El documento describe una investigación sobre la percepción de cambios climáticos y estrategias de adaptación agrícola de la comunidad campesina de Conchucos, Ancash. La investigación utilizó encuestas, talleres y entrevistas para analizar la percepción climática de los comuneros y encontrar que perciben un aumento de temperatura y una disminución de lluvias. También identificó estrategias de adaptación como el uso de abono orgánico y la construcción de huertos familiares.
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El documento describe una investigación sobre la percepción de cambios climáticos y estrategias de adaptación agrícola de la comunidad campesina de Conchucos, Ancash. La investigación utilizó encuestas, talleres y entrevistas para analizar la percepción climática de los comuneros y encontrar que perciben un aumento de temperatura y una disminución de lluvias. También identificó estrategias de adaptación como el uso de abono orgánico y la construcción de huertos familiares.
El documento describe una investigación sobre la percepción de cambios climáticos y estrategias de adaptación agrícola de la comunidad campesina de Conchucos, Ancash. La investigación utilizó encuestas, talleres y entrevistas para analizar la percepción climática de los comuneros y encontrar que perciben un aumento de temperatura y una disminución de lluvias. También identificó estrategias de adaptación como el uso de abono orgánico y la construcción de huertos familiares.
El documento describe una investigación sobre la percepción de cambios climáticos y estrategias de adaptación agrícola de la comunidad campesina de Conchucos, Ancash. La investigación utilizó encuestas, talleres y entrevistas para analizar la percepción climática de los comuneros y encontrar que perciben un aumento de temperatura y una disminución de lluvias. También identificó estrategias de adaptación como el uso de abono orgánico y la construcción de huertos familiares.
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Resumen
La tesis “Variabilidad climática, percepción ambiental y estrategias de adaptación de la
comunidad campesina de Conchucos, Ancash” busca conocer la percepción ambiental de los comuneros respecto a la variabilidad climática e identificar y analizar las estrategias campesinas de adaptación agrícola frente a esta. Para ello, la metodología aplicada en la presente investigación se basa en la geografía de la percepción y en la del comportamiento y de la caracterización climática del medio físico. Esta metodología tuvo dos análisis: el cuantitativo y el cualitativo. El primero consistió en la aplicación de una encuesta de una muestra representativa de los comuneros mayores de 40 años y la caracterización climática del área de estudio. El segundo estuvo basado en la aplicación de un taller de percepción para comuneros y personas de la localidad de Conchucos y de la aplicación de entrevistas semiestructuras in situ en chacras a comuneros y a un informante clave. En base a lo observado a nivel climático y a lo obtenido en las encuestas, taller y entrevistas, se puede señalar que es válida la hipótesis de que los campesinos perciben los cambios climáticos en la temperatura (que traducen en calor) y en las precipitaciones. La mayoría de comuneros (78% de los encuestados) van percibiendo con el paso de los años una disminución de la cantidad de lluvias en la estación lluviosa, pero a su vez un aumento en la intensidad de lluvias ocasionales que generan desbordes del río y daños a la agricultura. Dicha percepción fue corroborada con el análisis de las variaciones en la climatología de la precipitación y con el estudio del MINAM (2009) en la cuenca del río Santa donde ambos indican una tendencia positiva de la precipitación total anual. Con respecto a la temperatura, en el estudio del MINAM (2009) se encontró que a nivel de la cuenca del río Santa, hay un incremento rápido (positivo) de la temperatura máxima, con tendencias estadísticamente significativas. Esto valida la percepción de la población que indica un aumento del calor (temperatura) en los últimos 20 años. Como primera conclusión se señala que el empleo de la a triangulación metodológica en el análisis de la percepción permite que se trate desde diferentes ángulos. Las encuestas, el taller y las entrevistas son técnicas que se han complementado adecuadamente y han enriquecido la investigación. Tanto esta metodología como la desarrollada en el análisis de la variabilidad climática en el presente estudio, es replicable y accesible. Evidentemente los estudios que buscan identificar los impactos y las medidas de adaptación frente al cambio climático, deben ser locales y comparables con otros estudios. Esto se evidencia en la caracterización climática, XI pues a pesar de que el área de estudio es una zona relativamente pequeña, el comportamiento del clima es diferente entre estaciones, como en el caso de los años secos y lluviosos. Por ello, el estudio de la variabilidad no puede ser generalizado para grandes áreas de estudio, como es el caso de la cuenca del río Santa. Como segunda conclusión se observa que los comuneros de Conchucos perciben los cambios que afectan a la agricultura por estar en constante contacto con su medio y se adaptan a ellos. Cultivos como el trigo y el maíz, no podrían rendir si las condiciones de temperatura y lluvia no hubieran variado. En muchos casos, los cambios no obedecen a las variaciones del clima de manera directa, pero si a modificaciones en los recursos debido a cambios en la temperatura y precipitación. Por otro lado, aunque el uso de abono orgánico, la construcción de barreras vivas y de huertos familiares, el mantenimiento de acequias y el riego por aspersión son adaptaciones de la población, muchas de estas adaptaciones han sido motivadas por proyectos del Estado a través de PRONAMACHS y actualmente de AGRORURAL. Las adaptaciones espontáneas de los campesinos, no son muchas ni tampoco de gran envergadura, pero van de acorde con el medio y los cambios. Por último, se concluye que el análisis de una población mediante la geografía de la percepción y el comportamiento permite conocer perspectiva de la población sobre su espacio y recursos, así como otros conocimientos que posibilitan la identificación de las necesidades y potencialidades de esta población, convirtiéndose en un instrumento doblemente importante. Por un lado fortalece y empodera a la comunidad para motivar su desarrollo y reduce su vulnerabilidad. Por otro lado, está información permite a los tomadores de decisiones implementar políticas públicas y estrategias de desarrollo óptimas para la comunidad. En el caso del presente estudio se ha podido identificar que a nivel colectivo e individual, la comunidad posee estrategias de adaptación futura que pueden ayudar a reducir su vulnerabilidad, pero necesita del apoyo de la municipalidad local, del gobierno regional y del central.1 1. Introducción En la década de los 80, la Organización Meteorológica Mundial detectó en sus estudios climáticos a escala global ciertos cambios y tendencias en la temperatura del aire. Esto originó la creación del Programa Ambiental de las Naciones Unidas y del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). Desde entonces el IPCC ha generado diversos informes científicos relativos al cambio climático de origen antropogénico, así como sus posibles repercusiones, riesgos y sus posibilidades de atenuación y de adaptación al mismo. En su informe del 2007 se señala que la “temperatura promedio del planeta ha aumentado en 0.74º C”, lo que genera desequilibrios climáticos a escala mundial, regional y local. Lonnie Thompson (2011), mediante estudios de los efectos de los mecanismos naturales y no naturales en la estratósfera y tropósfera, ha demostrado que en la actualidad la tropósfera alta, media y la superficie se está calentando debido a mecanismos no naturales, como las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) por la actividad humana, emisiones que a pesar de los diversos estudios del IPCC sobre el cambio climático, continúan en aumento. Sus estudios en los trópicos y sobre todo en el Perú (Quelccaya 1997-2002 y otros), demuestran que existen evidencias de la amplificación y uniformidad climatológica en las partes altas de los trópicos, un reciente aceleramiento del rango de pérdida de hielo, y de un cambio climático abrupto. Como indica Thompson, la sociedad tiene tres opciones: prevenir, adaptarse o sufrir. Perú es uno de los países más vulnerables frente al Cambio Climático. De acuerdo a los indicadores de riesgo climático desarrollados por el Centro Tyndall, se encuentra entre los 10 países con mayor número de personas afectadas desde 1991 al 2000 (Brooks & Adger, 2003), debido al incremento en los eventos climáticos extremos (El Niño, inundaciones, heladas, huayco, entre otros), la alta dependencia del clima de actividades primarias como la agricultura, así como a una reducida capacidad institucional para ejecutar medidas de adaptación. En este contexto el Perú tiene dos misiones: la mitigación y la adaptación. En la mitigación, el Perú ha avanzado con la implementación de Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), mecanismos para la reducción de emisiones de CO₂ en los sectores transporte, agricultura e industria, y actualmente, busca su participación en los mecanismos de Reducción de Emisiones por Degradación y Deforestación (REDD+).2 Por el lado de la adaptación a nivel nacional, los estudios científicos han propuesto medidas de adaptación a escala nacional, regional y local, y de manera sectorial. Pese a ello, hasta el momento su implementación ha sido escasa y se ha aplicado, sobre todo, en lugares accesibles o priorizados por ciertos criterios políticos. Aún existen poblaciones alejadas que tienen pocos recursos y son dependientes de los elementos climáticos para realizar sus actividades (como la agricultura), lo que las hace más vulnerables al Cambio Climático; y sin embargo, no reciben apoyo para reforzar sus adaptaciones espontáneas o incentivos para mejorar su calidad de vida. Es por ello que el estudio de una comunidad alto andina alejada, su percepción, reacción y adaptaciones en la agricultura frente a las variaciones del clima es esencial para la implementación de políticas concretas que les ayuden a adaptarse al Cambio Climático. 