sus lectu-
ras y publicaciones converge en la elaboración de
un canon del "realismo político", abarcador de los
ingenios antiguos (Kautilya, Han Fei, Shang Yang,
Tucídides, Nizam al-Mulk, Abenjaldún), moder-
nos (Maquiavelo, Guicciardini, Naudé, Álamos de
Barrientes) y contemporáneos (Schmitt, Bouthoul,
Aron, Freund, De Jouvenel, Miglio).

Fotografía de la portada
(Cari Schmitt en su casa de Plettenberg)
cedida por la Carl-Schmitt-Gesellschaft e. V.
Prefacio

Contra el "mito Cari Schmitt", libro de fragmentos escrito sous l'oeil de


Maschkiavelli, M. Stakhanov et l'écureuil de Flandre, es todo lo contrario
a una simple colección de textos y a una suma accidental de artícu-
los, pues todos sus capítulos se ordenan a partir de unas pocas ideas
directoras. Fragmentario, pero no espontáneo n i improvisado, aun-
que tengo la impresión de que lo he escrito sin sentir. No diré que
se ha hecho solo, pero hasta fechas recientes no he tenido conciencia
del vínculo que une todos los textos, la mayor parte de los míos
publicados sobre Cari Schmitt desde el año 2004. Lo integran dos
artículos, uno de ellos inédito, acerca del sentido del espacio terres-
tre en su pensamiento político (iustissima tellus), y diversos estudios
sobre la correspondencia schmittiana y la influencia y recepción del
jurista en España, pero también un par de recensiones que respon-
den a la misma originaria incitación: n i terminar con Cari Schmitt,
n i acabar con él, n i sugerir siquiera qué hacer con él, sino distanciar-
me del mito Cari Schmitt, que es algo muy distinto.
Me ocupo aquí, pues, del mito de u n jurista de Estado objeto de u n

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odio banal y decepcionante; de u n escritor con afán de notoriedad
pública, consciente de su superioridad intelectual y, al mismo tiem-
po, obsecuente de ciertos convencionalismos cuyas motivaciones o
resortes últimos están, sin duda, muy por debajo de las expectativas
generadas por el arquetipo del consejero de príncipes y por una b i -
bliografía inabarcable.
Herr Pwfessor Schmitt, Maquiavelo en Plettenberg, es el jurista que
en la Handelshochschule de Berlín lee con gran circunstancia el dis-
curso conmemorativo del sexagésimo aniversario de la fundación
del Deutsches Reich guillermino (18 de enero de 1871). Evoco con la
efemérides una "imagen pública" del gran pensador político ale-
mán fijada en una fotografía reproducida en los Tagebücher 1930 bis
1934 por sus editores. Pero el morador del San Casciano renano es
también el intelectual politizado y aventurero, tan cercano psicoló-
gicamente, como él mismo reconoce, al arquetipo literario del picaro
de las novelas españolas del Siglo de oro; o el jurista católico cul-
turalmente desubicado y de mentalidad pequeñoburguesa. Grand
esprit, petit caractére es u n lema acuñado por Raymond A r o n muy a
propósito para iluminar la portada de este libro: una "imagen priva-
da" captada en su casa de Plettenberg-Pasel.
Buena parte de la bibliografía secundaria española sobre Schmitt,
en particular la escrita a partir de su muerte, tiene el designio de
rebajar su rango intelectual y convertirle en u n profesor de Derecho
público oportunista, con dotes literarias sometidas por él mismo a
una explotación efectista del estilo. También en España hay quien
no se cansa de execrar a Schmitt en razón de sus compromisos polí-
ticos. Sobre esto último, asunto muy secundario, la verdad, pueden
escribir cuanto quieran los guardianes del consenso demoliberal,
les chiens de garde de las democracias de Potsdam que si todavía
subsisten es porque no quedan aristocracias que sepan cambiar los
regímenes políticos. Como recuerda Günter Maschke en el prefacio
a la nueva edición de Der Tod des Cari Schmitt, obra canónica de la
Tertiarbibliographie schmittiana, no se trata de ignorar su conducta
entre 1933 y 1936, sino de reconocer que sus resoluciones en materia

