Clinica Agus
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ORÍGENES DE LA PSICOLOGÍA
Definición de la Psicología
La Psicología es una ciencia que se define por e| estudio del comportamiento en te sus
manifestaciones v contextos. El comportamiento es lo que hace la gente y supone, or tanto, alguna
acción, actividad o conducta En este sentido, el comportamiento tiene una variedad de formas o
manifestaciones que incluyen la actividad mental, la respuesta psicofisiológica, la reacción emocional,
el decir y el hacer propiamente.
La Psicología estudia el comportamiento en los distintos contextos incluyendo las relaciones socíales,
las actividades laborales, el desarrollo educativo, la vida familiar y» en fin, todos los ámbitos del hacer
humano., el comportamiento se ha de estudiar de acuerdo con la persona o actor de la acción de que
se trate.
No tienen una etiología biológica identificada y lo cierto es que después de un mayor conocimiento
del cerebro no se sabe más que haun siglo sobre los presuntos mecanismos cerebrales de la
esquizofrenia y la depresión (al margen de la infinídad de hipótesis en circulación).
Por otro lado, estos trastornos tampoco tienen la entidad nosológica que se supone a una
enfermedad. En realidad, fa esquizofrenia es más un espectro de trastornos, de sintomatología y
pronóstico variable que, ciertamente, una enfermedad, cuya etiqueta revelara una entidad
neurológica como cuando se dice, por ejemplo, enfermedad de Alzheimer.
La depresión es un trastorno psicológico que está más relacionado con las vicisitudes de la vida que
con las de la biología. Todo ello, no quita que estos trastornos, y los otros, se puedan definir con
objetividad. De hecho, la Psicología Clínica y la Psiquiatría disponen de métodos, instrumentos y
criterios psico-diagnósticos que permiten su identificación.
La Asociación Psiquiátrica Americana, en su más reciente catálogo oficial de los trastornos mentales
DSM-IV, ha evitado igualmente utilizar el término enfermedades” paproblemas del comportamiento,
por estar determiados por una interacción de factores causales, y define el mental como”… un
síndrome o patrón compor asociado a un malestar (p. e¡„ dolor), a una cf/scapacidad (p. ei„ deterioro
en una o más áreas de fun- \ cionamiento) o a un riesgo significativamente aumentado \ de morir o
de sufrir dninr. Discapacidad o pérdida de libertad.
CONCLUSIONES
1. La Psicología es una ciencia que se define por el estudio del comportamiento en todas sus
manifestaciones i contextos,
2. La Psicología Clínica es un disciplina científico-profe-i sional con historia e identidad propias.
Sus objetivos son la evaluación y diagnóstico, tratamiento e ¡nvestigación en el ámbito de
los trastornos psicológicos o mentales.
3. El objeto de la Psicología Clínica y de la Psiquiatría es el trastorno mental. Las clasificaciones
Internacionales de las alteraciones psicopatológicas que son objeto tanto de la Psicología
Clínica como de la Psiquiatría : se organizan en torno al concepto de trastorno mental % y no
en términos de enfermedad. El concepto de tras- - torno mental se define en términos
disfuncionaleso de alteración psicológica o comportamental, de tal forma su evaluación y
diagnóstico se apoya en criterios únicamente psicológicos y comportamentales.
4. Las funciones profesionales de los psicólogos clínicos de los psiquiatras convergen en gran
medida en cuanto que tienen el mismo objeto: los trastornos psialógicos o mentales. Es Es
evidente que el psiquiatra no suficientemente formado para utilizar con destrelos
tratamientos psicológicos ni los instrumentos i ¡agnósticos desarrollados por la investigación
psiconi el psicólogo posee la habilitación legal xvj¡ la formación necesaria, en la misma
proporpara hacer uso de terapéuticas farmacológicas.
5. Dada la naturaleza del trastorno mental, cualquiera de dos profesionales, psicólogo clínico o
psiquiatra, se encuentra suficientemente capacitado para el diagnóstico y el establecimiento
de la estrategia terapéutica más conveniente en cada caso. Consiguientemente, no tiene
sentido establecer la preeminencia de uno sobre el otra. Sino que lo que se impone es la
cooperación desde el onocimiento de las distintas competencias tal y como se recomienda
en las guías de consenso de expertos.
Clase 2
Díjimos en el capítulo anterior que en la entrevista se configura un campo,, porque los dos,
entrevistado y entrevistador, participan, porque los dos son miembros de una misma, estructura . Lo
que es de uno no puede entenderse si se prescinde del otro. Lo mismo seria decir que la entrevista es
un grupo, donde los dos protagonistas se encuentran interrelacionados, dependen y se influyen de
manera reciproca.
La ansiedad de la entrevista
Una situación nueva y desconocida donde se lo va a evaluar y de la que puede depender en buena
parte su futuro tiene necesariamente que provocar ansiedad en el entrevistado. Por parejos motivos,
aunque por cierto no tan decisivos, también el entrevistador llega al encuentro con. Una cuantía no
despreciable de angustia. Otras palabras, un entrevistador responsable debe estar ansioso por su
entrevistado, por su tarea y por sí mismo •.
Como ya hemos dicho, quien primero desarrolló la teoría de la entrevista fue Sullivan, y lo hizo sobre
la base de las operaciones que se realizaa para dominar la ansiedad.
El entrevistador debe ser en este punto explícito, claro y preciso, sin abundar en detalles y consignas
que puedan perturbar la libre expresión de su cliente. Las más de las veces la abundancia de
consignas es una defensa obsesiva del entrevistador, como su excesiva ambigüedad una
forma esquizoide de intranquilizaral otro.
Angustia del entrevistado será la mejor manera de motivarlo a la par que de modular.su ansiedad. La
ansiedad es, pues, para Sullivan, lo que-se opone a que en esa situación social que es la entrevista se
establezca un proceso libre y recípro co de comunicación.
Está primero la ansiedad del comienzo (que este autor llama «de abordaje»), que. Tiene que ver con
estrategias exploratorias y con la curiosidad. “Al otro extremo, ál final de la entrevista, domina la
angustia de separacion, Durante el desarrollo de la entrevista sobrevienen también, por cierto,
momentos de angustia, crisis de angustia que >ueden informarnos específicamente acerca de áreas
perturbadas en la estructura mental del entrevistado.
El entrevistado!”, por su parte, no responde a todos estos fenómenos en forma absolutamente lógica,
sino también en forma irracional c inconcieníe, Jo que constituye su contratrasferencia. Este tipo de
reacción, por su índole, puede desde luego perturbar su tan anhelada objetividad; pero, al mismo
tiempo, si el entrevistador lo registra y puede derivarlo del efecto que el entrevistado opera sobre él,
logrará no sólo recuperar su un momento perdida objetividad sino también alcanzar un conocímiento
profundo y seguro de su entrevistado peJ tema de ia contratrasferencia en la entrevista inicial se
ocuparon López y Rabih . – Estos autores empiezan por señalar que, por su estructura, su técnica y los
objetivos que persigue, la entrevista inicial es radicalmente distinta del tratamiento analítico. La
entrevista tiene importancia en sí misma y también porque ejerce una profunda influencia en el
tratamiento psicoanalítico que la puede continuar.
Frente a este fuerte impacto, el entrevistador no puede usar el legítimo recurso de la interpretación
que, en otras condiciones, ayudaría al analizado al par que resolvería la sobrecarga de angustia
contratrasferencia.
Evolución de la entrevista
El analista fijará el criterio de analizabilidad de esa persona con respecto a sí mismo; el futuro paciente,
por su parte, saldrá de la entrevista con una experiencia que, a su debido tiempo, podrá contrastar
con la sesión para! Obtener una primera comprensión del método psicoanalitica
Si un problema que se planteó al principio evoluciona favorablemente, hay derecho a pensar que el
entrevistado tiene recursos para superar las situaciones críticas o traumáticas –las crisis vitales, como
dice Liberman-. Si sucede lo contrario, y el problema resulta al final peor que ai principio, tenemos
derecho a sentar un pronóstico menos optimista.
Esta evolución puede darse desde luego en una sola entrevista; pero es más posible y detectable en
dos. Hay que tener en cuenta, además, que el entrevistado cambia por lo general de una a otra
entrevista y el entrevistador mismo puede cambiar y aun reponerse del impacto que puede haberle
significado el primer encuentro.
Vistas para evaluar hasta qué punto la interacción que se establece entre entrevistado! Y entrevistado
será curativa o iatrógena, En el primer caso asumiremos la tarea que se nos propone, esto es,
elegiremos a nuestro pacíente; en el segundo sabremos descalificarnos a tiempo, para darle al
entrevistado «una nueva oportunidad remitiéndolo a otra persona con quien consideremos que sí
puede tener una conjunción de factores hagan más favorables Jas condiciones para que se desarrolle
un proceso psicoanalítico»
Los instrumentos que enumera Liberman miden sin duda la analiza’ bilidad del sujeto y/o la capacidad
del analista; pero, ¿miden de veras lo que iiberman se propone descubrir? Si no hay isomorfismo entre
motivos que el sujeto aduce y sus verdaderos conflictos (como los ve, supongamos que
correctamente, el analista), lo único que se puede inferir es que ese paciente está muy perturbado.
Viceversa, cuando el analista capta rápida y penetrantemente los mecanismos de defensa de su
paciente potencial.
La entrevista de derivación
Otra, ya que debemos obtener de ella una información suficiente para sentar una indicación y, al
mismo tiempo, evitar que el entrevistado se gue demasiado a nosotros, lo que puede poner en peligro
nuestro propósito de mandarlo a un colega. Hay todavía una tercera dificultad en este tipo de
entrevista, y es Ja prudencia con que se deben recibir los informes (cuando no las confesiones) y
recabar datos de alguien que, por definíción, no va a ser nuestro analizado. Liberman insiste en su
trabajo en que el entrevistador en estos casos debe dar un solo nombre, para que no se refuerce en
el entrevistado la idea de que es él quien entrevista.
La devolución
Yo pienso que la devolución no debe ir más allá del objetivo básico de la tarea realizada, esto es,
aconsejar al entrevistado el tratamiento más conveniente, la indicación con sus fundamentos, siempre
muy sucintos - £n realidad, y sin considerar la curiosidad normal o patológica, los notivos que sientan
la indicación en principio no están dentro de lo que el paciente necesita saber.
Clase 3
Gabbard cap.3
Evaluación psicodinámica del paciente
La entrevista clínica
Cualquier descripción del abordaje psicodinámico al interrogatorio clínico debe comenzar con la
importancia fundamental de la relación médico-paciente. Cuando el psiquiatra y el paciente se
encuentran por primera vez, son dos extraños, cacLa uno con una variedad de expectativas respecto
del otro.
Í-os entrevistadores pueden por el contrario construir un mejor entendimiento con comentarios
como, “entiendo cómo puede sentirse, considerando Jo que usted ha atravesado”. Desafiar de
entrada afirmaciones del paciente simplemente confirmará cualquier temor preexistente acerca de
que ios psiquiatras son figuras parentales críticas.
Una tercera distinción entre la entrevista médica y psicodinámica yace en las dimensiones de la
actividad y la pasividad. En gran proporción, los pacientes son participantes pasivos en el proceso de
diagnóstico médico. El paciente obedece a la evaluación del médico por responder las preguntas en
forma cooperativa. EI Psiquiatra dinámico trata de evitar esta división de roles. Por el contrario, el
abordaje dinámico implica un compromiso activo con el paciente aborador en el proceso exploratorio.
En una entrevista dinámica productiva, el psiquiatra recabará información acerca de los síntomas y la
historia para lograr un diagnóstico descriptjvo. Para promover una mayor apertura por parte del
paciente, sin embarel profesional deberá ser cauteloso en cuanto a insistir en el rótulo ¡agnóstico ya
que esto impide el despliegue de la compleja relación. Médico y paciente.
Una cuarta diferencia entre la orientación médica y dinámica de la entrevista clínica gira alrededor de
la selección de los datos relevantes. Rei(1988) expresó cierta alarma frente la tendencia de los actuales
residenen psiquiatría que se detienen en la recolección de los datos luego de obtener como respuesta
un inventario de síntomas que satisface una catediagnóstico-descriptiva y Ies permite la prescripción
farmacoterapéutica.
Del médico durante el proceso. El cirujano o clínico que nota sentimientos del médico durante el
proceso- El médico típico suprime estos sentimientos al servicio de mantener Ja objetividad y proceder
con el examen. Para el psiquiatra dinámico, estos sentimientos constituyen una información
diagnóstica fundamental. Aportan al clínico algo acerca de las reacciones que produce el paciente en
los otros.
Transferencia y contratransferencia
Los elementos de la transfererencias existen desde el primer momento entre el médico y el paciente
, Luego de convenir la primera entrevista, el futaro paciente puede comenzar a atribuirle al psiquiatra
cualidades basadas ciertas informaciones tácticas, previas experiencias con psiquiatras, información
mediática acerca de los psiquiatras, experiencias positivas o negaticon otros médicos en el pasado
Por definición, la transferencia es una repetición. Los sentimientos asociados a una figura del pasado
son repetidos con el psiquiatra en la sitúación presente. Esta premisa implica que los patrones de
transícrerxciafma entrevista clínica proveen pantallazos de relaciones significativas del pasadel
paciente. Lo que el paciente ve y siente respecto del examinador son, de alguna manera,repeticiones
Más aún, estas repeticiones revelan una buena cantidad de material acerca de las relaciones
corrientes significativas del del paciente, Lo que el paciente ve y siente respecto del examinador son,
de alguna manera, repeticiones.
Como la transferencia es omnipresente, los mismos patrones del pasado se repiten una y otra vez en
todas las relaciones del paciente, Por ejemplo, una paciente se quejaba de que los hombres parecían
no estar inrcsados en ella. Frente a las preguntas del psiquiatra, ella pudo ligar este de ser abandonada
con la percepción infantil de que su padre la ignoraba. Hacia el final de la entrevista, cuando el
psiquiatra miró el reloj, lo acusó de no prestarle atención, al igual que todos los otros hombres.
Abordajes para la obtención de la historia
Para levar a cabo estos objetivos, el psiquiatra debe mantener un estilo de entrevista flexible que
pueda virar desde la pesquisa estructurada de hechos específicos (p. ej., acerca de síntomas, historia
familiai; factores de estrés, duración de la enfermedad) hacia una postura no estructurada de escucha
a la cadencia y flujo del proceso del pensamiento natural del paciente, el examinador realiza una
evaluación con fina sintonización de la interacción médico-paciente. Al principio el entrevistador debe
simplemente crear una atroósfer aei la que el paciente se sienta libre para hablar. Los residentes en
psiquiatría comienzo de su formación, con frecuencia caen en el error de interrogar agresivamente a
los pacientes sólo para evocar la historia y los síntomas. Otro error común es asumir una actitud
seudoanalítica de la abstinencia, el silencio virtual y la pasividad,
El psiquiatra podría aprender mucho al permitirle al paciente divagar libremente por un tiempo.
Algunos comentarios iniciales debería estar signados para facilitar este divague (p. ej., Dígame más*
“Por favor prosiga” “Comprendo que usted se sienta de ese modo” o “Eso debe de haber sido
molesto”). Más allá de evocar datos históricos esenciales y del estado mental del paciente, los
entrevistadores pueden discernir patrones de asociación capaces de revelar conexiones inconscientes
significativa
Aunque los pacientes pueden estar conscientemente preocupados por sus síntomas, el orden de sus
asociaciones puede proveer claves hacia las conexiones inconscientes. A pesar de la memoria
imperfecta acerca de los eventos históricos, no obstante los pacientes deben ser comprometidos en
una revisión del desarrollo de la niñez y adolescencia. Un principio fundamental de la entrevista
dinámica es que el pasado se repite a sí mismo en el presente, Para alistar ai paciente como un
colaborador en el proceso diagnóstico, el entrevistador puede alentar la curiosidad del paciente
acerca de los lazos entre eventos históricos y sentimientos presentes. Una variedad de preguntas
abiertas sirven para establecer esta relación de cooperación: “¿La ansiedad que experido?” “¿Ha
habido algún evento en su infancia que pueda haber contribuido a su sentimiento de adulto de que
las mujeres no pueden ser confiables?” «Sus problemas conyugales actuales tienen alguna similitud
con problemas que haya tenido con otras relaciones en el pasado?” A medida que paciente comienza
a colaborar en la búsqueda de lazos entre el pasado y el presente, el examinador debe notar eventos
históricos particulares y períodos que puedan ser importantes para el paciente. Luego de varios
minutos de preguntas abiertas destinadas a facilitar la historia de la enfermedad actual y las
cuestiones familiares y del desarrollo de forma de asociación libre, el psiquiatra puede luego, llenar
los baches ‘ con preguntas más específicas y directas.
