Ensayo de Una Obra Historiográfica

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL


FRANCISCO DE MIRANDA
PROGRAMA DE DOCTORADO EN HISTORIA

OBRA HISTORIOGRÁFICA
RELACIONADA CON EL TRABAJO DE
GRADO

AUTOR: MSc. Carlos Quintero Frías

BARQUISIMETO, ABRIL DE 2019


ARTURO USLAR PIETRI Y EL PETRÓLEO, OBRA ESPECÍFICA “GOLPE Y
ESTADO EN VENEZUELA”

Para la realización del presente ensayo, se exige como requisito para la cátedra de
Seminario I, el análisis de una obra historiográfica venezolana, haciendo un análisis
sobre el autor, cual es su discurso, tendencia política y obra. Esta obra además debe
tener relación con el trabajo de doctorado que se está realizando, y con el tiempo
histórico del mismo.

La investigación que se está realizando para la culminación del Doctorado, tiene


como propósito fundamental reconstruir la historia de La monoproducción en
Venezuela y su influencia sobre la crisis estructural existente entre 1974 y 2018. Esto
comienza con los cambios profundos en la población venezolana, a partir de la
independencia, sobre todo por motivo de la propia Doctrina Monroe, y la alianza
económica entre EEUU e Inglaterra, para apropiarse de los mercados emergentes de
América Latina una vez desplazado el poder español desde 1825.

Ya los grandes poderes mundiales disponían desde la caída del imperio Español,
como serían explotadas las antiguas colonias, incorporándolas definitivamente en el
mercado mundial. Con ello, muchas de estas nuevas Repúblicas, comenzarían
transformándose en monoproductoras y monoesportadoras, según los designios de éstos
poderes, en el caso de Venezuela, gran productor de Cacao desde la época de la
colonia, el café comenzó a ser predominante hacia mediados del siglo XIX.

Es de destacar que Venezuela se caracterizaba por tener una economía


eminentemente agropecuaria que estaba en manos de grandes hacendados o
latifundistas, en el período posterior a la gesta independentista, desde la segunda mitad
del siglo XIX, hasta comienzos del siglo XX. Esta se servía de la explotación de una
gran masa rural analfabeta.

Esas grandes masas campesinas que se veían explotadas y empobrecidas, sin


ninguna esperanza de mejorar su situación, vieron en el inicio del periodo petrolero
industrial a partir de la década de 1920, una esperanza para salir de esta situación de
caos, de esta manera, al iniciarse los rumores de que se necesitaba mano de obra
industrial en las ciudades, comienza esta emigración de los campesinos hacia las
mismas, en búsqueda de mejor vida y fuentes de trabajo. Con esto se inició el fin de la
Venezuela agropecuaria, con su producción de cacao, café, añil y cuero de res, para la
exportación; y comenzó la Venezuela petrolera y rentista.

Analizando diferentes historiadores venezolanos, para la investigación de la Tesis


de Grado de Doctorado, se observa que son muchas las obras que tratan sobre el tema
petrolero y el carácter rentista de la economía nacional, entre las que se pueden
mencionar las de Federico Brito Figueroa (30 Ensayos de Comprensión Histórica),
Salvador de la Plaza (Breve Historia del Petróleo en Venezuela) y Rodolfo Quintero
(Antropología del Petróleo). Pero para su análisis en el presente ensayo se considera
oportuno profundizar en la obra de otro de los grandes escritores venezolanos: Arturo
Uslar Pietri.

Este Autor nació en Caracas en 1906 donde falleció en 2001. Doctor en Ciencias
Políticas en 1929, fue ministro de Educación (1939-1941); secretario de la Presidencia
de la República (1941-1943); ministro de Hacienda (1943); ministro de Relaciones
Interiores (1945). Fue además redactor de la Ley de Educación conocida como «Ley
Uslar Pietri» (1940). Con el derrocamiento del presidente Medina fue encarcelado y
desterrado a Estados Unidos. A su regreso a Venezuela, en 1958, de nuevo fue detenido
por el dictador Pérez Jiménez. En 1963 fue candidato a presidente de la República.
Autor, entre otros, de La visita en el tiempo (novelas); Barrabás y otros relatos, Cuentos
de la realidad mágica (cuentos). La novela histórica Las lanzas coloradas (1931)
representa a la perfección sus primeras obras. Cultivó también el ensayo literario,
Fachas, fechas y fichas (1985), Godos, insurgentes y visionarios (1986), Los
venezolanos y el petróleo (1990), Golpe y estado en Venezuela (1992) y Del Cerro de
Plata a los caminos extraviados (1994), entre otros textos.

El título que en esta oportunidad viene a ser “protagonista” del presente ensayo es
el libro de 1992 “Golpe y Estado en Venezuela”. En este ensayo, el autor hace un
recuento de la naturaleza de la renta petrolera y su papel distorsionador en la sociedad
venezolana, de los principales protagonistas y por supuesto, sus consecuencias durante
cierto período histórico 1920 - 1992.

Además de hacer énfasis en el tema muchas veces presente en sus obras


historiográficas y políticas, el petróleo, también describe, de manera detallada, los
sucesos del 18 de octubre de 1945, el golpe de Estado contra el presidente Isaías Medina
Angarita, donde el Doctor Uslar Pietri era Ministro de relaciones Interiores, y recalca
las consecuencias negativas que este hecho trajo al país, desde esta fecha hasta el
presente. Prácticamente da a entender que desde el 18 de octubre de 1945, se partió la
historia de Venezuela en 2 en el siglo XX, y comienza una etapa de crisis moral para el
país, lo que posteriormente traería la crisis económica que hoy vivimos, debido a los
malos manejos que se hicieron de las rentas petroleras, los gobiernos de turno desde esa
fecha hasta el presente.

Es necesario recalcar que se puede o no estar de acuerdo con la posición política


de éste escritor, pero es ineludible exaltar la importancia de este texto, pues plantea
cómo el golpismo ha sido durante el transcurso de varias generaciones de venezolanos,
un componente de lo que vendría a ser parte del ánimo nacional. La tendencia política
del escritor es de “derecha”, anticomunista, el mismo piensa que el comunismo, el
socialismo y la socialdemocracia, generan hipertrofia de Estado, que a la larga crea
Capitalismo de Estado y finalmente ha sido el causante de la crisis estructural existente.

En la primera parte del ensayo “Golpe y Estado en Venezuela” Arturo Uslar


Pietri, hace una descripción de los hechos que se dieron desde los comienzos del siglo
XX a nivel político, pero sobre todo hace una análisis del por qué, el 14 de Julio de
1936, escribió su célebre editorial de “Sembrar el Petróleo”.

Durante el siglo XX los golpes de Estado estuvieron a la orden del día. Se puede
decir que durante el siglo XIX, se vivieron prácticamente 90 años de guerra, a partir de
1810, con algunos intervalos de relativa paz. Es a partir de la batalla de Ciudad Bolívar
en 1902, cuando terminan las Guerras civiles en Venezuela, desterradas para siempre,
primero por el General Cipriano Castro y finalmente por Juan Vicente Gómez, que
después de una larga dictadura de 27 años logra pacificar al país, modernizar sus
instituciones y cancelar la totalidad de la deuda externa que tenía Venezuela desde su
independencia.

Todas estas condiciones: la pacificación, la construcción de infraestructuras y


modernización, la unión del país por carreteras y la conciliación de la Hacienda
Nacional en torno al “Bolivar”, se logró en gran parte, gracias a las rentas crecientes de
una nueva explotación que surgía a partir de la segunda década del siglo XX, el
petróleo.

El petróleo, a pesar de que se conocía su existencia desde tiempos remotos, y era


empleado para iluminación e impermeabilización, cobra especial importancia durante
finales del siglo XIX y sobre todo a partir de principios del siglo XX, con la aparición
del motor de combustión a gasolina y el Diesel, con ello, y sabiendo que tanto el diesel
como la gasolina se obtienen de la destilación del petróleo crudo, se hizo imperiosa la
necesidad de explorar yacimientos de este mineral.

En los tiempos en que Venezuela vivía constantes guerras e inestabilidad política,


resultaba prácticamente imposible la llegada de transnacionales petroleras, a invertir y
explorar en un territorio con estas características, pero una vez dada la pacificación y
sabiendo que en el país había petróleo, ya que salía del subsuelo y habían inclusive
lagunas de asfalto y petróleo superficial en algunos lugares, se procedió a realizar las
primeras exploraciones a gran escala a comienzos del siglo XX.

En una de estas, en el año 1922, se produjo la “Explosión” del pozo Barroso 2 en


el área de la Rosa, en Cabimas, y de este brotó un gran caudal de 100 mil barriles por
día. Esta noticia dio la vuelta al mundo y dio a conocer el gran potencial petrolero
venezolano. Con esto comenzaron las explotaciones a gran escala que convirtieron al
país en el principal productor de petróleo mundial, desde 1930 hasta 1970.

