SIDA-Una-Gran-Mentira - Gerardo Sanchez N

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Gerardo Sánchez Navarro

“VIH”/SIDA
UNA GRAN MENTIRA

MEDICINAS QUE MATAN


INTERESES PODEROSOS
NEGOCIO MULTIMILLONARIO
Registro de Propiedad Literaria © 2001 – USA – Gerardo Sánchez Navarro
VIH/SIDA, Una Gran Mentira
Tarjeta de Catálogo No. 00-090644

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“VIH”/SIDA
UNA GRAN MENTIRA

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Existe un principio
que se resiste a toda información,
que se resiste a toda argumentación,
que nunca deja mantener al hombre
en una ignorancia perenne…
El principio de desestimar
lo que no se ha investigado.

Dr. Herper Spencer, PhD

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Sabemos que errar es de humanos
pero la hipótesis “VIH”/SIDA
es un error diabólico.

Dr. Kary Mullis, PhD


Premio Nobel de Química 1993

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AL LECTOR
Usted sabe realmente, como yo, lo que está ocurriendo en el
mundo actualmente; un total caos, desorden, violencia, formas de
brutalidad extrema, tumultos que terminan en guerra, terrorismo en
todas sus manifestaciones, todos manifiestos tanto en las conductas
sociales, políticas, religiosas como científicas. Todo ello hace que
nuestras vidas sean extremamente difíciles, confusas y llenas de con-
tradicciones. La destrucción es absoluta.
Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la
ciencia y la tecnología, mayoritariamente dominada por el dinero, y
en la que nadie sabe nada de estos temas. Ello constituye una fór-
mula segura para, que unos pocos, la lleven al desastre.
Este no es un libro para poyar teorías o filosofías de ningún ti-
po, es un documento apoyado en hechos reales y datos verídicos
científicos de última mano. Lo que vamos a hacer, usted y yo, es
examinar los hechos como son, de cerca, palpables, objetivamente
sin fanatismo y dogmatismos.
Si quiere descubrir, vamos a explorar juntos pausadamente, pa-
cientemente, con detenimiento. Así hacen los buenos científicos,
que miran a taves de un microscopio y ven exactamente la misma
cosa, porque los hombres de ciencia usan un microscopio en el la-
boratorio, tiene que mostrarle lo que ven a otros científicos, de ma-
nera que todos vean exactamente lo mismo, lo que es. Eso es lo
que vamos a hacer usted y yo.
No se aprende de acuerdo al temperamento, el condicionamien-
to, o la creencia particular de cada uno; sólo pensando lo que real-
mente es, se aprende.
La vida es seria y hay que dedicarle completamente la mente y el
corazón, esa misma atención hay que dedicarla a fenómenos de la
sociedad humana como lo es el VIH y el SIDA, pues hay tanta
confusión en el mundo, tanta corrupción religiosa, política y cien-
tífica que a veces caemos en hoyos profundos insalvables injustifi-
cadamente, arrastrados por esa confusión. Es mucha la injusticia y
pobreza en lo interno del individuo como en lo externo y esto se
refleja en la familia y en la sociedad. Cualquier hombre serio e in-

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teligente y no sólo sentimental y emocionalmente rico, al leer este
libro verá la realidad de que algo anda mal y que tiene que cambiar
necesariamente por el bien de la especie humana..
El cambio es una revolución completa a veces difícil de ejecu-
tar, dada la naturaleza del ser humano. Nunca debe quedar en la
tentativa porque entonces se continúa corrompiendo la estructura
social, religiosa, política y científica, conllevando inevitablemente a
la destrucción total.
Somos la sociedad, somos el mundo, y si no cambiamos el
rumbo de muchas cosas radicalmente, entonces no hay posibilidad
ninguna de cambiar el orden social.
El SIDA no es resultado de un virus llamado VIH que nadie ha
visto jamás, es el resultado de una tremenda agonía, angustia y do-
lor mental, psicológico y moral, del sufrimiento inmenso, de las
brutales guerras, de la violencia, del hambre, la malnutrición, la
desnutrición, las drogas, el alcoholismo, la insalubridad dispersa por
el planeta y, sobre todo, de las truculentas ambiciones de unos
pocos poderosos que, siendo los menos, poseen las grandes fortu-
nas del planeta mientras que miles de millones no tienen ni donde
caerse muertos y están siendo exterminados en un secreto a voces
con una fórmula llamada “VIH”=SIDA. Estos son los latinos po-
bres en latinoamérica y EE. UU., los negros en África y EE.UU.,
los drogadictos, los alcohólicos, y los que padecen de inmunode-
ciencia; una enfermedad tan vieja como el hombre mismo y que
ahora se ha convertido en una “amenaza” para género humano,
causada por un virus fantasma.
Según la definición oficialmente aceptada y difundida: “El SI
DA es el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida. Es diagnosti-
cado a aquellas personas que son seropositivas, es decir, que han
dado positivo a unos tests que de forma indirecta pretenden detec-
tar la presencia del supuesto VIH (Virus de la Inmunodeficiencia
Humana) y que además presenta los síntomas de algunas de las
actualmente 29 enfermedades ya conocidas pero que oficialmente se
utilizan para diagnosticas SIDA. Así pues los seropositivos, in-
dependientemente de que estén sanos o enfermos, son portadores
del supuesto virus que ataca las defensas del organismo, destru-
yendo el sistema inmunitario”.

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Sin embargo multitud de científicos de primera fila (entre ellos
dos premios Nóbel), están cuestionando duramente la versión ofi-
cial, exigiendo que sean demostradas científicamente cada una de las
afirmaciones y teorías que se han lanzado con espectaculares ruedas
de prensa pero sin haberse seguido los protocolos de trabajo
procedentes ni haber sido publicado artículo alguno en ninguna re-
vista científica sobre la afirmación “VIH=SIDA” y sin ni siquiera
haber demostrado que el “VIH” existe, presentando las cuatro fotos
requeridas ni habiendo contrastado investigación alguna.
Cada vez más y más científicos de diversas especialidades están
llegando a conclusiones diferentes a la oficial sobre el SIDA, su po-
sible causa y por tanto su tratamiento. Sin embargo toda informa-
ción científica, médica o periodística que se aparte de la versión ofi-
cial, es sistemáticamente silenciada.
Muchos de estos científicos afirman que el SIDA mantiene una
industria que mueve cantidades astronómicas de dinero en paten-
tes, en la industria de los tests, en la industria farmacéutica cuyas
grandes multinacionales financian la investigación oficial del SIDA,
existiendo intereses económicos incluso en organizaciones huma-
nitarias por la lucha contra el SIDA que se convierten en organiza-
ciones colaboradoras de la industria del SIDA y corresponsables de
su mantenimiento.
¿Existe realmente un engaño a toda la humanidad respecto a la
verdad del SIDA? Si es realmente mortal ¿por qué algunos afecta-
dos, que se han desbancado del tratamiento del AZT y otros fuertes
fármacos, han superado tal enfermedad? ¿Realmente tiene interés la
ciencia en curar el SIDA y el cáncer o está sometida a presiones
mayores a causa del gran negocio que supone? ¿Por qué en los de-
bates abiertos sobre el SIDA, no se presentan nunca defensores de
la versión oficial del SIDA? ¿Por qué se encarceló al Dr. Hamer,
justo cuando empezaba a desvelar importante información en torno
a la verdad sobre el SIDA, el cáncer y los tumores?
¿Por qué nadie se presenta a recoger los diversos premios que se
ofrecen, por ejemplo la asociación COBRA con 1,000,000; el
periódico Diario 16 con otro millón de pesetas, en España; la revis-
ta inglesa CONTINUM con 1,000 libras esterlina y la asociación
alemana MUM con 1,000 marcos alemanes, a quien traiga las re-
vistas científicas, documentos, experimentos, etc., que prueben

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concluyentemente que existe el “VIH” (Virus de la Inmunodefi-
ciencia Humana)? ¿Existe realmente el virus? ¿Qué intereses eco-
nómicos se esconden realmente detrás del SIDA?
Es muy fácil afirmar a través de los medios de comunicación de
masas y sin demostrar científicamente lo que se afirma, que el SIDA
es una enfermedad de nuestro siglo incurable originada por un
terrible virus desconocido y recetar carísimos y mortíferos fár-
macos que, lejos de ni siquiera aliviar la verdadera enfermedad que
se padece, son mortales a medio plazo por su alta toxicidad y por su
capacidad de destrucción de las células al bloquearles su sistema de
reproducción, provocando de esta manera inmunodeficiencia;
precisamente lo que pretendían curar.
¡Cuán cierta es aquella frase: “el negocio de la salud comienza
con el ginecólogo y termina con el enterrador”. Afortunadamente
cada vez más existe un despertar de conciencia más colectivo en
torno a la medicina natural. Si a mí me preguntaran si se ha curado
una persona del SIDA, le respondería con toda sinceridad que, por
desgracia he visto algunas personas acercarse a la muerte hasta
abrazarla, debido a que ya estaban muy intoxicados de medicamen-
tos, pero también tengo algún amigo, al que se le pronosticó un SI
DA irreversible, que tras dejar la medicación, cuidarse en la ali-
mentación y con plantas medicinales, siendo meticuloso y constan-
te, practicando una vida sana y cuidando que su organismo tuviese
siempre los aportes vitamínicos y minerales, aumentando así sus
defensas de forma natural, vive desde hace años con toda norma-
lidad habiendo superado el peor de los síntomas del SIDA: el psi-
cológico.
Es decir: créase que tiene un año de vida y observe el cambio
profundo que se produce en usted. Llegarás a morir de verdad. A
eso se le llama a veces “el enfermo imaginario”, o el efecto nocebo
que es el efecto contrario al efecto placebo. La muerte de un ser
querido nos afecta hasta tal punto que podemos llegar a contraer
diversas enfermedades y dolencias, igual que una noticia impactan-
te nos puede producir un shock. De la misma manera a la persona
que se acerca a una clínica a realizarse un análisis, si se le notifica
“usted tiene el SIDA y le quedan x años o meses de vida”, el im-
pacto es tan fuerte que todo el metabolismo reacciona con miedo,
angustia y terror. Y ésta es una de las razones que contribuyen a la

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destrucción de las defensas del individuo y a la consiguiente proli-
feración de las enfermedades. Se enciende una luz roja de alerta en
el cerebro y todo el organismo está pendiente de dicha preocupa-
ción.
Creo sinceramente que es muy grave y de gran responsabilidad
la sentencia de un médico. Es como si un cura en el confesionario
dijese a un feligrés que debido a sus grandes pecados está irremisi-
blemente condenado y sin posibilidad de salvación.
Lo que usted leerá aquí es una advertencia para todos, espe-
cialmente las personas diagnosticadas VIH+, su familia y sus ami-
gos.
Este libro es el fruto de mis investigaciones privadas, estudio de
artículos científicos de prestigiosas autoridades en la materia, publi-
caciones científicas, consultas personales a doctores y especialistas,
relatos, testimonios y las vivencias de personas que he conocido. Es
información basada en hechos. Es mi experiencia.

EL AUTOR

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INTRODUCCION
Nadie ha observado jamás los síntomas obligados que serían de
esperar tras una de las llamadas infecciones virales VIH, tales como
los que se producen habitualmente en el sarampión o en la rubéola.
En los pacientes con SIDA no se encuentra jamás el virus VIH.
Los principales linfocitos implicados en el Síndrome de Inmu-
nodeficiencia Adquirida (SIDA) serían los linfocitos T. Así, pues,
tan solo habría uno de cada 10,000 que hubiera fagocitado un frag-
mento del virus, un virus del que no se ha encontrado ningún frag-
mento completo en ningún paciente de SIDA. ¿Quién busca el
10,000avo linfocito T? ¿Qué le identifica? Son el puro producto de
una imaginación desenfrenada.
El virus VIH (Rum & Seit Nro. 39) en 1984 ha sido reconocido
por el Ministerio de Salud de los Estados Unidos como causante del
SIDA y la patente del SIDA ha sido depositada y homologada
antes, incluso, de que se viese publicado el primer estudio america-
no sobre el SIDA. ¿Quién tenía tanta prisa, y quién se esconde de-
tras de ello? ¿Por qué la prensa en su totalidad se ha apuntado al
carro sin el menor espíritu crítico?
Partiendo de que no existen síntomas específicos del SIDA,
queda abierto el camino al diagnóstico médico arbitrario. Si un
paciente no es seropositivo, pero presenta, por ejemplo, un cáncer,
un reumatismo articular, un sarcoma, una neumonía, si tiene dia-
rrea, sufre demencia, micosis, tuberculosis, fiebre, una erupción por
herpes, toda clase de síntomas neurológicos o de deficiencias, toda
va bien, no hay de qué preocuparse, ya que son enfermedades
conocidas completamente normales, según las concepciones vigen-
tes hasta el momento y pueden ser curadas. Pero basta que esa
misma persona sea seropositiva para que todos los síntomas se
conviertan de repente en el SIDA. Cabría incluso decir que son
metástasis del SIDA, mensajeras de la muerte rápida y atroz del in-
fortunado paciente con SIDA. Por supuesto, los médicos a favor de
la eutanasia les dan al condenado a muerte el beneficio de la jerin-
guilla eléctrica (ya que de cualquier manera no hay nada que hacer
por él puesto que el SIDA es mortal).
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Es igualmente muy extraño que el SIDA, que se supone es una
enfermedad viral, tenga un comportamiento totalmente diferente de
todas las demás enfermedades virales. En efecto, siempre se ha
admitido que éstas han quedado vencidas si el test de anticuer-pos
es positivo.
Pero, el hecho más extraño de todos, que todos los investigado-
res han mencionado como de pasada, aunque sin incitar a ninguno
de ellos a sacar la menor consecuencia, es que: ¡sólo se convierte en
víctima del SIDA quien sabe que es seropositivo o cree ser-lo! ¿No
resulta extraño que nadie se haya puesto todavía a estudiar más a
fondo este fenómeno, que es sin embargo absolutamente sor-
prendente? Conocemos en efecto, poblaciones enteras a las que no
les sucede nada a pesar de resultar en un 100% seropositivo. Y
aunque seropositivo, los chimpancés, que son monos antropoides,
no presentan jamás el menor síntoma susceptible de parecerse al SI
DA.
Desde la condena de Galileo por el inquisidor Papa Urbano
VIII, en el año 1632, pasando por el escorbuto, la pelagra, el beri-
beri, el síndrome de SMOM, o la fiebre del legionario, y llegando al
“VIH/SIDA”, se ha comprobado universalmente que los científi-
cos se equivocan y dogmatizan para justificar y ocultar sus errores.
Y cuando se asocian los dogmas científicos con la corrupción cien-
tífica; quien paga es la salud de los pueblos.
En los Estados Unidos, oficialmente, cada año se dan doce mi-
llones de enfermedades venéreas. De éstos, tres millones en ado-
lescentes antes de los veinte años de edad. Entre esos mismos ado-
lescentes, además de los tres millones de enfermedades venéreas,
hay un millón de embarazos indeseados y trescientos mil abortos
anualmente. Pero, “sólo” –un caso es una gran desgracia- cuarenta
mil casos de SIDA anuales, de los que “solamente” 417 correspon-
den a los adolescentes, éstos calificados de alto riesgo. Cabe pre-
guntarse, ¿es el VIH la causa de una enfermedad contagiosa, trans-
misible sexualmente y, por lo tanto, venérea? En Estados Unidos las
matemáticas dicen que no.
Los médicos destruyen la salud, los abogados destruyen la jus-
ticia, los gobiernos destruyen la libertad, los líderes religiosos des-
truyen la espiritualidad, los medios de difusión destruyen la infor-
mación y, cada uno de nosotros se destruye a sí mismo.

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¿Qué pasaría si todo lo que usted supone conocer, o le han di-
cho sobre el supuesto VIH y el SIDA, no fuese verdad? ¿Es el
VIH/SIDA un negocio para acabar con los homosexuales, los dro-
gadictos y ciertos habitantes del tercermundo?
Dos homosexuales norteamericanos de gran relevancia, Randy
Shilts y Heinrich Kramer, en la década de los setenta, comenzaron a
actuar políticamente a nivel de ciertas organizaciones gay (homo-
sexuales) para advertirle a la población homosexual que su estilo de
vida, reflejado en su comportamiento abusivo del sexo y las drogas,
le podrían traer a la comunidad homosexual fatales consecuencias,
si seguían por el camino iniciado en la década de los setenta, cuando
comenzó la llamada “liberación sexual” y el abuso indiscriminado
de las drogas recreacionales. La promiscuidad (algunos gays tienen
hasta dos mil quinientos contactos sexuales al año con personas di-
ferentes), el uso indiscriminado de drogas de todo tipo, el alcohol,
las técnicas sexuales de moda como el “rimming” (sexo orogenital)
el “fisting” (dedos, manos y muñecas dentro del ano), ciertas prác-
ticas zoofílicas (especialmente ratónes sin uñas dentro del ano) y,
sobre todo, el uso indiscriminado de los “poppers” o nitritos, que
en forma de emanación se absorben con la respiración antes del
acto sexual para relajar el esfínter anal y prolongar el orgasmo,
estaban llevando a sus practicantes, la inmensa mayoría de los
homosexuales de la época, a un desenlace fatal. Kremes avisó: “este
comportamiento nos está llevando al matadero; los “foggots” (ma-
ricones) tenemos algo más que hacer y decirle al mundo que en-
viarles el mensaje de que pasamos los días jodiendo unos con
otros”. Krames también apuntó: “¿Por qué no se dedican a luchar
por su derecho a estar casados, en vez de pelear por legitimizar la
promiscuidad?”. Larry Krames, fundador de las organizaciones
“Gay Men’s Health Crisis” y “AIDS Coalition To Uleash Power”
(ACT UP) y candidato al Oscar de la Academia por su guión ci-
nematográfico “Women un Love”, película que también produjo y
que le valió el Oscar como protagonista femenina a la actriz Glenda
Jackson. Larry fue autor de la pieza teatral de gran éxito “The
Hormal Herat” y junto con Randy Shilts, autor del libro “And the
Band Play On”, que dio origen al guión de la película que lleva el
mismo título en español “La Banda Dejó de Tocar”, son los ge-
nuinos historiadores de los más verídicos y reales testimonios de

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cómo empezó la tragedia del SIDA, en Europa y en América, a
partir de las desviaciones de las comunidades homosexuales, a las
que tanto criticaron aún siendo ambos homosexuales.
Es muy difícil que una persona ajena a los conocimientos de las
ciencias biológicas, pueda aceptar lo que explico en este libro. Es
más, incluso para los profesionales de estas ciencias también es muy
difícil aceptar que hay otra versión, con argumentos contundentes,
para explicar la otra versión del “VIH/SIDA”. La razón es muy
sencilla: el lavado de cerebro que todos los días nos están haciendo
los medios de comunicación junto con la propaganda callejera vi-
sible en cualquier para de autobús, que financian las industrias
generadas por el SIDA a nivel internacional. A los alemanes de la
época de Hitler y a los falangistas, fascistas y nazis de todo el mun-
do, les era imposible pensar que sus líderes no tuvieron razón, ya
que el lavado de cerebro a que fueron sometidos les habían ani-
quilado cualquier posibilidad de razonamiento. El pueblo y los in-
telectuales de la era fascista obedecían los dogmas y las consignas de
los líderes como lo hacen ahora la inmensa mayoría de los ciu-
dadanos comunes y los profesionales médicos, en todo el mundo.
Los conceptos científicos más absurdos que se pudieran haber ima-
ginado en la historia de las ciencias biológicas, que niegan los prin-
cipios más elementales de la inmunología y del método científico,
han sido impuestos académicamente a nivel internacional desenca-
denando una desinformación universal para hacer que, eruditos y
profanos, comulguemos diariamente con ruedas de molinos paulo-
vianas, inducidos por la monotonía hipócrita de los rezos y las leta-
nías que, como creencia fundamental, tiene las siguientes ecuadio-
nes: VIH + SIDA = Muerte. Dogmas científicos + Corrupción =
Terrorismo científico; fórmula perfecta del más sofisticado y lega-
lizado de los terrorismos: El terrorismo científico, que no es el de
“cuello blanco almidonado y corbata”, sino el de “bata blanca”. Ya
sea de laboratorio o de consultorio médico.
Es bueno dejar constancia de que siempre hay excepciones y
que entre los científicos y los gremios médicos hay personajes que
luchan, casi estérilmente, contra sus dirigentes gremiales a los que es
casi imposible convencer de sus errores, porque perderían la credi-
bilidad pública, ortodoxa, bíblica y ancestral, y éso, especialmente
las organizaciones médicas, nunca lo permitirán. La hipócrita ética

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médica basada en el código de Hipócrates, “el hipócrita”. (Hipó-
crates le negó asistencia médica a los ejércitos de Altajerges porque
eran sus enemigos). Esta legalizando la iatrogenia, o iatrogenia, o
mala práctica médica. Los gremios médicos, los grandes consorcios
propagandísticos, las organizaciones científicas con sus órganos de
difusión y las revistas científicas de más prestigio internacional, son
demasiado soberbios y poderosos para aceptar que cometieron un
error. Tienen que prepararse para dar una explicación a sus mentiras
y eso les llevará mucho tiempo para inventar una excusa que les
saque las patas del barro, sin que sufra su prestigio inmaculado. Po-
siblemente, tanto tiempo como le llevó a la Iglesia Católica aceptar a
Galileo el hecho irrefutable de que la tierra gira alrededor del sol. La
Iglesia para redimir a Galileo y abolir su excomunión, se tardó des-
de 1632 hasta 1980, nada menos que 438 años. Entre tanto habían
quemado al hereje y aragonés Miguel Servet por haber descubierto
la llamada circulación menor del cuerpo humano –la que oxigena la
sangre en el trayecto entre el corazón y los pulmones-, lo que
suponía contradecir la versión sagrada que tenía la Iglesia sobre el
cuerpo humano, obra divina que sólo podrían disecar e interpretar
los representantes de Dios en la tierra, oráculos de sabiduría uni-
versal que destruían la razón y la lógica de los hechos con la fe de
los dogmas. Tal como sucede ahora con la versión universal y ofi-
cial del “VIH/SIDA”.
Los gremios médicos de todo el mundo orquestaron junto con
las autoridades sanitarias de los EE.UU., representadas por el CDC
de Atlanta (Center for Disease Ciontrol), el gobierno de Reagan y su
ministra de sanidad Margaret Heckler, el más grande de los ge-
nocidios, el día 23 de abril de 1984. Posteriormente, entraron como
sus más poderosos aliados, las industrias farmacéuticas transnacio-
nales. El más sofisticado poder político del mundo asociado, como
siempre, con el más decisivo de los poderes, el omnipotente y co-
rruptor poder económico. Su perro guardián y arma publicitaria fue
y es: la dócil Organización Mundial de la Salud (OMS), que utilizó el
terrorismo científico, a nivel internacional, como argumento
convincente para imponer la mentira del “SIDA” entre todos los
indefensos ciudadanos del planeta tierra, sobre los que cayó la mal-
dición de un genocidio sólo comparable a las locuras de Hitler. Ge-
nocidio que está clamando por un juicio tipo Nuremberg para hacer

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justicia por tanta muerte y dolor causados innecesariamente a ino-
centes ciudadanos de todo el mundo.
Una de las mentiras más grandes de la historia de la humani-
dad, la del VIH/SIDA, se forjó alrededor de un virus fantasma. Los
protagonistas más relevantes de esta tragedia han sido y son los ho-
mosexuales, como víctimas, y sus médicos, como victimarios. Estos
galenos son protagonistas porque, contra todas las normas de la
ética médica, han sentenciado y sentencia a muerte a sus propios
pacientes, ejercitando monstruosamente la más irresponsable de las
iatrogenias, o malas prácticas médicas. Entre las víctimas, además de
los homosexuales, se encuentran los drogadictos, los hemofílicos y
millones de habitantes de ciertas regiones del tercer mundo, ESPE-
cialmente los de África, que han pagado con sus vidas y el dolor de
sus deudos, el precio de una locura que no tiene parangón en la his-
toria de la humanidad.
Los ejércitos se manejan con órdenes verticales. Nadie como los
soldados de los ejércitos militares y los clanes médicos para
obedecer órdenes y cumplirlas sin pensar y, mucho menos, razo-
nes. Los médicos son obreros de la ciencia militarizados y automa-
tizados como robots, que reciben órdenes de las autoridades sanita-
rias agrupadas masónicamente a nivel mundial a través de la Orga-
nización Mundial de la Salud. Las subagrupaciones de especialida-
des médicas, a nivel mundial, reciben órdenes que emanan de las
revistas científicas que, a su vez, sobreviven gracias a la propaganda
que reciben de las transnacionales farmacéuticas y, en definitiva, son
las que dan las órdenes y manipulan los descubrimientos científicos
de acuerdo a sus intereses inconfesables, como en el caso del “SI
DA”, en donde las drogas legales cumplen funciones mortales co-
mo si se tratase de una guerra química al estilo Iraq. A propósito:
¿de dónde recibe Iraq y otras naciones, la materia prima, la tecno-
logía y dónde entrenan a los científicos, para elaborar sus arsenales
químicos y biológicos?
Para dar la batalla por la subida de sus acciones en la Bolsa de
Nueva York, nada como aleccionar a sus súbditos médicos con
dogmas científicos producidos en los oráculos que manipulan las re-
vistas científicas de más “prestigio” mundial que, por supuesto, es-
tán vedadas a los pocos contestarios y rebeldes opuestos a sus crí-
menes, a quienes se tilda de locos e ignorantes. Los dogmas cientí-

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ficos aceptados con fe ciega por los gremios médicos de todo el
mundo, le permiten a la industria farmacéutica, desde la cúpula de la
pirámide en donde está entronizada, ordenar que se receten tóxicos,
ya que “es mejor recetar un tóxico –carísimo-, que recetar nada” a
alguien o a quien se le ha sentenciado a muerte porque se le ha
diagnosticado falsamente un virus fantasmal como el VIH.
En los dogmas médicos y los religiosos no se aceptan ni el ra-
zonamiento, ni la discusión. Quien no está de acuerdo con ellos, o
está loco, o es un ignorante. Los principios de la Inquisición, una de
cuyas máximas expresiones fue plasmada en su ira contra Galileo y
su tesis copérnica sobre el movimiento de la tierra alrededor del sol.
El Papa Urbano VIII, en el año 1632, obligó a Galileo a retractarse
de que el hombre y el planeta tierra no eran el centro del mundo y
giraban alrededor del sol, bajo la amenaza de morir en la hoguera.
Las tesis dogmáticas tipo Inquisición, todavía no han sido abolidas
en el campo de las ciencias médicas y biológicas, a pesar de que ya
estamos a finales del año 2004, y en plena era de la biología mo-
lecular. Una vez más, la historia se repite. Los dogmas médicos
sumados a la corrupción científica han creado un tribunal que su-
marían sus actuaciones imponiendo un implacable boicot contra los
herejes que se atreven a razonar y reclamar una explicación cien-
tífica aceptable de la hipótesis oficial del VIH/SIDA, que ninguna
organización médica, ni científica, han sido capaces de dar en ningu-
na parte del mundo, por la sencilla razón de que no existe tal expli-
cación.
Lo más indignante de todo esto es el terrorismo científico que
se le ha impuesto a personas inocentes tales como los necesitados
de transfusiones, las madres multíparas y sus bebés, y el ciudadano
común al que le han coartado la libre satisfacción de su instinto
sexual, tan necesario para un ser vivo como el instinto de alimenta-
ción. Impunemente los inquisidores del año 2002 se han permitido
entrar a organizar el más íntimo de los rincones de todo ser libre: su
alcoba.
En las dictaduras científicas, como en las dictaduras políticas,
siempre han existido colaboradores calificados de tontos inútiles. Es
sorprendente cómo la mayoría de los medios de comunicación de
tod el mundo, han sido los tontos útiles en este genocidio que ha
producido beneficios económicos multimillonarios a la industria del

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SIDA que tan próspera surgió en el planeta tierra a partir de 1984.
El periódico neoyorquino The Wall Street Journal, de fecha 1 de mayo
de 1996 y el Philadelphia Inquirier en un llamado a la prensa de todo
el mundo dijeron que “los medios han fallado en decirles a sus lec-
tores la verdad sobre la hipótesis del VIH/SIDA. Y sospechamos
que tendremos que pagar una pena por ello. Un castigo que nos me-
recemos”.
Desde que Edwar Janner y Luis Pasteur, en el siglo pasado,
abrieron la puerta a la era de los gérmenes, la causa de cualquier
problema de salud explicable para el momento, ha sido achacada a
un virus, o una bacteria. Decía el venezolano doctor Enrique Teje-
ra, el médico investigador que en la Amazonia descubrió la tierra de
la que se obtuvo la terramicina: “los virus son un invento de los
médicos para justificar su ignorancia”. Cuando uno va a consultar al
médico y no le encuentra una explicación lógica a sus males, la
respuesta invariablemente es: “lo que usted tiene es un virus que
anda por ahí....”, casi siempre atacando al sistema digestivo o al
respiratorio. La ciencia, a lo largo de su historia, siempre ha come-
tido errores similares, pero ninguno de la magnitud que se está co-
metiendo con el VIH/SIDA”.
Este tema, como otros muchos de fácil explicación y base de la
materia que estamos discutiendo, se aclarará con lujo de detalles a lo
largo de esta historia. ¿Cómo le parecería si supiese que la prensa
internacional, incluidos el diario El País, de Madrid en octubre de
1993 y el The New York times, en marzo de 1992, trataron de
ladrón, ratero y farsante al doctor Robert Gallo, el “descubridor”
del, llamado por el oficialismo, virus del SIDA, o sea el VIH, que
para estas fechas todavía no se ha aislado en un laboratorio, poir lo
tanto, ni siquiera existe? Como respuesta a la pregunta se puede
asegurar que nunca habrá una vacuna contra el VIH/SIDA, por
más que Robert Gallo la prometió para el año 1986 y el presidente
Bill Clinton para el 2007.
¿Cómo le parecería descubrir que la prensa internacional se en-
teró del “descubrimiento del VIH” antes que las revistas científi-
cas? ¿Sabía que los medicamentos utilizados en la “cura” del SIDA
son todos tóxicos, venenosos y que todavía no han curado ni a una
sola persona? Los laboratorios Glaxo compraron a la industria far-

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macéutica Borroughs, propietaria del venenoso AZT, por casi
quince mil millones de dólares ($15,000,000,000.00).
¿Le sorprende enterarse que más de treinta millones de perso-
nas son “VIH positivas”, no están enfermas y gozan de buena salud
porque no toman ninguna medicina tóxica, ni les preocupa el te-
ma? Por ejemplo, el 22% de los indígenas yanomami del Amazonas
son positivos al test del VIH desde hace más de cuarenta años y no
se enferman de SIDA, ya que no toman antirretrovirales, que son
carísimos e inalcanzables para ellos y, además, no están preocupa-
dos, ya que ni se enteraron del asunto. Esto se dio a conocer como
resultado de una investigación científica, hecha por la Universidad
de Nebraska, EE.UU., con sangre de los yanomamis conservada
por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, y publi-
cada en la revista The Lancet, a finales del año 1985.
Mientas entro en materia, el lector puede meditar sobre algunos
de los siguientes puntos, que serán parte de los temas centrales de
este libro.
¿Es el estilo de vida y el medio ambiente la verdadera causa del
SIDA ya que un virus que no existe, no puede ser la causa?
Millones de inocentes mueren en un genocidio que produce
miles de millones de dólares.
No hay ni una sola publicación científica que demuestre que el
VIH es la causa del SIDA.
Los hechos comprobados confirman que, entre otras causas, el
abuso de las drogas recreacionales y farmacéuticas, como el AZT y
sus similares, causan SIDA.
Si los investigadores no saben cuál es la causa del SIDA, ya que
ni siguiera han aislado el virus, nunca encontrarán la cura.
Solamente en EE.UU. se han despilfarrado más de 100 mil mi-
llones de dólares con el VIH/SIDA. Todavía no hay una vacuna, ni
un tratamiento que lo cure. A eso se han agregado 2 mil millones
más adicionales a partir del 2001. Nadie, en veinte años, se ha cu-
rado con los inhibidores de la transcriptasa revertida (AZT y simila-
res), o los inhibidores de las proteasas.
El 85% de los casos de SIDA en Europa y América se dan en
los hombres. ¿Es el SIDA una epidemia feminista? En EE.UU. las
enfermedades venéreas aumentan (12 millones de casos cada año) y
el SIDA disminuye (24 mil casos en 1997) ¿Es el SIDA una enfer-

23
medad infecciosa, contagiosa, de transmisión sexual, o venérea? En
EE.UU. las matemáticas dicen que no. El SIDA nunca ha sido una
enfermedad apocalíptica, ni venérea, ni infectocontagiosa. Los con-
dones protegen contra las enfermedades venéreas, pero no con-tra
la causa principal del SIDA: las drogas, la angustia y el hambre.
El tenista Arthur Ashe tomó AZT y murió. El basquetbolista
Magic Jonson no lo toma y vive sano (Time, 12 de febrero, 1996) y
sigue sano en el 2004. Sin embargo en 2007 comenzó a emplear
estos fármacos y ya ha comenzado a presentar males que afectan su
salud.
El AZT, como anticancerígeno que es, y para lo que fue dise-
ñado, mata las células que crecen y se multiplican. Un feto y un be-
bé son un conglomerado de células que crecen y se multiplican
permanentemente. Darle AZT a una futura madre y a su bebé es un
crimen.
Robert Gallo, “descubridor” del supuesto VIH, le robó el “vi-
rus” a Luc Montagnier (El País, Oct. 1996). Ahora son socios que
se reparten una buena porción de las ganancias de la industria del
SIDA de la que ellos fueron pioneros.
La revista Time, del 8 de marzo de 1992, publicó que el 90% de
casos de SIDA se encuentran entre los homosexuales, los negros y
los países del tercer mundo. Por lo tanto, el grupo inglés “Gays
Against Genocida” (Homosexuales Contra el Genocidio) parece
que tiene razón.
La prueba del VIH, para saber si una persona es positiva o ne-
gativa, es todo un fraude y una mentira con relación a la causa
(VIH)-efecto (SIDA), o hipótesis VIH/SIDA ya que puede reac-
cionar con ciertas proteínas que se encuentran en el ADN de cual-
quier glóbulo blanco estresado, o manipulado. Por lo tanto, los fal-
sopositivos son incalculables, ya que son muchas las causas por las
que se estresa el sistema inmunológico en el que los glóbulos blan-
co son los protagonistas.

DR. ANGEL GRACIA

24
“VIH”/SIDA, UNA GRAN MENTIRA

¿EXISTE EL VIH? ¿EL SIDA ES ALGO NUEVO?


Existen en estos momentos en el mundo dos posturas aparente-
mente irreconciliables entre la clase médica. La primera, mayorita-
ria, alega que el responsable del SIDA es un retrovirus bautizado
como VIH; la segunda, niega la existencia de tal retrovirus y consi-
dera al SIDA un maquiavélico invento para vender fármacos inúti-
les en un montaje económico de incalculables magnitudes.
Muchos han sido silenciados al ser considerados, -actores de
documentos de similar enfoque a éste-, disidentes de la explicación
oficial del SIDA, apoyados en argumentos que están dispuestos
claramente en las líneas que siguen. Algunos programas radiales han
sido boicoteados, así como en la TV. Pues bien, es esa actitud
preponderante y soberbia la que no se entiende, porque si los lla-
mados disidentes están totalmente equivocados, ¿qué impide a los
defensores de las tesis oficiales rebatir públicamente sus argumen-
tos? ¿Qué les impide mostrar las fotografías que solicitan del virus?
¿Por qué nadie responde a las interrogantes planteadas? ¿Qué
ocultan las autoridades sanitarias y los responsables políticos?
Un caso que fue silenciado sutil e indirectamente, debido a la
imposibilidad de actuar libre, honestas y objetivamente fue la re-
nuncia de Mark Pierpont, Coordinador del Programa de Preven-
ción sobre el VIH/SIDA del Estado de la Florida, EE.UU., en carta
que hizo pública, fechada el 3 de junio de 1999, dirigida a la Sra.
Robin Keene, en la cual decía textualmente: “Tas meses de lucha y
de intensa investigación, lamento no poder continuar compliendo
los requerimientos y mandatos por la Salud Pública para cubrir este
puesto con buena conciencia. Como sabe, durante el año pasado, he
investigado material científico que pone en cuestión las bases

25
mismas de la respuesta dela Salud Pública al SIDA. Después de una
cuidadosa evaluación, considero que no puedo continuar pro-
moviendo la Educación sobre el VIH/SIDA, ni la aplicación de los
tests del VIH como ordena el Departamento de Salud del Estado de
la Florida. Además no puedo presentar la educación sobre el SIDA
de acuerdo a las instrucciones de la Salud Pública. Si lo hiciese, es-
taría violando mi propia conciencia puesto que estas instrucciones
reconocen y promueven una única opinión científica respecto a la
causa del SIDA. Después, -sigue escribiendo en su carta Mark
Pierpont- de una cuidadosa investigación, es lamentablemente cla-
ro que ha existido un cisma en la investigación sobre el SIDA des-
de el políticamente cargado anuncio del Dr. Robert Gallo al mun-
do, de que el VIH es la causa del SIDA (1984). Desgraciadamente,
sólo una parte de los datos científicos han sido puestos al alcance
del público. Esta parte es, con mucho más poderosa, respaldada por
los depósitos financieros de las agencias del Gobierno Federal,
como los CDC y los NIH, que financian la mayoría de las campa-
ñas de información y de los programas de investigación. Esta cien-
cia dominante es promocionada e incluso manipulada por los gi-
gantes farmacéuticos, que tienen un motivo obvio de beneficio. El
sistema de Salud Pública y las compañías farmacéuticas son la
principal fuente de información sobre el SIDA para los proveedo-
res de cuidados de salud, y limitan su información a tan solo una
parte del debate científico, ignorando e incluso suprimiendo la in-
vestigación científica contraria. Ayudado por unos medios de co-
municación complacientes, el Servicio de Salud Pública ha hecho
todo para silenciar las opiniones científicas contrarias, y en conse-
cuencia –concluye Pierpont- han negado a la población su funda-
mental derecho a un consentimiento informado”.
El asunto, es mucho más complejo de lo que imagina.
Los hechos son la verdad. La denuncia es la consecuencia de la
investigación de los hechos. Investigando el SIDA se descubren he-
chos irrefutables que la mayoría de los investigadores no mencio-
nan.
¿Qué impide a los defensores de las tesis oficiales rebatir públi-
camente sus argumentos ante aquellos que, muchos llaman disi-
dentes, porque han realizado investigaciones independientes que
ponen en peligro estas tésis? ¿Qué les impide mostrar las fotogra-

26
fías que solicitan del virus? ¿Por qué nadie responde a las interro-
gantes planteadas? ¿Qué ocultan las autoridades sanitarias y los
responsables políticos de nuestros países? Los llamados disidentes
piensan como yo.
En los documentos que tratan sobre el VIH no hay, al igual que
no hay en ninguna literatura científica, prueba de que lo que se dice
que representa a las “entidades VIH” sean en realidad entidades de
origen vírico. La prueba del aislamiento y la existencia de un virus
(además de la prueba biológica de que las partículas aisladas sean
infecciosas) requiere la evidencia de una foto del virus aislado, en la
que aparezcan las presuntas partículas en los tejidos infectados.
También es necesaria una foto de las proteínas del virus, sepa-
radas por tamaños y fotografiadas directamente en un gel natural, lo
cual es de gran importancia de cara a la utilización de las proteínas
del virus en un test de anticuerpos. Y, finalmente, se necesita una
foto del material genético separado por tamaños en un gel que, así
mismo, tiene que ser fotografiado directamente, sin utilizar para ello
técnicas de detección indirectas.
Un virus dado, como agente infeccioso, es, frente a las partícu-
las celulares, una entidad biológica estable de fácil aislamiento, lo
que significa que está separada de todas las demás moléculas y en-
tidades biológicas porque siempre tiene el mismo tamaño, forma y
peso, y una cierta densidad, por tanto.
Un virus aislado, para probar su existencia, tiene que, en primer
lugar, ser fotografiado. Para lo que se necesita una fijación química y
un seccionamiento ultrafino ya que los virus son estables y pueden
ser fotografiados directamente, incluso en la sangre, donde se dice
que está probada la presencia de millones de VIH por mililitro,
utilizando en test de “carga viral”, no hay ninguna foto de tal enti-
dad.
El Secretario del Consejo General de Colegios Médicos de Es-
paña, Antonio Entisne, declaró textualmente que ese organismo no
dispone “de la documentación necesaria que demuestra que ha sido
aislado el VIH, causante del SIDA”. Con respecto a esta declara-
ción la revista española “Más Allá de la ciencia”, en un editorial,
preguntaba ¿cómo pudo decir el Consejo General de Colegios Mé-
dicos de España, entidad que aglutina a toda la clase médica en
ejercicio, a través de su Secretario, el Señor Entisne, que ese órgano

27
no tenía documentación que demuestre que el VIH no ha sido ais-
lado y sea el causante del SIDA? ¿Cómo puede explicarse –con-
tinúa el editorial- que toda la documentación que al efecto podía
aportar el señor Francisco Parras, Secretario del Plan Nacional con-
tra el SIDA en España, fueran unas cuantas fotocopias de un li-bro
norteamericano? ¿Qué está pasando? ¿Por qué los responsables sa-
nitarios españoles se han negado a debatir públicamente la expli-
cación que ofrecen del SIDA y las terapias que aplican, con quienes
–muchos de ellos médicos e investigadores de prestigio- disienten
abiertamente de tales argumentos?
¿Cómo se justifica que, estando abierta la polémica, habiendose
reconocido que no hay terapia efectiva para combatir el SIDA, se
imponga a todos los presuntamente enfermos, la medicación y
tratamientos que las autoridades dicen? ¿Cómo es posible que a
alguien que probablemente morirá irremisiblemente –según esos
mismos médicos- se le niegue el derecho a ser tratados con fárma-
cos o métodos alternativos? ¿Qué se oculta –intereses económicos
incluidos- detrás de esa inaceptable actitud?
Esta cuestión ha sido aceptada recientemente por el Parlamento
Alemán con relación al caso de una demanda interpuesta sobre la
existencia del VIH. Justo unos días antes, en el primer juicio mun-
dial sobre asesinato por VIH en la ciudad alemana de Göttingen, el
tribunal dejó libre a la persona acusada ya que la corte no pudo
sostener el cargo de severa amenaza de muerte. Debido a esta sentencia
el VIH ha dejado de ser una severa amenaza para la vida, y no
digamos una sentencia de muerte.
Los laboratorios de investigación farmacéutica presentados por
la Federación Internacional de la Industria de Medicamentos (FIIM)
intensificará su colaboración con la Organización Mundial de la
salud (OMS) en la lucha contra la pantemia del SIDA –se informó
el 7 de febrero de 1994 en el Diario Médico de España, y conti-
nuaba diciendo- y según ha informado la OMS, ambas partes han
expresado su voluntad de aprovechar todas sus competencias para
acabar con el SIDA y el VIH...... ¿Y qué se ha hecho hasta ahora?
Enriquecerse las grandes multimillonarias farmacéuticas y por su-
puesto los grandes laboratorios de fármacos como Wellcome que se
ha hecho el agosto a base de “asesinar” a la humanidad con el fa-
moso AZT, ese terrible fármaco que se inventó para curar el cáncer,

28
pero que en los años 60 se retiró del mercado debido a su efecto tan
letal y destructivo, pero que los señores de la Wellcome se las han
ingeniado para volver a introducir en el mercado.
Y no es que yo dude de la buena intención de la FIIM y de la
OMS en su tarea de combatir el SIDA, pero cuando uno ve tantos
intereses creados en torno a la salud entran todos los males y lo
único que uno puede hacer es tomarse una infusión de hipérico y
tila y relajarse.
Si bien es cierto que todos los laboratorios andan tras la gallina
de los huevos de oro o sea un medicamento o vacuna que cure el
SIDA, también es cierto que el rumbo que llevan no es el verdade-
ro, ya que están intentando luchar contra un enemigo que aparente-
mente no existe, o por lo menos ningún médico, científico, ni orga-
nización ni laboratorio alguno, incluida la Wellcome, han demos-
trado la existencia de tal virus. Que el SIDA es una realidad, todos
lo sabemos, pero la forma agresiva que se tratan esas 32 enferme-
dades que lo constituyen, nos está llevando a peligrosos experi-
mentos con la salud humana. Pongamos un claro ejemplo: El AZT
(Azidotimidina o Retrovir), se ha indicado sistemáticamente a los
pacientes del SIDA, incluso, y esto es grave, a los seropositivos co-
mo prevención, aunque hoy en día se cuestiona debido a sus gran-
des efectos secundarios y a su capacidad para controlar la enfer-
medad. Claro que no cuesta mucho imaginarse el beneficio econó-
mico que obtiene un laboratorio por patentar una vacuna para el
SIDA que se aplicaría a toda la población probablemente de forma
obligatoria. Quizá si la FIIM y la OMS invirtieran sus esfuerzos y
dedicaran la mayor parte de sus presupuestos al estudio de las cau-
sas de este síndrome se encontrarían con sorpresas. Por ejemplo in-
vestigando sobre la incidencia y repercusiones a nivel del sistema
inmunitario de las vacunas masivas en niños que todavía no tienen
este sistema desarrollado, la supresión sistemática de cuadros agu-
dos de naturaleza defensiva (por ejemplo la fiebre con antitérmi-
cos) la utilización indiscriminada y masiva de antibióticos, el con-
sumo y uso de alimentos como el azúcar blanco (importante blan-
queador de la acción bactericida de los leucocitos, etc.) Cada vez
son más, gracias a Dios, los que realmente despiertan y velan por la
salud de la humanidad, los que se preocupan y muestran a plena luz
las mentiras monstruosas de las grandes multinacionales mani-

29
puladoras de la salud. Ya lo decía el médico naturista chileno Ma-
nuel Lezaeta: “La sabiduría se encuentra en la naturaleza, no en los
laboratorios”.
Las fotos que se han mostrado en relación con el VIH no son
fotos de entidades o virus aislados, sino de partículas fijadas quí-
micamente e incrustadas en sus células o líquidos y después sec-
cionadas de modo ultrafino. En realidad, las fotos de VIH muestran
un trasvase celular de partículas diseñado para transporte intra y
extra celular, bien conocido por todos los biólogos celulares. Pero
esas partículas no pueden ser aisladas porque están diseñadas únca-
mente para el contexto celular y no como un virus capaz de aban-
donar el contexto celular o incluso el organismo.
Un virus es una forma acelular de organismo, no posee bioquí-
mica para autorreproducirse y necesita células vivas para autorre-
plicarse con su ayuda. Un virus consiste únicamente en unas cuan-
tas proteínas, su material genético y a veces lípidos. No es un ger-
men vivo, por lo tanto nadie puede matarlo ni atenuarlo, términos
equivocados utilizados por médicos, científicos o biólogos por ig-
norancia o para desinformar, cuando estos personajes hablan de
vacunas de “virus vivo”, “virus muerto” o “virus atenuado”. (Vea
SIDA, S. Lanka, PhD, Web: Free News).
Para probar biológicamente que un virus ha sido aislado, el pa-
so más importante es caracterizar sus proteínas. Para ello, los virus
aislados son destruidos y sus proteínas distribuidas por tamaños
mediante una técnica llamada Gel electrophoresis. Las proteínas se
vuelven visibles y se fotografían directamente. Esta es una con-
dición “sine qua non” cuando se va a utilizar las proteínas víricas en
un test de anticuerpos, por ejemplo el test “Estern Blot”.
En el caso del VIH, esa foto de un gel proteínico no existe. Si la
presencia, la identidad y la naturaleza de las proteínas que utilizan en
un test de anticuerpos no han sido demostradas anos, nadie es
capaz de concluir que la “posibilidad” bajo tales condiciones tenga
ningún significado clínico, por no hablar de la afirmación de que tal
test prueba la existencia de un virus.
Un resultado positivo en un test de VIH no puede tener ningún
significado científico ni clínico. Y se sabe desde hace tiempo que
hay más de 50 enfermedades, vacunas, condiciones específicas, etc.,
que provocan una reacción positiva en ese test del VIH.

30
Para completar la prueba de aislamiento y la existencia de un
virus, -explica el Dr. Stefan Lanka, PhD, Doctor en Ciencias Natu-
rales, Biólogo y Virólogo alemán- ha de mostrarse la naturaleza y el
tamaño de su material genético. El material genético de un virus
dado, ya sea ADN o ARN, fácilmente distinguible, siempre tiene la
misma longitud y es extraído de los virus aislados y distribuidos por
tamaños mediante la técnica denominada Gel Electróphoresis.
Con dicha técnica, el material genético siempre aparece en un
lugar determinado del gel, denominado técnicamente “una banda”
y, al igual que las proteínas, tiene que ser fotografiado directamen-
te, pudiendo incluso ser usado para una experimentación posterior.
Esa foto del material genético del VIH que, en este caso se dice
que debe ser ARN, tampoco existe. Las denominadas secuencias
genéticas víricas, que son usadas en las mediciones de “carga ví-
rica”, pero que nunca fueron aisladas fuera de un virus, o que no
tienen nada que ver con un virus, no detectan nada excepto frag-
mentos de ARN celular en la sangre. Su construcción puede hacer-
se más lenta o inhibirse mediante medicación citotóxica (tóxica pa-
ra las células).
En lugar de aislar un virus, los investigadores del VIH están
trabajando con proteínas celulares y materiales genéticos de ciertas
células en condiciones muy especiales. Nunca ha aparecido un vi-
rus VIH en esos experimentos, ni en las publicaciones científicas.
Todas las características asociadas al VIH son, por lo tanto, única-
mente características de esas células: sus proteínas y sus materiales
genéticos bajo condiciones especiales, incluyendo partículas de
transporte celular, que también han sido presentadas como de ori-
gen vírico.
En error básico que subyace desde 1970 en la equivocada con-
cepción del supuesto VIH y demás virus, consiste en que un proce-
so curativo, la entonces recién descubierta actividad de transcrip-
ción inversa, fue interpretado como indicador de la presencia de, los
de otra forma indetectables, “retrovirus”, en ves de replantearse el
dogma central de la genética, que postula como imposible la
transcripción inversa del material genético mensajero, el ARN, en el
material genético de la vida, el ADN, explica el Dr. Cary Mullis,
Premio Nobel de Química 1993.

31
Lo sorprendente es que los experimentos de control en la inves-
tigación del VIH, especialmente en la detección y aislamiento del
VIH, que en todas las publicaciones sobre el VIH habrían revelado
rápidamente los conceptos erróneos, nunca han sido publicados.
Como el VIH no existe, no puede ser causante de los diversos
daños que se engloban dentro del concepto de SIDA. Los doctores
Heinrich Kremer, Alfred Hässig y el grupo que ha trabajado entor-
no a Elena Papadopulos han analizado la gran cantidad de datos
que hay sobre el SIDA y desarrollado algunas explicaciones para las
enfermedades erróneamente agrupadas bajo el término SIDA, en las
que, -y esto es de gran importancia- si se siguen regímenes de trata-
mientos y terapias no agresivos- se obtienen mejores resultados.
El Dr. Kary Mullis, Premio Nobel de Química 1993, por crear
la técnica PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) y Profesor de
la Universidad de Berkeley, California, USA, explica:
“(...) Cuando me encontraba realizando un análisis del Virus de
Inmunodeficiencia Humana (VIH), ya sabía bastante de análisis de
cualquier cosa con ácido nucléico, porque había inventado la PCR.
Por eso me contrataron.”
“Por otra parte, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida
(SIDA) era algo de lo que no sabía demasiado. De este modo,
cuando me encontré escribiendo un informe sobre nuestros progre-
sos y objetivos para el proyecto patrocinado por los National Insti-
tutes of Health, me di cuenta de que no conocía la referencia cien-
tífica para apoyar la declaración que acababa de escribir: “El VIH es
la Probable Causa del SIDA”.
“Así que me volví al virólgo de la mesa de al lado, un tipo serie
y competente, y le pregunté por esa referencia. Dijo que no necesi-
taba ninguna. Yo no estuve de acuerdo. Pese a que es verdad que
ciertos descubrimientos o técnicas científicas están tan bien estable-
cidas que sus fuentes ya no se aluden en la literatura científica con-
temporánea, ése no parecía ser el caso de la conexión VIH/SIDA.
Para mí notable que el individuo que había descubierto la causa de
una enfermedad mortal y hasta ahora incurable, no fuese conti-
nuamente aludido en las publicaciones científicas hasta que la enfer-
medad estuviese curada y olvidada. Pero, como pronto aparecería, el
nombre del individuo –que sería seguro materia de Premio Nobel-
no estaba en boca de nadie”.

32
“Por supuesto, esta simple referencia debía estar en alguna parte
ahí afuera. De lo contrario, decenas de miles de funcionarios y re-
conocidos científicos de diversas procedencias, que intentan aclarar
las trágicas muertes de un considerable número de homosexuales
y/o consumidores de drogas intravenosas de edades comprendidas
entre los 25 y 40 años, no habrían permitido que su investigación
se limitase a una estrecha vía de estudio. No todo el mundo pescaría
en la misma charca a menos que estuviese completamente verifi-
cado que el resto de charcas estaban vacías. Tenía que haber un in-
forme publicado, o quizá varios, que juntos indicasen queel VIH es
la posible causa del SIDA. Tenía que haberlo.”
“Hice indagaciones usando la computadora pero no encontré
nada. Por supuesto, puedes perderte información importante con
las búsquedas por ordenadores sólo con no introducir las palabras
clave concretas. Para estar seguro de una conclusión científica, lo
mejor es preguntar a otros científicos directamente. Esa es una de
las cosas para las que sirven esos congresos en lugares lejanos con
bonitas playas”.
“Como parte de mi trabajo, iba a muchos encuentros y congre-
sos. Adquirí el hábito de acercarme a cualquiera que diese una
charla sobre SIDA y pregunté qué referencias debía citar para esa
cada vez más polémica declaración: “El VIH es la causa del SI DA”.
“Después de 10 o 15 encuentros en un par de años, empecé a
preocuparme cuando vi que nadie podía citarme la referencias. No
me gustaba la fea conclusión que se estaba formando en mi mente:
la campaña entera contra la enfermedad considerada con creces co-
mo la peste del siglo XX, estaba basada en una hipótesis cuyos
orígenes nadie podía recordar. Eso desafiaba tanto al sentido cien-
tífico como al común.”
“Finalmente, tuve la oportunidad de interrogar a uno de los gi-
gantes de la investigación del VIH y del SIDA, el Doctor Luc Mon-
tagnier, del Instituto Pasteur, cuando dio una charla en San Diego.
Esta sería la última vez en que sería capaz de realizar mi pregunta
sin mostrar cólera. Me figuré que Montagnier conocería la res-
puesta. Así que se la planteé”.
“Con una mirada de perplejidad condescendiente, Montagnier
dijo: “Por qué no cita el informe de los Centers for Disease Control
(CDC, Centros para el Control de Enfermedades)?”

33
“Yo contesté –continúa explicando el Dr. Mullis- “No se refie-
re realmente al tema de si el VIH es o no la probable causa del
SIDA, ¿o, sí?”.
“No”, admitió, sin duda preguntándose cuánto tardaría en mar-
charme. Buscó ayuda en el pequeño círculo de personas a su alre-
dedor, pero todos estaban como yo, esperando una respuesta más
concluyente y que nadie conocía”.
“¿Por qué no cita el trabajo sobre el VIS (Virus de Inmunodefi-
ciencia Simia)?”, ofreció el buen doctor”.
“También he leído eso, Dr. Montagnier –contesté, explica
Mullis- “Lo que les pasó a esos monos no me recuerda el SIDA,
además, ese informe fue publicado sólo hace un par de meses. Yo
estoy buscando el informe científico original con el que alguien de-
mostró que el VIH causa el SIDA en los seres humanos”.
“Esta vez, como respuesta, -continúa el Dr. Mullis- el Dr. Mon-
tagnier se dirigió hacia el otro lado de la habitación para saludar a
un conocido”.
“No hemos podido encontrar ninguna buena razón por la cual
la mayoría de la gente sobre la tierra cree que el SIDA es una en-
fermedad causada por un virus llamado VIH. Simplemente no hay
evidencia científica alguna que demuestre que eso es cierto.”.
“Tampoco hemos sido capaces de descubrir por qué los médi-
cos recetan una droga tóxica llamada AZT, por citar alguna, a per-
sonas que no tienen otro mal que la presencia de anticuerpos al
VIH en su cuerpo. De hecho, no podemos entender por qué
ningún ser humano debería tomar esa droga o cualquier otra similar,
cual-quiera que fuese la razón que se adujese.”
“Sabemos que errar es de humanos –concluye el Dr. Mullis-,
pero la hipótesis VIH/SIDA es un error diabólico”. (Fuente: “In-
venting the AIDS Virus” del Dr. Peter Duesberg.)

34
¿QUÉ ES EL VIH? ¿QUÉ ES EL SIDA?

El VIH es una construcción de explicaciones pseudorracionales


que se introdujo posteriormente para explicar los daños apreciados
en los homosexuales y para ocultar las causas reales de lo que se
agrupa bajo la denominación de SIDA.
VIH/SIDA es un inadmisible diagnóstico artificial y tal cons-
trucción no puede ser explicada en términos clínicos. Uno sólo es
capaz de explicarlo y entenderlo cuando observa detenidamente la
regla de construcción de sus inventores. Sólo entonces es posible
describir científica y prácticamente las diferentes causas de las en-
fermedades y la distribución para las anteriormente independientes
29 enfermedades que se ocultan bajo el término colectivo de SI DA.
Esto no es posible si los investigadores se adhieren a la defini-
ción oficial de SIDA; las enfermedades y causas aisladas tienen que
ser analizadas por separado. El VIH/SIDA como epidemia infec-
ciosa de masas que se transmite mediante el contacto sexual despro-
tegido o mediante un contagio directo de la sangre, es la percepción
de una alucinación colectiva. Y se necesita una investigación socio-
lógica para comprender por qué ha aparecido.
No existe prueba alguna de que el VIH cause el SIDA o cual-
quier otra enfermedad. La creencia de que el SIDA es causado por
un virus no es un hecho, es una hipótesis no probada.
¿Qué es un virus? Es un organismo compuesto principalmente
de un ácido nucleico dentro de una envoltura proteica. Dependien-
do del tipo de virus, el ácido nucleico puede ser ADN o ARN; en
los retrovirus, el ácido nucleico es ARN. Los virus son incapaces de
actividades características de la vida tales como crecimiento, res-
piración y metabolismo. Fuera de una célula viva, los virus son ma-
teriales inertes. Por ello, supuestamente el VIH es puro ARN.
La idea de un virus del SIDA fue introducida en una conferen-
cia de prensa en 1984 por el Dr. Robert Gallo, un investigador de
cáncer empleado por los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU.
Antes del SIDA, Gallo había pasado su carrera tratando de probar
35
que el cáncer es una enfermedad contagiosa causada por un virus, y
fracasó.
La idea de que algunos virus pudiesen ser la causa del cáncer fue
una cuestión muy popular entre los científicos de las décadas de los
años sesenta y setenta. Por dos décadas, toda la investigación del
cáncer financiada por el gobierno se centró en el concepto de un
virus del cáncer y en el estudio de los retrovirus. Fue de esta manera
que Gallo aseguró haber descubierto un retrovirus que se transmitía
sexualmente y que causaría leucemia después de 45 años de infec-
ción, lo que no fue probado. Otros estudios realizados durante ese
período de 20 años concluyeron en que los retrovirus no eran noci-
vos para las células y que el cáncer no era una condición contagiosa.
En los ochenta, cuando los americanos comenzaron a dirigir su
atención hacia el SIDA, gallo y otros investigadores del cáncer
cambiaron su objetivo hacia este nuevo dilema, y fueron los mis-
mos científicos gubernamentales, quienes habían liderado infruc-
tuosamente la búsqueda de un virus del cáncer, los que comenza-
ron a buscar un virus que pudiera causar el SIDA.
El 23 de Abril de 1984, Gallo citó a una rueda de prensa inter-
nacional para anunciar su descubrimiento de un nuevo retrovirus.
El propuso que este retrovirus era “la causa probable del SIDA”,
Gallo hizo este anuncio sin haber publicado ninguna investigación
científica que mostrara evidencia alguna que apoyara su idea. Ese
mismo día, Gallo consiguió la patente para una prueba de anticuer-
pos, ahora conocida como la “prueba del SIDA”, y en ese mo-
mento se suspendió, en forma abrupta, cualquier otro apoyo econó-
mico para investigar otras posibles causas del SIDA.
Al anunciar su hipótesis a los medios de comunicación sin
ofrecer prueba alguna, Gallo violaba una regla fundamental del
proceso científico. Los investigadores primero deben publicar en
una revista médica o científica las evidencias sobre sus hipótesis
documentando la información o los experimentos que fueron reali-
zados para llegar a dichos resultados. La hipótesis es entonces de-
batida por otros expertos, se intentan duplicar los experimentos
iniciales y confirmar así los hallazgos originales. Cualquier nueva
hipótesis debe tolerar este escrutinio y debe ser confirmada con ex
perimentos exitosos antes de que ella pueda ser considerada como
una teoría viable.

36
En el caso de Robert Gallo y su supuesto virus del SIDA, esta
hipótesis sin fundamento fue reportada por los medios de comuni-
cación como si fuera un hecho ya establecido. Algunos historiado-
res atribuyen esta violación del proceso científico, a la atmósfera de
terror que rodea a la idea de una posible epidemia.
La evidencia presentada por Gallo después de haber hecho este
anuncio, no apoyaba adecuadamente su hipótesis viral del SIDA.
En realidad, más de la mitad de los pacientes de SIDA reportados
en su estudio habían resultado negativos para el VIH. Esto puede
corroborarse consultando la publicación Science, volumen 224 del 4
de Mayo de 1994, página 502. Su artículo tampoco daba una
explicación racional de cómo era que este retrovirus causaba el SI
DA. Gallo sugirió que el VIH ejercía su acción a través de la des-
trucción de las células inmunes, pero 20 años de investigación
acerca del cáncer habían demostrado que los retrovirus no tenían la
capacidad de matar célula alguna, y él no dio ninguna evidencia de
que el VIH fuera diferente a los demás retrovirus inofensivos.
Después que el Dr. Luc Montagnier, del Instituto Pasteur de
Francia acusara a gallo de robarse el virus que aseguraba haberlo
descubierto, se inició una investigación en el Congreso de USA.
En 1983, Montagnier envió a Gallo “partículas retrovirales”
(LAV) provenientes de los ganglios linfáticos de un hombre homo-
sexual con SIDA, información que puede encontrarse en la publi-
cación Science, volumen 220, del 20 de Mayo de 1983. Se encontró
luego que el virus que Gallo aseguraba había descubierto en 1984,
era el mismo LAV de Montagnier. Se puede consultar en New Science
del 12 de Febrero de 1987.
La investigación encontró que Gallo había usado en forma
fraudulenta la información para confirmar los hallazgos de su artí-
culo original. Se llevaron a cabo negociaciones entre los gobiernos
de Francis y de los Estados Unidos por la patente de la prueba para
el VIH y por los derechos en el descubrimiento del supuesto virus.
Esto terminó en un acuerdo de que Montagnier era el codescubri-
dor del VIH y le daban a éste derechos de patente sobre la prueba
del SIDA. Desde entonces Montagnier ha venido sosteniendo que
el VIH por sí solo no es capaz de causar el SIDA.