1.1 Antecedentes 1.1.1 Investigaciones sobre Cambio Climático en América Latina enfocadas en el Perú Existen diversos organismos de cooperación internacional que han desarrollado y desarrollan investigaciones (propias o financiadas) en América Latina sobre el Cambio Climático, sus efectos en la biodiversidad, sus impactos en la economía de los países de América Latina y el Caribe, y en las personas y sus actividades. A su vez, desarrollan programas y proyectos de adaptación y mitigación, entre otros1. Entre las instituciones se encuentra la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), el Banco Mundial (BM), la Comunidad Andina de Naciones (CAN), la Cooperación Finlandesa, la Agencia Suiza para el Desarrollo y Cooperación (COSUDE), Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ), Programa Desarrollo Rural Sostenible (PDRS), Oxfam GB, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Comisión Europea y Ayuda Humanitaria de la Comunidad Europea (ECHO), Comprehensive Assessment Reporting Evaluation (CARE), Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros. 1 Mayor detalle se da en el estudio “El Cambio Climático en América Latina y el Caribe: estado actual y oportunidades” (PNUMA, 2003) y en las páginas web de las diferentes organizaciones. Entre los diversos estudios presentados por estas instituciones, es necesario resaltar el documento “El Cambio Climático no tiene fronteras. Impacto del Cambio Climático en la Comunidad Andina” presentado por el Secretaria de la CAN en el 2008. (Amat y León, 2008). La publicación señala que El Cambio Climático viene evidenciándose en la subregión 3 andina por más de tres décadas con un incremento de la temperatura en la región de 0.34°C, que ha intensificado la tendencia del derretimiento de glaciares en Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador, donde su futura desaparición compromete la disponibilidad de agua y la generación de energía. Además se indica que los eventos climáticos extremos se han duplicado en el último quinquenio para todos los países de la CAN y paralelamente ha aumentado la vulnerabilidad de sus poblaciones. Un elemento muy importante en esta publicación es el cálculo del daño económico al 2025 en los países de la CAN, estimado en una pérdida de US$ 30,000 millones anuales equivalentes al 4.5% del PIB. En Colombia y Perú se concentraría la mayor parte del daño potencial, pero en ellas su importancia relativa podría ser menor que en Bolivia y Ecuador, en donde el daño total sería menor, pero de mayor importancia relativa. Por otro lado, de acuerdo a las proyecciones de la estructura de la población andina y la tasa de crecimiento para el 2025, la población entre 15 y 30 años de edad en estos países habrá alcanzado el mayor tamaño de toda su historia, teniendo el mayor potencial para contribuir en la producción y la generación de riqueza y bienestar de esta sociedad. Por lo que en el documento se recomienda a los países invertir ahora y en los próximos años en la formación de esta población para que desarrolle su potencial. Por último, en el documento se delinean políticas estratégicas frente al Cambio Climático como; la gestión del agua y del territorio, el desarrollo de energías limpias, la conservación de la biodiversidad y la seguridad alimentaria. El informe anual 2009 del Banco Mundial, “Desarrollo con menos carbono: Respuestas latinoamericanas al desafío del cambio climático”, es otro documento relevante pues se afirma que en los países andinos, los nevados han perdido gran parte de su masa y están condenados a desaparecer en los próximos 20 años si no se detiene la tendencia. En el documento, además se señala que Colombia y Perú son los más vulnerables a los efectos del cambio climático, por lo que es imprescindible que se busquen las medidas para que los países mencionados crezcan sin emitir CO2. En el caso de Perú se señala que en los últimos 37 años se han reducido los glaciares en un 22%, lo que implica la reducción del 12% del suministro de agua fresca para la costa donde vive más del 50% de la población del país. Incluso Pablo Fajnzylber, uno de los investigadores del informe, indicó que “Perú ya está padeciendo algunas de las consecuencias atribuidas al cambio climático, y por eso es importante mantener y profundizar todas las medidas de mitigación y adaptación posibles, como parte de una política de estado que sea amigable con el medio ambiente” (De la Torre, Fajnzylber, & Nash, 2009).4 El informe de CEPAL (2010) “La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe. Síntesis 2010” señala que a pesar de ser la segunda región del mundo que menos emite GEI, América Latina y el Caribe podrían sufrir consecuencias significativas del impacto del cambio climático sobre la población, los ecosistemas y las actividades económicas. Se indica además que “el ascenso de la temperatura y los cambios en las precipitaciones, asociados al cambio climático, afectan la productividad y los procesos de degradación de las tierras al aumentar, por ejemplo, la aridez, el número de meses secos (relación entre precipitaciones y evapotranspiración), la concentración de las precipitaciones y, por lo tanto, su intensidad. Entre las áreas más afectadas, se destacan las zonas de frontera agrícola en sistemas ecológicos de alta fragilidad como las selvas de las vertientes amazónicas de Colombia, Ecuador y Perú, donde los procesos antrópicos como la deforestación, la agricultura, la ganadería y la minería aurífera informal provocan severos procesos de degradación”. Además se señala que si el nivel del mar sube más de un metro, el segundo país con mayor número de personas afectadas sería el Perú. Estos informes y estudios nos indican que en la Región de Latino América y el Caribe, el Perú es y será uno de los países más vulnerables frente al Cambio Climático, lo que indica que es necesaria la implementación de políticas, programas y planes para contrarrestar sus efectos. Instituciones como el BID tienen áreas de acciones para la adaptación, mitigación, fortalecimiento de las instituciones públicas y privadas, así como implementación proyectos de acceso al mercado de carbono. Otro organismo importante en materia de adaptación es CARE, que trabaja sobre todo en la parte humana con poblaciones vulnerables al Cambio Climático, en especial las más pobres y excluidas. Estas instituciones y otras instituciones privadas como el ITDG, IRD, WWF, entre otras, tienen como tema estratégico la adaptación y mitigación en Latinoamérica, y desarrollan estos proyectos en el Perú. 1.1.2 Investigaciones sobre Cambio Climático realizadas por el Perú2 2 Un análisis más detallado del marco institucional y normativo del Perú relacionado al Cambio Climático es accesible en la Segunda Comunicación Nacional del Perú (MINAM, 2010). El Perú forma parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), desde que el Congreso de la República ratificó en 1993 sus principios. Ese mismo año, se creó la Comisión Nacional de Cambio Climático (CNCC) presidida por el CONAM (ahora MINAM) por R.S Nº359–96-RE. La CNCCC tiene como funciones: coordinar la implementación de la CMNUCC y el Protocolo de Montreal relativo a las 5 sustancias que agotan la capa de ozono; realizar el seguimiento de los diversos sectores públicos y privados en la aplicación de la CMNUCC; así como el diseño y seguimiento de la Estrategia Nacional de Cambio Climático (ENCC). La CNCC es un Grupo Técnico conformado por el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú – SENAMHI, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología - CONCYTEC, el Instituto de Investigación de la Amazonía Peruana - IIAP, el Instituto Geofísico del Perú - IGP, el Ministerio de Relaciones Exteriores, el Fondo Nacional del Ambiente - FONAM, el Instituto de Mar del Perú - IMARPE, el Ministerio de Agricultura - MINAG, el Ministerio de Economía y Finanzas - MEF, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones - MTC, el Ministerio de Energía y Minas - MINEM, Ministerio de la Producción - PRODUCE, así como por representantes de ONGs, Universidades, Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales, del Consejo Nacional de Decanos de los Colegios Profesionales del Perú y Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas - CONFIEP3. (MINAM, 2010a). 3 Mediante D.S. Nº 009-2010-MINAM se modificó el artículo 4 de la aprobación de la CCNN para incluir a representantes de otras instituciones como la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza, Organizaciones Indígenas, Organizaciones de trabajadores, etc. (Diario El Peruano, 2010). La CNCC tiene la responsabilidad de producir Comunicaciones Nacionales, que son documentos en los que se reportan las emisiones de nuestro país y las medidas previstas para mitigarlas. En 2001 se elaboró la Primera Comunicación Nacional, documento que incluye una descripción de las circunstancias nacionales, un inventario de emisiones de GEI, una reseña sobre el derecho ambiental en el Perú, una descripción de las políticas, programas y medidas relacionadas al cambio climático, medidas de vulnerabilidad y adaptación, y la identificación de necesidades y limitaciones financieras y tecnológicas de las poblaciones vulnerables. En el 2003 se elaboró la ENCC, con el objetivo de que el Perú conozca su vulnerabilidad al Cambio Climático. Esto significa incorporar en sus políticas y planes de desarrollo las medidas de adaptación a los efectos adversos del mismo, que la población sea consciente de los riesgos de estos cambios y que el país mejore su competitividad, con un manejo responsable de sus recursos y de sus emisiones de gases de efecto invernadero sin comprometer el desarrollo sostenible. 6 La primera implementación de la ENCC se dio a través del Programa de Fortalecimiento de las Capacidades Nacionales para manejar los impactos del Cambio Climático en el Perú – PROCLIM (2003-2005) que integraba 14 instituciones4. El programa tuvo dos líneas de acción. La primera estaba relacionada a la adaptación y formuló prioridades nacionales en base a estudios de vulnerabilidad climática que analizaron tres criterios de vulnerabilidad: ocurrencia de situaciones de peligros climáticos, situación de pobreza y presencia de agrobiodiversidad; los estudios se tradujeron en proyectos pilotos en la cuencas de los ríos Piura, Santa y Mantaro. La segunda estaba relacionada a la mitigación y resultó en proyectos para la estabilización y reducción de los GEI a través de MDL. 4 INRENA, FONAM, MINEM, PRODUCE, MTC, CONCYTEC, AACHCHP, IGP, SENAMHI, Soluciones Prácticas-ITDG, CAJU, DIGESA, CET y el CONAM. Este programa fue muy importante, pues fue el primero en analizar el componente temático de Vulnerabilidad y Adaptación en tres cuencas principales: la del río Mantaro, río Piura y río Santa. El trabajo se orientó a sistematizar y ampliar el conocimiento sobre las condiciones climáticas actuales y a generar escenarios de cambio climático futuros. Se evaluaron los impactos del Cambio Climático y la vulnerabilidad de los aspectos físicos y sociales, identificando opciones viables de adaptación en los principales sectores económicos de las cuencas de Piura y Mantaro, para ser incorporadas en los planes de desarrollo local y regional, hacia el desarrollo sostenible. Este trabajo permitió a su vez generar estudios climáticos a escala nacional, generar y fortalecer capacidades, identificar, analizar y estimar las emisiones de GEI y crear grupos de estudio técnico-ambiental del aire en 13 ciudades priorizadas, fortaleciendo la cartera de proyectos de desarrollo limpio del Perú. Desde el 2006 el Perú se encuentra en el Proyecto Regional Andino de Adaptación al Cambio (PRAA). Este proyecto busca apoyar los esfuerzos regionales en Ecuador, Perú y Bolivia para definir medidas de adaptación y alternativas de políticas de desarrollo rural para enfrentar los impactos previstos del cambio climático en los glaciares de los Andes tropicales y para implementar actividades de adaptación piloto de alta prioridad. Dentro de este proyecto, en el 2007 el Perú comenzó el Proyecto Adaptación al Impacto del Retroceso Acelerado de Glaciares en los Andes Tropicales mediante la generación de escenarios con énfasis en los efectos sobre el retroceso de los glaciares para las cuencas de los Ríos Urubamba y Mantaro (proyecciones al 2100). Existe también un Programa de Adaptación al Cambio Climático (PACC), que busca responder a los efectos e impactos de los escenarios futuros del cambio 7 climático implementando medidas de adaptación e incidiendo con sus experiencias en los procesos de planificación regional y nacional (MINAM, 2010a). En el marco del Proyecto de la Segunda Comunicación Nacional todos los estudios estuvieron alineados en base a la Primera Comunicación Nacional y al PROCLIM. De esta manera, el MINAM buscó continuar con el proceso de