El Trabajo de Cuidado y La Subalternidad - Moliniere
El Trabajo de Cuidado y La Subalternidad - Moliniere
El Trabajo de Cuidado y La Subalternidad - Moliniere
Pascale Molinier
Cátedra Inaugural
Posgrados en Estudios de Género
Bandera
P
ara dar la bienvenida a cada cohorte de los Post- de institucionalización de los Estudios de Género que
grados, la Escuela de Estudios de Género reali- se desarrollan desde los años ochenta en el país. La
za generalmente una Conferencia, abierta tanto Escuela de Estudios de Género se ha integrado a la
para las y los estudiantes inscritos en la Maestría en dinámica académica de la Universidad Nacional me-
Estudios de Género y en la Especialización en Estudios diante investigaciones y enseñanzas especializadas en
feministas y de Género, como para toda la comunidad este campo de estudio, sin renunciar a la dimensión
académica interesada en los temas que se plantean en ético-política que está implícita en el propósito femi-
estos encuentros. Esta cátedra inaugural, ha estado a nista.
cargo de distintas académicas cuyo impacto en el pen-
samiento feminista ha sido crucial para el desarrollo Sin embargo, como se ha señalado en otras opor-
de los estudios de Género a nivel nacional, regional e tunidades, la institucionalización de los Estudios de
incluso mundial y su objetivo fundamental es que las Género dentro de la Universidad es un proceso in-
y los estudiantes disfruten de un estímulo intelectual acabado: debemos continuar luchando por la viabi-
profundo para emprender este camino académico que lidad de este proyecto académico mediante la conso-
han elegido y que, cómo se verá a lo largo de la in- lidación de una planta docente adscrita y vinculada
tervención que escucharemos hoy, interpela de forma a esta unidad. Sigue siendo importante impulsar la
ineludible la vida cotidiana y propone nuevas formas visibilidad de los aportes epistemológicos y metodo-
de acción política y ética. lógicos de los Estudios de Género y de la perspectiva
feminista a las ciencias sociales en general. Continúa
Nuestro compromiso ha sido ofrecer a cada nueva siendo necesario ganar el reconocimiento de nuestra
cohorte la posibilidad de conocer distintas aproxi- M`XMZQMVKQIaZMÆM`QWVM[MV\WZVWITIMY]QLILTIR][-
maciones teóricas, diferentes experiencias de investi- ticia social y a las múltiples caras de la violencia de la
gación y maneras de abordar los problemas sociales que son objeto los grupos sociales minorizados: tanto
desde una perspectiva feminista. De este modo, he- aquellas que se expresan de formas crudas y directas
mos ido haciendo camino al andar en este proceso sobre sus cuerpos, como las que vulneran sus senti-
E
stoy muy feliz y me siento muy honrada de estar Nos encontramos en el siglo XXI y estamos salien-
entre ustedes esta tarde. Personalmente, tengo do de lo que llamaré “la civilización del trabajo”1. Esta
una gran admiración por la historia de la Uni- ha caracterizado a las sociedades occidentales, espe-
versidad Nacional y por el papel que ésta juega en la for- cialmente europeas, durante todo el siglo XX. Estas
mación intelectual del país. He tenido la oportunidad y la sociedades conocieron el pleno empleo masculino, el
suerte de estrechar lazos de cooperación con la Escuela de crecimiento del empleo femenino, la adquisición de
Estudios de Género desde hace algunos años, en particular derechos fundamentales en la seguridad social como
con las profesoras Mara Viveros, Luz Gabriela Arango la cobertura en salud, pensiones y el derecho a la for-
y Ochy Curiel. Deseo agradecer especialmente a Mara mación.
