El Puente Colgante
El Puente Colgante
El Puente Colgante
El puente tiene un largo total de 270 metros y un vano central de 150 metros de luz, así como otros dos vanos
laterales de 60 m. La estructura está suspendida por 32 cables que la sujetan desde 2 pórticos metálicos de
25,7 m de altura, apoyados sobre 4 ejes.
1927-1929
HISTORIA DE . . .
EL PUENTE COLGANTE
Un coloso que abrazó a dos ciudades
La inauguración del Puente Colgante permitió a los habitantes de Necochea y Quequén, vislumbrar
por primera vez, la idea de un mismo pueblo Archivo - Ecos Diarios De no ser por el río, Necochea
y Quequén serían una misma ciudad. No obstante, esa separación, que aún persiste,
principalmente en el espíritu de los ciudadanos de cada una de las dos orillas, se achicó un poco
hace 86 años cuando se habilitó el Puente Colgante. El gigante de hierro, no solamente unió las
dos orillas del río, sino que permitió por primera vez entrever a quequenenses y necochenses la
idea de núcleo urbano, concepto hasta ese momento imposible debido a las molestias de cruzar el
río. En aquella época para cruzar había que hacerlo en balsa. La colosal obra arquitectónica,
permitió por primera vez cruzar el cauce de agua en unos minutos. Y así nació el intenso tráfico de
personas y vehículos de una ciudad a otra. Finalmente, las playas de Necochea se hicieron
accesibles para todos los que llegaban en automóviles o carretas a la región desde el Este y el
Norte. Hasta entonces, la mayoría de los turistas que elegían a Necochea para pasar sus
vacaciones venían en tren. Por eso, la habilitación del Puente Colgante, el 21 de julio de 1929, se
convirtió en una fiesta. Por fin, si alguien así lo deseaba, el Río Quequén se podía cruzar a pie.
Una necesidad : La construcción del Puente surgió de la necesidad de unir Necochea con Quequén,
que entonces estaban comunicadas por el servicio de dos balsas. Durante la administración del
doctor José Luis Cantilo como gobernador de la Provincia de Buenos Aires, se iniciaron las obras de
construcción del puente. La obra, que costó $1.178.000 moneda nacional, fue proyectada y
dirigida por el ingeniero Pascual Palazzo, un técnico excepcional, por muchos años profesor
universitario, considerado uno de los más grandes profesionales de nuestro país. El forjado del
material metálico y su armado estuvo a cargo de la compañía francesa Chantiers et Ateliers de la
Gironde y fue transportado hasta aquí por los barcos argentinos "Pampa" y "Bahía Blanca".
Algunas de las piezas pesan hasta 16 toneladas, aunque la mayoría oscila entre las 6 y 8 toneladas,
lo que da una idea de la solidez de toda su estructura. Cuando se inauguró, sólo había en el mundo
cuatro puentes similares: uno sobre el Rhin, frente a la ciudad alemana de Colonia, y los otros
sobre el Alleghay River, en Pisttburg, Estados Unidos. El puente mide 270 metros de largo,
divididos en tres tramos: uno central, de 150 metros, y dos laterales de 60 metros cada uno. El
tablero suspendido, está formado por 32 cables de 169 alambres cada uno, las vigas tienen una
separación entre sí de 8,80 metros, y el peso de la estructura es de 2.186 toneladas. Todo el peso
permanente de la estructura se transmite a los cabes por medio de péndolas, espaciadas cada 25
metros. Bajo la acción de las cargas móviles, el conjunto de cables vigas sufre deformaciones que,
en caso de extrema carga, hacen descender el punto central del puente unos 34 centímetros. Las
torres metálicas descansan sobre los pilares intermedios, que consisten en bloques de hormigón
armado, fundados sobre un emparrillado de 95 pilotes de hormigón armado hincados a 14 metros
debajo del terreno. Los cables se anclan a dos macizos de amarre, también en hormigón, que siven
al mismo tiempo de rigidez, de 17 metros de largo por 16 metros de ancho y de una profundidad
variable de 11 a 12,50 metros. Los trabajos de anclaje fueron hechos por la firma Wayss y Fraytag
por la suma de 472.000 pesos moneda nacional. La inauguración del Puente Colgante "Dr. Hipólito
Yrigoyen”, significó uno de los que grandes acontecimientos que vivió Necochea, Quequén y la
región en aquellos años. El presidente de la Nación, cuyo nombre llevada el puente en adelante,
no pudo asistir al acto inaugural y fue representado por el ex gobernador bonaerense, Doctor
Cantilo, intendente de la ciudad de Buenos Aires en ese momento. Ese 21 de julio de 1929
también se registraron otros importantes acontecimientos para Necochea.. Ese día se colocaron
las piedras fundamentales del Colegio Nacional, de la Escuela Nº 1 y de las Aguas Corrientes.
Una fiesta: La ciudad amaneció con el espíritu de los grandes días festivos. Más de 6.000 personas
se agruparon en inmediaciones del sector donde estaba emplazado el puente. Desde la casa
comunal, una crecida comitiva y una multitud impresionante acompañó al comisionado municipal,
señor Martínez Sosa. Poco después de las 8.40 arribó a la estación ferroviaria local el tren en el
cual llegaban las autoridades nacionales y provinciales que asistían a la inauguración de la obra. El
doctor Cantilo fue cálidamente recibido por la población y junto a él llegaron el vicegobernador de
la provincia, doctor Victoriano de Ortúzar; el ministro de Obras Públicas y delegado del Poder
Ejecutivo provincial, ingeniero Ernesto Boatti; el subsecretario de esa cartera, ingeniero Zuleta;
varios diputados nacionales, entre ellos el doctor Leopoldo Bard; y una numerosa comitiva de
legisladores y funcionarios. Tras otros actos y visitas, se procedió, a las 15.30 de ese 21 de julio, a
la inauguración del Puente Colgante. Hablaron en la oportunidad el intendente de Lobería, doctor
Néstor Mercader. Por la comisión "Pro Inauguración del Puente" habló el señor Soldevila y luego el
doctor Cantilo. Finalmente, lo hizo el ministro de Obras Públicas, ingeniero Boatti, declarando
inaugurado el puente. Cuentan que el primer vehículo que cruzó el gigante de acero fue un
desvencijado camioncito con 25 bolsas en su caja. Esto no ocurrió el día de la inauguración sino
unos meses antes, cuando el puente fue habilitado para el tránsito. Desde entonces, el Puente
Colgante se ha transformado en parte del paisaje de Necochea y Quequén. Esta gran obra
arquitectónica se ha fundido con la naturaleza e identifica tanto a las dos ciudades como las playas
y el río.