El Lenguaje Figurado en La Biblia

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El Lenguaje Figurado en la Biblia

Walter Cuadra 07:53:00 Hermenéutica

“Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha gente;
y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les habló
muchas cosas por parábolas…”
Mateo 13:1-3

No cabe duda que la Biblia es un libro sorprendente cuyas enseñanzas


provee sabiduría y vida eterna a todos aquellos que la leen y de aquí la importancia
de saberla interpretar, especialmente porque ella está llena de lenguaje figurado.
En Mateo 13 se nos dice que Jesús enseño muchas cosas de las cuales algunas
estaban en forma de parábolas: Y les habló muchas cosas por parábolas, y así
podemos encontrar a lo largo texto sagrado símil, metáforas, prosopopeyas, entre
otras. Esto nos obliga a estudiar las diferentes formas del lenguaje figurado con el
fin de poder encontrar la mejor interpretación del texto bíblico. La retórica es la
disciplina que estudia el lenguaje en sus diferentes formas. La forma más sencilla
de retórica es aquella que utiliza el lenguaje literal, es decir, aquello que se dice en
una forma directa y sencilla; pero en ocasiones se pueden expresar las ideas en
forma figurada. El lenguaje figurado es aquel por el cual una palabra expresa una
idea en términos de otra, apelando a una semejanza que puede ser real o
imaginaria. El lenguaje figurado se opone al lenguaje literal, que supone que las
palabras tienen el sentido que define su significado exacto. Otro termino importante
usado en retorica es el Tropo el cual se refiere a la sustitución de una frase o
expresión por otra cuyo sentido es figurado. El tropo comprende la sinécdoque, la
metonimia y la metáfora en todas sus variedades Veamos cómo es utilizado este
lenguaje figurado en las Sagradas Escrituras.
El Lenguaje Figurado en la Biblia

FIGURAS SIMPLES DE COMPARACIÓN

Se llaman figuras simples de comparación a aquellas de muchas figuras


retóricas que se caracteriza por establecer de manera explícita una relación entre
dos elementos que poseen cualidades similares entre sí. En este grupo incluimos el
símil y las metáforas. Veamos algunos ejemplos de ellas que aparecen en la palabra
de Dios.

Símil.
El símil es una figura retórica que utiliza el recurso de la comparación o
semejanza entre términos. Generalmente va acompañada por la
conjunción “como” u otra equivalencia. Generalmente el símil va buscando
impresionar la mente con algún parecido o semejanza. Veamos algunos ejemplos.

1. Aquí se compara el deseo de estar delante de Dios con la


desesperación que los ciervos sienten por calmar su sed en el desierto: “Como el
ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía”,
(Salmo 42:1).
2. Aquí Jeremías compara el efecto que la palabra que profetizaba tenía
sobre la gente, y dice que era como un fuego que quemaba o un martillo que quiebra
la piedra: “¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que
quebranta la piedra?”, (Jeremías 23:29).
3. Jesús usa el cuidado que una gallina tiene por sus pollitos al ocultarlos
bajos sus alas cuando siente que sus vidas corren peligro con el anhelo de Dios de
querer proteger a Israel de las consecuencias de sus pecados: “¡Jerusalén,
Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas
veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas,
y no quisiste!”, (Mateo 23:37).
4. Isaías compara la forma de como las plantas germinan y crecen
después de una nevada con la efectividad que tiene la palabra de Dios en los
corazones humanos: “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no
vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que
siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a
mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la
envié”, (Isaías 55:10-11).

Metáfora.
Es una comparación implícita que no se expresa formalmente como en el
símil. No aparece, pues, en ella la conjunción “como”. El pasaje que se halla en
Oseas 13: 8: “Los devorare como león”, es un símil; pero Génesis 49:9: “Cachorro
de león es Judá”, es una metáfora. Podemos comparar alguna cosa con la fuerza
salvaje y la rapacidad del león, o con el vuelo rápido del águila, o con la brillantez
del sol, o con la belleza de 1a rosa, y en cada uno de esos casos empleamos las
palabras en su sentido literal. Pero cuando decimos “Judá es un león”, “Jonatán era
un águila”, “Jehová es un sol”,“mi amada es una rosa”, inmediatamente percibimos
que las palabras “león”, “águila”, etc., no están empleadas literalmente sino que con
ellas se quiere denotar, únicamente, alguna cualidad o característica de estas
criaturas. De aquí que la metáfora, como su nombre lo denota (Griego, metaféro,
transportar, o transferir) sea una figura de lenguaje mediante la cual el sentido de
un apalabra se transfiere a otra. En la Biblia encontramos muchas metáforas,
algunas del tipo Antropomórfico en el Antiguo Testamento, otras basadas en los
hábitos de animales, cultos o rituales hebreos. Veamos unos ejemplos.

