1 Servimos A Jesus - Al Orar Por Otros

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Servimos a

Jesús
Sirviendo a nuestro prójimo

Contenido

Introducción al Servicio

1 Oramos por ellos Filipenses 1:3-11

2 Vivimos a favor de otros Filipenses 1:12-30

3 Nuestro ejemplo es Jesús Filipenses 2:1-11

4 Trabajamos para ser luz Filipenses 2:12-18

5 Compañeros de ministerio Filipenses 2:19-30

6 El trabajo solo es en Cristo Filipenses 3:1-21

7 Servicio y oración Filipenses 4:1-7

8 Compartimos de lo recibido Filipenses 4:8-9

9 Participes de la misión Filipenses 4:10-20

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Introducción al Servicio

S er cristiano y servir realmente son asuntos que van de la


mano. Por definición los cristianos son seguidores de
aquel que no vino a este mundo a ser servido sino a servir.

Sin embargo hay personas que cuando se habla de servicio, les


parece ajeno e incluso piensan que eso es para otros. Incluso
dentro de la cristiandad se han generado forma de
interpretación que con el pretexto de ser hijos del Rey, no
tienen por qué servir. Pero estas ideas están realmente lejos
de la enseñanza bíblica.

Sin duda una de las más grandes enseñanzas de Jesús es


justamente la de Él mismo ser siervo. Al leer sus palabras en
los evangelios, por aquí y allá van brotando diferentes pasajes
donde Él cita justamente el libro del profeta Isaías,
refiriéndose en particular a los cantos del siervo de Jehová. El
pasaje con el que se inicia su ministerio público en la pequeña
sinagoga de Galilea, es justo también el inicio de estos cantos
del Siervo de Jehová.

En la medida que avanzamos nuestra lectura por el Nuevo


Testamento, resulta sencillo observar que la Iglesia del libro
de los Hechos, sigue los pasos de su Maestro, predicando la

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palabra, llevando la sanidad del Espíritu a los enfermos, al
tiempo que atienden a las viudas. Distintos episodios de la
Biblia nos muestran a la iglesia atendiendo las necesidades de
los pobres, a través de ofrendas, pero también en muchas
ocasiones sirviendo personalmente o como escribiera el
Apóstol Pablo dándose a sí mismos en ofrenda.

Pero el servicio cristiano, no es mero altruismo, no se trata


simplemente de brindar ayuda, sino que se caracteriza por la
misericordia, donde todos se reconocen como parte de una
familia y la empatía que se genera entre unos y otros les hace
sentirse de un mismo corazón.

Servir al otro, experimentar su necesidad como propia y


poner los recursos propios a su favor, es lo que los cristianos
descubren de su Maestro. El mismo se dio para que
pudiéramos recibir salvación. Vio nuestra necesidad como
suya y ofrendo su vida para que con ella fuésemos
enriquecidos. Sus seguidores hoy hacen lo mismo por las
casas, hospitales o por donde Dios les permite transitar. Los
discípulos de Jesús llevan palabra de vida a muchos
necesitados, a gente que necesita una palabra de esperanza.

La motivación del servicio cristiano, bota no del simple deseo


de ayudar a otros, sino de un deseo más grande que es el de
servir a Dios, pues entiende que el servicio a los otros en
realidad es un servicio a su Señor.

Han descubierto que el servicio es un privilegio, pues es más


bienaventurado dar que recibir.

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Oramos por Ellos

U na de las primeras cosas que un cristiano aprende es a


orar. Ya que esta es una de las necesidades básicas de
todo creyente en su relación con su Dios. Aprender a orar esta
también entre las preocupaciones de los primeros discípulos,
cuando se acercan a Jesús para pedirle que les enseñe a orar.
Mateo 6:5-15. Conviene por ello hacer un repaso aunque sea
breve de la enseñanza de Jesús sobre la oración ante de ver la
oración como un espacio de servicio.

