Ynoub (Pp. 305-340) Cap IX Instrumentos
Ynoub (Pp. 305-340) Cap IX Instrumentos
Ynoub (Pp. 305-340) Cap IX Instrumentos
El puesto de la instrumentalización
en la fase 2: de la operacionalización a la
producción de los datos IX
El capítulo anterior estuvo dedicado a examinar exhaustivamente uno de los com-
ponentes nucleares de la fase 2: la operacionalización o la denición empírica
de los datos.
En este capítulo se abordará el otro gran componente de esta fase al que de
un modo general denominé instrumentalización, ya que reere a los procesos y
decisiones que harán posible la recolección de dichos datos.
En el esquema que describe esta fase presenté estos dos componentes de la
siguiente manera:
© Roxana Ynoub.
Un instrumento es una herramienta que permite llevar adelante una acción plani-
cada. En ocasiones la acción se planica en función del dispositivo instrumental
con el que se cuenta: es distinto lo que se puede realizar con un martillo, con una
sierra o con un cincel.
En otras ocasiones se tiene la posibilidad de planicar lo que se desea hacer y,
a partir de ello, procuramos la herramienta que permita realizarlo.
La historia nos muestra que los seres humanos ampliamos nuestras posibilida-
des y potencialidades de acción, expandiendo nuestros instrumentos. Por medio de
éstos hemos podido sondear en niveles mucho más amplios que los que posibilita
nuestro sistema sensorio (como ocurre, por ejemplo, con el uso del microscopio o
del telescopio que incrementan las potencialidades de la visión humana) o generar
dispositivos para transformar el orden natural, como son las herramientas para el tra-
bajo (desde la rudimentaria hacha de piedra hasta la actual producción industrial).
En el terreno de la investigación cientíca los instrumentos son también dispo-
sitivos para captar, recolectar o producir. En este caso lo que se produce es infor-
mación (o datos) que se estiman necesarios para los nes que cada investigación
tenga trazados. Por ello en cada caso habrá que denir qué tipo de instrumento
se va a utilizar, si se adopta uno ya disponible, o en su defecto, si se diseña para las
necesidades especícas del estudio en cuestión.
Antes de precisar las características de los distintos instrumentos examinaré su
“función y su lugar” en el proceso de la investigación.
De tal modo que el diseño o la selección del instrumento surgirá del tipo de
indicador previsto, puesto que éste será el dispositivo que permitirá aplicar dichos
procedimientos:
Tal como dicta el sentido común, observar es captar un fenómeno mediante los
sentidos (básicamente el de la vista, aunque no exclusivamente) con o sin ayuda
de aparatos técnicos especícos.
Observar es la “técnica” más básica y universal para conocer algo, y todos los
instrumentos y modalidades de investigación desde los más simples hasta los más
sosticados la presuponen. Sin embargo observar no es una actividad trivial, y acep-
tar que constituye el medio que nos permite conocer cualquier fenómeno implica
aceptar también una serie de supuestos de consecuencias gnoseológicas1 y ontológicas.
Si la concebimos desde una perspectiva “realista ingenua”, se podría aceptar
que la observación hace posible el conocimiento porque
a. existe una realidad independiente del observador,
b. esa realidad es aprehendida por el observador “tal cual es” a través de la
observación y, por tanto,
c. el observador (sujeto) no afecta lo observado (objeto).
1 La “gnoseología” es una rama de la losofía que estudia los tipos y alcances del conocimiento; es
decir, los fundamentos, y características del conocimiento en sentido general (es decir, sin referirlo
a un tipo de conocimiento o tipo de objeto de conocimiento en particular como lo podría hacer la
psicología o cualquier disciplina cientíca).
2 El gran asunto —como ya se abordó extensamente en otras secciones de este libro— estriba en
reconocer que esa “re-creación” es válida y en un sentido muy especíco también objetiva, si por esto
se entiende la capacidad de ser “referenciadas” y ser puestas en correspondencia con los criterios que se
utilizan para pautar o distinguir la experiencia.