fortalecimiento de capacidades nacionales en el adecuado manejo de los recursos humanos, institucionales y financieros para enfretar al cambio climático en áreas geográficas y ciudades priorizadas del país. Entre los estudios más relevantes contenidos en esta Segunda Comunicación se encuentra el “Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero”, donde se señala que el cambio de uso de suelo por silvicultura es el uso que mayor GEI emite, seguido por el sector Energía y en tercer puesto la ganadería. Es importante resaltar el esfuerzo que hace la Segunda Comunicación al presentar los avances en la mitigación del cambio climático en el Perú, mostrando por ejemplo el uso de energía solar y plantaciones forestales por región, las posibilidades de implementación de mecanismos REDD, así como la implementación de MDL. También recoge los avances en la adaptación al cambio climático y el estado de la vulnerabilidad del Perú a nivel local, regional y nacional. Otra información relevante es la presentación de escenarios climáticos a nivel nacional (proyecciones al 2030), así como para las cuencas de los ríos Mayo, Santa, Mantaro y Urubamba. Para las dos primeras, los escenarios fueron proyectados al 2030 y para las segundas al 2050 y 2100. Además se realizó un análisis de la vulnerabilidad por cuenca y sector. Instituciones privadas como AEDES, Asociación Labor, IDTG, entre otros, desarrollan temas de adaptación y mitigación al Cambio Climático. Los organismos de cooperación internacional mencionados en el acápite anterior apoyan a estas instituciones y a las estatales en el desarrollo de investigacionesy en la implementación de estrategias de adaptación en el Perú. 1.2 Problemática En la Segunda Comunicación Nacional del Perú para la CMNUCC existen diversas fuentes de información y documentos realizados por numerosos investigadores y entidades nacionales e internacionales que señalan la importancia del Cambio Climático en el Perú y sus efectos negativos en la vida de las poblaciones. El análisis de la adaptación y vulnerabilidad en el Perú se basa sobre todo en el estudio de cuencas hidrográficas priorizadas bajo tres criterios: 8 vulnerabilidad actual, disponibilidad de información y potencial de réplica y representatividad de las regiones geográficas del Perú (MINAM, 2010a). Entre estos estudios, el documento “Evaluación Local Integrada y Estrategia de Adaptación al Cambio Climático en el Río Santa” (MINAM et ál., 2009), indica que la agricultura y población son y serán terriblemente afectadas por las variaciones en el clima producidas por el cambio climático. Una de las provincias más afectada por estas variaciones es la de Pallasca, presentando una vulnerabilidad alta para la cuenca; y dentro de ésta, el distrito de Conchucos sería el más afectado. El documento señala además que los efectos locales del Cambio Climático ya son notables en la zona como una tendencia sostenida del incremento de la temperatura atmosférica promedio y de las temperaturas extremas de 0.9 a 1.0 º C (mínimas y máximas, diarias y estacionales) que progresivamente modifican las condiciones climatológicas y el comportamiento de la población. Los escenarios señalan una vulnerabilidad futura por el incremento de la temperatura y disminución de la precipitación al año 2030 (MINAM et ál., 2009). A pesar de ser el distrito de Conchucos uno de los vulnerables al cambio climático, se decidió considerar solamente al Callejón de Huaylas como el área de interés para el análisis de percepción por medio de talleres centralizados, y para la realización de las propuestas de medidas de adaptación de la cuenca; esto debido a la falta de accesibilidad y tiempo disponible (MINAM et ál., 2009). Al tener familiares campesinos que desarrollan actividades agrícolas y ganaderas en la zona; surgió la inquietud de conocer si todo ese bagaje de información e investigaciones era conocido por ellos, si realmente las variaciones climáticas producidas por el cambio climático eran percibidas por la población afectada, si ésta ya se había o se estaba adaptando a estas variaciones espontáneamente, o si había recibido información sobre cómo el cambio climático los afecta o puede afectarlos. A partir de este razonamiento y la revisión de estudios y literatura nace la inquietud por conocer la percepción y adaptaciones de campesinos en Conchucos frente a las variaciones climáticas dentro del marco del cambio climático, ya que como señala el estudio, la agricultura de este lugar es una de las más afectadas frente a las variaciones anteriormente señaladas. El territorio de la Comunidad de Conchucos está ubicado en la subcuenca de Tablachaca, perteneciente a la Cuenca del río Santa. Cuenta con una población comunal de alrededor de 9 610 comuneros5, cuya actividades principales son la ganadería y la agricultura. Aunque poseen canales en las partes media y baja de la comunidad, gran parte de su agricultura se desarrolla sobre riego (secano), principalmente con los cultivos de papa, oca, mashua, haba y cebada. Según indica el documento del MINAM (2009), “las áreas agrícolas en secano ubicadas en la Codillera Negra y la subcuenca del río Tablachaca poseen sectores importantes de agricultura de subsistencia que son los más sensibles a anomalías climáticas. La agricultura bajo riego a mayor plazo también sufriría impactos negativos en caso de volverse más recurrentes los fenómenos La Niña”. Por lo tanto, si las variaciones observadas en los parámetros meteorológicos del estudio referido se están dando, las condiciones normales en que se desarrolla la agricultura sufrirían cambios significativos. Esto puede haber propiciado estrategias de adaptación para reducir los riesgos y la vulnerabilidad. 5 El número de comuneros puede variar según los campesinos inscritos, defunciones e incluso por incorporación a la comunidad. Cuando son una familia, sólo se considera comunero al esposo, aunque todos son de la comunidad; sólo cuando fallece el esposo, la viuda pasa a ser comunera reconocida. Las madres solteras también son reconocidas como comuneras. Por ello, esta investigación analizará como primer punto la caracterización climática del área de estudio para obtener información local del comportamiento de las variables climáticas a analizar. Como segundo punto se analiza la percepción de los comuneros frente a la variabilidad climática mostrada en el estudio del MINAM, puesto que el análisis de la percepción proporciona información de cómo el individuo constituye su conocimiento intuitivo y reflexionado de su medio. En un tercer punto se evaluarán las estrategias de adaptación de los campesinos en la agricultura, teniendo como supuesto que el hombre es conocedor de su medio y sus cambios, y “posee una extraordinaria capacidad de adaptación para controlar su ambiente físico y biológico hasta desarrollar civilizaciones en todas las latitudes, en todos los climas, en todos los paisajes, sobreviviendo, a veces, en condiciones extremas” (Burel & Baudry, 2002). Esta información permitirá conocer la realidad de la Comunidad de Conchucos y servir como herramienta para la construcción de proyectos e implementación de políticas adecuadas para su adaptación. 1.3 Pregunta de investigación Frente a los cambios climáticos descritos por los estudios: ¿Existe una percepción campesina ante estas variaciones climáticas que ha generado estrategias de adaptación en el manejo del agua, los cultivos y en la tecnología que emplean los comuneros? 10 1.4 Hipótesis Los campesinos perciben los cambios climáticos que afectan a la agricultura por estar en constante contacto con su medio y se adaptan a ello mediante la elección de determinados cultivos y de estrategias tecnológicas. 1.5 Objetivos 1.5.1 Objetivo general Conocer la percepción ambiental de los comuneros respecto a la variabilidad climática e identificar y analizar las estrategias campesinas de adaptación agrícola frente a esta. 1.5.2 Objetivos específicos Determinar si las percepciones campesinas concuerdan con las variaciones climáticas identificadas en los estudios. Identificar las estrategias de adaptación campesina frente a la variabilidad climática, específicamente las referentes a cultivos y tecnología. Evaluar las estrategias de adaptación adecuadas al medio físico, para sugerir propuestas de aplicación a realidades similares.
1.6 Justificación y relevancia de la propuesta de investigación
Desde una óptica de investigación geográfica cualitativa, elaborar una metodología que nos permite entender cómo las percepciones de los comuneros facilitan o frenan los procesos de adaptación frente a las variaciones climáticas en la actividad agrícola de la Comunidad de Conchucos, permitirá su réplica en otras zonas de estudio similares y complementará las investigaciones cuantitativas referentes al Cambio Climático. Además, el conocimiento de la realidad de una población que es y será afectada por el Cambio Climático es trascendente para el implementación de políticas locales y regionales en la reducción de los efectos negativos de la variabilidad climática tales como el Seguro Agropecuario y el mejoramiento del sistema de extensión rural del SENASA (Guerrero, 2009). La investigación busca obtener información que pueda complementar estas políticas con aportes claves de acción en los aspectos económico-social, ambiental y eventos meteorológicos extremos (Oswald, 2007). 11 2. Marco Teórico Antes de proceder al análisis del estudio de caso sobre las percepciones y estrategias de adaptación en la agricultura en la Comunidad Campesina de Conchucos frente a la variabilidad climática es necesario precisar ciertos temas. En primer lugar, es necesario revisar los antecedentes de otros estudios de caso relevantes para la temática de la investigación. En segundo lugar, se precisan conceptos que serán tratados a lo largo de este trabajo. 2.1 Antecedentes de estudios de percepción y Cambio Climático En el Perú, los estudios de la percepción de la población sobre el cambio climático, en su mayoría han acompañados los estudios cuantitativos de tendencias y escenarios climáticos, como componente para el análisis de la vulnerabilidad y la implementación de estrategias de adaptación. A nivel nacional los primeros estudios fueron realizados en el proyecto de cuencas del PROCLIM. En el caso de la cuenca del río Piura, se realizaron talleres en las subcuencas donde los participantes identificaban los principales eventos climáticos producidos en un horizonte temporal de aproximadamente 30 años. En los estos talleres las personas recordaron como eventos importantes, los eventos Niño 1925, 1953, 1955, 1956, 1965, 1972, 1982-1983 y 1997-98; señalando al Niño 1982-83 como un año intenso de lluvias con repercusiones para la agricultura y la salud. También señalaron como eventos de sequía a los años 1964, 1968, 1978, 1979, 1980, 1981, 1982, 1990, 1991, 1992. En cuanto al comportamiento de las variables atmosféricas e hidrológicas en los eventos Niño, las personas señalaron que se produjo un aumento de la temperatura y de las lluvias. En cuanto a las tendencias, no había una percepción homogénea de las precipitaciones, pues unos afirmaban que existía una disminución, otros expresaban que el nivel se mantenía y otros indicaban que la intensidad y duración de las lluvias había cambiado, pues observan que llueve más, pero en menos tiempo. En cambio, si existía una percepción común sobre el aumento sostenido de la temperatura y de una variación de ésta, puesto que señalaban que ahora el invierno es más frío y en el verano hay más calor. La cuenca del río Mantaro también ha sido lugar de estudio