Jesús y la Oración
(v. 5) Se inicia con exhorto sobre la motivación para orar. En
ningún momento las prácticas espirituales han de ser
motivo de orgullo. La motivación incluso no está en las
peticiones que hemos de presentar, sino en estar
presentes delante de Dios.
(v6.) La oración es en privado con el Padre, pero sus efectos
en algunos momentos se hacen públicos.
(v. 7) La oración no consiste en decir las frases correctas, ni
en la cantidad de ocasiones que se multiplique, la
oración eficaz es aquella que está acorde a su voluntad
(v.10).
(v. 8) Oramos sabiendo que nuestro Padre ya conoce nuestras
necesidades.

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(v. 9) Oramos reconociendo la santidad y grandeza de nuestro
Dios. Nuestra vida misma ha sido dispuesta para que el
nombre de Dios sea santificado.
(v.10) La primera petición es que su reino se establezca y que
su voluntad perfecta se cumpla en el cielo y en la tierra
(v.11) La segunda petición es por las necesidades básicas.
(v.12) En la tercera petición, se solicita el perdón de Dios al
tiempo que se está dispuesto a perdonar a nuestros
ofensores.
(v.13) La cuarta petición es para que seamos capaces de salir
victoriosos sobre la tentación.
(v.13) Concluye la oración con expresiones de alabanza y
reconocimiento del poder de Dios
(v.14, 15) La enseñanza termina recordándonos que en la
espiritualidad, se espera que nosotros actuemos como
Dios ha actuado con nosotros.

Revisando el esquema que nos proporciona la enseñanza de


Jesús sobre la oración, podremos revisar como esta nuestra
propia práctica de la oración al nivel de las motivaciones e
incluso los contenidos específicos que ha de haber en las
mismas. Por ejemplo se utiliza más tiempo en adoración y
pedir que la voluntad de Dios se cumpla que en los motivos
tradicionales, como el pan diario. Sin embargo esto se hace
por dos razones. La primera la confianza de que Dios conoce
nuestras necesidades y que nosotros estamos dispuesto a
hacer su voluntad.

Este breve resumen de la enseñanza de Jesús sobre la oración,


habrá de sernos útil más adelante cuando consideremos la
oración como un servicio a nuestro prójimo.

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Siervos por amor
Filipenses 1:1-2 Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los
santos en Cristo Jesús que están en Filipos. Gracia y paz a
vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Observemos que la forma en cómo se presentan Pablo y


Timoteo. El título que utilizan para si es el de siervos de
Jesucristo. Hay que recordar en las distintas ocasiones en las
que Jesús define su ministerio, El también utilizo para sí los
pasajes del libro de Isaías que hablan del siervo de Jehová.
Por ello en ningún modo debe ser extraño para la iglesia, que
los discípulos de Jesús definan su propio ministerio en
función de ser siervos de Dios. El siguiente pasaje puede ser la
aplicación a la iglesia de las palabras de Jesús cuando dijo: el
Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir… Marcos
10:45

2Corintios 4:5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a


Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por
amor de Jesús.

Al Igual que Jesús.


1. No hablan de sí mismos. Juan 14:10 Las palabras que yo
os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre
que mora en mí, él hace las obras.
2. Como siervos hacen las obras que les han sido
encomendadas Juan 9:4 Me es necesario hacer las obras del
que me envió

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3. La motivación del servicio es el amor. Juan 15:13 Nadie
tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus
amigos.

Los discípulos de Jesús al igual que su maestro asumen el


papel de siervos de Dios. Saben que servir a su prójimo es
servir a Jesús.

Mateo 25:35-40 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed,


y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36 estuve
desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y
vinisteis a mí. 37 Entonces los justos le responderán diciendo:
Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento,
y te dimos de beber? 38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te
recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 39 ¿O cuándo te vimos
enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 40 Y respondiendo el Rey, les
dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis
hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

Las palabras de Pablo y Timoteo siervos de Jesús al saludar a


los que Dios ha santificado en su iglesia son: Pidiendo que la
gracia de Dios venga sobre ellos y que la paz perfecta del
Señor, sea la que llene sus vidas.
Incluso en esto son como su Maestro. El que trajo la gracia de
Dios a su iglesia y quien les dio el legado de la paz a los suyos.