310 PARTE D OS Desarrollos metodológicos
Cada uno de estos tipos tiene limitaciones y ventajas relativas, tanto en lo que
respecta a la captación de los hechos, la objetividad y la conabilidad, como en
cuanto a aspectos éticos. De cualquier modo, lo nuclear de la técnica queda com-
prometido en los dos casos básicos: de participación y de no participación. El
criterio de Gold introduce la cuestión de que el observador pertenezca al grupo
observado, lo que da lugar a los dos subtipos intermedios.
Cuando se decide y se diseña una estrategia de investigación se deberá evaluar
qué tipo de observación resulta conveniente. Así, por ejemplo, en el ámbito de la
investigación-acción (muy desarrollada en cierta línea de la investigación educa-
tiva) los investigadores están directamente involucrados en el ámbito y en las ex-
periencias estudiadas. De cualquier modo, incluso en esos casos, podrán decidir si
ejercen su función de observadores como participantes o como no-participantes.
El otro criterio en que se clasican las observaciones reere al ambiente o al
contexto del relevamiento, el que suele distinguirse según dos grandes tipos:
a. contexto natural, y
b. contexto articial.
© Roxana Ynoub.
(1) (2)
Observación participante en Observación no participante
Articial contexto articial en contexto articial
(3) (4)
buscado esa coincidencia con la “perspectiva del actor” (propia de las po-
siciones fenomenológicas y comprehensivas que sustenta también el para-
digma cualitativo), hasta los que niegan la validez y la conabilidad de este
tipo de acercamientos.
2. Observación no participante en contexto natural. Es un tipo de obser-
vación frecuente en diversos ámbitos de investigación etnográca, antro-
pológica, etológica (animal o humana) y psicosocial en general. Se procura
captar las situaciones tal como se presentan de forma espontánea, con la
menor intromisión del observador. De cualquier modo en esta estrategia
se imponen dos dicultades siempre presentes: por una parte “registrar
conductas” implica siempre darles alguna signicación; y, por otra parte,
lo que ya se señaló al referirnos a la cuestión de la no participación, la pre-
sencia del observador introduce inevitablemente alguna alteración en las
condiciones o situaciones observadas. El uso de técnicas de videolmación
y registros sistematizados puede contribuir a capturar los fenómenos con
cierta objetividad, pero en nada resuelve estos problemas. Como señala
Irenäus Eibl-Eibesfeldt, un referente en el campo de la etología humana:
sí mismo como objeto para contemplar su capacidad de ver o no ver. Para ello se
requiere estar fuera de la experiencia de observación, y así tomarla como objeto de
observación. El esquema podría representarse así:
Esa situación se torna muy crítica cuando un investigador examina otra cultu-
ra. Sus propias determinaciones culturales, su manera de entender o signicar una
experiencia social tienen un gran peso y pueden quedar totalmente transparenta-
das y, por tanto, ocultas, al examinar y signicar la cultura de otro.
320 PARTE D OS Desarrollos metodológicos
Recuperando todo lo que hemos dicho sobre las técnicas de observación, se pue-
de precisar lo siguiente:
a. La observación estará orientada por la teoría, los objetivos y las hipótesis
de la investigación.
b. Conforme a ello, toda observación supone el privilegio de una perspec-
tiva: estará “cargada y modelada por paradigmas, teorías o presupuestos
conceptuales”.
c. El contexto de observación es un asunto relevante para tener en cuenta.
