El documento describe un método de oración llamado lectio divina que involucra cuatro pasos: leer, meditar, rezar y actuar. Se lee un pasaje bíblico, se reflexiona sobre su significado personal, se le reza a Dios sobre el pasaje y luego se actúa en respuesta a la oración. El autor explica cada paso del proceso y da un ejemplo usando un pasaje del Evangelio de Lucas.
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El documento describe un método de oración llamado lectio divina que involucra cuatro pasos: leer, meditar, rezar y actuar. Se lee un pasaje bíblico, se reflexiona sobre su significado personal, se le reza a Dios sobre el pasaje y luego se actúa en respuesta a la oración. El autor explica cada paso del proceso y da un ejemplo usando un pasaje del Evangelio de Lucas.
El documento describe un método de oración llamado lectio divina que involucra cuatro pasos: leer, meditar, rezar y actuar. Se lee un pasaje bíblico, se reflexiona sobre su significado personal, se le reza a Dios sobre el pasaje y luego se actúa en respuesta a la oración. El autor explica cada paso del proceso y da un ejemplo usando un pasaje del Evangelio de Lucas.
El documento describe un método de oración llamado lectio divina que involucra cuatro pasos: leer, meditar, rezar y actuar. Se lee un pasaje bíblico, se reflexiona sobre su significado personal, se le reza a Dios sobre el pasaje y luego se actúa en respuesta a la oración. El autor explica cada paso del proceso y da un ejemplo usando un pasaje del Evangelio de Lucas.
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Leer, meditar, rezar, actuar: La
lectio divina en cuatro pasos
fáciles Tercer artículo de una serie de tres escritos por el Padre James Martin, S.J.
Cuando primero me encontré con el término lectio divina
(que signifi ca “lectura sagrada”), se me vino a la mente la idea de monjes ya mayores recluidos en un cuarto silencioso muy concentrados estudiando unos manuscritos medievales, mientras la luz del sol se proyecta a través de hermosos vitrales de colores iluminando las páginas de libros antiquísimos, y pensé que no sería algo que llegaría a mi experiencia personal. Herramientas Texto Comentario (54) Impresión Correo electrónico Compartir
Pero después de entrar en el noviciado jesuita tuve la
oportunidad de conocer aquella antigua práctica de la lectio divina de una manera que la hacía no solo accesible sino comprensible. En las comunidades monásticas todavía se usa este método de oración, claro está, pero también lo puede usar incluso el más ocupado y el menos monástico de nosotros. Un método sencillo. La lectio divina es una forma de tener un encuentro con Dios a través de la Sagrada Escritura, y se hace normalmente tomando un pasaje determinado de la Biblia para hacer la oración. Hay diversos métodos para la lectio divina, pero el más fácil que he encontrado es el que me sugirió mi profesor de Nuevo Testamento, el Padre Daniel Harrington, SJ. Él me aconsejó dividir la oración en cuatro pasos. Para hacerlo más fácil, usaremos el relato de cuando Jesús predica en la sinagoga de Nazareth en el Evangelio según San Lucas (4,16- 30). Paso 1. Leer: ¿Qué dice el texto? En primer lugar, se lee el texto. Al nivel más básico, uno se pregunta: ¿Qué sucede en este pasaje del Evangelio? A veces, conviene usar un comentario bíblico o leer la explicación de la propia Biblia para entender mejor el contexto. En este pasaje recordamos que Jesús está en la sinagoga de Nazaret, y que lee las Escrituras hebreas. Aquí, al principio de su ministerio público, el Señor revela tanto su identidad como su misión a los pobladores de su ciudad. ¡Qué impresionante debe haber sido para ellos escuchar que “un joven del pueblo” comenta una lectura del profeta Isaías, que luego dice: “Hoy mismo se ha cumplido la Escritura que ustedes acaban de oír.” En otras palabras ¡Yo soy el cumplimiento de la Escritura! Al principio, seguramente la gente pensaba que era agradable escuchar la lectura que hacía Jesús, pero luego se vuelven contra Él y casi lo matan. De alguna manera, el Señor pasa en medio de ellos y se va. No es de extrañar, pues, que a este pasaje lo llamen “el rechazo en Nazaret.” Paso 2. Meditar: ¿Qué me dice Dios a mí en este texto? En este punto, uno ve si hay algo que Dios quiere darle a conocer en este pasaje. Casi siempre uno puede relacionarlo con algún suceso o experiencia de su vida. Por ejemplo, ¿ha habido situaciones o lugares en los que uno se ha sentido llamado a