Esto lo ve Uslar Pietri como una ruptura “Cataclismica”, ya que un pequeño país
como Venezuela, con poco mas de 2 millones de habitantes y un presupuesto que
apenas llegaba a 100 millones de Bolívares, dependientes de impuestos a pocos
productos que se producían, con una población 80% rural y analfabeta, va a llegar de
repente un gran caudal de recursos, que van a degenerar toda la sociedad.
Según sus propias palabras, el Doctor Uslar indica que para 1936, los ingresos del
presupuesto Venezolano ya dependían en 1/3 de las rentas del petróleo y que la
tendencia era hacia el aumento:

“En efecto, en un presupuesto de efectivos ingresos rentísticos de 180


millones, las minas figuran con 58 millones, o sea casi la tercera parte del
ingreso total, sin numerosas formas hacer estimación de otras numerosas
formas indirectas e importantes de contribución que pueden imputarse
igualmente a las minas. La riqueza pública venezolana reposa en la
actualidad, en más de un tercio, sobre el aprovechamiento destructor de los
yacimientos del subsuelo, cuya vida no es solamente limitada por razones
naturales, sino cuya productividad depende por entero de factores y
voluntades ajenos a la economía nacional. Esta gran proporción de riqueza
de origen destructivo crecerá sin duda alguna el día en que los impuestos
mineros se hagan más justos y remunerativos, hasta acercarse al sueño
suicida de algunos ingenuos que ven como el ideal de la hacienda
venezolana llegar a pagar la totalidad del Presupuesto con la sola renta de
minas, lo que habría de traducir más simplemente así: llegar a hacer de
Venezuela un país improductivo y ocioso, un inmenso parásito del petróleo,
nadando en una abundancia momentánea y corruptora y abocado a una
catástrofe inminente e inevitable.” 1
La crítica que podría hacerse a este planteamiento, es que el autor pensaba para esta
época que el petróleo se acabaría, como se acabaron otros yacimientos mineros en América de
plata y oro, como Potosí o Minas Gerais, y que después de gran derroche y ostentación, trajeron
a sus regiones mas pobreza que antes de su descubrimiento y explotación. Actualmente se sabe
que las reservas de petróleo en Venezuela, al nivel de producción actual, darán para seguir
explotando por 400 años. Aún asi su planteamiento es correcto y casi profético.

Indicaba que para la década de los 30 del siglo pasado, la incidencia del petróleo
para el presupuesto público era de un tercio, pero tendería a aumentar ya que cada vez la
producción del campo iba disminuyendo, lo mismo que otros rubros, debido al éxodo
campesino que se daba, cuando los trabajadores rurales se marchaban a las ciudades y
los campos petroleros en búsqueda de mejor vida. Ante esto se daría la tentación de
algunos políticos, “ingenuos”, los cuales veian como ideal que la totalidad del
presupuesto se pagara con la sola renta del petróleo (monoproducción). Con ello se
transformaría a Venezuela en un país improductivo, dependiente de una economía de
puerto, donde todo lo necesario se importaría empleando los ingresos petroleros. El país

1 USLAR PIETRI, Arturo. “Sembrar el Petróleo”. Diario Ahora 14 Julio de 1936


nadaría asi en una riqueza momentánea, donde se encontraría en la bonanza mientras los
precios petroleros estuvieran altos en los mercados internacionales, pero finalmente
llegaría la catástrofe cuando los precios bajaran, y con esto la gran crisis estructural.

Mas adelante el autor expresa:

“Pero no sólo llega a esta grave proporción el carácter destructivo de nuestra


economía, sino que va aún más lejos alcanzando magnitud trágica. La
riqueza del suelo entre nosotros no sólo no aumenta, sino tiende a
desaparecer. Nuestra producción agrícola decae en cantidad y calidad de
modo alarmante. Nuestros escasos frutos de exportación se han visto
arrebatar el sitio en los mercados internacionales por competidores más
activos y hábiles. Nuestra ganadería degenera y empobrece con las
epizootias, la garrapata y la falta de cruce adecuado. Se esterilizan las tierras
sin abonos, se cultiva con los métodos más anticuados, se destruyen bosques
enormes sin replantarlos para ser convertidos en leña y carbón vegetal.” 2
Aquí se ve la gran preocupación del autor ante lo que podía ocurrir, y ocurrió
definitivamente, en donde los caudales rentisticos petroleros aumentaban en detrimento
de la producción agrícola, convirtiendo al país en dependiente de las rentas petroleras y
profundamente vulnerable por su escasa producción agropecuaria.

La lección de este cuadro amenazador es simple: urge crear sólidamente en


Venezuela una economía reproductiva y progresiva. Urge aprovechar la riqueza
transitoria de la actual economía destructiva para crear las bases sanas y amplias y
coordinadas de esa futura economía progresiva que será nuestra verdadera acta de
independencia, indicaba. Es menester sacar la mayor renta de las minas para invertirla
totalmente en ayudas, facilidades y estímulos a la agricultura, la cría y las industrias
nacionales. Que en lugar de ser el petróleo una maldición que haya de convertirnos en
un pueblo parásito e inútil, sea la afortunada coyuntura que permita con su súbita
riqueza acelerar y fortificar la evolución productora del pueblo venezolano en
condiciones excepcionales.

La parte que en nuestros presupuestos actuales se dedica a este verdadero fomento


y creación de riquezas es todavía pequeña y acaso no pase de la séptima parte del monto
total de los gastos. Es necesario que estos egresos destinados a crear y garantizar el

2 USLAR PIETRI, Arturo. Op Cit.


desarrollo inicial de una economía progresiva alcance por lo menos hasta concurrencia
de la renta minera.

Decía finalmente el autor en “Sembrar el Petróleo”:

“La única política económica sabia y salvadora que debemos practicar, es la


de transformar la renta minera en crédito agrícola, estimular la agricultura
científica y moderna, importar sementales y pastos, repoblar los bosques,
construir todas las represas y canalizaciones necesarias para regularizar la
irrigación y el defectuoso régimen de las aguas, mecanizar e industrializar el
campo, crear cooperativas para ciertos cultivos y pequeños propietarios para
otros. Esa sería la verdadera acción de construcción nacional, el verdadero
aprovechamiento de la riqueza patria y tal debe ser el empeño de todos los
venezolanos conscientes. Si hubiéramos de proponer una divisa para nuestra
política económica lanzaríamos la siguiente, que nos parece resumir
dramáticamente esa necesidad de invertir la riqueza producida por el
sistema destructivo de la mina, en crear riqueza agrícola, reproductiva y
progresiva: sembrar el petróleo.” 3

Esto finalmente no se dio, y ocurrió asi en gran parte a que en 1945, se modifica
el rumbo estable y seguro que tenía el país desde la dictadura Gomecista, hasta el
Gobierno de Medina Angarita, cuyo pecado fue el de redactar la Ley de Hidrocarburos
en 1943, el cual se interponía a los intereses Norteamericanos.

Los beneficios de la nueva ley fueron de efecto inmediato, grandes cantidades de


dinero ingreso a las arcas del estado. Esto dio aliciente para que el Gobierno entregara
en nuevas concesiones, trece millones de acres. Naturalmente que esta situación,
abiertamente favorable a la industria, aumenta la producción, que se fijo en los 300
millones de barriles anuales sobre la marca establecida. Antes de la entrada en vigencia
de la Ley de Hidrocarburos de 1943, las concesiones petroleras otorgadas estaban
sometidas a distintas leyes, y el control que ejercía el estado en las actividades de las
empresas, así como los beneficios que obtenían eran insuficientes. En ese sentido, la
nueva ley de hidrocarburos represento un conjunto de ventajas para el país desde el
punto de vista jurídico y económico, a partir de su promulgación en marzo de 1943.

3 IDEM.
Además de la mejora en cuanto a la situación petrolera, se buscó estimular la
producción agrícola y también se estimula la pequeña y mediana industria, que en buena
parte, logró suplir la demanda nacional de productos manufacturados y repuestos. Con
ello se produce un primer despertar de la industria nacional que perdura hasta 1945. En
este año, al finalizar la Guerra, comienzan las contradicciones del gobierno nacional con
las transnacionales, que querían recuperar sus mercados.

Esta situación, sumada a la Ley de Hidrocarburos y la Reforma Agraria


implementada por Medina Angarita, dio pié a la conspiración del partido Acción
Democrática, con algunos militares descontentos y apoyados por los EEUU, que
ocasionó finalmente la caída de este gobierno, con el golpe de estado del 18 de Octubre
de 1945, con el que se da un nuevo reacomodo de las élites de poder, sustituyéndose la
burguesía nacionalista ilustrada, que existía desde tiempos de Gómez, por una
Burguesía parasitaria, como lo indica el autor Salvador de la Plaza en su libro
“Formación de las Clases sociales en Venezuela”. “Esta fue la clase social que detentó
el poder en el país, desde 1945 hasta 1989, incluyendo el período de dictadura militar
desde 1948 hasta 1958”. 4

Es destacable, en esta opinión, que se hace una práctica diferenciación entre las
élites existentes desde el período de Juan Vicente Gómez (1908-1935) hasta el golpe de
estado del 18 de Octubre de 1945, con las élites surgidas después de este suceso, y que
perduran prácticamente hasta la actualidad, sin excluir el período de dictadura Militar.
Esta clase política “parásita” fue la encargada de disponer de las rentas petroleras.

