La Mineria en El Sur Andino Cusco y Apurimac
La Mineria en El Sur Andino Cusco y Apurimac
La Mineria en El Sur Andino Cusco y Apurimac
EN EL SUR ANDINO:
LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
José De Echave C.
Con la colaboración de:
Silvia Passuni P. y Armando Mendoza N.
Agosto de 2014
LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Autor:
José De Echave
Elaborado con la colaboración de Silvia Passuni P. y Armando Mendoza N.
© Red Muqui
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PRESENTACIÓN 5
IV. LOS RETOS PARA EL FUTURO EN LAS REGIONES DE CUSCO Y APURÍMAC 153
4.1. Las tendencias que colisionan en los territorios
de ambas regiones 153
4.2. Los contrapesos democráticos y la agenda legítima frente al
tema minero en las dos regiones 163
CONCLUSIONES 183
BIBLIOGRAFÍA 191
Presentación
El estudio
en el Perú desde hace más de tres décadas, pero por una serie de cambios de enfoques
y estrategias que incluyen la concentración del trabajo en las regiones de Cusco
y Apurímac, se llevó a cabo un proceso participativo para afinar las orientaciones
de trabajo, con la participación de dirigentes comunales, organizaciones sociales,
organismos no gubernamentales y representantes de municipalidades.
Todos coincidieron en que la expansión minera prevista en ambas regiones
es uno de los procesos –sino es el proceso– más determinante que va a influir en
la economía, la política y la cultura en ambas regiones. Particularmente, en el
caso de Apurímac –que es la región con mayor inversión minera prevista para los
años que vienen– parece implicar la reorganización del territorio y la sociedad en
función del extractivismo minero.
Aunque ya se han realizado algunos estudios que analizan los procesos
en curso1, considerábamos que la magnitud, velocidad y profundidad de las
transformaciones actuales y sus potenciales impactos, requerían de un análisis
actualizado, más fino y estratégico para alimentar las estrategias y objetivos de
trabajo de BD, sus copartes, aliados y organizaciones sociales afines. La decisión
de a quién encargar esta tarea fue fácil, pues, José De Echave es uno de los
principales analistas de la actividad minera en el país, con la capacidad de combinar
la reflexión teórica y política con la discusión práctica sobre las estrategias que
pueden implementar los actores comprometidos con la democracia, los derechos
humanos y los recursos naturales del país. Su trabajo confirma la sensación que,
en el Perú, una parte sustancial del conocimiento más útil y conectado con la
realidad del país, es construido por personas que se encuentran en los espacios de
la sociedad civil, desde donde incursionan en los debates académicos y políticos.
A la vez, De Echave es parte de CooperAcción, una de las instituciones con
mayor capacidad de análisis e incidencia en el debate público y –dentro de los
límites reales existentes– la política minera en el país. CooperAcción, además,
trabaja en Cotabambas, Chumbivilcas y Espinar, en el corazón del espacio territorial
analizado en este libro. Por lo tanto, sin duda varios de las y los compañeros de
CooperAcción han hecho un aporte clave a las reflexiones del libro.
Asimismo, el análisis sobre el contexto económico de las dos regiones ha
contado con el valioso aporte de Armando Mendoza Navas, economista que ha
realizado importantes trabajos vinculados a la problemática minera en el Perú.
El estudio se alimentó, también, de varias conversaciones colectivas realizadas
con las instituciones de Apurímac y Cusco, para incorporar sus percepciones,
preguntas y análisis del escenario.
Los análisis
Territorio
Gobierno minero
Transiciones
Reflexiones finales
Raphael Hoetmer
Representante en el Perú de Broederlijk Delen
I. Construyendo un marco de reflexión
En las dos últimas décadas, las regiones han jugado roles diferenciados en el
proceso de expansión minera en el Perú. Por ejemplo, a inicios de la década de
los 90 se abrió claramente un nuevo polo de expansión para la gran minería en el
norte del país, sobre todo en la región Cajamarca, con la entrada en producción de
Minera Yanacocha (setiembre de 1993).
Hasta antes del inicio de la etapa de producción comercial de Minera
Yanacocha, Cajamarca no aparecía ni por asomo entre las principales regiones con
producción minera en el país: su aporte al Producto Bruto Interno de la minería
metálica apenas alcanzaba el 3% a inicios de la década de los 90. Sin embargo,
luego de diez años de producción de Yanacocha, Cajamarca ya aportaba alrededor
del 20% del PBI minero nacional.
Algo similar ocurrió con la región de Ancash luego de la entrada en producción
de los megayacimientos de Antamina y, en menor medida, Pierina. Por lo tanto, el
norte del país comenzó a competir en importancia desde mediados de los 90 con
otras zonas de mayor tradición minera, sobre todo de minería a gran escala, como
es el caso de la región central (Pasco y Junín) y el sur (Tacna y Moquegua y, en
menor medida, Arequipa y Cusco).
La irrupción de Cajamarca en el escenario de la gran minería, también
significó el despegue de la producción de oro en el Perú. Hasta antes del inicio de
la producción de Yanacocha, los principales productores oro eran los lavaderos de
oro de Madre de Dios y algunos otros centros de producción de pequeña minería.
Por lo tanto, el boom minero de los 90 tuvo a Cajamarca, como el principal polo
dinámico de expansión y al oro como el mineral estrella: el Perú en pocos años
12 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
pasó a ocupar el primer lugar como país productor de oro en América Latina y llegó
a ocupar el cuarto puesto a nivel mundial.
Sin embargo, la producción de oro ha venido declinando desde el año 2006
(ver gráfico) y la participación de regiones como Cajamarca en el PBI de la minería
metálica igualmente ha venido bajando, luego de alcanzar un pico el año 20032.
2 El año 2003 Cajamarca representaba el 18% del PBI de la minería metálica, mientras que en
la actualidad se ubica por debajo del 10%.
3 Sobre todo Apurímac.
CONSTRUYENDO UN MARCO DE REFLEXIÓN 13
Frente a este nuevo escenario que tiene como uno de sus epicentros el Sur
Andino del país, surgen varias interrogantes: ¿qué lecciones se han sacado en el
país luego de más de 20 años de expansión minera y de una asociada y creciente
conflictividad social?, ¿qué aprendizajes han logrado los diferentes grupos de interés
que interactúan alrededor de la minería, entre los que figuran las poblaciones
locales, empresas mineras, sociedad civil en general, Estado (nacional, regional
y local)?, ¿qué tanto han venido evolucionando las políticas públicas mineras en
el país?, y ¿qué es lo que finalmente puede ocurrir en Cusco y Apurímac con el
anuncio de un dinamismo mayor de inversiones mineras que comienza a ocupar
parte importante de los territorios de varias de sus provincias? Estas son algunas
interrogantes que buscamos abordar en el presente trabajo.
Además, también hay que preguntarse por las particularidades que presentan
Cusco y Apurímac. Ambas regiones muestran, al mismo tiempo, coincidencias y
especificidades. Entre las coincidencias podemos señalar que tanto Apurímac como
Cusco son regiones fragmentadas, con diferencias notorias en las dinámicas entre
sus provincias altas, las principales capitales y centros urbanos y sus provincias
amazónicas.
Adicionalmente, ambas regiones siguen siendo predominantemente rurales,
por lo menos en varias de sus provincias y la propiedad rural es predominantemente
14 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
comunal. Cusco y Apurímac figuran entre las regiones que concentran un número
importante de comunidades campesinas en sus territorios: 886 y 442 respectivamente
(ver siguiente cuadro).
operar en esos territorios por lo menos en las tres o cuatro próximas décadas y que,
sin duda alguna, irán transformando drásticamente el actual panorama económico,
social y ambiental de Apurímac y Cusco.
Adicionalmente, en varias de las provincias de las dos regiones se nota
un crecimiento sostenido de pequeños emprendimientos mineros, informales e
ilegales, lo que representa otro aspecto clave a considerar en el actual contexto
de transformaciones.
Otro de los aspectos a considerar es que casi todos estos procesos en curso se
vienen implementando con decisiones que, en lo fundamental, no toman en cuenta
a los actores locales: autoridades regionales, provinciales y distritales, población
en general, organizaciones sociales y, por supuesto, las comunidades campesinas
de ambas regiones. Los recientes conflictos sociales que vienen aumentando en
Apurímac y Cusco son un indicador que debería comenzar a ser considerado para
identificar tendencias y posibles escenarios futuros de crisis y confrontación.
Desde comienzos de la década de los 90, se inició una etapa de expansión productiva
y de importantes inversiones en el sector minero en el Perú: en la primera mitad de
la década de los 90, el Producto Bruto Interno de la minería metálica se expandió
a una tasa promedio de 7.1% y en la segunda mitad a una tasa de 9.1%. Los picos
de expansión fueron alcanzados en los años 1993, 1994, 1997 y 1999, con tasas de
crecimiento de dos dígitos: 10.9%, 15.2%, 10.8% y 16% respectivamente.
En la primera década del siglo XXI, el dinamismo se mantuvo con una tasa
promedio de crecimiento del 8%, debido a la entrada en producción del proyecto
de cobre de Antamina, notándose un menor dinamismo a partir del año 2006.
En este contexto de expansión, el peso de la minería en la economía peruana
comenzó a ser cada vez más gravitante. Las cifras globales muestran que la
minería aporta alrededor del 7% del Producto Bruto Interno, al mismo tiempo que
contribuye con algo más del 60% de las exportaciones peruanas y da cuenta del
21% del stock de Inversión Extranjera Directa.
Al lado de la dimensión productiva, de inversiones y el aporte tributario,
hay también una variable territorial que es importante destacar en el proceso de
expansión minera en el Perú. En los últimos 20 años se ha producido una expansión
sin precedentes del territorio dedicado a actividades mineras. Un indicador
importante que muestra esta evolución es el de las concesiones mineras: a inicios
16 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Además, en la última década los conflictos no solo han aumentado en número, sino
también en intensidad: según información de la misma Defensoría del Pueblo, entre
enero de 2006 y setiembre de 2011, “195 personas murieron como consecuencia
de los conflictos sociales” y “2,312 fueron heridas en medio de enfrentamientos”4.
En lo que va del gobierno del presidente Humala, ya suman 50 personas fallecidas
en conflictos sociales.
Son varios los elementos que están a la base del aumento de la conflictividad
social asociada a la actividad minera. Entre los principales podemos mencionar:
7 El ex primer ministro, Oscar Valdés, en medio del conflicto de Conga y Espinar, llegó a hablar
de una red muy bien organizada que estaba complotando contra el país.
8 Reportes de inteligencia publicados en medios de comunicación. Ver revista Caretas N° 2235.
Junio 2012.
22 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Lo cierto es que no todos los conflictos son similares o apuntan a los mismos
objetivos. Luego de haber hecho un recuento de los principales conflictos ocurridos
en los últimos años, se puede concluir que los conflictos tienen sus especificidades
y es determinante reconocerlas. Por ejemplo, no es lo mismo Conga que Espinar/
Tintaya para hablar de dos casos relevantes ocurridos en el año 2012. Hay conflictos
como el de Conga donde el cuestionamiento y el rechazo al proyecto es el núcleo
central de la protesta y hay otros como el de Espinar que apuntan a lograr niveles
de acuerdo y negociación con las empresas mineras en temas sociales, económicos
y ambientales, lo que podría definirse como una suerte de nuevo contrato social.
Pero además, la tesis del complot busca justificar las respuestas autoritarias
frente a los conflictos: los estados de emergencia y la militarización frente a
la necesidad de fortalecer prácticas y una institucionalidad democrática. De
esta forma, no solo se ignoran las bases objetivas que están en el origen de los
conflictos, sino que un conflicto social se transforma o se reduce a una suerte de
problema de orden público y así se intenta justificar la estrategia dura, que declara
estados de emergencia y militariza las zonas en conflicto y criminaliza la protesta,
precisamente para restablecer el orden público.
Una lectura diferente y alternativa sobre los conflictos apunta a afirmar que
no se puede entender lo que viene ocurriendo en el país, sino como el resultado
de una serie de vacíos que se arrastran desde hace tiempo y que siguen sin ser
resueltos porque no existe voluntad política de resolverlos y porque no se han
podido superar las debilidades del Estado peruano y un orden caracterizado por un
conjunto de asimetrías: no hay un escenario que resuma de mejor manera lo que es
una relación asimétrica, que la convivencia entre una gran empresa transnacional
minera o de hidrocarburos y una comunidad amazónica o altoandina.
Son casi 20 años de expansión minera en el Perú que ha provocado impactos
acumulativos y una situación de estrés social y ambiental en varias regiones del
país. Hay una agenda de derechos sociales, económicos, culturales y ambientales
que espera un abordaje serio y cambios sustantivos de políticas.
Por lo tanto, los conflictos se pueden leer también como consecuencia de
los impactos que se han venido acumulando en todo este tiempo y que no han
sido adecuadamente abordados. Cajamarca es un buen ejemplo: los impactos
acumulativos se perciben en la gran mayoría de provincias y en sus distritos.
Impactos acumulados que por supuesto vienen de atrás, como consecuencia de la
presencia y expansión de diferentes operaciones mineras en provincias y distritos,
e impactos que también se proyectan hacia el futuro de manera acumulativa con
los nuevos proyectos en cartera: por ejemplo, en la misma zona de influencia
CONSTRUYENDO UN MARCO DE REFLEXIÓN 23
del proyecto Conga, la población sabe que también están los proyectos Galeno,
Michiquillay, La Carpa, por citar a los principales. No es uno, son varios proyectos
que van a impactar en la misma zona.