hablar “en nombre de Dios”, incluso aunque alguien lo rechace? En el pasaje del Evangelio, Jesús seguramente sabía que su mensaje sería polémico, pero así y todo lo proclamó. ¿Hay algo en tu vida que te pide adoptar una postura muy fi rme e incluso arriesgada? Quizás algo como esto es lo que Dios quiere comunicarte. Paso 3. Rezar: ¿Qué le quiero decir yo a Dios sobre el texto? Después de meditar en este pasaje, tal vez uno sienta temor por lo que cree que el Señor le pide hacer. Si esto signifi ca defender a alguien que ha sido maltratado, o incluso defenderse uno mismo, quién sabe si la idea pueda asustarle. Tal vez uno tema ser rechazado, y más aún, ser rechazado por los conocidos y amigos cercanos, como lo fue Cristo en su propia ciudad. Pero también uno puede sentirse animado por el ejemplo de la confi anza de Jesús, y recordar que todos los profetas probablemente sintieron algo de temor cuando tuvieron que cumplir una misión profética. Así y todo, tanto Jesús como los profetas actuaron a pesar del miedo, siempre confi ando en Dios. Usa esta parte de tu oración para decirle al Señor cómo te sientes al respecto. Sé honesto y no te preocupes: ¡A Dios no le sorprende ninguna emoción! Paso 4. Actuar: ¿Qué hacer como resultado de la oración? Finalmente, uno actúa. La oración debe movernos a actuar, aunque esto solamente signifi que ser más compasivos y fi eles. Ahora que uno ha leído la narración de lo que hizo Jesús en la sinagoga, ha refl exionado sobre lo que Dios le dice y le ha dicho a Dios lo que piensa, es hora de entrar en acción. Tal vez se decida a realizar alguna acción concreta para defender con más decisión y valentía a quien se encuentre oprimido, o bien decida que quiere perdonar a alguien que le ha hecho algún mal, o incluso piense que quiere rezar más sobre lo que ha de hacer. Sea lo que sea, es hora de dejar la oración y pasar a la acción. Saborear y escuchar. Hay otro modo de rezar la lectio divina ligeramente diferente, en el cual uno se queda meditando sobre una idea, una sola palabra o una frase que uno escoge del pasaje leído. De esta manera uno puede “saborear” el texto, como decía San Ignacio de Loyola. Esto resulta muy bien con los salmos. Por ejemplo, uno puede leer el Salmo 23, que comienza con la frase “El Señor es mi pastor.” Cuando llegue a la frase “En verdes praderas me hace descansar,” quizá se sienta inclinado a meditar en lo agradable que sería experimentar un apacible descanso en aquella verde pradera. Si usted es una persona muy ocupada, tal vez aproveche la oportunidad simplemente para reposar junto a Dios, o bien puede pensar en aquellos lugares o situaciones que en su vida podría comparar con “verdes praderas” y darle gracias a Dios por ellos. De esta forma, su lectio divina se limitaría nada más que a una oración concentrada o un descanso apacible, una gratitud sin palabras. Dios tiene muchos modos de actuar en la vida de sus hijos y muchos modos de comunicarse con nosotros. La oración de la lectio divina es apenas uno de ellos. El Señor también nos puede hablar a través de la Santa Misa y los sacramentos, así como por nuestras experiencias y amistades y también a través de la naturaleza, la música y el arte. En todos estos momentos, la voz de Dios viene a nosotros; por eso, cuando usted rece y sienta que Dios le habla, ¡ponga atención y escuche! El P. James Martin, S.J., es sacerdote jesuita y autor del libro Mi vida con los santos (Loyola Press). Éste es el tercer artículo de la serie de tres escritos por el Padre James Martin, S.J. Para leer los dos artículos previos visite: Parte 1: La oración más fácil: Mirar hacia atrás para avanzar Parte 2: La iluminación de la imaginación: El camino de la contemplación 1° Invocación al Espíritu Santo Entrégale al Jesús todas tus preocupaciones, es decir, todas aquellas espinas y abrojos que pueden ahogar Su Palabra en tu vida e invoca al Espíritu Santo como quien va a recibir un gran regalo en su corazón diciendo: Ven Espíritu Santo, ven por medio de la poderosa intercesión del Inmaculado Corazón de María, tu amadísima Esposa. 2° Lectio (lectura) ¿Qué dice el texto? Lee detenidamente el texto. Al leer, deja que esas palabras vayan entrando en tu corazón pues Dios no nos pide nuestras fuerzas, nos pide que seamos dóciles. Te recomendamos leer alguno de los textos que la Iglesia presenta en las Lecturas del día. 3° Eco ¿Qué palabra o frase resuena en mi corazón? Es aquella palabra o frase a través de la cual Dios te quiere hablar. Deja que el Espíritu Santo ponga esa frase en tu corazón y cópiala. Para ello, no te preocupes si necesitas releer varias veces el texto. 