Nicaragua VS Colombia

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COLEGIO GIMNASIO LOS PINOS

Departamento de Español

Lengua Castellana

LA LEGISLACIÓN MARÍTIMA COLOMBIANA CON RELACIÓN A NICARAGUA Y SU

AFECTACIÓN EN LA POBLACIÓN DEL ARCHIPIÉLAGO DE SAN ANDRÉS.

Presentado por:

Diana Sofía Mora Morales

Bogotá D.C., Colombia

2017

COLEGIO GIMNASIO LOS PINOS

0
VEREDICTO

Firma docente evaluador

1
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

PREGUNTA
¿Cuáles fueron las consecuencias sociales y económicas del proceso de delimitación

marítima entre Colombia y Nicaragua, y su afectación en la población del Archipiélago

de San Andrés?

OBJETIVO GENERAL:

Establecer las consecuencias sociales y económicas del proceso de delimitación entre

Colombia y Nicaragua, y la afectación con respecto al Archipiélago de San Andrés.

OBJETIVOS ESPECIFICOS:

1. Identificar la posición tanto de Colombia, como de Nicaragua, ante el fallo de la Corte

Internacional de Justicia.

2. Analizar el desarrollo, argumentos e incongruencias del proceso realizado al

momento de la determinación del fallo por la Corte de la Haya.

3. Reconocer la afectación existente en el Archipiélago de San Andrés por la decisión

de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con relación a su dominio marítimo.

2
RESUMEN

Nicaragua reclamó en diciembre del 2001, ante la Corte Internacional de Justicia, la


totalidad del archipiélago de San Andrés, así como todas las áreas marítimas al oriente,
occidente, norte y sur del archipiélago, además de una inmediata delimitación de la
plataforma continental y la zona económica entre Colombia y Nicaragua. El resultado de
este proceso fue la perdida de territorio colombiano y una severa reducción de la
plataforma continental. La población del archipiélago colombiano fue severamente
afectada por la sentencia de la corte ejecutada el 19 de noviembre del 2012, y actualmente,
se podrían considerar como abandonados por el resto del país. Este ensayo identificará
las inconsistencias del proceso desarrollado por la Corte, además expondrá la situación
de pobreza, abandono y desolación en la que los isleños se han visto sumidos durante
estos años.

Palabras Clave: Plataforma continental, delimitación marítima, costas relevantes, Corte


Internacional de Justicia, Tratado de 1928, Pacto de Bogotá, Archipiélago de San Andrés,
Excepciones preliminares, Sentencia.

ABSTRACT
Nicaragua claimed in December 2001, before the International Court of Justice, the entire
archipelago of San Andrés, as well as all maritime areas to the east, west, north and south of
the archipelago, as well as an immediate delimitation of the continental shelf and the
economic zone between Colombia and Nicaragua. The result of this process was the loss of
Colombian territory and a severe reduction of the continental shelf. The population of the
Colombian archipelago was severely affected by the court ruling executed on November 19,
2012, and could now be considered abandoned by the rest of the country. This essay will
identify inconsistencies in the process developed by the Court, and will expose the situation
of poverty, neglect and desolation in which the islanders have been plunged during these
years.
Keywords: Continental shelf, maritime delimitation, relevant coasts, International Court of
Justice, Treaty of 1928, Pact of Bogotá, San Andrés archipelago, Preliminary objections,
Judgment.

3
¿Cuáles fueron las consecuencias sociales y económicas del proceso de delimitación
marítima entre Colombia y Nicaragua, y su afectación en la población del
Archipiélago de San Andrés?

INTRODUCCIÓN

La sentencia o fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) dió lugar un momento de


controversia, el cual persiste hasta la fecha. Nicaragua impuso una demanda en contra de
Colombia el 6 de diciembre de 2001, bajo el supuesto agotamiento de la vía diplomática,
reclamado la totalidad del archipiélago de San Andrés, así como todas las áreas marítimas al
oriente, occidente, norte y sur del archipiélago. Según Prieto & Lozano (2013), esta
controversia tiene su origen en el cambio de política nicaragüense y por todo medio buscaba
conseguir, lo que dicen, les corresponde por derecho. La CIJ dictó su fallo el 19 de noviembre
de 2012, donde se dio razón a Colombia en lo concerniente a la soberanía sobre las
formaciones marítimas en decisión, pero también se acordó otorgarle a Nicaragua una
importante porción de zona económica exclusiva sobre la que Colombia había ejercido
posesión.

