11.11 El Llamado

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“El Llamado”

Por

Lirienma Hurtado


A ti, que siempre estuviste para mí,


Y ahora eres el más hermoso destello R.H

Capítulo I

Toca la puerta de lo que había sido algún día su hogar, un hombre de


manera exasperada una tarde de abril; una señora llamada Luisa, de
aproximadamente unos 45 años de edad, rápidamente se dirige abrir. Para su
sorpresa, aquel hombre que resultaba ser uno de sus hijastros, se encontraba
enfurecido mientras me sostenía al mismo tiempo en sus brazos; Si soy yo,
Jade me colocaron por nombre, no dio tiempo de mucho, ni de analizar por
qué el estado anímico de Octavio, mi padre biológico, lo cierto, fue que sin
mediar muchas palabras, solo le pidió a su madrastra que por favor cuidara de
mi un par de horas, mientras me entregaba con un tetero, una olla y solo lo que
tenía puesto en ese momento. Se asumía que el resolvería el problema en el
que se encontraba, por el cual estaba tan molesto, y regresaría por mi como
había prometido, pero en realidad, paso un día, dos días, una semana, dos
semanas y finalmente dos meses.
Aquel entonces, la tecnología no estaba tan avanzada como ahora, donde
solo basta un “Whatsapp” y la cantidad de redes sociales para poder
comunicarnos fácilmente, era la década de los 90´s, solo quedaba esperar que
el fuera a buscarme. Recibí buenos cuidados sin duda, de aquella mujer de
corazón noble que había aceptado en su vida muchos años atrás a Clemente,
un hombre que había enviudado, tenía cuatro hijos pequeños, y que
posteriormente habría tenido cinco más con ella, es decir, nueve niños estaba
terminando de criar aquella alma de corazón bondadoso. Sin saberlo aún, yo la
convertiría en madre una vez más, ella se encontraba suficientemente
encariñada conmigo y yo con ella como para que nos separaran de la noche a
la mañana; Lamentablemente una mañana fueron a buscarme, pero no mi
padre esta vez, mi madre biológica, Marian, una joven de tan solo 16 años
¿Qué irónico no? ¡Una niña cuidando a otra niña! Luisa le pregunto a la que
en algún momento fue su nuera, debido a que ya se había separado de Octavio,
¿Qué había pasado que ningunos de los dos había regresado por mi antes? ella
respondió que ¡Se les había olvidado!
Aquel día, Marian, decidió llevarme con ella, y el asunto no consistía en
que solo me buscara en casa de mis abuelos paternos después de haber estado
dos meses a su cuido, no, el verdadero problema era lo que se aproximaba,
esto debido a que Marian sin muchas explicaciones les comento a mis abuelos
que me regalaría a un matrimonio que solo habían logrado hijos varones y que
anhelaban con ansias una niña, si, así de fácil ¡Con la facilidad de quien regala
un caramelo! Por supuesto que mis abuelos se encontraban consternados a
saber tal determinación, no podían consentir aquella decisión que a su juicio
era una locura, y a su vez sintiéndose de manos atadas. Clemente estaba
consciente de que de sus nueve hijos, Octavio era el que rompió el molde y
realmente le tenía sin cuidado lo que pasara conmigo, no dudaron en replicarle
a mi madre que no debía hacer eso, que yo estaba muy pequeña, y que además
era mi madre, que no debía desentenderse de mi regalándome como si fuese
un objeto. Le dijeron que comprendían que era una niña aun, que le faltaba
madurar y no esté consciente de que se había convertido en madre, que había
otras alternativas. Luisa le propuso que me dejara con ellos, que podía irme a
visitar cuando ella lo quisiera, mientras que mi abuelo Clemente aprobaba con
su cabeza lo que le decía Luisa a Marian. Ella no tomo en consideración lo que
mis abuelos le habían propuesto, tomo mi tetero y me llevo directamente al
matrimonio donde pensaba regalarme. Curiosamente cuando llegamos a
aquella pequeña casa en los suburbios de la ciudad de Coro-Falcón -
Venezuela, aquello tíos raros se alegraron tanto a ver a mi mama conmigo en
brazos. Supongo que anteriormente ya me había ofrecido.
Solo un día fue suficiente para que se presentaran mis abuelos en casa de
los tíos, con el objetivo de verme; todos los días lo hacían, les preocupaba en
qué condiciones podría estar viviendo, sin embargo, Mi madre biológica
sostenía alguna excusa todos los días, “La niña esta indispuesta” “La niña está
dormida” “La niña está enferma”. No habían logrado verme ni un solo
momento. Hasta que un día, Clemente le molesto tanto aquella situación, y
entraron a la casa sin la aprobación de Marian ni de sus tíos. Se consiguieron
con la escena más conmovedora que habían visto en su vida, me encontraba
allí, dormida boca abajo, en el piso, envuelta en mantas sucias y no me veía ni
sentía nada bien. Luisa me tomo y seguidamente subimos al auto para así
llevarme al hospital urgentemente, le dijeron a Marian que si quería los
acompañara y si no, estaba bien. Marian a todo lo que acontecía, solo le toco
subirse al auto y tomar silencio.
-A Dios gracias que la trajeron justo a tiempo, comento el Doctor que se le
notaba la experiencia por el matiz pronunciado de sus canas, y que a su vez,
había sido el doctor de todos los hijos de Luisa y Clemente. - “La niña está
sufriendo una severa infección a causa de una gripe mal tratada o no tratada, al
punto de impedirle abrir los ojos por la suciedad de las mucosas y de poder
causarle daños auditivos permanentes, todo es cuestión de un tratamiento al
pie de la letra y ella estará bien.”
Clemente le pidió a Marian que me dejara los días que tenía que recibir
tratamiento al cuidado de ellos y especialmente de Luisa, con el argumento de
que ella tenía más experiencia y así mejoraría pronto. Marian pensó que eso
estaba bien y esta vez accedió a las peticiones de mis preocupados abuelos.
Así pasaron los días, había mejorado considerablemente gracias a los cuidados
de Luisa y al amor que recibía en aquella casa, que no era simplemente el
lugar donde vivía, era mi hogar, ya lo sentía mi hogar. Marian me visitaba, ya
había pasado el tiempo en el que yo necesitaba recibir tratamiento, pero ella se
dedicó a viajar a otra ciudad y trabajar, de esta manera, me quede
definitivamente con mis abuelos paternos. ¡Que bendición! No quiero
imaginar que vida me esperaba con aquellos padres raros que estaban
frustrados por no haber tenido una niña y solo hijos varones, o en las manos de
mi madre que era una niña totalmente inexperta o peor aún, en las manos de
Octavio, mi padre biológico que era una especie de mago ‘’hizo el acto y
desapareció’’
Fue transcurriendo el tiempo, estaba creciendo en un entorno lleno de
amor, y aunque mi infancia fue extraordinaria, fue algo solitaria, pues la
menor de mis tíos ya era una adolescente y no jugaba conmigo, siempre
busque la manera de poder disfrutar jugar sola, creaba mi propio mundo de
fantasía, y cuando no estaba jugando, me gustaba compartir el mayor tiempo
posible con mi abuelo Clemente, pero, yo nunca lo llamaba abuelo, Clemente
era mi padre. Es lógico que reconociera a Luisa y Clemente como mis padres,
aunque siempre estuve consciente de quienes lo eran biológicamente y mis
abuelos siempre se encargaron que tuviera contacto con Marian, a diferencia
de Octavio, siempre tenía desapariciones por largos periodos de tiempo, en
realidad estuvo siempre ausente. Tal vez a otro niño le fuera afectado aquella
situación, no haber estado con sus ‘’verdaderos’’ padres, pero conmigo todo
fue diferente, Luisa y Clemente me dieron mucho. En realidad nunca sentí una
especie de vacío o alguna carencia por la ausencia de Marian y Octavio, con
esto, no me refiero a lo material, si no, a lo afectivo, de lo perenne.
Era una niña ojos pequeños, muy oscuros, piel blanca, cabello lacio, negro,
abundante, y muy largo, pero había algo fuera de lo común, había algo
diferente en mí, tenía una capacidad de análisis a las situaciones y una
madurez muy peculiar, aunque en la escuela era retraída. Siempre fue
importante para mí entender el propósito de mi vida, y créanme, es extraño
que una niña de 6 años se pregunte ese tipo de cosas. De todos modos, aún
estaba viviendo mi infancia, quedaba mucho por jugar como para sentarme a
reflexionar sobre la vida. Sin embargo, siempre supe que era una niña
bendecida, me comparaba constantemente con otros niños, que no tenían padre
o madres, y yo tenía cuatro, ese tipo de cosas me preguntaba en mis momentos
reflexión, lo desigual, el desequilibrio en el mundo. Mientras yo tenía dos
madres, dos padres, tantos niños en el mundo huérfanos, anhelando una madre
o un padre que los oriente y les diera un abrazo. Por ello, infinidades de veces
con solo seis años, agradecía a mis abuelos por quedarse conmigo y de la
educación que estaba recibiendo, y todo esto, sin que nadie me incitara, solo
que ya analizaba profundamente algunas cosas a mi corta edad. Mi infancia
fue muy feliz, tenía una familia grande llena de tíos, primos y unos padres de
crianza que daban todo por mí. Clemente, mi ‘’papa-abuelo’’ como decían mis
amigos del colegio, era un hombre de corbata, perfumado y mucha presencia,
su tipo de trabajo lo requería así, como también un hombre que ensuciaba sus
manos para construir el mismo su casa, una casa mucho más grande de donde
Vivíamos. Él era de esos hombres de voluntad inquebrantable.