de distintos investigadores. Por ejemplo Escobal y Ponce (2010) desarrollaron en Jauja un estudio que tuvo como objetivo entender las iniciativas que se vienen dando o las que se podrían desarrollar para enfrentar la vulnerabilidad e incrementar la capacidad de los actores locales frente al cambio climático. La 12 estrategia metodológica estuvo conformada por un conjunto de técnicas cualitativas y cuantitativas de recojo de información. La muestra para la encuesta de hogares se seleccionó a partir de un proceso de muestreo aleatorio, estratificado y multietápico, y se encuestó a un total de 300 hogares. Adicionalmente se realizó un trabajo de campo cualitativo, cuyos instrumentos aplicados fueron la realización de grupos focales y entrevistas semiestructuradas. Se realizó un total de 11 grupos focales a diferentes grupos sociales y 16 entrevistas semiestructuradas a nivel local. Los resultados de la investigación señalaron que la población local tiende a asociar el “cambio climático” a problemas que deben ser atendidos por los gobiernos local o nacional, sobre los que la población no tiene mayor capacidad de reaccionar a nivel individual. Con relación a los principales cambios en las condiciones climáticas locales, los actores del territorio coinciden en que el principal problema radica en la mayor incertidumbre climática, la que se habría exacerbado en los últimos diez años. En cuanto a los eventos climáticas que más afectan el territorio, en la parte baja (debajo de los 3500) se señaló que los mayores riesgos están asociados a sequias e inundaciones, mientras que en las partes altas (sobre los 3500), los principales problemas están asociados a heladas. La percepción recogida partir de las encuestas y entrevistas apuntan a que el patrón estacional se ha vuelto incierto, lo que afecta la rentabilidad de las estrategias de generación de ingresos que se venían implementando y agudizo la vulnerabilidad en salud y exacerbó la conflictividad en torno al manejo de recursos, en especial el agua. Otro estudio realizado por la Fundación Bustamante (2010) en la Amazonía del Perú reporta desde diferentes partes las percepciones de la población con respecto a los cambios en el clima y los recursos. Principalmente la población reporta un incremento en la temperatura y el cambio en los calendarios de fructificación de algunas plantas productoras de flores y frutos puede tener consecuencias negativas para muchas especies de fauna silvestre, que tienen su reloj biológico sincronizado con la floración o fructificación, y pueden tener dificultades para encontrar alimento suficiente para sus crías. Otro estudio que emplea una metodología similar para identificar la percepción de la población es el realizado por Young y Lipton (2006) en el Parque Nacional Huascarán y sus alrededores. En el mismo, durante los años 2002 y 2003 se llevaron a cabo 117 entrevistas a personas que vivían en la periferia del parque y tenían gran interés en los recursos de la región. Durante las entrevistas a los informantes se les peguntó por el hogar y por el uso de la tierra comunal y los cambios en los usos del suelo, percepciones sobre cambios climáticos, las 13 diferencias en el mite de hielo glacial, los tangos de producción agro pastoral y sus cambios, participación institucional, y la interacciones con el parque. El trabajo de campo también incluyo el mapeo de la comunidad para ver los usos del suelo y sus cambios. La información dada por los campesinos indican que a través de los años los glaciares se han retirado y algunas capas pequeñas de hielo en el valle ya han desaparecido, también notan que los cambios en el ambiente no solo tienen que ver con la desaparición de glaciares, sino con la diferencia en los patrones del drenaje del agua y en la caída de las precipitaciones. De acuerdo con las de la mitad de los informantes, la disminución de la cobertura glaciar demuestra de manera evidente los cambios en esa área. Por otro lado, aproximadamente, dos tercios de los informantes, han percibido una disminución del granizo y nieve. Los bosques y pastos son otra cobertura que los informantes han señalado como cambiadas a lo largo del tiempo En el estudio de la “Evaluación Local Integrada y Estrategia de Adaptación al Cambio Climático en el Río Santa” (MINAM, 2009), para el desarrollo de medidas de adaptación al cambio climático se realizaron talleres participativos, entrevistas y encuestas a actores clave; así como revisión de documentos secundarios. De estos obtuvo que el 85,2% de los agricultores entrevistados afirma que los mayores daños se dan en la producción de la papa, debido a factores climáticos, como las heladas agronómicas, sequías, granizadas y lluvias intensas; sin embargo, no se identificó al Niño como amenaza, probablemente porque sus impactos son más evidentes en la parte media y baja de la cuenca. En el mismo estudio se identificó que los agricultores saben reconocer las variedades de papa que toleran mejor las sequías o heladas dentro de las variedades comerciales de papa. También en las zonas más altas se siembran papas nativas en el siguiente orden de importancia: huayro (sembrada por el 51,9% de agricultores), papa amarilla (sembrada por el 7,4% de agricultores encuestados) y las demás (lazapa, chompi, iscupuru, don pablo, jalcawarmi, jamapapa, wicush, etc.), sembradas sólo por el 3,7% de los agricultores encuestados. Otro punto señalado en el estudio fue que los agricultores indican que, cuando hay Fenómeno El Niño, la rancha se da en mayor medida debido a las lluvias que generan exceso de humedad (70%), en el caso de que se presente una sequía entonces la pulguilla de la papa (Epitrix spp) es la plaga más severa (73%). También tenemos que en el documento “Adaptación al cambio climático: de los fríos y los calores de los Andes” (Tomes y Gómez, 2008) se identificaron mediante saberes locales 14 indicadores cualitativos de variabilidad y cambio climático en la zona andina del Perú (1982- 2007), obteniendo que uno de los principales indicadores es la aparición de plagas tanto en cultivos como en animales como es el caso de la alicuya, la rancha, el gorgojo, entre otros. Finalmente, el estudio de la percepción a través de metodologías cuantitativas y cualitativas también ha sido desarrollado en otros países. Por ejemplo, en 1994, un estudio realizado por el Departamento de Geografía en la Universidad de Alcalá de Henares buscaba conocer la percepción de adultos de nivel cultural medio con respecto al cambio climático y contrastarla con los estudios científicos. Para ello se tomó una muestra de 82 alumnos de mayores de 25 años de la universidad. Para no predisponer a la población, el tema del cambio climático no se planteaba directamente; sin embargo, el 86% de los encuestados señaló que la sequía en España se debía a un Cambio Climático constatado, inducido por el hombre. Al contrastar esta imagen catastrófica con la indeterminación de la comunidad científica, que señala una dificultad para distinguir entre las fluctuaciones normales del clima y un cambio climático a escala global; el estudio concluye que, en este caso, la población no tiene acceso a la información de manera completa y clara. Esto logra confundirla y genera una percepción catastrófica frente al Cambio Climático y sus efectos (Camarasa & Moreno, 1994). Otro estudio realizado en el 2004 por el Departamento de Física de la Universidad Europea de Madrid, indicaba que existía un consenso científico de que en las últimas décadas, las variaciones climáticas son de origen antrópico. Su objetivo era por tanto, comprobar si estos cambios quedaban reflejados en la percepción del público, así como su grado de ajuste con la realidad. En este caso se seleccionó una muestra de personas con edad superior a 65 años a los que se les planteó un cuestionario con preguntas cerradas, directamente relacionadas con algunos indicadores meteorológicos, físicos y biológicos contemplados en el informe del IPCC del 2001; como también preguntas demográficas, para conocer el perfil del encuestado. A través de este cuestionario los entrevistados expusieron sus apreciaciones históricas sobre los cambios percibidos. El análisis concluyó que la mayoría de las personas considera que el clima ha cambiado y que su percepción sobre cómo se ha modificado coincide en gran medida con las evidencias científicas (aumentos de temperatura, disminución de precipitaciones, disminución de la capa de nieve en las montañas, entre otros). Sin embargo, por su nivel de escolaridad, se señala que esto tiene mucha relación con la información que los medios de comunicación brindan (Águeda, Rodríguez, & Portela, 2004).15 2.2 Bases conceptuales A pesar de que constantemente utilizamos los términos “tiempo”, “clima” y “Cambio Climático” para referirnos a cambios en nuestro medio, muchas veces estos términos son mal empleados y generan confusión, incluso en nuestra percepción. El clima es un sistema complejo por lo que su comportamiento es muy difícil de predecir. A pesar de los conocimientos actuales y el avance de la ciencia en el tema, no es posible predecir con exactitud cómo será el clima de las próximas décadas. Es necesario por tanto tener en cuenta las escalas de tiempo y dimensión en las que se trata al clima. Puesto que en la mayoría de trabajos referidos a los “cambios climáticos”, la percepción y las adaptaciones de las personas, las escalas entre percepción y lo que se denomina propiamente como “Cambio Climático” no coinciden y se hace un mal tratamiento de los términos. Por ello, en el presente capítulo se esclarecen y conceptualizan ciertos términos que ayudarán a entender mejor a qué escala de las variaciones del clima se analiza la percepción y adaptación de las personas. También es necesario conceptualizar los términos de percepción desde el punto de vista de la geografía, la relación hombre- naturaleza y la adaptación. Estos conceptos están entrelazados con los conceptos del clima. 2.2.1 Clima Comúnmente al expresarnos sobre cambios en las variables meteorológicas en un día o semana, utilizamos erróneamente la palabra “clima”. Este tipo de errores influencian en nuestra percepción, como sucedió en Lima en el verano e invierno del presente año cuando se generaron fuertes precipitaciones (inusuales para los limeños) que fueron explicadas por ellos como un cambio del clima como consecuencia del Cambio Climático 6. Por ello la importancia de definir “tiempo” y “clima”. 