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Una extraña roca.

Una extraña roca es una serie de Netflix, producida por National Geographic, es la
historia de la tierra como nunca se había contado. Toda la historia es narrada por
Will Smith, quien además, nos guía por todo un viaje en el que descubriremos el
verdadero funcionamiento de nuestro pequeño planeta azul. También incluye
testimonios de astronautas que veían lo hermosa que es la tierra desde el espacio.
A continuación, un pequeño resumen de algunos capítulos:

Capítulo 1, La atmósfera:
Han sido pocos los privilegiados que han podido ver la Tierra desde del
espacio. Son pocas las personas que han tenido esa increíble oportunidad de
apreciar el lugar en el que vivimos desde el espacio. Estas personas han llevado
rigurosos entrenamientos durante mucho tiempo para lograr sueño. Uno de ellos
reparó uno de los telescopios más famosos, con el que se ha logrado tomar
diversas fotografías de diferentes galaxias y de muchas estrellas esparcidas por
todo el universo.
En este capítulo, Will Smith nos cuenta sobre nuestra atmósfera, que vista
desde el espacio, es una delgada capa de color azul que luce hermosa, y que
resulta increíble que esa delgada capa cumpla con el objetivo de cubrirnos de la
radiación que produce nuestra estrella, el sol. Para los astronautas que han visto
la Tierra del espacio les resulta fascinante ver como la Tierra es organismo vivo,
que cuenta con sus propios mecanismos de defensa. Una de las cosas que se
mencionó es que la Tierra tiene la manera de deshacerse del calor, como si se
tratase de un aire acondicionado enorme. Un enemigo muy frecuente de la Tierra
es el dióxido de carbono producido por el uso excesivo del automóvil, la quema de
combustibles fósiles o las erupciones volcánicas. El dióxido de carbono produce
calor, y entre más dióxido de carbono haya en la atmósfera, más caliente estará el
planeta. Afortunadamente, la Tierra tiene su propio mecanismo de defensa, la
lluvia. Cuando el vapor de agua se condensa, formando nubes, y cuando estas se
precipitan, no solamente caen gotas de agua. También caen partículas de carbono

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en cada gota de agua, llevándolo así a la superficie terrestre, donde es absorbido
por la tierra, las plantas, etc., a esto se le conoce como ciclo del carbono.
Algo que llamó mucho mi atención fueron las tormentas de arena que se formaban
en el continente Africano y llegaban a América del Sur. Resulta que esto no es
coincidencia. En América del sur se encuentra la Selva Amazónica, una de las
más grandes a nivel mundial, la cual recibe todos los cristales de arena que
alguna vez fueron organismos marinos vivos. Estos cristales son un excelente
fertilizante para todas las especies vegetales que allí viven.

Capítulo 2, El inicio:
Alguna vez nos hemos preguntado, ¿cómo se formó el universo?, ¿cómo se
formó nuestro planeta? Pues el capítulo 2, El inicio, nos contará cómo. Todos
hemos escuchado acerca de la famosa Teoría del Big Bang, que nos menciona
que un pequeño átomo, tan pequeño que era más delgado que un cabello
humano, colapsó y explotó de una manera tan colosal que logró esparcirse por
miles de millones de años luz, están grande que ni siquiera somos capaces que
calcular la medida de nuestro Universo. Con la explosión se formaron muchísimas
estrellas, que con el tiempo colapsaron y explotaron, formando los elementos
esenciales que hoy conocemos en la tabla periódica de los elementos.
Tuvieron que pasar miles de millones de años para que los metales
pudieran formarse. Lo primero que se formó en nuestro sistema solar fue el sol, y
después cada uno de los planetas. La tierra, tuvo que pasar por una enorme
devastación. Toneladas y toneladas de escombro de explosiones de supernovas
se impactaban contra la tierra primitiva, aumentando cada vez más su tamaño. En
sus inicios, el planeta era un lugar inhabitable, no había condición alguna para el
desarrollo de la vida como hoy la conocemos. El planeta ni siquiera tenía agua.
Fue entonces cuando un golpe de suerte, o simplemente una enorme
coincidencia, restos de otros planetas y meteoritos se impactaron contra la tierra,
los cuales, en su interior, contenían pequeñas gotas de agua ya formadas en el
espacio. Hace falta mucha cabeza para imaginarse la cantidad de impactos que
tuvo que pasar la Tierra para abastecer los océanos que hoy conocemos o toda el

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agua que consumimos. La vida, también vino del espacio y llegó a la tierra por
medio de impactos de meteoritos. Los primeros sólo contenían algunos
aminoácidos, y poco a poco se fueron desarrollando, hasta que llenaron los
océanos, produjeron oxígeno y con ello se formó nuestro escudo, sobre el cual,
hablaremos en el siguiente capítulo.

