Arquitectura en La Argentina. 1965-2000 PDF
Arquitectura en La Argentina. 1965-2000 PDF
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LA ARQUITECTURA EN ARGENTINA
(1965-2000)
Ramón Gutiérrez
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1. Waisman, Marina. “Una década revolucionaria: 1960-1970”. 3. Encuesta realizada por Alberto Prebisch a los arquitectos
En Summa Nº 200-201. Buenos Aires. Junio de 1984. Pág. 58. Acosta, Álvarez, Coire, Morea, Ricur, Ruiz Guiñazú y Sacriste.
2. Durante el gobierno de Frondizi se redujo drásticamente la En Sur. Nº 267. Buenos Aires. Diciembre 1960.
construcción de viviendas sociales y durante el Ministerio de 4. Bullrich, Francisco. Arquitectura argentina contemporánea. Ed.
Álvaro Alsogaray se propuso resolver el problema con la cons- Nueva Visión. 1963.
trucción de “quonset” de chapa con mínimas condiciones de
habitabilidad. Vautier había retornado de Colombia donde tra-
bajó en el Centro Interamericano de la Vivienda (CINVA) con
una magnífica tarea en autoconstrucción de vivienda rural.
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5. Ortiz, Federico – Levaggi, Abelardo – Mantero, Juan Carlos 7. Alexander, Christopher. Ensayo sobre la síntesis de la forma.
– Gutiérrez, Ramón – De Paula, Alberto – Viñuales, Graciela y Ediciones Infinito. Buenos Aires. 1969. Véase Grichener, Silvio.
Parera, Ricardo (Coord). La arquitectura del liberalismo en la “PREVI/Perú. Un intento en el más alto nivel”. En SUMMA Nº
Argentina. Ed. Sudamericana. Buenos Aires. 1968. 33. Buenos Aires. 1970. Rudofsky, Bernard. Arquitectura sin
6. Ortiz, Federico – Gutiérrez, Ramón. Arquitectura argentina. arquitectos. EUDEBA. Buenos Aires. 1973. Turner J. El proceso de
(1930-1970). La búsqueda del modelo alternativo. Madrid. Hogar y urbanización y los sectores populares en Lima. DESCO. Lima. 1969.
Arquitectura. 1972.
editorial por su enfoque referido a la arquitectu- toria que había instalado el Movimiento Mo-
ra del siglo XIX5. En 1972 se publicó un segundo derno— asumían las nuevas utopías desde los
libro sobre la arquitectura del siglo XX6. Archigram, los planes urbanos de los japoneses
La revista generaría también otras colecciones o los diseños de ciudades espaciales de Yona
de gran importancia como los Cuadernos Friedman.
Summa-Nueva Visión y los Summarios que man- Junto a ellas coexistían las revalorizaciones
tenían una posibilidad de debate cultural y refle- de las arquitecturas vernáculas, “las arquitectu-
xiones críticas sobre los temas globales de la ras sin arquitectos” difundidas en 1964 desde el
arquitectura. Desde allí fue posible acceder a la MOMA por Bernard Rudofsky (1905-1988), las
difusión de las ideas “fundacionales” de los gru- lecturas urbanas de Kevin Lynch (1918-1984),
pos que —manteniendo el desprecio de la his- los sistemas de trabajo en comunidad propicia-
dos por John Turner (1927) en el Perú y
Gómez Gavazzo (1904-1987) desde el Uruguay,
las arquitecturas experimentales de base cientí-
fica de Christopher Alexander y los ensayos del
famoso programa de viviendas PREVI en Lima7.
Entre nosotros la tarea fundacional de las
editoras de arquitectura debe adjudicarse a Po-
Portada de la revista Summa Nº 2. 1963. Archivo Tapa del libro Arquitectura Argentina Contemporánea de
CEDODAL Francisco Bullrich. 1963. Archivo CEDODAL
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8. Tuvo mucha importancia la edición de Historia de la arqui-
tectura moderna de Zevi, realizada por Emecé en 1954.