Nicaragua, además de reclamar soberanía sobre territorio colombiano, también solicitaba


una inmediata delimitación de la plataforma continental y la zona económica entre Colombia
y Nicaragua, la cual ya existía, pero mostraban su inconformidad. El gobierno nicaragüense
decía: “El gobierno se reserva el derecho de demandar compensación por elementos de
enriquecimiento ilícito por parte de Colombia en ausencia de el titulo legal de soberanía sobre
los archipiélagos.” (Prieto & Lozano, 2013). Esto implica una proclamación de derecho sobre
una gran parte del territorio costero del pacífico colombiano. Para sustentar sus peticiones
Nicaragua solicitaba a la Corte declarar que tratados como el Tratado de 1928 o Tratado
Esguerra-Bárcenas1 y el Pacto de Bogotá2 se proclamaran inválidos para la solución del
conflicto.

Las diferencias territoriales entre Colombia y Nicaragua han existido desde 1800. Los
intentos más claros de posesión territorial por parte de Nicaragua fueron en los años 1880,

1
Tratado que proclama delimitaciones entre los países en conflicto
2
Tratado donde la mayoría de los países de América se comprometieron a solucionar de forma
pacífica sus controversias y aceptan jurisdicción de la CIJ..
4
1890 y 1896, estos fueron firmemente rechazados por Colombia, pero pese a esto Nicaragua
invadió islas colombianas en 1894 y las proclamó propias. Buscando soluciones pacíficas los
cancilleres y presidentes colombianos realizaron acuerdos con el gobierno nicaragüense del
momento. Colombia y Nicaragua lograron la firma de un acuerdo en 1930, al aceptarlo
terminaron los problemas territoriales con los países centroamericanos para Colombia.

Por lo tanto, en este ensayo se establecerán las consecuencias del proceso de delimitación
entre Colombia y Nicaragua que afectaron tanto social como económicamente a la población
del Archipiélago de San Andrés y de las islas aledañas. Para sustentar lo anterior, primero se
realizará la identificación de la posición colombiana ante el fallo y las razones de la CIJ para
realizar la nueva delimitación. Posteriormente, se desarrollará un análisis de los argumentos
expuestos por Nicaragua, y de las dudas y especulaciones existentes frente al proceso
realizado para la determinación de la sentencia. Finalmente, y para concluir, se reconocerá la
afectación existente en el Archipiélago de San Andrés por la decisión de la Corte
Internacional de Justicia, con respecto a su dominio marítimo y territorial.

CUERPO

Las diferencias territoriales entre Colombia y Nicaragua se han extendido a lo largo de


los años, se afirma que desde 1.800. En esa época se realizó la delimitación marítima
territorial entre todos los países costeros, Colombia tuvo diferencias con Costa Rica y con
otros países, incluyendo a Nicaragua. Buscando soluciones pacíficas los cancilleres de ambos
países realizaron múltiples acuerdos, entre los que se encuentran el Tratado de 1928 o
Tratado Esguerra-Bárcenas y el Pacto de Bogotá. El 24 de marzo de 1928 se celebró ese
tratado, el cual dice:

La República de Colombia reconoce la soberanía y pleno dominio de la República de


Nicaragua sobre la costa de los Mosquitos y sobre las islas Mangle Grande y Mangle Chico;
y la República de Nicaragua reconoce la soberanía y pleno dominio de la República de
Colombia sobre las islas de San Andrés, Providencia, Santa Catalina y todas las demás islas,
islotes y cayos que hacen parte de dicho Archipiélago de San Andrés. (Cavalier, 1997)

El tratado no fue aceptado por Nicaragua hasta 1930, pero al aceptarlo terminaron los
problemas territoriales con los países centroamericanos para Colombia. Fue inimaginable

5
pensar que 80 años después, Nicaragua desconocería ese tratado y reanudaría sus intentos de
obtención del territorio marítimo colombiano.