A medida que el paciente llena los baches, el psiquiatra dinámico puede comenzar a formular hipótesis
que vinculen las relaciones pasadas del paciente con las relaciones presentes y con los paraiigmas
transferencíales emergentes .
El eje IV del DSM-IV acuerda que los factores estresantes deben ser considerados durante la
evaluación del paciente, la obtención cuidadosa de la historia es esencial cuando se evalúa el Eje IV
porque los pacientes puefuerzo por explicar retrospectivamente su enfermedad o problemas como
por explicar retrospectivamente su enfermedad o problemas cono ibuibles directamente a un evento
externo.
El psiquiatra dinámico debe abordar a cada paciente como un individuo único y no asumir a priori que
un evento determinado de la vida tiene un sentido único y específico. Por ejemplo, un joven reaccionó
frente a la muerte de su padre con la sensación de que finalmente era libre de seguir su carrera sin la
crítica incesante. De este modo, el factor estresante resultó en una mejoría en el rendimiento escolar
y una mejoría en el funcionamiento global.
El examinador debe tener presente también que algunos factores estresantes pueden operar en un
nivel inconsciente, impidiendo al paciente identificar cualquier evento precipitante cuando se le pida.
Una función de la entrevista puede ser ia de trabajar en conjunto para determinar si algún factor
estresante ha sido omitido.
Aunque algunas preguntas específicas del estado mental deben ser anexadas a la entrevista no surgen
durante ella, hay una ventaja en minimizar el examen de estado mental formal. Cuando estas
preguntas se formulan en la entrevista, el paciente ve las distorsiones de la percepción, el
pensamiento y el afecto en contexto significante. Más aún, al determinar las conexiones entre las
distorsiones y la enfermedad, el paciente se siente más un colaborador que alguien que responde
pasivamente a las preguntas.
Orientación y percepción.
La orientación del pacientes en cuanto al tiempo y lugar y persona suele ser clara durante la toma de
la historia clínica. Realizar preguntas específicas de orientación a alguien que obviamente se
encuentra bien orientado es probable que altere el rapport en la relación. Médico-paciente. El estado
de hiper alerta es un hallazgo del estado mental que también se revelará a sí mismo sin el
interrogatorio directo. Los síntomas perceptuales significativos como las alucinaciones visuales y
auditivas frecuencia se hacen evidentes al comienzo de la entrevista cuando se le solicita al paciente
que explique él porqué de la búsqueda del tratamiento psiquiátrico.
Cognición.
Por lo general, un trastorno del pensamiento formal se hará evidente cuando se tomen datos de la
historia. La tarea del examinador es comprender la naturaleza de esas asociaciones. Los delirios son
también con mayor frecuencia evocados por las preguntas abiertas acerca de la historia que por
preguntas específicas acerca de “falsas creencias”.
La presencia o ausencia de delirios es sólo una de la evaluación dinámica; sus sentidos y funciones
tienen igual relevancia. Los delirios de grandiosidad de un paciente paranoide pueden servir para
compensar los sentimientos devastadores de la baja autoestima.
Debido a que la cognición afecta el lenguaje y la comunicación, el psiquiatra debe también escuchar
los actos fallidos, o lapsus linguae, que revelan destellos del trabajo del inconsciente-
Es esencial determinar la presencia o ausencia de ideación suicida en cualquier evaluación
psiquiátrica. Los pacientes suicidas deben ser interrogados directamente acerca de si tienen un plan
suicida y si cuentan con un sistema de sostén de personas a quienes pueden hablar antes de actuar
impulsivamente.
La evaluación psicodinámica debe discernir el sentido de la contemplación del suicidio. ¿Es una
fantasía de reunión con un difunto amado? ¿Es el suicidio un acto de venganza designado a devastar
a alguno de la misma manera en que esa persona devastó alguna vez al paciente?
Afecto.
Observaciones acerca de los estados emocionales del paciente proveen una mina de oro de
información acera de los mecanismos de defensa. Los pacientes que describen extraordinariamente
eventos dolorosos en sus vidas sin conmoverse para nada pueden estar implementando el aislamiento
del afecto. Los pacientes hipomaníacos, quienes aseguran que se encuentran siempre de buen humor
y son inusualmente jocosos con el entrevistado^ pueden estar utilizando la negación para defenderse
contra los sentimientos como la pena y el enojo. EI humor, una subcategoria del afecto que envuelve
una tonalidad de sentimiento interno sostenido, debe también ser evaluado. La exploración de los
humores con un con frecuencia reveía que están ligados a representaciones significativas del self y del
objeto.
Acción.
Riqueza de información se comunica a través del comportamiento no verbal en la entrevista clínica.
¿Qué temas particularmente sensibles redundan en la inquietud del paciente? ¿Qué temas evocan
silencio? Qué cuestiones producen la ruptura del contacto de la mirada del paciente con el
examinador? A pesar del hecho de que los pacientes intentan guardar datos esenciales del psiquiatra
examinador, sus conductas no verbales los delatarán.
Para Freud, uno de las “vías regias” para observar el incoosdente era el comportamiento no verbal.
Las relaciones de apego temprano son internalizadas y codificadas como la memoria implícita , Lo que
se despliega en la relación con el terapeuta es el modo habitual de las relaciones de objeto del
paciente modeladas por aquellas relaciones de apego temprano, y mucho de ese modo de relación es
no verbal.
Diagnóstico psicodinámico
Una vez que se completa la evaluación psicodinámica, el terapeuta puede arribar a un diagnóstico
descriptivo (sobre la base de los criterios del IV) y aún diagnóstico psicodinámica (basado en una
comprensión del pacíente y su enfermedad)- diagnóstico descriptivo pone los arreos para asignar el
rótulo correcto y el diagnóstico psicodinámico funciona como un resumen de la comprensión que va
más allá del rótulo.
Diagnóstico sirve para comprender exactamente por qué el paciente está enfermo y cuán enfermo
está, cómo se enfermó y para qué le sirve su enfermedad. De este conocimiento uno puede obtener
conclusiones lógicas respecto de cómo ios cambios producidos en o alrededor del paciente podrían
afectar su enfermedad.
El diagnóstico descriptivo puede ayudar a los terapeutas a planear las intervenciones farmacológicas
apropiadas. El diagnóstico dinámico puede facilitar la comprensión del terapeuta acerca del sentido
que tiene la preescripcion de la mediación en el paciente y si el cumplimiento con la medicación
probablemente un problema.
Parte del diagnóstico dinámico incluye la comprensión de cómo los cinco ejes del DSM-IV interactúan
entre sí e influye uno en el otro. Dado que la enfermedad surge a partir de una personalidad previa,
se debe otorgar consideración a cómo el diagnóstico de personalidad en el Eje II contribuye al
síndrome en el Eje I. Los individuos obsesivo-compulsivos.
Características del yo
Se puede aprender en gran medida acerca de las fortalezas globales del yo los pacientes a través de
sus historias laborales y sus patrones de ción. Aquellos que han sido capaces de mantener trabajos y
establecer relaciones comprometidas por períodos razonablemente largos son plausibles de poseer
yoes más elásticos que aquellos que no lo fueron.
Una gran parte de la evaluación del yo se centra en las funciones deíensivas del yo. En el encuadre
psicoanalítico, “Wadder (I960) desarrolló una serie de preguntas que abordan las operaciones
defensivas del paciente. Esmismas preguntas pueden ser adaptadas a la evaluación: ¿Cuáles son los
del paciente? ¿Qué es lo que el pariente quiere (inconscientemente)? ¿de qué nene miedo?... Y
cuándo está asustado, ¿qué hace? (pp.182-183). (1990) agregó preguntas para evaluar la relación
entre las pulsiones y respuestas del yo a esas pulsiones
Peterrainar la relación del yo con el superyó es otra parte vital de la evaiuación psicológica. ¿Es el
supcryó un supervisor rígido, cruel e implacable yo, o hay una flexibilidad y armonía en la relación del
superyó con ¿Adopta el paciente ideales realistas, o es cond\¿ádb por metas fantáse
inalcanzables?¿Hay tendencias antisociales en los pacientes caiactepor un superyó ausente y no
desarrollado”?
Relaciones objétales
Como resultado final de la evaluación psicodinámica, el terapeuta tiene información acerca de las
relaciones interpersonales del paciente en tres conxtos: relaciones de la infancia, los aspectos reales
y transferencia^ de \a relación entre el paciente y el terapeuta examinador, y las relaciones actúafuera
de la relación médico-paciente. La naturaleza de estas relaciones paciente en la familia y los sistemas
sociales. Es todavía necesario, sm acirate en la familia y los sistemas sociales. Es todavía necesario,
una evaluación de cómo las relaciones familiares del paciente inr en el desarrollo de la imagen clínica
que trae al paciente al psiquiaLa figura sintomática de un paciente adolescente, ¿refleja los’problemas
ayugaJes de sus padres? En otras palabras, ¿es el paciente un. “portador” la enfermedad familiar?
(1990) desarrolló una serie de preguntas que apuntan especialmente a las relaciones de objeto y que
el terapeuta debe tener en cuenta en una entrevista:
cQué antigua relación de objeto se está repitiendo? Y ¿cuál de los roles en la relación de objeto está
actuando el sujeto (el paciente): ¿la suya o la del otro? O ¿ambas? ¿Su comportamiento es igual al de
antes? ¿Deseaba estar en la mirada de sus padres? ¿Ellos querían que él lo estuvie¿Ellos estaban con
él? ¿Él deseaba que ellos estuvieran? Y ¿qué experienoas tempranas pasivas se están repitiendo
activamente?
Determinar el nivel de madurez de las relaciones de objeto es una parte integral de esta evaluación.
¿El paciente experimenta a los otros en forma ambivalente o como objeto totales que poseen
cualidades tanto buenas como malas? ¿Ve el paciente alternativamente a los otros como idealizados
(todo bueno) o desvalorizados (todo malo)? ¿Ve el paciente a los otros como objetos parciales
necesarios para la gratificación que sirven sólo a una función para el paciente más que como personas
separadas con necesidades y preocupaciones personales?
El self
Una evaluación dinámica minuciosa debe valorar varios aspectos del self del paciente. En el amplio
marco de la psicología del self, los psiquiatras dela durabilidad y la cohesión del self. ¿Se encuentra
proclive a fragmentación en respuesta al mínimo desaire de un amigo o un colega? ¡Necesita el
paciente estar continuamente “bajo el reflector” para recibir aseguradoras de los objetos del self?
Además de Ja autoestima, el psiquiatra debe también evaluar la autocontinuidad del paciente. ¿Se
mantiene el mismo a lo largo del tiempo, independientemente de las circunstancias extemas, o hay
una difusión de la identidad generalizada? 3 sin un sentido de autoconsistencia y continuidad, un
individuo está más propenso a desarroJJar síntomas y cambios explosivos en su estado mental.
Horowitz también remarca que la autoconsistencia es más que un estilo interpersonal: incluye
integridad y virtudes dentro del carácter de uno. La evidencia de difusión de k identidad indicaría que
las diferentes representaciones del self escinden una de la otra y se encuentran constantemente
montadas para dominio sobre la personalidad totaL Las diferentes representaciones del self
obviamente surgirán en conexión con diferentes representaciones de objetos que son altamente
influidas por el contexto interpersonal en un momento dado.
Psicoterapia individual
La destreza en la psicoterapia individual es tal vez lo que caracteriza al psiquiatra dinámico. La
psiquiatría dinámica destaca obviamente los matices de la relación curativa entre el psicoterapeuta y
el paciente. Entonces, mas que considerar la psicoterapia expresiva y la psicoterapia de apoyo como
dos modalidades distintas de tratamiento , debemos ver a la psicoterapia ubicándose en un continuo
expresivo- de apoyo, y mas cerca de la realidad de la practica clínica y de la investigación empírica.
Desde el punto de vista de las relaciones de objeto, el objetivo de la psicoterapia es mejorar la calidad
de los vínculos, independientemente de si se inclina hacia el fin de apoyo o hacía el fin expresivo del
continuo. Los pacientes tienen a buscar terapia mas por que se sienten insatisfechos por la calidad de
sus relaciones que por sus síntomas.
En la psicoterapia orientada en la psicología del self , los objetivos son el fortalecimiento y la cohesión
del self y ayudar al paciente a elegir objetos del self m{as maduros.
La frecuencia de las sesiones tiene a ser altamente correlacionada con el continuo expresivo de apoyo.
El psicoanálisis, un tratamiento extremadamente expresivo , se realiza en 4 o 5 sesiones por semana ,
por lo general el paciente esta acostado en el diván. Mientras el analista se sienta detrás de este. Las
psicoterapias altamente expresiva suelen ser, de una a tres sesiones por semana con el paciente
sentado en posición erecta.
Asociación libre
La asociación libre suele ser el principal modo de comunicación del paciente con el analista. Debe
suprimir el control habitual sobre los procesos de pensamiento es un esfuerzo para decir lo que venga
a la mente sin censurar las palabras o los pensamientos.
El concepto de neutralidad que se acepta en la actualidad es el que implica la postura de no juzgar las
conductas , los pensamientos , los deseos y los sentimientos del paciente.
Sin embargo , esa postura es mas la de un ideal que la de una posición realista. Los terapeutas suelen
hacer juicios privados acerca de lo que los pacientes dicen o hacen y un terapeuta espontaneo ,
comprometido , revelara a veces esos juicios en forma no verbal y no es comentarios abiertos al
paciente.
Rl terapeuta es atraído a un rol evocado por el mundo interno del paciente y luego intenta
desembarazarse de ese rol para reflejar lo que esta ocurriendo entre el paciente y el terapeuta.
Freud 1912, escribió que el analista no debe darse a conocer , pero psicoterapeutas y psicoanalistas
de hoy reconocen que el anonimato es una construcción mítica. Cuando el terapeuta habla , lo que
dice y como responde al material del paciente revela la subjetividad del terapeuta. D e este modo, se
muestra todo el tiempo sea con palabras o actitudes.
Revelar detalles personales acerca de la familia del terapeuta o de sus problemas raramente son útiles.
Del mismo modo, emitir juicios severos sobre los pensamientos , sentimientos o acciones del paciente
puede ser destructivo porque influirán negativamente en la autocritica del paciente. Pero si el
paciente esta a punto de actuar autodestructivamente esos juicios pueden ser necesarios.
El concepto de fronteras terapéuticas o analíticas establece limites en las relación física de modo que
las líneas psicológicas emocionales pueden ser cruzados a través del proceso de la empatía, la
identificación proyectiva, la introyección.
Intervenciones
Las intervenciones del terapeuta pueden ser ubicadas en siete categorías a lo largo
6) Consejo y elogio : Esta categoría incluye dos intervenciones que están relacionadas con el hecho
de que ambas prescriben y refuerzan ciertas actividades. El consejo comprende sugerencias directas
al paciente con respecto a como comportarse , mientras que el elogio refuerza ciertas conductas del
paciente por expresar aprobación abierta de ellas.
La transferencia en la actualidad es vista como una cualidad bidimensional que comprende una
repetición de las experiencias pasadas con objetos del pasado, por un lado, y una búsqueda de una
nueva experiencia del objeto u objetos del self que pueda ser reparadora y correctiva para el paciente.