9. El Grupo Harpa había sido formado en 1954.
seidón, primera editora en castellano del libro suprimía las representaciones de profesores,
de Bruno Zevi (1918-2000) “Saber ver la arqui- estudiantes y egresados, congelaba los concur-
tectura” (1951) y el de Le Corbusier (1887- sos o designaba con carácter vitalicio a los pro-
1965) “El Modulor” (1953) y la editorial Víctor fesores, motivó el vaciamiento de buena parte
Lerú y Emecé que editaron inmediatamente del cuerpo docente que renunció masivamente
otras obras de Zevi8. Luego, la fuerte y creativa y comenzó una nueva historia de exilios y
presencia de Nueva Visión y del grupo Infinito exclusiones. En la Facultad de Arquitectura de
que reunió a Carlos Méndez Mosquera, Jorge Buenos Aires los Anales del Instituto de His-
Enrique Hardoy (1926-1993) y a los otros toria de la Arquitectura que venían aparecien-
miembros de Harpa (Eduardo Aubone (1927- do sistemáticamente desde 1948 se dejaron de
1980), José Rey Pastor (1927-1983) y Leonardo editar a la muerte del arquitecto Mario Bus-
Aizemberg (1926-?)) que potenciaron la pro- chiazzo (1902-1970), el Instituto de Vivienda
puesta editorial de arquitectura9. Todos estos
libros tuvieron una amplia difusión internacio-
nal ya que en la España de Franco casi no había
textos disponibles y lo propio sucedía en el
mundo portugués, por lo cual estas ediciones
en castellano eran la fuente de consulta del
mundo latinoamericano y de la península ibé-
rica hasta la década del ’70. En los ’80 la aper-
tura de la Revista Summa a los libros comenzó
con la edición de “Documentos para una histo-
ria de la arquitectura argentina” que coordinó
Marina Waisman y marcó un éxito editorial con
varias tiradas.
En la segunda mitad de la década de los ’50
las universidades habían recuperado un papel
protagónico en la iniciativa cultural y una diná-
mica de reflexión y debate que se manifestaría
en grandes empresas como la Editorial Univer-
sitaria de Buenos Aires (EUDEBA) y en políti-
cas de extensión universitaria en distintos cam-
pos. Este papel protagónico y la dinámica del
movimiento estudiantil fue una causa de las
políticas represivas que comenzaron bajo la
nueva dictadura del General Onganía que,
derrocando al gobierno radical de Arturo Illia,
culminaría con la intervención a las universida-
des el 28 de junio de 1966. Portada de La arquitectura del liberalismo en la Argentina,
Esta acción desde el gobierno, que nombra- Federico Ortiz y otros. Ed. Sudamericana. Buenos Aires.
ba directamente a los rectores interventores, 1968. Archivo CEDODAL
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que bajo la dirección de los arquitectos Oscar versitaria obra de los arquitectos Eduardo Cata-
Molinos (1927) y Luis Morea (1921-2003) lano (1917-2010) y Horacio Caminos (1914-
había alcanzado renombre fue reducido a su 1990) que pronto mostraría la vulnerabilidad
mínima expresión hasta su desaparición. Múlti- de la arquitectura moderna a las condicionantes
ples iniciativas quedaron en el camino y buena del ambiente y las exigencias funcionales a
parte de los Talleres de Arquitectura quedaron pesar de la euforia tecnológica de la época.
vacantes. En esos años el abandono del recinto Se cerraba así una etapa de la vida universi-
donde transcurrió la “noche de los bastones lar- taria argentina para ingresar a otra que duraría
gos” (en la que ingresaron hasta policías a caba- 17 años donde las universidades estuvieron
llo en el pabellón de la feria del Sesqui- intervenidas en forma continua bajo gobiernos
centenario que servía de Facultad) posibilitó la de distinto signo que respondían a movimien-
mudanza al nuevo edificio de la Ciudad Uni- tos pendulares de la política pero que maneja-
ron las universidades bajo similares patrones de
dependencia.
