Zonas de Entrenamiento
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PULSACIONES CARDIACA S
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Etiquetascardiaca, frecuencia, zona
Las zonas de entrenamiento se basan en un margen de porcentajes (60% a 70%) de la Frecuencia Cardiaca
Máxima. Dentro de cada zona de entrenamiento tienen lugar sutiles efectos fisiológicos para desarrollar tu
nivel de forma física.
Introducción
Las zonas de entrenamiento se basan en un margen de porcentajes (60% a 70%) de la Frecuencia Cardiaca
Máxima. Dentro de cada zona de entrenamiento tienen lugar sutiles efectos fisiológicos para desarrollar tu
nivel de forma física.
Entrenar en esta zona desarrollará tu sistema cardiovascular. La habilidad del cuerpo para transportar
oxígeno a los músculos operativos y de llevarse el dióxido de carbono de los músculos en funcionamiento
puede mejorarse. Conforme el atleta mejora su forma física al entrenar en esta zona, podrá ejercitar algunas
sesiones semanales a un nivel más alto (hasta un 75%) y aprovechar los beneficios de mejorar la capacidad
aeróbica.
El umbral anaeróbico
El umbral anaeróbico, es el punto en el que el ácido láctico empieza a acumularse en los músculos, se
presenta entre el 85% y el 90% de tu frecuencia cardiaca máxima. Este punto de inflexión se encuentra
generalmente 20 pulsaciones por encima del umbral aeróbico. El umbral anaeróbico puede ser estimado por
medio del Test Conconi (ver más abajo) del umbral anaeróbico.
El umbral aeróbico
El umbral aeróbico, el punto en el que las vías energéticas anaeróbicas comienzan a operar; este punto se
sitúa aproximadamente al 75% de tu frecuencia cardiaca máxima. Esto es aproximadamente 20 pulsaciones
por debajo de tu umbral anaeróbico.
En el caso de utilizar un monitor de cardio, simplemente observa la menor cantidad de pulsaciones por
minuto que haya registrado durante los 20 minutos de relax.
Conforme mejoras, el corazón llega ser más eficiente en su función de bombear sangre oxigenada. Como
resultado tu frecuencia cardiaca disminuirá. Recuerda que debes comprobar las pulsaciones en estado de
reposo, cada mes aproximadamente si eres principiante, y entre tres y seis meses si eres un deportista más
avanzado.
Calcular los valores de una zona de entrenamiento
Los cálculos de una zona, llamémosla x%, se realiza de la siguiente forma:
1. Resta la FCR de la frecuencia cardiaca Máxima. Esto nos da la Frecuencia cardiaca de trabajo (FCT).
2. Calcula la frecuencia deseada (llamada x), utilizando el pulso de trabajo como referencia, la frecuencia
x% requerida en el FCT, nos da “z”
3. Añade “Z” junto a la FCR para obtener el valor final. Pongamos un ejemplo:
Ejemplo:
La frecuencia cardiaca máxima de un deportista es de 180ppm y su Frecuencia cardiaca en Reposo es de 60.
Para determinar su valor al 70%, lo calcularemos de la siguiente forma:
Monitor de cardio:
Aunque hoy día ya se utilizan modelos modernos de pulsómetros, los más utilizados son los
complementados con una cinta adjunta al tórax.
Cálculo automático en la web de Alto Rendimiento:
Inserta tu edad, tu frecuencia cardiaca en reposo y los valores correspondientes a las zonas más baja y alta
(%), entonces selecciona el botón de “calcular”.
Introducción
El primer monitor de frecuencia cardiaca sin cables se introdujo en el Mercado en 1983 y desde entonces
estos han experimentado grandes cambios y avances tecnológicos. Por ejemplo:
1. Proceso de transmisión codificada (desde la cinta pectoral al reloj de muñeca) para reducir las
interferencias con otros monitores de cardio.
2. Habilidad de almacenar gran cantidad de datos.
3. Funcionesparaasistiralentrenamiento, p.e., rangos máximos y mínimos para ajustar las zonas de
entrenamiento (ver zonas de entrenamiento, más arriba)
4. Capacidad para descargar la información registrada en un ordenador y analizar los datos con un
programa especial.
5. Historial de resultados para analizar y re-evaluar el programa de entrenamiento.
6. Multifunción y agenda de clientes para poder administrar y registrar los datos recogidos de todo un
equipo deportivo.
El Uso de la Frecuencia Cardiaca Máxima (FCM) para configurar la intensidad (con el monitor de cardio)
se basa en los principios fisiológicos del sonido emitidos por los latidos del corazón; conforme
el ejercicio se va incrementado, el consumo de oxígeno (V02 sin el “max”) y la frecuencia cardiaca
aumentan al unísono (linealmente) hasta casi alcanzar intensidades máximas. La frecuencia cardiaca es
mucho más fácil de utilizar comparada con el consumo de oxígeno y la relación entre ambos ha sido
establecida. Es decir que el porcentaje del V02máx al pedalear a cierta intensidad coincide con un
porcentaje determinado de la frecuencia cardiaca realizando el mismo ejercicio. Sin embargo, existe un
pequeño problema: conocer tu Frecuencia Máxima con la máxima exactitud posible.
Factores que afectan la frecuencia cardiaca
Muchos factores pueden alterar la frecuencia cardiaca:
1. Estrés
2. Enfermedad
3. Sobreentrenamiento
4. Medicación
5. Hora del día
6. Comida y bebida (p.e. cafeína)
7. Altitud
8. TemperaturaNivel de hidratación
9. Condiciones climáticas
10. Drift Cardiaco
11. Insomnio
*Drift Cardiaco es la tendencia que la frecuencia cardiaca experimenta durante una sesión a intensidad
constante. Algunos estudios argumentan que este aumento del pulso cardiaco puede incrementarse entre 5 –
20 ppm durante un trabajo mantenido entre 20 – 60 minutos aunque la intensidad se mantenga constante
(sin variaciones).
Sumario
La frecuencia cardiaca es un parámetro útil para controlar y evaluar la reacción y los efectos
experimentados por los deportistas con el entrenamiento y la Frecuencia Cardiaca Máxima es un método
conveniente (aunque no religiosamente exacto) para medir y registrar el trabajo realizado durante el
entrenamiento.
La frecuencia cardiaca, por sí misma, no se presenta como una herramienta muy exacta para la evaluación
de la eficacia del entrenamiento a largo plazo y no nos indica que aspectos del programa de entrenamiento
están teniendo una influencia positiva o negativa en la adaptación que el entrenamiento conlleva. Eso sí, es
económico, de fácil manejo y no requiere cargar con un laboratorio científico en la mochila.
6MAY 2010
LA PLANIFICACIÓN DE ENTRENAMIENTO
EN DEPORTES INDIVIDU ALES
Enviado porAlto Rendimiento
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Desde hace ya tiempo, venimos repitiendo que “la planificación del entrenamiento deportivo es ante todo el
resultado del pensamiento del entrenador”. Este pensamiento debe estar lo más distanciado posible de toda
improvisación; integrar los conocimientos en un sistema estructural y organizado lo más cercano a la
ciencia y la tecnología.
Entidades(es):
Resumen
Desde hace ya tiempo, venimos repitiendo que “la planificación del entrenamiento deportivo es ante todo el
resultado del pensamiento del entrenador”. Este pensamiento debe estar lo más distanciado posible de toda
improvisación; integrar los conocimientos en un sistema estructural y organizado lo más cercano a la
ciencia y la tecnología.
Para Kaufman, R. (Planificación de sistemas educativos. Editorial Trillas, México, 1973) “la planificación
es un proceso para determinar adonde ir y establecer los requisitos para llegar a ese punto de la manera más
eficiente y eficaz posible”.
INTRODUCCIÓN
Desde hace ya tiempo, venimos repitiendo que “la planificación del entrenamiento deportivo es ante todo el
resultado del pensamiento del entrenador”. Este pensamiento debe estar lo más distanciado posible de toda
improvisación; integrar los conocimientos en un sistema estructural y organizado lo más cercano a la
ciencia y la tecnología.
Para Kaufman, R. (Planificación de sistemas educativos. Editorial Trillas, México, 1973) “la planificación
es un proceso para determinar adonde ir y establecer los requisitos para llegar a ese punto de la manera más
eficiente y eficaz posible”.
Los preceptos de la planificación para Sancho, J.A. (Planificación deportiva. INDE Barcelona, 1997) son
los siguientes:
Por lo anterior, para analizar cualquier estructura actual del entrenamiento, es necesario partir de la
formulada por L. Matveiev y conocida mundialmente por periodización del entrenamiento.
El plan de la temporada, también llamado plan de entrenamiento anual debe integrar todos los aspectos de la
preparación; incluyendo los conocimientos sobre los diseños de los mesociclos, microciclos y sesiones, así
como los sistemas propios de un diseño de una temporada.
Desde nuestro punto de vista de Navarro y Feal (2001), la planificación y estructuración de una temporada
se deben plantear los siguientes requerimientos:
El plan debe asegurar que se manifiesten plenamente las capacidades del deportista y se alcancen los
mejores resultados en las competiciones principales.
El plan debe tener en cuenta que el deportista tiene que actuar a su plena capacidad durante toda la
temporada, ya que de lo contrario no logrará ser seleccionado para las competiciones principales; con
la particularidad de que debe actuar así sin detrimento de su preparación general y sin perjuicio de su
salud.
El plan debe crear los fundamentos para que continúe mejorando la preparación y los resultados del
deportista en las temporadas posteriores y, por consiguiente, para que se desarrollen de modo
integrado sus capacidades y se fortalezca su salud.
El concepto de planificación de la temporada está basado en los siguientes condicionantes:
Para Navarro y Feal, (2001), una de las características del deporte contemporáneo es el número elevado de
competiciones. No cabe duda, que incluso para los deportistas, de clase mundial, no es posible obtener unos
resultados superiores y una preparación “Cima” para cada competición; los rendimientos se alcanzan
solamente en las competiciones principales y éstas deberían tener lugar como el resultado final de una
preparación de toda una temporada. Por tanto, la preparación debe dirigirse con claridad hacia un número
limitado de competiciones con el logro de la preparación “Cima” inmediatamente antes de la prueba
principal.