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hoy la palabra. Los intercambios que he podido realizar El avance de las sociedades industriales estuvo
con profesores y con estudiantes de la Escuela, han sido acompañado por el desarrollo de las ciencias del tra-
siempre, para mí, muy estimulantes y fructíferos. Espero bajo. Sabemos que el paradigma dominante, durante
que la creación del Instituto de Género en el CNRS (Cen- este mismo período, fue el trabajo obrero masculino,
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del cual yo soy codirectora, sea una oportunidad para 1 Tomo la expresión “civilización del trabajo” que aparece en la portada
de Le Travail et l’Homme, 1959, edición electrónica de las conferencias
IÅIVbIZIVUn[V]M[\ZW[TIbW[ y las entrevistas organizadas por Los Encuentros Internacionales de
Ginebra, publicación original: Neuchâtel, Las ediciones de la Bracon-
Como ustedes saben y lo pueden escuchar, soy francesa. nière. “La noción de trabajo, hoy en día, reviste, en nuestra sociedad
IK\Q^Q[\IMQVL][\ZQITQbILI]VI[QOVQÅKIKQ~VV]M^IITX]V\WY]MV]M[-
Escribí la conferencia en francés y mi amiga Clemencia \ZIKQ^QTQbIKQ~VX]MLMKITQÅKIZ[MWTTIUIZ[M]VIKQ^QTQbIKQ~VLMT\ZIJIRW
Montalvo la ha traducido. Le agradezco a ella y les soli- Lejos de ser una servidumbre fatal o una expiación, el trabajo está
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cito a ustedes toda su comprensión por mi pronunciación. condiciones de la vida humana. No hay duda de que el hombre en-
Mi conferencia se titula “Trabajo de cuidado y subalter- cuentra en el trabajo alegría y tranquilidad. ¿Pero este equilibrio no
nidad”. es inestable y precario? (…) La mecanización ha despersonalizado el
trabajo industrial al punto de hurtarle toda iniciativa. ¿Cómo invocar
de otra forma la alegría del trabajo liberador?”
El perjuicio, aunque es psicosocial, ya que está Antes que nada, ¿Sabemos qué es el trabajo del
acentuado por el peso de las representaciones sociales cuidado? La socióloga Paula England y la economista
LMTIUI\MZVQLILVWLMRILM[MZZMIT"4I[UILZM[ÅTQXQ- 6IVKa.WTJZMXZWX][QMZWVLMÅVQZMT\ZIJIRWLMK]QLI-
nas emigrantes, lejos de aparecer como las heroínas, a do (KIZM como un “servicio que se presta a alguien y en
los ojos de sus parientes y conciudadanos, son juzgadas el que, quien lo presta, establece un contacto personal
como malas madres. (habitualmente cara a cara) para responder a una nece-
sidad o a un deseo que es directamente expresado por
Espero haber mostrado, con este ejemplo, la dimen- el destinatario”12 -[\I LMÅVQKQ~V \IT KWUW TW [M}ITI
sión de las problemáticas planteadas por el trabajo de Rhacel Parreñas, tiene el inconveniente de excluir una
cuidado y la complejidad e importancia que tienen gran cantidad de tareas que prestan ayuda a los indi-
para la vida de las mujeres. No solamente se cuestio- viduos sin que necesariamente exista una interacción
nan las dispares diferencias Norte-Sur. Parecería, ade- directa o una petición precisa para ser expresada13.
más, que no pudiéramos pensar el Sur sin el Norte y
vice versa, lo que cuestionaría el perímetro transnacio- Las “ayudantes domiciliarias”, por ejemplo, pasan
nal de las responsabilidades. una buena parte de su tiempo sin preocuparse direc-
tamente de la persona, sino de su entorno. Ellas hacen
El análisis de los procesos de cuidado también res- TITQUXQMbIIZZMOTIVTIKWKQVI#ZMITQbIV\IZMI[Y]M[WV
ponde a la idea de una solidaridad entre las mujeres, lo esenciales para el mantenimiento del orden en el ho-
que las feministas de la segunda ola buscaron teorizar gar o domicilio y con ello, la dignidad de las personas
en los términos de “sororidad” o de “clase de muje- de edad o de los discapacitados.
res”. Desde la perspectiva del cuidado, se hace eviden-
te que los intereses inmediatos de las mujeres ricas no 12 ENGLAND Paula England & FOLBRE Nancy, The Cost of Caring:
Emotional Labor in the Service Economy, En Annals of the American
son los mismos que los de las mujeres pobres. De ahí se
Academy of Political and Social Sciences, 561, 1999, pp. 39-51.
concluye que el sujeto del feminismo, tal como ha sido 13 PARREÑAS SALAZAR Rhacel, Hostess Work : Negotiating the
mostrado por numerosas teóricas, es irremediable- Morals of Money and Sex, En N. Bandelj, Economic Sociology and Work,
vol. 19 de Research in the Sociology of work, Bingley, UK : Emerald, 2008.