Son diversas las reacciones frente a la demanda de Nicaragua, se difiere frente a creer o
no en sus intenciones y son múltiples las críticas al manejo que se le ha dado al proceso por
parte del gobierno colombiano. Respecto a esto el Doctor Alberto Lozano Simonelli,
abogado, historiador y político, recalca el desempeño colombiano diciendo:

Esto es una prueba contundente de la tradición secular colombiana de honradez y buena fe en sus
posiciones internacionales. Somos transparentes y diáfanos en nuestro comportamiento. No nos
asusta que existan puntos de vista favorables a Nicaragua. Y eso está bien. Al fin y al cabo, la
definición más elemental y última del derecho es eso: “dar a cada cual lo suyo”. Nada más ni
nada menos. (Lozano Simonelli, 2003)

Lozano, también hace referencia a las pretensiones nicaragüenses, y frente a estas dice:

Los principios consuetudinarios del derecho internacional, así como sus normas escritas,
reconocen la intangibilidad de los tratados de carácter territorial, rechazando cualquier intento de
desconocerlos de manera unilateral y arbitraria. La “santidad” de los tratados públicos constituye
el cimiento de la paz mundial y de la convivencia entre los pueblos. (Lozano Simonelli, 2003)

En múltiples ocasiones se ha reiterado la delimitación marítima entre los dos países y la


conformidad de Nicaragua con la soberanía colombiana sobre el archipiélago de San Andrés
y la plataforma continental que siempre había pertenecido a Colombia. Una vez la demanda
fue interpuesta, Colombia al no haber ratificado ante la CONMEVAR, La Convención de las
Naciones Unidad sobre el Derecho del Mar, se veía en obligación de efectuar una pronta
respuesta. En su respuesta ante la demanda y ante la corte, lo primero expuesto por parte de
Colombia fue objetar ante la competencia de la CIJ para conocer este asunto, con una serie
de excepciones preliminares, las cuales son:

Un medio de defensa que poseen los Estados Parte de la Convención, para que el caso no
llegue al análisis de vulneración o de derechos humanos y/o de cumplimiento o de las
obligaciones convencionales; es la posibilidad que el caso no prosiga con su trámite regular,
por aspectos netamente formales. (Gonzáles Serrano, 2011)

Con la presentación de las excepciones preliminares, Colombia buscaba que la corte


desestimara la demanda de Nicaragua. Ahora bien, con las excepciones presentadas por el

6
gobierno, se pone en duda tanto la competencia de la Corte Internacional de Justicia para la
solución de este caso, como la inadmisibilidad de la demanda, por estar basada en hechos
que ya se habían solucionado previamente por las partes en disputa, motivo por el cual el
gobierno colombiano dice, no constituiría una controversia internacional, ni la demanda
tendría un efecto útil. Colombia hace un énfasis en la vigencia del Tratado Esguerra-
Bárcenas. Con esto la defensa colombiana afirma que lo alegado por el demandante
(Nicaragua), fue resuelto hace más de 70 años, con el consentimiento de ambos países ya que
existía una disputa previa por el territorio. “Así, al interponer este procedimiento Nicaragua
busca reabrir una materia que fue definida desde hace mucho tiempo”3.

Colombia también afirmaba que no existía ninguna prueba de la pretensión de soberanía


de Nicaragua sobre las islas, ya que este jamás había ejercido un acto en tal sentido. La
defensa colombiana también afirmó que las otras islas y cayos objetos de la demanda, se
encuentran demasiado alejados de las costas nicaragüenses, que si llegara a haber una
delimitación tendría que efectuarse con el trazado de una línea equidistante entre el
archipiélago y las costas e islas de Nicaragua. Retornando a la desestimación respecto a la
competencia de la Corte, Colombia alega que, en virtud del Pacto de Bogotá, la CIJ debería
declararse incompetente para conocer el caso. Este tratado se evocó ya que Nicaragua había
evocado una situación litigiosa solucionada en 1928, donde el uso del meridiano 82° como
línea fronteriza, fue propuesta por la misma delegación nicaragüense.

