CUENTOS

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

“El dinosaurio y el pequeño pez”

Érase una vez un pequeño pez que vivía con su familia en un estanque dentro
de un denso bosque. El padre del pequeño pececito era el rey de todos los
peces del estanque y allí pasaban sus días en paz y tranquilidad.
Un día, un gran dinosaurio que vivía en el bosque, llegó hasta el estanque.
Tenía tanta sed que comenzó a beber el agua del estanque, tanta bebió que
acabó con la mitad del agua.
Los peces, preocupados porque el dinosaurio pudiera volver al día siguiente y
terminar de beberse el agua del estanque fueron a ver al rey en busca de
ayuda. Sin embargo, el pez rey no encontraba la solución. Entonces, el
pequeño pez, hijo del rey, dijo:
- Oh padre, tengo una idea. Voy a derrotar al dinosaurio.
Al día siguiente, el dinosaurio volvió al estanque dispuesto a beber de su fresca
y rica agua, pero entonces apareció el pequeño pez, que muy valiente y
decidido se plantó delante de él y le dijo:
- Estimado amigo Dino, por favor, no bebas el agua de este estanque.
El dinosaurio, comenzó a reír a carcajadas y le dijo que no se iría hasta terminar
con toda el agua. Pero el pececillo siguió y siguió insistiendo, tanto lo hizo que
al final el dinosaurio le propuso un trato:
- Vamos a hacer una carrera desde esta orilla al otro extremo del estanque. Si
gano yo, beberé toda el agua que quiera, si ganas tú, me marcharé y no
volveré.
El pez aceptó el desafío y comenzó la carrera. El dinosaurio no tenía dudas de
ganar porque era muy grande y con sólo unas zancadas llegaría al otro
extremo. Pero al comenzar la carrera, el pez nadó tan rápido como pudo. El
dinosaurio, sin embargo, era tan pesado, y lento dentro del agua, que por
mucho que intentó avanzar, iba más lento que el pez, que finalmente ganó la
carrera.
Así el dinosaurio tuvo que darse la vuelta derrotado ante su pequeño
contrincante y buscar otro estanque.
“El ultimo dinosaurio”

En el cráter de un antiguo volcán, situado en lo alto del único monte de una


región perdida en las selvas tropicales, habitaba el último grupo de grandes
dinosaurios feroces. Durante miles y miles de años, sobrevivieron a los cambios
de la tierra y ahora, liderados por el gran Ferocitaurus, planeaban salir de su
escondite para volver a dominarla.
Ferocitaurus era un temible tiranosaurios rex que había decidido que llevaban
demasiado tiempo aislados, así que durante algunos años se unieron para
trabajar y derribar las paredes del gran cráter. Y cuando lo consiguieron, todos
prepararon cuidadosamente sus garras y sus dientes para volver a atemorizar
al mundo.
Al abandonar su escondite de miles de años, todo les resultaba nuevo, muy
distinto a lo que se habían acostumbrado en el cráter, pero siguieron con paso
firme durante días. Por fin, desde lo alto de unas montañas vieron un pequeño
pueblo, con sus casas y sus habitantes, que parecían pequeños puntitos. Sin
haber visto antes a ningún humano, se lanzaron feroces montaña abajo,
dispuestos a arrasar con lo que se encontraran...
Pero según se acercaron al pueblecito, las casas se fueron haciendo más y más
grandes, y más y más.... y cuando las alcanzaron, resultó que eran muchísimo
más grandes que los propios dinosaurios, y un niño que pasaba por allí dijo:
"¡papá, papá, he encontrado unos dinosaurios en miniatura! ¿Puedo
quedármelos?".
Así las cosas, el temible Ferocitaurus y sus amigos terminaron siendo las
mascotas de los niños del pueblo, y al comprobar que millones de años de
evolución en el cráter habían convertido a su especie en dinosaurios enanos,
aprendieron que nada dura para siempre, y que siempre hay estar dispuesto a
adaptarse. Y eso sí, todos demostraron ser unas excelentes y divertidas
mascotas.

También podría gustarte