Resistencia
Como teme recibir un juicio negativo por parte del terapeuta , prefiere no hablar. La resistencia de
transferencia puede ser comprendida como al tendencia inconsciente de paciente a aferrarse
tenazmente a una relación de objeto interno particular. Esto puede manifestarse como un
estancamiento terapéutico ene l cual el terapeuta es considerado en forma repetitiva como si fuera
otro.
En el cap 2, señale las diferencias perspectivas en la resistencia sostenida por los psicólogos del self.
Para ellos las resistencias son actividades psíquicas saludables que salvaguardan el crecimiento del
self.
También debe señalarlo que la técnica analítica clásica no incluye “ataques” insensibles a la resistencia
, mas bien, trata de examinar con paciencia e intentar comprender la resistencia.
Trabajo elaborativo
Las interpretaciones son defendidas por las fuerzas de la resistencia y requieren frecuente repetición
por el terapeuta en los diferentes contextos. Esta interpretación repetitiva de la transferencia y la
resistencia hasta lograr el insight se ha vuelto completamente integrada en al conciencia del paciente
y es conocido como elaboración.
1. En las relaciones externas del paciente y las vincula con 2) patrones de transferencia y 3)
relaciones anteriores con miembros de la familia. Con el tiempo , el paciente hace
consientes estos lazos inconscientes.
TRIANGULO (TOMA ESTE TRIANGULO, ACA NO ESTA EL GRAFICO PERO ESTA EN EL TEXTO.)
En el psicoanálisis, la interpretación de los sueños es valorada como “ la vía regia “ para comprender
el inconsciente. Las asociaciones del paciente a los elementos del sueño son utilizadas para
comprender el contenido del paciente a los elementos del sueño son utilizadas para comprender el
contenido manifiesto o aparente. Los símbolos del sueño más aun las cuestiones inconscientes en el
sueño.
Alianza terapéutica
Se refiere a la capacidad del paciente para colaborar productivamente con el terapeuta pro que este
es percibido como un profesional de ayuda con buenas intenciones. Estos estudios también sugieren
que la naturaleza de la alianza terapéutica en la fase de apertura de la psicoterapia es probablemente
el mejor predictor de resultado de esa terapia.
Una relación terapéutica probablemente no será sostenida a menos que haya insight de lo que esta
ocurriendo en la relación.
Finalización
Aunque lo ideal es terminar el tratamiento de común acuerdo, la mitad o más de los pacientes
ambulatorios lo suspenden de manera prematura.
La finalización puede ocurrir por varias razones. Puede ser forzada por circunstancias externas en la
vida del terapeuta o del paciente. Las compañías de seguros o las empresas de medicina gerenciada
pueden dictaminar la finalización. Los recursos financieros del paciente puede terminarse. El paciente
puede irse abruptamente y rehusarse a volver debido a la insatisfacción con el terapeuta o a la
ansiedad sobre un asunto complicado. El terapeuta puede sentir que el máximo beneficio ha sido
alcanzado y recomendar la finalización o el terapeuta y el paciente pueden acordar mutuamente
acerca de una fecha de terminación.
Los indicadores para la finalización , pero una buena regla de oro es que el paciente este listo para
terminar cuando los objetivos de la psicoterapia son alcanzados.
Un estudio concluyo que tanto una relación positiva al comienzo y una congruencia entre la temática
de relación conflictiva central y el contenido de las interpretaciones eran predictores de buena
respuesta.
Es posible delinear , las características del paciente que puede ayudar a los clínicos a decidir si esta
indicado una orientación predominantemente expresiva o de apoyo.
2) Sufrimiento que interfiere con la vida a tal punto que se convierte en un incentivo para el paciente
resistir el rigos del tratamiento
3)La habilidad no solo de regresar y dejar el control de los sentimientos y los pensamientos sino
también de recobrar el control rápidamente y reflexionar acerca de esa regresión.
4)Tolerancia a la frustración
Dos indicadores generales para la psicoterapia de apoyo son las debilidades del yo crónicas o al
regresión y defectos en una persona sana que es sobrellevando una crisis vital severa.
Indicaciones y contraindicaciones
El proceso de la terapia : Los terapeutas deben formular su hipótesis centras más rápido y deben
proceder a interpretar las resistencias al insight más temprano y de manera mas agresiva.
Psicoterapia breve de apoyo: La indicación primaria para la psicoterapia breve de apoyo es para una
persona relativamente saludable que esta atravesando una crisis vital especifica.
Fiorini
Estructuras y abordajes en psicoterapias psicoanalíticas
(De este texto no recuerdo que tome algo.)
Diferentes niveles del diagnóstico
Estos diferentes diagnósticos reflejan hecho de que todo individuo y todo grupo humano expresan a
la vez su inserción en diferentes planos de interacciones sociales, de modo que sus procesos psíquicos
responden a diferentes sistemas de leyes, mecanismos y modos de transformación.
Diagnóstico clínico
Comprendemos aquí las categorías de la clínica psiquiátrica: psicosis en sus distintas variedades,
neurosis, psicopatías, alteraciones por enfermedades orgánicas, trastornos psicosomátícos, entre
otros. Destacamos “la importancia de tomar en cuenta este diagnóstico, se desprenden opciones
estratégicas: medidas de continencia ambiental, medicación, elección de técnica psicoterapéutica,
criterios pronósticos.
Diagnóstico grupal
Este diagnóstico nos lleva a establecer evaluaciones de las micas grupales en las cuales el paciente
está inserto con su conflíctiva, y a formular hipótesis de correlaciones entre dinamismos Upales y
dinamismos intrapsaquicos activados o potenciados esa específica situación de interacciones
grupales.
Aquí debemos incluir la conceptualization del síntoma en cuanto emergente grupal, los roles
inconscientes estereotipados, los fenómenos de deposiíación en determinados miembros, los mitos
que el grupo comparte y su incidencia en la fantasmática reactivada en el paciente, los mecanismos
de homeostasis grupal frente a crisis, la inclusión del trastorno individual en las redes de sentido
constituidas como historia del grupo.
Diagnóstico Psicosocial
Comprende reconocimientos sobre la incidencia de los sistemas de valor que constituyen una
ideología, en sus dimensiones conscientes e inconscientes, sobre la problemática que afecta al
paciente. Comprende asimismo una consideración de las inserciones institucionales del paciente y de
las formas en que esas instituciones.
Diagnostico comunicacional
Comprende identificación de los sistemas de mensajes que manejan individuo, grupo, instituciones.
Modalidades y distorsiones jn’ la emisión y en la recepción de los mensajes. Estilo comunicaíional
propio de la estructura de personalidad que se diagnostica Y de sus grupos de pertenencia.
Clase 4
2) Predecir forma en que una persona habra de res- wider en determinadas situaciones o 3)
Encontrar eventos o tratamientos pueden ayudar a una persona a imbiar algo que le genera
dificultades.
La evaluation ocupa en el campo de la psicoterapia actual un lugar muy relevante. Los terapeutas
recurren a para cubrir diversas necesidades. Dos son Ios contextos en Jos que sur- gen esas
necesidades: la clinica y la investigacion.
Para los clinicos, las necesidades de del tratamiento que este en consideraci6n. En la fase initial sus
preocupa- ciones estan vinculadas con la confec- cion del diseno terapeutico. Durante el tratamiento,
el terapeuta recurre a la evaluation para estimar la marcha de la terapia y eventualmente, realizar
ajustes en el diseno empleado. Hacia el fin del tratamiento el mayor valor de evaluar un proceso
psicoterapeutico esta relacionado con ponderar los logros alcanzados y facilitar una toma decisión
sobre la terminacion.
En el campo de la investigation, los pacientes resultan evaluados para explorer, por un lado, el peso
relativo de las variables que forman parte tratamiento y, por otro, conocer la eficiencia que posee
un determinado procedimiento*
En el primer caso, la investigation puede enfocarse sobre estudio de las funciones que expli- can los
resultados obtenidos, o bien, lirigirse a la exploration de como sc jmportan las variables a lo largo del
proceso. En el segundo caso, la inves- jacion intenta conocer la magnitud los cambios registrados.
comenzaron a incorporate a los diagnostics cues- tionarios e inventarios de personali- dad, de los
cuales el MMPI fueron icono fundamental.
El siguiente paso estuvo marcado por el empleo de terapias breves y focalizadas. Esto determino un
cambio radical en la concepcion cI£sico psicodiagnostico.
la decada de los 70, la investigacion empirica en psicoterapia comenzo a Ievantar vuelto de manera
definitiva, surgio la necesidad de contar con ins- trumentos agiles y muy especificos que fueran
acordes a los requerimientos la investigation: brevedad en la aplicacion, posibilidad de replicaciori,
ele- transferencia y otras condiciones propias de este campo.
El dispositivo que se requiere para Jlevar a cabo adecuados procesos de evaluation en este campo
esta condi- cionado, en primer lugar, porel volumen de la demanda que debe atender. EI numero de
personas que deben evaluadas en cada raomento terminante a la hora de seleccionar metodo y los
instruments que de utilizarse.
Una de las primeras destrezas que debe aprender todo psicoterapeu- ta es saber seleccionar los
elementos mas significativos en el flujo del did- logo que mantiene con sus pacientes. todo lo que
dice el paciente, £que Io que conviene retener en primer ^cuales son las preguntas mas que puede
formular, entre todas las que vienen a su mente?, Lo mismo ocurre cuando pensamos en el proceso
de evaluation. ^Que es conveniente evaluar, de todo lo que puede parecer de interes para cada caso?
Por supuesto que una de los facto- res que mas inciden en esta seleccion es el destino que habra de
darse a ese informe. Aqui se elevan con nitidez las diferencias entre los objetivosclU y de
investigacion.
La busqueda clinica es mas abarcadora (por ejemplo suele incluir la necesidad de establecer un
diagnostic diferencial) y prospectiva (se espera que tenga alto valor pronostico), mientras que la de
la investigation es mas focal y estar expuesta a condiciones de control mas firmes.
b) el formato de la terapia,
La extension del tratamiento*. la primera decision que todo terapeuta tomar al disenar una terapia
es estimar su duration total asi como la recuencia de las sesiones y el tiempo estas.
Los mrsos definen el tipo de intervenciones y tecnicasque seran adecuadas para facilitar los pro-
cesos de cambio que el paciente nece- sita.
La Selection Sistematica de Tratamientos provee una lista de las principals variables a tener
en cuenta para la seleccion de un diseno terapeutico.
5) Resistencia al cambio
6) Estilo de afrontamiento
Se requiera realizar alguna evaluación sobre otras personas significativas vinculadas con el naciente.
Un buen ejemplo ocurre con consultas de personas que presensignos adictivos. Explorar el grado
codependencia de un familiar ser necesario para la elección formato de tratamiento.
Estudiar la red social de apoyo con que cuentan es de máxima importancia en esos casos. Este punto
es el preludio de la evaluación relacional, algo que retomaremos un poco más adelante.
Otro aspecto de enorme importancía es que el proceso de evaluación Q el diagnóstico incluido en él)
puede servir en muchos casos como una intervención, informarle al paciente los resultados
preliminares de una avaluación ayudan muchas veces para reducir su ansiedad ante los síntomas
manifiesta.
Los Instrumentos
1. Entrevista Clínica. Es el punto de partida de la evaluación y sirve para explorar los distintos
componentes de la búsqueda del paciente su disponibilidad para cambiar.
2. Entrevista Estructurada. Permite jmeroso de pacientes) datos sobre íumeroso de pacientes)
datos sobre la severidad del trastorno
3. Cuestionarios e Inventarios Generales. Sirven para confecciodimensiones como en el caso
del dimensiones como en el caso MMP1-2
4. Cuestionarios Específicos. Son jebas utilizadas para explorar un clínico particular,
5. Tests objetivos de conducta. Sirven para obtener datos cuando no es posible acceder
mediante lutodescripciones.
6. PruebasProyectivas. Especialiincionamíento de las dimensiones “uncionamíento de las
dimensiones inámicas de la personalidad.
El Informe de Evaluación
El juicio clínico, aporta al informe material referido al malestar subjetivo del paciente, la complejidad
y cronicidad problema, la red social de ap°y° nivel de resistencia, las pruebas, en :ambio, aportan
información relevan’ sobre el daño funcional y la severidel trastorno, así como sobre el stilo de
afrontamiento.
El resultado final del informe suele conducir a un diagnóstico que puede set de carácter dimensional
ylo categorial. Ambas formas obedecen a distintos propósitos institucionales,
Ampliando el horizonte
Su objetivo es identificar qué personas han sido claves vida del paciente, comenzando por los >adres,
hermanos y otros miembros de su familia para continuar la expíoición con los pares, parejas,
empleados, maestros y otras autoridades. El instrumento busca identificar:
El desarrollo de programas de evaluación de sistemas tales como parejas y familias viene siendo un
campo fértil de la investigación.
Puede ocurrir que eso nos ilustre pobre o erróneamente sobre el curso de la terapia , dicha relación
es un componente fundamental de la alianza terapéutica,
De ello se desprende que hay dos nuevas instanque ingresan en el foco de lo que es inveniente evaluar
en psicoterapia. Por un lado necesitamos evaluar al terapues de sus características y condiciones
singulares dependerá la posibilidad de encontrar un buen ajuste en relación con el paciente.
Énómeno que suele llevarse a cabo de manera muy imprecisa, básicamente a manera muy imprecisa,
básicamente a partir de las observaciones generales los supervisores hacen de su desimpeño.
La medida de la alianza constituye, una estimación proceso terapéutico y está dirigida a contar con un
registro que permita realizar los ajustes necesarios en el del tratamiento.
El fin primordial de la evaluación la A.T. está relacionado con prevela presencia de impasses en la
reíación terapéutica que puedan conducir ruptura de la alianza.
Una segunda fuente de datos que considerar es la evolución las tareas intercesión
Los pacientes que cumplen, de maneregular y sistemática con las tareas ;len ser los que obtienen
mejores sultados con el tratamiento. Por lo tanto, una fuente importante e evluar de qué manera el
paciente va cumpliendo con las tareas que se le encomiendan.
Una tercera fuente es la que puede traerse utilizando instrumentos. De evaluación que puede servir
de evaluación que puede servir otras instancias.
También en las evaluaciones objetivo de la exploración puede enfatizar los fines clínicos o de
investigalos fines clínicos o de investigacion.
También existen evaluaciones ligadas más estrechamente con la estigación. Se trata de los estudios
de micro proceso , formas de exploracion que buscan examinar la manera en que se comporta una
variable o un mjunto de variables en segmentos particulares de la secuencia terapéutiEsto introduce
otro aspecto releinte: El estudio de la incidencia de variables moderadoras y mediadoras de la
psicoterapia.
La evaluación comparativa entre íspositívos y programas de intervenes una de las fuentes en que los
terapeutas más se inspiran a la hora de ;r que decidirse por un tratamiento en particular. Por regla
general, dichas valuaciones se basan en estudios de [iversas condiciones. Entre las más
frecuentemente estudiadas se pueden recuentemente estudiadas se pueden mencionar:
• psicoterapia vs. Otro tratamiento (en general, psicofarmacología) (en general, psicofarmacología)
Entre las condicioa las que se ha otorgado mayor Ievancia a través del tiempo figuran síntomas, ta
vivencia de satisfacción del paciente y juicios meternos (médicos, educadores, familiaresY Por
supuesto, también e\ juició del terapeuta ha sido un criterio itual empleado en la evaluación de
resultados.
Los instrumentos aplicados pre y tratamiento se constituyeron en pieza clave para evaluar los
camproducidos por la terapia. Han utilidad, especialmente, para las modificaciones sintomátimás
recomendados han sido que lograron alcanzar un equilibrio entre su extensión y el de sus propiedades
psicométriinstrumentos, antes men donados, como el BDI o el STAI alcanzaron mucho prestigio
porque reunieron esas condiciones y estuviedestinados a evaluar las conditioclínicas más frecuentes
en el campo de la psicoterapia: la ansiedad y la depresión.
