Daño Moralll

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 11

El daño Moral

Docente : Puente Valdivia Fernando

Curso : Responsabilidad Civil

Integrantes : Astete Heras Karen

Camacho Leon Jacqueline

Flores Melgarejo Yulisa

2018
INDICE
DAÑO MORAL

I. INTRODUCION

II. MARCO CONCEPTUAL

a. Daño resarcible

b. Daño a la persona

c. Daño moral

III. DAÑO MORAL Y DAÑO A LA PERSONA

IV. LA PROBANZA DEL DAÑO MORAL

V. CUANTIFICACIÓN DEL DAÑO MORAL

VI. JUSTIFICACIÓN DEL RESARCIMIENTO DEL DAÑO MORAL

a. Teoría del resarcimiento.

b. Teoría de la sanción represiva.

c. La teoría de reparación como satisfacción.

VII. MARCO LEGAL

a. Daño moral en la codificación civil moderna.

b. Regulación del daño moral en la legislación peruana.

VIII. CONCLUSIONES

IX. BIBLIOGRAFIA
DAÑO MORAL

INTRODUCION

MARCO CONCEPTUAL

a) DAÑO RESARCIBLE
Entre los daños que sufre el ser humano encontramos a de tipo subjetivo” o
“daño a la persona” y el objetivo o daño a las cosas del mundo.
Así, sistematizar al daño moral y el daño al proyecto de vida dentro del
genérico daño a la persona, ser humano es un ente complejo, constituido por
cuerpo o soma y psique, que se sustenta en su ser libertad.
Por lo que se le puede dañar en cualquiera de dichas manifestaciones, por
lo que su tratamiento debe tener en cuenta el aspecto que se ha dañado
antes de establecer la modalidad de reparación más adecuada
El ordenamiento jurídico peruano establece que los daños resarcibles que
puede sufrir una persona son los llamados daños patrimoniales (daño
emergente y lucro cesante) y los extra-patrimoniales (daño moral y daño a
los derechos de la personalidad, agrupados genéricamente en daño a la
persona) o también llamados daños económicos o no económicos,
materiales o inmateriales, etc.
Se entiende por patrimonial. Un bien o derecho patrimonial es todo aquello
que puede ser valorizable en dinero o intercambiables en el mercado, así
siguiendo al profesor español Luis Diez-Picazo, quien refiriéndose a las
relaciones jurídicas patrimoniales, precisa que: “Una relación jurídica es
patrimonial cuando versa sobre bienes e intereses que poseen naturaleza
económica. Los bienes y los intereses poseen naturaleza económicas
cuando pueden ser objeto de valoración…”[3]
A esto por nuestra parte debemos agregar que los bienes o intereses pueden
ser objeto de valorización cuando son intercambiables en el mercado o en
dinero. En tal sentido, los daños patrimoniales son aquellos que en sí pueden
ser valorizables en dinero o intercambiables en el mercado.
Por nuestro lado partiendo de la realidad estructural del ser humano el daño
a la persona es aquel que afecta o lesiona su unidad psicosomática (daño
moral, daño biológico, a la salud, etc.) o su libertad (daño al proyecto de vida).
Asimismo dentro se tiene que ambos aspectos comprende la protección a los
derechos de la personalidad del individuo, esto es aquellos que le son
inherentes por su condición de ser humano. Esta comprobación nos lleva a
determinar que existen dos esferas que abarca el daño a la persona: el daño
a la unidad psicosomática y el daño a su libertad.
b) DAÑO A LA PERSONA
Se debe empezar por estudiar el daño a la persona como categoría genérica
de daño extra-patrimonial, pues es la persona quien merece protección por
daños.
Por ello, la aparición del daño a la persona, es uno de los acontecimientos
más importantes ocurridos en los últimos años en tema de responsabilidad
civil, ya que existe un daño al ser humano, más importante que cualquier
daño a los objetos del mundo, el cual debe ser reparado en toda
circunstancia, con criterios y técnicas que tengan en cuenta su singular
naturaleza.
en general, el daño a la persona, es todo aquel que produce efectos
desfavorables en el ámbito psicológico o moral de la persona, ya sea
perturbando su equilibrio espiritual, generando distorsiones o deterioros
mentales de cualquier tipo y por cualquier causa, interfiriendo en su intimidad,
lesionando su honor, deteriorando su prestigio, imputándole conductas que
no le corresponden, atribuyéndose la paternidad de sus acciones o
creaciones, entrabando su vida de relación, atentando contra su salud. En
cualquiera de estas hipótesis y en otras específicamente no contempladas
pero que afectan la esfera personal del sujeto, se produce un daño que, de
algún modo debe indemnizarse pese a no ser cuantificable pecuniariamente

Por tanto, no hay que olvidar que la persona es un ente ontológicamente


libre, temporal y coexistencial. Afirma, además que el daño puede ser
apreciado desde dos distintos planos: uno en función de la calidad ontológica
del ente dañado, es decir en atención a su naturaleza, y el otro en función de
las consecuencias que dicho daño ha ocasionado al ente. Asimismo, expresa
que en atención a la calidad ontológica del ente pueden diferenciarse dos
tipos de daños: el daño a la persona (o daño subjetivo) y el daño a las cosas
(o daño objetivo).