6 De acuerdo al especialista Percy Mosca del SENAMHI, el evento en verano se debió al sistema de “vaguada” que generó inestabilidad atmosférica y vientos que arrastraron la humedad de la selva hacia la costa favoreciendo las lloviznas. Pese a la explicación y pronóstico de éstas, muchos limeños se alarmaron y comentaron en diarios electrónicos que las lloviznas se debían al Cambio Climático (ANDINA, 2011; EL COMERCIO, 2011). En el ejemplo utilizado, el término correcto sería tiempo atmosférico que explica las condiciones de la atmósfera en un lugar determinado para un periodo de tiempo relativamente corto, que pueden ser minutos, días o semanas (Paz et ál., 2008: 2; Amador & Alfaro, 2009:40); este estado de la atmósfera se evalúa en dichas escalas en términos de temperatura, 16 humedad, precipitación, nubosidad, visibilidad y viento (Amador y Alfaro, 2009:40; Muller, 2007:2). Por otro lado, el clima en su definición más simple se entiende como el “patrón medio del tiempo a largo plazo” (Smith & Smith, 2001:22). Algunos autores amplían esta definición señalando la condición de lugar, definiendo al clima como el conjunto medio o promedio fluctuante de las condiciones atmosféricas (temperatura, humedad, viento, entre otros) caracterizado por los estados y evolución del tiempo en un lugar o región determinada, durante un período de tiempo relativamente largo (meses, años, siglos) (Montealegre, 2004:1; Paz, et ál., 2008:2). Ahrens (2003:16) agrega que el clima “también incluye los extremos del tiempo –las olas de calor del verano y las olas de frío del invierno- que ocurren en una región en particular”. Para estudios aplicativos del clima, en especial para estudiar sus cambios, el periodo de tiempo promedio es de varias décadas o más, típicamente 30 años (Amador & Alfaro, 2009: 40; Muller, 2007: 2) A nivel de la Tierra, el clima depende del balance radiativo – equilibrio entre absorción y emisión- que a su vez está controlado por factores forzantes y determinantes, así como por la interacción entre los subsistemas o componentes del sistema climático. “Los factores forzantes por excelencia son la energía electromagnética proveniente del Sol, que es la fuente de energía que acciona los procesos atmosféricos, y el efecto invernadero propiciado por la presencia de gases como el vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso, entre otros, en la atmósfera” (Vásquez, 2007). Los factores determinantes son las condiciones físicas y geográficas que influyen en aspectos relacionados con la transferencia de energía y calor. Entre las cuales podemos mencionar la latitud, la elevación, la distancia al mar, la composición del relieve, la hidrografía, y la vegetación como los más significativos. Estos factores determinan a su vez la diferenciación en las características del clima en las diferentes zonas del planeta (Vásquez, 2007; Paz et ál., 2008:2). El “sistema climático” está constituido por la porción del planeta en la cual se producen las interacciones físicas que condicionan el clima de la superficie: la atmósfera, la hidrósfera, la criósfera, la litósfera y la biósfera (Vásquez, 2007; Paz et ál., 2008:2). Estos subsistemas son altamente interactivos dada la gran superficie de contacto entre sí y sus dimensiones, especialmente la horizontal (Vásquez, 2007). Dada la localización latitudinal del Perú (dentro de la zona intertropical, entre la línea ecuatorial y los 18º latitud sur), este debería tener un clima cálido, húmedo y lluvioso, donde la costa, sierra y selva estuvieran cubiertas por abundante vegetación (Peñaherrera, 1969:49; 17 1986:195; Alva, 2005:255). Sin embargo, debido a la existencia de factores modificadores del clima, el Perú presenta una gran variedad de climas para los que se han realizado diversos estudios de clasificación (Hipólito Unanue, Antonio Raimondi, Isaías Bowman, Weberbauer, Nicholson, Pulgar Vidal, Carlos Peñaherrera del Águila, INRENA, entre otros) (Alva, 2005:255). El país posee 28 de los 34 climas del mundo y 84 de las 114 zonas de vidas reconocidas a nivel mundial (Amat y León Ch., 2008:9; Alva, 2005:255) En el Perú, los factores determinantes del clima son: la Cordillera de los Andes, la Corriente Oceánica Peruana, el Anticiclón del Pacífico Sur, la Contracorriente Oceánica Ecuatorial o Corriente de El Niño, el Anticiclón del Atlántico Sur y el Ciclón Ecuatorial (Peñaherrera, 1986:195, 1969:49; Mendiola, 2003:29; Alva 2005:259-260). De todos ellos, la Cordillera de los Andes es el mayor determinante, pues al atravesar al Perú en toda su longitud: 1)Forma una barrera natural, impidiendo el ingreso de las nubes cúmulo nimbos procedentes del sector oriental, que al no llegar a ingresar, precipitan en el flanco oriental andino; 2) su desplazamiento altitudinal modifica las condiciones de temperatura, humedad, precipitación, insolación, evaporación y nubosidad (Peñaherrera,1969:49; Alva 2005:259- 260) generando microclimas de manera transversal y longitudinal. Esta diversidad de climas a diversas escalas, complica el estudio del impacto del Cambio Climático en nuestro territorio, pues se ven afectados o beneficiados en diferentes modos. Esto impide hablar de un efecto central del Cambio Climático (Torres y Gómez, 2008:13). 2.2.2 Variabilidad climática Como se señaló anteriormente, a pesar de su característica estabilidad, el clima presenta fluctuaciones durante periodos o escalas relativamente cortas. Estas fluctuaciones son referidas como variabilidad climática, la cual se analiza con el registro de datos de una variable meteorológica por encima o por debajo de las normales climatológicas (Montealegre, 2004:3; Vásquez, 2007). La Normal Climatológica o valor normal, se utiliza para definir y comparar el clima y generalmente representa el valor promedio de una serie continua – por lo menos 10 años- de mediciones de una variable climatológica (temperatura, dirección y velocidad del viento, presión atmosférica, humedad, y otros parámetros meteorológicos). Según recomendación de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), se debe tomar una serie o periodo promedio de 30 años a más, lo suficientemente largo para considerarlo normal; por ejemplo considerar los periodos: 1961- 1990, 1971-2000, 1981-2010. A partir de este promedio, que se llama “climatología”, se calcula la variación del parámetro con respecto de 18 su promedio, llamada anomalía. La anomalía es la desviación de alguna variable con respecto a su promedio histórico o multianual, el cual se considera como su condición normal. En general, las condiciones van a ser normales si es que las anomalías van a estar dentro del intervalo de una desviación estándar. La desviación estándar indica qué tanta variabilidad existe en el parámetro analizado (Montealegre, 2004:3; Silva, 2007:2; Vásquez, 2007; Paz et ál., 2008:3). Por tanto, la variabilidad climática es entendida como intrínseca al clima y comprende variaciones en el estado medio del clima en todas las escalas temporales y espaciales comprendiendo eventos meteorológicos extremos que ocurren con cierta periodicidad como las sequías prolongadas, devastadores eventos lluviosos, años extraordinariamente cálidos, inundaciones y condiciones que resultan de eventos periódicos El Niño y La Niña, entre otros (Torres y Gómez, 2008:28; Muller, 2007:8). A nivel local, el estudio de la variabilidad climática permite analizar los impactos de la variación del clima o del Cambio Climático en nuestra vida, pues se sitúa en una escala temporal y espacial adecuada a nuestro periodo de vida ya “que influye en el quehacer humano, produciendo importantes impactos en la sociedad y la economía de los países” (Montealegre, 2004:2). La variabilidad climática no presenta un problema en sí misma, pero sumada al Cambio Climático en algunos casos y sobre todo en poblaciones pobres aumenta la vulnerabilidad de éstas (Torres y Gómez, 2008:28). Se entiende que, las variaciones del clima suceden en todas la escalas espaciales y temporales, teniendo impactos relevantes para nuestras actividades (Amador y Alfaro, 2009:40; Montealegre, 2004:3). En la escala temporal, las fluctuaciones más significativas son: de orden diario, intraestacional, estacional o anual, interanual e interdecadal. Cada una de ellos presenta fenómenos asociados (Amador y Alfaro, 2009:40; Montealegre, 2004:3; Vásquez, 2007; Silva, 2007:2-3). La variabilidad diurna es una variabilidad temporal de muy corta duración. Se define como el “cambio de una variable meteorológica entre el día y la noche, producido por las diferencias de calentamiento y enfriamiento [amplitud térmica] que experimenta la Tierra” (Ahrens, 2003: 64-65). Este tipo de variabilidad origina las brisas tierra-mar y de valle- montaña, así como las heladas.19 Por otro lado, existe la variabilidad intraestacional que tiene escalas de tiempo menor a la de las estaciones; es decir, se presentan oscilaciones dentro de las estaciones que determinan condiciones de tiempo durante decenas de días o de uno a dos meses (por ejemplo, dentro de la estación de lluvia), pero es mayor que las de eventos meteorológicos específicos (tormentas, heladas, entre otros) (Montealegre, 2004:5; Vásquez, 2009; Silva, 2007:3). Dado que su amplitud es pequeña en comparación con las del ciclo anual, la mayoría de las veces estas oscilaciones pasan desapercibidas por el común de la gente. Este tipo de variabilidad era desconocido hasta hace muy poco tiempo y ha sido poco estudiada (Montealegre, 2004:5). Dentro de las oscilaciones intraestacionales se destaca una señal de tipo ondulatorio denominada de 30–60 días (Montealegre, 2004:5), u Oscilación de Madden-Julian (OMJ). Esta oscilación se distingue por los amplios sistemas de precipitación que se desplazan por los trópicos, sobretodo sobre los océanos Índico y Pacífico, aunque también tiene incidencia en el Atlántico tropical. Su pronóstico es fundamental, ya que está asociada a la formación o inhibición de los ciclones tropicales; además, afecta también el tiempo en latitudes medias durante el invierno (Vásquez, 2009). En una escala temporal mayor a la señalada líneas arriba, se encuentra la variabilidad estacional o anual que es la fluctuación del clima a nivel mensual. “La determinación del ciclo anual de los elementos climáticos es una fase fundamental dentro de la variabilidad climática a este nivel” (Montealegre, 2004:3-4). En latitudes medias está asociada con la secuencia de las estaciones de invierno, primavera, verano y otoño; mientras que en las latitudes tropicales está relacionada a la alternancia de temporadas lluviosas y temporadas secas, producto principalmente de la migración de la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT), que es una de las más importantes fluctuaciones climáticas asociadas a esta escala (Montealegre, 2004: 4; Vásquez, 2009). Por otro lado, la variabilidad interanual es “la variabilidad climática en escalas de tiempo de unos cuantos años. Así por ejemplo, en algunos años tenemos que las lluvias son más intensas que otros, lo mismo puede suceder con las temporadas secas. También pueden encontrarse años más cálidos o fríos que otros, a esta escala de variabilidad se encuentra por ejemplo El Niño/La Niña” (Silva, 2007:3). En sí, la variabilidad interanual se expresa como las diferencias o variaciones climatológicas del clima entre un año y otro (Paz et ál., 2008:4) y puede estar relacionada con el balance global de radiación (Vásquez, 2009). Según Paz et ál. (2008:4):20 “La variabilidad interanual del clima es capaz de establecer extremos en los diferentes elementos que, sin llegar a constituir desastres del orden de las grandes sequías o inundaciones severas, pueden definir impactos nada despreciables sobre las actividades socioeconómicas. En este sentido, es importante señalar que, si bien desde el punto de vista de una variable aislada, un extremo pudiera considerarse un evento poco frecuente, cuando se consideran conjuntamente todos los elementos constituyentes del clima, ellos pasan a tener un peso importante y su presencia puede encontrarse, al menos una vez en cada periodo estacional”. El Evento El Niño es característico de la variabilidad interanual en el Perú (Macharé & Ortlieb, 1993:36). El Niño históricamente ha sido asociado con un impacto local de un fenómeno más complejo conocido como ENSO (El Niño Southern Oscillation). Estudios recientes indican que El Niño es la componente oceanográfica del ENSO, cuyos procesos de interacción océano atmosférico tienen como escenario principal el océano Pacífico tropical, pero con impactos notorios a nivel global y su presentación es tan irregular como sus consecuencias (Macharé y Ortlieb, 1993:36; Vásquez, 2009). El Niño en el Perú está asociado con fuertes precipitaciones en la costa norte