Capítulo II

Años después, la casa estuvo lista. Nos mudamos. Al poco tiempo con 13
años experimento lo que es tener mi propio espacio, mi privacidad, después de
todo, era una adolescente y papa había decidido darme mi propia habitación,
ya estábamos más cómodos con la nueva casa y él se encargó de organizarlo a
su gusto, eligió el color de las paredes, le dio su toque elegante a los muebles,
fue una sorpresa para mí, fue grandioso. Indudablemente, todo lo que él hacía
por mí, era con el más puro amor. El amor que solo un padre puede sentir por
su hija. Un día lluvioso subí a mi habitación, recordé que desde niña, la lluvia
siempre me causaba una sensación de melancolía, pero me encantaban los días
grises, eso días donde el sol está totalmente oculto y no llueve. El conjunto de
relámpagos, truenos, ruido de la lluvia al caer y hasta el olor a petricor, por
alguna razón que no comprendía me deprimía, pero al mismo tiempo se
activaba algún proceso creativo y sentía la necesidad de escribir, escribía
cualquier cosa, eso me tranquilizaba.
Mis amigas del colegio ya habían tenido al menos dos novios, sabían lo
que era un beso, yo realmente no estaba al pendiente de eso, aunque sentía
curiosidad de lo que podría sentirse, así que tuve un novio por unas dos
semanas, Miguel, un buen chico que cursaba 3 años más que yo del
bachillerato, siempre me esperaba al salir, para acompañarme cerca de casa, de
ninguna manera papa podía verlo, me sobreprotegía, y sabía que esa edad era
difícil y peligrosa. Uno de esos días, nos dimos un beso, Posiblemente duro
una milésima de segundo de lo tan rápido que fue, estaba latente la emoción
de mi primer beso y que estábamos en plena calle, alguien podía vernos, y así
fue, en esa milésima de segundo, uno de mis tíos nos descubrió. Era un total
drama para mí que mi tío le contara a mi padre Clemente lo que había visto,
así que por miedo, decidí terminar mi fugaz noviazgo con Miguel, él quería
hacer las cosas bien y hablar con los que pudieron haber sido sus suegros,
sabía que papa me consideraba muy niña para tener novio y no lo aceptaría.
Cuando hablamos nos dimos un cálido abrazo, quedo en un lindo recuerdo y
yo me prometí que no pensaría en tener novio dentro de unos años.
A veces uno no cumple lo que promete. Quince días después, Nore, una
amiga, había planeado una cita con unos chicos que ella había conocido
semanas antes, aunque ya estaba saliendo con uno de ellos, la intención era
presentarme a Sebastián, el amigo del chico con el que estaba saliendo Nore.
No era fácil salir de casa, tenía muchas prohibiciones, Clemente me
sobreprotegía mucho, y eso me frustraba y asfixiaba cada vez más, sin
embargo, Luisa intercedió por mí y me concedió el permiso de ir a comer
helado con Nore al día siguiente. Por supuesto, ir por un helado era una
excusa. Escapamos los 4 a la playa, Nore y el amigo de Sebastián bajaron del
auto con intención de dejarnos solos. Sebastián me pidió un beso, y, aunque yo
no sabía cómo hacerlo, pues el beso con miguel fue muy corto, y en realidad
yo sabía que el besar debía ser un arte. El ocaso de aquella tarde se prestaba
para que el momento fuese perfecto y no dude, me abalancé hacia a él, y nos
besamos, fue un poco brusco, golpeamos los dientes un poco. La inexperiencia
de ambos era evidente. Sin embargo, fue el comienzo de una historia entre
nosotros.
Comenzamos una relación en secreto, esas que están llenas de adrenalina
por el temor constante de ser descubiertos. Apenas teníamos dos meses siendo
novios y llego el día de mi cumpleaños catorce. Me reuniría con unos amigos
en casa y por supuesto invite a mi amor. Siempre tan determinada, pensé que
lo haría pasar como un amigo más y listo. Las cosas no salieron como
esperaba, pues, estaba recibiendo algunos amigos y a Sebastián, cuando
justamente también llegaba al mismo tiempo mi adorado padre junto a mi
madre y alguno de mis tíos. Venían de una consulta médica, papá días antes no
se estaba sintiendo nada bien de salud. Todos traían caras largas y entraron en
total silencio a casa, sabía que no estaba algo bien. Les dije a mis amigos y a
Sebastián que suspendía la reunión y los despedí a todos. Subí las escaleras y
me dirigí a la habitación de mis padres, estaban en una especie de reunión que
claramente se sentía muy seria por las caras de todos y la tensión en el
ambiente. Papa anunciaba a todos que estaba muy enfermo. Sus riñones
estaban funcionando solo un diez por ciento y tenía que someterse a un
tratamiento llamado Diálisis. Básicamente es estar sometido a una máquina
que limpia artificialmente la sangre de las sustancias nocivas y toxicas para el
cuerpo. Una esperanza de vida. Pero yo no lo vi de esa manera, al menos en
ese momento no. Todo me dio vueltas y sufrí, sufrí mucho. Sentía que mi
mundo se venía abajo, mi primer y gran amor estaba enfermo y podría morir si
no se sometía a un tratamiento que ni siquiera entendía muy bien para ese
entonces.
Para la mayoría de las niñas, su padre es su héroe, su primer amor.
Teníamos una relación de padre e hija muy intensa, podíamos discutir porque
papá no dejaba que saliera con mis amigos, pero a los cinco minutos
estábamos abrazados y dándonos muchos besos. La enfermedad de mi padre
me tenía algo deprimida, siempre hablaba con uno de mis mejores amigos del
colegio y él me brindaba mucho apoyo. Llego el día. Papa recibió su primer
tratamiento de diálisis, al principio llegaba muy débil, el organismo estaba
tratando de acostumbrarse a algo nuevo, en realidad había días donde llegaba
peor que otros. Esto debido no solo a lo físico, sino al hecho de lidiar y
presenciar cada semana alguna muerte de algún compañero al lado de su
camilla o simplemente observar cuando alguno de ellos sufría una crisis. No
era fácil esos tres días de la semana. Sin embargo había días tranquilos y el
siempre colaboraba con gestiones de la clínica, redactaba documentos que se
necesitara, todo en beneficio a la clínica de Diálisis, ya empezaba a escasear
algunas cosas en el país y a veces era necesario solicitar ayuda a la
gobernación.
Sebastián y yo aún no teníamos sexo, aunque el deseo siempre estaba
presente; un fin de semana que me quede en casa de Marian, al despedirnos
con besos no aguantaba las ganas, yo tenía puesta una falda aquella noche,
tome su mano y la coloque en mi muslo, el empezó apretarme y subir un poco.
Yo sentía que lo quería dentro de mí, pero esa noche no sucedió nada.
Teníamos casi un año de relación, también casi un año desde que mi padre
recibía el tratamiento de diálisis. Al día siguiente esperaba nuevamente la
visita de Sebastián en casa de Marian, ella me ‘’ Alcahueteaba’’ la relación.
Supongo que era su manera de tener algún tipo de complicidad conmigo, tal
vez sentía que con eso podíamos ser más cercanas desde su perspectiva, yo no
guarde ningún tipo de rencor con ella. Por al contrario, para mi hubiese sido
ridículo montar un drama por una situación que nunca me afecto
emocionalmente. Llego Sebastián y mientras lo recibía con un beso y un
abrazo afuera de la casa, papa venia en su auto cruzando la esquina y volvió a
pasar lo mismo como aquella vez con Miguel, solo que peor, porque no fue un
tío, fue mi papá el que me había descubierto. Sentía que el universo
conspiraba en mi contra, papá enfureció, eso no termino nada bien. Tuvo una
discusión con Marian. Sebastián trato de hablar con él pero papa estaba celoso,
sí, eso era. Los celos le brotaban por los poros. No le dio la palabra a
Sebastián y se fue. Recuerdo que gritando le dijo a Marian que se veían en
tribunales, creo que mi madre en algún momento le diría que yo me quedaría
con ella. Decisión que ella tomaría en un momento donde no sabes que
argumentar, porque ella y yo no íbamos a saber convivir. Ella es blanco y yo
soy negro, ella es agua y yo soy aceite. Como sea, en un arrebato me fui de la
casa de mis padres de crianza porque no me aceptaban a Sebastián. Papá
siempre me decía que tendría novio cuando me graduara de la universidad, yo,
le pedía que me bajara la condena, porque para mí, era una especie de
condena, aun ni terminaba bachillerato. Sin embargo después de varias o
tantas discusiones papá accedió. No fue fácil, era una constante guerra y
regrese a casa. Él quería que regresara y yo quería regresar. Aunque, sentía
que mi madre y mis tías me miraban de forma diferente, y lo confirme cuando
mi madre hizo un comentario sobre que ya ‘’asumía’’ que no era ‘’señorita’’
¡Caray! Esos términos tan ridículos y cursis de la sociedad, pero, mi padre, mi
gran padre siguió viéndome de la misma manera, siempre existió un recelo por
parte de algunos tíos por el trato ‘’especial’’ que él tenía conmigo, si, como me
decía mi familia, me salí con la mía. Decían que cuando se trataba de mí,
Clemente, aquel hombre estricto e intransigente, se ablandaba. Y yo lo sabía,
eso era lo hermoso. Los dos sabíamos lo que sentíamos por el otro. Sin duda
alguna, era amor del bueno. Los dos teníamos temple, los dos teníamos
carácter, y, aunque yo aún era una adolescente, a él siempre le gustó mi
determinación. Un día en tono de resignación dijo ‘’Esa niñita siempre ha
hecho lo que quiere’’. Sabía que conmigo no podía hacer más nada, pero sabía
que no era mala, que había hecho su trabajo bien, y que no dañaría a nadie.
Para él, no era una nieta más, era su hija, era sus ojos, y él, el amor de mi vida.
Me encontraba en el último año de bachillerato, cuando de pronto una
tarde, después de dormir un poco, un grito de Luisa me despertó. Yo, me
encontraba en ese momento en la única habitación del piso de abajo de la casa,
y esa habitación tenía visibilidad a la cocina y al patio de la casa. De manera
que, abrí la puerta a ver qué era lo que pasaba, el grito lo había escuchado muy
cerca, asomé mi cabeza al lado izquierdo y no vi nada, giré hacia la derecha y
allí estaba mi familia sometida por unos delincuentes. Por supuesto que me
asuste, claro que me asuste. Cerré la puerta sigilosamente, pensé en llamar a la
policía, pero resultaría mala idea, yo sabía que mi familia estaba siendo
amenazada, sometida, y solo faltaba que me encontraran a mí. Sabían que
entrarían a la habitación y si me encontraban llamando a alguien, estos tipos
entrarían en nerviosismo y ‘’arrechera’’ podían matarnos a todos, si cerraba la
puerta con seguro, tendrían la misma reacción porque sospecharían que
alguien está ahí y por lógica pediría ayuda. De ninguna manera podía
reaccionar así, no podía poner en peligro nuestra integridad física más de lo
que ya estaba, así que, decidí colocar el teléfono debajo de una almohada y
alejado de mí, todo con el fin de que no vieran un teléfono celular en mis
manos y no se sintieran amenazados. Me senté en un sillón de escritorio y
simulé estar viendo televisión y no saber lo que pasaba. Fue inteligente pensar
así, segundos después entro uno de ellos y me caso de la habitación
apuntándome. Era la última que faltaba por encontrar, ya toda mi familia, o al
menos lo que estaban en ese momento en casa estaban ahí. Papá estaba
alterado, el padecía de hipertensión y no podía tener emociones fuertes,
recuerdo que tenía sed, mucha sed, lo notaba en sus labios secos. Debido a
tantos medicamentos, tantas pastillas, se secaba su boca. Veo la cara de mi
madre, de mis tías llorando, una de ellas con su hija, Nikole, en brazos, una
bebé que no cumplía un año de edad aún. Vi la cara de frustración e
impotencia de mis tíos, sobre todo del menor que se le notaba en la cara que
quería enfrentarse con esos delincuentes, pero Luisa entre llantos le imploraba
que no lo hiciera. Los delincuentes tomaron las cosas de su interés y se
disponían a irse, nos encerraron en la casa y nos dijeron que esperáramos
quince minutos para salir. Solo escuchábamos cuando ellos estaban saltando
las paredes de la parte de atrás de la casa, hasta que de pronto, escuchamos
pasos, muchos pasos. La policía había llegado. Un vecino había visto cuando
entraron y fue el responsable de la llamada. Nunca había visto tantos policías y
menos en la casa. Todos con unas grandes armas, con actitud de estar en una
operación importante y con intención de resguardarnos y capturar a los
delincuentes, se paseaban por toda la casa con movimientos cautelosos, me
hacía recordar al juego de ‘’country strike’’. Ellos particularmente si tenían
pinta de policías. Como llegaron a tiempo lograron capturarlos. Eso rara vez
pasa aquí en Venezuela, por lo general la policía aunque los llames nunca
llegan, no van, nos les interesa.

