Capitulo IV Identidad Moral y Estilos de Vida
Capitulo IV Identidad Moral y Estilos de Vida
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CAPITULO IV IDENTIDAD MORAL Y ESTILOS DE VIDA
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POR UNA ÉTICA DEL CONSUMO
ADELA CORTINA
En principio, en esta época va cobrando vida un nuevo de puntos la cultura de la clase obrera, basada en la produc-
paisaje de consumo, con la proliferación de supermerca- ción, mientras que los gana la cultura de las clases medias,
dos, grandes superficies, centros comerciales en los que es basada en el consumo. Son tres aspectos estrechamente co-
posible encontrar las pequeñas tiendas, los cines, parques nectados entre sí, en los que vamos a detenernos. -: En
infantiles y aparcamientos accesibles. No es que estos esta- efecto, en los años sesenta del pasado siglo la concepción
blecimientos no existieran antes, pero a partir de esta épo-ca de que la sociedad se estructura en clases que se "
es cuando se multiplican y van dibujando un nuevo paisaje distinguen entre sí por el lugar que ocupan en el proceso
que imita a las gentes a integrarse en él, no sólo para de producción había dejado de resultar fecunda para ex-
comprar, sino también para pasar parte del tiempo libre plicar tanto la estructura como el cambio social en las so-
en un lugar seguro, bien vigilado, sin correr los riesgos de ciedades posindustriales.
ciertos espacios públicos. E incluso, y esto es lo que.saben En lo que hace a la estructura, el modelo de la división de
quienes trabajan en marketing y lo que van aprendiendo clases basada en la producción entendía que la categoría
los científicos sociales, las gentes acuden a esos centros co- básica para establecer la distinción era la posesión de la
merciales a pertrecharse de una cierta identidad. propiedad o la carencia de ella. Puesto que los que care-
En la sociedad a la que se ha dado en llamar «posmo- cen de propiedad se ven obligados a vender su fuerza de
derna», a falta de nombre más creativo, se difuminan las trabajo, y teniendo en cuenta que el trabajo es la forma
identidades fijas, establecidas por el nacimiento, la clase, la humana básica deautorrealización, la posición en el modo
etnia o el sexo, y una de las formas de crearse la propia de producción determina creencias e ideas, de suerte que
identidad es el lugar en el que se compra. No es lo mismo los que pertenecen a la misma clase los comparten. Si cabe
comprar en el elegante pasaje del centro de la ciudad o en hablar en este caso de estilos de vida, vienen determinados
algunas tiendas selectas del centro comercial que hacer la por la clase. Sin embargo, desde hacía tiempo se venían
compra de la semana en la gran superficie en la que todo produciendo cambios que hacían obsoleto el esquema de
es más económico. Las gentes lo perciben y optan por clase basado en la propiedad de los medios de producción.