1. “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se


ha agravado su oído para oír”, (Isaías 59:1).
2. “Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al
clamor de ellos”, (Salmo 34:15).
3. “Purifícame con hisopo y seré limpio”, (Salmo 51:7).
4. Jesús utilizo muchas metáforas para referirse a su carácter mesiánico.
Por ejemplo Él dijo: “Yo soy el pan de vida” (Juan 6:35); “Yo soy la luz del mundo”,
(Juan 8:12); “Yo soy la puerta”, (Juan 10:7); “Yo soy el buen pastor”, (Juan 10: 11),
etc.
5. Pedro utilizo una metáfora para describir el carácter de los falsos
maestros: “Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los
cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre”, (2 Pedro 2:17).
6. Jesús utilizo una metáfora para describir la experiencia espiritual que
sienten aquellos que creen en el: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su
interior correrán ríos de agua viva”, (Juan 7:38).
7. Pablo utiliza la metáfora de la sepultura para explicarnos uno de los
significados del bautismo: “Porque somos sepultados juntamente con él para
muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria
del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”, (Romanos 6:4).

FIGURAS DE DICCIÓN

Las figuras de dicción son figuras retóricas en las que se altera la


composición de las palabras, frases o discursos, con el fin de dar mayor énfasis a
lo que se quiere decir. Se consideran figuras de dicción la hipérbole y el pleonasmo.

El Pleonasmo.

El pleonasmo (o redundancia) es una figura retórica que consiste en la


adición de palabras que no son necesarias en una frase, es decir, son redundantes,
pero se introducen con el fin de darle mayor vigor a la idea que se quiere transmitir.
Veamos algunos ejemplos donde subrayamos las palabras redundantes:

1. “Y el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó”,


(Génesis 40:23).
2. “Ninguna cosa leudada comeréis; en todas vuestras
habitaciones comeréis panes sin levadura”, (Éxodo 12:20).
3. “Entraré en tu casa con holocaustos; te pagaré mis votos,
que pronunciaron mis labios y habló mi boca, cuando estaba angustiado”, (Salmo
66:13-14).

Hipérbole.

La hipérbole (o exageración) es la figura retórica que consiste en aumentar o


disminuir de forma exagerada lo que se dice con el fin de recalcar la importancia de
la idea que se está compartiendo en ese momento. Veamos algunos ejemplos:

1. “Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se
escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se
habrían de escribir”, (Juan 21:25).
2. “Me he consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo de llanto
mi lecho, riego mi cama con mis lágrimas”, (Salmo 6:6).
3. “¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas,
para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!”, (Jeremías 9:1).
4. “¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas
de ver la viga que está en tu propio ojo?”, (Mateo 7:3).

FIGURAS DE RELACIÓN

Se les llama figuras de relación a los tropos, es decir, frases o expresiones


que se utilizan en oraciones con el objetivo de relacionarlas con el significado que
se anda buscando usar. Son figuras de relación la sinécdoque y la metonimia.
La Sinécdoque.

La sinécdoque, o el sentido figurado, es la figura retórica que utiliza una parte


de algo para referirse a un todo. Veamos algunos ejemplos en la Biblia. Veamos
algunos ejemplos:

1. “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”, (Mateo 6:11). En este caso
la palabra pan se utiliza para referirse al sustento diario que cada persona necesita
para vivir, no solo el pan.
2. “Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda
carne había corrompido su camino sobre la tierra”, (Génesis 6:12). En este
caso “toda carne” se refiere a todo ser viviente.
3. “Y Judá cayó delante de Israel, y huyeron cada uno a su tienda”, (2
Reyes 14:12). En este caso, Judá se refiere a los soldados de esa tribu de Israel.

La Metonimia.