¿Qué interés tendríamos nosotras como feministas Everett Hughes, a quien debemos el concepto de
en no reconocer, en el trabajo doméstico, el valor que “trabajo sucio”, insiste mucho sobre la función social
reconocemos en el trabajo de cuidado? del olvido19. La gente que puede delegar el trabajo
sucio a trabajadores o trabajadoras estigmatizados,
He comprendido, discutiendo con mujeres de los lo olvida después. La segregación y el tabú social son
barrios populares, aquí en Bogotá, que ellas desig- apoyos que permiten el olvido y que desempeñan una
nan a las feministas como mujeres que son económi- función protectora contra la angustia. Por su parte
camente privilegiadas. Para mí fue muy curiosa esta Joan Tronto habla de la indiferencia de los privilegia-
percepción, porque esas mujeres, de quienes hablaré dos y privilegiadas. ¿Cómo no reproducir este olvido o
Un[ \IZLM T]KPIJIV UIVQÅM[\IUMV\M KWV\ZI TI LW- esta indiferencia al interior de la teoría feminista?
minación y la violencia masculina y en forma más
amplia, contra el sistema de género. Sin embargo, 2WIV<ZWV\Wa*uZuVQKM.Q[KPMZXZWXWVMVLMÅVQZMT
visto desde la perspectiva de estas mujeres de sectores cuidado como “una actividad característica de la espe-
populares, las feministas, es decir, las intelectuales de cie humana que incluye todo lo que hacemos con vis-
las clases privilegiadas, tienen empleadas domésticas. tas a mantener, continuar o reparar nuestro “mundo”,
Puede comprenderse que a éstas, las privilegiadas, no de manera que podamos vivir en él, lo mejor posible.
les sea fácil admitir, en su calidad de patronas, que “la Este mundo incluye nuestros cuerpos, nuestras indivi-
mujer que les ayuda” posee unos conocimientos y un dualidades (selves) y nuestro entorno, los cuales busca-
entendimiento de sus cuerpos, sus vulnerabilidades, mos tejer juntos en una red compleja que sostiene la
sus dependencias y para hablar de manera coloquial,
hasta de su ropa interior. 17 MOLINIER Pascale. Empleadoras y empleadas domésticas. ¿Las fe-
ministas son mejores patronas? En Arango L.G, Molinier P., El trabajo y
la Ética del Cuidado (pp. 229-254). Medellín: La Carreta Social. 2011.
Cuando se ocupa una posición de poder, es sin duda 18 LAGRAVE Rose-Marie. Un recorrido por la exposición en la Villete:
El escándalo del deseo en la vejez. En Angulo Cortes L., Molinier P.,
más confortable excluir del campo de la percepción
Viveros M. Y el amor ¿cómo va? (pp. 151-166). Bogotá: Universidad Na-
todo aquello que las trabajadoras domésticas contri- cional de Colombia. 2009.
buyen a limpiar: deshechos, ropa sucia, sudores cor- 19 HUGHES Everett. The Sociological Eye: Selected Papers. New Brunswick:
Transaction Books, 1971.
Rhacel Parreñas realizó una investigación participa- ¿Es este el mundo que deseamos “mantener, conti-
tiva en un bar de damas de compañía (hostessÅTQXQVI[ nuar y reparar?” El trabajo de cuidado, como está bien
en Japón21-[\I[U]RMZM[LMÅVyIV[]\ZIJIRWKWUW]V expresado en la intención de Tronto, se convierte en
\ZIJIRW LM IXWaW# KWUW ]V WÅKQW ZMKWVNWZ\IV\M Y]M una cuestión política y de justicia social. Una sociedad
ellas efectuaban, mostrando signos de afecto, con el de cuidado plantearía estas cuestiones como centrales.