aquellos lugares que mejor se acomodan a su identidad, es Si, según él, era preciso considerar como asalariados a grupos
decir, a la identidad que desearían que fuese la suya, a la con estilos de vida tan distintos como los trabajadores
que intentan construirse, como comentaremos en el pró- indusüiales que habían conseguidos grandes incrementos
ximo epígrafe. salariales y un buen nivel de prestaciones sociales, los di-
Por otra parte, y en segundo lugar, tratar el tema del rectivos y ejecutivos de las grandes empresas, los miem-
consumo supone criticar de forma implícita las teorías ba- bros de profesiones liberales, los trabajadores del sector
sadas en la producción, como es el caso del marxismo; o servicios y los trabajadores con un salario bajo, había que
bien indicar que la producción toma un rumbo nuevo, o, reconocer que el esquema servía para bien poco. Convic-
por último, tomar nota de que una cultura entra en un pro- ciones, ideas y estilos de vida de los distintos grupos eran
ceso de decadencia}' otra emerge, tomar nota de que pier- tan diferentes, que difícilmente se podía pensar en una con-
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miembros de las clases medias asumen diversas formas de la modernidad el retroceso de las imágenes religiosas del
consumo. Formas de consumo que identifican, no a cla- mundo como fuentes de identificación e integración
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por la pertenencia a un estamento, clase o grupo de estatus lo que creen desear. Y en este punto se abre la gran polé- •
con identidad fijada, cualquier persona puede generarse mica sobre las necesidades verdaderas y las falsas, sobre los
su individualidad adquiriendo ropa de diseño, viviendas de deseos auténticos y los creados por el marketing, un asunto del
lujo, obras de arte, con tal de que cuente con el dinero sufi- que nos ocuparemos más adelante de forma monográfica,
ciente para ello. La gran batalla es ahora la de «expresar la porque es nuclear para una ética del consumo. -;j Por el
propia personalidad». A través del consumo se trata de atender momento, y para lo que ahora nos importa, diremos que un
al mandato de Píndaro: «Llega a ser el que eres». deseo nunca se crea partiendo de la nada, sino como mínimo
Sin embargo, en este punto se produce una contradic- haciendo pie en alguna necesidad o en algún deseo real de la
ción evidente. Por una parte, la búsqueda del estilo personal, persona. Elegimos siempre algo que :nos parece bueno porque
individualizado, el afán de obedecer al mandato, parece viene a satisfacer alguna necesidad o algún deseo, y la
ganarle la partida al deseo de pertenecer al grupo. Pero, por sagacidad del marketing consiste en averiguar con qué necesidad
otra parte, ese anhelado estilo personal de consumir debe o con qué deseo conviene sintonizar para provocar otros
ser el correcto, debe atenerse a ciertos patrones, y los nuevos. La cordura del consumidor que, como veremos,
patrones son siempre sociales, igual que los lenguajes. De debería ser su principal virtud, es la que le invita a no elegir lo
hecho, paulatinamente se van formando grupos de gentes, lo bueno, sino lo mejor para él y para el entorno social, y no sólo
que los economistas llaman «conjuntos» (dusters), que para un momento concreto, sino para la vida en su conjunto. El
comparten estilos de vida a través de los cuales expresan su prudente —decía Aristóteles— es el que sabe lo que le conviene
individualidad, aunque —y esto es esencial— no formen en el conjunto de su vida. El cuerdo —diría yo—, el que no sólo
comunidades. «La publicidad sobre el estilo de vida —co- es prudente, sino que tiene corazón, elige lo mejor para él
mentaba una revista de publicidad— consiste en intentar mismo y para su entorno social, un entorno que en los
diferenciarse de los Jones, no en estar a su altura como en tiempos que corren es ya global. La ética no trata de lo bueno,
épocas anteriores»9. Los especialistas en marketing se ven sino de lo mejor, que nada tiene que ver con maximizar satisfac-
obligados a buscar los conjuntos, a explorar las tendencias ciones: lo mejor no es lo máximo, sino lo cuerdo.
sociales que delinean sus estilos de vida para poder dirigir Los especialistas de marketing, por tanto, intentan dar
hacia ellos los productos. en la diana de algo que el consumidor puede desear para
Podría, pues, decirse, en principio, que existe una cola- satisfacer necesidades físicas o deseos psicológicos, como
boración entre los consumidores y el marketing en la configuración el de identidad; por eso los estilos de vida se dibujan desde
de estilos de vida. Los especialistas en marketing venden los dos lados, el del marketing y el del consumidor.