El 5 de diciembre del 2001, el entonces canciller colombiano, Guillermo Fernández de


Soto, retiró la adhesión de Colombia a la denominada “Cláusula facultativa de jurisdicción
obligatoria”, la cual prevé la facultad, para los estados, de aceptar de antemano, por una
simple declaración unilateral, la competencia obligatoria de la Corte para la reglamentación
de litigios de orden jurídico. Junto con sus otros argumentos, el gobierno colombiano expone
a la Corte su tesis según la cual, si la Corte Internacional de Justicia no se declara

3
Territorial and Maritime dispute (Nicaragua v. Colombia) Preliminary objections of the
Government of Colombia, vol I, Julio 2003, “Escrito Excepciones”.
7
incompetente rationae materiae4, no lo sería rationae personae5, gracias al retiro de los
colombianos de la cláusula facultativa de jurisdicción obligatoria.

Nicaragua hizo un uso perfecto de los argumentos de la defensa colombiana, ya que


argumentó que su contraparte había realizado una interpretación errónea de la demanda.
Primero, porque según explicaban los nicaragüenses, nunca trataron de poner en tela de juicio
el efecto legal del Tratado de 1928, sino más bien su validez. Respecto a lo de la competencia
de la corte, argumentan que no solo el retiro de la cláusula no tenía un efecto inmediato, sino
que también al ser una cuestión “nueva”, el trazado de la delimitación marítima y jamás
anterior a 1932, la corte tendría competencia.

La Corte tenía una decisión que tomar, iniciando por su misma competencia, Colombia
establecía que el Tratado de 1928 continuaba en vigencia, así que por lo tanto si la corte
concluía que no solo era válido, sino que también solucionaba la cuestión, se declararía
incompetente. De lo contrario, ella tendría competencia material sobre el tema, la corte
estableció:
Por más de 50 años Nicaragua ha considerado valido el Tratado de 1928 y (…) En ningún
momento de estos 50 años, sostuvo Nicaragua que el Tratado no era válido por la razón que
fuera (…) Al contrario, Nicaragua actuó de manera significativa como si el tratado de 1928
fuese valido. (CIJ, Territorial and Maritime Dispute (Nicaragua v. Colombia), I.C.J.,
Preliminary objections, 13 de diciembre de 2007)

Como consecuencia, la corte consideró completamente vigente el tratado y aceptaba la


cuestión del archipiélago de San Andrés, también se declaró sin competencia para este tema.
Mas quedaba pendiente la cuestión de soberanía de las islas, cayos e islotes y la delimitación
marítima de las partes. La CIJ no consideró como límite marítimo el meridiano 82°, lo cual
fue una gran derrota para Colombia. Es cierto, que ninguna de las partes poseía un título
sobre los elementos marítimos en disputa, pero la defensa aportó la prueba que durante más
de 180 años ha ejercido soberania sobre los territorios en litigio, por lo tanto, la corte le dio

4
Por razón de la materia: denominación dada a la competencia que se determina por la razón de la
materia o cosas disputadas.
5
Por razón de la persona: competencia de un juez cuando se rige por el fuero de una de las partes, y
que cabe renunciar si no se propone la excepción consiguiente al contestar la demanda.
8
el título de soberanía a Colombia sobre islas que hacen parte de Alburquerque, de Bajo
Nuevo, los Cayos del Este-Sudeste, de Quitasueño, de Roncador, de Serrana y de Serranilla.
Gracias a este fragmento del fallo, la defensa colombiana lograba verse alentada.
Posteriormente, quedaba un punto sin resolver, la delimitación marítima entre los dos países,
en efecto, la Corte procedió a trazar una línea fronteriza sin considerar los puntos de
referencia, que serían las islas ya señaladas.

Nicaragua solicitaba una delimitación de la plataforma continental extendida, demanda la


cual la Corte consideró completamente admisible, por lo tanto, pasó a aplicar su metodología,
para realizar una delimitación equitativa. Primero buscó hacer una delimitación basada en
una línea equidistante entre las costas de ambas partes, en este punto, la corte consideró la
delimitación equitativa desde las islas colombianas y no desde la costa continental. A
diferencia de Nicaragua la cual si fue medida desde la costa continental que le pertenecía.
Posteriormente, la Corte prosiguió a hacer un ajuste de la línea media entre ambas partes. En
este punto, la corte tiene en cuenta la aludida disparidad entre las costas relevantes, como
resultado la delimitación era ocho veces mayor para Nicaragua que para Colombia, es decir
la corte redujo la longitud del archipiélago a menos de la mitad. En lugar de trazar una línea
media entre ambas partes, lo que se produjo, fue un arrinconamiento del Archipiélago y del
territorio colombiano. A pesar de lo obviamente inequitativo de la delimitación, la Corte
continuó realizando un test de desproporcionalidad.