37
Desde 1984 se han publicado más de 200 mil artículos sobre el
VIH. Ninguno de estos artículos, en particular o en su conjunto, ha
sido capaz de demostrar racionalmente o de probar efectivamente
que el VIH existe y que cause el SIDA. A pesar de haberse gastado
más dinero en la investigación del VIH que en los estudios de to-
dos los virus en la historia de la medicina, todavía no hay evidencia
científica alguna que pueda validar la hipótesis de que el VIH es la
causa del SIDA o que el SIDA tenga una causa viral. Una buena
hipótesis es aquella que tiene la habilidad de resolver problemas y
misterios, que hace predicciones certeras y produce resultados. La
hipótesis del VIH no cumple ninguno de estos criterios.
Cientos de científicos alrededor del mundo están ahora exigien-
do una reevaluación oficial del VIH.
La denominada prueba del SIDA es un mito. Las pruebas diag-
nósticas popularmente conocidas como “pruebas del SIDA” no
identifican al SIDA. Tanto la prueba de ELISA como la prueba de
Western Blott y, por tanto, son altamente inapropiadas.
El Dr. Peter H. Duesberg PhD, Profesor de Biología Molecular
y Celular de la Universidad de California, Berkeley, quien continúa
siendo atacado por sus opiniones, apoya firmemente la tesis de que
el VIH no existe y no es el causante del supuesto SIDA. Pero antes
de señalar las declaraciones del Dr. Duesberg, conozca quién es.
Estudió en las Universidades de Würzburg, Alemania (Química),
Basel en Suiza, Minich en alemania, Frankfourt en Alemania. Rea-
lizó estudios postdoctorado en el Instituto Max Planck de Investi-
gación Vírica en Alemania, Dpto. de biología Molecular y Celular en
la Universidad de Berkeley, California, ayudante de Investigación
Vírica y Estudios de Postdoctorado, Profesor Ayudante en Resis-
tencia e Investigador de Bioquímica, Profesor Asociado y Profesor
hasta la actualidad. Ha recibido como méritos el Premio Merck en
1969, Premio anual de los Científicos de California en 1971, Primer
Premio Anual del Centro Médico Americano en Oncología, Premio
al Investigador Externo, Institutos Nacionales de Salud en 1986,
Academia Nacional de Ciencias, elegido en 1986, Fogarty Scholar
Resident en el Instituto Nacional de Salud Methesda, MD, 1997,
Wissenshatspreis, Hanover, Alemania, 1988; Lichtfield Lecturer,
Oxford, Inglaterra, 1988; C.J. Watson Lecturer Hospital Abbott
Northwestern, Minea-polis, 1990; Profesor distinguido, Universidad

38
Norte de Texas, 1992; Schaffer Alumni Lecturer, Universidad de
Tulane, Nueva Orleáns, 1992 y Constance Ledward Tollins Lec-
turar, Universidad de New Hampshite, 1992.
El Dr. Duesberg aisló el primer cáncer durante su trabajo sobre
retrovirus en 1970 y realizó el mapa de la estructura genética de este
virus incluyendo el de la gripe. Ha puesto en duda la hipótesis del
VIH y el SIDA en varias publicaciones científicas prestigiosas. Ha
propuesto como alternativa la hipótesis de que las diversas en-
fermedades del SIDA están causadas por el consumo de drogas y de
AZT, que se receta para prevenir o tratar el SIDA.
Duesberg ha sido atacado por sus opiniones y al principio el
establishment médico trató de deshacerse de él. Explicó que todos
los virus que ha observado realizan su trabajo matando células de
una vez. Si el VIH no mata gran cantidad de células ¿por qué está
asegurado ampliamente que el VIH causa SIDA? Hay un millón de
americanos con VIH que están totalmente sanos. Hay seis millones
de africanos VIH positivos de acuerdo a la OMS, 129,000 tenía SI
DA el pasado año, lo que significa que cinco millones ochocientos
mil y muchos cientos no tienen SIDA. Medio millón de europeos
tienen el VIH y 60,000 tienen SIDA. Por tanto, hay millones de mi-
llones de personas en este planeta que tienen VIH –explica
Duesberg-, ¿por qué siete millones y medio no tienen la enferme-
dad automáticamente si el VIH es la causa de la misma?
Duesberg declara que no hay denominador común entre las 31
enfermedades que componen el SIDA. Simplemente se llaman así.
El 38% de esas 31 enfermedades no tienen algo que ver con la in-
munodeficiencia, pero son llamadas SIDA. No hay ni una enferme-
dad –declara Duesberg- del SIDA que sea nueva. Lo que es nuevo
es tan sólo que la incidencia de esas enfermedades ha estallado en
los hombres de 20 a 45 años, principalmente, y en unas pocas mu-
jeres.
Una persona va a su doctor, claramente enfermo, tiene SIDA.
Se le hace la prueba o se le hizo previamente y se encuentra VIH
positivo. Ahora, no hay constancia, en ningún sitio, que diga en
cuántos casos de SIDA americanos realmente el VIH, asevera
Duesberg. La mayoría de la gente asume que todas las personas con
SIDA son seropositivas. Esto aún no está establecido. Tenemos lo
que llaman test de anticuerpos de falsopositivos. Ellos los llaman

39
test al VIH, pero ¿cómo lo están testando? Los anticuerpos pueden
estar presentes y el virus podría haberse ido hace tiempo, si es que
existe.
El Dr. Roberto A. Giraldo, quien durante más de 10 años ha
trabajado en un laboratorio de inmunología clínica en un hospital de
una de las más prestigiosas universidades de la ciudad de Nueva
York, que ha tenido la oportunidad de llevar a cabo personalmente
y conocer en detalle los actuales test utilizados para diagnosticar la
presencia del VIH: ELISA, Western Blott y Test de Carga Viral,
asevera que todos reaccionamos positivo ante el test ELISA del
VIH.
Giraldo explica que el test ELISA testa los anticuerpos contra lo
que se supone es el Virus de la Inmunodeficiencia Humana. Para
realizar este test, el suero sanguíneo de un individuo se disuelve en
la proporción de 1:400, con un determinado diluyente. De acuerdo
con el fabricante del kit del test, este diluyente contiene: 0.1 triton x
100, Suero de Bovino y Cabra (concentración mínima del 5%) y lisado de
Linfocitos-T humanos (proporción mínima 1:7500) Con-servantes: 0.1% de
Acido Sódico.
Esta dilución, extraordinariamente alta con respecto al suero
(400 veces), tomó por sorpresa al Dr. Giraldo, que es especialista en
medicina interna, infecciosa y enfermedades tropicales por la Uni-
versidad de Londres, Miembro de la Junta de Directores del Grupo
Científico para la Reevaluación de la Hipótesis del SIDA y del Co-
mité para la Educación sobre salud y SIDA (HEAL) y por ende está
más que informado en cuanto a estos procedimientos. La mayoría
de los test –explica Giraldo- serológicos que buscan la presencia de
anticuerpos contra gérmenes emplean suero sanguíneo neto (sin di-
luir). Por ejemplo los test que buscan los anticuerpos de los virus de
la hepatitis A y B, los de la rubéola, sífilis, histoplasmoma y cryp-
tococos, por mencionas sólo unos pocos, utilizan el suero sanguí-
neo directamente (sin diluir). Sin embargo, para intentar evitar reac-
ciones positivas falsas, algunos tests serológicos usan suero sanguí-
neo diluido, por ejemplo, este es el caso de los test que averiguan
los anticuerpos de los virus del sarampión, varuicela y paperas, los
cuales utilizan una dilución de 1:16, para los citomegalovirus (CVM)
1:20 y para los Virus de Epstein Barr (EBF) 1:10.

40
La pregunta obvia es: ¿qué hace al VIH tan especial que para
analizar el suero sanguíneo, necesite ser diluido 400 veces? Y ¿qué
pasaría si no diluyera este suero sanguíneo?
Con respecto al ensayo del test ELISA, par responder a estar
preguntas el Dr. Giraldo realizó un experimento en un laboratorio
médico de Yorktown Heights, New York. Lo llevó a cabo utilizan-
do el mismo kit del test más utilizado en los laboratorios clínicos de
todo el mundo.
Primero tomó muestras de sangre que, a una porción de 1:400,
el resultado fue negativo con respecto a los anticuerpos del supues-
to VIH. Después tomó las mismas muestras de suero sanguíneo y
las analizó de nuevo, esta vez sin diluir, y el resultado dio en todas
positivo.
Desde entonces el Dr. Giraldo ha llevado a cabo 100 experi-
mentos y obtuvo siempre el mismo resultado. Incluso analizó su
propia sangre, la cual a 1:400 daba un resultado negativo. A 1:1 (no
diluida) el resultado fue positivo. Giraldo aclara que a excepción de
su sangre, todas las muestras de los pacientes provenían de peti-
ciones médicas solicitando el test del VIH. Por lo tanto es probable
que la mayor parte de las muestras de sangre que analizó pertene-
cieran a individuos con alto riesgo de SIDA.
Según los laboratorios Abbott, el valor de absorción (intensi-
dad de color amarillo), aumenta en proporción a la cantidad de an-
ticuerpos anti VIH-1, los cuales están unidos en cadena.
El Dr. Giraldo se dio cuenta que los calores de absorción de las
muestras daban negativo cuando se habían diluido (1:400) pero po-
sitivo cuando no estaban diluidas (1:1), tenían valores más bajos que
las muestras que, diluidas, reaccionaban positivo en los dos tests
ELISA y Western Blott. Esto probablemente significa que la sangre
que da un resultado negativo cuando se la diluye pero positivo
cuando no está diluida que da doble positivo y, por lo tanto, segu-
ramente dará negativo en el Western Blott. Sin embargo, esta hipó-
tesis no ha podido ser probada por el Dr. Giraldo.
El siguiente gráfico ilustra como la sangre que reacciona nega-
tivamente para el VIH en una proporción de 1:400 siempre reac-
ciona positivo a 1:1:

41
Realización del test ELISA para el VIH
con diferentes concentraciones de suero sanguíneo
de una persona – Dr. R. Giraldo
(a) Resultados a 1:400 (b) Resultados a 1:1
9112324b G5 0.076 9112323b G5 0.262 reactivo
9112325b G5 0.081 9112325b H1 0.159 reactivo
9112326b H2 0.071 9112326b H2 0.329 reactivo
9112327b H3 0.060 9112327b H3 0.401 reactivo
9112328b H4 0.073 9112328b H4 0.345 reactivo
9112329b H5 0.062 0112329b H5 0.343 reactivo
9112330b J1 0.060 9112330b J1 0.234 reactivo
9112331b J2 0.077 9112331b J2 0.306 reactivo
9112332b J3 0.067 9112332b J3 0.248 reactivo
9112333b J4 0.086 9112333b J4 0.222 reactivo

La columna (a) indica los 10 resultados de las muestras que


reaccionan negativo a una dilución de 1:400. La columna (b) indica
los resultados de las mismas muestras reaccionando a la dilución de
1:1.
Es importante tener en cuenta que el test del VIH Western
Blott también necesita suero diluido. A pesar de que también con-
tiene una inhabitual alta dilución, aquí este particular suero se di-
luye sólo en la proporción de 1:502. El Dr. Giraldo no ha tenido la
ocasión de realizar este test con muestras no diluidas (a 1:1).
Las muestras de sangre no diluidas siempre reaccionan positivo
ante el test ELISA. Está mundialmente aceptado que este test de-
tecta anticuerpos contra lo que se conoce como el Virus de la In-
munodeficiencia Adquirida. Y la empresa farmacéutica que comer-
cializa los componentes del ELISA afirma que VIVA VIH-1 EIA
es una Inmunoenzima cualitativa in vitro para la detección del Anticuerpo del
Virus de la Inmunodeficiencia Humana del tipo ¡ (VIH-1) en el suero san-
guíneo y el plasma.
Dado que todas las muestras de sangre no diluidas reaccionan
positivamente en el test ELISA, un test que supuestamente analiza
los anticuerpos del VIH, los resultados que presenta apuntan a que
todos y cada uno de los humanos tienen anticuerpos del VIH, y por
consiguiente sugiere que todo el mundo ha sido expuesto a los an-
tígenos del supuesto VIH.
42
Esto significa que todos nosotros hemos estado expuestos al vi-
rus considerado como la causa del SIDA. Las personas que reac-
cionan positivamente incluso a la dilución del 1:400 deben ser los
que han sufrido el nivel más alto de exposición a los antígenos del
VIH. El resto de la gente –los que sólo reaccionan positivos con
suero sanguíneo no diluido (a 1:1)- son los que seguramente se han
enfrentado a una menor exposición al supuesto VIH.
También está aceptado internacionalmente que una persona que
reacciona positivamente ante los anticuerpos del VIH no sólo ha
estado expuesta, sino que está infectada por un virus mortal que
causa inmunodeficiencia y que nadie ha visto ni probado su exis-
tencia.
En consecuencia, las reacciones positivas de todos los sueros no
diluidos significan que todos, o por lo menos todas las muestras de
sangre que el Dr. Giraldo ha analizado, incluyendo la suya, estan in-
fectados por este “virus mortal”. Los que reaccionan positivo a la
proporción 1:400 sencillamente sufrirían un mayor grado de infec-
ción “mortal” que aquellos que sólo reaccionan positivo mediante
suero no diluido.
Con los resultados que se han presentado en éste, se podría
afirmar que el test utilizado para detectar anticuerpos anti VIH no
es específico para el VIH, como ha sido expuesto anteriormente.
Por lo tanto, deben haber más razones a parte de la infección por
VIH, anteriores o actuales, que expliquen por qué una persona re-
acciona positivo. El test también da resultado positivo en la ausen-
cia del VIH.
La literatura científica ha publicado más de 70 diferentes razo-
nes que pueden provocar una reacción positiva, aparte de la actual
supuesta infección por VIH. Todos estos condicionantes actúan
como denominador común la estimulación de poliantígenos.
Incluso los laboratorios Abbot conocen perfectamente los pro-
blemas relativos a la especificidad del test ELISA, y por esto afir-
man que la prueba con el EIA sólo puede ser utilizado para diag-
nosticar el SIDA, ni siquiera si la investigación recomendada de las
muestras reactivas sugiere una alta probabilidad de que el anti-
cuerpo anti-VIH-1 esté presente y; si bien para todas las aplica-
ciones, tanto clínicas como de salud pública del EIA, el grado de
riesgo de contraer la supuesta infección por VIH en una persona

43
estudiada como el grado de reactividad del suero, pueder ser de
utilidad para interpretar el test, estas correlaciones son imper-
fectaqs. Por lo tanto, en la mayoría de los resultados que se consi-
deran como seguros, sería apropiado investigar repetidamente las
muestras reactivas con test adicionales más específicos o realizar
tests suplementarios.
Curiosamente, existen países como Gran Bretaña donde el diag-
nóstico del VIH se basa sólo en el test ELISA. No necesitan ni el
Western Blott ni ningún otro test.
La única manera válida para establecer la sensibilidad y especi-
ficidad de un determinado test es empleando el “gold standard”. Sin
embargo, puesto que el VIH nunca ha sido aislado como una ge-
nuina entidad viral, no puede existir un “gold standard” para el
VIH. La sensibilidad y especificidad de los tests de anticuerpos del
VIH se han determinado, en cambios, basándose en la suposición
de que el VIH es la causa del SIDA, de este modo: Los estudios
Abbot demuestran que la sensibilidad establecida basada en una
prevalencia de anticuerpos al VIH-1 en pacientes de SIDA asumida
del 100% se estima es 100% (sobre 144 pacientes testados), y; la es-
pecificidad basada en una prevalencia del VIH-1, asumida cero, en
donantes elegidos al azar, se estima en un 99.9% (sobre 4,777 do-
nantes testados, elegidos al azar). Actualmente no existe un standard
reconocido, -explica Abbot- para establecer la presencia o la au-
sencia de anticuerpos VIH-1 en la sangre humana. Por lo tanto la
sensibilidad se ha determinado a partir de diagnósticos clínicos de
SIDA y la especificidad se ha establecido en base a donantes alea-
torios.
A continuación se relacionan las enfermedades y situaciones
oficialmente definitorias de SIDA. Enfermedades y situaciones es-
tas que existen mucho antes de que apareciera el supuesto “VIH”.
Reitero que las personas que padecen algunas de las siguientes
enfermedades, en condiciones normales, simplemente son afecta-
dos por ellas y se aplican tratamientos específicos para cada una y
son curados; en cambio si algún enfermo resulta positivo al tes del
VIH será considerado enfermo de SIDA y no recibirá los trata-
mientos correspondientes a cada enfermedad sino los antirretrovi-
rales, por separado o conformando cócteles (combinación de dos o
más).

44
Las 12 enfermedades que originalmente caracterizaban al SIDA,
establecidas en 1983 (ninguna de las que se exponen a continuación
requerían que la persona fuera seropositiva para catalogarse como
SIDA:

1.- Neumonía por Pneumocystis carinii (1983)


2.- Sarcoma de Maposi (1983).
3.- Toxoplasmosis, provocando neumonía, del SNC o del cere-
bro (1983).
4.- Estrongiloidosis, neumonía o del sistema nervioso central
(1983).
5.- Aspergilosis (1983).
6.- Criptococosis, pulmonar, del SNC, y diseminada (1983).
7.- Candidiasis, esofágica (1983).
8.- Criptoesporidiosis, intestinal crónica (1983).
9.- Citomegalovirus, pulmonar, del IG, y del SNC (1983)
10. Herpes simple, infección micocutánea crónica, pulmonar,
del IG, diseminado (1983).
11. leucoencefalopatía mulfifocal progresiva, causada presumi-
blemente por virus Papota (1983).
12. Linfoma, primario, del cerebro (1983).

Las 7 enfermedades adicionales características del SIDA esta-


blecidas en 1985 (cada una de las expuestas a continuación requie-re
que la persona presente “anticuerpos del supuesto VIH” para ca-
talogarse como SIDA):

13. Complena de Micobacteriana avium o M. kansasii disemi-


nada o extrapulmonar (1985).
14. Histoplasmosis (1985).
15. Isospariasis, intestinal crónica (1985).
16. Linfoma, de Burkitt (1985).
17. Linfoma, inmunoblástico (1985).
18. Candidiasis de los bronquios, tráquea, pulmones (1985).

45
Las 8 enfermedades adicionales características de SIDA esta-
blecidas en 1987 (cada una de las expuestas a continuación requie-re
que la persona tenga “anticuerpos del supuesto VIH” para cata-
logarse como SIDA:

19. Encefalopatía, demencia, relacionadas con el VIH (1987)


20. Tuberculosis por micobacteria emplazada en cualquier lu-
gar (extrapulmonar) (1987).
21. Síndrome de consunción, relacionado con el VIH (1987).
22. Cocidiomicosis, diseminada o extrapulmonar (1987).
23. Criptococosis, extrapulmonar (1987).
24. Citomegalovirus, que no sea hígado, bazo o nodulo (1987).
25. Terinitis por citomegalovirus (1987).
26. Septicemia por salmonella, recurrente (1987).

Las 4 enfermedades adicionales y una no-enfermedad caracte-


rizadas como SIDA establecidas en 1992 (cada una de las expues-tas
a continuación requiere que la pesona presente “anticuerpos del
supuesto VIH” para catalogarse como SIDA):

27. Neumonía bacteriana recurrente (1993).


28. Cáncer cervical (cuello del últero) invasivo (1993).
29. Tuberculosis micobacteriana en cualquier lugar (pulmonar)
(1993).
30. Neumonía, recurrente (1993).
31. Si el recuente de células TCD4 resulta en menos de 200 cé-
lulas por microlitro o menos de 14% del nivel esperado (1993).

Es bueno recalcar que la exposición de un individuo a los fac-


tores estresantes inmunológicos que se enuncian en este libro, co-
locan al individuo en riesgo de adquirir inmunodeficiencia y, como
resultado de ésta condición, adquirir cualquiera de las enfermeda-
des arriba relacionadas.

46
LOS TESTS APLICADOS NO SON CONFIABLES

Partiendo de que no hay evidencia científica de que el test ELI


SA sea específico para los anticuerpos del supuesto VIH, un test
ELISA que reaccione a cualquier concentración de suero significa la
presencia de anticuerpos no específicos o piliespecíficos. Estos
anticuerpos pueden estar presentes en todas las muestras de sangre.
Son muy probablemente el resultado de la respuesta al estrés, no
teniendo relación con ningún retrovirus, sin mencionar al supuesto
VIH. En este caso, un test reactivo podría ser válido para medir el
grado de exposición a factores estresantes o a agentes oxidantes.
La condición ineludible es que todas las reacciones positivas
ante los anticuerpos del supuesto VIH son sencillamente, falsos po-
sitivos. Si nadie es “positivo” en cuanto al VIH, las personas que
reaccionan “positivo” ante el test ELISA lo hacen ante algo más
que el VIH.
Para revelar el significado de estos tests, el Dr. Giraldo propo-
ne un sencilla experimento: recoger sangre de tres grupos de perso-
nas y llevar a cabo el test de tres formas diferentes; con una alta di-
lución, no diluido y diluido utilizando una amplia gama de distintas
concentraciones. El primer grupo estaría formado por pesonas sa-
nas de muy diferentes edades; el segundo grupo lo constituirían pe-
sonas pertenecientes al convencional “grupo de riesgo” del SIDA;
el tercer grupo lo formarían personas con características clíncas re-
lacionadas con el SIDA. A todos los grupos se les realizarían los dos
tests: ELISA y Western Blott.
Además, todas las muestras de sangre estarían sometidas al “test
de la carga viral del VIH”.
Los resultados de tales experimentos determinarían cuál de es-
tas medidas de test produce cada relación en un nivel individual de
exposición a agentes estresantes u oxidantes. O si bien, los tests po-
drían ser rescatados como medida de un nivel individual de intoxi-
cación.

47
Anticuerpo es una proteína fabricada por los linfocitos (un tipo
de glóbulo blanco) para neutralizar a un antígeno (proteína extra-ña)
en el cuerpo. Las bacterias, los virus y otros microorganismos con-
tienen muchos antígenos. Los anticuerpos formados contra estos
antígenos ayudan al cuerpo a neutralizar o a destruir a los micro-
organismos.
Microbio es una forma diminuta de vida. Un microorganismo
es, especialmente, aquel microbio que causa enfermedad.
La no especificidad significa que estas pruebas responden a una
gran cantidad de anticuerpos que no son anti VIH, anticuerpos con-
tra bacterias, que se pueden presentar en otras condiciones y que se
encuentran frecuentemente en la sangre normal de las personas
sanas. Una reacción en contra de cualquiera de estos otros anticuer-
pos y condiciones produce un resultado positivo para la “prueba
VIH”. Una enfermedad tan simple como el resfriado común o la
influenza pueden generar una lectura positiva en una “prueba de
VIH”. La vacunación contra la influenza así como cualquier otra
vacuna también pueden originar resultados positivos. El tener o el
haber tenido herpes o hepatitis puede producir un resultado positi-
vo, e igual cosa ocurre con la vacunación contra la hepatitis B. El
exponerse a enfermedades como la tuberculosis y la malaria fre-
cuentemente es la causa de resultados positivos falsos. Lo mismo
ocurre con la presencia de tenias y otros parásitos. Condiciones
reales como el alcoholismo, la enfermedad hepática y sangres muy
oxidadas debido al uso de drogas, pueden también interpretarse co-
mo positivas para “anticuerpos del VIH”. El embarazo y la multi-
paridad pueden igualmente ser una causa de respuesta positiva. El
potencial para reacciones cruzadas en las “pruebas para el VIH” ha
sido reportado en publicaciones de importancia del tipo de “USA
Today” y “The Wall Street Journal”, las cuales reportaron reciente-
mente a la FDA (administración de Drogas y Alimentos) la exis-
tencia de problemas en las “pruebas de VIH” por las altas tasas de
“falsos positivos”. (Wall Street Journal de 11 de Enero de 1995).
Salud, página B-8).
A continuación se relacionan los 67 factores que se sabe causan
falsos positivos en los resultados de las pruebas de “anticuerpos al
VIH”.

48
1.- Administración de preparados de inmunoglobulina humana
recogidos antes de 1985.
2.- Anticuerpos al HLA (a antígenos de los leucocitos tipo I y
II)
3.- Anticuerpos anticélulas apriétales.
4.- Anticuerpos anticolágenos (encontrados en homosexuales,
hemofílicos, africanos de ambos sexos y personas con lepra)
5.- Anticuerpos antihidratos de carbono.
6.- Anticuerpos antilinfocitos.
7.- Anticuerpos antimicrosomiales.
8.- Anticuerpos antimitocondriales.
9.- Anticuerpos antimúsculos lisos.
10- Anticuerpos antinucleares.
11- Anticuerpos con una alta afinidad con el polistireno (utili-
zado en los equipos de pruebas).
12- Anticuerpos del antígeno de leucocitos de las células.
13-Anticuerpos que se dan de forma natural.
14- Artritis reumatoide.
15- Cirrosis biliar primaria.
16- Colangitis esclerosantes primaria.
17- Embarazos en mujeres multíparas.
18- Enfermedades autoinmunes.
19- Especimenes tratados con calor.
20- Exposición a vacunas víricas o infección vírica reciente.
21- Falsos positivos a otras pruebas, incluyendo el test RPR
(rapid plasma reagent) para la sífilis.
22- Fiebre Q con hepatitis asociada.
23- Globulinas producidas durante gammopatías policlonales
(que se observan en grupos de riesgo de SIDA).
24- Gripe.
25- Hemofilia.
26- Hepatitis.
27- Hepatitis alcohólica / enfermedad hepática alcohólica.
28- Herpes simple I.
29- Herpes simple II.
30- Hiperbilirrubinemia.
31- Hipergammaglobulemia (niveles altos de anticuerpos)
32- IgM (anticuerpos) anti-hepatitis A.

49
34- Individuos sanos como resultado de reacciones cruzadas
mal entendidas.
35- Infección de las vías respiratorias superiores (resfriado o
gripe).
36- Infecciones víricas agudas, infecciones víricas del ADN.
37- Inmunización pasiva: recepción de gammaglobulina o in-
munoglobulina (como profilaxis contra infección que contiene an-
ticuerpos).
38- Insuficiencia renal.
39- Insuficiencia renal/Hemodiálisis.
40- Leishmaniasis visceral.
41- Lepra.
42- Lupus eritematoso sistémico.
43- Lupus eritematoso sistémico, escleroderma, enfermedad del
tejido conjuntivo, dermatomiositis.
44- Malaria.
45- Micobacterium avium.
46- Mieloma múltiple.
47- Neoplasmas malignos (cánceres)
48- Niveles altos de complejos inmunes circulantes.
49- Otros retrovirus.
50- Proteínas en el papel del filtro.
51- Ribonucleoproteínas humanas normales.
52- Sangre “pegajosa” (en africanos).
53- Seropositivos al factor reumatoide, anticuerpos antinuclea-
res (ambos encontrados en la artritis reumatoide y otros autoanti-
cuerpos).
54- Sexo anal receptivo.
55- Síndrome de Stevens-Hohnson.
56- Suero hemolizado (sangre en la que la hemoglobina se se-
para de las células rojas).
57- Suero lipémico (sangre con niveles altos de grasas y lípi-dos)
58- Terapia de alfa interferón en pacientes de hemodiálisis.

59- Transfusiones sanguíneas, transfusiones sanguíneas múlti-


ples.
60- Transplante de órganos.
61- Transplante de riñón.

50
62- Trastornos hematológicos malignos / linfomas.
63- Tuberculosis.
64- Vacunación de la gripe.
65- Vacunación de la hepatitis B.
66- Vacunación del tétanos.
67- Virus Epstein-Barr.

Estas reacciones cruzadas o falsas ocurren debido a que los an-


tígenos usados en las pruebas del VIH reaccionan con anticuerpos
contra muchos microbios, bacterias, virus y otras condiciones y se
reportan todas ellas como si fueran anticuerpos anti VIH. Debido a
que ningún anticuerpo es realmente específico de alguna enferme-
dad, no es posible tener una prueba de anticuerpos específica para
enfermedad alguna. Una prueba de anticuerpos apropiada, solamen-
te puede construirse y validarse por medio del aislamiento viral, y
este supuesto VIH no ha sido aislado.
Muchos médicos y científicos sostienen que la falta de aisla-
miento viral del VIH, invalida completamente a las pruebas para el
VIH. Otro problema fundamental del uso de pruebas de anticuer-
pos para el VIH es que la presencia de anticuerpos no indica in-
fección o enfermedad activa. La presencia de anticuerpos es, en
efecto, una respuesta normal y saludable contra infección e indica
realmente inmunidad a la enfermedad. Antes de la hipótesis del
VIH de Gallo, la presencia de anticuerpos jamás había sido usada
para indicar o predecir enfermedad. No existe ninguna evidencia
científica objetiva que sugiera que esta regla deba desecharse para
acomodar la hipótesis del VIH. El peor problema con cualquier
prueba para el VIH, es que jamás se ha demostrado que el VIH sea
la causa del SIDA.

51
MORTANDAD POR CAUSA DE SIDA
EN EL MUNDO

El VIH no está en aumento. A pesar de que cada año el número


de personas que se hacen la prueba ha aumentado en cientos de mi-
les, de acuerdo con las estadísticas del CDC de 1996 y 2002, el nú-
mero total de americanos que se estima sean VIH positivos no ha
aumentado desde que la prueba fuera introducida en 1985. En 1995,
después de una investigación realizada por la cadena de noticias
NBC, el CDC aceptó que el número total de VIH positivos había
disminuido por lo menos en un 35% con relación a lo informado
oficialmente por el mismo CDC.
El 10 de marzo de 1995, le NBC reportó que el CDC estaba lis-
to a disminuir su estimado, el cual era “mucho más alto”. Los ofi-
ciales del CDC le dijeron a la NBC que ellos se “quedarían con los
estimados”, pero que temían a las “consecuencias financieras ad-
versas”.
El CDC afirmó en entrevistas posteriores que ellos no deseaban
revelar estas cifras por temor a provocar recortes presupuestarios
para el SIDA. Mientras las tasas del VIH se mantienen constantes o
inclusive han disminuido. Es importante anotar que las tasas de en-
fermedades venéreas, como sífilis y gonorrea, están aumentando
año tras año. El aumento de estas cifras de enfermedades venéreas
contradice la idea de que el “sexo seguro” esté previniendo la dise-
minación del VIH. (Estadísticas en “Teenagers”).
El número total de muertes por SIDA en los Estados Unidos,
según lo reportado por el CDC es de 352,000 en los últimos 16
años. (Reporte de vigilancia VIH/SIDA, edición final de año, volu-
men 8, Nro.2, tabla 14: muertes en personas con SIDA, total acu-
mulado hasta diciembre 1999. Estados Unidos).
El CDC comenzó a cuantificar las muertes del SIDA en 1981 -
tres años antes de que Gallo “descubriera el VIH- e incluye esti-

52
mados de cuántas personas deberían morir de SIDA antes de estar
disponible alguna prueba para el VIH y poderlos diagnosticar.
El total de muertes en América durante 1996 causadas por en-
fermedades cardiacas, cáncer, accidentes, influenza, neumonía y SI
DA fue de 50 mil personas.
Sin olvidarnos de las muertes causadas por el SIDA, hagamos
algunas comparaciones con estas cifras: más de 550 mil americanos
mueren de cáncer cada año (Sociedad Americana del Cáncer), Re-
porte de Cáncer 1997) lo cual es prácticamente el doble del total de
todas las personas que han muerto de SIDA. En los Estados Uni-
dos más de 950 mil personas mueren de enfermedades cardiovas-
culares cada año. Esto significa que durante los 16 años que el CDC
ha venido registrando la “epidemia del SIDA” más de 15 mi-llones
200 mil personas han muerto de enfermedades cardiacas. Lo que
quiere decir que más de 14 millones 800 mil personas han muerto
de problemas cardíacos que de SIDA (Sociedad Americana del Co-
razón: Estadísticas acerca del corazón y de accidentes cerebro-
vasculares, año 1997). Durante los 16 años de la epidemia del SI
DA, 6,032 niños menores de 5 años han muerto de SIDA, mientras
que cada año cerca de 10 mil niños mueren de SIDS (Sindrome de
Muerte Súbita Infantil) (Cómo levantar un niño saludable, Robert
Handelsohn, MD, en Ballantine Books, página 259).
Aunque prácticamente todos nosotros asociamos la palabra
“epidemia” con SIDA, una de las últimas epidemias reales de
nuestra historia (la de la influenza de 1919) mató a casi un millón de
americanos en un solo año, en cambio, 20 años después, las muertes
por SIDA en todo el mundo no llegan a los 2 millones de personas.
¿Por qué pensamos entonces en cifras enormes cuando nos refe-
rimos al SIDA? A diferencia de lo que se hace con las muertes por
cáncer y por otras condiciones, las cifras del SIDA son siempre
reportadas como la suma acumulada a partir de 1981 o desde antes,
y se llega a dichas cifras por medio de estimados y de proyecciones.
Esta extraña forma de contar es prácticamente exclusiva para el
SIDA.
Por dos décadas se ha teorizado al afirmar que el VIH tiene un
“período de latencia” durante el cual es virus que ha estado inacti-
vo se torna activo y causa el SIDA. La teoría acerca de un período
de latencia se ha utilizado para explicar por qué el VIH no se com-

53
porta como todos los demás microbios infecciosos los cuales cau-
san enfermedad durante o inmediatamente después de la infección.
Esta teoría también fue usada para explicar por qué el VIH activo
(virus) no podía encontrarse en la mayoría de las personas que re-
sultaban positivas en las “pruebas de anticuerpos contra el VIH”.
Al principio se dijo que este período de latencia era de unos po-
cos meses. Luego, este período se aumentó a un año, luego a dos,
luego a tres y cinco. Como cada vez un mayor número de personas
positivas no desarrollan el SIDA, como se predijo inicialmente, es-
te período de latencia se extendió a 10, 15 años y aún más, última-
mente, a 30 años. Si los primeros casos de SIDA aparecieron en
1980, ¿muchos de los enfermos estaban infectados desde 1950?
¡Absurdo!.
Cuando los científicos no fueron capaces de justificar más este
crecimiento continuo del período de latencia, decidieron no hablar
más de ello. Ahora se asegura que el VIH está en actividad cons-
tante. Los medios de comunicación y la mayoría de las organiza-
ciones del SIDA reportan ahora y sin ningún cuestionamiento, esta
nueva teoría de la “carga viral” como si fuera un hecho. La carga
biral propone que el VIH está constantemente activo y que el orga-
nismo de la persona infectada está comprometido en un batallar
diario para mantener el virus bajo control. Esta teoría sugiera que el
VIH, después de cinco, diez o quince años, eventualmente gana la
batalla, permitiendo así que el SIDA se desarrolle. La carga viral es
una teoría sin fundamento basada enteramente en conclusiones
obtenidas de los resultados de las pruebas de PCR (Reacción en
Cadena de la Polimerasa; una técnica usada para detectar en la san-
gre cantidades minúsculas de material genético por medio de la re-
plicación del ADN o ARN). Sin embargo la PCR no es capaz de
distinguir entre partículas virales o infecciosas y un virus real. En
efecto, el 90% de lo que detecta el PCR son partículas virales no
infecciosas (Journal of biological Chemistry, Marzo 7 de 1997, Kin-
etics Analisis of Consecutive HIV Proteolytic Cleaveges of Gagpol
Polyprotein). El doctor Kary Mullis, quien ganara el Premio Nobel
de Química de 1993 por crear la PCR, es un miembro de la
dirección de consejeros de HEAL y no está de acuerdo con aquellos
que aseguran que el VIH es un agente actual del SIDA.

54
Con frecuencia se afirma que todos estamos a riesgo de con-
traer SIDA, a pesar de que las cifras actuales sugieren otra cosa. En
Estados Unidos después de 2 décadas, el 85% de todos los casos de
SIDA continúan ocurriendo en hombres, y el 97% de los casos han
permanecido en los mismos grupos de riesgo identificados inicial-
mente. El SIDA no se comporta como una verdadera condición
contagiosa la cual se diseminaría por igual a ambos sexos y al azar
entre la población. En 20 años, se han documentado un total de 62
casos de SIDA entre profesionales de la salud quienes aseguran que
su único riesgo ha sido la exposición ocupacional a productos san-
guíneos. En contraste, cada año se reportan miles de casos de infec-
ciones con hepatitis atribuibles a riesgo ocupacional.
Las estadísticas del CDC reportaron en el año 1996 los casos de
SIDA en el siguiente porcentaje por grupo de riesgo (después de
esta fecha el CDC no brindó más este tipo de estadísticas): “hom-
bres homosexuales, 62%; drogadictos IV, 21%; receptores de
transfusiones, 2%; hemofílicos 1%; las mujeres, 1%; riesgo no re-
portado, 3%. SI DA por sexo: hombres 85%; mujeres 15%”.
Aunque los casos de SIDA en los Estados Unidos están distri-
buidos desproporcionalmente entre hombres y mujeres, las prue-
bas de VIH realizadas en personal militar desde 1985 muestran igual
número de VIH positivos entre nuevos reclutas hombres (50%) y
mujeres (50%). Si el VIH fuera la causa del SIDA, veríamos igual
número de casos de SIDA entre hombres y mujeres. Por el contra-
rio las mujeres representan sólo el 15% de todos los casos de SIDA
en toda la nación (Estadísticas del CDC).
Los cálculos para seguros de vida demuestran que en promedio
los heterosexuales que no usan drogas intravenosas tienen menos
oportunidad de adquirir el SIDA que de ser electrocutados por un
rayo, para lo cual el riesgo es de 1 entre 5 millones. Esto fue publi-
cado en el periódico neoyorkino “Wall Street Journal”.
En Estados Unidos a pesar de que el SIDA se menciona con
frecuencia como uno de los riesgos para la salud de los adolecen-
tes, en 1986 se reportó solamente un total de 403 casos en toda la
nación. Esta cifre representa un aumento de un caso sobre el total
de 402 reportados en 1995. El número total de casos de SIDA en
los últimos 20 años dentro de este grupo de edad (13-19) es de
3,574.

55
Más del 95% de los hombres gay de los Estados Unidos no tie-
ne SIDA. Este cálculo se hace teniendo en cuenta que con frecuen-
cia se afirma que el 10% de la población adulta estadounidense es
homosexual. (Duesberg y Brown, Tony Brown’s Journal, Vol. 1914,
Junio de 1996). Esta afirmación es sostenida hoy en día.
De acuerdo con la OMS, la suma total de casos actuales de SI
DA en el continente africano es menor que el total de casos de SI
DA en los Estados Unidos, a pesar de que África tiene 650 mi-
llones de habitantes que corresponden a más de dos veces la pobla-
ción de los EE. UU. (IMS Weelñy Eìdemiological Record, No-
viembre de 1996). Los noticieros estadounidenses informan acerca
de una “epidemia” en el África que se está saliendo de todo con-
trol, lo cual es muy diferente de la información que se da en otras
partes del mundo. Por ejemplo; un reporte que apareció en la pri-
mera página del “The London Times” describe al SIDA en el África
como “la plaga que nunca existió”.
La idea de que el SIDA se originó en África continúa siendo
popular, a pesar de que no existe ninguna documentación científica
que apoye dicho concepto. El África es citado con frecuencia como
el peor ejemplo de lo que pudiese suceder en los Estados Unidos, y
esto a pesar de que las cifras de la OMS muestran que el 99% de los
africanos no tiene SIDA (Hervard University global Burden of
Disease Study, 1996; WHO Health Report 1996: Fighithing De-
seases, Fostering Development, OMS, Ginebra, 1996).
El SIDA no es, como muchos creen la peor amenaza para la sa-
lus en el continente africano; cada año mueren 550,000 niños en el
África de enfermedades tales como el tétanos, sarampión, tifoidea,
tos ferina, lo cual es casi igual al número total de casos de SIDA du-
rante toda la “epidemia de SIDA” en el África.
Diferente a lo que ocurre en los Estados Unidos, el SIDA en
África es diagnosticado con base a cuatro síntomas clínicos (fiebre,
pérdida del 10% del peso, tos persistente y diarrea). Estos cuatro
síntomas usados para identificar al SIDa son idénticos a aquellos
asociados a las condiciones comunes del África tales como malaria,
tuberculosis, infecciones parasitarias, y a los efectos de la malnu-
trición y de la insalubridad del agua, todo lo cual ha estado ago-
biando a este continente por décadas.

56
Debido a la alta incidencia de exposición a la malaria, tubercu-
losis y a otras enfermedades cuyos anticuerpos se sabe que reaccio-
nan cruzadamente en las pruebas del VIH y que producen resulta-
dos positivos falsos, muchos científicos ortodoxos consideran que
la prueba del VIH es invalida en el África (Journal of AIDS 1994
7:8, página 876).
En 75% de los recién nacidos que resultan VIH positivos se
convierten en negativos durante los primeros 18 meses de vida y sin
ninguna intervención médica. Esto ocurre debido a que los recién
nacidos nacen sin sistema inmunológico propio, pero tan pronto
como lo desarrollan, el 75% de ellos descartan naturalmente los an-
ticuerpos que les transmitieron sus madres. A pesar de este hecho
tan comúnmente conocido, a las mujeres embarazadas que resultan
VIH positivo se les dice que deben abortar o que deben tomar me-
dicamentos nucleósidos análogos que son altamente tóxicos, como
el AZT, por ejemplo. Estas drogas (AZT, dd1, d4T, DDC y 3TC)
interrumpen la formación del ADN, la molécula fundamental de la
vida. Estas drogas prefieren y destruyen a las células en crecimiento,
especialmente las células que se están formando en la médula ósea,
donde se genera el sistema inmunológico, los glóbulos rojos y las
plaquetas.
Los efectos de tales drogas sobre la madre incluyen deterioro
muscular, anemia severa, daño nervioso, daño hepático y renal, lin-
foma, -que es un tipo de cáncer-, náuseas agudas, diarrea, denme-cia
y convulsiones –condiciones idénticas al SIDA (Physician Desk
Reference 1994, página 742). Los efectos de estos medicamentos
sobre el desarrollo fetal incluyendo deformidades y otros defectos
congénitos, aborto espontáneo, y la necesidad de aborto terapéutico
de los fetos severamente dañados.
Las leyes federales ordenaron que a partir el año 2000, el nú-
mero de niños que resultaran VIH positivos al nacer debía redu-
cirse a un 50% en cada Estado y que cada uno de éstos debía mos-
trar que el 95% de las mujeres embarazadas habían sido sometidas a
la “prueba del VIH”. En caso de que un Estado no cumpla con es-
tos requisitos, las agencias gubernamentales de salud exigirán que
todos los niños nacidos de madres que no se conozca su estado de
VIH, sean sometidos a la prueba del VIH, o sea se haga lo mismo
con las mujeres embarazadas. En la actualidad, sólo 1/500 del 1 por

57
ciento de los 4 millones de niños nacidos cada año en los Estados
Unidos resulta VIH positivo, y el SIDA mata a menos de 1/10 del 1
por ciento de los nacidos de madres de edad avanzada (Mothering
Magazine, Verano 1997, Pag. 40). El estar embarazada o la multipa-
ridad son dos de las muchas condiciones que se sabe reaccionan en
forma cruzada con el VIH y causan resultados falsopositivos, inve-
rificables.

58
INMUNOLOGÍA NUTRICIONAL

El Dr. Roberto A. Giraldo, en una de sus múltiples y amplias


investigaciones explica como mediados del Siglo XIX se descri-
bieron por primera vez los efectos de la desnutrición sobre los ór-
ganos linfáticos (1). Los tejidos linfáticos son particularmente vul-
nerables a los efectos dañinos de la desnutrición y la atrofia linfoide
es un aspecto notable de la carencia nutricional (2-5). La división
celular es una característica muy singular del funcionamiento de las
células inmunocompetentes. Se sabe que todas las células inmunes y
sus productos, tales como las interleucinas, interferones y comple-
mento, dependen de reacciones metabólicas que emplean diversos
nutrientes como cofactores críticos para sus acciones y actividades
(5,6). La mayoría de los mecanismos de defensa del huésped se al-
teran con la desnutrición protéico calórica (DPC). Lo mismo sucede
en los casos de deficiencia de microe-lementos y vitaminas (2, 4, 7,
8).
Los pacientes con DPC presentan alteración de la hipersen-
sibilidad cutánea retardada, pobre proliferación de linfocitos a estí-
mulos mitógenos, disminución de la síntesis de ADN, reducción en
el número de linfocitos T en roseta, alteración de la maduración
linfocitaria medida por el aumento en la actividad de la desoxinu-
cleotidil transferasa, disminución del factor tímico sérico, un me-
nor número de células CD4+, reducción de la relación CD4+/
CD8+, alteración de la producción de interferón gama y de Inter.-
leucina 2, alteración de la actividad del complemento (especial-
mente reducción de C3, C5, del factor B y de toda la actividad he-
molítica), una respuesta inadecuada de anticuerpos a ciertos antíge-
nos, disminución de la afinidad de los anticuerpos, alteración de la
respuesta de la inmunoglobulina A secretoria y disfunción de los
fagocitos (2-7).
Usualmente la desnutrición humana es un síndrome mixto
compuesto por múltiples deficiencias de nutrientes. No obstante,

59
también se presentan deficiencias aisladas de nutrientes. La defi-
ciencia de Vitamina A resulta en una reducción en el peso del timo,
reducción en la proliferación de linfocitos, alteración de las células
asesinas y de la actividad de macrófagos, e incremento de la adhe-
rencia bacteriana a las células epiteliales (8-11). La deficiencia de Vi-
tamina B6 produce deterioro de diversos compo-nentes tanto de las
respuestas inmunes celulares como humerales (2,4,7). La deficiencia
de Vitamina C altera la fagocitosis y las reacciones inmunológicas
mediadas por células (12). La defi-ciencia de Vitamina E también al-
tera la respuesta inmunológica (2,4,7). La deficiencia de Zinc genera
atrofia linfoide, reduce las respuestas de los linfocitos y la hiper-
sensibilidad cutánea (2,4,7). Las deficiencias de cobre y selenio al-
teran las funciones de los linfocitos T y B (2,4,7). Las deficiencias en
la dieta de ciertos aminoácidos, tales como la glutamina y la argini-
na, también alteran la inmunidad (2, 4, 7).
El betacaroteno es un carotenoide provitamina A que aumenta
las funciones inmunes de las células T y B y que posiblemente ac-
túa al convertirse en vitamina A o por actuar como un antioxidante
(13,14. El suplemento diario con betacaroteno a ancianos volunta-
rios produce incremento de linfocitos T con receptores para inter-
leucina 2 (13). Además, el suplemento con betacaroteno o con vita-
mina A aumenta la inmunidad celular tanto en personas, como en
animales (13,15-17). La vitamina A también aumenta la inmunidad
humoral, demostrada a través de la respuesta de anticuerpos a antí-
genos de tétanos (18) y de sarampión (19).
El suplemento con vitamina E en ancianos sanos aumenta sig-
nificativamente la proliferación de linfocitos, la producción de inter-
leucina 2, la DTH y la respuesta a antígenos linfocito T depen-
dientes (20,21).
La vitamina C –continúa Giraldo- es un antioxidante que juega
un papel en las respuestas inmunes y en la formación de tejidos
conectivos. El suplemento con vitamina C produce aumento de la
proliferación de linfocitos T y B (22) y los niveles altos de vitamina
C se han asociado a disminución en la rata de infecciones (23).
Varias vitaminas del complejo vitamínico B tienen papel im-
portante en funciones inmunes. La deficiencia de vitamina B6 en
ancianos sanos reduce significativamente el número y proliferación
de linfocitos, la producción de interleucina 2 en respuesta a mitó-

60
genos; efectos que se corrigen con la administración de vitamina B6
(24). La deficiencia de riboflavina altera la producción de anti-
cuerpos (25). Estudios clínicos muestran que las personas con ni-
veles bajos de vitamina B12 tienen alteración de la función de neu-
trófilos, mientras que estudios en animales indican que El suple-
mento con vitamina B12 produce aumento de las respuestas inmu-
nes celulares y humorales (25).
El selenio es necesario para el buen funcionamiento de la en-
zima glutation peroxidasa que es un antioxidante (26). La deficiencia
de selenio se asocia a alteración de la fagocitosis, disminución de
linfocitos T CD4 e incremento de infecciones (26). El suplemento
parenteral con selenio mejora las respuestas inmunes en personas
con mala absorción intestinal (27).
El zinc juega un papel importante en el crecimiento, desarrollo y
función de células asesinas, neutrófilos y linfocitos T y B (28). El
suplemento con zinc produce disminución significativa en la seve-
ridad de diarreas, malaria e infecciones respiratorias de niños (29).
La desnutrición intrauterina genera una depresión prolongada,
casi permanente, de la inmunidad de la descendencia (30,31).
Hay una cantidad de información que implica al exceso de in-
gestión de grasa en alteraciones de las respuestas inmunológicas
(32). El potencial de daño producido por radicales libres depende
en buena medida del nivel de ácidos grasos potencialmente oxi-
dables, principalmente ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs), de la
dieta (32). Se ha demostrado que niveles altos de PUFAs son inmu-
nodepresivos. Las grasas de la dieta pueden estar oxidadas antes de
su ingestión como ocurre cuando se fríen los alimentos (32). Los
animales alimentados con grasas oxidadas muestran atrofia signifi-
cativa del timo así como disfunciones de linfocitos T (32).
A nivel molecular, el daño de las células inmunocommpetentes
como resultado de diversas deficiencias nutricionales (desnutrición
protéico calórica, deficiencias de Vitamina A, Vitamina E, zinc, co-
bre, selenio), se hace a través de estrés oxidativo por aumento de ra-
dicales libres (8-11, 32,33).
Desde los comienzos de la epidemia del sida, los investiga-dores
han presentado pruebas científicas que respaldan la posi-bilidad de
que efectivamente el sida pueda prevenirse, tratarse y ser superado
si al individuo o al paciente se le garantiza una nutrición óptima

61
(34,35). Sin embargo, a pesar de la toxicidad de los medicamentos
antiretrovirales, la propaganda de las compañías farmacéuticas que
los comercializan ha impedido que estas ideas sean ampliamente
aceptadas.
Desde los inicios de la era del sida, investigadores famosos que
han trabajado en el campo de la nutrición y la inmunología, tales co-
mo el Dr. Ranjit Kumar Chandra, observaron que: "Hay una extra-
ña similitud entre los hallazgos inmunológicos de las deficiencias
untricionales y aquellos observados en el síndrome de la inmunode-
ficiencia adquirida, SIDA" (34).
"Según se observada en niños desnutridos, particularmente en el
Tercer Mundo, existe una similitud entre la deficiencia inmunoló-
gica, las infecciones múltiples y la gran pérdida de peso de los pa-
cientes con sida y la desnutrición protéico calórica y en ambos hay
disminución de la resistencia a las infecciones". También es posible
que las deficiencias nutricionales jueguen un papel importante en el
curso clínico de estados de inmunodeficiencia". "Estas similitudes
entre el sida y la DPC sugieren que la nutrición puede contribuir a la
inmunodeficiencia. La inmunodeficiencia en niños con DPC puede
revertirse mediante rehabilitación nutricional, lo que sugiere que una
nutrición apropiada puede ser útil en el tratamiento del sida" (36).
Las alteraciones inmunológicas de la DPC son prácticamente
idénticas a las que se observan en el sida: alteración de la hipersensi-
bilidad cutánea retardada, de la proliferación linfocitaria en respues-
ta a mitógenos, de la actividad del complemento y de la respuesta
secundaria a antígenos. Así mismo, se presenta una reducción en la
formación de rosetas de linfocitos T, aumento de la actividad de la
deoxinucleótidil transferasa, disminución del factor tímico sérico,
reducción del número de células T ayudadoras, alteración de la pro-
ducción de gamainterferon y de interlucinas 1 y 2, reducción de la
afinidad de los anticuerpos, alteración de la secreción de la inmu-
noglobulina A (IgA), de la respuesta de anticuerpos y disfunción de
los fagocitos. Disminución significativa de la proporción de linfo-
citos T ayudadores / inductores que tienen antígenos CD4 en sus
superficies celulares. La atrofia linfoide es un aspecto prominente
de la carencia nutricional. Generalmente las respuestas de anti-
cuerpos séricos en la DPC permanecen intactas. La mayoría de los

62
componentes del complemento disminuyen, especialmente el C3,
C5, el factor B y la actividad hemolítica total (37-43).
"Los problemas nutricionales han sido parte de los aspectos
clínicos del sida desde que ésta fuera reconocida como una nueva
enfermedad" (37,41). "De hecho, en muchos pacientes con sida la
muerte parece estar más determinada por el estado nutricional que
por cualquier infección oportunista que aparezca. Esto sucede cuan-
do el desgaste de la masa corporal magra se aproxima al 55% de lo
normal según la edad, sexo y altura. Entonces la muerte es inmi-
nente, independientemente de las fuerzas que causen estos estados
de desnutrición profunda" (37,41). Aún más, la severidad de las ma-
nifestaciones clínicas del sida es proporcional al grado de las defi-
ciencias nutricionales (44-47).
"Los macronutrientes están relacionados con la pérdida de peso
y desbalances energéticos en pacientes infectados con VIH, y los
micronutrientes juegan diferentes papeles en la función inmune"
(48).
Además de ser el respaldo óptimo de la función del sistema in-
munológico, la nutrición es particularmente crítica en los niños,
puesto que ella significa la mejor oportunidad para lograr un creci-
miento y desarrollo normales (49,50).
"Todas las personas afectadas por la infección VIH deberían ser
sometidas a un examen riguroso de todo lo que a sus problemas un-
tricionales concierne durante su primer contacto con el profesional
de la salud, y debería hacérsele un monitoreo de rutina en forma
progresiva" (49).
Las evidencias científicas sugieren firmemente que las deficien-
cias nutricionales y de antioxidantes constituyen un requisito previo
tanto al reaccionar positivamente en las pruebas de VIH (ELISA,
Western blot, Carga Viral) (51-54) como en el progreso hacia el sida
(55,56).
Es bien sabido –continúa Giraldo- que un estado nutricional
óptimo así como los niveles apropiados de vitaminas son, por sí
mismos, suficientes para prevenir el desarrollo del sida en personas
que reaccionen positivamente en las pruebas para VIH (57-64).
Por ejemplo, con respecto al papel de vitaminas en el progreso
hacia sida de los seropositivos y en la transmisión vertical del VIH,
los investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard

63
manifiestan: "Las tasas más altas de enfermedades y de la trans-
misión vertical en los países en desarrollo, coinciden con las tasas
similarmente más altas de desnutrición y deficiencia vitamínica, lo
que indica que la infección VIH puede modificarse por inter-
vención nutricional". "Numerosos estudios reportan una asociación
inversa entre el estado vitamínico, medido bioquímicamente o se-
gún su ingesta en la dieta, y el riesgo de desarrollo de la enfer-
medad o de transmisión vertical". "Un estado vitamínico normal
también puede reducir la transmisión vertical durante el parto y la
lactancia materna al reducir la carga viral VIH en las secreciones
genitales y en la leche materna" y "los suplementos vitamínicos
podrían ser uno de los pocos tratamientos potenciales con precios
suficientemente módicos como para que estén al alcance de las
personas infectadas con el VIH en los países en desarrollo" (65).
Las deficiencias de macronutrientes (carbohidratos, proteínas,
grasas y fibra) en personas VIH positivas se han asociado a dismi-
nución del número de células CD4. Se ha demostrado que los in-
dividuos VIH positivos con bajo peso y disminución de la circunfe-
rencia muscular del brazo (48,66) y los niños VIH positivos con al-
teraciones del crecimiento tienen conteos bajos de células CD4
(48,67).
El síndrome caquectizante, particularmente la pérdida de la ma-
sa corporal, se ha asociado a muerte temprana (68,69) y a mayor
susceptibilidad a infecciones oportunistas (48,69). En un estudio
progresivo de casos y controles, los drogadictos intravenosos VIH
positivos con síndrome caquectizante (pérdida mayor del 10% del
peso desde la última visita antes de morir; y un promedio de segui-
miento de 2.4 años) presentaron aproximadamente 8 veces mayor
riesgo de morir comparado con los controles y después de ajustar
los conteos de células CD4 (48,55).
Los niveles bajos de albúmina sérica se han asociado a una ma-
yor mortalidad (48,70). El bajo índice de masa corporal con niveles
plasmáticos altos de proteína C reactiva representaron un riesgo
mayor de muerte en individuos VIH positivos seguidos durante 42
meses (48,71). Los niveles de albúmina y hemoglobina séricas tam-
bién predicen el pronóstico de niños VIH positivos (48,72). Las de-
ficiencias de micronutrientes en individuos VIH positivos están aso-
ciadas a un progreso más rápido hacia sida (73).

64
Un creciente número de evidencias científicas sugiere que los
niveles séricos bajos de Vitamina A en individuos VIH-positivos,
serían un factor de riesgo hacia las manifestaciones clínicas del sida
(74-86).
"El riesgo de muerte fue inferior en un 78% entre los sujetos
infectados con el VIH con niveles séricos normales de Vitamina A,
comparados con sujetos con deficiencia de Vitamina A" (65,78).
"En un estudio de 18 meses entre hombres homosexuales VIH
positivos, se encontró que la deficiencia de vitamina A estaba aso-
ciada a disminución en el conteo de células CD4, conocido como
marcador de disfunción inmune por el VIH. La normalización de
los niveles de vitamina A se asoció a aumento de los conteos de
células CD4" (55,65).
"El nivel sérico bajo de Vitamina A se ha asociado a con una ta-
sa de progreso hacia el sida más rápida entre los hombres que parti-
ciparon en el estudio Multicéntrico de Personas con sida (MACS)"
(60,65).
En un estudio de casos y controles, individuos VIH positivos
con deficiencia de vitamina A tuvieron 4 veces más alto riesgo de
morir que sus controles después de hacer ajustes para los conteos
de células CD4 (48,55).
En un estudio longitudinal con drogadictos VIH positivos de
Baltimore, los niveles de retinol bajos estuvieron asociados con un
incremento cuatro veces mayor de muerte después de ajustes para
células CD4 (48,54).
En Rwanda se encontró una mayor posibilidad de sobrevivir en
las mujeres VIH positivas con niveles altos de retinol sérico (48,87).
De otro lado, "entre los hombres VIH positivos, bien nutridos,
que participaron en un estudio durante 6 años, en San Francisco,
California, la ingesta alta de vitamina A con ajuste de energía se aso-
ció a niveles mayores de células CD4 y a un riesgo menor de pro-
greso hacia el sida" (62,65).
En un estudio longitudinal en hombres "gay" VIH positivos, se
encontró que la deficiencia de vitamina A o de vitamina B12 es-
taban asociadas a una disminución significativa de los conteos de
células CD4 (18,88). En el mismo estudio, la normalización de los
niveles de vitamina A, vitamina B12 y zinc se asoció a un mayor

65
conteo de células CD4, hallazgo que no fue afectado por el uso de
AZT.
En una investigación al azar, El suplemento diario con 180 mg
de betacaroteno durante 4 semanas estuvo asociado a un pequeño
aumento de leucocitos totales, a un aumento de células CD4 y a una
mejoría del radio CD4/CD8 comparado con controles que recibie-
ron placebo. Estos parámetros disminuyeron cuando los participan-
tes en el grupo con betacaroteno se cambiaron a placebo (48,89).
En Francia, El suplemento diario con selenio o con betacaro-
teno durante un año a hombres y mujeres VIH positivos, condujo a
un aumento significativo de la actividad de la glutation peroxidasa a
los 3 y 6 meses (48,90).
En Tailandia, embarazadas VIH positivas en el primer trimes-
tre con conteos de células CD4 menores de 200 células por milí-
metro cúbico, presentaron niveles de vitamina A y de betacaroteno
37% más bajos que las embarazadas VIH negativas (48,91).
En un estudio longitudinal en Miami, las mujeres VIH positi-
vas con conteos de células CD4 menores de 200 por milímetro cú-
bico, estuvieron más propensas a tener niveles plasmáticos más ba-
jos de selenio y de vitaminas A y E que los hombres con conteos de
células CD4 similares (48,92).
"En un estudio controlado con placebo en Sur África entre
niños nacidos de madres VIH positivas, los suplementos de Vita-
mina A produjeron una reducción de aproximadamente 50% en la
morbilidad diarreica entre los niños infectados con VIH" (65,77).
También en Sur África, El suplemento con vitamina A en niños
VIH positivos resultó en un aumento del número de células ase-
sinas (48,93)
Además de la Vitamina A, un número de estudios cada vez ma-
yor indican que los individuos "VIH positivos" presentan un riesgo
mayor de deficiencia de Vitaminas B1, B2, B6, B12, C, D y E
(65,94-101). Además, las deficiencias de vitaminas del Complejo B,
Vitamina C, Vitamina E y Vitamina D incrementaron el riesgo de
progreso de individuos "VIH Positivos" al sida (65,94-101). Por
ejemplo, la deficiencia de vitamina B6 en individuos "VIH posi-
tivos" se ha asociado a disminución de la citotoxicidad de las células
asesinas y a alteración de la proliferación linfocitaria a mitógenos
(102).

66
En Canadá un estudio doblemente ciego, al azar y controlado
con placebo logro una reducción significativa de la carga viral des-
pués de 3 meses de suplementación con grandes dosis de vitaminas
C y E (48,103).
En el estudio MACS (104) y en otro estudio en San Francisco
(105), los altos ingresos de vitamina C, tiamina, o niacina estuvieron
asociados a disminución del riesgo de progreso hacia sida (48).
También en el estudio MACS, los altos ingresos de vitaminas
B1, B2, B6, y niacina estuvieron asociados a una supervivencia ma-
yor hasta de 1.3 años (48,106).
Aumentos en las ingestas de hierro, vitamina E y riboflavina re-
dujeron significativamente el riesgo de sida (48, 105).
Los niveles bajos de vitamina E aumentaron el riesgo de pro-
greso hacia sida (48,107). En la misma población, los niveles séricos
bajos de vitamina B12 estuvieron asociados con un riesgo dos veces
mayor de progreso hacia sida (48,108).
En los Estados Unidos, los niveles plasmáticos de zinc y de
selenio pudieron predecir los conteos de células CD4 en individuos
VIH positivos (48,109).
En San Francisco, una ingesta diaria alta de zinc, tiamina, nia-
cina y riboflavina, se relacionó positivamente con los conteos de
células CD4 (48,105).
En un estudio de casos y controles del estudio MACS, los pa-
cientes que progresaron al sida tuvieron niveles séricos se zinc signi-
ficativamente más bajos que los participantes que no progresaron o
los individuos VIH negativos (48,110).
La deficiencia de selenio aumentó el riesgo de muerte en indi-
viduos adultos VIH positivos (48,111,112).
Diversos estudios indican que la deficiencia de Vitamina A es
más prevaleciente en personas VIH positivas que en individuos
VIH negativos (45,56,58,76,83).
Una investigación en Pune, India (113), encontró que los niveles
bajos de Vitamina A y de caroteno son un factor de riesgo para re-
accionar positivamente en pruebas para VIH; y para la serocon-
versión en hombres con úlceras genitales procedentes de Kenya
(114), y para la seroconversión de mujeres procedentes de Rwanda
(115).