símbolos junto con los productos, pero para diseñar los Ciertamente, puede resultar exagerado construir teorías
símbolos se ven obligados a explorar las tendencias sociales sociológicas sobre la base de estilos de vida ligados al
para averiguar qué deseos pueden despertarse, avivarse, consumo. Más parece que a la hora de diseñar estilos de
saciarse. Los consumidores, por su parte, al comprar atienden vida se acaba recurriendo a criterios objetivos, como la
al señuelo que mejor cuadra con lo que desean, o con
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edad, el estado conyugal, el sexo, el número de hijos, el ingreso, <,, Pero importa recordar que si las personas eligen desde
en vez de recurrir a los rasgos del patrón de consumo10. En sus valores, tiene razón Campbell al afirmar que las gentes
efecto, pueden considerarse como variables de estilos de vida no cambian de valores constantemente y, por tanto, de estilo
las actividades, los intereses y las opiniones. Las actividades de vida y de identidad. Cambiar de valores supone una
incluyen trabajo, hobbies, acontecimientos sociales, formas de auténtica conversión, en un sentido u otro, que rara vez se
diversión, compra y deportes. Los inte-_ reses incluyen produce llegada una determinada edad. En el mundo de
familia, vivienda, moda, alimentación, medios de los jóvenes, en el que las identidades se van forjando, es
comunicación y logros. Las opiniones se refieren a cuestiones donde puede tener más peso la forma de consumir y donde
sociales y políticas, a asuntos de negocios, productos, futuro y esa forma puede cambiar con más facilidad para crearse una
cultura. Estas variables permiten analizar la conducta de los personalidad satisfactoria, normalmente en relación con el
consumidores, considerando en qué invierten su tiempo, qué grupo de referencia. Sin embargo, los adultos expresan
áreas de interés les parecen importantes, cuáles son sus sujerarquía de valores en su forma de consumir y, a su vez,
opiniones sobre sí mismos y sobre su entorno. Pero además al elegirla, refuerzan esos valores, refuerzan su identidad
estas variables se correlacionan con variables demográficas, moral.
como el ingreso, la clase social o la educación1!, incluso el estado La identidad moral es aquella que nos induce a valorar
conyugal, la edad y el número de hijos. con mayor fuerza unos asuntos que otros, a reconocer un
Por otra parte, cuando se atiende a criterios más subje- mayor valor a unas cosas que a otras. Desde ella es posible
tivos, se tiene en cuenta lo que las gentes valoran. En efecto, elegir unas formas de consumir u otras, delinear los trazos
a la hora de intentar prever la conducta de los consu- de estilos de vida creativos u optar por los mejores entre
midores importa tomar nota de que existe una estrecha los ya existentes. Pero para hacerlo es imprescindible to-
conexión, incluso un solapamiento, entre los «estilos de mar conciencia de que cualquier actuación debe contar
vida», la «personalidad» y los «valores». Hasta el punto con una necesidad básica de todo ser humano, una necesidad
de que se llega a decir que los valores proporcionan una que, manipulada de forma intencionada o de forma
comprensión más profunda y una mayor información acerca involuntaria, es la clave para entender por qué han triun-
de los consumidores que los elementos demográficos que fado las formas de vida en que se consumen bienes costosos.
constituyen la base de los VALS (Valúes and Life Styles). La Esa necesidad básica es la de autoestima.
lista de valores (LOV) resulta más fiable en su capacidad de
predecir, porque los consumidores se mueven por valores
como autorrespeto, seguridad, relaciones cálidas con otros, LA MALDICIÓN DEL ÉXITO MANIFIESTO
sentido de la realización, satisfacción consigo mismo,
respetabilidad, sentido de pertenencia y disfrute de la vida12. En su trabajo, ya clásico, Ingreso, ahorro y la teoría de la
conducta del consumidor, James S. Duesenberry trata de ex-
plicar uno de los misterios de la conducta humana: el con-
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flicto que se produce en cualquier familia entre el deseo nal, y la calidad de los bienes de consumo, el patrón de *
de gastar más en bienes de consumo y el de ahorrar o equi- vida, es la expresión del éxito para el propio sujeto y para la
librar el presupuesto13. Para lograrlo considera indispensable sociedad, de suerte que quien no consigue apropiarse de
formular una nueva teoría del ahorro, que critica la función esos bienes se siente fracasado y la sociedad le percibe a su
de consumo keynesiana en sus dos asunciones fun- vez como un fracasado; 2) el mecanismo por el que los
damentales: según Keynes, la conducta de consumo de más pobres desean bienes costosos es el «efecto mos-
cada individuo es independiente de la de los demás, y las tración», el hecho de ver que los consumen los mejor si-
relaciones de consumo son irreversibles en el tiempo. Pero tuados. Este segundo aspecto es fundamental para entender
Duesenberry, en el curso de su explicación, topa con la en- la dependencia de los países pobres con respecto a los ricos,
traña de las sociedades consumistas, y por eso vamos a se- como veremos en el último capítulo. Los pasos hasta llegar a
guirle en los pasos que da hasta llegar a ella. estas dos afirmaciones son los que se exponen a
En lo que se refiere a la primera asunción de Keynes, continuación.