Por otra parte, según el Doctor Arturo Uslar Pietri, en su Libro Golpe Y Estado en
Venezuela:

“Al darse el golpe de Estado del 18 de Octubre de 1945, se hablaron miles


de infamias sobre el gobierno de Medina Angarita, pero nunca se pudo
decir que hubo ningún beneficio económico para ningún funcionario
público en las negociaciones que hizo el gobierno de Venezuela con las
transnacionales petroleras entre 1943 y 1945, época en que se dio la Ley de

4 DE LA PLAZA, Salvador. Formación de las Clases Sociales en Venezuela p. 34


Hidrocarburos, contrasta esto, con la situación de los años 80, donde la
corrupción minó la moral pública.” 5

El gobierno que surge del golpe de estado de Octubre de 1945, comenzó


inmediatamente la persecución a los funcionarios del gobierno del General Medina
Angarita, acusándoles de Peculado y corrupción, aunque sin pruebas para ello, debía
hacerlo así, para justificar la ruptura del hilo Constitucional, por esto el autor de esta
cita, que fue uno de los acusados, debido a que era el Ministro de relaciones Interiores
en 1945, habla de las “infamias”.

Esta Junta Revolucionaria de Gobierno que surgió de la denominada “Revolución


de Octubre” fue presidida por Rómulo Betancourt y rigió los destinos del país desde el
18 de octubre de 1945, hasta el 15 de febrero de 1948, fecha esta ultima en la que
asumió la Presidencia de la República el novelista Rómulo Gallegos, electo por voto
universal, directo y secreto. Desde el inicio de este gobierno, se emprendió una campaña
de difamación contra el gobierno del General Isaías Medina Angarita, iniciándose una
serie de juicios contra los funcionarios más destacados de esta administración.

Entre los logros de la Junta Revolucionaria de Gobierno en ese agitado periodo de


la Historia de Venezuela, se destaca la reforma petrolera de 1945, la creación de la
Corporación Venezolana de Fomento y el Estatuto Electoral de 1946, así como la
promulgación de la Constitución Nacional de 1947. Una de las más importantes
medidas tomadas por la Junta Revolucionaria de Gobierno fue la establecida por el
Decreto N.-112 del 31 de diciembre de 1945, por medio del cual se modificaban los
porcentajes a pagar por concepto de Impuesto Sobre La Renta. En esta forma se lograba
una más adecuada participación del fisco en los beneficios generados por la industria
petrolera hasta alcanzar el cincuenta por ciento de los mismos, por lo que se denomino
al resultado de esa política, el régimen del 50-50 (Fifty-fifty) en materia petrolera.

Don Rómulo Gallegos se juramento el día 15 de febrero de 1948. El panorama


político del país se mostró, como en el gobierno de la Junta Revolucionaria, totalmente
respetuoso de las libertades públicas. Resalta de esta gestión gubernamental una

5 USLAR Pietri Arturo, Golpe y estado en Venezuela. Editorial Norma. Santa Fe de Bogotá Colombia 1992
abundancia de excelentes medidas de tipo educacional, económico, asistencial, laboral,
entre otros.

Como se observa, las medidas petroleras, que se adoptaron, como el aumento


sobre la renta petrolero y una mayor participación del Estado Venezolano en la
explotación petrolera y la refinación del crudo, no beneficiaba para nada los intereses
norteamericanos, que por mucho menos habían apoyado el golpe contra el gobierno de
Medina Angarita. Quizás por esta razón al darse un nuevo golpe de estado contra el
gobierno electo de Rómulo Gallegos, EEUU no intervino. Este golpe se dio, por los
mismos actores militares que en 1945 habían derrocado en conjunto con Acción
Democrática, el gobierno medinista, y de la misma manera este golpe también fue
llamado Revolución. Se llamo "Revolución de 1948" al movimiento militar que derroco
al presidente Rómulo Gallegos, el 24 de noviembre de 1948, asumiendo a partir de ese
momento una Junta Militar de Gobierno, el control de la situación del país. Esa junta
estuvo integrada hasta el 13 de noviembre de 1950, por los Tenientes Coroneles Carlos
Delgados Chalbaud, quien la presidio, Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera
Pérez.

Las razones dadas por la Junta Militar de Gobierno para derrocar al presidente
Rómulo Gallegos, por medio del movimiento conocido como "Revolución de 1948",
fueron expuestas por las Fuerzas Armadas a la nación, el 25 de noviembre de 1948.

“Según esa exposición, los militares habían decidido asumir plenamente


el control de la situación del país ante la incapacidad del Gobierno
Nacional para resolver la crisis existente, así como por la intromisión de
grupos extremistas en la vida nacional que promovían una huelga
general de consecuencias incalculables.” 6

Como se observa, otra de las razones que se emplean para el derrocamiento de


este gobierno fue la supuesta izquierdización del mismo, y cuando se habla de grupos
extremistas, se refieren a los comunistas, aprovechándose también del clima que
imperaba en los EEUU de anticomunismo posterior a la Segunda Guerra Mundial.

6 Zentner Christian. Las Guerras de la Posguerra “La sombra del Cubano” Tomo 10 Las Guerras de la Postguerra II.
Editorial Bruguera España 1976 p. 236
Por otra parte, la Fuerzas Armadas Nacionales argumentaban que el partido
Acción Democrática, había implantado el sectarismo político en el país, aprovechándose
del poder para su propio beneficio, y que la modificación de la Constitución Nacional
de 1947, aun cuando había introducido principios progresistas, sin embargo, adolecía de
vicios encaminados al ejercicio abusivo del poder. Llama la atención que el golpe
militar del 24 de noviembre de 1948 no haya provocado reacciones violentas por parte
del pueblo que eligió mayoritariamente a Rómulo Gallegos, fenómeno que podría tener
su explicación en el siguiente juicio: "Se ha producido una recurrencia militarista que
causo Nacional perplejidad en el país y sembró la desesperanza en el pueblo sufragante,
si bien este padecía de visible cansancio ante la intensa politización ambiental y la
pugnacidad entre bandos políticos".7

En esta aseveración se explica, según la visión del partido Acción Democrática,


queriendo decir Andrés Eloy Blanco, que con la “Revolución de Octubre” de 1945, se
había dado fin al gobierno “militarista” de Isaías Medina Angarita, sustituyéndolo por
un gobierno democrático, y con el golpe Militar de 1948, había regresado el
militarismo, y la población no había salido en su defensa porque estaba cansado de la
confrontación política existente.

Se infiere, por lo indicado en la obra, que el golpe del 18 de octubre de 1945,


produce variaciones trascendentales en todos los sectores de la vida nacional. Surge el
rentismo petrolero, el cual definitivamente termina con la industria nacional y
constituye una burguesía parasitaria, que va a depender de los beneficios de los
gobiernos de turno, administradores de la renta petrolera. Inclusive la cultura se ve más
comprometida, adoptando cada vez mas costumbres y hábitos extranjeros, en detrimento
de los hábitos y costumbres nacionales y regionales. A nivel político, se observa un
retroceso, ya que durante la dictadura de Gómez de 27 años y los dos gobiernos que le
sucedieron, hasta 1945, se observa estabilidad política y respeto a la autoridad
constituida, mientras que en los 13 años que siguieron al golpe del 18 de octubre del 45,
se dieron 2 golpes de estado, en 1948 contra Rómulo Gallegos y en 1958 contra Marcos

7 Mundarra Miguel Ángel. “Biografía de Andrés Eloy Blanco”. Garza Impresores Caracas 1978. Fuente
Nimeografiada
Pérez Jiménez, además del único magnicidio ocurrido en Venezuela con el asesinato del
presidente de la Junta Militar de Gobierno el Coronel (Ej.) Carlos Delgado Chalbaud en
1950, por lo que puede describirse este período como de inestabilidad política.

Otro suceso que constituye un episodio de ruptura o cambio de los paradigmas


establecidos hasta entonces, es el aumento de los precios del petróleo producto de la
Guerra del Yom Kippur en octubre de 1973. Este acontecimiento, sumado a otros
sucesos bélicos y políticos como la revolución Iraní en 1979 y la Guerra entre Irán e
Irak en los años 80, lleva al petróleo de un precio invariable de 2 dólares el barril, por
mas de 100 años (1850-1973), a casi 40 dólares, más de 15 veces. Esto produjo cambios
rotundos a nivel económico, social, político y cultural. A nivel económico se da una
mayor dependencia del rentismo petrolero, aumento de las importaciones y sobre todo,
la corrupción, la malversación y el tráfico de influencias. A nivel político se observa un
crecimiento desbordado del Estado y su influencia, debido a las nacionalizaciones de las
industrias básicas y estratégicas. A nivel social se da, a partir de los años 70 una nueva
etapa del éxodo campesino, iniciado en los años 30, en este período se da una casi
desaparición del campesino, que va a las ciudades engrosando los cinturones de miseria
y empeorando los fenómenos de la delincuencia y marginalidad, en las crecientes urbes
venezolanas. A nivel cultural, se incrementa la transculturización.

