Entornos y Modalidades Criminales de Los Menores
Entornos y Modalidades Criminales de Los Menores
Entornos y Modalidades Criminales de Los Menores
3.1. Entornos
3.1.1. Familiar
En los procesos penales contra menores, sobre todo cuando el hecho es grave,
casi siempre el acusado proviene de una familia disfuncional. Una familia es
disfuncional si faltan comunicación, afecto, actividades compartidas, asunción de
responsabilidades y si se pierde el sentido de pertenencia y cohesión, ya sea en
un núcleo monoparental, ampliado o tradicional, donde se encuentran ambos
padres.
Disciplinar a un hijo se ha hecho para muchos padres una tarea imposible. Unos
no conocen otro medio salvo la violencia física o psicológica, y otros tratan a su
hijos como amigos condescendientes. Se les permite todo sin consecuencia
alguna. Así, los primeros aprenden a rebelarse contra las figuras de autoridad por
medio de la violencia y a maltratar a los demás sin crear la mínima empatía hacia
el dolor ajeno. Los segundos carecen de límites y, por ende, no asumen
responsabilidad alguna por sus actos.
No podemos pasar por alto a los 15.000 niños que año a año nacen de madres
adolescentes, la mayoría provenientes de sectores marginados de la sociedad,
excluidos de educación y trabajo, así como del apoyo de sus familias. Esas
jóvenes terminan expulsadas de su hogar y pasan a ser jefas de familia,
engrosando las estadísticas de pobreza extrema de nuestro país.
Hoy se busca responsabilizar con mano dura a los menores en conflicto con la ley,
sin pensar en la disfuncionalidad de las familias de que provienen.
https://www.nacion.com/opinion/foros/familia-y-delincuencia-
juvenil/F6R65J52Q5EIXPKWG3HD3IS6J4/story/
3.1.2. Escolar
Más aun, persiste la idea de que el MI es, por el hecho de ser delincuente, sujeto
de prácticas de educación especial, por lo que este estudio pretende determinar
hasta qué punto este supuesto es verdadero.
IMPORTANCIA DEL ESTUDIO
Conducta social
Aptitud escolar
Los menores que presentan problemas de delincuencia juvenil muestran
dificultades académicas manifiestas en la falta de habilidades intelectuales,
fracaso escolar, abandono de la escuela y dificultades de conducta en la misma
(Francés, 1998; Sue, Sue y Sue, 1994). Algunos datos estadísticos obtenidos en
México confirman estos rasgos en los MI; así, por ejemplo, en una investigación
realizada en Tamaulipas se apreció que sólo 20.2% de estos adolescentes se
encontraba estudiando y 44.2 % no terminó la educación elemental (Misael, 1999).
Otros datos que confirman los problemas académicos de estos jóvenes fueron los
obtenidos en la Escuela de Educación Social de Yucatán, en donde se observa
que de 200 menores con edades comprendidas entre 12 y 16 años que ingresaron
el año pasado, sólo 50% había terminado sus estudios de primaria y 90% no había
concluido la secundaria (Escuela de Educación Social del Estado de Yucatán,
1999).
Ambiente familiar
Casi todos los autores están de acuerdo con la idea de que las características y la
dinámica de la familia juegan un papel importante en la etiología de la delincuencia
juvenil. Francés (1998) describe una serie de características de la familia del
delincuente juvenil: son familias no completas; se caracterizan por dificultar la
evolución afectiva del menor, siendo los obstáculos mayores el alcoholismo y las
drogas consumidas por los padres, así como el abandono; son familias con
dificultades en los procesos de identificación, las cuales no permiten que los hijos
adolescentes puedan adoptar un modelo de conducta en la vida adulta; asimismo,
son familias con falta de bases educativas y problemas económicos.
Perfil psicológico
PREVENCIÓN
El hecho de que los padres posean empleos y que la familia cuente con una
situación económica aceptable constituye también un importante factor de
protección (Francés, 1998; Whirter et al., 1993). La red de apoyo más importante
en México es la familia extensa; en ausencia de esta estructura, resulta necesario
incorporar al joven a las distintas organizaciones de apoyo social, como por
ejemplo clubes deportivos, grupos religiosos, etcétera.
Otros factores del ambiente que se señalan como importantes son las ayudas
sociales que se les pueda brindar a los padres para atenuar el estrés de la crianza
de los hijos. Un estudio realizado acerca de los padres que reciben ayuda para
tratar el estrés muestra que sus hijos asisten más a la escuela, necesitan menos
ayuda especial, los maestros se expresan más positivamente de ellos y presentan
menos comportamientos agresivos y antisociales. Los niños de padres que no
reciben apoyo tienen más probabilidad de estar casi todo el día fuera de la casa
sin el conocimiento de su madre y de exhibir conductas agresivas hacia sus
familiares (American Psychological Association, 2001).
Son muchos los aspectos del funcionamiento familiar que parecen proteger al
joven, entre ellos: una buena relación con alguno de los padres, la comunicación
enfocada, flexible y bien estructurada, la promoción de la independencia, y el
hecho de involucrar a los hijos en redes de apoyo social (Francés, 1998; Whirter et
al, 1993).
Según Mc Whirter et al. (1993) las características que diferencian a los niños
resistentes o de bajo riesgo son: a) buen concepto de sí mismo y autoestima; b)
comunicación con otros, c) habilidad para hacer frente, y d) control. Por lo tanto,
las estrategias de prevención deben estar orientadas al desarrollo de estas
características.
En este sentido, Garrido (1989) y Daberman (1999) sostienen que los jóvenes no
delincuentes tienen una autoestima y un sentimiento de autoeficacia más altos que
los jóvenes delincuentes. Lo anterior plantea la necesidad de desarrollar
programas preventivos que posibiliten que los niños y jóvenes desarrollen una
autoestima adecuada y establezcan una relación positiva con diversas
instituciones sociales, en especial con la escuela, la cual es sumamente
importante para la prevención de la delincuencia.
De igual forma, deben fomentarse habilidades con las que afronten la ansiedad y
el estrés, utilizando técnicas como el humor, el altruismo y el sentido común. El
buen manejo de la ansiedad permite a los muchachos desarrollar destrezas
sociales y formar relaciones interpersonales positivas y constructivas con los
demás (Kazdin y Buela-Casal, 1999).
Por último, cabe mencionar que, en general, los adolescentes no delincuentes
presentan control de sus decisiones; éstas son competentes y realistas acerca del
futuro y consideran las consecuencias de sus actos, mostrando un locus de control
interno, motivaciones hacia el logro y la posibilidad de demorar las gratificaciones
en aras de obtener sus metas (Garrido, 1989 y Whirter et al, 1993).
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-
26982003000100005
3.1.3. Socioeconómico
3.2. Modalidades
3.2.1. Individual
3.2.2.1. Concepto
3.2.2.2. Tipos
3.2.2.3. Características
3.2.4. Ocasión
3.2.5. Transición
3.2.6. Condición
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