Poder contar con diversos jueces sean capaces de aportar criterios convergentes sobre la manera en
que desarrolló el proceso puede ser un jumento más sólido para estimar lichos resultados. Esto
supone disde evaluaciones de los partid(pacientes y terapeutas), pero mbién de supervisores y de
allegados.
La eficiencia de la psicoterapia
Ahora presentamos el núcleo de las preocupaciones de la investigación, que está puesto en evaluar
en qué nedida podemos determinar la efisncia de los procedimientos.
Los estudios respectivos han dividido en dos grandes gruestudios de eficacia y de efectividad. Los
primeros han sido diseñados aplicarse sobre muestras sometía control y su propósito principal ocer la
significación de las diferencias. Pe allí que el valor principal los estudios de eficacia es la valiinterna y
la replicabilidad de los sdimientos. Los otros, en cambio, diseñados para operar con lestras
naturalísticas y su objetivo en buscar la significación clíde las intervenciones. Por Iforman
principalmente de la validez forman principalmente de la validez y el grado de generalizabilide una
terapia.
CONCLUSIONES
Dado un completo mapa de los probleque se plantean en el tema que ocupa:
a. Microprocesos
b. Macroprocesos
El empleo de sistemas de audio y, más recientemente, el uso listemático del video y otros métodos
registro en vivo permiten recoger lo ocurre en una sesión, facilitando documentación mucho más
preciy abriendo nuevas y notables ectivas para el trabajo de los evalúadores.
Clase 5
RUBISTEIN- LA ADMISIÓN
Es también un término de la salud pública, “Es la entrevista que se realiza a todo paciente que ingresa
al servicio por primera vez, la que se utiliza para registrar datos de filiación, motivo de consulta y
elaborar un diagnóstico presuntivo, a fin de establecer si corresponde,
El termino admisión designa, entonces, la forma que la institución tiene de recibir, de acoger, a quien
consulta buscando una respuesta a lo que le ocurre. Si admitir implica aceptar, dar cabida, es necesario
para eso que haya por parte del quien consulta un pedido, una pregunta, que se dirija a un Otro. La
respuesta que en ese momento se dé, el modo en que se lo escuche, las intervenciones que se
produzcan condicionan, a su vez, en gran parte, el modo de tratarlo y la posición que el sujeto pueda
tomar con relación a su propia consulta.
También importa, en este punto, el empleo que se hace de los datos de una entrevista de admisión
cuando hay una derivación a tratamiento y es otro analista el que inicia la cura. ¿Se toman, ¿se
omiten? ¿Puede desconocerse eso que se ha dicho como si no hubiera sido nunca oído, o se hace uno
ahí cómplice del silencio desconociendo las condiciones en las cuales el tratamiento se puede llevar a
cabo y que el paciente también conoce?
La decisión de una derivación a otro servicio u hospital, porque en este no hay posibilidades, es más
difícil. No puede dejar de sentirse la responsabilidad del rechazo, y sería bueno encontrar los caminos
para que las derivaciones entre servicios se vean agilizadas y haya, no un salto al vacío, sino un lazo
entre una institución y la otra. Esto hace menos traumático el no.
4- La decisión de una internación: tampoco es fácil. Muchas veces se producen desde guardia, otras
van dirigidas directamente a la sala y es la sala la que admite, en otros casos es desde externos que se
decide la internación. No quisiera tomar criterios generales. El riesgo para sí o para terceros es
fundamental, pero no siempre es calculable, las posibilidades de sostener una contención ambulatoria
deben ser evaluadas en función de los recursos familiares y de las posibilidades del equipo.
5- ¿Cómo trabajar la derivación y la transferencia con el admisor?: Hay que tener en cuenta que la
transferencia no es con uno como persona sino con el Otro y con el objeto colocado ahí. El analista es
soporte de esa función, pero no está allí como persona. Por lo tanto debería ser posible trasladar la
función a otro analista que la encarne, a pesar de los obstáculos transferenciales que se presenten.
Esos obstáculos son resistenciales y deberían ser trabajados como tales para dar paso al Otro. Se hace
difícil si uno piensa que es con uno y que además es insustituible o que ahí hay una pérdida irreparable
que no se puede superar. Pero si se pone en juego que el Otro no existe, que es una invención y que
el soporte puede pasarse a Otro, es posible la separación y la derivación- Como el destete de los niños.
Por otra parte el saber adquirido en las admisiones no es de analista sino del sujeto y lo lleva con él a
donde vaya- no se pierde lo que allí se produjo. Es importante que el analista pueda trabajar la
demanda y la derivación durante las entrevistas para dar paso al Otro.
Luego de un peri ́odo en que muchos analistas pasaban inmediatamente a sus pacientes al diván dando
por supuestas las condiciones para comenzar un análisis, otros analistas de la Asociación Psicoanalítica
Argentina, comenzaron a rescatar la importancia de las entrevistas diagnósticas previas a la iniciación
del tratamiento.
El término Diagnostico
1.- Etimológicamente deriva del griego y significa distinguir, conocer. En esta acepción se puede
identificar el término con el proceso de conocimiento, discernimiento, discriminación, y no termina
necesariamente en un rotulamiento.
2.- El uso corriente proviene de la medicina y da cuenta de una etapa del proceso de administración
de la cura. Se utiliza para referirse al conocimiento de los signos de las enfermedades, a las
conclusiones basadas en el estudio de dichos signos, que sirven para fijar el carácter peculiar de
aquéllas y su ubicación en una categori ́a preestablecida. En esta segunda acepción el término está
consustanciado con el modelo médico vigente. El médico realiza un trabajo de clasificación a partir de
la lectura de ciertos signos expresados en los si ́ntomas remitiendo finalmente a ciertas categori ́as
nosográficas.
El diagnostico en psicoanálisis
Es diagnóstico del sujeto, producido en transferencia, da cuenta de la posicion del sujeto en la
estructura. Nos propone una categorización nosografía, pero la reordena, la reedita y se interroga
sobre las condiciones y mecanismos de su producción. La clasificación adquiere asi ́ una nueva
determinación. Asi ́, por ejemplo, cuando distingue neurosis actuales de neurosis de defensa, la
clasificación se produce a partir de tener en cuenta un mecanismo diferenciado de producción de la
neurosis.
Asi ́ el diagnóstico psicoanali ́tico tiene en cuenta la transferencia y sus condiciones, incluyendo en la
categori ́a diagnóstica lo que en la experiencia psicoanalítica.
́
Diagnóstico y práctica analitica
La práctica anali ́tica sostiene su especificidad en el cumplimiento de la regla fundamental por parte
del paciente y en el mantenimiento de la “atención flotante” por parte del analista. Y esto introduce
un punto de tensión insoslayable. Mientras el analista está en su posición en el dispositivo, no puede
estar pensando en el diagnóstico. Anteponer el “saber referencial” al “saber textual” no permite estar
atento a la singularidad de las asociaciones del paciente, perturba la atención flotante requerida por
Freud.
Los conceptos orientan la práctica y una adecuada conjetura diagnóstica resulta de importancia para
dirigir adecuadamente una cura. Pero es necesario que no funcione para el analista como un “saber
predigerido”, que el saber del analista no haga obstáculo a la producción significante del analizante y
a la posibilidad del analista de escuchar lo que alli ́ se dice. En esa perspectiva podemos entender la
afirmación de Lacan en “Variantes de la Cura Tipo”: “Lo que el analista debe saber: ignorar lo que
sabe”.(LACAN, 1955,.336)
Si el analista identifica rápidamente al paciente con lo que ya sabe, corre el riesgo de comprender
demasiado rápido, de escuchar lo que ya cree saber, de cerrar la posibilidad de escuchar algo nuevo.
El analista sabe de la histeria, de la neurosis obsesiva, etc., como saber producido a partir de la
experiencia, y esto lo orienta sin duda en sus intervenciones, sabe también de las leyes del
inconsciente, pero no sabe de la singularidad de esa histérica o de ese neurótico obsesivo, ni del
camino asociativo que sigue su deseo. Por eso Freud y Lacan insistieron siempre en abordar cada caso
como un caso nuevo. Por eso, nos dice Lacan, el analista “nada sabe del saber supuesto”
recordándonos “...la insistencia de Freud en recomendarnos abordar cada caso nuevo como si no
hubiésemos adquirido nada en sus primeros desciframientos.”
Dificultades diagnósticas
En "La iniciación del tratamiento" Freud plantea la necesidad de un tratamiento de ensayo para tomar
conocimiento del caso y decidir si es apto para el análisis. Para él "este ensayo previo ya es el comienzo
del psicoanálisis y debe obedecer a sus reglas".
Resumen
La reciente publicación del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (5ª) por la
Asociación Americana de Psiquiatría ha suscitado un gran debate. Una clasificación efectiva requiere
un sistema fiable y válido de los cuadros clínicos para facilitar la comunicación, elegir los tratamientos,
señalar la etiología, predecir los resultados y proporcionar una base sólida para la investigación. El
DSM-5 es una clasificación categorial de los trastornos mentales, pero estos no siempre encajan
adecuadamente dentro de los límites de un trastorno único. Hay algunas aportaciones interesantes
del DSM-5, como los capítulos de adicciones y de trastornos de la personalidad. Las adicciones ya no
se limitan a las sustancias químicas, sino que se extienden a los excesos conductuales (por ejemplo, el
trastorno del juego). Los trastornos de personalidad no se han modificado, pero se ha añadido un
modelo alternativo en la Sección III basado en un enfoque dimensional que podría sustituir a las
categorías actualmente existentes. El motivo más importante de controversia es el aumento de
diagnósticos psiquiátricos, así como una exigencia menos estricta para los criterios diagnósticos en las
categorías antiguamente existentes. Se comentan finalmente algunas cuestiones no resueltas con
vista a investigaciones futuras.
Introducción
Los trastornos mentales son patrones de comportamiento de significación clínica que aparecen
asociados a un malestar emocional o físico de la persona, a una discapacidad, al deterioro en el
funcionamiento cotidiano, a la pérdida de libertad o incluso a un riesgo significativamente aumentado
de implicarse en conductas contraproducentes o de morir prematuramente.
Ahora se tiende a consultar, además de por los cuadros clínicos “tradicionales” (depresión, trastornos
de ansiedad, esquizofrenia, adicciones, entre otros), por problemas “menores”, derivados de una
mayor intolerancia al sufrimiento por parte de los pacientes. Estos problemas, que no constituyen
propiamente trastornos mentales, reflejan una patología del sufrimiento o de la infelicidad, es decir,
una situación de insatisfacción personal que no tiene en muchos casos una significación clínica. Entre
ellos se encuentran el duelo por la pérdida de un ser querido, los conflictos de pareja o la ruptura de
pareja no deseada, las dificultades de convivencia con los hijos adolescentes, los problemas de estrés
laboral, la adaptación a nuevas situaciones en la vida o la convivencia con enfermos crónicos o
incapacitados. En las clasificaciones psiquiátricas estos problemas adaptativos se denominan “códigos
Z” y son un reflejo de la psicopatologización de las dificultades de la vida cotidiana. (SE RELACIONA
CON TERAPIA BASADA LA EVIDENCIA)
Hay una tendencia errónea por asignar a todos los problemas un nombre clínico, unos síntomas y un
tratamiento: es una tendencia que se ve acentuada por el marketing de la industria farmacéutica
dirigido a médicos y pacientes. No deja de ser significativo, por ejemplo, que la primera edición del
DSM contenía 106 trastornos mentales y que la actual. Con cada nueva edición los posibles trastornos
mentales siempre aumentan, pero nunca se reducen. No parece razonable pensar que en el plazo de
60 años los trastornos mentales se hayan multiplicado por dos.
En resumen, muchas de las consultas a los psicólogos clínicos hoy no se relacionan con trastornos
mentales, sino con situaciones de infelicidad y malestar emocional. Se trata de personas que se
sienten sobrepasadas en sus estrategias de afrontamiento para hacer frente a las dificultades
cotidianas y que, muy frecuentemente, carecen de una red de apoyo familiar y social sólida. Los
psicólogos clínicos tienen que adaptarse a esta nueva realidad, evitar la tendencia a establecer
diagnósticos psiquiátricos y desarrollar unas estrategias de intervención, tales como técnicas de
consejería (counselling) o de intervención en crisis, que no son exactamente las mismas que han
mostrado éxito en el tratamiento de los trastornos mentales propiamente dichos. Este es un reto de
futuro importante.
(falta lo del medio sofi) – cambios de patologías (no es el punto)
Sin embargo, el diagnóstico resultante del proceso de evaluación psicológica debe ir más allá de la
etiquetación de los problemas. Es decir, además de responder a la pregunta de ¿qué le pasa al
paciente?, la evaluación debe responder a la pregunta de ¿por qué le pasa esto al paciente?, lo que
requiere, por un lado, del análisis topográfico y, por otro, del análisis funcional de la conducta. La
etiquetación de los problemas del paciente es solo un paso en el proceso terapéutico.
El DSM-5 se entronca en el modelo médico categorial de enfermedad, que, en el caso de los trastornos
mentales, presenta muchas limitaciones en la práctica clínica. Así, por ejemplo, hay grupos de
síntomas, relacionados especialmente con la ansiedad y la depresión, que están presentes en muchas
categorías diagnósticas.
En concreto, hay nuevos trastornos diagnosticados en el DSM-5 que no cuentan con un apoyo
empírico sólido y que pueden implicar una medicalización de conductas normales, con el
consiguiente riesgo de medicación innecesaria:
a) El trastorno del estado de ánimo disruptivo y no regulado, que puede ser una variante de las
rabietas temperamentales en niños y adolescentes;
c) El duelo por la pérdida de un ser querido como un posible trastorno depresivo mayor, que puede
implicar la psicopatologización de un sufrimiento normal en esas circunstancias;
d) El trastorno neurocognitivo leve, que puede ser reflejo de la pérdida de memoria atribuible a la
edad y que no es necesariamente precursora de demencia;
e) La extensión del diagnóstico de trastorno por déficit de atención con hiperactividad a la vida adulta,
con el posible aumento de la prescripción de drogas estimulantes;
e) El trastorno por atracón, cuya definición puede resultar imprecisa (“comida excesiva 12 veces en el
plazo de 3 meses”) para diferenciarla de la simple glotonería; y
La tendencia a crear cada vez más etiquetas diagnósticas para describir comportamientos específicos,
en lugar de agrupar los síntomas de los pacientes en categorías amplias, va a conducir al absurdo de
que un paciente tenga muchas etiquetas asignadas. Además, la incapacidad para conectar los
diagnósticos con los procesos causales lleva a un callejón sin salida.
Por último, se requiere una sólida formación clínica para establecer un diagnóstico en el DSM-5 porque
los criterios establecidos se refieren a síntomas, conductas, funciones cognitivas, signos físicos y
combinaciones de síntomas que es preciso discriminar con precisión de lo que son los cambios en la
vida cotidiana, la adaptación a las diversas fases del ciclo evolutivo o las respuestas transitorias a las
situaciones de estrés.
Clase 6
Fernandez Alvarez
Fundamentos de un modelo integrativo en psicoterapia cap.2 (Este texto no recuerdo que
tome)
Se ha aportado una serie de elementos que apoyan la tendencia creciente a formular modelos
integrativos en psicoterapia. Existe un acuerdo generalizado sobre las ventajas que dicha integración
puede tener para los pacientes. Es necesario establecer con claridad qué puede integrarse entre los
diferentes enfoques y cómo hacerlo.
Un análisis de las diferentes propuestas
permite agruparlas en una clasificación biaxial. El eje horizontal se relaciona con el tipo de proceso
considerado al explicar la génesis y el sostén de los procesos patológicos. El eje vertical se vincula con
el peso relativo atribuido al individuo y al contexto en la formación de dichas perturbaciones.