Lo mismo ocurre en la provincia de Espinar en Cusco, donde la zona de
influencia de la minería se proyecta expandir con proyectos como Antapaccay,
Corocohuayco, Los Quechuas, el mineroducto que vendrá desde Cotabambas en
Apurímac, atravesando Chumbivilcas y parte de Espinar en Cusco.
El crecimiento de las concesiones mineras también es una evidencia de una
actividad de exploración que no cesa en varios distritos de la provincia y que busca
convertirse en explotación. Además, no se debe dejar de señalar que la actividad
minera informal también está presente y se expande en varias de las provincias y
sus distritos.
Por lo tanto, cabe preguntarse hasta cuánto puede aguantar una cuenca,
una provincia o un distrito la actividad minera, ¿cuánto pueden soportar los
ecosistemas?, ¿cuáles son las herramientas o las políticas públicas que incorporan
estas variables?
En este contexto, ¿cómo se ubican los conflictos que vienen ocurriendo en
Apurímac y Cusco? Un primer dato es que, según la información de la Defensoría
del Pueblo, el número de conflictos en el sur del país se ha incrementado y, por
ejemplo, una región como Apurímac viene apareciendo constantemente desde el
año 2013 como una de las regiones que registra el mayor número de conflictos
sociales a nivel nacional, seguida de Puno (ver cuadro), mientras que Cusco se
ubica en el noveno lugar.
9 De Echave, José y Diez, Alejandro (2013). Más Allá de Conga. Red Peruana por una Globalización
con Equidad, CooperAccion, Grupo Propuesta Ciudadana y Red Latinoamericana sobre las
Industrias Extractivas.
30 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Lo cierto es que en el caso peruano existe una gran variedad de normas que hacen
referencia al ordenamiento territorial, entre las que podemos nombrar la legislación de
descentralización, la que define competencias de los gobiernos regionales y locales,
la de acondicionamiento territorial, planeamiento urbano y rural, la Ley Orgánica de
Aprovechamiento Sostenible de Recursos Naturales, la Ley General de Minería, la de
Recursos Hídricos, la de Áreas Naturales Protegidas, la Ley Forestal, entre otras.
La falta de una visión integral del territorio y la predominancia de las políticas
sectoriales, provocan y agudizan una intervención desordenada en los territorios.
A pesar de que, gradualmente, se percibe una mayor conciencia sobre la relevancia
del ordenamiento del territorio para garantizar un adecuado uso de los espacios y
así mantener un equilibrio entre la actividad humana, los desarrollos productivos
y el medio ambiente, los problemas derivados de usos inadecuados del territorio
constituyen una realidad muy presente y que se ha venido agravando en el caso
peruano.
Por lo tanto, urge pensar el desarrollo en el territorio y evaluar qué estrategias
de intervención deben implementarse para orientar las acciones que conduzcan a
un verdadero desarrollo territorial. El Plan Nacional de Desarrollo Territorial (PNDT),
elaborado por el Consejo Nacional de Descentralización (CND) para el periodo
2004-2013, plantea un enfoque y un esquema de inversiones públicas y privadas
como estrategia para dinamizar la economía de las regiones y contribuir así a la
reducción de la pobreza. Sin embargo, este esquema no considera las opciones de
desarrollo local; por ejemplo, plantea inversiones en tierras indígenas sin que se
hayan desarrollado procesos de consulta previa. Las propuestas del PNDT tampoco
se encuentran respaldadas en procesos de ordenamiento territorial.
Un nuevo enfoque y, a partir de ello, una actualización de los instrumentos
vigentes es una tarea urgente. La orientación debería ser incorporar en los planes
nacionales las perspectivas de desarrollo local y cambiar el concepto de imposición
de decisiones, agentes económicos y estrategias extraterritoriales.
Para generar estos nuevos equilibrios se necesita fortalecer y apoyar los procesos
de descentralización, abrir procesos graduales de transferencias de competencias,
consolidar la institucionalidad democrática existente en las localidades (la pública,
la privada y la de los diferentes componentes de la sociedad civil), fortalecer
capacidades a funcionarios y autoridades, y garantizar los recursos necesarios, etc.
El desarrollo territorial a nivel local debe también reconocer y tomar en cuenta
los valores culturales locales. La construcción de un territorio, el reconocerse en él,
es resultado de procesos colectivos y sociales que no excluyen y que más bien con-
vocan. Son procesos largos de acumulación que hay que saber reconocer y respetar.
CONSTRUYENDO UN MARCO DE REFLEXIÓN 33
Sin embargo, los procesos de destrucción de esos territorios pueden ser muy
rápidos y violentos, sobre todo cuando participan actores y estrategias extraterri-
toriales: mucho de esto viene ocurriendo en varias de las provincias de Apurímac y
Cusco como veremos más adelante.
La plataforma de instituciones no gubernamentales que viene trabajando el
tema del Ordenamiento Territorial15, sostiene que “el desorden territorial en el
Perú es evidente, y se comprueba en el hacinamiento de las ciudades, los abismos
entre Lima y las provincias, el despoblamiento del campo, la pérdida de los
bosques, la contaminación de ríos, lagos, suelos, el deterioro de las ciudades, con
casos extremos como los de La Oroya y Cerro de Pasco”. Se señala también que
el “ordenamiento territorial es el medio para evitar que estos problemas se sigan
profundizando. Así se puede prevenir también que se sigan produciendo conflictos
y enfrentamientos por el mal uso de los territorios como los que han ocurrido y
causado víctimas en el país”.
Frente al argumento que el ordenamiento territorial busca frenar las
inversiones, la Plataforma de Ordenamiento Territorial afirma que, muy por el
contrario, de lo que se trata es de promover las inversiones, públicas y privadas;
grandes, medianas y pequeñas, con adecuados criterios de uso del territorio; no
se puede invertir con la mentalidad de épocas pasadas, ignorando la situación del
territorio y el ambiente: “Cada inversión que se haga sin criterios de ordenamiento,
solo aumentará el desorden territorial, y los costos de recuperación los tendrán que
asumir los gobiernos a costa de los contribuyentes”. “El Ordenamiento Territorial
es el proceso participativo que el país necesita para organizar la gestión y usos
de nuestros territorios, articular y armonizar las acciones de los tres niveles de
gobierno, y orientar los planes y programas de inversión en el territorio”16.
Vinculando la reflexión entre el tema del ordenamiento territorial y las
industrias extractivas, algunos autores identifican los siguientes desafíos que
deberán ser enfrentados17: (1) la incompatibilidad entre el orden territorial
originado por el modelo primario exportador y el ordenamiento territorial deseado
a nivel local y nacional; (2) la influencia del poder económico detrás del modelo
primario exportador y el rol de un Estado promotor del libre mercado y centralista;
15 El grupo está integrado por las siguientes instituciones: CooperAccion, Fedepaz, Propuesta
Ciudadana y Servicios Educativos Rurales.
16 Comunicado de la Plataforma para el Ordenamiento Territorial, publicado en el diario La
República del 14 de setiembre de 2013.
17 Massiris Cabeza, Ángel (2012). “Ordenamiento Territorial en América Latina”. Ponencia en
conversatorio. Propuesta de Ley de Ordenamiento Territorial. Junio 2012. Lima, Perú.
34 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
1. Características generales
Apurímac es una región que, comparada con el resto del país, encara severos
problemas de pobreza y subdesarrollo social y económico, los cuales se han venido
arrastrando por décadas. Así, dada la condición de atraso y marginación que
históricamente ha sufrido Apurímac, su relevancia económica para el Perú ha sido y
sigue siendo marginal, no siendo un contribuyente sustancial al producto nacional.
Se prevé, sin embargo, que esta situación cambiará dramáticamente en un
futuro cercano, como resultado del surgimiento de la minería en la región, de
la mano de numerosos proyectos de gran dimensión, encabezados por la mina
de cobre de Las Bambas, que paradójicamente se ubica en una de las zonas más
pobres de la región.
36 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Datos generales
Apurímac se ubica en la sierra sur oriental del Perú, contando con una superficie
total de 20,895 km², que representan el 1.63% del territorio nacional. Geográfi-
camente, Apurímac es una región marcada por la cordillera de los Andes, lo que se
refleja en su topografía accidentada, con abundancia de elevaciones, quebradas,
mesetas y valles, lo que genera una variedad de climas y ecosistemas.
Administrativamente, al año 2013, Apurímac se divide en siete provincias y
80 distritos, limitando con tres regiones: Cusco por el norte y el este, Ayacucho
mayormente por el oeste y parte del sur, y Arequipa por el sur. Las provincias con
mayor extensión territorial son, en ese orden, Aymaraes, Andahuaylas y Abancay,
siendo asimismo, aquellas en donde se concentra el grueso de la población y de
la actividad económica.
LA EXPANSIÓN MINERA EN LAS REGIONES DE APURÍMAC Y CUSCO 37
Fuente: MINSA.
Fuente: MINSA.
38 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
La geografía de Apurímac está definida por el río del mismo nombre, que nace en
la zona limítrofe entre Cusco y Arequipa y que marca el límite norte de la región,
corriendo en dirección noroeste, y dando origen en su paso a un profundo cañón
que separa a Apurímac del Cusco. Es importante señalar que el río Apurímac, tras
su confluencia con el río Mantaro pasa a ser conocido como río Ene, conformando
una unidad geográfica y económica conocida como Valle del Río Apurímac y Ene,
o VRAE, con una extensión aproximada de 12 mil km², abarcando la selva alta de
las regiones de Ayacucho, Apurímac, Cusco y Junín.19
Fuente: DEVIDA
19 A partir de 2012 se ha incorporado al Valle del río Mantaro como parte de dicha unidad
geográfica, convirtiéndose en el Valle del Río Apurímac, Ene y Mantaro, o VRAEM, que abarca
porciones del territorio de media docena de regiones.
LA EXPANSIÓN MINERA EN LAS REGIONES DE APURÍMAC Y CUSCO 39
Otros ríos de importancia en la región son el Pampas, que marca el límite con
la región Ayacucho, y el Pachachaca, alimentando ambos cursos de agua, sendas
centrales hidroeléctricas y abasteciendo en su recorrido a la actividad agrícola
y ganadera hasta desembocar en el río Apurímac. En el caso del Pachachaca, en
su cuenca se ubica la ciudad de Abancay, capital de la región; en tanto que en
la cuenca del río Andahuaylas se localiza la ciudad del mismo nombre, la cual
rivaliza y es el contrapeso económico y político de Abancay.
Aunque la climatología regional varía significativamente debido a los
distintos niveles de altitud existentes, en general el clima imperante en la región
puede considerarse como templado y semiseco, con una temporada de lluvias
que va de setiembre a abril, con precipitaciones abundantes, durante la cual
son frecuentes los huaycos y las inundaciones. La temperatura promedio oscila
alrededor de los 15°C en la mayor parte del territorio, con máximos que alcanzan
los 25°C en el verano y mínimos cercanos a 0°C en invierno.
2. La situación social
Sin embargo, cabe señalar que este crecimiento se ha dado a una escala menor a lo
experimentado por el resto del país y por las regiones más dinámicas en términos
demográficos. De esta manera, si bien entre 1940 y 2013 la población total de
40 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Apurímac aumentó en un 76.0%, dicho aumento fue muy inferior al registrado por
el Perú (390.9%), que literalmente quintuplicó el crecimiento de la región.
Consecuentemente, para 2013 la población de Apurímac apenas representaba
el 1.5% de la población total del Perú, reflejando un dramático declive en el
peso demográfico de la región desde los niveles que tenía décadas atrás, cuando
albergaba un 4.2% de la población del país.
dado que dicha tasa es menos de la mitad del promedio urbano nacional (1.5%) y
apenas una quinta parte de lo que se registra en las regiones con mayor dinámica
de crecimiento.
La distribución de la población por género y por grupo de edad sigue en
general el patrón nacional, aunque con algunas características distintivas. Así,
la pirámide poblacional de la región a 2011, muestra una estructura regular, con
una población mayoritariamente joven, donde el 33.8% son menores de 15 años y
apenas el 5.7% son mayores de 64 años.
Fuente: MINSA.
Fuente: MINSA.
Fuente: MINSA.
Fuente: MINSA.
48 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
80 distritos habían sido calificados con vulnerabilidad alta o muy alta, mientras
que solo 13 distritos fueron calificados como de baja o muy baja vulnerabilidad.
En suma, Apurímac puede considerarse como una región donde aún subsisten pro-
fundas disparidades e inequidades, pese al crecimiento y a los avances registra-
dos en el acceso a servicios esenciales en años recientes. En un entorno regional
en donde la pobreza y exclusión se extienden casi sin solución de continuidad so-
bre todo el territorio, es en el sur y oeste de la región en donde estos fenómenos
se presentan con particular severidad, configurando un entorno complejo para el
desarrollo de actividades productivas, como la minería.
3. La economía regional
20 Valor Agregado Bruto se define como la suma del valor generado por el conjunto de produc-
tores de bienes y servicios ubicados en un ámbito específico, en este caso, una región. Se
diferencia del Producto Bruto Interno, que es de alcance nacional, en que este último tam-
bién considera los impuestos indirectos y los derechos de importación.