Capítulo III

Días antes de cumplir quince años Sebastián y yo intentamos tener sexo.


Estábamos en su auto, Se dio el momento. La verdad es que no necesitaba una
habitación llena de rosas, champaña, globos y un te amo en la cama como lo
que está de moda hoy en día. Me gustaba la adrenalina de lo improvisado, del
peligro, y si se trataba del sexo; podía ser en cualquier lado. No necesitaba
todo aquel protocolo para abrirle las piernas y entregarme por completo.
Muchas personas consideran el romanticismo importante, pero para ser
romántico no se necesita todas esas cosas, si hay amor lo demás sobra, me
parecía una manera disfrazada de decir amablemente te quiero coger. El me
besaba, me tocaba, empezó a quitarme la blusa blanca que tenía puesta,
seguidamente que desabrochaba mi pantalón. Era excitante, nos
encontrábamos en una calle oscura, no pensaba en nada mas, solo quería
entregarme a él y por fin cogiéramos, cogiéramos mucho y duro; sentía como
mi piel se erizaba, mis senos crecieron un poco más y me pezones se
pronunciaban, yo estaba muy húmeda, era una sensación inexplicable, era un
deseo reprimido de hace meses cuando empezamos a tocarnos, me sentía bien,
aquello me hacía sentir realmente bien. Siempre me gusto esa mirada tierna de
niño inexperto igual que yo, éramos torpes, éramos desesperados. Cuando nos
encontrábamos en un punto elevado de excitación donde tu respiración es muy
rápida y el corazón late intensamente, sentimos el ruido de unas motos
rodeando el auto, había llegado la policía, nos alumbraban con el teléfono
celular, yo rápidamente me colocaba la ropa como podía. Sebastián les dio
dinero para los ‘’Refrescos’’ y nos fuimos. No paso a mayores, fuese sido una
total vergüenza que nuestros padres nos hubiesen tenido que buscar a la
comisaria por ese tipo de actos, éramos menores de edad. Lo cierto es que
llegue directamente bañándome con agua muy fría para aliviar la calentura que
ni con el susto de los policías se me pudo quitar.
Días después logramos tener sexo por primera vez. Pero no fue como lo
imaginaba, no había mucho deseo debido a que me molestaba, no moría del
dolor, pero si fue incómodo para mí. Así fueron las primeras cuatro o cinco
veces. Luego lo disfrutaba más y lo hacíamos unas cinco o seis veces a la
semana, Aunque, aun no sabía que era un orgasmo. Recuerdo que un par de
años atrás, cuando tenía 11 años de edad, una prima contemporánea conmigo
en las reuniones familiares de fin de año, cuando todos estaban reunidos abajo
en la sala, bailando, compartiendo, disfrutando y estaban distraídos, veía
porno. Lo supe desde que un día entré a una de las habitaciones de la casa y
ella estaba viendo ‘’The film zone’’. Yo me quede viendo las películas con
ella. Me llamaba la atención que había un momento donde el hombre decía
‘’voy a llegar’’ ‘’me voy a venir’’ ‘’voy acabar’’ acto seguido de la expulsión
de un líquido blanco, algo pegajoso seguidamente de una cara particular como
si fuera a desmayarse. A diferencia de ella, que en ese mismo instante gritaba
y gritaba mucho, pensaba que le dolía o le hacía daño. No encontraba otra
explicación.
‘’Claro, ahora ya experimenté el sexo. Sé que es algo muy placentero, pero
sabía que había algo mas o que mi cuerpo exigía algo más ‘’ así que empecé a
explorarme.
Sebastián y yo decidimos casarnos. Fue una decisión apresurada, nos
faltaba madurar como para llevar un matrimonio. Estábamos precisamente en
la edad donde pensamos que el amor lo puede todo, que somos nosotros contra
el mundo y por supuesto donde las hormonas están a millón; salieron rumores
luego de que posiblemente estaba embarazada y por esos nos casamos. ¡La
gente y sus prejuicios! Y la misma gente que comió y bebió en la fiesta de
nuestra boda. No podían entender como siendo tan jóvenes diéramos ese paso.
Yo aún no comenzaba la universidad y trabajaba como comerciante con
Sebastián. Nos múdanos a una casa que él había mandado a construir para
nosotros, era muy acogedora, pero nuevamente sucedió lo que a nadie le
gustaría presenciar, y fue otro asalto a mano armada, no lo negare, fue terrible
y horrible, nos amarraron, nos taparon los ojos, golpearon, y, a tan solo dos
meses otro asalto más. ¿Qué estaba pasando? Veníamos de un paseo por lo
médanos de coro, y la habíamos pasado genial, para luego, un par de minutos
más tarde encontrarnos en esa situación tan peligrosa, llena de horror. Eran
unos seis o siete delincuentes. En esos momentos o te paralizas o piensas muy
rápido. En cada una de las situaciones reaccione de diferentes maneras,
siempre trato de manejar y controlar mi mente. Sabía que si cometía un error
sería el fin. Lamentablemente aquí en el país la delincuencia no lo piensa dos
veces para pegarte un ‘’pepazo’’ o darte ‘’plomo’’ si no colaboras o te portas
bien; aunque yo no comparto eso, hay gente que mata por placer, así que eso
no era garantía. De igual manera colabore, me exigieron abrir la puerta
principal de la casa de mis suegros mientras uno de ellos me apuntaba en la
cintura y con su otra mano tomo mi cara y se acercó a mí, por un momento
pensé que me daría un beso, estaba muy cerca, aun siento su asquerosa
respiración en mi cara. Me dijo - ‘’escucha bien, tomaras el manojo de llaves,
abrirás la puerta de la casa de al lado si quieres contarla’’ y bueno, aquí estoy,
contándola de una manera muy literal. Abrí la puerta, sometieron a mis
suegros, a mis cuñados, que eran unos niños y comenzó la pesadilla. Eran muy
agresivos, golpeaban a mis suegros y uno de ellos se acercó y empezó a
tocarme, yo trate de prepararme psicológicamente para lo que podría venir,
una violación. Pensé que era eso o mi vida; pero también pensaba en que si me
violaban y me transmitían alguna enfermedad de transmisión sexual no sabría
si sería capaz de vivir con eso, si, en esos momentos pasaban miles de cosas
por mi cabeza; pensaba en Sebastián y Kevin, no sabía nada de ellos, pensaba
en que ellos se llevarían todo el dinero, cosas de valor , se irían , nos dejarían
paz y todo estaría bien, por otro lado mi mente me traicionaba en que si nos
mataban a todos o mataban a Sebastián. Recuerdo que una de las cosas que
más me importaba era que mi esposo estuviera bien. El tipo dejó de tocarme y
siguió en lo suyo, buscar dinero como lo hacían los otros delincuentes, había
una ‘’chama’’ posiblemente de mi edad, tenía un arma en cada mano, con
ínfulas de ‘’ Terminator’’, ella me amenazaba constantemente. Hubo un
momento donde uno de los delincuentes se acercó a mí, y me pidió que abriera
la boca; yo lo hice y metió la punta de su arma. En ese momento comprendí
cuando he escuchado de anécdotas de otras personas que han estado al borde
de la muerte; algunos dicen que ven una especie de luz, en mi caso, no vi una
luz, vi pasar mi vida como una película en tan solos unos segundos. Es
increíble como tantos pensamientos vinieron a mi mente, tantas memorias
guardadas, curiosamente, momentos felices de mi infancia, y las únicas
personas que se reflejaron en aquellos fotogramas de mi memoria fueron mis
padres de crianza. Recuerdo que pensé; como sufrirán si me pasa algo.
El delincuente retiro el arma de mi boca y por un momento pude exhalar.
La agonía duro una hora o más. En esos momentos el tiempo pasa mucho más
lento o mucho más rápido. Decidieron irse después de haber mudado la casa,
se sintió un total silencio, fui la primera en salir a buscar a los muchachos y no
estaban en nuestra casa de casados. Sentía desesperación, Salí a la calle y me
tropecé de frente con Carlos el hermano mayor de Kevin, nos miramos y
ambos nos preguntamos lo mismo al mismo tiempo: - ¿y Sebastián? - ¿y
Kevin? Sentí como en ese momento mis piernas perdían fuerzas, sentía que
me desvanecía, el peso de mi cuerpo ya no lo sentía. Todo era caótico, los