durante el calentamiento anómalo estacional del agua superficial del mar en el extremo oriental del océano Pacífico y contiguo a la costa norte del Perú (Lagos et ál., 2004: 1; Lagos et ál., 2008:1) Al evento "El Niño" debe distinguírsele del proceso anual que normalmente se presenta en las proximidades de la Navidad durante la estación de verano austral, y se materializa mediante el avance de una corriente de aguas cálidas tropicales de norte a sur a lo largo de la costa norte, a la cual los navegantes del área de Paita, denominaron “Corriente de El Niño” (Ramírez, 2008; Lagos et ál., 2004: 1; Lagos et ál., 2008:1). El término “Fenómeno El Niño” [actualmente denominado Evento] recién empezó a utilizarse en la década de 1960, por los investigadores locales de Perú y Ecuador, cuando se tuvo disponible una mayor información de la temperatura superficial del mar (TSM) en la región ecuatorial del Pacífico y a partir de ello, Bjerknes en sus estudios presentó evidencias del calentamiento del Pacífico ecuatorial que relacionó con el calentamiento de la costa peruana y los cambios a escala planetaria de la atmósfera, la “Oscilación del Sur" (Lagos et ál., 2004: 1; Lagos et ál., 2008:1). En los últimos treinta años, el término El Niño ha evolucionado en su significado, ya que ha dejado de ser considerado como un evento que ocurre a escala local o regional, para ser considerado como evento de macroescala cuando se refiere a la conexión de este con la Oscilación del Sur, conduciendo a una confusión en su uso (Aceituno, 1992). Para aclarar esta 21 situación, el Comité Científico para la Investigación del Océano (SCOR), en 1982, formó un grupo de trabajo SCOR WG 55 y definió a El Niño como “…la aparición de agua anormalmente cálida a lo largo de la costa de Ecuador y Perú hasta el sur de Lima (12º S). Esto significa que la TSM presenta una anomalía superior a una desviación estándar por lo menos cuatro (4) meses consecutivos. Esta anomalía TSM normalizada debe ocurrir al menos en tres (3) de cinco (5) estaciones costeras del Perú" (SCOR, 1983). Esta definición era coincidente con el concepto original que se tenía en el Perú, pero no fue aceptado por la comunidad científica internacional (Lagos et ál., 2004: 1; Lagos et ál., 2008:1). Por lo tanto, se define a El Niño-Oscilación Sur (ENOS o ENSO por sus siglas en inglés) como el modo dominante del acoplado atmósfera-océano que se presenta interanualmente. El Niño, fase cálida del ENOS, se presenta de diferentes formas, cada evento tiene algo diferente y un carácter distinto. EL ENOS es estudiado y cuantificado en términos de índices simples en base al promedio de la temperatura superficial del mar (TSM) en el océano Pacífico ecuatorial en las regiones Niño 3 (se extiende por el este del Pacífico ecuatorial entre 5ºN – 5ºS y 150ºO – 90ºO) y Niño 3.4 (se extiende por el Pacífico ecuatorial centro-oriental entre 5ºN-5ºS y 170ºO-120ºO) (ver Figura Nº 1), que son suficientes para producir efectos perceptibles en países del Pacífico, pero no discriminan entre grandes, moderados y leves episodios, ni determinan el carácter de los eventos individuales en términos de diferentes patrones de TSM en el resto de la zona tropical del Pacífico. Por lo que un índice de promedio de TSM en una región no puede adecuadamente caracterizar la naturaleza del evento. Aunque El Niño tiende a ser encasillado en la fase del ciclo anual y en los picos en la amplitud en el invierno del hemisferio norte (Rasmusson y Carpenter, 1982; Trenberth 1997), la evolución de los eventos El Niño ha cambiado sustancialmente. Antes de 1976-77 -cuando hubo un cambio abrupto en el régimen climático [shift climático] observado principalmente en la circulación del Pacífico centrada en los Trópicos- los eventos El Niño tendían a desarrollarse primero a lo largo de la costa de América del Sur y luego se extendían hacia el oeste. Eventos más recientes se desarrollan primero en el Pacífico central y luego se extienden hacia el este (Trenberth y Stepaniak, 2000:1697). En 1983, el SCOR en base a las anomalías de temperatura superficial del mar observadas en ciertas estaciones de la costa peruana consideró eventos Niño durante el siglo XX a los eventos ocurridos en los años 1925/26, 1940/41, 1957/58, 1965, 1972/73, 1975/76, 1982/83 y 1987. Dentro de éstos se considera a los años 1925 y 1982/83 como Muy Fuertes (MF), los 22 otros eventos son considerados Fuertes (F) y un grupo adicional de eventos (1930, 1943, 1948, 1951, 1953 y 1969) son considerados moderados (Macharé y Ortlieb, 1993:37). En base a registros históricos se tiene que en el siglo XVI ocurrió un evento MF en 1578, dos eventos fuertes en 1593 y 1596 y un M en 1574. Para el siglo XVII se dio un evento muy fuerte en 1728, y cuatro eventos F en 1701, 1720/21, 1747/48 y 1791. Para el siglo XIX sucedió un evento MF en 1891, cuatro F en 1828, 1871, 1877/78 y 1884, y cuatro de intensidad M en 1803/04, 1814, 1844/45 y 1864 (Macharé y Ortlieb, 1993:37). Además de los eventos mencionados otros estudios consideran como eventos extraordinarios durante este siglo a los años 1911/12, 1917/18, 1929, 1932, 1992 y 1997/98 (Ramírez P, 2008:2). Según la clasificación de la NOAA, se considera también eventos Niño a los años 1958/59, 1963/64,1968/69, 1969/70, 1977/78, 1979/80, 1990/91, 1991/92, 1992/93, 1993/94, 1994/95 y 2002/03 (Lagos et ál., 2004:4). En el Perú, los efectos de El Niño debido al incremento de la temperatura del mar origina el incremento de la actividad convectiva, es decir la formación de nubes de lluvia, y en consecuencia el aumento de las precipitaciones, sobre todo en la zona Norte del Perú; mientras que en la Sierra Sur del Perú se producen sequías (Ramírez, 2008:6). En los Andes del Perú, un estudio realizado por Lagos et ál. (2004:10) correlacionó las anomalías de la TSM en el océano Pacífico Ecuatorial con una serie de tiempo de 1950 a 2003 y encontró que las precipitaciones tienden a ser moderadamente mayores/menores que sus promedios multianuales en el extremo norte de la Sierra Norte, durante los meses de diciembre a enero, neutra en la Sierra Central y ligeramente menores/mayores que sus promedios en la Sierra Sur, principalmente en el mes de febrero, cuando las anomalías de la TSM son positivas/negativas en la región Niño 1+2 (cubre el extremo oriental del Pacífico ecuatorial entre los 0ºS-10S y los90ºO-80ºO) (ver Figura Nº 1). Esta relación se atenúa en la subregión norte cuando se considera sucesivamente las regiones Niño 3, Niño 3.4 y Niño 4 (cubre el área 5ºN-5ºS y 160ºE-150ºO) (ver Figura Nº 1), mientras que la relación se acentúa en la Sierra Central y Sur cuando se considera sucesivamente las anomalías positivas/negativas de la TSM en las regiones Niño 3, Niño 3.4 y Niño 4, principalmente en febrero. Para los años con eventos El Niño, los coeficientes de correlación entre las lluvias en la región andina y los índices para la región Niño 3.4 se asemeja al caso en que se consideran todos los años y la región Niño 1+2, excepto que los índices de correlación son mayores en las sierras norte y sur. Para el caso de la Sierra Sur, los máximos valores de correlación ocurren en el mes de marzo. Para los años con eventos fríos, no existe una relación coherente. 23 Figura Nº 1: Regiones Niño en el Pacífico Ecuatorial (Lagos et ál., 2004) En el análisis de correlación también se incluyeron los datos de precipitación de la Costa Norte, encontrándose que la precipitación en esta región está altamente correlacionada con las anomalías de la TSM en la región Niño 1+2, confirmando los resultados de otros investigadores como Woodman (1999) que realizó un estudio sobre las posibilidades de pronóstico de las precipitaciones en la Costa Norte del Perú, por ser una zona especial debido a su alta variabilidad en las precipitaciones y su alta correlación con las condiciones y fase del fenómeno ENOS, en específico con la TSM frente a sus costas. Esta correlación fue comprobada utilizando técnicas estadísticas de regresión multivariable que consideraban más de una temperatura del mar y que permitían la inclusión de otras variables que influenciaban de manera independiente y a su vez haciendo una regresión de las descargas medias mensuales del caudal del río Piura logrando una correspondencia bastante buena o con bastante precisión que permite pronosticar con alta probabilidad diferentes regímenes de lluvias, si se conoce o se pronostica la TSM, usando técnica estadísticas. El aumento de la temperatura del mar, también causa cambios en el medio ambiente marino y origina el alejamiento de especies propias de nuestras aguas frías como la anchoveta, la sardina, entre otros, y el acercamiento de especies que habitan aguas más cálidas tales como los langostinos, el perico, el atún, algunos tiburones, entre otros; y al mismo tiempo originan la migración y/o muerte de aves guaneras como el guanay, el piquero y el alcatraz. Estas alteraciones en el ecosistema marino y otras alteraciones climáticas tienen su impacto negativo en la economía del país, y trastornos en la población directamente afectada, con una serie de problemas sociales, debido a la destrucción en el aparato productivo, en la pesquería, agricultura, transporte, comercio, infraestructura costera, industria y otras actividades relacionadas con las actividades humanas. Las pérdidas estimadas en Perú, Ecuador y Chile, 24 durante "Los Niños" de 1982-83 y 1997-98, fueron del orden de los 3 mil millones de dólares (Ramírez, 2008: 6-7). Para ver fluctuaciones o variaciones del clima a escalas mayores de tiempo que las señaladas anteriormente, se utiliza la escala de variabilidad climática interdecadal (20-40 años) (Silva, 2007:3). Debido a la amplitud de la variabilidad, muchas veces pasa desapercibida para las personas. Sin embargo, estas oscilaciones a largo plazo son las que influyen en las actividades humanas en ciclos interdecadales y son fundamentales para la determinación de posibles tendencias en las variables climáticas (Montealegre, 2004:7-8). “Los fenómenos asociados a las escalas temporales señaladas […] Hacen parte de la fluctuación normal del clima y por si solos no constituyen, por muy extremos que sean, fundamento válido para hablar de cambio climático. Solo cuando las anomalías obedecen a una tendencia de largo plazo (30 años o más) y se modifican los patrones normales, podemos hablar en estos términos, aunque a veces con cierto maquillaje propagandístico, y en diferentes vías, se nos intenta confundir” (Vásquez, 2009). 