XZWX~[Q\WLMÅLMTQbIZI[][KTQMV\M[)M[W[LQZMK\Q^W[ §9]QuV[MJMVMÅKQILMTK]QLILWaY]QuVTWLI'§;WJZM
ejecutivos u hombres de negocios, decían ellas, les hacía qué apoyos descansa la fuerza de unos en detrimento
falta ternura. “Ellos están verdaderamente contentos del respeto de las otras o los otros?
de que nos preocupemos por ellos y de que pensemos
en ellos”. Un simple “buenas noches, que tenga buenos Para marcar bien la diferencia, digamos que en la
[]M}W[TM[M[[]ÅKQMV\MºLQKM]VILMMTTI[ actualidad esas damas de compañía están asimiladas a
prostitutas y que ese grupo debe luchar para ser reco-
Estas manifestaciones de cuidado son una iniciati- nocido y acceder al privilegio de entrar en la categoría
va de las mujeres. Ellas se involucran en los rituales de “trabajador”, con la dignidad y los derechos que
prescritos por los propietarios de los clubes, según los u[\IKWVÅMZM)TZMKPIbIZTI\MZUQVWTWOyILM¹\ZIJIRI-
cuales ellas deben demostrar, en cada uno de sus gestos dores o trabajadoras sexuales”, las feministas abolicio-
o de sus posturas, una extrema sumisión (por ejemplo, nistas vuelven a traer a escena los viejos antagonismos
no beber nunca antes de que el cliente lo haya hecho, viriles de la civilización del trabajo, con la decadencia
encenderle su cigarrillo, bajar la cabeza en signo de moral como estigma que censura a aquellos o aquellas
[]UQ[Q~VM\K-VÅVTI[U]RMZM[LMTMQ\IVI[][KTQMV- que no “trabajan”.
tes con relatos en los cuales ellas ponen en escena su
condición de mujeres pobres del tercer mundo, con el Quiero hacer una corta digresión sobre una investi-
ÅV LM Y]M MTTW[ M`XZM[MV XQMLIL IUIJQTQLIL a UIO- gación que realicé, en el año 2009, en una asociación de
mujeres cabeza de familia en Bosa(Bogotá-Colombia),
20 TRONTO Joan. Moral Boundaries: A Political argument for an ethic of care. esta asociación, es descrita por sus líderes como una
New York: Routledge. 1993.
21 PARREÑAS SALAZAR Rhacel . Hostess Work : Negotiating the Morals of
“forma de vida”: “Una de las principales necesidades
Money and Sex, op. cit. de las mujeres es la de ser escuchadas sin ser juzgadas.
Primera pregunta
¿Cuál es el lugar de enunciación de quienes hacen el trabajo de cuidado,
y cuál es el lugar y el estatus de sus voces en una investigación sobre el
trabajo de cuidado?
(ESTUDIANTE DE LA MAESTRÍA EN ESTUDIOS DE GÉNERO)
Segunda pregunta:
¿En qué sentido el trabajo de las trabajadoras sexuales es un trabajo de
cuidado?
(ESTUDIANTE DE LA MAESTRÍA EN ESTUDIOS DE GÉNERO).
a los hallazgos de una tesis en antropología realizada Según este estudio, las trabajadoras sexuales valo-
por Marina França en l’École des Hautes Études en ran y cultivan cualidades como la amabilidad, la edu-
Sciences Sociales (EHESS) de París. Su terreno de in- cación y la simpatía que, en su opinión, generan más
vestigación era la prostitución en Belo Horizonte, Bra- la lealtad por parte del cliente que las capacidades o la
sil1. Todos los testimonios que recogió se enfocan en los belleza físicas. Marina França también entrevistó a los
aspectos psicológicos y en las dimensiones terapéuticas clientes. Un hallazgo interesante es el contraste entre
del trabajo sexual, tales como escuchar, hablar y otras las palabras de las prostitutas y las de estos últimos.
Mientras ellos plantean que corresponden al afecto y a
1 Marina França, Intérêts, sexualités et affects dans la prostitution popu- la ternura prodigados por ellas, ellas señalan la vulne-
laire : le cas de la zone bohème à Belo Horizonte, Thèse, EHESS, rabilidad de ellos como clientes (los hombres son más
2011.
«frágiles», según dicen ellas). Esta visión es bastante
Tercera pregunta
¿Qué tensiones se generan entre la reproducción y el cambio del lugar
social de las mujeres en el trabajo del cuidado?
(ESTUDIANTE DE LA MAESTRÍA)
Cuarta pregunta
¿Cuáles son los aspectos políticos del trabajo de cuidado?
María Fernanda Cepeda
(EGRESADA DE ANTROPOLOGÍA)