vecinos empezaron a salir de sus casas y como siempre ‘’nadie vio nada ni
escucho nada’’ unos policías llegaron, que irónicamente, comían en la pizzería
de la esquina; a mí solo me importaba conseguir a mi esposo, por un momento
pensé en que los habían secuestrado, pero no fue así, ellos se encontraban
amarrados en la única habitación donde no había buscado.
‘’La desesperación no deja ir más lejos, no te deja pensar bien, y ya había
permanecido con la suficiente cordura durante ese tiempo’’
Llame a casa de mis padres. Eran poco más de las 10:00 pm, y 10 minutos
más tarde mis padres se encontraban con nosotros. Nos dijeron que podríamos
quedarnos en casa el tiempo que fuese necesario. Sebastián ya era de la
familia, lo querían más que a mí en realidad, no fue fácil el cambio, pero se
adaptó por mí. Realmente yo no quería estar en aquella casa, la vibra no era la
misma y estábamos afectados. Sentir tres veces en el mismo año que pudiste
morir era suficiente. El proceso de superación duro varios meses, dormía de
día, porque no podía hacerlo de noche. Tenía pesadillas recurrentes de todo lo
que había pasado.
‘’Solo cuando experimentas el peligro de esa manera, desconfías hasta de
tus pesadillas, no logras distinguir si en realidad es una pesadilla, o si es real
y está pasando otra vez’’
Siempre había querido estudiar psicología y aunque no estaba consciente
aun, también sentía inclinación por el arte. Mi padre le gustaba el derecho,
pero nunca me lo impuso. Decía que por mi carácter y capacidad de análisis
podría ser la mejor, entonces yo pensé, que si él consideraba eso, también
podía ser la mejor psicóloga. En mi ciudad no daban la carrera, lo más cerca
era Maracaibo-Zulia sin embargo, eso acarreaba muchos más gastos , no ver a
mi padre enfermo con frecuencia, y crear un conflicto existencial en cómo
distribuir mi tiempo de esposa y estudiar en otra ciudad, después de todo
estaba recién casada, mis días consistían en trabajar con Sebastián, disfrutar de
mi matrimonio, compartir con mi familia y deseando enormemente que
abrieran la carrera ,pues ya me había censado dos veces, por razones políticas
no fue un hecho. Recuerdo que en el último censo, se acercaban unas
elecciones gubernamentales, luego de permanecer en una fila larga, los
directores de la universidad ‘’José María Baral’’ ordenaron pasarnos de tres en
tres para hacernos una pregunta, sabía que ellos era una de las instituciones
que apoyaba al gobierno, lo que aún no sabía era el cinismo con el que
demostraban su burocracia, pero una burocracia como instrumento del
gobierno para su beneficio y no como instrumento para la sociedad civil. Ahí
la diferencia repugnante. La pregunta fue directa, a cada uno, individualmente
nos preguntaron ¿Por quienes votaríamos? No conteste enseguida, no iba a
mentir, y no se trataba de ser de derecha, ser de oposición, formar parte de un
bando, no, pero de ninguna manera iba a dar la respuesta que ellos querían, no
iba a decir que votaría por Estella Lugo de montilla, mis 17 años eran
suficientes para darme cuenta que este gobierno lo había hecho muy mal y su
única intención era controlarnos todo, que no existiera progreso, y solo robar y
robar. Mi respuesta fue sencilla; soy imparcial, no quedaron conformes, y
asumo que igual con los cientos de jóvenes que esperaban afuera, pues, la
carrera no se abrió, y esto, sin explicación alguna. Lo cierto, fue que por falta
de matrícula no era el motivo. Había muchos jóvenes como yo deseando con
ansias la carrera de psicología.
Decidí estudiar educación preescolar, solo por estudiar algo ya que las
carreras que tenían que ver con números, cálculos o sangre como la ingeniería
o medicina nunca me llamo ni la más mínima atención. Conocí a buenas
amigas, y una en especial, Katherine, Y aunque me dedicaba en las
asignaciones, había algo que no llenaba mi espíritu, siempre había sido
apasionada con todo, dedicarme a mi familia, a mis amigos, cuando cocinaba
me gustaba que las personas disfrutaran de una buena comida preparada por
mí, cuando estudiaba me gustaba esforzarme para sobresalir, también disfrutar
mucho del sexo, me gustaba hacerlo todo bien. Pero un pensamiento
recurrente vino a mí casi un año desde que había decidido iniciar la carrera,
donde me cuestionaba si eso era suficiente, si era suficiente que me gustaran
los niños para haber elegido estudiar educación, porque no me visualizaba
gran parte de mi vida encerrada en un aula. Papá tuvo una recaída debido a su
enfermedad, y eso lo dejo desorientado, era como una especie de niño.
Recuerdo que días después me encontraba en la universidad y Katherine me
pregunto cómo estaba papá, yo solo entre sollozos la abrace y le dije que
estaba feliz que él estuviera aun conmigo. Había pasado casi dos meses desde
la recaída de mi padre, era un día como cualquiera, salí de clase, y me fui
lentamente caminando a casa, tome el camino más largo, necesitaba pensar, el
pensamiento recurrente que tenía en mi cabeza no me daba paz, hice una
pausa, me senté en un banco de un plaza en el centro de mi pequeña ciudad, de
pronto, un señor de tercera edad se acercó, me pregunto si podía sentarse, y
por supuesto de dije que sí, empezamos hablar, era casi un anciano, esos
ancianos sabios, hubo un momento donde lo interrumpí para ir por dos cafés
cerca de aquella plaza , consideraba que eso haría más agradable la
conversación, pienso que todo con un café es mejor, creo que mi única
adicción es el café, desde los tres años lo acompañaba con mi desayuno, el
café formaba parte de mi vida, muchos son adictos al alcohol, drogas , sexo, el
café podía darme tranquilidad, sentía que podía ordenar mis ideas, poner mis
pasamientos en orden. Regrese, le di su café, me dio las gracias, continuamos
nuestra conversación, el anciano me dio un resumen de todo lo que había
hecho en su vida profesionalmente, estudio lo que quiso, trabajo en lo que le
gustaba y se sentía muy satisfecho de la vida que había llevado para ese
entonces, creo su propia familia, pero hizo énfasis en el área profesional, me
dijo que había que prepararse, pero siempre hacer lo que te gusta, es increíble,
pues él no sabía la decisión que acababa de tomar, aquello me hizo
preguntarme: ¿ Sera este el camino? ¿Esto me llenara el alma? Concluí que no.
Me despedí de él. Le di las gracias por la agradable conversación que
habíamos tenido y el nuevamente me dio las gracias por el café. Seguí mi
camino, un poco menos ansiosa. Reafirme que no podía seguir con una carrera
que, si bien, me gustaba, no me apasionada. La pasión era lo que hacía
moverme. Cuando llegue a casa, en ese momento mi familia se encontraba
nerviosa, papá había recaído nuevamente, y, mientras preparaban las cosas
para llevarlo al hospital, yo fui a su habitación para verlo, no tenía control de
sus brazos, estaba asustado, me tomo de la mano y mi cuerpo se estremecía
junto al de él, me miro, me dijo que no lo dejara solo, y me hizo una pregunta:
¿Cómo van los estudios? – aquello me dejo con la mente en blanco, acababa
de tomar una decisión con respecto a los estudios, pero evidentemente no era
el momento que le diera explicaciones, no quería preocuparlo, le dije que todo
estaba excelente, necesitaba que él se fuera con tranquilidad, yo presentía que
era la última vez que estaría en su casa. Lo montamos en el auto, yo los
seguiría, pues ya no había espacio, y, aunque él estaba en la parte trasera con
mi madre y una de mis tías, alcance ver su mirada desde el retrovisor, el me
veía, con ojos de un posible adiós.
‘’He escuchado muchas veces que una mentira piadosa, tiene el mismo
peso, que mentira, mentira al fin. Lo que no saben es que a veces las mentiras
piadosas son necesarias, son mentiras que debes decir para darle
tranquilidad a un alma’’