2.2.3 Cambio Global, Calentamiento Global y Cambio Climático Otros términos que son relevantes de explicar para entender el desarrollo de esta investigación son los referidos a los cambios en el clima producto de las actividades humanas. A nivel global ciertos autores utilizan los términos cambio global, cambio climático y calentamiento global (Torres y Gómez, 2008:13; Vide, 2008). El cambio global es definidio como “la suma de procesos de transformación ambiental, social y cultural que el planeta atraviesa actualmente” (Torres y Gómez, 2008:13), siendo un concepto integrador al señalar que los problemas ambientales, sociales, económicos y culturales están interrelacionados. En lo referente al clima, “el cambio global abarca al conjunto de procesos de alteración de los ciclos de materia […] y energía conocidos como cambio climático, calentamiento global, variabilidad climática y otros (Torres y Gómez, 2008:14). Según señalan Torres y Gómez (2008:14), el cambio global es inevitable, pero los mecanismos que generan degradación (cambios de uso de suelo, pérdida de biodiversidad, el agujero de la capa de ozono), si pueden reducirse. Por otro lado, el calentamiento global es definido como un fenómeno observado que registra un aumento de la temperatura promedio de la atmósfera terrestre y de los océanos (PNUD, 25 2007), provocando un deshielo generalizado de nieves y hielos, y el aumento del promedio mundial del nivel del mar (IPCC, 2007: 2) ocasionados fundamentalmente por acción del hombre (PNUD, 2007). En su informe de síntesis el IPCC (2007:5) señala que “la mayor parte del aumento observado del promedio mundial de temperatura desde mediados del siglo XX se debe muy probablemente al aumento observado de las concentraciones de GEI antropogénicos. Es probable que se haya experimentado un calentamiento antropogénico apreciable en los últimos 50 años, en promedio para cada continente (exceptuada la región antártica)”. El IPCC señala mediante diversos estudios que las emisiones de GEI refuerzan este calentamiento y sus impactos, pero a pesar de ello, no ha sido capaz de aseverar que la elevación de la temperatura puede ser atribuida sólo a la actividad humana. Según el Cuarto Informe del IPCC (2007), el cambio climático es una “importante variación estadística en el estado medio del clima o en su variabilidad, que persiste durante un periodo prolongado (normalmente decenios, incluso más) y que se “[…] puede deber a procesos naturales internos o a cambios del forzamiento externo, o bien a cambios persistentes antropogénicos en la composición de la atmósfera o en el uso de las tierra”. Esta definición discrepa con el Artículo 1 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que señala que el cambio climático es “[...] un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad climática natural observada durante periodos de tiempo comparables” (Naciones Unidas, 1992). En la segunda definición queda claro que se hace una diferenciación de la variabilidad natural y el cambio climático antropogénico, cuyos forzantes por la actividad humana son las emisiones y aumento de gases de efecto invernadero, la deforestación (incendios forestales, cambios de uso de suelo) y la industrialización. En el Perú, la CNCC (2002) trata el Cambio Climático partiendo del efecto invernadero. Señala que el efecto invernadero es un fenómeno natural necesario para la vida en la Tierra, sin él, la temperatura sería de -18° C y no tendríamos agua en forma líquida, ya que este proceso permite absorber parte de la radiación solar que es reflejada en la Tierra, permitiendo que la temperatura promedio del planeta sea aproximadamente 15° C. Esta absorción se produce por los gases de efecto invernadero (GEI), principalmente el dióxido de carbono (CO2), metano y óxido nitroso. Sin embargo, en los últimos 200 años, en la era industrial, las actividades humanas (quema de combustibles fósiles y la deforestación), han aumentado su concentración en la atmósfera a niveles mayores, en especial de CO2 y de gases fabricados 26 como los gases fluorados. Algunos de ellos, además de dañar la capa de ozono, tienen un potencial de calentamiento de la tierra muy elevado. Es así como el hombre ha intervenido en el funcionamiento natural del efecto invernadero, transformándolo de un mecanismo esencial para la vida en la Tierra en el problema de contaminación complejo: el Cambio Climático. Por lo anteriormente señalado, el cambio climático engloba al calentamiento global, pues no sólo influye en la temperatura, sino en otras variables como la precipitación (Vide, 2008). El MINAM (2010) señala que en el Perú los impactos del cambio climático generan los siguientes efectos: 1) El cambio en los patrones de lluvia. 2) La elevación del nivel del mar. 3) El derretimiento de los glaciares. 4) Las olas de calor que contribuyen a la expansión de enfermedades. 5) El aumento de las temperaturas intensifican la expansión de plagas e incendios forestales. 6) La frecuencia e intensidad de los desastres climáticos es mayor. 7) El Evento El Niño será más frecuente e intenso. 8) La sabanización del Amazonas podría producir millones de toneladas de CO2. 9) La biodiversidad se reduce y algunas especies están en peligro de extinción. Para los objetivos de la tesis se tomará como definición del cambio climático al desarrollado por la CCMNUCC que permite distinguir entre un cambio climático antropogénico generado por las actividades humanas, y la variabilidad climática natural. También es necesario señalar que con relación al análisis de la percepción y adaptación se vio conveniente analizar el clima en una longitud de tiempo que se ajustar a la escala de análisis de la percepción. Por ello, se analizará la variabilidad climática estacional e interdecadal; esta última puede verse enmarcada o potenciada por un contexto global de cambio climático. 2.2.4 Riesgo climático y eventos meteorológicos extremos El concepto de riesgo natural, tal y como lo define Ortega Alba7 (1991) citado por Fernández (1996: 115) hace referencia a la eventualidad de que ocurra un daño para las personas o sus bienes en un espacio afectado por un proceso natural. La tipología de estos eventos es muy amplia y el grupo perteneciente a los procesos climáticos e hidroclimáticos, uno de los más numerosos. 7 OrtegaAlba, F. (1991). Incertidumbre y riesgos naturales. XII Congreso Nacional de Geografía. Valencia, pp. 99-108 A nivel nacional, las principales amenazas de origen meteorológico derivadas de la variabilidad climática que afectan a los Andes y a la población rural son los eventos 27 meteorológicos extremos como sequías, lluvias intensas, heladas y granizadas (Torres & Gómez, 2008: 19). Un evento meteorológico extremo es un evento “raro” de un lugar en particular y época del año. La definición de “raro” puede variar, pero un evento extremo meteorológico puede considerarse cuando se encuentra por encima o por debajo del percentil 90 o 10 de la función de probabilidad observada (IPCC, 2001:184). En el área de estudio los eventos extremos más significativos son las sequías y heladas. El término climático de sequía hace referencia a la falta o escasez de agua o a una precipitación inferior en una región determinada, no correspondiendo ese estado hídrico a la situación habitual de la zona (IPCC, 2001:195; Fernández, 1996: 115). Para evaluar la incidencia de la sequía sobre la actividad agrícola es necesario conocer el agua disponible, dependiente no sólo de la precipitación, sino también de la evaporación (Fernández, 1996: 115). En este sentido se considera sequía “a las condiciones de un balance entre la precipitación y evapotranspiración (evaporación + transpiración) en una zona en particular, referente a una condición percibida como “normal”. En este caso también se refiere al tiempo de ocurrencia, por ejemplo si la estación lluviosa se retrasa o cambia la intensidad de las lluvias o la cantidad de días lluviosos. También tiene en cuenta el déficit de agua en el suelo, reducción del agua de subsuelo o niveles de reservorio. Las sequías pueden ser más severas si se presentan condiciones como altas temperaturas, fuertes vientos y relativamente poca humedad (Silva, 2007:4). A este tipo de sequía se le denomina sequía agrícola. A pesar de que sequía se refiere a un hecho esencialmente climático, también incluye aspectos económicos y sociales relacionados con el uso del agua y las diversas formas de infraestructuras realizadas por el hombre (Fernández, 1996: 115). Si se desarrollan infraestructuras adecuadas con un uso racional del agua, el efecto de las sequías se contrarresta, mientras que si se carece de éstos y se es dependiente de las precipitaciones, como la agricultura de secano, se generan “serios desequilibrios hidrológicos que afectan de manera adversa a los sistemas terrestres de producción de recursos” (IPCC, 2001:195), aumentando la vulnerabilidad de las personas. Las heladas se presentan cuando la temperatura del aire existente en las cercanías del suelo o superficie alcanza un valor por debajo de 0º C (Alva, 2005: 264; Fuentes, 2000:45; Huamaní, 2005:9). “Generalmente la helada se presenta en la madrugada o cuando está saliendo el Sol” 28 (Huamaní, 2005:9). Suceden con mayor facilidad en invierno cuando hay días con fuerte insolación y noches en calma con cielo despejado, que permiten que la tierra pierda más calor por irradiación, estas heladas son conocidas como “heladas radiativas” (Silva, 2007:6; Pulgar, 1987:68). Como las heladas afectan a los cultivos, limitando la actividad agrícola, esos meses [de invierno] se destinan a cosecha y al barbecho. Sólo excepcionalmente y en algunos lugares con riego, se realizan labores de siembra y cultivo, aprovechando que la helada no afecta de manera continua sino a trechos y más en las llanuras que en las tierras inclinadas (Pulgar Vidal, 1987:68; Alva, 2005: 2). También pueden darse heladas con cielo cubierto, esto puede darse incluso en temporada de lluvias, estas heladas son conocidas como “heladas advectivas” (Silva, 2007:6). Por tanto se pueden entender dos términos: a) helada meteorológica, que se refiere a la ocurrencia de una temperatura mínima diaria que no supere los 0° C en abrigo meteorológico medido a 1.5m del suelo; y b) helada agronómica, definida como el descenso de la temperatura del aire a niveles críticos para los cultivos, sin llegar necesariamente a 0° C (Huamaní, 2005:10). Existen a su vez, tres tipos de clasificación de heladas: 1) Por su origen climatológico pueden ser: heladas de advección, heladas de radiación y heladas por evaporación (Silva, 2007; Fuentes, 2000:45-46; Huamaní, 2005:10). 2) Por su época de ocurrencia pueden ser helada primaveral, helada otoñal o helada invernal. 3) Por su aspecto visual pueden ser heladas blancas o negras. Algunas de estas categorías se relacionan entre sí (Huamaní, 2005:10). Las heladas que generalmente se producen en la zona de estudio son las de radiación. Estas se originan cuando hay enfriamiento intenso de la superficie terrestre durante las noches con cielo despejado y sin viento, por lo que se pueden alcanzar temperaturas negativas en la superficie terrestre y el aire que se asienta sobre ella. En este caso el vapor de agua contenido en el aire forma escarcha sobre la superficie terrestre y los objetos situados sobre ella. Cuando estas heladas se producen en primavera pueden causar graves daños a los cultivos. (Huamaní, 2005:10; Fuentes, 2000: 45-46). En cuanto a la severidad de las heladas, según los estudios realizados para el Atlas de Heladas del Perú, en la zona de estudio estas son entre heladas suaves (0.0° C < T ≤ 3.0° C) y heladas agronómicas (3.0° C <T ≤ 6.0° C) (Huamaní, 2005:13).29 2.2.5 Percepción ambiental En el tratamiento de la percepción, diversas disciplinas ajenas a la geografía (antropología, psicología, sociología, entre otros) han realizado conceptos y teorías sobre ella. Estos conceptos y teorías han colaborado con el desarrollo de la geografía de la percepción. Un antecedente clave del estudio de la percepción ambiental es la obra del arquitecto Kevin Lynch, “The image of the city” (1960), donde elaboró un sistema de análisis de la conciencia perceptiva que los habitantes tenían de su ciudad, utilizando los mapas mentales (Vara, 2008:372-373). Este método le permitió determinar los elementos del paisaje urbano (bordes o líneas de separación, nodos, ciertos hitos, barrios, entre otros) que cobran un valor esencial en la configuración mental que los ciudadanos poseen de su espacio vital. Crea además, el concepto de legibilidad, que se entiende como una cualidad visual especifica de un espacio [ciudad] con la que se pueden organizar sus partes de manera coherente (Millán, 