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10. “El Arquitecto hoy. Un cambio de actitud para responder a
las constantes modificaciones del espacio”. En La Nación.
Buenos Aires 14 de diciembre de 1969. 5º Sección, Pág. 2.
11. Grossman, Luis. “A tres décadas de una aventura”. En La
Nación. Buenos Aires, 11 de noviembre de 1998.
12. Sigal, Víctor – Fischermann, J. “Una profesión en crisis, la
situación ocupacional de los arquitectos”. En Summa Nº 84.
Buenos Aires. Diciembre de 1974. Véase García Vázquez,
Francisco. El arquitecto y su Universidad. Buenos Aires. Sociedad
Central de Arquitectos. CESCA. 1986.
tuvo entonces un papel relevante mientras las y prometía un duro futuro a los 31.265 alumnos
Facultades de Arquitectura mostraban, en ge- de arquitectura que había en 1983.
neral, una decadencia bastante notoria. A comienzos de los años setenta, en las pro-
En el campo profesional la circunstancia se pias Facultades se plantearon taxativamente
vivía de una manera diferente. En 1969 el ar- aires de renovación que tenían como objetivo
quitecto José Aslán (1908-81) decía: “en este implementar cambios en la enseñanza e intro-
momento en nuestro país se están dando una enorme ducir nuevas formas de actuación en relación a
cantidad de oportunidades para que los arquitectos las crecientes tensiones sociales que vivía el
puedan desarrollarse plenamente. Un ejemplo: los país. La violencia sistematizada desde el estado
concursos de proyectos y precios para la erradicación y desde los grupos políticos que entendían que
de villas de emergencia, que el arquitecto debe asumir la acción armada era la única manera de cam-
como un tema que es esencialmente arquitectóni- biar los rumbos de la historia, fue generando
co…” 10. Es también el momento en que los una secuela de hechos cargados de sectarismo
periódicos de mayor trayectoria: La Prensa y La que impulsó la eliminación de quienes disentí-
Nación, comenzaron a editar en 1968 Suple- an con los pensamientos de los grupos más
mentos semanales de arquitectura bajo la direc- radicalizados.
ción de Mauricio Repossini (1914-68) y Raúl
Birabén el primero y Daniel Viacava (1926-89)
el segundo11. Esta difusión arquitectónica finan-
ciada por los estudios y sus contratistas, creó
una imagen de profesión exitosa, ya que nin-
guna otra disciplina tenía un espacio mediático
similar, y generó crecimientos en la matrícula
estudiantil por el prestigio social alcanzado. A
la vez comenzó a tratarse el tema de la diversi-
ficación del título de arquitecto que daría ori-
gen, años más tarde, a múltiples carreras en el
mismo ámbito de la Facultad. Este imaginario
sin embargo tenía poco que ver con la realidad.
La encuesta realizada por encargo de la Socie-
dad Central de Arquitectos en 1975 demostraba
que solamente el 5% de los arquitectos vivía
exclusivamente de su trabajo profesional y que
del conjunto de metros cuadrados construidos
sólo un porcentaje similar era realizado por
arquitectos12. Sin embargo, la abundante pro-
ducción de arquitectos por las universidades
daría lugar a un creciente protagonismo de los
profesionales. Estudios posteriores de García
Vázquez ratificaban la decadencia profesional de Suplemento de Arquitectura del Diario La Nación. 1969.
