Conceptos Básicos
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HISTORIA
El tira y afloja entre blindaje y proyectiles se había desarrollado por mucho tiempo entre
los navíos de guerra, especialmente desde la aparición del acorazado en la segunda
mitad del siglo XIX. No fue sino hasta que los soldados se enfrentaron a vehículos
blindados en tierra, que se dio inicio al choque entre armas de infantería y blindaje. La
introducción de automóviles blindados y tanques condujo al desarrollo de las primeras
armas antitanque. Entre las armas empleadas contra los primeros vehículos blindados
figuraban los fusiles de alto poder.
Los fusiles de alto poder habían aparecido en el siglo XIX para los cazadores de
grandes presas. El fusil antitanque seguiría el mismo patrón de estos: una bala de
grueso calibre con alta velocidad y capacidad de perforar blindaje.
El siguiente desarrollo fue una bala antiblindaje especial, la Bala K (Patrone SmK Kurz
7,92 mm, en alemán), que también podía dispararse desde el fusil de infantería
estándar Mauser 98. Tenía una mayor carga propulsora y un núcleo de acero. Su
probabilidad de penetrar el blindaje de 8 mm de los tanques de la época era del 30% si
impactaba perpendicularmente contra este.
La bala K era más costosa de producir, por lo que generalmente solo era suministrada a
francotiradores y soldados con excepcional puntería, los cuales podían emplearla con
mayor efectividad. El soldado raso tenía que utilizar las balas invertidas, que eran
menos efectivas y debían dispararse a corta distancia del blanco. Se preferían otras
armas antitanque, tales como granadas, morteros y cañones. Ambos tipos de balas
dañaban los fusiles. En primer lugar, acortaban la vida útil de estos por el alto desgaste
del cañón. En segundo lugar, la alta presión producida en la recámara podía bloquear el
cerrojo y se debía golpearlo con un martillo para abrirlo. Esto podía hacer que la uña
extractora del cerrojo fallase, rompiendo la pestaña del cartucho y dejándolo trabado en
la recámara. El esfuerzo producido al disparar cartuchos con carga propulsora
aumentada podía hacer estallar la recámara de fusiles más viejos y desgastados, en el
mejor de los casos destruyendo el fusil, así como hiriendo o matando al tirador en el
peor de los casos. Por tales razones, la bala K y la bala invertida no fueron populares
entre las tropas. Sin embargo, le daban a la infantería una oportunidad de detener un
tanque o al menos de herir o matar a algunos tripulantes de este si la bala llegaba a
penetrar su blindaje.
Al mismo tiempo que las balas entraban en servicio, los tanques eran diseñados y
construidos con blindajes más gruesos que hacían ineficaces a estas, aunque
continuaron siendo empleadas contra los modelos más viejos y los automóviles
blindados. El primer fusil antitanque, el Mauser 1918 T-Gewehr, fue diseñado en
Alemania. Este fusil de grueso calibre era capaz de penetrar el blindaje de las nuevas
generaciones de tanques y daba oportunidad de detenerlos. A pesar de esto, se
seguían prefiriendo otras armas. El gran retroceso de este fusil era muy difícil de
controlar por el tirador, a veces rompiéndole la clavícula o dislocándole el hombro.
Aunque el fusil era específico para este rol, era un desarrollo de los fusiles Mauser y los
fusiles de caza de alto poder británicos que lo precedieron. Su calibre de 12-13 mm
tampoco era demasiado inusual; otras armas calibre 12,7 mm (0,50 pulgadas) habían
sido empleadas en combate con cartuchos cargados con las relativamente nuevas y
más poderosas (en comprarción con la pólvora negra) pólvoras sin humo de la época.
Durante la Primera Guerra Mundial, en los Estados Unidos se estaba desarrollando una
bala de alta velocidad calibre 0,50 pulgadas para utilizarla contra aviones. Esta sería
empleada en la ametralladora Browning M2. Esta bala estaba basada en la munición
estadounidense estándar de la época, el .30-06 Springfield. Cuando se hizo conocida la
existencia de la bala antitanque alemana, hubo cierto debate sobre si debía ser copiada
y usada como base para el cartucho de la nueva ametralladora. Sin embargo, tras
algunas pruebas, la munición alemana fue descartada por su inferior desempeño frente
al .30-06 Springfield sobredimensionado y por tener un casquillo con semipestaña, que
dificultaba su empleo en un arma automática. La ametralladora Browning M2 entró en
servicio como una ametralladora antiblindaje.