Capítulo 3, El escudo:
El sol. De niños dibujábamos una casa, con el patio, nuestra familia, tal vez
un perrito o un automóvil, pero nunca faltaba el sol dibujado en la esquina, con
pequeñas rayas verticales que se interpretaban como la intensidad de su luz y
siempre, siempre, lo poníamos con una cara sonriente, como si nos dijera que hoy
será un gran día. En el dibujo, el cielo que coloreaba de azul, porque así era cómo
lo veíamos. Algunos también dibujábamos nubes o tal vez pequeñas gaviotas
volando en dirección al sol. La analogía del dibujo, es porque podremos creer que
el sol es nuestro amigo. Es cierto, sin el sol, la vida en el planeta tal vez ni siquiera
existiría, pero lo que muchos no sabemos es que el sol es nuestro enemigo, el sol
es un destructor de planetas, sólo hace falta mirar en internet la temperatura del
planeta Marte y tal vez, sólo así, nos daremos cuenta de la devastación que el
solo pude causar. Afortunadamente no estamos desprotegidos. La tierra cuenta
con su mecanismo de defensa ante toda la radiación que nuestro sol produce. En
total cuenta con tres, el campo magnético generado por el núcleo del planeta, la
atmósfera compuesta por diferentes gases, y el tercero fue desarrollado por la
humanidad, se trata de todos los sistemas climáticos interconectados en todo el
planeta, que sin ninguno de estos sistemas, la vida como la conocemos sería muy
diferente.
El núcleo de la tierra, compuesto de hierro y níquel, gira en el interior de la
tierra, formando así su propio campo magnético. Este campo magnético se
extiende aproximadamente 643738 km hacia el espacio, rodeando todo el planeta,
que ayuda a desviar la radiación mortal que destruyó a Marte. En su mayoría, el
campo magnético de la tierra es invisible, pero puede verse en acción cuando

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apreciamos las auroras, que vistas desde el espacio, se notan de una forma
completamente diferente, se ve todavía más hermosa.
La luz, que generalmente la consideramos nuestra amiga, es en realidad
nuestra enemiga, sobre todo la luz ultravioleta. Es tan dañina que el planeta
necesita de otro mecanismo de defensa, la capa de ozono o atmósfera. Solamente
el 2% de la radiación ultravioleta verdaderamente dañina entra a la superficie, si
toda llegara a la tierra la piel se quemaría en cuestión de segundos. La radiación
ultravioleta destruye el ADN y convierte las células sanas en cancerosas. Si toda
esa radiación ultravioleta cruzara a la superficie terrestre, el planeta no sería
capaz de albergar vida. Afortunadamente la tierra cuenta con su segundo escudo,
la capa de ozono, que cuando el sol lanza toda esa luz ultravioleta, la capa de
ozono la desvía evitando que nos calcinemos.
“Fue un pequeño paso para la vida animal, pero un salto gigante para la
vida en la tierra”, mencionan en el documental, cuando la primera especie logró
salir del agua para adentrarse en la superficie de la tierra. Para que esto
sucediera, primero tenía que haber una capa de ozono, que fue formada poco a
poco gracias a microorganismos que supieron aprovechar la energía del sol para
convertirla en oxígeno. Esta transformación casi mágica se llama fotosíntesis, y sin
ella, la capa de ozono no hubiera sido posible. Gracias a la primera formación de
la capa de ozono, diferentes especies fueron apareciendo, tanto animales, como
vegetales, esto significaba más energía que aprovechar y más oxígeno que se iba
hacia la atmósfera acumulando más y más ozono.
Sin embargo, el sol tiene otra arma, el calor. Los volcanes estuvieron
arrojando toneladas y toneladas de CO2 a la atmósfera. El CO2 es un compuesto
peligroso, pues permite albergar calor. Sólo hace falta mirar a Venus, que
sorprendentemente es el planeta más caliente en nuestro sistema solar a pesar de
no ser el más cercano al sol. ¿Por qué la tierra no está similar si todos los días
arrojamos enormes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera?, la
respuesta es simple, la tierra cuenta con un mecanismo de defensa, un sistema de
aire acondicionado automático generado por la lluvia.