los 20.000 arquitectos que tenía entonces el país Atención César Loustau. CEDODAL
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13. Véase Maestriperi, Eduardo. Mario Soto. España y Argentina 14. En 1957 había surgido el Instituto Interuniversitario de
en la arquitectura del siglo XX. Sociedad Central de Arquitectos. Historia de la Arquitectura que había convocado a los docen-
Buenos Aires. 2004. Gutiérrez, Ramón. Buenos Aires evolución tes del interior del país conducido por Enrico Tedeschi,
histórica. Bogotá. Ed. Escala. 1992. Marina Waisman, Francisco Bullrich y Raúl González Capdevila
entre otros. Este Instituto organizó cursos para docentes con
profesores como Pevsner, Argan, Chueca Goitía, Banham,
Scully y Humberto Eco. Del mismo no participaban los docen-
tes de la Universidad de Buenos Aires. AAVV. Historia de la
Arquitectura en la Argentina. Reflexiones de medio siglo. 1957-2007.
Ed. CEDODAL-IDEHA. Tucumán. 2007.
15. Díaz, Tony y otros. La Escuelita. Cinco años de enseñanza alterna-
tiva de arquitectura en la Argentina. 1976-1981. Buenos Aires. 1981.
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16. La revista comenzó a publicarse en 1975 como “Cuadernos
de Ambiente” y a partir del número 17 pasó a llamarse
“A/ambiente”. En la actualidad mantiene una edición infor-
mática en red.
desde el CAYC y la Bienal de Arquitectura que desde los Cuadernos CEPA primero y luego con
impulsó, mediante la cual logró su inserción en la Revista A/ambiente contribuyó notoriamen-
las actividades profesionales de la Unión te a nuevas miradas sobre las calidades de la
Internacional de Arquitectos y de la Federación arquitectura16. Los cursos de formación de pos-
Panamericana de Arquitectos. grado de FLACAM han sido otro aporte funda-
También es necesario recordar la tarea mental de Pesci y su grupo en la organización
emprendida por el arquitecto Rubén Pesci de equipos interdisciplinarios que han aborda-
(1942) en La Plata con la conformación en do estudios en una extensa área de países de la
1974 del Centro de Proyectación Ambiental región. En una concluyente preocupación am-
(CEPA) quien instaló el tema del medio biental y para el aprovechamiento de la energía
ambiente y de la sustentabilidad en el debate solar Enrico Tedeschi (1910-1978) formaría en
arquitectónico. Su notable tarea de divulgación Mendoza el Instituto Argentino de Investigacio-
Solsona y Asociados. ATC. Argentina Televisora Color. Buenos Aires, 1978. Archivo CEDODAL
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17. AAVV. Seminarios de Arquitectura Latinoamericana. 1985-
2011. Se hace camino al andar”. Ed. CEDODAL. Buenos Aires.
2011.
Aires una reacción que llevó al montaje de un cultural su predominancia en estas dos últimas
encuentro paralelo cuya exitosa repercusión décadas del siglo.
posibilitaría la existencia de un grupo de pro-
fesionales que, abarcando todos los matices del 1.4. El vaciamiento del Estado en los ’90
diseño, la teoría, la crítica y el urbanismo, gene-
raría lo que han sido durante 25 años los La década del ’90 marcó claramente el aban-
“Seminarios de Arquitectura Latinoamericana” dono de la acción pública en la arquitectura,
(SAL) que se han venido reuniendo en los exactamente el camino contrario al que habría
diversos países del continente hasta nuestros de emprender, por ejemplo España, que jerar-
días17. El apoyo del equipo de redacción de la quizó sin ninguna duda su arquitectura a nivel
revista SUMMA, integrado junto a Marina Wais- internacional a través de las obras emprendidas
man por Alberto Petrina (1945), Julio Caccia- por concurso mediante la acción estatal.