que es la que aquí nos importa, Duesenberry recuerda que la Como sabemos, los patrones de consumo son sociales. Se
conducta de consumo de una persona nunca es inde- puede consumir para sobrevivir, para adquirir cultura o
pendiente de la de las demás, que el consumo nunca es abso- comodidad, pero lo importante es que hay diversas formas
luto, sino siempre relativo a lo que consumen otros miembros de de hacer lo mismo cualitativamente distintas. Los me-
la sociedad, como hemos señalado en este libro. Sin embargo, canismos por los que elegimos unas formas u otras están
los analistas económicos —prosigue Duesenberry— quieren mucho menos ligados a una planificación racional (que es
elaborar una teoría general que tenga en cuenta todas las lo que cree la teoría neoclásica) que al aprendizaje y la
variaciones psicológicas de las elecciones y para ello llegan formación de hábitos que empiezan en la infancia. Yjus-
a un sistema de preferencias de cada individuo. Sólo que, si tamente la fuente básica del impulso a consumir bienes
las preferencias son interdependientes, el sistema falla, y eso más costosos se encuentra en el carácter de nuestra cultura:
es justamente lo que ocurre. De lo que se trata entonces no es la meta fundamental de la sociedad consiste en elevar el
de explicar todos los detalles de la conducta del consumidor, nivel de vida, alcanzar un estándar de vida alto, también en el
pero sí la conducta media de un grupo amplio, para lo cual ámbito de las políticas públicas; esta meta se instila en las
es preciso asumir compromisos psicológicos y sociológicos. personas a través del proceso de socialización y pasa a
Desde esa perspectiva, Duesenberry desarrolla una nueva formar parte del ideal del yo de cada individuo, de modo
teoría del ahorro, basada en la interdependencia de las que la autoestima de la persona depende de alcanzar ese
preferencias14, cuyos trazos vamos a comentar, porque al nivel.
hilo de la exposición salen a la luz dos afirmaciones esen- Si el concepto que cada persona tiene de sí misma de-
ciales: 1) en las sociedades modernas el afán de éxito sus- pende de cuatro componentes, el yo realo lo que la persona
tituye al afán de salvación como motor de la vida perso- es realmente, el modo en que las demás la perciben, el 310
ideal o lo que la persona quisiera ser, y la imagen que
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ESTILOS DE VIDA INCLUYENTES .Optar por estilos de vida que permitan desarrollar capacidades
diversas en diversas actividades es más prudente’. que centrarse
Los estilos de vida costosos difícilmente pueden en la escalada competitiva que garantiza in- -satisfacción19.
proporcionar felicidad. La escalada competitiva se dirige ; i:; Sin embargo, para decidirse por estilos de vida ricos
hacia una meta inaccesible, porque en cuanto en actividades, y no unilaterales, es preciso tener la luci-;
conseguimos un bien costoso, algún otro miembro del dez suficiente como para desactivar ese mecanismo social que
grupo de referencia ha adquirido otro superior, a pesar nos lleva a identificar la realización personaly la consiguiente
del tiempo y energías que hemos invertido en conseguir autoestima con el éxito social, y éste, con la posesión de bienes
el nuestro, a pesar de haber sacrificado actividades costosos. Desactivar ese mecanismo aprendido desde la primera
gratificantes en aras del ciclo tra-bajo-adquisición- socialización, que sigue conformando la más profunda
consumo. El resultado es descorazonador en demasiados creencia social, ese mecanismo en virtud del cual se
puntos del recorrido hacia la meta como para poder concede a las gentes estima y honor, requiere una buena
considerar felicitante el conjunto de la escalada dosis de lucidez y coraje como antesala de la prudencia, la
competitiva. De ahí que la prudencia aconseje no
virtud de lo suficiente.