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Capítulo 4, La vida:
Una pizca de polvo mágico. Un poco de polvo de estrellas. Una fuente de
energía y un gigantesco caldero fueron necesarios para el surgimiento de la vida
en la tierra. Carbono, Nitrógeno, el oxígeno, elementos esenciales para la vida.
Todos estos elementos se formaron en polvo de estrellas que explotaron
hace miles de millones de años, estos polvos se aglomeraron en rocas y estas
rocas impactaron la tierra diseñándola tal y como la conocemos hoy. Literalmente,
nosotros, somos polvo de estrellas.
Se requiere agua para la vida tal y como lo conocemos, aquí, en la tierra. La
cueva de Lechuguilla en Nuevo México es tal vez el lugar de más difícil acceso del
planeta, pero adentrarse en ella, es lo más asombroso. Dentro de esta cueva, que
por cierto está alejada de la superficie, hay un montón de vida en constante
crecimiento. Aquí no llega la luz del sol, pero hay algo que también es esencial
para la vida, el agua.
Nuestro planeta es definitivamente el planeta azul, cantidades enormes,
enormes de agua, océanos y océanos que cuando se alcanza a ver un continente
como África a los pocos segundos desapareció y se vuelve a ver agua.
Esa misma agua que bebemos, es capaz de disolver rocas con el tiempo. El
agua se vuelve tan especial cuando descubres que puede disolver casi cualquier
cosa y es tan increíble saber que el agua puede mezclarse con diferentes polvos
de estrellas y formar diferentes cosas. El agua en el planeta es casi como un
laboratorio gigante. Pero no sólo es polvo de estrellas y agua para la vida, se
necesitan de otros ingredientes que además debe saber mezclarse. Hace falta un
ingrediente esencial, la energía. En lo profundo de los océanos ocurrió algo
milagroso. Grietas en el fondo del océano se abrieron paso, agua caliente y gases
brotaron a través de ellas, fumarolas hidrotermales, químicos, energía, agua, todo
en un lugar, donde los científicos creen que se formó la primera vida. Sin
embargo, si ese polvo de estrellas no hubiera tenido un elemento en específico,
toda esa mezcla hubiera sido simplemente lodo caliente. Ese elemento natural
actúa como una especie de columna vertebral que la mantiene unida. Ese
elemento es el carbono. Es el pilar fundamental pues se puede conectar con otros

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elementos de forma casi infinita. El carbono es la estructura fundamental para una
molécula que todos los seres vivos tenemos, el ADN, que contiene el manual de
instrucciones de la vida y cada faceta que hace que nosotros seamos nosotros. Y
no sólo para la raza humana, el ADN, de hecho está en los corazones de todas las
células vivas que existen y que alguna vez existieron. Pero aún falta algo
importante, el lugar en el que se formará toda esta vida.
Todas las células vivas están protegidas por algo, que sin ese algo se
hubieran diluido en el océano, ese algo son las membranas. Con las membranas
hubo una manera, finalmente, de mantener vivos a esos pilares.

Capítulo 5, Los aliens:


La comida es energía, todo ser viviente la necesita y es una gran razón
para la cual las criaturas viven, actúan y se ven como lo hacen.
La complejidad de la vida aquí es asombrosa. Sólo imaginen cuan peculiar
podría parecerles un camello si nunca hubieran visto uno. Podrían pensar que es
una criatura de otro planeta, pero su diseño extraño tiene perfecto sentido para la
forma en que obtiene y usa la energía. Como sus dientes anchos y planos, para
masticar plantas fibrosas. O su joroba, un montículo de grasa, que le permite
sobrevivir sin comer durante meses en un ambiente hostil. Para sostener una
criatura compleja como el camello, se requieren grandes cantidades de energía.
Incluso algo como una mosca, es sorprendentemente complicado y requiere un
flujo constante de energía. Pero aunque seas un microbio pequeño, más pequeño
que la cabeza de un alfiler, aún tienes demandas enérgicas. De hecho, la mayoría
de la vida en la tierra son organismos unicelulares, pequeños bacterias que han
evolucionado para alimentarse casi de cualquier cosa.
Las bacterias pueden sobrevivir en las cimas de las montañas. Pueden
sobrevivir en el suelo. Están a miles de metros sobre las montañas. Están en
todas partes. No importa de qué está hecho un planeta, ni qué tan tóxica sea su
atmósfera. Incluso si sólo hay un poco de energía para extraer, los microbios
simples, encontrarán la manera de obtenerla.

