Ensayo de La Etica en La Psicologia

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LA RAZON DE SER DE LA PSICOLOGÍA

El ser psicólogo es una labor que demanda muchas exigencias o requisitos a nivel social y
profesional. Muchas personas tienen la idea errada de que esta carrera es sencilla y no
requiere de muchas competencias. Para lo cual se equivocan, puesto que todas las profesiones
exigen esfuerzo constante para lograr ser un buen profesional en cada una de sus áreas.

En la formación como psicólogo, se llega a un punto en donde ya dejamos de tomar los


trabajos como simplemente tareas, de alguna manera se impregna un compromiso con
nosotros mismos y con los demás en hacer un trabajo a la altura de nuestra capacidad. Y es
que comenzamos a interactuar con personas, que cambian constantemente de estado de
ánimo, son vulnerables emocionalmente, sugestionables, y/o tan racionales como para
cuestionar nuestros ideales.

Muchas veces los docentes nos incitan a equivocarnos aquí, dentro de estas cuatro paredes,
y es que está permitido, porque no nacimos con este don de análisis psicológico, de tener a
capacidad del ojo clínico, o de nunca equivocarnos en un diagnóstico. Para ello está la
formación académica, y estos largos años de estudio.

Es ahí donde nos damos cuenta de la realidad en la que nos encontramos. El simple hecho de
saber que la gente nos idealiza como modelo de personas, o simplemente tienen prejuicios o
temor a acudir a nosotros para resolver algún problema que rebalso su capacidad de solución,
es una exigencia que nosotros debemos saber sobrellevar y tomarla como una motivación de
crecimiento personal.

Evidentemente, la exigencia incrementa, ya no hay posibilidad de cometer errores, por


muchos motivos. La salud mental no es juego, por ello debemos tener la suficiente capacidad
para asumir la responsabilidad si estamos seguros de que contamos con el conocimiento
necesario, o de lo contrario, derivar a un colega que consideramos que es una buena fuente
de ayuda. Porque el principio de beneficencia y no maleficencia es la principal razón de ser
de nuestra carrera, lo más importante es el bienestar de la persona que llega a consulta.

Una vez acabado este lapso de tiempo en donde hemos adquirido conocimiento, estrategias,
habilidades, que lógicamente es una parte esencial pero no lo suficiente, para desempeñarnos
con eficacia, porque muchas veces no se toma considera la formación humana con la que
cada uno cuenta desde pequeño. Y ese es el punto principal de nuestra labor como personas
que atienden a personas.

Es ahí donde inevitablemente ingresa el concepto de injusticia. Se sabe que en todo lugar
existe cierto grado de corrupción, más aun en el Perú, siendo un país que no vela por el
bienestar propio de los mismos peruanos, sino más bien prioriza el valor del dinero y poder.

El ejercicio profesional del psicólogo está regulado por la ley, por lo que se cuenta con un
código de ética que debemos respetar. Estamos obligados a cumplir ciertos parámetros como
lo es el de guarda secreto profesional o no según sea el caso, pero hay que tener en cuenta
que no todo lo jurídico es ético ni todo lo ético está amparado por ley.

Actualmente la profesión de psicológico se ve envuelto en una crisis a causa de una nueva


ley que poco o nada beneficia a la población carente de salud mental.

Por ello, surge el dilema de qué hacer frente a ello. Son muchos años a favor de una tolerancia
a la injusticia y poca toma de conciencia frente a los daños causados. Que ni los mismos
códigos legales reflejan la toma de conciencia de las autoridades con respecto a sus normas
impuestas que obligan a los profesionales a cumplir.

Finalmente el ser un psicólogo tiene dos responsabilidades importantes, la primera es reflejar


la esencia de esta ardua labor mediante el ejercicio de la conducta moral y ética basada en un
trabajo honesto y eficaz, mediante el compromiso, honestidad, responsabilidad y completa
entrega a la labor. Siguiendo nuestros principios sólidos y permanentes aprendidos como
personas que toman decisiones propias a favor de uno mismo y de los demás.

La segunda es, hacer respetar nuestros derechos como personas formadas en la salud
psicológica, sin dejar que desvaloricen nuestra formación profesional, puesto que la
población necesita de más profesionales que beneficien en vez de perjudicar a los ciudadanos.

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