bregar por el estilo de vida más costoso, sino por uno
Con todo, todavía es necesario dar un paso más. La
accesible con una inversión tan razonable de tiempo y
prudencia es virtud de acreditada solidez, como muestra la
energías que permita dedicar uno y otras a diversas
tradición que la avala. Pero desde esa misma tradición se
actividades gratificantes.
viene mostrando que se ocupa de lo que le conviene, pero
De hecho, según Tibor Scitovsky, podemos distinguir
«no tiene corazón». Por eso en este libro preferimos la
seis categorías de satisfacción de los deseos, de las cuales
cordura a la prudencia, porque la cordura sí tiene corazón, y se
sólo una es económica y mensurable, aquella que se consigue
apercibe de que no sólo no conviene la escalada competitiva,
con bienes y servicios del mercado; una segunda no es
no sólo es preciso desmontar la trampa del éxito social, sino
económica y es sólo potencialmente mensurable, es la que
que los estilos de vida costosos son económica y socialmente
se consigue con bienes y servicios que no circulan en el
excluyentes.
mercado, como la producción doméstica, la preparación
En primer lugar, porque los productores se centran en
de la comida y otros servicios del hogar. Las otras cuatro
producir para la franja de la población que tiene capacidad
categorías de satisfacción de los deseos —las satisfacciones
adquisitiva; en ella el marketing derrocha su imaginación y
autosuficientes, la estimulación mutua, las externalidades y
se descuida al resto. En segundo lugar, porque los bienes
la satisfacción en el trabajo— no son cuantificables ni si-
costosos son posicionales: no los pueden tener todos porque el
quiera de forma potencial18. ¿No es más prudente distribuir
secreto de su valor está en poseerlos en exclusiva, forman
tiempo y energías entre las distintas actividades gratificantes,
«riqueza oligárquica», y no «riqueza democrática». Y, en
en vez de concentrar uno y otras en el estilo de vida que
tercer lugar, evidentemente sólo dejan incorpo-
exige mercancías costosas?
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rarse a los más poderosos, generando exclusión social. Los sultará difícil mantener el gasto actual, de ahí que consuman
pobres lo son económica y socialmente: en eso consiste la menos y hagan durar los bienes. 4) Pobreza de tiempo.
exclusión, en el fracaso social, en la condena social. Gentes enroladas en el ciclo trabajo-gasto-consumo, que
La cordura, que es prudencia justa y solidaria, exige pro- necesitan ganar más para pagar quien les haga el trabajo
poner creativamente estilos de vida moderados en cuanto al doméstico20.
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consumo, plurales en cuanto a las actividades que se -r Sobre todo nos interesan los tres primeros grupos y,
puedan realizar, incluyentes por abiertos a todas las fortunas. especialmente, el primero, el de las gentes que optan por una
La ventaja de no pertenecer a sociedades estamentales o de vida simple, que aumenta sobre todo en la década de los
clases cerradas es que no existe un patrón de grupos noventa. Son personas que rompen el ciclo trabajo-gasto-
sociales ligados a estilos de vida, sino que se pueden crear consumo y prefieren menos trabajo, menos sueldo, una
en número creciente. Lo que importa es que cubran toda la menor cantidad de productos del mercado, con tal de
gama posible en la que las personas puedan integrarse disponer de más tiempo para la familia, los amigos, las
cobrando una identidad social digna. Por otra parte, esta diversiones o el trabajo en asociaciones de voluntariado; en
pluralidad forzará nuevos estilos de producción, porque suma, las satisfacciones no cuantifícables de que hablaba
los consumidores tienen un gran poder en sus manos, el Scitovsky. Ciertamente, siempre han existido grupos de este
marketing tiene que contar con ellos. tipo, pero la peculiaridad de los nuevos es que no forman
Evidentemente, cualquier cambio personal es posible y comunidades, como las comunidades de religiosos, los
bienvenido, pero ni una golondrina hace verano ni es de- hippies, los cuáqueros, los gitanos. No comparten una
seable que consumir con cordura sea quehacer de titanes. ideología, sino que desean vivir de acuerdo con sus valores,
En este sentido, no deja de ser prometedor que de entre referidos a la familia, la amistad, el tiempo libre.