En conclusión para el profesor peruano, “la noción de daño a la persona


comprende todos los daños que inciden o lesionan el ente ser humano,
entendido como estructura psicosomática, constituida y sustentada en su
libertad”.[7]

Se habla también que el daño a la persona opera cuando se causa un


menoscabo o afectación a cualquier derecho de la personalidad del individuo,
así el daño a la salud, al honor, al bienestar o a la libertad forman parte de
esta categoría del daño.

c) DAÑO MORAL

También llamado daño no patrimonial o inmaterial, no económico o extra-


patrimonial,

Tradicionalmente se ha dicho que el daño moral operará cuando se trasgrede


los derechos de la personalidad de un sujeto, esto es lo que el
constitucionalismo moderno llama derecho fundamentales de la persona. Sin
embargo, y conforme a la nueva concepción de la persona como objeto
integral de protección, también desde el Derecho civil, se debe diferenciar
entre daño moral y daño a la persona o a los derechos de la personalidad.

Por ello actualmente, conforme a la sistemática de nuestro vigente Código


civil, se puede definir al daño moral, distinguiéndolo del daño a la persona,
como “el ansia, la angustia, los sufrimientos físicos o psíquicos, etc.,
padecidos por la victima que tiene el carácter de efímeros y no duraderos”.[9]

Felipe Osterling Parodi, entiende también por daño moral como: “Aquel daño
no patrimonial, que es inferido en el derecho de la personalidad o en valores
que pertenecen más al campo de la afectividad que al de la realidad
económica”.

En nuestro medio la jurisprudencia ha intentado definir el daño moral así ha


establecido que “es aquel traducido en el dolor y sufrimiento que significa
someterse a tratamiento médico y quirúrgico”.[10]

Sentencia Casatoria 1676-2004, Lima, cuando la Corte Suprema del Perú ha


expresado que: “El daño moral consiste en el dolor y sufrimiento causado que
debe ser apreciado teniendo en cuenta la magnitud o menoscabo producido
a la víctima o a su familia de acuerdo a las circunstancias que rodean el caso,
así la situación económica de las partes”.[11]

Sin embargo la misma Corte Suprema del Perú en otras oportunidades


entiende al daño moral como una categoría genérica de daño que comprende
no solo el sufrimiento o la aflicción generada por la conducta sino que lo
entiende como todo aquel daño que afecta los derechos de la personalidad
asemejándolo a todo daño que no tenga una afectación económica, por
ejemplo así lo ha hace en la Casación N° 949-95, Arequipa[12], en donde
dice que: “El daño moral es el daño no patrimonial inferido en derechos de la
personalidad o en valores que pertenecen más al campo de la afectividad
que al de la realidad económica. El dolor, la pena, la angustia, la inseguridad,
etc., son sólo elementos que permiten aquilatar la entidad objetiva del daño
moral padecido, el mismo que puede producirse en uno o varios actos; en
cuanto a sus efectos, es susceptible de producir una pérdida pecuniaria y una
afectación espiritual. El legislador nacional ha optado por la reparación
económica del daño moral, el que es cuantificable patrimonialmente y su
resarcimiento, atendiendo a las funciones de la responsabilidad civil
(reparatoria, disuasiva y sancionatoria), debe efectuarse mediante el pago de
un monto dinerario, o en su defecto, a través de otras vías reparatorias que
las circunstancias particulares del caso aconsejen al juzgador.”

En tal sentido el daño moral al ser, entendido genéricamente, como el


sufrimiento o menoscabo emocional que sufre una persona, vendría a ser
una sub-especie del daño a la persona y así –creemos- es como debe ser
entendido, pues al final es la persona, el ser humano quien padece los daños
ya sean en la esfera de los derechos de la personalidad o en la esfera de sus
emociones o sentimientos; en tal sentido y retomando el objeto central del
presente nos concentraremos en el estudio del daño moral.

DAÑO MORAL Y DAÑO A LA PERSONA

En la Casación N° 949-95-AREQUIPA, en un primer momento equipara el daño


moral con aquel que afecta a los derechos de la personalidad, el cual como se ha
dicho son propios de protección del daño a la persona, lo cual podría causar cierta
confusión, por lo cual debemos aclarar que el daño moral es solo una subespecie
del daño a la persona, el cual tiene un campo de acción más amplio y no solo es
aquel que afecta las emociones, sentimientos o estabilidad emocional del individuo
sino que además es aquel que afecta el libre desarrollo o ejercicios de los derechos
de la personalidad del individuo como la libertad, la salud, la vida, etc.

Esta similitud entre el daño moral y el daño a la persona, se debe a que para algunos
el reconocimiento de nuevos aspectos del daño resarcible (daño a la salud, a la
libertad, etc) solo implica una ampliación de la esfera de protección del daño moral
y si éste puede englobar todos los daños que no tengan una afectación económica
pero si a la esfera de las emociones, imagen, bienestar, aspiraciones o en suma a
cualquier derecho de la personalidad del individuo, debe seguir entendiéndose
comprendiéndose dentro del daño general.