En la obra, el autor entonces habla de tres rupturas históricas a las que llama
“Cataclísmicas”, haciendo alusión a la palabra de origen griego que trata sobre la
destrucción o cambio radical de un lugar producto de un desastre natural. La primera
ruptura cataclísmica fue la Guerra de Independencia (1811 – 1821) aunque el autor la
prolonga hasta 1826, en donde aún habían tropas Grancolombianas (sobre todo
venezolanas) luchando en la frontera ecuatoriana. En esta etapa se dio una gran guerra
civil, donde se rompieron definitivamente los lazos con España y sus instituciones, las
costumbres y el sistema de castas coloniales, también terminó, debido a la gran
mortandad que hubo de mas de un tercio de la población y donde los blancos criollos
que constituían la cúpula de la pirámide social, prácticamente dejaron de existir como
clase social, sustituida por los militares triunfantes en la guerra.
La mayor parte de los miembros de la sociedad ilustrada de ese entonces,
compuesta por los blancos criollos, murieron o huyeron a otras regiones, alejándose de
la violencia desatada y el odio de castas surgido. La Guerra mas larga y sangrienta de
Latinoamérica de ese período, se dio en territorio venezolano, por lo que de lo que se
denominó la República de Venezuela, solo quedó una especie de “Tabla rasa”, donde no
quedaba nada y debía comenzarse a hacer un país. De allí que esta ruptura política tenga
un carácter cataclísmico, ya que no quedó mucho de la etapa anterior, la colonia, y se
desató una lucha por el poder entre los caudillos surgidos de la guerra que caracterizó
todo el siglo XIX.

Esta etapa de caos político y guerras civiles, finaliza con la llegada de los Andinos
al poder, y con ellos se da un período de estabilidad política relativa donde nace la
industria petrolera. Aquí se da otra ruptura cataclísmica con la aparición del petróleo, ya
que una sociedad pobre y atrasada, es sacudida hasta sus cimientos, con el arribo de una
fuente inagotable de divisas nunca antes vistas en su historia, y que no es producto del
trabajo o del ahorro, sino por un azar geológico, que nos coloca sobre una reserva de
petróleo gigantesca. Con ello, desaparece la anterior Venezuela agropecuaria, dándose
un gran éxodo rural hacia las ciudades, las costumbres cambian, asi como también la
economía. Es aquí donde surge la preocupación del Doctor Uslar Pietri cuando escribe
su editorial “Sembrar el Petróleo”, el 14 de Julio de 1936.

El período de relativa paz, finaliza el 18 de octubre de 1945 con el derrocamiento


del presidente de ese entonces, el General Isaias Medina Angarita. Después de este
suceso se dan en apenas 13 años, dos golpes de estado y un magnicidio, por lo que
puede deducirse que se inicia un período de inestabilidad política, con la “Revolución”
de 1945 protagonizada por el partido Acción Democrática.

En 1958 es derrocado el gobierno del General Marcos Pérez Jiménez y comienza


el período de la Democracia representativa con Rómulo Betancourt. A este respecto el
Doctor Uslar, indica que los primeros tres gobiernos de este período fueron
relativamente honestos, estos fueron Rómulo Betancourt (1959 – 1964), Raúl Leoni
(1964 – 1969) y Rafael Caldera (1969 – 1974), aunque se destaca en este período la
lucha guerrillera y la persecución contra la izquierda política venezolana. La relativa
“honestidad” se da porque la economía es estable, y los ingresos petroleros modestos,
ya que el precio del petróleo se mantenía estable en apenas 2 dólares el barril.

Es hacia finales de 1973, cuando se da en el Merdio Oriente la denominada


Guerra del Yom Kippur, entre Israel y los países árabes y por causa del embargo
petrolero de estos últimos a los países occidentales, cuando se inicia una subida
sostenida y violenta del precio petróleo, que lo hace aumentar 15 veces. Es aquí que
reviste su carácter cataclísmico la renta petrolera a nivel económico. Ya esta renta había
llevado a un cambio social y cultural, pero el cataclismo económico se sucede cuando al
país arriba este gran torrente de petrodólares a partir del año 1974, con este, las
relaciones económicas cambiaron, los campesinos prácticamente desaparecieron y se
formaron las aglomeraciones informes en la periferia de las ciudades que las
caracterizan hoy en día, y sobre todo se crea, según uno de los títulos del libro objeto de
análisis lo que se conoce como una “Cultura de Corrupción”.

Según el autor en el título antes mencionado: “Desde hace una veintena de años
en Venezuela se ha venido extendiendo una verdadera cultura de la corrupción. Se llama
corrupción el proceso de descomposición, destrucción, putrefacción y aniquilamiento
que se produce en los organismos vivientes cuando ha cesado la fuerza vital que les
daba ser y propósito.”

En el terreno de la moral se da también un fenómeno semejante cuando el


individuo o la sociedad entran, por muchas causas, en un proceso de desintegración, de
descomposición y de putrefacción, en el que los valores morales y los principios éticos
comienzan a desaparecer y a ser sustituidos por abyectos y elementales apetitos.

Este mal ha destruido muchas sociedades en la historia y está activo y presente en


toda organización humana, si no se ejerce en ella una actividad continua de vigilancia,
prevención, saneamiento y una eficiente profilaxia moral. Los hombres no son virtuosos
por naturaleza pero podemos llegar a serlo, en algún grado, por convicción profunda.
Mas adelante el autor escribe:

“Como decía Lord Acton: «Todo poder corrompe», y mucho más cuando la
tentación demoníaca de poderlo todo no encuentra freno ni cortapisa. Para
principios de este siglo Venezuela era un pequeño país atrasado y pobre en
el que súbitamente brotó una inmensa riqueza, para cuya comprensión y
manejo las gentes no estaban preparadas. Para colmo de males, esa riqueza
cayó totalmente en manos del Estado y, por consiguiente, de las personas
que lo representaban, con todas sus limitaciones. No se hubiera podido
esperar que los hombres que han ejercido el poder en este país a lo largo del
último cuarto de siglo hubieran podido entender y decidirse a actuar para
evitar las consecuencias negativas de esa riqueza súbita y para haberla
canalizado sensatamente hacia el desarrollo sano de la sociedad y de la
economía del país. Eso lo llamé yo, hace ya muchos años, la política de
«sembrar el petróleo».”8

No solo no se hizo eso así sino que, por una especie de proceso fatal de debilidad,
de tentación de poder y lucro, de limitación intelectual, la clase dirigente y, con ella, la
mayoría de la sociedad se lanzaron al frenesí de aprovechar aquella fortuna en todas las
formas posibles. En la “Planificación” que se haría en el país, no se tomaba en cuenta el
dinero del petróleo para la inversión o como lo había dicho el autor objeto de estudio de
“Sembrar el Petróleo”, sino que se empleó en su mayor parte para el clientelismo y la
malversación.

Este nuevo concepto en materia de planificación surgía a partir del aumento de los
precios del petróleo de finales de 1973 y principios de 1974 al mismo tiempo que estaba
influido por la nacionalización de la industria petrolera. El gran caudal petrolero que
surge a partir del aumento del petróleo, producto de la Guerra del Yom Kippur en
Octubre de 1973, es el que da la base al gobierno del Presidente Carlos Andrés Pérez en
este período (1974-1979) para emprender este plan, que se conoció después como “el
Gran Viraje”. Este es sin duda la génesis de la actual crisis iniciada en el siguiente
gobierno.

8 USLAR PIETRI, Arturo. “Golpe y Estado en Venezuela” 1992. “Una Cultura de Corrupción”. P. 98
La economía venezolana durante la presidencia de Luis Herrera Campins (1979–
1984) evolucionó desfavorablemente, al haber disminuido la producción al mismo
tiempo que se acelero la inflación y el endeudamiento externo, conjuntamente con la
fuga de capitales. En ese comportamiento influyeron un conjunto de factores de origen
externo e interno , poniéndose en evidencia una serie de contradicciones en materia
política económica , lo que contribuyo a crear un clima de incertidumbre y desconfianza
poco propicio para la recuperación del ritmo de crecimiento de las actividades
económicas.

Durante el gobierno de Luis Herrera Campins (1979-1984) se inicio un reajuste de


la economía, luego del redimensionamiento que experimentaron todas las variables
económicas durante la presidencia de Carlos Andrés Pérez , una de esas variables que
tuvo influencia determinante en la explicación del paso del crecimiento acelerado de la
economía al estancamiento y la recesión de la inversión privada, la cual disminuyo
sustancialmente desde 1.978 hasta 1.983, debido principalmente a la fuga de capitales
que se produjo en esos años.

En un primer momento los ingresos nacionales crecieron nuevamente por causa


de incidentes internacionales. Estos hechos en países de la OPEP provocaron un nuevo
aumento en los precios del crudo desde mediados de 1978 hasta 1981, esta se conoce
como la “crisis del petróleo de 1979”. Posteriormente a esto se da una estabilización y
baja de los precios del crudo en 1983, que provoca la crisis económica venezolana, que
llevó finalmente a la toma por parte del gobierno de medidas neoliberales como la
liberación de los precios, del tipo de cambio y de relaciones laborales en lo que se
conoció como el “Viernes Negro”, que marca la crisis del modelo rentista Venezolano.

Al observar cada una de estas situaciones de crisis y auges de la economía en


Venezuela, no cabe más que inferir que cada una de ellas tiene estrecha relación con los
hechos ocurridos en el resto del mundo con los países petroleros, sobre todo las guerras,
derrocamientos y conflictos en el Medio Oriente.

