El documento habla sobre la autorrealización y sus componentes clave. Define la autorrealización como la realización de nuestras capacidades latentes para sentirnos felices, plenos y realizados. Explica que la autorrealización implica cuatro componentes: bienestar, comprensión, crecimiento y propósito en la vida. También destaca la importancia del autoconocimiento para identificar nuestro propósito y potencial, y así lograr la autorrealización de manera activa en lugar de pasiva.
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El documento habla sobre la autorrealización y sus componentes clave. Define la autorrealización como la realización de nuestras capacidades latentes para sentirnos felices, plenos y realizados. Explica que la autorrealización implica cuatro componentes: bienestar, comprensión, crecimiento y propósito en la vida. También destaca la importancia del autoconocimiento para identificar nuestro propósito y potencial, y así lograr la autorrealización de manera activa en lugar de pasiva.
El documento habla sobre la autorrealización y sus componentes clave. Define la autorrealización como la realización de nuestras capacidades latentes para sentirnos felices, plenos y realizados. Explica que la autorrealización implica cuatro componentes: bienestar, comprensión, crecimiento y propósito en la vida. También destaca la importancia del autoconocimiento para identificar nuestro propósito y potencial, y así lograr la autorrealización de manera activa en lugar de pasiva.
El documento habla sobre la autorrealización y sus componentes clave. Define la autorrealización como la realización de nuestras capacidades latentes para sentirnos felices, plenos y realizados. Explica que la autorrealización implica cuatro componentes: bienestar, comprensión, crecimiento y propósito en la vida. También destaca la importancia del autoconocimiento para identificar nuestro propósito y potencial, y así lograr la autorrealización de manera activa en lugar de pasiva.
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AUTORREALIZACIÓN
Autorrealización, teniendo como significado de esta la realización de nuestras capacidades.
Todos contamos con una gran cantidad de capacidades que yacen de forma latente listas para poder salir de nosotros y convertirse en una realidad en cualquier momento. Esto sería nuestra capacidad de convertir todas esas capacidades que me hacen sentir feliz, pleno y realizado, en una realidad. Si lo que se quiere, por ejemplo, dinero, amor y salud o en cambio se quiere tener muchos contactos y relaciones, o simplemente estar en paz, eso es autorrealización. Entonces, significa realizar nuestro potencial, nuestra plenitud. Antonio Blay enmarca cuatro componentes, que son el bienestar, la comprensión, el crecimiento y el propósito de la vida, siendo estos los retos para lograr una plena autorrealización, los cuales serán explicados con la mayor claridad posible. Cuando salimos a la calle, ¿qué vemos? ¿personas sonrientes y despreocupadas por doquier? No, vemos a gente estresada, quizá molestas, donde predomina esa sensación de malestar y si de repente un total desconocido te recibe cordialmente saludando, con una sonrisa, las personas de alrededor pensarían que algo anda mal con tal individuo, pero ¿no se supone que lo anormal es una persona apagada? Se puede decir que el malestar se ha vuelto algo normal en la sociedad moderna. Lo primero que se debe aprender en nuestro bienestar es que este siempre inicia con una decisión, porque lo que normalmente hacemos es esperar a que algo de lo exterior nos propicie a sentirnos bien, volviéndonos dependientes de dicho factor. El bienestar es una decisión, no es necesario que ocurra no es necesario que suceda algo para comenzar a sentirnos bien, es el decir “hoy quiero estar bien”. Ahora, con el crecimiento de la persona, nunca llegamos a estar totalmente a gustos, ya que siempre buscamos algo más, sin tener algo totalmente establecido, fijo. Este crecimiento no debe enfocarse en una sola cosa, sino en varias, por ejemplo: El crecimiento corporal, volviéndonos más fuertes, más resistentes. El crecimiento intelectual, memorizando, resolviendo, manteniendo la mente ocupada y consecuentemente en constante crecimiento. El crecimiento emocional, aquello que nos conecta con nuestras emociones plasmándolo en o con cualquier recurso. El crecimiento profesional, no hablando de un título o carrera concluida, sino siendo aquello que realizamos gracias a nuestras habilidades natas. El crecimiento económico, donde si nos causa cierta emoción y tranquilidad el tener estabilidad económica. El crecimiento social, el cual nos ayuda a sentirnos más cómodos aumentando amistades, contactos, relaciones de calidad. El crecimiento recreativo, este siendo en donde nos relajamos, donde tomamos un tiempo, momentos para uno mismo y nos consentimos, donde de alguna manera nos recargamos. Pero aun así seguiría sin bastar con el crecimiento o el bienestar para una total autorrealización, sino