Capítulo IV

Iba a verlo siempre, jugábamos entre miradas y él sonreía, ya no hablaba,


pero como siempre, una mirada era suficiente, lo último que me dijo fue que
era su princesa y yo a él que era mi rey y que lo amaba. Una mañana antes de
ir a verlo como de costumbre, recibí una llamada, donde una de mis tías me
dijo que tenía que ir urgente porque él no estaba nada bien. Rápidamente me
dirigí al hospital y cuando baje del auto corrí lo más rápido que pude, llegue a
la escalera solitaria, fría, y de escalones altos, que podrían agotar a la persona
con más resistencia; claro, y como no recordar aquellas escaleras donde es
normal escuchar sollozar a las personas por la muerte de los que más amaban,
yo pensé que era el fin, que no pude verlo partir, y subí los seis pisos de aquel
hospital de tres en tres escalones, sin pausa, con mucha prisa y desespero, me
dirigí aquella habitación en la cama número 59 donde solo un respiro por parte
de él fue suficiente para saber que el aún me estaba esperando, tal vez él
quería su último beso, tal vez él quería escuchar su último te amo, tal vez él
quería su última caricia, lo cierto, fue que llegue a tiempo para no soltarle la
mano ni dejarlo de besar hasta su último aliento. Curiosamente una lágrima
había brotado de sus ojos, eso me hizo pensar que siempre estuvo consciente
de todo. Le di un beso, solté su mano, luego de tanto olerla y sentirme piel a
piel con él, aún recuerdo su textura y su suavidad.
‘’No recuerdo como llegue a casa, nunca lo recordé, y deje de intentar
recordarlo porque me di cuenta que cuando en tu vida tienes momentos de
impacto, tu mente selectiva toma acción. No sucede siempre, pero es probable
que memorias sean eliminadas de forma temporal o permanente’’
Regresamos a casa, recuerdo que no procesaba del todo lo que sucedía a
mi alrededor, mis amigos cuando fueron al velatorio de mi padre, sentía que
me observaban con mucho pesar y eso me incomodaba, porque yo estaba bien,
inconscientemente estaba bien, pues aun no tenía una consciencia de la
perdida, incluso, eso me fue afectando progresivamente. Sebastián me dijo que
estaba sorprendido de mi reacción, me veía serena, no lloraba, no gritaba de
dolor como muchas personas lo hacen, y, para los que sabían lo que mi padre
representaba para mí, era algo extraño.
Un mes después me inscribí en artes audiovisuales, y es un poco irónico
para alguien que de niña estuvo a punto de perder la audición. Estoy
aprendiendo a ver las cosas desde otra perspectiva, supongo porque conoces a
otro tipo de personas. Por lo general el perfil de quien estudia algún tipo de
arte es muy peculiar, encontramos de alguna manera de expresarnos, unos lo
hacen con su cuerpo, tatuajes, piercings, colores de cabello extravagantes,
sobre todos el de las chicas, afros o cortes diferentes en los chicos , barbas
largas y descuidadas, una manera de vestir desenfadada y relajada, siempre
queriendo estar en ambientes de buena vibra, y, aunque yo no cumplía en
absoluto con aquel perfil, me sentía bien, empecé a ver la simplicidad de las
cosas. No tenía nada que ver con aquel estudiante de educación, donde
siempre tenía que estar con la espalda erguida y zapatos elegantes negros,
mientras sostenía una carpeta con muchos papeles donde se encontraba
ordenadamente el contenido programático, y, encima de eso, cuidándome de
decir alguna mala palabra, y dar el ejemplo. Como buena venezolana eso era
totalmente difícil, sobre todo para mí, que soy apasionada en todo y no me
aguanto en dar un buen ‘’jodazo’’ de vez en cuando para desahogarme,
créanme, uno se siente mejor, liberas estrés, es una buena terapia. Nuestro
vocabulario es extenso en cuanto a groserías, que muchas de ellas en realidad
no lo son para nosotros mismos, pero sí podrían ofender a otras personas, eso
de acuerdo a la cultura, costumbres, crianza como la mayoría de las cosas.
Supe que ahí debía estar, y si abrían psicología en mi ciudad, tendría que
esperar la carrera por mí, yo ya había esperado lo suficiente por ella. Me
adapté muy rápido, a diferencia de educación, que, aunque me gustaban los
niños y enseñar, no me apasionaba, sin embargo, di lo mejor de mí y como no
había retirado mis papeles y estaba activa aun en el sistema, recibí un mensaje
de texto de Katherine, donde decía que debía pasar por la universidad, pues
había visto un aviso donde estaba mi nombre y apellido con el de 9 personas
más. Fui, entre a la oficina, y me dijeron que la OPSU me había asignado una
beca (No sabía que la OPSU asignaba becas) y mucho menos la había
solicitado, no lo negare, se siente bien cuando el universo te da esos tipos de
regalos debido a tu esfuerzo y me había subestimado. No pude beneficiarme
de la beca porque había hecho cambio de carrera y en otra universidad del
estado y por políticas de ellos, no podían hacer cambio, la beca era por
educación. Igual eso no me quito el sueño, soy tan orgullosa que no la iba
aceptar ¡No quiero nada de este gobierno, de estos miserables! Están
llevándose a la mierda el país.
Volviendo al tema de subestimación, porque el tema del país me altera un
poco, debía prepararme para mi primer examen escrito en la carrera de artes,
recuerdo que la materia tenía por nombre ‘’ Discurso Audiovisual’’ seria aquel
típico examen donde hay varias o muchas preguntas, y en cada pregunta, dos
preguntas más que te romperán la cabeza pensando. En ese tipo de exámenes
estandarizados que a casi nadie le gustan, bueno, al menos a mí; no debo decir
que a todos, porque yo los aborrezca, pero sé que al menos miedo dan. Ese
tipo de exámenes son para las personas fáciles de memorizar, la que estudian
al caletre, yo no, yo quiero análisis, eso es lo mío, o una presentación, me
gusta hablar y hablar, soy libre cuando me expreso analizando y hablando,
pienso que es más interesante, te da la libertad de decir mucho más, completar
ideas, incluso, de ahí, puede salir algún punto importante. No quiero
definiciones, odio lo lineal, En fin, dejare de quejarme. La profesora nos dio a
elegir por mayoría, y la única que levantó la mano para solicitar otro tipo de
evaluación fui yo ¡Qué vergüenza! Pero por ellos por supuesto, no por mí.
Debí haberme preparado, pero lo pensé bien, y me di cuenta no tenía nada que
estudiar, mis compañeros y yo no sabíamos ni siquiera de que trataba la
materia. No tuvimos una clase magistral para saber por lógica, que de esa
clase, saldría el examen aburrido…Pasaron unos pocos días, llego el día del
examen, nos encontrábamos ansiosos todos , yo lo estaba mucho, pero creo
que era debido a la energía de mis compañeros la que me afectaba, éramos una
matrícula de 40 , era una energía en masa, sin contar la energía de la profesora,
era algo intimidante, es de los profesionales que sabe lo que está haciendo, y
eso me gustaba, aunque la criticaran todos, y ese es el problema con las
personas , no les gustan que les exijan, y le tienen miedo a lo desconocido, y
en dado caso, llegue a la conclusión que ella en realidad no nos había exigido
nada.
‘’ No esperes a que alguien te exija, te diga lo que debes hacer, por cual
camino ir, los frutos de nuestro esfuerzo lo conseguiremos si nos exigimos a
nosotros mismos’’
No teníamos idea de lo que trataría el examen, nos preguntó si habíamos
estudiado algo, todos nos miramos y no supimos que responder, me parecía
irónica la pregunta. Comenzamos el examen, solo fueron 5 preguntas, entre
ellas, la última era un análisis sobre la producción de un discurso audiovisual y
una ilustración, creo que fue un reto, porque no solo soy mala en matemáticas
, sino, en dibujo, que bueno que las cualidades para pintar no las tomaría en
cuenta, porque con eso ya reprobaría, también había algunas preguntas sobre
definición y aunque no había estudiado nada , nuevamente use la persuasión y
con seguridad respondí, no era algo de Wikipedia o el rincón del vago, pero sí
de mí. Se sentía la tensión, todos estábamos sudando, y el clima de aquí de
coro que no ayuda, un clima más que tropical, desértico diría yo, además, no
se quiere reprobar en el primer examen, para mí, sería como comenzar la
carrera con el pie izquierdo. Terminamos, entregamos, fui una de las ultimas
en salir del aula. La semana siguiente en la hora de su clase, ella llego con los
exámenes, dijo que era en base a 20 puntos, y, que de los 40 alumnos solo
habían aprobado 4. Se reducía mi posibilidad, pero por un momento sentí
alguna especie de seguridad en mí, y no pensé que podía estar entre los 36
reprobados, si no, entre los 4 aprobados. Así fue, me felicito, mientras una
sonrisa dejaba notar. Aunque no aprobé con 20 puntos, si con 17, y fue la
mayor nota, las demás fueron 11,12, y 13. El compañero que había obtenido
por nota 13 puntos no podía creer que yo, que empezaba la carrera desde cero
obtuviera más ponderación que él. Venía de Argentina con una
especialización.
‘’ Pienso que es bueno subestimarse a veces, ser modesto, no presumir.
Cuando se te presente alguna oportunidad o un reto ¡tómalo! El miedo es
bueno, te hace estar alerta. Da lo mejor de ti. Saca a flote naturalmente todo
lo que tienes, esa es la mejor manera de triunfar y conseguir la victoria. La
gratificación es una de las cosas más agradables que puedas experimentar.
Debes aprender a conseguirla en los pequeños detalles, para que cuando seas
grande, no te pierdas en un abismo de superioridad y egocentrismo’’
Continúe mi carrera, hice amigos agradables, se siente realmente bien
cuando todos están en una misma sintonía y vibrando bajo la misma