LA EXPANSIÓN MINERA EN LAS REGIONES DE APURÍMAC Y CUSCO 53
Así, la participación del Valor Agregado Bruto de Apurímac dentro del Producto
Bruto Interno del Perú ni siquiera llega al 1%. Habiendo oscilado su nivel en años
recientes, entre un máximo de 0.43% y un mínimo de 0.38%.
La estructura productiva de Apurímac puede considerarse como centrada en
las actividades primarias, principalmente la agricultura, así como en los sectores
de servicios, con una presencia considerable del comercio, la construcción y los
servicios gubernamentales en el Valor Agregado Bruto regional.
formales, era mínimo, reflejando el escaso avance que hasta dicho año habían
alcanzado las actividades mineras. El insuficiente desarrollo de los centros urbanos
y la preponderancia del ámbito rural, también contribuyen a que la estructura
productiva regional sea fundamentalmente primaria, planteando adicionales
desafíos para un mayor desarrollo económico, ante la dificultad para lograr la
articulación e integración de los distintos sectores productivos.
Reflejando la ruralidad preponderante, la agricultura resulta ser al presente uno
de los principales fundamentes sobre los que se sustenta la economía de Apurímac,
habiendo contribuido con casi tres cuartas partes del crecimiento de la actividad
económica regional en el año 2012. La importancia de dicho aporte se explica por
el considerable incremento del valor bruto de la producción agropecuaria durante
2012, en el que registró una tasa de crecimiento del 51.7% respecto al año anterior.
Los principales cultivos son los tradicionalmente correspondientes a la sierra
centro-sur del país, con el cultivo de papa representando el 44% del valor bruto
de la producción agropecuaria regional. La superficie sembrada en las campañas
agrícolas (agosto-diciembre) de años recientes muestran una tendencia de
incremento gradual y moderado hasta el año 2010, estabilizándose posteriormente
en alrededor de las 72 mil hectáreas sembradas por campaña.
Así, al año 2010, apenas una quinta parte (21.4%) de la PEA de la región calificaba
como adecuadamente empleada, en tanto que más de tres cuartas partes figuraban
como PEA subempleada.
Fuente: MINEM.
Esta situación ha comenzado a cambiar a partir del año 2003 con el otorgamiento
de la concesión de Las Bambas, para la explotación de los yacimientos cupríferos
existentes en el distrito de Chalhuahuacho, en la provincia de Cotabambas, en
la zona oriental de la región. Con una inversión estimada de más de US$5,000
millones, Las Bambas es el mayor emprendimiento económico que se ha dado en
la historia de Apurímac, y su entrada en operaciones a partir de 2015 tendrá un
profundo impacto sobre la región, y, en particular, sobre Cotabambas.
En efecto, Cotabambas puede considerase como ejemplo del problemático
entorno económico y social que los desarrollos de la gran minería deben
frecuentemente encarar al operar en zonas donde la pobreza y la exclusión son
fenómenos endémicos. Cotabambas, es a la vez una de las circunscripciones con
mayores carencias y necesidades a nivel nacional, figurando en el puesto 185
de 195 provincias evaluadas por el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones
Unidas, y en el puesto 187 por ingreso familiar per cápita, que en el año 2012 fue
estimado en apenas la cuarta parte del promedio nacional.
58 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Fuente: MINEM.
De esta forma, en el año 2013, Apurímac figuraba como la región que captaba el
mayor porcentaje de la inversión minera, con el 19.4% del total a nivel nacional.
60 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
vigencia que pagan anualmente todos los titulares mineros y que normalmente
representa solo una mínima parte de los ingresos que las regiones perciben de la
minería. Sin embargo, en el caso de Apurímac los derechos de vigencia constituyen
una parte sustancial: en 2012 significaron casi el 50% de lo recaudado, mientras
en otras regiones apenas representó entre 1 y 3%.
Es importante señalar que, aunque a niveles reducidos, los ingresos por derecho de
vigencia en Apurímac han venido incrementándose sostenidamente, reflejando la
expansión de las concesiones mineras en la región. Por el contrario, en Apurímac,
el canon y las regalías que usualmente constituyen el grueso de los ingresos que
genera la minería y que solo son pagados por las unidades en operación, han sido
reducidos y sujetos a fluctuaciones. Sin embargo, se proyecta que a partir del
año 2014 y dependiendo de los beneficios tributarios que tenga el proyecto de
62 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Hacia mediados del año 2013, Apurímac registraba un total de 1’287,108.25 hectá-
reas otorgadas o en procesos de otorgamiento de concesiones mineras (tituladas
y en trámite), que representan en promedio el 61.75% de todo el territorio de la
región.
Por lo tanto, esta región es muy representativa de la tendencia nacional de
expansión de concesiones mineras. En los últimos 20 años se pueden identificar
las siguientes etapas de expansión de concesiones en Apurímac: crecimiento
sostenido a lo largo de todo la década de los 90, luego en el periodo 1999-2002
un descenso sostenido para luego iniciar nuevamente un incremento sostenido
desde 2008 hasta la actualidad, que tiene entre los años 2006 y 2008 el momento
de mayor auge. En el año 2013 se observa una cierta tendencia al estancamiento
o menor dinamismo, quizás como consecuencia de la propia maduración de los
procesos de exploración y un menor dinamismo de las empresas exploradoras
debido a las restricciones financieras como consecuencia de la crisis a nivel global.
Más del 97.5% del total de derechos mineros se caracteriza por ser de naturaleza
metálica, lo que coincide con la tendencia nacional. Solo 110 derechos mineros
han sido otorgados en la región para la explotación de productos no metálicos,
siendo las provincias de Abancay, Andahuaylas y Aymaraes, las que presentan
mayores intereses de naturaleza no metálica.
porcentaje de concesiones tituladas. Hacia abril de 2010 solo el 60% del total de
concesiones mineras de la región se encontraban tituladas, sin embargo, hacia
abril de 2013 ya la cifra se ha incrementado al 84% de los derechos mineros,
mentras que apenas el 14% se encontraban en trámite. En términos porcentuales,
las provincias de Antabamba, Aymaraes y Chincheros presentan alrededor del 90%
del total de derechos mineros titulados. Las concesiones extintas suelen ser de
alrededor del 1%, salvo en la provincia de Antabamba, donde suman el 3.5%.
Las concesiones otorgadas para el desarrollo de canteras vinculadas con la
minería no metálica no son significativas en términos porcentuales al igual que
las concesiones otorgadas para la implementación de plantas de beneficio.
22 Siendo Minera del Suroeste el grupo de mayor relevancia local (12%), seguido de la Compañía
Minera Misky Mayo (8%), Minera Apu (5%), Southern Perú (5%), así como otras empresas de
importancia regional y nacional.
LA EXPANSIÓN MINERA EN LAS REGIONES DE APURÍMAC Y CUSCO 67
mayor importancia regional concentran solo el 50% del total de intereses, siendo
Minera del Suroeste el grupo de mayor relevancia local (6.1%), seguido de la Com-
pañía Minera Ares (5.8%), las empresas Minera Apu (3.9%), Cliffs Exploraciones
Perú (3.7%), Vale Exploration Perú (3.7%), Minera del Norte (3.6%), Panoro Apurí-
mac (3.3%), Xstrata Tintaya (3%) y Compañía de Minas Buenaventura (3%); otras
empresas poseen menos del 3% del total de derechos y son: Apurímac Ferrum SA,
Minera Antares Perú SAC, Southern Perú Copper Corporation, Fresnillo Perú SAC,
Minera Barrick Misquichilca SA y Strike Resources Perú SAC.
Mientras la presión por el otorgamiento de derechos en la región Apurímac
siga avanzando es muy probable que haya una mayor dispersión de derechos y
mayor diversidad de actores que hacen más compleja la ocupación del territorio
en la región.
Análisis provincial
Provincia de Cotabambas
Cotabambas se localiza hacia el oeste de Apurímac, hacia el límite con la región
Cusco. Por el norte limita con la provincia de Anta en la región Cusco; hacia
el este con las provincias cusqueñas de Paruro y Chumbivilcas; por el sur con
Chumbivilcas y parte de Antabamba en Apurímac; y por el oeste con las provincias
apurimeñas de Grau y Abancay.
A nivel regional la provincia de Cotabamba es el espacio más ocupado por
concesiones mineras. Hacia mediaos de 2013 presentaba aproximadamente 362
68 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Provincia de Antabamba
Hacia abril de 2013, Antabamba era la segunda provincia con mayor ocupación de
concesiones mineras en la región, con una ocupación de alrededor del 76.55% de
su territorio y una extensión de más de 205 mil hectáreas con aproximadamente
212 derechos mineros (titulados y en trámite).
Las concesiones mineras se encuentran concentradas en el centro y hacia el
oeste de la provincia, siendo los distritos más concesionados El Oro, Pachaconas
y Sabaino, con un nivel de ocupación por encima del 90%, alcanzando incluso más
del 100% como es el caso de distrito de El Oro. Todas las concesiones mineras han
sido otorgadas para el desarrollo de minería metálica.
Es importante señalar que hacia el sur de la provincia se encuentra la zona
de amortiguamiento de la Reserva Paisajística de la cuenca de Cotahuasi. Llama
la atención que esta se encuentre concesionada con derechos mineros titulados e
incluso petitorios en trámite, ejerciendo una importante presión hacia la Reserva
Paisajística.
LA EXPANSIÓN MINERA EN LAS REGIONES DE APURÍMAC Y CUSCO 71
Provincia de Aymaraes
Aymaraes es también una de las provincias fuertemente concesionadas para la ac-
tividad minera. Hacia el mes de abril de 2013 se habían otorgado 712 concesiones
mineras en la provincia.
Salvo Cotaruse y Caraybamba, el resto de distritos presentan más del 60% de
su territorio ocupado por concesiones. Cabe señalar que, debido a la superposición
de derechos otorgados, los distritos de San Juan de Chacña, Lucre y Soraya
presentan una extensión de derechos mineros en su territorio que sobrepasan su
extensión distrital.
Si bien predominan los derechos mineros de naturaleza metálica, a diferencia
de otras provincias se pueden observar concesiones de naturaleza no metálica,
especialmente en los distritos de Chapimarca, Tintay y Cotaruse.
Provincia de Grau
Grau es la cuarta provincia más concesionada de la región, con el 61% de su
territorio ocupado. Presenta una extensión de derechos mineros de más de
131 mil hectárea en 301 títulos. Las concesiones se encuentran concentradas
principalmente en la zona central de la provincia, en ambas márgenes del río
Vilcabamba. Es importante recordar que el proyecto minero Las Bambas se localiza
entre las provincias de Grau y Cotabambas, existiendo por ello un importante
incremento de los intereses mineros en la provincia.
Los distritos más concesionados son: Progreso, Huayllati, San Antonio y
Curpahuasi, con una superficie de más del 80% del territorio concesionado. Por
otro lado, los distritos de Virundo, Santa Rosa y Pataypampa son los que presentan
menos intereses mineros.
Al igual que el resto de provincias predomina la minería metálica, existiendo
solamente en los distritos de Progreso, Huayllati y Chuquibambilla una concesión
minera de naturaleza no metálica.
LA EXPANSIÓN MINERA EN LAS REGIONES DE APURÍMAC Y CUSCO 75
Provincia de Andahuaylas
Andahuaylas presenta 232,519.73 hectáreas de extensión de derechos mineros,
distribuidos en 455 concesiones. Se observa que el sector que colinda con la
provincia de Aymaraes es la zona más concesionada. Más del 75% de las concesiones
de la provincia se encuentran tituladas.
Al igual que en las demás provincias de la región, la mayoría de derechos han
sido otorgados para el desarrollo de minería metálica, aunque en Andahuaylas sí
se observa una mayor cantidad de concesiones mineras no metálicas, sobre todo
en los distritos de Andahuaylas (1), Kishuara (3), Pampachiri (2), Huancarama (5),
San Antonio de Cachi (2), Talavera (5), Huancaray (1), Santa María de Chicmo (2)
y Pacobamba (4).
LA EXPANSIÓN MINERA EN LAS REGIONES DE APURÍMAC Y CUSCO 77
Provincia de Abancay
La provincia de Abancay presenta 232,519.73 hectáreas bajo concesión minera en
442 derechos otorgados, lo que representa aproximadamente el 46% del territorio
de la provincia.
El distrito de Curahuasi es el que posee mayor cantidad de hectáreas
concesionadas y el mayor número de derechos mineros otorgados (129). Sin
embargo, debido a su gran extensión territorial, estos derechos abarcan el 71.9%
del territorio, siendo en términos porcentuales el segundo distrito con mayor
ocupación porcentual de concesiones minera.
Se debe señalar que los distritos de Tamburco, San Pedro de Cachora y
Huanipaca son distritos que poseen muy pocos intereses mineros.
A diferencia del resto de provincias, hay una importante presencia de
derechos mineros de naturaleza no metálica, siendo en total 90 concesiones de
este tipo. La mayor parte de ellas se encuentran en los distritos de Pichirhua y
Abancay, así como en Lambrama y Circa.
En la provincia de Abancay se encuentra también el Santuario Nacional
Ampay, que también se encuentra presionado por concesiones mineras tituladas
y en trámite.
