Aporte de Violeta Parra
Aporte de Violeta Parra
Aporte de Violeta Parra
1. INTRODUCCIÓN
Indudablemente la tarea de estudiar cualquier aspecto de la obra de Violeta Parra
conlleva, como era de esperar, desafíos y problemas particulares. En efecto, a las
dificultades inherentes al análisis del género canción —con toda una multiplici-
dad de planos en juego— y al complejo propósito de indagar en un trabajo de
ineludibles y vigentes proyecciones, se debe agregar el extra que significa centrar-
se en torno a una figura cuya presencia y discurso han debido pasar, quiérase o
no, por el cedazo del mito.
Como tal, entonces, cualquier acercamiento a la obra de esta compositora
debe tomar en cuenta la particular dualidad que se establece entre su trabajo en
sí—por cierto que incluidas las respectivas interrelaciones contextuales— y la pode-
rosa carga simbólica que éste ostenta. Evidentemente bifurcaciones de este tipo
constituyen, con toda seguridad, una característica propia de cualquier personali-
dad creativa; no se pretende, por lo tanto, hacer creer que la obra de Violeta es
única en tal sentido. Sencillamente deseamos apuntar aquí que, en su caso, las
características de dicho excedente —y sobre todo la proyección del mismo— ad-
quiere rasgos singulares, tanto en instancias colectivas como en un plano más
bien individual.
1E1 presente estudio originalmente fue presentado, en su primera versión, como trabajo final del
curso de Estética impartido por el profesor Gabriel Castillo en el Magíster en Artes con mención en
Musicología de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Es preciso agregar, además, que éste se
inscribe dentro del marco de una investigación de mayor envergadura relacionada con la obra integral
de Violeta Parra —en cuanto canciones—, emprendidajunto con el profesor Luis Advis. En tal sentido,
debemos indicar también que buena parte de las interpretaciones y conclusiones incluidas en este
artículo —fundamentalmente las referidas a las clasificaciones armónicas de la música típica y de las
canciones de Violeta— pudieron llevarse a cabo gracias a un trabajo previo en conjunto, que consistió
en la revisión, reducción armónica y ordenamiento general de las canciones en cuestión.
Los dibujos musicales fueron realizados por Ingrid Santelices.
Revista Musical Chilena, Año LV,Julio-Diciernbre, 2001, N° 196, pp. 33-58
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Revista Musical Chilena / Jorge Aravena Décart
2E1 término "Formas intermediarias" es empleado por el profesor Gabriel Castillo (1997) en el
cap. V de la III parte de su tesis de doctorado.
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Opciones armónicas, estilo musical y construcción identitaria:... / Revista Musical Chilena
Por último, es preciso aclarar que el presente trabajo pretende entregar sola-
mente una primera y contenida aproximación al estudio musicológico de la obra
de Violeta Parra. Como tal, entonces, muchos de los temas o alcances sugeridos
no pasarán de ser breves comentarios o hipótesis quizás no plenamente justifica-
das, pero al menos puestas sobre el tapete y abiertas, en consecuencia, a la discu-
sión. Además, se ha decidido privilegiar aquí el análisis de algunos aspectos del
quehacer composicional de Violeta Parra tan fundamentales y estructurales como
poco estudiados —tal es el caso de la armonía— por sobre otros —como tal vez sea el
caso de la interpretación— que, no obstante su gran peso como elementos de dife-
renciación y renovación estilística, adquieren su total dimensión una vez aborda-
dos los aspectos antedichos. Es importante señalar, en todo caso, que esta des-
agradable economía se debe no tanto a los límites "administrativos" en cuanto a la
extensión requerida para este artículo en particular, sino más bien a la amplitud y
profundidad que el tema exige. En cualquier caso, confiamos en que los temas
omitidos en el presente estudio —o bien sólo enunciados— serán adecuadamente
contemplados en un futuro trabajo que, dedicado esta vez al conjunto de la labor
creativa de Violeta Parra, esperamos llevar a cabojunto con el profesor Luis Advis.