que también se necesita un propósito profundo a lo largo de nuestra vida, haciendo uso de nuestra consciencia reflexiva para poder ir creando el propósito de nuestra vida, donde dicho propósito no debe basarse en lo que, si no todo el mundo, al menos la mayoría se mentaliza, que es solo estudiar, trabajar, casarse, tener hijos y seguir trabajando. Esos simplemente son solo buenos complementos, y claro está que nos da, nos propicia a tener un nivel de satisfacción y de plenitud. Pero la autorrealización nos dice que debemos de salir de esa zona que tiene en mente la mayoría de la sociedad, salir de esos planes cíclicos y empezar a plantearnos un propósito mucho más personal, en donde sí está claro, el gusto, la pasión por ese propósito viene por sí solo, como consecuencia. Entonces para poder fortalecer mi bienestar, para incrementar el crecimiento, se necesita que tengamos bien en claro nuestro propósito personal, ya que, al momento de tener ese aspecto, lo que ocasionaremos en consecuencia será que se fortalezca nuestro bienestar y consecuentemente, el crecimiento se vuelve explosivo en todos los sentidos. Dicho esto, ¿cómo podemos identificar o clarificar nuestro verdadero propósito personal? Lo podemos hacer simplemente con el uso del análisis, del descubrimiento, de la razón y la comprensión profunda de la vida, sobre nosotros, sobre la vida que estamos llevando. A esto le llamamos autoconocimiento, que es de ahí en donde parte la comprensión. El autoconocimiento guarda una muy fuerte correlación con lo que se viene hablando de la autorrealización, ya que no se puede llegar a realizar algo que no se conoce, algo desconocido. Ahora, poniendo un claro ejemplo, mientras más se conoce alguien, más se puede realizar. Siendo el autoconocimiento una parte esencial para el buen logro de la autorrealización, se tratará de desglosar en los siguientes subconceptos: la edad del alma, el tipo genético, el tipo de personalidad y finalmente, nuestra misión de vida. Donde la edad del alma la podemos expresar como el conjunto de experiencias y conocimientos adquiridos a lo largo de los años, en donde mientras más experimentemos y más adquiramos conocimiento, la edad irá incrementando, volviéndonos de alguna manera cada vez más sabios. Subsecuentemente, el tipo genético lo podemos ejemplificar como la mejor manera de expresar nuestra felicidad en determinadas acciones, este nos dice que nacimos con habilidades y talentos los cuales podemos desarrollar de una mejor manera que otras actividades. Pasando a nuestro tipo de personalidad, nos dice que este se desarrollará de acuerdo con el ambiente, al tipo de sociedad en el cual crecimos y del cómo crecimos, hablando de reglas y valores inculcados, dándole gran carga a nuestras experiencias y tratos adquiridos durante el paso de los años. Para tener un autoconocimiento totalmente definido y en plenitud, haría falta tener en cuenta nuestra misión de vida, donde esta se descubre por vocación, siendo lo que uno viene a hacer en esta vida, y es aquí en donde se alimentará nuestro propósito, complemento de nuestra autorrealización. Juan José Domenchina divide el autoconocimiento en dos áreas; el yo real y el yo imaginario. Solemos vivir con un autoconocimiento frágil, mínimo, o simplemente escaso y es precisa mente lo que dice el yo imaginario. En esta área imaginaria del conocimiento tenemos un reflejo de lo que los demás han creado de nosotros mismos, donde nosotros mismos nos solemos comparar constantemente. Lo que hace el autoconocimiento, siendo su principal función, es separarnos de ese yo imaginario para comenzar a vivir, a experimentar el yo real, siendo este último toda la complejidad que somos, de nuestro ser. Para poder transformar nuestra vida, tenemos que tener presente la capacidad de asombrarnos, de fascinarnos, eso es la autorrealización y el primer paso reside en el autoconocimiento. Ahora, podemos decir que poner en práctica el autoconocimiento es la clave para autorrealizarnos, ya que, es como si tuviéramos una venda en los ojos con solo dos pequeños orificios, y siendo muy limitado nuestro campo de visión, donde en ese momento se creía que lo que se veía por esos orificios lo era todo, pero justo en el momento de auto conocernos, retiramos esa venda, observando que hay un sinfín de cosas por explorar, descubrir y conocer. En adición al concepto de crecimiento, se puede agregar el aspecto espiritual, donde este juega un rol existencial, de adentrarnos en nuestra dimensión más profunda de lo que realmente somos. Y esto es lo que precisamente trata de dar a entender el autoconocimiento, ejerciendo lo espiritual, profundizando sobre la verdad de uno mismo. Al momento de que me voy auto conociendo, me voy realizando en mayor proporción. El autoconocimiento mejora el entendimiento consigo mismo, ya que mientras más y mejor se conoce, más fácil puede uno liberarse de todo lo sobrepuesto, de lo que no es real vaya, o en su caso, reconciliarse de alguna