tore (1936), Marcelo Martín (1954), Patricia En Argentina, la desaparición del tradicional
Méndez (1964), Adriana Irigoyen y Miriam Ministerio de Obras Públicas, al cual antes se le
Chandler (1954) fue clave para la realización habían ido desagregando oficinas técnicas
del segundo SAL en Buenos Aires en 1986 específicas dedicadas a arquitectura escolar,
dando continuidad a la iniciativa. sanitaria y judicial marcó el final de un ciclo en
Ya desde la década anterior se había vislum- la acción estatal. Con la dependencia del anti-
brado la concentración del trabajo en una guo MOP del nuevo Ministerio de Economía se
serie de estudios que marcaban las opciones verificaría la línea dominante del poder en
preferenciales de la profesión. Muchos de ellos manos de economistas de estas últimas déca-
habían atravesado incólumes los duros conflic- das. La desaparición de la Dirección Nacional
tos que había sufrido el país de la misma mane- de Arquitectura con los equipos regionales que
ra que muchos equipos de jóvenes arquitectos atendían a la obra pública, incluyendo los
se habían visto diezmados o marginados de Monumentos Históricos era indicativa de la
cualquier participación protagónica en esos pérdida de artesanos y constructores con oficio
tiempos. Si la década de los sesentas y setentas y conocimientos que eran ahora absorbidas por
se habían abierto a instancias de importantes las empresas constructoras que carecían en
concursos posibilitando una mayor accesibili- muchas oportunidades de las destrezas requeri-
dad, lo cierto es que el paulatino abandono de das, mientras se continuaba adjudicando las
la acción pública en la arquitectura y la cre- obras atendiendo prioritariamente a las ofertas
ciente demanda del sector inmobiliario fueron de precios.
marcando esa tónica de concentración de la La transferencia de los recursos a los sectores
encomienda profesional y haciendo más difi- privados para atender las nuevas demandas del
cultosa la instalación de nuevos estudios con estado ratificaron la teoría ideológica de que el
obra continuada y de calidad. Los denomina- Estado actuaba mal y que mejor y más econó-
dos genéricamente como “lápices de oro” o micamente lo hacía el capital privado. Se desar-
autoconsiderados testimonio del “Star System” ticularon así las grandes oficinas técnicas del
expresaban entonces en los medios de difu- estado pasando a manos privadas los bienes y
sión, en su presencia de obras y en general con servicios que habían ido, durante décadas, con-
una participación activa en el mundo social y solidando la obra pública como expresión de
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construcción de la nación. La pérdida del sen- pérdida de valores y de bienes que el país debió
tido de pertenencia de técnicos, profesionales y afrontar.
funcionarios significaría un serio deterioro En tiempos como los señalados nuestras ciu-
que, avanzado el siglo XXI, cuesta recuperar. dades fueron concebidas como espacios para
Los nuevos funcionarios extraídos del sector los grandes negocios, no solamente como es
privado se jactaban de su eficacia en el desgua- habitual por parte de los especuladores inmo-
zamiento de la estructura estatal, mientras que biliarios, sino también los avispados gobernan-
buena parte del país asumía que estábamos tes de diversos signos políticos. Ya en tiempos
ante una hora gloriosa de una nueva etapa de del gobierno de Alfonsín se hicieron generosas
progreso sin límites avalado por la paridad ins- concesiones a privados sobre la costanera norte
titucionalizada con la moneda norteamericana. de Buenos Aires y debió lucharse raudamente
El fin de siglo con la trágica consecuencia puso para evitar la apropiación del área de relleno
en evidencia la falacia de todo este operativo de de la Costanera Sur que finalmente fue decla-
Hampton-Rivoira. Puerto Madero. Dique 1 y Banquina. Buenos Aires, 1994. Foto Mac Adden. Archivo CEDODAL
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18. AAVV: Casas Blancas. Una propuesta alternativa. CEDODAL.
Buenos Aires. 2003.
rada Reserva Ecológica y sometida por ende a protegida y destinarla a lucrativas urbanizacio-
protección. Gobiernos posteriores de distinto nes como la que espera realizarse en los anti-
signo brindaron concesiones variadas de espa- guos terrenos de la frustrada “Ciudad Depor-
cios públicos a instituciones y empresas e inclu- tiva” en sus adyacencias.
sive nos sorprendieron con maravillas creativas
como las “escuelas-shopping”.