La Corte declara que, tras un estudio de lo más beneficiosa para las partes, “no se
encuentra una gran desproporción entre la relación de áreas marítimas relevantes y la relación
de las longitudes de las costas.”, pese a que hay una diferencia de 1 a 8,2 en la relación de las
costas pertinentes. Como resultado de la “equitativa” delimitación de la CIJ, Colombia perdió
una gran porción de su territorio marítimo, además cabe resaltar que no solo se perdió mar
hacia el oriente, sino que, ahora la frontera marítima se redujo por el norte y el sur en una
especie de rectángulo trazado por la Corte. Colombia obtuvo el territorio, pero perdió
soberanía en su mar, en las zonas económicas exclusivas y por ende en el lecho marino y los
posibles recursos que albergarían.

Nicaragua, para sustentar su pasmosa demanda, principalmente argumentó un


agotamiento de toda vía diplomática y por eso sería necesaria la intervención de la CIJ. La

9
defensa nicaragüense solicitaba principalmente la declaración como jurídicamente invalidó
El Tratado de 1928, con la invalidez de este tratado Nicaragua buscaba que todos los títulos
de Colombia sobre los archipiélagos decayeran por falta de sustento legal. Afortunadamente
la CIJ desestimó por completo este argumento de la defensa de Nicaragua. Otro de los
principales argumentos del gobierno nicaragüense era que el Archipiélago de San Andrés,
Providencia y Santa Catalina hacían parte de su plataforma continental y por consiguiente le
pertenecía, más en contra de este argumento esta la aclaración que desde el Tratado de 1928
el límite de la Plataforma Continental se encuentra incontrovertiblemente definido por el
Meridiano 82º, que a la vez siempre ha delimitado todos los espacios marítimos entre
Colombia y Nicaragua. Igualmente, al momento del fallo, la corte desestimo el meridiano
como punto de delimitación, según Prieto & Lozano, juristas internacionales, esto: “Para
Nicaragua fue una gran victoria que la Corte no considerase el meridiano 82° como la
frontera, pues esto le permitiría reivindicar territorios que según ella le pertenecerían por
encontrarse sobre su plataforma continental extendida.” (Prieto, 2013)

Nicaragua como otro argumento presentó el Libro Blanco, el cual fue creado el 4 de
febrero de 1980, este es: “Es una pequeña parte de todo el cúmulo de documentos, pruebas y
demás que demuestran los legítimos derechos que asisten a Nicaragua en su lucha por
mantener y defender la integridad de sus territorios insulares y plataforma continental…”
(Uribe Vargas, 1980). Con la presentación de este Libro Blanco, Nicaragua argumentó que
su punto de vista fue expuesto desde ese momento y por lo tanto tendría que ser respetado.
Para sustentar su demanda Nicaragua también presentó un memorial, el cual contenía
múltiples argumentos, y uno de ellos dice:
Están los alegatos jurídicos sobre el derecho que tenía Nicaragua a poseer la costa de Mosquitos
y las islas adyacentes bajo el principio del uti possidetis iuris6, alegando que los mencionados
territorios se encontraban bajo el dominio de la Capitanía General de Guatemala antes de la
expedición de la Real Orden de 1803, que fue revocada con posterioridad en el año de 1806;
entendiendo además que la Real Orden de 1803 no consistía en un acto de transferencia territorial
al Virreinato de la Nueva Granda, sino un mero acto administrativo de defensa de los territorios
hispánicos en el antiguo régimen, por tal razón, para el gobierno de Nicaragua los territorios en

