Poemas John Galan Casanova

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John Galán Casanova (Bogotá, 1970) Poeta, ensayista, traductor, editor, coordinador de

talleres literarios.
Graduado en Literatura por la Universidad Nacional de Colombia. ALMAC N AC STA, su
primer libro, obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven de Colcultura en 1993. Su segundo
libro, El coraz´n portátil, se publicó en 1999. El tercero, AY-YA (1997), apareció en el 2001. Su
libro Árbol talado, XV Premio Internacional de Poesía Villa de Cox, en Alicante, España, fue
publicado por la prestigiosa editorial Pre-Textos en 2010. En 2012 apareció El tiempo que me
escribe, una antología del poeta brasilero Affonso Romano de Sant’Anna, a partir de la selección
y las traducciones realizadas por Galán Casanova.
En 2013 tradujo para el Idartes la antología Once poetas brasileros, y la Universidad EAFIT de
Medellín publicó su quinto poemario, LI poemas para Li.
John Galán Casanova se desempeña como profesor de Literatura en la Universidad de Los
Andes y en la Universidad Javeriana, en Bogotá, y coordina el Club de Poesía de la Biblioteca
Luis Ángel Arango.

CELEBRO LOS TEJADOS

Celebro los tejados:


su recia pertenencia a la intemperie,
su presencia desnuda de vanidades,
su intimidad sin orillas.

II

Arriba, el cielo.
Lienzo donde el viento
parece nunca decidirse
a plasmar definitivamente las nubes.

III
En los aleros de los muros,
las palomas.
De pronto dos,
de pronto una,
de pronto ninguna.

IV

Pendiente de la red del alumbrado,


en el armazón de una cometa,
pervive una estrella extinta.

Han talado un árbol.


De vuelo en vuelo,
brizna por brizna,
las aves desmantelan sus nidos
y emigran hacia los tejados.

VI

Celebro los tejados:


su soledad nos aligera.
El vuelo de los pájaros
alivia un peso
a nuestras espaldas.

PRÓDIGAS, 3

Con la minuciosa laboriosidad de una madre


recorro esta casa.
Me tardo en cada sitio.
Registro cada rincón.
Todo me resulta ajeno,
extraño.
Ningún recuerdo le calza
a la situación actual de mi alma.
Ni la nostalgia
ni el hastío
me deparan la posibilidad del pasado.
Si éste es el lugar donde he vivido
me pregunto entonces
en qué lugar habré muerto.

EL AMOR ABUNDA

Vivo en un país tropical.


El amor cae silvestre.
Lo veo caer sin afán.
Dejo que colme las calles y los andenes.

Mañana temprano
recogeré lo que quede de él
con una pala.

Sé que mañana en la mañana


el dolor no habrá acabado con todo.

Que pase el amor.

Yo lo veo pasar
tendido en la playa
como un turista.
Como si se tratara
de bandadas de alcatraces.

El amor
abunda.

EL EROTISMO

El erotismo, la comedia, los fósforos.


Las voces, las formas, las llamas.
El velo cóncavo del paladar,
la aguda lengua,
las murallas abiertas de la risa.

El cuerpo humano, al fin,


nada más bello y negado.

El cuerpo femenino, rojo y negro,


rubio y azul aguamarina.

Los abrazos como red al aire,


el deseo como ancla,
el amor como lecho de agua
y los amantes como ángeles
reclamando y prodigando
favores mundanos.

Escenas PARK, 2

La alegría de la niña
Vuelve el tiempo
que el anciano se balancea.

La pequeña silla de madera


reconcilia cada mañana
estos extremos de la vida.

AL PIE DE LA LETRA, 5

En la mesa,
como una taza humeante,
EL sirvió poema.

Jahr TOMO
las tientas
concluirlo.

es Leído
en segundos.

más baja
en la hoja,
deshielo
Contra el viento y marea,
de la Sima del silencio
al mar es una traducción
de la lengua.

Aerolitos en la autopista

¿Hasta cuándo hemos de surcar


raudos la noche
como aerolitos en la autopista?
Husmeando de sitio en sitio,
sin establecernos,
siempre zarpando,
siempre de salida.
Mirad a ese anciano
recostado en la puerta de su casa:
¿alcanzaron a verlo?
Yo lo vi
desde mi vacío a 100 km/h.
Ese hombre lento y acabado
tiene más posesión del universo
que cualquiera de nosotros,
patas de mosca,
saltando de un video a otro,
de un amor a otro,
de una emisora a otra.
Pisando frenéticas huellas
en pistas de baile,
como queriendo borrar
cada rastro del camino recorrido.
Tan hermosos, tan modernos, tan indolentes.
Todos juntos, todos solos,
todos cerca, pero no lo suficiente.

14’287.893’850.128

Allá,
el teléfono debe estar repicando sin parar,
cada campanada como una sonda de radar
por todo el apartamento.
Acá,
yo solo escucho un pito tenue y pausado
con intersticios de silencio
que quisiera interrumpieras con tu voz.
Pero no estás,
y como no estás
decido entonces
marcar un teléfono de 14 cifras:
14’287.893’850.128.
Es un teléfono celeste,
donde tampoco contestan.
Es un teléfono del futuro,
de cuando nuestras ciudades contengan
tan monstruosa aglomeración de gentes.
Ni tú, ni Dios, ni el futuro
me contestan, ¡coño!
Mejor compro un pan con esta moneda,
o se la doy a un mendigo.
He apostado tres veces
a que caiga cara
y ha salido siempre sello.

Esta ciudad
John Galán Casanova
Esta ciudad provoca ganas de escribir un poema antirrobo.
Un poema de máscaras de hierro,
donde las rejas de puertas y ventanas
se propagan al cerco de la cara
y le sirven de antifaz.
Esta ciudad provoca ganas de escribir poemas quitamanchas.
Manchas de pegante en labios de niños,
manchas de adultos llevando costales de tiempo perdido.
Manchas en la risa de los candidatos,
en el sueño de los asesinos,
en los nudos de manos inermes,
lentas manchas de petróleo y tóxicos
que reptan sobre el río.

Esta ciudad urge, no te deja en paz,


parece decir al oído:
vuélvete loco de amor, escribe un salmo
qe haga mi faz menos inhóspita.
Y los templos abren sus puertas
para sentarse en silencio
a observar la cabeza blanca de los viejos,
ignorando qué increíble modo de amar conservan.

De ahí sales a la calle


a fluir en un llanto tibio y transparente,
haciendo imágenes con el dolor
para que el llanto sea colectivo
y lloremos todos la muerte de los sentimientos.
Porque qué orfandad de sentimientos
entraña sobrevivir en esta ciudad

¿Matrix ciencia ficción?


¿Mad Max ciencia ficción?
¿Ray Bradbury ficción?

A cien mil pies de altura,


un satélite
podría verme salir del edificio.

American Korp,
compañía de seguridad
con sede en Washington,
compró una base de datos
con las identidades
de tod@s l@s ciudadan@s
de Colombia.

En la pantalla
de sus computadoras
los números de nuestras cédulas
caen en cascada.

¿Matrix ciencia ficción?


¿Mad Max ciencia ficción?
¿Bradbury ficción?

Nada de eso,
historia en futuro
cuasipresente.

En medio de las noticias


de la noche
llamo a saludar a la familia.

Mi padre
contesta.

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