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Revista Musical Chilena / Jorge Aravena Décart
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Opciones armónicas, estilo musical y construcción identitaria:... / Revista Musical Chilena
sería bastante aséptica, en cuanto a que los ripios menos traducibles de dicho
lenguaje permanecerían casi inexplorados o, a lo menos, limados en su intención
expresiva más vernácula3. Dejando a un lado las conocidas "irregularidades" mé-
tricas, rítmicas, o interpretativas de ciertos géneros folclóricos —bastante
indescifrables por cierto— el acercamiento académico a este mundo implicó un
discurso composicional que ante todo contemplaba el empleo parcial, fragmen-
tario, de determinados esquemas formales (como la cueca o la tonada), o bien el
uso de aquellos módulos rítmico-melódicos más conocidos e inventariables del
folclore. En ningún caso se pretende con esto dar una valoración superficial y
apriorística de este complejo fenómeno —menos aún unjuicio generalizado— sino
más bien se quiere llamar la atención acerca del desbrozar que se halla implícito
en este enfoque. Esto, porque de alguna manera —o al menos como se suele seña-
lar— esta visión depuradora se repite también en el plano de las composiciones
populares de inspiración folclórica realizadas por músicos "iletrados".
Pese a que el análisis estilístico de la así llamada música típica se ha realizado
en términos bastante vagos —al menos en lo que se refiere al material musical en
sí— siempre ha existido la impresión de que su acercamiento a un folclore más
sedimentado también pasó por el tamiz de la estilización. No obstante esta simili-
tud inicial, es probable que la depuración del elemento vernáculo obedeciese, en
el caso de las composiciones salidas de la academia, a una búsqueda completa-
mente distinta de la observada en la música típica. Aunque en el caso del compo-
sitor "docto" las alusiones folclóricas generalmente terminan constituyéndose en
posibilidades de diferenciación estilística, la verdad es que cualquier acercamien-
to de este tipo supone casi siempre una subordinación de la cita folclórica a los
procedimientos técnicos aprendidos en el conservatorio. Michel Zink (1994) abor-
da sugestivamente este fenómeno, esta vez, claro, analizando las lecturas que poe-
tas "letrados" de diferentes épocas del medievo hacían de una poesía rústica y ya
arcaica para ellos. En tal sentido, y refiriéndose a fragmentos rudimentarios, re-
motos, incorporados en poemas arabe-andaluces posteriores y más "cultivados",
Zink señala que "...ellos [los aditamentos arcaizantes] encuentran su lugar al in-
terior de una poética que los utiliza explotando la cita fragmentaria y la distancia
cultural para darles la coloración de un arte tradicional que contrasta con un arte
culto"4. Es decir, la lejanía temporal —real o imaginaria— de dichos fragmentos no
sólo favorece su incorporación dentro de un lenguaje "culto" como componente
colorístico, diferenciador, sino que además no pone en peligro el carácter ilustrado
de la obra. De ahí, seguramente, su uso, y de ahí también su atractivo. Ahora bien,
en el caso de la música "nacionalista" chilena docta de la época y sus relaciones
con el folclore, parece ser que el acercamiento obedece a principios similares a
los expuestos por Zink, lo cual explicaría, de paso, el porqué de la mayoritaria
prevención de los compositores "cultos" hacia aquellas músicas reconocidas como
3Me parece que la problematización de este último asunto, en todo caso, va más allá de establecer
grados más o menos felices de aprehensión y manipulación del imaginario folclórico. Más adelante se
pretende tratar algunos aspectos poco comentados del manejo de dicho excedente.
4Zink 1996: 33.
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5Si bien éste es un problema que va más allá del presente objeto de estudio, esperamos abordar
más adelante algunas orientaciones e interpretaciones dadas a dicha división.
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Opciones armónicas, estilo musical y construcción identitaria:. . / Revista Musical Chilena
6Pese a que el término neofolciore ha estado siempre sujeto a discusión, pensamos que, para
efectos de este trabajo, es posible adoptarlo sin mayores complicaciones.
7Entre los autores más conocidos citados en dicha antología se encuentran Luis Aguirre Pinto,
Clara Solovera, Vicente Bianchi, Nicanor Molinare y Osmán Pérez Freire. La mayoría de las partituras
se basan en los "arreglos" —esta denominación en sí misma es muy reveladora— más conocidos de
dichas composiciones. Las consideramos, de todas formas, pues por una parte ésas eran las versiones
más difundidas en la época, y por otra, porque no alteran en absoluto la tendencia armónica original.
8Castillo 1997: cap. V, III parte.
9Advis 1978: cap. II.
10Gracias a lo cual es posible formar el intervalo de tritono.