2004:135; Vara, 2008:374). El geógrafo Lowenthal con su artículo “Geography, experience, and imagination: towards a geographical epistemology” (1961), enriquece el planteamiento de Lynch al señalar la existencia de factores en los valores y experiencias humanas que generan la imagen de un determinado espacio; es decir, las imágenes del medio son el resultado de un aprendizaje e influyen en la conducta humana. En la década de los 60s uno de los primeros campos de estudio sobre la percepción geográfica fue la investigación de los riesgos naturales realizada por los geógrafos Ian Burton, Robert Kates y Gilbert White. Sus estudios mostraron la importancia de la percepción y las imágenes subjetivas sobre el medio en el momento de diseñar y aplicar una política de prevención o administración territorial (Novoa, 1998:5), y fueron ampliados a otros ámbitos del medio natural como el análisis del paisaje y su utilización por el hombre. En cuanto a la metodología utilizada en la época, las técnicas eran muy simples, como en el caso de los test de asociación; o estrategias de respuesta muy restringida que permitía un análisis cuantificable sencillo de respuestas como los cuestionarios y mapas mentales (Vara, 2008:376). Con el fin de conocer cómo perciben el ambiente físico las personas, se han formulado y/o utilizado diversas teorías que pretende explicar este fenómeno. Una de las teorías más relevantes que aporta a este análisis y a la geografía de la percepción es la teoría de Piaget (1947 y 1948) sobre el desarrollo del conocimiento espacia (Ochaita, 1983: 93-94). Para Piaget, el espacio no viene dado “a priori” por la mera percepción, sino que se va desarrollando poco a poco, jugando un papel decisivo la actividad del sujeto. El conocimiento 30 del espacio se da mediante tres estados: el periodo sensorio-motor, el periodo de las operaciones concretas y el periodo de las operaciones formales. Esta última etapa es constante en la vida del sujeto, por lo que unos individuos tienen nociones espaciales más desarrolladas que otros (Ochaita, 1983: 93-94). Esta teoría ha tenido repercusiones en trabajos posteriores de la psicología ambiental, como en el caso de Roger Hart y Gary Moore que en 1973 la utilizan para clasificar los tres momentos del desarrollo del conocimiento espacial, según los tipos de representación del espacio de las personas: el sistema egocéntrico e indiferenciado, el diferenciado y parcialmente coordinado, y el diferenciado y abstractamente jerarquizado (Nuere, 2000:235). Una de las contribuciones más importantes a la geografía de la percepción y el comportamiento ha sido dada por Horacio Capel cuando publicó en 1973 “Percepción del medio y comportamiento geográfico”, donde insiste en señalar que el hombre no decide su comportamiento espacial en función del medio geográfico real, sino en la percepción que posee del mismo, por lo que varía entre hombres y en el tiempo; poniendo en relieve la importancia del estudio de la imagen del espacio. Al respecto Bernex (2007:7) señala que: “…La imagen mental abarca a distintos espacios de manera incompleta. Se vuelve más borrosa a medida que nos alejamos de nuestra habitación, de nuestra casa (espacio vivido - 1). Aún ahí, no es perfecta. Nuestra percepción puede ser muy exacta respecto a la distribución de los diferentes enseres de nuestra casa pero indiferente a los sucesos de su estructura (grietas, hundimientos, humedad, entre otros). En el espacio practicado (o espacio de la práctica cotidiana - 2), nuestra percepción se hace más selectiva, de acuerdo con nuestros intereses y nuestro trabajo. Dejamos de lado los elementos del espacio que no nos afectan directamente. Eso es todavía más notorio en el espacio percibido(o espacio de la práctica ocasional - 3) que está percibido con la lupa de nuestros intereses particulares. Finalmente, el espacio imaginado– 4 - es el percibido sólo por lo que se dice, se escucha y se cuenta. Vemos entonces cómo nuestra imagen mental refleja un conocimiento desigual y pobre de nuestro entorno de vida así como nuestro propio individualismo.”31 Figura Nº 2: La constitución de la imagen mental (Bernex, 2007) Por otro lado, Yi Fu Tuan señala en su libro “Topofilia” (2007) que la unión sentimental entre la gente y el lugar puede ser analizada a diferentes niveles y desde distintos marcos teóricos: temporal, espacial y cultural. Además, resalta que para la comprensión integral de un lugar es necesario el estudio de la percepción, la actitud y el punto de vista de las personas. Bailly (1984), citado por Millán (2004: 137) señala que además de la relación o unión entre el objeto [medio natural] y el sujeto, existe la representación, que permite integrar aquello que el hombre ha interiorizado de su aprendizaje. Asimismo, distingue entre “referencial egocéntrico y exocéntrico, correspondiendo el primero a una representación de un trayecto vinculada a la experiencia, y el segundo, a una concepción independiente del sujeto mediatizada” (Millán, 2004: 137). Según Valentí (1983), citado por Vara (2008:372), la geografía de la percepción es un enfoque geográfico que entiende el espacio, no como una comprensión objetiva y abstracta, sino en función de su valor subjetivo, como espacio conocido, aprehendido individualmente; es el espacio vivido. Al respecto Millán (2004:136) señala: “La importancia que, a nuestro juicio, debe ser concedida al individuo respecto a su entorno, radica en que su experiencia vital se convierte en su realidad, pese a toda la carga de subjetividad que esto conlleva y a la interrelación de variables que han contribuido a ello. Por esa razón hay que considerar que en la aplicación de estrategias de desarrollo, su realidad es la que va a determinar sus auténticas necesidades, lo que entiende como carencias respecto a su percepción de la calidad de vida. No podemos olvidar que la calidad de vida, aunque pueda llegar a sistematizarse su significado de forma genérica, de ninguna manera se entiende bajo 32 los mismos parámetros en todos los grupos sociales, en todos los lugares. De esta forma, los sistemas de valorización y satisfacción explican la pluralidad de mundos sociales y sus sensibilidades”. Figura Nº 3: Universo concéntrico en torno al individuo (Millán, 2004) Por lo tanto, en el análisis del desarrollo rural y de la percepción que tienen los individuos de cada espacio sobre sus necesidades para afrontar el futuro con buenas perspectivas, obliga a aplicar técnicas que permitan extraer conclusiones específicas para territorios específicos e, incluso, para grupos de personas en particular. Al aplicar el método geográfico de la percepción es necesario en primer lugar, seleccionar el fenómeno de análisis, en este caso la aplicación de una metodología de desarrollo para un espacio rural concreto, construyendo hipótesis explicativas del mismo. En segundo lugar, se utiliza la observación de manera sistemática para recopilar la máxima información posible y seleccionar la más adecuada para constatar si las hipótesis enunciadas se cumplen. Por último, se aplican las técnicas adecuadas para conocer la percepción y conocimiento de desarrollo que posee la población local (Millán, 2004: 137-138). Existen diversas técnicas para adquirir información de la percepción, sólo son válidas aquéllas que se acomodan al método, es decir, las que detectan percepciones, las miden, las 33 evalúan y las interpretan. Entre éstas, las principales son: los mapas cognitivos o mentales, las encuestas o entrevistas y los textos (Vara, 2010:130; Millán, 2004:140). “A éstas convendría añadir alguna técnica que mida o deje manifiesta la subjetividad del propio geógrafo que realiza una investigación, para que los resultados puedan ser relativizados con respecto a quien los ha trabajado, haciendo autoexploración previa y exposición de los valores que han guiado la investigación” (Gozálvez y Conill, citado por Vara, 2010:130). 2.2.6 Relación hombre- clima, la vulnerabilidad y la capacidad de adaptación Existe y ha existido una relación estrecha entre la variabilidad microclimática de las zonas altoandinas y sus pobladores, puesto que gran parte de las adaptaciones realizadas por el ser humano en estas zonas son producto de cambios acontecidos en su entorno. Como señala Ravines (1978: xviii): “La resultante del conjunto de intenciones, soluciones, valores, actitudes y respuestas, es decir, la íntima relación entre hombre y ambiente es lo que se denomina tecnología andina. Precisar su significado equivale a adentrarnos en el carácter de los objetos producidos y usados, como continuidad y cambio, como invención o innovación, como práctica tradicional definida y especifica…”. Sobre esto, Torres y Gómez (2008:85) señalan, que si bien los saberes locales no comparten, necesariamente la metodología de la ciencia, en ambos casos tienen como objetivo solucionar problemas y encontrar respuestas o mecanismos válidos. Esto se evidencia en la relación de las culturas andinas con el clima. Como indica Gómez (2007), la variabilidad climática es natural en la zona andina, con una presencia de 10 mil años, relacionada a eventos meteorológicos periódicos como las granizadas, heladas y sequías. Por tanto, los cambios microclimáticos influenciados por el Cambio Climático en las zonas altoandinas del Perú, pueden ser enfrentados mediante las estrategias de adaptación de los individuos. Sin embargo, esto puede verse frenado por la vulnerabilidad de la población, que en el caso del Cambio Climático, el IPCC (2001,198) la define como “Nivel al que un sistema es susceptible, o no es capaz de soportar, los efectos adversos del cambio climático, incluida la variabilidad climática y los fenómenos extremos. La vulnerabilidad está en función del carácter, magnitud y velocidad de la variación climática al que se encuentra expuesto un sistema, su sensibilidad, y su capacidad de adaptación”. Instituciones como CARE, utilizan está definición en sus estudios y proyectos de adaptación. Mientras que otras instituciones, 34 como el SENAMHI e INDECI diferencian entre vulnerabilidad física de la población frente a una amenaza y su vulnerabilidad social que condiciona su respuesta. En este caso especifico, se debe entender entonces a las estrategias y a la capacidad adaptativa como “la capacidad de un sistema [habilidades de un individuo, población o sistema] para ajustarse al cambio climático -incluida la variabilidad del clima y los fenómenos extremos-con el fin de moderar los daños potenciales, de beneficiarse de las oportunidades o de afrontar las consecuencias” (IPCC, 2001:176). Al respecto CARE (2010:5), indica que uno de los factores más importantes que condicionan la capacidad adaptativa es el acceso y control sobre los recursos naturales, humanos, sociales, físicos y económicos. Por otro lado, existe una distinción de los diferentes tipos de adaptación, los principales son: 1) Adaptación anticipadora; que tiene lugar antes de que se observen efectos del cambio climático. Se denomina también adaptación proactiva. 2) Adaptación autónoma; que no constituye una respuesta consciente a estímulos climáticos, sino que es desencadenada por cambios ecológicos de los sistemas naturales o por alteraciones del mercado o del bienestar de los sistemas humanos. Se denomina también adaptación espontánea. 3) Adaptación planificada; resultante de una decisión expresa en un marco de políticas, basada en el reconocimiento de que las condiciones han cambiado o están próximas a cambiar y de que es necesario adoptar medidas para retornar a un estado deseado, para mantenerlo o para alcanzarlo (IPCC, 2007: 103).