La metonimia es un tropo consiste en sustituir la palabra principal por otra


que esté estrechamente vinculada a ella. Quizás usted conoce bien los sinónimos
— palabras que significan lo mismo. Asimismo, quizás ya sabe que palabras
antónimas son palabras que tienen significados opuestos. Metonimias son palabras
que se pueden intercambiar — una palabra puede representar a otra. Un ejemplo
muy expresivo de metonimia nos lo ofrecen las palabras de Abraham en la historia
del rico y Lázaro: “A Moisés y a los profetas tienen”, (Lucas. 16:29). Aquí
obviamente se hace referencia a los escritos de la palabra de Dios. Otro ejemplo lo
encontramos en Romanos donde Pablo literalmente dice: “Dios justificara por la fe
a la circuncisión, y por la fe a la incircuncisión”, (Romanos 3:30), donde circuncisión
se intercambia por la palabra judíos, e incircuncisión se intercambia por la palabra
gentiles. En el salmo del buen pastor dice: “Aderezas mesa delante de mí en
presencia de mis angustiadores...” (Salmo 23:5). Aquí mesa se intercambia por la
palabra alimento. Otro ejemplo seria: “Y la mujer que has visto es la gran ciudad
que reina sobre los reyes de la tierra”, (Apocalipsis 17:18). Aquí la mujer representa
a todos los pecadores y la pecaminosidad de Babilonia (Roma).

FIGURAS DE CONTRASTE

Las figuras de contraste, como la misma palabra indica, consisten en


crear contraste entre dos frases poniendo de relevancia los rasgos y características
del segundo a través del primero, debido a que, aparentemente lo contradicen. Se
consideran figuras de contraste a la ironía, la paradoja, la atenuación y el
eufemismo.

La Ironía.

La ironía es una figura retórica que utiliza una frase en forma de sarcasmo
para dar a entender lo contrario de una forma contundente. Entre algunos ejemplos
tenemos las palabras sarcásticas de Elías a los profetas de Baal: “Y aconteció al
mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios
es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y
hay que despertarle”, (1 Reyes 18:27). O las palabras de Pablo a los corintios en
cuanto a comer y beber porque mañana moriremos: “Si como hombre batallé en
Éfeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y
bebamos, porque mañana moriremos. No erréis; las malas conversaciones
corrompen las buenas costumbres”, (1 Corintios 15:32-33). O las palabras irónicas
de Job a Zofar: “En verdad que sois el pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría”,
(Job 12:2). O también la burla que los soldados romanos hicieron de Jesús puede
ser considerado una ironía: “y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de
espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le
escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!”, (Mateo 27:29).

La Antítesis.

La antítesis es un contraste directo que menciona dos cosas, como norte y


sur, frío y caliente. Un símil o una metáfora comparan dos cosas que son parecidas.
Pero una antítesis contrasta cosas opuestas. Por ejemplo, el siguiente versículo es
una antítesis: “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se
arrepienta”, (Levítico 23:19). Muchas veces, Jesús contrastó dos cosas para aclarar
una enseñanza: “Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: En
la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os
digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras,
porque dicen, y no hacen”, (Mateo 23:1-3).

La Paradoja.

La paradoja es una figura retórica que a través del empleo de expresiones


que envuelven una contradicción aparente quieren enseñar lo opuesto. Ejemplo de
estas las tenemos en boca de nuestro Señor Jesús quien dijo: “El que halla su vida,
la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará”, (Mateo 10:39), o en
Pablo cuando habla a los corintios en su segunda carta: “No mirando nosotros las
cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son
temporales, pero las que no se ven son eternas”, (2 Corintios 4:18).
La Atenuación o Litote.