forma con la vida. Con esto se puede decir que hay dos formas, dos maneras de autorrealizarse en la vida, una forma activa y otra pasiva. En la pasiva simplemente estamos esperando, viviendo en una pequeña área en donde se llega a creer que es toda la extensión de lo real, a que algo cambie en nuestro alrededor, el querer tener suerte por arte de magia en lugar de provocarla. En la forma activa no se espera ni se vive como en la pasiva. En esta forma uno está en constante conocimiento, y profundizando en todas las posibilidades, fluyendo de manera que, con todo lo que se tiene en ese momento, con todo lo real, vaya creciendo más y más. Ahora, ¿qué sucede cuando no nos conocemos? Caemos en la ignorancia y nos damos cuenta de que tenemos dificultades para comprender nuestro bienestar. Por lo tanto, si no hay comprensión, nuestro bienestar se tornará en sufrimiento, muchas veces de forma inconsciente, siendo la extensión innecesaria de la presencia de dolor, donde todo se va convirtiendo en problemas sin darnos cuenta a tiempo. Teniendo, por la falta de conocimiento, ignorancia y luego sufrimiento, por falta de comprensión, sucederá que en lugar de crecimiento habrá estancamiento, donde nos volvemos conformistas con lo que tenemos sin ir tras lo que en realidad se ha planeado, con el constante sentimiento de que algo falta, siendo este la comprensión. Sintiéndonos estancados no podríamos avanzar y seguiríamos con ese déficit que repercute en el propósito de la vida, donde este nos haría falta, generando apatía, siendo eso lo que regularmente vemos a diario y que se ha vuelto ya algo normal en la sociedad, donde nadie lo ve como un problema. Vemos personas que ni han comenzado su proceso de autorrealización o que viven en la ignorancia, en el engaño de hacer las cosas por deber y no por querer. Dichas personas resultan siendo el reflejo del sufrimiento, ignorancia, estancamiento y de la apatía. Con la gran falta de todos estos componentes, viviendo sin ellos, no podría haber una autorrealización, y donde no lo hay, se genera la frustración y así es como gran parte de la sociedad vive, pasivamente, esperando a que su vida cambie por arte de magia, que algo llegue y los haga felices. La autorrealización trata de hacer énfasis en que debemos ser los protagonistas de nuestra vida, teniendo como primer paso el autoconocimiento, para poder realizarnos al máximo. Con esto, encontramos dos maneras de crecer en la vida. La forma inconsciente y su opuesta, la forma consciente. La primera siendo cuando todos los elementos de autorrealización hacen falta y se lleva una vida de forma pasiva, donde nos dicen como vivir nuestra propia vida. Donde te dan una receta de instrucciones, que la sociedad clama que debes seguir al pie de la letra, para la vida. Te dicen “ve a la escuela, obtén buenas calificaciones, ten un trabajo, cásate, jubílate y muere”. Pero la vida no se trata de solo eso, ya que eso son solo complementos. Lo que se tiene que hacer es descubrir nuestro verdadero potencial, descubrir a dónde queremos llegar y trazar una historia propia, donde solo tu tengas el control, todo con una causa, siendo esto la forma consciente de vivir la vida. Podemos llegar a la conclusión de ¿Por qué cuando salimos a la calle vemos constantemente a las personas en una mezcla de apatía, frustración, sufrimiento y estancamiento? Pues porque al momento de que se les da esa “receta” para la vida, la siguen al pie de la letra, donde no levantan la frente y ven lo que hay más allá de eso. Claro que dicha receta puede ofrecer un grado de bienestar y satisfacción, pero no puede ofrecer un verdadero disfrute de la vida porque no es lo esencial, sino simplemente unos buenos complementos, como se ha dicho, ir a la escuela, tener una familia, etc. Lo esencial podríamos definirlo como un viaje en donde nos demos cuenta de quienes somos en realidad, dejando de lado la “receta de la vida” para empezar a trazar nuestra propia ruta y comenzar a cuestionarnos como individuos, dándonos cuenta de nuestras posibilidades, pudiendo convertir la ignorancia en una fuerte comprensión, en donde había sufrimiento hacer que ahora exista un importante bienestar, donde había estancamiento hacer que haya un crecimiento continuo, en lugar de apatía poder tener un propósito de vida y en conjunto, sustituir la frustración con una gran y profunda autorrealización, junto con un buen y completo autoconocimiento, que resumidamente nos dice que mantengamos el asombro en todo y salir de la inercia de mirar la vida con enojo, por ejemplo, ver con enojo el lunes solo por ser el primer día de la semana y amar el viernes solo por ser el último y empezar a vivir la vida con mayor sentido y significado, en donde el asombro nos lo da y que más nos podría asombrar que el darnos cuenta de que tanto podemos significar, lo que podemos lograr. Somos los responsables de nuestra autorrealización, nada ni nadie vendrá a hacerlo. Y de eso se trata, mientras más me conozco, más me realizo.