67
Existen muchas investigaciones que han investigado el papel de
la deficiencia de Vitamina A y de carotenos en la transmisión del
VIH/sida de la madre al hijo (MTCT) durante el embarazo, el parto
y la lactancia materna (116-133):
En Tanzania, por ejemplo: "Los suplementos multivitamínicos
son una forma de disminuir substancialmente, a un costo bajo, los
resultados adversos del embarazo y de incrementar los conteos de
células T en mujeres infectadas con el VIH" (116,117).
"Un volumen creciente de información sugiere que los bajos ni-
veles séricos de Vitamina A, entre mujeres embarazadas infectadas
con el VIH, está asociado a un riesgo mayor de transmisión vertical
del VIH" (65).
"Los niveles promedio de Vitamina A en 74 madres que le
transmitieron el VIH a sus bebés fue inferior al de las 264 madres
que no se lo transmitieron a sus bebés" (121).
"En Malawi, un volumen mayor de retinol sérico en mujeres
embarazadas e infectadas con el VIH se asoció a un riesgo menor
de transmisión vertical" (65,121)
"En Rwanda, los niveles bajos de vitamina A en mujeres in-
fectadas con el VIH estuvieron asociados con mayor mortalidad in-
fantil y a transmisión perinatal del VIH" (134).
"Sin embargo, las mujeres que presentaron niveles crecientes de
retinol sérico con el paso del tiempo tuvieron un riesgo menor,
mientras que las mujeres cuyos niveles de retinol sérico declinaba,
presentaron un mayor riesgo de transmisión del virus" (65,133).
"El suplementar con Vitamina A a la población de mujeres em-
barazadas infectadas con el VIH, muchas de las cuales presentaban
niveles bajos de Vitamina A, se asoció a un número menor de par-
tos prematuros y a una reducción en la transmisión madre-hijo del
VIH en bebés prematuros, pero no se asoció con una reducción en
la transmisión del VIH en general. La Vitamina A disminuyó en
47% la transmisión del VIH en bebés prematuros (124).
"La detección vaginal de ADN del VIH-1 se asoció a una des-
carga vaginal anormal, menor conteo absoluto de células CD4, y a
deficiencia severa de Vitamina A" (125).
"Las mujeres con disminución de células CD4, particularmente
aquellas con deficiencia de Vitamina A, pueden estar en mayor ries-

68
go de transmitir el VIH-1 a sus bebés, a través de la leche materna"
(132).
"En Estados Unidos, el incremento en el riesgo de transmisión
maternoinfantil se asoció a deficiencias severas de Vitamina A en-
tre las mujeres que no alimentaban a sus bebés con leche materna"
(120).
"En Kenya, los niveles plasmáticos bajos de vitamina A estu-
vieron asociados con mayor riesgo de descarga viral en la leche
materna de mujeres infectadas con el VIH durante el embarazo. Es-
tos resultados sugieren que el estado de la vitamina A en la madre
antes y después del parto es un factor importante para la “trans-
misión” del VIH por leche materna" (48,135).
"En mujeres de Malawi (136) y de Sur África (137), los niveles
séricos bajos de vitamina A y la presencia de mastitis subclínica, se
han asociado a una mayor carga viral en la leche materna y a un
mayor riesgo de transmitir el VIH por la leche materna" (48).
En consecuencia, los estudios científicos respaldan la posibili-
dad de que el uso de vitaminas, en especial el de Vitamina A, podría
ser suficiente para evitar lo que se conoce como transmisión del VI
H de persona a persona y de la madre al hijo durante el embarazo,
el parto y la lactancia (65,113-133). Si este es el caso, como lo afir-
man muchos estudios clínicos y documentos científicos, los suple-
mentos con vitaminas antioxidantes tal como la Vitamina A y caro-
tenoides constituirían una práctica efectiva, de costo módico y no
tóxica para los países africanos.
Recientemente, investigadores de la Universidad Emory de
Atlanta y del Colegio de Medicina Albert Einstein de la ciudad de
Nueva York, concluyeron, después de una amplia revisión, que:
"Un creciente número de evidencias están cuestionando la hipó-
tesis convencional de que la transmisión sexual sea la responsable
de más del 90% de las infecciones VIH en África. Las diferencias en
los patrones epidemiológicos en el África no se corresponden con
las diferencias en el comportamiento sexual. Estudios de parejas
africanas muestran bajas tasas de transmisión heterosexual, similar a
como ocurre en países desarrollados. Muchos estudios reportan
infecciones VIH en adultos del África sin exposición sexual al VIH
y en niños con madres VIH negativas. Altas tasas de infección VIH

69
sin explicación aparente han sido reportadas en mujeres del África
durante los periodos prenatal y de postparto" (138).
Los investigadores afirman: "A finales de la década de 1980, los
expertos que tenían que ver con el África, aceptaron por concenso
que más del 90% de las infecciones VIH en el África subSahariano
eran adquiridas por contacto heterosexual y que menos del 2% se
adquirían a través de inyecciones no estériles [139-142]. Desafortu-
nadamente, a ese consenso se llegó sin ninguna investigación que
discriminara entre exposición sexual y exposición medica." (138).
Los investigadores e instituciones del VIH/sida culpan a la
promiscuidad sexual por la frecuencia similar del sida en ambos
sexos en el África. Sin embargo, en un modelo "Anderson y sus co-
legas asumieron un promedio anual de cambio de compañero de 3.5
[143]. En contraste, investigaciones llevadas a cabo en 12 países
africanos mostraron que el 74% de los hombres y el 91% de las mu-
jeres, entre 15 y 45 años, no habían tenido compañero sexual du-
rante el último año, y que solamente el 3.7% de los hombres y el
0.7% de las mujeres habían tenido más de cuatro compañeros no
regulares [144]" (138).
Los datos empíricos muestran que, por el contrario, la pro-
miscuidad es un asunto propio de países desarrollados: "Una inves-
tigación en Dinamarca encontró que el 19% de los adultos entre 18
y 59 años reportó haber tenido más de un compañero sexual en el
último año [145]; una investigación en Francia encontró que el 17%
de los hombres y el 7.9% de las mujeres entre 18 y 44 años repor-
taron haber tenido más de un compañero sexual en el último año
[146]; y una investigación en el Reino Unido encontró que el 17%
de los hombres y el 8.4% de las mujeres entre 16 y 44 años repor-
taron haber tenido más de un compañero sexual en el último año
[147] (138). A pesar de esto, la frecuencia del sida en los países de-
sarrollados es aproximadamente de 11 hombres por cada mujer.
"Un estudio en Zambia con secuencias de virus encontró que al
menos 13% de las secuencias en personas recientemente infectadas,
no tenían relación con el tipo de VIH encontrado en sus compa-
ñeros [148]" (138).
"Un estudio en Zimbabwe de la década de los 90 encontró
2.1% de prevalencia dentro de 933 mujeres sin experiencia sexual
[149]. Un estudio de 1988 de parejas monogámicas en Rwanda

70
encontró que, de un total de 25 mujeres VIH positivas, 15 tenían
parejas que eran VIH negativos [150]. En un estudio con adoles-
centes de Uganda, en 1990, el 6.9% de las mujeres sin compañero
sexual en los últimos 5 años eran VIH positivas, en contraste con
23% de aquellas con uno o más compañeros; I% de los hombres sin
compañera sexual en los últimos 5 años eran VIH positivos en
contraste con 2.5% de aquellos que reportaron tener compañeras
[151]. En Tanzania, en 1995, se encontró una prevalencia de VIH
del 5.5% en hombres y del 3.6% en mujeres, que jamás habían
tenido actividad sexual, en contraste con 4.8% de los hombres y
12% de las mujeres que reportaron tener uno o más compañeros
sexuales [152]. En un estudio de Sur África de 1999, el 6.8% de las
mujeres y el 1.2% de los hombres entre 14 y 24 años resultaron
VIH positivos a pesar de reportar que nunca habían tenido acti-
vidad sexual; sin embargo, un estudio de validación encontró que
algunos de los entrevistados no habían reportado toda su actividad
sexual [153]. En un estudio de casos y controles en Uganda, 2 de 7
casos con un solo compañero sexual, el compañero era VIH nega-
tivo, tres eran VIH positivos, y dos más no fueron chequeados
[154]" (138).
Aproximadamente una quinta parte de los niños VIH-positivos
en el África tienen madres VIH-negativas: "Un estudio en Kin-
shasha en 1985 encontró que 39% (16 de 44) de los niños VIH-
positivos de 1-24 meses de edad hospitalizados y de consulta exter-
na tenían madres VIH-negativas; solamente 5 de los 16 habían sido
transfundidos [155]. Un estudio en Rwanda en 1984-86 encontró
que 20% (15 de 76) de los niños de 1-48 meses de edad con sida o
con complejo relacionado con el sida, tenían madres VIH-negati-
vas; sólo 15 niños habían sido transfundidos [156].En un reporte
posterior desde Rwanda, 7.3% (54 de 704) de las madres con niños
con sida eran VIH negativas; se identificó que la transfusión era un
factor de riesgo en 22 de 54 niños [157]. De 26 niños menores de
15 años admitidos con sarcoma de Kaposi al Instituto de Cáncer de
Uganda durante 1989-94 cuyas madres habían sido chequeadas para
VIH, 19% (5 de 26) tenían madres VIH negativas [158]. Un estudio
en Burkisa Faso en 1989-90 encontró que 23% (11 de 48) de los
niños VIH positivos tenían madres VIH negativas [159]. En un re-
porte en 1994 de Costa de Marfil, De Cock y sus colegas reportaron

71
que 21% (3 de 14) niños con VIH-1 tenían madres sin VIH-1, y
uno de dos con VIH-2 tenía madre sin VIH-2 [160]" (138).
"La incidencia de VIH durante los periodos prenatal y de post-
parto excede lo esperado por transmisión sexual" (138,161-171).
"En uno se siete estudios de mujeres en consultas prenatal y post-
parto [171], se encontró que 30 de 634 mujeres tenían compañeros
VIH positivos; tres de estas mujeres se convirtieron en un año"
(138,171). "La prevalencia de VIH en hombres africanos es gene-
ralmente menor que la de mujeres, y muchos hombres no infecta-
dos son compañeros de mujeres infectadas. En ocho estudios de
parejas africanas con VIH en uno o en ambos [150,172-178], el
promedio de porcentaje de mujeres con VIH fue mayor más del
doble que el porcentaje sin VIH de aquellas que tenían compañeros
VIH positivos" (138). La alta prevalencia de reactividad al VIH en
mujeres durante los periodos prenatal y de postparto "sugiere que
algo más que la simple transmisión heterosexual está envuelto"
(138). "Lo que sucede durante uno o dos embarazos y los periodos
postparto –ya sea iatrogénico, sexual, o algo diferente– debe ser res-
ponsable de los altos niveles de VIH encontrados en mujeres de ba-
jo riesgo en al menos algunas comunidades africanas" (138).
"El hecho de que cifras significativas de VIH en adultos y ni-
ños africanos no puedan ser explicadas con base la consabida trans-
misión sexual o vertical" ha permitido que los investigadores de la
Universidad de Emory y del Colegio de Medicina Albert Einstein,
postulen la hipótesis de "transmisión iatrogénica" a través de instru-
mentos médicos tales como jeringas e inyecciones (138).
En este punto es importante recordar que hay varias publicacio-
nes que critican y cuestionan seriamente la validez de las pruebas
usadas para diagnosticar la infección VIH (179-184).
Desde hace bastante tiempo los investigadores del VIH saben
de la falta de especificidad de las pruebas de anticuerpos para VIH,
especialmente en países del África donde "la reactividad en estas
pruebas puede ser afectada si las personas han tenido malaria recu-
rrente y otras enfermedades parasitarias [posiblemente debido a la
existencia de autoanticuerpos contra los linfocitos utilizados en los
cultivos virales] [185] o debido a embarazos previos [posiblemente
debido a la presencia de anticuerpos anti DR4 o contra otros antí-
genos HLA] [186-188] (189). El investigador estadounidense insiste

72
en que "debido a que se ha cuestionado la especificidad de la prueba
de ELISA para anticuerpos anti HTLV-III/LAV en sueros afri-
canos, la magnitud de este problema permanece sin resolverse"
(189). Un investigador británico al referirse a la seroepidemiología
de países del centro de África, afirma: "Todo parece indicar que
muchos de los resultados obtenidos son falsos positivos" (190).
Mann también sabía que frecuentemente las pruebas de anti-
cuerpos anti VIH estaban erradas (191). "También pueden ocurrir
resultados falsos positivos, si, por ejemplo, las muestras de suero
han sido descongelas y congeladas de nuevo. Para complicar aún
más la situación, muchos africanos pueden tener niveles altos de an-
ticuerpos en su sangre, como resultado de infecciones previas, tales
como malaria. Todos estos numerosos anticuerpos tienden a unirse
unos con otros haciendo que los sueros sean más espesos, lo cual
puede dar lugar a resultados falsos positivos" (191).
"Los resultados iniciales de investigaciones serológicas para
anticuerpos anti VIH en África están distorsionados por la alta fre-
cuencia de resultados falsos positivos" (192).
Es sorprendente saber que oficiales de la salud pública también
sabían que "los estudios serológicos para VIH en África han sido
inconsistentes debido a los problemas de interpretación de los re-
sultados en las pruebas de ELISA y de Western blott, particular-
mente aquellos provenientes de zonas endémicas de malaria, y cuya
validez ha sido cuestionada" (193)"
Todavía hoy día, las compañías farmacéuticas que fabrican y
comercializan los reactivos para las pruebas de VIH, reconocen la
inespecificidad de estas pruebas. En esta forma, las instrucciones
que vienen con los reactivos advierten: "La prueba de ELISA no
puede ser usada como única prueba para diagnosticar el sida, aún si
los resultados sugieren con alta probabilidad la presencia de anti-
cuerpos anti VIH-1" (194). Las instrucciones que vienen con los
reactivos para una de las pruebas de Western blott advierten: "No
use esta prueba como la única base para el diagnóstico de la in-
fección con VIH-1" (195). Las instrucciones que vienen con una de
las más populares pruebas para carga viral advierten: "La prueba
amplicor para monitorizar al VIH-1, versión 1.5, no está hecha para
ser usada como prueba rastreadora del VIH en sangre o sus deri-
vados ni para confirmar el diagnóstico de infección VIH" (196). La

73
compañía Abbott va mucho más lejos cuando advierte: "Hoy día no
existe ninguna prueba estándar para establecer la presencia o au-
sencia de anticuerpos anti VIH-1 y VIH-2 en sangre humana" (194).
Existen abundantes publicaciones científicas que explican có-
mo hay más de 70 condiciones diferentes que hacen que las prue-
bas para VIH reaccionen positivamente sin que exista infección
VIH (179-184). Algunas de estas condiciones que causan falsos
positivos en las pruebas para VIH son: infecciones pasadas o
presentes con una variedad de bacterias, parásitos, virus y hongos,
incluyendo a la tuberculosis, malaria, leismaniasis, influenza, res-
friado común y antecedentes de enfermedades venéreas; la presen-
cia de anticuerpos poliespecíficos, hipergamaglobulinemias, pre-
sencia de autoanticuerpos contra una variedad de células y tejidos,
vacunaciones y la administración de gamaglobulinas o inmuno-
globulinas; la presencia de enfermedades autoinmunes tales como
lúpus eritematoso, esclerodermia, dermatomiositis y artritis reuma-
toidea; el embarazo y la multiparidad; antecedentes de insemi-
nación rectal; adición a las drogas recreacionales; enfermedades
renales severas, falla renal y hemodiálisis; antecedentes de trans-
plante de órganos; la presencia de una variedad de tumores y que-
moterapia anti cáncer; muchas enfermedades hepáticas, incluyendo
la enfermedad alcohólica hepática; hemofilia, transfusiones sanguí-
neas y la administración de factores de coagulación; la simple
condición de envejecer, para mencionar algunos ejemplos (182-
184). Es interesante notar que la mayoría de estas condiciones son
frecuentes en África.
Las consideraciones anteriores permiten proponer que la positi-
vidad en las pruebas para VIH es debida a exposiciones múltiples,
repetidas y crónicas a agentes estresantes de origen químico, físico,
biológico, mental y nutricional (184). Una de las principales con-
secuencias de la pobreza es la malnutrición que predispone a las
personas a infecciones y parasitosis, la cuales a su vez estimulan la
producción de anticuerpos poliespecíficos que son detectados por
las pruebas para VIH.
Muchos intentan explicar que las ratas actuales de morbilidad y
mortalidad en las comunidades africanas son una consecuencia de la
infección VIH. Sin embargo, es posible que en África la positividad
en las llamadas pruebas para VIH sea el resultado de la exposición

74
crónica a la pobreza y sus consecuencias, tales como malnutrición,
infecciones y parasitosis (184).
Por otra parte, desde los comienzos de la epidemia del sida, los
radicales libres y, específicamente los agentes oxidantes, han sido
vinculados a la patogénesis del nuevo síndrome (197,198). Se han
realizado congresos internacionales sobre el tema del papel de los
radicales libres de oxígeno en el VIH/sida (199,200).
Actualmente hay un número creciente de publicaciones cientí-
ficas que demuestran que el estrés oxidativo es un requisito indis-
pensable tanto para que las pruebas para VIH (201-207) resulten
positivas, como para el desarrollo de las manifestaciones clínicas del
SIDA (208-230).
Las reacciones de los radicales libres de especial importancia
para los fenómenos inmunológicos incluyen, por ejemplo, los di-
versos agentes oxidizantes que pueden separar un átomo de hidró-
geno de los grupos tiol (Radical univalente SH) para formar radi-
cales tiol (231-233). Los grupos tiol son importantes para las acti-
vidades enzimáticas, las funciones receptoras, los enlaces disulfito
en las inmunoglubulinas, y la activación y proliferación de células T.
El radical anión de super óxido puede reaccionar con óxido nítrico,
lo que resulta en pérdida del factor relajante de endotelios, im-
portante en los procesos inflamatorios y desinflamatorios. La oxi-
dación de la metionina puede causar daños proteínicos con cambios
subsecuentes en la inmunogenicidad. La proteólisis puede incre-
mentarse por el daño de radicales libres. La peroxidación de grasas
por radicales reactivos libres produce muchos moduladores biológi-
cos, tales como los 4-hidroxi-alkenos, que generan una fuerte ac-
tividad quimiotáctica de los fagocitos, altera el sistema de la adeni-
lciclasa, incrementa la permeabilidad capilar y altera la activación
linfocítica. Los hidroperóxidos grasos alteran la activación linfo-
cítica, también por la peroxidación de grasa. Las condiciones que fa-
vorecen la peroxidación de grasas pueden estimular la quimiotaxis
de los leucocitos, modificación de proteínas, daño por complejos
inmune y muerte celular (231-233).
Los radicales libres se producen a lo largo y ancho del trabajo
regular del sistema inmunológico. A pesar de los efectos beneficio-
sos de las respuestas inflamatorias, estas también puede agravar el
daño tisular existente por la liberación de radicales libres. La infla-

75
mación, cuando se produce sin control, luego de ser iniciada por
estímulos anormales, o si se presenta por periodos prolongados,
puede convertirse en enfermedad (231-233). Para que haya una
respuesta inmune óptima es crucial que haya un equilibrio entre la
generación de radicales libres y la protección antioxidante. Por
ejemplo, durante la fagocitosis por leucocitos polimorfonucleares,
se liberan los radicales de anión superóxido. Estos radicales libres
de oxígeno pueden oxidizar los grupos tiol a radicales tiol y pueden
estimular la peroxidación de grasas con la formación de H2O2, lo
cual es muy importante en los mecanismos de lesión celular. Los
radicales libres de oxígeno producidos durante la fagocitosis de
complejos inmunes se asocian a las lesiones producidas por com-
plejos inmunes (231-233).
Muchas veces se ha propuesto que los radicales libres, específi-
camente las especies oxidantes, juegan un papel importante en la
patogénesis del sida (189-200,234-236).
Los anteriores son los fundamentos científicos para el uso de
antioxidantes tales como la Vitamina A y los carotenoides, Vita-
mina C, Vitamina E, selenio, n-acetil cisteína, l-glutamina, zinc, co-
bre, manganeso, ácido alfalipoico, coenzima Q10 y flavonoides o
Vitamina P, como suplementos para la prevención y tratamiento del
SIDA (48,188-236).
Los países africanos tienen una alta incidencia de desnutrición,
deficiencias vitamínicas, anemia, e infecciones e infestaciones bacte-
rianas, virales, micóticas y parasitarias.
Para que una enfermedad infecciosa o parasitaria comience,
siempre se requiere que el huésped sufra de algún grado de inmu-
nodeficiencia (237). De otro lado, las enfermedades infecciosas y
parasitarias, por sí mismas, causan más inmunosupresión y mayor
desnutrición (238,239). Esta inmunosupresión es secundaria a la
acumulación de radicales libres, especialmente del tipo de las espe-
cies oxidantes, que se presentan durante y después de las enfer-
medades infecciosas y parasitarias (232,240).
Por lo tanto, en países africanos se genera un círculo vicioso:
pobreza, desnutrición, inmunosupresión, enfermedades infecciosas
y parasitarias, más inmunodepresión y mayor desnutrición (241,
242).

76
Por otra parte, hay una creciente información científica que
indica que muchas enfermedades de la edad adulta tienen su origen
en "programación in útero" (243-246). Esto incluye enfermedades
tales como la obstrucción coronaria y el infarto, hipertensión, dia-
betes del Tipo II y otras alteraciones endocrinas (243-248), así co-
mo varias deficiencias inmunológicas (249-259). Por consiguiente,
cualquier cosa que suceda durante las etapas embrionaria y fetal son
recordadas durante el curso de toda la vida de las células, los tejidos,
los órganos y los sistemas.
"Unos investigaciones en Gambia asociaron la época del alum-
bramiento con una enfermedad mortal infecciosa, detectada des-
pués de los 15 años, lo cual sugiere una asociación entre la desnu-
trición prenatal, la función inmunológica y la vulnerabilidad a las
enfermedades infecciosas en la edad adulta" (255,259). Se ha des-
cubierto que la desnutrición prenatal altera la respuesta de anti-
cuerpos a la vacunación con Salmonella thiphy, que se prolonga por lo
menos hasta la adolescencia (253). Los hallazgos de estos investi-
gadores "sugieren que las experiencias fetales y de la primera in-
fancia juegan un papel en la programación del sistema inmunoló-
gico" que podría acompañar al individuo a lo largo de toda su exis-
tencia (252,253).
Se ha demostrado científicamente que una nutrición prenatal
deficiente altera diversos aspectos de la inmunidad mediada por
células, causa involución de los tejidos linfoides tal como sucede
con el del timo y supresión de la respuesta de anticuerpos a vacu-
nación. Estas alteraciones persisten durante varias semanas o, en
algunos casos, por varios años (249-259).
Además, "en modelos marinos se ha documentado alteración de
la inmunidad luego de un periodo de alimentación materna de-
ficiente, alteraciones que perduran a lo largo de la edad adulta, pa-
sando a la siguiente generación a pesar de la alimentación at libitum
administrada a las generaciones F1 y F2" (260). Así mismo, la ca-
rencia de zinc durante el embarazo causa una inmunodeficiencia
que puede prolongarse durante tres generaciones (261).
Por consiguiente, es muy probable que las consecuencias de la
pobreza y de la desnutrición en África estén siendo transmitidas de
generación en generación, con un efecto acumulativo, y que el sida

77
en África bien podría ser la consecuencia máxima de los efectos
acumulativos de la pobreza.
A la luz de lo anterior, es necesario considerar seriamente que el
papel que juega la desnutrición materna deficiente es crucial, en lo
relacionado con la patogénesis del sida pediátrico, y que esta es una
realidad en los países en desarrollo (262,263). Este razonamiento
indica que la desnutrición constituye el principal factor de riesgo
para sida de los adultos, en los países en desarrollo (262, 263).
Científicamente hablando, no hay razón alguna que justifique
asegurar que la promiscuidad sexual es la causa del sida en África,
mientras que de otro lado se subestima el papel que juegan la po-
breza, la desnutrición, las infecciones y los parásitos.
"Por consiguiente, no es sorprendente que se haya propuesto,
debatido y, más importante aún, que se haya utilizado una terapia
dietética para el sida la cual se ha utilizado subrepticia o abierta-
mente, desde los primeros días de la epidemia" (41).
Veinte años más tarde, los investigadores insisten en que: "De-
bido a que las deficiencias nutricionales juegan un papel importante
en la patogénesis de la enfermedad VIH, la terapia y asesoría
nutricionales son una parte crítica del tratamiento" (49). En con-
secuencia, la terapia nutricional (264-286) y la terapia antioxidante
(287-305), constituyen una prioridad en la prevención y trata-
miento del sida.
"Se ha sugerido que El suplemento con varios aminoácidos sea
una forma de reducir la pérdida de peso en individuos VIH po-
sitivos. Una combinación de tres aminoácidos conocida como
HMB/Gln/Arg-beta-hidroxi-beta-metilbiturato (HMB), un meta-
nolito de la leucina, la L-glutamina (Glm), y la Larginina (Arg),
administrados por 8 semanas a pacientes con perdida de peso re-
lacionada con el VIH, resulta en ganancia de peso significativa para
los pacientes en el grupo tratado comparado con aquellos que re-
cibieron placebo [306]" (48).
Estudios clínicos han identificado en detalle las necesidades de
vitaminas y de minerales de las personas VIH positivas y de aque-
llas con sida. Estos estudios sugieren la necesidad de incrementar la
ingesta de los siguientes micronutrientes y suplementos para la pre-
vención y tratamiento del sida: Vitamina A y carotenos, Vitamina C,
Vitamina E, selenio, n-acetil cisteína, l-glutamina, zinc, cobre, man-

78
ganeso, ácido alfalipoide, coenzima Q10, flavenoides o Vitamina P y
Vitaminas del complejo B (34-56,197-236,264-305).
Cuando se administra Vitamina A como suplemento, deben te-
nerse en cuenta sus propiedades potencialmente teratogénicas (307).
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud recomienda
que las mujeres embarazadas no deben tomar más de 10.000 UI de
Vitamina A por día (65).
Si realmente queremos prevenir y tratar el sida en África, es ab-
solutamente indispensable cubrir las necesidades alimenticias míni-
mas de los individuos VIH positivos, de los pacientes con SIDA, así
como las de todas las comunidades africanas.
Una dieta que provea fuentes adecuadas de vitaminas, mine-
rales y antioxidantes debe incluir abundantes frutas, especialmente
papaya, mango, kiwi, piña, aguacate, banano y frutas secas; verduras,
cereales, legumbres y algas. Consumir pocos productos animales.
Preferir el pescado blanco con grasa y la carne de cordero y cabra.
Preferible usar sal marina. Consumir 60-80% de alimentos crudos
con productos biológicos u orgánicos, frescos e integrales. Siempre
que sea posible consumir abundante ajo, cebolla, espárragos, cítri-
cos, remolacha roja, repollo, brócoli, coliflor, repollitas de Bruselas,
zanahoria, levadura de cerveza, germen de trigo, polen, leguminosas
y cereales. Preferir los aceites prensados al frío (por debajo de los
40° C) pues así se conservan ácidos grasos poliinsaturados y esen-
ciales, necesarios en procesos antiinflamatorios, de antioxidación e
inmunoestimulantes. Los aceites de cárcamo, girasol y de oliva, en
este orden, son buena fuente de Vitamina F o ácido linoléico. El
aceite de lino es una buena fuente de ácido alfa-linoléico. Y todos
los cereales enteros (arroz, cebada, trigo, avena), cualesquiera sea su
preparación. Disminuir el consumo de azúcar y dulces. Optar por
vegetales, legumbres y verduras orgánicas crudas. Consumir canti-
dades abundantes de líquidos: agua (por lo menos 1.5 litros diarios),
jugos de frutas y verduras frescas, especialmente zanahoria, caldos
de vegetales y jugos verdes que son fuente de clorofila (por ejemplo,
licuar lechuga, espinaca, apio, menta, perejil, cilantro y otros ingre-
dientes similares, tomándolo sin colar). También es muy convenien-
te el uso de alimentos bifidogénicos, por ejemplo yogurt o kumis,
mejor si están preparados con leche de cabra, tofú o miso. El aceite

79
de coco es una buena fuente de ácido laúrico y caprílico, que tienen
efectos anti cándida (271, 276, 280-286, 308).
Entre las hierbas inmunoestimulantes y/o antioxidantes se en-
cuentran (289,293,294,308-311): la sábila (Aloe vera), astrágalos (As-
tragalus membranaceus), eleuterio o ginsen (Eleutherococcus sen-
ticosus), Foti (Polygonum multiforum), cúrcuma (Curuma longa),
equinacea (Echinacea angustfolta y E. purpurea), ajo (Alltum sati-
vum), regaliz (Glycyrrhiza glabra), hidrastis o sello de oro (Hydrastis
Canadensis), uña de gato (Uncaria tomentosa), ginkgo (Ginkgo bi-
loba), semillas de toronja (Vitis vinífera), zarzaparrilla (Smilax offi-
cinalis y S. aspera), sutherlandia (hierba africana); hierbas tranqui-
lizantes y relajantes tales como la pasiflora (Passiflora incarnaia),
valeriana (Valeriana officinalis), manzanilla (Matricaria chamomilla),
hierbabuena (Menta sativa), lavanda (Lavanda officinalis), y eleute-
rococo o ginsén de Siberia (Eleuterococus senticosus).
Existem muchas publicaciones científicas y libros sobre el te-ma
de la terapia nutricional y antioxidante para la prevención y el
tratamiento del sida (264-315).
A) Se han documentado deficiencias nutricionales y de anti-
oxidantes en todos los enfermos con sida.
B) Las deficiencias nutricionales y de antioxidantes son un re-
quisito previo para reaccionar positivamente a las "pruebas VIH".
C) Las deficiencias nutricionales y de antioxidantes también son
un requisito en los individuos "VIH positivos" previo al desa-rrollo
de las manifestaciones clínicas del sida.
D) Las deficiencias nutricionales y de antioxidantes juegan un
papel fundamental en la patogénesis del sida.
E) Los suplementos nutricionales y antioxidantes se han estado
utilizando con éxito en la prevención y tratamiento del sida. Un es-
tatus nutricional y antioxidante óptimo puede garantizar el éxito de
la prevención y el tratamiento del sida.
F) Algunos de los suplementos nutricionales y antioxidantes que
se han venido utilizando en el tratamiento y la prevención del sida
incluyen: Vitamina A y carotenos, Vitamina C, Vitamina E, selenio,
n-acetil cisteína, l-glutamina, zinc, cobre, manganeso, ácido alfalipo-
ico, coenzima Q10, Complejo de Vitaminas B, y flavonoides o Vi-
tamina P.

80
G) Para prevenir y tratar el sida en África, es absolutamente
indispensable suministrarles a los individuos VIH positivos, a los
pacientes de sida y en general a todas las comunidades africanas, si-
quiera el mínimo de sus necesidades alimenticias. Aún más, se sabe
que una dieta rica en frutas, verduras y cereales frescos y orgánicos,
así como una dieta rica en alimentos fibidogénicos (yogurt, umis) es
inmunoestimulante.

81
CÓMO PUEDE MATAR
EL DIAGNOSTICO DEL SIDA

Si existe alguien que desde un principio haya visto en el S.I.


D.A. una gigantesca impostura científica, ése es, sin lugar a dudas, el
Doctor Hamer. Aunque por razones distintas a las del Doctor
Duesberg. Para el Doctor Hamer, toda enfermedad se inicia en el
psiquismo. Pero, al igual que el profesor Duesberg, se quedó per-
plejo ante lo absurdo de los argumentos adelantados por el profesor
Gallo en defensa de su hipótesis del S.I.D.A. Tras haber expuesto
sus tesis, el Doctor Hamer describe dos casos impresionantes de
personas que hasta el momento habían gozado de buena salud, y a
quienes se arrastró hasta la antesala de la muerte con el diagnóstico
de S.I.D.A. Estas personas tuvieron la suerte de tropezarse con el
libro del Doctor Hamer «Fundamento de una Nueva Medicina».
Raum&zeit ha informado en diversas ocasiones acerca del Doctor
Hamer, en quien vemos uno de los más interesantes científicos de
nuestra época, en:
«Los Focos de Hamer», raum&zeit nº 36, publicado de nuevo;
«Escándalo científico acerca de los Focos de Hamer» Raum&zeit nº
40, y
«Sólo los peces muertos se dejan llevar por la corriente», tam-
bién aparecido en raum&zeit nº 40.
He aquí la exposición que hace el Doctor Hamer acerca del
S.I.D.A.:
“Las últimas ediciones de la revista científica raum&zeit han
presentado a los lectores suficiente cantidad de documentos y he-
chos. Que me dispensan de repetir ahora esos conocimientos intro-
ductorios, y me permiten entrar de lleno en materia.”
“En 1987, cuando la campaña de pánico del S.I.D.A., perfecta-
mente orquestada, se hallaba en pleno apogeo, yo escribía en el
libro Fundamentos de una Nueva Medicina que el S.I.D.A. era la mayor
estafa del siglo. Y lo hacía por varias razones... siendo la más im-
82
portante de ellas el descubrimiento de la Ley de Hierro del Cáncer,
es decir, la correlación sistemática entre enfermedad física y causa
psico-cerebral. El principal argumento contra las teorías que afir-
man que el S.I.D.A. es una enfermedad autónoma se basa en el sis-
tema ontogenético de los tumores y el sistema ontogenético de los
microbios (hongos, bacterias o virus) que se deduce de ello.”
“Hagamos una breve recapitulación: Tal como han demostrado
mis investigaciones empíricas, llevadas actualmente sobre más de
once mil pacientes, es absolutamente inconcebible que un virus per-
nicioso, cuyo objetivo es, por así decir, la destrucción de las defen-
sas del organismo, pueda actuar independientemente de los proce-
sos psíquicos y cerebrales, casi «in vitro».”
“La Ley de Hierro del Cáncer enuncia que toda enfermedad -y
no ya únicamente el cáncer- es desencadenada por un S.D.H. (Sín-
drome Dirk Hamer). Es decir, por un choque conflictual biológico
muy específico que, de forma instantánea, impacta simultáneamente
en el cerebro y en el organismo creando un Foco de Hamer, visible
en el escáner, en el centro de control cerebral que representa al ór-
gano afectado, y creando alteraciones, tumores, etc. en el órgano co-
rrespondiente.”
“El sistema ontogenético de los tumores descubierto por mí en
1987, ordena todas las enfermedades cancerosas y equivalentes en
función de la capa embrionaria (endodermo, mesoderno, ectoder-
mo) de la cual provienen, y que se forma en las primeras semanas
del desarrollo del embrión.”
“Por razones ontogenéticas, a cada una de estas capas embrio-
narias le corresponde una zona específica del cerebro, un cierto tipo
de temática conflictual así como una estructura histológica bien
definida.”
“El sistema ontogenético de los microbios los clasifica en fun-
ción de las tres capas embrionarias, de lo que se deduce: que los mi-
crobios arcaicos, es decir, los hongos y las micobacterias, son de in-
cumbencia del endodermo y, hasta un cierto punto, del mesodermo
cerebeloso, pero únic-mente en todo caso en lo que concierne a los
órganos gobernados por el tronco cerebral (bulbo raquídeo, puente,
mesencéfalo y cerebelo) que todos los microbios viejos, a saber, las
bacterias, son de incumbencia del mesodermo y de todos los ór-
ganos que lo constituyen, y que los microbios jóvenes, a saber, los

83
virus, que para hablar con propiedad no son microbios verdaderos,
es decir, seres vivos, son competencia exclusiva del ectodermo, para
los órganos gobernados por el córtex cerebral propiamente dicho.”

Foco de Hamer en el tronco cerebral


Endodermo
Cáncer adenomatoso (tumor: proliferación de tejido)
a) Foco de Hamer en el cerebelo
Cáncer compacto (tumor: proliferación de tejido)
Mesodermo
b) Foco de Hamer en la médula cerebral
Cáncer necrótico (tumor: destrucción de tejido)
Foco de Hamer en el córtex cerebral
Ectodermo
Cáncer ulceroso epitelial (tumor: destrucción de tejido)

“En este contexto competente significa que cada grupo de mi-


crobios no trata más que con grupos determinados de órganos, de-
rivados de una misma capa embrionaria. La única excepción a esta
regla es la zona limítrofe de los órganos mesodérmicos gobernados
por el cerebelo, que son tratados tanto por hongos parásitos y mico-
bacterias (principalmente) como por las bacterias (en menor grado),
que normalmente son competencia de los órganos de la capa em-
brionaria media (mesodermo) gobernados por la médula cerebral.”
“El momento a partir del cual los microbios pueden trabajar no
es, como erróneamente lo habíamos creído hasta ahora, función de
factores externos sino más bien algo determinado por el ordenador
que es nuestro cerebro.”
“Y a la vez que para los microbios el «objeto a tratar» no es
fortuito sino exactamente determinado por la historia del desarrollo
embrionario para cada grupo de microbios (exceptuando el cabal-
gamiento observado anteriormente), el momento en que los barren-
deros reciben la autorización para entrar en faena no es fortuito
sino determinado con precisión, en función del sistema ontoge-
nético, por el ordenador que es nuestro cerebro: se trata siempre del
inicio de la fase de solución del conflicto, es decir, de la fase de
curación.”
“Los microbios, a los que siempre habíamos tomado como a
malvados enemigos, ejército de adversarios temibles intentando
aplastarnos, y a los que en consecuencia era preciso eliminar a

84
cualquier costo, se descubren ahora como nuestros mejores ami-
gos, valiosos auxiliares, barrenderos y restauradores bienhechores
de nuestro organismo. Sólo empiezan a trabajar cuando nuestro
organismo les da la orden concreta, desde el cerebro. Y esta orden
siempre les es notificado por el cerebro en el momento justo en el
que se inicia la fase de curación, cuando el organismo, pasando de la
inervación simpática a la inervación parasimpática, entra en una fase
de vagotonía (curación) permanente.”
“El carácter bifásico de las enfermedades.
Hasta ahora la medicina moderna imaginaba conocer un millar
de enfermedades, repartidas más o menos mitad y mitad entre
enfermedades frías, como el cáncer o por ejemplo la angina de pecho,
la esclerosis de placas, la insuficiencia renal, la diabetes, etc., y
enfermedades calientes, como por ejemplo el reumatismo articular, la
glomérulo-nefritis, la leucemia, el infarto de miocardio, las enfer-
medades infecciosas, etc. En las enfermedades frías, los microbios
nos aparecían siempre como apatógenos, es decir, desactivados, en
tanto que los encontrábamos en plena virulencia en las enferme-
dades calientes, con lo que imaginábamos siempre que ellos inva-
dían o atacaban un órgano.”
“Pensábamos pues que era necesario mobilizar a cualquier
precio la armada defensiva de nuestro organismo, reforzar el sis-
tema inmunitario contra la armada temible de los invasores, contra
los microbios o contra las células cancerosas que buscaban des-
truirnos. Era una idea completamente falsa.¡Debemos empezar
nuestra Nueva Medicina por el principio, desde cero!”
“En el esquema fundamental que sigue, toda enfermedad com-
porta dos fases: Primera fase. La fase de conflicto activo con sim-
paticotonía duradera. Al inicio de esta fase de simpaticotonía dura-
dera siempre existe un Síndrome Dirk Hamer. Antes estas primeras
fases eran consideradas como enfermedades frías, autónomas, cosa
que no eran. A pesar de que durante esta fase simpaticotónica se
considera deficiente al sistema inmunitario, en ella no encontrába-
mos actividad microbiana, es decir, que los microbios eran con-
siderados apatógenos, y por tanto inofensivos. Segunda fase. La fase
de conflicto resuelto con vagotonía duradera. Al principio de esta
fase de vagotonía duradera siempre está la solución del conflicto.
Antes estas segundas fases eran siempre consideradas como enfer-

85
medades calientes autónomas, cosa que no eran. Aunque durante
esta segunda fase el sistema inmunitario pareciese funcionar a pleno
rendimiento (fiebre, leucocitosis, etc.), los microbios no se sentían
en absoluto incomodados y continuaban alegremente montando su
juerga. Los mismos microbios a los que antes se había clasificado
como apatógenos se convertían de repente en patógenos o extrema-
damente virulentos, es decir, microbios de naturaleza maligna.”
“En realidad, las enfermedades de una sola fase no existen.
Sencillamente se había olvidado -o no habíamos tenido en cuenta-
la cuestión complementaria. He aquí por qué nuestra medicina al
completo era totalmente falsa. La Nueva Medicina no reconoce más
que enfermedades con dos fases, a saber, una primera fase (fría) y
una segunda fase (caliente). Este esquema fundamental es válido pa-
ra las tres capas embrionarias, y para las enfermedades de los ór-
ganos derivados de éstos.”
“Esta concepción tiene una inestimable ventaja por encima de la
medicina clásica: la Nueva Medicina se puede demostrar sin fallos y
reproducir rigurosamente en el triple nivel psíquico, cerebral y
orgánico. En una palabra: es precisa, exacta por sí misma. No ne-
cesita hipótesis de apoyo como la medicina anticuada, que no po-
día dar un paso sin estas muletas y sin las cuales hace tiempo que
habría sido ya desenmascarada. Por ejemplo, las hipótesis relativas a
las células cancerosas malignas que circulan en la sangre arterial. A
pesar de que nadie haya podido observarlas jamás, se considera que
se diseminan por vía arterial hacia otros órganos para fundar nuevas
colonias, tumores-hijo, -denominados metástasis-, de un cáncer
preexistente, meta-morfoseándose en pleno camino y conociendo
pertinentemente qué tipo de metamorfosis debían efectuar. Por el
contrario, la Nueva Medicina obtiene su lógica de sí misma, prueba
las cosas y obtiene conclusiones sin necesidad de hipótesis de
apoyo, prohibidas en nombre de la probidad y seriedad científica.”
“Imaginémonos a los microbios como a obreros de tres clases:
Los que tienen por misión retirar los desperdicios (basureros).Por ejem-
plo, el mycobacterium tuberculosis, que descompone los tumores intesti-
nales (de la capa embrionaria interna, el endodermo) durante la fase
de curación.
Los que actúan como niveladores de terreno, encargados de cubrir
los cráteres, por ejemplo, los virus, cuya misión consiste en rellenar

86
las pérdidas de sustancia producidas en un tejido por las ulceracio-
nes. Sólo podemos encontrar úlceras y virus durante la fase de cu-
ración, y eso únicamente en los órganos de la capa embrionaria ex-
terior (ectodermo), gobernada por el córtex cerebral.
Las bacterias, que tratan únicamente con órganos deteriorados (necro-
sados, osteolisados) de la capa embrionaria media (mesodermo), y
tan solo durante la fase de curación consecutiva a la solución del
conflicto. Podrían ser comparadas a bulldozeres que quitan los es-
combros para que se pueda construir una nueva casa, es decir, para
que el organismo pueda reconstruirse sobre una base sólida.”
“Así pues, nuestro organismo hace un llamamiento a sus ami-
gos los microbios para reparar, es decir, para desescombrar, relle-
nar o nivelar los tumores, necrosis o úlceras que se han producido
durante la fase conflictual activa. Algo parecido a la revisión técnica
de puesta a punto que se aconseja a los automovilistas.”
¿Qué queda del sistema inmunitario?
“Sólo los hechos, con exclusión de supuesto sistema. En efecto,
el sistema inmunitario, tal como se concebía hasta ahora ¡no existe!
Naturalmente, lo que existen son las seroreacciones, las variaciones
de la fórmula hematológica, las modificaciones de la hematopoyesis,
etc. Pero, si los microbios no fueran ya un ejército de enemigos, si-
no un ejército de aliados, controlados y dirigidos sistemáticamente
por el organismo en tanto que simbiotas, ¿qué nos quedaría del su-
puesto sistema inmunitario? ¿Un ejército de células mortales, de cé-
lulas devoradoras, de linfocitos T, etc. apoyada por un escuadrón de
seroreacciones? El sistema inmunitario, en el sentido que se le ha
querido dar hasta ahora, ¡simplemente no ha existido jamás!”
Pero entonces, ¿qué papel juega el S.I.D.A. en todo esto?
“Que el lector me perdone por esta extensa introducción o
aducción al tema propiamente dicho, pero era completamente nece-
saria para comprender lo que sigue. Creo que ahora estará en
posición de captar el meollo del problema, es decir, la esencia de la
pseudo-enfermedad del S.I.D.A. Espero que al final de este ca-
pítulo podrá entender también que esta pseudo-enfermedad no fue,
hablando con propiedad, más que una impostura cometida por
Gallo y sus compinches, es decir, por algunas esferas sociales que
imaginaron este ingenioso medio, legitimado por un bluff cien-
tífico, para edificar un poder brutal, con base médica, que les per-

87
mitiera desembarazarse de sectores indeseables. El lector se que-
dará estupefacto de constatar que es así de simple y lógico, y que
funciona a la perfección. Eso sí, sólo es posible a condición de que
la prensa -los media- sean amordazados, aceptando sin una crítica
seria este proyecto de embrutecimiento global, ¡de la misma ma-
nera que lo hacen con el cáncer!” –Afirma el doctor.
“En el caso del S.I.D.A., lo que nos interesa son los virus. El
sistema ontogenético de los microbios nos ha enseñado que tam-
bién ellos tienen un puesto muy determinado en este sistema. Su
competencia se extiende a todos los órganos que se derivan del
ectodermo (capa embrionaria externa), gobernados por el córtex
cerebral. Hemos visto ya que los virus tratan a estos órganos única-
mente durante la fase de curación. Los síntomas concomitantes son:
vagotonía, generalmente la fiebre, tumefacciones epidérmicas o
mucosas (exceptuando las demás, sólo las mucosas con epitelios pa-
vimentosos son afectadas por estas tumefacciones). Sobra decir que
estos síntomas, que saltan a la vista, se acompañan naturalmente y
sin excepción de cantidad de reacciones hematológicas y serológi-
cas.”
“En lo que concierne al sistema inmunitario, esa especie de no-
ción nebulosa e indefinida, aplicada para todo e indiscriminadamen-
te tanto en la fase activa del conflicto como en la de resolución, tan-
to en lo que hace al cáncer, sarcomas y leucemia sin distinción, co-
mo en todas las enfermedades infecciosas, cabe decir que a la ignorancia
total que reinaba hasta el momento a propósito de la naturaleza y
esencia de las enfermedades, le correspondía también una incapa-
cidad total de apreciar y clasificar correctamente el gran número de
hechos y síntomas en el terreno serológico y hematológico.”
“El virus HIV, si es que existe, ha sido bautizado virus de la
deficiencia inmunitaria por quienes lo descubrieron, Gallo y com-
pinches. Con ello se daba a entender, sobre todo, que aquellos que
resultaban afectados por esta epidemia mortal del S.I.D.A. su-
cumbían finalmente a la caquexia y a una panmieloptisis, es decir,
que no podían ya producir sangre. Ahora bien, este mismo proceso
lo encontramos en el cáncer de hueso, o más concretamente, en el
cáncer anostósico, es decir, en las osteolisis del sistema esquelético
(agujeros de gruyere), que viene siempre acompañado de pan-
mieloptisis (anemia) y cuyo conflicto ad hoc es, según la loca-lización

88
del sector del esqueleto afectado, un conflicto de des-valorización
de sí mismo específico. La curación de este tipo de conflicto de
desvalorización de sí mismo llevaría a la recons-titución de la cal en
la osteolisis (recalcificación) con los síntomas correspondientes a la
leucemia.”
“Cuando un enfermo de S.I.D.A., contra toda expectativa, llega
a revalorizarse, la medicina clásica sale del fuego para caer en las
brasas, y cambia su caballo tuerto por uno de ciego, sometiendo al
convaleciente a una cura mortal de quimio-pseudoterapia. Es así
como, de una u otra manera, se acaba con él.”
Los hechos científicos y pseudocientíficos relativos al S.I. D.A.
“Para completar la exposición necesitaría volver a extenderme a
fondo sobre innumerables argumentos contra el S.I.D.A. formu-
lados en los últimos buenos artículos de esta revista. Ante la falta de
espacio tan solo relacionaré algunos que me parecen importan-tes, y
uno que me parece extremadamente importante.”
Nadie ha observado jamás los síntomas obligados que serían de
esperar tras una de las llamadas infecciones virales HIV, tales como
los que se producen habitualmente en el sarampión o en la rubéola.
En los pacientes con S.I.D.A. no se encuentra jamás el virus
HIV.
Los principales linfocitos implicados en el Síndrome de Inmu-
nodeficiencia Adquirida-S.I.D.A. serían los linfocitos T. Así pues,
tan solo habría uno de cada 10.000 que hubiera fagocitado un frag-
mento del virus, un virus del que no se ha encontrado ningún frag-
mento completo en ningún paciente de S.I.D.A. ¿Quién busca pues
el 10.000avo linfocito T? ¿Quién le identifica? Son el puro producto
de una imaginación desenfrenada.
Es muy extraño lo que el profesor Duesberg explicaba en el nº
39 de raum&zeit, a saber, que desde 1984 el virus HIV había sido
reconocido por el Ministerio de Salud de los Estados Unidos como
causante del S.I.D.A., y que la patente del S.I.D.A. había sido de-
positada y homologada antes incluso de que se hubiese publicado el
primer estudio americano sobre el S.I.D.A. ¿Quién tenía tanta prisa,
y quién se esconde tras ello? ¿Por qué la prensa en su totalidad se ha
apuntado al carro sin el menor espíritu crítico?
Partiendo de que no existen síntomas específicos del S.I.D.A.,
queda abierto el camino al diagnóstico médico arbitrario. Si un pa-

89
ciente no es seropositivo, pero presenta, por ejemplo, un cáncer, un
reumatismo articular, un sarcoma, una neumonía, si tiene diarrea,
sufre demencia, micosis, tuberculosis, fiebre, una erupción por her-
pes, toda clase de síntomas neurológicos o de deficiencias, todo va
bien, no hay de qué preocuparse, ya que son enfermedades co-
rrientes completamente normales, según las concepciones vigentes
hasta el momento. Pero basta que esa misma persona sea seroposi-
tiva para que todos estos síntomas se conviertan de repente en el
S.I.D.A. Cabría incluso decir que son metástasis de S.I.D.A., men-
sajeras de la muerte rápida y atroz del infortunado paciente con
S.I.D.A. Por supuesto, los médicos a favor de la eutanasia les dan al
condenado a muerte el beneficio de la jeringuilla eléctrica (ya que de
cualquier manera no hay nada que hacer por él ya que el S.I.D.A. es
mortal).
Es igualmente muy extraño que el S.I.D.A., que se supone es
una enfermedad viral, tenga un comportamiento totalmente dife-
rente de todas las demás enfermedades virales. En efecto, siem-pre
se ha admitido que éstas han quedado vencidas si el test de an-
ticuerpos es positivo.
Pero, el hecho más extraño de todos, que todos los investiga-
dores han mencionado como de pasada aunque sin incitar a nin-
guno de ellos a sacar la menor consecuencia es que: ¡sólo se con-
vierte en víctima del S.I.D.A. quien sabe que es seropositivo o cree
serlo!”
“¿No resulta extraño que nadie se haya puesto todavía a estu-
diar más a fondo este fenómeno, que es sin embargo absolutamente
sorprendente? Conocemos en efecto poblaciones enteras a las que
no les sucede nada a pesar de resultar en un 100% seropositivas. Y
aunque seropositivos, los chimpancés, que son monos antropoides,
no presentan jamás el menor síntoma susceptible de parecerse al
S.I.D.A.”
“El psiquismo debe pues jugar un papel importante en este
asunto.
Efectivamente, si la gente sólo cae espectacularmente enferma si
se les dice que son seropositivos, es que ha llegado el momento de
ser consciente de lo que le sucede al psiquismo de un paciente que
se ve confrontado a un diagnóstico aniquilador que es ¡en un 50%
mortal!

90
¿Son nuestros médicos tan insensibles, que ni uno solo se haya
dando cuenta hasta ahora de lo que sucede en un paciente cuando
se le confronta brutalmente a un diagnóstico así de fulminante? En
efecto, el paciente ignora que todo esto no es más que una mistifi-
cación, una impostura fomentada con un objetivo muy determina-
do por ciertos ambientes. El desgraciado se lo toma al pie de la le-
tra, tanto más cuanto que toda la puesta en escena es efectuada por
especialistas de forma completamente profesional.”
“Dos ejemplos: La mejor ilustración la aportan dos ejemplos sa-
cados de la vida misma:
“Primer caso: Un guarda forestal retirado que, a título privado,
cuidaba del coto de caza de un fabricante, tuvo un conflicto típico
de contrariedad territorial, con ocasión de una querella mantenida
con el arquitecto del fabricante acerca del pabellón de caza, a cuyo
cuidado estaba el guarda forestal. Una vez resuelto el conflicto, el
guarda, durante la fase de curación, desarrolló la obligada hepatitis.
Tenía fiebre, casi 38,5, sus valores hepáticos eran altos, y fue hos-
pitalizado. Le cuidaron la hepatitis. La fiebre remitió pronto, y las
constantes hepáticas volvieron a la normalidad al cabo de algunas
semanas. Hasta aquí, se trata de un caso perfectamente normal.”
“Desgraciadamente, los concienzudos doctores le habían prac-
ticado también un test sanguíneo para la detección del S.I.D.A. Y le
salió positivo. El profesor acudió raudo a la cabecera de su cama,
muy excitado, se plantó ante él y le soltó solemnemente su veredic-
to fatal: Señor guarda forestal, tiene usted el S.I.D.A.”
“«Recibí la noticia como un mazazo», explica el viejo guarda. Él,
que hasta entonces había sido el notable más respetado del pueblo,
se iba a convertir ahora en objeto de escarnio popular. Le tratarían
como a un depravado, nadie volvería a estrecharle la mano ni podría
sentarse como antes en un café. Los lugareños, que hasta entonces
le acogían cordialmente, le volverían la espalda. Todos sus paseos
iban a convertirse para él en una pesadilla: tendría la sensación de
pasear entre dos hileras de curiosos. El viejo guarda forestal rompió
a llorar. El profesor se despidió de él -eso sí- sin darle la mano, ¡por
lo del peligro de contagio!”
“La misma mañana siguiente era dado de alta en el hospital,
también desde luego a causa del peligro de contagio. Le miraban
como a un bicho raro, como si cada uno se estuviese diciendo: ¡Es

91
la última persona de quien me hubiese esperado algo así! Nadie le
tendió la mano al despedirse, el profesor estaba demasiado ocupado
para atenderle, y presentó sus excusas.”
“En su hogar, su esposa hizo gala de mayor comprensión, eso
sí, aconsejándole sin embargo que no tocase a los hijos ni a los
niños pequeños, porque no se sabe cómo se transmite la enferme-
dad.”
“Dos días después fue citado por su médico de cabecera, una
doctora que le habló a bocajarro de su enfermedad mortal, de la que
había sido advertida directamente por la clínica. «Señor guarda
forestal», empezó ella, «debemos hablar ahora de la muerte. Yo no
le abandonaré, y obtendrá de mí todas las medicinas que le faci-
litarán la muerte». El pobre viejo guarda al que, dos días antes, el
diagnóstico del médico había ya tumbado por el suelo, empezó a
caer ahora por un abismo sin fondo.”
“Durante casi dos semanas, el guarda forestal fue víctima del
pánico. Adelgazó, lo que inmediatamente fue atribuido a un sín-
toma típico del S.I.D.A. Luego, su hermana le dio a leer mi libro:
Fundamento de una Nueva Medicina, en el cual se puede ver que todo el
pánico desencadenado a propósito del S.I.D.A. no es más que una
infame mentira. ¡Eso le dio mucho ánimo!”
“Inmediatamente recuperó su anterior apetito, volvió a dormir
como antes, a tener las manos calientes. Me llamó por teléfono y se
convenció de que lo que le habían hecho creer era realmente una
patraña. Se hizo hacer un escáner cerebral, y cuando, dos semanas
más tarde, vino a verme a Gratz, pude liberarle de todo resquicio de
miedo.”
“Le aconsejé que no abandonase sus controles para que no
sospechasen que cuestionaba los dogmas sagrados de la medicina.
En lugar de eso, podría sonreirse cara a cara de sus congéneres,
burlándose interiormente de su ignorancia. Sé que es lo suficien-
temente listo para hacerlo así.”
“Segundo caso: Tras haberse sometido a una prueba voluntaria,
un agente de seguros, compañero sin historia de una pareja homo-
sexual, resulta ser seropositivo. ¡Su amigo era negativo! Hasta en-
tonces todavía no había tropezado con un verdadero problema, el
universo era para él un lugar tranquilo. Pero ese mismo día se sintió
sepultado bajo una avalancha de conflictos. Fue ingresado allí mis-

92
mo en la sección de aislamiento de un gran hospital. Nadie volvió a
tocarle. Su amigo continuó con él durante los primeros momentos
pero acabó abandonándole. Sabe muy bien en qué momento de-
sarrolló un S.D.H.: lo habían examinado de pies a cabeza con guan-
tes aislantes, sin encontrarle nada. Sin embargo, las pruebas detec-
taban que en su sangre existían anticuerpos anti-VIH, y que el resol-
tado era positivo. Los dos médicos prosiguieron incansablemente
sus exámenes. Finalmente, uno de ellos descubrió en la zona interna
de la planta del pie derecho una mancha fungiforme, la señaló con
el dedo con aire de entendido, y dijo: ¡Helo aquí, un sarcoma de
Kaposi! Luego los dos doctores examinaron de nuevo a fondo su
pene. En el tercer intento acabaron por encontrar una grieta mi-
núscula, de entre uno y dos milímetros. ¡Ah!, exclamó el otro doc-
tor, ¡ya ha alcanzado el pene!. El paciente comentó que entonces se
sintió caer en un pozo sin fondo, tenía la sensación de haber queda-
do apestado, de haberlo perdido todo, su profesión, sus amigos, el
sentimiento de su valía. Se sentía particularmente desvalorizado en
el plano sexual. A partir de ese momento, y a pesar de las radia-
ciones de cobalto a que le sometían contra los malvados virus VIH,
fue desarrollando un melanoma a partir del pie derecho, síntoma de
un conflicto de impurificación. Las manchas de melanoma azul os-
curo hicieron también su aparición en el pene, cuello, y a continu-
ación en el otro pie.”
“¿Estaban pues en lo cierto los médicos? Al contrario, lo que
hicieron fue precipitar a este hombre, perfectamente sano, hacia un
conflicto de impureza, tal como se puede constatar en el escáner
cerebral sobre el corte de su cerebelo (todavía activo). Al mismo
tiempo, y tras su Síndrome Dirk Hamer, el paciente experimentaba
una impotencia cada vez más pronunciada. Todos los carcinomas
que fueron sucesivamente haciendo su aparición -el melanoma ge-
neralizado, las metástasis óseas, las metástasis de cáncer bronquial,
correspondientes a los conflictos ad hoc, iban siendo catalogados
como metástasis cancerosas del S.I.D.A.-. Finalmente le informaron
de que ya no había terapia para él y lo enviaron a su casa, a morir.”
“Perdió peso rápidamente y fue víctima de un pánico total.
Aparentemente tenía vida para tan solo unas semanas. Fue enton-
ces cuando -justo a tiempo, por lo que parece- recibió mi libro Fun-
damento de una Nueva Medicina. Descubrió que el S.I.D.A. es la mayor

93
estafa del siglo, lo que le pareció plausible, claro y evidente. Desde
entonces empezó de nuevo a comer, duerme, ha engordado de
nuevo y el melanoma ha dejado de extenderse. Tengo esperanzas de
que lo supere, y si lo consigue, los demás po-drán tener la seguridad
de que realmente es la estafa más grande del siglo.”
“El paciente hubiera enfermado por igual -según la Ley de Hie-
rro del Cáncer- tanto si el test hubiera dado por error un resultado
falsamente positivo, como si realmente lo fuera. Lo que cuenta es
que él creyó que era grave y mortal, sólo eso cuenta.”
“Si el paciente no se hubiera sometido voluntariamente a la
prueba del S.I.D.A., no le hubiera pasado nada en veinte años, ya
que por aquel entonces gozaba de una salud perfecta. Esto es algo
que se corresponde con exactitud a todas las observaciones que lle-
van efectuadas los investigadores: para enfermar de forma mani-
fiesta, con síntomas (presuntamente) sólidos de S.I.D.A., es preciso
saber que se es seropositivo o, por lo menos, ¡tener temores fun-
dados de serlo!”
“Hay que resaltar que, tanto en el primer caso como en este
último (tras el diagnóstico de S.I.D.A., la asociación hecha por el
entorno: es un homosexual o un depravado), ha existido una des-
valorización de sí mismo y una osteolisis ósea. Los que especulan
acerca del S.I.D.A. relacionan la cosa de la siguiente manera: la
hematopoyesis ha resultado afectada (formación de glóbulos san-
guíneos, principalmente en la médula roja ósea), ¡se trata por tanto
de una enfermedad de inmunodeficiencia, de S.I.D.A.! Lo que su-
cede en realidad es que la desvalorización de sí mismo es la reac-
ción más normal del mundo ante el hecho de ser considerado como
un depravado, al que la sociedad proscribe y que, además, se
encamina de lleno a una muerte inminente (¡completamente me-
recida!).”
“Y resume Hamer diciendo explicando que en el marco de los
anteriores artículos publicados hasta el momento en raum&zeit
sobre el tema del S.I.D.A., la mentira del S.I.D.A. ha sido am-
pliamente desenmascarada a nivel teórico. No es únicamente una
mentira, es una estafa consciente y deliberadamente perpetrada para
construir una posición de fuerza.”
“Yo consideré que mi misión consistía en examinar más de
cerca el hecho -a decir verdad sobradamente conocido- de que úni-

94
camente manifiestan síntomas de S.I.D.A. aquellos que se saben
seropositivos. En general, todos se limitan a darse por enterados del
tema sin cuestionárselo. Y sin embargo, es ahí donde radica el nudo
por deshacer para hacer estallar la impostura del S.I.D.A. Es preciso
encontrar una respuesta a la pregunta de cómo se llegan a producir
los síntomas que se atribuyen a S.I.D.A. y gracias a los cuales las
personas pueden ser, y de hecho son, ase-sinadas.”
“Sólo la Ley de Hierro del Cáncer responde a esta pregunta, a
partir del Sistema Ontogenético de los Tumores.”
“Los clínicos tienen por costumbre decir: Pero en fin, ¿de dón-
de proceden los síntomas? ¿De qué mueren los enfermos? La prác-
tica de la eutanasia está generalizándose. ¡Y gracias a estos espe-
luznantes casos clínicos, la prensa impasible puede continuar cele-
brando este horrible fraude del S.I.D.A., potenciando el sacrificio
de las víctimas!”
“Con todo mi respeto hacia las refutaciones teóricas de la su-
perchería del S.I.D.A. (que fuí uno de los primeros en descubrir en
1987), creo que estamos en vías de desenmascarar el conjunto de
esta impostura y sacar de sus casillas al sindicato del S.I.D.A. Este
es, en efecto, el punto crucial que permite a cada paciente com-
prender perfectamente hasta dónde se intenta quebrantarlo. Es pre-
ciso explicar con precisión el mecanismo del S.I.D.A. Hacer que se
comprenda como el choque psíquico provocado por los propios
médicos, por su diagnóstico y pronóstico, genera los Focos de Hamer
cerebrales, y los síntomas, pretendidamente de S.I.D.A., en el ór-
gano.”
“Son precisamente esos mismos científicos que rehusan hacer
públicas las verdaderas relaciones de causa y efecto gobernadas por
la Ley de Hierro del Cáncer, quiénes han creado la enfermedad de
inmunodeficiencia que denominan S.I.D.A., y quiénes se apresuran
ahora a redoblar el cáncer para conservar una segunda enfermedad
obligatoriamente mortal que siga ase-gurándoles el poder.”
“Yo soy un hombre eminentemente práctico –concluye Hamer-
. Ciertamente es muy interesante discutir del S.I.D.A. mantenién-
dose en un plano teórico. Pero entre tanto, los infortunados conti-
núan siendo aterrorizados con el S.I.D.A., y son brutalmente asesi-
nados siguiendo un esquema de S.I.D.A. Nuestras brillantes dis-
cusiones de salón no son ninguna ayuda para estos pobres dia-blos.

95
¡Hemos hacer algo! ¡Todos estamos invitados a movilizarnos, ¡to-
dos somos responsables! ¡Levantémonos por fin, en nuestro país, y
pongamos fin a esta tortura!”

96
EL SIDA EN ÁFRICA

En los medios de comunicación se suele presentar a África, so-


bre todo su parte subsahariano, como la zona del mundo más
castigada por el SIDA. Aunque sin explicar cómo se obtienen los
datos, se afirma que cada año mueren de SIDA más de dos millo-
nes de africanos (2.6 millones en 1999) y que casi 24 millones están
infectados por el VIH, concentrando así el 70% de todas las
infecciones por VIH del mundo. Y se pronostica que la epidemia irá
a más, que en diez años muchas naciones negras habrán perdido
una cuarta parte de la población, y que para el 2020 su esperanza de
vida habrá descendido por debajo de los 38 años. Para resumir, se
usa la expresión “el SIDA amenaza acabar con África”.
Ante este cuadro; precisamente del extremo Sur de África, de la
República Sudafricana, ha surgido una iniciativa que ha sorpren-
dido a los centros mundiales del SIDA (CDC de Atlanta, ONUSI
DA, OMS) que son quienes, precisamente, proporcionan los da-tos
con los que se ha configurado la imagen antes resumida. Y también
ha sorprendido a los especialistas, organismos y asociaciones de
cada país.
El sucesor de Nelson Mandela en la presidencia de Sudáfrica,
Thabo Mbeky, impulsó, con el respaldo del propio Mandela, de
manera muy correcta un debate SIDA, cuya primera etapa tuvo lu-
gar en Pretoria los días 6 y 7 de mayo de 1999.
Posiciones oficiales:
En 1981 irrumpe una epidemia de nueva enfermedad llamada
SIDA.
En 1984 se determina que la causa es el VIH.
Desde 1985, unos test plenamente fiables indican de manera
segura si se está o no infectado por VIH, pues son específicos y
cualitativos (test sino).
El VIH se transmite sexualmente, de madre a hijo y por sangre
(jeringuilla, transfusiones, hemoderivados).
97
Los linfocitos T4 son las defensas.
La técnica PCR mide la carga viral.
El recuento de T4 y la carga viral son indicadores de la evo-
lución de la persona infectada.
Los tratamientos administrados alargan la vida de las personas
infectadas y/o enfermas.
En particular, desde 1996 los cócteles han convertido el SIDA
en una enfermedad crónica.
La epidemia en Occidente ha sido detenida gracias a las cam-
pañas de prevención y a los cócteles.
En áfrica y otras partes del mundo la epidemia sigue creciendo.
Posiciones disidentes o críticas:
El SIDA no tiene entidad biológico-patológica propia sino que
es el nuevo nombre dado a una serie de enfermedades antiguas, a
estrés crónico y a pruebas de laboratorio mal interpretadas.
Los casos de SIDA pueden curarse sobre la base de tratar los
estrés oxidatorios y nitrosativos.
Lo llamado SIDA no puede tener causa viral.
Los test del VIH nunca han sido validados, y son inespecíficos y
cuantitativos (test más-menos)
Los linfocitos T4 no son las defensas.
Según explica su propio inventor, el Dr. Mullis, Premio Nóbel,
la técnica PCR que él inventó no sirve para medir carga viral alguna
(y menos de un virus nunca aislado).
Los tratamientos administrados son oxidativos y mortales a
medio plazo, y los cócteles sólo pueden beneficiar transitoriamente
a enfermos graves.
-En Occidente, los casos de SIDA bajaron antes de aplicar los
cócteles, y las “infecciones por VIH” antes de la primera campaña
de prevención.
No hay y nunca ha habido una epidemia de SIDA, ni en Occi-
dente ni en África, ni en parte alguna.
El Presidente Mbeky pretende unir los esfuerzos y propuestas
de unos y otros a fin de poder aplicar medidas eficaces que estén a
la altura de la situación a que se enfrenta. Para muchas personas
afectadas y para numerosos científicos, médicos, asociaciones, or-
ganizaciones, instituciones, etc., la iniciativa de Mbeky es una fuente
esperanza y de energía. La fuerza que está generando puede acabar

98
con el SIDA. Y sería una buena lección que fuese precisa-mente
África quien acabase con el SIDA a partir de esta iniciativa lanzada
desde Sudáfrica por el presidente Mbeky.
Cronología de la iniciativa de Mbely:
En Octubre de 1999 Mbeki hace pública su cuestionamiento de
los criterios oficialmente establecidos sobre el SIDA al decir que no
se admite AZT-Retrovir a las seropositivas embarazadas de
Sudáfrica porque ha llegado a la conclusión de que es posible que el
AZT sea más dañino que beneficioso, por lo que debe investi-garse
más su toxicidad.
A fines de diciembre de 1999 Mbeky formuló ocho preguntas a
su Ministra de Salud, que fueron:
¿Qué medios y métodos son usados por el sistema sanitario público
para comprobar el “status VIH” de los individuos?
¿Qué definición se usa, de nuevo en el sistema sanitario pú-
blico, para clasificar a una persona como estando infectada de SI
DA?
En las personas que se ha determinado han muerto por SI DA
¿qué “enfermedades oportunistas” han sido identificadas como cau-
sa inmediata de muerte?
¿Hay datos sobre el tratamiento de estas personas que han re-
cibido para tales enfermedades, incluyendo el perfil de salud de es-
tar personas en el momento en que comenzaron a tener ataques
continuos de diarrea, de tos, pérdida de peso, etc.?
¿Se ha hecho alguna investigación sobre los perfiles de salud de
las poblaciones donde, supuestamente, se ha encontrado que tienen
gran cantidad de “personas VIH positivas” (por ejemplo, en la re-
gión Kwa-Zulu-Natal?
¿Se han hecho algunas investigaciones en los niños, los me-
nores de edad y los huérfanos VIH positivos, respecto a sus per-
files de salud, de los de sus madres y familias, así como de los es-
tilos de vida y de las circunstancias socioeconómicas de las madres y
de las familias?
¿En qué basamos las estadísticas que publicamos sobre la in-
cidencia del VIH y del SIDA, y cómo llegamos a las proyecciones?
¿Hay algunos medicamentos anti-VIH/SIDA que son dispensa-
dos, incluso a los trabajadores sanitarios que pueden estar expues-

99
tos a pinchazos, por el sistema sanitario público sobre unas bases
regulares?
A comienzos de Enero del 200 el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas, bajo presidencia de los Estados Unidos, declara
que la epidemia de SIDA es “cuestión de seguridad global”.
El 19 de Enero de 2000, Mbeki hace enviar por faz las ocho
preguntas, así como las respuestas recibidas de su Ministra, a Da-vid
Rasnick, PhD, un disidente norteamericano especializado en el
Diseño de Inhibidores de Proteasa.
En enero 20 de 2000, Rasnich envía las respuestas y comenta-
rios que ha confeccionado junto con Charles Gechekter, PhD, un
Profesor sobre África en la Universidad Estatal de California.
El 21 de enero Mbeki habla directamente por teléfono con
Rasnick y, tras unos diez minutos de conversación, le pregunta si
apoya sus esfuerzos por hacer una reevaluación de los tratamientos
y otros aspectos del SIDA. Rasnick le responde que puede contar
no sólo con él sino con numerosos científicos, médicos, pesonas
afectadas y asociaciones de distintas partes del mundo.
El 28 de febrero, SAPA (Agencia de Prensa Sudafricana) in-
forma que el gobierno está organizando un panel con una treintena
de científicos de todo el mundo, una docena de ellos críticos, que
discutirán posiciones distintas sobre causa, diagnóstico, prevención
y tratamientos del SIDA.
En Abril 2, The Independent (Londres) informa que varios pro-
minentes especialistas del SIDA proponen que se boicotee la Con-
ferencia de Durban “como protesta a los contactos sudafricanos
con “expertos renegados”.
El 23 de Abril. Mbeki envía una carta a los varios dirigentes
mundiales proponiéndoles que apoyen su iniciativa y denuncia “una
campaña de intimidación y de terrorismo intelectual” en su contra.
Extractos de la carta de Mbeki enviada a Clinton, Blair,
Schoeder, Kofi Annan y otros importantes dirigentes:
“3 de Abril de 2000
Es para mí un honor expresarle los saludos de nuestro gobierno
así como los míos propios, e informarle acerca de algunas gestiones
que estamos haciendo para responder a la epidemia del VIH/SIDA.
Como sabe, algunas organizaciones internacionales, como ONU
SIDA, están informan de que el África subsahariana padece las dos

100
terceras partes de la incidencia del VIH/SIDA. Estos informes
indican que en nuestro propio país se encuentra entre los más afec-
tados. Respondiendo a estos informes, en 1998 nuestro gobier-no
decidió incrementar radicalmente nuestros esfuerzos para combatir
el SIDA.
A fines del año pasado, interviniendo en nuestro Parlamento
Nacional, informé de que había pedido a nuestra Ministra de Salud
interesarse en distintas controversias que tienen lugar entre los cien-
tíficos sobre el VIH/SIDA y sobre un determinado medicamento.
En respuesta a ello, entre otras cosas el Ministerio está organizando
un panel internacional de científicos que discuta estas cuestiones de
la manera más transparente posible.
En consecuencia, en tanto que africanos, tenemos que enfren-
tarnos a una catástrofe que es específicamente Africana porque:
· contrariamente a lo que ocurre en Occidente, el VIH/SIDA en
África es heterosexualmente transmitido,
· contrariamente a lo que ocurre en Occidente, donde relativamente
poca gente ha muerto de SIDA, aunque no por ello deja de ser im-
portante, se dice que en África han muerto millones y,
· contrariamente a lo que ocurre en Occidente, donde las muertes
por SIDA están disminuyendo, aún cantidades mayores de África-
nos están destinados a morir.
Me preocupa muy profundamente algunos aspectos de esta
campaña orquestada. Se sugiere, por ejemplo, que hay algunos cien-
tíficos que “son peligrosos y están desacreditados”, y con los que
nadie, incluidos nosotros, debería comunicarse o intercambiar. ¡En
un período anterior a la historia humana, serían herejes a los que
habrían de quemar en la hoguera!
No hace mucho, en nuestro propio país personas eran asesi-
nadas, torturadas y encarceladas, y prohibida su mención tanto en
privado como en público, porque la autoridad creía que sus puntos
de vista eran peligrosos y estaban desacreditados. Ahora se nos pide
que hagamos precisamente lo mismo que hizo la tiranía racista del
apartheid porque, se dice, existe una visión científica que es apoyada
por la mayoría, y contra la que está prohibido disentir. ¡Los cien-
tíficos a los que se supone que hemos de poner en cuarentena
científica incluyen Premios Nobel, miembros de Academias de
Ciencias, y Profesores Eméritos de varias disciplinas de medicina!