Podemos situar en cada extremo los procesos utilizados de manera prevalente en la psicología para
explicar la conducta: motivación y aprendizaje. Los enfoques psicodinámicos y conductistas ilustran
cada extremo. Los enfoques psicodinámicos apelan a una hipótesis motivacional para explicar la
generación de trastornos, basada en la naturaleza del conflicto intrapsíquico. Los enfoques
conductistas enfatizaron en el papel del proceso de aprendizaje en la generación de los trastornos,
que pasaron a explicarse en función de la producción de hábitos perjudiciales para la persona. La
conducta patológica tiene lugar de acuerdo con el funcionamiento de procesos de condicionamiento.
El papel de la historia y de las circunstancias actuales son dos factores complementarios y no opuestos.
Sólo en la medida en que ha tenido lugar una historia específica se puede comprender el papel de las
circunstancias actuales, y al mismo tiempo sólo en el presente se actualiza una historia personal.
Una de las coincidencias entre ambos enfoques es la consideración de que toda perturbación revela
la existencia de una tendencia a la repetición de la conducta patológica.
Clasificacion de las psicoterapias de acuerdo con el grado de participación relativa del individuo y el
contexto en la generación de las patologías
Los enfoques humanísticos existenciales se basan en un análisis existencial para la descripción de los
trastornos: la experiencia del sujeto que padece muestra la presencia de una condición enajenante en
el despliegue vital que impide su realización personal.
Los enfoques interaccionales consideran que los trastornos son el resultado de una serie de
mecanismos activados en las redes de interaccion, que ligan a un grupo de personas en el seno de un
sistema particular. Son las terapias sistémicas.
Resulta evidente que es en el punto central, en el punto de convergencia de ambos ejes, donde
debemos situar los trastornos psicológicos que dan lugar a las intervenciones terapéuticas. En la
generación de los trastornos intervienen simultáneamente tanto la motivación, como el aprendizaje,
tanto los factores individuales como contextuales. En cada trastorno intervienen tanto factores
personales e intrínsecos al individuo como factores contextuales y propios del sistema de
interacciones en que cada persona actúa.
Para el médico el recordar reproduciendo psíquicamente sigue siendo la meta, aunque la repetición
en acto no lo permita. Cuando la ligazón transferencial se ha vuelto viable, el tratamiento logra impedir
al enfermo todas las acciones de repetición y permite usarlo como material terapéutico. El manejo de
la transferencia es el principal recurso para transformar la compulsión de repetición en un motivo para
recordar. Esa compulsión se vuelve inocua, y aprovechable; tiene permitido desplegarse con libertad
escenificando todo pulsional patógeno. Sustituye la neurosis ordinaria a neurosis de transferencia,
una enfermedad artificial y asequible, de la que es curado por análisis. Es también un fragmento del
vivenciar real pero posibilitado por unas condiciones favorables y es provisional.
Es preciso que una vez expuesta la resistencia, el enfermo se enfrasque en ella para reelaborarla,
vencerla prosiguiendo el trabajo obedeciendo a la regla analítica. Sólo en el apogeo de la resistencia
se descubren las mociones pulsionales reprimidas que la alimentan y de cuya existencia el paciente se
convence. La reelaboración es la pieza de trabajo que produce el máximo efecto alterador sobre el
paciente similar a la abreacción del tratamiento hipnótico.
Efecto terapéutico el psa consiste en hace cc lo icc, cancelar la represión, eliminar la condición de
formación del síntoma y mudar el conflicto patógeno en conflicto normal que tiene que hallar la
solución.
Para hacer cc lo icc, se debe representar lo icc tópicamente; buscar el recuerdo que produjo la
represión. Si se elimina la represión se sustituye lo icc por lo cc. Para cancelar la represión, primero se
la debe buscar y luego eliminar la resistencia que la mantiene en pie.
Los síntomas del paciente son resultado de una lucha entre lo anímico normal y los motivos que
quieren mantener la contrainvestidura y los que están prestos a resignarla. Los primero son motivos
nuevos, los segundos viejos. Los síntomas son satisfacciones sustitutivas de la tendencia libidinosa de
la pulsión, y a la vez también le genera displacer, porque la padece.
Se supera la resistencia cuando se le muestra al enfermo que sus sentimientos no provienen del
presente y no son en realidad validos para la persona del médico, sino que son una repetición.
Si el enfermo tiene que librar, batalla por batalla, el conflicto normal con las resistencias que se le han
revelado, necesita de un impulso y se vale de la relación con el médico. Si la trasferencia es positiva le
da autoridad al médico y le da importancia a sus comunicaciones.
2) Se progresa a través de dramáticas catarsis emocionales cuando los recuerdos reprimidos son
repentinamente recuperados.
4) Todas las reacciones actuales hacia el terapeuta son distorsiones basadas en los vínculos del pasado.
7) El terapeuta psicodinámico nunca expresa una opinión que exprese un juicio acerca de lo que el
paciente diga.
Por el contrario Gabbard define la psicoterapia de largo plazo como: “Una terapia que involucra una
cuidadosa atención a la relación entre terapeuta y paciente, con una cuidadosa y oportuna
interpretación de la transferencia y de la resistencia en medio de una sofisticada apreciación de la
contribución del terapeuta en el campo bipersonal.” Incluye la idea de conflicto inconsciente
proveniente de la Psicología del Yo, la teoría de las relaciones objetales, la psicología del self y la teoría
del apego.
Llama terapia de largo a aquella en que el tratamiento se prolonga más de 24 sesiones o 6 meses.
Destaca dos situaciones que incluyen las mismas características, una clásica en la que no se define un
plazo, teniendo un final naturalístico y otra en que se llega de 40 a 52 sesiones en forma
predeterminada.
La visión de “el inconsciente” como una metáfora espacial es poco sostenida en el discurso actual. Hoy
el terapeuta psicodinámico informado en neurociencias prefiere hablar de funcionamiento mental
inconsciente o representaciones inconscientes.
La relación entre lo genéticamente determinado y lo vivenciado en los primeros años de vida es lo que
constituye la perspectiva desarrollista. La neurociencia cognitiva aporta valiosos conocimientos acerca
del desarrollo del temperamento. Las teorías psicoanalíticas buscan entender la relación entre las
características heredadas y la interacción con los padres constituyendo la personalidad.
Gabbard sintetiza las ideas freudianas de desarrollo libidinal signado por las diferentes zonas
erógenas: oral, anal y fálica, que desemboca en la conflictiva edípica tanto en su fase positiva como
negativa. Para la niña plantea concepciones actuales que no sólo toman en cuenta las diferencias
anatómicas, como lo hacía Freud.
“Los diferentes modelos pueden ser útiles en las diferentes situaciones clínicas y el terapeuta
psicodinámico adapta el modelo teórico al paciente.”
Transferencia
“Cuando se repite el modelo relacional infantil en el presente con el terapeuta, se puede observar lo
esencial del concepto psicoanalítico de la transferencia.”
Desde Freud se conceptualizó la transferencia como la expresión de los deseos sexuales infantiles en
la persona del analista. Los kleinianos introdujeron el concepto de identificación proyectiva, donde se
fuerza al terapeuta a convertirse en el objeto proyectado. La psicología del self plantea que en la
transferencia el analista quedaría envuelto como complemento del self del paciente. Stolorow, en la
misma línea, acentúa lo nuevo en la relación transferencial como una nueva experiencia de objeto en
la que pude sentirse ayudado. Las perspectivas postmodernas como la relacional, la constructiva o la
interpersonal, teorizan sobre el rol del terapeuta con sus características particulares en la recreación
de las relaciones de objeto primarias.
Actualmente se piensa la transferencia como una mezcla de las características personales del
terapeuta y las figuras del pasado.
Contratransferencia
El analista desde su subjetividad pone en juego tanto sus conflictos inconscientes como sus relaciones
objetales infantiles. Esto que fue considerado por Freud como un obstáculo hoy es visto como una
importante fuente de información acerca del paciente, así como una importante herramienta
terapéutica y diagnóstica.
Resistencia
Un principio de la psicoterapia psicodinámica es la ambivalencia que producen los cambios en los
pacientes, ya que afecta el equilibrio trabajosamente logrado, por lo que el paciente se puede oponer
al cambio y al insight. Los mecanismos de defensa inferidos por el terapeuta son visualizados como
resistencia. Esta se expresa de diversas formas: silencios, no tener nada que decir, olvidarse del pago
de honorarios, hablar de cosas superficiales, irrelevantes, etc.
Las resistencias transferenciales son aquellas debidas a fantasías transferenciales en las que se recrean
formas vinculares del pasado. Este tipo de resistencia nos revela de forma significativa las relaciones
de objeto inconscientes.
Determinismo psíquico
“Fantasías inconscientes asociadas con deseos placenteros o de seguridad son frecuentemente
motivo que determina la manera de relacionarnos con los otros, la manera como controlamos los
sentimientos penosos, y la manera en que conducimos nuestras vidas.”
Los terapeutas psicodinámicos piensan que siempre hay un significado particular junto a las causas,
incluso orgánicas, a explorar con el paciente.
1) Los síntomas del paciente pueden mejorar con una psicoterapia psicodinámica a largo plazo (PPLP).
Evaluación
La entrevista Psicodinámica
A diferencia de la entrevista médica psiquiátrica, en la entrevista psicodinámica el terapeuta y el
paciente trabajan juntos, adquiriendo éste un rol activo en la tarea de autoexploración. El
psicoterapeuta psicodinámico no sólo toma en cuenta lo que se dice, sino la forma, el cómo, dónde
se reflejan las formas de apego primarias almacenadas en la memoria procedimental.
Estos no solamente son vistos como los que impiden el acceso a la conciencia de los deseos sexuales
y agresivos, sino como los que preservan la autoestima. Nos permiten evaluar la personalidad, ya que
existen mecanismos de defensa vinculados a trastornos de personalidad específicos y catalogados
según una escala jerárquica desde los más primitivos a los más maduros.
Son conceptos que provienen de la teoría del apego. Fonagy define a la función reflectiva como la
adquisición en el desarrollo, que permite al niño responder, no sólo a la conducta de los otros sino a
las “concepciones”, creencias, sentimientos, esperanzas, planes y otros...” Esta función reflectiva
depende de la capacidad de mentalización que se adquiere en forma automática entre los 3 y los 6
años, cuando existe un “apego seguro”. Es lo que permite el “como si” del juego en los niños y la
posibilidad de trabajar en transferencia del adulto durante la psicoterapia.
En cuanto a las fortalezas y debilidades del Yo, el nivel neurótico presenta buen control de impulsos,
sin alteraciones del juicio, principio de realidad consistente y capacidad para sostener una tarea. En el
borderline, hay impulsividad, deterioro en el juicio, alteraciones breves en el principio de realidad y
dificultades en sostener una tarea.
En el neurótico la patología se basa en el conflicto psíquico y en el borderline en los déficits junto a los
conflictos.
Por último, en cuanto a la función reflexiva, ésta está intacta en el nivel neurótico y dañada en el
borderline.
Estas consideraciones inclinarán la técnica hacia una más expresiva para el neurótico y más de apoyo
para el borderline.
Los pacientes con un trastorno de personalidad de nivel neurótico se benefician de este tipo de
tratamiento. Los trastornos de ansiedad generalizada mejoran, así como los trastornos de angustia y
la fobia social cuando no mejoran con los tratamientos breves. Los trastornos de personalidad del
clúster B responden a la PPLP cuando se agregan intervenciones de apoyo.
Los pacientes con trastorno depresivo mayor, distimia o personalidad depresiva se benefician de la
PPLP junto con los antidepresivos.
Contraindicaciones
Tratamiento directo del trastorno obsesivo compulsivo, sí ayuda a mejorar las relaciones
interpersonales y la adherencia al tratamiento farmacológico.
Pacientes con trastorno de la personalidad antisocial, a no ser que tengan otro trastorno del eje 1
como un episodio depresivo mayor.
Los pacientes con organización psicótica, además de los tratamientos farmacológicos, cognitivo
conductuales y de apoyo, el enfoque psicodinámico ayuda a un plan terapéutico general.
FORMULACIONES PSICODINÁMICAS
Siempre tendrán un enfoque biopsicosocial y serán consideradas hipótesis parciales, en constante
revisión en el curso de la psicoterapia.
2) Tener en cuenta el relato del paciente donde se expresa su teoría sobre la patogénesis.
Gabbard plantea diferentes situaciones de inicio, una de las cuales puede ser que sea el mismo técnico
que recibió al paciente, haciendo la evaluación y la indicación. Otra puede ser que éste lo derive. La
derivación plantea dificultades y si escuchamos atentamente nos puede dar información acerca del
paciente en forma implícita. Recomienda, en el caso de la derivación, que en las entrevistas iniciales
se pueda explorar el proceso anterior.
A los pacientes que tienen grandes resistencias se les puede ofrecer un “ensayo de tratamiento” de
alrededor de 3 meses, para ver si el proceso vale la pena, reevaluándolo al final de este ensayo.
Pone el acento sobre la necesaria motivación del paciente, haciéndoselo ver a éste más que
insistiendo sobre la importancia del tratamiento, dejando claro que no se está dispuesto a iniciarlo
hasta tanto esta motivación no esté presente.
Consideraciones prácticas
Dirigidas a los que se inician y para los que no hay “libros de cocina”.
¿Qué hacer con las charlas que se dan previas al inicio de la sesión? No recomienda el silencio
absoluto, sí responder a las preguntas intrascendentes y si el paciente comienza con un tema
importante, decirle que en el corredor no hay suficiente privacidad y que mejor lo vemos en el
consultorio.
En relación a las preguntas personales, plantea que depende de cada terapeuta hasta dónde se
responde, pero aconseja no responder temas que puedan abrumar al paciente.
No recomienda la clásica devolución de la pregunta, que puede inhibir más que abrir un proceso
terapéutico.
Trata el tema de la posición de los sillones, recomendando un ángulo de 45 grados, que permite un
contacto visual más selectivo que el frente a frente. Aconseja el uso de dos relojes para que tanto el
terapeuta como el paciente puedan monitorear el tiempo.
Límites y Encuadre
La PPLP transcurre dentro del llamado encuadre, que es un conjunto de límites profesionales.
Estos incluyen el lugar, la duración de las consultas, los honorarios, la ausencia de contacto físico, la
ausencia de contacto social fuera de la consulta, información limitada acerca del terapeuta.
Este encuadre tiene como finalidad crear un ambiente seguro y confiable en que el paciente pueda
sentirse libre.
Gabbard establece la diferencia entre lo que llama “traspasar los límites” y la “violación de los límites”.
La primera situación es benigna y hasta puede ayudar en el trabajo. Generalmente ocurre por única
vez, es menor, puede ser discutida en la psicoterapia y por último no causa daño al paciente.
Las violaciones de los límites, por el contrario, son rupturas graves del encuadre, usualmente
repetitivas, extremas como las transgresiones sexuales. El terapeuta en estos casos por lo general
evita su discusión en la terapia y suele causar mucho daño al paciente.
Advierte que todo contacto físico más allá del darse la mano, debería ser cuidadosamente analizado
o supervisado. También el terapeuta debe estar atento cuando realiza confesiones en momentos
difíciles de su vida personal, ya que se ha visto que esto puede ser el comienzo de transgresiones
graves.
Gabbard nos recuerda que los terapeutas nunca podemos estar completamente seguros de nuestras
intenciones inconscientes y que no debemos olvidar que estamos allí “para” el paciente.
Honorarios
Una dificultad común entre los que comienzan es el cobro de honorarios. Se debe recordar que el
pago hace presente que la relación psicoterapéutica no es una relación de amistad, ni familiar, ni
romántica. También nos recuerda que muchas veces detrás de las dificultades en el pago se esconden
deseos hostiles en el paciente. Recomienda para los que se inician supervisar estas dificultades.