Provincia de Chincheros
Chincheros es la provincia que tiene menor presencia de títulos mineros en su
territorio. Hacia abril de 2013, las concesiones mineras ocupaban 18,107.73
hectáreas, lo que representa el 13.28% de todo el territorio. De los 54 derechos
mineros otorgados, 10 son de naturaleza no metálica.
Los distritos con mayores concesiones mineras son: Uranmarca y Chincheros,
que presenta una ocupación aproximada del 37% y 19.9% respectivamente.
1. Características generales
La región Cusco se ubica en la sierra suroriental del país, contando con una
superficie total de 71,892 km², que representan el 5.61% del territorio nacional,
LA EXPANSIÓN MINERA EN LAS REGIONES DE APURÍMAC Y CUSCO 83
siendo una de las regiones con mayor extensión a nivel nacional. Esta amplitud
se refleja en la diversidad de entornos geográficos existentes en su territorio,
abarcando zonas de sierra y de selva alta, con abundancia de montañas, mesetas
y quebradas, que enmarcan numerosos valles que surgen de una nutrida red
hidrográfica, destacando por su importante riqueza económica y ecológica el
Valle del Urubamba.
Administrativamente, el Cusco cuenta con trece provincias y 108 distritos,
limitando con siete regiones: Junín, Ucayali por el norte, Madre de Dios y Puno
por el este, Arequipa por el sur, y Ayacucho y Apurímac por el oeste. Las provincias
con mayor extensión territorial son La Convención, Quispicanchis, Paucartambo,
Chumbivilcas y Espinar, dándose la paradoja de que la provincia más pequeña,
Cusco, es la que mayor población y peso económico y político tiene, albergando
a la capital de la región.
La región Cusco se ubica sobre diferentes niveles altitudinales, que van desde
los 500 hasta los 5,000 msnm (Yunga, Quechua, Suni, Puna y Rupa Rupa), lo que
da lugar a una gran variedad de ecosistemas y microclimas. La mayor parte del
territorio se ubica entre los 2,500 y 3,500 msnm, siendo la provincia de Espinar,
ubicada en el sur, la de mayor altitud de toda la región (4,000 a 4,500 msnm),
mientras que en la parte norte y oriente de la región, la altitud desciende a entre
1,000 y 500 msnm, correspondiendo a zonas de Selva Alta o Rupa Rupa.
En el territorio se da la presencia de tres cordilleras: Urubamba, Vilcanota y
Vilcabamba, que corresponden respectivamente a los ríos llamados con los mismos
84 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
nombres y que constituyen parte de la cordillera oriental de los Andes. Las mayores
altitudes registradas corresponden a los nevados Ausangate, Salcantay, Callangate,
Chumpe y Alcamarinayoc, todos los cuales se ubican sobre los 6,000 metros de altura.
La hidrografía del Cusco se sustenta en cuatro grandes ríos: Urubamba,
Vilcanota, Vilcabamba y Apurímac, que forman parte de la cuenca del Amazonas,
los cuales determinan la existencia de profunda quebradas y valles a lo largo de
su recorrido, estableciendo en el caso del río Apurímac, el límite entre el Cusco
y la región del mismo nombre, además de formar parte del llamado VRAE, o Valle
del Río Apurímac y Ene, que es una zona geográfica de 12 mil km², abarcando
la selva alta de las regiones de Ayacucho, Apurímac, Cusco y Junín24. En el caso
del Cusco, el VRAE abarca parte considerable de la provincia de La Convención,
correspondiendo a una zona agreste, aislada y escasamente poblada, donde abunda
el cultivo ilegal de coca, y además hay presencia de remanentes subversivos,
siendo un área donde la presencia del Estado peruano es aún precaria.
El clima en la región Cusco varía ampliamente como resultado de su diversidad
geográfica. En la parte centro de la región, el clima es predominantemente
templado y frío durante la mayor parte del año, con temperaturas que oscilan
anualmente entre los 20°C y los 0°C, con temporada de lluvias que van de enero
a abril. Distinta es la situación en la parte sur, donde la temperatura promedio
esta alrededor de los 5°C, y en los meses de invierto cae por debajo de 0°C con
frecuencia de heladas; en tanto que en la parte norte y oriental del Cusco el clima
es de características tropicales, con una temperatura promedio anual que supera
los 23°C, con abundantes precipitaciones.
Dentro del panorama nacional, el Cusco es una de las regiones que histórica-
mente ha tenido un peso político, social y económico relativamente importante.
Así, al año 2012, el Cusco ocupaba el sexto lugar por el tamaño de su economía y
el séptimo lugar por el tamaño de su población. Este peso de la región se refleja
también en la dimensión y diversidad de su estructura económica, en donde la mi-
nería y los hidrocarburos juegan en la actualidad un papel primordial, aunque sin
alcanzar el rol hegemónico que se observa en otras regiones aún más dependientes
de esta actividad extractiva.
El peso y trascendencia de la minería metálica es más evidente en la zona
sur del Cusco, en donde se concentra su mayor actividad y en donde es mayor su
24 A partir de 2012 se ha incorporado al Valle del río Mantaro como parte de dicha unidad geo-
gráfica, convirtiéndose en el Valle del Río Apurímac, Ene y Mantaro, o VRAEM, que abarca
porciones del territorio de media docena de regiones.
LA EXPANSIÓN MINERA EN LAS REGIONES DE APURÍMAC Y CUSCO 85
Como resultado de esta esta tendencia, el peso demográfico del Cusco ha ido
experimentando un paulatino declive desde la segunda mitad del siglo XX,
pasando de representar el 7.8% de la población total del Perú en el año 1940, a
solo 4.3% para el año 2013. El declive en la participación poblacional se ha dado
pese a que la Tasa Global de Fecundidad del Cusco (que es de 3.0 hijos por mujer)
está por encima del promedio nacional de 2.5 hijos por mujer.
86 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
La pérdida de peso demográfico del Cusco fue más pronunciada entre los años 60 y
80 reflejando el masivo movimiento migratorio de la sierra hacia la costa durante
dichas décadas por razones primordialmente económicas, pero también en parte
asociadas al fenómeno de violencia política que el país vivió hasta inicios de los
90. En esos años, miles de habitantes del Cusco migraron hacia otras zonas del
país, principalmente a las regiones de Lima y Arequipa, en búsqueda de mayor
seguridad, así como mejores oportunidades y condiciones de vida. Aunque este
proceso migratorio se ha moderado en años recientes, aún continúa, previéndose
que el peso poblacional del Cusco respecto al resto del país seguirá decreciendo.
750 705.2
500
250
Paucartambo
Quispicanchi
Espinar
Chumbivilcas
Paruro
Calca
Canas
Canchis
Acomayo
Anta
Urubamba
Cusco
Fuente: INEI
LA EXPANSIÓN MINERA EN LAS REGIONES DE APURÍMAC Y CUSCO 89
y severidad de la pobreza que son mucho menores a los registrados en las zonas
más alejadas, destacando en particular la parte sur de la región, en donde se
registran los mayores bolsones de pobreza extrema.
Fuente: MINSA
arrojaron resultados por debajo del ingreso promedio nacional y en el caso de las
más pobres, con ingresos por debajo de los S/.200 mensuales, figurando entre las
circunscripciones más pobres del Perú. Como ejemplo extremo de esta profunda
disparidad económica, en la provincia de Paucartambo el ingreso per cápita se
estimó en apenas S/.165 soles mensuales, apenas la sexta parte del estimado en
la provincia del Cusco.
Pese a la persistencia de la pobreza en varias zonas de la región, Cusco en
general ha experimentado avances importantes en el campo social, como lo refleja
la fuerte disminución del porcentaje de población con al menos una Necesidad
Básica Insatisfecha (NBI): la tasa de incidencia se redujo a la mitad entre los
años 2005 (50.2%) y 2011 (24.6%) cerrándose de manera dramática la brecha con
respecto al promedio nacional (23.4% en 2011), lo que refleja una considerable
expansión de los servicios públicos, particularmente en el ámbito rural.
Fuente: MINSA.
Fuente: MINSA.
LA EXPANSIÓN MINERA EN LAS REGIONES DE APURÍMAC Y CUSCO 93
Fuente: MINSA.
del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) para el año 2012, entre
las 10 regiones con mayor nivel de vulnerabilidad a la inseguridad alimentaria.
Esto es el resultado de una desfavorable combinación de factores económicos y
sociales, incluyendo la incidencia de pobreza monetaria, la vulnerabilidad a los
desastres naturales o el insuficiente nivel de instrucción, entre otros.
La misma evaluación del MIDIS determinó que de los 108 distritos del
Cusco, el 60% (65 distritos) calificaban como de alta o muy alta vulnerabilidad,
ubicándose en su mayoría en la parte centro y sur de la región; mientras que
18 distritos tenían vulnerabilidad media, y apenas 25 distritos se calificaban
como de baja o muy baja vulnerabilidad a la inseguridad alimentaria. Todo esto
refleja un panorama social complejo y problemático donde miles de habitantes
de la región viven bajo la permanente presión de la pobreza y de sus secuelas,
incluyendo la precariedad y la incertidumbre en el acceso a alimentos.
3. La economía regional
La economía del Cusco ocupa, por su tamaño, un lugar intermedio entre las
regiones, con una estructura productiva relativamente diversificada, reflejando
lo variado de su geografía y su diversidad de climas y ecosistemas, y donde
la actividad agrícola históricamente fue predominante. En la actualidad, otros
sectores como servicios y comercio han ganado en importancia: es el caso de
actividades extractivas (minería metálica e hidrocarburos) que han ido ganando
98 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Pese a que solo representa una fracción menor del producto regional, el sector
agrícola en el Cusco es extensivo, con una superficie total sembrada por campañas
agrícolas (de agosto a diciembre) que en años recientes ha oscilado alrededor de
las 140 mil hectáreas. El grueso de la producción agrícola corresponde a la papa,
que ocupa el primer lugar en extensión de cultivo con más de 30 mil hectáreas
sembradas en la campaña agrícola 2012, seguida por el maíz, la cebada y el trigo.
25 El año 2007, la minería y los hidrocarburos tenían una participación de apenas el 12.25% del
PBI regional.
26 El año 2007, la agricultura daba cuenta del 12.45% del PBI regional.
100 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Aporte de la Minería e Hidrocarburos al Valor Agregado Bruto del Cusco, 2001 y 2011
102 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Composición del Valor Agregado de Minería e Hidrocarburos del Cusco, 2008 - 2013
Fuente: MINEM.
Este proceso de expansión minera viene generando una serie de efectos que es
importante considerar: contribuciones fiscales, oferta de empleo, demanda de
bienes y servicios, inversiones de carácter social, son algunos de los principales
componentes de los aportes de la minería a la región Cusco.
Por ejemplo, el flujo de transferencias al gobierno regional, a las municipali-
dades provinciales y distritales por concepto de canon minero, regalías y derechos
de vigencia aumentó significativamente hasta el año 2012: las transferencias
ese año alcanzaron un monto récord de S/.396.4 millones, equivalente al 6.8%
de todos los aportes de la minería a nivel nacional. El alza de las cotizaciones
de los minerales fue un factor decisivo que estuvo acompañado de un correcto
desempeño de la producción.
Sin embargo, como se puede apreciar en el siguiente gráfico, el año 2013
se registró una drástica caída de estas transferencias, como consecuencia de
la reducción de la producción en la mina de Tintaya (en proceso de cierre) y el
impacto de los menores precios internacionales de los metales.
Al respecto, el Cusco destaca por ser una de las regiones en donde la participación
de trabajadores cusqueños es largamente mayoritaria: como se puede apreciar en
el siguiente gráfico, el 72% de trabajadores mineros proceden de la región, supe-
rando largamente el porcentaje de otras regiones y el promedio nacional.
29 Los 15 titulares de mayor importancia en noviembre de 2009 fueron: Minera del Suroeste
(11.38%), Compañía Minera Ares (10.41%), Xstrata Tintaya (8.93%), Compañía de Explora-
ciones Orión (5.93%), Exploraciones Collasuyo (3.62%). Con menor importancia los titulares
como: Exploraciones Collasuyo, Mightiam Cusco Resources, Solex Del Perú, Minera Cuervo,
Norsemont Perú, Maxy Gold Perú, Panoro Apurímac, Corporación Aceros Arequipa, Goldplata
Resources Perú, Yura y Johnny Xia.
LA EXPANSIÓN MINERA EN LAS REGIONES DE APURÍMAC Y CUSCO 111
El caso de Chumbivilcas
Como ha sido mencionado, la provincia de Chumbivilcas es en la actualidad
la más concesionada de toda la región. Son 410,604 hectáreas que ocupan
aproximadamente 672 derechos mineros, entre titulados y en proceso de trámite,
lo que representa el 76.7% del territorio provincial.
Como se puede apreciar en el siguiente gráfico, las concesiones aumentaron
hasta el año 2008, para luego mostrar una tendencia al estancamiento en los años
siguientes.
112 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Provincia de Paruro
Paruro es otra de las provincias cusqueñas en las que se aprecia un crecimiento
de concesiones mineras sostenido. Desde el año 2006, la extensión de derechos
mineros otorgados se ha multiplicado por seis: el año 2013 ya se encontraban
concesionadas 109,290 hectáreas, que ocupaban el 55.47% de todo el territorio
de la provincia, predominando las concesiones de naturaleza metálica.