6
Cuando los beligerantes conservan provisionalmente el territorio poseído al final de un
conflicto, internamente, hasta que se disponga otra cosa por un tratado entre las partes.
10
disputa nunca salieron del dominio de la Capitanía de Guatemala y una vez efectuada la transición
entre el antiguo régimen y los regímenes republicanos surgidos con la independencia, serían las
repúblicas surgidas de la antigua capitanía quienes deberían dominar el archipiélago de San Andrés
y Providencia y la costa de Mosquitos, y no el Virreinato de la Nueva Granada. (Alvarado, 2014)

Con este argumento Nicaragua asegura que, mirando al pasado, el territorio en litigio es
parte de su soberanía, más ese argumento no es válido, pues Colombia ha ejercido soberanía
en el archipiélago desde antes de la completa separación de la nueva Granada, por lo tanto,
ambos países tienen el mismo derecho histórico sobre el territorio y el mar que lo rodean.

Ahora, respecto a la sentencia de la Corte, han surgido múltiples dudas sobre el proceso
realizado para la delimitación. La Corte, para dar su sentencia, realizó un proceso el cual fue
mencionado previamente, el Doctor Prieto, explica una de las principales inconformidades:
“La metodología da como resultado una proporción de 1 a 8,2 a favor de Nicaragua respecto de la
medida de las costas pertinentes que, para Nicaragua serian de 531 km, mientras que para Colombia
dicha extensión no sería sino de 65 km.” (Prieto, 2013) En lo anterior se sugiere una decisión
injusta por parte de la CIJ, pues es clara la diferencia territorial respecto a las costas
pertinentes, tan solo en el primer paso para la solución del conflicto. Siguiendo con el proceso
Prieto continua:

Nótese que, sin embargo, ni Quitasueño, ni Serranilla7 fueron tenidos en cuenta para la
identificación de la composición del Archipiélago, ni para la definición de las costas relevantes.
(…) Si se mira el mapa podemos constatar que la Corte redujo implícitamente la longitud del
Archipiélago a menos de la mitad (…) lo que se produjo fue un arrinconamiento del Archipiélago
,y por ende del territorio colombiano.(…) la Corte continuaba creyendo que Colombia se vería
beneficiada con un mayor territorio, lo cual no tendría sentido ya que la delimitación de las costas
pertinentes de Nicaragua son 8 veces más grande que la colombiana. (Prieto, 2013)

Teniendo en cuenta el texto anterior, es claro que Colombia se encontraba ya en una


desventaja territorial, la cual representa una gran pérdida del territorio marítimo sobre el cual
había ejercido su soberanía, pese a eso la Corte continuó con su delimitación. Aunque la CIJ
considere la sentencia como equitativa, realmente fue un golpe bajo para el gobierno

7 Cayos colombianos.
11
colombiano, pues supone la pérdida de gran espacio de mar, aprox. el 10% de territorio
marítimo que antes poseía Colombia8, por ende, del lecho submarino y de los posibles
recursos que albergaría el subsuelo. Con esta decisión, según Prieto “la corte no hizo más
que agravar las tensiones entre los dos Estados”, empezando por la negación de Colombia de
retirar su marina del territorio en litigio, además de múltiple enfrentamientos y propuestas
para llevar el caso a la ONU o a la OEA9. Otro problema para Colombia es que los fallos de
la CIJ son definitivos y, por lo tanto, los hechos constatados y los derechos reconocidos no
pueden volver a ser objeto de controversia, esto deja al gobierno colombiano con muy pocas
opciones para recurrir. En la actualidad, Colombia enfrenta 2013 dos nuevas demandas por
parte de Nicaragua, una, impuesta el 16 de noviembre de 2013, la cual es la pretensión de la
plataforma continental extendida más allá de las 200 millas náuticas, y la otra, del 26 de
noviembre del mismo año, argumentando que se ha incumplido el fallo que redefinió los
límites marítimos entre ambos países. Estas demandas se encuentran en vilo, pues hasta esta
fecha se está comenzando el desarrollo de la sentencia.