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La Oración como servicio
Filipenses 1:3-7 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de
vosotros, siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por
todos vosotros, por vuestra comunión en el evangelio, desde el
primer día hasta ahora; estando persuadido de esto, que el que
comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día
de Jesucristo; como me es justo sentir esto de todos vosotros, por
cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y
confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes
conmigo de la gracia.

La oración siempre ha tenido un papel importante para la


Iglesia. En los evangelios leemos que Jesús oraba e invitaba
constantemente a sus discípulos a orar. Y de la iglesia
primitiva aprendemos que perseveraban en las oraciones.
Ahora hemos de considerar que la oración es también parte
del servicio que hacemos a los otros.

En este fragmento de la epístola a los Filipenses, podemos


observar lo que ha de ser una constante en el ministerio de los
discípulos de Jesús. Me refiero por supuesto a la oración vista
como un servicio y que se puede caracterizar por los
siguientes puntos.

Frecuencia: Lo primero que salta a la vista es que les mantiene


siempre en oración. Su oración no es ocasional sino
denota una práctica continua, el llevar en oración
delante de Dios a aquellos a los cuales ha discipulado.

Actitud: Resalta aquí la actitud con la que estos siervos oran.


En nuestro contexto la oración se ha convertido en una

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práctica melancólica y lánguida. Caracterizada más por
el silencio y una actitud quieta. Pero aquí dice que el
ruego es con gozo. Que forma más contrastante con
nuestras oraciones. La oración por los discípulos ha de
ser con una gran expectación ante la espera de lo que
Dios está haciendo en nuestros condiscípulos. Podemos
sentirnos felices por anticipado al considerar el
crecimiento en la fe que otros tienen en su propia
relación con Dios.

Contenidos: Por la comunión en el evangelio. Siempre hay que


centrarse en lo importante de las personas a las que les
compartimos el evangelio. No es que salud, economía e
incluso los problemas familiares carezcan de
importancia. Pero lo más importante es su propia
relación con Dios y su crecimiento en la fe. Cualquiera
que sea el problema que los discípulos enfrenten lo
podrán llevar mejor, si han crecido en la fe y en la
comunión con Dios. Pueden recibir la oferta de empleo
que tanto esperan, o recuperarse del mal que les aqueja,
pero si su fe no está fortalecida en el Señor, incluso el
haber recibido esas bendiciones pronto puede pasar a
segundo plano. Y Quizá pronto estemos llevándolos a
en oración por otros problemas que enfrentan. Lo
importante es que los creyentes se fortalezcan en la fe y
sean discípulos de Jesús. Que dependan de Él y le sirvan
a Él. Mientras dependan de nosotros, si bien son
creyentes no son aún discípulos de Jesús.

Confianza: Un discipulador, que no es otra cosa más que un


discípulo maduro y que está dando frutos para el Señor,
reconoce que no sus oraciones, las clases que ha dado o

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los tiempos de entrenamiento lo que habrá de hacer
crecer a los nuevos discípulos. Él sabe que el
crecimiento solo lo puede dar el Señor. Así es que confía
en que El Señor de la Mies es quien habrá de
perfeccionar a cada uno de los nuevos discípulos, para
que estos en su momento también puedan dar fruto.
Confiar en el Señor puede en algunos momentos de la
vida ser una de las cosas más difíciles al contrastarlo con
nuestra debilidad en la fe y los graves problemas que
podemos atravesar, pero el mismo tiempo confiar en el
Señor es lo más seguro. Él nunca va a abandonar a los
que tomo como hijos suyos. Además el mismo Señor
será quien provea los elementos necesarios para que
todos los elegidos puedan llegar a buen puerto. En las
palabras de Jesús encontramos también esta seguridad.
Juan 18:9 para que se cumpliese aquello que había dicho: De los
que me diste, no perdí ninguno.