En cuanto a la crisis que se desató en Venezuela en 1983, se puede decir que esta
fue causada por el desarrollo que se había dado del modelo rentista, es decir una
economía dependiente exclusivamente de las rentas petroleras, que sostienen toda la
economía. Esta se intensificó a partir de 1974, debido a la denominada crisis energética
iniciada por la Guerra del Yom Kippur, aumentando en menos de 10 años los precios
del petróleo en 15 veces, hecho que fue aprovechado políticamente por el gobierno de
Carlos Andrés Pérez para tomas una serie de medidas populistas que no hicieron sino
intensificar el modelo rentista, desarrollaron el parasitismo en los empresarios y
despilfarraron más de 250 mil millones de dólares. Esta situación se revierte en 1983,
simplemente porque los precios del petróleo disminuyen a la mitad, y un gigantesco
Estado con los mismos compromisos, y deuda tanto externa como interna, no tuvo otro
remedio que aplicar las medidas que tomo, debido a la falta de recursos. Ya esta
situación había sido vaticinada desde hacía casi 50 años en el editorial “Sembrar el
Petróleo”.

Esta forma de economía rentista y parasitaria se hizo patente en el país en efecto,


como lo predijo el Doctor Uslar Pietri, desapareciendo prácticamente los otros rubros
agrícolas, provocándose el éxodo campesino y creciendo la miseria en las ciudades y
sobre todo surgiendo y desarrollándose una nueva clase oligarca, que se enriqueció,
gracias al petróleo, las relaciones internacionales apátridas y la corrupción, y que se
hizo con el poder desde 1945, llegando a su mayor crisis desde 1983.

Esta es la situación que hereda el nuevo Gobierno de Acción Democrática con el


Dr. Jaime Lusinchi como cabeza del poder Ejecutivo (1984 – 1989). La estrategia
seguida por este gobierno para recuperar la economía venezolana, consistió básicamente
en negociar el refinanciamiento de la deuda externa del país. A esos efectos, el
Presidente Lusinchi adopto un paquete de medidas económicas por medio de las cuales
se dan nuevos tipos de cambio para el bolívar, se decretaron medidas de austeridad para
la administración pública, y se aumento el precio de la gasolina. De igual forma, para
atenuar los efectos de estas medidas en la población de escasos recursos, se tomaron una
serie de decisiones de tipo compensatorio, como bonos, subsidios y becas.

Una de las principales preocupaciones del gobierno del Presidente de Jaime


Lusinchi fue la de resolver el problema derivado del vencimiento masivo, concentrado y
aparente de la deuda externa venezolana. Con el fin de lograr un clima apropiado para
poder refinanciar esa deuda y aligerar las presiones que la misma sobre la economía del
país, el Presidente Lusinchi tomo una serie de medidas económicas de gran demanda el
mismo día de su toma de posesión el 8 de febrero de 1984, asegurando el que Venezuela
pagaría hasta el último centavo de deuda externa.

Aun cuando no se puede negar que el Gobierno del Presidente Lusinchi tuvo que
enfrentar serias dificultades económicas, al haberse reducido los precios petroleros a la
mitad en 1986, sin embargo, en los dos años siguientes han debido tomarse una serie de
medidas de ajuste, según el criterio del Banco Central de Venezuela y de algunos
organismos internacionales, que de haberse aplicado, hubieran impedido que el año
1988 concluyera con graves desequilibrios internos y externos en la economía
venezolana.

Las medidas tomadas en su momento por Jaime Lusinchi no hicieron sino agravar
más la situación, debido a que con el refinanciamiento de la deuda solo se “corre la
arruga” del pago de la misma, y con los ingresos petroleros se continuaron las mismas
medidas rentistas y populistas que habían caracterizado el pasado de la política
económica en el país y que habían provocado la crisis, además de que aumentó en un
grado mucho mayor el enriquecimiento ilícito y la fuga de Capitales.

Este gobierno además se caracterizó por una corrupción administrativa sin límites,
donde inclusive comenzaron a verse hechos nunca vistos en Venezuela como el
asesinato de jueces que investigaban hechos de corrupción como el caso del Coronel
Ibarra Riberol, y remató al final cuando se asume la deuda privada como deuda pública,
aumentando el endeudamiento del país con los bancos internacionales en mas de 30 mil
millones de dólares.

La segunda Presidencia de Carlos Andrés Pérez (1989 – 1993) se inicia


instrumentando medidas económicas de acuerdo con la estrategia del Fondo Monetario
Internacional. Esto se da, porque en el momento de recibir el gobierno de Jaime
Lusinchi, se denota que la situación económica del país es crítica, las reservas
internacionales están en su punto más bajo y el mantenimiento de los precios es casi
imposible con una moneda sin sustento en divisas. Por otra parte, la situación moral del
universo político nacional era caótico, con casos como el de Recadi, donde se sustraen
ilegalmente a la nación Millones de dólares, cuando algunas empresas internacionales
en complicidad con funcionarios venezolanos se encargaron de emitir certificados de
verificación (report of findings) de todas las importaciones privadas, de manera
fraudulenta, siendo estas importaciones en su mayoría inexistentes. Este caso en
conjunto con otros hechos, como asesinatos de jueces y abogados, que trataban casos de
corrupción, así como de familiares de éstos, como el de Raymon Aguiar (Abogado
penalista que investigaba el caso del crimen de el también abogado Ramón Carmona, en
donde estaba involucrado un alto jefe policial), el caso del Juez Militar Luis Ibarra
Riberol (asesinado cuando investigaba casos de corrupción militar) marcaron el período
anterior de éste gobierno.

Con las medidas neoliberales que se toman en febrero de 1989 se aspira a la


transformación de una economía venezolana mixta en una economía de mercado que
permita un crecimiento económico apoyado en la sustitución de importaciones
tradicionales principalmente del petróleo.

El estado se encontró en la necesidad de abandonar el intervencionismo


económico y social que realizaba apoyado en la renta petrolera comercial tendiente a
incentivar la producción nacional y la aplicación de una política arancelaria que
favorecía las importaciones y así crear la competencia.

La aplicación de las medidas económicas desata la especulación y el


desabastecimiento, caída del salario real y subida de precios sin aumento del salario.
Todo esto sin atacar a las clases privilegiadas, por ejemplo FEDECAMARAS, la
federación de los empresarios e industriales Venezolanos, se opuso en todo momento, al
aumento de los salarios, a pesar de que ellos se vieron incólumes ante las medidas
económicas, incluso resultaron beneficiados en cierta medida ante el aumento de los
precios. La corrupción y la ostentación de riqueza por parte de la minoría privilegiada,
en contraste con el empobrecimiento de los asalariados, clase media y estratos más
bajos de la población, causó un hondo malestar en esta, generando una atmósfera
explosiva que condujo al estallido social desorganizado del 27 de febrero de 1989, y a
dos intentonas golpistas en 1992.

Como se observa, según el Doctor Arturo Uslar, aunque el problema de fondo


tiene su origen en el petróleo, el cual inicio su explotación en Venezuela en la década de
1920, fue a partir de 1974 cuando inicia su deformación en el país que lo llevó a
convertirse en una verdadera Cultura de corrupción. Indica el autor entre otras cosas
que: “El país se convirtió en una inmensa feria de bobos en la que todos, como
alucinados, participaban, esperando alcanzar alguna parte en la gran oferta de beneficios
personales. El gobierno se hizo irresponsablemente dispendioso, cundió un estilo de
vida de ostentación y prodigalidad, de consumismo patológico, un apetito de tener
cosas, de aparentar grandeza, que penetró todas las formas de la vida social.” De esta
manera, no solo se pervirtieron los patrones normales de una conducta moral y de una
utilización sensata de la riqueza, sino que se dio amplia oportunidad a la proliferación
de todas las formas imaginables de robo, de apropiación indebida, de viveza insolente,
de enriquecimiento ilícito y de aprovechamiento indebido del poder.

El país entero pareció sumergirse en un carnaval de apetitos, se formaron patrones


de conducta y de vida, de gasto y de ostentación, que se reflejaban, según los grados de
la escala social, en mansiones al estilo de Hollywood, flotas de automóviles de lujo y de
aviones privados, apartamentos en las grandes ciudades, empresas artificiales, grandes
negocios y todas las formas de gozo y aprovechamiento del poder político y económico.

La mayoría no quedaba excluida de este carnaval de riqueza fácil. Con el ahínco


que ha debido poner en la educación o la salud, el Estado se dedicó a patrocinar y
promover todas las formas inimaginables del juego, de la riqueza azarosa y del
menosprecio del trabajo y del ahorro. El estado tahúr promovió, por todos los medios de
comunicación, todas las formas del juego, desde las carreras de caballos y las loterías,
hasta siniestras organizaciones clandestinas de juego, como los «terminales», que no
podrían existir sin una vasta complicidad de funcionarios. A todo esto hay que añadir la
casi completa impunidad de todos los delitos de enriquecimiento ilícito.

Finalmente en cuanto a la denominada por él la Cultura de Corrupción, indica:


“Esa cultura de la corrupción está corroyendo las entrañas del país y no podrá ser
enfrentada y corregida con meras proclamaciones vanas de propósitos de enmienda o
gestos aislados de arrepentimiento. Hay que llegar más a fondo, hay que acabar con el
Estado tahúr y empresario felón y hay que establecer normas efectivas y ejemplos reales
de conducta moral y cívica. Hay que educar para el trabajo, ahorro y el servicio y no
para el disfrute de la riqueza azarosa y la viveza. De este tamaño es el desafío que tiene
planteado Venezuela, si quiere verdaderamente enmendar el rumbo, curar los vicios y
alcanzar su verdadero destino.”