4° Meditatio (meditación) ¿Qué me dice el Señor a través de este ECO? En la meditación se trata de dejarte interpelar, es decir, dejarte moldear por la Palabra de Dios, específicamente a través del ECO que el Espíritu Santo te regale, por eso es importante que te centres en él. Te recomendamos escribir qué es lo que el Señor te quiere decir a ti, en tu vida, en tu situación concreta (no al vecino). 5° Collatio (compartir) Edifica a los demás. Compartir es un acto de generosidad para la edificación de la Iglesia. Por eso, no dudes en compartir lo que te ha dicho el Señor a un amigo y si estás haciendo esta oración en comunidad, entre las personas que la están realizando. 6° Oratio (oración) ¿Qué le respondo a Dios a partir de lo que Él me ha dicho? A través de la oración, respóndele al Señor, con sencillez, con tus palabras, ya sea como alabanza, acción de gracias, petición, adoración o perdón; a lo que Él te ha dicho a través de su Palabra. También te recomendamos que escribas tu oración. 7° Contemplatio (contemplación) Me dejo amar por Dios, ya sin palabras… La contemplación no es un esfuerzo humano, se trata más bien de dejarse amar por Dios, dejar que su Palabra anide en el corazón para que dé fruto abundante, en unos el ciento, en otros el sesenta y en otros el treinta por uno. nvitación a orar con la "Lectio Divina" Si eres fiel a la oración con y desde la Palabra de Dios, tu vida irá cambiando.
Por: P. Martín Irure | Fuente: Catholic.net
Te invitamos a meditar la Palabra de Dios según el método de la “lectio
divina” o “lectura orante de la Palabra”.
La Lectio Divina puede ayudarte a saborear en la oración la Palabra de
Dios según el Evangelio de cada domingo.
¿Qué es la “lectio divina” o lectura orante de la Palabra?
La Lectio Divina es la lectura de la Sagrada Escritura de un modo no
académico, sino espiritual, lo que nos permitirá “conocer a Jesús de un modo cada vez más personal, escuchándolo, viviendo con él, estando con él, siendo sus amigos, en una comunión de pensamiento que “no es algo meramente intelectual, sino también una comunión de sentimientos y de voluntad, y por tanto también del obrar”.
El Papa Benedicto XVI nos recomienda esta antigua práctica que
literalmente quiere decir «lectura de Dios»:
La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración
permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón.
Esta propuesta ha recibido en los últimos cuarenta años un nuevo
impulso en toda la Iglesia tras la publicación de la constitución dogmática «Dei Verbum» del Concilio Vaticano II (18 de noviembre de 1965).
Si se promueve esta práctica con eficacia, estoy convencido de que
producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia.
No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para
nuestros pasos y luz en nuestro camino
Cómo orar con la Palabra de Dios
La lectura orante de la Palabra, más que una reflexión, es una
experiencia de encuentro personal e íntimo con Dios, que te ama y sale a tu encuentro. Estos pasos te van llevando al mismo interior de la Palabra.
1. Invoca… al Espíritu Santo. Pídele que te ilumine y te abra a la
comprensión de la Palabra y que te anime a la respuesta con tu vida.
2. Lee… muy despacio el texto bíblico. Vuelve a leerlo. Lee también
algún comentario que te ayude a conocer mejor el sentido del texto. Dale tiempo al Señor y escucha el mensaje que Él quiere darte en esta Palabra.
3. Medita… qué te dice la Palabra que has leído lentamente. Una vez que hayas captado el sentido del texto, entonces puedes hacerte esta pregunta: qué me dice esta Palabra.
4. Ora… respóndele al Señor que te ha dado su mensaje en la Palabra
meditada. Tu actitud sea la de la Virgen María: Hágase en mí según tu Palabra.
5. Contempla… quédate impresionado, fascinado, en silencio, en
calma. Déjate animar por el ardor de la Palabra, como quien recibe el calor del sol.
6. Actúa…. Haciendo un compromiso que brote de este encuentro con
el Señor. Es el salto a la vida. Animado e invadido por la Palabra, regresa a la vida con otra actitud.
Si eres fiel a la oración con y desde la Palabra de Dios, tu vida irá
cambiando. La Palabra te hará confrontar tus criterios, valores, sentimientos, actitudes y conducta con lo que ella misma te vaya inspirando. Ama la Palabra, estúdiala, déjala que moldee tu personalidad. Te lo deseo vivamente.