Según ello, la preparación de la temporada puede diseñarse con un formato de una cima, dos cimas y poli –
cimas. Un factor importante en la distribución de competiciones dentro del ciclo anual lo marca el tipo de
deporte. El sistema más común para la planificación de la temporada establece que tales cimas de
preparación pueden lograrse a través del entrenamiento completo dentro de un macrociclo; así, se
emplearían planes de temporada de un ciclo, dos ciclos y tres ciclos. Como alternativa, el sistema
contemporáneo, como se muestra más abajo, facilita tres, cuatro o más picos de preparación dentro de la
estructura de una temporada (macrociclo) (Navarro y Feal, 2001).
Otro factor del entrenamiento para estos autores (Navarro y Feal, 2001) dentro de la temporada es
la estrategia de preparación a largo plazo. Existe un acuerdo común en que la preparación de los jóvenes
deportistas debe ser más generalizada y multilateral, con un menor número de competiciones que en la
preparación de los deportistas de elite. La planificación y distribución de la carga debe basarse en las
tendencias a largo plazo del progreso individual. Actualmente, en la preparación de los deportistas jóvenes
en los primeros dos o tres años de entrenamiento se lleva a cabo con ciclos de entrenamiento más
prolongados.
Un aspecto más concreto en la estrategia de la preparación a largo plazo es el plan cuatrienal olímpico,
donde se establecen características especiales de entrenamiento para cada temporada y que pueden incluso
determinar las proporciones relativas de varios periodos dentro de un ciclo anual.
Por último, la planificación de la temporada también se basa en las peculiaridades y en las fases y periodos
de preparación para su desarrollo.
Siguiendo la idea de los autores citados anteriormente, las principales peculiaridades para el desarrollo de la
preparación dentro de una temporada se basan en la ley de adaptación. Las consecuencias prácticas para el
entrenamiento de esta ley son como sigue:
Los deportistas no pueden ejecutar continuamente el mismo programa de entrenamiento debido a que
la entrenabilidad desciende tras la adaptación a cargas habituales. Así, el entrenamiento debe
cambiarse, bien a través de la magnitud de los estímulos o / y del contenido de los ejercicios.
Las exigencias de entrenamiento aumentan durante la temporada y alcanza su punto máximo en la
última y, a menudo, más importante competición. Este punto corresponde normalmente a la fase
crítica de adaptación, donde una elevación posterior de la carga de trabajo puede ser peligrosa y
destructiva. Este debe ser el punto de referencia que marque el objetivo de la siguiente temporada.
El efecto de entrenamiento máximo en los deportes se alcanza con la ayuda de ejercicios específicos.
Sin embargo, la sensibilidad de los deportistas para tales ejercicios será más baja durante el
entrenamiento anual a largo plazo; la entrenabilidad de los deportistas con tales ejercicios debería ser
utilizada con debida dosificación antes de las competiciones principales. La renovación del potencial
motor y psicológico necesita del uso de ejercicios generalizados y parcialmente no específicos. Esta es
la razón por la que en los periodos iniciales y posteriores de una temporada deben ser diferentes
cualitativamente.
El primer intento para diseñar un sistema válido de entrenamiento anual estuvo basado sobre la experiencia
deportiva en la década entre 1920 y 1930. Este sistema abogaba por el trabajo general en invierno para
desarrollar la fuerza y la resistencia y el trabajo especial en la primavera y el verano incluyendo la
competición.
El papel de la preparación física, fisiológica, psicológica y coordinativa era extensivo, siendo por esta causa
por lo que fueron recomendados unos periodos prolongados de preparación general para una temporada. Sin
embargo, después de algún tiempo, esta posición fue adaptada a la necesidad de lograr dos o tres cimas de
preparación en el año. Como resultado de las siguientes variables de periodización se abogó en la práctica
por (Navarro y Feal, 2001):
Una vez establecidos los objetivos, se deben analizar las condiciones posibles para llevar adelante el plan,
es decir, las posibilidades de participación en concentraciones para entrenamientos, la existencia de recursos
materiales, equipamiento, el lugar o lugares de entrenamiento, etc. Es obvio que si no se dispone de estos
datos resulta difícil elaborar un plan concreto y, menos aún, incitar a los deportistas a que lo cumplan.
La tercera operación es la de fijar las principales competiciones. En la mayoría de las veces, estos datos
vienen ya impuestos por el calendario de las competiciones aprobado y las indicaciones de las direcciones
técnicas. En cualquier caso, se deben elegir aquellas competiciones en función de los objetivos principales.
En los gráficos del plan de la temporada, es muy útil reflejar las diferencias entre las competiciones
principales, importantes y preparatorias con un símbolo o color diferente.
Después se debe determinar y puntualizar quiénes son los ejecutores del plan (jefe del equipo, entrenadores,
metodólogo, médico, masajista, etc.)
A continuación Navarro y Feal (2001) clasifican los periodos y las fases del ciclo anual y el planteamiento
de los objetivos parciales en cada uno de ellos:
Figura 1.1. Esquema de la planificación del proceso de entrenamiento (Navarro y Feal, 2001). Contenido
disponible en el CD Colección Congresos nº 13.
Basados en los ciclos de la supercompensación, creados por el austríaco Hans Seyle, y modificado por el
gran bioquímico deportivo, el ruso Yakolev, Matveiev ideo la periodización del entrenamiento, apoyado en
evaluaciones estadísticas del comportamiento en atletas de diversas modalidades deportivas de la ex Unión
Soviética, en las décadas de los años 50 y 60.
Esta periodización fundamentaba la premisa de que el atleta tiene que construir, mantener y después perder
relativamente la forma deportiva a lo largo de los grandes ciclos anuales de entrenamiento ( Matveiev,
1961, 1977, 1981, 1986).
De esta forma, la periodización del entrenamiento deportivo puede ser entendida como una división
organizada del entrenamiento anual o semestral de los atletas, en la búsqueda de prepararlos para alcanzar
ciertos objetivos establecidos previamente obtener un gran resultado competitivo en determinado punto
culminante de la temporada deportiva, o sea, obtener la forma deportiva a través de la dinámica de las
cargas de entrenamiento ajustadas a su punto máximo en ese momento ( Dick , 1988, Mc Farlane, 1986).
Estas tres fases, de adquisición, mantenimiento y pérdida temporal de la forma deportiva se transforman en
un ámbito más general, en los tres grandes períodos del entrenamiento deportivo, a saber: período
preparatorio, competitivo y transitorio ( Ozolín, 1989) o sea:
Varios estudios se han realizado, unos de forma complementaria y para perfeccionar la periodización de
Matveiev (Platonov, 1988, Harre 1988, Ozolin 1989, Forteza, 1990, Viru 1991), y otros intentando un
rompimiento con esta forma tradicional de estructuración del entrenamiento (Verjoshanski, 1990, Tschiene,
1986, 1988, Bonderciuk con Tschiene, 1985).
Mc. Farlane, 1986 y Dick, 1988 se pronunciaron en sus estudios sobre el tema, plantean que la
periodización del entrenamiento deportivo puede ser entendida como una división organizada del
entrenamiento anual o semestral de los atletas, en la búsqueda de prepararlos para alcanzar ciertos objetivos
establecidos previamente y obtener un gran resultado competitivo en determinado punto culminante de la
temporada competitiva, exigiendo que la forma obtenida sea el ajuste de la dinámica de las cargas en su
punto máximo para el momento competitivo.
La esencia de la periodización de Matveiev es la relación temporal de las fases de la Forma deportiva con la
estructuración de los Períodos del Entrenamiento (Forteza y Ranzola, 1988). Según Dilson, 1992 la
periodización del entrenamiento se fundamenta justamente en la transferencia positiva de los grandes
volúmenes de cargas generales de trabajo en las primeras fases del entrenamiento para una mayor
especificidad de las fases posteriores.
Weineck, 1989. Afirma que la preparación general tiene sentido apenas para elevar el estado general de
preparación del atleta que de por si ya está elevado por los años de entrenamiento realizados. Por esta razón,
según el autor no se desencadenan en los atletas los procesos adaptativos para una nueva capacidad de
resultados aumentado.
Para Gambetta, 1990, el modelo de Matveiev es válido solamente para las primeras fases del entrenamiento,
considerándose que al aumentar el nivel de rendimiento de los atletas, se debe aumentar también el
porcentaje de utilización de los medios de preparación específica. Bompa, 1983, argumenta que no existe,
con los calendarios competitivos actuales, tiempo disponible para la utilización de medios de preparación
general que no corresponden a las especificidades concretas del deporte en cuestión. Este planteamiento
coincide con lo señalado al respecto al inicio de nuestra ponencia.
Tschiene, 1990, que es uno de los autores que más ha discutido la periodización del entrenamiento
deportivo, realza la importancia de una preparación individualizada y específica con altos índices de
intensidad durante le proceso actual de entrenamiento deportivo, el que no ocurre en la periodización
tradicional de Matveiev, señalando que su esquema es demasiado rígido en lo referido a las diversas fases
de la preparación deportiva, considerando que para diferentes deportes y deportistas son las mismas y
poseen relativamente la misma duración. También llama la atención para la importancia de nuevas formas
alternativas de estructuración del entrenamiento deportivo surgidas últimamente y que más adelante
señalaremos. Verkoshanski 1990, plantea que la periodización del entrenamiento deportivo, cuando fue
concebida, tenía como base resultados competitivos mucho más bajos y de un nivel de exigencia mucho
menor que las actuales, por lo que esta forma de estructurar el entrenamiento se debe concebir únicamente
para atletas de nivel medio y no en atletas de elite, que trabajan con exigencias mayores.
Bondarchuk con Tschiene 1985 y con Márquez 1989, afirman que no hay transferencia positiva de la
preparación general para la preparación específica en deportes de alto nivel.
Desarrollo complejo de muchas capacidades en el mismo tiempo. El sistema tradicional aboga por
el desarrollo complejo de muchas capacidades a través de la orientación general del entrenamiento en
varias direcciones. Por ejemplo, en natación, el entrenamiento en el periodo preparatorio esta dirigido
a la resistencia aeróbica, aeróbica – anaeróbica, la fuerza máxima, la fuerza resistencia, el
acondicionamiento físico general. Como es usual, estos tipos de entrenamiento se utilizan dentro de
cada mesociclo en distintas proporciones. La misma situación es típica en el periodo competitivo de
acuerdo con otra serie de objetivos que incluyen capacidades anaeróbicas alácticas, resistencia
anaeróbica, fuerza – resistencia específica, técnica y táctica competitiva, etc. La formulación compleja
de un programa de entrenamiento que simultáneamente desarrolle muchas capacidades motoras
produce una superposición negativa del efecto de entrenamiento. Más aún, para obtener una ganancia
real de alguna capacidad en los deportistas de élite, es necesario facilitar una concentración suficiente
y énfasis sobre cargas de entrenamiento concretas. Un programa complejo restringe esta posibilidad.
Periodos prolongados de entrenamiento de forma monótona y poco atractiva. Esta posición se
basa en el empleo rutinario de periodos prolongados de entrenamiento involucrando tareas y / o
contenidos de ejercicios monótonos. Usualmente, los periodos duran de dos a tres meses. La principal
consecuencia de este entrenamiento es que la adaptación al estímulo habitual reduce las ganancias en
la preparación. Al lado de esto, el periodo prolongado de trabajo extensivo en los periodos
preparatorios lleva al desentrenamiento de la velocidad y la alteración de la técnica según el estilo
extensivo.
Pocas oportunidades para realizar capacidades específicas durante el periodo preparatorio
(rapidez, potencia anaeróbica alactácida, técnica competitiva, etc); y retener capacidades básicas
más generalizadas durante el periodo competitivo (resistencia aeróbica, capacidades de
fuerza).La prolongación de un trabajo determinado con unas características concretas durante los
distintos periodos puede provocar efectos negativos. Es bien conocido que la capacidad para
desarrollar velocidad máxima y potencia puede disminuir debido a un alto volumen de entrenamiento,
causada por la adaptación morfológica y biomecánica de los músculos. Por esta razón se puede llegar a
una pérdida muy estable de rapidez y capacidad anaeróbica aláctica. Un efecto negativo adicional
puede ser la alteración de la técnica de movimiento. Bajo condiciones de trabajo extensivo
prolongado, la técnica cambia hacia un modelo de coordinación predominante por ejemplo,
movimientos lentos por demasiado trabajo aeróbico, y pudiendo esta transformación llegar a ser
también muy estable. Como punto añadido más a este apartado, la prolongación del periodo
competitivo no permite al deportista sostener el nivel de las capacidades básicas, como la resistencia
aeróbica y fuerza máxima. Incluso la masa muscular se ve disminuida muy a menudo día antes de las
competiciones principales.
Limitaciones para tomar parte en las competiciones durante la parte principal de la
temporada. Es común en el deporte contemporáneo de alto rendimiento tomar parte en
competiciones, no solamente durante el periodo competitivo, sino también durante el periodo
preparatorio. La estructura convencional de preparación no ofrece la oportunidad para seguir esta
práctica debido a la escasez de situaciones competitivas que se presentan durante el periodo
preparatorio de entrenamiento. La acumulación de carga y la baja motivación para tomar parte en la
competición (debido a la falta de preparación) hacia que la competición en este tiempo sea poco
factible.
Matveiev 1990, ha respondido a algunas de estas críticas principalmente en lo que se refiere a la utilización
de las cargas generales y los altos volúmenes de trabajo en las fases básicas del entrenamiento, planteando
de que esto es un factor que no puede ser contestado y mucho menos eliminado. En este fenómeno los
contenidos generales están en dependencia de los contenidos específicos y viceversa. En la figura 5.2
podemos ver la periodización clásica de este autor.
Alrededor de este problema, nuevas formas de estructurar el entrenamiento deportivo para atletas de alto
nivel han surgido, y la tendencia es que cada vez se recurran a la utilización de unos u otros sistemas
(Raposo, 1989).
Las formas de estructurar el entrenamiento deportivo que señalaremos a continuación, bien la que tienden a
perfeccionar la periodización de Matveiev, o las que pretenden romper con ella, es evidente que estas
formas no encierran las variadas posibilidades de estructuración del entrenamiento deportivo, más son
actualmente las más discutidas en la literatura internacional especializadas en el tema.
Si variamos los lugares de las sesiones de entrenamiento, el efecto será distinto. En la actualidad, el arte en
la construcción de los entrenamientos por medio de los diferentes ciclos tiene una importancia vital para el
éxito de la planificación y por ende de los resultados competitivos.
El microciclo consta como mínimo de dos fases: la acumulativa, que está relacionada en uno u otro grado
con el agotamiento y la de restablecimiento, que está relacionada con el descanso necesario por las cargas
recibidas.
En la práctica por cuestiones organizativas del calendario, se utiliza frecuentemente el ciclo semanal – 7 + –
2 días -; sin embargo, puede haber microciclos desde 2 hasta 20 días. La duración mínimo es de dos días,
aunque es poco utilizado, pues no da muchas posibilidades a la resolución de tareas de entrenamiento.
El tipo de deporte no determina la duración del microciclo, la misma depende de las tareas de la preparación
del proceso de entrenamiento (de las direcciones a cumplir). Lo que se trata es de buscar la duración óptima
del microciclo en dependencia con el nivel de calificación del deportista, con las direcciones a cumplir y
con el momento de preparación.
Los microciclos de entrenamiento permiten concentrar las tareas en las distintas sesiones, así como el
volumen necesario de influencias para su solución. Se mantienen hasta tanto sean necesarios para cumplir
las tareas trazadas en la preparación.
A pesar de la gran influencia de sesiones de entrenamientos, la construcción racional del microciclo permite
evitar la uniformidad y la monotonía.
De los tipos de deportes que plantean diversos requisitos a las capacidades físicas, no es posible esperar un
restablecimiento completo si las sesiones de entrenamiento no se alternan unas con otras con tareas, medios
y diversa dosificación de los ejercicios. En este caso, cada vez se cargan otros sistemas de órganos y
funciones.
Semejante cambio, y la construcción racional de las sesiones de entrenamiento, permiten realizar una carga
grande sin observar ningún índice de sobre tensión de los sistemas funcionales del organismo. A modo de
ejemplo, podemos tomar la siguiente alternación de la tendencia predominante durante las sesiones de
entrenamiento en la semana:
Por ejemplo, resulta necesario no menos de tres días en el microciclo semanal, para influir de forma dirigida
sobre la capacidad requerida.
Al mismo tiempo, si esta capacidad se lleva hasta la condición necesaria y sólo hay que mantenerla,
entonces se requerirán dos sesiones a la semana – Hettinger -, ya que si no, los índices de la capacidad dada
comenzarán a reducirse. Para mantener cualquier capacidad, no es conveniente pasar al desarrollo de otra
por más de tres días a la semana. En la mayoría de los casos, el ciclo semanal no se inicia con grandes
cargas. Si en el ciclo semanal, se presentan dos entrenamientos con grandes cargas, será conveniente
distribuirlas en el tiempo. A su vez, si son más de dos, es posible realizarlos de forma seguida dos de cada
tres días.
Como es conocido, las cargas son menos efectivas cuando existe un cansancio fuerte (en el sentido del
efecto sumatorio), que en estado de una óptima capacidad de trabajo. Es posible acelerar los procesos de
restablecimiento, si se incluyen distintas sesiones que construidas con ejercicios de desarrollo general, los
cuales actuarán como mecanismo de descanso activo.
Con el objetivo de construir correctamente los microciclos, es necesario conocer qué influencia ejercen las
cargas sobre el deportista, diferentes por su magnitud y tendencia, así como por la dinámica y la duración de
los procesos de restablecimiento después de las mismas.
En este sentido, resultan también importantes las informaciones sobre el efecto acumulativo de algunas
cargas, diferentes por su magnitud y tendencia, y sobre las posibilidades de utilización de cargas medias y
pequeñas, con el objetivo de intensificar los procesos de restablecimiento, después de tensiones físicas
considerables. Al mismo tiempo, es conveniente conocer las regularidades de la oscilación e la capacidad de
trabajo durante el día y sus mecanismos condicionantes.
Son varias las investigaciones que han demostrado el carácter de las fases de los procesos de
restablecimiento (Folbert, 1948; Vinogradov, 1958; Chagovet, 1964; Yakolev, 1969). En sentido general
sus resultados se basan en lo siguiiente: Durante el proceso de trabajo muscular y después del mismo, sobre
la capacidad de trabajo de los distintos órganos y sistemas, se originan diversas fases: gasto,
restablecimiento, super restablecimiento y regreso a la inicial. (Ver Capítulo III).
Pero el restablecimiento después de las cargas físicas, no significa sólo el regreso al nivel inicial de las
funciones del organismo; la aparición de “huellas”, no se eliminan completamente, sino que se mantienen y
se afianzan. Las variaciones de las diferentes funciones del organismo que surgen en el período de
restablecimiento, sirven de base para elevar el nivel de entrenamiento.
Las reacciones del primer tipo, se observan cuando en el microciclo se alternan óptimamente las sesiones
con grandes cargas y el descanso, o con sesiones con cargas pequeñas. El segundo tipo de reacción se
manifiesta cuando se utilizan cargas pequeñas.
En el tercer tipo de reacción, se observa la inadecuada utilización de las sesiones de entrenamiento con
grandes cargas.
La concepción de Folbert se basa en la alternación de las cargas y el descanso y consiste en que si la carga
inmediata se realiza en la fase de supercompensación, dará un efecto de entrenamiento mayor, si se produce
posterior a esta, el efecto es insignificante. En la fase de restablecimiento insuficiente, se observa
agotamiento del organismo y exceso de entrenamiento. Todo esto es mucho más complejo a lo descrito, en
realidad el restablecimiento y la supercompensación de las diferentes funciones del organismo ocurren de
manera heterogénea.
La necesidad de los mesociclos surge fundamentalmente debido a que los mismos permiten dirigir
racionalmente los efectos acumulativos del entrenamiento de la serie de microciclos, garantizando
elevados ritmos de desarrollo del nivel de entrenamiento y previendo las alternancias en los procesos
de adaptación, que se originan en el organismo del deportista bajo la influencia de las cargas de
entrenamiento acumuladas.
Los cambios de adaptación se originan en el organismo de forma heterogénea y en una u otra medida, se
retrasan en relación con la dinámica de las cargas de entrenamiento.
El lugar del mesociclo en el sistema general de construcción del entrenamiento, influye sobre la
estructura del macrociclo. De este factor depende el contenido del mesociclo, la magnitud de los
intervalos entre ellos, y las condiciones de restablecimiento.
1.5 La estructuración pendular del entrenamiento deportivo.
El ruso Arosiev, conjuntamente con Kalinin, en un artículo publicado en 1971, fueron los primeros autores
en proponer la “estructuración pendular” del entrenamiento deportivo. Posteriormente, algunos otros
seguidores de este tema Forteza con Goberna, 1987 y Forteza 1988, harán algunas consideraciones al
respecto de estas formas de estructurar el entrenamiento deportivo del atleta.
Esta propuesta (estructuración pendular) se basa, en primer lugar, en el caso de que los atletas tengan que
entrar y salir de su mejor forma competitiva varias veces en el transcurso del año deportivo. Y por tanto,
importante a la alternancia sistemática de cargas generales para una primera fase de entrenamiento y de
carga específicas para una segunda fase.
Esta alternancia sistemática forma lo que se llama “de péndulo de entrenamiento”, ya que las cargas
específicas crecen en cada ciclo de entrenamiento, al contrario de las cargas generales, que decrece en cada
ciclo hasta prácticamente desaparecer, en la búsqueda de una mejor transferencia de los efectos de las
cargas generales para las cargas específicas y cargas de competición.
El péndulo de entrenamiento es responsable de las alternancias sistemáticas que carecen en el transcurso del
proceso de entrenamiento de forma generalizada y que sustentan la posibilidad de los atletas para participar
en varias competencias a lo largo de grandes ciclos anuales de entrenamiento.
Cuanto menores son los péndulos durante el proceso de entrenamiento, mayor será el número de veces que
el atleta estará en condiciones de competir eficazmente, pero si los péndulos son mayores, mayor será la
posibilidad de sustentar la forma deportivo por un tiempo mayor por parte del deportista.
La estructuración del entrenamiento deportivo, sobre esta forma, utiliza los ciclos de entrenamiento
propuestos por Matveiev (1981-1986) que es seguido por varios autores posteriormente (Berger y Minow,
1984, Forteza y Ribas 1988, Ushiko y Volbov 1991, Viru 1991), para la formación de los péndulos del
entrenamiento, lo que se torna aún dependiente de los ciclos generales de trabajo que sirven de base para los
ciclos específicos y competitivos formulados por Matveiev.
Se puede notar que, en esta forma de estructurar el entrenamiento deportivo, aún es dado la importancia a
las cargas generales de entrenamiento y existe la relativa separación, igual, pero en menor escala que en la
periodización de Matveiev, entre la preparación general y la preparación específica. Esta separación es
torno a esta forma de estructurar el entrenamiento aún es un poco problemática en lo que respecta
justamente a la obligatoriedad o no de las cargas generales de entrenamiento, asunto este que viene siendo
trabajado específicamente por otros autores (Márques, 1989, 1990, Tschiene, 1985, Satori y Tschiene 1987,
Forteza 1993). Obsérvese en la figura 5.3, el esquema estructural de Péndulo.
Figura 1.3. Esquema estructural de Péndulo. Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.
Verkoshanski (1990), presentó sus ideas principalmente en el libro “Planificación y programación del
entrenamiento deportivo”, publicado originalmente en Moscú 1985 y traducido posteriormente por varios
idiomas, y también en algunos artículos publicados en revistas especializadas (1983 al 1990).
Esta forma de estructuración del entrenamiento en atletas de alto nivel es también llamada por el autor
como “Estructuración de sucesiones interconexas”. Se fundamenta básicamente en el caso de que en el
trabajo fuerza, debe ser “concentrado” en un bloque de entrenamiento (ver capítulo de Carga, organización
de la carga de entrenamiento), para crear condiciones de una mejoría posterior en los contenidos del
entrenamiento relacionado con el desarrollo técnico y de las cualidades de velocidad del atleta. Estas
condiciones son dadas por el llamado efecto de acumulación retardada del entrenamiento (EART).
Este concepto es fundamental para esta teoría, pues se constituye en lo concerniente a la estructuración del
entrenamiento “en bloques”. El efecto del entrenamiento retardado a largo plazo, plantea al respecto que a
los efectos obtenidos después de sucesivas sesiones de aplicación de cargas de fuerza en un bloque
concentrado, que puede durar varias semanas, y crear las bases condicionantes para el entrenamiento de las
demás capacidades de los deportistas y para el perfeccionamiento de la técnica.
La línea general de la estrategia (figura 1.4) del proceso de entrenamiento representa el concepto
metodológico central, que determina el objetivo principal que afecta a cada fase del proceso de
entrenamiento. Se elaborada sobre la base del objetivo principal y debe, ante todo, establecer un progreso
racional en la preparación del deportista. Dicho progreso debería lograrse por medio de la mejora
planificada de la capacidad específica de trabajo del organismo, basada en el desarrollo coordinado de la
preparación física especial del deportista y de su maestría técnica y táctica. Este concepto determina todas
las decisiones del entrenador en relación con la organización de cada fase del proceso de entrenamiento.
Figura 1.4.- Ejemplos de la línea general de la estrategia en un ciclo anual. Adaptado de Verkhoshansky
(1998) en Navarro,(2000). Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.
La línea general de la estrategia que conduce al logro del principal objetivo – un rendimiento dado en un
tiempo determinado – podría ser representado en un ciclo anual, por ejemplo, la tendencia en el aumento de
la velocidad de carrera, o el incremento de la intensidad del fuerza en el ejercicio específico de competición
(figura 1.4 A). El objetivo principal, que refleja la metodología general, influye en cada una de las fases del
ciclo anual (1-4 en figura 1.4) y actúa como guía para la organización de sus contenidos. Además, en cada
fase, el resultado planificado (velocidad o intensidad) determina el contenido y la organización de esa fase y
es su objetivo final, el cual es considerado como un objetivo intermedio, frente al objetivo principal del
proceso de entrenamiento (Navarro, 2000).
La línea general de la estrategia también puede ser representada como la dinámica del estado funcional del
deportista durante el ciclo anual, por ejemplo, como la tendencia ideal en la variación de los parámetros
funcionales de a capacidad específica de trabajo. La figura 1.4B muestra el modelo de la tendencia de la
capacidad de fuerza explosiva (FE) en disciplinas de atletismo que requieren fuerza-velocidad. El punto
más elevado de la ordenada FE señala la fase de competición de la segunda fase en el segundo ciclo. Es el
objetivo principal de la preparación (OFP) y tiene una influencia sobre todas las fases del segundo ciclo y
sobre el objetivo intermedio (OFI) del primer ciclo.
La organización del proceso de entrenamiento incorpora todo lo que sabemos sobre el mismo. Se basa en
los principios de entrenamiento y en el objetivo final perseguido. Implica una utilización sistemática y
racional de las cargas de trabajo, de tal modo combinadas que garanticen el efecto optimo de entrenamiento
y el gasto de energía ideal por parte del deportista.
La organización del proceso de entrenamiento tiene dos objetivos:
Una aproximación sistemática implica continuidad, consistencia e interdependencia de los efectos de los
estímulos de entrenamiento sobre el organismo del deportista.
La continuidad significa que el trabajo y los periodos de descanso deben ser proporcionados adecuadamente
para garantizar la actividad funcional constante del organismo en las condiciones determinadas por el
estímulo de entrenamiento. El intervalo de descanso entre una unidad de trabajo y la siguiente se conoce
como el descanso y la recuperación, pero, ante todo, es el lapso de tiempo durante el cual son desarrollados
los procesos de biosíntesis inducidos por la actividad muscular. Estos procesos determinan el estado
funcional del organismo; siendo, por tanto, la base para la siguiente carga de trabajo y la influencia mayor
de su efecto de entrenamiento.
La consistencia del estímulo de entrenamiento requiere la combinación y distribución en el tiempo precisa
de las cargas de trabajo, de modo que garanticen el efecto deseado.
La interdependencia de los efectos de entrenamiento implica que la combinación y distribución de las
cargas de trabajo debe ser estudiada, de modo que el efecto de una carga favorezca la realización de la
siguiente. También, cada una de las cargas de trabajo programadas determina las condiciones que debe ser
satisfechas por las cargas precedentes.
Una utilización sistemática de los medios de entrenamiento debe estar basada en los siguientes conceptos:
Figura 1.5- Comparación del método paralelo-complejo (I) con el método sucesivo-contiguo
(II). Adaptado de Verkhoshansky (1998) en Navarro,( 2000). Contenido disponible en el CD Colección
Congresos nº 13.
En el método secuencial-contiguo, la organización compleja de las cargas de trabajo (A, B y C), es la
misma durante periodos prolongados. La organización es sucesiva, en el sentido de que existe un orden
cronológico muy exacto para la introducción de las cargas de trabajo con un aumento gradual de su
intensidad y de la especificidad de sus efectos de entrenamiento. Es contigua debido a que su sucesión
racional en el tiempo se organiza de modo que la carga A induce adaptaciones morfológicas que
favorecerán el logro de los efectos deseados de las cargas B y C.
La característica distintiva del método secuencial-continuo es que las cargas de trabajo que tienen las
mismas prioridades son concentradas dentro de unos periodos limitados de tiempo, de modo que enfatizan
sus efectos de especialización, y aquellos que tienen diferentes prioridades son separados y ordenados
cronológicamente, de modo que cada carga puede inducir transformaciones adaptativas estables.
Asimismo, es importante notar que la separación de las cargas de trabajo con diferentes prioridades (A, B, y
C en figura 1.5) no se corta bruscamente; una carga nunca se abandona completamente antes de empezar la
siguiente. Durante el proceso de entrenamiento, una carga, por ejemplo la carga B, substituye gradualmente
a la carga precedente, por ejemplo, la carga A. También, todas las cargas de trabajo (A y B) crean las bases
funcionales y morfológicas que enfatizarán el efecto de entrenamiento en las siguientes cargas. Estas, a su
vez, favorecerán una posterior mejora de las transformaciones adaptativas inducidas por las cargas A y B en
un nivel más elevado de intensidad. Esto garantiza un aumento gradual de la intensidad de los efectos de
entrenamiento (EE) sobre el organismo del deportista.
Con respecto a la optimización de los contenidos de la carga de trabajo, es importante prestar atención a que
una carga de trabajo determinada debe abarcar un tiempo específico y ser organizada en relación al mismo.
El tiempo es el mejor instrumento para controlar la eficiencia del estímulo de entrenamiento, ello determina
su duración y su repetición cíclica. Por otro lado, es necesario un cierto tiempo para la organización de los
contenidos del proceso de entrenamiento requeridos para alcanzar el objetivo final de la preparación del
deportista. Además. Si se consideran las condiciones reales y el calendario de competiciones, el tiempo
representa un factor condicionante de la organización del entrenamiento, y de este modo influye en su
organización. La habilidad de un entrenador profesional reside en su capacidad para elaborar e implementar
una organización racional adaptada a las situaciones reales (Navarro, 2000).
Con respecto al factor tiempo, existen seis estructuras principales: el ciclo anual, el ciclo de adaptación
principal, el microciclo, el día de entrenamiento, la unidad de entrenamiento y la sesión de entrenamiento.
Estas dos estructuras necesitan una explicación más detallada.
Este modelo de estructuración causa una relativa división del entrenamiento respecto a las capacidades
físicas y la técnica deportiva. Ahora bien, Verkoshanski deja claro que existe en cada bloque una
predominante de varios contenidos, sin que la separación sea estática o absoluta.
Según Tschiene, 1985 y Satori con Tschiene 1987, el modelo de dinámica en bloques deberá estar
precedido por una dinámica de alto nivel, principalmente por el caso de que el propio autor refiere de
manera clara, la importancia de la unilateralidad de las cargas específicas de trabajo, el que constituye un
avance significativo de la teoría del entrenamiento deportivo. Obsérvese en figura 1.6, el esquema
estructural de Bloques.
Figura 1.6. Esquema estructural de Bloques. Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.
En este modelo, tanto el volumen de trabajo como la intensidad del mismo son altos durante todo el año.
Basado en la experiencia con deportistas alemanes, este autor sistematiza la estructuración del
entrenamiento deportivo con una acentuada forma ondulatoria de las cargas de entrenamiento en fases
breves, con cambios tanto cuantitativos como cualitativos de los contenidos de preparación. Al contrario de
las variaciones de volumen e intensidad de las cargas tal como lo propuesto por Matveiev, Tschiene, 1988,
procuró establecer un esquema estructural en el cual estos parámetros estuvieran siempre en altos índices de
graduación, donde el principio de globalidad de los deportistas se integre perfectamente, en una forma de
organización incompatible con la periodización propuesta por el autor ruso.
La existencia de una elevada intensidad de las cargas de trabajo en una unidad de entrenamiento
relativamente breve y un carácter dominantemente específico objetivado por las competiciones más
importantes que el deportista será sometido, son puntos a destacar en esta forma de organizar el
entrenamiento de alto nivel.
Esto se basa en el caso de que el atleta deba mantener, a lo largo del año deportivo, una alta capacidad de
rendimiento y no construirla para después mantenerla y más tarde perderla, conforme a la teoría Matveiev.
Siendo esta forma de organizar el entrenamiento bastante desgastante, el autor introdujo la necesidad de
intervalos profilácticos, entre las altas intensidades de trabajo, como medio de recuperación activa y
mantenimiento de las capacidades de rendimiento aumentadas durante todo el desarrollo del proceso de
entrenamiento.
Se puede percibir un avance de esta teoría, principalmente en lo que se plantea respecto a la relativa
eliminación de fases generales del entrenamiento, donde los resultados no se constituyen en objetivos
específicos. Aquí, por el contrario, se establece que el atleta debe estar el año entero apto a competir en
buenas condiciones para el mejor rendimiento. (ver figura 1.7).
Figura 1.7. Esquema estructural de Tschiene. Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.
Esta situación competitiva, tiene una gran significación para las estructuras del entrenamiento. Si bien hasta
la década pasada, los deportistas disponían de un tiempo relativamente suficiente para prepararse como
pretemporada competitiva, debido a que las competencias cardinales de la macroestructura se encontraban
concentradas en un período de tiempo (para la mayoría de los países en los meses de junio a septiembre,
temporada veraniega), hoy día no sólo ha crecido el número de estas competencias, sino que las mismas se
encuentran dispersas por toda la macroestructura.
Ante este cambio de realidad, inicialmente, se continuó estructurando de la forma tradicional u ortodoxa el
entrenamiento deportivo, es decir basados en la Periodización (estructura clásica de Matveiev), con
posterioridad, a esta estructura periódica se le incluyeron a la misma los ciclos estructurales, siempre
tratando de buscar una solución a las demandas cada vez mayores de la cantidad de competencias de
compromiso de participación (debido a uno u otro interés), lo que significó un híbrido estructural dado por
la unión de los Períodos (preparatorio – etapa de preparación general y etapa de preparación especial-
competitivo y transitorio) con los ciclos (micro, meso y macro). Lo expresado significa que los entrenadores
empezamos a forzar las estructuras metodológicas a las exigencias de los calendarios competitivos, lo que
originó que muchos Planes de Entrenamiento no fueran reales. Ilustremos lo planteado con un ejemplo:
La estructura periódica se inicia como todos saben con el período preparatorio y dentro de este con la etapa
de preparación general, teniendo esta etapa una duración mínima de aproximadamente 6 semanas, resulta
entonces que, si a partir de la tercera semana de iniciado el plan, dado los momentos actuales (en relación
con los calendarios competitivos), tenemos que enfrentarnos a la primera competencia. ¿ qué se hace
entonces?
Si estamos en una etapa de preparación general y ésta demanda un contenido de preparación acorde a su
propio enunciado:
Una orientación dirigida a crear una base sólida en la forma del Deportista; Cargas de entrenamiento de
carácter general; Volumen de las cargas superiores a la Intensidad de las mismas; Los Medios de
preparación son de orientación mediata, etc.
Todo lo anterior ha obligado a la metodología del entrenamiento deportivo, o más bien a los que nos
dedicamos a sus aspectos teóricos y metodológicos, a buscar nuevas tentativas de solución a este problema
estructural que define en gran medida la Planificación del entrenamiento, por lo que,
Uno de los recursos tecnológicos que a nuestra consideración se ajusta cada vez más a la dispersión
competitiva en la macroestructura para el deporte de Alta competición, lo constituye el Esquema
Estructural de Péndulo. El ruso Arosiev conjuntamente con kalinin, en un artículo publicado en 1971,
fueron los primeros autores en proponer la “estructuración pendular” del entrenamiento deportivo
posteriormente otros seguidores han realizado algunas consideraciones y aportes a este esquema pendular.
Esta propuesta, que identificamos como recurso tecnológico para la planificación del entrenamiento
deportivo se basa, en primer lugar, en el caso de que los deportistas tengan que estar compitiendo de forma
reiterada en casi toda la macroestructura, demostrando en dichas competiciones un rendimiento grande y a
veces máximo. Esto significa que la alternancia entre las cargas generales y especiales siguen siendo un
aspecto fundamental en la estructuración del entrenamiento, en este caso no puede existir una
preponderancia de las cargas generales sobre las especiales en una etapa y viceversa en otra posterior. En el
caso de esta estructura pendular las cargas especiales de preparación siempre estarán por encima de las
cargas generales. Precisamente la separación entre las correlaciones de cargas generales y especiales harán
el péndulo del entrenamiento, pues las cargas especiales crecerán constantemente a medida que avanza la
macroestructura, a diferencia de las cargas generales que disminuirán en la misma medida, pudiendo llegar
estas últimas a desaparecer en los ciclos más acusados de competición.
La diferencia entre las cargas generales y especiales determina la amplitud pendular, péndulos muy abiertos
caracterizan una gran diferencia entre las cargas de orientación general y especial, lo que significa que el
deportista estará sometido a un régimen de competición limitado, por el alto nivel de preparación a que es
sometido. Por le contrario si los péndulos se cierra, la diferencia entre las cargas generales y especiales es
pequeña, la participación competitiva será mayor y el nivel de preparación se irá incrementando en la media
que avanza la estructura del plan.
Esta estructura utiliza los ciclos de Matveiev en su organización, aspecto que han seguido otros autores
(Berger y Minow, 1984, Forteza, 1988, Ushko y Volkiv, 1991, Viru 1991) para la formación de los
péndulos de entrenamiento.
Queremos notar, que en esta forma de estructuración del entrenamiento aún se le concede una importancia a
la preparación general del deportista, aunque en menor consideración que la propuesta por Matveiev
(Periodización).
La obligatoriedad o no de la utilización de las cargas generales del entrenamiento, es un tema que muchos
autores han estado tratando, y constituye aún un punto problémico en esta estructuración (Marquez, 1989 y
1990, Tschienie, 1985, Satori con Tschienie 1987 y Forteza, 1993).
Un aspecto que hemos observado en algunas tentativas prácticas sobre este tipo de estructuración es que
durante la misma los péndulos se cruzan, es decir en un ciclo determinado (Mesociclo) la preparación
general aumenta sobre la especial, esto constituye un error en la estructuración pendular, pues rompe con su
propia esencia. Lo que sucede que a nuestro modo de ver la estructura pendular original es muy rígida en
cuanto a la diferenciación progresiva de la preparación general y especial, es por ello que nos pronunciamos
en definir una “Estructura de Campana” tomando como base para la misma la estructuración pendular de
Arosiev y Kalinin (1971).
Las Campanas Estructurales siguen el mismo principio de la diferenciación entre las cargas generales y
especiales, es decir, siempre y en todo momento de la macroestructura las cargas de preparación especial
estarán por encima de las cargas generales sobre la especial, esto trae como consecuencia una ruptura del
proceso de calificación deportiva para las competencias que se van desarrollando en el plan.
Hemos expuesto dos ejemplos a través de los cuales explicaremos la esencia de nuestro trabajo: “Las
Campanas Estructurales”.
En la primera gráfica observamos un Macrociclo de cinco mesociclos, en esta estructura cada mesociclo, la
correlación entre la preparación general, y a medida que el proceso avanza, se van diferenciando más ambos
tipos de preparación. Así tenemos en el ejemplo que la relación primaria parte de una proporción de 40% la
general por un 60% la especial, la primera como planteamos continua su disminución mientras que la
segunda continua su aumento hasta llegar al mesociclo No.5 con una relación de 5% la preparación general
y el 95% la preparación especial. Aquí tenemos una estructura que propicia al deportista participar en las
actividades competitivas del calendario casi al empezar su ciclo, digamos desde la tercera semana
aproximadamente, esto resuelve un problema actual muy importante, generalmente los deportistas disponen
de poco tiempo de concentración preliminar para la temporada competitiva, aspecto que ya ha sido
mencionado.
Al observar el segundo ejemplo, constatamos una doble campana continua, esto se debe a que el deportista
después de haber terminado una temporada competitiva, casi inmediatamente debe iniciar otra. Observen
que aún uniendo las dos campanas el “Péndulo” no cruza la frontera de diferenciación, es decir la
preparación general no sobrepasa a la preparación especial en relación de carga porcentual, el alivio está en
que después de haber terminado un Macrociclo, en este caso el primero de tres mesociclos, con una relación
de 10% – 90% – general y especial respectivamente, – se inicia una nueva Campana Estructura con una
relación de 45% – 55%. En este caso cabe también la posibilidad de invertir el orden de las Campanas, la
primera de cinco mesociclos y la segunda de tres, esto dependerá básicamente del calendario de
competiciones y de las posibilidades del deportista de soportar un alto régimen de preparación especial.
Dos aspectos a considerar en la planificación de las Campanas Estructurales son los siguientes:
La consideración de planificar las Campanas Estructurales por Direcciones del Entrenamiento, esta
concepción fue formulada en el libro Entrenar para Ganar. Metología del entrenamiento deportivo.
Argentina, México (1994). España (1997), (del propio autor). Las direcciones concretan más el trabajo
en cada meso y micro estructura, por lo que la planificación y el control del trabajo se hace más
efectivo.
Al consignar un porciento de trabajo en la preparación general y la preparación especial, se deberá
consignar qué Direcciones de entrenamiento corresponden – esto es por tipo de deporte como es lógico
– a cada tipo de preparación.
Por ejemplo, Natación, en un mesociclo tenemos consignado el 30% del trabajo a la preparacion general y
el 70% a la preparación especial, entonces debemos considerar:
Esta forma de estructuración “Campanas Estructurales”, es por el momento sólo un intento de solución al
problema actual que presenta la dinámica competitiva mundial, a nuestra consideración las formas
estructurales clásicas de Matveiev, L. (Periodización del Entrenamiento), continúan siendo las básicas para
la planificación del a preparación de los deportistas escolares, pues sus metas de Alto Rendimiento
Competitivo tienen un carácter de perspectiva.
Las Campanas Estructurales constituyen una propuesta sobre la cual habrá que continuar investigando,
sobre todo para establecer el ángulo determinante en la amplitud pendular (ancho de la Campana).
La diferencia fundamental que distingue a las Campanas del Péndulo es precisamente en este que este no se
cruza en ningún momento de la macroesctructura.
La amplitud se podrá estrechar o alargar de un macro a otro del ciclo anual, pero bajo ningún concepto la
preparación general aumentará su porciento en relación con el mínimo porciento establecido para la
preparación especial en cualquier mesociclo (figura 1.9).
Una de las últimas cuestiones que el autor ha tratado sobre la presente estructura de “Campanas”, es lo
referente a la intensidad de los ciclos intermedios o mesociclos, considerando a estos como los ciclos
cardinales donde se concentran los objetivos mediáticos de preparación y competencia. Al respecto
consideramos lo siguiente:
Durante todo el proceso – tanto de planificación como de realización – de la preparación del deportista, los
ciclos intermedios o meso ciclos ocupan un lugar cardinal por la posición estructural que ocupan.
Es ampliamente conocida la dependencia multifactorial del rendimiento deportivo, pues este está
determinado por varios factores condicionantes y determinantes que en nuestra teoría adquieres la
denominación de “direcciones del entrenamiento”.
Las direcciones del entrenamiento, que constituyen en definitiva los contenidos básicos y específicos de
preparación , se planifican en toda la macro estructura del entrenamiento (diluidas o concentradas), pero se
van cumpliendo parcialmente en cada meso estructura del plan. Este es en definitiva la razón fundamental
del meso ciclo “cumplir las tareas parciales de la preparación del deportista”.
La teoría y metodología del entrenamiento reconoce esta realidad, y a partir de ahí argumenta todas las
condiciones estructurales de estos meso ciclos. Es ahí donde identificamos un problema necesario de
investigar:
La condicionalidad de los meso ciclos no puede estar basados únicamente en factores estructurales de
temporalidad ni de vida del deportista.
Nuestro análisis del problema nos ha llevado a formular el siguiente razonamiento que ponemos a vuestra
consideración.
Si la condicionalidad de los meso ciclos dependen de factores de temporalidad y de vida del deportista,
¿que posición ocupa el contenido del entrenamiento deportivo (cargas de entrenamiento, direcciones
determinantes y condicionantes, etc.) si sabemos que los mismos se van adquiriendo parcialmente en
cada meso estructura del macro ciclo de preparación?
A partir del razonamiento anterior, expondremos algunas consideraciones como punto de partida para
estudios de mayor alcance y profundidad.
La temporalidad de los meso ciclos refiere básicamente a la cantidad de micro estructura que relacionan,
reconociendo la teoría tradicional un número que oscila entre 2 micro ciclos como mínimo y entre 6 y 7
micro ciclos como máximo . Los argumentos al respecto a nuestro modo de ver son convencionales, pues
hemos encontrado meso estructuras de entrenamiento con un amplio calendario competitivo que organizan
en su interior hasta 24 micro ciclos, siendo estas estructuras muy efectivas para la preparación del deportista
dentro de la concepción general del macro ciclo.
Es por ello que analizar la temporalidad del meso ciclo únicamente por la cantidad de micro ciclos que
sistematiza constituiría un aspecto muy poco racional para organizar un plan de entrenamiento macro
estructural.
Ahí es donde iniciamos el estudio de “la proporcionalidad que debe existir entre temporalidad y relación
de cargas (contenido de preparación)” (figura 1.10).
Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.
Ambas posiciones relacionan una proporción porcentual (100%) a la unión del carácter de los contenidos.
Es el caso de que al tener 60 % de contenido determinante, tendríamos entonces 40 % de contenido
condicionante. DDR = 60 % DCR = 40 % DDR + DCR = 100 %
Este es el volumen por ejemplo, de contenido que daríamos en una meso estructura, pero ese volumen que
refiere a una cantidad de contenido de preparación adquiere realmente su significación o grado de influencia
o intensidad en dependencia destiempo disponible planificado para desarrollarlo, por lo tanto es diferente la
proporcionalidad de contenido y estructura si el 60 y 40 por ciento de contenido se aplica en una meso
estructura con 3, 4, 6 o 7 micro ciclos.
Surge entonces la fórmula siguiente que nos expresa el índice de intensidad de la meso estructura:
Contenido disponible en el CD Colección Congresos nº 13.
Debemos recordar que nuestra teoría sobre las Direcciones del entrenamiento, plantea que “a lo largo de
toda la macro estructura del entrenamiento y por ende en cada meso estructura, las direcciones
determinantes del rendimiento serán superiores en su relación porcentual a las direcciones
condicionantes del rendimiento” , constituyendo el enunciado anterior el punto de conflicto mayor con la
teoría de Matveiev en cuanto a la preparación general y especial.
Analicemos con un ejemplo de una macro estructura. En la macro estructura de preparación y competencia
que mostramos en la tabla siguiente, reflejamos un total de 4 meso ciclos con sus correspondientes micro
estructuras y por cientos de preparación por direcciones determinantes y condicionantes, observen y
comprueben:
Una gráfica normal de variación del índice de intensidad de los meso ciclos deberá corresponder con la
mostrada anteriormente, es decir, a medida que avanzamos por la macro estructura de preparación y
competencias, el índice de intensidad del meso ciclo deberá ir en aumento.
En poder llegar a establecer los índices óptimos de intensidad según los objetivos de preparación y
competencias de los meso ciclos.
Debido a las diferencias entre las clasificaciones convencionales y contemporáneas, deben considerarse
algunas particularidades esenciales de esta nueva representación.
La ordenación de los mesociclos, basada en los efectos residuales de entrenamiento del trabajo
precedente. Es obvio que la ordenación óptima de los mesociclos debe basarse en los términos y
efectos de la superposición de los efectos residuales de entrenamiento. Como sea que el entrenamiento
aeróbico y de fuerza máxima poseen el mayor efecto residual, estos tipos de entrenamiento deben ser
la base para una intensificación posterior. Según ello, el estado de entrenamiento debe empezar con el
trabajo que desarrolle las capacidades con efecto residual mayor (fuerza máxima, resistencia aeróbica)
El siguiente mesociclo debe centrarse en las capacidades / objetivos con efectos residuales medios
(fuerza – resistencia y capacidad glucolítica anaeróbica), y el mesociclo final, antes de la competición,
debe utilizar los ejercicios con los efectos residuales pequeños (entrenamiento anaeróbico aláctico,
modelación de entrenamiento de situaciones competitivas, tácticas concretas, etc.). Esta explicación
aporta argumentos adicionales y finales para la secuencia de los mesociclos previamente presentados,
es decir, de acumulación, transformación y realización.
La conjunción de distintos mesociclos en los diversos macrociclos. En el sistema contemporáneo, el
macrociclo, como una unidad de entrenamiento, tiene mucho más importancia que la que tiene en el
sistema tradicional. El macrociclo no – tradicional afecta a todos los aspectos fundamentales de la
preparación deportiva. En efecto, es similar al ciclo anual, solamente que en versión miniatura. No
obstante, la estructura y contenidos del entrenamiento varía dependiendo de:
La posición de las fases competitivas dentro de la temporada,
La cualificación de los deportistas;
La especificidad de las distintas especialidades.
Dependiendo de la ubicación del macrociclo en el ciclo anual, la estructura y contenido puede ser diferente.
En la figura 5.10 se representa dos variaciones de diseños de una temporada con diversas duraciones y
estructuras de los ciclos competitivos. La primera variación se caracteriza por la combinación de tres
mesociclos diferentes dentro de cada ciclo de entrenamiento. Este sistema ofrece el empleo de mesociclos
más largos y una combinación estándar entre los mismos entre ciclo en ciclo de entrenamiento. La duración
del ciclo de entrenamiento permite lograr: a) más picos de preparación y tomar parte en competiciones con
resultados elevados, b) una mayor variación en el entrenamiento debido a que los mesociclos están
cambiando frecuentemente.
La segunda variación comprende la reunión de cuatro o cinco mesociclos. Como consecuencia, las fases de
entrenamiento son más largas y son utilizadas principalmente por deportistas de clase media aunque puede
también ser apropiado para el periodo preparatorio de entrenamiento de los deportistas de élite. El empleo
de los mesociclos doble de acumulación y transformación puede justificarse para aumentar la influencia de
ciertos tipos de entrenamiento. Sin embargo, dado los posibles efectos sobre las reservas de adaptación, este
programa de entrenamiento debe ser meticulosamente preparado con el fin de prevenir la disminución de
algunas capacidades. Como resultado, el énfasis sobre cargas de entrenamiento puede involucrar solamente
una o dos capacidades y el nivel de concentración será más bajo (Navarro, 2000).
La concentración en una capacidad / objetivo queda usualmente asegurada en los deportistas de élite con el
40% como mínimo de la duración total del entrenamiento. El resto del entrenamiento debe ser distribuido
entre otras capacidades poniendo atención especial a los efectos residuales del trabajo precedente. En la
figura 1.11 se muestra el modelo de entrenamiento para la construcción de un macrociclo contemporáneo
típico (Navarro, 2000).
La distribución especial de los macrociclos dentro del ciclo anual. En la práctica contemporánea, esta
distribución dependen del momento e importancia de las competiciones dentro del ciclo anual; del
nivel de cualificación del nadador y de la especificidad de su especialidad.
Siguiendo al sentido común, el momento ideal para competir debe ser al final del macrociclo, de ahí que su
distribución dentro de la temporada debe hacerse poniendo la principal atención en los momentos e
importancia de las competiciones. Por tanto, los macrociclos debe planificarse de modo que las principales
competiciones se sitúen al final de los mesociclos de realización. Las competiciones adicionales pueden ser
distribuidas dentro de los mesociclos de realización e incluso de transformación. Sin embargo, la
posibilidad de llevar a cabo la preparación y obtener máximos resultados no será tan grande. No obstante,
estas competiciones son de gran importancia para chequear varios puntos técnicos y tácticos mientras que a
la vez se facilitan los medios para entrenar con alta intensidad y motivación. Debido a que el número de
competiciones en el periodo preparatorio es mucho menor y el entrenamiento es relativamente multilateral,
la duración del ciclo de entrenamiento en el periodo preparatorio debería ser especialmente mayor que en el
competitivo (3 – 4 meses versus 1.5 – 2 meses).
Dependiendo del nivel de cualificación deportiva, la distribución de los mesociclos puede también ser
diferente. Una característica particular del deporte de élite moderno es la participación en muchas
competiciones durante una gran parte de la temporada. Esta es una de las razones por la que los deportistas
de clase mundial usualmente tienen más macrociclos que los de clase media. Otra razón es que los
deportistas de clase media y baja realizan un entrenamiento más generalizado y menos concentrado que
requiere periodos más prolongados de adaptación. En consecuencia, sus macrociclos son más largos y su
número en la temporada es mucho menor.
Esto nos hace ver que las diferentes estructuras cíclicas constituyen la base de la planificación en nuestros
días y en el futuro inmediato.
Consideramos que los altos rendimientos deportivos alcanzado por los deportistas en los últimos años se
debe entre otros factores a una “biologización” del proceso de entrenamiento deportivo, y en este sentido
nos pronunciamos para establecer nuestra propia metodología en la construcción de los diferentes planes de
entrenamiento con estructuras cíclicas, no sin antes considerar un aspecto importante de la llamada
“biologización del entrenamiento”, relacionado con la Responsabilidad moral de la ciencia.
La moral constituye un conjunto de reglas, de normas de convivencia y de conducta humana que
determinan las obligaciones de los hombres, sus relaciones entre sí y con la sociedad. El carácter de la
moral está determinado por el régimen económico y social.
Aunque esta “invasión biológica” al “fenómeno social deporte”, está fundamentada y justificada por
responder a una necesidad que impone la realidad deportiva- competitiva- actual, nuestra responsabilidad
moral no debe bajo ningún prisma conducirnos a ver al hombre únicamente como realidad biológica, eso
nos llevaría como ha conducido a muchos entrenadores a desarrollar en los deportistas, agresividad,
violencia, esfuerzos límites, dóping, alineación, robotización y algo más: muerte.
Nuestra responsabilidad como científicos debe velar ante todo por la integridad del hombre en su entorno
natural y social, no dejarnos llevar por la “anxiedad del rendimiento”, respetar las necesidades espirituales
(sentimientos, emociones, ideas, juicios, etc), del hombre deportista a quien se dirige nuestro trabajo. Como
citamos en la introducción del libro. “Entrenar para Ganar”.
“… En el entrenamiento deportivo es todo lo contrario, un atleta con metas fijas para los máximos
rendimientos, recibiendo cargas en la frontera de sus posibilidades, aspirar a ser el mejor entre los mejores,
llamándose Ana Fidelia, Juantorena, Steveson u otros de los tantos Campeones nuestros”.
“Ahora bien, esa espada no cae, ni daña si aplicamos consecuentemente la metodología correcta, si nos
asesoramos, consultemos e investigamos todo lo que hacemos con nuestros pupilos. Pensar siempre que
nuestros atletas no son máquinas de trabajo, son hombres, mujeres, y muchas veces niños, son personas con
motivaciones y sentimientos, son en definitiva los que reciben el resultado de nuestro pensamiento”.
Al respecto en el propio texto citado (ob. cd) resaltó dos anécdotas que nos ejemplifican lo anterior. Al
hacer referencia a los tipos de fatiga (aspecto eminentemente biológico), que se pueden suceder en el
proceso del entrenamiento, señaló:
“… Este tipo de fatiga (fatiga prepatológica o anómala ) suele producirse, cuando la progresión del
entrenamiento no se corresponde con el descanso, o por patologías latentes. “Los síntomas más evidentes
son: la desproporción entre esfuerzo-cansancio, lenta recuperación entre los esfuerzos, disminución del
rendimiento y un estado general de abulia e irritabilidad en el atleta. Normalmente no hay alteraciones
fisiológicas grave en los órganos. Si disminuimos o cesamos el entrenamiento y efectuando una oportuna
revisión médica por si existe una causa patológica y sobre todo procurando que el atleta descanse física y
psíquicamente, en pocos días se puede superar esta crisis.
“Al respecto, recuerdo un caso que jamás se nos olvidará, en pleno proceso intenso de preparación (en los
umbrales competitivos) para los Juegos Panamericanos, La Habana/91, el mejor deportista y por ende
nuestra posible medalla, comenzó a manifestar síntomas de agotamiento, inmediatamente le disminuimos la
carga de forma gradual en el microciclo, no obstante a ello su estado anómalo continuaba, lo remitimos al
fisiólogo y se le sometió a un complejo control cardiovascular: su estado de entrenamiento era satisfactorio,
pensamos por tanto que la causa era psíquica (por problemas emocionales que realmente estaba
presentando, pero que hasta el momento no le habían afectado el entrenamiento, nuestro psicólogo lo
sometió a un control de su estado psicológico y nos recomendó lo que ha habíamos pensado, darle una
semana de descanso para aliviar cualquier fenómeno oculto no detectado. A la semana, se nos incorpora con
los mismos deseos de entrenar, pues estos nunca los perdió (manifestaba su deseo pero se agotaba apenas
iniciadas las cargas de entrenamiento), inmediatamente lo remitimos a un centro hospitalario y se le sometió
a un control médico general, los resultados del mismo fueron determinantes: nuestro atleta y mayor
esperanza para los Juegos tenía declarada una Hepatitis Viral. El tratamiento médico invariable, descanso
total, y abandono de la práctica intensa del entrenamiento por un período de tiempo largo, gran dolor
sentimos, no por nuestra ambición al triunfo, más bien por ver el resultado de un esfuerzo permanente
reflejado en nuestro atleta y sus familiares por competir en unos Juegos que pasarían a la historia de nuestro
país y de América.
“Por experiencia vivida, siempre es recomendable observar el estado de salud en los deportistas desde días
antes de la competición. Recuerdo un caso de una atleta nuestra durante los Juegos Nacionales de PDVSA,
celebrados en Puerto La Cruz, Venezuela, noviembre 1991. Su preparación física y psicológica la
pronosticaban para la Medalla de Oro en su categoría, dos días antes de la competición enfermó de vómitos
y diarreas, de forma inconsciente esta atleta ocultó su estado, pues sabía que en esas condiciones no le
permitirían competir, se presenta a la competencia y faltándole 2 km. Para la meta (rezagada ya) sufrió una
hipotensión aguda, con la pérdida de la conciencia, la rápida atención médica impidió un lamentable suceso.
Estas experiencias deben ser tenidas siempre presente por todo entrenador para evitar consecuencias
lamentables en nuestros atletas” (fin de la cita).
En la práctica efectiva del deporte contemporáneo, ya están viendo realizadas algunas tentativas,
diferenciadas de aquellas propuestas por Matveiev, que tal vez se encaminan a una u otra forma sobre las
cuales expuse en esta fundamentación. La mayoría de estas tentativas han sido realizadas más, sobre la base
de las necesidades concretas que a realidades que impone el entrenamiento a través de investigaciones
científicas en el campo del entrenamiento. Sin obviar el mérito de tales tentativas, se espera que en poco
tiempo sea posible sistematizar, de manera más juiciosa estas nuevas formas de estructurar el entrenamiento
a deportistas de alto rendimiento, pero por lo pronto debemos de seguir citando la estructura cíclica de
Matveiev. La metodología propuesta por nosotros sigue estas tentativas, la cual considera principalmente el
carácter cíclico del entrenamiento definido por Matveiev, sintetizando las diferentes estructuras expuestas
en este trabajo.
Un plan de entrenamiento es real en la medida en que sea controlado, esto significa lo siguiente: en
muchas ocasiones se lleva a los modelos de planificación aspectos teóricos de la misma que solo reflejan
tendencias orientadoras, pero no realidades del proceso, la dosificación de las cargas de entrenamiento
constituye el aspecto cardinal de un plan, por lo que su planificación cíclica debe ser tal que en todo
momento sea admisible su control y de esta forma recibir la información de la marcha de la preparación.
En los ciclos que preparamos deben estar consignados las cargas en lo referido a: Contenido, Volumen y
Organización, tratando de cuantificar lo más real las magnitudes que el deportista entrenará, considerando
en cada caso la dirección fundamental del entrenamiento.
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¿Qué es la
supercompensación?
Por qué parar te puede ayudar a mejorar.
Cada vez que entrenas fuerte estás sometiendo a una sobrecarga a tus articulaciones,
músculos y sistema cardiovascular, de modo que al acabar tu nivel físico es inferior al
que tenías al empezar. Te desvelamos el secreto para que tu cuerpo funcione como una
auténtica máquina.
- Si dejas pasar demasiado tiempo tu estado de forma tampoco mejora, ya que los
efectos de la supercompensación se han pasado y has vuelto al nivel inicial.
En general el aeróbico ligero se puede hacer cada día (caminar, carrera, pedaleo o
nado suave), el aeróbico medio-intenso requiere de un día de recuperación, aunque
también se pueden hacer dos o tres seguidos y tomar un descanso de uno o dos
días; las sesiones de fuerza conviene espaciarlas dejando un día completo de
descanso y cuando hablamos de fuerza máxima y trabajos con alto componente
anaeróbico es aconsejable no repetirlos hasta dos días después.
El estado de forma que adquiramos para una competición en concreto que deseemos
correr, debe ser como el arroz: debe tener un punto exacto en el que debemos "apagar
los fogones". Ni es adecuado llegar a esa carrera que tenemos marcada en nuestro
calendario con un estado de forma menor al esperado, ni con sobreentrenamiento. Ante
estos dos "males" ("pasarse", o "no llegar"), siempre es mejor llegar un poco falto de
entrenamientos, que un poco "excedido" de rodajes y series.
¿Qué sucede si nos hemos pasado con nuestro estado de forma y la carrera tan
esperada aún no ha llegado? Que hemos de descansar, rodar suave, minimizar los
entrenamientos de calidad, y entrenar "lo justito", para llegar a esa carrera en la que
habíamos puesto nuestras ilusiones. Y, sobre todo, aprender del error para la próxima
ocasión...
2ª parte Tipos de planificación y programación: desde los años 60 hasta nuestros días
Existen una evolución marcada desde los años 60 hasta nuestros días, veremos los principales autores y sus
características de programación y planificación.
Matveiev:
– Su premisa básica: Construir- Mantener- Perder (relativamente) a forma deportiva a lo largo de un ciclo anual de
entrenamiento.
Estas tres fases se transforman en los tres grandes períodos de entrenamiento deportivo (Ozolín 1989);
– Valido solo para las primeras etapas de entrenamiento (gambetta, 1990). Este considera que al aumentar el nivel
de rendimiento de los deportistas, debe aumentar el porcentaje de los métodos de preparación específica.
– Inexistencia de tiempo disponible para la utilización de medios de preparación general (Bompa, 1983).
– Ha de realzarse la importancia de una periodización individualizada y específica con altos índices de intensidad
durante el proceso de entrenamiento (Tschiene, 1990).
– Según (Verkoshanski, 1990) este tipo de periodización se realizó en una época donde la exigencia deportiva era
menor, actualmente se deben realizar mayores exigencias.
Ante la crítica realizada de Matveiev surgen nuevos autores que plantean métodos contempóraneos y una alternativa al
método tradicional del ruso Matveiev.
– Carácter cíclico del entrenamiento deportivo
Estas estructuras de planificación ya parten de sistemas de competición distintas mayor número y distribución a lo
largo del año.
Es necesario una referencia temporal a más corto plazo, surgen los tipos de estructuras:
Son la estructura del entrenamiento que constituyen un orden relativamente estable de elementos, los cuales tiene una
correlación los unos con los otros. Si variamos los lugares de las sesiones, el fecto será distinto.
Los microciclos más corrientes son: Base, Carga, Choque o impacto y de recuperación o sobre compensación.
– Base: los que establecen principios orgánicos en toda la formación física, metabólica del deportista. Se
caracterizan por un aumento uniforme de las cargas atendiendo principalmente al volumen y por una intensidad
limitada en la mayoría de las unidades de entrenamiento.
– Choque: Son aquellos que prosiguen en un orden a los de base, siendo un componente de carga (volumen e
intensidad mayor)
– Impacto: los microciclos de impacto son los ponen al organismo del deportista más en jaque, intentando sacar lo
mejor de estos a nivel fisiológico y metabólico. No todos los deportistas, sobretodo los noveles pueden estar
preparados para soportar los microciclos de impacto.
– Recuperación: son los microciclos que continúan cualquier fase de base, choque o impacto, imprescindibles para
asimilar el trabajo realizado con cualquier deportista.
Los Macrociclos, engloban una estructura que puede ir desde 7 días hasta 6-8 semanas, siendo lo más corriente las 4
semanas, un mes entero. Estos nos permiten el desarrollo fundamental de las posibilidades funcionales del organismo
de los atletas, el desarrollo de nuevos hábitos motores, su transformación y la asimilación del trabajo anteriormente
desarrollado.
– Base: aquellos que dentro de sus contenidos establecen las bases de una temporada, incrementando
paulatinamente tanto el volumen como en menor medida la intensidad.
– Desarrollo: aquellos que suceden a los de base, una vez establecida una base fisiológica en el deportista, se
sucederán macrociclos de un mayor contenido de carga (volumen e intensidad), se debería evidenciar una mejoría
significativa en la “perfomance” del deportista.
– Competición: los fundamentales dónde residen las competiciones, se caracterizan por un descenso del
entrenamiento y mantenimiento de la intensidad.
– Transición: los que se pautan entre temporadas, sirven de descanso al deportista. Se busca el refresco mental y la
recarga biológica del deportista.
Para finalizar el artículo expondremos los 3 sistemas de planificación a gran modo que se utilizan a día de hoy.
Método tradicional:
Quizás el sistema más empleado por la mayoría de fondistas de los diferentes deportes. Los mesociclos suelen ser
largos de entre 4 y 8 semanas cada uno, las cargas van incrementándose paulatinamente y se buscan por lo general 1 o
2 picos por temporada. El desarrollo de las capacidades son por lo general: resistencia aeróbica, potencia aeróbica,
fuerza y velocidad, finalizando con desarrollo anaeróbico.
Se podría decir que es el método de trabajo de grandes fondistas (el cúal ha predominado durante muchos años) y
deportistas más noveles.
Método de cargas concentradas:
Este sistema es mucho más innovador, no utiliza un patrón clásico de relación de cargas y recuperación cómo el
método tradicional, si no que busca la fatiga del deportista de una manera acentuada, una vez llegado a este busca
sobrecompensar está citada fatiga y asimilar el trabajo pautada de una manera no tradicional, mucho más concentrada
(mayor carga de trabajo). Los estímulos de trabajo ya no son uno solo en cuanto al desarrollo de capacidades, si no que
se dan más de uno por cada bloque de trabajo. La secuencia de trabajo sigue la pautada en el sistema de trabajo
(resistencia aeróbica, potencia aeróbica, fuerza y velocidad, finalizando con desarrollo anaeróbico).
Se podría decir que este sistema es más adecuado para deportistas más experimentados o con mayor base de trabajo.
Esté último sistema es el utilizado por los preparadores físicos del Team Sky y su reciente ganador Bradley Wiggins.
Se podría decir que se utiliza en deportistas que tienen mucha base aeróbica y buscan explotar sus prestaciones de alta
intensidad .
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