Uslar quiere advertir que hay que terminar con el Estado Tahur, o sea que
promueve el juego y el azar, ya que estimula a la población a obtener la riqueza sin
esfuerzo, mas por un golpe de suerte que por el trabajo esforzado, la preparación, el
estudio y el ahorro. Hay que enseñar contrariamente a lo que el Estado estimula para ese
tiempo, que es con el estudio, el esfuerzo y el ahorro, que logra obtenerse el triunfo y
no por la suerte o el azar, algo que ha deformado la mente del venezolano común y lo ha
llevado a la cultura de corrupción actual, ya que lo que no puede obtenerse rápidamente,
es forzado, ya sea por la corrupción o la delincuencia. Cosa que se aplica, desde el
Venezolano mas pobre, desde el mas humilde servidor público, hasta las esferas mas
altas del poder político o militar.

La corrupción por otra parte, fue también causante de las intentonas golpistas de
1992 según Uslar Pietri. Lo que ha ocurrido en Venezuela el 4 de febrero de 1992 se
veía venir desde hace tiempo decía el autor en la obra objeto de análisis “Golpe y
Estado en Venezuela”. “El más superficial observador no podía dejar de darse cuenta
del disgusto creciente que la mayoría de la población, particularmente la clase media y
los trabajadores, para no nombrar los marginales y los desempleados, venía
manifestando en muchas formas ostensibles con respecto a la gestión del gobierno (…)”

Estas reflexiones del Doctor Uslar, contrastan definitivamente con las tésis
esgrimidas actualmente por la oposición venezolana de “Cuando éramos felices y no lo
sabíamos”, refiriéndose a esta época. De haber sido feliz la sociedad venezolana, nunca
se habrían dado, el “Caracazo”, los golpes de Estado de 1992 y mucho menos el
Comandante Hugo Chávez Frías habría ganado las elecciones de 1998.
La insurrección militar del 4 de febrero de 1992 no debía ser vista aisladamente,
como un caso más de intentona golpista por parte de militares ambiciosos, sino que
habia que considerarla, si se quería entender su verdadera significación y comprender
mejor la situación real del país, en el contexto del cuadro general de la vida venezolana
y de la forma como en los últimos años se había venido conduciendo el gobierno.

Mas adelante en el prólogo de su libro Golpe y Estado en Venezuela el autor


indica:

“Sería un craso error pensar que la tentativa de los jóvenes oficiales se ha


producido en el vacío y, menos aún, que en alguna forma corresponda a una
inclinación generalizada a favor de un gobierno autoritario. La inmensa
mayoría del pueblo venezolano —me atrevería a añadir que también la de
los oficiales de sus Fuerzas Armadas— es partidaria de un régimen
democrático, respetuoso de las libertades y de los derechos humanos. La
insatisfacción y la actitud crítica hacia el gobierno actual han sido
provocadas por los errores y las deficiencias de la política nacional (…)”

Fue en ese ambiente de frustración y de angustia, que se planteaba de la manera


más elocuente ante la indiferencia del gobierno, que ocurrió el alzamiento militar del 4
de febrero de 1992. Era, sin duda, un gesto de desesperación el que movió a un grupo
numeroso de oficiales de las Fuerzas Armadas a sentirse obligados a actuar para llenar,
en alguna forma, aquella ausencia de respuesta ante el clamor nacional.

La tentativa del 4 de febrero sirvió, por lo menos, para plantear claramente ante
los ojos del país y del mundo, la realidad venezolana y la necesidad perentoria de que el
gobierno y el Congreso reconocieran sinceramente la grave situación de emergencia y
procedieran a tomar las medidas y a realizar las reformas necesarias para enmendar el
rumbo y poner fin al desastre económico, al caos administrativo y a la falta de
orientación política.

Los aspectos más visibles de esa crisis los constituyen, en primer lugar, el
inmenso déficit fiscal, que amenaza con mayor inflación y que desajusta todas las
relaciones del mercado financiero. Hay que citar también la presencia de una corrupción
generalizada que se ha manifestado de manera sistemática a todos los niveles de la
administración pública y frente a la cual no ha habido ninguna respuesta efectiva de
prevención y de castigo, más bien hay la impresión de que se ha formado un clima
general de tolerancia hacia muchas formas de corrupción.

Entre las reformas recomendadas por el Doctor Uslar en ese entonces (1992) para
salir de la crisis estaban las siguientes:

“En ese orden de prioridad habría que anotar, también, la necesaria reforma
a fondo del sistema judicial (…) la reforma del sistema electoral (…) y las
modificaciones legales necesarias para señalar y castigar el enriquecimiento
ilícito (…) Nadie ha propuesto soluciones de violencia, ningún sector ha
asomado siquiera la posibilidad de patrocinarlas y, como las voces de un
coro unánime, lo que surge de todo el conjunto es el firme deseo de que, por
un acuerdo nacional, se evite la ruptura violenta y se llegue a la adopción de
medidas prontas y eficaces de efectiva rectificación. Si los dirigentes
políticos no se percatan de la excepcional significación (…) que esta
situación representa (…) estarían asumiendo la inmensa responsabilidad de
las soluciones de fuerza, que pudieran surgir si este estado de cosas se
prolongara peligrosamente.”

Otra de las reflexiones convenientes a realizar en cuanto a la obra del Doctor


Uslar Pietri en el período estudiado en su obra es decir 1945 – 1992, es en cuanto a la
sociedad y la mentalidad del venezolano.

La mentalidad del venezolano, ha cambiado, tanto por el inicio de la explotación


petrolera, como por el fomento por parte del gobierno de los juegos de azar. Con ello, el
venezolano piensa más en conseguir fortuna a través del azar, en lugar del trabajo
honesto y el ahorro, como se indicó anteriormente. El afán de riqueza fácil y sin
esfuerzo, además de manera rápida, hacen también que se intensifíquelo los fenómenos
de delincuencia y corrupción administrativa.
Tanto el gobierno como el pueblo sufrirán en este período objeto de estudio, los
cambios que a raíz de la transición económica, basada en el petróleo, tendrán que
enfrentar, adaptándose no sólo al nuevo hábitat sino a la nueva forma de vida, que por
supuesto no se va a parecer en nada a la anterior.

Cuando se implantaron las compañías extranjeras, la economía tradicional, es


decir, la agropecuaria padecía una crisis, que determinaba el estancamiento de toda
actividad productiva y condenaba al campesinado a una vida de miseria. Ahora bien, la
actividad petrolera significará en el aspecto social, la descomposición del campesinado,
pues éste, en búsqueda de mejores condiciones de vida, abandona el campo y se traslada
a la ciudad en donde se desarrolla la clase obrera y la urbanización; produciendo en los
trabajadores del campo un impacto considerable, producto de que, aparte de adaptarse al
medio físico tuvo que cambiar de especialidad.

Los campesinos carentes de conocimientos y capacidad suficiente para emprender


una actividad industrial, se dedicaron a los servicios domésticos, a vendedores
ambulantes, artesanos y otros trabajos de muy bajos ingresos, que no requerían ninguna
especialidad. Fuera de estas grandes ciudades como consecuencia del hacinamiento se
van consolidando los barrios construidos por dos elementos: la gran cantidad de
ranchos, como producto de la insuficiencia de las viviendas y marginalidad producto del
subempleo y desempleo, puesto que no todos tuvieron la suerte de conseguir un empleo
en una industria petrolera o en cualquier otra industria.

Podría decirse, que el empobrecimiento de gran parte de la población venezolana,


se debe a la aparición del petróleo, a pesar de que la producción agrícola y ganadera ya
venía presentando una crisis. Sin embargo, la mayoría de los venezolanos se dedicaban
al cultivo de la tierra, pero con las ganancias seguras que producía la actividad petrolera,
el país no diversificó la economía, que a la vez permitiera acumular un capital propio,
que nos hiciera menos dependientes de los vaivenes del mercado petrolero
internacional. Más bien, el Estado creó miles de empresas estatales, se concedieron
créditos, que no se recuperaron y al no poder cancelarlos estregaban las empresas como
pago. Además aumentó por un lado la burocracia, la cual alimentaba el clientelismo
político, gremial y sindical. Las malas administraciones provocaron al país un
endeudamiento externo e interno en éstos últimos años, que incluso han dado origen a la
inflación, el desempleo y el deterioro no sólo de los servicios públicos: escuelas,
hospitales, carreteras, etc., sino también de los salarios de los trabajadores, debido a su
poco poder adquisitivo, y por el otro con la formación de las ciudades urbanizadas, los
campos petroleros y el desarrollo del capitalismo, se forma la clase media, que cada día
se consolidaba y se extendía más e incluso individuos, de hogares pobres encontraron a
través de la educación y el empleo la posibilidad de ascender de nivel social.

Para la primera mitad del siglo XX, la población rural dominaba económicamente
en todo el territorio venezolano, pero a partir de la segunda mitad de este mismo siglo el
dominio lo ejerce el poblamiento urbano.

La población seguía concentrándose por toda la franja costera – montañosa,


profundizándose mayormente en el centro – norte, noreste y el noroeste, disminuyendo
por lo tanto la población en la zona o región de los llanos, los Andes, y Guayana. Para
1926, había ciudades que contaban con más de 20.000 habitantes, y a medida que la
industria petrolera, la de hierro, la siderúrgica se desarrollara como la actividad más
importante de Venezuela, iba aumentando la población en los sitios más cercanos a
estos campos, principalmente en los campos petroleros del Estado Zulia.

