Textos Complejos Comprensión de Lectura SIN SOLUCIÓN
Textos Complejos Comprensión de Lectura SIN SOLUCIÓN
Textos Complejos Comprensión de Lectura SIN SOLUCIÓN
Texto N° 56
La aptitud para iniciar el aprendizaje de la lectura se caracteriza por una madurez suficiente —
mental, física y emotiva—, experiencias apropiadas y un vocabulario idóneo, todo lo cual permite al
niño reconocer las palabras en letras de imprenta, pronunciarlas con corrección y asignarles un
significado.
La primera fase consiste en leer, pero entendiendo, ciertos materiales impresos como los que
figuran en las cartillas o en tarjetas con dos o tres renglones. Nótese que esto se refiere a lectura
para principiantes, que corresponde Por lo común a los comienzos del primer grado. Conseguir que
los alumnos sepan leer una selección particular o un libro supone una tarea importante no sólo en el
ámbito de la escuela primaria sino también de la secundaria. En cualquier grado un alumno puede
reclamar ayuda para entender el significado de un párrafo, cuando el maestro procura que domine
la estructura de oraciones complejas y los modismos capte los conceptos que exige
una interpretación adecuada, y comprenda los motivos que llevaron a su autor a escribirlo.
Cuando prepara a sus discípulos para la lectura, el docente necesita evaluar sus características en
cuanto a la madurez y experiencia y organizar las actividades de aprendizaje de tal modo que, a
través de ellas la mayoría logre: captar el significado exacto de palabras, elaborar un vocabulario
oral adecuado desarrollar las capacidades básicas de un buen oyente, adquirir la discriminación
auditiva y perfeccionar la discriminación visual.
KLAUSMEIER, Herbert
La enseñanza en la escuela primaria
Texto N° 57
Mientras Arguedas ofrece la posibilidad de fundar la conciencia de toda la sociedad
peruana ofreciéndole una imagen de su organización, sus conflictos y sus posibilidades históricas,
Ribeyro elabora la vivencia del intelectual desarraigado que ha perdido sus raíces y se ha sentido
expulsado de su propia clase decadente, identifica su situación con el "destino humano" y se siente
incapaz de trascenderla imaginando nuevas relaciones y otras opciones distintas de las que ha
experimentado.
Vargas Llosa, signado por la ambigüedad del intelectual neutral que sueña con mantener la
imparcialidad del observador y colaborador con el proceso histórico colocándose "sobre la
contienda", por un lado pone a luz zonas muertas de la vida social arraigadas en el pasado y
consagra esos atavismos como la situación fundamental que domina al hombre peruano y, por otro
lado actualiza el gusto por la visión regionalista y costumbrista que se interesa por el color local. La
dificultad que implica su lectura lo hace dirigirse a lectores profesionales de la cultura pero, al
mismo tiempo, utiliza los recursos de la literatura frívola, de aventuras y entretenimientos, donde se
desvaloriza al hombre y se evita reflexionar sobre los conflictos de las clases sociales sobre
sus relaciones predominantes y sus posibilidades históricas, volcándose hacia lo exótico, lo
patológico, lo morboso y lo marginal que tiene el Perú.
LOSADA GUIDO, Alejandro
La producción literaria como praxis social
12. A partir de la evaluación que el autor hace de Vargas Llosa se concluye que
a) El literato debe estar comprometido con los problemas sociales.
b) La literatura es un arte y no es una expresión sociológica.
c) La literatura siempre ha estado desligada de nuestra realidad.
d) A los literatos les atrae lo exótico y lo marginal de un país.
e) Las novelas que más se comercializan versan sobre la realidad.
Texto N° 58
Es imposible que un artista creativo escriba un libro o artículo sin dejar huella en él y sin proyectar,
a la vez, sus complejos y problemas más íntimos. Claro que al tratarse de libros objetivos o
científicos, los rasgos personales son menos intensos o menos significativos, reflejándose quizá en
detalles tan pequeños como el número de veces que aparece el pronombre "yo", una marcada
preferencia por ciertas palabras, el predominio de verbos sobre adjetivos y viceversa, los temas
escogidos, etc.
Pero en el caso de la novela, las posibilidades de encontrar signos sicológicos, conscientes o
inconscientes, son infinitas. Incluso existe una prueba caracterológica llamada TAT, en la que se
pide al sujeto que escriba cuentos con el fin de conocer así su personalidad; si de este modo usted y
yo nos descubrimos, indudablemente que el autor creativo hace lo mismo, desnudándose mejor en
su obra que en su biografía.
Como ejemplo de análisis psicológico tenemos una obra de Allan Poe, Blackwood, uno de los
famosos "Cuentos del Club Folio" que habla de un hombre que perdió el aliento. Sí consideramos la
falta de aliento como pérdida de potencia, el héroe del cuento es una proyección inconsciente de su
creador, quien en la vida real era sexualmente impotente.
TRILLAS, Julian
Tradición literaria
La aptitud para iniciar el aprendizaje de la lectura se caracteriza por una madurez suficiente —
mental, física y emotiva—, experiencias apropiadas y un vocabulario idóneo, todo lo cual permite al
niño reconocer las palabras en letras de imprenta, pronunciarlas con corrección y asignarles un
significado.