frecuencia. Como extrañaba mi padre. Si, lo extrañaba inmensamente, cuando
murió, dejo un vacío en mi difícil de explicar, Mi madre siempre fue la de la
disciplina, pero él, era mi mejor amigo. Cuando se fue, me sentí desorientada,
empecé a tomar alcohol un poco más de lo habitual, siempre de una u otra
manera buscaba estar en un estado de baja conciencia para sobrellevar el
dolor. Sentía que perdía el norte, y aunque cumplía con todas mis asignaciones
del día a día, solo era una fachada para aparentar que había soltado, dejado ir,
que me había resignado. Me sentía con el corazón seco y arrugado como una
pasa...
Pasó un tiempo, aun llevaba mi vida en automático. Ya tenía la carrera
adelantada, cumplía con mis estudios, labores de esposa, el sexo, que era algo
que disfrutaba mucho, ya había dejado de ser una prioridad, ya conocía un
orgasmo con Sebastián y no solo por mí misma, pero no lo suficientemente
intenso como para hacer de eso un ritual todos los días. Sebastián nunca fue el
tipo de hombre que me preguntaba a donde iba, con quien saldría, o
simplemente salir conmigo, ya los paseos más sencillos habían dejado de
existir. Mis amigas me dijeron que desearían tener un novio o esposo como el,
que las dejaran salir, que no las atormentara llamando cada cinco minutos para
saber que hacían. Pero en realidad a mí nunca me gusto esa manera, yo
necesitaba alguien que le colocara límites a mí deseos. Siempre había hecho lo
que quería, y eso me gustaba, me gusta ser un alma libre, pero necesitaba
límites, y al no tenerlos, me sentía desatendida, que no le importaba mucho y
en el estado de soledad donde me encontraba, esa sensación se multiplicaba y
me afectaba más de lo que normalmente pudiese afectar. Mi matrimonio
termino en un divorcio, él se fue a casa de sus padres y yo me fui a vivir en un
apartamento sola arrendada, pero, como había sucedido con mi padre, no
procesaba la perdida, y con eso ya eran dos las que estaba experimentando en
mi vida con tan corta edad. Sebastián y yo cuando decidimos separarnos fue
de una manera repentina, por impulso, a la primera crisis, fuimos muy
inmaduros, y, a medida que fueron pasando los meses él se dio cuenta que no
quería una vida a mi lado, como yo también me di cuenta que empezaba a
disfrutar de la soledad. Lo amaba mucho, si, realmente lo amaba, pero hay
almas que no son compatibles. Me refugiaba en la fotografía, compartía la
afición con muchos de mis compañeros, ese era mí día a día, a veces eran días
de aventuras donde hacíamos fotografías de todo y era extraordinario. Pensaba
que esa era mi vocación, aparte que me distraía mucho, también leía lo que
podía, nutrirme, documentarme siempre fue importante.
‘’Me gusta mucho la fotografía porque con ella puedo decir cosas y
transmitir los sentimientos que con palabras no puedo expresar’’
También me gustaba la producción en general, formar parte del equipo
para algún cortometraje. Lo único que sé, verdaderamente, es que ¡Me gusta
el arte! Me gusta tanto como al café.
El tiempo que me llevo terminar la carrera fue relativamente corto, pues ya
me encontraba en la etapa final, pienso que la relatividad en este sentido es
depende de que estés viviendo en tu vida. Habían pasado muchas cosas en un
lapso muy corto de tiempo, donde, no había procesado la mayoría de ellas por
voluntad propia. Te encierras, te aíslas y te enfocas en lo que quieres lograr
para disfrazar la melancolía, las depresiones y todos los demonios. Y eso, no
está mal del todo. Es bueno enfocarse en tus objetivos, en este caso, el mío,
era culminar mi carrera universitaria. Pero olvide algo, y es algo que todos
debemos tener presente siempre cuando nos montamos en una coraza:
‘’La mente no puede persuadirse por mucho tiempo’’
Las últimas semanas me encontraba elaborando mi trabajo final de grado,
cumpliendo con los últimos materiales audiovisuales por entregar en cada una
de las materias, cuando no estaba en la universidad, trabajaba arreglando a las
personas a domicilio, pocos años atrás cuando tenía 16 años me había
preparado en estética, y también vendía gelatinas y polos en una cavita en la
calle para poder cubrir mis gastos, entre comida, arriendo y estudios.
‘’ Debes aprender hacer varias cosas, no te quedes solo con tu profesión.
Debes estar preparado para realizar los trabajos más humildes que puedan
existir, debes tener la fuerza de una ola que golpee duro contra las piedras’’
La creación de un documental formaría parte para complementar la
información de mi trabajo de grado, y este tendría la participación real de los
pacientes renales que recibían el tratamiento de diálisis en el hospital general
de mi ciudad, esto en conmemoración a mi padre. Sin embargo después de tres
capítulos adelantados, en el hospital me dijeron que no podrían colaborarme
porque en el documental podría salir reflejado la decadencia en la que se
encontraban y eso podría causarle problemas a los directores, para nadie es un
secreto que el país está ruinas, aunque el gobierno siempre dice que todo está
bien. Me frustre mucho, lo tome pecho. Otra vez no puedo hacer algo que
quiero hacer ¿Por razones políticas? ¿Hasta cuándo?
‘’Me molesta escuchar personas hablar de esta situación como si fuese un
síntoma; ‘’bueno, esperemos que esto cambie pronto’’ ‘’esperemos que
Venezuela mejore’’ como si de salud se tratara. Esta vaina es un cáncer que
hizo metástasis social y político, solo hay una forma de resolverlo, y es por la
vía de la violencia, por la fuerza, y los que queden vivos meterlos bien presos.
No faltara alguien que diga que la violencia no es la solución, pero los tiranos
no corresponden a los estándares de las democracias, su altivez y su cinismo
son incompresibles. Se hacen ver como los mejores gobernantes por
publicidad dirigida a aquellos que quieren comerse su mierda. Los que abren
los ojos saben que solo hay una forma de sacar tiranos, si no pregunten que
paso con Gadafi. Se aferran al poder con soberbia y sonríen, bailan y hacen
payasadas encima de la calamidad. Veo cada día a más personas comiendo de
la basura, más indigencia, delincuencia, muriéndose en los hospitales,
desigualdad social y menos oportunidades. La historia los enterrara con todo
lo que se han robado y si es suficientemente justa, los enterraran vivos’’
Uno de esos días probé la marihuana, decían que eso ‘’relajaba’’ no me
invitaron, yo pedí probarla, tampoco lo hice para que me aceptaran en un
grupo, mis compañeros respetaban ideologías y gustos, no excluían al que no
fumaba. De hecho, sentí que ninguno de ellos quería sentir alguna especie de
responsabilidad por ser quien me hiciera el ‘’porro’’ y así fumarlo. Ni siquiera
sabía fumar cigarrillo me dijeron, y respondí que el cigarrillo no es de mi
interés, si lo fuese sido, fumara como todos ellos. Yo necesitaba sentir la
‘’Nota’’ que tanto escuchaba nombrar cuando ellos se encontraban bajo sus
efectos. Estaba viviendo en modo automático y bajo mucho estrés, tenía que
realizar otro trabajo de grado en menos de una semana, lidiando con los
demonios y encima de eso, no sabía aun que era lo que quería para sentirme
realmente feliz. Fume, sentí mi cuerpo más elevado, como si flotara. Teníamos
una práctica de fotografía en una plaza pocos minutos después, mis
compañeras se quedaron en un banco sentadas con el argumento que no harían
nada, según no estaban en condiciones. Se rieron de mí, porque con la nota
que tenía encima cumpliría con el ejercicio fotográfico, había una diferencia
entre ellos y yo. ‘’ Yo si me quería graduar’’. Me causo gracia que bajo esos
efectos las fotos hayan salido muy bien. Días después me invitaron a una fiesta
que habían organizado, ese día fume, fume mucho, hasta el punto de no
sentirme elevada como la vez anterior, si no, al punto de que al llegar al
apartamento y me acosté, sentí que no podía moverme, sentí mi cuerpo
pesado. Solo era el efecto de la droga, me encontraba en un estado psicótico
profundo. Dormí todo el día. Cuando desperté, me cuestione sobre lo que
estaba haciendo, pero no de que si estaba bien o mal, me cuestione sobre los
efectos de la marihuana. Llegue a la conclusión de que te encuentras en un
estado de baja consciencia. Las personas que tienen una baja consciencia por
lo general son aquellas que no tienen alguna aspiración, no esperan gran cosa
de la vida, y es un poco contradictorio, porque observando el entorno, estas
son las que viven con menos ansiedad, pueden vivir en el presente, para ellas
el pasado solo fue y no hay futuro, viven el aquí y el ahora. Y eso no está del
todo mal, porque no lidias con los monstruos de tu mente.
‘’Como seres humanos, tenemos el privilegio de razonar, pensar, sentir y
ser intuitivos. Posiblemente mucho de nosotros pasamos casi toda nuestra
vida experimentando una consciencia simple, o en el peor de los casos, una
baja consciencia de lo que sucede al nuestro alrededor’’
Desde que me había mudado sola, empecé hacer cosas solas, disfrutaba ver
mi entorno y disfrutaba de mi compañía, iba al cine sola, comía sola, caminaba
la ciudad sola, a veces algunos de mis compañeros me llamaban para fumar,
pero a mí no me provocaba, yo solo había tenido curiosidad, y aunque me reía
mucho bajo sus efectos, no le vi sentido después. Los monstros siempre
regresaban. Ellos eran una especie de adictos, con el argumento de que podían
dejarlo cuando ellos quisieran. Pienso que en el caso de la marihuana, a
diferencia de las otras drogas como la cocaína, éxtasis, o el que es alcohólico,
puedes decidir si quiere depender de eso, y ellos lo habían decidido.