Al menos se pueden distinguir dos contextos: natural y articial.
d. Cuando la observación involucra sujetos se debe pautar el grado o tipo
de participación del observador en la experiencia o situación observada.
e. El registro de lo observado podrá ser más o menos estructurado, según
los casos: se pueden usar registros abiertos (como cuadernos de cam-
po) o registros más estructurados, o pautados, como cuestionarios o sus
equivalentes.
f. Se pueden utilizar recursos adicionales para el registro de lo observado,
como la videolmación o la grabación de audio. También en estos ca-
sos deberán jarse criterios de selección con base en los objetivos de la
investigación.
g. Ningún recurso técnico o procedimental hace posible una “captura om-
nisciente o plena” de los hechos, de modo que será deseable explicitar la
perspectiva o los modelos que sustentan dicha observación.
h. Como parte de lo anterior, incluir un examen autorreexivo —es decir, “ob-
servar la observación”— puede constituir un recurso muy importante para
potenciar, revisar y ampliar las conclusiones y las interpretaciones que se
CAPÍTULO IX El puesto de la instrumentalización en la fase 2 321
El diseño del cuestionario de la encuesta se hace con base en las deniciones concep-
tuales y operacionales de la investigación (las que se habrán denido en la fase 1 y en
el diseño de los datos —componente 1 de la fase 2—).
Este cuestionario contendrá diversas variables e indicadores, cada uno de
los cuales podrá requerir distintos procedimientos (como la observación, la
interrogación, la consulta de registros, etcétera).
Las deniciones operacionales previstas al momento de diseñar los datos no
necesariamente coinciden con la formulación adoptada en la encuesta, ya que
éste tendrá que ajustarse al modo coloquial y a las características comunicativas de
los destinatarios del mismo. Además, varios ítems de una encuesta pueden estar
vinculados a un mismo indicador. Así, por ejemplo, una investigación destinada a
describir los estilos de crianza de padres de adolescentes podría tener como unidad
de análisis la familia, los padres, los hijos, etcétera.
Supongamos que los asuntos que se desean conocer de esas familias son los
siguientes:
• Clima educativo familiar. La denición operacional de esta variable (el indi-
cador) podría expresarse como el “total de años de escuela cursados por
parte de todos los adultos que cohabitan en el hogar”. Podría recabarse
“preguntando a cada adulto del hogar (o a un informante del hogar) el
total de años de escuela cursados, y luego agregarlos o sumarlos”.
El tratamiento en las preguntas de la encuesta podría ser del siguiente
tipo:
a. ¿Me puede decir cuántas personas mayores de 21 años hay en el hogar?
b. ¿Me puede decir el nombre de cada una de ellas y el último grado esco-
lar cursado de cada una? Le pido que me informe si lo cursó completo
o no.
2.
3.
4.
5.
© Roxana Ynoub.
6.
Total de años
[completa encuestador/a]
Como se advierte, aun cuando el indicador fue denido como “total de años
de escolaridad cursados”, en este caso se prerió preguntar “máximo nivel de estu-
dios alcanzado”, dejando el cálculo de esos años al encuestador.
Esta decisión podría haberse basado en un control más riguroso del cálculo de
años correspondientes a los niveles escolares, ya que para cualquiera es más fácil
contestar “cuál fue su último grado de estudios” que calcular el total de años que
asistió a la escuela a lo largo de su vida.
Otra variable de esta misma investigación podría haberse denido como:
• Modalidades de los padres de adolescentes respecto al control de la salidas
nocturnas de los hijos.
• Se podría presentar en el cuestionario bajo la siguiente forma:
• Preguntas dirigidas al padre/madre o responsable encargado del
adolescente:
• Autoriza a su hijo(a) adolescente a salir solo(a) de noche. [Marcar sólo
una opción.]
Nunca a.
Ns/Nc e.
a. Sí b. No c. Ns/Nc
• ¿Podría explicarnos brevemente qué razones tiene para ello?
[La pregunta es para todos con excepción de aquellos que marca-
ron la opción “No” de la pregunta anterior.]