La atenuación o litote es una figura retórica, relacionada con la ironía y el


eufemismo, mediante la cual se afirma algo, disminuyendo (atenuando) o negando
lo contrario de lo que se quiere afirmar o decir: "no poco" = mucho. "no está bien" =
está mal. Un litote en forma de negación lo encontramos en Hechos de los apóstoles
cuando Jesús les dijo: “Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros
seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días”, (Hechos 1:5).
En este caso la palabra “pocos” se expresó en su forma negativa: no mucho. En
estas palabras de Pablo a los tesalonicenses encontramos un litote en forma de
negación: “Los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros
nos expulsaron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres”, (1
Tesalonicenses 2:15). No agradan es la forma negativa de desagradar. También
podemos encontrar el litote en forma de atenuación. Un ejemplo de ello lo
encontramos en este pasaje: “Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los
hombres, y despreciado del pueblo”, (Salmos 22:6). A través de compararse a un
gusano el salmista quiere expresar su condición vil y de gran necesidad delante de
Dios. Otro ejemplo de esto lo encontramos en las palabras de Abraham al decir que
es polvo y ceniza para expresar su humilde condición delante de Dios: “Y Abraham
replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy
polvo y ceniza”, (Génesis 18:27). El mismo Pablo utiliza un litote de atenuación para
decir que es el más insignificante de los apóstoles, aunque sabemos que esto no
era así: “Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser
llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios”, (1 Corintios 15:9).

El Eufemismo.
El eufemismo es un modo de sugerir con disimulo y decoro ideas cuya
expresión franca y literal resultaría demasiado dura o malsonante. Ejemplo de esto
es cuando la Biblia usa el término “se cubrió los pies” para referirse a la necesidad
fisiológica de ir al baño: “Y cuando llegó a un redil de ovejas en el camino, donde
había una cueva, entró Saúl en ella para cubrir sus pies; y David y sus hombres
estaban sentados en los rincones de la cueva”, (1 Samuel 24:3). O la
palabra “llegarse” es un eufemismo que significa tener relaciones sexuales: “Ningún
varón se llegue a parienta próxima alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová”,
(Levítico 18:6). O la palabra “conocer” es utilizada también como un eufemismo
significa a tener relaciones sexuales: “Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió
y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón”, (Génesis 4:1).
La palabra “dormir” es un eufemismo que se utiliza en lugar de la palabra muerte: “Y
muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para
vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”, (Daniel 12:2).

FIGURAS DE ÍNDOLE PERSONAL

Se llaman figuras de índole personal a aquellos tropos o figuras retoricas


que atribuyen características humanas o realzan con vehemencia las cosas
inanimadas. Se consideran figuras de índole personal a la personificación o
prosopopeya y al apóstrofe.

La Prosopopeya o personificación.

La prosopopeya o personificación consiste en atribuir características o


acciones propias de personas a seres que no lo son. Por ejemplo Pablo usa una
prosopopeya al atribuir a los miembros del cuerpo humana la capacidad de
expresarse con el fin de enseñar la importancia de la unidad de la iglesia en medio
de la diversidad de funciones de todos sus miembros: “Si dijere el pie: Porque no
soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja:
Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?”, (1 Corintios
12:15-16). En los Salmos encontramos muchas prosopopeyas: “Los cielos cuentan
la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite
palabra a otro día y una noche a otra noche declara sabiduría”, (Salmo 19:1-2). El
mismo Jesús las utilizo: “Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran,
las piedras clamarían”, (Lucas 19:40).

Apóstrofe.

El apóstrofe es la interrupción, exclamación o pregunta dirigida con


vehemencia a un ser animado o inanimado, real o imaginario. Se da cuando el
orador detiene su discurso, hace como que se marcha del auditorio al que se está
dirigiendo y habla a una persona o a un auditorio imaginario, o a una cosa
personificada. El Salmo 114 es un ejemplo. Los primeros versículos hacen una
descripción al lector de lo que paso cuando Dios libero a Israel de Egipto: “Cuando
salió Israel de Egipto, la casa de Jacob del pueblo extranjero, Judá vino a ser su
santuario, e Israel su señorío. El mar lo vio, y huyó; el Jordán se volvió atrás. Los
montes saltaron como carneros, los collados como corderitos”, (Salmo 114:1-4);
pero en los versículos 5-6 se hace una interrupción y se deja de hablar al auditorio
para dirigirse de manera imaginaria al mar y los collados: “¿Qué tuviste, oh mar,
que huiste? ¿Y tú, oh Jordán, que te volviste atrás? Oh montes, ¿por qué saltasteis
como carneros, y vosotros, collados, como corderitos?”, (Salmo 114:5-6); luego del
apóstrofe vuelve a dirigirse al auditorio original: “A la presencia de Jehová tiembla
la tierra, a la presencia del Dios de Jacob, el cual cambió la peña en estanque de
aguas, y en fuente de aguas la roca”, (Salmo 114:7-8). También encontramos
apóstrofes dirigidos a cosas inanimadas; “Escuchad, cielos, y hablaré; y oiga la
tierra los dichos de mi boca. Goteará como la lluvia mi enseñanza; destilará como
el rocío mi razonamiento; como la llovizna sobre la grama, y como las gotas sobre
la hierba”, (Deuteronomio 32:1-2). También tenemos el caso cuando Nehemías
narraba las murmuraciones que sus enemigos hacían en su contra, a la mitad de su
discurso hace una interrupción para dirigir a Dios una oración: “Cuando oyó
Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran
manera, e hizo escarnio de los judíos. Y habló delante de sus hermanos y del
ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá
volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los
montones del polvo las piedras que fueron quemadas? Y estaba junto a él Tobías
amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra
lo derribará. Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve
el baldón de ellos sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su
cautiverio. No cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque
se airaron contra los que edificaban. Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla
fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para
trabajar”, (Nehemías 4:1-6). Y así podríamos encontrar más ejemplos en la Biblia.