Somos parte de un mismo proyecto: Lo que Dios ha hecho en


los que nos han precedido en la fe, ha de ser el aliciente
para que nosotros continuemos. La obra de Dios es la
misma, nosotros somos el eslabón en esta parte de la
historia que une los propósitos originarios de Dios, para
bendecir a su pueblo, con el fin último de que su
voluntad se cumpla como en el cielo así también en la
tierra. En este proyecto histórico, cada uno de nosotros
también nos vemos como participantes de la gracia, del
mismo modo que lo fue Pablo o cualquiera de los
grandes siervos de Dios. Podemos confiar entonces de
que como estuvo con ellos también estará con nosotros
para que llevamos su obra a cumplimiento. De la tal
forma que seamos instrumento de bendición para otros

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El amor como impulsor del servicio.
Filipenses 1:8 Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos
vosotros con el entrañable amor de Jesucristo.

Cuando hablamos de servicio, Dios está más interesado por


las motivaciones que nos mueven a hacerlo que por lo que
hacemos. Claro esto no debe mal interpretarse al considerar
que cualquier cosa que hagamos está bien, por el contrario. Si
la motivación es correcta, vamos a hacer todo lo que este en
nuestro alcance para hacerlo bien pues es para la gloria de
Dios. Y cuando hablamos de servicio, el dar la gloria a Dios
pasa a través de nuestro prójimo y hermano. Una iglesia que
conozco, tiene un lema que me parece relevante sobre cómo
hacer las cosas, ellos dicen: Todo con excelencia y todo para
la gloria de Dios.

En este pasaje como en el trasfondo de todo el mensaje bíblico


la motivación más importante del servicio es el amor. En las
palabras de Jesús encontramos esta idea. Juan 14:15 Si me
amáis, guardad mis mandamientos.

Como puede observarse amar a Dios se traduce de forma


inmediata en cumplir con su Palabra. Amor aquí es más que
sentimientos, se trata de llevar a la practica el consejo de Dios,
por ello amar se convierte en la motivación para cualquier
área de servicio que estuviéramos considerando.

El gran mandamiento: Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón,


y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6:5. No es
más que el preludio de la gran comisión. Pues quien ama a
Dios sin reservas esta también listo para cualquier servicio.

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El servicio a los demás entonces es producto del amor.
Servimos por amor, Eso es lo que Jesús hace entender a Pedro
al encomendarle el trabajo de cuidar de los nuevos creyentes.

Juan 21:15-17 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro:


Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí,
Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. 16
Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?
Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo:
Pastorea mis ovejas. 17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás,
¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me
amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo.
Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

Cada vez que Jesús pregunta si le ama, la encomienda es la


misma. Apacienta mis ovejas. Amar entonces es cuidar del
rebaño de Jesús.

Oramos para que sean fructíferos


Filipenses 1:9-11 Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún
más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis
lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de
Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo,
para gloria y alabanza de Dios.

Al estar considerando la oración como un servicio al Reino, es


más que orar por las necesidades de nuestros discípulos. La
iglesia no solo ha de orar por las necesidades de la gente que
está en derredor nuestro. La oración es una forma de cuidar
de las ovejas del Señor. Esta forma de orar está enfocada en

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que cada creyente llegue a cumplir con el propósito por el cual
Dios les llamó. Se trata de otra área del discipulado. Los
motivos de oración son específicos:

1. Que el amor, crezca. Por supuesto estamos hablando


del amor a Dios, que ha de crecer más cada día. Pero
no puede ser un amor ignorante, sino que ha de ser con
el conocimiento de las Escrituras.
2. La oración se enfoca en que cada creyente sea cada vez
mejor. Ser perfectos, como nuestro padre es perfecto.
Se trata de que el Espíritu de Dios nos perfeccione,
hasta que seamos irreprensibles
3. El crecimiento por el que oramos en nuestros
discípulos es para que ellos den fruto. La razón por la
que hemos sido unidos a la Vid verdadera es
justamente para dar frutos. El fruto es la manera en
como evidenciamos que estamos en Cristo.

La oración es una forma de servicio que los apóstoles


utilizaron en su trabajo de discipulado. Buscaban que sus
discípulos cumplieran el propósito por el que Jesús los había
llamado.

Cuando oramos como un servicio en el Reino de Dios,


nuestras oraciones están enfocadas en el crecimiento de la
comunión y conocimiento de Dios de nuestros discípulos.
Oramos para que cada uno de ellos de fruto para la gloria de
Dios.

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