Capítulo V

Todas las noches, Siempre me dormía en el transcurso de las 11:00 pm, era
mi reloj biológico, creo que los que llevamos una vida agitada lo sabemos.
Casualmente cuando veía la hora marcaba las 11:11, realmente no le tomaba
nada de importaba, me sucedía solo en ocasiones. No dormía nada bien, me
despertaba siempre en la madrugada con una mala energía en todo mi cuerpo.
No podía conciliar el sueño fácilmente y dormía, pero no descansaba.
Amanecía, estaba lista para comenzar un nuevo día automático, eran 10 para
las 8:00 am, se hizo tarde otra vez. El agua y el café se llenan de apatía, las
frutas y la miel me saben a hojas de papel, y las 9:33 se sienten tan vacías,
definitivamente pienso, que la vida cambia de dirección, y que las horas tienen
su sentido y su voz.
Ese día, al finalizar la tarde me encontraba en el apartamento y me
disponía a cocinar algo, el cansancio y el estrés era grande, tenía días donde no
comía bien, no dormía nada, y solo me acompañaba el café. No quería dormir,
cuando dormía, sentía que mi alma se salía, evitaba a toda costa dormir. Estaba
picando unos vegetales, note que mis brazos no tenían control, los invadían
temblores involuntarios muy fuertes, como tenía el cuchillo en la mano, pensé
en pasarlo ligeramente por mis venas, reaccione , me sacudí la cabeza, y dije
en voz alta que estaba loca, seguidamente de un fuerte dolor de cabeza , sentía
que las paredes se me venían encima, me encontraba sola, tome mi maleta de
viaje rápidamente, tome ropa , y la metí en la maleta sin orden alguno,
necesitaba salir de allí, mis demonios estaban ahí, querían conseguir su
cometido. Enloquecerme o llevarme, indiscutiblemente la muerte estaba
rondando.
Solo recuerdo que logre salir, no recuerdo nada más. Desperté en el
hospital. Mi madre estaba junto a mí, su mirada reflejaba mucha tristeza, me
dijo que me había desmayado en el lobby del edificio y se contactaron con mi
familia. Me recetaron psicotrópicos muy fuertes, para la ansiedad, la depresión
y para dormir. Descanse mucho, pero en los momentos donde me encontraba
despierta, sentía que estaba sedada, lenta, sin mucha voluntad, realmente
puedo decir que me encontraba en un estado psicodélico que me gustaba, a
diferencia de la marihuana, los psicotrópicos me ayudaron a tranquilizarme y
estar un poco más serena.
Así pasaron varias semanas ya había dejado la etapa de los psicotrópicos,
capaz de dormir a un caballo, continúe con mis clases, hasta culminar
materias. Cuando veía el reloj, siempre eran las 11:11 podía ser en la noche o
en la mañana, ya no era frecuente como meses atrás, era todos los días. Llego
un punto donde me llamo la atención, me dio una especie de miedo, era mucha
coincidencia, decidí investigar, nunca había escuchado ninguna información
referente al 11:11, pensé que lo más que conseguiría era cuando derribaron las
torres gemelas que fue un 11/11. Había información especial sobre ese
número, leí que muchas personas lo están experimentando, que era un mensaje
especial, que se trataba de unos seres, hablaba sobre un estado de consciencia,
eran varios puntos que no entendía, nacía la interrogante sobre ¿Cuáles seres?
¿Quiénes son los responsables de estas señales? ¿Qué tratan de decirnos? ¿Por
qué en el momento de mi vida donde siento que todo es un caos, no encuentro
el norte y siento que estoy perdida en el camino? Siento que esos seres solo
buscan molestarme, ellos son los que no me dejan dormir durante las noches,
los que hacen que me sienta asfixiada, y hacen que despierte llorando con
mucho miedo, ellos quieren destruirme. Desde que empecé a ver esa hora
empezaron mis ansiedades, mis angustias, mis soledades. Me aislé de todo y
de todos, empecé a llevar una vida automática y aburrida que no me gusta en
absoluto, tampoco nada me llena, no descubro mi pasión aún. Me gusta
enseñar, pero no quise ser maestra, me gusta la psicología, pero ahorita no
estoy emocionalmente estable como para estudiarla, sería algo paradójico, con
lo que más me identifico es con la fotografía, porque siento que puedo
transmitir un mensaje con ellas, pero tampoco me apasiona, la producción
audiovisual me gusta, pero sé también que no es mi camino. En estos
momentos de mi vida, solo sé que ¡Me gusta el arte! Solo eso, y no sé qué tipo
de arte.
Me enfurecí, me encontraba discutiendo con unos seres invisibles. Pero
sabían que estaban allí, todo es energía, ya lo entiendo todo. Quieren llevarme.
Quieren que enloquezca y lo están consiguiendo, y creo que de lo único que
estoy consciente es de eso, sí, estoy muy consciente de eso, y puedo permitirlo
o puedo hacer algo para que eso no suceda, déjenme dormir, dejen de
asfixiarme, dejen de colocarme el corazón acelerado como si fuese a salir de
mi pecho, déjenme en paz. Soy una joven de 20 años que su mayor
preocupación es saber cuál es su propósito en esta vida, que no acepta vivir en
una sociedad donde solo se trate de casarse y tener hijos, no, yo no quiero eso
aún, yo necesito más, yo necesito aportar y retribuir algo al universo más que
una descendencia, eso lo puede hacer la mayoría de las personas, yo necesito
retos constantemente para sentirme viva, y eso lo sabré cuando descubra mi
verdadera pasión. Tome silencio mental, y esta vez trate ser más lógica
¿Porque no pensar que el 11:11 llego a mi vida en la etapa donde me encuentro
más perdida para salvarme, y no para destruirme? Definitivamente, he perdido
los estribos o los psicotrópicos dejaron secuelas, no lo sé… quiero inculpar a
un número de todos mis males, o más que los números, los seres que están
detrás de ellos queriendo dar un mensaje. Investigue, de igual manera no fue
difícil, siempre me gusto investigar todo, sin embargo no encontraba mucha
información referente. Pasaron unos días y el 11:11 no solo lo veía en la hora,
si no en otras partes, como en la última conexión de Whatsapp de algún
amigo, o la hora de un primer o último mensaje, ya no solo era el 11:11 si no
las 1:11. Experimente colocando la hora de mi teléfono incorrecta con
diferencias considerables, a veces atrasada, a veces adelantada, pensé que tal
vez mi cerebro estaba programado para ver el reloj justo a esa hora, y no, lo
intente muchas veces. Simplemente me di cuenta que el 11:11 formaba parte
de mi vida. Decidí aceptarlo, decidí no tener miedo, acepté que no era malo.
Mi investigación no terminaba allí, pues, si bien, el 11:11 quería darme un
mensaje ¿Cuál era?
Pasaron unas semanas, realice mi presentación de grado, al final fue una
tesis sobre el sonido, a esas alturas solo quería salir del paso. Posteriormente
me gradué. Recuerdo que ese día, sentí una liberación de estrés, pero al mismo
tiempo una especie de confusión, porque me preguntaba ¿y ahora qué? De
igual manera no indague mucho sobre eso, solo quería descansar. Descanse
por unos días, realmente se sintió bien, habían sido meses intensos
mentalmente. Decidí ir a mi cafetería favorita, en el camino pase por una
papelería, compre una libreta y un lápiz. Seguí mi camino a la cafetería, la
música era relajante, el olor a granos de café impregnaba todo el ambiente, la
cafetería tenía ventanales y podía ver todo lo que pasaba afuera, el día estaba
gris, empezó a llover, se escuchaban truenos, y los relámpagos eran tan fuertes