En este punto es justo hacer un enfoque en la población isleña afectada, es decir, los
habitantes del Archipiélago de San Andrés y Providencia, pues sin duda son los más
perjudicados por la sentencia de la CIJ. Esa zona del país había basado su economía en la
actividad pesquera, la mayoría de la población recibía su sustento diario de esta actividad,
así mismo, de las islas provenía bastante pescado y mariscos, los cuales se consumían en el
país e incluso se exportaban. Para soportar las pérdidas que el fallo de la Haya generó, algunas
islas cambiaron su economía y, aunque siguen siendo una población pesquera, convirtieron
el turismo en uno de sus principales motores económicos. Pero para su infortunio, aunque
esta actividad les sirve de sustento, las perdidas en las islas son notorias tras la pérdida del
territorio marítimo.

“Antes del fallo, las embarcaciones industriales y artesanales partían en las primeras horas de la
mañana para atracar en los bancos de pesca de San Andrés y Providencia. Entonces, mariscos,
pescados y caracoles llenaban las redes de los hombres que separaban una generosa ración para
alimentar a su familia, vendiendo el resto en el mercado local. Pero después de ese funesto 19 de

8
De acuerdo con el Instituto Geográfico Agustín Codazzi. Una perdida de 928.660 km2.
9
Organización de los Estados Americanos.
12
noviembre, las grandes empresas pesqueras que estaban matriculadas en Colombia se vieron en
la obligación de migrar hacia Nicaragua. Siguen pescando donde lo habían hecho durante décadas,
pero ahora están afiliadas a ese país”, contó Silvia Montoya, secretaria de Agricultura y Pesca de
San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Según ella, la situación ha llevado a que los pescadores
artesanales hayan visto diezmada su principal fuente de sustento. Muchos no se arriesgan a llevar
sus embarcaciones hasta la nueva zona limítrofe por miedo a las autoridades nicaragüenses, así
que prefieren explorar otros bancos de pesca dentro del territorio nacional. (País, 2015)

Las pérdidas son más grandes de lo que se creían, pues como decía en el párrafo anterior
múltiples empresas pesqueras se vieron obligadas a migrar al país centroamericano, esto
retiro el apoyo o el soporte que recibían los pescadores para realizar esta actividad. Anthony
Rojas, el coordinador de Pesca de la Gobernación de San Andrés (2015), afirmaba que no
solo se vieron afectados por la pérdida del territorio donde antes pescaban sino que también
se les presentaron complicaciones con la pesca en otros lugares, ya que algunas zonas donde
frecuentan los pescadores han sido abandonadas por los peces, los cuales buscan aguas más
profundas donde el agua no se caliente, además de esto el funcionario también decía que:
“Lastimosamente las embarcaciones que atracaban en Luna Verde reportan ahora a
Nicaragua. Antes del fallo teníamos una producción de 150 toneladas de langosta al año y
actualmente solo alcanzamos las 40 toneladas”, esto implica algo terrible para los habitantes
de las islas pues ya no tienen acceso al alimento o al trabajo que antes era tan frecuente
encontrar en el archipiélago, islas y cayos del caribe suroccidental colombiano.

En el diario El País tomó el testimonio de la líder comunitaria de los nativos raizales de


San Andrés, Corine Duffis, decía: “Ahora debemos comer lo que haya. Nuestro pueblo está
acostumbrado a alimentarse de los frutos del mar, pero ahora debemos conformarnos con
granos y carne.” (País, 2015). Además, San Andrés también se ha visto afectado por el cierre
de grandes multinacionales, como por ejemplo una empresa dedicada a la exportación de
langosta y a la pesca blanca, la cual cerro siete meses después de que se dictara el fallo de la
Corte Internacional de Justicia, en este caso se quedaron desempleadas 27 madres cabeza de
familia y otros, aproximadamente, 50 empleados que cumplían labores de pesca,
procesamiento y transporte. La gobernadora Aury Guerrero Bowie (2012-2015) afirma que
aún no es fácil estimar en cuanto ha disminuido la captura de especies, pues dijo que los

13
pescadores nicaragüenses están “arrasando con los recursos” porque utilizan técnicas
diferentes.