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ji) Uso de la las dominantes séptimas del TV, V, Y7 ocasionalmente el II grado, ya sea
como función transitoria o como acorde de paso. Es bastante corriente en este tipo de
composiciones el llegar a dichos grados mediante sus respectivas dominantes sép-
timas, ya sea como acorde de paso o bien para establecerles como nuevo eje tonal
de una sección intermedia (V7 del IV; V7 del V, etc.). En el modo menor, evi-
dentemente también se emplea este recurso para trasladarse a la relativa mayor
(III grado). Se puede apreciar este uso en los compases 9-10 (V7 del IV) del ejem-
plo N° 1, o bien en los compases 2 al 4 (V7 del III), del ejemplo N° 2 a; situación
similar se aprecia en los ejemplos N° 2 b y N° 2 c (V7 del IV), los últimos tres
pertenecientes a las Tonadas de Manuel Rodríguez de Vicente Bianchi.
a)
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Opciones armónicas, estilo musical y construcción identitaria:... / Revista Musical Chilena
b) c)
iv) Cambio de modo mayor a menor (o viceversa) al comenzar una nueva sección; usan-
za que constituye una de las características más definitorias y amplias del concepto
de tonada. Se puede observar claramente este recurso en Tonadas de Manuel
Rodríguez, cuya introducción instrumental se desarrolla claramente en la tonalidad
de Sol mayor, que al comenzar el canto se transforma en Sol menor. Posteriormen-
te, la tonalidad de Sol mayor se restablece al iniciarse la segunda sección.
y) Empleo de armonías provenientes de la escala menor melódica. Esta práctica se
lleva a cabo sólo acompañada del usual cambio métrico de 6/8 a 3/4 de muchas
tonadas, y se podría decir que constituye una especie de complejo cadencial. La
secuencia de funciones sería la siguiente: [1-VII (m.n)-VI (m.n.)-V(3#)- J]11 (ver
ejemplo N° 2 a, compases 5-6).
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Revista Musical Chilena / Jorge Aravena Décart
A estas cinco posibilidades de uso más difundido habría que agregar el em-
pleo de la cadencia rota y, en menor escala, el uso del acorde napolitano y de
algunas breves progresiones de dominante; todos ellos elementos que si bien no
siempre constituyen una tendencia mayoritaria, son útiles para resaltar aún más
la orientación armónica de este tipo de música. La revisión de esta muestra de
música típica permite advertir fácilmente la raíz tonal occidental de los recursos
armónicos empleados. De esta forma, y en lo que concierne al aspecto armónico,
parece ser que la "estilización" de esta corriente musical venía de la mano con el
empleo de verdaderos "lugares comunes" tonales, o, mejor dicho, con determina-
dos recursos europeo-occidentales decimonónicos que generaban, a ojos de
cultores y seguidores de la música típica, la percepción de una depuración del
género folclórico.
En relación con la proyección y el desarrollo de esta tendencia tonal y
"refinadora" de la música típica, ésta hallaría su directo heredero en el neofoiclore.
Pese a las discrepancias que en algún momento se originaron entre estas dos co-
rrientes —a causa de los aportes del neofolciore—, la verdad es que dichas noveda-
des no harían sino consolidar la tendencia estilística de la música típica. Si bien el
elaborado carácter vocal de agrupaciones como Los Cuatro Cuartos se constituyó
rápidamente en todo un sello interpretativo, lo cierto es que esto no siempre se
tradujo en un "riesgo" mayor en cuanto a la estructura armónica de base. De este
modo, sobre un fundamento armónico semejante, en lo substancial, al empleado
por la música típica, comenzaron a desplegarse recursos vocales onomatopéyicos
particulares (los inconfundibles bom, bom, bom de los bajos, por ejemplo), que evo-
lucionarían hacia un embrionario manejo polifónico de las voces. Según se señala
anteriormente, en un plano inmediato el desarrollo vertical del elemento armóni-
co y también la aparición de un trabajo polifónico se tradujeron en una especie de
"querella" entre los partícipes de una interpretación más sencilla del folclore —pero
siempre dentro los parámetros de la música típica— y aquellos preocupados por in-
novar en sus acercamientos a un imaginario "típico". Los grupos habitualmente
inventariados dentro del neofolciore formaban parte, por supuesto, de estos últi-
mos, y de hecho fueron ellos los que iniciaron un verdadero clima de efervescen-
cia por la música de raíz folclórica, el famoso "boom" de la nueva ola folclórica,
como lo denominaba la prensa musical de los primeros años de los 60.
