Rappaport
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Roy A. Rappaport
I. DEFINICION DE ECOLOGIA
La ecología es la ciencia que estudia las relaciones entre los organismos vivientes y sus
medios físicos y bióticos.
Es una ciencia que intenta comprender los modos de vida de los organismos con
referencia a los lugares que ocupan y de los que forman parte.
la ecología es, en parte, una ciencia de la conducta; una ciencia biológica Y una ciencia
social.
La posición ocupada por una población ecológica en un ecosistema, una posición definida
por lo que esa población come y por lo que la come a ella, es llamada a veces "nicho
ecológico". Generalmente, pero no siempre, una población ecológica está formada por
todos los representantes de una especie que se encuentren en un ecosistema particular.
Sin embargo, se designa como especie a un agregado de organismos porque sus miembros
pueden intercambiar material genético, y los ecosistemas no se mantienen unidos por
intercambios genéticos sino por relaciones alimenticias. Son útiles las designaciones de
especies para distinguir las poblaciones ecológicas solamente en cuanto sirven como una
guía para las posiciones ocupadas en las redes de intercambios alimenticios, o sea sus
nichos ecológicos, y ocurre a veces que dos o más agregados de la misma especie tienen
medios diferentes para alimentarse dentro del mismo ecosistema. Lo mismo suele ocurrir
entre los hombres. Por ejemplo, los pastores y horticultores que ocupan la misma área son
tan ecológicamente distintos entre sí como dos especies, y se pueden considerar como
poblaciones ecológicas separadas.
Los sistemas vivientes también tienden a ser CIBERNÉTICOS, al regular su
funcionamiento mediante el proceso conocido por "retroalimentación negativa". En
respuesta a cambios que pongan en peligro el sistema en algún aspecto del medio
ambiente o de ellos mismos. Por ejemplo, en respuesta a un aumento incómodo de la
temperatura, un organismo humano puede transpirar, disminuir su actividad física, beber
líquidos fríos, buscar la sombra, apagar la calefacción, o poner a funcionar el
acondicionador del aire. Todas éstas son respuestas correctivas a una fluctuación
ambiental que pudiera producir un aumento desagradable o aun desastroso en la
temperatura interna del organismo. Gracias a estas y otras respuestas autorreguladoras el
organismo es capaz de mantener el equilibrio con respecto a la temperatura.
La cultura es... un modo de referirse a la técnica predominante por medio de la cual una
población humana se mantiene en su habitat. Por lo tanto, las partes componentes de la
cultura son idénticas en principio a la atracción que siente la abeja por la miel, las
actividades de-las aves para construir nidos, y los hábitos de cacerías de los carnívoros.
Sería una petición de principio argüir que estos últimos son instintivos mientras que las
primeras no lo son (1944, p. 44).
Este procedimiento tiene ciertas ventajas. Los sistemas biológicos a cuya supervivencia
contribuye el fenómeno cultural (positiva o negativamente) pueden situarse en el tiempo
y el espacio, contarse, pesarse y en general medirse de diversos modos. Esto nos permite,
entre otras cosas, evaluar la incidencia de los grupos humanos y sus tecnologías sobre los
ecosistemas en los que participan (aunque pueden ser formidables los problemas de
medición). Además, a menudo es posible establecer por lo menos algunos de los
requisitos de supervivencia de los grupos humanos y de la población de otras especies en
términos razonablemente precisos. Así, tal vez podamos dar un significado empírico al
equilibrio interno especificando los rangos dentro de los que deben conservarse variables
tales como las proporciones entre hombres y tierra, los componentes del suelo o el
consumo de los diversos nutrientes si los sistemas en estudio han de funcionar o por lo
menos sobrevivir.
Y el hombre, a diferencia de otras especies, por medio del comercio y otros medios
culturales para redistribuir los recursos puede habitar regiones que en sí no le
proporcionan todo lo necesario para satisfacer sus necesidades biológicas.
Por lo tanto, algunos antropólogos (Conklin, 1955; Frake, 1962; Rappaport, 1963; Vayda
y Rappaport, 1967) han llamado nuestra atención acerca de la necesidad de tomar en
cuenta el conocimiento y creencias del hombre con referencias al mundo que lo rodea, y
sus motivos culturalmente definidos para actuar como lo hace, si deseamos comprender
sus relaciones ambientales. Pero debemos tener presente que, aunque el hombre actúa en
la naturaleza de acuerdo con sus conceptos y deseos, es sobre la naturaleza misma donde
actúa, a la vez que ésta actúa sobre el hombre, nutriéndolo y destruyéndolo.
En respuesta a las señales del ecosistema (por ejemplo, las quejas de las mujeres con
respecto a las molestias de la cría de cerdos) se emprenden acciones rituales
concernientes a lo sobrenatural (hay suficientes animales para pagarles, y se hacen
sacrificios), pero estas acciones tienen efectos correctivos sobre el ecosistema
(disminuye la población de cerdos y se reduce el trabajo de las mujeres en el pastoreo).