las cinco tendencias de estilos de vida emergentes que buena En Estados Unidos el precedente es el «Movimiento de la
cantidad de estudios auguraban para Estados Unidos a Vida Simple» de David Shi21, formado fundamentalmente por
partir de los ochenta del siglo XX, cuatro al menos reflejaran blancos, algo mayores, educados en colegios, mujeres en su
un cambio de conducta con respecto al consumo, que mayoría, rara vez con los hijos viviendo en casa, con sentido
tienen también su expresión en otros países: 1) Simplicidad de la comunidad. El movimiento no prosperó
voluntaria, consumidores que se orientan por valores como • por su falta de implicación social22. Sin embargo, algo de él
la simplicidad material, la escala humana, la auto- tienen los downshifiers de los que hablaJuliet B. Schor, los
determinación, la conciencia ecológica y el crecimiento que reducen su nivel de trabajo y consumo, voluntariamente, o
personal; por tanto, disminuye su afán de consumir. 2) Au- involuntariamente en un principio y después ya de forma
tosatisfacción. Gentes que quieren expresarse comprando voluntaria, porque el cambio se experimenta como
bienes y servicios significativos para ellos, más que símbolos beneficioso. Los downshifters compran casas pequeñas, coches
del consumo ostentoso. 3) Expectativas inferiores de nivel usados, conservan los bienes contra toda ob-
de vida. Consumidores que se percatan de oue les re-
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solescencia planificada, cocinan, cuidan ellos mismos sus patente. Los estilos de vida están relacionados con el sentido
cosas, y tienen tiempo para lo que más valoran, que son de la vista, con el espectáculo, por eso es preciso crear
las relaciones humanas, el ocio creativo, la participación estilos de vida ricos y plurales en actividades y personas, in-
social23. cluyentes y universalizables.
Evidentemente, puede ser éste el estilo de vida elegido, u
otro, con tal de que sea incluyente en cuanto a las actividades
que permite realizar (es decir, que no sean preponderantes
en él las actividades que precisan mercancías) y que sea
también incluyente en cuanto a las personas que se pueden
sumar a él, que sea rico y plural en actividades y personas.
Claro que no es fácil moderar el consumo y abrir otros
caminos. Los niños aprenden desde la infancia los símbolos
del poder económico y ligan a ellos la autoestima, y la
sociedad trata a las personas de manera muy diferente si
visten, calzan, comen o beben de una manera u otra. Ob-
tener o no un trabajo y mantenerlo depende de la apa-
riencia física, por eso la gimnasia, la peluquería, los cos-
méticos son en muchos empleos una inversión. Entablar
ciertas relaciones sociales y mantenerlas exige una buena
casa, bien decorada, bien surtida de todo lo indispensable
para agasajar a las viejas y nuevas relaciones. Por otra parte,
la estructura económica fuerza a tener ordenador, correo
electrónico, contestador automático, fax para no quedar en el
aislamiento: la era del acceso cobra su cuota. Y los hijos
exigen a los padres, explícita o implícitamente, un nivel de
gasto que no harían para sí mismos.
Pero precisamente porque quebrar la conexión entre la
autoestima y el éxito social expresado a través del consumo no
es tarea fácil, importa no emprenderla en solitario, sino con
otros que crean en que el valor de las personas no se mide
por el éxito social ni por el económico, y estén dispuestos a
crear estilos de vida en que esta creencia se haga
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