La Agencia Nacional de Noticias de la Universidad Nacional del Caribe, afirmó que San
Andrés efectivamente tiene los niveles más altos de pobreza del país, en 2012 la isla tenía
13% contra una cifra de 37% de la nación. Frente al estado actual del Archipiélago, la
atención se dirigió ahí tras la decisión de la Haya, pero muchos proyecto y planes se han visto
afectados tras ese fatídico 2012. “No cabe duda de que el escenario es difícil. Si las entidades
de la isla no se ponen de acuerdo y trabajan de la mano será difícil solucionar los problemas.
Al final los perjudicados serán los habitantes de San Andrés.” (San Andrés, una isla a punto
de estallar, 2017)

Es evidente la crisis que los archipiélagos, las islas y los cayos están atravesando, la pesca
se ha convertido en una actividad secundaria para la economía y la sostenibilidad del
Archipiélago, mientras que el turismo se ha vuelto la primera forma de sustento de esta
sociedad. En escasos artículos y reportajes, se menciona el estado de deterioro de ciertas
zonas de las islas, como las partes que no están dedicadas al turismo, están envueltas en un
aura de abandono, deterioro y pobreza. Si se realiza una búsqueda no es sencillo encontrar
noticias o informes del estado de pobreza de San Andrés, lo que nos permite evidenciar como
el estado y los medios, están dejando a un lado como la perdida de ese territorio, sobre el cual
Colombia ejerció soberanía por tantos años, está afectando a los colombianos que viven ahí.
Conocer la situación de esta región de nuestro país es el deber de todos los ciudadanos de
Colombia, pero más que nada es el deber del estado solucionar y poder responder a cualquier
problemática que afecte a esta región, y tristemente en este momento no se ve una respuesta
que efectivamente solucione lo que le está pasando a estas personas.

CONCLUSIÓN

La desilusión por la pérdida del territorio marítimo colombiano es una constante. Pese a
“evidenciar” el proceso desarrollado por la Corte Internacional de Justicia para realizar la
nueva delimitación, y conocer cómo, supuestamente, este proceso fue realizado de la forma
más equitativa y justa posible; según la corte “no se encuentra una gran desproporción entre
la relación de áreas marítimas relevantes y la relación de las longitudes de las costas.”; pese

14
a esto, las dudas por la sentencia son abundantes. Claramente una de las cosas que más
indispone al gobierno y a los ciudadanos colombianos es que tras todo el proceso y la
sentencia, el resultado fue de una proporción de 1 a 8,2 a favor de Nicaragua respecto de la
medida de las costas pertinentes que, para Nicaragua serían de 531 km, mientras que para
Colombia dicha extensión no sería sino de 65 km.

Aunque pueda parecer ilógica o absurda, la decisión de la Corte es inmutable y tampoco


puede volver a ser debatida frente una entidad de mediación internacional. Es claro que al
país ya no le queda más alternativa que acomodarse a aquel decepcionante fallo del 19 de
noviembre de 2012. En la actualidad, cinco años después de la sentencia, los principales
afectados han estado en las sombras, los isleños, personas que vivían de la pesca artesanal y,
como se dice comúnmente, gente “echada pa lante”, han perdido su principal sustento,
aunque la pérdida de este territorio marítimo afectó al país en general, a ellos los desbalanceó
completamente. Además, como todos los colombianos, viven con la incertidumbre de la
sentencia de la nueva demanda interpuesta por Nicaragua en el 2013. Esta comunidad ha
logrado sobreponerse a la adversidad, pero como lo mencionan múltiples reportajes de
diferentes diarios nacionales e internacionales, zonas o partes de esta sociedad, están sumidas
en la pobreza y en la desolación, pese nunca haber sido una población rica monetariamente,
previamente la situación no era tan complicada. Al ya no ser tan sencillo el desarrollo de la
pesca, muchos isleños se han dedicado al turismo, mas esta actividad no les genera el sustento
necesario para continuar con el desarrollo de sus hogares. La disputa entre ambos países ha
perseverado en la frontera marítima, contradiciendo las intenciones de la CIJ, y la población
busca opciones para desarrollar su economía, para lograr esto es necesario el impulso del
gobierno y la atención de los colombianos, pues ninguna adversidad ha sido tan grande para
evitar que Colombia continúe buscando la grandeza.

15
Bibliografía
Alvarado, O. (2014). El conflicto fronterizo entre Colombia y Nicaragua: Recuento
histórico de una lucha por el territorio. Universidad Industrial de Santander.

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