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de engagement político tienen tanta importancia para juzgar el valor
de su obra como la predilección de Bodino por la pena de muerte
para reprimir la brujería. ¿Acaso tiene utilidad esa opinión del po-
litique francés para apreciar mejor su teoría de la soberanía? Ahí
se acaba el negocio de los académicos y universitarios politizados
que viven de explotar las opiniones ajenas, más o menos desati-
nadas. Parasitar la culpa de otro y v i v i r de ello es, como recuerda
escarmentado Cari Schmitt en su Glossarium, una de las más bajas
formas de la existencia humana.
Expira también en este punto der Mythos Cari Schmitt, forjado en
Alemania entre el verano de 1932 y la llegada de Hitler al poder.
Mito que en parte de su relato difiere, por cierto sustancialmente,
de la leyenda de Cari Schmitt incoada fuera de Alemania hacia 1936
por amigos como W i l l i a m Gueydan de Roussel y enemigos como
Waldemar Gurian. Para el primero Schmitt es elfossoyeur de Weimar,
para el segundo el Kronjurist des Dritten Reiches. El francés admira
en Schmitt lo que el ruso emigrado impreca. ¿Acaso no son este tipo
de controversias, en el fondo superficiales, los indicios que señalan
a u n vasto público no especializado el clasicismo de u n escritor po-
lítico? También la fama de Maquiavelo se alimenta de la inagotable
discusión sobre sus afinidades políticas: ¿prescriptor de tiranos o
héroe de la libertad de su patria?
Más allá de la leyenda, de la de éstos y de la de otros realistas po-
líticos: Kautylia, Tucídides, Han Fei, Shang Yang, Nizam al-Mulk,
Abenjaldún, Guicciardini o Álamos de Barrientes, perdura, como si
de la cabellera de u n cometa se tratara, el rastro de una inteligencia
que sabe mirar el gran teatro político de la realidad y elucidar sus re-
golarita, según la conocida expresión de Gianfranco Miglio. No hay
forma por eso de acabar con ellos.
El reflejo mítico de estas inteligencias siempre a guarda deifatti, so-
metidas biográficamente a la loi de la douleur, es sin embargo muda-
ble y fútil. Renace una y otra vez y se transforma según las circuns-
tancias y la economía del poder, pues constituye uno de los objetos
predilectos de la explotación polémica de las ideas políticas. El mito

Prefacio 13
no resiste, sin embargo, la depuración a que lo somete la razón polí-
tica. Esta tiene siempre una función desmitificadora.
Este libro no deja de ser, remansada, una etapa de m i recorrido
personal por el realismo político, en el que Schmitt ocupa, ahora
queda mucho mejor a la vista, u n lugar privilegiado. Me he acercado
a Schmitt con las cautelas de quien se siente interpelado de continuo
por las severas advertencias de u n maestro sobre los requisitos for-
males del óptimo investigador en las rebus schmitíianis: u n excelente
conocimiento de la lengua alemana, una exigente mayoría de edad
fijada en los cuarenta años y una experiencia inmediata de la polí-
tica. Hasta ahora sólo he podido satisfacer una de las condiciones,
por lo demás, nacido en 1968, sin mayor mérito por m i parte. No lo
apunto, desde luego, en descargo de mis errores o de m i eventual
falta definezza, sino más bien para explicar al lector lo difícil que me
ha resultado agavillar estos textos, corregirlos a conciencia y darlos
al impresor. Con ellos fijo m i posición ante el mito Cari Schmitt en la
perspectiva de su recepción en España.
Más que añadir a lo publicado en su día, ahora quito, pues los
ensayos que entrego a quien desee leerlos han sido sometidos a
una crítica relectura y a una poda sin contemplaciones. Si algo me
preocupa en este punto es haberme quedado corto. En muy pocos
casos aumento los textos con nuevas incorporaciones que considero
justificadas. Eso sucede con el capítulo 5, ampliado con 6 cartas de
la correspondencia entre Cari Schmitt y Francisco Javier Conde an-
teriormente no publicadas. O con el 4, en el que me parece oportuno
reproducir una carta muy reveladora dirigida al de Plettenberg por
Manuel García-Pelayo, entonces presidente del Tribunal Constitu-
cional español.
Consideración aparte merece la revisión de algunos de mis estu-
dios sobre la Schmitt-Rezeption en España. N o es posible el diálogo,
n i sosegado n i patético, con los amos del cotarro. Lo demuestra una
literatura enrocada en prejuicios fantásticos e inasequible muchas
veces a las reglas más elementales de una argumentación racional.
Ciegos que no quieren ver y no dejan hablar. Con todo, los extensos

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pasajes dedicados a la bibliografía malfamadora de Schmitt tienen
su razón de ser en u n libro al que, por contraste, tanto han contribui-
do. Por eso los he mantenido.