101
Científicos en nombre de la ciencia, solicitan que cooperemos con
ellos en congelar el discurso científico sobre el VIH/ SIDA en el
punto concreto que ese discurso alcanzó en Occidente en 1984.
Personas que en otro tema lucharían decididamente para defen-
der los decisivamente importantes derechos de libertad de pensa-
miento y libertad de expresión, respecto al tema VIH/SIDA ocupan
la primera línea en la campaña de intimidación y terrorismo inte-
lectual, alegando que la única libertad que tenemos es estar de
acuerdo con lo que estas mismas personas decreta que son verdades
científicas demostradas.
Algunas propugnan estas extraordinarias proposiciones con un
fervor religioso cegado por un algo grado de fanatismo, lo cual es
verdaderamente preocupante. Puede no estar lejos el día en que de
nuevo veamos quemar libros e inmolar en el fuego a sus autores por
aquellos que creen que tienen el deber de efectuar una cruzada sa-
grada contra los infieles.
Lo más extraño de todo es que parece que todos nosotros este-
mos dispuestos a servir a la causa de estos fanáticos decidiendo es-
tar quietos y esperar.
Puede ser que estos comentarios sean desmesurados. Si lo fue-
sen, sería porque en un pasado muy reciente hemos tenido que te-
ner nuestros ojos fijos en la muy real cara de la tiranía.
Me resulta muy alentador el que todos nosotros, en tanto que
africanos, podamos contar con Su decidido apoyo en esta lucha co-
mún por salvar a nuestro continente y sus pueblos de la muerte.
Por favor, acepte Su Excelencia la seguridad de mi respuesta”.
–Concluye así Thabo Mbeki su misiva.
El 6 de Abril, Sudáfrica suspende un censo del “anti-VIH” Na-
virapine por considerar que están muriendo demasiadas mujeres
embarazadas con las que se hace la prueba. Las acciones del labora-
torio fabricante, Triangle Pharmaceutics Inc., de California del Nor-
te, descienden un 34% en la bolsa de valores, y esto provoca una
reacción de ésta.
En Abril 16, la televisión M-Net de Sudáfrica emite a 40 países
africanos su programa Carte Blanche con una entrevista al Presidente
Mbeki efectuada por la periodista inglesa Joan Sentón.
Declaraciones de Mbeki por TV emitidas a 40 países Áfricanos
(extractos):

102
“Lo que digo es porque no traen todos los puntos de vista. Pue-
de ser muy bien que (los oficialistas) tengan razón, pero pienso que
si tienen razón y están convencidos de que tienen razón sería una
buena cosa demostrar que están equivocados aquellos que están
equivocados (...) No me imagino que Jefes de Estado puedan ser
capaces de decir que, puesto que no soy economista, no puedo
tomar decisiones en materia de economía; puesto que no soy mili-
tar, no puedo tomar decisiones en materia de defensa; puesto que
no soy profesor, no puedo tomar decisiones en materia de educa-
ción. No veo por qué en particular la salud debería ser tratada co-
mo una cosa de especialistas y que el Presidente de un país no pu-
diese tomar decisiones referentes a salud. Considero que sería una
dejación de deberes si lo que se refiere a cuestiones que afectan a la
salud lo dejásemos en manos de médicos y de científicos (..)
Estamos muy contentos de ver que la India se está interesando en
este rema”.
El 17 de Abril, la dirección de la IAS (International AIDS So-
ciety) envía una carta a sus más de 10,000 miembros de 132 países
invitándoles a “ir a Durban como un acto de solidaridad internacio-
nal, como una demostración de los esfuerzos conjuntos del Norte y
del Sur del mundo luchando contra el VIH/SIDA.
El día 19 de Abril, Jacob Zuma, Presidente del Parlamento,
expresa su apoyo a Mbeki e informa de que ha recibido una carta de
la asociación de personas afectadas ACT-UP de San Francisco,
comunicando que la presidencia de la XIII Conferencia Internacio-
nal las ha prohibido participar por tener planteamientos críticos.
El 25 de Abril, Jame Wolfensohn, Presidente del Banco Mun-
dial, promete en su reunión anual celebrada en Washington que “no
habrá límites” a los fondos obtenidos para combatir el SIDA en los
países en vías de desarrollo.
El 27 de Abril, la revista Nature publica una “Carta Abierta al
Presidente de Sudáfrica” en la que señala que “el SIDA no será de-
rrotado o detenido sin el acceso a mejor tratamiento que la ciencia
moderna puede ofrecer”, y afirma que “estamos bien al tanto de los
argumentos de aquellos que desafían tal relación directa (entre VIH
y SIDA). Nuestras columnas han estado –y permanecen- abiertas a
cualquiera que ofrezca evidencia de lo contrario.

103
El 30 de Abril, la administración Clinton declara que “el SIDA
es una amenaza a la seguridad nacional de los EE. UU., Fintan
Dunne, editor de la página web aidsmyth.com escribe un comenta-rio
matizando que lo declara enemigo de la “seguridad de los EE. UU.”
no es el SIDA sino los disidentes del SIDA, es decir, todas aquellas
personas, asociaciones, etc., que cuestionan la versión oficial del
SIDA. Quizá la pregunta a formular sea: ¿Qué tuvieron que ver los
responsables de los EE.UU. con el origen y desarrollo del SIDA
como para que ahora sientan que es una amenaza a su seguridad
nacional el que se abra una investigación a fondo sobre el fe-
nómeno SIDA? Y ello precisamente a partir de África.
El 1 de Mayo, The Globe Mail de Canadá, bajo el título “Los
negadores de que el VIH causa el SIDA deberían ser encarcela-
dos”, informa que el Dr. Mark Wainberg, presidente de la IAS –y
que es canadiense- ha declarado que “si tuviésemos éxito y ence-
rrácemos a un par de estos tipos, garantizo que el movimiento de
negadores del VIH moriría rápidamente”.
Los días 6 y 7 de Mayo, se celebra el panel en el Hotel Sheraton
de Pretoria y sin presencia de periodistas, condición exigida por los
defensores de la hipótesis VIH=SIDA (USA). Asisten 33 cientí-
ficos: Luc Montagnier como oficial y Peter Duesberg como disi-
dente. También participaron Ann Duerr de los CDC, Clifford Lane
de los NIH y otros altos oficiales que entre pasillos decían que la
conferencia era importante, y que muchos de los argumentos disi-
dentes podían ser una ayuda en la lucha contra el SIDA. En esa
oportunidad, ante la presión por parte de la parte disidente, la Dra.
Helene Gayle y el Dr. Flofford Lane admiten que no existen prue-
bas científicas de la existencia del “VIH” ni de la confiabilidad y
especificidad de los tests de diagnóstico empleados para el SIDA.
El sábado 6 Clinton llamó a Mbeki para pedirle que permitiese
la asistencia de cuatro especialistas de SIDA de la Casa Blanca;
Mbeki aceptó y los cuatro aparecieron el último día, aunque no di-
jeron casi nada.
Acuerdos del panel:
-Constituir un comité formado, por el lado oficial, por Helen
Gayle (Directora del Centro Nacional de Prevención del VIH/SI
DA, CDC) y Malegapuru Makgoba (Presidente del Consejo de In-
vestigación Médica de Sudáfrica), y, por la parte disidente, el Dr.

104
Peter Duesberg (miembro de la Academia Americana de Ciencias y
Profesor de la Universidad de Berkeley, CA) y Harvey Bialy (ex
editor de BioTechnology). Su función es la de formular estudios
epidemiológicos y experimentos a realizar, y preguntas a responder
que permitan zanjar los desacuerdos.
-Continuar el debate por internet de forma cerrada los partici-
pantes del panel.
-Encontrarse de nuevo antes de la Conferencia de Durban.
-Rasnick resaltó que luego que ningún oficialista objetó nada
cuando afirmó que “el AZT había matado a mucha gente”, y aña-
dio que “podría haber cuantificado que fueron decenas de miles los
asesinatos”.
Declaración de la minoría crítica con recomendaciones al
gobierno de Sudáfrica:
Dado que las definiciones de SIDA son diferentes en Occidente
y en África, y que han cambiado con el tiempo. En muchos casos
un africano diagnosticado como SIDA no sería considerado como
tal en EE. UU., Europa ni Australia, y dada la cuestión clave de si
los africanos clínicamente diagnosticados como SIDA son de he-
cho VIH positivos, formulamos lo siguiente:
El SIDA no es contagioso, aunque muchas de las manifesta-
ciones oportunistas lo sean.
El SIDA no es transmitido sexualmente.
El SIDA no está causado por el “VIH”
Los medicamentos anti-VIH, cuya toxicidad está admitida,
matan a las personas.
Los efectos tóxicos inducidos por dichos medicamentos causan
condiciones definitorias de SIDA que no pueden ser distinguidas
del SIDA.
Recomendaciones:
-Dedicar la mayoría de los recursos biomédicos y otros, nacio-
nales e internacionales, a la erradicación y tratamiento de las enfer-
medades definitorias de SIDA predominantes en Sudáfrica, tales
como tuberculosis, malaria e infecciones endémicas, a la mejora de
la alimentación, a proporcionar unas condiciones de salud mejores y
agua potable.
-Rechazar completamente el empleo de medicamentos anti-
VIH. Inevitablemente estos medicamentos requieren cantidades

105
importantes de otros medicamentos compensatorios, y lo que se
proclama es que, en el mejor de los casos, sólo producen benefi-
cios transitorios en pacientes gravemente enfermos.
-Promover educación sexual basada en el hecho de que hay
muchas enfermedades de transmisión sexual y de que se pueden
evitar muchos embarazos no deseados.
-Suspender la difusión del mensaje falso y psicológicamente
destructivo según el cual la infección por VIH es invariablemente
mortal.
-Suspender los tests del VIH hasta que se pruebe su relevancia
especialmente en el contexto africano, dada la deficiencia de resul-
tados falsopositivos en una zona tropical, y dado el hecho de que la
mayoría de los supuestos y predicciones sobre el SIDA en África se
basa en tets del VIH.
Firmado: H. Bialy, E. De Harven, P. Duesberg, C. Fiala, R.
Giraldo, A. Herxheimer, K. Koehlein, R. Cothari, S. Mhlongo y D.
Rasnick.
El 10 de Mayo, Clinton firma un decreto que suaviza la aplica-
ción de las leyes norteamericana por protección de patentes en el
caso de que un país de África subsahariana las infrinja para abara-tar
los costos de los fármacos anti-SIDA.
El 11 de Mayo las multinacionales farmacéuticas Glaxo-
Wellcome, Roche Holding, Bristol-Myers Squibb, MSD y Borh-
ringer Ingelheim acuerdan importantes reducciones de sus medica-
mentos anti-SIDA para el Tercer Mundo.
En mayo 16, varios políticos importantes sudafricanos hacen
público que se han hecho los test del VIH como acto de solidaridad
con el pueblo, que se sienten nerviosos y ansiosos antes de saber los
resultados y que aún no han decidido si los comunicarán.
El 17 de Mayo, Nelson Mandela expresa su apoyo a la iniciati-va
de Mbeki en un encuentro con estudiantes en Nueva York en el que
les dice que “Mbeki hizo bien sus deberes en casa antes de sa-lir a la
luz pública”. La cadena de televisión ABC así lo recoge en su noti-
ciario.
El 17 de Mayo, a propuesta del virólogo, y Número Uno del SI
DA en España, Dr. Rafael Nájera, el jurado decide por unanimidad
concederle el premio Príncipe de Asturias de Investigación Cientí-
fica y Técnica a los Dres. Gallo y Montagnier por “el descubrimien-

106
to del virus de la inmunodeficiencia humana tipo I o virus del SI
DA”.
El 20 de Mayo, la Asamblea de la OMS decide proponer la con-
donación de la deuda externa de los países en vías de desarrollo más
afectados por el SIDA, a fin de que puedan dedicar más recursos
económicos a combatirlo.
Del 21 al 26 de mayo, Mbeki visita a los EE.UU. Se entrevista
con Clinton, gobernadores, senadores, empresarios, estudiantes,
activistas del SIDA, etc. Los defensores de la hipótesis oficial no
saben cómo expresarles sus preocupaciones, entre otras razones
porque desde la Casa Blanca ha salido el consejo de “no presionar-
le mucho porque puede ser peor”. Varias veces se le pregunta so-
bre su actitud ante el “grave problema del SIDA”, y responde, -en
ocasiones utilizando términos técnicos, como “fosforilización”, que
luego algunos periodistas recogen incorrectamente en artículos, no
obstante contrarios a Mbeki- subrayando la necesidad de efectuar el
debate que impulsa justamente para poder responde mejor a dicho
problema y encontrar soluciones innovadoras adecuadas.
Charles L. Geshekter. Profesor de Historia de África, Califor-
nia State University, Chico explica la relación del SIDA en Africa
con el subdesarrollo y el racismo.
Millones de africanos padecen desde hace mucho tiempo pér-
dida de peso severa, diarrea crónica, fiebre y tos persistente. En
1985 los investigadores occidentales definieron de pronto este aba-
nico de síntomas como un síndrome característico -SIDA- y afir-
maron que lo causaba un virus -VIH- que consideraban sexualmen-
te contagioso.
Los funcionarios estadounidenses de Sanidad aceptan total-
mente este modelo VIH-SIDA como explicación de lo que solían
considerarse las enfermedades de la pobreza galopante en África.
Hay como mínimo tres razones por las que esta postura merece una
minuciosa reconsideración.
Está, en primer lugar, el hecho de que muchos africanos a
quienes cabría aplicar el diagnóstico del SIDA -quizá el 70%-
resultan negativos al aplicarles el test de VIH.
La segunda es la incongruencia del modelo africano VIH-SIDA
en predecir el curso del SIDA en Estados Unidos. Como los sínto-
mas del SIDA están diseminados en toda la población de África, si

107
su contagio es heterosexual debería haberse difundido de forma ge-
neralizada en otras poblaciones, como la estadounidense, en la que
cientos de miles de heterosexuales contraen anualmente enferme-
dades venéreas. Por el contrario, 16 años después de haber sido
descrito en la literatura médica, en Estados Unidos el SIDA conti-
núa estrictamente restringido a determinados grupos de riesgo. De
los 70.000 pacientes anuales estadounidenses de SIDA, al menos el
90% son usuarios de drogas (incluidos casi todos los pacientes ho-
mosexuales) y menos de 10.000 se registran como casos hetero-
sexuales.
La tercera es que el contagio sexual no explica las diferencias de
porcentaje entre heterosexuales VIH-positivos de África (aproxima-
damente un cinco por ciento) y Estados Unidos (aproximadamente
un uno por 7.000). Cuando se lanzó el paradigma VIH-SIDA en
1984, sus padrinos asumieron que el VIH se transmitía fácilmente
por vía coital; los científicos sólo verificaron la hipótesis años des-
pués y comprobaron índices de contagio coital enormemente bajos.
El último estudio muestra que una mujer VIH-negativa se convierte
por término medio en positiva tan sólo después de mil contactos sin
preservativo con un hombre positivo, y que un hombre negativo se
convierte en positivo sólo tras ocho mil contactos con una mujer
positiva. Estos datos sugieren dos conclusiones mutuamente exclu-
yentes: o el VIH no es un microbio transmitido por vía sexual y son
otros factores la causa de su prevalencia, o los heterosexuales afri-
canos son enormemente más promiscuos que los heterosexuales es-
tadounidenses, panorama poco verosímil.
Teniendo todo esto en cuenta, ¿Por qué tantos profesionales de
Sanidad consideran útil o necesario ver las enfermedades de la po-
breza en África como sexualmente contagiosas? ¿Por qué lo creye-
ron desde un principio?
Los médicos del CDC Joseph McCormick y Susan Fisher-
Hoch, prepararon en 1985 el congreso de la OMS en la República
Central Africana en que se produjo la «Definición de Bangui» del SIDA
en África. El CDC acababa de adoptar el modelo VIH-SIDA como
explicación de las enfermedades de la mayoría de los estado-
unidenses que se inyectan drogas, un segmento de homosexuales
urbanos promiscuos del mundillo de la droga y receptores de
transfusiones. El VIH resultó ser uno de los muchos virus que

108
tienden a reaccionar con sangre de esos pacientes. Y sucedía lo
mismo con sangre de africanos afligidos por la enfermedad de la
pobreza. Por el modelo VIH-SIDA se presumía que el SIDA se
«extendería» a través del VIH a un mayor porcentaje de africanos de
los que habitualmente lo padecen.
McCormick y Fisher-Hoch aceptaron este modelo y reciente-
mente explicaron su motivación para el congreso y la razón en que
se basa la definición de SIDA emanada de la misma:
«Seguía siendo urgente la necesidad de empezar a estimar la
magnitud del problema del SIDA en África... Pero teníamos un
peculiar problema con el SIDA. En África pocos casos de SIDA
reciben cuidado médico. No existían tests diagnósticos adecuados
para aplicación generalizada... Al carecer de estos indicadores (es
decir, tests diagnósticos de leucocitos T4/T8) necesitábamos la
definición de caso clínico... una serie de directrices que los clínicos
pudieran seguir para determinar si una persona tenía o no SIDA. (Si
nosotros) podíamos lograr que los participantes del congreso de la
OMS de Bangui acordasen una definición simple de lo que era un
caso de SIDA en África, por imperfecta que fuese la definición,
podíamos realmente iniciar el recuento de los casos y todos estaría-
mos contando, en términos generales, lo mismo (con énfasis).
Se llegó a la definición por consenso, basado fundamental-
mente en la experiencia de los delegados en el tratamiento de pa-
cientes con SIDA. Resultó un medio útil para determinar la exten-
sión de la epidemia del SIDA en África, especialmente en zonas en
que no se dispone de tests. Los principales componentes eran:
fiebre prolongada (un mes o más), pérdida de peso igual o superior
al 10 por ciento y diarrea prolongada».
Los doctores querían refutar el tosco moralismo de la década de
los 80 de que el SIDA era una «plaga gay» convenciendo al gobierno
de Estados Unidos de que «efectivamente, el SIDA era una epi-
demia, pero que nadie estaba inmune». McCormick y Fisher-Hoch
recordaron que «los expertos en enfermedades de contagio sexual
no dejaban de abrumarnos con historias de prácticas sexuales exce-
sivas, y muchas veces extrañas, asociadas con el VIH en Occi-
dente... Empezábamos también a ver una correlación entre el nú-
mero de parejas sexuales y el índice de infección... Comparado con
Occidente, los contactos heterosexuales en África son frecuentes y

109
relativamente desprovistos de restricciones sociales -al menos para
los hombres...-. Todo apuntaba a creer que, habiendo encontrado
SIDA por contagio heterosexual en Kinshasa, íbamos probable-
mente a encontrarlo en todo el mundo».
Fue basándose en estas afirmaciones tan acientíficas, generali-
zaciones clínicas inexactas, criterios occidentales de moral sexual y
estereotipos racistas decimonónicos sobre los africanos que el SI
DA se convirtió en una «enfermedad por definición» y se atribuyó a
África un papel central en la promoción del criterio de que el SIDA
campaba por doquier y de que todo el mundo estaba sujeto a riesgo.
Hacia 1986 «la gente se daba codazos por participar en la investi-
gación del SIDA», recuerdan los dos doctores. «Se daban cuenta de
que el SIDA representaba una oportunidad para obtener becas,
entrenamiento y posibilidades de ascenso profesional... Y se im-
plantó cierta mentalidad militancial en la que profesiones y reputa-
ciones competían en una carrera».
Como prueba de que tales «síntomas de SIDA» se contagiaban
por vía sexual, McCormick y Fisher-Hoch mencionan un modesto
estudio dirigido por Kevin DeCock, otro epidemiólogo del CDC.
En 1986, DeCock examinó unas muestras de sangre almacenada de
1976 (para análisis del virus Ébola) de 600 habitantes de la ciudad
de Yambuku, en el norte de Zaire. Las muestras de cinco pacientes
(0,8%) dieron positivo al test de anticuerpos del VIH.
DeCock quiso saber qué había sido de aquellas cinco personas
en los diez años transcurridos. Según McCormick y Fisher-Hoch,
«tres de los cinco (60%) habían muerto. Para determinar si las
muertes eran imputables al SIDA, Kevin entrevistó a gente que los
había conocido. Los amigos y parientes de los fallecidos descri-
bieron una enfermedad caracterizada por pérdida de peso severa y
otros achaques, que para Kevin dejaban poco lugar a dudas de que
habían perecido por el SIDA (con énfasis).
DeCock concluyó, a partir de estas entrevistas, que los falle-
cidos habían muerto de SIDA y que la causa era el VIH. Llegó a tal
conclusión sin comparar debidamente los cinco pacientes VIH-
positivos con sujetos en igual condición de los 595 VIH-negativos y
sin recoger sobre los mismos datos e información sobre mobili-dad
y mortalidad. De haberlo hecho, quizá habría descubierto que los

110
africanos, incluso los VIH-negativos, mueren de «pérdida de peso
severa» y otras enfermedades denominadas SIDA.
DeCock advirtió además que los tests de anticuerpos realizados
en 1986 demostraban que la prevalencia de VIH en Yambuku se
mantuvo constante en el 0,8% durante los diez años transcurridos
desde 1976. Por su cuenta y riesgo, interpretó que el VIH -y el
SIDA- tenía su origen en África: el VIH (SIDA) hacía años que
existía en pequeños grupos de habitantes rurales (que él imaginaba
lo habían contraído de monos) y especuló que, al emigrar, algunos
de ellos, a finales de la década de los 70, a lo que falsamente suponía
eran ciudades de promiscuidad sexual, había estallado una epidemia
de VIH y SIDA.
DeCock no consideró que esos mismos datos podían haberse
interpretado como indicación de que el VIH es un virus suave y
difícil de contagiar. Tampoco McCornick ni Fisher-Hoch.
La clase de presunto diagnóstico utilizado por DeCock se
denomina «autopsia verbal». Su aceptación es generalizada en
África, en donde «no hay ningún país con un sistema de registro
oficial que recoja suficientes cifras de fallecimientos para obtener
tasas fiables de mortalidad». Si a nivel mundial se dispone de certi-
ficado médico de defunción en un 30% de los 51 millones anuales
de muertes estimadas, en el Global Burden of Disease Study (GBD)
se comprobó que en el África subsahariana existe la mayor
incertidumbre sobre causas de morbilidad y mortalidad, dado que
sus cifras estadísticas eran las más bajas de cualquier zona del
mundo: un insignificante 1,1%.
Estos hallazgos indujeron a «The Lancet» a reconocer en un
editorial que «las actuales estrategias para mejorar la salud mundial
debían ser reevaluadas» y considerar «cuánto dinero más se gasta en
investigar la infección por VIH (la trigésima causa de muerte) que
en las causas del suicidio (la número 12) o en la prevención de
accidentes de circulación (la número 9) y por qué».
Mientras que el SIDA en los países industrializados se confina
casi en exclusiva a un reducido porcentaje de homosexuales, per-
sonas que se inyectan drogas y receptores de transfusiones, el SIDA
aflige a la misma población africana afectada por los anti-guos
flagelos de la malaria, la esquistosomiasis y la enfermedad del sueño
(tripanosomiasis).

111
Esto se denomina la «paradoja heterosexual» del SIDA. Los
partidarios del modelo VIH tratan de explicarla de dos modos con-
tradictorios. Algunos afirman simplemente que es una paradoja
transitoria, y especulan que el VIH llegó primero a África y que, con
el tiempo, se extenderá igualmente por Occidente. Pero esto lo
llevan diciendo más de diez años.
Otros reconocen la inmutabilidad de la paradoja y lo explican
diciendo que los africanos son distintos a los occidentales; son
substancialmente más promiscuos y más proclives a tener úlceras
genitales. ¿Cómo, si no, explicar la distribución generalizada de un
virus que requiere, para genitales no ulcerados, mil coitos hetero-
sexuales?
En el X Congreso internacional del SIDA en Yokohama
(agosto de 1994), el Dr. Yuichi Shiokawa afirmó que el SIDA sólo
sería controlado si los africanos contenían su lujuria. El profesor
Natham Clumeck de la Universidad Libre de Bruselas se mostró
escéptico en cuanto a que los africanos lo hicieran: en una entre-vis-
ta en «Le Monde», Clumeck afirmó que «sexo, amor y enfermedad
no significan lo mismo para los africanos que para los europeos
(porque) el concepto de culpa no existe como en la cultura oxiden-
tal judeo-cristiana».
Estos mitos racistas sobre los excesos sexuales de los africanos
no son de ahora. Los primeros viajeros europeos volvían del conti-
nente con historias de negros que realizaban proezas carnales atlé-
ticas con unas mujeres negras sexualmente insaciables. Estas afren-
tas a la sensibilidad victoriana sirvieron de justificación, junto con
los conflictos tribales y otras conductas «incivilizadas», para el con-
trol social colonialista.
Los investigadores del SIDA dieron otra vuelta de tuerca al
viejo repertorio con historias de zaireños que se restriegan sangre de
mono en cortes cutáneos a guisa de afrodisíaco, de genitales ulce-
rados y de camioneros tenorios de África oriental que contraen el
SIDA de las prostitutas y luego infectan a sus esposas. En una carta
increíble publicada en «The Lancet», se citaba un pasaje de las me-
morias de Lili Palmer, en que relata que un chimpancé macho «con
sus inequívocos signos anatómicos de pasión por (Johnny) Weis-
muller», durante el rodaje de Tarzán en 1946, como prueba de que

112
«puede ser una explicación al contagio interespecies» de la infec-
ción por VIH.
Nadie ha demostrado que la gente en Ruanda, Uganda, Zaire y
Kenia -el llamado «cinturón del SIDA»- sea más activa sexualmente
que en Nigeria, en donde sólo se registraron 3.002 casos acumu-
lativos de SIDA de entre una población de 100 millones; o en
Camerún, donde se registraron sólo 8.141 entre 10 millones.
No se han realizado encuestas sexuales en todo el continente
africano, y, no obstante, los investigadores convencionales perpe-
túan los estereotipos racistas sobre insaciable apetito sexual y exo-
tismo carnal. Asumen que los casos de SIDA en África los motiva
una promiscuidad sexual similar a la que causó -en combinación
con las drogas recreativas, estimulantes sexuales, enfermedades ve-
néreas y empleo excesivo de antibióticos- la primera epidemia de
disfunción inmunológica entre la reducida subcultura de varo-nes
«gay» occidentales.
La investigación en África no sugiere nada parecido. En 1991,
los investigadores de Médicos Sin Fronteras y de la facultad de
Salud Pública de Harvard efectuaron una encuesta de conducta
sexual en el distrito Moyo del noroeste de Uganda, y sus hallazgos
revelaron que, en general, la conducta sexual no era muy distinta a
la de Occidente. Como promedio, las mujeres realizaban su primer
coito a la edad de 17 años y los hombres a los 19; el dieciocho por
ciento de las mujeres y el 50% de los hombres admitían practicar
sexo prematrimonial, un 1,6% de las mujeres y un 4,1% de los
hombres habían realizado sexo casual durante el mes previo al
estudio, mientras que un 2% de las mujeres y un 15% de los
hombres lo habían hecho en el año anterior.
Las falsas representaciones de los medios de comunicación, que
vinculan la sexualidad con el SIDA, han provocado angustia
desmesurada y pánico moral en regiones de África ya afligidas por
extrema pobreza, asoladas por la guerra y carentes de un sistema
básico de dispensarios sanitarios. El «morbo por el desastre» de la
prensa sensacionalista hace que se sirvan del SIDA para vender
«más periódicos que por ninguna otra enfermedad en la historia. Es
una enfermedad llamativa, con sus factores de sexo, sangre y
muerte; y a ella han recurrido los editores en todo el mundo».

113
La salud pública parece una mercancía, y la glotonería de los
medios de comunicación por asuntos siniestros y su incuria por
otras perspectivas, los faculta para tratar a África en términos apo-
calípticos. Esa mercadotecnia de la angustia contribuye a promover
programas de modificación de conducta para «salvar a África».
Olvidando los datos de morbilidad y mortalidad del Global Burden
of Disease Study, los periodistas sostienen por reflejo que «el SIDA
es, con mucho, la peor amenaza en África».
Las graves consecuencias que tiene afirmar que millones de
africanos sufren la amenaza de la infección del SIDA hace política-
mente aceptable que se utilice el continente como un laboratorio
para pruebas de vacunas y distribución de fármacos tóxicos de
dudosa eficacia, como el ddI y el AZT. Por otra parte, las campa-
ñas que propugnan la monogamia y la abstinencia, así como la
exhortación generalizada de los medios de comunicación de que el
«sexo seguro» es la única manera de evitar el SIDA, están haciendo
que los africanos teman acudir a una clínica de sanidad pública por
miedo a que les comuniquen un diagnóstico «fatal» de SIDA.
Incluso los africanos «con enfermedades tratables (como la tuber-
culosis) que se creen víctimas de una infección por VIH dejan de
buscar ayuda médica al pensar que padecen una enfermedad intra-
table».
Algunos científicos occidentales, entre ellos el Dr. Luc Mon-
tagnier, virólogo francés supuesto descubridor del VIH, afirman
que la práctica de la circuncisión femenina facilita la dise-minación
del SIDA. Sin embargo, Djibouti, Somalia, Egipto y Sudán (los
países en los que está más difundida la mutilación genital femenina)
forman parte de los países con menor índice de incidencia del
SIDA.
¿La «epidemia de SIDA» es un mal presagio para el futuro del
mundo desarrollado? Así lo creen las esferas científicas. Fondos de
ayuda médica destinados en principio a combatir la malaria, la tu-
berculosis y la lepra en África, se desvían a asesoramiento sexual y
distribución de condones; y los científicos sociales orientan su in-
terés hacia programas de modificación de conducta y de preven-
ción del SIDA.
Una reevaluación del SIDA en África revelaría sin lugar a dudas
que los tests de VIH son muy poco fiables entre la población, dado

114
que los anticuerpos a los virus y microbios convenciomales
endémicos causan reacción cruzada y arrojan ridículos resultados de
positivos falsos. Por ejemplo, en 1994, según un estudio en África
central, los microbios responsables de la tuberculosis y la lepra eran
tan prevalentes que más del 70% de los resultados positivos del test
de VIH son falsos. En este estudio se demostró además que los
tests de los anticuerpos al VIH dan positivos en personas sin VIH
cuyo sistema inmunitario se halla comprometido por un sinnúmero
de causas, entre ellas, infecciones parasitarias crónicas y anemia pro-
ducidas por la malaria.
Por la bajísima frecuencia de contagio vaginal del VIH, cuesta
imaginar que el contagio heterosexual sea responsable de los ele-
vados índices de prevalencia del VIH observados en algunas re-
giones. ¿Cuál es, entonces, la causa?
Tal vez los tests utilizados para determinar la infección de VIH
en África exageran la prevalencia. Algunos tests de VIH detectan
entidades que forman parte del propio VIH, como son ciertas pro-
teínas y secuencias genéticas. Y en África la prevalencia se deter-
mina detectando anticuerpos, que son elementos del sistema inmu-
nitario y no el virus. El hecho de que estos tests reaccionen con
anticuerpos desencadenados por microbios corrientes en África
apunta a una explicación de la prevalencia del VIH en este conti-
nente más plausible que el contagio sexual.
Incluso la asociación de los tests de anticuerpos al VIH con las
infecciones corrientes no significa que los resultados positivos ava-
len la prognosis de muerte. Consideremos una investigación pu-
blicada en «The Lancet» sobre 9.389 ugandeses con resultados
inequívocos del test de anticuerpos al VIH. Dos años después del
estudio, el 3% había muerto, el 13% había emigrado y el 84% seguía
residiendo allí. Se habían producido 198 muertes entre los
seronegativos y 89 entre los seropositivos. Se disponía de evalua-
ciones médicas realizadas antes del fallecimiento en 64 de los
adultos VIH-positivos; de estos, cinco (8%) tenían SIDA según la
definición de la OMS en base a los síntomas clínicos. El llamado
«mayor estudio prospectivo de este género en el África sub-
sahariana» consistió en aplicar el test a unas 9.400 personas en
Uganda, el llamado epicentro del SIDA en África. Pero de las 64
muertes registradas entre los que resultaron positivos a anticuerpos

115
del VIH. sólo cinco fueron diagnosticadas como resultado del SI
DA. Si no es el contagio sexual del VIH, ¿Qué es lo que causa la
aparición generalizada de síntomas de SIDA en África? La evidencia
apunta directamente a las condiciones socioeconómicas generali-
zadas, que dan origen a los síntomas de SIDA aún entre los africa-
nos VIH-negativos.
En su meticulosa tesis doctoral de 1997, Michelle Cochrane
contrastaba los criterios centrales de la ortodoxia del SIDA con
datos documentados en historiales de pacientes de SIDA de San
Francisco (EE.UU.), y halló que las autoridades sanitarias repe-
tidamente sobreestimaban el riesgo de contraer VIH/SIDA me-
diante actividad sexual, «y simultáneamente subestimaban la pro-
porción del número de casos de VIH/SIDA atribuibles a aplicación
intravenosa de drogas y/o factores socio-económicos, que condi-
cionan el acceso a centros sanitarios y servicios de prevención».
Cochrane demostró que las autoridades sanitarias claramente
fallaron en investigar los factores de riesgo de disfunción inmu-
nológica entre mujeres adultas heterosexuales. En los estudios
estadísticos se consideraba suficiente para «una mujer heterosexual
simplemente afirmar que el origen de su infección era el acto sexual
con un usuario de droga intravenosa o con otro hombre sujeto a
riesgo de VIH/SIDA... Un porcentaje de los 187 casos de SIDA
femeninos (de 24.371 casos en San Francisco) atribuidos a contagio
sexual habrían podido ser, con una investigación adecuada,
atribuidos al uso intravenoso de drogas. La investigación
epidemiológica en Estados Unidos y Europa nunca ha probado que
una mujer haya contagiado sexualmente el VIH a un hombre.
(Porque) el contagio heterosexual del VIH de un varón a una mujer
sucede difícilmente y muy raramente... Todos los estudios estadís-
ticos sobre casos femeninos de SIDA se han agrupado sin es-
crutinio riguroso de los factores de riesgo a que estaban sujetas las
mujeres para contraer la enfermedad y con tendencia a incluir el
mayor número posible de mujeres (con énfasis)».
Las asunciones apriorísticas que motivaron las actividades
estadísticas del SIDA en Estados Unidos permitieron ulteriormente
predicciones sobre una difusión exponencial de la enfermedad, que
han quedado como «cosa sabida», a pesar de la ausencia de datos

116
empíricos. Son puntos críticos a considerar al revisar cualesquiera
de los datos epidemiológicos sobre casos de «SIDA» en África.
La OMS comparó los cálculos de seropositividad-VIH del
período 1984-1995 con el número real de casos de SIDA en su
«Weekly Epidemiological Reports», y el resultado total es que el
99,95% de los africanos no tiene SIDA, incluido el 97% de los que
dan positivo al test de VIH. Estos hechos contradicen notablemen-
te la creencia imperante de un África asolada por una infección
mortal de VIH.
El sistema primario de sanidad en África quedará obstruido
hasta que los planificadores de la salud pública confeccionen siste-
máticamente estadísticas de morbilidad y mortalidad que muestren
con exactitud las causas de muerte y enfermedad en los diversos
países africanos. Durante los diez últimos años, al aumentar drás-
ticamente la ayuda externa a África basada en programas VIH y
SIDA, los fondos para estudiar otros problemas sanitarios han que-
dado estancados, a pesar de que las muertes por malaria, tuber-
culosis, tétanos neo-natal, enfermedades respiratorias y diarrea cre-
cen hasta índices alarmantes.
Mientras las autoridades sanitarias occidentales se centran en el
VIH, el 52% de los africanos subsaharianos carece de agua potable,
el 62% carece de condiciones higiénicas, y unos 50 millones de
niños en edad preescolar padecen malnutrición de proteínas y
calorías. Las malas cosechas, el pauperismo rural, los sistemas de
trabajo nómada, el hacinamiento urbano, la degradación ecológica,
las mutilaciones criminales, el colapso de las estructuras del Estado
y la violencia sádica de las guerras civiles constituyen las principales
amenazas a la vida en África. Cuando los servicios esenciales de
agua, electricidad y transporte se interrumpen, la sanidad pública se
deteriora y aumenta el riesgo de cólera, tuberculosis, disentería y
enfermedades respiratorias.
El director general de la OMS, Hiroshi Nakajima, advierte con
énfasis que «la pobreza es la enfermedad más mortal del mundo».
Efectivamente, las principales causas de inmunodeficiencia y los
marcadores más exactos de síntomas clínicos de SIDA en África
son las condiciones paupérrirnas de vida, la carencia económica y la
malnutrición proteínica, no una conducta sexual exagerada ni los

117
anticuerpos del VIH, un virus que ha resultado difícil o imposible
de aislar directamente, incluso en pacientes de SIDA.
La llamada «epidemia de SIDA» en África se ha utilizado para
justificar la medicalización de la pobreza subsahariana, y por ello la
intervención médica de Occidente adopta el esquema de ensayos de
vacunas y de fármacos, y casi una exigencia evangelística para que se
modifique la conducta. Los científicos del SIDA y los planificadores
sanitarios deben reconocer el papel de la malnutrición, la escasa
higiene, la anemia y las infecciones corrientes, que causan síntomas
de SIDA sin que haya VIH. Los datos sugieren primariamente que
son las condiciones socio-económicas y no la continencia sexual la
clave para mejorar la salud de los africanos.
Los asistentes sociales con entrenamiento médico Philippe y
Evelyn Krynen, empleados por el grupo francés Partage en la pro-
vincia de Kagera en Tanzania, comunican que cuando «se dio trata-
miento adecuado a los aldeanos enfermos de neumonía e infec-
ciones fúngicas, que podían haber contribuido a un diagnóstico de
SIDA, habitualmente se recuperaron».
Una observación similar procede del padre Angelo d'Agostino,
ex-cirujano fundador de Nyumbani, un hospicio para niños aban-
donados y huérfanos VIH-positivos en Kenia. «La gente piensa que
un test positivo es algo sin esperanzas y los niños quedan mar-
ginados en los patios de los hospitales que no tienen recursos, y allí
mueren. Llegan a nosotros muy enfermos; generalmente se hallan
deprimidos, introvertidos y callados... Pero una vez que les cui-
damos, recuperan peso, se curan de la infección y crecen. La hi-
giene es excelente (y) la nutrición muy buena; les damos suple-
mentos de vitaminas, aceite de hígado de bacalao, verduras diaria-
mente y muchas proteínas. Da gloria verlos».
Se puede recomendar a la gente conducirse con cuidado en su
vida sexual si se les provee de información fidedigna sobre el uso de
condones, planificación familiar y enfermedades venéreas. Las
instituciones multilaterales y los educadores del SIDA en África
deben familiarizarse con la literatura científica que demuestra las
contradicciones, anomalías e incongruencias de la ortodoxia VIH/
SIDA. En ellos recae la gran responsabilidad de considerar las
explicaciones no contagiosas de los casos de «SIDA» en África de

118
interrumpir la difusión de la desinformación aterradora que equi-
para sexualidad con muerte.

119
EL MAL ARRAIGADO

El haber estado muy relacionado a decenas de personas que han


sido diagnosticadas VIH positivo o enfermas de SIDA, así como el
haber participado en conferencias, muchas organizadas por mí, y
formado parte de discusiones como parte de los no creemos en la
versión oficial del SIDA en debates con los oficialistas, me ha per-
mitido conocer la personalidad psicológica, la ideología y las normas
de conducta, tanto de las víctimas como de los que están en el gru-
po de los victimarios. Aunque cabe señalar que en el grupo de apo-
yo de los victimarios se hayan muy buenas personas que creen que
están en la posición correcta.
Veo pasar por mi lado en mi propio trabajo o en la calle, o en
los pasillos de las clínicas y hospitales encaminándose a las salas de
espera para realizarse análisis de sangre o para consultarse con sus
médicos a los que son “VIH” positivos y/o enfermos de SIDA. Los
que aprendí a reconocer a simple vista, de una sola mirada, de entre
aquellos que no toman drogas contra el SIDA, todos insimismados
en una honda reflexión angustiosa que dibuja en sus rostro una pro-
funda melancolía, desolación y pesadumbre, una soledad abruma-
dora y aislante. Rostros desencajados, lipodistróficos, de piel mora-
da o violácea por el consumo de antirretrovirales que deambulan
por las calles de cualquier ciudad o pueblo del mundo. Ellos son los
sentenciados a muerte.
Muchas veces los he escuchado hablando entre ellos, en la ma-
yoría de los casos, de temas superficiales y sin importancia. Inclu-
yen los temas de las medicinas que los han “salvado” de una muer-
te prematura pero que, irremediablemente, no detendrán la muerte
segura por SIDA. Ellos son los que acuden al médico con la fe en
hallar consuelo en sus palabras, el anuncio de una luz al final del
camino, pero solo escuchan de ellos las mismas palabras mecáni-
cas, calculadas, matemáticas y frías: “tus conteos de células T están
en un nivel tal”, la “carga viral está en tal punto”, “debes seguir,

120
parar, cambiar, o aumentar el consumo de cócteles”, etc. etc. El
médico no lo palpará para saber cómo están sus órganos, qué hay
de su piel, de su dermis, sus ojos, su cabellos, porque “para qué” de
todas maneras se va a morir de SIDA… es un caso más sin
remedio.
A estos individuos, fríamente sentenciados a muerte por un
ritual frío, repetidito, carente se sentimientos, dolor o preocupación
humana por parte del doctor que debe velar por su verdadera salud
física, moral, espiritual, mental y física, no tienen otra opción que
esperar la muerte ¿qué más? No hay una vía de escape por parte de
los oficialistas del VIH/SIDA, no está permitido que estos pobres
infelices hallen una opción alternativa de vida, ni siquiera se les
permita la posibilidad de saber que en el mundo hay muchos que
saben cómo salir de la sentencia VIH positivo y vencer al SIDA,
¿por qué?, pues porque el oficializado terrorismo científico no da
opción de ningún tipo a los que quieren llegar por otra vía a la
solución del SIDA y porque los sentenciados a muerte por sus
médicos no pueden tener otra alternativa permitida que no sea la del
“silla-cóctel eléctrico” porque es lo que este mismo oficialismo
únicamente les ofrece como opción.
Dentro de este confuso mundo de perturbaciones mentales,
psicológicas, de doble moralidad, hipocresía, estatus, categorías y
clases, se mueven ideas oscuras y turbias; y sobre todo conductas
inexplicablemente absurdas. En este mundo de mezclan los diag-
nosticados VIH positivos, que convencidos de su muerte por SI
DA, forman parte del estatus donde podemos encontrar trabaja-
dores sociales, consejeros, asesores de nutrición, soportes espiri-
tuales especialmente ligados a la iglesia católica, consumidores de
antirretrovirales, por supuesto, que creen que cierran filas entre
aquellos que dan el ejemplo de sobrevivencia entre los senten-
ciados a muerte, que reciben como estímulo reconocimiento social,
un buen salario y consideración especial, muchas veces conside-
ración mezclada a lastima y pena. Están los que viven aferrados al
consumo de los antirretrovirales, que han perdido las habilidades
físicas para desempañar un trabajo digno y se mueren de tristeza y
soledad encerrados en sus casas o entreteniéndose cuando se enga-
ñan a sí mismo al colaborar con aquellos que son consejeros, ase-
sores o trabajadores de la salud, con los que creen que forman el

121
equipo de salvación. Hay los que, son miembros más elevados del
estatus; los médicos y especialistas, enfermeras, técnicos; que muy
bien reconocidos socialmente, porque forman parte de los “almas
caritativas que luchan en pos de alargar la duración de las vidas de
los sentenciados a muerte”; personas que están dentro del mundo
VIH/SIDA, que dirigen la orquesta de los sentenciados, aunque
algunos duden de si el VIH existe o no, o que el SIDA sea una en-
fermedad infectocontagiosa, pero que se mantiene callados, en
silencio, repitiendo como cotorras todo lo que el estatus dice, anun-
cia o escribe en sus costosos y llamativos folletos impresos en papel
caro, de manera que su “posición” no sea afectada por ningún mo-
do. Ejemplo de lo que digo, fue la respuesta de un médico cuando
le plantee mi posición disidente sobre el VIH y el SIDA: “… lo que
tú dices es verdad, muchos lo sabemos pero, yo no estoy tan loco
como pare decirlo en voz alta y mucho menos a mis pacientes, por-
que eso me costaría el puesto, la pérdida de mi título y, posible-
mente, mi libertad”. A estos “trabajadores de la salud” les importa
un cuerno la salud, la felicidad y la vida de sus pacientes. Los que
verdaderamente les importa curar a sus pa-cientes, abren sus oídos a
todas las opiniones, escuchan y analizan todas las partes en busca de
la verdad que de vida a aquellos que se les acercan en busca de vida
y amor.
Este mal arraigado, tiene raíces más profundas. Existe una gran
agresividad parte del oficialismo al discutir o enfrentarse a discu-
siones con los que difieren de la hipótesis “VIH”=SIDA. Repiten
como cotorras lo que les han dicho, lo que les afirman que es lo que
“es” y nada más. Son muy pocos los casos que escuchan, se pero-
cupan, meditan y se interesan por conocer las bases en que se sus-
tentan los que no creen en el VIH y consideran que el SIDA no es
lo que nos han hecho creer; por supuesto que son los menos, por-
que esta vía de estudio y el análisis, requieren cierto esfuerzo de in-
teligencia y mentalidad abierta y avanzada.
¿Cómo defienden los oficialistas sus puntos de vista? Pues, si-
guiendo las normas, afirmaciones, consejos, recomendaciones y ór-
denes que emanan del CDC de los Estados Unidos y de la OMS,
manso cordero que sigue como perro fiel al CDC de USA, sin “pe-
ros que valgan” y, sobre todo, cuidándose mucho de nunca entrar

122
en discusiones públicas, mucho ¡menos ante la prensa!, con los que
están en contra de sus ideas.
En resumen, no hay opción para que científicos de cualquier
parte del mundo, encuentren soporte económico, apoyo o respaldo
para encaminar sus investigaciones sobre el VIH y el SIDA, que no
sean las definidas por los poderosos de las industrias farmacéuticas,
los Centros de Control de Enfermedades Infecciosas de los EE.UU.
y la Organización Mundial de la Salud. El VIH, como testaruda-
mente afirman estos oficialistas, no se ha probado científicamente
que existe, pero “existe” y “está ahí” y “causa SIDA”. Quien afirme
lo contrario le sucederá, tarde o temprano lo mismo que a Galileo.
E, indudablemente, que no se crea nadie que en algún labora-
torio, oficina o consejo ejecutivo de directivos de las directivas far-
macéuticas hay una persona que desee curar un enfermo de SIDA y
mucho menos hallar la real cura, porque entonces sí que se les
acabó el negocio. Que no crea alguien que este gran negocio VIH
/SIDA alguien va a permitir que pare. ¡No! Que ningún tonto se
crea que van a encontrar una vacuna contra un virus que no ha sido
ni siquiera aislado ni secuenciado y del que no se conoce su gen, lo
que significa que no se ha probado científicamente su existencia.
Los pomposos recintos hoteleros en bellas ciudades y fabulosos
playas seguirán cobijando las fastuosas conferencias científicas so-
bre el SIDA, los “importantes” hombres de la salud, la farmaco-
logía y los negocios seguirán brillando por su humanitario aporte en
donaciones que pagan estas conferencias; la mejor forma de
mantener vivo el lucrativo negocio de la industria del SIDA que es
capaz de engañar a la gran mayoría de los médicos, los organismos
de salud nacionales y hasta a los propios jefes de gobierno y de
estado.
¿Quiénes se mueren de SIDA en el mundo y dónde están los
índices más elevados de esta enfermedad?, en América Latina y
Africa, y donde está la mayor cantidad de personas expuestas al
hambre, la desnutrición y malnutrición, las drogas recreacionales
como cocaína, marihuana, crack, éxtasis, el alcoholismo, la prosti-
tución, la insalubridad, la angustia, las enfermedades venéreas, etc.
etc. Parece que a alguien o a algunos se les ocurrió la idea de eli-
minar a los que estamos de sobre en este mundo: latinos pobres,
negros, homosexuales, prostitutas, drogadictos y alcohólicos.

123
Por tanto, no hay opción para ningún VIH positivo o enfermo
de SIDA, según lo antes explicado, para que se salve. ¿Solución para
ellos?: esperar la muerte o “pegarse un tiro en los sesos”. Que se
olviden del hogar estable; de los hijos bien nacidos con porvenir
brillante y vida larga; del sueño de una carrera triunfal y duradera. Y,
¡cuidado las madres que no les quiten a sus hijos por ser VIH
positivo! Que se olviden del sexo sin preservativos de roce carnal
directo, donde tiene el amor su surgimiento y su cuna, en el más
sublime, tierno acto, cúspide y momento sublime en que dos almas
se unen!; que se olviden de la esperanza de simplemente vivir. Real-
mente a pocos les preocupa, en el fondo, lograr la salvación y la paz
interior de los sentenciados a VIH positivos o enfermos de SIDA,
en resumen; su felicidad en el vivir, excepto a algunos médicos, sus
familiares más allegados y al propio enfermo.

124
¿ES EL SIDA UNA ENFERMEDAD VENEREA?

El funesto SIDA no es una enfermedad infecciosa ni se trans-


mite sexualmente. Esto lo afirma el médico colombiano Roberto A.
Giraldo Molina, Especialista en Medicina Interna por la Univer-
sidad de Antioquia, Colombia y graduado con distinción en la Uni-
versidad de Londres como Master en Ciencias de la Medicina Tro-
pical, autor del libro “SIDA y los Estresantes” (AIDS and Stres-
sors), radicado en los Esados Unidos. Desde luego eso ha generado
una polémica científica pues ya se sabe que se mueven intereses
fundamentados en la hipótesis de un virus fantasmal. Esta intro-
ducción ha sido presentada a comunidades científicas de Bogotá,
Cali, Medellín, Barranquilla, España, EE.UU., etc. y es conocida
internacionalmente. El Dr. Giraldo, investigados por más de 20
años de enfermedades infecciosas en su país y, en el exterior por
más de 15 años investigador independiente del SIDA. En la actua-
lidad está vinculado a la Sección de Inmunología del Departamen-to
de Microbiología del New York Hospital Cornell Medical Cen-ter.
El sostiene que el llamado virus de la inmunodeficiencia, no cumple
ninguna condición para ser considerado como causante del SIDA.
En efecto –declara- millares de casos de SIDA son VIH negativos y
multitud de personas sanas, a pesar de ser VIH positi-vas no
desarrollan SIDA. El VIH puede ser indicador de inmunodefi-
ciencia pero, no origina el SIDA que es el más agudo estado de de-
terioro a que puede llegar el sistema inmunológico. El SIDA es más
bien un llamado de atención sobre el peligro de extinción de la es-
pecie. Criterio que comparto, por experiencia personal.
El colombiano, Dr. Helman Sabdi Alfonso, sostiene que la hi-
pótesis viral de SIDA, promovida por diversos intereses extracien-
tíficos, se ha transformado en dogma mundialmente, por ende, un
fuerte trajín económico pero inútiles logros en la salud pública.
Sabdi asegura que la hipótesis viral llegó a ser dogma antes de que
pudiera ser revisada por la comunidad de expertos, fue anunciada

125
en conferencia de prensa antes de ser publicada en la literatura
científica. La atención se centró en la lucha por la posesión de los
honores y la lucrativa patente. Por la premura y la presión no se ha
constatado su validez científica.
Con la hipótesis viral, -añade Sabdi- no es posible predecir la
enfermedad que presentará un seropositivo. Es tal su vaguedad, que
pronostica diarrea, demencia, sarcoma de Kaposi o ausencia de
enfermedad uno, cinco, diez, veinte o treinta años después de unos
dos mil contactos sexuales con una persona seropositiva o serone-
gativa. Con una hipótesis tan acomodada, sigue Sabdi, no existe
ninguna esperanza para atender, prevenir ni tratar al SIDA.
Dice Sabdi que se está dando superficialmente el diagnóstico de
seropositivo y que los “anticuerpos contra el VIH constituyen un
marcador de riesgo”. Precisa: “La hipótesis viral de SIDA es muy
popular por la creencia generalizada de que las causas de nuestras
actuales patologías siguen siendo los microbios y no nuevas
actitudes y actividades”. Para comenzar, sostiene Sabdi, hay que
acometer dos acciones apremiantes: retirar el actual condiciona-
miento de llamar SIDA sólo cuando se obtiene o se presume un
resultado seropositivo y segundo, que el diagnóstico del virus no se
considere sinónimo de infección y tampoco pronóstico absoluto pa-
ra el desarrollo del SIDA”.
Según el Dr. Giraldo, es necesario –casi de vida o muerte- ha-
cer más minuciosas e incesantes indagaciones sobre agentes estre-
santes que en los últimos 24 años han desencadenado el SIDA Co-
caína, heroína, semen –su figuración como posible causa de inmu-
nodeficiencia, justifica el preservativo-, desnutrición, hambre, esta-
rían entre esos factores letales e, igualmente, nuevas actitudes y
actividades como el uso de hornos microondas, de nintendos... y es-
tarán abriendo paso a patologías relacionadas con el SIDA. Del mis-
mo modo factores urbanos como contaminación ambiental provo-
carían a su vez la inmunodeficiencia.
Muchos expertos creen que los controles obligatorios del VIH
en las mujeres embarazadas y en los recién nacidos llevarán a tra-
tamientos obligatorios. En la actualidad hay un número de hospita-
les estadounidenses que no dan de alta a los recién nacidos que
resultan positivos al VIH a no ser que los padres garanticen que es-
tos niños serán tratados con AZT y otras drogas. Hoy en muchos

126
estados, los niños que resultan VIH positivos tienen el riesgo de ser
quitados a sus padres por las agencias de servicios social u otras
instituciones de salud pública sin los padres no aceptan tratarlos con
AZT y con otros medicamentos.

127
DROGAS MORTALES EMPLEADAS
CONTRA EL SIDA

El AZT no es una droga nueva. NO fue creada para el trata-


miento del SIDA y no es un antiviral. El AZT es un compuesto
químico que fue desarrollado –y abandonado- como un quimio-
terapéutico para el tratamiento del cáncer hace más de 35 años. Se
sabe que la quimioterapia funciona matando las células en creci-
miento del organismo. Muchos pacientes con cáncer no sobreviven
a la quimioterapia debido a sus efectos destructivos sobre el siste-
ma inmunológico. Debido al daño que causa, la quimioterapia nun-
ca se usa como prevención y sólo se administra por periodos muy
cortos de tiempo.
“Tóxico.- Tóxico por inhalación, en contacto con la piel y si es
tratado. Los órganos blancos: sangre, médula ósea. Si se siente mal
busque ayuda médica (en lo posible muestre la marquita). Use ropa
protectora”.
“Sigma.- 3’AZIDO-3’DEOSI-TIMIDINA-AZT; (Azidotimi-
dina) (30516-87-1) Desecante C10h1 1N901 FW 267.2. Pureza 99%
(HPLC). Sólo para uso de laboratorio. No usarse como droga, ni en
uso doméstico, ni otros usas”. Esto es una nota en la etiqueta del
AZT que aparece en las botellas que contienen solamente 25 mi-
ligramos, que es una pequeña fracción (1/20-1/50) de la dosis diaria
prescrita a los pacientes. (Phisician Desk Reference 1994 página
324).
Puesto que el cáncer está formado por células en crecimiento
permanente, el AZT fue diseñado para prevenir la formación de
nuevas células ya que bloquea el desarrollo de las cadenas de ADN.
En 19764, los experimentos realizados con el AZT en ratones con
cáncer mostraron que el AZT era tan efectivo en destruir células
normales que los ratones morían debido a su extrema toxicidad. Co-
mo resultado, el AZT se guardó y ni siquiera se solicitó una patente
para éste. Veinte años más tarde, la compañía farmacéutica Burro-
ught Wellcome (ahora conocida como Glaxo-Wellcome) comenzó
128
una campaña para comercializar el AZT como droga antiviral (anti
VIH) y consiguió la aprobación de la FDA para ser usado en el tra-
tamiento del SIDA después de una investigación llena de incon-
sistencias y que sólo duró cuatro meses. La aprobación de este qui-
mioterapéutico de alta toxicidad para el tratamiento del SIDA se ba-
só en una información que sugería que el AZT aumenta los niveles
de las células T y que por lo tanto retardaba el inicio de las enfer-
medades indicadoras de SIDA. La observación del aumento de las
células T fue interpretada como evidencia de que el AZT erradicaba
al VIH de las células T, un concepto para el que no existe ninguna
sustentación científica. Es bueno aclarar que el AZT está presente
en todas las fórmulas antirretrovirales. A pesar de que el estudio se
suspendió antes de tener información sobre los efectos del AZT
después de períodos prolongados de uso, se determinó que el trata-
miento con AZT se debía continuar de por vida.
Una multitud de estudios independientes realizados después de
la aprobación por la FDA incluyendo el estudio “Concorde” –el
más grande (1,749 personas) y el de mayor duración (tres años)-
concluyeron que el AZT sólo aumentaba moderadamente y en
forma transitoria los conteos de células T, sin mejorar la salud (el
estado clínico), y que no retardaba la aparición de enfermedades
indicadoras del SIDA. (Lancer 343:871, Concorde Coordinating
Committee). Siendo las recomendaciones para una “intervención
temprana”, una tercera parte o la mitad de los que toman ZAT co-
mienzan el tratamiento antes de que se manifiesten los síntomas del
SIDA, (British Medical Journal, julio 15 de 1995, pag. 156-158
(49%); Science Magazine, febrero 24 de 1995, pag. 1080 (34%), a
pesar de que estudios independientes han demostrado que en reali-
dad el AZT acelera el deterioro clínico disminuyendo la calidad de
vida y, a veces, incluso es capaz de causar la muerte antes de que
aparezca alguna de las enfermedades con que se define al SIDA,
hecho que ha sido descrito oficialmente como “muerte sin que pre-
viamente se presente un evento definidor del SIDA (JAMA
260:3009, 1988, New England Journal of Medicina 326:437,1992).
En la actualidad se acepta muy bien que el breve incremento de
células T que se observa al inicio del tratamiento con AZT es debi-
do a la naturaleza tóxica de la droga –la mayoría de las sustancias
tóxicas producen un efecto positivo por un período corto de tiem-

129
po como respuesta del sistema sanguíneo a la destrucción de la
médula ósea. Como el AZT destruye la médula ósea el sistema
sanguíneo trata de corregir este deterioro produciendo más células
T y con frecuencia genera más células T que las que tenía la sangre
del paciente al comenzar el tratamiento. Pero en la medida en que la
fuente (médula ósea) de estas nuevas células T es destruida por el
AZT, los niveles de células T disminuyen, causando en última
instancia la destrucción completa del sistema inmunológico. La to-
lerancia individual a la absorción del AZT es lo que va a deter-minar
el tiempo de supervivencia de la persona mientras tome este
compuesto tóxico.
El concepto de “mutación del VIH” se ha convertido en una
explicación popular para el fenómeno dual del aumento temporal
con la subsecuente caída del número de células T. La teoría de la
mutación sostiene que los efectos positivos del AZT son disminui-
dos por la aparición de mutantes de VIH resistentes al AZT. No
existe, sin embargo, evidencia científica alguna que sustente esta
explicación.
Además de destruir las células T, las células B y los glóbulos
rojos que llevan el oxígeno al organismo, el AZT, al igual que otros
“nucleósido análogos” que, inhiben la transcriptasa revertida
impidiendo la transcripción del ARN a ADN, es un compuesto sin-
tético similar a algunos de los componentes del ADN o del ARN.
Los nucleósidos análogos como el AZT actúan como piezas artifi-
ciales que se incorporan en las cadenas del ADN impidiendo así que
se adhieran a la cadena las unidades de ADN reales, -razón por lo
que a estas drogas se les llama con frecuencia terminadores de la
cadena del ADN-, destruye las células de los riñones, el hígado, los
intestinos, el tejido muscular y el sistema nervioso central. Todos
los nuevos “antivirales” (dd1, D4T, 3TC y ddc), fabricados en base
al AZT actúan de la misma forma.
Los inhibidores de proteasa han estado en las primeras páginas
de las noticias de todo el mundo desde que se le ofreciera a la pren-
sa como “la chiva” fundamental de la Conferencia sobre Retrovi-
rus e Infecciones Oportunistas de 1996. Aprobados por la FDA
después del más rápido e ineficiente proceso de aprobación en toda
la historia de la FDA e inmediatamente destacados por los medios
de comunicación como algo maravilloso, a pesar de que los benefi-

130
cios clínicos de estas drogas experimentales son completamente
desconocidos.
Después de tres años de haberse permitido el uso de los inhibi-
dores de las proteasas, aún no existe ninguna publicación científica
que muestre los beneficios de estos medicamentos para la salud del
paciente. El New England Journal lf Medicina del 11 de septiembre
de 1997 contiene el primer y único reporte publicado con datos clí-
nicos sobre inhibidores de proteasa. El experimento citado no usó
ningún grupo de control, y reportó solamente la neumonía recu-
rrente como un evento definidor del SIDA, sin incluir datos de los
pacientes y, además, fue suspendido prematuramente cuando las es-
tadísticas de normalidad favorecían al grupo no tratado con inhi-
bidores de proteasa (tratados 1.4%, no tratados 3.1%).
Esta falta de información no ha sido impedimento para que va-
rias organizaciones del SIDA que proporcionan o que proveen me-
dicamentos y muchas publicaciones, se conviertan en defensoras de
los nuevos tratamientos. Siguiendo el liderazgo de los medios de
comunicación, su objetivo se ha centrado en asegurar acceso ge-
neralizado a estas drogas, antes que examinar las evidencias que
garanticen que ellas sean seguras y efectivas. De igual manera los
médicos que tratan el SIDA han pasado por alto la abrumadora fal-
ta de documentación a favor de la nueva opción de tratamiento
ofrecida por los inhibidores de las proteasas. Y mientras los gran-
des titulares continúan predicando las propiedades salvadoras de los
inhibidores de las proteasas, la propaganda de las compañías
farmacéuticas se multiplica, la lista de efectos secundarios crece y el
número de experiencias negativas aumenta, las cuales van desde
desilusiones hasta muertes súbitas, todo lo cual nos demuestra que
hay una historia completamente diferente.
Los inhibidores de proteasas son las drogas novedosas para el
SIDA y se usan en conjunto con los viejos análogos de nucleósidos
del tipo de la AZT, y del dd1. La mezcla de estos tratamientos se
denomina “coctel combo”, y la fórmula comúnmente usada son dos
partes de nucleósidos análogos y una parte de inhibidores de
proteasa. De acuerdo a lo que se sostiene popularmente esa combi-
nación brinda nuevos poderes a las viejas drogas y logra, según lo
reportado por la prensa y por los grupos de SIDA, resultados in-
creíbles y sin precedentes.

