En Terapia Gestalt Siempre Decimos
En Terapia Gestalt Siempre Decimos
En Terapia Gestalt Siempre Decimos
La terapia Gestalt nace con la intención de estar con lo que nos pasa, sea lo
que sea. Es simple: si te sentís molesto, lo estás. A partir de aquí, y sólo a partir
de aquí, podemos buscar una gestión ecológica de lo que nos pasa, afín a
nuestras necesidades y anhelos.
No te culpes por lo que vives o sientes, aprende a gestionarlo. Partamos
de nuestra experiencia, de lo que sí experimentamos, no de lo que deberíamos
sentir. En el lado opuesto estar contra lo que vivimos, por ejemplo, cuando
estamos enfadados (o también puede aplicarse a otras emociones, estados de
ánimo, sensaciones o impulsos) puede desgastarnos. Es una ofensa hacia nosotros
mismos, al no sentir como digno o legitimo lo que vivenciamos. En esta lucha contra
lo que vivenciamos, no podemos ganar, solo hay perdedores. No se trata de
permitirte el enfado o la ira sin más, se trata de saber usarlo a tu favor.
El sostener lo que nos pasa nos permite percibir el estímulo que detona
nuestro sentir. Qué de lo que sucede, o deja de suceder, nos conmueve. Por
ejemplo: “que no me salude me crispa”, “pensar en la vejez me entristece”,
“creo que mi vida es rutinaria”… Sostener me permite relacionarme con mi
experiencia, familiarizarme con ella, no ser arrastrado por mis vivencias,
poder tocar el agua.
Decidir o responder. La Gestalt nos enseña a dar espacio, sin exagerar ni
minimizar, junto a reconocer lo que me mueve y conmueve. Todo ello nos
aporta un estar y una información desde la cual es más fácil responder con
una/s acción/es que siento que me puede hacer bien. ¿Qué hago con el
agua? Por ejemplo: “necesito descansar más y apagar el móvil dos horas
cada día”, “conectarme a la tristeza escuchando música me aligera”, “darme
un espacio diario de media hora para estar conmigo mismo me centra”, “me
marcho a casa”…
¿Te callas lo que te duele?, ¿niegas lo que te hace sentir mal?, ¿si algo te frustra
atacas al otro?, ¿Qué te sucede si algo no te gusta?
Goleman sostiene que son las capacidades relacionales las que nos permitirán
acceder o no al éxito laboral. Siendo así necesario desarrollar nuestra capacidad
para articular los afectos agradables o desagradables en las interacciones humanas.
Investigar y desinfectar las heridas emocionales del pasado, para vivir mejor
Poder reconocer nuestro dolor nos permite reconocer nuestras antiguas
heridas para poder desinfectarlas. El mejor desinfectante del que disponemos son
nuestras emociones.
Las cuatro emociones básicas son alegría, tristeza, rabia y miedo. Son
universales, las encontramos en todas las culturas y edades, forman parte de
nuestro diseño biológico. Nos permiten relacionarnos con nosotros mismos, con los
demás, con lo que nos sucede y con lo que nos sucedió, para poder digerirlo.
Estas nos permiten conectar con el dolor, metabolizarlo y disolverlo.
Las emociones nos permiten transitar nuestro sufrimiento, entrar y salir de él.
Dar espacio a la herida es dar espacio a las emociones que nos despiertan.
Si no usamos lo emocional para destilar nuestras heridas, éstas quedan
bloqueadas, infectadas y contaminan nuestro vivir.
El espacio de terapia permite dar espacio emocional a nuestros sufrimientos y
ver si éstos están vinculados a antiguas heridas.
EJEMPLO:
Anatomía de Grey
Ernesto Sábato
Una forma de ganar energía psíquica y dejar de perderla, es poner nuestra atención
en el presente, el aquí y ahora, donde sí podemos hacer algo al respecto, y soltar el
pasado donde ya queda poco que hacer.
Fritz Perls, fundador de la terapia Gestalt, siempre enfatizó la importancia del
aquí y ahora: