Los Jesuitas en Ullum 1

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Los jesuitas en Ullum 1.

LA ORDEN DEL PAPA

Jesuitas en San Juan: Constructores de la Catedral y fundadores de la 1º escuela

Fueron, además de misioneros, educadores, constructores, elaboradores de vinos, médicos,


historiadores. Llegaron a tener muchas propiedades en la provincia, que les fueron vendidas
cuando fueron expulsados de América.

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Jesuitas en San Juan: Constructores de la Catedral y fundadores de la 1º escuela


Arquitectos y constructores. Los jesuitas fueron los que levantaron la antigua Catedral de
San Juan, en el mismo predio donde hoy está la actual.

lunes, 18 de marzo de 2013 · 10:07:00 a.m.

La congregación a la que pertenece Francisco I, la Compañía de Jesús, estuvo entre las


primeras en llegar a San Juan. Sin embargo, actualmente no hay jesuitas en la provincia.
Sus conventos están concentrados en Buenos Aires y tienen presencia en nueve provincias:
Chaco, Mendoza, Corrientes, Córdoba, Entre Ríos, Misiones, Salta, Santa Fe y Santiago del
Estero.

Cuando en 1655, un grupo de sacerdotes de la Compañía de Jesús se despedían de los


vecinos de San Juan luego de unos meses de misión, “y habiendo de tal suerte ganado los
corazones que, aunque quisieron volverse al colegio de Mendoza, nos los dejó el
Corregidor y el Cabildo, y juntándose la ciudad, ofrecieron todos sus limosnas, deseosos de
tener allí a los jesuitas”, contó Horacio Videla en su imprescindible Historia de San Juan,
citando a Miguel de Olivares, historiador jesuita.

El capitán Gabriel Mallea les donó para la residencia y su sostenimiento una estancia, una
casa “en lo mejor de la ciudad, que fue la plaza, y una viña”. En lo que hoy es calle
Mendoza y Rivadavia se establecieron Cristóbal Diosdado y José María Adamo, donde
construyeron el templo de San José, convertido después en la Catedral de San Juan, que
destruyó el terremoto de 1944. Allí, abrieron la primera Escuela de Leer y Escribir, en
1712.

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Videla destacó que el templo fue comenzado en 1712, al retornar los jesuitas a la ciudad
luego de 46 años desde su establecimiento en 1655, bajo la dirección del padre Luis de
Santelices. Su arquitectura era románica, con bóveda de material, y dos torres simétricas.
Este edificio, con el tiempo se convertiría en Iglesia Matriz y después en Catedral
Metropolitana de Cuyo.

Una de las mayores investigadoras de la obra de los jesuitas en San Juan, Leonor Paredes
de Scarso, en una artículo publicado en el Nuevo Diario, señalaba que durante el tiempo
que estuvieron en San Juan, los jesuitas no sólo difundieron el Evangelio, “abrieron la
primera escuela, que funcionó frente a la plaza, ‘que tenía como pizarrón un tablón, dos
palos largos que servían de asiento y dos bancos clavados’. Enseñaron la elaboración de
vinos y aguardientes, el laboreo de la tierra e introdujeron especies de vid, olivos y citrus”.

El historiador Videla contó que antes de 1655 los jesuitas misionaban desde Mendoza en
Huanacache, Valle Fértil y hasta en la Ciudad. “A los padres Luis Valdivia, Juan Pastor,
Luis Santiesteban y Andrés Febrés, se deberán las primeras gramáticas y vocabulario
huarpes que facilitarán la predicación entre los naturales y el conocimiento de la lengua
allentiac, hablada por el indio sanjuanino”.

Destacó también a los padres Alonso de Ovalles, Diego de Rosales, Miguel de Olivares,
Juan Ignacio Molina y Manuel de Morales, este último sanjuanino, quienes compusieron
“excelentes crónicas, algunas con el plan orgánico propio de una historia, que salvaron
hasta nuestros días el conocimiento de los primeros pasos del conquistador español”.

Para el historiador, los jesuitas eran los únicos que conocían el arte del gobierno y de la
vida, y que poseían bibliotecas.

“Expulsados de España en 1767 y de los dominios reales por orden de Carlos III, la
Compañía de Jesús volverá a instaurarse en San Juan bajo el gobierno de Nazario
Benavidez, en 1843”, relataba Videla.

Expandidos

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Paredes de Scarso realizó el inventario de las propiedades de los jesuitas en San Juan,
muchas de las cuales fueron vendidas cuando éstos fueron expulsados:

- Iglesia de San José, luego Catedral de San Juan de Cuyo, con sus joyas y ornamentos.

- Edificios de la Residencia, escuela, casas donde vivían los esclavos (toda la manzana
frente a la plaza).

- La hacienda de arriba o de Puyuta, sus viñas y molino.

- La iglesia de la Virgen de los Desamparados.

- La hacienda y Casa de Ejercicios.

- La Estancia de Guanacache o de Los Padres, con ganado caprino, ovino, vacuno y


caballar.

- Tierras de sembradío en Ullum (trigo y hortalizas).

- Tres hornos de ladrillos.

- 112 esclavos que vivían con sus familias.

“Los Jesuitas en general fueron los primeros geógrafos, astrónomos, botánicos, zoólogos,
historiadores, médicos, arquitectos, bodegueros, etc. No había ningún campo del saber
humano que no tuviera sus especialistas. Fueron los primeros en fundar escuelas y
universidades”, escribió la profesora.

También destacó que en el paraje La Mesada, contiguo a Las Tumanas, en Valle Fértil,
donde aún se conservan las ruinas de sus construcciones, se encuentran hoy los olivos más
antiguos de San Juan, “traídos por los españoles, con toda seguridad por los jesuitas”,
aseguró.

Una anécdota

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“Recorriendo el padre Juan Pastor los montes que hay entre el reino de Chile y la provincia,
se tropezó con una cuadrilla de indios condenados a trabajos forzados, y tanto de
compadeció de ellos, que aunque hacía un frío horrible, dividió la sotana y cubrió con ella a
unos niños desnudos a quienes bautizó con nieve derretida”. Nicolás del Techo, jesuita,
historiador.

Comentarios ()

http://www.tiempodesanjuan.com/sanjuan/2013/3/18/jesuitas-juan-constructores-catedral-
fundadores-escuela-28846.html.

EN ULLUM

El Fortín de los Jesuitas sigue de pie

Se trata de una de las propiedades que tuvieron los miembros de la congregación en la


provincia. Su propietario actual planea inaugurar allí un museo en noviembre próximo. Por
Viviana Pastor

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El Fortín de los Jesuitas sigue de pie

miércoles, 25 de septiembre de 2013 · 12:02:00 p.m.

Una estancia de 8,5 hectáreas en Ullum fue entregada a los sacerdotes Jesuitas entre 1742 y
1748 por Lorenzo Quirós; lo que quedaba en pie de esa construcción fue reciclado y en
noviembre próximo albergará un nuevo museo para la provincia en lo que ahora se conoce
como El Fortín de los Jesuitas.

Su actual propietario, José Grimalt, contó en detalle cómo será el museo que además busca
poner en valor un sitio histórico, desconocido por la mayoría de los sanjuaninos.

El lugar es como en entrar en el túnel del tiempo: Las construcción tiene más de 5 metros
de alto y el ancho de los adobes forman paredes de 70 centímetros, se entiende ahí que
hayan soportado dos terremotos.

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Dicen que es una de las construcciones más viejas de San Juan, por eso en ese lugar se
filmó la película “La Difunta Correa” (1975, dirigida por Hugo Reynaldo Mattar), y el
documental “Sarmiento” (Canal Encuentro).

Investigaciones realizadas por Celia López y plasmadas en su libro “Los Jesuitas de San
Juan colonial”, definieron las 13 propiedades que había recibido la congregación en
concepto de donación en la provincia, y la de Ullum figura entre ellas.

López señala en su libro que Lorenzo Quirós donó la estancia Las Tumanas a la Compañía
por testamento, además de otras dos propiedades: una chacra en Ullum y una casa con viña
y bodega en la Ciudad. Cuenta la publicación que Quirós donó estos inmuebles para que
fueran destinadas al ramo de los santos ejercicios. Las tierras de Ullum eran de sembradío
pero no hay datos en la documentación acerca de su explotación, cuenta López. Para la
fecha de la expulsión de los Jesuitas, en 1767, ellos trabajaban esas tierras en Ullum, la viña
les dio abundante producción de aguardiente para ser comercializado. Pero además, en esta
propiedad se realizaban anualmente los ejercicios espirituales para hombres. Usaban mano
de obra conchabada para las épocas de poda y vendimia y un capataz cuidaba la viña y
bodega.

Cuando los Jesuitas fueron expulsados por orden de España, la propiedad se vendió a
Clemente Salinas quien nunca terminó de pagarla. Finalmente fue rematada.

Movido por una curiosidad histórica, Grimalt, que es ullunero y conocía esta propiedad, se
interesó en sus centenarios adobes y decidió alquilarla. En la zona, el predio se conocía
como la quinta de doña Eloisa Recabarren, esposa de Juan Meglioli.

Finalmente hizo una oferta de compra por toda la propiedad, aun que de las 8,5 hectáreas
sólo le interesaban la parte de la construcción antigua, o sea 1,5 hectáreas. Las 7 hectáreas
restantes se vendieron a una constructora.

“Empecé a reconstruir lo que estaba caído. Me motivó el rescate de este lugar histórico,
ante el temor a que desaparezca o sea desmantelado, puse dos caseros en la lugar para que
cuidaran. Busqué en Rodeo a quien sabía hacer tapias como antaño y cerramos todo con ese
sistema de tapias con moldes y piedras encastradas. Puse un portón de madera que traje del

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puerto de Buenos Aires. No quería dejar nada al azar y fui respetando sistemas de
construcción y materiales”, contó Grimalt.

En un pequeño altar había una imagen de la Virgen que se cree es de la época de los
Jesuitas, aunque cuando Grimalt era un niño nadie los mencionaba como antiguos
habitantes y eso se supo después de las investigaciones. “En una esquina estaba la imagen
de la Virgen del Rosario de Pompeya que tiene los ojos de vidrio, y cuando la vio Margarita
Ferrá de Bartol (prima de Grimalt y Profesora de Historia) se quedó sorprendida y me dijo
que la guardara bien hasta que tuviera seguridad en el lugar. Ella dijo que éstas eran las
únicas ruinas de los Jesuitas que siguen de pie”, aseguró.

Esa imagen está hoy en la capilla, que fue lo primero que reconstruyó Grimalt, con ayuda
económica de la firma Roemmers, el resto salió todo de su bolsillo.

Un museo sui generis

Más de 20 habitaciones, entre salas y dependencias de servicios, tiene el futuro museo


Centro Turístico Cultural El Fortín de los Jesuitas. Como la diputada Margarita Ferrá de
Bartol es su madrina, hay una habitación destinada a ella que contendrá más de 145
diplomas obtenidos a lo largo de su carrera.

Otra sala será homenaje a Vicente Grimalt (padre de José) que fue intendente de Ullum por
12 años; y otras tres salas serán para el RIM 22 con una colección de objetos militares,
única en su tipo. Otro espacio se destinará para los inmigrantes de San Juan, con objetos de
las principales culturas que llegaron a esta tierra.

El Correo Argentino tendrá su espacio con una colección de estampilla y elementos de


antaño. Habrá una habitación donde Grimalt colocará cocinas antiguas y elementos para
cocinar de antaño, como una amasadora de madera. Otra será un aula escuela, que incluirá
pupitres de madera con tinteros, también habrá una pulpería como las de hace 100 años y
donde se podrá tomar un café.

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También los espacios abiertos estarán habilitados para el paseo y se podrá ver una granja,
una toldería aborigen y una herrería de antaño. Y en el espacio donde los Jesuitas tenían su
bodega, además de las máquinas antiguas de elaboración, habrá una vinoteca con productos
sanjuaninos.

Como no podía ser de otra manera, el Fortín de los Jesuitas tendrá una sala para el Papa
Francisco I, miembro de esa congregación,

“Todo está organizado en mi cabeza”, dijo el propietario.

Comentarios

http://www.tiempodesanjuan.com/sanjuan/2013/9/25/fortin-jesuitas-sigue-40323.html

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•Se convirtió en el polo cultural del departamento y en el único lugar donde conocer parte
de la historia de una de las órdenes religiosas más importantes que pasó por la provincia.

Pero, a dos años de inaugurado cerró sus puertas, por falta de presupuesto. Se trata del
Centro Turístico y Cultural el Fortín de los Jesuitas, en Ullum, que desde agosto pasado
permanece cerrado tras la muerte de su propietario, José Grimalt. Desde el municipio
dijeron que están dispuestos a colaborar con un subsidio para que este museo reabra sus
puertas.

Militar

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•El 22 de septiembre del 2014 se inauguró dentro del Fortín un museo militar con
elementos que donó el DIM 22. Contiene vestimenta, camillas, letrinas y monturas que
usaban los miembros del RIM 22 en distintas épocas.

En 1914 inauguró el Fortín de los Jesuitas para convertirse es una atracción turística más en
el departamento, atendido siempre por su propio dueño, José Grimalt.

Pero, tras su muerte, el lugar quedó sin un dirigente y cerró sus puertas. Aunque hay
intenciones de reabrirlo, según dijo Vicenta Grimalt de Batista, hermana de José. ‘Leticia es
una de las hijas de José que vive en la provincia por lo que se hizo cargo del Fortín. Pero,
por cuestiones laborales y falta de presupuesto no puede reabrirlo por el momento’, dijo la
mujer.

Vicenta agregó que hace un par de días acompañó a su sobrina hasta el museo para hacer
que corten el césped en la parte parquizada y comprobaron que en algunas habitaciones se
averió el techo y se llueve.

Dijo que también hay otras reparaciones que se deben hacer y que su sobrina no cuenta con
los fondos suficientes para hacerlo.

Por su parte Leopoldo Soler, intendente de Ullum, sostuvo que el Municipio está dispuesto
a colaborar para que el Fortín reabra sus puertas. ‘Estamos dispuestos a otorgar un subsidio
para colaborar con la puesta a punto y el mantenimiento del lugar, como también capacitar
personas para que se hagan cargo de las visitas guiadas.

Polo cultural

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•En 2014 en el Fortín se izó por primera vez la bandera departamental de Ullum. Mientras
que en octubre de ese año fue el escenario de un concierto de la Camerata San Juan,
concentrando gran parte de la actividad cultural.

Este museo es único en la provincia y de gran importancia para nuestro departamento por lo
que es una lástima que esté cerrado’, dijo el funcionario.

La familia Grimalt luchó durante casi 10 años para que el Fortín de los Jesuitas se
convirtiera en un museo y centro cultural. Lo logró. En abril del 2014 abrió sus puertas para
que los sanjuaninos y los visitantes conocieran parte de la historia de esta orden que habitó
la estancia desde 1742 a 1767.

El museo muestra, en otras cosas, una antigua bodega, una pulpería y una capilla donde los
Jesuitas participaban de las misas. La estancia de una hectárea fue donada a los Jesuitas por
Lorenzo Quirós.

El lugar

•El Centro Cultural Fortín de los Jesuitas está en las calles Malvinas Argentinas y
Hermógenes Ruiz, en la villa cabecera de Ullum. La estancia donde se encuentra fue
habitada por esta orden religiosa hace 274 años.

Homenaje

•Hay rincones dedicados a homenajear a personalidades importantes. En una sala exhiben


pertenencias de Margarita Ferrá, que falleció cuando en Valle Fértil cayó el helicóptero que
transportaba al exgobernador Gioja.

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https://www.diariodecuyo.com.ar/sanjuan/Cerro-el-unico-museo-de-los-jesuitas-de-la-
provincia-y-buscan-reactivarlo-20170114-0041.html

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Se trata de una estancia en Ullum que fue entregada a los sacerdotes Jesuitas entre 1742 y
1748 por Lorenzo Quirós; lo que quedaba en pie de esa construcción fue reciclado y
alberga un museo, siendo una de las construcciones más viejas de San Juan.
Cuando los Jesuitas fueron expulsados por orden de España, la propiedad se vendió a
Clemente Salinas quien nunca terminó de pagarla. Finalmente fue rematada siendo José
Grimalt su actual dueño.

Más de 20 habitaciones, entre salas y dependencias de servicios, contiene el museo Centro


Turístico Cultural El Fortín de los Jesuitas. En el mismo se encuentra una sala dedicada a la
vida de Margarita Ferra de Bartol donde se exponen más de 145 diplomas obtenidos a lo
largo de su carrera. En las diferentes salas se destaca el contenido sobre Vicente Grimalt
quien fue intendente de Ullum por 12 años; el RIM 22 con una colección de objetos
militares, única en su tipo; los inmigrantes de San Juan, con objetos de las principales
culturas que llegaron a esta tierra; el Correo Argentino con una colección de estampilla y
elementos de antaño así como también diversos objetos antiguos tales como cocinas
antiguas y elementos para cocinar de antaño; una sala que recrea un aula de escuela,
incluyendo pupitres de madera con tinteros y tuna pulpería como las de hace 100 años.

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También los espacios abiertos están habilitados para el paseo pudiendo encontrar una
granja, una toldería aborigen y una herrería de antaño. Y en el espacio donde los Jesuitas
tenían su bodega, además de las máquinas antiguas de elaboración, hay una vinoteca con
productos sanjuaninos.
El Fortín de los Jesuitas contiene una sala para el Papa Francisco ,miembro de esa
congregación.

http://www.amupri.com/?p=373

LOS EVANGELIZADORES DE CUYO

Especiales

20 de marzo de 2013, 10:01. Por: Emilce Sosa.

En la región de Cuyo no se desarrollaron misiones sino que la labor jesuítica desplegó todo
un proceso relacionado con la doctrina cristiana a través de la evangelización y la

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catequización. La investigadora de la UNCuyo, Emilce Sosa, rastrea aquellos primeros
pasos de la orden de la Compañía de Jesús en Mendoza para luego rescatar la labor de sus
centros educativos así como la apuesta por una Universidad que no llegó a concretarse.

La llegada de la orden de los jesuitas a América del Sur aportó un nuevo criterio
evangelizador a fines del siglo XVI. Su creación más espectacular fue la cadena de
misiones entre los indios guaraníes del río Paraná. Estas reducciones misioneras eran
comunidades espaciosas, limpias, donde la educación era obligatoria, la gobernación era
conducida por los padres y la pena de muerte era desconocida, no así fuera de estos
sistemas.

Las misiones constituyeron un intento único de poner en práctica una sociedad cristiana
como una forma de supervivencia más humanista. El arribo de los jesuitas a la región de la
Araucanía y en otros lugares posibilitó otorgar una nueva vida espiritual a los naturales a
partir de la conversión. Para los primeros misioneros jesuitas llegados al Reino de Chile, la
misión reside en ser instrumento de la voluntad de Dios. En algunas crónicas podemos
encontrar textos como el de la Histórica Relación del Reino de Chile y de las misiones de la
Compañía de Jesús, en la que se describe la labor del padre jesuita Luis de Valdivia a partir
de su contacto con la Provincia de Cuyo al Oriente de Chile, quien comenzó con la
cristianización en nuestra región.

Es importante comprender la labor de los primeros Jesuitas en la conquista española de la


Provincia Huarpe de Cuyo, que fue fundada en 1561, cuando García de Hurtado de
Mendoza le encomendó la fundación a Don Pedro Ruíz del Castillo, así el 2 de marzo de
ese año se corporizó legal y jurídicamente la ciudad de Mendoza Nuevo Valle de Rioja. En
la región de Cuyo no se desarrollaron misiones, sino que la labor jesuítica desplegó todo un
proceso relacionado con la doctrina cristiana a través de la evangelización y la
catequización. Esta evangelización huarpe se realizó a través del confesionario del Padre
Luis de Valdivia en las lenguas Millcayac (para la región de Mendoza hasta el río
Diamante) y en Allentiac (para la región de San Juan de la Frontera).

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La orden de la Compañía de Jesús se instaló en Mendoza a partir del 21 de octubre de 1608
fecha que se registra en el acta de posesión donde se pronuncia que, por parte del Colegio
de la Compañía del santo nombre de Jesús, unas casas y huerta, serán donadas por doña
Inés de Caravajal, esposa de Don Lope de la Peña. Pero es sabido que la residencia se abrió
dos meses más tarde, a mediados de diciembre de 1608, y en la segunda quincena de enero
de 1609 se abrió el colegio comenzando con la escuela de primeras letras. Luego, ya en
1616, los jesuitas comenzarán con la enseñanza secundaria en nuestra ciudad.

Es importante destacar que la Compañía de Jesús tuvo un lugar preponderante en la


educación de los primeros pobladores de la ciudad tanto en las primeras letras, como en su
misión evangelizadora en estas tierras. Entre 1636 y 1640 los jesuitas construyeron el
primer templo que fuera consagrado a Nuestra Señora de Loreto y del Buen Viaje, en 1645.
Este templo se ubicó en “el ángulo NO de la plaza de armas” de la ciudad de Mendoza.

A partir de la expulsión de los jesuitas en 1767, el templo y la casa, junto a sus posesiones,
quedaron vacíos, luego el templo pasó a manos de los franciscanos. En 1837 el gobierno de
Pedro Molina intentó que los jesuitas volvieran a territorio mendocino, inclusive destinando
las temporalidades agustinas a los Jesuitas. El 31 de julio de 1878, después de restablecida
finalmente la Compañía en la Argentina, entraron los Jesuitas a su nueva casa colocando la
primera piedra de la Iglesia dedicada al Sagrado Corazón de Jesús (hoy ubicado entre las
calles San Martín y Colón de ciudad) el que fuera inaugurado el 6 de diciembre de 1908,
con la bendición de Fray Marcelino del Carmelo Benavente Obispo Diocesano.

Los Jesuitas y la educación en Mendoza

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Las actividades jesuíticas en la provincia no solo estuvieron relacionadas con la
evangelización y las actividades pastorales sino que también se encuentran estrechamente
relacionadas con la educación. Desde la fundación y su llegada a Mendoza, encontramos
que el antiguo templo contaba con la enseñanza de las primeras letras en la incipiente
ciudad, según el relato del P. Furlong S.J.. En 1609 comenzó a funcionar la escuela, que en
1616 adquirió la categoría de colegio. Por lo tanto, podemos establecer que la escuela de
primeras letras funcionó desde 1609 hasta 1767, su primer Rector fue el padre Juan Pastor y
el primer maestro fue el Hermano Fabián Martínez.

La escuela funcionó 158 años en forma ininterrumpida. En esos años contó con más de 400
alumnos de orígenes diversos, como fueron los hijos de las familias fundadoras y
adineradas, compartiendo las aulas con los niños más pobres de la ciudad.

La escuela de segunda enseñanza se inició a partir de 1616, pero es importante destacar


que la enseñanza avanzó a otro nivel más: destacándose la Cátedra de Filosofía de la que, si
bien no se puede precisar su inicio, ya se la menciona en los documentos a partir de 1757;
esta cátedra dictó clases por más de diez años. Este fue uno de los elementos claves para
que los Jesuitas se esforzaran por lograr la adquisición de la apertura de la Universidad en
Mendoza, no llegando a concretarse.

Dentro de la actividad jesuítica en Mendoza encontramos referencias en 1899, cuando el


diario Los Andes publica un aviso, ofreciendo vacantes para el Colegio San Luis Gonzaga
que funcionaba en la calle Rioja al 1590 de Ciudad. También encontramos referencias
sobre el proyecto de construcción del edificio propio, el que estaría junto a la residencia
jesuita que hoy se ubica en calle Colón y 9 de Julio.

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Ya en 1912, los padres de la residencias se dedicaron a reunir fondos para iniciar la “la
escuela de párvulos, que contó con la aprobación y la bendición del Superior de la Misión”.
Finalmente, el 15 de marzo de 1926 los padres jesuitas inauguraron en su propia casa una
escuela primaria gratuita, destinada a educar a los niños pobres; de esta manera se da origen
al Colegio San Luis Gonzaga. En su primer año contó solo con primer grado con una
población de 34 niños.

http://www.unidiversidad.com.ar/los-jesuitas-en-mendoza

Las Ruinas Jesuíticas

A 30 Kilómetros de San Agustín, se ubica la Estancia Las Tumanas. El lugar es conocido


por conservar importantes vestigios de la época en que los jesuitas poblaron esta zona de
San Juan. A unos 20 metros de la ruta, se encuentran las valiosas ruinas, semiocultas bajo la
foresta de algarrobos. Las paredes de piedra y barro, los restos de obras hidráulicas y los de
un viejo molino son los principales elementos de interés. El conjunto arquitectónico nos
habla de la importante producción cerealera que promoviera aquella orden religiosa. Los
restos de las edificaciones del siglo XVIII remiten a una época de evangelización, trabajo y
convivencia pacífica de las culturas.

http://www.bymartv.com/ruinas_jesuitas.html

Las Órdenes Religiosas, Parroquias y Oratorios

Iglesia de Concepción

Capilla de las Hermanas Franciscanas

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Durante el periodo que va desde 1551 a 1810, San Juan cobijó a Dominicos, Agustinos,
Mercedarios, Hospitalarios de San Juan de Dios, y Jesuitas. Estos últimos no alcanzaron
esta fecha debido a que fueron expulsados de Cuyo en septiembre de 1767.

Entre 1776 y 1810, periodo correspondiente a la época virreinal, no hubo cambios,


manteniéndose las mismas parroquias sin aumentar su número. Esto se debió a las
características geográficas de la región como a la dificultad en la captación de agua que
impidió la aparición de nuevas villas o poblados. Sin embargo, la propagación de la fe y la
obra catequística continuó gracias al tesón de los doctrineros y de las misiones regulares.

Las cuatro primeras órdenes prosiguieron su benéfica acción religiosa y moral en la


segunda mitad del siglo XVIII y comienzos del XIX. Se sumaron a estas tareas actividades
docentes y de caridad.

En el siglo XIX se mantenían en San Juan casi todas las órdenes religiosas establecidas en
Chile y en el Río de la Plata en los siglos XVI y XVIII.

La compañía de Jesús, expulsada de España y sus dominios por Carlos III en 1767, se
retira de San Juan en septiembre de ese mismo año.