131
Los inhibidores de proteasa actúan alterando una enzima nece-
saria para la replicación del VIH. Las enzimas son proteínas que
unen o separan otras moléculas. La ciencia del SIDA nos dice que el
VIH tiene tres enzimas: la transcriptasa revertida, la integrasa y la
proteasa. Las enzimas del VIH son similares a muchas enzimas
humanas y hay, por ejemplo, muchas proteasas humanas incluyen-
do a algunas imprescindibles para la digestión de los alimentos. Los
inhibidores de proteasa bloquean las enzimas al actuar como una
molécula no funcional que toma el lugar de una molécula fun-
cional, inhibiendo así la separación de los componentes delas pro-
teínas, lo cual constituye un paso esencial en el proceso reproduc-
tivo del VIH. Los nucleósidos análogos como el AZT, son simila-
res a los inhibidores de proteasa en el sentido que ellos producen
sustitutos no funcionales que interrumpen o evitan el proceso nor-
mal de la enzima transcriptasa revertida. Mientras que los inhibi-
dores de proteasa parecen preferir especialmente la proteasa, los
nucleósidos análogos se sabe que son muy efectivos en evitar la
síntesis del vital ADN humano, en la misma forma que evitan la
formación del ADN del VIH y al mismo tiempo bloquean la trans-
criptasa revertida de las células sanas.
Se ha resaltado con mucho furor la necesidad de una terapia de
por vida con los inhibidores de las proteasas, esto a pesar de que las
compañías productoras de estas drogas dicen claramente que “se
desconocen los efectos a largo plazo de los inhibidores de las
proteasas”. (La información viene de Crixivan de Merk). La con-
fianza absoluta en los inhibidores de proteasa es un denominador
común en los noticieros y en los seminarios de las organizaciones
del SIDA; a los pacientes se les pide que se tomen entre 30 y 50
píldoras distribuidas en las 24 horas del día. Algunas se toman con
comida, otras se toman con el estómago vacío. A los pacientes se
les advierte que si no siguen rigurosamente dicho horario, su virus
mutaría a una nueva cepa resistente a las drogas.
De acuerdo con un experto en proteasa que trabaja como inves-
tigador independiente del SIDA, no tiene ningún fundamento la hi-
pótesis de la resistencia del VIH a los inhibidores de proteasa. El
Dr. David Rasnick, pionero en el diseño de inhibidores de proteasa
y quien posee ocho patentes de estas drogas, dice claramente que
“nunca se ha encontrado en la célula de paciente alguno una sola

132
proteasa del VIH que no sea sensible. La única proteasa de VIH
resistente a los inhibidores, fue producida por medio de la ingenie-
ría genética en el laboratorio”. A pesar de la falta de prueba para la
existencia de proteasas del VIH resistentes, con frecuencia se enfa-
tiza que los portadores de cepas supuestamente mutantes tendrían
el potencial de crear una “segunda epidemia” al introducir a una
población formas resistentes del VIH. Tales personas ficticias son
consideradas una amenaza para la salud pública y la idea fantasiosa y
no fundamentada de un ataque generalizado por una mutante del
VIH ha inspirado discusiones dentro de los oficiales de la salud,
quienes han comenzado a exigir se promulguen leyes para hacer los
tratamientos obligatorios. (New York Native, Nro. 691 del 15 de
Julio de 1996).
Posiblemente el mayor logro de los inhibidores de las proteasas
sea la vida que le ha dado a las campañas de desinformación sobre
el SIDA. Hay una epidemia de carteles, anuncios y propagandas de
páginas enteras en revistas, urgiendo a los VIH positivos “para que
sean inteligentes acerca del VIH y “le den duro y rápido” con las
nuevas medicinas, todo esto a pesar de que por otro lado muchos
que apoyan lealmente a los regímenes farmacéuticos del SIDA
muestran su cautela. El científico de más alto rengo del gobierno es-
tadounidense, el Dr. Anthony Fauci, ha expresado serias reservas
acerca del uso de los inhibidores de proteasa y en un artículo de la
revista JAMA de afirma que “no sabemos si la intervención tem-
prana en individuos asintomáticos proveerá beneficios clínicos de
larga duración o si la toxicidad acumulada después de años de ad-
ministración de la droga, será peor que los beneficios potenciales”.
(Journal of the American Medical Association, Julio 10 de 1996).
Inclusive el Dr. Gallo ha advertido que “esas drogas son muy
tóxicas... y a mayor tiempo que usted las tome mayor será la toxi-
cidad”.
Cuando se leen con cuidado las letras pequeñas de los anuncias
de los inhibidores de proteasas, se encuentra que el modelo son-
riente dice: “Desde que el crixivan se llevó al mercado, se han ve-
nido reportando otros efectos secundarios que incluyen rápida des-
trucción de los glóbulos rojos, cálculos renales y falla renal. En
algunos pacientes con hemofilia, se ha encontrado mayor sangrado
en relación con el uso de inhibidores de proteasa” y “no se sabe si el

133
tomar crixivan vaya a extender su vida o vaya a reducir la proba-
bilidad de desarrollar enfermedades asociadas con el VIH, ya que la
información que se tiene acerca de esta droga está basada en es-
tudios clínicos de sólo 24 semanas de duración”.
El crixivan recibió aprobación de la FDA en sólo 42 días, rom-
piendo el record de 72 días que era el más rápido que se había lo-
grado en la historia de la FDA, tiempo en el cual era aprobado el
inhibidor de proteasas “Retronavir”. Un artículo del “Newsday”
haciendo notar los efectos colaterales de estas drogas; diarrea, nau-
seas, infecciones micóticas, sangre en la orina, cálculos renales,
debilidad, dolores de cabeza e inflamación hepática que requieren
“visitas al médico y medicinas adicionales”, fue ignorado por las
organizaciones del SIDA quienes apresuraron la aprobación de la
FDA, y olvidaron completamente un reporte posterior del “News-
day” que proclamaba que “No hay toxicidad. ¡Es todo un éxito!
(Revista Newsday”, enero 30 de 1996). Los efectos colaterales re-
portados recientemente incluyen retinitis por citomegalovirus, dia-
betes, falla hepática, giba de búfalo (grandes depósitos de grasa en la
base de la nuca), falla renal aguda, pancreatitis aguda, diarrea grado
cuatro y muerte súbita) (Lancet, junio 1 de 1997; 349; 1745; Reporte
de “Associated Press”, “Philadelphia Inquirer”, ju-nio 13 de 1997;
“Rolling Stone Magazine”, Reporte especial: el Dr. David Ho y la
ecuación Lazarus, marzo 6 de 1997; “The Valley Advocate”, “The
Big Tease”, febrero 20 de 1997).
Un estudio sobre inhibidores de proteasas de los Institutos Na-
cionales de Salud, Grupo 315 del Estudio Clínico del SIDA, es ci-
tado con frecuencia como un gran éxito, a pesar de que sus conclu-
siones fueron obtenidas después de sólo doce meses de duración.
El Dr. Michael Lederman, Director del proyecto y autor de ACTG
315, dijo que este estudio nunca se había diseñado considerando la
salud del paciente y que en él solamente se midió el marcador de la
“carga viral”, una prueba popular de laboratorio que no diagnostica
la salud, ni mide ni aisla virus activos. (“The Big Tease”, Febrero 20,
1997).
Más que historias anecdóticas en la prensa acerca de las mejo-
rías milagrosas, los niveles bajos de la “carga viral” encontrados en
algunos pacientes que toman los cócteles de proteasa son el único
cuestionable beneficio de estos tratamientos. Aunque la prensa or-

134
todoxa y las organizaciones del SIDA actúan como si estas drogas
tuvieran la habilidad de disminuir la “carga viral”, a veces hasta ni-
veles indetectables, siendo esto una ocurrencia sin precedentes en el
tratamiento del VIH, el AZT ha estado logrando el mismo efecto
por muchos años sin que ello haya sido solución para el SIDA. Un
artículo de la revista “POZ” nos recuerda que “en el estudio Eu-
ropeo Delta, el 40% de los participantes mostró niveles “inde-
tectables” con AZR/dd1, otro 5% lo hizo con AZT solamente. Por
una década hemos estado reduciendo la carga viral a niveles inde-
tectables. Pero, si se volviera “indetectable” con los tratamientos
combos de nucleósidos no previno el progreso de la enfermedad ni
la muerte, ¿por qué los niveles “indetectables” con inhibidores de
proteasa no indican falla inminente a única diferencia de que esta
vez no hemos seguido a los pacientes por un tiempo suficiente para
verlo? (Revista POZ, “The Morning After”, febrero de 1997).
Casos relacionados con el AZT muestran extraños efectos
secundarios.
En la edición del diario Washington Post del 20 de Septiembre
de 1993 aparece un artículo en el que el Dr. Allen I. Arieff, Profesor
de Medicina de la Universidad de California explica que recuerda
del día en el que se enteró por primera vez acerca de la muerte
inesperada de pacientes con SIDA que tomaban la droga AZT. «Yo
era profesor de la Escuela de Medicina Mount Sinai, en Nueva York, hace tres
años» recordaba Arieff ahora profesor de medicina en la Universidad
de California en San Francisco. «Me presentaron dos casos de pacientes de
SIDA que habían fallecido con inexplicable «acidosis láctica», un crecimiento
de los produ-tos metabólicos en células». «No me podía imaginar lo que les
había ocurrido».
Arieff no pudo olvidar los casos. En realidad, cuando volvió a
su casa, comenzó a buscar si podría haber más. Cerca del verano de
1991, había encontrado siete casos de personas con el virus VIH
que habían adquirido un desorden conocido como Tipo B acidosis
láctica. Cuatro de ellos estaban tomando la droga AZT y los otros
tres la habían tomado anteriormente. En noviembre de ese año,
presentó su serie de casos en una asamblea en Baltimore, Mary-
land. Arieff no se encuentra sólo. Una docena más de científicos en
los Estados Unidos también habían notado lo mismo. Algunos de
ellos, sabían que en casos donde una autopsia había tenido lugar, a

135
menudo el hígado del paciente estaba distendido y repleto de gra-
sas, un signo de severo (aunque no siempre mortal) daño orgánico.
Cuestión de tiempo y suerte:
Este raro efecto de la droga más popular para combatir el SIDA
fue como descubrir el lejano pulsar de una galaxia en el espacio.
Estaba allí siempre, pero la ciencia necesitaba tiempo, suerte y tra-
bajo para finalmente oír su mensaje entre los otros sonidos del cos-
mos. Más evidencias de los peligros del AZT surgieron en junio
(1993), durante un estudio controlado de un tratamiento para
hepatitis B. Cinco pacientes fallecieron después de que sufrieron
daño en el hígado y «acidosis láctica». La aceptación de lo que
parece estar relacionado con fallo hepático, acidosis láctica y la
droga AZT, demuestra lo difícil que es detectar efectos secundarios
de drogas, especialmente en pacientes muy enfermos. Seis años y
medio después de que el AZT comenzó a ser usado libremente,
unas 300.000 personas han tomado dosis variadas. De estas, se-
senta y cinco han desarrollado casos inexplicables de acidosis láctica
y fallo hepático, según Burroghs Wellcome, fabricante del AZT. El
AZT pertenece a una clase de drogas llamada «nucleoside analogs»,
que funcionan interrumpiendo la construcción del ADN, el
depósito de instrucciones genéticas en el núcleo de las células. La
hipótesis actual es que estas drogas también pueden ocasional-
mente dañar la estructura mitocondrial. La Mitocondria produce las
energías bioquímicas concentradas que cada célula necesita pa-ra
sobrevivir. Una célula puede contener más de 1.000 de estos
«organitos» o mitocondrias. Las células hepáticas tienen gran
necesidad de estas energías concentradas y una quinta parte de su
volumen está ocupado por Mitocondrias. Cuando la Mitocondria
deja de funcionar, un proceso mucho menos eficiente comienza a
actuar y produce acidosis láctica como resultado. Cuando ésto
ocurre en células hepáticas, el resultado es que la grasa (uno de los
materiales comunes en la producción de energías bioquímicas) se
acumula en gotas visibles. En 1989, Tung Chi Cheng, un farma-
cólogo de la Universidad de Yale, publicó un estudio que describía
como el DDC, una droga similar al AZT, dañaba la Mitocondria en
cultivos de células. El AZT no era, al parecer, el único culpable.

136
Urgencia y entendimiento:
El segundo estudio apareció en el «Molecular Pharmacology
Journal» y se publicó bajo el título «Comunicación Acelerada»
(debido a la urgencia). Esta publicación, sin embargo, no es una de
las que los doctores que tratan pacientes de SIDA leen a menudo.
Incluso, los investigadores que estaban al tanto de los experi-
mentos de Cheng no estaban seguros de la relevancia que el com-
plejo y, a veces, desorganizado mundo de la terapia de drogas del
SIDA tiene sobre los pacientes. Aunque parezca que el daño he-
pático y la acidosis láctica podían haber sido predichos, sólo el
hecho de que podamos observar lo ocurrido hace que las cosas
parezcan más claras. En general, los clínicos investigadores no van
buscando efectos tóxicos sugeridos por la ciencia básica. «Lo que
ocurre generalmente es que comenzamos con un fenómeno y des-
pués estudiamos el mecanismo de éste» dijo David Feigal, Director
de la División de Productos de Drogas Antivíricas de la FDA
(Agencia Federal de Drogas y Alimentos de USA). En este caso,
había algunas noticias de mal funcionamiento del hígado en pa-
cientes que tomaban AZT. Pero el virus suele dañar al hígado y los
pacientes de SIDA que son susceptibles a infecciones del hígado.
Además, las infecciones sanguíneas pueden producir acidosis lác-
tica. Por esta razón, era difícil discernir qué hacer con esos estu-
dios.
Mirando cada caso:
A mediados de 1990, un epidemiólogo de la FDA decidió exa-
minar cada uno de los casos reportados que demostraban reaccio-
nes adversas al AZT, que habían llegado a esa agencia o a B.
Wellcome Co. Había centenares. Los agrupó por sistema orgá-nico
y notó que algunos, en la categoría del hígado, eran extraños y
similares. Al mismo tiempo que Freiman comenzaba su proyecto, le
llamaron del Instituto de Alergias y Enfermedades Infecciosas
(NIAID). Médicos de esta institución habían revisado la historia
clínica de pacientes de SIDA y habían encontrado tres casos inex-
plicables de hígado graso. Para agregar a la coincidencia, la com-
pañía B.Wellcome Co. (que recibe la mayor cantidad de reacciones
negativas antes de pasarlas a la FDA) estaba notando varios casos
curiosos de enfermedad hepática. «Fue muy interesante», recordaba
Freiman. En 1991, catorce casos se habían complicado. In-

137
vestigadores de NIAID fueron alertados. Pero todo se sumió en el
silencio. Ocasionalmente, algunos casos eran discutidos en grupos
médicos pero pocos casos fueron reportados por investigadores del
gobierno o de la Compañía Farmacéutica. Un año más tarde, Frei-
man presentó un estudio de ocho casos nuevos, seis de ellos eran
mortales. Otros científicos presentaron otros tres casos nuevos. En
enero de 1993, los estudios de Arieff fueron publicados, lo que
provocó que aún más casos se dieran a conocer. Los científicos aún
no están seguros si el síndrome es el resultado directo del efecto del
AZT o si hay otras causas. Para el mes de junio de 1993, las
sospechas eran suficientemente grandes para que la FDA le pidiera
a B. Wellcome Co. que enviara una carta a 12.000 médicos ESPE-
cialistas de enfermedades infecciosas alertándoles acerca del posible
problema. En agosto de 1993, la misma carta fue enviada a 194.000
doctores, mientras el Gobierno y la compañía tienden una red para
atrapar algo que todavía no han podido identificar.

138
SURGIMIENTO DEL AZT: ¡UN ESCANDALO!

En un frío día de enero en 1987, dentro de una de las más po-


tentemente iluminadas salas de reunión del monstruoso edificio de
la FDA, un grupo de 11 de los más importantes doctores del SIDA
calibraban una muy difícil decisión. Habían sido requeridos por la
FDA para considerar el dar la aprobación a toda velocidad a un
fármaco altamente tóxico sobre el cual había muy poca infor-
mación. Llamado clínicamente Zidovudine, pero apodado AZT por
sus componentes, se decía que el fármaco había mostrado un efecto
portentoso en la supervivencia de los pacientes de SIDA. El estudio
que había reunido al grupo, había causado un gran revuelo en la
comunidad médica. Era la primera llama de esperanza -la gente se
moría antes en el grupo de placebo que en el del fármaco-... según
este estudio. Pero existía una gran preocupación con respecto al
nuevo fármaco. En realidad, había sido creado tres décadas antes
para la quimioterapia del cáncer, pero se había arrinconado y ol-
vidado por ser excesivamente tóxico, de fabricación muy costosa y
totalmente ineficaz contra el cáncer. Poderoso, pero indiscriminado,
el fármaco no era selectivo en su destrucción de las células. Las
compañías farmacéuticas de todo el mundo escudriñaban cientos de
compuestos en la carrera por encontrar una cura, o por lo menos un
tratamiento, para el SIDA. La Burroughs Wellcome, subsidiaria de
la Wellcome, emergió como la triunfadora. Enviaron por azar el de-
sechado fármaco contra el cáncer, entonces conocido como com-
puesto S, al Instituto Nacional del Cáncer junto con muchos otros
para ver si conseguían destruir el dragón del SIDA, el VIH. Lo
consiguió, por lo menos en el tubo de ensayo.
En la reunión, había mucha incertidumbre y descontento con
respecto al AZT. Los doctores que estaban siendo consultados
sabían que el estudio era defectuoso y que los efectos a largo plazo
eran desconocidos. Sin embargo, el público estaba casi literalmente
«aporreando la puerta». Comprensiblemente, se estaba ejerciendo

139
una tremenda presión sobre la FDA para que aprobara el AZT aún
más rápidamente de lo que lo había aprobado a mediados de los 60,
lo cual había terminado causando severos defectos de nacimiento
en bebés.
Todo el mundo estaba preocupado por eso. «Aprobarlo», dijo
Ellen Cooper, una directora de la FDA «representaría dar un consi-
derable y potencialmente peligroso giro con respecto a nuestras exi-
gencias toxicológicas habituales». Ya a punto de aprobar el fármaco,
uno de los doctores del grupo, Calvin Kunin, recapituló el dilema
existente entre ellos. «Por un lado», dijo «privar de un fármaco que
disminuye la mortalidad en una población como ésta sería impro-
pio. Por otro lado, utilizar este fármaco de forma generalizada, en
áreas en las que no ha sido demostrada su eficacia, con un agente
potencialmente tóxico, podría resultar desastroso». «No sabemos
que pasará de aquí a un año», dijo el presidente del grupo, el Doctor
Itzhak Brook. «Los datos son todavía prematuros y las estadísticas
no están muy bien hechas, en verdad. El fármaco podría ser, de he-
cho, perjudicial». Un poco más tarde, también dijo estar «impre-
sionado por el hecho de que el AZT no detiene las muertes. Incluso
aquellos a los que se les cambiaba al AZT seguían muriendo».
"Estoy de acuerdo contigo», respondió otro miembro del grupo
«Hay tantas lagunas... Una vez que un fármaco es aprobado, ya no
se sabe hasta que punto se abusará de él. No hay marcha atrás».
Burroughs Wellcome aseguró al consejo médico que podían
proporcionar datos detallados de dos años de seguimientos, y que
no permitirían que el fármaco sobrepasase los parámetros que
habían prometido: Un recurso provisional para los pacientes muy
enfermos. El Doctor Brook no se dejó engañar por la promesa: «Si
lo aprobamos ahora no tendremos los suficientes datos. Tendremos
los que nos han prometido», predijo, «Pero a partir de ahí, la
producción de datos será obstaculizada». El voto de Brook fue el
único en contra de la aprobación del fármaco. «No había los sufi-
cientes datos. No había seguimiento suficiente», recuerda. «Muchas
de las preguntas que hacíamos a la compañía eran respondidas con
un «no hemos analizado todavía los datos», o un, «No lo sabemos».
Pensé que algunos datos eran prometedores, pero estaba preocu-
pado por el precio que habría que pagar por ellos. Los efectos

140
secundarios eran tan severos... Era quimioterapia. Los pacientes ne-
cesitarían transfusiones de sangre. Eso es cosa seria.
«El comité se sentía inclinado a darme la razón», dice Brook,
«en que debíamos esperar un poco, ser más cautelosos. Pero, en
cuanto la FDA se dio cuenta de que queríamos rechazarlo, pasaron
a la presión política. Sobre las 4 p.m., el jefe del centro del FDA de
biología y farmacología, pidió premiso para hablar, lo cual es Fran-
camente inusual. Normalmente nos dejan solos, pero él nos dijo:
«Mirad, si aprobáis el fármaco, os aseguramos que trabajaremos en
conjunto con Burroughs Wellcome y nos encargaremos que se
suministre a la gente adecuada». Era como si estuviese diciendo
«Por favor, decid que sí»
Brad Stone, el jefe de prensa del FDA, estaba presente. Dice no
recordar ese discurso en concreto, pero no tiene nada de «inusual»
el que los jefes de la FDA den ese tipo de discurso consultivo. «No
había ninguna presión política» dice. «Las personas allí presentes
aprobaron el fármaco porque los datos aportados por la compañía
demostraban que estaba prolongando vidas. Por supuesto que era
tóxico, pero llegaron a la conclusión de que los beneficios pesaban
más que los riesgos».
La reunión finalizó. El AZT, sobre el cual algunos miembros
del consejo se sentían aún inquietos y temerosos de que se convir-
tiese en una bomba de relojería, fue aprobado. Un salto adelante en
el tiempo: El 17 de agosto de 1989, los periódicos de toda (Norte)
América publicaban en titulares sensacionalistas que el AZT había
demostrado ser eficaz en portadores de anticuerpos del VIH, en
pacientes asintomáticos y de ARC (Complejo de síntoma relacio-
nado con el SIDA) en los primeros estadios. A pesar de que uno de
los principales intereses del consejo era que se utilizase exclusiva-
mente en casos de personas críticamente enfermas de SI DA, debi-
do a la extrema toxicidad del fármaco. El Doctor Anthony Fauci,
director de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), estaba
ahora presionando para extender el radio de las prescripciones.
La vieja preocupación de la FDA ha sido olvidada. El fármaco
ya se ha extendido a 60 países y a un número estimado de 20.000
personas. No sólo no se han aportado datos que mitiguen las in-
quietudes iniciales sino que los datos de seguimientos, tal y como
predijo el Doctor Brook, se han dejado en el tintero. Los efectos

141
beneficiosos del fármaco han demostrado ser sólo temporales. Sin
embargo, la toxicidad sigue siendo la misma.
La mayoría de aquellos que pertenecen a las comunidades
médicas y de afectados por el SIDA, han sostenido que el fármaco
es el primer logro contra el SIDA. Para bien o para mal, el AZT ha
sido aprobado más rápidamente que ninguna otra droga en la
historia del FDA, y los activistas consideran esto una victoria. Sin
embargo, el precio pagado por la victoria ha sido que desde su
aprobación, la mayoría de los experimentos con fármacos del
gobierno se centraron en el AZT, mientras que alrededor de otros
100 prometedores medicamentos se han dejado sin investigar.
Cuando la aprobación del AZT se dio a conocer las acciones de
Burroughs Wellcome se dispararon. A un precio de 8.000 dólares
por paciente y por año (sin incluir transfusiones de sangre), el AZT
se convierte en el fármaco más caro en la historia del mercado. Los
beneficios brutos de la Burroughs Wellcome para el próximo año se
estiman en 230 millones de dólares. Los analistas del mercado de
acciones predicen que para la mitad de los 90 la Burroughs
Wellcome venderá un promedio 2 billones de dólares de AZT al
año, bajo la marca Retrovir, lo que equivale a la venta total de to-
dos sus productos en el último año. Desde que comenzó la epide-
mia hace unos 10 años, el AZT es el único fármaco antirretrovírico
que ha recibido la aprobación de la FDA para tratar el SIDA. Un
solo estudio provocó esta decisión, y ese estudio fue declarado
inválido hace ya tiempo. Se pretendía que dicho estudio fuese un
«estudio controlado de placebo doble ciego», el único tipo de
estudio que puede probar eficazmente si un fármaco funciona o no.
En tal estudio, ni el paciente ni el médico saben si al primero se le
está administrando fármaco o placebo. En el caso del AZT, el
estudio se «descubrió» a las pocas semanas. Ambas partes contri-
buyeron a descubrirlo. Para los médicos se hizo obvio quién estaba
tomando placebo y quien AZT, debido a los serios efectos secun-
darios que provoca este último, y que el SIDA no tiene por si
mismo. Además, el sistema utilizado habitualmente para las prue-
bas de sangre, conocido como MCV, el cual podía mostrar clara-
mente quién tomaba el fármaco y quién no, fue omitido en los in-
formes. Ambos hechos fueron admitidos y ratificados tanto por la

142
FDA como por Burroughs Wellcome, siendo esta última la que
dirigió el estudio.
La mayoría de los pacientes que estuvieron en esa prueba han
admitido haber hecho analizar las cápsulas para saber si estaban to-
mando el fármaco o no. Algunos, al descubrir que les estaban ad-
ministrando sólo placebo, compraban AZT en el mercado negro.
También se suponía que las píldoras eran inidentificables por el sa-
bor, pero sí lo eran. Aunque esto fue corregido más tarde, el daño
ya estaba hecho. También hubo informes de que algunos pacientes
iban recolectando píldoras para los otros enfermos por solidaridad
con ellos. El estudio está tan plagado de faltas que sus conclusiones,
bajo el punto de vista de las normas científicas más básicas, deben
ser consideradas nulas. Sin embargo, el problema más serio del es-
tudio original es que nunca fue concluido. A las 17 semanas de co-
menzarse, cuando habían muerto más pacientes en el grupo de pla-
cebo, se detuvo (Cinco meses antes de lo estipulado) por razones
«éticas»; Se consideró inmoral suministrar placebo a la gente cuando
el fármaco podía permitirles vivir más. Debido a que el estudio se
paró prematuramente, todas las conclusiones se atribuyeron al AZ
T; Ya no se puede llevar a cabo ningún estudio para comprobar de
forma inequívoca si el AZT prolonga la vida o no.
El Doctor Brook, quién votó en contra de su aprobación,
advirtió en su momento que el hecho de que el AZT fuese el único
fármaco disponible para tratar a los pacientes de SIDA probable-
mente haría que su administración se descontrolase. Aprobarla pre-
maturamente, dijo, sería como «dejar en libertad al genio de la
botella». Brook señaló que el fármaco, al ser una forma de quicio-
terapia, debía ser preescrita exclusivamente por médicos que tuvie-
sen experiencia en este tipo de tratamientos. El efecto tóxico más
poderoso del AZT -agotamiento de la médula ósea- hacía necesa-
rias para los pacientes frecuentes transfusiones sanguíneas. Como
era de esperar, tan pronto como fue lanzado al mercado, el AZT se
comenzó a recetar desenfrenadamente y sobrepasó con creces los
parámetros que se pretendían en un principio. El peor de los casos
se hizo realidad: Muchos médicos entrevistados por el New York
Times en 1987, revelaron que habían estado suministrando AZT a
personas sanas con anticuerpos del VIH.

143
La función primordial de la FDA es la de sopesar la eficacia de
un medicamento con los riesgos potenciales que encierra. La ecua-
ción es simple y clara: Un fármaco debe, de forma incuestionable,
reparar más de lo que daña, porque de otra forma, este podría cau-
sar más perjuicio que la propia enfermedad que se supone com-
bate. Lo que está ocurriendo con el AZT es precisamente aquello
que más temen los médicos y los científicos. El AZT fue seleccio-
nado entre cientos de compuestos cuando el Doctor Sam Broder,
director del Instituto Nacional del Cáncer (NIC) descubrió que
«inhibía la replicación vírica in vitro»2. EL SIDA se considera un
estado de depresión inmunitaria provocada por el virus VIH, que se
replica y va comiéndose a las células T-4, las cuales son esenciales
para el sistema inmunitario. El VIH es un retrovirus que contiene
una encima llamada transcriptasa invertida, la cual convierte el ARN
vírico en ADN. La creencia era que el AZT actuaba inte-
rrumpiendo esta síntesis del ADN y en consecuencia detenía la
replicación del virus. Aunque siempre se supo que el fármaco era
extraordinariamente tóxico, el primer estudio concluía diciendo que
«la relación riesgo/beneficio era favorable al paciente». En el
estudio que consiguió que la FDA aprobase el AZT, el único factor
que desequilibró la balanza del jurado fue que el grupo de AZT
había sobrevivido al grupo de placebo por lo que parecía ser una
aplastante mayoría. El triunfo del estudio, el que canceló el pro-
blema de la enorme toxicidad fue el hecho de que en el grupo de
placebo habían muerto 19 personas, mientras que en el grupo del
AZT sólo había muerto 1. Los receptores de AZT mostraban ade-
más menor incidencia de enfermedades oportunistas.
Aunque estos datos maravillaron al consejo que aprobó el
medicamento, otros científicos insisten en que no significaban nada
-por la razón de que estaban recogidos de una manera desordenada
y por que se había «descubierto» prematuramente. Poco después de
pararse el estudio, el índice de muertes se aceleró en el grupo del
AZT. «Después de un tiempo no hubo gran diferencia entre el
grupo tratado y el no tratado», dice el Doctor Brook». «El estudio se
realizó de una forma tan poco sistemática que en realidad es como
si no se hubiese hecho», dice el Doctor Joseph Sonnabend, uno de
los médicos dedicados al SIDA más destacados de la ciudad de
Nueva York. El Doctor Harvey Bialy, editor científico de la revista

144
Biotechnology, está pasmado por la baja calidad científica existente
entorno a la investigación del SIDA. Al preguntarle si ha observado
alguna evidencia de la verdad de las reivindicaciones hechas sobre el
AZT de que «prolonga la vida» de los pacientes de SIDA, Bialy ha
dicho: «No. No he visto un sólo estudio analizado y expuesto de
forma objetiva». Bialy, que también es biólogo molecular, está ho-
rrorizado por el uso generalizado del AZT, no sólo por su toxi-
cidad, sino también porque «las atribuciones con las que justifican
su uso extendido son falsas». «No puedo imaginarme que puede
hacer esta fármaco a parte de enfermar gravemente a la gente que lo
tome», dice.
Los hechos científicos sobre el AZT y el SIDA son desde luego,
sorprendentes. Irónicamente, se ha descubierto que el fármaco
acelera el proceso que se suponía evitaba: La pérdida de células T-4.
No se puede negar que el AZT mata las células T-4 (células
blancas de la sangre, vitales para el sistema inmune)», dice Bialy.
«Nadie puede discutir eso». El AZT es un nucleótido que destruye
en cadena, lo cual significa que detiene la replicación del ADN.
Busca y selecciona cualquier célula que esté comprometida con la
replicación del ADN y la mata. Esta replicación tiene lugar princi-
palmente en la médula ósea. Esto hace que el efecto sucundario más
nefasto sea la intoxicación de la médula y por eso se hacen nece-
sarias las transfusiones de sangre.El AZT se ha presentado en el
mercado, de forma agresiva y reiterativa, como un medicamento
que prolonga la vida de los pacientes de SIDA porque detiene la
replicación y difusión del virus VIH entre las células sanas. Bialy
dice, sin embargo, que «no hay una clara evidencia de que el VIH se
replique de forma activa en un paciente de SIDA, así que si no hay
replicación del VIH que detener, lo que hace en su mayor parte es
matar células sanas». El científico de la Universidad de California en
Berkeley, Doctor Peter Duesberg, llegó a la misma conclusión en un
informe publicado en «Proceedings», la revista de la Academia Na-
cional de Ciencias. Duesberg, que en dicho informe hacía mención
a su aseveración de que el VIH no es causa suficiente para el SIDA,
escribió: «Aún suponiendo que el VIH fuese la causa del SIDA, se-
guirá sin ser un objetivo legítimo para la terapia con AZT, porque
en el 70-100% de las personas seropositivas, el ADN provírico no
es detectable y nunca se ha observado su biosíntesis». «Como fár-

145
maco quimioterápico», explica Duesberg, el AZT mata inhibiendo
la división de las célu-las sanguíneas y de otros tipos de células, y es
por lo tanto direc-tamente inmunodepresor».
«Las células constituyen un objetivo un millón de veces más
importante que el virus, así que, las células serán mucho más
vulnerables», prosigue Duesberg, «Muy pocas células, alrededor de
una entre diez mil, tienen el virus que contiene el ADN, así que hay
que matar un número increíble de células para inhibirlo. Este tipo
de tratamiento en teoría podría ayudar si se tiene una infección
masiva, lo cual no es el caso del SIDA. Mientras tanto, están admi-
nistrando un fármaco que acaba por matar millones de linfocitos
(células blancas de la sangre). No me entra en la cabeza la manera
en que esto puede resultar beneficioso».
Sandra Lehrman, científica de Burroughs Wellcome discrepa:
«En realidad no las mata, le basta con cambiar su función. Además,
aunque los datos del comienzo decían que sólo estaban infectadas
un número escaso de células, los actuales dicen que puede haber un
número mayor. Hoy en día tenemos técnicas de detección más
sensibles». «¿Cambiar la función?, ¿De qué? ¿De funcionamiento a
no funcionamiento? Otro ejemplo más de ciencia mediocre», dice
Bialy.
«La -técnica de detección sensible- a la que se refiere la Doctora
Lehrman es la PCR3, muy poco fiable como para sacar conclusiones
cuantitativas a partir de ella». Cuando se plantean preguntas espe-
cíficas sobre los supuestos mecanismos del AZT, las respuestas son
extensas, contradictorias y plagadas de desconocimientos. Todos y
cada uno de los aspectos científicos cuestionados sobre el fármaco
son invariablemente contestados con la misma frase general: «El
fármaco no es perfecto, pero es todo lo que tenemos hoy por hoy».
En relación a la destrucción de las células T-4, la doctora Lehrman
dice: «No sabemos el motivo de que las células T-4 aumenten al
principio y luego disminuyan. Es uno de los mecanismos del fárma-
co que estamos intentando comprender». Cuando a los promotores
del AZT se les pregunta sobre los aspectos científicos clave del fár-
maco, ya sea a la NIH, a la FDA, a Burroughs Wellcome o a cual-
quier organización del SIDA, a menudo se enfadan. Se aferran de-
sesperadamente a la idea de que la droga está «haciendo algo», a
pesar de que a esta confesión siguen las irritantes declaraciones ha-

146
bituales de que «hay mecanismos del fármaco y de la enfermedad
que no entendemos». Es como si, en el ojo de la tormenta del SI
DA, la postura oficial, la autorizada por el gobierno estuviese
inmunizada contra la crítica. El escepticismo y el desafío, tan
esenciales para el progreso de la ciencia y tan presente en casi todas
las áreas del trabajo científico, no son bienvenidos en el debate del
AZT, donde sin duda es más necesario que en cualquier otro.
Los efectos tóxicos del AZT, especialmente la depresión de la
médula ósea y la anemia, son tan fuertes que un 50 por ciento de los
pacientes de SIDA y de ARC son incapaces de tolerarlo y tienen
que abandonar el tratamiento. En la carta de aprobación que
Burroughs Wellcome envío a la FDA, se dio una relación de los 50
efectos secundarios del AZT, a aparte de los más habituales. Esta
lista incluía: Pérdida de la agudeza mental, espasmos musculares,
sangrado rectal y temblores.
La anemia, uno de los efectos más comunes del AZT, consiste
en la destrucción de las células rojas de la sangre. Según Duesberg,
«los glóbulos rojos son la única cosa sin la que no puedes pasar. Sin
glóbulos rojos no puedes coger oxígeno». Fred, una persona con SI
DA, fue tratado con AZT y sufrió una anemia tan fuerte que tuvo
que suspender el tratamiento.
En una entrevista incluida en el libro sobre el SIDA «Sobrevi-
viendo y prosperando con SIDA». Michael Callen describe 5 cómo
se siente uno cuando tiene anemia: «Vivo en un estudio y mi cuar-to
de baño está tan sólo a cinco pasos de mi cama. Yo me tumbaba en
ella y me quedaba allí durante dos horas; ¡No podía levantarme y
dar esos cinco pasos! Cuando me llevaron al hospital, tuvo que
venir alguien a vestirme. Esa tremenda fatiga... Las condiciones de
vida eran lamentables... Nunca me había sentido tan mal... Dejé el
AZT y la confusión mental, los dolores de cabeza, los dolores en la
nuca, las náuseas, todo había desaparecido a las 24 horas».
«Ahora me siento muy bien», prosigue Fred. «Pienso en lo
espantosas que eran mis condiciones y calidad de mi vida hace dos
semanas, y la verdad es que eso me tenía muy asustado, tanto que
para calmarme tenía que tomar pastillas. Estaba tan preocupado...
Solía perder el hilo de lo que estaba diciendo en mitad de una
frase... En la calle perdía la orientación...».

147
«Muchos pacientes de SIDA ya están anémicos antes de que se
les administre el fármaco» dice la Doctora Lehrman de Burroughs
Wellcome, debido a que el VIH puede haber infectado la médula
ósea y causar la anemia». Este argumento traiciona un razona-
miento estrafalario. Si los pacientes de SIDA soportan problemas
como la inmunodepresión, la intoxicación de la médula ósea y la
anemia, el hecho de agravar estos trastornos con el AZT ¿Cons-
tituye una mejora? «Si, el AZT es una forma de quimioterapia», dice
Jerome Horwitz, el hombre que inventó el compuesto hace un
cuarto de siglo. «Es citotóxico y, como tal, provoca intoxicación de
la médula ósea y anemia. Existen problemas con el fármaco. No es
perfecto, pero no creo que nadie pueda decir que sea inútil. La
gente puede vociferar hasta el día del juicio sobre su toxicidad, pero
hay que fijarse también en los resultados». Irónicamente, son los
resultados los que sentencian al AZT.
Algunos estudios sobre los efectos críticos del AZT –inclu-
yendo el que fundamentó la aprobación de Burroughs Wellcome-
han llevado a la misma conclusión: El AZT es eficaz durante unos
meses, pero luego su efecto desciende vertiginosamente. Incluso el
estudio original del AZT mostró que las células T-4 aumentaban
durante un tiempo y luego caían a plomo. Los niveles de VIH dis-
minuían y luego volvían a subir. Este hecho es bien conocido del
consejo que votó la aprobación. Como miembro de aquel consejo,
el Doctor Stanley Lemon dijo en una reunión de entonces: «No me
he quedado tranquilo después de haber visto algunas diapositivas,
parece que tras 16-24 semanas -de 12 a 16 semanas, creo-, el efecto
parece declinar». Dos años después se planteó una reunión de se-
guimiento del estudio original de la Burroughs Wellcome para
discutir la amplia gama de efectos del AZT, así como las estadísticas
de supervivencia. Tal y como recuerda uno de los doctores pre-
sentes en la reunión de mayo de 1988, «No hubo un seguimiento
del estudio. Cualquier efecto beneficioso había desaparecido al me-
dio año. Todo lo que tenían era algunas estadísticas de supervi-
vencia de un promedio de 44 semanas. El nivel de p24 no resultó
como se esperaba y no hubo una mejora persistente en las células
T-4».
Los niveles de VIH en la sangre se miden por medio de un
antígeno llamado p24. Burroughs Wellcome afirmó que el AZT

148
disminuía el nivel de p24, es decir, que disminuía la cantidad de
VIH en la sangre. En la primera reunión con la FDA, Burroughs
Wellcome hizo incapié en la manera en que el fármaco había
«disminuido» los niveles de p24; En la reunión de seguimiento no
mencionaron el asunto. Al final de la reunión, el Doctor Michael
Lange, director del programa de SIDA en el hospital Roosevelt de
St. Luke en Nueva York, habló al respecto: «Las alabanzas al AZT
se basan en la suposición de su efecto antivírico», dijo dirigiéndose a
la Burroughs Wellcome «Pero todavía no hemos visto ningún dato
sobre eso... Hay un artículo en The Lancet (una prestigiosa revista
médica británica) que dice que tras 20 semanas, más o menos, el
p24 reaparece en muchos pacientes. ¿Tienen Vds. datos sobre es-
to?». No los tenían.
«Lo que cuenta es la línea de estado», resume uno de los
científicos representantes de la Burroughs Wellcome, «La super-
vivencia, la función neurológica, la ausencia de progresión en la
enfermedad y la calidad devida; Todo lo cual mejora. Ya sea por el
efecto antivírico o por el efecto antibacteriano, pero mejora».
El Doctor Lange sugirió que el fármaco quizás era aficaz en la
forma en que lo es un antiinflamatorio, como lo es una aspirina, y
que un fármaco como la Indometacina, podía servir a la misma
función sin los efectos devastadores del AZT 8.
Hoy, uno de los principales investigadores del SIDA, el cual
formaba parte del consejo de aprobación, dice: «El AZT ¿Está
haciendo algo? Si, algo está haciendo. Pero no existen pruebas de
que esté haciendo algo contra el VIH». «Siempre ha habido fárma-
cos que utilizamos sin saber exactamente como funcionan», dice el
premio Nobel Walter Gilbert. «Lo que primero hay que mirar es el
efecto clínico del fármaco y preguntarnos. ¿Está ayudando o
no?». «Yo soy una prueba viviente de que el AZT funciona», dice
alguien enfermo de ARC tratado con AZT. «Llevo tratándome con
él desde hace dos años y desde luego estoy más sano de lo que lo
estaba hace dos años. No es que sea una panacea, no es perfecto,
pero es eficaz. Está deteniendo la evolución de la enfermedad». «A
veces me siento como si estuviese tragando desatascador de
desagües», dice otro. «Lo que quiero decir es que a veces tengo
problemas para tragarlo. No me gusta la idea de tener que tomar
algo que es extraño a mi cuerpo, pero cada seis horas tengo que

149
tragármelo. Hasta que aparezca algo mejor, esto es lo único que hay
para mí». «Estoy totalmente convencido de que el que no toma
AZT tiene mayor calidad de vida y sobrevive más tiempo», dice
Gene Fedorko, Presidente de la «Health Education AIDS Liaison»
(HEAL; Coordinadora del SIDA para la Educación de la Salud).
«Pienso que es horrible la forma en que la gente es forzada por sus
médicos a tomar la droga. La gente viene a nosotros temblando y
llorando porque sus médicos les han dicho que morirán irreme-
diablemente si no toman AZT. Eso es mentira». Fedorko llegó a
esta conclusión, tras años escuchando (en el grupo semanal de
apoyo organizado por HEAL) las historias de personas luchando
por sobrevivir al SIDA.
«No tomaría AZT aunque me pagasen», dice Michael Callen,
cofundador de la coalición PWA de la ciudad de Nueva York, de la
Iniciativa de Investigación de la Comunidad, y editor de diversas
revistas sobre SIDA.Callen ha sobrevivido al SIDA durante siete
años sin ayuda del AZT 9. «Me han dado mucho la vara por decir
esto, pero mi opinión es que utilizar el AZT es como apuntar a un
mosquito con una cabeza termonuclear. La aplastante mayoría de
los supervivientes a largo plazo que he conocido han elegido no
tomar AZT».
Uno de los pacientes que más ha vivido desde el experimento
inicial del AZT, de acuerdo con la Burroughs Wellcome, ha muer-to
recientemente. Cuando murió, había estado bajo tratamiento con
AZT durante tres años y medio.
En un estudio de conjunto, resultya que el paciente que más
tiempo ha sobrevivido al SIDA ha sido alguien que no estaba bajo
tratamiento con AZT y ha sobrevivido ocho años y medio. En un
estudio extraoficial sobre supervivientes del SIDA a largo plazo se
hizo un seguimiento de 24 pacientes que habían sobrevivido más de
seis años a la enfermedad; Sólo uno de ellos había empezado
recientemente a tomar AZT. Al principio se decía que el AZT
prolongaba la vida. En realidad, no hay pruebas concluyentes de
que el AZT prolongue la vida.
«En mi opinión el AZT alarga la vida de la mayoría de las
personas que lo toman», dice el Doctor Bruce Montgomery de la
Universidad del estado de Nueva York en Sony Brook, quien está
completando un estudio sobre el AZT. «No hay demasiados pa-

150
cientes que sobrevivan durante mucho tiempo, y la verdad es que
no sabemos por que sobreviven. Podría ser suerte. Pero la mayoría
de la gente no tiene tanta suerte». «Parece que el AZT ayuda a
muchos pacientes», dice el Doctor Bernard Bahari, médico e
investigador del SIDA de la ciudad de Nueva York, «Pero es muy
difícil detreminar si realmente prolonga la vida o no». «Muchos de
los pacientes a los que atiendo escogen no tomar AZT», dice el
Doctor Don Abrams del Hospital General de San Francisco. «Me
ha llamado la atención el hecho de que la supervivencia y la
esperanza de vida están aumentando en las personas con SIDA.
Creo que eso tiene mucho que ver con la Pentamadina aerosolizada
(un fármaco que trata la neumonía pneumocystis carinii).
Está también el denominado efecto plaga: La gente se va
fortaleciendo cada vez más cuando una enfermedad afecta a toda
una población. Los pacientes que atiendo hoy en dia, no son tan
frágiles como los pacientes del principio». «El hecho de que mueras
o no de SIDA, va en función de lo bien que te atienda tu médico,
no del AZT», dice el Doctor Joseph Sonnabend, uno de los
principales y más reputados doctores en SIDA de la ciudad de
Nueva York; entre cuyos pacientes se incluyen muchos supervi-
vientes a largo plazo, a pesar de no haber prescrito jamás AZT.
Sonnabend fue uno de los primeros en hacer la sencilla
observación de que los pacientes de SIDA deberían ser tratados por
sus enfermedades y no por su infección de VIH10. Varios estudios
han llegado a la conclusión de que el AZT no tiene efecto alguno
sobre las dos infecciones oportunistas más comunes en el SIDA: La
neumonía por pneumocystis carinii (NCP) y el sarcoma de Kaposi
(SK). La abrumadora mayoría de los pacientes de SIDA mueren de
NPC, pera la cual existe tratamiento eficaz desde hace décadas.
Este año, la FDA finalmente aprobó la Pentamidina Aeroso-
lizada para tratar el SIDA. Un reciente estudio del Memorial Sloan
Kettering terminaba con la siguiente observación: Durante 15
meses, el 80% de los pacientes bajo tratamiento con AZT que no
recibieron Pentamidina, presentaron episodios recurrentes de pneu-
mocystis. De los que tomaron Pentamidina sólo presentó episodios
recurrentes un 50%. «Todas esas muertes del estudio del AZT eran
tratables», dice Sonnabend. «No fueron muertes de SIDA, fueron

151
muertes de estados tratables. Ni siquiera hicieron autopsias en ese
estudio. ¿Cómo puede uno tener fe en esta gente?».
«Si existe alguna resistencia al AZT entre la población, es la de
la comunidad gay de Nueva York», dice un doctor acerca de la
aprobación de la FDA, quien ha preferido permanecer en el ano-
nimato. «El resto del país se ha dejado lavar el cerebro y cree que el
fármaco es efectivamente tan beneficioso como dicen. Todos los
datos han sido manipulados por personas que han conferido
demasiadas virtudes al AZT».
«Si el SIDA no fuera una enfermedad tan popular -Una fábrica
de dinero y carreras-, esta gente no hubiera conseguido salir ade-
lante con esta ciencia de pacotilla», dice el Doctor Bialy 11. «En
todos los años que he dedicado a la ciencia jamás había visto algo
tan atroz». Al preguntarle si era posible que algunas personas hu-
biesen muerto envenenadas por el AZT y no por causa del SIDA,
respondió: «Es más que posible». 17 de agosto de 1989: El gobierno
anuncia que 1,4 millones de norteamericanos seropositivos sanos
podrán «beneficiarse» del AZT, incluso los que no muestren sín-
tomas de la enfermedad. Nuevos estudios habían «probado» que el
AZT era eficaz a la hora de frenar la progresión del SIDA en casos
asintomáticos o en las primeras fases del ARC. El Doctor Fauci,
líder de la NAIAD, anunció orgullosamente un experimento que se
venía realizando desde hacía «dos años» el cual había «mostrado
claramente» que la temprana intervención mantenía el SIDA a raya.
«Cualquier persona que tenga anticuerpos del VIH y menos de 500
células T-4, debe empezar a tomar AZT de inmediato», dijo. Eso
supone aproximadamente 650.000 personas. 1.4 millones de nor-
teamericanos han sido decla-rados portadores de anticuerpos del
VIH, y al final puede que todos necesiten tomar AZT para no en-
fermar», sostiene Fauci. Al pres-tigioso periódico no le debió de
parecer inusual que no hubiese ninguna copia del estudio y, en su
lugar, solo un informal artículo de dos páginas del NIH (Instituto
Nacional de la Salud Americano). Cuando SPIN llamó al NIH
solicitando una copia del estudio, nos dijeron que «aún se estaba
escribiendo»...
Hicimos algunas preguntas con respecto a las cifras. Según la
publicación, se habían dividido 3.200 pacientes asintomáticos y de
ARC en la primera etapa en dos grupos: Uno de AZT y otro de pla-

152
cebo, y se habían seguido durante dos años. Los dos grupos se dis-
tinguían por la cantidad de células T-4: Un grupo tenía menos de
500, el otro más de 500. Cada uno de estos dos grupos estaba divi-
dido a su vez en otros tres: Dosis alta de AZT, dosis baja de AZT y
placebo.
En el grupo con más de 500 células T-4, el AZT no tuvo efec-
to. En el otro grupo se decidió que la dosis baja de AZT era la más
eficaz, seguida de la dosis alta.
En resumen, de 900 desarrollaron SIDA un total de 36 en los
dos grupos y de los 450 del grupo de placebo lo desarrollaron 38.
«Los pacientes seropositivos son dos veces más propensos a
desarrollar SIDA si no ingieren AZT», declaró la prensa. Sin
embargo, estas cifras son engañosas. Al preguntar cuantos pacien-
tes en realidad habían cumplido los dos años del estudio, el NIH
nos contestó que no lo sabían, pero que le promedio de duración de
la participación fue de un año, no de dos.
«La forma en que presentaron las cifras fue muy deshonesta»,
dice el Doctor Sonnabend. «De haber habido 60 personas en ese
experimento, las cifras hubiesen significado algo. Pero si calcula-
mos el promedio de los 3.200, las diferencias entre los dos grupos
resultan insignificantes. No es nada. Es hacerlo a la buena de Dios y
a ver que pasa. Sin embargo, lo hacen parecer algo importantísi-
mo».
El estudio alardeaba de que el AZT es mucho más eficaz y me-
nos tóxico a un tercio de la dosis que se ha venido utilizando du-
rante los tres últimos años. Esas son las buenas noticias. Las malas
son que miles de personas ya han sido bombardeadas con 1.500
miligramos de AZT, quizá incluso han muerto de envenenamiento
tóxico y ¿Ahora nos enteramos de que un tercio de la dosis hubiera
bastado?
Cuando los efectos del AZT parecen tan vagos, resulta criminal
recomendar la extensión de su uso a la gente sana; sobre todo si
tenemos en cuenta que sólo un pequeño porcentaje de la población
infectada con VIH ha llegado a desarrollar SIDA o ARC.
La Burroughs Wellcome ya ha puesto en marcha las pruebas de
AZT en trabajadores asintomáticos en hospitales, mujeres embara-
zadas y niños; estos últimos lo toman en estado líquido. El AZT
líquido es el sobrante de experimentos abortados, y se da a los niños

153
porque puede mezclarse con agua -a los niños no les gusta tragar
pastillas-.
Se ha propuesto también dar AZT a personas que ni siquiera
tienen anticuerpos del VIH pero que son «vulnerables». «Estoy
convencido de que si diésemos AZT a un atleta en perfecto estado
de salud, moriría en cinco años», dice Fedorko.
En diciembre de 1988, The Lancet publicó un estudio que ni
Burroughs Wellcome ni el NIH habían facilitado a la prensa. Era
más completo que el estudio original y el seguimiento de los pa-
cientes era más prolongado. No fue llevado a cabo en los Estados
Unidos sino en el Estado francés, en el hospital Claude Bernard de
París, y llegaba a las mismas conclusiones sobre el AZT que el de la
Burroughs Wellcome, excepto que esta compañía consideró sus
resultados como «extraordinariamente positivos», mientras que los
doctores franceses llamaron a los suyos «decepcionantes».
El estudio francés encontró, una vez más, que el AZT era
demasiado tóxico para ser tolerado en la mayoría de los casos, que
no tenía efectos duraderos sobre los niveles de VIH en la sangre y
que dejaba a los pacientes con menos células T-4 que al principio. A
pesar de que al inicio habían constatado una notable mejoría, su
opinión final era que «al cabo de seis meses, estos valores retor-
naban a los niveles anteriores al tratamiento y que tenían lugar di-
versas infecciones oportunistas, enfermedades y muertes». El in-
forme del equipo francés terminaba diciendo: «Los beneficios del
AZT se limitan a unos pocos meses en los pacientes de SIDA y
ARC». Tras unos meses, el AZT era completamente ineficaz.
La noticia de que el AZT es recetado 13 a personas asinto-
máticas, ha dejado a muchos de los más prestigiosos doctores del
SIDA, anonadados y furiosos. Todos y cada uno de los médicos y
científicos a los que hemos preguntado son de la opinión de que es
muy poco profesional y temerario anunciar un estudio sin datos que
examinar, haciendo recomendaciones tan drásticas sobre la salud
pública. «Esto no puede estar ocurriendo», dice Bialy 14, «¡El go-
bierno está dando a conocer hechos científicos antes de que estos
sido examinados! Es lo nunca visto».
«Esto es increíble», dice el Doctor Sonnabend con una voz
teñida de desesperación. «Ya no sé que hacer. Cada día tengo que
enfrentarme con una consulta llena de gente pidiéndome AZT.

154
Estoy aterrorizado. Como médico responsable no sé que hacer. El
primer estudio fue ridículo. ES obvio que Margaret Fischl, la
persona que ha realizado los dos estudios, no tiene ni la más vaga
idea sobre experimentos clínicos. No me fio de ella. Ni de los otros.
Sencillamente, no son lo bastante competentes. Hemos sido
tomados como rehenes por científicos de segunda clase. Les deja-
mos escapar con el primer desastre. Ahora, lo están consiguiendo
otra vez». «Tomar la decisión de decirle a la gente -Si eres sero-
postivo y tienes menos de 500 células T-4, comienza a tomar AZT-
es algo de mucha trascendencia», ha dicho un médico de SIDA que
ha preferido permanecer en el anonimato. «Conozco docenas de
personas, a las cuales he atendido cada pocos meses a lo largo de
varios años, que han permanecido en el mismo nivel durante más de
cinco años y no han desarrollado ninguna enfermedad». «Me siento
avergonzado de mis colegas», se lamenta Sonnabend. «Estoy
abochornado. Esta es una ciencia de tres al cuarto. Parece mentira
que nadie proteste. Malditos cobardes. El juego se llama –protege tu
subvención, no abras la boca-. Se trata de dinero... el pretexto para
seguir la línea del partido y no ser críticos, cuando es obvio que hay
fuerzas políticas y económicas dirigiendo todo esto”.
Cuando Duesberg escuchó las noticias, se asombró especial-
mente de la reacción del presidente del Gay Men's Health Crisis,
Richard Dunne, quien dijo que ahora la GMHC urgía a «todo el
mundo a hacerse pruebas» y, por supuesto, todos aquellos que die-
sen positivo «debían empezar el tratamiento con AZT». «Esta gente
se está precipitando a las cámaras de gas», dice Duesberg. «Qué feliz
se hubiese sentido Himmler si los judíos hubiesen cooperado así».
____________
Notas:
1Ver el vademecum de especialidades farmacéuticas español sobre este producto y

nuestro comentario sobre los cambios que los fabricantes han hecho en el mismo
en los últimos años. 2Algo que hacen muchas otras sustancias: Ver «Estimular las
defensas de otra forma», artículos sobre fitoterapia china, etc. 3La PCR (Reacción
en Cadena de la Polimerasa) fue descubierta por el Dr. Kary Mullis, que obtuvo el
Premio Nobel. Kary Mullis es uno de los científicos que no creen que el SIDA
esté causado por el VIH. 4Es algo que el Doctor Duesberg ha explicado
claramente. Ver artículo sobre el AZT en el número 31, página 35. 5Ver su
artículo en el número 33-34 de la revista. 6Ver artículo sobre los T4 en el número
38 de Celia y otros en el número 42 de próxima publicación. 7El Doctor
Duesberg ha dado una explicación a este fenómeno. Ver nuestro artículo sobre el
AZT en el número 31 de la revista. 8Añade que «es economico y no tóxico» y lo
155
he suprimido pues esto es evidentemente falso como he demostrado en el libro
¿Sabe usted lo que le recetan? 9Ha muerto hace un año por motivos que
desconozco, pero puedo apuntar que aunque no tomaba AZT, sí había aceptado
un gran número de fármacos (tóxicos en mayor o menor medida) que le había
recetado su médico (el Doctor Sonnabend), para prevenir todas las enfer-
medades supuestamente relacionadas con el SIDA. 10Una observación de sentido
común que comparto plenamente. Pero no en darles una quimioterapia tóxica de
por vida con fines supuestamente «preventivos». 11Doctor Harvey Bialy. Bió-logo
molecular, virólogo, director científico de la revista Biotechnology. Hemos
publicado una entrevista con él en el número 33-34. Su intervención en las I
Jornadas de Medicinas Complementarias, así como en el Congreso de Argentina
sobre el SIDA, están disponibles en vídeo. 12Esto es particularmente grave ya que
incluso dos años resultan insuficientes para evaluar los efectos secundarios de
este tóxico, muchos de los cuales se manifiestan a largo plazo. 13En el artículo
original «pronto será recetado a», que hemos cambiado puesto que esta
perspectiva se convirtió en un hecho. Desgraciadamente, millones de personas
que no padecían nada, en perfecto estado de salud y que sólo presentaban un
recuento bajo de células CD4 (que no significa mucho como hemos explicado ya
repetidas veces) fueron sometidas al AZT y expuestas a sus efectos secundarios.
14Op. cit

156
LUCRO, PROPAGANDA Y MUERTE

En la medida que las compañías farmacéuticas proporcionan


sus nuevas drogas y que las organizaciones del SIDA presionan la
idea de “esperanza”, los medios de comunicación divulgan la idea
de que los inhibidores de proteasa son los responsables de la dismi-
nución de las muertes por el SIDA. Incesantes reportes de noticias
usan versiones revisadas de la historia reciente para explicar las
cifras bajas, como una nueva y súbita tendencia, ignorando la pu-
blicación de vigilancia del CDC que muestra claramente cómo la
mortalidad por el SIDA ha venido disminuyendo sistemáticamente
cada año desde 1983.
La tasa de mortalidad ha sido desde 92% en 1986 a un 23% en
1995, desde mucho antes que los inhibidores de proteasa se pusie-
ran en uso. El descenso al 10% de 1996 es simplemente la contina-
cción de la misma tendencia y está muy influido por el hecho de que
más de la mitad de todos los casos reportados para 1996, ni si-
quiera estaban enfermos. (Reporte de Vigilancia VIH-SIDA, Volu-
men 8, No. 2, Tabla 13 Tasas de Mortalidad por SIDA).
Los coros de risas y entusiasmo de los reporteros de prensa
acerca de los inhibidores de proteasa, nos recuerdan la aparición del
AZT hace más de 15 años. El experto en proteasa Dr. Rasnick dice:
“Una vez más, todo lo que tenemos no es otra cosa que inves-
tigaciones que le cuentan a los reporteros acerca de estudios in-
completos que no han sido escudriñados por el proceso de una re-
visión científica”. “Y los investigadores implicados han sido finan-
ciados por las compañías que fabrican las drogas en cuestión. No
hay justificación para lasa afirmaciones que provienen de esas
fuentes”. Las declaraciones de éxito y supervivencia del AZT se
basaron en estudios abreviados (menos de 6 meses) financiados por
la compañía manufacturera de la droga, que sólo publicó selec-
tivamente aquellos estudios con resultados aparentemente favora-
bles y que habían sido medidos con un resultado final (aumento de

157
los conteos de células T) y de lo cual ya se sabía que tenía un valor
cuestionable en las personas. El incontrolable júbilo con los inhibi-
dores de porteasa está basado en estudios sin publicar de las com-
pañías manufactureras, llevados a cabo durante períodos tan breves
como semanas y no de meses o años, y usando un resultado final
(“carga viral” reducida) que tampoco tiene relación con los benefi-
cios actuales en la salud del individuo.
Mientas la prensa y las revistas oportunistas patrocinadas por
los productores de estas drogas, persistan en reportes de mejorías
milagrosas que convierten en creyentes al público desprevenido y a
los desesperados enfermos de SIDA, sólo el tiempo y la investiga-
ción independiente revelerán la verdad acerca de esta última “gran
esperanza” de la guerra contra el SIDA.

158
INCONSISTENCIA DE LA HIPÓTESIS
VIH/SIDA

Una de las inconsistencias más evidentes de la hipótesis “VIH/


SIDA” ha sido la de los niveles extremadamente bajos o inexis-
tentes de actividad bioquímica (viral) por parte del VIH en las
personas que padecen alguna de las enfermedades con que se defi-
ne el SIDA. El significado de la actividad bioquímica en los virus
puede entenderse si la comparamos con la actividad bioquímica de
los seres humanos. Una persona que cava un hueco, por ejemplo,
está comprometida en un alto nivel de actividad mientras realiza esa
tarea y el nivel de esta actividad puede medirse en términos del fun-
cionamiento fisiológico, tales como la respiración, los latidos cardía-
cos y el movimiento; en cambio, una persona que duerme tiene muy
poco nivel de actividad y manifiesta bajos niveles de las mismas
funciones, además una persona muerta no manifiesta actividad algu-
na. Igual que una persona duerme, o que está muerta no es capaz de
cavar ningún hueco, un virus que está apenas activo o completa-
mente inactivo tampoco puede causar enfermedad.
En el caso del VIH, los científicos han encontrado siempre ni-
veles extremadamente bajos o ninguna actividad bioquímica, aún en
personas que se están muriendo de SIDA. Esta falta de actividad
viral representa un problema obvio para la hipótesis del VIH;
¿cómo puede causar una enfermedad un virus que esté “muerto” o
“inactivo?”.
En un esfuerzo por contestar la pregunta de arriba, la mayoría
de la prensa y de los médicos del SIDA aceptan la teoría propuesta
como si fuera un hecho. Los expertos aseguraron que el VIH era un
virus silencioso (lento) que permanecía inactivo (latente) por un
período de tiempo antes de volverse activo y causar la enfermedad.
Esta teoría del virus lento reinó por más de una década como el
“período de latencia” durante el cual había un crecimiento inexpli-
cable –de 12 meses a 30 años- pero el VIH activo tampoco podía

159
ser detectado ni siquiera en pacientes severamente enfermos de SI
DA. Montagnier lo calificó como perteneciente a la familia “lenti-
virinae” y Gallo como “oneovirinae”. Toxonómicamente supone
un error y una diferencia contradictoria abismales desde el punto de
vista de “clasificación de las especies”.
Otra paradoja problemática con la hipótesis de que el virus es la
causa del SIDA, ha sido la carencia de cantidades significativas de
virus en las personas diagnosticadas de SIDA.
Una enfermedad viral requiere de cantidades suficientes de vi-
rus para causar la enfermedad en cuestión. En la hepatitis, el res-
friado común o la influenza, la respuesta viral que se encuentra es
de millones o billones de virus por centímetro cúbico de sangre y en
cada una de las células que constituyen el hígado. Por eso es cito-
tóxico, porque intoxica y mata la célula. En el caso del SIDA, rara-
mente se encuentra al virus supuestamente responsable, y cuando se
encuentra, es en cantidades insuficientes para causar en-fermedad
alguna. Además, cuando el VIH se replica no mata a las células
hospederas, lo cual quiere decir que el VIH no es citotóxico. Otros
virus al causar una enfermedad lo hacen porque son citotóxicos y
destruyen las células hospederas cuando se reproducen, cuando pro-
liferan e infectan entre el 30% y el 60% de todas las células blancas.
Con el VIH, solamente se han encontrado muy bajas concentra-
ciones del supuesto virus y únicamente en una fracción muy peque-
ña de las células blancas.
El método estandar para detectar la presencia viral es cultivar el
virus, un hecho que no cumple en el VIH. Para cultivar un virus, se
coloca una muestra de sangre o del plasma del paciente en un
cultivo de células y se deja allí para que se multiplique. Si el virus
está presente, crecerá y proliferará; si no lo está, no lo podrá hacer.
Este método simple y directo de detección se ha logrado con éxito
en todos los virus menos con el VIH. El VIH nunca ha sido visto o
encontrado en cultivos; su presencia se ha asumido por la detección
de anticuerpos. Pero la presencia de anticuerpos no indica presencia
viral; los anticuerpos neutralizan los virus produciendo inmunidad
contra la infección. Las pruebas de anticuerpos para el VIH detec-
tan proteínas, tal como la p24, la cual ni siquiera es específica del
VIH. Si las personas que resultan positivas en las pruebas de anti-
cuerpos para el VIH o si las personas diagnosticadas con SIDA, tu-

160
vieran cantidades significativas del VIH, no serían necesarios méto-
dos indirectos de detección.
En 1993, los intentos por resolver el misterio de la falta del VIH
inspiraron un “nuevo descubrimiento” y los expertos anunciaron
que finalmente habían encontrado al VIH “escondido en los gan-
glios linfáticos”. (Nature 1993; 362:355-359 la infección es masiva y
progresiva en tejido linfático). Los medios de comunicación y las
organizaciones del SIDA anunciaron este descubrimiento hasta que
cayeron en cuenta que las partículas retrovirales enviadas por Mon-
tagnier a Gallo en 1983 también habían sido extraídas de ganglios
linfáticos, y que la cantidad del virus “escondido” encontrada en
1993 era todavía insignificante.

