Texturas Musicales y Planos Sonoros en L
Texturas Musicales y Planos Sonoros en L
Texturas Musicales y Planos Sonoros en L
COMPOSICIÓN MUSICAL
Fredy VARGAS
[email protected]
Universidad Católica Cecilio Acosta
Maracaibo, República Bolivariana de Venezuela
RESUMEN
ABSTRACT
INTRODUCCIÓN
TEXTURAS MUSICALES
1 Un mapa de bits (bitmaps o imágenes raster) sugiere una imagen digitalizada, formada por
una rejilla de celdas, denominadas píxel (Picture Element, Elemento de Imagen), a las que se
le asigna un valor de color y luminancia propios, de tal forma que su agrupación crea la ilusión
de una imagen de tono continuo.
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PLANOS SONOROS
El oído humano -al igual que la vista- es uno de los sentidos en los que
más nos apoyamos para superar nuestra cotidianidad, como ya sabemos
puede percibir una amplísima gama de sonidos, cuyas frecuencias pueden ir de
16 a 16.000 hz.2. En su función primaria el sentido de la audición está
capacitado no solo para captar y decodificar mensajes sonoros, sino que es
capaz de operar de manera funcional a varios niveles, tal afirmación nos
asegura que podemos percibir diferentes sensaciones sonoras al mismo
tiempo, incluso tenemos la capacidad para discriminar y priorizar tales
percepciones ya sea de manera intencional o no. Con miras a desarrollar el
tema propuesto es importante pues diferenciar el simple hecho de oír al de
escuchar, en este sentido Conxa Trallero Flix, Doctora en Ciencias de la
Educación por la Universidad de Barcelona y Maestría en Musicoterapia, nos
explica en una de sus tantos escritos titulado “El Oído Musical”, lo siguiente:
“Oír y escuchar son dos procesos diferentes. Oír es la percepción pasiva de los
sonidos, mientras que escuchar es un acto voluntario que requiere del deseo
de usar el oído para enfocar los sonidos seleccionados. En otras palabras,
escuchar es la facultad de seleccionar la información de sonidos que uno
desea oír para percibirla de manera clara y ordenada” (p. 7).
Ahora bien la notable capacidad de seleccionar la información que se
desea oír, por encima de una determinada gama de sonidos, ciertamente
implica una especialización importante, pero tal especialización tiene un precio
a pagar, nos referimos al hecho de que el oyente no es capaz de prestar la
misma atención a dos o más secuencias de sonidos que se suceden al mismo
tiempo. En el ámbito de la música esta característica propia de la naturaleza
humana, nos obliga a “saltar” -en un momento dado- de una idea musical a otra
según vayan apareciendo, al tiempo que nos impide hacerle un seguimiento en
detalle al flujo sonoro en su totalidad.
En este orden de ideas nos referiremos a continuación al concepto de
plano sonoro y la manera como pueden diferenciarse en una pieza musical.
En relación a plano sonoro el compositor, pedagogo y poseedor de una
variada producción bibliográfica relacionada con la creación musical Alan
Belkin, nos señala en su libro titulado Orquestación Artística (versión en
español, Camilo Bustamante Reyes) el siguiente concepto: “Con plano sonoro
(término de Tovey) nos referimos a un instrumento o a un grupo mezclado de
instrumentos (no necesariamente de la misma familia) que comparten un
contorno rítmico” (p. 21).
De lo expresado anteriormente tenemos entonces que el término “plano
sonoro” se refiere a una secuencia de sonidos producida por un instrumento, o
bien un grupo de instrumentos (esto incluye la voz humana), que al ser
percibidos capturan de manera inmediata la atención del oyente; cabe destacar
que un plano sonoro puede consistir en una línea melódica o una textura
amalgamada, conformada por varias capas de sonidos que proyectan una
misma intencionalidad rítmica.
Se puede afirmar que los planos sonoros son un componente inherente
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a toda obra musical, incluso si se trata de una pieza de factura monódica3, pero
¿qué elemento podría señalarse como determinante en la captura de nuestra
atención?. Habitualmente al escuchar una composición -sin importar el género
de la misma- nos inclinamos a fijar nuestra atención en la línea melódica, esto
se debe a que el argumento musical -visto como el resultado de una intención
artística decididamente protagónica por parte del compositor- la ubica en el
“primer plano” de nuestra percepción, sin embargo y al mismo tiempo que esto
ocurre, con cierto entrenamiento podemos discriminar otros elementos a los
cuales llamaremos “secundarios”; dichos elementos son denominados por
muchos teóricos y analistas como “fondo”, el cual se manifiesta mediante
recursos que enriquecen la discursiva musical por parte del compositor,
llegando en algunos casos a ser muy variados, tanto como la experiencia y la
genialidad se lo permitan. Entre estos recurso encontramos los motivos
musicales y líneas melódicas secundarias, los bloques armónicos, los cambios
tímbricos y efectos de resonancia, entre otros.
Sin embargo y no obstante al grado de complejidad presente en una
obra musical, la percepción de los planos sonoros pudiera llegar a ser una
tarea accesible, teniendo como guía claro está, lo que el oído es capaz de
distinguir como primer plano; en este contexto el compositor cuenta tres
recursos fundamentales para hacer destacar una idea musical, estos son: el
movimiento, la variedad y la contundencia tímbrica de un instrumento o familia
de instrumentos sobre el resto. A continuación nos referiremos a cada uno de
ellos.
3En caso de tratarse de una pieza cuya textura musical se clasifica como monodia, es decir
una línea melódica sin acompañamiento, esta únicamente mostraría un solo plano sonoro, el
cual estaría representado por dicha línea melódica.
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popular; esta cualidad les otorga un timbre y una fuerza de volumen muy
particular, permitiendo que podamos -por ejemplo- distinguir la sección
de viento-metal sobre toda la sección de cuerdas, aunque ambas
secciones estén siendo ejecutadas con la misma complejidad, el mismo
registro y la misma intensidad.
Por todo lo que hemos dicho se pudiera afirmar, que la mejor estrategia
para lograr una mayor claridad en cuanto a la exposición de las ideas
musicales y evitar confusiones en el oyente, pasa por una clara diferenciación
de los planos sonoros, por esta razón compositores y arreglistas, deben hacer
buen uso de las técnicas de orquestación, para resaltar aquellas ideas
musicales que desean tener en un primer plano y evitar paralelamente la
colocación de otros elementos de similar interés, que a la postre pudieran
interferir o amenazar su protagonismo y provocar con ello confusión en el
oyente.
CONCLUSIONES
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
Publicaciones
Piston, Walter (1998). Orquestación. Editorial Real Musical, Madrid.
Schömberg, Arnold (1994). Fundamentos de la composición musical. Editorial
Real Musical, Madrid.
Internet
Belkin, Alan (2004). Orquestación artística ©.
Consulta: octubre, 2010.
Disponible:
https://www.webdepot.umontreal.ca/Usagers/belkina/.../bk.O/LaOrchArt.pdf
Trallero Flix, Conxa (2008). El Oído musical ©.
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