El aumento de la demografía en Venezuela, sucede a partir de la década de 1920,


a raíz de la nueva actividad venezolana, la petrolera, porque no sólo las transnacionales
invirtieron en la extracción del petróleo, sino también colaboraron con el gobierno
nacional, para solventar los graves problemas de salubridad, como por ejemplo:
paludismo, la viruela, las pestes, tuberculosis, sífilis, sarampión, etc., para el caso del
paludismo, la introducción del DDT, ayudo a la eliminación de los zancudos causantes
del paludismo, para las demás enfermedades, la utilización de antibióticos, debido a que
eran provenientes de virus. Venezuela hace frente a éstos problemas higiénicos, por
medio de la construcción de centros sanitarios, la construcción de acueductos, la
construcción de carreteras, para poder llegar a los lugares más distantes de los centros
urbanos.
Esto se ve aumentado en los años 70 y 80, en donde desaparece prácticamente la
población rural, y se forman las aglomeraciones informes en la periferia de las ciudades.
Otro fenómeno que se produce en los años 70 y 80, producto del aumento en los precios
de los hidrocarburos, fue, la formación de una clase media, también producto del
desarrollo del sector terciario de la economía, que abarca el comercio y los servicios. El
aumento de la masa monetaria y la demanda de productos, desarrolló el comercio, con
lo que aumentaron los ingresos de buena parte de la población, que se convirtió en clase
media y nuevos ricos.

Esta clase, formada en buena parte por el azar y la riqueza fácil, producto de las
rentas crecientes del petróleo, crece también carente de principios éticos y morales,
aumentando algunos sus riquezas, por los beneficios dados por el Estado, la política y la
corrupción, de éstos años (1974 – 1989).

Políticas como la de “Borrón y cuenta nueva” de el primer gobierno de Carlos


Andrés Pérez (1974 – 1979) estimularon la tendencia al enriquecimiento azaroso. Esto
consistía en que se condonaría la deuda de muchos productores agropecuario, sobre
todo aquellos afectos al gobierno de turno, muchos de ellos fueron informados que se
daría esta ley y adquirieron grandes deudas, mismas que no pagaron al ser cancelada la
deuda por el Estado, convirtiéndose en millonarios de la noche a la mañana. Así como
esta medida se dieron muchas otras, y entre favores, comisiones y corrupción se
enriqueció una gran parte de la denominada clase media de los años 70 y 80 y se pudo
ver una gran ostentación de riquezas por un lado, mientras la pobreza aumentaba y se
hacía extrema por el otro lado, llegando a consumir alimento para animales durante los
años 90, mientras que aumentaban las casas rodantes y vehículos importados.

Se puede indicar que entre 1941 y 1960, la sociedad venezolana en el ámbito


rural cambió poco, debido a que los ingresos venezolanos eran aún modestos. Fue en los
años 50 que el presupuesto público llegó a 1000 millones de bolívares, aunque había
éxodo campesino este no había llegado a los niveles de despoblación que se vieron
durante los años 70 y 80.
La sociedad rural comenzó a ver cambios más acelerados durante los años 60, en
donde se habían multiplicado y desarrollado las vías de acceso, los puentes se hicieron
modernos, desapareciendo los antiguos puentes colgantes y paso a través de chalanas en
los ríos, y construyéndose puentes de hierro modernos, así como asfaltado de las
carreteras, sobre las antiguas y angostas carreteras construidas por el General Juan
Vicente Gómez. Este mejoramiento de las vías agrícolas se realizó desde la década de
los años 50 durante la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, y se completo en
los primeros años del período democrático durante los años 60.

A partir de 1960 además, tienen lugar para la agricultura venezolana una serie de
acontecimientos que la caracterizan y condicionan para su desarrollo futuro. La
creciente aceleración y expansión de la actividad de los grupos empresariales, es lo que
constituye la línea principal de su desarrollo ya iniciado antes, pero ahora afianzado y
con una capacidad de crecimiento aun mayor.

Se produjo una decadencia definitiva de la agricultura como consecuencia de la


emigración de los campesinos a la ciudad y hacia los campos petroleros, por falta de una
política de gobierno adecuada. Se realizaron varios intentos de reforma agraria, hasta
llegar a la reforma de 1960. Esta Ley de Reforma Agraria tuvo varios objetivos entre
ellos transformar al país en sus estructuras agrarias, la eliminación del latifundismo por
un sistema más justo que beneficiara a los campos, permitir la participación de los
campesinos en el movimiento socio-político de la nación y por último el desarrollo de
la tecnología en los campos para lograr mejor aprovechamiento de la tierra. Para que
esta ley tuviese éxito era necesario el establecimiento del campesinado en las tierras.

Desafortunadamente, esta ley fracasó por varias causas como la tenencia de las
tierras por parte de los latifundistas, desconocimiento de nuevas técnicas modernas,
poca inversión en el sector, plagas y enfermedades que bajaron la producción, falta de
un adecuado sistema de mantenimiento y la escasez de mano de obra.
Estos atrasos y problemas de la agricultura crearon serios problemas al desarrollo
industrial y repercute de forma negativa en el nivel de vida de toda la población
consumidora del país y Venezuela se ve obligada a importar productos que podrían ser
producidos en el país como el maíz, caraotas, frutos y hortalizas.

Por otra parte la aparición de tierras que anteriormente estaban en manos de los
latifundistas, que acaparaban las mismas sin trabajarlas en los años 60, sostuvo en cierta
medida a los campesinos y su éxodo hacia las ciudades, así como también las políticas
de construcción de viviendas rurales, dispensarios médicos, y escuelas rurales, esto sin
embargo, se vio restringido durante los años 70, específicamente a partir del año 1974,
debido a que se benefició nuevamente al latifundio con la ley ya mencionada de
“Borrón y cuenta nueva”, cuando los medianos y grandes propietarios se ven
beneficiados, en detrimento de los pequeños propietarios que finalmente, al verse
presionados vendieron sus tierras a los latifundistas y emigraron a las ciudades.

Durante los años 70 y 80, específicamente desde 1974 a 1989, en los períodos
presidenciales de Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi, la
situación en el campo se hizo más precaria, con el deterioro progresivo de las vías de
acceso, carreteras, puentes y vías marginales, acueductos y canales de riego, construidos
en los años 50 y 60. La pérdida de empleo en el campo y el aumento en las
importaciones de productos que antes se producían localmente, causada por el aumento
en el presupuesto público, ocasionó un aumento geométrico del éxodo rural a las
ciudades, en donde se necesitaba además mano de obra en el sector de servicios.

Al aumentar los ingresos de los comerciantes y prestadores de servicios en las


ciudades, se requirió además mayor cantidad de mano de obra para el servicio
doméstico y la construcción, donde fue a parar, buena parte de los inmigrantes rurales.
Esta es la razón del por qué es desde mediados de la década de 1970, cuando se produce
un crecimiento acelerado, de las barriadas populares en las principales ciudades de
Venezuela, sobre todo Caracas, Maracaibo y Valencia.

Esta población desde mediados de los años 70 pudo tener empleos, aunque en su
mayoría no obtenían trabajos fijos con ingresos estables, sino ocasionales, generalmente
pagados a destajo. Cuando se da la crisis de 1983, muchos empleos se pierden, pasando
en muchos casos esta población a ser desempleada. El mantenimiento de los precios con
una baja inflación mantuvo a la sociedad en espera de un líder o mesías que volviera al
país a la bonanza de principios de los años 70, esto se vio reflejado en las elecciones de
1988, en donde resulta triunfador nuevamente Carlos Andrés Pérez, pero cuando éste
tomó medidas de choque neoliberal, al ver que el Estado venezolano estaba
prácticamente en la quiebra, aumentando la inflación y el desempleo y terminando con
los subsidios, la esperanza de la población se transformó en desesperación, dándose el
estallido social conocido como el “Caracazo” el 27 y 28 de febrero de 1989.

La represión que se da en los días siguientes, la suspensión de garantías y el toque


de queda, con una cantidad de fallecidos aún desconocida, causó finalmente el cambio
de la sociedad venezolana, detenida por una paz negativa impuesta por el miedo a la
represión, la conformidad ante la crisis y la espera de un líder emergente, que no tuviera
la contaminación de los partidos puntofijístas ni la corrupción, el repudio ante los
partidos Acción democrática y Copei se hizo manifiesta, perdiendo estos finalmente su
ascendiente sobre la sociedad, por ello se puede decir que este período constituye el
auge y caída de estos partidos y el fin de la sociedad bipartidista nacida con el pacto de
Punto Fijo.

Los movimientos insurgentes del 4 de Febrero y el 27 de noviembre de 1992,


marcaron también un antes y un después, el principio del fin del modelo puntofijísta.
Estos movimientos fueron también presagiados por el Doctor Uslar, en algunos
editoriales del año anterior, indicando que debido a la manera como se estaban llevando
las cosas, tanto a nivel económico como político, en este aspecto, la corrupción jugaba
un papel protagónico.