***

La sucesión de los capítulos no obedece a una ordenación cronoló-


gica, sino temática. Presentados así, gana el conjunto. En la medida
de lo posible evito las repeticiones innecesarias. Las citas bibliográ-
ficas se ofrecen siempre completas en cada capítulo, lo que facilita
una lectura distinta a la que yo propongo y permite al lector identi-
ficar sin gran esfuerzo todas las referencias.

***

U n libro de estas características, elaborado a lo largo de diez años,


me ha hecho contraer muchas deudas. Con instituciones como el
Instituto Empresa y Humanismo y el Archivo General (AGUN)
de la Universidad de Navarra; el Archivo Central de la Región
Nordrhein-Westfalen en Dusseldorf; la Carl-Schmitt-Gesellschaft; el
Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD); y el Archivo
General de la Administración (AGA). Pero sobre todo con amigos
y colegas: Günter Maschke, A l a i n de Benoist y Piet Tommissen (t
2011) en primer lugar, pero son muchos más y no me gustaría olvi-
darme de nadie: Dalmacio Negro, Jesús Burillo, "siempre leal aun-
que, a veces, severo", como tan bien le describía su maestro, Alvaro
d'Ors (t 2004), Montserrat Herrero, Gonzalo Fernández de la Mora
(t 2002), Carmelo Jiménez Segado, Dusánka Otero Schmitt, Jürgen
Becker, Alexandre Franco de Sá, José Díaz Nieva, Stefano Pietro-
paoli, Carlos Ruiz Miguel, Luis R. Oro Tapia, Gerd Giesler, Jorge E.
Dotti, Jorge Giraldo Ramírez, Cario Gambescia, Teodoro K. Klitsche
de La Grange, Dimitrios Kisoudis, Roberto Bueno, Antonio Carac-
ciolo, Horacio Cagni, Pedro C. González Cuevas, Gabriel Guillen
Kalle, Juan Carlos Corbetta, Néstor L. Montezanti, José Luis Mone-

Prcfacio 15
reo, Alessandro Campi, Vicente G. Massot, Juan Carlos Valderrama
Abenza y Francisco Sosa Wagner.

A 11 de julio de 2013, CXXV aniversario del nacimiento


en Plettenberg (Westfalia) de Cari Schmitt

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CONTRA EL "MITO CARL SCHMITT"

Declara en su prefacio el autor que este libro se Serrano durante la II República; como adversario
ha escrito sous l'oeil de Maschkiavelli, M. Stakha- del parlamentarismo demoliberal bajo el régi-
nov et l'écureuil de Flandre: Günter Maschke, men de Franco; y como crítico del positivismo y
Alain de Benoist y PietTommissen, tres profundos el formalismo jurídico desde finales de los años
conocedores del pensamiento de Cari Schmitt, el setenta. Se recoge en estas páginas correspon-
solitario del San Castiano renano. dencia de Cari Schmitt con Francisco Javier Con-
de, Jesús Fueyo, Manuel García-Pelayo y Pedro
Contra el "mito Cari Schmitt" es, una obra en la
Salinas, pero también diversos estudios sobre el
que Jerónimo Molina ha trabajado casi diez años,
sentido del espacio en la obra del jurista alemán,
con un pie en su biblioteca y el otro en diversos
sus diarios o la naturaleza política singular de su
archivos, públicos y privados, en España y Alema-
catolicismo.
nia. El resultado es un volumen en el que se pone
de manifiesto el extraordinario influjo de Schmitt El comentario detallado y desenmascarador de
sobre la inteligencia española: como filósofo de una parte de la literatura schmittiana secunda-
la cultura introducido por Eugenio d'Ors a finales ria hace también de este libro el primero de la
de los años veinte; como constitucionalista poli- Tertiárbibliographie española sobre el viejo de
tizado, estudiado y divulgado por Nicolás Pérez Plettenberg.

UNIVERSIDAD DE
MURCIA

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