La primera fase consiste en leer, pero entendiendo, ciertos materiales impresos como los que
figuran en las cartillas o en tarjetas con dos o tres renglones. Nótese que esto se refiere a lectura
para principiantes, que corresponde Por lo común a los comienzos del primer grado. Conseguir que
los alumnos sepan leer una selección particular o un libro supone una tarea importante no sólo en el
ámbito de la escuela primaria sino también de la secundaria. En cualquier grado un alumno puede
reclamar ayuda para entender el significado de un párrafo, cuando el maestro procura que domine
la estructura de oraciones complejas y los modismos capte los conceptos que exige
una interpretación adecuada, y comprenda los motivos que llevaron a su autor a escribirlo.
Cuando prepara a sus discípulos para la lectura, el docente necesita evaluar sus características en
cuanto a la madurez y experiencia y organizar las actividades de aprendizaje de tal modo que, a
través de ellas la mayoría logre: captar el significado exacto de palabras, elaborar un vocabulario
oral adecuado desarrollar las capacidades básicas de un buen oyente, adquirir la discriminación
auditiva y perfeccionar la discriminación visual.
KLAUSMEIER, Herbert
La enseñanza en la escuela primaria
Texto N° 57
Mientras Arguedas ofrece la posibilidad de fundar la conciencia de toda la sociedad
peruana ofreciéndole una imagen de su organización, sus conflictos y sus posibilidades históricas,
Ribeyro elabora la vivencia del intelectual desarraigado que ha perdido sus raíces y se ha sentido
expulsado de su propia clase decadente, identifica su situación con el "destino humano" y se siente
incapaz de trascenderla imaginando nuevas relaciones y otras opciones distintas de las que ha
experimentado.
Vargas Llosa, signado por la ambigüedad del intelectual neutral que sueña con mantener la
imparcialidad del observador y colaborador con el proceso histórico colocándose "sobre la
contienda", por un lado pone a luz zonas muertas de la vida social arraigadas en el pasado y
consagra esos atavismos como la situación fundamental que domina al hombre peruano y, por otro
lado actualiza el gusto por la visión regionalista y costumbrista que se interesa por el color local. La
dificultad que implica su lectura lo hace dirigirse a lectores profesionales de la cultura pero, al
mismo tiempo, utiliza los recursos de la literatura frívola, de aventuras y entretenimientos, donde se
desvaloriza al hombre y se evita reflexionar sobre los conflictos de las clases sociales sobre
sus relaciones predominantes y sus posibilidades históricas, volcándose hacia lo exótico, lo
patológico, lo morboso y lo marginal que tiene el Perú.
LOSADA GUIDO, Alejandro
La producción literaria como praxis social
Texto N° 58
Es imposible que un artista creativo escriba un libro o artículo sin dejar huella en él y sin proyectar,
a la vez, sus complejos y problemas más íntimos. Claro que al tratarse de libros objetivos o
científicos, los rasgos personales son menos intensos o menos significativos, reflejándose quizá en
detalles tan pequeños como el número de veces que aparece el pronombre "yo", una marcada
preferencia por ciertas palabras, el predominio de verbos sobre adjetivos y viceversa, los temas
escogidos, etc.
Pero en el caso de la novela, las posibilidades de encontrar signos sicológicos, conscientes o
inconscientes, son infinitas. Incluso existe una prueba caracterológica llamada TAT, en la que se
pide al sujeto que escriba cuentos con el fin de conocer así su personalidad; si de este modo usted y
yo nos descubrimos, indudablemente que el autor creativo hace lo mismo, desnudándose mejor en
su obra que en su biografía.
Como ejemplo de análisis psicológico tenemos una obra de Allan Poe, Blackwood, uno de los
famosos "Cuentos del Club Folio" que habla de un hombre que perdió el aliento. Sí consideramos la
falta de aliento comedo pérdida de potencia, el héroe del cuento es una proyección inconsciente de
su creador, quien en la vida real era sexualmente impotente.
TRILLAS, Julian
Tradición literaria
El sol no se detiene, G. Beyerlein y H. Lorenz.
“Dilgo escuchó con atención. Allí estaba otra vez ese sonido desconocido,
todavía muy alejado y tenue, pero lo suficientemente claro; un sonido que de
alguna manera recordaba el aullido de un lobo y, sin embargo, era distinto.
Desde hacía algún tiempo aumentaban en el bosque las señales que le
indicaban que se encontraba en el territorio de los desconocidos. Y ahora,
encima, ese extraño sonido.
Si era un animal que pudiera tener algún parecido con un lobo, había que tener
cuidado. Quizá tuviera buen olfato y lo descubriera por muy hábil y cautelo-
samente que se acercara. Se chupó un dedo y lo levantó. Sólo corría un ligero
viento del sur. Ojala bastara eso.