Regalos
Si bien clásicamente eran rechazados, plantea que los regalos de escaso monto o manufacturados por
el propio paciente no deben ser rechazados a priori, ya que pueden lesionar la alianza terapéutica. En
los casos en que no le quede claro al terapeuta, puede plantear que lo traiga en la próxima sesión, o
que lo deje en el consultorio para seguir analizando su significado.
Confidencialidad
“La confidencialidad es sacrosanta y el terapeuta debe ser cuidadoso de las situaciones en que
información confidencial pueda brindarse en forma no intencionada”.
Capítulo 4. INTERVENCIONES TERAPÉUTICAS
¿Qué es lo que el terapeuta hace y dice?
Comienza señalando cómo los terapeutas jóvenes, por temor a no cumplir con la imagen del terapeuta
“pantalla en blanco”, se vuelven rígidos, impidiendo la tendencia natural al compromiso y la
espontaneidad.
Esto no es fácil ya que los terapeutas hacemos permanentemente juicios acerca de nuestros pacientes.
Lo que sí se debe buscar siempre es la autonomía del paciente, evitando una actitud coercitiva.
En algunos casos como el abuso sexual a niños, crímenes o el negarse a pagar los honorarios, el
terapeuta puede tener una reacción clara. Incluso en pacientes que racionalizan y que no le dan un
significado compartible a actos criminales o crueles, la reacción del terapeuta es operativa.
Anonimato
Actualmente se reconoce que cierta expresión de la subjetividad del terapeuta es inevitable, en una
variedad de maneras y durante todo el tiempo. Lo que hay que mantener presente es que el foco debe
estar en el trabajo con el paciente y que nunca se debe sobrecargarlo con problemas personales del
terapeuta.
Abstinencia
Este principio plantea que evitemos la excesiva gratificación de los deseos transferenciales, aunque si
esto fuera absoluto nos quedaríamos sin pacientes.
Esto no implica que el terapeuta no deba emocionarse, reír, llorar con lo que el paciente trae a la
sesión, sino que no debe gratificar sus deseos sexuales, ni de ningún otro tipo que lleven a alguna
forma de explotación para fines personales. “El estado óptimo de la mente del terapeuta es cuando
no puede impedir ser ‘succionado’ por el mundo del paciente, aunque reteniendo la capacidad de
observar lo que está sucediendo delante de sus ojos. En dicho estado el terapeuta está
verdaderamente pensando sus propios pensamientos, aunque bajo la influencia en cierto grado del
paciente”.
Observación
Confrontación
Clarificación
Estímulo a la elaboración
Validación empática
Intervención psicoeducacional
Plantea interpretaciones de contenido y transferenciales, estas últimas están muy relacionadas con la
frecuencia de las sesiones. En los casos en que la interpretación transferencial se vuelve muy
persecutoria, realiza interpretaciones extratransferenciales.
La validación empática cobra gran importancia en personas que sufrieron abusos reales traumáticos,
durante los cuales sus sentimientos no fueron tenidos en cuenta. Kohut resalta su importancia en los
pacientes borderline con variadas carencias yoicas.
La psicoeducación como el consejo y el elogio son más comunes en las terapias de apoyo, aunque
muchos de los pacientes en terapia dinámica lo requieren.
La situación que plantea mayores problemas es la transferencia erótica entre un paciente hombre y
una terapeuta mujer.
Clase 8 es repetida de la 7
Clase 9
La conceptualización del término alianza tera- péutica fue desarrollándose a lo largo del siglo XX. El
propio Freud, en su trabajo de 1912 The Dynamics of Transference, planteó la importancia de que el
analista mantuviera un interés y una actitud comprensiva hacia el paciente.
Freud describió el afecto del paciente hacia el terapeuta como una forma beneficiosa y positiva de
transferencia que revesti ́a de autoridad al analista (Freud, 1913). Este aspecto transferencial favoreci ́a
la aceptación y la credibilidad de las explicaciones e interpretaciones del terapeuta. Más adelante
consideró que una transferencia positiva podi ́a distorsionar la relación real existente entre am- bos.
De este modo, Freud destacó la importan- cia del trabajo con las interpretaciones de la transferencia
del paciente y de las capacidades y aptitudes de la porción de consciencia intacta de este para
desarrollar un compromiso con el terapeuta “real” en cuanto a la realización del tratamiento.
Safran y Muran (2000a) comentan que se pueden distinguir dos perspectivas o li ́neas de trabajo sobre
la relación terapéutica dentro del contexto psicoanali ́tico. La primera se basa en la aportación de
Ferenczi (1932) que sugirió que era esencial que el paciente no sólo recor- dara sino también reviviera
el pasado proble- mático en la relación terapéutica
Zetzel (1956) distinguió entre transferencia y alianza sugiriendo que la alianza era la parte no neurótica
de la relación entre terapeuta y paciente que posibilita el in- sight y el uso de las interpretaciones del
terapeu- ta para distinguir entre las experiencias relacio- nales del pasado y la relación real con el tera-
peuta. Desde el psicoanálisis, la transferencia del paciente facilita o dificulta el trabajo de la alianza.
Otros autores son partidarios de no di- ferenciar entre alianza y transferencia dado que
larelaciónentreelterapeutayelpacienteesla manifestación de la transferencia neurótica del paciente.
la alianza como transferencia se plantea el de- bate sobre hasta qué punto las relaciones pasa- das
del cliente influyen en la alianza con el terapeuta. Entre los defensores de la alianza como trans-
ferencia, Friedman (1969) afirmaba que la alianza abarca incluso las transferencias mater- nales más
infantiles. Los planteamientos de Bowlby (1988) presentados anteriormente por Bibring (1937) y
Gitleson (1962) consideran la situación terapéutica como una nueva relación de objeto donde el
cliente desarrolla la capacidad de formar una relación positiva con el te- rapeuta.
Hartley (1985) definió la alianza psicoterapéutica como una relación compuesta por la “relación real”
y la “alianza de trabajo”. La relación real se refie- re al vi ́nculo entre cliente y terapeuta mientras que
la alianza de trabajo se refiere a la capaci- dad de ambos para trabajar conjuntamente hacia los
objetivos previstos. Sterba (1934, 1940) fue el primero en destacar la importancia de la identificación
positiva del paciente con su terapeuta para trabajar en la consecución de las tareas terapéuticas
comunes establecidas.
Ser empático, congruente y aceptar incon- dicionalmente al cliente eran las tres caracteri ́s- ticas
fundamentales que debi ́a tener el terapeu- ta según Rogers (1951, 1957) para establecer una relación
terapéutica efectiva con el cliente.
Eysenck (1952) afirmaba que entre el grupo de pacientes sometidos a psicoterapia y el grupo de
control no había diferencias estadísticamente significativas, provocando un movimiento de debate
que todavía hoy da coletazos. Durante los años siguientes los investigadores desearon demostrar la
superioridad del tratamiento psicológico sobre el placebo. Los resultados a día de hoy de los meta-
análisis anteriormente citados, apoyan la superioridad del tratamiento psicológico sobre el placebo,
en ocasiones también sobre el fármaco, y cuando menos, es cierto que el tratamiento psicológico
potencia la recuperación del paciente cuando se administra conjuntamente con el fármaco.
La respuesta ante la demanda social, política y econó- mica que se vivía en Estados Unidos a principios
de los años noventa que exigía conocer qué tipo de terapia era más efectiva ante un listado de más
de 400 psicoterapias existentes en el mercado (Beutler, 1998) fue dada por la American Psychological
Association (APA). Con el deseo de determinar la eficacia de los tratamientos psicológicos en función
del tipo de trastorno psicológico y elaborar guías de tratamiento adecuadas a cualquier situación
clínica concreta, la división 12 (Clinical Psychology), presidida entonces por David Barlow, de la
American Psychological Association (APA) y a instancias de la Sección III .
EFICACIA Y EFECTIVIDAD
Seligman (1995), los estudios sobre la eficacia comparan un grupo terapéutico contra un grupo de
control en condiciones de máximo control experimental. Se requiere que se cumplan los siguientes
criterios:
1. Los pacientes son aleatoriamente asignados a la condiciones de tratamiento y control 2. Los
controles son rigurosos. No sólo hay pacientes que no reciben el tratamiento sino que hay grupos de
placebos que reciben los ingredientes terapéuticos de forma creíble tanto para el paciente como para
el terapeuta
7. Los pacientes cumplen el criterio de sólo un trastorno diagnosticado y los que tienen múltiples
trastornos son típicamente excluidos
8. Los pacientes son seguidos durante un período fijo después del tratamiento
Sólo cabe una postura, elegir aquel tratamiento psicológico que está respaldado por pruebas
científicas con apoyo empírico y, ante igualdad de condiciones, seleccionar el más breve. Del mismo
modo que cuando tomamos un medicamento confiamos en que su eficacia ha sido sometida a prueba
científica también los tratamientos psicológicos deben pasar unas pruebas y controles científicos que
determinen si es más eficaz que no hacer nada o que utilizar otro tipo de terapia que en principio es
menos o nada eficaz. Evidentemente no deberíamos tomar un fármaco de eficacia no demostrada y
tampoco deberíamos someternos a un tratamiento psicológico que no se sabe si funciona, al menos
cuando sí que existan tratamientos alternativos de eficacia demostrada. El psicólogo es el responsable
de su formación y debe garantizar que está preparado profesionalmente para abordar la intervención
de los problemas psicológicos con la mayor calidad disponible, optando por tratamientos que hayan
sido contrastados científicamente.
Por otra parte, la evaluación se ha ido imponiendo sistemáticamente como un criterio básico para
saber lo que funciona o lo que no funciona, en nuestro caso para saber si funciona o no el tratamiento
psicológico y qué tipo de tratamiento psicológico. La necesidad de conocer el coste de los servicios, la
competencia del tratamiento farmacoló- gico y otro tipo de intervenciones, junto a la presión social
de conocer lo que es o no eficiente, está en la base de la evaluación
Hoy es necesario tener el tratamiento claramente descrito en un manual de tratamiento, que se pueda
aplicar por distintos terapeutas (y replicar), que sea viable y posible de aplicar, protocolizado,
aceptado por los clientes, evaluado con los criterios de evaluación científica,
Un tratamiento psicológico eficaz sería aquel que “ha pasado los controles y pruebas científicas
adecuadas de tal modo que sabemos que funciona respecto a no aplicar ningún tratamiento o a otro
que no muestra tener efectos o a otro menos eficaz”
Todo lo que hoy es tan relevante en relación con la evaluación de los tratamientos y las guías clínicas
surge en 1989. En ese año el Congreso de los Estados Unidos crea una nueva agencia federal, la Agency
for Health Care Policy and Research (AHCPR), con el objetivo de determinar la eficacia de los
tratamientos para trastornos específicos y elaborar guías de tratamiento para ellos (Barlow y Hoffman,
1997)
LA ELABORACIÓN DE GUÍAS CLÍNICAS EN PSICOLOGÍA CLÍNICA: LAS PRIMERAS GUÍAS ¿Qué queremos
evaluar y cómo tenemos que evaluar la eficacia?
El Task Force sobre Promoción se constituyó con el objetivo de evaluar los tratamientos psicológicos
eficaces para, como el propio nombre del Task Force indica, promover y difundir los mismos. Las
personas que formaban este comité eran de diversa procedencia respecto a las escuelas de
psicoterapia: psicodinámicos, interpersonales y cognitivo-conductuales. En el informe se consideran
varios hechos relevantes, que luego se han tomado en consideración para la evaluación de los distintos
tratamientos psicológicos. Éstos son: 1) la utilización del DSM-III, y posteriores ediciones del mismo,
para la categorización de los trastornos psicopatológicos, y 2) la manualización del tratamiento,
partiendo de libros como el de Beck, Rush, Shaw y Emery (1979) para el tratamiento de la depresión,
en el cual aparece el tratamiento claramente descrito (tratamiento manualizado). En el informe
distinguieron dos categorías sobre la eficacia de los tratamientos: los tratamientos bien establecidos
(eficaces) y los tratamientos probablemente eficaces, a los que en este informe se sugiere se les llame
tratamientos experimentales. El Task Force (1993) delimita claramente qué criterios debe cumplir un
tratamiento para entrar en una de las categorías o quedar fuera, como inefectivo, si no cumple
ninguna de ellas. Para un tratamiento bien establecido es necesario que se cumplan tres criterios. El
primero, que al menos existan dos buenos estudios con diseños experimentales entre grupos,
realizados por investigadores distintos, donde el tratamiento haya demostrado ser superior a nivel
estadístico respecto a un fármaco, grupo de placebo psicológico u otro tratamiento, o que sea
equivalente a un tratamiento ya establecido en experimentos donde el tamaño de la muestra sea
adecuado, sugiriéndose alrededor de 30 sujetos por grupo. También se incluiría en esta categoría una
serie de diseños de caso único que demuestren su eficacia, teniendo que usar buenos diseños
experimentales y comparar cada caso con otro al que se le aplique otro tratamiento, placebo
psicológico o fármaco. El segundo criterio, que los estudios se hayan realizado siguiendo un manual
de tratamiento y, el tercero, que las características de la muestra de clientes tratados estén
claramente especificadas. Los criterios para un tratamiento probablemente eficaz son más laxos. En
este caso, un estudio tiene que cumplir una de estas cuatro condiciones:
1) Dos estudios mostrando que el tratamiento es más eficaz que un grupo control de lista de espera,
2) Dos estudios que cumplan los criterios para un tratamiento bien establecido, pero que hayan sido
realizados por distintos investigadores, o un buen estudio que haya demostrado eficacia con estos
mismos criterios,
3) Al menos dos estudios demostrando eficacia pero con la limitación de haber sido realizado con
muestras de clientes heterogéneos, y
4) Una pequeña serie de estudios de diseños experimentales de caso y que además cumplan los tres
criterios anteriores. Con estos criterios, en el primer informe aparecían 18 tratamientos eficaces y 7
probablemente eficaces; en la revisión de 1996, 22 tratamientos eficaces y 25 probablemente
eficaces; y, en la última revisión, 16 tratamientos eficaces y 55 probablemente eficaces.
Una guía de tratamiento es aquélla que ofrece recomendaciones específicas sobre los tratamientos
que se pueden ofrecer a los clientes.
2) Explicar su necesidad;
6) Consistencia interna;
7) Flexibilidad;
8) Basada en las mejores fuentes disponibles actualmente a nivel de la teoría, investigación y códigos
legales de conducta y/o estándares para la práctica;
10) Redactada en un lenguaje que anime o recomiende, sin utilizar un lenguaje impositivo;
a) La manualización del tratamiento. Se critica que tenga que existir un manual de tratamiento que
sustente lo que se hace. Esto indica, además, que tendría que haber un manual para cada tratamiento
concreto en cada trastorno.
b) Tratamientos concretos para trastornos específicos. Muchos terapeutas no están de acuerdo con
el DSM ni con que tenga que haber un tratamiento específico para cada trastorno concreto.
c) Según los criterios que utiliza la guía no es posible incluir estudios previos a 1980, por no adecuarse
éstos al DSM-III y a su categorización. Esto es cierto, pero tampoco es un hándicap tan relevante,
porque lo que funciona se ha mantenido en el tiempo y lo que no funciona no (al menos a nivel de
evaluación científica).
f) El tipo de evaluación de resultados. Esta guía se basa en la eficacia como guía para evaluar el
tratamiento, utilizando criterios cuantitativos, utilizando un grupo experimental y un grupo de control.
Hasta hace muy poco la psicoterapia tradicional no asumía este tipo de análisis de la eficacia.
ANTE LAS GUÍAS CLÍNICAS (O DE TRATAMIENTO) Y GUÍAS PARA LA PRÁCTICA CLÍNICA ¿QUÉ
PODEMOS DECIR DESDE LA CLÍNICA Y QUÉ IMPLICACIONES, VENTAJAS Y PROBLEMAS SE
PRESENTAN ANTE LAS MISMAS?