Como puede verse las respuestas a las que debe atenerse quien responda a
las primeras preguntas están prejadas. Por este motivo se les llama “preguntas
cerradas”; también se les denomina precodicadas cuando se le ha asignado un
código a cada uno de los valores (en uno de los ejemplos, los códigos serían “a”, si
contestó “Nunca” —autoriza salidas nocturnas—: “b”, si contestó “Sólo muy de vez
en cuando”; y así sucesivamente. También se incluye la opción “Ns/Nc”(no sabe/no
contestó) porque el encuestado puede no querer contestar o pueden presentarse
circunstancias que impidan formular la pregunta, etcétera.
La última es una “pregunta abierta” porque busca captar las propias palabras de
los encuestados. A posteriori del relevamiento se realiza la codicación de las res-
puestas (a diferencia de las preguntas “cerradas” cuya codicación se realiza a priori).
En un cuestionario pueden combinarse preguntas “abiertas” y preguntas
“cerradas” de muy diversas maneras. Sin embargo, cuanto más extensa sea la
muestra, resultará más costoso (en términos del tiempo que requiere la aplica-
ción del cuestionario y del posterior tratamiento de las respuestas) incluir muchas
preguntas abiertas. En estos casos lo común es que casi todas las preguntas sean
“precodicadas”.
Es importante que el diseño del cuestionario sea claro, preciso y bien organizado
en cuanto a la distribución y la presentación de los ítems que lo conforman.
Por lo general se incluye una primera parte destinada a la identicación de
los encuestados. Esta sección se suele presentar como “datos de identicación”
de las unidades registradas. En una misma encuesta puede registrarse información
sobre varias “unidades de análisis”. Por ejemplo, en los censos poblacionales como
CAPÍTULO IX El puesto de la instrumentalización en la fase 2 327
en las encuestas a hogares, suele ser frecuente recoger información acerca de los
“miembros del hogar”, del “jefe del hogar”, del “hogar” y la “vivienda”. Estas diver-
sas captaciones pueden organizarse por módulos o apartados dentro del mismo
cuestionario general.
Entre los contenidos del apartado de “identicación” suele incluirse también
datos cartográcos e información sobre las condiciones de realización o no reali-
zación de la encuesta.
Cuando se realiza una encuesta o censo domiciliario este apartado suele incluir
información respecto a:
• La organización cartográca de la recolección (relacionada con al área,
manzana, número asignado a la vivienda, etcétera).
• El criterio de selección de la unidad encuestada.
• Los datos de ubicación geográca (dirección: calle, número, departamento,
etcétera).
• El encuestador (por nombre o código de identicación). Cuando está pre-
vista la supervisión de la encuesta se puede agregar también el nombre del
supervisor que completará ese dato en caso de supervisar la encuesta.
• La fecha y la hora de realización (esta información puede tener interés sus-
tantivo para el tema de la recolección y suele ser necesaria también para
posteriores controles de supervisión).
• La cantidad de visitas —si es que se requiere hacer más de una visita—.
Esto puede suceder cuando se debe contactar a una persona especíca
del hogar y ésta no se encuentra al momento de la visita. También puede
ocurrir que al momento de la visita no haya nadie en casa.
Cuadro IX.1
Núm. Supervisor/a: Cód.:
MÓDULO HOGAR
II. Código de identicación
III. Cantidad
Código Código Código Núm. Núm. Núm. hogares /
Selección Localidad Área manzana vivienda hogar vivienda
2.
3.
V. Entrevista realizada Sí No VI. Motivo de no entrevista
Cód.
Cuadro IX.2
¿Escuchas algún tipo de música folclórica? ¿Interpretaste o bailaste esa música
(Leer tarjeta con denición y ejemplos de música folclórica.) personalmente en la escuela?
Sí, a veces 1 Sí, alguna vez 1
Sí, con frecuencia 2 Sí, varias veces 2
Nunca 3 Nunca 3
Pase a pregunta 3
Ns / Nc 4 Ns / Nc 9
¿Podrías indicarme el tipo de música folclórica que ¿En otros ámbitos —fuera del ámbito escolar— te
escuchas? (Registrar según el orden en que los reere el encuestado) enseñaron música y/o danza folclórica?