161
LA CARGA VIRAL

El último esfuerzo por explicar la ausencia del virus y de la ac-


tividad viral llegó en 1995 con la teoría de la carga viral. (Nature
1995; 373;123-126 Rapid Turnover of Plasma Virions and CD4
Lymphocytes in HIV-1 Infection). Esta teoría está basada en el
modelo matemático que supone que el VIH está vigorosamente ac-
tivo y presente en cantidades masivas desde el momento mismo de
la infección, lo cual contradice la insistencia que se hizo durante una
década acerca de la teoría del virus lento. La carga viral acepta que el
VIH está siempre presente y activo; el problema ha sido que su
presencia y su actividad no pueden medirse por métodos con-
vencionales, y que además los científicos han estado buscando y
midiendo lo que no era correcto. La carga viral ha sido celebrada
por la prensa como un gran descubrimiento en la investigación del
SIDA, y le hizo merecer a su creador el Dr. David Ho, muchos re-
conocimientos incluyendo el de “hombre del año” de la revista
“Times” en 1996. Ho sostiene que billones de VIH se mantienen
ocupados atacando al sistema inmunológico cada día, y que even-
tualmente, después de entre 1 a 15 años de esta batalla microscópi-
ca, el virus destruye al sistema inmune permitiendo que el SIDA se
desarrolle. Actualmente de 15 años se pasa a considerar 30.
Para llevar a la práctica esta teoría de carga viral, Ho dice que
los científicos deben medir al VIH fuera de las células, en lugar de
tratar de encontrar células infectadas con el VIH, y para medir la
carga viral Ho recomiendo la técnica denominada PCR, utilizada en
la actualidad. Pero esta afirmación trae nuevos problemas que
deben ser explicados. Resulta que los virus fuera de las células, por
definición no son infecciosos y por lo tanto, son incapaces de cau-
sar daños, y además la técnica PCR no es confiable y nunca ha sido
probada para ser usada como arma diagnóstica. Además, Ho se
niega a contestar dos preguntas importantes: ¿si están presentes
millones de VIH por qué se necesita usar la PCR para encontrar-

162
los? Y, ¿si la prueba de la PCR es la única forma de detectar al VIH
cómo pueden, entonces, los científicos verificar los resultados de la
PCR?
La PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) es una técnica
revolucionaria que permite tomar una muestra de sangre que con-
tiene cantidades minúsculas de ADN y de ARN, replicar sus se-
cuencias y crear millones de copias. La revista “Forbes” afirma que
la PCR es la versión “biotecnológica de una fotocopiadora Xerox”.
El Dr. Kari Mullis, PhD, quien ganó el premio Nobel por la crea-
ción de esta innovación dice que “la PCR hace posible encontrar
una aguja en un pajar, al convertir la aguja en el tamaño del pajar. La
teoría de la carga viral está basada enteramente en los resultados de
la PCR. Mientras que la PCR es una nueva herramienta que brinda
posibilidades a la ciencia y a la industria, su aplicación en el SIDA
ha traído más desorientación que utilidad. En resumen el Dr. Mullis
afirma que la PCR no sirve para detectar virus ni contar ningún tipo
de éstos.
A nivel del VIH, la PCR detecta y multiplica genes simples y,
muy frecuentemente, cantidades ínfimas de material genético del
supuesto VIH. El encontrar a dos o tres fragmentos genéticos del
total de los doce posibles, no es prueba de que todos los genes, o el
genoma completo, que es la huella o mapa bioquímico; el juego
completo de cromosomas, estén presentes, ni tampoco de que el VI
H esté presente. Una parte de un gene no significa presencia de una
partícula viral completa, e inclusive una persona puede albergar en
sus células un genoma retroviral completo por toda la vida, sin que
nunca salga de allí una sola partícula viral. Los expertos del SIDA
reconocen que la mayoría de los genomas del VIH son incompletos;
ellos son defectuosos e incapaces de producir partículas virales. Los
genomas más defectuosos son engaños; no poseen los ingredientes
necesarios para realizar algo fisiológicamente significativo.
La FDA no ha aceptado la prueba de PCR para ser usada en el
diagnóstico del VIH. El CDC afirma que se “desconoce” la espe-
cificidad y la sensibilidad del PCR y que “ésta no es recomendable
ni tiene licencia para ser usada en diagnósticos de rutina”. En un
estudio extenso que compara los resultados de la PCR con los de las
pruebas de anticuerpos para el VIH, los resultados de la PCR no
fueron reproducibles ni verificables. La concordancia entre la PCR y

163
las pruebas de anticuerpos para el VIH variaron del 40% al 100%
con presencia de resultados falsopositivos y falsonegativos, como
afirma el Inmunólogo Dr. Roberto Giraldo, en todos los labora-
torios en donde se realizó el estudio (AIDS 1992; 6:659 Multicenter
Quality Control of PCR Detection of VIH DNA). Un artículo pu-
blicado en el “Journal of Biological Chemistry” afirma que en el me-
jor de los casos, las pruebas de la carga viral miden el “99.8% de las
partículas virales no infecciosas”, y sugiere que la carga viral sea re-
emplazada por una prueba que realmente mida los niveles de VIH
de la sangre (Journal of Biological chemistry 1997, Marzo 7, pág.
6348-6353). De acuerdo con el Nobel, Dr. Mullis, una prueba
cuantitativa de PCR es una “contradicción estúpida” (“Oximoron”:
combinación de términos contradictorios como el “silencio
ensordecedor”). La PCR intenta hacer “copias” como si éstas fue-
ran originales.
Un grupo de investigadores del SIDA de la escuela de salud
pública de Johns Hopkins, lamentó recientemente las incongruen-
cias de la carga viral por PCR, describiendo a la prueba como ina-
propiada, costosa y que produce resultados conflictivos. (Lancet,
350 (9073); 256).
A pesar de que las pruebas de carga viral por PCR no son ca-
paces de distinguir entre virus infecciosos y minúsculos fragmentos
genéticos no infecciosos, de no ser capaz de medir virus o niveles
de infección, y de no haber sido aprobada para diagnóstico, las
pruebas están siendo usadas por los doctores del SIDA para diag-
nosticar una infección del VIH y como las bases para prescribir
tratamientos a largo plazo con los inhibidores de las proteasas, po-
tentes antibióticos y otras medicinas. La PCR es usada frencuen-
temente para diagnosticar infección por el VIH en recien nacidos y
es usada como justificación para tratar a estos niños con AZT. Bac-
trin y con otras drogas potentes.
Como puede verse en la siguiente tabla, las medidas de la PCR
no se correlacionan con los conteos de células T y con las manifes-
taciones clínicas del SIDA. Nótese que pacientes con estadíos IV de
SIDA (los más enfermos), y los cuales tuenen conteos de células
T de menos de 100, tienen “cargas virales” que van de 0 a
100,000 y que muchos de los menos enfermos (estadíos II y III)

164
tienen en esta estadía, exactamente las mismas “cargas virales” que
los pacientes más enfermos.
¿Por qué no es posible confiar en la carga viral? (Science 1993;
258:1749-1953, Platik et. Al., tabla preparada por H. Bialy PhD).
En la siguiente tabla podrá comprender mejor, de acuerdo a los
estadíos, el por qué no se puede confiar en el test de carga viral?

TABLA DE ESTADIO DE LAS CARGAS VIRALES

Número Estadío clínico de Células T “carga viral”


de casos la enfermedad CD4/ml TCID/mi

29 Estadío II-III 200-1,000 0


4 Estadío II-III 200-1,000 5-100
5 Estadío IV -100 0
8 Estadío IV -100 5-100
7 Estadío IV -100 100-3,000
2 Estadío IV -100 10,000
2 Etadío IV -100 100,00

165
LOS RECUENTOS DE CD4

Desde que el SIDA fue por primera vez reconocido como un


Síndrome en 1981, el recuento de los linfocitos CD4, o igualmente
llamados Células T (medidas en células por milímetros cúbicos), ha
jugado un papel central en el SIDA, no sólo en esquematizar la
progresión de la enfermedad, sino también en determinar todo,
desde la investigación en medicamentos para guiar el tratamiento,
hasta la mismísima definición del SIDA –quien lo tiene y quién no-.
Esto siguió a la observación, hecha en los primeros años de la
epidemia, de que las personas con SIDA parecían enfermar más a
medida que sus células CD4 disminuían. Con un VIH tan misterio-
so que nadie ha visto –ocultándose en las células, matando células
mediante todo tipo de mecanismos desconocidos, mutando rápida-
mente-, la célula CD4 sólida y cuantificable, pasó a ser en su lugar
un punto de referencia alternativo.
Se pueden ver, pueden observarse, medirse y la esperanza era
que los medicamentos de alta tecnología podrían reponerlas y curar
la enfermedad. Sin embargo, ahora los investigadores están empe-
zando a cuestionar el nexo absoluto entre los recuentos de CD4 y el
SIDA. E incluso la mayoría de los inmunólogos expertos confiesan
que están desorientados sobre el papel exacto de las CD4 en el
sistema inmunitario humano. La investigación ha demostrado que
ciertas personas han permanecido saludables durante años con
recuentos muy bajos. Algunas personas que ni siquiera dan positivo
al VIH han mostrado recuentos bajos de Células T –suficiente-
mente bajos como para compararlos al SIDA-. Y el colmo llegó en
la Conferencia Internacional sobre SIDA del año 2000, donde se
revelaron los resultados de estudio Concorde. El estudio, que trata-
ba sobre el uso a largo plazo del AZT en personas VIH positivas
pero asintomáticas, concluyó que, aunque el AZT era capaz de
aumentar el nivel de células T, aquellos con más células T no esta-
ban más sanos por ello. Hacia el final de la conferencia, casi una
década después de que fuera elevado a la cumbre de la influencia

166
inmunológica, el valor de los recuentos de células T fue desechado,
en medio de promesas de que le reemplazaría un marcador nuevo y
mejor que aún no ha aparecido.
Paradójicamente, el Centro para el Control de Enfermedades
(CDC) revisó su definición de SIDA hacia enero de 1993 para in-
cluir los recuentos de CD4. De acuerdo con la vieja definición, una
persona no tenía SIDA hasta su primera enfermedad definitoria de
SIDA. Sin embargo, mediante la nueva definición, cualquiera que
sea VIH positivo y tenga un recuento de CD4 menor de 200, tiene
SIDA, independientemente de los síntomas. Un interlocutor de la
línea caliente del CDC Nacional AIDS, refiriéndose al informe mé-
dico general, explica la lógica al cambiar la definición: gracias a las
drogas antivirales y otras terapias, las personas han durado más
tiempo sin desarrollar infecciones. Por tanto, la definición fue am-
pliada en un intento de incluir a todas las personas cuya salud estaba
amenazada, debido a que sus recuentos de CD4 habían bajado.
El Dr. James Mosley, del Grupo de Estudios de Seguridad en
las Transfusiones, explica que encontró algunas personas sanas que
tenían recuentos tan bajos como de 200 y propuso que un recuento
de 300 debería entrar dentro de los parámetros de un recuento
normal. Mosley dijo: “nadie ha mirado de forma particular a perso-
nas no infectadas con tasas menores de lo normal. Nosotros las he-
mos observado durante un período superior a seis años y han teni-
do problemas de salud que pudieran estar relacionados con la defi-
ciencia inmune, pero que han dado VIH negativos. Todo el mundo
asume que un recuento bajo de CD4 significa necesariamente defi-
ciencia inmune. No es cierto”.
Los estudios han demostrado que los recuentos de CD4 pueden
definir según el sexo, la edad, la raza e incluso, la hora del día. Una
estimación establece que el recuento de CD4 puede fluctuar desde
un 35 a un 74 % a lo largo de un día. Un estudio demostró el des-
censo de las células T con la edad. Los niños tienen recuentos T
mucho más altos que los adultos. Niños nacidos de madres VIH
positivo, han muerto a pesar de que sus células T estaban por enci-
ma de 1,000. Otro estudio reciente mostraba que los recuentos de
CD4 son marcadamente mayores en mujeres que en hombres y
mayores en fumadores que en no fumadores.

167
Mientras escribía este libro hice el siguiente experimento (es
bueno aclarar que nunca he fumado ni he sido alcohólico); Prueba
repetida de conteo de CD4 en un mismo día:
8:00 a.m. Recuento de CD4, resultado: 4 x cm3. Entre el pri-
mer conteo y las 12:00 M fumé cerca de 10 cigarrillos e ingirií ¼ de
una botella de ron). 12:30 PM. Segundo Recuento de CD4, re-
sultados: 1,200 x cm3.

168
CENSURA OFICIAL A LA VERDAD
DEL “VIH”/SIDA

Un número de expertos convencionales del SIDA ha expresado


su descuerdo con la idea de Ho de un VIH abundante y que se mul-
tiplica en forma salvaje. Muchas de sus objeciones han sido publi-
cadas en “Nature”, “Lacnet” y en otras revistas científicas. Algunos
como el exinvestigador gubernamental del SIDA, Dr. Cecil Fox
descarta las ideas de Ho por considerarlas una “especulación mate-
mática sin confirmar” (Revista “Rolling Stones”, marzo 6 de 1997).
Otros han sido más directos y hacen referencia a esta teoría en un
tono sarcástico y hablan así de “una carga viral de fila” (Reapprais-
ing AIDS, Vol. 4, Nro. 10, Oct. 1996).
¿Por qué no aprendemos todo lo que se sabe acerca del VIH y
el SIDA? ¿Por qué no se encuentra en la televisión o en los perió-
dicos la información que aquí se presenta? ¿Por qué las organiza-
ciones del SIDA que financiamos con nuestros impuestos no inclu-
yen esta información en sus programas de educación?
La mayoría de estas preguntas pueden contestarse al examinar
las fuentes de nuestras noticias y de la información acerca del SIDA
Los reportes acerca del SIDA vienen del CDC y de los NIH (Ins-
titutos Nacionales de Salud), agencias gubernamentales que depen-
den del dinero de nuestros impuestos. Su constante financiamiento
se basa en el concepto de que el SIDA es una amenaza generalizada
y en permanente crecimiento para la salud de todos. En conse-
cuencia, la información diseminada por estas agencias debe apoyar
estas creencias, antes de ser un reto para ellas.
Como mencioné antes, el CDC no informó que el número de
estadounidenses que resultan positivos para el VIH ha disminuido,
fue el noticiero de la NBC el que diera a conocer este hecho. La
mayoría de las cifras dadas a la prensa por el CDC y los Institutos
Nacionales de Salud son construidas con estimados y proyecciones.
Cuando estas estadísticas se someten a un análisis crítico, se en-
169
cuentra que frecuentemente son exageradas, que no tienen ningún
fundamento y que son incorrectas.
Los reportes de investigaciones acerca del SIDA generalmente
no tienen valor debido a que la discusión acerca del VIH y del SI
DA está dominada por las creencias sociales y políticas. El dinero
que se recoge por el SIDA, el “sexo seguro”, y las pruebas del VIH
se han convertido todas en cuestiones aceptadas por la cultura po-
pular y la manera como la prensa presente al SIDA. Los cuestiona-
mientos a estas percepciones populares son usualmente considera-
dos como “muy controvertidos” o “muy peligrosos” para ser repor-
tados. Sutil censura.
La otra información acerca del VIH y del SIDA, nos llega di-
rectamente de la industria farmacéutica. En negocios, lo rentable es
lo que más importa, y todos los informes de prensa se hacen para
garantizar un éxito continuo. Estos informes de prensa raramente
son cuestionados o examinados antes de ser reportados como “no-
ticias”. Una investigación, que se hiciera en uno de los primeros
estudios sobre el AZT, reveló que los efectos tóxicos de éste no
habían sido reportados en forma adecuada y que la información ha-
bía sido manipulada para dar la idea de un resultado favorable, (The
AIDS War”, Pag. 70-86, John Lauritse, Pagan Press y Marga-ret
Fietchev, Universidad de Miami) pero, estos hechos aceca del AZT
no merecieron ninguna atención por parte de la prensa.
Con frecuencia hemos escuchado noticias acerca del SIDA pro-
venientes de varias instituciones de investigación. Los laboratorios
de los Institutos Nacionales de Salud, al igual que los laboratorios
de los hospitales y de las universidades de todos los Estados Uni-
dos, están financiados con dineros gubernamentales. Toda la finan-
ciación para el SIDA está basada en que ésta esté de acuerdo con la
hipótesis del VIH y todos los experimentos y toda la investigación
deben confirmar esta hipótesis. Ninguna institución que dependa de
dineros gubernamentales puede investigar otra causa para el SIDA
que no sea la del VIH, y no se les da dinero a aquellos que hacen un
análisis crítico de la hipótesis VIH. El laboratorio del Profesor Peter
Duesberg PhD de la Universidad de California en Berkeley, acerca
de quien el científico Robert Gallo se refirió como “la persona que
más conoce de retrovirus en la tierra”, se le suspendió su financia-
miento después de que Duesberg cuestionara la hipótesis del VIH

170
de Gallo en un artículo publicado en la revista “Cáncer Research”
(Cáncer Research, Marzo 1ro. de 1987; 46:1129-1220).
Todo el financiamiento gubernamental de la investigación del
SIDA se basa exclusivamente en que se estudio al VIH, así se llegue
o no se llegue con ello a resultados importantes. Muy pocas de las
organizaciones del SIDA que se encargan de la educación acerca del
VIH y del SIDA evalúan las noticias que difunden. La mayoría de
ellas repiten sin examinar los reportes de prensa de las agencias gu-
bernamentales, de la industria farmacéutica y de los laboratorios
financiados por el gobierno, excluyendo toda otra información que
entre en conflicto con la hipótesis VIH/SIDA.
Aunque la mayoría de estos grupos proveen “advertencias y
educación”, ninguno examina con objetividad los materiales usados
en sus programas o permiten la discusión pública de los asuntos
aquí señalados.
En la actualidad hay más de 93,000 organizaciones del SIDA en
EE.UU., una organización por cada cuatro personas que haya sido
diagnosticada de SIDA (“Continuum” Agosto/Septiembre de 1994,
Vol. 2, Nro. 4). La mayoría de estos grupos reciben su financia-
miento primordial de las agencias gubernamentales y de las compa-
ñías farmacéuticas. En 2008, debe haber muchas más.
Después de que examinamos la hipótesis del VIH y otros datos
críticos acerca del SIDA, podemos ver que existen muchos defec-
tos e inconsistencias en la información que recibimos. Todavía hay
muchas cosas que no pueden ser resueltas con lo que sostienen las
explicaciones comunes, las agencias financieras del gobierno o las
organizaciones del SIDA.
Para entender y resolver al SIDA, es necesario investigar toda la
información científica disponible, aún si dicha información con-
tradice nuestro entendimiento y percepción actuales. En cualquier
área, el progreso depende de la habilidad para realizar un análisis
imparcial de los hechos, de hacer preguntas críticas y de conducir
una investigación objetiva en la búsqueda de respuestas para las
preguntas fundamentales.
El haber favorecido las teorías virales y microbiológicas ha re-
trasado la cura de muchas enfermedades.
Vea la siguiente tabla sobre estas teorías en la próxima página…

171
HISTORIA SIN ÉXITO DE LAS TEORIAS VIRALES
Y MICROBIOLOGICAS
(Léase: “¿Cree usted que el VIH es la causa del SIDA?” 1996
Científicos por la legitimidad de la ciencia, con agradecimientos
al Dr. Peter Duesberg)
ENFERMEDAD CAUSA PRESUMIDA CAUSA REAL

Escorbuto: afectó en el Microbio Deficiencia de vitamina C


Siglo XIX a marineros ingleses

Pelagra: En los Estados Unidos Microbio Deficiencia de vitamina B


en los años 20

Escrapie/Visna: Afectó a las Retrovirus Desorden genético


ovejas en Islandia de los 30
a los 50

Sífilis Terciaria: antes de los 50 Treponemas Envenenamiento por mercu-


rio y arcénico

“SMON”: Japón en los 60 Virus Enterobioformo de


Ciba-Geigy

KURU: Nueva Guinea, en los 70 Virus/Prión Desorden genético

Linforma de Byurkitt: África y Virus de Translocación cromosómica


Estados Unidos en los 60 Epstein-Barr

Enfermedad de los Legionarios Nuevo microbio Neumonía común


Estados Unidos en los 70

Cáncer: 1970 y 80 Virus/Retrovirus Malnutrición, toxinas

SIDA 1980 a 2008 Retrovirus Malnutrición, drogas recrea-


cionales, droga para el SIDA
factor VII

¿Se imagina usted, que le hicieron el diagnóstico de una enfer-


medad fatal sin que le dijeran que dicho diagnóstico está basado en
una prueba no confiable y de una idea no comprobada científica-
mente? ¿Qué además le dijeran que debe tomar drogas muy pode-
rosas sin advertirle que estas drogas destruyen funciones impres-
cindibles para el mantenimiento de su vida? ¿O que le informaran
que padecerá de una cantidad de enfermedades fatales para su vida,
dada su condición de VIH positivo, pero que esas enfermedades
son curables en las personas que no son VIH positivas?

172
Para las personas que son VIH positivo o que no son diagnos-
ticadas con SIDA, el conocer todos los aspectos involucrados en el
problema es un asunto de vida o muerte. Las decisiones importan-
tes que deben tomar tienen que basarse en informaciones verifica-
ble y correctas científicamente. Todos nosotros necesitamos y te-
nemos el derecho a recibir información honesta acerca del SIDA.
La guerra estadounidense contra el SIDA, que le ha costado a
los contribuyentes más de 100 mil millones de dólares e incluye un
presupuesto anual de 2 mil millones más, se ha concentrado exclu-
sivamente en la hipótesis no comprobada de Gallo sobre el VIH.
Veinte años de estudios e investigaciones dedicados a esta idea no
han producido ningún conocimiento significativo acerca del SIDA,
no hay tratamientos viables, no hay prevención efectiva, no hay
curación ni vacuna. Para crearse una vacuna es preciso antes haber
aislado y secuenciado el virus. Por el contrario, hemos construido
una poderosa institución oficial sobre el SIDA que controla nues-
tras noticias e informaciones y que es la base para el desarrollo de
industrias multimillonarias que se nutren de una hipótesis no com-
probada sobre el VIH.
Es necesario entender qué es el SIDA. El SIDA no es una nue-
va enfermedad. Es un nuevo nombre o designación. Como lo afir-
man los Institutos Nacionales de Salud en su definición oficial, “la
nominación SIDA es una herramienta de vigilancia”. (Reporte del
Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas e Ins-
titutos Nacionales de Salud, 1996, Pag. 3). Estas “herramienta de
vigilancia” se usa para localizar y archivar a 29 enfermedades y con-
diciones previamente conocidas, únicamente cuando ellas se presen-
tan en ciertas personas, algunas de las cuales han resultado positivas
a los anticuerpos presumiblemente anti VIH.
La hipótesis de Gallo propone que los problemas de salud
asociados con el SIDA se desarrollan como resultado de la infec-
ción por el virus VIH. Esta hipótesis acepta que el VIH interfiere, y
eventualmente destruye, el sistema de defensas del organismo que
lo protege contra enfermedades. Gallo propone que la falta de in-
munidad causada por el VIH es lo que va a permitir el desarrollo de
una o más de las 29 enfermedades y condiciones, tales como la in-
fección por levaduras, el cáncer, la neumonía, la salmonela, la dia-

173
rrea, la tuberculosis y/o las infecciones bacterianas a las cuales se les
denomina entonces “enfermedades indicadoras de SIDA”.
Para explicar cómo el SIDA puede existir sin necesidad de VIH
es importante entender que la totalidad de las 29 enfermedades in-
dicadoras pueden presentarse tanto en las personas que resultan po-
sitivas como en las negativas al test del VIH. Ninguna de estas en-
fermedades se presenta exclusivamente en aquellos que resultan po-
sitivos, y todas ellas existían desde antes de que se adoptara el nom-
bre de SIDA y desde antes del “descubrimiento” del VIH por el
Dr.Gallo.
Para todas las enfermedades se han establecido causas y trata-
mientos diferentes al VIH. Por ejemplo, es común encontrar infec-
ciones por levaduras en personas con o sin un diagnóstico de SI
DA. La causa de la infección por levadura es la misma en ambos
casos, un desbalance de la flora normal.
A pesar de que asociamos la palabra SIDA con inmunodefi-
ciencia, a varias de las condiciones enumeradas como enfermeda-
des indicadoras de SIDA, no se les ha reconocido médicamente que
estén relacionadas con el funcionamiento del sistema inmunológico.
Las condiciones, en particular el sarcoma de Kaposi, el síndrome
caquectizante, la demencia, el cáncer cervical y el linfoma, repre-
sentan el 39% de todos los casos de SIDA en los Estados Unidos.
(Int. Arch Allergy Inmmunology 1994, 103:118.127).
El Dr. Kary Mullis, Profesor de la prestigiosa Universidad de
Berkeley en el Estado de California, Estados Unidos, Premio Nobel
de Química 1993, por crear la PCR, (Reacción de la Polimerasa en
Cadena) explica en el prólogo al libro del Dr. Peter Duesberg, Pro-
fesor de la misma Universidad, en el libro “Cómo se Inventó el SI
DA” en cuanto al “VIH”/SIDA, explica que “el trabajaba como
consultor en Specialty Labs, en Santa Mónica, realizando análisis del
Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Sabía bastante de aná-
lisis de cualquier cosa como ácido nucleico, porque había inventado
la Reacción en Cadena de la Polimerasa (Polymerase Chain Reac-
tion: PCR) Por eso lo contrataron.”
“Por otra parte, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida
(SIDA) –dice Mullis- era algo de lo que no sabía demasiado. De este
modo, cuando me encontré escribiendo un informe sobre nuestros
progresos y objetivos para el proyecto patrocinado por los National

174
Institutes of Health, me dí cuenta de que no conocía la referencia
científica para apoyar la declaración que acababa de escribir: "El
VIH es la probable causa del SIDA".
“Así que me volví al Virólogo de la mesa del al lado, un tipo
serio y competente, y le pregunté por esa referencia. Dijo que no
necesitaba ninguna. Yo no estuve de acuerdo. Pese a que es verdad
que ciertos descubrimientos o técnicas científicas están tan bien
establecidas que sus fuentes ya no se aluden en la literatura con-
temporánea, ése no parecía ser el caso de la conexión VIH/SIDA.
Para mí era muy notable que el individuo que había descubierto la
causa de una enfermedad mortal y hasta ahora incurable, no fuese
continuamente aludido en las publicaciones científicas hasta que la
enfermedad estuviese curada y olvidada. Pero, como pronto apren-
dería, el nombre del individuo -que sería seguro materia de Premio
Nobel- no estaba en boca de nadie.”
“Por supuesto, esta simple referencia debía estar en alguna parte
ahí fuera. De lo contrario, decenas de miles de funcionarios y reco-
nocidos científicos de diversas procedencias, que intentan aclarar las
trágicas muertes de un considerable número de homosexuales y/o
consumidores de drogas intravenosas de edades comprendidas en-
tre los 25 y los 40 años, no habría permitido que su investigación se
limitase a una estrecha vía de estudio. No todo el mundo pescaría
en la misma charca a menos que estuviese completamente verifi-
cado que el resto de las charcas estaban vacías. Tenia que haber un
informe científico publicado, o quizá varios, que juntos indicasen
que el VIH es la posible causa del SIDA. Tenía que haberlo.”
“Hice indagaciones –continúa Mullis- usando la computadora
pero no encontré nada. Por supuesto, puedes perderte información
importante con las búsquedas por ordenadores sólo con no intro-
ducir las palabras claves concretas. Para estar seguro de una con-
clusión científica, lo mejor es preguntar a otros científicos directa-
mente. Esa es una de las cosas para las que sirven esos congresos en
lugares lejanos con bonitas playas.”
“Como parte de mi trabajo, iba a muchos encuentros y congre-
sos. Adquirí el hábito de acercarme a cualquiera que diese una
charla sobre SIDA y pregunté qué referencias debía citar para esa,
cada vez más polémica, declaración: "El VIH es la causa del SIDA".

175
“Después de 10 o 15 encuentros en un par de años, empecé a
preocuparme cuando ví que nadie podía citarme la referencia. No
me gustaba la fea conclusión que se estaba formando en mi mente:
la campaña entera contra le enfermedad considerada con creces
como la peste del siglo XX estaba basada en una hipótesis cuyos
orígenes nadie podía recordar. Eso desafiaba tanto al sentido cien-
tífico como al común.”
“Finalmente, tuve la oportunidad de interrogar a uno de los gi-
gantes de la investigación del VIH y del SIDA, el doctor Luc Mon-
tagnier, del Instituto Pasteur, cuando dio una charla en San Diego.
Esta sería la última vez en que sería capaz de realizar mi pregunta
sin mostrar cólera. Me figuré que Montagnier conocería la res-
puesta. Así que se la planteé.”
“Con una mirada de perplejidad condescendiente, Montagnier
dijo: "¿Por qué no cita el informe de los Centers for Disease Control
(CDC, Centros para el Control de Enfermedades)?" Yo contesté:
"No se refiere realmente al tema de si el VIH es o no la probable
causa del SIDA, ¿o sí?".
"No", admitió, sin duda preguntándose cuánto tardaría en mar-
charme. Buscó ayuda en el pequeño círculo de personas a su alre-
dedor, pero todos estaban como yo, esperando una respuesta más
concluyente.”
"¿Por qué no cita el trabajo sobre el VIS (Virus de la Inmunode-
ficiencia Simia)?", ofreció el buen doctor. "También ha leído eso,
doctor Montagnier", contesté. "Lo que les pasó a esos monos no
me recuerda al SIDA. Además ese informe fue publicado sólo hace
un par de meses. Estoy buscando el informe original con el que
alguien demostró científicamente que el VIH causa el SIDA en los
seres humanos".
“Esta vez, como respuesta, el doctor Montagnier se dirigió hacia
el otro lado de la habitación para saludar a un conocido.”
“No hemos podido encontrar ninguna buena razón, 20 años
después, por la cual la mayoría de la gente sobre la tierra cree que el
SIDA es una enfermedad causada por un virus llamado VIH.
Simplemente no hay evidencia científica alguna que demuestre que
eso es cierto. Tampoco hemos sido capaces de descubrir por qué
los médicos recetan una droga tóxica llamada AZT (Sidovudina-
Retrovir) a personas que no tienen otro mal que la presencia de

176
anticuerpos al supuesto VIH en su cuerpo. De hecho, no podemos
entender por qué ningún ser humano debería tomar esa droga o
cualquiera similar, cualquiera que fuese la razón que se adujese.”
“Ni el Dr. Peter Duesberg (Profesor de la Universidad de Ber-
keley, California) ni yo podemos entender cómo ha surgido esta
locura, y habiendo vivido ambos en Berkeley hemos visto algunas
cosas muy extrañas. Sabemos que errar es de humanos, -concluye el
Dr. Mullis- pero la hipótesis VIH/SIDA es un error diabólico.”

177
CAUSAS DE INMUNODEFICIENCIA

La inmunodeficiencia adquirida tiene cuatro causas primarias


demostradas médicamente, no contagiosas, que no son infecciosas
ni se transmiten a través de la sangre o de productos sanguíneos.
Por más de 70 años esas causas han sido descritas en la literatura
médica:
-Malnutrición: Hasta 1985, inclusive el Dr. Anthoni Fauci de los
Intitutos Nacionales de Salud, reconocía que la malnutrición era la
causa número uno de inmunodeficiencia en el mundo, particular-
mente en regiones subdesarrolladas como en África.
-Quimioterapia: Lo primero que destruye la quimioterapia es la
médula ósea, precisamente donde se forma el sistema inmunológi-
co. La quimioterapia también es destructiva para el sistema diges-
tivo, interfiriendo así con la capacidad del organismo de absorver y
digerir los alimentos, lo cual origina desnutrición. Así se usa en
forma breve, la quimioterapia suprime el funcionamiento inmuno-
lógico normal, aumenta la susceptibilidad a infecciones bacteria-nas
y causa diarrea con amenaza para la vida.
-Abuso de drogas recreacionales: Desde finales del siglo pardo la
literatura médica viene reportando los efectos inmunosupresores del
abuso de las drogas, los cuales incluyen neumonía, heridas en la
boca, fiebre, endocarditis, infecciones bacterianas y sudoración
nocturna –condiciones todas que ahora se asocial al SIDA- (“Bull
Mem Soc Med Hospitaux de Paris”, 3ro ser 1909, Pharmacol Ther
1992, 55:201-277).
No hay un solo caso de inmunodeficiencia adquirida en la lite-
ratura médica en el cual el VIH sea el único factor de reisgo, en
cada caso de SIDA se encuentran siempre varios probables e iden-
tificables factores de riesgo que se sabe pueden lesionar el sistema
inmunológico. (Rethinking AIDS, Fre Press Publisher, Dr. Robert
Rott-Bertein, cap. 6 y 7; Peter W. Plumley, FSA, Condomanía: ¿Sen-
tido común o sin sentido), HEAL) en efecto, el 97% de todos los
casos de SIDA en los Estados Unidos se presentan dentro de los

178
grupos de riesgo originales, estando un 94% representados por
hombres gay y drogadictos intravenosos.
El uso de las drogas intravenosas es fatalmente supresivo para el
sistema inmune, y leva a enfermedades indicadoras de SIDA co-mo
neumonías, tuberculosis e infecciones bacterianas. Además, los que
usan drogas intravenosas con mucha frecuencia sufren de mal-
nutrición, la causa número uno de inmunodeficiencia en el mundo.
Ser gay no causa ni conduce al SIDA. Sin embargo, las drogas
(tanto las de receta como las recreacionales) que son usadas en
exceso por algunos hombres gay, son médicamente reconocidas
como inmunosupresoras. Las drogas recreacionales del tipo del ni-
trito o “poppers” contienen altas concentraciones de nitritos, com-
puestos químicos que se sabe son carcinogénicos. Otras drogas re-
creacionales muy frecuentemente usadas por hombres gay son la
co-caina, el “crack”, la heroína, el ecstasy, la metanfetamina como el
cristal y el “speed”, los tanquilizantes de animales como el “special
K”, y el alcohol. Las infecciones repetidas así como los trata-
mientos prescritos para la sífilis, la gonorrea, la hepatitis, la glami-
dia, las infecciones bacterianas, los parásitos y las amebas, se sabe
que causan inmunodeficiencia. El uso frecuente y/o prolongado de
antibióticos también causa alteraciones inmunológicas.
Hay un número de publicaciones científicas que documentan la
correlación entre el uso de drogas y el SIDA. Por ejemplo, dos
estudios realizados en 1993 en Estados Unidos y Canadá encontra-
ron que todos los hombres gay con SIDA habían estado consu-
miendo drogas recreacionales y/o AZT por períodos significativos.
(Asher, etc. Al. Natura, London, 1993; 362:103-104; Aschechter, et.
Al. Lance, 1993; 341:658-659, AIDS Forschung 1993) AZT, ddL,
D4T, ddC y 3TC, son todos quimioterapéuticos que destruyen los
sistemas inmunológico y digestivo. Muchas de las drogas indicadas
como tratamientos profilácticos para el VIH y el SIDA son peli-
grosas cuando se usa diariamente en forma continua. Bactrin y Sep-
trim, por ejemplo, son antibióticos a base de sulfonamidas que des-
truyen la flora intestinal. Sus efectos adversos incluyen náuseas, vó-
mitos, diarrea, anorexia, dolor de cabeza, debilidad, mialgias, artral-
gias y brotes. Su uso prolongado puede causar deficiencia de ácido
fólico lo cual puede llevar a anemia. (Enciclopedia de Medicina de la
Asociación Americana de Medicina).

179
Es importante recordar que:
-La prueba de anticuerpos para el VIH no es específica, no es
confiable y reacciona en forma cruzada con anticuerpos que no son
anti VIH y con muchos otros microbios.
-La posibilidad de una reacción positiva en una prueba de anti-
cuerpos para el VIH aumenta proporcionalmente con el nivel san-
guíneo de otros anticuerpos contra microbios.
-Una vez que una persona resulta positiva, se le prescriben co-
mo tratamiento, drogas inmunosupresores.
-El restante 6% de los casos de SIDA no mencionados acá (in-
cluyendo al SIDA de los hemofílicos y el de los niños) puede tam-
bién explicarse, con muy buenas evidencias, por causas conocidas
de inmunosupresión no relacionadas con el SIDA.
Ningún anticuerpo es causa o predice a una enfermedad; lo que
los anticuerpos indican es la presencia de una respuesta inmune
normal. La idea de las vacunas tiene como base la formación de
anticuerpos para proteger contra enfermedades y no existe eviden-
cia que indique que los anticuerpos anti VIH sean diferentes a los
anticuerpos que ayudan.
Las “pruebas para el VIH” fueron desarrolladas y aprobadas sin
haber sido verificadas por medio de una “prueba estandar o de oro”
independientemente. En la ciencia de la medicina, una prueba
estandar de oro indica que el aislamiento viral ha sido utilizado co-
mo una forma independiente de establecer la presencia o la ausen-
cia del virus en cuestión. Este proceso es esencial para la auten-
ticidad de una prueba diagnóstica. Sin la prueba estandar de oro, es
imposible que un médico o que un científico sepa si una prueba po-
sitiva para anticuerpos indica infección o si indica alguna otra cosa.
Nunca se ha comprobado que las pruebas de PCR y de QC-
PCR sean adecuadas y específicas para detectar VIH. Ninguna
prueba de PCR ha sido jamás verificada por medio del aislamiento
viral.
Ni la prueba ELISA, ni la del Western Blott son específicas y
presentan reacciones cruzadas contra anticuerpos de muchas en-
fermedades, de otros retrovirus diferentes al VIH y pueden resultar
positivas en muchas condiciones. Esta es la razón por medio de la
cual los hombres gay, los drogadictos intravenosos, los hemofílicos
y los receptores de transfusiones de sangre muy frecuentemente

180
presentan reacciones muy positivas en estas pruebas. Son personas
que han estado expuestas a toda una multitud de antígenos extraños
y a agentes infecciosos contra los cuales se han producido también
una multitud de anticuerpos.

181
LOS FALSOPOSITIVO

Los investigadores ortodoxos del SIDA aceptan que en la po-


blación general, la mayoría de los resultados positivos en las prue-
bas del VIH, son falsopositivos. La metamática de la relación entre
la especificidad de la prueba, la prevalencia de la enfermedad y el
valor de predicción de la mejor de las pruebas, demuestra que en los
grupos de baja prevalencia, casi todos los positivos son falsopo-
sitivo. En la población general, usando tres pruebas consecutiva-
mente (dos ELISA y un Western Blott) con una especificidad com-
binada (efectividad) el 99.8%, significa que el 97 de los resultados
positivos son resultados falsopositivo.
Las pruebas de carga viral no aislan el virus y tampoco son
apropiadas para el diagnóstico.
Todas las enfermedades relacionadas con el SIDA pueden pre-
sentarse en personas que son VIH negativas, ninguna se presenta
exclusivamente en que los que son positivos, todas existían desde
antes de que se adoptara el nombre de SIDA, y todas tienen causas
y tratamientos médicos conocidos, y no relacionados con el VIH.
Linfoma, diarrea, demencia, candidiasis, neuropatía, nauseas, ca-
quexia y muchas otras condiciones asociadas con el SIDA, se sabe
que son causadas por la prescripción de medicamentos usados para
tratar el SIDA.
La profilaxis y la “intervención temprana” son conceptos que
pueden ser consecuencias fatales. Tomar AZT o cualquier otro qui-
mioterapéutico como “anti viral” o usa antibióticos potentes como
el Bactrim diariamente y por meses o años, es una práctica nueva y
potencialmente mortal que no hace aso ni a la advertencia del fa-
bricante, ni a la dosis que se recomienda en el libro de referencia
para los médicos de los EE.UU.
Las personas sanas que resultan VIH positivas son mucho más
numerosas que las personas VIH positivas que se enferman. Esto es
cierto en los EE. UU., en el África, en Haití y en otras partes del
mundo donde un gran porcentaje de la población resulta VIH posi-

182
tiva. (Organización Mundial de la Salud, tasas de conversión anual,
Dedil Deseptillon, R. Willner, Md, PhD, Peltic Publishing Pag.
39.41). La lectura cuidadosa de la literatura científica muestra como
los que “no progresan” comparten un hecho entre ellos: ya sea por
voluntad propia o por efecto de las circunstancias, no toman “an-
tivirales” (New England Journal of Medicina 1995; 332-209, Journal
of Infectious Diseases 1996; 173:60) ni usan intibióticos en forma
continuada (Sobreviviendo al SIDA, M. Callen, Harper-Collins Pu-
blishing; Rethinking AIDS, R. Rott Bernstein, PhD, Pag. 361-262;
Revista Time, marzo 22 de 1993).
Las personas que resultan VIH positivas se mantienen sanas y
aquellos que permanecen vivos y sanos después de años de habér-
seles diagnosticado SIDA, lo hacen porque nunca son incluidos en
estudios y por ser ignorados por los investigadores del SIDA. Otra
información que proviene de muchas fuentes diferentes como la del
exdirector de la Clínica Mayo, de libros o de artículos acerca del nú-
mero creciente de personas con SIDA, enfatiza en el uso de la un-
trición y de las vitaminas así como en otras formas de tratamientos
naturales, holísticos y no tóxicas para restablecer y frótalecer al sis-
tema inmunológicos.
Los únicos estudios en que se les ha preguntado a los hombres
gays con SIDA acerca de la cocaína, los poppers y el speed de-
muestran que el del 93% al 100% de ellos han usado estas drogas.
En la literatura médica hay documentación que data desde princi-
pios de siglo XX en donde se muestra el daño que causa el uso de
drogas recreacionales. (Ann Int Med. Agosto 1983, 96%; Epide-
miology 1992; 3:203, 100% Genética, Febrero de 1995, 93%; JAMA
dd 1989; 261:23, 96%, Lancet, Mayo 15 de 1982, 100%, 100% STD
Oct/Dic. De 1985, 97%).
En un estudio de drogadictos intravenosos con malnutrición
crónica que resultaron VIH positivos y que habían usado heroína
por más de cinco años, se encontró que después de tratárseles la
malnutrición y de rehabilitarse de la drogadicción, ninguno de ellos
desarrollo síntomas o infecciones asociadas al SIDA, después de un
promedio de 4.1 años de haber resultado positivos. (Journal Intl
AM Medical Health ass 1992; 1:1-8).
Las células T tienen un valor cuestionable como medida de sa-
lud y de la función inmunológica. En efecto, la disminución del

183
número de células T no es ni necesario, ni suficiente para que se
desarrollen las enfermedades asociadas al SIDA. (Genética 1996
AIDS: ¿Virus or Drug Induced? Pág. 3-22).
Un diagnóstico de SIDA no es una immutable sentencia de
muerte. Es un hecho que los métodos de tratamientos seguros y
efectivos, son aquellos que estudian las necesidades y deficiencias
específicas para cada individuo y que son capaces de lograr recu-
peración aún en las condiciones más serias.

184
TRATAMIENTO ANTIRRETROVIRAL

El resultado VIH positivo depende de quién hace el diagnósti-


co. La siguiente tabla ilustra algunos de los criterios por medio de
los cuales una prueba de Western blott se considera positiva y
muestra cómo una persona puede cambiar de positiva a negativa al
cambiar de país. Los diferentes criterios para las pruebas del VIH
no solamente se refieran a los lugares y a las agencias listadas aquí,
sino que los criterios varían de laboratorio en laboratorio y son de
libre interpretación. Inclusive un análisis puede resultar positivo o
negativo de acuerdo con la preferencia sexual del individuo, con la
historia de drogadicción, con el área donde reside o con otros pará-
metros que se investiguen.

Africa Austra Reino USA USA USA EU


Lia Unido CDC1 CDC2 FDA Cruz
Roja
Gen P160 Dos Uno Uno P120/ P120/ Uno Uno
GNV P120 Cual- o o P160 y P150 o o o
P41 quiera Mas Mas P41 P41 Mas Mas
Gen P68 Opcio- Tres P31 P32 Cual-
POL P53 nal Cual- Quiera
P32 quiera
Gen P55 Opcio- Tres P24 P24 P24 Cual-
GAS P40 nal Cual- Quiera
P24 quiera

A continuación, para ir más al detalle, le ofrecemos lo que in-


formara en 1998 el Dr. Ronald Baker en San Francisco, California.
“El empleo amplio del tratamiento antirretroviral, -explica el
Dr. Beker- conocido por las siglas TARSA, ha causado grandes da-
ños y deterioro en muchas personas VHI positivas y enfermos de SI
DA. Junto con los tratamientos las personas han comenzado a ex-
perimentar cambios anormales metabólicos que parecen estar rela-
cionados con el tratamiento anti VIH. Los llamados efectos se-
cundarios causantes de la muerte de los supuestos enfermos de la
supuesta enfermedad denominada SIDA, inusuales han alarmado a
185
muchas personas y afectan de manera adversa a la calidad de vida y
potencialmente la salud. En ausencia de cualquier tratamiento capaz
de prevenir o revertir estos efectos adversos, varios activistas sobre
el tratamiento están preocupados de que las personas VIH positivas
decidan no iniciar o abandonar el tratamiento anti VIH, incluso
cuando éste sea indicado”.
Lo siguiente es un resumen de los efectos secundarios que pro-
duce TARSA. Y si el lector analiza profundamente por detalle és-
tos, comprenderá que estas drogas e inhibidores son definitivamen-
te un veneno.
Los efectos secundarios están relacionados con la distribución
anormal de grasa en el cuerpo. Entre los “pacientes” los efectos so
conocidos por nombres descriptivos como “panza de peoteasa” y
“joroba de búfalo”. Los cambios más notables visualmente son: 1)
un incremento en el tamaño de la cintura (grasa en la parte inferior
del estómago y las caderas, afección llamada “panza de proteasa” y
“obesidad troncal”), acompañado de pérdida del tejido muscular en
los brazos y piernas; y 2) aumento de grasa en la parte superior de la
espalda, conocido como “joroba de búfalo”, o grasa dorsocervical.
Entre las mujeres, los cambios visibles incluyen adelgazamiento cu-
táneo en los brazos y las piernas y arrugas anormales e incluso se-
veras en la piel facial.
El aumento rápido del tamaño de la cintura y desarrollo de la
“joroba de búfalo” fueron los primeros efectos secundarios meta-
bólicos inusuales reconocidos por los pacientes y sus médicos. Los
efectos fueron documentados y descritos en 1997 entre personas
que llevaban varios meses ingiriendo combinación con un inhibi-
dor de proteasa. Poco después, la Administración de Fármacos y
Alimentos de EE.UU. (FDA) publicó una alerta presentando los
reportes de médicos que habían diagnosticado diabetes melitus en
algunos pacientes que tomaron inhibidores de proteasa, algunos de
los cuales también desarrollaron obesidad troncal.
Otras personas que tomaban los inhibidores de proteasas han
experimentado elevaciones anormales en su nivel de triglicéridos
(hipertrigliceridemia). Los triglicéridos son lípidos (grasa) que a altos
niveles (mayor de 1,000) pueden incrementar el riesgo de desarrollar
pancreatitis o enfermedad cardiovascular. Algunos pacientes que to-
man los inhibidores de proteasa también han experimentado eleva-

186
ciones en nivel de colesterol, mayor de 400, lo cual puede aumentar
el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y circulatorias. En al-
gunos casos, estos aumentos de colesterol y de triglicéridos ocurren
simultáneamente.
En una carta enviada a “The Lancet” fechada el 2 de Mayo de
1998, el autor anota que durante una evaluación de fichas médicas
de 124 pacientes que estaban tomando inhibidores de proteasa, se
descubrió que el 33% padecía de elevaciones de lípidos tan altas que
requerían tratamiento con un medicamento para reducir el ni-vel de
lípidos o necesitaban implementar cambios en su dieta y empezar
un régimen riguroso de ejercicios.
Investigadores australianos han documentado aumentos de la
grasa en el 64% de pacientes que estaban tomando un inhibidor de
proteasa. El estudio también descubrió que puede existir un efecto
directo por parte de los inhibidores de proteasa sobre el metabolis-
mo de las grasas, o en otras palabras, que los inhibidores de protea-
sa son responsables de los trastornos matabólicos.
No existe un tratamiento para prevenir o revertir la redistribu-
ción de grasa que resulta en afecciones como la “panza de pro-
teasa”, “joroba de búfalo” o “arrugas faciales”. Sin embargo, sí
existen tratamientos eficaces y normas para la diabetes, hiper-
trigliceridemia, el colesterol elevado y la enfermedad cardiovascu-
lar. Es importante señalar que el TARSA también ocasiona efectos
secundarios hepáticos, renales y otros irreversibles. Por eso cuando
un paciente de SIDA decide suspender TARSA creyendo que va a
mejorar, porque está “indetectable” y se siente bien, en lugar de re-
cuperarse, enferma y podría hasta morir ya que su metabolismo y su
sistema inmune han sido dañados definitiva e irreparablemente.
La situación está generando bastante controversia entre los pa-
cientes y sus médicos, sobre el valor de TARSA, especialmente con
relación a la calidad de vida. Mientras que los informes sobre los
efectos secundarios anormales aumentan, también aumenta la ansie-
dad del paciente VIH positivo, que se ve enfrentado por una deci-
sión que no tiene respuesta fácil. Algunas personas se han sometido
a la liposucción y a la cirugía plástica para mitigar los efectos de los
cambios anormales visibles; y ante tales cambios muchos VIH posi-
tivos han dejado de seguir los tratamientos anti VIH.

187
El 6 de mayo de 1998, el Comité del Consejo Antiviral de la
FDA votó contra la aprobación de nitazoxanida (NTZ, nombre de
la marca Criptas) de Unimed Pharmaceuticals, fármaco elaborado
como tratamiento de la diarrea criptosporidial. NTZ es el primer
fármaco antiptosporodiosis que ha sido evaluado por la FDA ofi-
cialmente, una droga más.
Se ha comprobado la existencia de 366 efectos secundarios
clínicos graves o anormalidades de laboratorio de nivel III (mode-
rado) en 216 personas desde el 31 de marzo del año 1998, entre las
anormalidades destacan principalmente la elevación asintomática de
la transaminasa hepática, que es la enzima del hígado, o del ni-vel de
creatinina.
A partir de las 48 semanas del tratamiento, el 32% de las perso-
nas que han estado ingiriendo tratamientos de retrovirus e inhibi-
dores desarrollan 3 o más anormalidades de laboratorio que su-
gieren un trastorno llamado “disfunción próxima renal tubular”
(DPRT), que no es más que un trastorno serio en los riñones.
Las anormalidades incluyen la hipofosfatasemia (nivel anor-
malmente bajo de fosfato), glicosuria, proteínaria (la presencia de
glucosa y proteínas respectivamente en la orina) y nivel elevado de
creatinina. La severidad de las anormalidades fue por lo general
reportada de leve a moderada (nivel I o II). El inicio de este síndro-
me ocurrió aproximadamente a partir de las 24 a 28 semanas de
tratamiento.
He aquí la opinión de varios distinguidos médicos de diferentes
partes del mundo, sobre los distintos aspectos, no solamente del
SIDA sino de un conocimiento más amplio y riguroso de la vida y
del ser humano que permite comprender lo que efectivamente ocu-
rre con el SIDA, este invento “made in USA”.
El médico Heinrich Kremer, PhD, ha estudiado aspectos im-
portantes de la biología de la Evolución y en particular ha señalado
los elementos para comprender el decisivo papel de las mitocon-
drias, auténticas bacterias que están viviendo simbióticamente en el
interior de cada una de nuestras células. Tiene su propio material
genético de ADN y su propio ritmo de división, y son las responsa-
bles de formar el ATP, la molécula energética básica que representa
más del 90 % de la energía que necesitamos. Las células normales
tienen unos pocos cientos de mitocondrias, pero el número crece

188
cuanto más energía necesitan las células para su actividad. Así, las
células musculares tienen unas 2 a 4 mil, las nerviosas unas 5 a 7
mil, las hepáticas unas 8 a 10 mil, y los óvulos más de 500 mil. Estas
mitocondrias son dañadas por los antibióticos y también por los
antivirales, concebidos ambos para impedir la división de las bac-
terias (bacterioestáticos) y otros para matarlas (bactericidas). Ello
tiene por lo menos dos gravísimas consecuencias: a) disminuir la
producción de energía, con lo que la persona estará cada vez más
débil y acabará muriendo; b) provocar mutaciones en el ADN mito-
condrial, mutaciones que son trasmitidas por las madres direc-
tamente a sus bebés y que probablemente son la explicación de las
nuevas enfermedades infantiles que están detectando los pediatras.
Estos son algunos de los más importantes efectos secundarios
que provocan los tratamientos anti-SIDA: vómitos, dolores de ca-
beza, daños al músculo del corazón, úlceras en el estómago, supre-
sión de la médula ósea, pérdida de la masa muscular, hepatitis, aci-
dosis, desorientación y confusión, deficiencia hepática, ataques
epilépticos, pigmentación en las uñas, pancreatitis, neuropatías, ar-
tritis insomnio, ansiedad, aumento del ácido úrico, baja de las pla-
quetas, anemia, úlceras estomacales, dolores abdominales, erupción
en la piel, fatiga, daños a la mitocondria, anorexia, daños a los ri-
ñones, depresión, lipodistrofia, aumento del colesterol, cambios en
la apariencia física, elevación de las encimas del hígado, etc. etc. y
hasta muerte instantánea. (Aclaraciones de los laboratorios fabrican-
tes aparecidas en las etiquetas).

189
FACTORES ESTRESANTES INMUNOLOGICOS

El inmunólgo suizo, Alfred Hässig PhD, explicó cómo el estrés


distorsiona las funciones inmunológicas. Por un lado aumenta la
actividad de los linfocitos B, por lo que se producen mayor canti-
dad de anticuerpos y es más fácil dar positivo a los mal llamados
“test del SIDA”. Por el otro, inhibe la actuación de los linfocitos T,
por lo que se frena la decisiva tarea de reciclar el billón de células
que se nos muere diariamente. Sobre este material genético muerto
que se acumula, pueden proliferar los hongos (Pneumocistis Carini,
cándidas...) que afectan a la mayoría de los enfermos etiquetados
como “casos de SIDA”. Los factores de estrés son básicamente psi-
cológicoemotivos, tóxicos (drogas, medicamentos, poppers,...) un-
tricionales (alimentos refinados, conservados...), infecciosos y trau-
máticos. Reducir el estrés ayuda a acercarse de nuevo a una situa-
ción de equilibrio. Pero para poder alcanzar el equilibrio debe recu-
rrirse a componentes antioxidantes que solamente las plantas pue-
den elaborar. Las especias, cúrcuma, curry, y los tés verdes (no fer-
mentados) son dos fuentes fáciles y baratas.
El eminente Inmunólgo, Dr. Roberto A. Giraldo, master en
Ciencias de la Medicina tropical quien posee una larga experiencia
de 30 años en esta actividad, luego de una extensa y profunda in-
vestigación, define en su libro “AIDS and Stresors” (El SIDA y los
Estresantes), cuáles son los causantes de los distintos tipos de es-
trés que pueden provocar SIDA.
A continuación reproducimos la trabla diseñada por el Dr. Gi-
raldo para explicar su tésis:

190
DISTRIBUCIÓN, POR GRUPO, DE LAS CAUSALES DE LOS
DISTINTOS ESTRÉS Y SUS TIPOS, QUE COLOCAN
EN RIESGO DE SIDA A LAS PERSONAS
(Por el Dr. Roberto Giraldo)

TIPO DE
ORIGEN DE LOS ESTRESANTES ESTRESANTE

A) DROGAS USADAS POR HOMBRES GAYS


-Alcohol y abuso de drogas Químico
-Semen Biológico
-STD’s (venéreas) Biológico
-Otras ingestiones Biológico
-Terapia anti-infecciosa (i.e.AZT) Químico
-Angustia Mental
-Nutrición Nutricional

B) CONSUMIDORES DE DROGAS
-Alcohol y abuso de drogas Químico
-Infecciones por transmisión sanguínea Biológico
-Terapia antiínfecciosa (i.e.,AZT) Químico
-Angustia Mental
-Malnutrición Nutricional

C) CONSUMIDORES DE DROGAS Y ALCOHOL


-Alcohol y abuso de drogas Químico
-Infecciones oportunistas Biológico
-Terapia anti-infecciosa (e.i.,AZT) Químico
-Angustia Mental
-Malnutrición Nutricional

D) PROSTITUTAS
-Semen Biológico
-Alcohol Químico
-STD’s Biológico
-Terapia antiínfecciosa (e.i.AZT) Químico
-Angustia Mental
-Mal nutrición Nutricional

191
E) NIÑOS NACIDOS DE MADRES DROGADICTAS
-Abuso de drogas (durante la gestación) Químico
-Infecciones congétitas Biológico
-Terapia anti-infecciosa Químico
-Mal nutrición fetal Nutricional

F) HEMOFILIA
-Sangre y fctor VIII Biológico
-Infecciones oportunistas Biológico
-Terapia antiínfecciosa (i.e.,AZT) Químico
-Angustia Mental

G) PANICO AL SIDA
-Angustia Mental
-Medicamentos para la prevención Químico

H) ÁFRICA CENTRAL, CARIBE Y COMUNIDADES SIMILARES


-Mal nutrición Nutricional
-Infecciones parasitarias Biológico
-Terapia antiínfecciosa Químico
-Angustia Mental

I) NEGROS AMERICANOS E HISPANOS


-Angustia Mental
-Malnutrición Nutricional
-alcohol y abuso de otras drogas Químico

J) OCUPACIONAL –RELATIVO AL TIPO DE GRUPO


-Contaminación química Químico
-Contaminación física Físico
-Agentes infecciosos Biológico
-Dietas Nutricional
-Angustia Mental

La apretada jornada del ejecutivo agresivo, la responsabilidad de


altos cargos y, en general, las prisas y los muchos quehaceres im-
puestos por la vorágine de la vida moderna, son sólo algunas de las
múltiples caras del estrés. Esta reacción del organismo humano, que
es la respuesta de adaptación al entorno cambiante y el tributo que
por ella paga, activa una serie de reacciones neuroquímicas, endo-
crinas e inmunológicas que repercuten positiva o negativamente so-

192
bre la salud y la enfermedad. Numerosos estudios revelan que las
situaciones de estrés importantes pueden afectar seriamente al siste-
ma inmune y precipitar la aparición de trastornos banales, como una
infección catarla o una gripe, o incluso procesos graves como un tu-
mor maligno.
Varias investigaciones han demostrado los efectos inmunosu-
presores de diversas situaciones estresantes agudas en humanos, en-
tre ellas el luto por la muerte de un ser querido, los exámenes acadé-
micos y el cuidado de un cónyuge con enfermedad crónica. En es-
tos trabajos se ha evidenciado el impacto del estrés en varios pará-
metros inmunológicos: descenso de los linfocitos T y B y de las cé-
lulas asesinas, implicadas en la defensa contra las células tumorales y
los agentes virales.
Otros estudios desarrollados entre 1997 y 1999 por la Cátedra
de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Com-
plutence de Madrid, en colaboración con el departamento de Psico-
logía Médica y Psiquiátrica de la misma facultad, revelaron que los
estudiantes de medicina en épocas de exámenes tenían unos patro-
nes de repuesta imunológica más atenuados y presentaban una
mayor incidencia de enfermedades banales, como gripo o resfria-
dos, y en el caso de las mujeres también se registraron más altera-
ciones en el ciclo menstrual.

193
MÁS FACTORES ESTRESANTES
INMUNOLOGICOS

El semen: Los espermatozoides junto con el semen que los


contienen son un "cuerpo extraño" al penetrar otro organismo que
no sea el emisor. El semen contiene prostaglandinas. Estas son, por
explicarlo de manera sencilla, los guardianes, las escoltas de los es-
permatozoides. Gracias a ellas uno de éstos puede llegar al óvulo fe-
menino y fecundar. La prostaglandina es un supresor del sistema in-
munológico. El útero de la mujer está preparado para defenderse de
ellas, pero cuando el semen es recibido por el ano; el recto, que no
posee los medios de destruir las prostaglandinas, no puede evitar
que este inmunosupresor penetre al sistema sanguíneo, provocando
inmunodeficiencia.
Los condones: Los condones a base de latex (de goma) son
muy alergizantes y tóxicos.
Los lubricantes: Los lubricantes a base de derivados del ben-
ceno son los que realmente son inmunosupresores. Prácticamente
todos los lubricantes sexuales tienen "paraben" o "metil paraben"
que son derivados del benceno.

194
SÍNDROME GENERAL DE ADAPTACIÓN;
ESTRÉS

Aunque el estrés siempre ha afectado al organismo humano, fue


en 1936 cuando Hans Selye, fisiólogo canadiense, de origen aus-
tríaco, acuñó el término para describir el síndrome general de adap-
tación. En 1950, Selye publicó su obra “Stress” que tuvo una gran
repercusión en la medicina.
El organismo humano posee unos mecanismos propios que le
permiten adaptarse continuamente a las distintas situaciones del
entorno cambiante. En esos mecanismos adaptivos intervienen di-
ferentes factores, uno de los más importantes es el eje hipotálamo-
hipófisis-adrenal, que regula un gran número de reacciones hormo-
nales en el cuerpo humano y que tienen su expresión en síntomas y
signos tanto físicos como psíquicos. Adrenalina y cortisol.
Al activarse el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, el hipotálamo
(una glándula neuroendocrina que se sitúa en la base del cerebro)
libera endorfinas, hormonas que producen un efecto analgésico pa-
ra reducir el dolor y proporcionar sensación de bienestar. La hipó-
fisis (alojada debajo del hipotálamo) controla las glándulas supra-
rrenales (situadas sobre los riñones), que segregan dos hormonas,
adrenalina y cortisol. La adrenalina acelera el corazón, regula la ten-
sión arterial y produce agresividad. El cortisol es la hormona que,
además de modular el sistema inmunológico o defensivo del orga-
nismo, general energía para la lucha o los mecanismos para la huida.
El factor estresante puede producir alteraciones inmunológicas
a partir de las conexiones existentes en el sistema nervioso central y
el sistema inmunológico.
Sabemos que los órganos lindes, como el timo, el bazo y los
gánglios linfáticos, están ricamente inervados por neuronas y que
los linfocitos y los leucocitos poseen receptores específicos para
neurotransmisores y hormonas clásicas. Además, el sistema inmune
puede actuar sobre el sistema nervioso central por medio de otras

195
sustancias, como la timosina y la interleucina, y mediante la síntesis
de otras hormonas, como las endorfinas. Por tanto, existe un cir-
cuito autorregulador entre el sistema inmunológico y el sistema ner-
vioso central, en el que también interviene el eje hipotálamo-hipo-
fisario-adrenal y el sistema inmunológico.
El estrés se ha asociado claramente con la activación de estos
sistemas, que provocan un aumento en la sangre de cortisol y cate-
colaminas. Y las células del sistema inmune poseen receptores para
estas hormonas, lo que implica su papel en la modulación del sis-
tema inmune. Conductas de riesgo.
La relación entre estrés y cáncer y SIDA podría explicarse tam-
bién mediante la asociación del estrés con conductas de riesgo que
pueden modular la respuesta inmune. Las personas estresadas duer-
men menos horas, siguen dietas alimenticias más pobres, fuman
más y consumen alcohol y drogas más frecuentemente que las no
estresadas. Estas conductas por sí mismas alteran el sistema inmu-
nológico.
La respuesta de cada persona ante el estrés es muy variada y está
en estrecha relación con el tipo de personalidad y el apoyo socio-
familiar. Cuanto más estructurada estén la personalidad y el entorno
sociofamiliar, mayores serán las capacidades del individuo para po-
der adaptarse al estrés y mantener su equilibrio.
Las alteraciones de la conducta sexual suelen ser uno de los re-
sortes que causan la respuesta de estrés, pues la actividad sexual se
convierte en un lujo, ya que mientras el instinto de alimentarse ga-
rantiza la supervivencia del sujeto, el instinto sexual preserva la su-
pervivencia de la especie.
De esta manera, el líbido se afecta y se inhibe el deseo sexual. Se
ha observado cómo, en épocas, muchas mujeres dejan de ovular y
de menstruar, de forma que se evita la gestación. También durante
los conflictos bélicos al hombre sufre episodios transitorios de im-
potencia y esterilidad.
El estrés no es patrimonio exclusivo de ejecutivos y profesio-
nales con altos cargos de responsabilidad. Los especialistas desta-
can que todos los seres humanos pueden ser víctimas de este tras-
torno, incluidas las personas que estén en paro laboral, las amar de
casa y los niños. Tampoco esta reacción, entendida como trastorno,
es privativa de los grandes núcleos de población. Aunque el ritmo

196
de vida acelerado de las ciudades es un potente desencadenante de
estrés. Éste también se da, aunque con menor frecuencia, en el me-
dio rural.
El estrés no tiene por qué ser necesariamente negativo, aunque
popularmente así se haya entendido y así se maneje coloquialmen-
te. Hay situaciones de estrés que pueden conducir al júbilo, a la
alegría o al goce.
Las situaciones desencadenantes del estrés son muy diversas.
Las grandes responsabilidades profesionales, una experiencia per-
sonal dolorosa, la frustración del trabajador sin empleo, la profun-
da insatisfacción de la vida o la presión de los estudios en el niño y
en el joven, pueden ser responsables de la aparición del estrés. To-
das las circunstancias que suponen un esfuerzo de adaptación
importante son susceptibles de provocar estrés. Pero la aparición de
este trastorno también está acondicionada claramente por el tipo de
personalidad.
La relajación entre los sucesos vitales estresantes y la incidencia
y supervivencia del cáncer o el SIDA ha sido investigada. El sen-
timiento de desaliento, desesperanza y depresión podría actuar co-
mo factor promotor o desencadenante. Los factores químicos son
también factores desencadenantes.
Las conclusiones del Dr. Giraldo son que los estresantes quími-
cos, biológicos, mentales y nutricionales causan la inmunodefi-
ciencia a través de los mecanismos psicológicos y moleculares. Los
estresantes inmunológicos son considerados causantes del SIDA.