Desde ya, dos preguntas surgen en relación con este último asunto: ¿Cómo
evaluar técnicamente estos aportes? Y por otro lado, ¿cuál fue el impacto de ma-
yor trascendencia de este desarrollo?
Al caracterizar como "lugares comunes" los procedimientos armónicos pre-
dominantes en la música típica y en cierto modo también en el neofolclore, no se
está implicando necesariamente un enjuiciamiento estético de su empleo. Pensa-
descendente del bajo (Fa-Mi, en el ejemplo anterior) conduce siempre a un acorde en función de
dominante (Mi o Mi7) y no hacia el reposo en una supuesta tónica. Además, en este tipo de giro
cadencial, a la bajada "natural" T-T-s/t del bajo (La-Sol-Fa-Mi) le sigue, explícita o implícitamente,
una subida "melódica" del bajo T-T-s/t (Mi-Fa#-Sol#-La), combinación característica de la escala menor
melódica. Con esta aclaración se buscó evitar cualquier confusión en cuanto a las características
ambiguas, en relación con las categorías tonal y modal de este recurso.
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Opciones armónicas, estilo musical y construcción identitaria:... / Revista Musical Chilena
12Adorno 1991:185. Pese a nuestras discrepancias en cuanto a otras aplicaciones y también a las
generalizaciones de lo expuesto en la cita, nos parece que esta afirmación es pertinente en este caso.
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bida como mucho más "auténtica". Trataremos de ver, entonces, cómo esta oposi-
ción se tradujo en la elección de componentes musicales específicos —en este caso
se continuará abordando sólo la concepción armónica— y también intentaremos
analizar cómo dichos elementos contribuirían tanto en la determinación de parte
fundamental del estilo musical de Violeta Parra como en la construcción identitaria
subyacente a su trabajo creativo.
13En cuanto a la música instrumental —en particular sus Anticuecas— el artículo "Violeta Parra
compositora" de Olivia Concha (1995) rompe con esta curiosa omisión.
14González 1997: vol. II, p. 13.
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Opciones armónicas, estilo musical y construcción identitaria:... / Revista Musical Chilena
arcaica, por sí sola, todo el excedente modal presente en las canciones de Violeta
Parra?15
Si bien no se pretende aquí dar respuesta definitiva a todas estas interrogantes,
el intentar responderlas puede llevarnos, al menos, a profundizaciones que nos
permitan comprender más fructíferamente el estilo musical de nuestra composi-
tora. En vez de iniciar este estudio admitiendo, o aspirando descubrir una génesis
inmemorial de los recursos armónicos presentes en las canciones de Violeta Pa-
rra, comenzaremos con el análisis detallado de estos últimos, y continuaremos
con el examen de los elementos inmediatos que pudieran haber estimulado la
producción armónica más novedosa de Violeta —ya sea como fuente directa o
bien como imaginario16.
En cuanto a canciones atribuidas con certeza a su producción, el universo de
nuestra compositora comporta 68 composiciones. De este universo, una gran can-
tidad corresponde a las orientaciones armónicas de la música típica. Aproximada-
mente 33 canciones explotan sobre todo recursos armónicos "tradicionales"17.
Entre ellas se encuentran la totalidad de las cuecas y conocidas canciones como
Gracias a la vida, Cantores que reflexionan, Casamiento de negros, Parabienes al revés, La
jardinera, Rodríguez y Recabarren, etc. En todo caso, estas composiciones emplean
sólo algunos de los procedimientos característicos de la música típica. De hecho
serán utilizados únicamente dos de ellos: el empleo del núcleo tónica-dominante
como exclusivo eje de tensión armónica y el uso de las dominantes séptimas de
grados secundarios. Este último recurso fundamentalmente será empleado para
llegar al V o al IV grado; sólo en cuatro casos se ocupa para ir a algún grado
secundario: en Ecoute-moi, mon pet it y Por la mañanita al II, en Los pueblos americanos
y Gracias a la vida al VI. No aparecen, por lo tanto, en ninguna canción de Violeta
Parra la sensible séptima disminuida, la minorización del IV grado, ni tampoco el
recurrente complejo cadencial [1-VII (m.n)- VI (m.n.)- V# - 1]. Dentro de este
grupo de canciones —con la sencillez de recursos que esto implica— ya se pueden
apreciar algunos rasgos estilísticos particulares de Violeta Parra, y que práctica-
mente no aparecen en la música típica. Tal es el caso de la secuencia V-IV, sugeri-
da en temas como Casamiento de negros, y de una manera mucho más clara en
canciones como La Juana Rosa y Parabienes al revés18.