Algunas ventajas de las guías clínicas Es evidente, desde la perspectiva clínica, que las guías clínicas (o
guías de tratamiento) tienen claras ventajas. Algunas de ellas son que nos permiten saber qué es lo
eficaz, nos permiten seleccionar el mejor tratamiento de entre los existentes, y nos aseguran que lo
que hacemos es lo mejor, si hemos tomado la decisión correcta al elegir el mejor tratamiento de entre
los posibles. Las guías clínicas también eliminan el autodidactismo que tanto ha caracterizado a la
psicología clínica en España hasta hace bien poco. El sentido común es importante, pero más lo es la
ciencia que nos puede guiar más correctamente. La formación continua se convierte en un punto
esencial para poder seguir avanzando en este sentido, para conocer los nuevos tratamientos, cómo
aplicarlos del mejor modo, en qué circunstancias, con qué clientes, etc. La investigación y su
potenciación también pueden ayudar a ello.
Algunas limitaciones de las guías clínicas Algunos clínicos creen que las guías encorsetan el trabajo
clínico. Esto no tiene por qué ser así. El terapeuta tiene que tener habilidades y ser antes que nada un
psicólogo clínico, no una persona que aplica un tratamiento mecánicamente. Todo lo que hace lo tiene
que hacer en función de, y para, el paciente/cliente que tiene delante. En muchas ocasiones, en la
clínica, los casos no están bien delimitados a nivel de diagnóstico, especialmente cuando los
problemas son muy generales. El análisis funcional, conocer mejor el caso y las circunstancias que le
rodean, nos tiene que permitir solventar, o ayudar a solventar esta cuestión al poder establecer
hipótesis concretas sobre qué tenemos que hacer y cómo hacerlo. La comprobación o no de las
mismas nos permite aplicar mejor el tratamiento. Es como debe actuar un buen clínico. Cuando un
paciente tiene varios trastornos la decisión clínica es central, y ello no viene indicado en las guías
clínicas, aunque sí en cierto modo en las guías de práctica clínica. Y, como llevamos insistiendo, las
guías clínicas o guías para la práctica nos dicen por dónde tenemos que ir, pero somos nosotros los
que decidimos por donde ir. Otro hecho que se apunta cada vez más frecuentemente es la
complejidad creciente de los trastornos de las personas que acuden a tratamiento. Cada vez hay más
demandas de tratamiento, no siempre teniendo la persona un trastorno clínico; hay una menor
tolerancia a la frustración en las personas y a la incomodidad en la sociedad en que vivimos, con
carencia de límites para muchas conductas, etc., lo que hace que las dificultades en un individuo
puedan ser múltiples. Esto exige incidir en pautas más estables de comportamiento, o ir hacia pautas
más estables en los individuos, ya que a veces no es que los trastornos sean más complejos sino que
se complejifican por múltiples demandas alrededor del problema principal, perdiendo la perspectiva
de que los problemas que rodean al principal son más importantes que el principal.
Por ello es básico para una buena utilización de las guías saber a qué problema o problemas vamos a
aplicarlas. De ahí que la evaluación y diagnóstico del problema/s es esencial. La formación en la buena
aplicación de las guías, tanto las de tratamiento como las de práctica clínica, va a ser un aspecto básico
para que se apliquen como deben, para conseguir el resultado que se pretende con ellas. Respecto a
los centros públicos, en ocasiones los tratamientos propuestos en las guías no son aplicables en la
práctica cotidiana de estos centros por el tiempo que exigen. Y, algunas intervenciones breves, como
ocurre en el campo del alcoholismo, obtienen resultados similares a técnicas más laboriosas y de
mayor duración. Otros tratamientos exigen un tiempo que no tienen ni el clínico ni el paciente. Por
tanto, todo tratamiento en la clínica es eficaz si ayuda a serlo al que lo usa, y a los pacientes.
¿Adecuación del cliente a las guías o las guías al cliente? Guías de tratamiento vs. guías de práctica
clínica.
Las guías, sean de tratamiento o para la práctica clínica, son muy importantes, pero tienen que ser
una guía adicional a lo que es el trabajo y formación que se ha recibido, que se entiende que es una
formación de calidad, en los principios psicológicos que permiten comprender, explicar y cambiar la
conducta humana. En esta línea lo que es claro es que hay que adecuar las guías a los clientes, no que
los clientes se adecuen a las guías. Con ello reconocemos la complejidad y diversidad del proceso
terapéutico y de que el clínico, como tal clínico, es imprescindible
La relación terapéutica es un elemento del proceso terapéutico, un elemento que facilita el cambio,
no el que produce el cambio por el cambio. En esto y en otras cosas mal entendidas ha estado en
ocasiones la enorme confusión que se ha creado en torno a las guías de tratamiento, al proceso
terapéutico y a la eficacia del tratamiento psicológico.
El nivel de aceptación de las guías de tratamiento: el paso de la psicología de andar por casa a la
psicología basada en la evidencia.
Las guías clínicas (o de tratamiento) y guías para la práctica clínica representan un paso más en darle
mayor valor científico, técnico, profesional y aplicado a la psicología. Con ellas nos ponemos al mismo
nivel que el resto de las profesiones del campo de la salud, y también en la salud mental, las adicciones,
el alcoholismo, los trastornos de la alimentación, etc.
Terapias Psicológicas Basadas en la Evidencia:
Limitaciones y retos de futuro
Enrique Echeburúa
Introducción
En los últimos veinte años se han producido tres avances muy importantes en el campo de los
trastornos mentales. En primer lugar, se han hecho grandes adelantos en la comprensión de las bases
biológicas de muchos cuadros clínicos (la esquizofrenia, la depresión o el trastorno bipolar, por
ejemplo). En segundo lugar, se ha desarrollado una nueva generación de psicofármacos
(antidepresivos y neurolépticos especialmente), con una mayor eficacia terapéutica y un perfil más
favorable de efectos secundarios. Y en tercer lugar -pero no menos importante-, se han creado
tratamientos psicológicos breves y efectivos para una amplia variedad de trastornos.
Sin embargo, la difusión de estos tres avances no ha sido simétrica. En los dos primeros casos la
industria farmacéutica se ha ocupado de difundirlos ampliamente mediante diversas publicaciones
gratuitas (folletos, revistas, libros, etcétera) y congresos financiados. Por el contrario, en el tercer caso
-el desarrollo de los tratamientos psicológicos-, al no contar con un órgano de difusión tan poderoso
como la industria farmacéutica (que, por motivos obvios, no está interesada en este tema), los avances
habidos se han limitado a las revistas científicas y no han llegado suficientemente a los sectores
profesionales implicados.
Centros de Salud Mental públicos. De este modo, la Sanidad Pública sólo debe ofertar terapias
efectivas (más allá de un efecto placebo o de los efectos inespecíficos de cualquier terapia) y, en
igualdad de condiciones, breves. Es decir, acortar el sufrimiento del paciente y ahorrar gastos y tiempo
a los centros parecen objetivos prioritarios.
Care Policy and Research- que tiene como objetivo determinar la eficacia de los tratamientos
psicológicos para los trastornos mentales y establecer un directorio de las terapias de eficacia
probada, con la finalidad última de mejorar la calidad del sistema de salud. Las guías elaboradas sirven,
además, como criterio de financiación para las Compañías Aseguradoras, en cuanto al tipo y duración
de una terapia, y para resolver demandas judiciales en relación con una práctica profesional
supuestamente inadecuada.
Se trata asimismo de orientar a los usuarios y de dotar de criterios a los responsables de los Servicios
de Salud Mental para promover en los Centros Públicos sólo aquellas terapias que estén validadas
Empíricamente.
a) Estar respaldado por la existencia de dos o más estudios rigurosos de investigadores distintos con
diseños experimentales intergrupales;
c) Haber sido puesto a prueba en una muestra de pacientes inequívocamente identificados (por
ejemplo, con arreglo a los criterios diagnósticos del DSMIV).
De modo complementario, Chambless y Hollon se han referido a la existencia de tres tipos de eficacia:
a) Tratamiento eficaz y específico: aquel que es mejor que un tratamiento alternativo o que un
placebo;
b) tratamiento eficaz: aquel que es mejor que la ausencia de terapia en, al menos, dos estudios
independientes y
c) tratamiento probablemente eficaz: aquel que obtiene resultados positivos pero que no ha sido
replicado todavía.
Hay trastornos para los cuales no existen todavía tratamientos eficaces y específicos (por ejemplo, los
trastornos psicóticos y los trastornos de personalidad) y no se han estudiado suficientemente los
fracasos del tratamiento.
Limitaciones de los estudios sobre eficacia terapéutica o de las investigaciones clínicas
Las investigaciones clínicas, dotadas de gran validez interna, permiten determinar el alcance
terapéutico de un programa de intervención, es decir, su grado de eficacia. De este modo, se puede
saber si los cambios observados en la variable dependiente son atribuibles al tratamiento y no a otras
circunstancias. Un tratamiento deja de ser eficaz para convertirse en efectivo cuando se pueden
generalizar los resultados obtenidos en la investigación -sometida a un riguroso control y en
condiciones óptimas- a las situaciones clínicas reales.
La psicología clínica basada en la evidencia está sujeta a diversas limitaciones: las diferencias de
rendimiento de los terapeutas con una misma terapia, la variación de la gravedad de los pacientes con
un mismo diagnóstico o la inexistencia de pacientes con un único diagnóstico puro (la comorbilidad es
la norma, no la excepción), sin olvidar que distintos tipos de tratamientos pueden ser igualmente
efectivos en un mismo cuadro clínico (sólo que para distintos perfiles de pacientes).
Las terapias empíricamente validadas han concedido una gran importancia a la clasificación de los
trastornos mentales. Esta preocupación por el enfoque científico ha llevado a sobrevalorar el objeto
de la psicología (los cuadros clínicos) y a desatender, al menos hasta cierto punto, al sujeto de la
psicología clínica (el ser humano sufriente). Es decir, la importancia concedida al diagnóstico clínico
(por ejemplo, tratamientos efectivos para el trastorno obsesivocompulsivo) ha diluido la atención
específica al paciente que padece esa patología y no ha tomado en consideración las diferencias
individuales existentes entre los pacientes catalogados con el mismo diagnóstico. En este sentido, hay
una tendencia a una cierta cosificación del paciente. De este modo, los manuales o guías de
tratamiento pueden, a veces, responder (si no se usan bien) a la mentalidad del libro de recetas de
cocina.
A pesar de las limitaciones, gracias a la investigación experimental poseemos datos y procedimientos
de evaluación y tratamiento basados en pruebas que, al estar descritos en guías clínicas, permiten una
actuación profesional adecuada y ayudan en la toma de decisiones terapéuticas.
Este enfoque orientado a ofrecer terapias eficaces, breves y a un menor coste es muy importante en
cualquier ámbito de la sanidad pública. Se trata de determinar que los resultados justifican una
inversión a nivel terapéutico (coste de la terapia), a nivel sanitario (ahorro de tratamiento ulteriores)
y a nivel social (menos absentismo laboral, menor uso de recursos sociales, prevención de problemas
en otros miembros de la familia, etcétera).
A veces, cuando se habla de eficiencia, se trata simplemente de abaratar los servicios, con una
preocupación máxima en el ahorro y mínima en la calidad. El economicismo vigente en la sanidad
pública actual refleja probablemente más la preocupación por la reducción de costes y del gasto que
un interés genuino por la eficiencia.
Retos de futuro
El profesional de la clínica no puede basar su ejercicio profesional sólo en su experiencia personal sin
tener una prueba científica que apoye su aplicación práctica. Por tanto, la toma de decisiones
terapéuticas requiere conocer “la mejor” evidencia empírica disponible, permitiendo con ello
seleccionar las técnicas psicológicas que tengan el mayor respaldo científico.
Las terapias no validadas empíricamente se utilizan con más frecuencia que los tratamientos basados
en la evidencia y que, por tanto, hay un desfase entre lo que se sabe y lo que se hace. Por chocante
que pueda resultar, lo que parece hoy efectivo dista de estar disponible para la mayoría de la
población. De este modo, hacer que lo útil sea utilizado se convierte en una prioridad de actuación.
Muchas de las consultas a los psicólogos clínicos hoy no se relacionan con trastornos mentales, sino
con situaciones de infelicidad y sufrimiento psicológico, en donde resulta absurdo reducir el
sufrimiento a categorías diagnósticas. Se trata de personas que se sienten sobrepasadas en sus
estrategias de afrontamiento para las dificultades cotidianas y que, muy frecuentemente, carecen de
una red de apoyo familiar y social sólida y estable que les proporcione la ayuda y el apoyo necesario
para seguir adelante.
Los psicólogos clínicos tienen que adaptarse a esta nueva realidad, evitar la tendencia a establecer
diagnósticos psiquiátricos y desarrollar unas estrategias de intervención (técnicas de counseling o de
intervención en crisis) que no son exactamente las mismas que han mostrado éxito en el tratamiento
de los trastornos mentales propiamente dichos.
Clase 10
Modelo comportamental
Condicionamiento clásico
Este modelo explicativo de la conducta fue tomado por Watson, quien fomentaba la introducción de
métodos objetivos en sus estudios de psicología experimental, y aplicó estos principios a la explicación
y tratamiento de los miedos.
Watson quería demostrar cómo las conductas que provocan un padecimiento en los seres humanos
se gestan a partir de un aprendizaje.
Hasta allí la opción alternativa era el psicoanálisis, que basado en la introspección sólo podía ser
subjetivo y no verificable. A partir de entonces se vuelve una exigencia obtener pruebas empíricas en
la práctica de la psicoterapia.
Condicionamiento operante
Thorndike postula que el aprendizaje se produce por un proceso que obedece a diversas leyes de
asociación de estímulo-respuesta y formuló la ley del efecto, que afirma que la conducta está
controlada por sus consecuencias. Si la acción resulta exitosa, la conducta tiende a fijarse.
Estos trabajos dieron pie a Skinner para desarrollar su programa de investigación sobre
condicionamiento operante.
Para skinner una conducta puede ser respondiente u operante. La primera es aquella que se
desencadena por algún estímulo específico a la que está previamente ligada. La segunda es aquella
que no responde a ningún estímulo específico y que se considera espontánea.
Una conducta operante puede ser controlada por sus consecuencias en el medio. Cuando a una
respuesta operante le sigue una consecuencia positiva, aumenta la probabilidad de que la respuesta
se repita.
Albert Bandura postula que el aprendizaje se produce al ver actuar a los demás. Planteó el aprendizaje
observacional: el sujeto observa cómo el modelo realiza la conducta; y el sujeto realiza la conducta a
partir de su representación simbólica.
La teoría del aprendizaje social propuso una concepción de la conducta y la personalidad denominada
interaccionista. Bandura llamó a este modelo causalidad triádica. La conducta, los factores cognitivos
y personales y las influencias ambientales operan todos como determinantes unidos que se afectan
entre sí.
Las técnicas de exposición consisten en la aproximación del sujeto a una situación u objeto que percibe
como peligroso.
La desensibilización sistemática fue el procedimiento inicial.
La técnica de coste de respuesta es una forma de castigo en la cual se pierden los refuerzos positivos
previamente logrados de modo contingente a la realización de alguna conducta no deseada.
Otra técnica es el contrato de contingencias, que es un acuerdo entre dos partes acerca de las
conductas que se desean desarrollar y la forma en que serían reforzadas oportunamente.
Técnicas de modelado: consisten en la observación por parte del paciente de un modelo que ejecuta
la conducta a ser adquirida.
Modelo cognitivo
Beck planteó la psicoterapia cognitiva, que explica el sufrimiento a partir de los procesos de
pensamiento y los consecuentes estados emocionales que los mismos generan. El cambio se centraba
en los pensamientos, cogniciones o creencias que eran considerados responsables del sufrimiento.
Planteaban el cambio en términos de cogniciones consideradas incorrectas, erróneas o distorsionadas
respecto de una realidad objetiva y responsables de las perturbaciones emocionales que afectan a los
seres humanos. Los tratamientos apuntaban a lograr cambios en esas cogniciones. Así surge, junto
con el conductismo, el enfoque cognitivo conductual.