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Afuera en el universo, tienen que haber ese tipo de cosas. Deben existir
estos organismos unicelulares que viven en entornos que la vida tal como la
conocemos, aquí en la tierra probablemente jamás podrían tolerar. Dado un
número ilimitado de planetas, en una cantidad de tiempo ilimitado, es un poco
delirante creer que este es el único lugar donde la vida podría haber evolucionado.
Hasta cierto punto en la historia de la tierra, la energía provenía del calor de
los respiradores volcánicos, de los rayos. Esta energía se encontraba fácilmente
alrededor, pero a menudo que la tierra comenzó a enfriarse y a cambiar, el clima
también cambió. Se necesitaba una nueva fuente de energía. A algunas bacterias
se les ocurrió un nuevo mecanismo, usar la energía que viene del sol, que está
disponible fácilmente. Fue un momento realmente crucial en la historia de la vida
de la tierra.
Las plantas convirtieron la energía solar y la almacenarán efectivamente
durante miles de millones de años. Este truco de magia biológica significa que,
incluso si sólo hay un rayo tenue de luz solar, las plantas pueden crecer. Lo que
las plantas hacen es comer la luz del sol, emitida a 150 millones de kilómetros de
distancia, y la usan para convertir el dióxido de carbono en almidón, gránulos de
energía almacenada, que las plantas usan para impulsar su crecimiento.
Cada hoja y cada planta son como una pequeña batería. La fotosíntesis de
cada planta en el mundo genera alrededor de cien Tera vatios de energía cada
año. Para poner eso en perspectiva, es suficiente para igualar la demanda de
energía del mundo moderno casi seis veces más.
Desde el exterior los árboles y las plantas lucen hermosos, pero es su
interior el que revela toda su estructura. Estos patrones fascinantes son el libro de
cuentos de su vida. Gracias a la lignina las plantas le dieron a nuestra roca una
piel impulsada por el sol que cosecha energía del cosmos y esa cosecha sostiene
casi toda la vida aquí en la tierra. Las plantas guardan energía y, no faltó mucho
para que algo evolucionara y le sacara provecho. Cuando un animal come una
planta, obtiene la energía que la planta capturó de la luz solar. Los animales no
podrían existir sin plantas. Si existen planetas que alberguen vida parecidas a
nosotros y a los animales, lo más seguro es que también tendrían plantas. Pero

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las plantas en ese otro planeta podrían no ser verdes. Aquí las plantas sin verdes
porque nuestro sol es verde. La mayor parte de la luz emitida por el sol se
encuentra en la longitud de onda azul-verde. No se ve verde para nosotros porque
también tiene luz emitida en otras áreas, en rojo y azul. Y entonces, cuando
mezclamos todo eso, se ve blanco. La mayoría de las plantas aquí en la tierra
evolucionaron para usar principalmente la luz roja y azul, para la fotosíntesis,
reflejan la luz verde, por lo cual, se ven verdes.
En un planeta extraterrestre, si hay vida compleja, habrá algo como las
plantas y los animales que se las coman. Pero probablemente no se queden ahí,
porque aquí en la Tierra, ese no es el último eslabón de la cadena alimenticia.
¿Cómo comenzamos a imaginar cómo podrían ser los extraterrestres?
Bueno, si los animales hubieran evolucionado en otro planeta, es posible que no
tengan brazos, pero no dejarían de mirar sobre sus hombros porque es probable
que haya depredadores afuera.
Hay dos formas de obtener la energía que se necesita. Podrías ser como un
pez y pasar todo el día mordisqueando tus vegetales marinos. O podrías ser como
una aguamala y arrebatar en un instante toda la energía que el pez obtuvo
después de días de mordisquear.
Con esto podremos concluir que nuestro planeta es un enorme organismo
viviente, que se protege y se regenera así mismo. Que realmente se trata de Una
Extraña Roca.

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