15Un buen ejemplo de este tipo de profundización lo podemos encontrar en el trabajo The
Chilean Verso, de María Ester Grebe (1967), dedicado al estudio del elemento modal en el Canto a lo
pueta.
16Reiteramos aquí la acotación hecha para el caso de la música típica y el neofolclore, en cuanto
a que la adscripción de composiciones a tal o cual categoría no implicará en sí una valoración estética.
17En la formulación de esta división se ha considerado fundamentalmente el macroplan armónico
de las canciones. Es decir, las variantes que implican agregaciones de notas (sextas, séptimas, etc.)
estarán más bien supeditadas a la función o grado armónico correspondiente. Esto, por supuesto, es
válido también para el V grado con todas sus posibilidades, por lo que, por ejemplo, cuando se hable
de una cadencia I-V-I, se está considerando a ese V con cualquiera de sus variantes más recurrentes
(V7, V9 o V13).
18Según veremos más adelante, este recurso, que en definitiva sugiere la utilización de dos acordes
mayores a distancia de un tono, adquiere una gran importancia cuando es tratado modalmente, pues
de alguna manera es una efectiva forma de desestabilizar la relación I-V-I.
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5
m m-
Jfl,(7) 6fl
rn e
Ejemplo N° 4. Arauco tiene una pena de Violeta Parra.
19Hemos dejado de lado algunos casos especiales como Qué te trae por aquí y La víspera de San
Juan, en donde más bien hay un uso especial de la disonancia. Para no alejarse del sujeto del presente
trabajo, pueden estudiarse separadamente de los aspectos armónicos estructurales. En el caso de El
gavilán y sobre todo la versión inconclusa de La cueca larga, la verdad es que deben abordarse con
parámetros distintos del género canción.
20Esta última composición —así como otros que ya hemos mencionado o mencionaremos— merece
una atención particular, sobre todo desde el punto de vista de la relación texto música. Dejaremos
dicho análisis para un estudio posterior.
IE
Opciones armónicas, estilo musical y construcción identitaria:... / Revista Musical Chilena
u) Empleo parcial del modo lidio. Se puede apreciar con cierta claridad en can-
ciones como Arranca arranca y Yo canto la diferencia, adquiriendo una efectividad
particular en Porque los pobres no tienen (ver ejemplo N 6). En los primeros ejem-
plos mencionados, este recurso se aplica alternadamente con giros tonales tra-
dicionales o bien con otros procedimientos aquí enunciados. En el caso de Porque
los pobres no tienen —que también puede considerarse como una especie de alternan-
cia entre el modo mayor tradicional y el lidio— la verdad es que, como detallaremos
después, la ambigüedad entre estas opciones resulta singularmente atractiva.
-
EEEEEEE
- -
Cadencia en La MQyor
(y
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iii) Empleo del modo dorio. Su aplicación más pura, desde un punto de vista
armónico, se advierte en La Pericona se ha muerto (ver ejemplo N2 7), donde no
sólo se presenta su característico IV grado mayor, sino donde además aparece el
VII grado con su fundamental medio tono abajo, que da como resultado una
tríada mayor (VIIb). En la canción Qué dirá el Santo Padre se alterna con el V(#) de
la escala menor armónica.
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r -
- EL.Ir AMW
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iv) En el tono mayor tradicional, paso al tercer grado bemolizado mayor (por ejemplo,
en la tonalidad de Do Mayor, pasar a Mib mayor). Si bien este procedimiento
puede explicarse como un cambio por relación de terceras (ten verwandschafl en
alemán) se explica mejor como un intercambio modal entre el modo mayor tra-
dicional (jónico) y el menor natural (modo eolio) a partir de la misma tónica.
Curiosamente este recurso, que a simple vista puede considerarse extraño a causa
del cambio de armadura, no se percibe como un cambio violento. Esto quizás se
deba a que dicho paso implica una nota común y una que desciende
cromáticamente, como sucede si consideramos la tonalidad de Do mayor.
Ejemplo a.