La orden de la Merced, establecida a comienzos del siglo XVII en las tres capitales
cuyanas, se retira de San Luis en 1675; mientras que la de San Francisco fue levantada en
1770 de San Juan.

Únicamente la Orden de Predicadores o de Santo Domingo, la primera en llegar a Cuyo,


permaneció en las tres comandancias de armas hasta 1810.

Durante 1834, las órdenes religiosas también habían modificado su organización con
respecto a 1810. Es así que cuando se crea el obispado de Cuyo subsistían en San Juan las
órdenes de los Predicadores o Santo Domingo, de la Merced, de San Agustín, de San
Francisco y de Hospitalarios de San Juan de Dios. De esta última los registros datan de
1820.

Los edificios

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EQUIPO

Autores del proyecto

Arquitectos

Marcelo Soria, Ana Tamagnini

y Viviana Galdeano

Equipo de proyecto

Director:

Arq. Marcelo SORIA

Co-Director:

Arq. Nello RAFFO

Integrantes: Arquitectas Ana TAMAGNINI y Viviana

GALDEANO;

prof. Daniel ARIAS; Diseñadora Industrial Natalia SEVILLA Adscripta: Arq. Norma MUT
Asesora: Profesora Leonor SCARZO

Agradecimientos:

Juan Carlos Bataller, Arq. Adriana Potensoni, Nello Raffo

Diario de Cuyo

Como es sabido, los enterratorios acostumbraban a estar ubicados en las mismas iglesias,
como en la de San José, La Merced y Santa Ana; costumbre que es abandonada en 1837
cuando se construye el Cementerio.

La Catedral, sencilla pero hermosa de líneas románicas construida por los Jesuitas (1712),
es el antiguo templo de San José de la Compañía de Jesús, transformado en Iglesia Matriz,
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con asiento en la parroquia de la ciudad (1775); elevado a dignidad catedralicia al crearse el
Obispado de Cuyo en 1834.

Los templos de Santo Domingo y la Merced mantuvieron la misma ubicación que la de sus
respectivas órdenes después del traslado que sufrió la ciudad por la inundación de 1593,
manteniéndose incólume ante temblores e inundaciones. El templo de la Merced fue
refaccionado por lo Jesuitas durante su fugaz regreso (1840-42).

La iglesia de San Agustín, contigua al convento de los Agustinos, se derrumbó en la


inundación de 1833, comenzando a ser reconstruida lentamente en el mismo lugar, calle
Buenos Aires, Salta, Mitre y Rawson, actuales Mitre y Entre Ríos, por el último prior de
dicho convento, Fray Antonio Gil de Oliva.

No tuvo la misma suerte la Iglesia de Santa Ana, que había nacido con la ciudad, ubicada
frente a la plaza principal, siendo en sus comienzos Iglesia Matriz, parroquia, subparroquia
después de erigido en parroquia de San José el templo de los Jesuitas, arrasada para siempre
por la terrible inundación.

La Iglesia de San Clemente (Santa Fe y Gral. Acha), si bien sobrevivió a la inundación de


1833, fue demolida por su vejez y estado ruinoso durante la gobernación de Sarmiento
(1863).

La capilla de Dolores, que empezaba a construirse por mandato del Obispo Achával bajo la
supervisión del presbítero Cristóbal Cavalli, estaba ubicada en los límites de la ciudad
colonial, contigua a la plaza Aberastain, en las calles Rivadavia esquina Caseros.

Completa esta lista de templos antiguos el de San Pantaleón, ubicado en la calle ancha del
Norte y calle San Pantaleón (actuales 25 de Mayo y Mendoza), que también sobrevivió a la
gran inundación de 1833.

Las viviendas, como se dijo anteriormente, ubicadas en manzanas alrededor de la plaza


principal, eran de una arquitectura austera y de escasa ornamentación salvo honrosas
excepciones.

http://www.revista.unsj.edu.ar/numero22/templos.htm

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