197
LA EPIDEMIA DE INMUNODEFICIENCIA

El epidemiólogo escocés Dr. Gordon Stewart mostró cómo la


Epidemiología demuestra que no hay epidemia alguna de SIDA.
Por esto no se ha cumplido ninguna de las predicciones catastrófi-
cas que se hicieron durante los primeros años de los veinte transcu-
rridos. Y como que ya está claro que no se han cumplido en los
países occidentales, se sigue alimentando la mentira de una “epide-
mia de SIDA” insistiendo en que sí la hay en otras partes (cuanto
más lejos, mejor; África, Asia....) Pero resulta que en estos conti-
nentes se aplican criterios totalmente distintos a los aplicados en
Occidente. E incluso en los EE.UU. se puede, desde 1993, conside-
rar un “caso de SIDA” a quien su recuento de “linfocitos T4” de
menos de 200, criterio que afortunadamente no se aplica en Europa
pero que aumenta la cifra de “casos de SIDA” en Norteamérica.
Estos últimos aspectos fueron detallados por el médico Austria-
co Dr. Christian Fiala, que ha publicado su libro “Lieben wir
gefährlich” (“¿Vivimos Peligrosamente?”), que también trata sobre
la noepidemia de SIDA. Por ejemplo, explica que desde la reunión
de Bangui, África Central, en 1985, basta tener dos de tres signos
mayores (pérdida de un 10% de peso en un mes, fiebre o diarrea
durante un mes) y uno de siete signos menores aún más generales,
síntomas que ocasionan varias enfermedades endémicas “caso de
SIDA”. Todo ello sin efectuar ninguno de los llamados “test de SI
DA”.
Pero se ha subrayado repetidas veces por los científicos que es-
tos tests de SIDA, aplicado sobre todo en Occidente, no son en ab-
soluto válidos. El Dr. Hässig señaló que no son unos test si-no, (es
decir, que indiquen si se tiene o no determinado tipo de anticuerpos
supuestamente específicos ante las supuestas proteínas de la su-
puesta envoltura del supuesto VIH) sino unos tests “más-menos”
(es decir, indican si se tiene mayor o menor cantidad del mismo tipo
de anticuerpos). Además explicó que estos anticuerpos que en-

198
cuentran dichos tests son autoanticuerpos, es decir, anticuerpos
frente a proteínas humanas, en particular la actina y la miosina,
componentes de las membranas celulares (citoesquelatales). Y que
toda persona tiene de forma totalmente natural una cierta cantidad
de estos anticuerpos, antiactina y antimiosina, sólo que el umbral de
los trest ha sido fijado por encima de esta cantidad normal. El Dr.
Kremer ha explicado detalladamente cómo el Dr. gallo diseñó su
test según los parámetros de anticuerpos comunes a los homo-
sexuales de las metrópolis estadounidenses. Para ello el Dr. Gallo
reprodujo en su laboratorio las características estresantes (antí-
genos, mitógenos, cortisol...) que sabía presentes en los homo-
sexuales donantes de sangre.
El Dr. Stefan Lanka, PhD, Biólogo Molecular, Virólogo y Doc-
tor en Ciencias Naturales, alemán, también ha descalificado los tests
pero desde el punto de vista de que el llamado VIH no existe y el
SIDA tampoco. Para ello detalló los pasos a dar en el proceso de
aislamiento de un virus realmente existente y de su caracterización,
de manera que se conozca exactamente qué proteínas y qué
formación genética tiene. Dichos pasos jamás han sido cumplidos
por los diseñadores del VIH, por lo que nadie puede afirmar que
exista. El Dr. Lanka desmenuzó los artículos publicados en la
revista Science por el Dr. Montagnier en 1983 y por el Dr. Gallo en
1984 así como las instrucciones contenidas en el último manual es-
tadounidense de virología donde se explica cómo cultivar el su-
puesto VIH. Ello permitió entrar en los intríngulis de los errores
teóricos, de los indicios indirectos y de las trampas prácticas que se
aplicaron y que se siguen aplicando para mantener la falacia de la
existencia del VIH, fantasma oficialmente presentado, como cau-
sante del SIDA, en una rueda de prensa.
El médico ugandés, Dr. Charles Salí ha confeccionado un com-
puesto natural que llama “Mariandina” y que ha aplicado a más de
17 mil casos con muy buenos resultados, aunque no es un trata-
miento contra el SIDA ya que eso llamado SIDA no tiene entidad
biológico-patológica propia. Son tratamientos no agresivos para la
energía-deficiencia (y sólo en segundo plano a veces para la inmu-
nodeficiencia que se deriva) y para 29 enfermedades que se hallan
englobadas bajo la etiqueta de SIDA.

199
El hemofílico alemán Bernd Hauber ha testificado de su lento
proceso hasta comprender primero que se estaba envenenando con
los tratamientos oficiales (AZT, Septrin, etc....) y, más tarde, de que
era víctima de unos tests chapuza que le dieron positivo, como a
muchos hemofílicos de todos los países, debido a que los prepa-
rados de factor coagulantes que le fueron administrados durante
años contenían más del 99% de proteínas extrañas que generaban
una gran cantidad de anticuerpos, con lo que aumentaban las pro-
babilidades de dar positivo a los tests.

200
PERSONALIDADES QUE NO CREEN
EN LA VERSIÓN OFICIAL SOBRE EL “VIH”/SIDA

La prueba de que el VIH no exista y no puede causar SIDA, son


los propios seropositivos que no han muerto después de 15 o veinte
años. Los supervivientes de larga duración son seropositivos que no
toman la medicación oficial. Aunque hace más de 15 años les di-
jeron que tenían un virus que les mataría en dos o tres años, ha pa-
sado el tiempo y, llevando una vida más o menos sana y exenta de
tóxicos, siguen vivos y sanos, sin contagiar a nadie, obligando a los
técnicos oficiales a añadir años al supuesto "período de latencia" del
virus (desde 10, 20, hasta 30 años). Pero también en esta ocasión el
lector puede dispones de casos que son de dominio público.
Preste atención: Magic Johnson es el único de todos aquellos fa-
mosos que no fueron presentados por los medios periodísticos que
sigue sano, vivo y fuerte. ¿Saben por qué? Porque rechazó la me-
dicación al principio, por notar que le sentaba mal. Todos los de-
más tomaron la medicación y han muerto. Lástima que recien-
temente se ha dejado atrapar por el propio Doctor Ho y el mar-
keting de sus cócteles venenosos. Mucho tememos que ni su atlé-
tica constitución ni su fe en Dios le podrán proteger de los inevi-
tables efectos destructivos a medio plazo.
El doctor Jordi Riba, que es un seropositivo con más de 15 años
de diagnóstico, afirmó en un programa del periodista Angel Casas
que no tomaba AZT. Pero no tuvo ningún reparo en aconsejar al
resto de seropositivos que ellos sí lo consumieran. El sigue vivo,
pero ¿y los que han seguido su medicinal consejo?
Por otra parte, todos los profesionales, incluyendo técnicos,
asistentes, trabajadores sociales, y de servicio, que se ocupan del
tema oficial deben su empleo de reciente creación a la gran cantidad
de inversiones y donativos tanto estatales como privados. Asisten a
congresos y reuniones informativas en hoteles de lujo, en maravi-
llosas ciudades o cerca de hermosas playas, patrocinadas por las
multinacionales farmacéuticas y gozan de un estatus profesional que
201
no hubieran alcanzado de no ser por el invento del SI DA. De ahí
nace el desinterés, e incluso la animadversión, de estos trabajadores
de la salud, especialmente los profesionales, por toda otra versión
científica disidente que pusiera en peligro su brillante carrera, pro-
fesional y económica. Significaría un gran avance en la lucha por
acabar rápidamente con el SIDA que estos comités se abriesen a los
planteamientos críticos y organizasen debates lo más intensos y plu-
rales posibles.
Vea en el siguiente cuadro los nombres de cientificos y persona-
lidades que no creen en la versión oficial “VIH”/SIDA.-

Charles A. Thomas, Jr. Ph.D. (Mol. Biologist, Pres. Helicon Fnd.,


San Diego, CA). Harvey Bialy, Ph.D. (Editor Bio/Technology,
New York, NY). Harry Rubin, D.V.M. (Prof. Cell Biology, Univ.
Cal. Berkeley, CA). Richard C. Strohman, Ph.D. (Prof. Cell
Biology, Univ. Cal. Berkeley, CA). Phillip E. Johnson (Prof. Law,
Univ. Cal. Berkeley, CA). Gordon J. Edlin, Ph.D. (Prof. Biochem.
& Physics, Univ. Hawaii, HI). Beverly E. Griffin, Ph.D. (Dir. Dept.
Virology, Royal Postgrad. Med. School, London, UK). Robert S.
Root-Bernstein (Prof. Physiology, Michigan State Univ., East
Lansing, MI). Gordon Stewart, M.D. (Emeritus Prof. Public
Health, Epidemiologist, Isle of Wight, UK). Carlos Sonnenschein,
M.D. (Tufts Univ., Medicine, Boston, MA). Richard L. Pitter,
Ph.D. (Dessert Research Inst., Univ. Nevada System, Reno NV).
Nathaniel S. Lehrman, M.D. (Psychiatrist, Roslyn, NY). John
Lauritsen (Author 'Poison by Prescription', New York, NY).
William Holub, Ph.D. (Biochemist, Live Sciences Inst. New York,
NY). Claudia Holub, Ph.D. (Biochemist, Live Sciences Inst. New
York, NY). Frank R. Buianouckas Ph.D. (Prof. Mathematics,
Cuny, Bronx, NY). Philip Rosen, Ph.D. (Prof. Physics, Univ. Mass.
Amherst, MA). Steven Jonas, M.D. (Prof. Preventive Medicine,
Suny Stony Brook, NY). Bernard K. Forscher, Ph.D (Ret. Editor
Proc. Nat. Acad. Sci., Santa Fe, NM). Kary B. Mullis, Ph.D.
(Biochemist, PCR inventor, Consultant, La Jolla, CA.). Jeffrey A.
Fisher, M.D. (Pathologist, Mendham, NJ). Hansueli Albonico,
M.D. (General Practitioner, Langnau, Switzerland). Robert
Hoffman, Ph.D. (Prof. Dept. Pediatrics Univ. Cal. Med. School,
San Diego, CA). Timothy H. Hand, Ph.D. (Dept. Psychology,

202
Oglethorpe Univ. Atlanta, GA). Eleni Eleopulos, M.D. (Royal
Perth Hospital, Perth, West Australia). Robert W. Maver, F.S.A.,
M.A.A. (Dir. Research, Mutual Benefit Life, Kansas City, MO).
Ken N. Matsumura, M.D. (Chairman Alin Foundation & Research
Inst., Berkeley, CA.). David T. Berner, M.D. (Condon, MT).
Theodor Wieland, Ph.D. (Max Planck Institut, Heidelberg,
Germany). Joan Shenton, M.A. (Meditel, London, UK). John
Anthony Morris, Ph.D. (Biochemist, Bell of Atari College Park,
MD). Sungchul Ji, Ph.D. (Prof. Pharmacology & Toxicology,
Rutgers Univ., Piscataway, NJ).
Vahagn Agbabian, D.O. (Pontiac, MI) Barry R. Alexavich (Cell
Biologist, Bristol, CT) David T. Berner, M.D. (Condon, MT) Shelly
B. Blam, Ph.D. (Alameda, CA). Lawrence Bradford, Ph.D.
(Benedictine College, Atchison, KS). Carl Bradford, J.D. (San
Diego, CA). Michael Callen (Author 'Surviving AIDS', Holly-
wood, CA). Melinda Calleira (Pres. Amer. Ass. Science & Public
Policy, Los Angeles, CA). Hiram Caton, Ph.D. (Prof. App. Ethics,
Griffith Univ., Brisbane, Australia). Dennis Chaney, Ph.D. (Cha-
ney Scientific Inc. Burlingame, CA). Michelle Cochrane (Emery-
ville, CA). Hywel Davies, M.D. (Cardiologist, Pueblo West, CO).
Marlowe Dittlebrandt, M.D. (Portland, OR). Peter H. Duesberg,
Ph.D. (Prof. Mol. Biology, Univ. Cal. Berkeley, CA). Bryan J.
Ellison (Author, Berkeley, CA). Michael Ellner (HEAL, New York,
NY). Fabio Franchi, M.D. (Trieste, Italy). Trish Fahey (New York,
NY). Celia Farber (Writer, New York, NY). Lawrence A. Falk, Jr.,
Ph.D. (Virologist Abott Labs, Consultant NCI, Chicago, IL). James
A. Fimea, Ph.D. (Laguna Beach, CA). Harry Flynn, (Author,
Hollywood, CA). William L. Gardner, Ph.D. (Wellesley, MA).
Arnold W. Giddens (Shingle Springs, CA). Robert Gra-bowski
(Birminghan, MI). Martin Haas, Ph.D. (Dept. Biology Can-cer
Center, Univ. Cal., San Diego, CA). Alfred Haessig, M.D.
(Emeritus Prof. Immunolgy Univ. Bern, Switzerland). Urs Haldi-
mann (Editor, Swiss Ass. Science Writers, Arisdorf, Switzerland).
Neville Hodgkinson (Science Correspondent The Sunday Times,
London, UK). John Holmdahl, Ph.D. (Los Angeles, CA). Ross
Horne (Montville, Queensland, Austalia). Heinrich Kremer, M.D.
(Mueckenburg, Germany). Hans J. Kugler, Ph.D. (Editor Prev.
Med. Update, Redondo Beach, CA). Robert Laarhoven (S.A.A.O.,
203
Hilversum, The Netherlands). Paul Lineback, M.S. (Eastern
Oregon State College). Henk Loman, Ph.D. (Prof. Biophysics, Free
Univ. Amsterdam, The Netherlands). Judith Lopez (San Francisco,
CA). Maurizio Luca-Moretti, Ph.D. (InterAmerican Medical Health
Ass., Boca Raton, FL). William H. McIlhany, I.R.F. (Beverly Hills,
CA). Peter McKeever, L.L.B. (London, UK). Michael D. Mellgard
(Los Angeles, CA). David Mertz (Dept. Philosophy, Univ.
Massachusetts, Amherst). Richard Mitchell, Ph.D. (Assoc. Prof.
Sociology, Oregon State Univ, Corvalus, OR). Joseph E. Morrow,
Ph.D. (Cal. State Univ. Sacramento, CA). Cindy Orser (Ast. Prof.
Bacteriology, Univ. Idaho, Moscow, ID). Hannes G. Pauli, M.D.
(Former Director Bern Univ. Med. Faculty, Bern, Switzerland).
Paul Rabinow, Ph.D. (Prof. Dept. Anthro-pology Univ. Cal.,
Berkeley, CA). Jon Rappoport (Author 'AIDS Inc.'). Dennis D.
Rathman (Staff Member Lincoln Labs, Lexington, MA). Rodney
M. Richards, Ph.D. (Amgen Inc., Thousand Oaks, CA). Judith
Riesman, Ph.D. (Author, Arlington, VA). Michael Ristow, Ph.D.
(Bochum, Germany). Mel T. Roach (Avatar Research, Tuscon,
AZ). Gary Robertson (Broadbeach Waters, Queensland, Australia).
Frank Rothschild (Project Dir., Berkeley Project on Bioscience &
Society, CA). David F. Salehi, Ph.D. (Lake Dallas, TX). Caspar
Schmidt, M.D. (Psychiatrist, New York). Russell Schoch (Editor
California Monthly, Berkeley, CA). Frederic I. Scott, Jr. (Editor
American Clinical Laboratory, Baltimore, MD). Udo Schuklenk
(Dept. Ethics, Monash Univ., Melbourne, Australia). Jeremy F.
Selvey (Los Angeles, CA). David Shugar, Ph.D. (Prof. Biophysics,
Univ. Warsaw, Editor Pharmacol. Therap., Poland). Sonja Silva
(Los Lunas, NM). Ernest G. Silver, Ph.D. (Radiation Biologist,
Oak Ridge, TN). Lockie M. Swengel (Del Mar, CA). Frederick
Tobin, Ph.D. (Gorke, Austra-lia). Jack True (Clayton, GA), La
Trombetta (Burzynski Research Inst., Houston, TX). Friedrich
Ulmer, Ph.D. (Prof. Math. & Stat., Bergische Univ., Wuppertal,
Germany). Michael Verney-Elliot (Meditel, London, UK). Darrell
G. Wells, Ph.D. (Emeritus Prof. Plant Sciences, Brookings, SD).
Wai Yeung, M.D. (Orinda, CA). Jeanette S. Abel M.D. (Portland,
OR). Jad Adams, M.A. (Author 'AIDS; The HIV Myth,' London,
UK). Patricia Akeman, R.N. (Goleta, CA). John B. Andelin, M.D.
(Mercy Hospital, Williston, ND). Mark Anderson, D.C. (Orlando,

204
FL). James C. Baker, Ph.D. (Santa Rosa, CA). Andrew A. Benson,
Ph.D. (La Jolla, CA) . ichard M.A. Berger, DDS (Berkeley, CA).
Robert W. Birge, Ph.D. (Berkeley, CA). John S. Blankfort, DDS
(San Francisco, CA). Dorothy L. Bosworth, Ph.D. (Carlsbad, CA).
Bucker Brawner, DPM (Savannah, GA). Brian E. Briggs, M.D.
(Minot, ND). Douglas W. Brown, M.D. (Portland, ME). John B.
Burgin, DDS (Crowley, LA). Susan E. Caliri, DD S (Berkeley, CA).
Ivor Catt, M.A. (St. Albans, UK). Asit K. Chakraborty, Ph.D.
(Omaha, NE), Jack G. Chamberlain, Ph.D. (Berkeley, CA). Colleen
Cook, R.N. (Wilmington, DE). Daniel J. Corson, MFA (Seattle,
WA), J. Mark Cox, DDS (Midland, TX), tienne De Harven, M.D.
(St. Cezaire sur Siagne, France), Richard W. DeLisle D.C.
(Leominster, MA), James DeMeo Ph.D. (El Cerrito, CA), Thomas
A. Dorman, M.D. (San Luis Obispo, CA), Mohammad
Entezampour, Ph.D. (Dept. Biology Univ. North Texas, Denton,
TX), Rafael Escribano, Ph.D. (Dept. Span.& Port. Univ. Cal.
Riverside, TX), Sami E. Fathalla, M.D., Ph.D. (Damman, Saudi
Arabia), Richard A. Fisher (Inter. Acad. Oral Med. & Toxicol.,
Annandale, VA), Scott D. Flamm, M.D. (San Francisco, CA),
Michael R. Fox Ph.D. (Richland, WA), Donato Fumarola, M.D.
(Inst. Microbiolia Medica, Bari, Italy), Charles L. Geshekter, Ph.D.
(Dept. History, Cal. State Univ, Chico, CA), Todd Gestaldo, D.C.
(Sunnyvale, CA), Edward S. Golub, Ph.D. (Pacific Center for
Ethics & App. Biol., Solana Beach, CA), John Hardie, BDS (Dept.
Dentistry Vancouver General Hospital, British Columbia, Canada),
Robert J. Henderson, D.C. (Locust Valley, NY), Charles A. Hill,
M.D. (Houston, TX), Charles Hoff, Ph.D. (Univ. South. Alabama,
AL), Mark E. Jarmel, D.C. (Santa Monica, CA), Anne Marie Jeay,
Ph.D. (Univ. Nancy II, France), Jens Jerndal M.D. (Lanzarote,
Spain), Donald J. Johnson, DDS (Coeur d'Alene, ID), William H.
Jordan Jr, Ph.D. (Culver City, CA), Dennis G. Kinnane, DOM
(Torrence, CA), Claus Kohnlein, M.D. (Kiel, Germany), Stefan T.J.
Lanka, Ph.D. (Radolfzell, Germany), Barry A. Liebling, Ph.D.
(New York, NY), Michel Lobrot, Ph.D. (Univ. Paris VIII, Les
Lilas, France), Howard C. Mel, Ph.D. (Berkeley, CA), Th. H.L.
Michiels, M.D. (Vinkeveen, The Netherlands), James W. Miller,
M.D. (San Leandro, CA), R. Munck, M.D. (Ceret, France), Cindy
Nelson, M.A. (San Francisco, CA), Raymond W. Novaco, M.D.

205
(Prof. Psychology & Soc. Behavior, Univ. Cal., Irvine, CA), Sam
Okware, M.D. (Ministry of Health, Entebbe, Uganda), David J.
Orman, M.Sc. (San Diego, CA), George N. Pasto, M.D. (Portland,
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(Pasadena, CA), John L. Philp, M.D., MPH (Stockton, CA), Peter
W. Plumley, FSA (Chicago, IL), Ronald F. Price, Ph.D. (La Trobe
Univ., Bundoora, Victoria, Australia), David W. Rasnick, Ph.D.
(Alameda, CA), Richard A. Ratner, M.D. (Bethesda, MD), Rogers
Reddings, Ph.D. (Univ. North Texas, Denton, TX), Stephen J.
Repitor, DPM (Oak Park, MI), Douglas Roise, M.D. (St. Joseph's
Hospital, Dickenson, ND), Steven Roman, Ph.D. (San Diego, CA),
Cristobal A.P. Sandoval, M.D. (Cuba), Alex Santoro, M.A. (Kansas
City, MO), George Sarant, M.D. (Bronx, NY), David R. Schryer,
Ph.D. (Hampton, VA), C. Grier Sellers, C.A. (Seattle, WA), James
T. Shepherd, M.D. (Port Arthur, TX), John G. Shiber, Ph.D.
(Univ. Kentucky, Prestonberg, KY), Irving P. Silberman, O.D.
(Hyde Park, NY), Tony Smith, CAGS (New York, NY), James P.
Snyder, Ph.D. (Glenview, IL), James K. Stack, LLD (San
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North Texas, Denton, TX), Ralph R. Stephens, LMT (Cedar
Rapids, IA), Joe Thomas, Ph.D. (ICMR-WHO Proj. on AIDS,
Calcutta, India), Richard A. Tuscher, D.O. (Portland, OR), Jean
van Camp, M.A. (New Martinsville, WV), Raul Vergini, M.D.
(Predappio, Italy), James H. Warner, LLD (Rohersville, MD),
Edward J. Wawszkiewicz, Ph.D. (Chicago, IL), Johathan C. Wells,
Ph.D. (Fairfield, CA), Adrian M. Wenner, Ph.D. (Dept. Biol.
Sciences, Univ. Cal., Santa Barbara, CA), Manfred Wetter, Ph.D.
(Copperbelt Univ., Kitwe, Zambia), Derek A. Wolfe, DBM (North
Devon, UK), L.B. Work, M.D. (Monterey, CA), Hung-His Wu,
Ph.D. (Dept. Math. Univ. Cal., Berkeley, CA), James Wu, M.D.
(Foster City, CA), Stanley J. Zyskowski, Ph.D. (Farmington Hills,
MI), Chr. Anti-Com. Crusade (Long Beach, CA), Mark Alampi
(Project AIDS Inter., Los Angeles, CA), W.H. Beauman (Chicago,
IL), Tom Bethell (Washington, DC), Darren S. Billings (Portland,
ME), Lloyd Billingsley (San Diego, CA), David Black (New York,
NY), Paul N. Borland (Coal Point, New South Wales, Australia),
Douglas Bowes (Sarasota, FL), James Boyle (Alvin, TX), Harvey
Braun (Bloomsfield, MI), Ernie Brown (Albuquerque, NM),

206
Elizabeth Burbank (Seattle, WA), Peter J. Buxtun (San Francisco,
CA), Colleen Y. Campbell (King City, CA), Eric R. Carle (New
York, NY), David Carponter (Continuum, London, UK), Dagmar
Carstensen (Washington, DC), Wm. J. Carter (Tucker, GA), John
M. Chaplick (Haverhill, MA), Fred A. Cline, Jr. (San Francisco,
CA), Annemarie Colbin (New York, NY), Patrick A. Cooke (Dept.
Biology, Univ. North Texas, Denton, TX), Paul Coombs (Everette,
WA), Bryan J. Coyle (Woodacre, CA), Timothy Cwiek (Philadel-
phia, PA), Pascal DeBock (London, UK), Douglas J. Didrick (Los
Angeles, CA), Tom DiFerdinando (New York, NY), John P. Doyle
(Philadelphia, PA), Gil Egger (Geneva, Switzerland), Alfredo
Embid (Madrid, Spain), Todd Erickson (Vancouver, British
Columbia, Canada), Carl Etterman (Hamtramck, MI), Carlos E.
Fonseca (Sao Paulo, Brazil), Robert Friedman (Queens, NY),
Arnold W. Giddens (Shingle Springs, CA), Cliff Kali Goodman
(New York, NY), Kathy Goss (San Francisco, CA), James A.
Grisanzio (Waltham, MA), William I. Grosky (Southfield, MI), Bob
Guccione, Jr. (Editor Spin Magazine, New York, NY), Judy
Hagbery (Prineville, OR), Tino Harikipoulo (Paris, France), Philip
Harris (New York, NY), Byron R. Hartenstine (Muncy, PA), Ann
Marie Heffner (Los Angeles, CA), Jane Heimlich (Cincinnatti,
OH), Richard Henriques (London, UK), on & Linda Hiebert (Apo,
AE), Hippocrates Health Centre (Gold Coast, Queensland,
Australia), James P. Hogan (Pensacola, FL), William T. Holmes
(San Diego, CA), Chase Hooks (Irving, TX), Joe Horton (Fores-
thill, CA), Carroll L. Hoyt (Escondido, CA), Vic Humeniuk (Mon-
terey, TN), I.U.A.A. (Dortmund, Germany), Thomas Izzo (Union
City, NY), Brian Jacobs (Ft. Lauderdale, FL), Allen L. Jogerst
(Kalamazoo, MI), Christine Johnson (Venice, CA), Douglas B.
Johnson (East Lansing, MI), Edna Ileana Johnson (Albuquerque,
NM), Creton Kalfoglou (Vienna, Austria), Preston J. Kauffman
(Pasadena, CA), Tim Keller (New York, NY), Vladimir L. Koliadin
(Kharkov, Ukraine), Al Korostynski (Northhampton, MA),
Daniela Kotev (Lakewood, CA), Edward Kowalczyk (Arlington
Heights, IL), Philippe Krynen (Kagera, Tanzania), Sylvestre
Kupczak (Paris, France), Thomas Kursar (New York, NY), Ilse
Lass (Berlin, Germany), Richard A. Laune (Olathe, KS), Lisbeth
Lauritzen (Brighton, MA), Fernando Levy (Oakland, CA), Judith

207
Lopez (San Francisco, CA), Dariusz Lakaszynski (Univ. Lund,
Sweden), Clemmer Mayhew III (Delray Beach, FL), Raoul
Mazzoni (Reseda, CA), Mark McClenaghan (New Westminster,
British Columbia, Canada), Mark McNeil (Cincinnati, OH), Nina
Menkes (West Hollywood, CA), Ronald E. Milligan (Westminster,
CA), Fritz H. Mishler (Willamina, OR), Clark Molstad (Cal. State
Univ., San Bernardino, CA), Byron Morgan (Lake Arrowhead,
CA), Christopher Morrill (San Anselmo, CA), Ted Morrison (Park
Forest, IL), Linda L. Muri (Sudsbury, MA), Leah Neal (Austin,
TX), James W. Nugent (Laguna Beach, CA), ean-Paul Ouelette
(Daly City, CA), Gerard Pollender (Sherbrook, Quebec, Canada),
Gordon Punt (Cotati, CA), Pamela M. Quinn (Hamel, MN), E.A.
Racette (New Brunswick, NJ), Molly Ratcliffe (London, UK),
Karen Reedstrom (Roayl Oak, MI), Hildegard B. Richter (Sao
Paulo, Brazil), Dick Rider (San Diego, CA), Gary Robertson
(Arundel Crest, Queensland, Australia), G. Seven Rose (Boston,
MA), Pece Salvatore (Bari, Italy), Cornell Scanlan (Sunnyvale, CA),
Edward Scanlon (Kansas City, MO), Kawi Schneider (Berlin,
Germany), Michelle B. Shwartz (Oakland, CA), Doug Scott
(Sacramento, CA), James M. Scutero (New York, NY) , ean Seely
(Roseville, MI), John Shaloub (Lyndhurst, NJ), Thomas S. Serrill
(St. Gabriel, LA), Michael D. Sliva (Dallas, TX), David Smith
(Berkeley, CA), Toren Smith (San Francisco, CA), Herb Snyder
(Lake Shore, MN), Jeremy Stagg (Warragul, Victoria, Australia),
Erich Steeg (Daly City, CA), Danny Stout (Los Angeles, CA),
Nathan Stout (Yountville, CA), Terrance Leon Sullivan (Los
Angeles, CA), Hubert O. Teer, Jr. (Durham, NC), Hames Thomp-
son (Dowling, MI), Charles Thorstenberg (Norman, OK), Ralph
Torello (Richardson, TX), John R. Totter (Oak Ridge, TN), James
Trabulse (San Francisco, CA), Marianne Ueberschar (Downsview,
Onatrio, Canada), Yahshua Walls (Cincinnati, OH), Anita
Weissberg (San Francisco, CA), Lois Wells (Brookings, SD), Jody
Wells (Continuum, London, UK), John S. Wiggins (Los Angeles,
CA), Paul R. Zappala (New York, NY), Mark Zimmerman
(Boston, MA), Marvin R. Kitzerow Jr. (Chicago, IL), eorge Milowe,
M.D. (Malden, MA), John Voll (Los Angeles, CA), Muchos más se
están agregando constantemente a la lista ...

208
ODISEA DE LOS QUE NO CREEN EN EL VIH

El médico valenciano Dr. Enric Costa publicó el libro “SIDA:


Juicio a un Virus Inocente”, que se apoya en un estudio de campo
realizado en hospitales de su comarca y en su propia experiencia en
consulta. Los primeros casos que trató y siguió le hicieron cues-
tionar la supuesta “transmisión sexual” y a partir de ahí la supuesta
culpabilidad del VIH. Explica que tras conocerse los artículos de los
doctores Lanka y Papadopulos, ya excluía la posi-bilidad de que el
VIH exista en realidad.
A continuación relatamos algunos de los sucesos u odiseas, por
darles el nombre adecuado, que han vivido muchos médicos y pe-
riodistas que se han enfrentado al poderoso monopolio de la indus-
tria farmacéutica que produce las drogas que supuestamente com-
batirían el supuesto VIH y el supuesto SIDA.
La periodista alglochilena, Joan Sentón, presentó en primicia
mundial su libro Positively False. Exposing the myths. Around HIV and
AIDS (Positivamente Falso. Una exposición de los mitos acerca del
VIH y SIDA), basado en los seis reportajes televisivos que desde
1987 ha hecho en torno a los disidentes del SIDA. Precisamente pa-
só uno de estos videos para mostrar la conducta censuradora y re-
presora que en el congreso de Berlín de 1993 tuvieron los organi-
zadores de la Conferencia Internacional allí celebrada, cuyo servicio
de guardaespaldas y de guardias de seguridad contó con la violenta
colaboración de grupos de la asociación “ACT-UP” que agredieron
físicamente a algunos de los críticos que distribuían documentación.
Rafael Ramos, Clair Walton, Kevin Corbett y James Whitehead
representaron a la revista londinense Continuum, la más importante
en la actualidad en el mundo para conocer los avances de los crí-
ticos. Informaron que en particular están llevando una campaña
contra el hacerse las pruebas con el lema “Rechaza y resiste al test del
SIDA”, que está apoyada por las asociaciones HEAL (de Toronto y
de New York), GALA (de Londres), TRUTH (de Florida) y CO
BRA (de Barcelona). También han dado testimonio de sus casos

209
particulares. Y Clair ha invitado a impulsar un estudio sobre los
“vencedores del SIDA” (“sobrevivientes de larga duración”, en ter-
minología oficial (Bercelona).
El director parisino Djamel Tahi ha realizado el reportaje “SI
DA, la Duda”, que fue silenciado por TV Española en Octubre de
1996 bajo la presión censuradora de los Dr. Janera, Parras y Clotet,
“especialistas oficiales del SIDA” españoles. Ha informado que está
preparando dos nuevos reportajes, uno sobre la “no-epidemia de
SIDA” y otro sobre la “nofiabilidad de los tests”.
El médico nefrólogo argentino, Dr. Eduardo Verzini ha expli-
cado el calvario que ha sufrido a partir de que en 1993 le acusaron
de haber transmitido el VIH en su clínica de diálisis renal a casi
cuarenta enfermos, y de que varios de ellos ya hubiesen muerto. Se
vio obligado a cerrar su clínica y sólo su rigor científico y su
voluntad de ayudar a los demás le ha dado la fuerza para resistir la
presión descalificadora sufrida. La pelea legal que ha realizado le
llevó a lograr una importante victoria penal: el Tribunal de Apela-
ciones de La Plata sentenció que no se había demostrado impericia
ni negligencia alguna, y uno de los miembros del tribunal declaró
que en ningún caso se le podía culpar de contagio cuando hay se-
rias dudas científicas de la versión oficial de que el VIH exista y
cause SIDA.
Michael Baumgarther, Secretario Genmeral de IFAS (Interna-
tional Forum for Accesible Science), informó de la intensa acti-
vidad que dasarrolla para lograr que, por primera vez, los científi-
cos críticos sean escuchados en el interior de las próximas Confe-
rencias Internacionales oficialistas. Ha informado que las dos or-
ganizaciones de personas afectadas que son coorganizadoras de
“Ginebra-98”, la GNP Global Network of People Living with HIV-
AIDS, y la ICW, Inernational Community of Women Living with
HIV-AIDS, estaban interesadas en que las voces críticas pudieran
expresarse en el interior de la conferencia. Pero, que por el contra-
rio, la de los científicos, IAS, International AIDS Society y la
entidad de la ONU encargada del SIDA (ONUAIDS) se oponían a
ello.
Juan Luis y Augurio, de AVES (Asociación de Vencedores de
los Etiquetados del SIDA) y la de otros vencedores, Milagros, Su-
sana, Rafael, Carlos, Bea, Paco, Rosanna y otros más, españoles,

210
testimoniaron en el encuentro internacional de críticos del SIDA en
Barcelona de 1998, que sus experiencias confirman las conclusio-
nes a las que llegó el estudio “Aurora” realizado en USA: “lo que es
común a todos los vencedores del SIDA es que, 1) o no tomaron o
dejaron de tomar los tratamientos oficiales; 2) cada cual encontró su
propia línea de tratamiento alternativos que, eso sí, en todos pasaba
por abandonar los malos hábitos de vida; y 3) les dio una gran fuer-
za el dedicar parte de su tiempo a transmitir su experiencia a otras
personas que entraban en el ciclo infernal del que ellos ya estaban
fuera”.

211
LA PSIQUE Y LA INMUNODEFICIENCIA

Desde comienzos de los ochenta, está claro para cada inmunó-


logo, principalmente para el Dr., Anthony Fauci, que encabeza las
investigaciones del SIDA en Estados Unidos, que períodos prolon-
gados de estrés son perjudiciales para la salud y pueden llevar in-
cluso a la muerte. En tales condiciones, un exceso de hormonas
producidas por causa del estrés provoca que los glóbulos blancos,
en especial los que aparecen en los tests de CD4, dejen la corriente
sanguínea y se alojen en la médula ósea. Si el estrés persiste, el
cuerpo pierde su capacidad de recuperación y las enfermedades tie-
nen vía libre. Las células macrófagas, que rutinariamente dirigen y
reciclan el casi incontenible número de 10 billones de células
muertas cada día (alrededor del 1% de todas las células del cuerpo),
se vuelven incapaces de desarrollar el trabajo adecuadamente, por lo
que se ponen en marcha reacciones inflamatorias que crean
peligrosos radicales oxidantes tales que las células macrófagas no
pueden ya mantener las infecciones bajo control. Este específico
fenómeno de estrés mortal puede observarse en el uso consciente
que de él hacen los aborígenes de Australia, entre quienes la mayor
pena que puede aplicarse a un individuo es precisamente el ostra-
cismo, ya que el ser separado de su clan lo conduce a la muerte.
Del mismo modo, una persona que interiorice la sentencia de
muerte que oficialmente significa un resultado positivo del test del
SIDA no está haciendo otra cosa que permitir que su psique sea
socavada. De esa forma es atrapada por el estresante y potencial-
mente fatal pánico que le ha sido inducido por las acciones de otros
que cobran para sus propios fines. Para esta interiorización era ne-
cesario elaborar un test convincente de anticuerpos. ¿Quién creó
esta caja de pandora? Pseudovirólogos que usaban convencionales
procedimientos aparentemente científicos y que en el pasado ya
habían explotado el miedo y el pánico patrocinados por las políti-
cas estatales durante la “guerra del cáncer” iniciada por Nixon en
1971. Los acontecimientos se desenvolvieron con tal rapidez desde

212
los setenta que es bastante fácil olvidarse del reparto del guión. Sin
embargo, eran los mismos los que estaban detrás del guiñol y usa-
ban los mismos títeres. Es claro y fácilmente demostrable docu-
mentalmente. Fue claro incluso entonces que no había virus cau-
sante de cáncer y que los retrovirus supuestamente responsables, ni
siquiera existían. ¿Cómo sucedió?
Una ojeada, incluso superficial, a la biología molecular revela
que, en lugar de hechos, lo que se encuentra en ella son modelos e
hipótesis. Como las polillas por la luz de la bombilla, los oportu-
nistas son atraídos por las teorías de moda que los hacen ricos, fa-
mosos y poderosos. No debería entonces sorprender que, sin perdí-
da de tiempo, David Baltimore en 1970 saltara al tren de la trans-
cripción revertida y en 1975 se encontrase siendo celebrado como
un codescubridor y recompensado con medio Premio Nobel. Junto
con Fauci jugó a continuación el más innoble y miserable papel
“científico” en la “Guerra del SIDA”. Lo que en 1970 codescubrió
Baltimore fue simplemente el fenómeno de la transcripción rever-
tida del ARN a ADN. Debido a que ello encajaba perfectamente en
el entonces reciente concepto de las (previamente artificialmente
concentradas) secuencias “virales” endógenas, el modelo de los re-
trovirus pudo nacer. La actividad del recientemente descubrimiento
de la enzima transcriptasa revertida fue pronto hallada en toda sus-
tancia viviente, mostrando así que su solo presencia no era eviden-
cia de virus. Ello hizo también estallar el “dogma central” de la
biología molecular que insistía en que la corriente de información
genética cómo podía ir en un sentido: el ADN podía producir
ARN, pero no alrevés. Los retrovirus fueron postulados para
explicar la “carcinogenesidad” en los cultivos de células usados en
los laboratorios. Se trataba de una sobreexagerada hipótesis que
hacia 1977 resultó imposible de continuar sosteniendo al saberse
que la transcripción invertida era un proceso común. ¡Puesto que no
hay virus alguno, tampoco puede existir el “retrovirus VIH”! Pero
en 1982-83 se necesitaba un artificio que explicara la aparente des-
aparición de un tipo particular de glóbulos blancos provocada por el
estrés. Fue la ocasión, esta vez, para Luc Montagnier, un opor-
tunista francés cuyo servilismo (tras un prolongado litigio) acabó
por resultarle rentable. Junto con su cómplice gnador del Premio
Lasker, Robert Gallo, en su llamado “test de anti-cuerpos” no de-

213
mostró otra cosa que la existencia de proteínas del estrés producidas
en el cuerpo bajo las condiciones antes descritas y en el tubo de en-
sayo, cuando los cultivos de células son sometidos a presión, según
un peculiar procedimiento escogido al efecto.
Las proteínas que ellos usaron para el test del SIDA y luego
vendieron al público como si fueran de origen viral, no sólo el
biológico, fueron resultado de los glóbulos blancos, sometidos a
estrés, usados en el laboratorio. Esto explica, de paso, por qué re-
sultan “positivos” principalmente aquellos de entre los grupos de
riesgo que han estado: a) expuestos a estrés inmunológico y tóxico,
o b) en contacto inmunológico con tales proteínas por otra fuente.
El VIH, que no ha sido nunca aislado ni identificado, cuyas proteí-
nas nunca se han demostrado directamente que existan (como se ha
hecho con otros virus), es un invento de la imaginación, un arti-ficio
para reforzar la explotación del pánico colectivo. En conse-cuencia,
el test del SIDA no tiene poder predictivo alguno. Nunca ha sido
calibrado salvo, por supuesto, por los efectos devestadores para el
sistema inmunológico que provoca su sentencia de muerta una vez
interiorizada.
Se debe ser consciente de todo esto a fin de cuestionar, y curar,
las enfermedades definitorias del SIDA y los problemas psi-
cológicos conexos. Los disidentes del SIDA han tratado de aportar
explicaciones alternativas pero, haciéndolo, sólo han conseguido
ayudar a consolidar el concepto del SIDA debido a las reacciones
intransigentes de los oficialistas. Ahora están siendo reemplazados
por analistas de SIDA, que esperan poder finalmente desenmasca-
rar la patraña del SIDA. Pero, por supuesto, sólo con la ayuda de
los afectados. El gran problema no lo constituyen las complacien-
tes fórmulas científicas -los Montagniers, Baltimores, Faucis, Wei-
sses y Gallos- de este mundo de los amos políticos, sino aquellos
que, para asegurar su propio poder político y económico, malver-
san el humanitario deseo de ayudar. Puede verse por todas partes
a dónde ha llevado tanta perversidad: lamentos de que no hay salida
de estas crisis globales sin que evidentemente se produzcan desas-
tres catástrofes. Si uno cree o se deja impresionar por esto, acaba
por caer inmediatamente en la trampa del pánico. Si se piensa en los
más de 100 mil estudios científicos escritos acerca de un virus que
no existe y en las hordas de investigadores que lo fabricaron, queda

214
claro que hay suficientes capacidades y poder cerebral que deberían
quedar disponibles para resolver unos cuantos de los muy reales
problemas que el mundo debe afrontar sin recurrir a la brutalidad o
a la violencia institucional, o a la discriminación de minorías y razas,
o a los asesinatos en masa, y sin SIDA.
Se demostrará que el SIDA ha sido un punto de inflexión en la
historia tras un período de profunda pérdida de confianza que llevó
a la purga definitiva de un mal gratuito. Nada uno tanto nuestras
culturas como el SIDA, el VIH y la Coca Cola, pero no puede to-
marse el pelo a la gente eternamente. El camino será pedregoso, in-
curriendo en grandes pérdidas de credibilidad en las instituciones y
leyes existentes. No ha de olvidarse, sin embargo, que incluso aho-
ra hay estructuras positivas y dignas, así como gente decente y ho-
nesta.
Los suficientemente desafortunados que han sido diagnostica-
dos con anticuerpos, son los que están cargando sobre sus espaldas
el fardo del actual desastre llamado SIDA. Ellos no deben perder el
tiempo. Deben preguntar sobre el virus, exigir ver fotografías del
VIH aislado o alguna prueba directa de sus proteínas y de su ARN
o ADN, e incluso si es que los retrovirus existen siquiera. Averi-
guar quiénes mueven los hilos detrás de la escena en el CDC, el
EIS, el NIH, en Capitol Hill y demás sitios. Son ellos los que han
llevado al trauma del SIDA a los supuestos enfermos a la fuerza de
insistir como hechiceros con sus sortilegios. Sólo entonces actua-
rán en beneficio de ellos mismos. Deben comenzar formulando
preguntas a quienes propagan los pronunciamientos oficiales sobre
el SIDA. No deben olvidar preguntar acerca de la toxicidad de los
medicamentos, especialmente las sulfonamidas como el Septrim.

215
LOS RETROVIRUS

Los retrovirus fueron postulados como especies de microor-


ganismos que causaban la transcripción revertida, lo cual era total-
mente razonable al inicio de los años setenta como hipótesis de tra-
bajo. El error consistió en elevar la hipótesis a dogma. Las pri-
meras técnicas de detección genética dieron alguna credibilidad a la
existencia de una entidad que sería transmitida de una célula a otra,
lo que fue desafortunado porque también se vio posteriormen-te
que era erróneo. Suceden errores de este tipo siempre que la tec-
nología pone al alcance de la utilización general un procedimiento
experimental nuevo que impulsa a un ejército de investigadores a la
producción masiva de datos experimentales, descuidando el sig-
nificado biológico que su trabajo pueda tener, si es que tiene algu-
no. Aún peor es el hábito de hacer un número interminable de rea-
justes de la teoría original, lo que distorsiona completamente la
hipótesis original. La ciencia rigurosa exige que se haga un radical
replanteamiento cuando esto ocurre. Y si, como sucede en el caso
del SIDA, no se hace, siguen avanzando en la mayor confusión
unos planteamientos fundamentalmente erróneos, y llevan al de-
sastre.
Para un observador perspicaz podría haber sido claro ya que
1973 que era insostenible la hipótesis de trabajo que adscribía a un
retrovirus el fenómeno experimentalmente observado de la trans-
cripción revertida, cuando se supo que dicha transcripción reverti-
da era cualquier cosa menos un fenómeno escaso. Como máximo
en 1980 dicha hipótesis debería haber sido abandonada por todos.
De hecho, las extraordinariamente, artificiales y circunscritas con-
diciones en las que podía inducirse transcripción revertida en los
laboratorios debería haber alertado a cualquiera acerca de la extre-
ma improbabilidad de que tales condiciones exclusivamente de la-
boratorio tuvieran significado alguno para los fenómenos que ocu-
rren de manera natural. Aún más, cuando no fue posible mostrar la
existencia de ningún retrovirus, por ejemplo siendo capaces de

216
aislarlo y caracterizarlo, y de demostrar su transmisibilidad. Estos
fracasos, obviamente por falta de intentonas, deberían haber basta-
do para arrinconar todo el enfoque. Puede resultar difícil de creer
que todos los mapas que pretenden representar un retrovirus com-
pleto, incluido el VIH, son tan sólo compilaciones de pedazos y
piezas puestas juntas por sus antores y mayor gloria de sus creen-
cias. Ni in vitro ni in vivo se ha probado que exista ningún retrovirus
ni su ARN en su totalidad.
Una dificultad complementaria para la hipótesis VIH/SIDA es
que nunca ha sido posible demostrar que las observaciones experi-
mentales atribuidas a los retrovirus sean exógenas a las células
utilizadas en los experimentos, es decir, que vengan del exterior de
la célula. En realidad, toda la evidencia disponible apunta a lo
opuesto, es decir, a que son endógenas (inherentes, interiores) a las
propias células. Parte de la evidencia consiste en que la llamada
actividad retroviral sólo se ha podido inducir experimentalmente en
un tipo determinado de células, mientras que se supone que el VIH
infecta en el cuerpo a muchos tipos distintos de células. Las dos
aseveraciones son claramente incompatibles. Toda la teoría se
vuelve aún menos plausible cuando se tiene presente que las con-
centraciones “retrovirales” son siempre extremadamente bajas, por
lo que se precisa una gran cantidad de material celular de los “pa-
cientes” para poder señalar que hay algún “virus replicante”. A
propósito, ésta es la base de la afirmación de que el VIH tiene una
muy baja tasa de infectividad. Una explicación mucho más racional
es que ahí en absoluto hay virus alguno.
La historia proporciona un desgraciado precedente de esta for-
ma de investigación. A fines del siglo XIX e inicios del XX se rea-
lizó una larga serie de experimentos con animales de laboratorio
altamente endogamizados. Bajo condiciones estrictamente circuns-
tanciales desarrollaban mayor susceptibilidad a enfermas que ani-
males no endogamizados. Se “olvidó” la frase “altamente endoga-
mizados” y se hicieron generalizaciones sobre infectividad viral que
se mostraron erróneas pero de las que la medicina sigue presa hasta
nuestros días.
Análogamente, se está realizando hoy en día experimentos con
cultivos celulares en vez de hacerlos con animales completos, y ello
por la sencilla razón de que así se aceleran enormemente dichos

217
experimentos. La desventaja es que esto limita la experimentación a
sólo una de entre unas pocas líneas celulares que siempre son can-
cerosas, porque únicamente crecen continuamente en el laboratorio.
La historia se repite: se generaliza para la conducta de células nor-
males los resultados obtenidos con unas células altamente anor-
males.
Estas células pueden incorporar dentro de su propio ADN tro-
zos de ADN extraño que se añaden a los cultivos de crecimiento
(proceso de integración que también pueden realizar, aunque más
lentamente, las células normales). Las células que han incorporado
ADN manifestarán, como es obvio, las características que codifi-
quen dicho ADN, lo cual es interpretado como que un virus ha en-
trado en acción cuando no ha ocurrido nada por el estilo. A partir
de ahí es fácil darse cuenta de la aparición de la extraña noción
“ADN infeccioso”, y de la errónea conclusión de que en el proceso
está implicado un virus según el convencional significado de esta
palabra. Sin embargo, todo el argumento se colapsa cuando se
demuestra que se puede hacer que el ADN no-viral también actúe
así, tanto in vitro como in vivo. Si ocurre que el ADN utilizado es el
ADN que arbitrariamente se ha definido como ADN del VIH o
una parte de él, entonces lógicamente la célula que ha incorporado
este ADN se comportará como si hubiese sido infectada por el
supuesto VIH.
¿Qué es normalmente llamado virus sino un trozo de ADN en-
vuelto por una cobertura protéica a fin de que el ADN pueda ser
transmitido de una célula a otra? Un pedazo de filamento de ADN
no puede hacer esto por sí sólo, pues estaría expuesto a la degrada-
ción enzimática o sería mezclado con otros componentes. Además,
¿cómo podría identificar su célula diana?, ¿cómo podría alcanzar-la?,
¿cómo podría entrar en ella sin un mecanismo específico que lo
permitiese?
Nadie necesita ayuda para comprender que replicar (es decir,
clonar) algo en un tubo de ensayo y después detectar este algo (es
decir, ADN clonado molecularmente) en un lugar en el que previa-
mente se le ha clonado, es un argumento circular, luego no es nin-
gún argumento en absoluto. Pero ocurre que las tautologías son
parte indispensable de la retrovirología, como se explicó antes al
abordar la falacia inherente a los tests de anticuerpos para el VIH.

218
Las reglas que demuestran la existencia del VIH (y de los re-
trovirus en general) no han sido nunca cumplidas por aquellos que
las inventaron, así como nunca han sido válidas. Esto hace ahora
más fácil comprender por qué muchas personas sienten la necesi-
dad de preguntar lo que significa el, en principio bastante evidente,
término “aislamiento”: sinónimo adecuado podría ser “puro” o
“libre de contaminantes”. Claramente tienen una preocupación en
su mente cuando se dan cuenta de que el término aislamiento ha si-
do utilizado en retrovirología de la forma enunciada por “Alicia en
el País de las Maravilles”: “Significa lo que yo digo que significa”.
Hasta la invención del SIDA, los retrovirólogos constituían una
pequeña minoría y eran felices aceptando acríticamente cada uno de
las fantasías de los otros. Podían ir tocando violines para mayor
alegría de sus corazones, tranquilos sabiendo que “los retrovirus son
los menos peligrosos de todos los virus”. Científicos bien in-
tencionados y crédulos, así como aspirantes a virólogos, periodistas
y, a través de ellos, público en general, fueron hipnotizados por la
incomprensible jerga de los retrovirólogos, en la creencia de que la
enorme mesa de los datos acumulados sobre el VIH y los retrovirus
de alguna forma significaba algo. En realidad, puede demostrarse
que cada propiedad atribuida al VIH, y a los retrovirus en general,
pertenece a las células utilizadas en los experimentos de cultivo. En
ningún momento ha habido base alguna sólida para creer que estas
propiedades y componentes tengan nada que ver ni con los virus en
general ni con el VIH en particular.
Ninguna partícula del VIH ha sido nunca obtenida pura, libre
de contaminantes. Nunca se ha probado la existencia de una pieza
completa del ARN atribuido al supuesto VIH, ni del ADN transcri-
to.

219
PODERES POLÍTICO-ECONOMICOS
DETRÁS DEL SIDA

Detrás de este monstruo creado por grandes intereses de la


química, la bioquímica y anexos, denominado “VIH”SIDA”, se
mueven y están los grandes poderes políticos y, principalmente,
económicos de una multimillonaria industria de enormes y exten-
sos tentáculos de tanta influencia que hasta el propio gobierno de
los Estados Unidos ha declarado el día 1 de Mayo de 2000 que “el
SIDA es una amenaza para la seguridad de la nación y para el resto
del mundo”. Reportes de inteligencia dicen que la “epidemia” en
Asia puede desestabilizar la zona. Los supuestamente enfermos de
SIDA creen que el Presidente de los EE. UU. no ha exagerado, ya
que los que mueren no solamente son los pobres sino los miembros
de la clase media y alta. Agrega el gobierno de los Estados Unidos
que un cuarto de la población de Sudáfrica morirá de SIDA en los
próximos años y la ONU informó, casi al mismo tiempo, que las
personas infectadas están aumentado en Europa Oriental, Asia y
especialmente en la India. El Presidente Clinton quiso aumentar la
cantidad de dinero que el país gasta en programas para el SIDA
doblando la cifra a 2 mil millones de dólares. Muchos políticos
influyentes señalan que este plan del Presidente no tenía que ver
con la salud sino con la política. Indudablemente que los intereses
económicos, son los reales, no los mencionados por los políticos
que estaban a favor o en contra de esta proposición guberna-
mental.
La ONU informó que en 2004 en el mundo hay 38 millones de
infectados por el SIDA. Sin embargo en 1999 había declarado que
existían 32 millones VIH positivos que nunca habían presentado
síntomas de enfermedad (SIDA). ¿Cómo se entiende esto?
Todos sabemos que la falta de defensas causantes por la ausen-
cia de anticuerpos, son el resultado de la mala alimentación, el es-
trés, la miseria, el consumo de agua no potable, el consumo de dro-
gas recreacionales y fármacos y la aplicación de antibióticos debido
220
a la continua infección de enfermedades venéreas., como gonorrea,
sífilis, etc., y que precisamente las áreas del planeta más afectadas
por este fenómeno son las que se encuentran donde indicó la ONU:
Europa Oriental, Asia y África. La solución no está en inverter mi-
llones de dólares en crear drogas mortíferas que aliviarían la “epi-
demia del siglo”, como muchos se han encargado en denominar,
sino en reparar los fenómenos antes mencionados, (sociales, de sa-
lubridad, higiene y alimentación).
La revista POZ de Septiembre de 1999 publicó la siguiente ta-
bla, que presenta claramente las ganancias que proporciona a los
productores de las drogas “contra el SIDA”.
Debemos señalar que a los “pacientes” no se les indica por los
doctores una droga de las enumeradas a continuación, sino que, en
la mayoría de los casos combinan tres de ellas, y hasta más, el ya
conocido Cóctel. Como ejemplo, un “paciente” al que se le indi-
quen en el tratamiento tres de estas drogas, proporcionaría una ga-
nancia mínima promedio anual entre $24,000.00 y $35,000.00 (US$).
Si multiplicáramos estas cifras por los 38 millones de infectados de
SIDA que, según la ONU, existen en el mundo, las ganan-cias
mínimas promedio de las compañías farmacéuticas ascende-rían a
$1,230,000,000,000.00 (un billón, doscientos treinta mil millones).

Nombre
Genérico - (Marca) Anual

Amprenavir – Generase $ 5,887.00


Zalcitabine (ddC) Hivid 2,059.00
Didanosine (ddI) Videx 2,102.00
Dedavirdine – Rescriptor 2,314.00
Lamivudine (3TC) – epivir 2,529.00
Stavudine (d4T) - Zerit 2,651.00
Nevarapine – Viramune 2,955.00
Zidovidune (AZT) – Retrovir 2,955.00
Abacavir – Ziagen 3,398.00
Efavirenz – Sustiva 3,837.00
Indinavir – Crixivan 4,503.00
(AZT/3TC) – Conbivir 5,484.00
Saquinavir – Invirase/Fortovase 5,676.00
Nelfanavir – Viracept 6,307.00
Ritonavir – Norvir 6,482.00
221
Lo deplorable y doloroso de este gran negocio multimillonario
es que está basado en el consumo de drogas que, lejos de aliviar,
mejorar o “curar” una supuesta enfermedad, sólo contribuye a ha-
cer más ricos a los ya adinerados personajes enrolados en este jugo-
so negocio y a enfermar realmente hasta llevar a la muerte a los “pa-
cientes de SIDA” y, por supuesto, hacer que los pobres sean cada
día más pobres.
Estas drogas son las más populares, entre otras conocidas:
Inhibidores de la transcriptasa revertida. Nucleósidos análo-
gos (NRTI); AZT, 3TC, Videx, Hivid, Zerit, Convivir y Ziajen.
Inhibidores de la proteasa (IP); Invirase, fortovase, Crixivan,
Norvir, Viracept y Agenerase.
Inhibidores de la transcriptasa inversa, Análogos de los no
nucleósidos (NNRTI); Viramune, Rescriptor, Stocrin.
Todos los prospectos de las drogas recomendadas para el VIH/
SIDA, así como en los anuncios, que por millones se pueden ver en
las más prestigiosas revistas de todo tipo en el mundo entero y
prensa en general, los propios creadores y distribuidores de estas
terribles drogas, en la mayoría de los casos, escritos con letras pe-
queñas, explican los efectos secundarios que las mismas provocan
en quienes las usan. Basta ser simplemente ligeros observadores
para darnos cuenta de lo terrible que resulta el uso de éstas. Cabe
preguntarse ¿vale la pena cambiar el estilo de vida, de alimentación,
etc., y no consumir tales drogas tóxicas?
Las guías de tratamientos antirretrovirales contra el supuesto
VIH para adolescentes y adultos fueron desarrolladas por el “Panel
on Clinical for Treatments of HIV Infections” formado a iniciativa
del Departamento de Salud y Servicios Humanos (DHHS) y por la
“Henry Kaiser Family Foundation”. Estos tratamientos son los lla-
mados cócteles. Dicho panel, teniendo en cuenta los casos a los que
los cocteles no les ha dado resultado efectivo, ha ideado un nuevo
tratamiento; algo así como una bomba de mayor poder destructivo.
A continuación presento la tabla de posibilidades de tratamiento
para pacientes en los que no han fuicionado las combinaciones indi-
cadas por los médicos:

222
POSIBILIDADES DE TRATAMIENTO
PARA PACIENTES CUYA COMBINACIÓN NO HA
FUNCIONADO

Si el principal cóctel era: El nuevo cóctel podría ser:


Viracept + 2 Inhibidores nu- 5 combinaciones
cleósidos de la Transcripta- 2 nuevos NRTs + Norvir
sa revertida (NRTIs, por sus 2 nuevos NRTs + Crixivan
siglas en inglés 2 nuevos NRTs + Viracept + Saquinavir
2 nuevos NRTs + Saquinavir + Norvir
2 nuevos NRTs + NNRTI. + Norvir
2 nuevos NRTs + NNRTI + Crixivan

Norvir + 2 NRTs 3 combinaciones


2 nuevos NRTs + Saquinavir + Norvir
2 nuevos NRTs + Viracept + NNRTI
2 nuevos NRTs + Viracept + Saquinavir

Crixivan + 2 NRTs 4 combinaciones:


2 nuevos NRTs + Saquinavir + Norvir
2 nuevos NRTs + Viracept + 1 NNRTI
1 NRT + 1 NNRTI + 1 Inhib. de Proteasa

Saquinavir + 2 NRTs 3 combinaciones:


2 nuevos NRTs + Norvir + Saquinavir
2 nuevos NRTs + NNRTI + Cirxivan
1 NNRTI + 1 NNRTI + 1 Inhib. de Proteasa

2 NRTs + Inhiidor no Nu- 1 combinación


cleósido de la transcripta- 2 nuevos NRTs + 1 Inhib. de Proteasa
sa Reversa (NNRTI, sus
iniciales en inglés)

2 NRTs 4 combinaciones
2 nuevos NRTs + 1 Inhib. de Proteasa
2 nuevos NRTs + Norvir + Saquinavir
1 nuevo NRTs + 1 NNRTI + 1 Inhib. De
Proteasa
2 Pis + NNRTI

1 NRTI 3 combinaciones:
2 nuevos NRTIs + 1 Inhi. de Proteasa
2 nuevos NRTIs + 1 NNRTI
1 nuevo NRTI + NNRT + 1 Inhib. de Proteasa

223
EFECTOS SECUNDARIOS MAS COMUNES
QUE SUFREN LOS CONSUMIDORES DE
ANTIRRETROVIRALES

INHIBIDORES DE PROTEASA

Saquinavir (Invirase o Fortovase): Diarrea, vómitos, nauseas, aci-


dez estomacal, dolor en el pecho, fatiga, aumento de las enzimas del
hígado.
Retronavir (Norvir): Decaimiento, dolor abdominal, pérdida de
apetito nauseas, diarrea, vómitos, aftas en la boca y en la lengua,
pérdida del paladar, aumento de las enzimas en el hígado, deficien-
cia renal.
Andinavir (Crixivan): Cálculos renales, dolor en el riñón, aumento
de las enzimas en el hígado, dolor abdominal, nauseas.
Nelfinavir (Viracept): Diarrea, Nausea.
Amprenavir (Agenerase): Diarrea, nauseas, vómito, dolor en el
pecho, erupción en la piel, aftas en la lengua y boca, fatiga.

ANALOGOS NUCLEOSOS

AZT (Retrovir): anemia, disminución de un tipo de glóbulo blan-co


en la sangre, dolor abdominal, pérdida de apetito, estreñimiento,
dificultad al respirar, dolor en el pecho, dolor muscular, nauseas,
vómito.
3TC (Epivir): Diarrea, nausea, pérdida de apetito, falta de aire, de-
presión, insomnio, problemas nasales, dolor en el pecho.
D4T (Zerit): Neuropatía periferal, pancreatitis, dolor abdominal,
nauseas, vómitos, diarrea, dolor en el pecho, erupción en la piel,
insomnio, pérdida de apetito, aumento de las enzimas en el hígado,
pérdida de un tipo de glóbulo blanco en la sangre.
DdC (Hivid): Neuropatía periferal.
DdI (Videx): Neuropatía periferal, pancreatitis, diarrea,
224
Abacavir (Ziagen): Nausea, diarrea, pérdida de apetito, insomnio,
hipersensitivitis (reacción).
Adefovir (Preveon): Cálculos renales/toxicidad.

INHIBIDORES DE LA TRANSCRIPTASA REVERTIDA

Dela virdine (Rescriptor): Erupción en la piel, neutropenia, au-


mento de los niveles de amileno.
Efavirenz (Sustiva): Problema del sistema nerviosos central (falta
de aire, insomnio, dolor en el pecho, malestar físico, ansiedad) erup-
ción en la piel, nauseas.

Conocido es por todos que muchas medicinas, que realmente


curan, producen ciertos efectos secundarios, pueden ser tolerados o
superados por los enfermos pero, ¿puede considerarse medicina a
una droga que lejos de curar produce efectos secundarios tan seve-
ros que hasta pueden causar la muerte? ¿Es la prescripción de las
llamadas drogas para el SIDA realmente la ética de la medicina?
La Real Academia de la Lengua Española define la medicina así:
“Arte y ciencia de prevenir y curar las enfermedades”. Una de
las prevenciones estriba en una adecuada alimentación y estilo de vi-
da.

225
SÍNTOMAS DE ENFERMEDAD

Todas las enfermedades relacionadas con el SIDA pueden pre-


sentarse en personas que son VIH negativas, ninguna se presenta
exclusivamente a aquellos que son positivos, todas existían desde
antes de que se adoptara el nombre de SIDA, y todas tienen causas
y tratamientos médicos conocidos y no relacionados con el supues-
to VIH. Linfoma, diarrea, demencia, candidiasis, neoropatía, nau-
seas, caquexia y muchas otras condiciones asociadas con el SIDA,
se sabe que son causados por la prescripción de medicamentos usa-
dos para tratar el SIDA.
La profilaxis y la intervención temprana son conceptos que
pueden traer consecuencias fatales. Tomar AZT o cualquier otro
quimioterapéutico como “anti viral”, o usa antibióticos potentes
como el Bactrim diariamente, por meses o por años es la práctica
nueva y potencialmente mortal que no hace caso ni a la advertencia
del fabricante, ni a la dosis que se recomienda en el libro de refe-
rencia para los médicos de los Estados Unidos y otros países.
Las personas sanas que resultan VIH positivas son mucho más
numerosas que las personas VIH positivas que se enferman. Esto es
cierto en los Estados Unidos, en África, en Haití y en otras partes
del mundo donde un gran porcentaje de la población resulta VIH
positiva. La lectura cuidadosa de la literatura científica muestra co-
mo los que “no progresan” comparten un hecho entre ellos: ya sea
por voluntad propia o por efecto de las circunstancias, no toman
antivirales ni usan antibióticos en forma cotidiana.
Las personas que resultan VIH positivas se mantienen sanas y
aquellos que permanecen vivos y sanos después de años de habér-
seles diagnosticado SIDA, lo hacen porque nunca son incluidos en
estudios y por ser ignorados por los investigadores del SIDA. Otra
información que proviene de muchas fuentes diferentes como la del
exdirector de la Clínica Mayo, de libros o de artículos acerca del
número creciente de personas con SIDA, enfatiza en el uso de la
nutrición y de las vitaminas así como en otras formas de trata-

226
mientos naturales, holísticas y no tóxicas para resetablecer y forta-
lecer al sistema inmunológico.
Los únicos estudios en los que se les ha preguntado a los hom-
bres gay (homosexuales) con SIDA acerca de la cocaina, los pop-
pers y el speed demiestran que el 93% al 100% de ellos han usado
estas drogas. En la literatura médica hay documentación que data
desde principios del siglo XX en donde se muestra el daño que cau-
sa el uso de drogas recreacionales.
En un estudio de drogadictos intravenosos con malnutrición
crónica que resultaron VIH positivo y que habían usado heroína
por más de cinco años, se encontró que después de tratárseles la
malnutrición y de rehabilitarse de la drogadicción, ninguno de ellos
desarrolló síntomas o infecciones asociadas con el SIDA, después
de un promedio de 4.1 años de haber resultado positivos.
Las células T tienen un valor cuestionable como medida de sa-
lud y de la función inmunológica. En efecto la disminución del nú-
mero de células T no es ni necesario, ni suficiente para que se de-
sarrollen las enfermedades asociadas al SIDA. Un diagnóstico de
SIDA no es una inmutable sentencia de muerte. Es un hecho que
los métodos de tratamientos seguros y efectivos son aquellos que
estudian las necesidades y deficiencias específicas para cada in-
dividuo y que son capaces de lograr recuperación aún en las con-
diciones más serias. A partir de ese momento comienzan a desapa-
recer los síntomas de enfermedad.