Así mismo sobre la distinción que se dan a estas categorías de daños(Daño a la


persona y daño moral), el profesor y asiduo investigador peruano Leysser Leon
Hilario, la considera inútil y precisa que: “Si nos atenemos, como es obligatorio
hacer, a este exacto e históricamente demostrable significado, el “daño a la
persona” en su versión peruana, por ser reiterativa de un concepto ya incluido en el
“daño moral”, y por haber sido incluida sin el menor rigor de términos ni justificación
en el de suyo cuestionable artículo 1985 del Código Civil vigente, es completamente
inútil[13]; asimismo continua Leon Hilario, citando a Bona en Italia, que “Sin
disimular su entusiasmo, Marco Bona ha destacado que en la sentencia reseñada,
el juez ha tenido el mérito de aclarar que el daño moral constituye, en la actualidad,
una categoría inidónea para garantizar un resarcimiento justo de perjuicios no
patrimoniales que sobrepasan los límites del “malestar anímico” y sufrimientos
similares. “Hijo, quizás, del espíritu que alguna vez animó el daño a la salud, el daño
existencial se presenta, hoy, como la nueva arma para acabar la disputa con el
artículo 2059 del Código Civil, y para reducir a la unidad los dispersos fragmentos
de la vieja categoría del daño no patrimonial. En realidad, el daño existencial no es
un intento de pura academia, encaminado hacia la construcción artificiosa de una
nueva categoría, sino más bien la expresión del deseo de un retorno a la
normalidad, en la cual todo aquello que atenta contra el valor del ser humano debe
enfrentar una protección, sin discriminaciones al interior de los bienes
fundamentales reconocidos por la Constitución y por la Convención Europea de los
Derechos del Hombre”

LA PROBANZA DEL DAÑO MORAL

Obsérvese que esta labor probatoria, por la especial particularidad del daño moral,
se hace complicada, pues ¿cómo probamos el sufrimiento?, ¿cómo se prueba el
dolor?, ¿cómo se prueba el menoscabo emocional? Particularmente, sobre este
tema, suelo bromear con mis alumnos universitarios y decimos que, cuando alguien
sufra un daño y desee probar el sufrimiento que le genera, guarde en un recipiente
muy seguro y en un lugar fresco, las lágrimas de su llanto, por el sufrimiento
padecido. Así de compleja vemos esta probanza. Y esto se reafirma cuando a nivel
procesal los Jueces son reacios a aceptar el padecimiento de un daño moral, si se
intenta probar con un certificado psicológico que acredite la afectación emocional
sufrida, medio probatorio que sería el razonablemente valedero para esta probanza.

CUANTIFICACIÓN DEL DAÑO MORAL

JUSTIFICACIÓN DEL RESARCIMIENTO DEL DAÑO MORAL

El tema de la justificación del resarcimiento por el sufrimiento o el dolor que se


padece a consecuencia de la conducta de otro ha sido desde el momento mismo de
su aceptación, un gran dilema para el Derecho, por lo cual solo a manera de
referencia citamos algunas:

1. La tesis sancionadora o punitiva establecía que la reparación producto


del daño moral se basada en una sanción ejemplar, debido a que
tendría el carácter de una pena privada o civil porque se le impone un
castigo a la persona responsable del daño causado, ya que por este
medio de imponer un castigo, se está reprimiendo de manera ejemplar
la falta cometida por el ofensor.

2. Tesis resarcitoria o satisfactoria


A diferencia de la tesis sancionadora o punitiva que se basaba en
quien provoco el daño, la tesis resarcitoria o satisfactoria, sostenía que
la indemnización producto del daño moral cometido por el sujeto actor,
cumplía una función de satisfacción mediante una valoración
económica para así pretender reparar el daño causado por el ofensor,
lo cual no deja de lado el hecho de que el daño causado pueda ser
borrado a través de la satisfacción económica.

3. Tesis ecléctica o de la sanción mixta


La tesis ecléctica o de la sanción mixta también llamada funcional,
establece que la reparación del daño moral se basa de manera

MARCO LEGAL

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFIA

1. Fernández, C. (1998). Daño a la persona y daño moral en la Doctrina y en la


jurisprudencia Latinoamericana actual. Themis, (38), pp.189-209.
2. Fernández, C. (2003). Deslinde Conceptual entre "Daño a la Persona", "Daño
al Provecto de Vida" y "Daño Moral". La Justicia Uruguaya, (150), pp.15-51.
3. Leysser, L. (2004). La responsabilidad civil líneas fundamentales y nuevas
perspectivas. Trujillo: Normas Legales.
4. Fernández, C. (2014). El Derecho de Daños en el umbral de un nuevo
milenio. Trujillo: Normas Legales.
5. Mendoza, L. (2014).La acción civil del daño moral. México DF: Universidad
Nacional Autónoma de México.
6. Zannoni, E. (1993). El daño en la responsabilidad civil. Buenos Aires: Astrea.

También podría gustarte