Hay una similitud con el modelo conductual, que supone una predisposición genética para estas
creencias, que luego se conjugan con las del ambiente. El sujeto se readoctrina permanentemente.
Beck describe los pensamientos automáticos. Estos son pensamientos fugaces e involuntarios que
surgen automáticamente, sin proceso reflexivo y tienen un carácter evaluativo. Tienen un efecto
directo sobre cómo las personas se sienten y actúan. Suponen la presencia de creencias o esquemas
de sí mismos, del mundo y de los otros, de los que no son conscientes y forman parte del núcleo de la
identidad. Beck se refiere a los errores en el procesamiento de la información como distorsiones
cognitivas:
Personalización
Pensamiento polarizado
Abstracción selectiva
Sobregeneralizacion
Exagerar o minimizar
Descalificación de lo positivo
Sacar conclusiones apresuradas
Beck plantea que el individuo no reacciona a las cosas mismas sino a la percepción que tiene de ellas
y a las interpretaciones que realiza. La terapia gira en torno a la dirección y registro de los
pensamientos automáticos.
El enfoque cognitivo apunta al estudio de las operaciones que la mente realiza con el objeto de
conocer. No reaccionamos meramente frente a los estímulos del ambiente sino a las interpretaciones
que de ellos hacemos. Cada situación es vivida de un modo idiosincrático.
Análisis de los pensamientos disfuncionales: el paciente será capaz de identificar los pensamientos
que más problemas le causan. Incluye los siguientes pasos:
Identificación de pensamientos
Análisis empírico
Análisis pragmático
El modelo cognitivo utiliza técnicas comportamentales para producir cambios cognitivos, asumiendo
una teoría cognitiva sobre los trastornos y el cambio psicológico.
Ambos parten de la consideración de que para cualquier disfunción, el malestar puede comprenderse
en términos de 3 áreas del funcionamiento mental:
Las emociones que la persona se siente capaz de regular.
Los pensamientos distorsionados
Las acciones desadaptativas
Estos tres modos de funcionamiento se ven afectados mutuamente, generando círculos viciosos
disfuncionales. Las propuestas cognitivo-comportamentales permiten identificar dónde es
conveniente intervenir para interrumpir estos círculos y proveen la guía para elegir las técnicas más
efectivas. El enfoque cognitivo nos alerta acerca de la importancia de comprender el significado de las
conductas y el enfoque comportamental ilumina sobre la importancia del aprendizaje y el peso de los
refuerzos para que estas conductas se mantengan.
Supone dos partes que se reúnen para un fin. En este acuerdo está implícito que se
benefician ambos, que dos podrán más que uno. La alianza supone una unión para mejorar
algo que no está bien, una disfunción.
Supone que ambas partes compartan un acuerdo que desde el principio puede presentar
dificultades.
Una característica implícita de la alianza es que “solos no podemos”, o va a ser mucho más
difícil, aquello que vamos a enfrentar requiere una colaboración.
Una buena alianza terapéutica es un ingrediente esencial para una psicoterapia efectiva de
cualquier tipo.
Freud menciona que el primer objetivo del tratamiento es desarrollo un vinculo entre
paciente y terapeuta. Destacó la importancia del trabajo con las interpretaciones de la
transferencia del paciente y de las capacidades y aptitudes de la porción de conciencia
intacta de este para desarrollar un compromiso con el terapeuta “real “en cuanto a la
realización del tratamiento.
La segunda línea, tradición de la psicología del ego, da importancia a la adaptación del ego a
su entorno. Se pone atención sobre aspectos reales de la relación terapéutica. El concepto
de alianza era el intento por plantear la interacción entre el analista y el paciente.
Zetzel distinguió entre transferencia y alianza sugiriendo que esta última era la parte no
neurótica de la relación entre el terapeuta y el paciente que posibilita el insight y el uso de
las interpretaciones para distinguir entre las experiencias relacionales del pasado y la
relación real con el terapeuta.
Greenson hizo una distinción entre alianza de trabajo y alianza terapéutica. La primera sería
la habilidad del paciente para adaptarse a las tareas del análisis. La segunda hace referencia
a la capacidad del terapeuta de establecer un vínculo personal. La relación terapéutica
consiste en una configuración de transferencia y una relación real. La relación real es la
respuesta humana mutua del paciente y terapeuta entre sí. La alianza de trabajo era la
capacidad del paciente y terapeuta para trabajar intencionalmente juntos en el tratamiento.
El núcleo esencial es la relación real.
c- Esquema racional, conceptual o mito que ofrece una explicación para los síntomas
del paciente y prescribe un ritual o procedimiento para resolverlos.
d- Un ritual que requiere una participación activa por parte del paciente y el terapeuta.
Una alianza positiva no es curativa por sí misma, sino que es ingrediente que posibilita la
aceptación y seguimiento del tratamiento por parte del paciente. La alianza de trabajo es un
vehículo que permite y facilita el uso de técnicas específicas de psicoterapia, y no como una
intervención en sí misma.
Bordin enfatizó que es el esfuerzo colaborativo entre terapeuta y paciente más que el
método particular de tratamiento lo que puede contribuir significativamente a la efectividad
de la psicoterapia.
Una alianza terapéutica se verá fortalecida cuando exista compromiso con el proceso tanto
del paciente como del terapeuta, cuando éste sea concebido como creíble, seguro, la
relación se plantea como una colaboración entre iguales y exista una sintonía fina entre
ambos.
Norcross señala que puede ser más importante el tipo de paciente que tiene un trastorno
que el tipo de trastorno que tiene el paciente. Los pacientes con dificultades de
funcionamiento interpersonal presentan más impedimentos para desarrollar una buena AT.
Las personas beneficiadas que cuentan con un buen nivel de apoyo social tienden a
establecer relaciones instrumentales con el terapeuta.
Para formar una buena AT el terapeuta debe ser sensible a las necesidades emocionales de
otras personas, la comprensión intelectual, la capacidad de generar esperanza, la tolerancia
a la intimidad y la apertura a la experiencia.
La calidad de la AT está dada por la compatibilidad del estilo personal del terapeuta y las
características del paciente.
Luborsky define AT como una entidad dinámica que evoluciona con los cambios de las
demandas de las diferentes fases de la terapia. Describió dos tipos de alianza: la alianza de
tipo 1 se da en el inicio y se caracteriza por la sensación que experimenta el paciente sobre
el apoyo y la ayuda que proporciona el terapeuta como contenedor. La alianza de tipo 2 se
da en fases posteriores del proceso terapéutico y consiste en la sensación de trabajo
conjunto hacia la superación de los impedimentos y el malestar del paciente.
La conceptualización del término alianza terapéutica fue desarrollándose a lo largo del siglo
XX. El propio Freud, en su trabajo de 1912 The Dynamics of Transference, planteó la importancia de
que el analista mantuviera un interés y una actitud comprensiva hacia el paciente para permitir que
la parte más saludable de este estableciera una relación positiva con el analista.
En sus primeros escritos, Freud describió el afecto del paciente hacia el terapeuta como una forma
beneficiosa y positiva de transferencia que revestía de autoridad al analista (Freud, 1913). Este
aspecto transferencial favorecía la aceptación y la credibilidad de las explicaciones e interpretaciones
del terapeuta. Más adelante consideró que una transferencia positiva podía distorsionar la relación
real existente entre ambos.
Safran y Muran comentan que se pueden distinguir dos perspectivas o líneas de trabajo sobre la
relación terapéutica dentro del contexto psicoanalítico. La primera se basa en la aportación de
Ferenczi que sugirió que era esencial que el paciente no sólo recordara sino también reviviera el
pasado problemático en la relación terapéutica. Esta idea fue la base de aportaciones como las de
Winnicott, Balint o Alexander con su teoría de la experiencia emocional correctiva. La segunda es la
de la tradición de la Psicología del Ego que da especial importancia a la adaptación del ego a su
entorno. Desde el psicoanálisis, la transferencia del paciente facilita o dificulta el trabajo de la alianza.
Otros autores son partidarios de no diferenciar entre alianza y transferencia dado que la relación entre
el terapeuta y el paciente es la manifestación de la transferencia neurótica del paciente, por lo que
separar un concepto del otro reduciría la importancia de uno de los principios básicos de la teoría
psicoanalítica como es la interpretación de la transferencia.
Dentro del marco psicodinámico, Hartley definió la alianza psicoterapéutica como una relación
compuesta por la “relación real” y la “alianza de trabajo”. La relación real se refiere al vínculo entre
cliente y terapeuta mientras que la alianza de trabajo se refiere a la capacidad de ambos para trabajar
conjuntamente hacia los objetivos previstos.
La llamada “revolución cognitiva” significó la revitalización del interés por la relación terapéutica.
De hecho, la orientación cognitiva (y más concretamente las perspectivas constructivistas) han llegado
a considerar la alianza terapéutica como un aspecto central del proceso terapéutico. Estudios
encontraron que la alianza terapéutica explicaba entre un 36% y un 57% de la variancia del resultado
final de la terapia.
Orlinsky y Howard consideran que el vínculo terapéutico está formado por tres componentes entre
los cuales está la alianza terapéutica, mientras que según Bordin, la alianza terapéutica está
constituida por tres componentes, uno de las cuales es el vínculo terapéutico. Sin embargo podemos
afirmar que la alianza terapéutica es el componente de la relación terapéutica cuya importancia recibe
más consenso en cuanto a la formación de la relación terapéutica.
Bordin definió la alianza como el encaje y colaboración entre el cliente y el terapeuta e dentificó tres
componentes que la configuran:
Las tareas se refieren a las acciones y pensamientos que forman parte del trabajo en el proceso
terapéutico, de modo que la percepción de estas acciones o tareas como relevantes para la mejoría
es una parte importante del establecimiento de la alianza. También el acuerdo entre terapeuta y
paciente respecto a cuáles son los objetivos a alcanzar con la psicoterapia, así como compartir
mutuamente confianza y aceptación son elementos esenciales para una buena alianza. Bordin afirmó
que una alianza positiva no es curativa por sí misma, sino que es un ingrediente que hace posible la
aceptación y el seguimiento del trabajo terapéutico.
Luborsky describió dos tipos de alianza en función de la fase o etapa de la terapia de la que se trate.
La alianza de tipo 1 se da sobre todo en el inicio de la terapia y se caracteriza por la sensación que
experimenta el paciente “sobre el apoyo y la ayuda que proporciona el terapeuta como contenedor”.
La alianza tipo 1 de Luborsky podría ser entendida como la sensación de comodidad que experimentan
los pacientes al sentirse acogidos y se puede relacionar con el componente de aceptación o vínculo
positivo de Bordin. El acuerdo en las tareas y en los objetivos por parte del terapeuta y del paciente
acaba por constituir lo que Luborsky describió como alianza de tipo 2.
Se considera que la alianza terapéutica es una construcción conjunta entre paciente y terapeuta, de
modo que las expectativas, las opiniones, las construcciones que ambos van desarrollando respecto
al trabajo que están realizando, la relación establecida y la visión del otro resultan relevantes para el
establecimiento de la alianza terapéutica, así como la alianza modula la relación.
El origen y distinto desarrollo de los diferentes instrumentos de evaluación hace que haya algunas
diferencias en los componentes de la alianza de cada instrumento, pero parece que hay dos aspectos
nucleares y comunes en todos ellos: la colaboración y el acogimiento (sentirse bien).
Las altas correlaciones encontradas entre las subescalas de cada instrumento de evaluación plantean
la duda de si estas subescalas reflejan o no las diferentes dimensiones teóricas de la alianza.
El origen y distinto desarrollo de los diferentes instrumentos de evaluación hace que haya algunas
diferencias en los componentes se la alianza de cada instrumento, pero parece que hay dos aspectos
nucleares y comunes en todos ellos: la colaboración y el acogimiento (sentirse bien).
Las altas correlaciones encontradas entre las subescalas de cada instrumento de evaluación plantean
la duda de si estas subescalas reflejan o no las diferentes dimensiones teóricas de la alianza y en
diferentes formatos de terapia tales como las terapias individuales, las terapias de grupo y las terapias
familiares.
Sobre los estudios de la alianza terapéutica coinciden en destacar la significación de la relación entre
la alianza terapéutica y el resultado final de la psicoterapia. En este sentido, la alianza terapéutica
resulta ser un buen predictor de los resultados conseguidos por diferentes modalidades terapéuticas.
La alianza en terapia
De pareja o familiar difiere un poco de la alianza en psicoterapia individual ya que el terapeuta de
pareja o de familia debe establecer y mantener alianzas múltiples. Como en la terapia individual, la
alianza terapéutica en terapia familiar se ha asociado con los resultados obtenidos con el tratamiento.
Autores como Eaton, Abeles y Gutfreund (1988) y Frank y Gunderson (1990) encontraron que la
alianza terapéutica se relacionaba con la aceptación de la farmacología y la disminución de las
ausencias a la terapia en los pacientes con esquizofrenia.
Los componentes de la alianza que resultan ser aspectos de comunalidad en todas las orientaciones.
Uno de los aspectos cuestionados en los trabajos de alianza-resultados ha sido la posibilidad de que
los clientes tengan una buena alianza terapéutica sólo cuando la terapia les está resultando útil, pero
hay datos que sugieren que la alianza es una cualidad intrínseca de la relación que contribuye al éxito
de la terapia por encima de las ganancias terapéuticas alcanzadas en el momento; por lo tanto, la
alianza no es un reflejo de los resultados beneficiosos. Safran y Muran comentan que el desarrollo y
la resolución de problemas en el establecimiento de la alianza terapéutica no es el prerrequisito del
cambio, pero sí que se trata de una parte esencial del proceso de cambio.
La relación entre alianza y resultado de la terapia obtenía más fuerza cuando la alianza se evaluaba en
la fase inicial del proceso (segunda a sexta sesión), por lo que parece que la alianza medida en las
primeras sesiones es un mejor predictor del resultado final de la terapia que la alianza evaluada en la
fase intermedia o cuando se han realizado muchas sesiones.
Ya hemos comentado que la relación terapéutica es producto del encuentro entre el terapeuta y el
cliente, y está influida por las características y la historia personal de cada uno de ellos. Se han
identificado algunas actitudes o características de los terapeutas y de los pacientes que ayudan al
establecimiento de la alianza terapéutica—si bien muchos estudios son poco concluyentes o se
centran en dimensiones poco operativas.
La importancia de estudiar la relación entre las intervenciones del terapeuta y las variables del cliente
es lo que impulsó la Selección Sistemática de Tratamientos (SST) propuesta por Beutler.
(b) La tendencia del terapeuta a dirigir la atención a la acción o al insight del paciente relacionada con
el estilo de afrontamiento del paciente.
Así, Beutler considera que, por ejemplo, un paciente resistente y con un estilo de afrontamiento
internalizador se beneficiaría más de un terapeuta poco directivo y dirigido al insight.
Por otro lado, parece que los clientes a los que les cuesta establecer una buena relación terapéutica
pueden beneficiarse más de técnicas específicas, mientras que los que han establecido una buena
alianza con el terapeuta pueden beneficiarse de intervenciones menos técnicas y más exploratoria.
Las expectativas del cliente de encontrar y establecer una relación igualitaria con el terapeuta
aumentan la probabilidad de establecer una buena alianza terapéutica.
3. Consideración final
Resulta evidente la importancia del constructo de la alianza terapéutica en el desarrollo del proceso
terapéutico y en los resultados finales del tratamiento. A pesar de las diferencias existentes en las
visiones de la alianza entre las distintas orientaciones teóricas, la alianza terapéutica ha recibido
atención y reconocimiento como factor esencial en la psicoterapia por parte de la gran mayoría de las
escuelas terapéuticas. La conceptualización de Bordin ha proporcionado un marco general de
referencia para la explicación de la alianza terapéutica y sus componentes.