Cabe señalar que en Paruro existen dos proyectos mineros con avances significativos
en fase de exploración: el de Accha y el de Cerro Copane - Huillque, propiedad de
las empresas canadienses Zincore Metals y Minera Cuervo respectivamente.
Entre los principales titulares destacan Exploraciones Collasuyo SAC, Minera del
Suroeste SAC., Golden Ideal Gold Mining SAC, Minera Cuervo SAC, Compañía De
Exploraciones Orión SAC, entre otras.
Provincia de Quispicanchi
Quispicanchi es la segunda provincia más extensa de la región Cusco y tiene
la particularidad de ubicarse tanto en zona altoandina como en la Amazonía.
Hacia el sector oeste de la provincia predominan los pisos ecológicos de sierra
(en los distritos de Oropesa, Lucre, Andahuaylillas, Urcos, Quiquijana, Huaro,
Ocongate, Ccarhuayo y Ccatca) y hacia el centro y noreste se encuentran los pisos
amazónicos (distritos de Camanti y Marcapata). En su territorio se encuentran
áreas de protección como la zona de amortiguamiento de la reserva de Amarakaeri
y el área de conservación privada del Bosque de Ukumari Llaqta.
Los derechos mineros se ubican tanto en los distritos de sierra, como
Ocongate, Ccarhuayo y Ccatca y en la zona amazónica, limítrofe con Puno y Madre
de Dios, sobre todo en el distrito de Camanti, donde se observa un importante
número de concesiones otorgadas y en proceso de trámite.
Cabe señalar que en el distrito de Camanti, especialmente en el sector de
Quincemil, se ha detectado un intenso crecimiento de la minería informal, que
viene generando impactos ambientales de consideración: hacia mediados del año
2013 ya se especulaba que en esa zona habían alrededor de cinco mil mineros
116 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
30 http://elcomercio.pe/actualidad/1629757/noticia-selva-cusquena-devorada-cinco-mil-
mineros-ilegales_1
LA EXPANSIÓN MINERA EN LAS REGIONES DE APURÍMAC Y CUSCO 117
Provincia de Espinar
Espinar, la zona de mayor tradición minera en Cusco, es en la actualidad la
cuarta provincia con mayor extensión de derechos otorgados en toda la región. A
mediados del año 2013, las estadísticas del INGEMMET mostraban que se habían
entregado 400 derechos mineros que ocupaban 243,724.22 hectáreas, algo más
del 46.43% de todo el territorio de Espinar.
118 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Provincia de Anta
Anta se localiza en la zona oeste de la región. Cabe señalar que en esta provincia
se ubican parte de la zona de amortiguamiento del Santuario Histórico de Machu
Picchu y el Área de Conservación Regional de Choquequirao.
Los distritos con mayor extensión de concesiones mineras son Chinchaypujio y
Limatambo respectivamente, donde los derechos mineros abarcan respectivamente
el 90% y 47% de sus respectivas superficies. En Anta predominan las concesiones de
naturaleza metálica, sin embargo, también se observa la presencia de concesiones
no metálicas en la mayoría de sus distritos.
Provincia de Calca
Calca se ubica en la zona central y norte de la región. Desde mediados de la
década pasada se percibe un aumento significativo en el número y extensión de
las concesiones mineras en toda la provincia. Mientras que en el año 2005 los
derechos mineros ocupaban apenas el 2.3% del territorio de toda la provincia, en
la actualidad el área concesionada se ha multiplicado por diez (23.39%).
Si bien en Calca predominan las concesiones mineras de naturaleza metálica
también se han otorgado concesiones no metálicas en los distritos de San Salvador,
Calca, Taray, Coya, Lamay y Pisac.
Provincia de Canas
Canas, una de las denominadas provincias altas del Cusco, se ubica en la zona sur
de la región. Hacia mediados de 2013, las concesiones y los petitorios mineros
ocupaban el 23.2% de su superficie. Si bien la ocupación es muy dispersa, se
observa una mayor presencia de derechos mineros en los distritos de Pampamarca,
Quehue, Checca y Layo.
Provincia de Acomayo
Acomayo es una de las provincias más pequeñas de Cusco y se ubica en la zona
centro de la región. Luego de un incremento importante del área concesionada
hasta el año 2008, en los últimos años se percibe una tendencia al estancamiento.
Al año 2013, las concesiones mineras ocupaban 20,376 hectáreas, lo que equivalen
al 21.8% de la superficie de toda la provincia.
Provincia de Cusco
Cusco es la provincia de menor extensión en la región y, al mismo tiempo, la de
mayor población por el peso de ser la ciudad capital. Si bien en teoría las zonas
urbanas están consideradas dentro del Área de No Admisión de Petitorios, la
extensión del área concesionada se ha multiplicado por cinco en la última década,
identificándose derechos mineros otorgados incluso en zonas urbanas.
En la provincia predominan las concesiones de naturaleza no metálica,
principalmente en el distrito de San Jerónimo, destacando las canteras de arcilla
que se especializan en la producción de materiales de construcción (ladrillos,
adobe, etc.). Estas actividades se desarrollan de manera informal y también
vienen generando impactos ambientales de consideración.
Provincia de Canchis
La provincia de Canchis representa algo más del 5% de la superficie de toda
la región. La información de INGEMMET muestra que las concesiones ocupan el
17.3% de su superficie y se ubican sobre todo en el este de la provincia, en los
distritos de Checacupe y Pitumarca, zona limítrofe con las provincias puneñas de
Carabaya y Melgar. Cabe señalar que en ambas provincias puneñas se desarrolla
una intensa actividad minera informal.
Si bien en Canchis predominan los derechos mineros de naturaleza metálica,
también existe una importante presencia de extracción minera no metálica.
Provincia de Paucartambo
Paucartambo es una de las provincias con mayor extensión en la región. En su
territorio se encuentran las zonas de amortiguamiento del Parque Nacional del
Manu y de la Reserva Comunal de Amarakaeri, una de las más extensas del país.
Las concesiones mineras y los petitorios en trámite abarcan algo más de 66
mil hectáreas, lo que representa apenas el 11.47% de toda la superficie provincial.
Las concesiones y petitorios se ubican sobre todo en la zona sur de la provincia,
en el límite con la provincia de Quispicanchis.
En los últimos años se registra un fuerte incremento de petitorios mineros
en Paucartambo, que comienza a ser identificada por la Dirección Regional de
Minería como una nueva zona de expansión de actividades minero artesanales.
De los 154 titulares de derechos mineros registrados el año 2013, la gran mayoría
son pequeños concesionarios.
28858.9
22858
10858.9 10470
8098.65
3634.02
Provincia de Urubamba
Urubamba se ubica en la zona central de Cusco y está catalogada como Paisaje
Cultural Arqueológico de la Nación, por lo que el Ministerio de Cultura desarrolla
una labor de protección del patrimonio arqueológico, como el santuario nacional
Machu Picchu, entre otros.
130 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Provincia de La Convención
La Convención es la provincia más extensa de Cusco: abarca algo más del 44% de
toda la superficie regional. Una de las particularidades de La Convención es que
casi la totalidad de su territorio se encuentra en la zona amazónica del Cusco.
Las concesiones y petitorios mineros ocupan 115 mil hectáreas, lo que
representa apenas el 3.6% de todo el territorio de Paucartambo. Entre el año
2005 y 2013, el área concesionada para minería se multiplicó por 2.6.
Se observan tres zonas con presencia de derechos mineros: una primera en
la rivera del Urubamba, con actividades de minería aluvial; otro sector en la zona
sur de la provincia, en el distrito de Ocobamba, límite con la provincia de Calca;
y en la zona central en el distrito de Vilcabamba.
que terminarán por configurar todo un corredor minero integrado por proyectos de
extracción y fundición de minerales, a lo que se le suma infraestructura específica
(carreteras, mineroducto y posibles vías férreas), que permitirá conectarlos y
potenciarlos.
Por lo tanto, ya no estamos hablando de proyectos mineros aislados, como
ocurría en décadas pasadas, sino de grandes espacios de intervención geográfica,
con corredores que se proyectan con operaciones iniciales entrando en fase
productiva y de manera concatenada, y que están acompañados de una intensa
actividad exploratoria en la misma zona, lo que proyecta nuevos emprendimientos
productivos en las próximos décadas.
El corredor minero que unirá las provincias de Cotabambas y posteriormente
la de Grau en Apurímac, con las provincias cusqueñas de Chumbivilcas y Espinar,
es el caso más claro de estructuración de una dinámica de producción minera
articulada de escala transregional.
Este contexto presenta algunas coincidencias y al mismo tiempo diferencias
con lo que ha ocurrido en otras zonas del país, como Cajamarca y Ancash, entre
otras, por ejemplo, coincide con lo ocurrido en Cajamarca, con la presencia de
varias minas en una misma zona; sin embargo, en el caso de Apurímac se le añadía,
según el diseño inicial del proyecto Las Bambas, la presencia del mineroducto
como una infraestructura clave que no se ha dado en Cajamarca.
En el caso de Ancash, el mineroducto de Antamina solo transporta la
producción de un proyecto minero y no ha conectado dos unidades en operación
como se había previsto inicialmente, entre Cotabambas y Espinar.
Por lo tanto, la particularidad de este mineroducto es que era una infraes-
tructura que afirmaba en el proyecto Las Bambas una característica transregio-
nal: el mineral se extraería en la región Apurímac, pero luego sería transportado
a través del mineroducto hacia la provincia de Espinar en la región Cusco y pos-
teriormente saldría a la costa por Arequipa (Bahía de Islay).
La perspectiva de proyectos productivos articulados se hizo evidente en
la estrategia de implantación de una empresa como Xstrata31 en Sur Andino del
país. No hay que olvidar que solamente luego que Xstrata ganó la opción de
compra del proyecto Las Bambas, el año 2004, la empresa suiza decidió comprarle
a BHP Billiton la mina de Tintaya y los otros proyectos que esta empresa tenía
en la provincia de Espinar32. De esta manera se comenzaba a definir el corredor
minero, al que incluso se pueden integrar otros proyectos que están en proceso
de desarrollo en las tres provincias.
Pese a que se ha anunciado la suspensión de la construcción del mineroducto,
es interesante revisar algunos componentes centrales de esta importante obra de
infraestructura.
¿Cuáles eran algunas características del mineroducto de Las Bambas? Según
el propio Estudio de Impacto Ambiental (EIA), la longitud del mineroducto sería
de 206 km aproximadamente, desde la Planta Concentradora de Las Bambas
(Cotabambas, Apurímac) hasta la Planta de Molibdeno de Tintaya (Espinar, Cusco)
y transportaría 193 m3/h de pulpa de concentrado de cobre y molibdeno, con un
volumen máximo estimado de 205 m3/h. Además se transportaría un promedio de
25 litros de agua con el concentrado.
El mineroducto sería instalado en zanjas, a un metro de profundidad, con
excepción de los cruces de río, donde pasaría por puentes construidos para ese
fin. La trayectoria del mineroducto involucra terrenos para la construcción de
zanjas y para la instalación de postes de alumbrado eléctrico, más una vía de
acceso para la vigilancia y seguridad. Todo ello se denomina como el “derecho de
vía” y tendría un uso de carácter permanente (ver gráficos) y exclusivo para la
empresa minera.
Sobre el trazo de por donde pasará el mineroducto, lo que queda claro es que este
fue definido por criterios exclusivamente corporativos, en donde no intervinieron
ni las autoridades nacionales y menos aún las instancias y autoridades regionales
y locales. Es importante subrayar este aspecto ya que estamos hablando de
una infraestructura de magnitud y de la posibilidad de articular una actividad
económica como la minería a las estrategias de desarrollo de varias provincias
surandinas que tienen toda una historia de conexiones e intercambios económicos.
Según el EIA, la empresa evaluó tres alternativas (ver cuadro siguiente) y, por
DOS TEMAS TRANSVERSALES PARA AMBAS REGIONES 137
Otro tema clave es la identificación de las cuencas involucradas y los ríos que
atravesaría el mineroducto, en la medida que el tema de los recursos hídricos
siempre es un aspecto sensible tanto para los proyectos mineros como para la
infraestructura que se desarrolla en torno a estos.
Según la información del EIA, el mineroducto atravesaría la cuenca del río
Santo Tomás, la subcuenca del río Velille, la microcuenca del río Quero y la sub-
cuenca del río Salado. Por otro lado, a lo largo del trayecto se había determinado
hasta 47 cruces por cuerpos de agua: en la cuenca del río Santo Tomás se han
identificado 12 cruces, en la subcuenca del río Velille 17 cruces, en la micro-
cuenca del río Qquero 14 cruces y en la subcuenca del río Salado 4 cruces (ver
siguiente cuadro).
ubicados en cañones profundos, por debajo de los 3,000 msnm). En dos quebradas
menores (Huaylla Huaylla y Sorahuma) el trazo propuesto del mineroducto las
cruza a más de 4,600 msnm.
El trazo original del mineroducto también pasa por lagunas y bofedales e
incluso por zonas de fuerte pendiente que representan un alto riesgo de estabilidad
de suelos, aspecto que está reconocido en el propio EIA y que se expresa en un Plan
de Control de Erosión. Cabe señalar que el EIA no había identificado plenamente
las zonas de reservas de agua de la población (bofedales y lagunas), ni tampoco
cuenta con un estudio de los impactos que se pueden producir a nivel de cuenca.