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Opciones armónicas, estilo musical y construcción identitaria / Revista Musical Chilena
"La música popular chilena -y no hablemos de música folclórica, porque ésa no existe
entre nosotros- carece de variedad, es poco ingeniosa y, salvo la alegría que pueda
producir la cueca, y sólo cuando se está en ánimo de aceptarla, no atrae a nadie [ ... ]
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"La música folclórica chilena no había logrado tal categoría, como para merecer esta
distinción [la de sacar un L.P.], porque, fuera de 'no gustar', carecía de atributos co-
merciales [ ... ] Hasta que en este mes de septiembre de 1957 salió a la calle un 'long
play' con más de doce temas interpretados por Violeta Parra y recogidos de auténticos
cantores populares. La edición de este disco se convirtió en uno de los acontecimien-
tos más importantes en la historia de la investigación y divulgación del folclore musical
chileno, el nuevo camino abierto a nuestra música popular, el justo orgullo para la
casa editora, y el franco triunfo de Violeta Parra y su pasión por la música auténtica de
nuestro pueblo"30.
"[...] Yo no la había escuchado cantar [año 19541, no tenía idea de quién era ni cómo
era. Fuimos al estudio. Ella había dejado allí su guitarra y empezó a tocar y la gente que
estaba en la sala de control se fue acercando: algunos un poco espantados, asombrados.
Era un canto totalmente distinto, nadie conocía ese estilo, esa forma de cantar.
30 Revista Ecran, primera quincena de octubre de 1957 (las cursivas son nuestras).
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Opciones armónicas, estilo musical y construcción identitaria.... / Revista Musical Chilena
Unos se reían, otros decían 'cómo es posible que deje cantar a una persona que toda-
vía no sabe emitir la voz', etc. Toda clase de comentarios adversos por parte de algunos
y, por parte de otros, una gran admiración e interés"31.
31Ricardo García, testimonio recogido en El Libro Mayor (Isabel Parra 1985: 40).
32 Extracto de la carta dirigida a Luis Marcos Stuven, ingeniero de sonido de Radio Chilena, y
publicada en la revista Ecran del 11 de diciembre de 1956 (las cursivas son nuestras).
33Marina de Navasal, en un artículo publicado en la revista Ecran del 14 de octubre de 1958.
34Por lo pronto, y dado que deben ser tratados por separado y en detalle, estos componentes
sólo quedarán enunciados, en espera de un análisis más completo.
35Falta realizar, eso sí, una exhaustiva revisión de la música chilota recopilada en los años 60, que
incluya sus posibles vinculaciones con la obra de Violeta Parra.
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Ejemplo b.
Ejemplo c.
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tantes, dos hagan referencia a temáticas propias del sur (Arauco tiene una pena, El
día de tu cumpleaños, y Según el favor del viento).
La segunda referencia directa a un acervo folclórico modal sedimentado —aque-
llos usos armónicos presentes en canto a lo pueta y una canción "desenterrada" por
Violeta— sería un poco más difusa. En términos generales, y sólo en cuanto a un
plano armónico, las manifestaciones del canto a lo pueta emplean una estructura
tonal tradicional, condicionada al empleo de los núcleos 1-1V, IX, o I-IV-V. Es bas-
tante usual, también, la utilización de la dominante del V su resolución tradicio-
nal en dicho grado. Así lo confirma, de hecho, la serie de canciones campesinas
seleccionadas e interpretadas por Violeta Parra en los discos ya mencionados. No
obstante esta clara tendencia, dentro de esa misma muestra —alrededor de 50
canciones— existen algunos pocos ejemplos de procedimientos que se alejan, en
mayor o menor grado, de un concepto de tensión armónica tonal. Tales son los
casos de Verso por el rey Asuero y Los padres saben sentir En el primero de ellos el
elemento modal se presenta de una manera bastante vaga, pues sólo aparece en
la introducción guitarrística de cada décima y sugerido únicamente por la voz del
bajo. En dicha introducción se muestra un acompañamiento que alterna el acor-
de de tónica (SiM) con la repetición de una nota a la distancia de un tono descen-
dente (La). Así, se está eliminando la característica séptima "sensible" (a un
semitono de la tónica) del lenguaje tonal habitual, generando la sensación de
modalidad. Al cantar los versos de la décima, sin embargo, el lenguaje vuelve a ser
absolutamente tonal, utilizando el acorde de dominante habitual —o sea, con su
"sensible" a un semitono de la tónica38—.