1. 6. Sí 1 ¿Dónde?
2. 7. No 2
3. 8. Ns / Nc 9
4. 9.
5. 10.
danza folclórica?
Nunca 3
7.2 ¿Asistir a eventos /
Ns / Nc 9 1 2 3 9
recitales folclóricos?
7.3 ¿Interpretar música
¿En la escuela primaria te enseñaron música y/o
© Roxana Ynoub.
1 2 3 9
folclórica?
danza folclóricas?
7.4 ¿Comprar / escuchar
Sí 1 1 2 3 9
música folclórica?
No 2 Pase a preg. 6
7.5 ¿Difundir la música
Ns / Nc 9 1 2 3 9
y/o danza folclórica?
CAPÍTULO IX El puesto de la instrumentalización en la fase 2 329
Para concluir, resulta de interés señalar algunas de las limitaciones que se han iden-
ticado en la recolección mediante encuesta.
Las síntesis de éstas han sido muy claramente formuladas por Pierre Bourdieu
(1973),4 en forma de crítica de los supuestos que este procedimiento asume sin
poder probarlos ni evaluarlos.
Cuando se administra una encuesta se asume que:
de modo que cuando responden tienen que adecuar o hacer coincidir sus res-
puestas con los valores previstos por los investigadores.
En la entrevista, en cambio, las preguntas tienen más bien un carácter de orien-
tación que sólo busca captar o motivar el despliegue de las opiniones del entre-
vistado. Según sea el grado de rigidez con que se aplique esa guía será el grado de
direccionamiento y estructuración de la entrevista.
En algunos casos los investigadores desean cumplir paso a paso con el conjun-
to de asuntos que se han trazado en la entrevista; de modo que si los entrevistados
“se dispersan” deben hacerlos retomar el hilo conductor de la entrevista. En otros,
en cambio, puede ser que estén interesados en seguir el decurso de asociaciones
y derivaciones que cada entrevistado va realizando, de modo que la entrevista pue-
de sacar a la luz contenidos no previstos con anterioridad.
Los términos que se han usado para referirse a la técnica de entrevista abierta
o libre son muy variados. Aquí me limitaré a denirla según el grado de estructu-
ración y direccionamiento de la misma.5
De acuerdo con estos criterios las entrevistas pueden clasicarse como:
• Entrevista dirigida. Si bien las preguntas son abiertas se procura seguir un
orden estipulado y direccionar al entrevistado hacia los temas pautados.
• Semidirigida. Se combinan los dos criterios extremos, hay una guía y se
procura cumplir con lo pautado en la guía, pero se deja espacio y se recu-
peran las derivaciones que surjan del intercambio más allá de las temáticas
previstas.
• No dirigida (también llamada entrevista libre o abierta). El nivel de direc-
cionamiento es mínimo. Más que una guía pautada se pueden estipular al-
gunos criterios disparadores o estímulos motivadores. Luego se deja abier-
to el enfoque a lo que pueda surgir del propio intercambio y las sugerencias
o asociaciones de los entrevistados.
5 Como señala Piovani “En el caso de las [entrevistas] menos estructuradas se habla con frecuencia de
entrevista abierta no directiva (Rogers, 1942), no estandarizada (Denzin, 1970), intensiva (Brenner et al.,
1985), cualitativa (Valles 1997), hermenéutica (Monsteperelli, 1998). En el caso de las semiestructuradas,
Combessie (1996) recurre a la expresión ‘entrevista centrada’. Merton y Kendall (1946) por su parte,
propusieron la noción de entrevista focalizada: un tipo semiestructurado que se caracteriza por el
hecho de que los entrevistados han recibido un estímulo especíco (han visto una película, leído un
libro, etcétera) o han participado de una situación social cuya experiencia subjetiva es objeto de la
entrevista” (Piovani, 2007: 218).
332 PARTE D OS Desarrollos metodológicos
GUÍA DE ENTREVISTA
• Sugerencias y recomendaciones.