FIGURAS COMPUESTAS

En el lenguaje figurado no solo existen figuras simples, es decir, tropos


expresados a través de frases simples, sino que en ocasiones toman una forma
mucho más extensas de las que hemos visto. Cuando el lenguaje figurado en un
texto se presenta a través de oraciones extensas se les llama figuras compuestas y
en esta categoría entran las parábolas, alegorías, fabulas y enigmas.

Parábola.
La parábola es una narración breve y simbólica de la que se extrae una
enseñanza moral. El intento general de la parábola, como de todo lenguaje figurado,
es el de embellecer y presentar las ideas y las enseñanzas morales en forma
atractiva e impresionante. Presentadas en lenguaje ordinario, literal, muchas
verdades se olvidarían apenas se escucharan; pero adornadas con la vestimenta
parabólica despiertan la atención y se aferran a la memoria. Revestidas del ornato
parabólico, las amonestaciones y censuras resultan menos hirientes y, sin embargo,
producen mejor efecto que el que se lograría usando el lenguaje ordinario. Al igual
que el símil, una parábola compara dos cosas, poniendo la palabra como o igual o
semejante entre las dos. Hay dos diferencias principales entre un símil y una
parábola: extensión y puntos de comparación. Un símil es corto, y compara dos
cosas sobre un punto. Una parábola es más larga que un símil (por lo general es
una historia corta) y puede comparar dos cosas de varias maneras. Por lo tanto,
muchos maestros dicen que una parábola es un símil prolongado o extenso.

Podemos ver que en la mayoría de las parábolas que Jesús enseño está
presente la conjunción “semejante” para enlazar el punto de comparación. Por
ejemplo, lo vemos en la parábola del trigo y la cizaña: “El reino de los cielos es
semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo…”, (Mateo 13:24),
en la parábola de la semilla de mostaza: “El reino de los cielos es semejante al
grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo…”, (Mateo 13:31).
La parábola de la red: “Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que
echada en el mar, recoge de toda clase de peces…”, (Mateo 13:47), etc. En otras
ocasiones simplemente inicio la narración de la parábola describiendo los
personajes de la misma que tenían como fin hacer un comparativo en cuanto a
cuestiones de interés espiritual. Por ejemplo, la parábola del buen samaritano
mostraba a través de las acciones de cada uno de sus personajes quien hizo
misericordia y demostró verdadero amor a su prójimo sin importar los prejuicios
humanos: “Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó,
y cayó en manos de Ladrones… ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el
prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia
con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo”, (Lucas 10:30, 36-37). En otras
ocasiones pregunto a que era semejante lo que deseaba enseñar, y a continuación
procedió a relatar su parábola: “Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios?
Es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de
harina, hasta que todo hubo fermentado”, (Lucas 13:20-21).

Por tanto, para entender las parábolas es importante identificar los


personajes, los puntos de comparación y la lección principal (y las lecciones
secundarias) que se desea compartir. Así por ejemplo la parábola del sembrador
nos enseña a como entrar en el reino de Dios, la del trigo y la cizaña nos enseña
acerca del juicio venidero, la de la semilla de la mostaza acerca del crecimiento del
reino de Dios, la del tesoro escondido y la de la perla de gran precio nos enseñan
acerca del valor del reino de Dios, la del buen samaritano acerca del amor al prójimo,
la del siervo malvado acerca del regreso de nuestro Señor, y así sucesivamente,
hay que identificar los personajes de la parábola, ver la comparación que se hace y
determinar con ayuda del Espíritu Santo la verdadera interpretación.