227
MEJORIA DEL ENFERMO CON USO DE
DROGAS “ANTI-SIDA”

Larga y detallada ha sido la explicación sobre los efectos fatales


que provocan en las personas el consumo de los antirretrovirales
que se recetan a los enfermos de SIDA. Estas drogas son fatales a
corto o mediano plazo porque precisamente provocan lo que su-
puestamente deben combatir: inmunodeficiencia.
Muchas personas preguntan ¿por qué cuando un enfermo de
SIDA, realmente enfermo, cuando comienza el uso de los cócteles
“antirretrovirales”, mejora su salud? El Dr. Roberto A. Giraldo, In-
munólogo del Cornell Medical Center de la Universidad de New
York, explica las varias razones.
l.-Los inhibidores de proteasas, como su nombre lo dice, inhi-
ben todas las proteasas del cuerpo humano, necesarias en el meta-
bolismo de un sin número de proteínas. Una de las proteasas inhi-
bidas son las necesarias para liberar las llamadas roteínas del estrés.
Los inhibidores de proteasa tienen, pues, una acción antiestrés o
antirrespuesta al estrés. Esta es la razón por la cual las “cargas vi-
rales” que no son más que resultados de respuestas al estrés, des-
cienden con los inhibidores de proteasa.
2.-Los antirretrovirales inhiben a muchos organismos y paráis-
tos comunes en el enfermo de SIDA. Esta acción antibiótica hace
que el enfermo con infecciones oportunistas, mejore.
3.-Efecto placebo. El solo hecho de estar tomando una medici-
na que la persona cree que es milagrosa para el SIDA tiene un
efecto beneficioso o placebo. Hay múltiples estudios en medicina
que muestran cómo los peores venenos cuando se toman con una
creencia diferente, tienen un buen efecto. El efecto placebo es la
demostración de que, al menos en los seres pensantes, el poder de
la mente es increíblemente grande.
A pesar de todos los efectos aparentemente beneficiosos de los
antirretrovirales, ellos inhiben el metabolismo de ácidos nucleicos y
de proteínas de todos los sistemas corporales y por esta razón es
228
que sus “beneficios” son transitorios y tarde o temprano la persona
que los toma comienza a manifestar múltiples complicaciones y
muere. Los defensores del supuesto VIH dicen que no mueren por
ellos sino porque el VIH muta, se hace resistente y mata a la per-
sona, pero de esta explicación no existe prueba ni demostración
objetiva científica, es sólo una especulación que se ha tornado en ley
o mito.
Muchas víctimas, que han comprendido los daños que los anti-
rretrovirales les causan y desean buscar rutas alternas para el mejo-
ramiento de su salud o que, han comprendido la realidad que están
luchando contra un virus fantasma, han dejado repentinamente el
uso de los cócteles. Pero ¿qué sucede entonces? Al suprimir la inhi-
bición celular, todos los parásitos y organismos que no han podido
ser eliminados por el sistema inmune y que están en el cuerpo, no
pueden ser combatidos por los linfocitos ya no inhibidos y entonces
comienzan a aparecer múltiples infecciones oportunistas que podría
llevar a la muerte al individuo. Esta es la razón por la que es muy
importante no comenzar nunca a tomar los antirretrovirales, es un
carro del que ya no se puede bajar.

229
VIH NEGATIVO Y SIDA

El Dr. Robert Rott-Bersteins, PhD, Profesor de la Universidad


de Michigan, USA, realizó un largo y amplio estudio en la literatura
médica universal. Descubrió que los casos de SIDA, VIH nega-
tivos, no son una novedad y que se han estado informando acerca
de ellos desde 1986. Desde el año 1990, se han verificado vasos de
VIH negativos durante extensos períodos (6 meses a varios años)
empleando ELISA, Western Blott y PCR. Los pacientes habían de-
sarrollado cantidades bajas de CD4, Sarcoma de Kaposi, candidia-
sis sistémica, tuberculosis sistémica, trombocitopenia y otras infec-
ciones oportunistas.
En la literatura médica, se pueden encontrar también, ya desde
1872, casos que encajan exactamente en la definición del SIDA que
ha hecho el CDC de los Estados Unidos, mucho antes de cuando se
supone surgió el supuesto VIH.
La cantidad de casos VIH negativos es significativa. Hasta 1989,
el CDC informó que el 5% de todos los pacientes de SIDA en los
EE.UU. a los que se había sometido a pruebas de detección del su-
puesto VIH daban negativos. Desde 1989, el CDC no ha propor-
cionado más cifras...
La existencia de SIDA en los VIH negativos demuestra que el
supuesto virus no es la causa necesaria de la inmunodeficiencia.

230
ACERCA DE LOS VIRUS

Según el Dr. Stefan Lanka, PhD, Doctor en Ciencias Naturales,


Biólogo Molecular y Virólogo alemán, que ha aislado varios virus,
explica que un virus es una forma celular de organismo, no posee la
capacidad bioquímica para autorreproducirse y necesita células vivas
para autorreplicarse con su ayuda.
Un virus consiste únicamente en unas cuantas proteínas, su ma-
terial genético y, a veces, lípidos.
El material genético de un virus dado, ya sea ADN o ARN (fá-
cilmente distinguible) siempre tiene la misma longitud y es extraído
de los virus aislados y distribuido por tamaños mediante la técnica
Gel-Electrophoresis.
Un virus dado, para probar su existencia, tiene que –en primer
lugar- ser fotografiado. Para lo que no se necesita fijación química y
su seccionamiento ultrafino ya que los virus son estables y pueden
ser fotografiados directamente. Incluso en la sangre, donde se dice
que está probada la presencia de millones de VIH por mililitro, uti-
lizando el test “carga viral”, no hay ninguna foto de tan entidad.
El SIDA es un inadmisible diagnóstico artificial. Tal construc-
ción no puede ser explicada en términos clínicos. Uno sólo es capáz
de explicarlo y entenderlo cuando observa y estudia detenidamente
las reglas de construcción de sus inventores.

231
EL TRATAMIENTO QUE LA CIENCIA MODERNA
PUEDE OFRECER

Cuando los detractores de la “Carta Abierta del Presidente de


Sudáfrica” que la revista Nature publicó el 27 de Abril de 2000
escriben que “El SIDA no será derrotado o detenido sin el acceso al
mejor tratamiento que la ciencia moderna puede ofrecer”, con toda
seguridad se refieren al AZT para las seropositivas embarazadas y a
los cócteles para el resto, que es lo que administra en los hospitales
occidentales, no en Sudáfrica. Pero, por un lado, en febrero de este
año, la prensa española publicó que los cócteles fracasan en más del
50% de los casos, la misma información que la prensa norteame-
ricana ya dio en septiembre de 1997. O sea que ni oficialmente se
considerada que los cocteles sean mejor tratamiento que los ningún
coctel. Y se confirmaría que estos tratamientos en realidad son per-
judiciales si se hiciesen verdaderos ensayo placebo, es decir, si se
comparase cualquiera de los antivirales que se aplican con un pro-
ducto inocuo –placebo-. Pero sólo en el cuadro del SIDA se llama
“ensayo placebo” a la comparación no con un auténtico placebo si-
no con otro u otros antivirales, con lo que siempre la comparación
se hace entre medicamentos muy tóxicos. Estos son procedimientos
establecidos.... por los propios especialistas oficiales de SIDA
Por otro lado, el tratamiento con cócteles desconoce cuestiones
claves de la ciencia moderna. Entre otras, que: la transcripción re-
vertida es un proceso reparador que tiene lugar en toda la actividad
celular normal; el estrés persistente desestabiliza la inmunidad, dis-
minuyendo la inmunidad celular y actuando la humoral; los linfo-
citos T4 se subdividen en los Th1 y los Th2, y que estos últimos
prácticamente no se encuentran en sangre, por lo que no aparecen
en los célebres recuentos de T4; los T4 tienen un ritmo circadiano,
por lo que por la noche hay muchos más que pos la mañana; ade-
más, en situación de estrés, los T4 se retiran de la sangre; la PCR
sólo puede multiplicar trozos de ADN con pocos cientos de letras
genéticas; los medicamentos de síntesis química son oxidantes, por
232
lo que aumentan el estrés oxidativo; los antivirales y los antibióticos
atacan a las mitocondrias encargadas de producir la molécula ener-
gética básica, ATP; las recientes investigciones sobre el gas tóxico
nítrico, NO, en las células humanas, y el estrés nitrosativo que pro-
duce el exceso de NO y poppers, antibióticos, analgéicos, con-
servantes...; los inhibidores de proteasas artificiales no son elimi-
nables por el cuerpo, y el constante aumento de su concentración al
ir tomando más pastillas hace que actúen bloqueando el funcio-
namiento celular y orgánico; el AZT es fosforilizado en una parte
tan pequeña que, incluso aceptando las hipótesis oficiales, su uso es
inútil (en realidad, es contraproducente, como desde 1994 está de-
mostrado por el informe Concorde y su prolongación), etc.
Los mejores tratamientos que la ciencia moderna puede ofrecer
son los basados en prevenir y tratar el estrés oxidativo y el estrés
nitrosativo. La primera parte es reconocida incluso por los propios
doctores Montagnier y Gallo, que recomiendan dar antioxidantes...
aunque persisten en que se administren los antivirales y los supues-
tos preventivos, todos ellos oxidantes, entre otras propiedades per-
judiciales.

233
CONSEJO DE SALUD A LAS FUTURAS MADRES

Si hace poco que está en estado quizá le recomienden que se haga


la prueba del VIH como parte de un lote de cuidado prenatal estan-
darizado. En Inglaterra, recomendar la prueba del VIH a las muje-
res embarazadas es ahora un procedimiento prenatal estandarizado
(1). La prueba del VIH es muy inexacta, no ha sido todavía cien-
tíficamente probada, y debería ser rechazada por los siguientes
motivos:
1.- Todos los fabricantes de estas pruebas incluyen la siguiente o
similar indicación en sus equipos de pruebas: "Hasta el momento,
no existe ningún estándar reconocido para establecer la presencia o
la ausencia de anticuerpos de VIH-1 y VIH-2 en la sangre humana
(2)".
2.- El motivo de esta indicación es porque la prueba del SIDA
no mide la presencia de un virus (3). Las pruebas del SIDA han sido
diseñadas para detectar niveles de actividad de anticuerpos en
sangre. La actividad de anticuerpos en el torrente sanguíneo es un
suceso normal en los seres humanos, pero está siendo malinterpre-
tado en la prueba del SIDA como indicador de la presencia del su-
puesto VIH.
3.- Como resultado de esta mala interpretación, individuos sa-
nos están siendo erróneamente diagnosticados como seropositivos.
Desde que esta información salió a la luz, más de 60 diferentes con-
diciones médicas han sido registradas como posibles causas de una
falsa lectura del supuesto VIH positivo. Estas condiciones in-cluyen
la gripe, la vacuna gripal, la malaria, la vacuna del tétanos, la hepa-
titis A y B, los pinchazos de hepatitis, el uso de drogas, fármacos o
alcohol, infecciones víricas recientes e incluso el propio embarazo
(4). Recibir un diagnóstico falso, pero totalmente devastador de
positividad al VIH, llevará a su médico a recomendarle una carrera
de fármacos anti-VIH, conocidos como inhibidores de proteasas o
anti-retrovirales, estos fármacos son altamente tóxicos. Tienen la
capacidad perfectamente documentada, de perjudicar a la madre y

234
también de deformar severamente e incluso de provocar la muerte
del feto (5).
4.- Los niveles actuales de gasto en fármacos para el SIDA en el
mundo occidental son descomunales. También lo son los benefi-
cios que recogen los fabricantes de fármacos contra el SIDA. Co-
mo resultado, la información contenida en este texto es completa-
mente ignorada por el organismo médico ortodoxo. Lamentable-
mente, esta no es una reacción inesperada. La persecución de bene-
ficios a expensas de la salud, el continuo empleo salvaje de pro-
cedimientos médicos con grietas, la administración de fármacos
peligrosamente tóxicos a madres embarazadas, la despreocupación
por la crisis de miles y miles de personas erróneamente diag-
nosticadas, y el rechazo del organismo médico ortodoxo a escuchar
la evidencia contraria, o a admitir negligencia médica, siguen todos
ellos la misma punta que siguió el, una vez respetado, medicamen-
to llamado talidomina. No permitas que ni tú ni tu hijo se convier-
tan en otra desgarradora estadística médica.

235
IGNORANCIA MÉDICA
SOBRE LOS TRATAMIENTOS

Según explica el Dr.Angel Gracia, PhD, el 90% de los médicos


que tratan pacientes con SIDA ignoran las resoluciones tomadas en
los Congresos Científicos y las leyes oficiales federales que dicta la
FDA, Agencia Federal de Drogas y Alimentos de los EE. UU., con-
cepto que comparte el Dr. R. Giraldo, otros especialistas. Además,
los médicos que recetan los combos ignoran dónde está publicada la
secuencia del ARN del virus que dicen es la causa del SI DA. Y la
ignoran porque esa secuencia no ha sido publicada en ninguna re-
vista científica. Igualmente ignoran, entre otras cosas, fechas tras-
cendentales como las siguientes.
En la XIII Conferencia Internacional sobre el SIDA efectuada
el 30 de Julio del 2000 en la ciudad de Durban, Sudáfrica, se deci-
dió aplicar la Terapia Intermitente debido a la falta de adherencia de
los pacientes de SIDA a las medicinas tóxicas -combos, o cócteles
antirretrovirales, saturados de efectos secundarios perjudiciales- y el
ataque que hacen los combos al ADN mitocondrial de las células de
cualquier tipo de parénquina (tejidos óseos, hepático, muscular...),
impidiendo su reproducción imprescindible, por ejemplo, para tener
células CD4, o defensas naturales. Todo lo cual hizo que los “espe-
cialistas” decidieran darle vacaciones a los cócteles (Holliday to the
cocktail), para que el Sistema Inmunológico, por su cuenta, tenga la
posibilidad de aumentar sus defensas y poder derrotar a las enfer-
medades oportunistas que causan la iatrogenia provocada por los
médicos que recetan los cócteles y que acaban asesinando a los pa-
cientes. Según los “Expertos” la adherencia debe ser del 95% para
que los tóxicos cócteles puedan actuar destruyendo y matando. Ad-
herencia es la capacidad del paciente para seguir lo “inseguible”;
tomarse puntualmente los venenos que les recentan, y ¡sin fallas!,
todos los días... durante toda su vida... hasta que mueren... porque,
hasta el día de hoy, ni una sola persona se ha curado con esos cóc-
teles antirretrovirales. Eso sí, los que se enganchan en la adherencia,
236
que son menos del 5% viven rabiando y maldiciendo esos “medi-
camentos”.
En Febrero 6 del 2002, en la ciudad de Chicago, EE.UU., se
efectuó la VII Conferencia anual de Retrovirólogos, donde se deci-
dio que “quien sea positivo a la prueba del SIDA, y no tenga sín-
tomas de SIDA, no debe ser sometido a tratamiento”. Existen más
de 34 millones de personas positivas a esa prueba que no padecen
de SIDA y viven felices, ya que no toman los venenosos cócteles
que iatrogénicamente recentan los médicos. Sin embargo se sigue
condenando a muerte a toda persona que tenga la desgracia de
resultar positivo a una prueba falsa e inventada sólo con propósitos
comerciales (el 100% de los mortales seríamos positivos si la prueba
se hiciese de acuerdo a los procedimientos indicados en el kit, según
el Dr. Roberto Giraldo, verdadero especialista en la materia).
El 27 de Abril de 2001, la FDA, máximo organismo en la auto-
rización de la venta pública de cualquier tipo de medicamento o
alimento, entre ellos los antirretrovirales, o combos cócteles, le dio
tres meses a las Transnacionales Farmacéuticas para que retiraran
del mercado las propagandas escandalosamente mentirosas y enga-
ñosas, que venden la idea de que con esos tratamientos tóxicos la
gente vive felíz y puede hacer alpinismo, montar en bicicleta, o gra-
duarse de “doctores” felizmente rodeados de toda la familia. Es ver-
daderamente vergonzoso que la FDA siga permitiendo que esas in-
dustrias continúen publicando sus avisos mentirosos después del 27
de Julio de 2001 y no haya hecho nada al respecto, aún en 2004.

237
ESTILO DE VIDA Y ALIMENTACION

El Dr. Angel Gracia, PhD en Biología y Especialista en Nutri-


ción, explica que un individuo, que esté sano, para mantener su sa-
lud debe llevar un estilo de vida sano. Este estilo de vida com-
prendería un correcto régimen alimentario, ejercicios físicos y rela-
jación entre otros. El régimen alimentario es sencillo de seguir y no
requiere sacrificio alguno.
El Dr. Gracia sugiere que en alimentación se deben disminuir o
suprimir carnes rojas y de cerdo, vísceras de animales, tipo hígado,
panza, mama o sesos. Los embutidos tipo sachichón, chorizo o
morcillas. Las frituras como el chicharrón. La leche de vaca y sus
derivados, los quesos, mantequilla, margarina, mayonesa y las sal-sas
confeccionadas con ellas. La yema de los huevos, las pastas, las
harinas, los dulces, los helados, los snacks en bolsitas, los enlata-
dos, y los productos congelados. Los mariscos. El azúcar refinado
(blanco), el tomate, la espinaca, la berenjena, la remolacha, la papa y
los jugos de naranja y de toronja porque tienen xantinas, que en
forma de cristales se depositan en las articulaciones, o acidifican el
medio interno, que debe ser en un 80% alcalino.
Gracia recomienda, vegetales crudos, frutas frescas, con la ex-
cepción de las antes mencionadas. Granos, especialmente frijoles,
lentejas, arbejas, habas, garbanzos o maíz. Para los desayunos; ce-
reales tipo brand con fibra, con leche de soya. Pechuga de pollo y
pavo, pescado, (evitando los mariscos) recomendable especialmen-
te las sardinas. Clara de huevo sin yema. Soya en sus diferentes
formas, tales como hamburguesas, salchichas, picadillo, etc. Jugos
de vegetales frescos. Jugos verdes: 2 ramas de célery, 4 rábanos, un
puñito de berro, perejil, media manzana roja, medio vaso de agua.
Licuar todo y tomarlo sin colar, tres vasos al día.
También recomienda el Dr. Gracia, como ejercicio físico, que es
suficiente una caminata rápida o una carrera durante 45 minutos o
una hora. Debemos tener presentes que los ejercicios aumentan los
anticuerpos y fortalecen nuestro sistema inmunológico.

238
No basta –explica Gracia-, para una persona VIH positiva o un
paciente de SIDA, mantener un régimen alimenticio adecuado y
hacer ejercicios e incluso mantenerse relajado llevando una vida
tranquila y normal si después de haber ingerido durante determina-
do tiempo las drogas que le indicaron usara para el supuesto mal. Es
necesario primero llegar al convencimiento mediante la correcta in-
formación, de que el virus VIH no existe, que el SIDA no es algo
nuevo, sino un grupo de enfermedades y tener la mente praparada
para iniciar un proceso de desintoxicación no menor de 90 días. La
desintoxicación debe estar complementada con un proceso de recu-
peración y fortalecimiento de los sistemas digestivo, intestinal, cir-
culatorio, nervioso, inmunológico, respiratorio, glandular, urinario y
físico en general. Todo ello se logra siguiente una disciplina sencilla,
fácil, económica y segura, que no provoca efectos secundarios, de
alimentos, nutrientes y fórmulas naturales, que se llama medicina al-
ternativa natural.
Lo importante es suprimir la exposición a los factores estresan-
tes que producen inmunodeficiencia, dejar de intoxicarse, desin-
toxicarse y fortalecer el sistema inmune.
Según un sin numero de casos VIH positivos, y enfermos de SI
DA seguidos, todos han logrado sanidad total y restablecimiento
normal de todas las funciones de su organismo sin necesidad de
fármacos, empleando simplemente el uso de las terapias alternati-
vas naturales, convencidos, desde luego, de la farsa que constituye el
fenómeno creado por este mal.

239
LOS VIRUS Y EL
SISTEMA SANADOR DEL CUERPO

“Los virus son un invento de los médicos para justificar su ig-


norancia”, dijo el sabio Doctor Enrique Tejera, PhD, el día que
cuplía noventa años de edad, cuando un grupo de periodistas fue a
felicitarle. Enrique Tejera fue el fundador del SAS, Ministerio de
Sanidad y Asistencia Social de Venezuela, así como del Instituto
Nacional de Higiene. Fue el descubridor de la tierra venezolana que
dio origen al antibiótico conocido como Terramicina que, junto con
la penicilina y la Streptomicina iniciaron una nueva era terapéutica
mundial. “En cuando el galeno –decía Tejera- no tiene diagnóstico
exacto de un paciente, por más exámenes que haya ordenado, siem-
pre tiene el recurso de: “ese problema es causado por un virus que
anda por ahí...”, mal de muchos consuelo de tontos”.
El ser humano es una entidad vida y complejísima y potentísi-
ma. El cuerpo de cada una y uno de nosotros tiene unos cien billo-
nes de células, y en cada células tienen lugar a cada instante diez mil
reacciones bioquímicas que se influyen las unas a las otras; también
ocurren numerosos fenómenos eléctricos y electromagnéticos; y ahí
actúan además los múltiples aspectos nutricionales, medioambien-
tales (geopatías, polución, ondas....), laborales, psicológicos, emoti-
vos, mentales, anímicos, espirituales, etc.
Todos estos factores influyen en cómo estamos y en cómo nos
sentimos, en cómo funciona nuestro corazón y nuestra presión san-
guínea y, en particular, en cómo actúan nuestras defensas. Lo que
ocurre en cada momento en cada trocito de cada uno de nosotros
es mucho más complejo que el laboratorio más rico y el ordenador
más potente del mundo. Y, además, esta increíble complejidad
siempre tiende a actuar en el sentido de la vida... si se lo permi-
timos, claro. Por esto ya hay científicos y médicos que hablan de
que igual que tenemos un sistema respiratorio o un sistema circu-
latorio, también tenemos un sistema sanador o autocurativo, el cual
funciona automáticamente siempre que se le deje (manteniendo pa-
240
ra ello el equilibrio, por ejemplo, durmiendo de noche y todas las
horas que sean necesarias). Basta recordar cómo se nos curan los
rasguños y las heridas, o bien observar cómo se concibe y crece un
bebé, para empezar a sentir la inmensa fuerza vital que está en
nosotros.
Dicho sistema sanador mantiene un equilibrio (llamado home-
ostático) entre las desviaciones catabólicas (aquellas situaciones en
las que nuestro cuerpo consume más energía que la que forma) y
anabólicas (aquellas situaciones en las que formamos más energía
que la que producimos por las mitocóndrias (bacterias simbióticas
de nuestras células) en forma de moléculas de ATP (adenosin tri-
fosfato).
Cada día se nos muere aproximadamente un uno por ciento de
nuestras células (es decir, un billón de células o un peso equivalen-te
que oscila en torno al medio kilo). El sistema autogenerativo ha-ce
que estas células que generamos por mitosis (división celular) sobre
todo por la noche, mientras dormimos.
Puede simplificarse la complejidad de nuestras funciones in-
munitarias diciendo que tienen dos mecanismos: la inmunidad hu-
moral, que está basada en los linfocitos B, encargados de generar
anticuerpos, y la inmunidad celular, que tiene su principal actor en
los linfocitos T.
La más importante función inmunitaria es reciclar el billón de
células que se nos muere diariamente, eliminando los restos de es-
tas estructuras internas “propias alteradas”, y los principales res-
ponsables de esta función son los linfocitos T. Es tarea adicional la
eliminación de las estructuras externas 2no propias”.
La inmunidad está integrada en el mecanismo de dirección
neuroendocrina del cuerpo. Por esto una situación de estrés puntual
ayuda a nuestra sobrevivencia, por ejemplo, descargando la adre-
nalina necesaria para superar un peligro. Pero una situación de es-
trés persistente rompe el equilibrio homeostático induciendo a un
cambio catabólico, o sea que se pasa a consumir más energía que la
que se es capas de formas; activa la formación de radicales libres de
oxígeno y de óxido nítrico, lo que induce una información cró-nica
de todo el cuerpo y; desestabiliza las funciones inmunitarias en un
doble sentido. Uno; inhibir la inmunidad celular, luego en particular
no se podrá reciclar el billón de células muertas y se iría acumulando

241
materia orgánica propia muerta (sobre la que pueden proliferar los
hongos Pneumocystis Carinni, -el que se ha demostrado reciente-
mente que es un hongo, y no un protozoo-, Cándidas, Cryptoco-
ccus, Aspergillus...,) liberándose proteínas celulares cuya concen-
tración irá aumentando y, dos; activa la inmunidad humoral, por lo
que los linfocitos B producirían más anticuerpos, generandose
procesos autoinmunes en particular contra las propias proteínas
convertidas en peligrosas a partir de un cierto grado de concentra-
ción, por lo que cada vez habrá más autoanticuerpos. Estas conse-
cuencias del estrés crónico son todas y cada una peligrosas y pueden
llevar a la muerte.
Es estrés celular es una respuesta frente a estímulos de estos
cinco tipos: psicoemotivos, tóxico (drogas, metadona, poppers,
medicamentos de síntesis química), infecciosos, nutritivo o trau-
mático. Y es probable que también sea un factor de estrés el inter-
cambio de proteínas humanas (transfusiones de sangre y de hemo-
derivados –gammaglobulina, factor VIII,...-, intercambio de jerin-
guillas, coito anal...) u otras proteínas (vacunas...). si uno o varios de
estos factores actúan durante un cierto tiempo, la persona entra-rá
en una situación de estrés persistente o crónico.
Algunos de los elementos sociológicos y técnicos que comple-
tan esta aproximación al SIDA son: 1) el proceso constante de au-
mento de productos químicos, radiactividad, ruido, prisa, tecnolo-
gización del embarazo y el parto, separación nietos abuelos, com-
petitividad en los estudios y el trabajo, y otros ipsores estresantes -
además de los mencionados antes- posteriores a la Segunda Guerra
Mundial, ayuda a comprender la aparición de nuevos problemas
individuales o colectivos de salud veinte años después; 2) las con-
diciones en que en los años setenta vivía la fracción de homo-
sexuales que se dejó llevar a una vida poco equilibrada en el cuadro
del “Movimiento de Liberación Gay” facilita comprender que fue-
sen las primeras víctimas de lo que acabó llamándose SIDA. Que
los hemofílicos se inyectasen hemoderivados con el 99% de proteí-
nas extrañas y los heroinómanos, drogas adulterantes, permite en-
tender que una parte de ellos pudiesen ser llevados por razones
clínicas al engranaje de SIDA. Y los casos de SIDA diagnosticados
médicamente hasta abril de 1984, podían y pueden explicarse sin ne-
cesidad del supuesto “retrovirus VIH” que el Dr. Gallo presentó

242
entonces al mundo; 3) que los llamados “tests del SIDA” sólo
detecten un nivel de unos antoanticuerpos no específicos que todas
las personas tienen en una cantidad mayor o menor y que, por lo
tanto, no sean en absoluto fiables, permite explicar los casos de per-
sonas que, perteneciendo o no a los llamados grupos de riesgo, han
dado positivo a los tests aplicados masivamente desde 1985 y; 4) los
antivirales tipo AZT-Retrovir, entre otros, impiden la división celu-
lar y, además, atacan las mitocóndrias (cosa que también hacen los
antibióticos, como por ejemplo el Septrim), y que los antivirales tipo
Indinavir-Crixivan bloquean la actividad celular y orgánica. Esto
permite comprender el estrés crónico tóxico que reciben los “sero-
positivos” y “enfermos de SIDA”, y que se suma al estrés psico-
emotivo al que se ven sometidos desde que esperan el diagnóstico
de muerte que representa es resultado VIH positivo.
La esencia de la felicidad, la salud y el crecimiento humano
radica en escoger satisfacción personal, donde otros escogerían su-
frimiento. Lo que usted vale como ser humano, puede ser verifica-
do por otros, usted vale porque usted piensa que vale, pues si usted
depende de otros para su valor, es el valor de otros el que está ve-
rificando.
La mayor parte de los seres humanos piensan más en tratar de
mejorar la sociedad donde viven, que en tratar de mejorarse ellos
para hacer mejor esa sociedad.
Cuando más alterada sea la vida de una persona más probabili-
dades tiene de contraer una serie de trastornos físicos, oscilando
desde la influenza hasta la leucemia, el cáncer o el supuesto SIDA.
En un estudio de inmunología realizado por el Dr. R. W. Bar-
throp en 1975, se demostró que personas que habían enviudado
recientemente mostraban un conteo menor de células T, que son las
encargadas de combatir las infecciones en el organismo humano.
Actualmente se ha comprobado que nuestro cerebro envía señales
neurológicas a las áreas receptoras en los órganos donde radica la
inmunidad, el timo, el bazo y el tuétano óseo, y esto es lo que de-
termina la habilidad del cuerpo para combatir las enfermedades in-
fecciosas.
Por el contrario, el ser humano puede fortalecer sus defensas a
través de mecanismos puramente psicológicos, tales como la su-
gestión, la hipnosis e incluso la risa. Tras la hipnosis, por ejemplo,

243
una serie de problemas dermatológicos, resistentes al tratamiento
médico, han desaparecido ante el embate del sistema inmunológi-
co.
La actitud de las personas muchas veces afecta el resultado de
un tratamiento. En estudio reciente la mitad de los voluntarios que
recibieron instrucciones en técnicas de relajación para bajar la
presión arterial, en un período de tiempo breve, obtuvieron resul-
tados positivos mucho antes que la otra mitad de voluntarios, a
quienes se les informó que obtendrían una baja de presión al cabo
de varias sesiones. En conclusión, la presión sistólica del primer
grupo bajó siete veces más rápido que la del segundo grupo, o sea,
que la influencia de la mente en algunos tipos de curas psico-
somáticas es considerable, lo cual es algo que debemos tener muy
presente al confrontarnos con esa corriente tan en boga de querer
resolverlo todo a base de “pastillas”.
Si los seres humanos hubiéramos nacido para tomar pastillas los
árboles producirían pastillas.
Recordemos que nuestro cerebro es una excelente máquina con
capacidad para regular todo lo que ocurre en nuestros organismos.
Por ello es muy importante, cuando se adquiere conciencia de que
del VIH no está probada su existencia y que, por ende, éste no
puede ser el causante del SIDA, cuando nos convencemos de que
con un estilo de vida adecuado podemos ser personas sanas, todo lo
hemos logrado, si en base a ello somos positivos, disfrutamos de la
vida con alegría, y entendemos que verdaderamente nuestro cerebro
y nuestro organismo son una industria perfecta y capaz de ordenar y
crear las defensas que nos mantendrán sanos mental, emocional y
físicamente, habremos triunfado y vencido muchas mentiras, las
mentiras que nos aniquilan psicológica y mentalmente porque he-
mos creído en ellas ciegamente sin pensar.
Todo aquello que contribuya a eliminar el estrés crónico permi-
tirá que el sistema sanador recupere su actividad, y nuestra convic-
ción y nuestra mente juegan el papel primordial y decisivo para que
seamos sanos.
Una buena salud no es el resultado de sólo un buen hábito. Hay
cuatro cosas que son esenciales: 1) una dieta balanceada que debe
enfatizar en los alimentos esenciales, 2) un uso razonable de hier-
bas que maximicen el funcionamiento de nuestro cuerpo hasta su

244
máxima potencialidad; 3) un uso razonable de las vitaminas y otros
suplementos nutricionales para llenar los vacíos de la dieta y 4)
ejercicio diario para mantener el cuerpo en buena condición,
flexible, y funcionando de buena manera y que a su vez estimula y
refuerza el sistema inmunológico.
Recuerde amigo lector, el VIH no ha sido probado que existe y
el SIDA es el conjunto de un grupo de enfermedades harto conoci-
das desde hace más de 50 años. El mal está en la mala alimentaci-
ón, en el estrés, en el miedo, en la inseguridad, en la sentencia psi-
cológica de muerte que representan las frases: “usted es VIH posi-
tivo” o “usted tiene SIDA”.

245
¿POR QUÉ LAS CIFRAS SOBRE EL SIDA
NO TIENEN SENTIDO?

He aquí el texto completo de la entrevista al Dr. Robert Maver


por Jim Trabluse, miembro de Rethinking AIDS.
El Dr. Maver tiene una información sorprendente sobre el as-
pecto estadístico de la hipótesis del VIH/SIDA, que es la única área
que sostiene a la poco convincente ciencia en este asunto.
Texto en la próxima página:
Estamos entrevistando al Dr. Robert Maver, FSA, MAA. Bob
Maver es uno de los fundadores de nuestro Grupo. Proviene Ud.
del mundo empresarial, ¿no?
Correcto. Mi cargo era de Vicepresidente y Actuario de Grupo
en una compañía de seguros líder.
Para aquellos que no conocemos este oscuro pero impre-
sionante campo, ¿qué es un actuario?, y, ¿qué clase de aprendizaje se
requiere para convertirse en uno?
El actuario es una profesión relativamente menor, aunque im-
portante para la industria de seguros. Los actuarios son los que
realizan el trabajo estadístico y el fondo estadístico para proyectar
cuando y cuán a menudo sucederán determinados acontecimientos,
-por ejemplo, la probabilidad de quedarse inválido, la probabilidad
de morir, siendo la probabilidad de vivir lo opuesto a aquellas-.
Estamos metidos en el diseño de pólizas, en el diseño de productos
de seguros, y, lo más importante, les ponemos precio.
Permítame aclarar eso. Un actuario calcula riesgos para tasas de
mortalidad para varios propósitos. ¿Es correcto?
Sí, y tenemos que relacionar todo ello con el mundo financiero.
Nos concierne mucho el valor actual del riesgo futuro.
Por lo que comprendo, a un CPA le lleva entre dos y tres años
graduarse, y entonces tiene que pasar una serie de exámenes que
llevan, creo, dos fines de semana completos o algo así. ¿Cuál es el
aprendizaje de un actuario -simplemente para principiantes, nivel
primario-?
246
Es, de alguna manera, riguroso. Pasamos una serie de diez
exámenes para conseguir una designación profesional de la FSA;
siglas de la Fellow in the Society of Actuaries [Miembros de la
Sociedad de Actuarios]. Los diez exámenes comienzan con mate-
máticas bastante tradicionales; por ejemplo, el primer examen es de
cálculo, el segundo es de probabilidad y estadística, el tercero es de
análisis numérico y teoría del interés. Después, entramos en las
matemáticas más esotéricas de la industria del seguro, donde de
nuevo estamos combinando los conceptos de valor actual que le
son familiares al mundo financiero -el valor actual de los tipos de
interés en el futuro, por ejemplo-, pero esto lo combinamos con lo
que llamamos contingencias de la vida, la probabilidad de vivir o
morir en un año determinado. Podría decir que al actuario le lleva
probablemente ocho años de media, quizá más, el pasar esta serie
de exámenes.
Si yo fuera un epidemiólogo del CDC, ¿cuántos años de apren-
dizaje tendría?, y ¿sería tan riguroso como el aprendizaje del actua-
rio?
Actualmente, debería tener un título de Doctor en Medicina, si
fuera uno de los mejores epidemiólogos del CDC; tu historial po-
dría estar más especializado, específicamente en el área de epide-
miología, por supuesto, y las estadísticas que tienen que ver con ella.
Pero, podría decir que tendrías un grado de licenciado en cuatro
años, como un actuario; los míos estuvieron ocupados en mate-
máticas aplicadas. Sin embargo, debería decir que un epidemiólogo
del CDC tendría otros cuatro años de educación, por supuesto, para
obtener el nivel de Doctor en Medicina.
Y los actuarios realizan esto: artimética, cálculos, complejos
análisis de base de datos informatizada, todo, con la idea de destinar
primas en dólares para diversos estudios de estadísticas de riesgo.
Esto es -tiene que tener un cálculo de probabilidad muy fino al
final-, ¿no es cierto?
Correcto.
Por tanto, Ud. está realmente en el mundo. Ahora, profesio-
nalmente. Ud. es uno de esos actuarios, y además sus credenciales
empresariales le han conducido a la cabeza de todo un departa-
mento de actuarios de la Mutual Benefit Life. Y ¿la Mutual Benefit
Life es una de las diez primeras del país en tamaño?

247
En el tiempo que trabajé para ellos, estaban entre las quince
primeras. Había catorce billones de dólares de activos.
Y, esencialmente, el departamento de actuarios estaba capaci-
tado para decidir sobre la asignación de primas. Los ejecutivos usan
esa información para llegar a una conclusión, ¿es cierto?
Sí, y mi área específica de responsabilidad era el aspecto del
seguro grupal, con el que los lectores estarán familiarizados; son los
beneficios que obtienen de sus empresarios.
Así que está Ud. tratando con ello como un ejecutivo en esos
asuntos, y llega el SIDA. Y tiene que hacer lo que todos los buenos
actuarios hacen. Tiene que ir y examinar las cifras y decidir cuales
son los riesgos para la compañía de seguros, ase-gurar estas cosas, o
incluso afrontar la contingencia que pueda acontecer. ¿Es correcto?
Es una excelente descripción. Realmente captó nuestra aten-
ción a mitad de los 80s.
Y estuvo obteniendo proyecciones -en el momento en el que
recopilaba información, ésta era de que iba a haber un millón de
muertes en un lapso de cinco o diez años, y su departamento era
responsable de ir y descubrir lo que realmente estaba sucediendo,
cuál era el riesgo, y lo que les iban a constar las personas que esta-
ban por entonces en sus pólizas de seguros. ¿Correcto?
Eso es correcto.
Bien, así es que como se vio involucrado en el asunto, ¿no es
cierto? Empezó a mirar las cifras. ¿Porqué no se toma unos minutos
y nos cuenta exactamente cuál fue el orden de sucesión de los acon-
tecimientos, así nuestros oyentes profanos pueden tener una idea de
donde se estaba metiendo?
La Sociedad de Actuarios establece varios modelos para ayudar al
actuario en prácticas en una compañía. Establecen esos modelos pa-
ra ayudarle a proyectar para su propia compañía cuál va a ser el im-
pacto de las reclamaciones por SIDA en el futuro. Cada modelo que
examiné sugería que teníamos una terrible, terrible catástrofe, una
epidemia terrible en nuestras manos -una que iba a extenderse mu-
cho más allá de la población inicial de riesgo-; una que debería lle-
varnos a reexaminar todas nuestras reglas sobre seguros; y una que
realmente pintaba un cuadro tenebrista del sector de actuarios, en el
sentido de que uno tendría quizás que hacer, de inmediato, ajustes

248
en los tipos, implicando incrementos de primas, para prepa-rarnos
para tal epidemia.
Déjeme interrumpirle aquí brevemente. Eso significa que las
implicaciones eran que esas compañías de seguros tenían que hacer,
una de dos -o incrementar sus reservas y recortar los beneficios, o
incrementar sus primas y deshacerse de clientes- en el caso de que
todo esto sucediese. O incluso arriesgarse a la bancarrota si no
tuviesen el capital suficiente, al tener de-masiadas reclamaciones por
SIDA. ¿Es correcto?
Sí. Bien, especialmente entre las filas del punto de vista del
grupo asegurador. La naturaleza de un contrato de un grupo asegu-
rador es que se tiene que renovar cada año. Se tiene que establecer
anualmente el tipo que se estima correcto para el futuro. No es un
contrato vitalicio. Por tanto realmente estábamos considerando de-
cisiones como, «¿Hay áreas del país donde no podremos suscribir
por más tiempo ciertos productos, debido a la difusión prevista?».
Y esto también tuvo un efecto político colateral inesperado, ¿no
es así?, en lo concerniente a la comunidad gay.
Oh, absolutamente, absolutamente. Inicialmente, por supuesto,
allí era donde estaba la epidemia cuando comenzamos a observarla,
y uno tenía que ser muy cuidadoso con toda clase de leyes rela-
cionadas con los seguros, diseñadas para proteger a nuestros asegu-
rados. Hay ciertas clases de seguros que puedes o no puedes hacer,
para definir mejor el riesgo. Pero, volviendo a su pregunta original.
Esencialmente, lo que encontré cuando examiné esos modelos fue
que los datos que teníamos no eran ni mucho menos consecuentes
con los modelos a los que estaba mirando. Esto es, los modelos
hacían prever un número de casos de sida para el año 1988, y yo al
revisarlos en 1989 pude ver lo bueno que era el modelo, y fran-
camente, el modelo era malísimo.
¿«Malísimo» significa un diez por ciento de error, un cinco por
ciento? ¿Qué tipo de aproximación debería tener un buen modelo?
Bien, contestaré la pregunta de la siguiente manera. El modelo
se desviaba en más de un cincuenta por ciento. No tenemos que en-
trar aquí en gradaciones ajustadas, sobre lo que es un buen modelo
y lo que no lo es. Sabemos que fue un mal modelo.

249
Fue un mal modelo; no hay duda sobre ello. Pero si obser-vase
una variación de un cinco o un seis por ciento, no sería necesa-
riamente un mal modelo, ¿Verdad?
No, no. Estaría bien.
Sin embargo, estamos hablando de un cincuenta por ciento.
Ahora, ¿quién diseñó los modelos? ¿Fueron actuarios, fue el CDC,
o fueron los datos que se proporcionaron y con los que ustedes tra-
bajaron?
Los datos vinieron del CDC. En algunos casos fueron actuarios
que tomaron esos datos tratando de extrapolarlos, proyectándolos
hacia el futuro. Sin embargo, había ciertas asunciones básicas que
los actuarios no estaban bien equipados para cambiar, podríamos
decir. Te daré un ejemplo de una asución crítica que encontré cuan-
do examiné los modelos -y por supuesto lo que haces cuando te en-
frentas a un modelo que no reproduce la realidad es mirar y ver
¿qué asunciones se habían hecho?, y ¿es posible que algunas de esas
asunciones sean, de hecho, incorrectas? Quizá haya lugares dónde
ni siquiera se percaten de que han hecho asunciones. La primera co-
sa que advertí, la asunción de que todos los modelos utilizados para
futuras reclamaciones por SIDA, era que el 50% de las personas
que tenían el VIH, el virus que se alega causa del SIDA, se conver-
tirían en casos de SIDA en período de diez años. Esta es una asun-
ción, una asunción crítica -cualquiera que tuviera el VIH, no ya en
un cierto grupo de riesgo, cualquiera con el VIH va a desarrollar SI
DA en diez años. Decidí investigar en qué estaba basado esto. Se-
guramente debía haber una población que había sido estudiada para
llegar a esta clase de asunción, y de hecho la había. Sin embargo, la
población que había sido estudiada era una de San Francisco, con el
denominador común de padecer todos la hepatitis B.
¡En serio! Las proyecciones se realizaron sobre una pobla-ción
muy limitada y específica.
Sí. Y por si fuera poco, era una población de hombres homo-
sexuales que tenían la hepatitis B, tenían varias enfermedades
venéreas, tenían citomegalovirus, virus Epistein-Barr, un cúmulo
completo de problemas, además del VIH; considerémoslo así. Y la
cuestión inmediata que vino a mi mente fue ¿es éste un modelo ra-
zonable para toda la población que contrae el VIH, o un modelo

250
para una población que tiene claramente muchos, muchos otros
riesgos?
Entonces, ¿cuál fue el siguiente paso?, tras entender esto.
Mi siguiente paso fue el procurarme alguna educación en el
campo médico, como cuáles fueron las razones por las que deci-
dimos que el VIH causaba SIDA. Esta fue otra asunción que para
mí se había tomado bastante rápidamente. Me percaté que con-
siderando el grupo que fue estudiado, de hombres con VIH que
además desarrollaban SIDA a los tres años, uno podía plantear la
cuestión, ¿qué pasa con todos los otros virus que también estaban
presentes? ¿Por qué hemos decidido que es el VIH? Esta se tornó la
cuestión crítica, porque me condujo a una serie de artículos y foros
bastante interesantes, y todo apuntaba a la conclusión de que sugerir
que el VIH conduciría siempre al SIDA era una hipótesis, en el
mejor de los casos, poco convincente.
¿Fue entonces -al informarse sobre el Grupo, o al ayudar a for-
mar el Grupo- cuando se encontró con Duesberg y oyó de otros
disidentes?
Sí, de hecho el primer artículo que leí fue uno de Peter Dues-
berg en Cancer Research, allá por -creo que lo publicó en 1987.
Contenía muchos argumentos que tenían sentido, en términos de
mantener una mente abierta con respecto a cuestionar cómo el VIH
es, de hecho, la causa del SIDA.
Déjeme adelantarme un poco. El efecto neto en términos de
beneficios, en términos de la compañía para la que trabajaba, ¿Qué
fue lo que pasó a raíz de esto? ¿Fue capaz de reducir el pánico en la
sala de juntas y cambiar sus reservas y demás? ¿Puede describir el
proceso? ¿o resultó tan controvertido que le indispuso con algunos
de sus colegas?
Bien, es ciertamente una noción controvertida sugerir que el
VIH no es la causa. Sin embargo, no es controvertido en absoluto
sugerir que el VIH es sólo una pequeña porción del cuadro del SI
DA. Supuse que la esencia de mi investigación estaba en escarbar en
la base de datos del CDC, introducirme en los registros del ordena-
dor, donde ellos listan, en cada caso de SIDA que se haya registrado
con el CDC en los Estados Unidos, puede que hasta 50 datos que
describen ese caso. Lo que si pude hacer a raíz de esto fue tran-
quilizar a la compañía de con el hecho de la epidemia está muy,

251
estrictamente limitada a ciertos grupos de alto riesgo, especialmente
grupos relacionados con el abuso de drogas.
Déjeme interrumpirle aquí, ahora. Peter Duesberg es de la opi-
nión de que, biológicamente hablando, las drogas pueden causar el
daño. Ahora usted está correlacionando estadísticamente el abuso
de drogas con el SIDA, ¿correcto?
Sin objeciones.
Tenemos dos aproximaciones diferentes que verifiquen, o al
menos indiquen abuso de drogas. Por abuso de drogas, ¿se entiende
un tipo específico de abuso, o es cualquier abuso de drogas a largo
plazo? ¿Hay una alta correlación? ¿Es de uno a uno, o cual es?
Bueno, en los datos que miré del CDC, registraron el abuso de
drogas intravenosas. Lo que fui capaz de destapar, escarbando en
los propios datos, fue que la amplia, muy amplia mayoría de aque-
llos casos caracterizados por el CDC como SIDA heterosexual
están, en realidad, relacionados en alguna forma con el abuso de
drogas por vía intravenosa.
Ya veo. Fue un poco sigiloso por parte del CDC el no comu-
nicarlo de esa manera. ¿O no lo sabían? ¿Aducen realmente igno-
rancia sobre la relación con las drogas?
Sospecho que eso es difícil de contestar.
Bueno, saltémonos la vertiente política. Ahora, usted descu-bre
esto; su compañía ya podía realizar sus ajustes. ¿Fueron Uds. la pri-
mera compañía en hacerlo, o la industria de seguros, al completo,
descubrió todo esto más o menos al mismo tiempo?
Creo que la industria está operando sobre la premisa de que
VIH es igual a SIDA, y esto a pesar de que la vasta mayoría de la
población con VIH no ha desarrollado el SIDA. El grueso de la
industria de seguros cree que llegarán a desarrollar SIDA -que el
VIH es el equivalente-.
Entonces ahí es donde están ahora. ¿Su compañía de seguros,
en aquel momento, tomó esa postura, o realmente disminuyeron
sus reservas, o como sea que las llamen, para beneficiarse de esta
nueva información que Ud. había desarrollado?
No. Sus reservas no disminuyeron. Sólo utilizó la información
para entender mejor la naturaleza del riesgo que estábamos asegu-
rando.

252
Aquí también hay un elemento político, de no querer infla-mar
a la comunidad gay, o a aquellos que pensaran que saber esas cosas
era crítico. ¿Es posible que esto formara parte de la ecuación en el
nivel ejecutivo?
Bien, ciertamente uno tiene que ser cuidadoso.
Para terminar, quiero preguntarle lo siguiente: ¿qué pasará en los
próximos dos años?, ¿qué hará que la verdad salga a la luz?, y ¿tiene
Ud. alguna esperanza en que se produzca al-gún tipo de cambio, o
es demasiado tarde para eso?
Bueno, continúo manteniendo esperanzas de un cambio, y creo
que ocurrirá habiendo ciencia correcta. Creo que tenemos que en-
contrar una organización lo suficientemente valiente para hacer
estudios que deberían haberse hecho hace muchos, muchos años.
Como ejemplo hay algunas teorías viables -una de las cuales es la de
Peter Duesberg, otra es la de Bob Root Bernstein- sobre lo que
puede causar el SIDA. Esas son teorías que se pueden probar en
modelos animales, y podría tener esperanzas en avanzar con esos
modelos animales y en tener esas pruebas hechas, así podríamos ya
desestimar esas teorías o confirmar que, de hecho, sí, son correctas.
Algunos de nuestros suscriptores, que escucharán esta cin-ta,
son VIH positivos, y realmente no tienen ninguna otra clase de
problema de salud, nada -de verdad eso es todo-. Y están asustados.
Dado que esto es completamente cierto, ¿qué posibilidad tienen de
desarrollar algo remotamente parecido al SI DA, simplemente por
tener ese virus y nada más?
Por la investigación que he realizado, me parece que es prác-
ticamente imposible. Serían los primeros casos registrados de SIDA
en la historia por tener sólo VIH.
Creo que esto es realmente un fantástico alivio para las per-
sonas que tienen miedo, y a cuyos doctores les gustaría darles AZT
como profilaxis. Gracias, Robert Maver.
Contacto: Se puede contactar con Robert Maver en el 11341
Hemlock Court, Overland Park, MO 66210. Su número de fax es
913-451-1035.

253
LOS DOCTORES ROBERT GALLO
Y LUC MONTAGNIER

Es simplemente una estafa científica y social su fama. Pero hay


cierta diferencia entre ambos. El doctor Montagnier es un medio-
cre que nunca dijo que su retrovirus fuese causa del SIDA. Preci-
samente por ello, ya en 1990 planteó su hipótesis de los cofactores:
puesto que el VIH es incapaz por sí solo de matar célula alguna, es
necesario que haya otro factor. (¿Un microplasma? En su último
libro dice que es el microplasma el que produce transcripción inver-
sa...) que actúa al mismo tiempo sobre la misma célula. Y en el re-
portaje "Sida: la duda", dirigido en 1996 por Djamel Tahi, declara
que la transmisión heterosexual no se ha confirmado en Occidente.
Resumiendo: el doctor Montagnier, aunque afirmó haber aislado en
1983 un nuevo "retrovirus" y sigue beneficiándose de ello, quita im-
portancia al papel del supuesto VIH en tanto la supuesta expli-
cación del SIDA. En cambio, el doctor Gallo primero intentó colar
como virus del SIDA (donde mataría células) el mismo "retrovirus"
VLTH-1 que había presentado en vano como causante de leucemia
(donde multiplicaría células). Luego, el doctor Gallo robó el "virus"
del doctor Montagnier y tomó la iniciativa de presentarlo como la
causa del SIDA en una multitudinaria conferencia de prensa el 23
de Abril de 1984, sin que previamente hubiese aparecido ni un solo
artículo científico suyo que pudiese ser analizado por otros investi-
gadores; es más, ni siquiera hubo una reunión entre científicos de
distintos centros que avalase la "sensacional noticia". Y el doctor
Gallo actuó así porque el New York Times, el día anterior, publicó un
artículo en primera plana en el que el director de los CDC (Centers
for Disease Control, que fueron quienes dirigieron el invento del SI
DA) daba a conocer que los CDC apoyaban al "virus francés"
mientras que los NIH (National Institutes of Health, para los que
trabajaba el doctor Gallo) respaldaban al "virus americano"
Convocar una rueda de prensa y convertir en verdad social que
el "virus del doctor Gallo" era la causa del SIDA fue una maniobra
254
para zanjar el enfrentamiento entre las dos principales instituciones
sanitarias de los EE.UU. Y que esa maniobra fue al máximo nivel lo
ratifica que el mismo día los NIH registrasen la patente de un test
del doctor Gallo aún por confeccionar, con lo que se aseguraban
millones de dólares en royalties. El doctor Gallo es un gángster
científico que ha sido condenado por mala conducta profesional
por una comisión del Senado de los EE. UU., por lo que tuvo que
dejar de trabajar en una institución pública como son los NIH y
ahora "investiga" en un centro privado que le ha construido direc-
tamente la industria farmacéutica...
En resumen… resulta muy dificil para mí inclinarme definti-
vamente a un extremo o al otro de las dos hipótesis que se manejan
en cuanto a la invensión VIH/SIDA. Una; que haya sido realmente
un freude científico o en cambio una muy sutil, forma meticulosa y
diabólicamente fraguada para exterminar la población “sobrante” en
el planeta, es decir un problema poblacional.

255
LOS POSTULADOS DE KOCH

Dr. Robert Koch, Médico bacteriólogo alemán (vivió de 1843 a


1910). En 1882 descubrió el bacilo de la tuberculosis (Bacilo de
Koch); en 1883 descubrió el bacilo del cólera asiático (Bacilo Co-
ma). Premio Nobel de 1905.
Los científicos y especialistas que apoyan la invención de que el
supuesto VIH es la causa del SIDA ignoran y violan los postulados
de Koch. Pregúntele a su médico o a quienes insisten en esta afir-
mación si con el VIH se han seguido los postulados de Koch. Pre-
gunte: ¿Dónde se publicó la secuencia del "VIH"? ¿Dónde está este
trabajo científico? ¿En qué revista científica se demuestra, según los
postulados de Koch, que el VIH existe o causa SIDA?
Postulados de Koch:
Para que una enfermedad se considerada transmisible debe cum-
plir requisitos. Estos requisitos fueron enunciados por Robert
Koch, basados en sus experimentos con el Bacillus anthracis y han
sido comprendidos y aceptados como regla científica universal-
mente.
Postulados:
1.- El microorganismo debe estar presente en todos los indivi-
duos con la misma enfermedad.
2.- El microorganismo debe ser recuperado del individuo enfer-
mo y poder ser aislado en medio de cultivo.
3.- El microorganismo proveniente de ese cultivo debe causar la
misma enfermedad cuando se lo inocula a otro huésped.
4.- El individuo experimentalmente infectado debe contener el
microorganismo.
La mayoría de las bacterias y virus que causan enfermedad en el
humano se ajustan a los postulados con excepciones, a saber: Myco-
bacterium Leprae no cumple con el segundo enunciado de Koch.

256
ESTADISTICAS
CASOS DE SIDA REPORTADOS ANTES Y DESPUES DE LA
APROBACION DE LOS INHIBIDORES DE PROTEASA
1987-1998 USA
En 1993 se introduce el SIDA para incluir casos sin síntomas.
Año Miles de casos
1987 4,600
1988 5,200
1989 5,700
1990 12,000
1991 10,000
1992 9,900
1993 37,000
1994 21,000
1995 17,500
1996 16,400
1997 14,000
1998 13,900
En 1993 se aprueba el uso del 1er inhibidor de proteasa

CASOS DE SIDA REPORTADOS POR AÑO


1987-1998 USA
En 1993 se introduce el SIDA para incluir casos sin síntomas.

Año Miles de casos


1987 4,000
1988 5,100
1989 6,800
1990 10,000
1991 10,000
1992 11,500
1993 36,500
1994 21,000
1995 18,000
1996 17,400
1997 15,000
1998 12,000
257
DIVERSOS CRITERIOS PARA QUE UNA PRUEBA DE WESTERN
BLOTT RESULTE VIH POSITIVA
CENTRO DE SALUD 2004

Africa Austra Ingla- USA USA USA USA


lia Terra CDC-1 CDC-2 FDA C.Roja
Gen P160 Dos Uno Uno P120/ P120/ Uno Uno
GNV P120 Cual- o o P160* P150* o o
P41 quiera más más y P41 o P41 más más
Gen P68 Opcio- Tres, P31* P32 Cual-
POL P53 mal Cual- Quiera
P32 quiera
Gen P55 Opcio- Tres, P24 P24 P24 Cual-
GAS P40 nal Cual- Quiera
P24 quiera
(*) El CDC se refiere a P120 y P160 como una sola unidad; si aparecen
anticuerpos a alguno de ellos, los otros, automáticamente, se consideran
presentes. (P=Proteína).

MUERTES DESDE LA EPIDEMIA DEL SIDA


1981-1998 USA
Causas Millones de casos
Males cardiovasculares 12.6
Cáncer 8.1
Medicinas recetadas 1.2
Accidentes automovilísticos 0.5
SIDA 0.3

PERSPECTIVA DE ENFERMEDADES SEXUALMENTE


TRANSMISIBLES EN RELACION AL SIDA
1981-1998 USA
Enfermedad Millones de casos
Gonorrea 12.9
Herpes Genital 5.1
Glamydia 3.5
Sífilis 1.2
SIDA 0.2

258
GLOSARIO

ADN.- (o DNA) Acido DesorriboNucleico que, junto con el ARD


(ribonucleico), da lugar a la síntesis protéica.
Adrenalina.- Hormona segragada por la porción medular de las cáp-
sulas suprarrenales; tien acción exitante sobre el corazón y las pare-
des de los vasos sanguíneos.
Afta.- Ulcera pequeña, blanquesina, que se forma en la mucosa de la
boca.
Anorexia.- Falta anormal de las ganas de comer.
Anticuerpo.- Sustancia fabricada por el organismo en presencia de
antígenos, a los que neutraliza.
Antígeno.- Célu a extraña. Toxina.
ARN.- Acido Ribonucléico.
Artralgia.- Dolor articular sin que exista lesión aparente en la articu-
lación.
Beriberi.- Enfermedad producida por la carencia de vitaminas B1; se
da con especial frecuencia en Extremo Oriente entre los pueblos
cuya base alimenticia es el arrox descascarillado. Se manifiesta por
edemas y trastornos cardíacos o nerviosos.
Bilirrubina.- Pigmento amarillo que se encuentra en la bilis.
Caquexia.- Estado de extrema debilidad caracterizado por una alte-
ración profunda de todas las funciones del organismo. Frecuente-
mente en enfermos de cáncer, tuberculosis, malaria, etc.
Célula T.- Timo-dependiente. Pequeño linfocito que, gracias a la
acción humoral del timo, se transforma en célula inmunodepen-
diente. Estos elementos son los agentes de la inmunodeficiencia ce-
lular; también intervienen en la regulación de la recreación de los
anticuerpos.
Citomegalia.- Enfermedad viral que produce ictericia y signos de en-
cefalitis, entre otros.
Citomegalovirus.- Virus responsable de la enfermedad de las inclu-
siones citomegálicas.
Cortisol.- Secreción de las hormonas segragadas a su vez por la cor-
teza de las glandulas suprarrenales.

259
Creatinina.- Producto excretivo no utilizado por el organismo que se
elimina normalmente con la orina. Es una sustancia nitrogenada
abundante en la orina que aumenta en los estados febriles y caquéc-
ticos, diabetes, nefropatías, etc.
Cromosoma.- Cada una de las pequeñas formaciones en el interior del
núcleo celular, cuyo número y forma es fijo y constante para ca-da
especie animal y vegetal, y en las cuales residen los genes o facto-res
hereditarios.
Criptococo.- Cryptotoccus o Torula histolyca. Bacteria.
Cromatina.- Sustancia protoplásmica, colorable, del núcleo de la cé-
lula.
Diencéfalo.- Es una parte de la vesícula primitiva del tubo nervioso.
Endocardio.- Membrana que tapiza interiormente todas las cavida-des
del corazón.
Endocarditis.- Inflamación del endocaredio, de origen microbiano;
con frecuencia afecta a las válvulas y altera la circulación cardíaca.
Endocrinas.- Glándulas de secreción interna, ésta pasa directamente a
los vasos sanguíneos y linfáticos y no a los conductos excretores
que comunican con la superficie externa del cuerpo.
Endorfina.- Compuesto formado por algunos ácidos animados, aisla-
dos de extractos del cerebro y capaces unos de efectos analgésicos,
y otros de efectos tranquilizantes o excitantes.
Antitérmico.- Antipirético, antifebril.
Enzima.- Cualquiera de los fermentos solubles que se forman y ac-
túan en el organismo animal.
Escorbuto.- Enfermedad provocada por la falta de vitamina C y ca-
racterizada por hemorragias en las encías, estomatitis y grave depre-
sión orgánica.
Espiroqueta.- Microorganismo patógeno filiforme, de forma espiral,
con extremidades puntiagudas, sin núcleo visible y que en general
no posee flagelos; los del cólera, la sífilis, la ictericia, etc.
Flora Intestinal.- Conjunto de bacterias que residen en el intestino.
Fosforilización.- Proceso que tiene lugar en el ciclo de la respiración
celular aeróbica y que lleva a la formación del adenosintrifosfato,
sustancia celular con un potencia energético mucho más alto que
todas las otras uniones químicas produciendo mucha caloría.
Gen o Gene.- Factor hereditario en las células reproductoras.
Glicosuria.- Presencia de azúcar en la sangre.

260
Blóbulo blanco.- Leucocito.
Hemofilia.- Enfermedad de carácter hereditario, que padecen los
varones y transmiten a las mujeres, consiste en la producción de he-
morragias espontáneas o por ínfimas heridas, por alteración de la
coagulabilidad sanguínea.
Herpes.- Erupción cutánea.
Hipófisis.- Glandula pitutaria. Pequeña glándula endocrina alojada en
la Silla Turca del esfenoides; regula varias actividades del cuerpo hu-
mano, incluyendo en el crecimiento, la regulación de la presión san-
guínea, la producción de orina, el sueño, etc.
Hipotálamo.- Porción central del diencáfalo.
Histoplasmoma.- Ulceras cutáneas o mucosas. Anemia, leucopenia y
fiebre irrgular producida por el hongo histoplasma capsulatum.
Homeopatía.- Sistema curativo que consiste en tartar las enfermeda-
des con medicamentos que en el orgnismo sano provocan una in-
fección semejante a la que se quiere combatir.
Inmunoglobulina.- Nombre dado a diversas globulinas pertenecientes
al grupo de las gammagobulinas existente en el suero sanguíneo y
en diversos humores, dotada de actividad anticuerpo.
Latencia.- Estadío o permanencia inactiva.
Leucocito.- Glóbulo blanco de la sangre y la linfa; los leucocitos con-
tienen y segregan sustancias capaces de destruir los microbios y
neutralizar sus toxinas; forman el pus.
Linfa.- Líquido claro, transparente, alcalino y de color amarillo páli-
do que, procedente de los capilares sanguíneos, llena los vasos linfá-
ticos, conductos que se esparcen por todo el organismo al igual que
los anguíneos. Constituida por agua, fibrina, sales, leucocitos, en
particular linfocitos.
Linfocitos.- Cada uno de los leucocitos de pequeño tamaño (5 a 8 mi-
cras) con núcleo esférico muy rico en cromatina, rodeado de una
pequeña franja de protoplasma, se forma en los ganglios linfáticos.
Lipénico.- Relativo a la lipemia.
Lipemia.- Presencia de grasa en la sangre.
Lípido.- Grasa en la sangre.
Lupus.- Afección en la piel, de origen tuberculoso.
Malaria.- Paludismo. Enfermedad infecciosa, frecuente en países cá-
lidos, causada por protozoos y transmitida por el mosquito Anófe-

261
les. Se manifiesta con escalofríos y accesos febriles interminables y
produce profunda anemia.
Médula ósea.- Tejido adipose que se halla dentro de los huesos de los
animals.
Mialgia.- Dolor muscular. Miodina.
Mieloma.- Inflamación de la medulla espinal.
Mitocóndria.- Condrioma. Conjunto de las formaciones que siembra
el protoplasma en las células. Es asiento de reacciones químicas
(fosforilización oxidativa) capaces de liberar energía y de efectuar
síntesis de ciertas proteínas.
Mitógeno.- Producido durante la mitosis que es la división nuclear in-
directa, proceso usual de la reproducción celular en el organismo
humano.
Neuropatía.- Desorden funcional del sistema nervioso.
Nitrito.- Sal de ácido nitroso.
Nitro.- Nitrato cálcico.
Pancreatitis.- Inflamación del pancreas.
Parietal.- Hueso par cranial, entre el frontal y el occipital.
Plaqueta.- Elemento constitutivo de la sangre (unas 250,000 por
mm3) de forma circular u ovulada que contribuye principalmente a
la coagulación.
Plasma.- Elemento líquido de la sangre que comprende el suero y el
fibrinógeno. Protoplasma.
Policlonales.- Referente o condicionado a clonaciones múltiples.
Polimerasa.- Transcriptasa inversa o reversa. Permite la transcrip-ción
de una cadena de ADN en una cadena de ARN.
Proteasa.- Fermento proteolítico, análogo a la tripsina, secretado por
los leucocitos mieloides y capáz de digerir los albuminoides.
Proteína.- Compuestos nitrogenados, no cristalizables, que forman
con el agua, soluciones y son los constituyentes característicos de la
materia viviente. Todas constan de carbono, hidrógeno, oxígeno, ni-
trógeno y, a vees, azufre, fósforo o yodo.
Retinitis.- Inflamación de la retina.
Ribonucleoproteínas.- Proteína conjugada cuyo grupo protéico está re-
presentado por el ácido ribonucléico. La actividad y desarrollo ce-
lular están asociados con un aumento de ribonucleoproteínas del ci-
toplasma; relación que ha sido confirmada por el uso de isótopos
radiactivos y técnicas de microcirugías.

262
Sarcoma.- Tumor maligno del tejido conjuntivo. Cáncer.
Sífilis.- Enfermedad venérea infecciosa, hereditaria, transmitida, so-
bre todo, por contacto sexual, producida por un microorganismo.
Simbiosis.- Vida en común de dos seres vivos realizada con mutuo
beneficio.
Sulfonamidas.- Grupo compuesto derivado de la sulfanilamida. Agen-
tes bacteriostáticos (inhibidores del crecimiento) y no bactericidas
que hacen posible la destrucción de las bacterias por los mecanis-
mos defensivos naturales del organismo.
Timo.- Glandula endocrina propia de los animales vertebrados, que
se atrofia en la época de la pubertad y en el hombre está situada de-
trás del esternón y delante de la parte inferior de la traquea. Su se-
creción estimula el crecimiento de los huesos y favorece el desa-
rrollo de las glándulas genitales.
Transcriptasa revertida.- ADN-polimerasa-ARN dependiente, enzima
capaz de sintetizar ADN utilizando ARN como molde o patrón, re-
produciendo una molécula híbrida ARN/ADN. De esta manera, los
genes virales ribonicléicos quedan integrados en el genoma de la cé-
lula huesped.
Treponema.- Género de espiroquetas al que pertenece el agente pató-
geno de la sífilis.
Triglicérido.- Lípido que se emplea a veces de la misma forma que el
de grasa neutra. Los riglicéridos existen en el tejido adiposo y en el
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