En cuerpos de agua
Mencionan que han realizado campañas de monitoreo de calidad del agua en 48
estaciones, sin embargo, en el documento del EIA no se brinda información de
la ubicación de las estaciones ni los resultados de los análisis de cada estación
monitoreada.
Si bien dan a conocer los resultados de calidad del agua, se hace en términos
globales–sobre la base de un rango menor y mayor de los datos monitoreados–. Por lo
tanto, el EIA no brinda a la población ni a sus autoridades, una línea de base sobre
la calidad del agua en un determinado río u otro cuerpo de agua significativo.
Sobre los cruces de cuencas u otros cuerpos de agua, mencionan que en caso
que el mineroducto no utilice un puente para el cruce, el ducto estará enterrado y
necesitará excavación a través del cauce, tendiendo el tubo y rellenándose la zanja.
También se menciona que se prevé que los efectos sobre los niveles locales
de agua sean altos durante la construcción; sin embargo, la duración será corta,
variando entre horas, para los cursos pequeños, y algunos días para los ríos más
grandes.
De realizarse cambios de flujo, calidad de agua y sedimentos en cuerpos de
agua receptores se pueden afectar también recursos acuáticos, socioeconómicos
140 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Flora y vegetación
En el EIA también se menciona que se han realizado muestreos (dentro de la
franja del área de influencia directa), así como inventarios de especies de flora y
tipos de vegetacion. Sin embargo, la información es presentada en forma global,
sin definición de zonas de interés para las comunidades con el de fin de hacer un
seguimiento y monitoreo.
Han identificado dos áreas claves de vegetación (valle Santo Tomás y por las
lagunas Huarmicocha y Sura Sura) y se reconoce que se alterará la vegetación en unas
1,647 hectáreas agrícolas. También se señala que se generarán impactos de magnitud
moderada en 4,518 hectáreas identificadas entre bofedales, pajonal y otros.
Como se puede apreciar, la construcción del mineroducto era un aspecto clave
en el desarrollo de los diferentes proyectos mineros que se vienen desarrollando
en las tres provincias mencionadas y se presentaba como un elemento decisivo
para la estructuración definitiva del denominado corredor minero en esta zona
surandina del país. Además, los impactos identificados por el propio EIA eran de
envergadura para la población de la zona, sus actividades económicas y los bienes
naturales que allí existen: cuerpos de agua, tierras, fauna y vegetación.
Como ya se ha visto que ha ocurrido en otras zonas del país, la definición de
toda esta infraestructura y del propio corredor minero, ha respondido de manera
excluyente a criterios corporativos; en primer lugar, de una empresa minera
como Xstrata y de varias otras corporaciones mineras aliadas, que tienen como
objetivo articular y potenciar sus inversiones sin tomar en cuenta las dinámicas
territoriales preexistentes. Tampoco se ha tomado en cuenta la opinión de las
autoridades locales y regionales, ni a la población local.
La venta del proyecto Las Bambas a la empresa china Minmetals, en abril de
33
2014 , ha puesto en paréntesis el diseño inicial del proyecto; más aún cuando
36 Por ejemplo, Madre de Dios figura entre las tres principales regiones productoras de oro y
casi la totalidad de la producción proviene de la extracción informal.
37 El Alto Comisionado de Asuntos de Formalización de la Minería Ilegal, Daniel Urresti, señalaba
que los mineros informales están optando por postular a alcaldías, provinciales y distritales,
para tener mayor influencia e intentar detener la política de interdicciones (htpp://www.
larepublica.pe del 03/03/2014).
DOS TEMAS TRANSVERSALES PARA AMBAS REGIONES 145
41 Así, la estrategia señala que “no se podrá considerar en la etapa de saneamiento a los
administrados que no cuenten con la declaración de compromisos vigente al 19 de abril de
2014, fecha de cierre del acceso al proceso de formalización”.
DOS TEMAS TRANSVERSALES PARA AMBAS REGIONES 151
la población urbana ya supera desde hace unos años a la rural (53.8% versus
46.2%), aunque todavía muy por debajo del promedio nacional43.
– Además, la predominancia e importancia del espacio rural en Apurímac y
Cusco se expresa en la presencia importante de comunidades campesinas
en la mayor parte del territorio de sus provincias. Por ejemplo, pese al
avance del proceso de urbanización en Cusco, las comunidades campesinas
ocupan por el momento alrededor del 45% de todo el territorio de esa
región44 y ni que se diga en el caso de Apurímac, donde la propiedad rural es
predominantemente comunal.
– El avance sostenido de la minería en varias de las provincias apurimeñas y
cusqueñas significa la entrada masiva y abrupta de actores, actividades y
dinámicas extraterritoriales que van a romper –ya lo vienen haciendo– los
equilibrios económicos, sociales, culturales y ambientales preexistentes en
las dos regiones.
– Si bien Cusco tiene una mayor experiencia previa de coexistencia con la
minería a gran escala en la provincia de Espinar, ahora ya se comienza a
notar el avance de esta actividad en provincias como Chumbivilcas y Paruro.
En cambio, Apurímac está viviendo por primera vez en su historia la llegada
de la minería a gran escala.
– Se presentan dos tipos de amenazas de desplazamientos que deben ser
vistos con atención: el de la propiedad comunal (y sus pobladores) en favor
de la propiedad minera y, por otro lado, el de las actividades económicas
tradicionales de ambas regiones (agricultura y ganadería) por el avance de la
minería, tanto formal como informal. En menos de una década, la agricultura
cusqueña ha reducido su participación en la economía regional del 12.45%
(2004) al 7.5% (2012).
– A la llegada de las empresas y la actividad minera se le agregan los flujos
migratorios que ya se vienen dando: pobladores de diferentes zonas del
país, atraídos por el empleo directo e indirecto que ofrece la minería o las
posibilidades de expansión de actividades conexas como las comerciales,
las empresas contratistas, ya están llegando a varias de las provincias de
Apurímac y Cusco. Esta tendencia se acrecienta por el aumento exponencial
de la minería informal.
43 A nivel nacional el 75.6% de la población vive en zonas urbanas y el 24.4% en zonas rurales.
44 La propiedad comunal representa el 83.80% de todo el territorio de la provincia de Acomayo;
el 81.05% de la provincia de Chumbivilcas; el 76.88% de la provincia de Espinar; el 64.95%
de Anta; el 66.31% de Paruro, entre otras.
LOS RETOS PARA EL FUTURO EN LAS REGIONES DE CUSCO Y APURÍMAC 155
– Por ejemplo, no se debe dejar de mencionar que en el caso del proyecto Las
Bambas, los términos de referencia del contrato de transferencia (2004),
diseñados por Proinversión –organismo del Estado peruano encargado del
proceso privatización de las empresas públicas y los diversos proyectos–,
incluyeron varios aspectos innovadores orientados a que la zona de
influencia reciba un conjunto de beneficios desde la fase inicial: como es
de conocimiento público, la empresa Xstrata, ganadora de la licitación, tuvo
que hacer entrega de US$45.5 millones al Fondo de Fideicomiso del proyecto,
que correspondió al 50% del pago inicial, al momento de suscribir el
contrato. Adicionalmente, se establecieron aportes sociales anuales, aportes
sociales por prórrogas y aporte social por transferencia, que se debió hacer
efectivo en el momento de suscripción del contrato definitivo. Todos estos
mecanismos de transferencia de beneficios, principalmente económicos,
buscaban generar un clima favorable en la zona de influencia del proyecto
minero y de esa manera avanzar en la construcción de la denominada licencia
social.
– Por su parte, las empresas agrupadas en la Sociedad Nacional de Minería,
vienen reproduciendo procesos de articulación que han sido implementados
en un pasado reciente en otras regiones: por ejemplo, se conoce de la
conformación del Grupo Apurímac, que agruparía a las empresas mineras que
156 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
45 A semejanza del Grupo Norte, que fue creado y organizado a mediados de la década pasada,
por las empresas mineras que tenían inversiones en el norte del país, principalmente en las
regiones de Cajamarca y Piura. La creación del Grupo Norte se dio luego de los conflictos en
torno al proyecto minero de Tambogrande (Piura) y el del Cerro Quilish (Cajamarca).
46 Propuesta de trabajo: “Incorporación de la gobernanza de la Tierra en la Cadena de Valor de
la Industria Minera del Perú”. Documento de diseño y metodología de investigación. Proyecto
financiado a través de un Fondo Fiduciario administrado por el Banco Mundial.
LOS RETOS PARA EL FUTURO EN LAS REGIONES DE CUSCO Y APURÍMAC 157
47 Francisco Durand (2014). Enclaves y gobierno minero. Lima: Pontificia Universidad Católica del
Perú.
48 Ídem.
158 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Por otro lado, tal y como se ha mencionado, desde las empresas mineras,
el Banco Mundial y las autoridades centrales, ya se ha definido todo un corredor
minero (que parte de la provincia de Cotabambas) y que no es tomado en cuenta
en el mencionado plan de desarrollo.
En este tema de la definición de los corredores mineros se aprecia con
claridad cómo colisionan las lógicas regionales con las que vienen de fuera y que
terminan imponiéndose. Mientras que en el PDCA se señala que “la existencia
de estos corredores económicos, ahora de escasa relación entre sí, debe ser
enfrentada con una amplia perspectiva multidimensional que articule o integre de
modo coherente lo político institucional, lo económico, lo ambiental, lo social y
lo cultural y que dé lugar a una lógica de funcionamiento que las vincule e integre
como subsistemas de un solo sistema, base para la integración regional”50; lo
cierto es que la implantación minera no guarda ningún tipo de relación con estas
intenciones, ni las toma en cuenta ni las respeta.
Las empresas y sus megaproyectos llegan a una región como Apurímac como
si nada de esto existiese, como si fuesen territorios vacíos, sin procesos sociales,
económicos, que deben ser respetados. Algo similar ocurre en el Cusco, en el
corredor Chumbivilcas-Espinar o en el denominado eje de la minería informal
entre Cusco (Quispicanchis) - Puno (Melgar) y Madre de Dios (Manu).
En este contexto, la actividad minera es vista con cierta ambivalencia en
las regiones mencionadas: se la percibe al mismo tiempo como una oportunidad y
una amenaza. Por el lado de las oportunidades aparecen las referencias al acceso
a recursos futuros vía canon, regalías y otros ingresos adicionales, infraestructura
conexa y los empleos que se espera se puedan generar y que muchas veces son
sobredimensionados.
En cambio, por el lado de las amenazas, los principales temas de preocupación
tienen que ver con los problemas de contaminación, los diversos impactos y la
disputa por el control de recursos escasos, como las tierras y el agua. En el
plan de Apurímac se dice que “existen muchos reparos fundados por los pasivos
ambientales que ha dejado y deja la minería. Además, la poca rentabilidad para la
mayor parte de la población y las instituciones comunales y estatales, regionales
o locales, ya que el beneficio del canon queda en pocas manos”51.
Lo cierto es que por el momento un instrumento como el PDCA no aporta
mayores luces con relación al tema minero: hay una clara ausencia de referencias
Entre los principales avances del proceso se puede señalar que se han elaborado
mapas de pendientes, fisiográfico, hidrológicos, de zonas de vida, de subcuencas,
de cobertura vegetal, agrostológico, climático, geodinámico, socioeconómico,
turístico, de uso de suelos, de capacidad de uso mayor, de taxonomía de suelos,
de distribución pecuaria, de actitud de riego, de flujos económicos, de áreas
naturales protegidas, de calidad de agua, de isotermas, de isoyetas, etc.
También se ha hecho una “Caracterización Territorial para el Estudio de Zoni-
ficación Económica y Ecológica” en las diferentes provincias de Apurímac, según
162 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
52 Estrategia Regional Frente al Cambio Climático. Aprobada por Ordenanza Regional N° 020-
2012. CR/GRC Cusco el 26 de enero de 2012.
LOS RETOS PARA EL FUTURO EN LAS REGIONES DE CUSCO Y APURÍMAC 163
56 En la década de los 80 e inicios de los 90, los empresarios mineros se opusieron tercamente
a la propuesta de pliego único o por rama, que propusieron los sindicatos de trabajadores
mineros y su federación nacional.
57 Sociedad Nacional de Minería y Petróleo. Análisis del Código del Medio Ambiente y los
Recursos Naturales. Comunicación N° PR-322/90 remitida a la Presidencia de la Comisión de
Amazonía, Ecología y Medio Ambiente del Senado de la República con fecha 2 de noviembre
de 1990.
58 Eleodoro Mayorga juramentó como Ministro de Energía y Minas el 24 de febrero de 2014.
166 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Los argumentos esgrimidos por el ministro han sido básicamente los mismos que
utilizan las empresas del sector: “esta industria (la petrolera) tiene normas,
principios, prácticas bien establecidas, y la idea es pasar de la tramitología,
la permisología, a la acción. Las empresas saben lo que tienen que hacer, han
hecho acá mucha sísmica, y hoy día lo que pide es una declaratoria, para pasar a
la acción”.
La tramitología es el término que utilizan en la actualidad las empresas y
que busca caricaturizar cualquier intento de regulación y mejora de los estándares
sociales y ambientales. Lo cierto es que los intentos de mejorar las regulaciones
ambientales y sociales, no pueden ser presentados como simples trámites burocrá-
ticos. Es, por decir lo menos, un argumento simplista y tremendamente limitado:
las reformas buscan construir instrumentos y políticas públicas para generar los
necesarios equilibrios que necesita un país para que, por ejemplo, las inversiones
respondan al interés público y que nuestro país no se convierta en una suerte de
reino de la autoregulación privada. Es totalmente legítimo que los Estados bus-
quen construir, a través de diferentes instrumentos, esos necesarios equilibrios
ambientales, sociales, económicos y culturales, para que una sociedad avance.