Alegoría.

La alegoría es una sucesión de metáforas, generalmente combinadas en


forma de narración, de cuyo significado literal se prescinde. Su característica
principal es la pluralidad de puntos de aplicación, a diferencia de la metáfora simple
en la que el punto de comparación y aplicación es solamente uno. Como en el caso
que diferencia a un símil de una metáfora, en una parábola usa la
palabra como o semejante o igual, pero una alegoría no se usa. Por ende, una
metáfora compara dos cosas sin usar como ni semejante (igual). Una alegoría es
una metáfora extendida. Así como un símil puede extenderse para ser una parábola,
una metáfora puede extenderse para ser una alegoría. Una de las alegorías más
famosas las encontramos en el evangelio según Juan: “Yo soy la vid verdadera, y
mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo
aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto…”, (Juan 15:1-2). Otro
ejemplo de alegoría la encontramos en Efesios cuando nos habla de la armadura
del cristiano:“Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos
con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz”,
(Efesios 6:14-15).

La Fábula.

La fábula es una composición literaria en la que, por medio de una ficción, se


da una enseñanza moral. En ella intervienen seres inanimados o seres vivos
irracionales que actúan y hablan como si fuesen personas. En el Antiguo
Testamento podemos encontrar fábulas. Por ejemplo tenemos la fábula que Jotam
le dirigió a Abimelec y sus seguidores: “Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre
sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi
aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre
los árboles?...”, (Jueces 9:8-9). La fábula de Natán a David: “Jehová envió a Natán
a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el
otro pobre. El rico tenía numerosas ovejas y vacas…”, (2 Samuel 12:1-2). En
Ezequiel también podemos ver otra fábula: “Hijo de hombre, hubo dos mujeres, hijas
de una madre, las cuales fornicaron en Egipto; en su juventud fornicaron…”,
(Ezequiel 23:2-3). Y así sucesivamente podemos encontrar muchas más.

El Enigma.
El enigma es un dicho de sentido artificiosamente encubierto. Su propósito
es precisamente intrigar, despertar el deseo de averiguar lo que se encubre y se
usa deliberadamente para probar la capacidad de comprensión de quien escucha.
Adivinanzas. Algunos de ellos tienen su explicación en el texto. Por ejemplo, el
propuesto por Sansón a los filisteos: “Entonces les dijo: del devorador salió comida,
y del fuerte salió dulzura. Y ellos no pudieron declararle el enigma en tres días… Al
séptimo día, antes que el sol se pusiese, los de la ciudad le dijeron: ¿Qué cosa más
dulce que la miel? ¿Y qué cosa más fuerte que el león?”, (Jueces 14:14, 18). Otros
pueden interpretarse a la luz de su contexto inmediato, de pasajes paralelos y de la
enseñanza global de las Escrituras. Tal es el caso de las palabras de Jesús a
Nicodemo: “El que no nace de nuevo no puede ver el Reino de Dios” (Juan 3:3);
cuya interpretación se obtiene al analizar todos el contexto del capítulo 3 donde se
presenta la conversación entre Nicodemo y Jesús. Otro enigma dicho por Jesús es
el que encontramos en el capítulo 6 donde Jesús le dice a los judíos que Él es el
pan de vida que descendió del cielo: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene
vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”, (Juan 6:54). ¿Comer su carne y
beber su sangre?, estas palabras fueron enigmáticas para los judíos pero la
respuesta a esto se encuentra al analizar todo su discurso completo para darnos
cuenta que se refiere a creer en el sacrificio de su cuerpo en la cruz del Calvario
donde derramo toda su sangre para perdón de pecados. Hay otros enigmas que
resultan muy difíciles de interpretar, especialmente en el libro de Apocalipsis, ya que
se hace necesario en este caso estudiar el estilo literario apocalíptico para
comprender el simbolismo que se utiliza: “Aquí se requiere sabiduría. El que tiene
entendimiento, calcule el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su
número es seiscientos sesenta y seis”, (Apocalipsis 13:18). Así podríamos encontrar
varios enigmas en la Biblia.

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