Con cautela se acercó por el norte al lugar de donde provenía el sonido. La
atención que ponía le producía una gran tensión. Tenía mucho cuidado de no
pisar ninguna rama caída, de no hacer el mínimo ruido. Cada vez se hacía más
difícil permanecer a cubierto, pues el bosque era mucho más claro. Además
hacía rato que había descubierto el porqué: el poco monte bajo que quedaba,
presentaba una y otra vez evidentes huellas de haber sido utilizado como
pasto.
Dilgo movió la cabeza sin poderlo comprender. En esa zona del bosque había
demasiados animales que tenían que buscarse el alimento en un espacio
demasiado reducido. Pero por qué, eso no podía explicárselo; igual que
tampoco sabía qué tipo de animales eran. Las huellas, en cualquier caso, no
parecían ser de venado.
¿Qué era eso? Se acercó sigilosamente un poco más mientras le latía el
corazón. Entonces se quedó pasmado detrás de un árbol fundiéndose con su
entorno. Había visto el primer animal, y se le acercaba despacio. Otros le
seguían.
¡Qué animales más curiosos! A simple vista en la penumbra podían parecer
uros, pero vistos más de cerca eran completamente distintos. Demasiado pe-
queños para ser uros y con un pelaje demasiado corto y liso. Sin embargo,
eran vacas, sin duda, y ese — Dilgo contuvo la respiración — toro, i Pero
vaya toro! Su pelaje no era negro y peludo como el de un uro, sino rojizo y
corto como el de las vacas. Aún había otra cosa que le llamaba más la
atención. Le faltaba todo lo que caracterizaba a un uro: su fuerza incontenible,
su energía insospechada, su furia tan a flor de piel, toda su divinidad.
Dilgo despertó sobresaltado de su asombro al volver a oír aquel sonido, esa
vez muy cerca. Entre las extrañas vacas que estaban pastando, apareció ex-
halado una especie de lobo, pero las vacas ni se inmutaron. Detrás del animal
corría un chico gritando:
— ¡Wolco! ¡Wolco, ven aquí!
Entonces el animal se dio la vuelta, fue hacia el chico, se le sentó delante
sobre las patas traseras, golpeó vehemente el suelo con la cola y volvió a
emitir ese singular ladrido. El chico se arrodilló, abrazó al animal y le acarició
el rostro contra su cabeza. ¡Y el animal permanecía completamente quieto!
Luego empezó el chico a hablar con el animal:
— Qué perro tan obediente, Wolco, bonito. Pero no ladres tanto, sabes, que
molestas a las vacas mientras pastan. Tienen que comer mucho para que en-
gorden y den buena leche y carne cuando llegue la matanza. ¡Venga, sé bueno
y no ladres!
Como respuesta el animal le lamió al chico la cara.
A Dilgo le daba todo vueltas en la cabeza: uros, que no eran uros. Lobos, que
no eran lobos, que no eran libres y orgullosos, sino que obedecían a un mucha-
cho. ¡Animales que no esquivaban el contacto con los hombres, sino que
evidentemente lo buscaban! ¿Cómo era eso posible?
Todavía permaneció mucho rato escondido detrás del árbol mirando. Vio a los
dos hombres, uno de los cuales aún era muy joven, y observó cómo recogían a
una vaca que se había alejado de las demás. Vio cómo una vaca que tenía un
ternerito se dejaba ordeñar con toda tranquilidad por uno de los hombres.
Finalmente Dilgo se retiró al bosque en silencio. No quería ver más. Tenía que
meditar. Se sentó sobre un tronco caído y se apretó los puños contra la frente.
[….]
Dilgo se levantó y volvió a caminar en sigilo por el bosque. Más al este había
oído algo que le resultaba igualmente singular. Un sonido agudo, como un
extraño berrido. Tenía que dar con él. [….]
Y entonces pudo ver ésos animales. Tenían aproximadamente el tamaño de un
corzo, pero eran más corpulentos, con pelaje largo, barba y cuernos vueltos.
Roían la corteza de las ramas y de los troncos delgados, se comían los
cogollos y brotes de los arbustos, i No era de extrañar que el bosque estuviera
tan destruido por ahí! Y esos animales tampoco iban solos por el bosque, sino
que los cuidaban un hombre y un animal al qué el chico antes había llamado
perro.
Poco a poco Dilgo iba comprendiendo sin poderse creer todavía lo que estaba
viendo. No podían ser animales libres si permanecían cerca de los hombres;
eran animales que los hombres habían hecho dependientes y los cuidaban. ¿De
dónde venían esos animales? ¿Cómo los habían acostumbrado a ellos los
hombres? ¿Y por qué se tomaba tantas molestias esa gente? ¿Por qué no
preferían cazar cuando tuvieran ganas de comer carne?
Trabaja el texto:
5 – ¿De que época de la historia es protagonista Dilgo? Haz una lista con
todos los cambios que se produjeron en esa época
Texto N° 55
12. A partir de la evaluación que el autor hace de Vargas Llosa se concluye que
a) El literato debe estar comprometido con los problemas sociales.
b) La literatura es un arte y no es una expresión sociológica.
c) La literatura siempre ha estado desligada de nuestra realidad.
d) A los literatos les atrae lo exótico y lo marginal de un país.
e) Las novelas que más se comercializan versan sobre la realidad.