Sin embargo, se puede constatar que las campañas orientadas a detener
cualquier intento regulatorio y generar un clima cada vez más favorable para
la inversión, han sido sostenidas y con resultados bastante favorables para sus
promotores.
Por ejemplo, desde inicios del año 2013, se desplegó todo un operativo
mediático que apuntaba a señalar que la economía peruana se estaba desacelerando,
lo que finalmente provocó que el gobierno ceda a las presiones y dictase una serie
de medidas para destrabar las inversiones: el propio presidente de Humala y su
ministro de Economía, Luis Castilla, anunciaron a finales del mes de mayo de 2013
que el gobierno había tomado un conjunto de medidas orientadas a destrabar las
inversiones por un monto aproximado de 15 mil millones de dólares.
¿Cuáles fueron algunas de las principales medidas adoptadas por el gobierno?
La primera fue la creación de un equipo de ejecutivos o gestores que se debía
encargar de darle seguimiento a la implementación de los proyectos de inversión,
que iba a estar adscrito al Ministerio de Economía y Finanzas y, sobre todo, a la
Agencia de Promoción de Inversiones.
Una segunda medida apuntaba a que el acceso a terrenos para obras de in-
fraestructura se agilice, gracias a una reciente ley que separa el acto de expropia-
ción del pago de un justiprecio. De esta manera se buscaba acelerar un conjunto
de proyectos de infraestructura, sin tomar en cuenta que este tema había sido
LOS RETOS PARA EL FUTURO EN LAS REGIONES DE CUSCO Y APURÍMAC 167
fuente de varios conflictos en varias regiones del país, sobre todo con poblacio-
nes rurales.
Otra medida (Decreto Supremo N° 054-2013-PCM) era la aplicación del
silencio administrativo positivo a los pedidos de Certificación de Inexistencia
de Restos Arqueológicos (CIRA), para que los empresarios privados y el propio
Estado certifiquen que no existen sitios arqueológicos en las zonas en donde se
pretenden desarrollar proyectos de inversión. En un país que no cuenta con un
adecuado inventario de restos arqueológicos, la medida plantea serios riesgos
a la protección del patrimonio histórico y, como señalaron algunos expertos, la
norma vulnera obligaciones internacionales contraídas por el Perú (UNESCO y otros
protocolos internacionales) para la protección de su patrimonio arqueológico.
Quizás una de las medidas del paquete que más preocupación generó, fue el
Decreto Supremo N° 060-2013-PCM (publicado el 25 de mayo de 2013), que busca
agilizar la aprobación de los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) detallados y
semidetallados. Ahora estos estudios tienen que ser aprobados en menos de 100
días, bajo amenaza de sanciones a los funcionarios encargados. Evidentemente,
una decisión de este tipo aporta a relajar aún más el filtro ambiental que representa
los EIA, en la medida que ni la institucionalidad ambiental de los ministerios está
preparada para realizar evaluaciones ambientales rigurosas en esos plazos y el
nuevo sistema nacional de certificación ambiental (SENACE) recién comenzará a
operar plenamente, en el mejor de los casos, a finales del año 2014.
Lo cierto es que este primer paquete de medidas despertó justificadas pre-
ocupaciones, por sus implicancias en el debilitamiento de la regulación ambien-
tal, la desprotección del patrimonio arqueológico y el acceso a tierras.
Otro tema sobre el cuál algunas instituciones identifican claros retrocesos
es el del ordenamiento territorial, uno de los temas fuertemente presentes en los
discursos iniciales del presidente Humala. La Plataforma (de instituciones) para el
Ordenamiento Territorial señalaba en un comunicado público que “en sus mensajes
a la Nación del 2011 y 2012, el Presidente Humala ofreció avanzar encargando
al Acuerdo Nacional el debate de una política que viene siendo concertada en
dicho foro”. “En los últimos meses hemos sido testigos del retroceso que se ha
venido registrando en este tema en el cambiante discurso gubernamental. Tanto
es así que el concepto mismo de ordenamiento territorial ha sido desdibujado
bajo la imprecisa definición de “gestión del territorio”, restándole importancia a
la planificación como un elemento fundamental para la gobernanza del país”59.
Todo indica que desde el año 2012 se ha iniciado un nuevo periodo de expansión
de la producción minera en el país que continuará en los próximos años, con la
entrada en producción de nuevos proyectos, como el de Antapaccay en Espinar
(Cusco), Toromocho (Junín), Constancia (Cusco) y Las Bambas (Apurímac). Además,
están los procesos de ampliación de Antamina, Cerro Verde y Toquepala.
Por lo tanto, y pese a la caída de los niveles de producción del oro y las
menores cotizaciones internacionales, la evolución del PBI minero metálico
seguirá siendo positiva en los próximos años, sustentada sobre todo en el salto
60 En el primer semestre del año 2013 la economía peruana había crecido 5.2%, por debajo del
6.3% promedio de los cuatro trimestres de 2012.
LOS RETOS PARA EL FUTURO EN LAS REGIONES DE CUSCO Y APURÍMAC 169
Por lo tanto, se debe observar con particular atención lo que viene ocurriendo en
la minería peruana y las proyecciones de crecimiento para los próximos años. Esto
no quiere decir dejar de reconocer que las menores cotizaciones internacionales
de los metales62 vienen provocando la caída del valor de las exportaciones y es
uno de los factores de los menores ingresos tributarios: las exportaciones mineras
retrocedieron en el periodo 2011-2013 en -15.82%, y la recaudación por Impuesto
61 Entre los años 2006 y 2011 se invirtieron en minería algo más de US$13 mil millones.
62 Si bien se observa una caída en los términos de intercambio, los precios de los commodities
todavía se ubican en niveles altos: el precio del cobre proyectado para 2013 es de 325 dólares
la libra, tres veces mayor al promedio de la década anterior; el precio promedio del oro es de
1,380 dólares la onza, el doble del promedio para el mismo periodo; y el precio de la plata es
de US$ 22 la onza troy, que es 29% más alto que el promedio de los últimos diez años.
170 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
64 Ballón, Eduardo (2014). Perú, país descentralizado y participativo. Texto elaborado para la
Fundación Ebert.
172 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
que va entre los años 2002 y 2005, en el que se definió el marco normativo del
proceso, se eligieron e instalaron los gobiernos regionales y se constituyó el Consejo
Nacional de Descentralización (CND). Pese a ello, en este periodo se avanzó muy
poco en una descentralización efectiva de los sectores y de los recursos públicos.
Un segundo periodo comprende entre los años 2006 y 2009, donde se
transfirieron algunas funciones sectoriales, aunque “sin mayor autonomía” “y lo
que es peor, sin recursos”. Es necesario precisar que este periodo coincidió con el
alza de los precios internaciones de los minerales, lo que significó el incremento
de las transferencias vía canon a algunas regiones productoras de minerales.
Y un tercer momento, en el que nos encontramos, que se inicia “en 2010 y
se mantiene hasta la fecha, y que se caracteriza por una tendencia creciente a la
recentralización del gasto público, especialmente el de inversión”: la participación
del gobierno nacional en el gasto público no financiero total creció del 59% en
2009 al 64.4% en el proyecto de presupuesto 2014 presentado por el Ministerio
de Economía y Finanzas.
En medio de esta tendencia de recentralización del gasto público, también
se ha venido desarrollando una intensa campaña orientada a cuestionar el proceso
descentralizador, buscando bloquearlo y hasta revertirlo. En el debate público
se pretende colocar el proceso de descentralización como el responsable de la
ineficiencia del gasto público en el país, el atraso de las inversiones, el estancamiento
de algunas regiones y hasta los problemas de corrupción existentes, entre otros
males públicos. Algunos sentencian que la descentralización ha fracasado.
Lo cierto es que la descentralización debe ser vista como un proceso de
reforma a mediano y largo plazo; como una apuesta política que busca construir
una democracia con presencia efectiva en todos los territorios, es decir, mejor
distribuida y al mismo tiempo más representativa. Se busca descentralizar el
poder, mejorar de manera real la presencia del Estado en todas las regiones del
país, potenciar la gobernanza en los diversos territorios y así contrapesar el
enorme poder que ejercen en la actualidad algunos agentes económicos.
Por lo tanto, la alternativa debería ser mejorar y potenciar el proceso de
descentralización y no detenerlo o, peor aún, revertirlo. “La descentralización
debe contribuir a que ese Estado cambie radicalmente sus formas de hacer y de
organizarse, privilegiando el servicio a ciudadanos y ciudadanas, garantizando
a las personas “especialmente a las más excluidas” una igualdad creciente de
oportunidades para su desarrollo”65.
65 Ídem.
LOS RETOS PARA EL FUTURO EN LAS REGIONES DE CUSCO Y APURÍMAC 173
esta entidad nació con facultades recortadas y sin las competencias necesarias,
sino que todavía no se ha podido constituir en la verdadera autoridad ambiental
del país: seguimos inmersos en una lógica de gestión ambiental sectorial, en
donde cada ministerio es, en la práctica, la autoridad ambiental de su respectivo
sector.
Por lo tanto, un objetivo claro es quebrar la gestión ambiental sectorial y
reemplazarla por una gestión que sea transversal o transectorial. La creación del
nuevo Sistema Nacional de Certificación Ambiental –SENACE– se presentaba como
el primer paso para avanzar en la dirección de lo transectorial y superar así el
predominio de los ministerios en la gestión ambiental en el país. Sin embargo, es
importante subrayar que la norma que creó el SENACE no ha abierto la posibilidad
de participación de las autoridades regionales en los procesos de aprobación de
los EIA, ni establece las competencias de las regiones y las municipalidades en la
certificación ambiental de los proyectos que impactan en sus territorios. Tampoco
han sido incorporados al directorio del SENACE o a alguna otra de sus instancias
a representantes de las regiones y sus equipos técnicos. Lo mismo ocurrió con el
Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA).
Por lo tanto, el tema de la articulación de las competencias de los gobiernos
regionales en materia ambiental, con las competencias de las autoridades
nacionales, sigue siendo un aspecto pendiente que debe resolverse. Al inicio del
gobierno de Humala, este tema buscó ser abordado por el primer ministro del
Ambiente, Ricardo Giesecke Sara-Lafosse, con la propuesta de firma de convenios
con gobiernos regionales y el MINAM para conformar lo que fue denominado como
Autoridades Ambientales Regionales.
Por ejemplo, en el convenio firmado entre el MINAM y el Gobierno Regional
del Cusco se definió con claridad una estrategia de acción complementaria, al
mismo tiempo que se especificaron las responsabilidades de cada organismo de
gobierno. En la cláusula tres del convenio se indicaba que se buscaba “promover
la cooperación interinstitucional entre el MINAM y el Gobierno Regional con el
propósito de unir esfuerzos de manera coherente y coordinada a fin de incrementar y
fortalecer capacidades del Gobierno Regional como Autoridad Ambiental Regional
y ente rector del Sistema Regional de Gestión Ambiental en la Región Cusco, en el
marco del proceso de descentralización y fortalecimiento de la gestión ambiental
a nivel nacional”66.
Como se puede apreciar, la del MINAM era una clara apuesta por el fortale-
cimiento de los gobiernos regionales y, por ende, por el proceso de descentrali-
zación, lo que a su vez implicaría finalmente una mejor gestión ambiental a nivel
nacional. En la cláusula cuatro del convenio se señalaba que el MINAM había
establecido “un Programa de Coordinación y Asistencia Técnica para la Gestión
Estratégica de los Recursos Naturales y la Gestión Ambiental con los Gobiernos
Regionales” y que se destacaría a las regiones un equipo técnico de especialistas
en temas ambientales. La idea era brindar “asesoría y asistencia técnica para for-
talecer sus capacidad como Autoridad Ambiental Regional, así como en el proceso
de implementación de la Política Nacional del Ambiente y otros instrumentos de
gestión ambiental, con especial énfasis en las siguientes líneas de acción”: eva-
luación de estudios de impacto ambiental, fortalecimiento del sistema de áreas
naturales protegidas regionales, ordenamiento territorial, calidad ambiental,
cambio climático, desertificación y recursos hídricos, diversidad biológica, eva-
luación, valoración y financiamiento del patrimonio natural, control, supervisión,
evaluación, fiscalización ambiental y potestad sancionadora, y políticas, normas
e instrumentos de gestión ambiental.
Lamentablemente, este tipo de importantes iniciativas fueron dejadas de
lado luego del cambio de gabinete en diciembre de 2012 y nuevamente se retomó
una lógica de trabajo profundamente centralista y que veía en las regiones más
que a un aliado a una instancia de gobierno en la que no se podía ni debía confiar.
Otro aspecto clave tiene que ver con los instrumentos de gestión ambiental.
Los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) se han constituido desde hace 20
años en una de las herramientas fundamentales del Sistema Nacional de Gestión
Ambiental. Sin embargo, el la casi nula evolución o desarrollo del instrumento,
su falta de credibilidad y una serie de proyectos cuestionados aprobados en las
dos últimas décadas, han puesto en debate los EIA y han planteado la necesidad
de actualizarlos a los mejores estándares internacionales y complementarlo con
otras herramientas que, por ejemplo, permitan medir los impactos acumulativos
de varios proyectos en un ecosistema. Todo ello permitirá reforzar el Sistema de
Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA).