Estos “presagios”, hicieron que el gobierno desconfiara de este escritor y otros


tantos, que habían criticado al gobierno y sus políticas que habían llevado a la nación a
un descontento generalizado. Por ello cuando se da la primera intentona en febrero de
1992, y sobre todo después que Uslar Pietri “justificara” el movimiento militar, este fue
acusado de ser uno de los autores intelectuales del golpe, con un supuesto movimiento
de los llamados “Notables”.
En una entrevista que Ignacio Ramonet le realizara al comandante Hugo Chavez
Frías, publicada en 2013 bajo el título Hugo Chávez: Mi primera vida encontramos la
anécdota poco conocida de la conversación que entablara Arturo Uslar Pietri en 1992
con aquel Comandante.

En esta entrevista, Chávez asegura que el Doctor Uslar Pietri era un hombre de la
clase alta, pero un gran patriota. Autor precisamente de Las lanzas coloradas sobre la
gesta de los llaneros, y de La isla de Robinson, una maravillosa novela sobre Simón
Rodríguez. “Un hombre muy recordado y respetado, el doctor Uslar Pietri, quien, en los
años 1940, cuando gobernaba el general Isaías Medina Angarita, habló de la necesidad
de «sembrar el petróleo». Yo también lo conocí porque, primero, lo leí mucho, y luego,
después de nuestra rebelión del 4 de Febrero de 1992, estando en prisión, comenzaron
las especulaciones acerca de los «autores intelectuales» de aquel alzamiento, como si
nosotros no pensáramos… Y trataron de implicar a Uslar en aquello. Lo cierto es que
hizo unas declaraciones justificando, en el fondo, nuestra acción… y le allanaron la
casa. Entonces Uslar, por supuesto, se puso mucho más firme contra el gobierno de
Carlos Andrés Pérez y declaró: «Yo lo que dije fue que aquí iba a llover… y llovió».”9

Uslar fue, en palabras de Antonio Sánchez García, el funcionario perfecto de una


República imperfecta, desde su merodear en el gomecismo, pasando por su elevación
durante el medinismo hasta salir del juego político de la sucesión al que parecía
predestinado en aquél entonces por no ser militar ni haber nacido en Táchira.

El escritor consumado y galardonado con un premio Príncipe de Asturias de las


Letras intentaría alcanzar Miraflores y, luego, influir en sus decisiones para tratar de
modelar el rumbo del país. En ambas cosas tuvo poco éxito, como lo demostró en sus
últimas entrevistas, ya anciano. En ellas, se mostraba decepcionado ante una
nación perdida, cansado de un liderazgo sordo.

Entre sus últimas intervenciones están las registradas entre 2000 y 2001 por
Rafael Arráiz Lucca, y publicadas en Venezolanos excepcionales (2015), en las que
confesaba: “Yo no soy optimista, soy muy pesimista, es que uno no ve qué puede pasar

9 Ignacio Ramonet (2013). Hugo Chávez: Mi primera vida. Conversaciones con Ignacio Ramonet. Vadell Hermanos.
Caracas.
con Venezuela. Desde el punto de vista del azar, pues puede pasar cualquier cosa, pero
desde el punto de vista de un desarrollo más o menos lógico, no se ve, no hay propuesta
para Venezuela. No hay partidos políticos, los aparentes dirigentes que hay son una
gente de muy segundo orden, estamos muy corrompidos (…) Estoy muy angustiado con
esto que está pasando con este país. Este es un momento muy malo, muy peligroso, hay
mucho dinero, muchísimo dinero y no hay orientación. La educación es un desastre, la
política espantosa, no hay debate, el país está sin rumbo, sin destino, sin clase dirigente,
hay aventureros, pícaros, gente que tira la parada (…) Este es un país muy
infortunado. Era muy difícil que aquí las cosas hubieran pasado de otra manera, porque
este fue siempre un país muy pobre y muy atrasado, aislado, lleno de inestabilidad, de
golpes de estado, de eso que llaman revoluciones y, además, apareció esa riqueza
inmensa del petróleo en manos del Estado, que provocó una distorsión total (…) Ya le
digo, yo estoy en un estado de ánimo muy malo, no tengo esperanzas, estoy como en el
infierno de Dante. Aquí no hay de dónde agarrarse, es lastimoso un país sin clase
dirigente, aluvional, improvisado, improvisante, improvisador. Hay que ver lo que
hubiera sido este país con esa montaña de recursos, si el gobierno hubiera tenido un
poquito de sentido común”.

Era el reflejo de un intelectual cansado de hablarle a un liderazgo sordo, a un país


que no escuchó las advertencias que durante varias décadas hizo. Frases que quedan en
la memoria y en la historia como alertas que aún esperan respuestas. Entre ellas, estas
12 frases:

“Hay una sola cosa que Venezuela tiene que hacer, y es esa cosa que yo he
llamado “sembrar el petróleo”. Hacer un plan nacional para que esa renta deje de ser
una renta y se transforme en una remuneración de trabajo, de creación, en un motor de
la economía venezolana que no lo es hoy en día.”

“Venezuela es un país políticamente muy inmaduro. Además, tiene un grave


peligro: no sabe cuáles son sus debilidades, no conoce bien cuáles son sus francos
débiles. En eso estamos viviendo felizmente una vida de parásitos.”

“Si algo presenciamos es el fin de las ideologías. Hoy en día no hay propuesta
mágica en el mundo.”
“El petróleo va a traer en Venezuela transformaciones, cambios y alteraciones de
toda clase, entre ellas una pérdida de sentido de las proporciones, del esfuerzo, la idea
de que todo se puede adquirir con dinero.”

“El petróleo, en lugar de haber fomentado la idea del trabajo, el ahorro, al


contrario, fomenta esa idea de azar, de riqueza mágica y no de riqueza social del
trabajo.”

“El hombre que aprende a aprender está aprendiendo toda su vida y enriqueciendo
su acervo cultural toda su vida y si la escuela no lo enseña a aprender no va a poder
valerse de más nada que de las escasas visiones que recibió allí y que olvidará.”

“Lo peor que puede tener un pueblo es no saber de dónde viene ni por qué ha
llegado a donde está, ni por qué medios, ni por qué manera.”

“La gran culpa de lo que pasa en Venezuela la tienen los partidos políticos, por la
trágica historia de que no ha habido oposición en Venezuela, por la asociación tácita en
la que han estado siempre siendo cómplices de todos los gobiernos, uno detrás de otro.”

“Si en este momento, por azar infortunado del destino, los precios del petróleo
bajaran de una manera importante en el mercado mundial, Venezuela sería un caso para
la Cruz Roja Internacional. Aquí vendrían a repartir sopas en las esquinas.”

“El verdadero tema central de Venezuela, el que debería ser tema de enseñanza en
la escuela primaria y de reflexión en todos los sectores es que este es un país vulnerable,
improductivo.”

“Ha llegado el tiempo de las dificultades para Venezuela, el tiempo en que los
hombres tienen que dar la medida de su capacidad.”

“Al final los hombres se percatan de que no hay que dejar de luchar por la
libertad, por la igualdad. Ambas cosas tienen que coexistir en un grado de equilibrio
difícil. No se puede soltar una sin sacrificar la otra.”

Una vez realizadas estas reflexiones, con la cita de estas 12 frases en muchos
casos proféticas se observan tres consideraciones finales:
A) Con la llegada de la industria petrolera al país en la década de 1920, en
Venezuela se produce un cambio rotundo. El primero que se da es un cambio en las
élites de poder y el segundo el inicio del modelo rentista, que aún esta en progreso.

B) Los cambios se dan en todas las índoles: Político, Social, económico y


cultural, y se observan tres grandes momentos o acontecimientos de cambio a lo largo
del período de estudio:

1.- En la década de los años 20 del siglo XX, con la llegada de las transnacionales
petroleras.

2.- El 18 de octubre de 1945 con el golpe del Partido AD contra el presidente


Medina Angarita, y

3.- En octubre de 1973 cuando producto de la Guerra del Yom Kippur se produce
el aumento en gran escala de los precios del petróleo.

C) Es a partir de 1945 cuando comienza el desarrollo del modelo rentista que


conocemos, y se intensifica en 1974, y se sustituyó una élite nacionalista por una
burocrática y peculadora en este mismo período.
FUENTES CONSULTADAS

 Arturo Uslar Pietri: corrupción, golpe y petróleo. Ensayo 1991


 Arturo Uslar Pietri. La divergencia política fue publicado en la compilación de
ensayos que integran su reconocido libro De una a otra Venezuela, publicado
por primera vez en 1949.
 Arturo Uslar Pietri (1992). Golpe y Estado en Venezuela (1992). Introducción.
Editorial Norma. Caracas.
 DE LA PLAZA, Salvador. Formación de las Clases Sociales en Venezuela
 Diario Ahora. Editorial: “Sembrar el Petróleo” 14 de Julio de 1936.
 F. Javier Duplá s.j en julio de 2006 en la Revista SIC del Centro Gumilla,
titulado Cien años del nacimiento de Arturo Uslar Pietri.
 Ignacio Ramonet (2013). Hugo Chávez: Mi primera vida. Conversaciones con
Ignacio Ramonet. Vadell Hermanos. Caracas.
 Mundarra Miguel Ángel. “Biografía de Andrés Eloy Blanco”. Garza Impresores
Caracas 1978.
 Zentner Christian. Las Guerras de la Posguerra “La sombra del Cubano” Tomo
10 Las Guerras de la Postguerra II. Editorial Bruguera España 1976

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