Con respecto a Los padres saben sentir (ver ejemplo N2 8), el asunto es bastante
más ambiguo y atrayente, pues se presta a varias interpretaciones. Por una parte,
esta canción puede ser completamente entendida como una composición en Re
lidio (de hecho la pieza termina en Re mayor), alternando con su II y su V grados
mayores. De esta manera, y pese a que en los versos 3 y 9 de cada décima hay un
claro núcleo dominante-tónica (Mi7-La), lo cierto es que el polo definitivo de
atracción lo constituye el ReM. No obstante esto, es difícil no percibir la resolu-
ción Mi7-La como un reposo tonal momentáneo, aunque es posible que esa sen-
sación de "descanso" obedezca también a otros factores.
38En todo caso, este tipo de sugerencias modales en la introducción es bastante recurrente y
común, por cierto, a varios toquíos del canto a lo pueta. Cf. Grebe 1967.
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Por otra parte, lo más probable es que en esta canción sea aplicable también
el concepto de "para-tonalidad" empleado por Castillo39, en cuanto a que ella no
manifiesta una tensionalidad armónica en los parámetros usuales, pero tampoco
constituye obligatoriamente una pieza modal. Desde este punto de vista, esta can-
ción, más que girar en torno a La mayor —tonalidad en favor de la cual hay una
cadencia V7-I—, presenta un curioso juego en torno a ReM. No sólo porque la
pieza termina en esa tonalidad, sino porque el rasgo más característico está dado
por la casi constante alternancia del ReM y el MiM, o sea, dos acordes mayores a
un tono de distancia (de hecho, ese MiM se transforma en Mi7 y cadencia en LaM
únicamente en los versos 3 y 9 de cada décima). De esta manera —y en el sentido
de un ordenamiento funcional y tensional alternativo— se podría decir que la
ambigüedad se sustenta en el constante deambular entre dos vértices, ReM y MiM,
que sólo se detiene cuando a este último se le agrega la 7m y resuelve como
dominante de LaM. Después de eso, nuevamente se vuelve al sugestivo juego en-
tre ReM y MiM. Creemos que el reposo que implica la resolución Mi7-LaM no
sobreviene tanto por la conclusión de ese breve núcleo V-I, sino más bien por la
interrupción del pertinaz ir y venir entre el ReM y el MiM, verdadero impulso
tensional de la pieza. Cabe señalar, por último, que desde este punto de vista la
indeterminación se hace más intensa cuando el acompañamiento de guitarra,
después de terminar cada décima, realiza un Mi7 que no resuelve en LaM, sino
que vuelve a Re. La expectativa de reposo que "demanda" esa dominante, enton-
ces, se ve frustrada por retorno al obstinado módulo ReM-MiM.
En todo caso, consideramos que en cualquiera de las dos interpretaciones —como
ordenamiento modal o "para-tonal"— es ineludible el hecho de que el núcleo ársico-
tético de V-I (Mi7-La) se ve horadado en cuanto a ser el principal y único foco de
suspensividad y reposo. Con eso se altera, por lo tanto, la base misma del ordena-
miento funcional de la estructura armónica tonal.
En mayor o menor grado, dos de los recursos modales empleados por Violeta
Parra pueden remitirse directamente a un antecedente armónico "auténtico", o,
por lo menos, poco explorado (como en ese entonces lo era el universo folclórico
altiplánico). No obstante esto, si comparásemos las recopilaciones recién analiza-
das con las canciones de Violeta Parra en donde se sugieren elementos modales
aparentemente similares, notaríamos que las diferencias entre ambos son proba-
blemente mayores que las semejanzas. Por otro lado, quedan sin "legitimación"
aparente otros dos importantes procedimientos modales.
No se pretende subrayar aquí, ni menos descubrir, que Violeta Parra es una
creadora de excepción, y que como tal, algunos aspectos de su obra presentan
una calidad, una efectividad y un grado de trascendencia fuera de lo común. Lo
que sí interesa es haber 'explicado —acaso parcial e insuficientemente— algunos
carices de dicho excedente composicional. Parece interesante constatar, ahora
con un mayor grado de certeza, que parte importante del aporte modal de Viole-
ta Parra haya sido construido, muy probablemente, como la elaboración de una
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BIBLIOGRAFÍA
A. Antologías
1993 Cancionero Virtud de los elementos. Santiago: Fundación Violeta Parra.
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