Otra tarea central en materia ambiental es romper el control privado de
varios de los instrumentos centrales de las políticas ambientales. Por ejemplo,
todo el proceso de elaboración de los EIA se encuentra en gran medida en manos
de privados: la empresa minera privada que contrata a una consultora privada y
que fijan entre ellos los términos del proceso de elaboración del EIA. Además,
mientras dura la elaboración del EIA, la empresa contratante y la consultora
178 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
Nadie puede negar la importancia que tiene la minería para la economía peruana.
Esta actividad forma parte esencial en la matriz productiva del país: en los últi-
mos años ha representado en promedio aproximadamente el 7% del PBI, ha dado
cuenta de alrededor del 60% de las exportaciones y aproximadamente el 25% de
lo que el país recauda por Impuesto a la Renta proviene de la minería. Adicional-
mente, es uno de los sectores más dinámicos en la captación de inversión directa
del extranjero.
Sin embargo, en estos años de expansión minera se ha comenzado a evaluar
la sostenibilidad y la viabilidad a mediano plazo de una estrategia de crecimiento
basada en sectores extractivos como el minero.
Cuando vemos las proyecciones de inversión minera en el país para los
próximos años surgen varias interrogantes: ¿cómo se planifica la inversión minera
Lo cierto es que quien define cómo, cuándo, dónde, así como los plazos
de la inversión minera en el país, son los operadores privados, es decir, las
empresas mineras, sin que el Estado peruano intervenga en la planificación de
las inversiones mineras. En una propuesta alternativa de transiciones se plantea
desarrollar los aspectos de sostenibilidad económica, social y ambiental y adecuar
las inversiones mineras a estos criterios.
¿Cuánta minería necesita el país y regiones como Apurímac y Cusco en los
próximos años para garantizar su viabilidad económica, social y ambiental? Este
es una pregunta fundamental que debe ser planteada en el debate sobre el rol de
la minería en la economía peruana y en las regiones que por supuesto permitirá
identificar nuevos puntos de equilibrio y una nueva relación más sostenible y
duradera.
En materia económica aparecen otros temas en la agenda de transiciones: la
rendición de cuentas y la transparencia financiera, ingresos fiscales más justos
con finanzas públicas redistributivas y un sistema tributario que se rija por el
principio básico de la progresividad y la equidad. En el caso de Cusco, estos temas
se han puesto en la mesa a partir del año 2013, luego de la caída abrupta de sus
ingresos por canon minero.
LOS RETOS PARA EL FUTURO EN LAS REGIONES DE CUSCO Y APURÍMAC 181
Estas son algunas de las principales interrogantes que hemos intentado responder,
reconociendo, en primer lugar, las especificidades de ambas regiones, así como
las coincidencias y los procesos que están en curso.
Apurímac, por ejemplo, presenta algunas similitudes con la situación que
vivió Cajamarca a inicios de la década del 90: una región en la que no había
actividad minera a gran escala y que en la actualidad se ha convertido en el
principal destino de la inversión minera. Además, como Cajamarca, la región de
Apurímac es predominantemente rural y la propiedad rural, como hemos visto, es
en su mayoría, comunal: la entrada de la minería en sus diferentes estratos, en
varias de sus provincias, viene rompiendo los equilibrios sociales, ambientales y
económicos, lo que está a la base de una creciente conflictividad social, como se
muestra claramente en la base de datos de la Defensoría del Pueblo. Sin embargo,
queda claro que el proceso en esta región recién se ha iniciado y los escenarios
se pueden volver cada vez más complejos.
Por otro lado, en Cusco ya se vienen operando cambios significativos en
la última década que, como todo indica, se acrecentarán en los próximos años.
En este periodo, la estructura productiva de esta región ha girado a una clara
especialización en actividades extractivas: en menos de diez años, el sector
minero y de hidrocarburos pasó de representar el 12.25% de la actividad económica
regional a un 31.4%, debido principalmente al aporte de la producción de gas.
En los próximos años, el incremento de la producción minera en el Cusco, sobre
todo de cobre, seguirá afirmando esta tendencia de especialización productiva,
luego del inicio de proyectos mineros como los de Antapaccay y Constancia, entre
otros. Otras tendencias regionales son la de una menor participación del sector
agricultura en la producción regional, así como el despoblamiento de las zonas
rurales y el consiguiente aumento de la población urbana.
Sin embargo, al mismo tiempo es importante identificar cuáles son algunas
de las principales características de esta nueva etapa de expansión minera que
las distingue de procesos anteriores. Si bien, como hemos mencionado, lo que
viene pasando en Apurímac tiene algunas similitudes con lo que ocurrió a inicios
de la década del 90, al mismo tiempo hay notorias diferencias, lo cual también es
válido para la región Cusco.
Por ejemplo, en la actualidad los proyectos mineros ya no solamente
buscan asentarse en un determinado distrito o provincia, las lógicas productivas
trascienden con mayor claridad los límites distritales o provinciales y se
convierten, incluso, en proyectos transregionales: el diseño inicial del proyecto
Las Bambas tiene esta característica y está acompañado de un claro diseño de
CONCLUSIONES 185
recursos públicos del Estado por dos razones: (i) la ausencia de mecanismos de re-
gulación y control del uso eficiente de los recursos, y (ii) la necesidad de garantizar
que su uso se haga a nombre del Estado y como un servicio y no a nombre de un pri-
vado y como parte de su Responsabilidad Social Empresarial. El Estado parece estar
renunciando a jugar su rol en la provisión de infraestructura y servicios públicos71.
Por lo tanto, el gobierno minero no significa únicamente control y organización
del territorio en la zona de influencia directa del proyecto como venía ocurriendo,
también es control de los procesos sociales e institucionales, e incluso manejo de
recursos públicos que terminan siendo utilizados en función de intereses privados
y del proyecto de expansión minero en las regiones.
Otro aspecto que marca la diferencia con los procesos previos es la creciente
presencia de la pequeña minería, informal e ilegal. Si bien hasta hace un tiempo
este estrato de la minería estaba focalizado en algunas zonas del país, en la
actualidad se ha expandido y, como lo hemos visto en el caso de Apurímac y
Cusco, viene ocupando un espacio cada vez más importante en varias provincias
y distritos, al mismo tiempo que influencia en el tejido social y en las instancias
de gobierno local y regional. Hoy en día la pequeña minería, informal e ilegal,
comparte y disputa territorios con la mediana y la gran minería, y es un factor
de desplazamiento de poblaciones y actividades económicas tradicionales y una
fuente de creciente conflictividad social. El escenario económico y social de las
dos regiones está fuertemente influenciado por la pequeña minería informal, en
muchos casos ilegal, que se ha consolidado en provincias y distritos, generando al
mismo tiempo sus propios corredores mineros.
Bajo la confluencia de estas tendencias cabe preguntarse sobre lo que
finalmente puede ocurrir en Cusco y Apurímac con el actual avance de la minería.
¿Cuáles son algunos posibles escenarios? Uno primero y que como hemos visto ya
está en curso, se caracteriza por una situación en donde actores extraterritoriales
(empresas, organismos internacionales y el propio Estado peruano) vienen
imponiendo condiciones a los actores territoriales (poblaciones, organizaciones
sociales, autoridades regionales y municipales). Como se ha señalado, el actual
diseño de control territorial, la definición del gobierno minero en esas regiones
y el manejo de crecientes recursos públicos y privados, son los ingredientes
principales de este proceso.
Sin embargo, estas tendencias que se perciben con nitidez en las regiones,
vienen también acompañadas de decisiones gubernamentales que se implementan
a nivel nacional y que complejizan aún más los escenarios en las regiones. A las
medidas aprobadas por las autoridades nacionales desde el año 2013, que hemos
comentado en el último capítulo de este trabajo, se le agrega, en el cierre de esta
publicación, un nuevo paquete de politicas para dinamizar las inversiones, que
fue entregado por el Ejecutivo como proyecto de Ley el 18 de junio de 2014 y que
fue aprobado por el Congreso el 3 de julio del mismo año.
Las medidas apuntan a debilitar, casi al nivel de lo absurdo, regulaciones
ambientales y toda la institucionalidad que se había intentado construir con
mucho esfuerzo, precisamente como respuesta a la creciente conflictividad social
que el país ha vivido en los últimos años. En ese sentido, pareciera ser que
no se han sacado lecciones luego de más de veinte años de conflictos sociales
vinculados a la minería en varias regiones y lo necesario que es seguir impulsando
los pocos avances en materia de institucionalidad y normativa social y ambiental,
que ahora comienzan a retroceder.
Medidas tributarias orientadas a promover la inversión, que incluyen “flexibi-
lizar el impacto financiero que representan las deudas tributarias de los contribu-
yentes”, incluidas las grandes empresas y la ampliación de la estabilidad tributaria
para las inversiones mineras, están acompañadas del desmantelamiento de gran
parte de la institucionalidad ambiental. ¿Cuáles son algunas medidas tomadas en
materia ambiental? Por ejemplo, desde ahora, el Organismo de Evaluación y Fis-
calización Ambiental (OEFA) se dedicará principalmente “a acciones prioritarias
de educación y difusión de la normativa” y limitará drásticamente sus funciones
fiscalizadoras y sancionadoras. En la exposición de motivos de la propuesta de ley,
se llega a decir que “la imposición de sanciones requiere de una etapa previa de
educación y concientización de los agentes, la población y las autoridades”. Llama
la atención que se hable de una etapa previa para “acciones de educación y difu-
sión de la normativa”, cuando, como se sabe, el OEFA fue creado casi en paralelo
con el Ministerio del Ambiente, el año 2008.
Además, el paquete “para mejorar y generar la confianza de los inversionistas”
le ha quitado abiertamente facultades al Ministerio del Ambiente, en materia de
creación de áreas naturales protegidas, en el tema del ordenamiento territorial,
zonas ecológicamente económicas, límites máximos permisibles y estándares de
calidad ambiental, que ahora pasarán “a ser refrendados por el Presidente del
Consejo de Ministros y con el voto del Consejo de Ministros”.
En el caso de la evaluación de los estudios de impacto ambiental, “se plantea
establecer que las opiniones vinculantes y no vinculantes que requiera la entidad
encargada de la aprobación del Estudio de Impacto Ambiental, deberán emitirse
188 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC
(1990, 2005, 2012); las de Andahuaylas (2011); las del sur de Puno, en torno al proyec-
to Santa Ana (2011); las de Islay, por el proyecto Tía María (2010), entre varias otras.
Las experiencias son diversas: el caso de Espinar muestra, por ejemplo, una
extraordinaria capacidad de defensa, a lo largo del tiempo, de una agenda de
derechos que fue afectada desde la aparición de la minería en la zona. Al mismo
tiempo muestra una gran capacidad de diálogo, que ha buscado entendimientos
frente a un conflicto que se puede definir como de convivencia.
En Apurímac se van definiendo escenarios de conflictos de convivencia y, al
mismo tiempo, de resistencia: casos como el de las poblaciones vecinas al mega-
proyecto de Las Bambas, en la provincia de Cotabambas; o el del proyecto minero
Los Chankas, en la provincia de Aymaraes, son una muestra de la variedad de si-
tuaciones que se vienen configurando y que necesitan canales institucionales, de
diálogo democrático y de participación oportuna e informada para la ciudadanía,
que lamentablemente no se vienen dando.
Por lo tanto, no parecería lógico pensar en nuevas fases de expansión minera,
como las que ocurrieron en décadas pasadas o como las que se pretenden en la
actualidad en las dos regiones, sin que las tensiones no se agudicen al extremo. En
el actual contexto cabría hablar de prudencia; sin embargo, la fuerte presión que
se constata en los territorios de Cusco y Apurímac va en una dirección opuesta.
Las propuestas que apuntan a pensar en procesos de transición a otro tipo
de formas de extracción y convivencia siguen siendo ignoradas, a pesar de la
evidencia y la necesidad de producir cambios. En ambas regiones comienza a
ser fundamental interrogarse sobre qué tipo de fundamentos se necesitan para
enfrentar este contexto, levantando la agenda de derechos y al mismo tiempo
planteando propuestas alternativas que busquen generar verdaderos equilibrios y
procesos de cambios. Si se habla de transiciones, hay que también hablar sobre
los pasos previos que necesariamente deben ser dados.
En primer lugar, un escenario de transiciones implica construir una correla-
ción de fuerzas que hoy en día no existe en el país, pero que se hace necesario
reconocer y trabajar también en regiones como Cusco y Apurímac. Ello implica
contar con sujetos sociales fortalecidos y representativos: sin sujeto social y al
mismo tiempo sin sujeto político para producir e impulsar los cambios que co-
mienzan a identificarse, es difícil hablar de una propuesta de transiciones.
Todo ello significa identificar, construir e implementar diferentes estrate-
gias: ¿qué capacidades y qué tipo de organizaciones se requieren? ¿Qué alianzas?
¿Qué instrumentos y qué otras propuestas de políticas, además de las ya identi-
ficadas, se plantean?
190 LA MINERÍA EN EL SUR ANDINO: LOS CASOS DE CUSCO Y APURÍMAC