que me hacían recordar a el flash de una cámara fotográfica. De pronto,
entendí que había llevado mi vida, como la mayoría de las personas, en un
estado de consciencia simple y baja consciencia. Ya había experimentado el
estado de baja consciencia, supe que no quise vivir permanente ahí. Pero
siempre había vivido en un estado de consciencia simple. La consciencia
simple no es tan desenfadada como la baja consciencia, y siempre me he
referido a baja conciencia porque pienso que nunca estamos en un nivel de
inconsciencia completamente, salvo excepciones como por ejemplo que
tengamos demencia y no tengamos consciencia de nuestros actos. La
consciencia simple es un estado donde nosotros como seres humanos nos
encontramos en ‘’Modo automático’’ y llevamos un estilo de vida que nos
impone la sociedad, como por ejemplo: estudiar, sacar una carrera, trabajar,
casarse y formar una familia, eso no está mal, lo negativo de esto, es que nos
afanamos en construir un tipo de vida que se supone debemos tener, siguiendo
las reglas, siguiendo a la sociedad. Pocos son los que persiguen los sueños y
muchos los que viven lamentándose más de lo que no hicieron que de lo que
hicieron.
Recordé que la última vez que había experimentado lucidez en cuanto a lo
que realmente quería eran aquellos momentos de niña, donde me asustaba y
entristecía la lluvia y escribía. Solo quería eso, solo escribir. Saque la
conclusión de que, existe un estado de consciencia absoluta o elevada y este es
el estado más sublime y extraordinario donde conectas con tu ser plenamente.
Este estado de epifanía no es fácil de conseguir, pero una vez que lo hayas
experimentado querrás vivir en el para siempre. El estado de consciencia
absoluta es cuando conecto con mi yo interno, mi yo espiritual, mi yo creativo,
mi yo emprendedor. Es crecimiento, es una búsqueda constante, búsqueda de
respuestas a tantas preguntas, insólitas a veces, pero tendrás la suficiente
sabiduría para encontrarlas tú mismo. En esa transición me encontré todos
aquellos meses, y, el 11:11 solo era la manera del universo decirme que todo
estaría bien o a veces, hasta de advertirme algo.
Sebastián se había ido con toda su familia a Colombia, después de todo
eran nacidos de allá. Eso formaba parte del día a día, la migración, los amigos
ya no estaban en el país, muchos de mis familiares, inclusive los más cercanos,
como mis hermanos. Jamás las calles eran como antes. La masiva migración
había llegado a los 2 millones de jóvenes, buscando un mejor futuro. Las
zapaterías dejaron de ser zapaterías para convertirse en mini market de
comida, eso era el negocio más rentable, como también muchos negocios
cerrados. Todos los días despertando con las noticias desagradables de que
alguien murió por falta de algún medicamento o desnutrición debido al
hambre, en fin, todo decadente. Decidí viajar y visitar a mi hermana menor,
ella se encontraba en la misma ciudad que Sebastián y su familia, fue mi
primer viaje sola, disfruté cada segundo ver la grama verde, la belleza y lo
sublime de la naturaleza, sin duda alguna sabía que era el cierre de un ciclo.
Aquellos días me quede en casa de la familia de Sebastián, fue cálida la
bienvenida, me encontraba en un lugar totalmente distinto a mi amado coro.
Sentía la tranquilidad que no sentía desde hace mucho tiempo antes que
muriese mi padre. Me sentía feliz, me sentía muy feliz estar con la que fue mi
otra familia hace un par de años. Sebastián me acompañaría encontrarme con
mi hermana, pero antes, paseamos por el centro de la ciudad, empezó a llover,
y corrimos a buscar algún techo que sobresaliera de un establecimiento para
protegernos de la lluvia, no lo pude evitar, aproveche el momento y lo abrace,
sentía que debía abrazarlo como si fuese la última vez. Paso la lluvia, fuimos a
la plaza donde me encontraría con mi hermana Alexandra. Mientras
esperábamos hablábamos de cualquier cosa, yo observaba todo a mí alrededor
en aquella plaza. Alexandra llego, nos abrazamos, fue grato verla después de
un año, comimos helado y nos reímos mucho. Nos despedimos. Sebastián y yo
caminamos un poco para tomar un taxi y regresar a casa, había silencio entre
ambos, yo no podía creer que después de todo, estuviese ahí con él,
tratándonos como hermanos, después tanto drama que había generado el
divorcio.
Adoro la ambivalencia poética de una cicatriz que tiene dos mensajes
‘’aquí dolió, Aquí sano’’
-Louis Madeira
Se aproximaba unas elecciones presidenciales de Colombia, Sebastián me
sugirió que me quedara el fin de semana, esto debido a que cerrarían frontera y
no sabíamos la hora exactamente en la que eso sucedería, yo lo considere, pero
algo en mí, me hizo reflexionar sobre eso. ¿Era prudente seguir dándole largas
al cierre del ciclo con él? Después de todo, ya había visto a mi hermana, y me
había prometido que en lo que la viera, regresaría inmediatamente. Llame al
terminal, y el último viaje de esa noche estaba por salir a las 11:00 pm.
Indudablemente tengo que irme. ‘’El universo me lo está ordenando, me siento
bien acatando las órdenes del universo, el universo es lo único que me da
equilibrio, el universo me guía y permite conseguir lo que quiero, el universo
me ilumina, como también es el único que le pone límites a mis deseos, él es
mágico, él es misterioso’’.
-y mientras me encuentro en esta noche más oscura de lo habitual con
Sebastián esperando un taxi para irme, es maravilloso saber que voy
descubriendo mi camino.
Llego el taxi, me tengo que ir, -Sebastián subió mis maletas, me tomo la
cara con sus manos, me vio fijamente, me dio un beso en la frente, y me dijo,
‘’Cuídate, tu eres grande’’ con ojos cristalinos…
Llegue a mi país, me disculpé con el universo, pedí disculpas por la
altanería e impertinencia de la otra vez, entendí, que los demonios con los que
constantemente luchamos a lo largo de nuestra vida y nos consumen la
energía, no es nada más que ciclos no cerrados, angustias, tristezas,
preocupaciones no dichas, rencores, iras acumuladas. Los sentimientos
negativos son realmente nuestros demonios y nos consumen el alma hasta
dejarnos secos por dentro. Entendí, que las situaciones donde estuve cerca de
la muerte por distintas razones tenían un motivo especial, la cantidad de
asaltos, la crisis nerviosa donde creí que enloquecía, y hasta recordé cuando en
una ocasión conduciendo casi caía en un barranco. Todo aquello,
absolutamente todo, tenía que suceder para darme cuenta que el propósito es
grande aquí. Agradecí al universo tres veces; le dije que ya estaba preparada
para la travesía, que ya era la hora de dar un mensaje, de escribir sobre él, de
comenzar a construir mi legado, de vivir una soledad feliz, sin monstruos,
fantasmas ni demonios, me entregue al universo, no me arrepiento, me entrego
al universo como me entrego al sexo conmigo misma, como me entrego al
estado de la consciencia absoluta o elevada, porque me niego a llevar una vida
automática sin emociones, como también me entrego al amor por el arte y
como me entrego al amor por la escritura , porque incluso, estoy segura, que
podría vivir sin café esta vida y las otras vidas, pero por la escritura moriría
una y otra vez…

FIN

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