La misma investigación podría, sin embargo, utilizar una guía mucho más deta-
llada, como se presenta en el siguiente fragmento que toma los mismos ítems pero
indaga en algunas dimensiones más detalladamente:6
GUÍA DE ENTREVISTA
11. ¿Cuáles son las actividades que realizan? (Que aporten detalles.) ¿Qué
procedimientos siguen?
12. ¿Cuál es el “circuito” característico que recorre una persona que llega
a la institución? ¿Ese circuito varía según los casos o es parecido para
todos ellos?
© Pawlowicz et al., 2005.
Hasta 19 años
20 a 39 años
40 años y más
Nacionalidad/es
Cantidad de casos atendidos
© Pawlowicz et al., 2005.
3. Violencia
5. Por cuestiones jurídicas.
económica.
Como se advierte esta segunda guía resulta mucho más exhaustiva que la an-
terior (aunque la presento fragmentariamente con el solo objeto de comentarla
para nes didácticos). Se incluyen los mismos ítems, pero se desagregan mucho
más, precisando también las preguntas para la entrevista. Si el entrevistador la
sigue puntillosamente el tratamiento será más direccionado. Pero aun teniendo
esta guía se podría adoptar un encuadre exible para captar otros temas que no
están previstos en ella, pero que pueden aparecer en el transcurso de la entrevista.
336 PARTE D OS Desarrollos metodológicos
Por otra parte, en ambos casos se incluye un encabezado para registrar algunos
datos de identicación de la entrevista, como el día, la hora, información del
entrevistado o los entrevistados y el entrevistador.
Adviértase también que se incluye una referencia sobre el modo en que se con-
tactó a la persona que se entrevista, asunto que, según los casos, puede tener rele-
vancia para los nes y alcances de la entrevista (tema al que volveré más adelante).
Como se ilustra también aquí, la guía puede —eventualmente— incluir apar-
tados más estructurados al modo de un cuestionario, si se desea captar informa-
ción de ese tipo. La combinación de esos recursos puede ser viable y, en algunos
casos, resulta muy ordenador.
[…] un psicólogo clínico guapo debe saber que las mujeres a quienes
somete a la prueba de Rorschach darán más respuestas sexuales
que si él fuera viejo y calvo, del mismo modo que uno feo debe sa-
ber que sus clientas en la prueba darán menos respuestas sexuales
que si él fuera joven y guapo (1977: 52).
CAPÍTULO IX El puesto de la instrumentalización en la fase 2 337
En tal sentido la entrevista es una técnica mucho más compleja y delicada que
la encuesta. Cuando menos estructurada y pautada está la entrevista, más peso tie-
nen los estilos y competencias de los entrevistadores y más responsabilidad recae
en ellos para captar y relevar a través de la entrevista.
338 PARTE D OS Desarrollos metodológicos
profundice más (a diferencia de las encuestas en las que se pueden tomar muchos
casos, pero profundizando menos).
Al momento de planicar la entrevista se deberá prever también el lugar en
donde se implementará. Según los casos se requerirá más o menos resguardo e
intimidad, evitando el acceso o la proximidad de otras personas. En algunas oca-
siones, incluso, deberían evitarse expresamente ciertos ámbitos o lugares si pueden
interferir en la espontaneidad y en la posibilidad de dialogar del entrevistado. Así,
por ejemplo, si el tema a abordar se reere a “problemáticas de violencia familiar”
y se entrevista a “mujeres víctimas de ese tipo de violencia”, será deseable que la
entrevista se realice en un lugar ajeno al ámbito al cual tenga acceso el victimario.
Al igual que en el caso de la encuesta se deberán pautar y precisar las consignas
de presentación en las que se informen los objetivos de la investigación, los desti-
nos de la misma, las instituciones comprometidas y la condencialidad de los da-
tos. Se deberá solicitar el consentimiento de los entrevistados y, según los casos, será
conveniente que ese consentimiento quede asentado en un documento rmado.
En cuanto al registro de la entrevista, se puede hacer mediante las notas que
se van tomando en el transcurso de la misma o, como es usual, se puede grabar el
audio y acompañar dicha grabación con notas que amplíen los registros verbales.
Siempre que se grabe o se lme la entrevista se debe solicitar el consentimiento
del entrevistado para utilizar dicho recurso.
Si se toman notas para acompañar otras formas de registro, deberá preverse
cómo se van a recuperar después para compaginarlas con el discurso del entre-
vistado y con el momento en que dichas anotaciones fueron registradas. Estas
notas adicionales pueden utilizarse para recuperar aspectos actitudinales, gestos
o cualquier otra información verbal o no verbal que aporten elementos al asunto
que se está relevando.
También es deseable registrar los comportamientos, actitudes, vivencias y
percepciones del propio entrevistador (a manera de autoobservación, a la que
ya hemos hecho alusión previamente). En síntesis, a la hora de diseñar y seleccionar
la herramienta habrá que sopesar estos factores:
a. Tiempo disponible para realizar cada entrevista,
b. Facilidad de identicar, contactar y convocar a los sujetos seleccionados,
según los objetivos de la investigación.
c. Disponibilidad del lugar y recursos necesarios para realizar la entrevista.
d. Tiempo y recursos para el tratamiento del material, una vez realizada la
entrevista (desde su desgrabación o transcripción hasta su análisis).
La palabra test se utiliza con cierta frecuencia como sinónimo de “prueba” o “exa-
men”. Probablemente esta vinculación surge de su raíz latina, emparentada con tes-
ta, testis que en latín medieval reere a la vasija de barro con la que los alquimistas
probaban la autenticidad del oro (cfr. Cortada de Kohan, 1998: 23). Hacia nales del
siglo
el término cobró una signicación más especíca, cuando se comenzó a
utilizar para designar instrumentos de medición psicológica, bajo el nombre de “tests
mentales” (término utilizado por primera vez por el psicólgo estadounidense Mc
Keen Cattell en 1890).
También se les llama “pruebas estandarizadas” en alusión al término en inglés
standard, uno de cuyos signicados es “modelo, norma o patrón de referencia”.
En efecto, las pruebas estandarizadas se utilizan como un “patrón de referencia”
que sirve para medir alguna competencia, capacidad, rasgo o cualquier otro fenó-
meno para el que se requiera establecer escalas normativizadas.
La adopción de un criterio patrón para la medición es común a todas las cien-
cias, sean éstas naturales, sociales o humanas. Lo que varía entre unas y otras son
los procedimientos que se requieren para tal n en cada campo. Por ejemplo,
el “metro patrón” se dene actualmente como la distancia que recorre la luz en el
vacío en 1/299 792 458 segundos (aunque a lo largo de la historia se han adoptado
diversos criterios para denir esta unidad de medición).
Existe, además, un metro patrón de platino e iridio que fue establecido con
base en cuidadosas mediciones y que desde 1889 se encuentra en la Ocina
Internacional de Pesos y Medidas en París. De modo que un “metro” en cualquier
parte del mundo es una réplica —o debería serlo— de ese metro patrón.
Fijado el criterio patrón cualquier distancia o longitud puede medirse en “uni-
dades de metro patrón” (o en sus fracciones). Es eso lo que precisamente se hace
cuando se desea, por ejemplo, medir las dimensiones de una habitación o el frente
de una casa.
Para determinar el patrón de otro tipo de fenómenos, como los que interesan
a las ciencias humanas o sociales, los procedimientos que se siguen son distintos
(aunque no son estrictamente diferentes sus nes ni sus supuestos generales). Así,
por ejemplo, si uno desea conocer el nivel de inteligencia de un sujeto, se requiere
saber respecto a qué criterio o según qué patrón se debe medir. Con este n se
construyen los llamados instrumentos de medición o pruebas estandarizadas.