Todo parecía estar en disponibilidad para ser 2. DEL MOVIMIENTO MODERNO
utilizado con el único objetivo de tener alta A LA POSMODERNIDAD 1965 - 2000
rentabilidad en manos privadas, desaparecien-
do la preocupación por el bien común que le 2.1. La crisis del “Movimiento Moderno”
competía al estado asegurar. Un caso notorio
fue la transferencia de más de un centenar de La década del ’60 estuvo signada por la enor-
hectáreas de tierra pública en la conformación me apertura a los modelos externos, la singular
del nuevo barrio de Puerto Madero en Buenos confianza en la aplicabilidad de los mismos a
Aires. El gobierno abrió a través de una Corpo- nuestra circunstancia y la actitud mimética de
ración la consolidación de acuerdos entre insti- los sectores dirigentes integrados a la penetra-
tuciones del estado para plantear la recupera- ción cultural por decisión propia. Una minoría
ción patrimonial mediante la rehabilitación de activa de los arquitectos había comenzado a
los almacenes del antiguo puerto. A la vez faci- principios de esa década a desarrollar una tarea
litó nuevas normativas que han abierto la posi- de introspección en lo que se dio en llamar el
bilidad de contar con un plan específico para movimiento de “las casas blancas” cuyo origen
construir racimos de torres de altísima rentabi- se refería habitualmente a la iglesia de Fátima
lidad y de perniciosas consecuencias de carác- en Martínez (Pcia. de Buenos Aires) realizada
ter ambiental para la ciudad. Se generó así un por los arquitectos Claudio Caveri (1928-2011)
barrio urbano con autonomía reglamentaria y Eduardo Ellis (1925) entre 1956 y 195818. Re-
puesto bajo una tutela peculiar de servicios tomando una búsqueda que cuestionaba el
propios incluyendo los de seguridad. ahistoricismo del Movimiento Moderno y ratifi-
Con mejor espíritu colaborativo el padrinaz- caba la valoración del “espíritu del lugar” sin re-
go de plazas y parques ayudó al mantenimiento nunciar al “espíritu del tiempo”, el movimiento
de los espacios públicos y generó una aproxi- encontró un eco en diversos sectores profesio-
mación positiva a la tarea en común del sector nales que culminaron en una exitosa Exposi-
privado y el municipio. Estas actitudes tendie- ción realizada en 1964.
ron a atemperar la lectura de las ciudades Caveri señalaba la importancia de esta bús-
como un espacio franqueado para todo tipo de queda frente a la arrogancia del sistema tecno-
negocios publicitarios o de uso mediante con- lógico importado acríticamente sin atender a
cesiones que cerraban ámbitos públicos a acti- las posibilidades locales y regionales, a los
vidades estrictamente privadas y con cobro de modos de vida y a los recursos disponibles, en-
accesibilidad como sucedía en la Costanera frentando a las autodenominadas “vanguardias
norte. Mientras tanto reiterados incendios modernas” que aspiraban a esa altura a tener la
“casuales” en la reserva Ecológica movilizaban a concesionaria local de alguna vedette arquitec-
la opinión pública para desafectar esta área tónica extranjera. La lectura de la realidad con-
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creta era para esta línea de la arquitectura el les, tecnológicas e inclusive la opción de un “espí-
camino adecuado, la pertenencia significativa a ritu mediterráneo” como Antonio Bonet
la vertiente troncal del Movimiento Moderno, Castellana (1913-89), integrante del antiguo
en sus diversas facetas, miesianas, corbusiera- grupo Austral, abordará los patrones del urba-
nas y hasta wrightianas era la otra opción pre- nismo corbusierano en su propuesta para el
dominante. barrio Sur de Buenos Aires (1957), proponiendo
En el afán de la pertenencia a la propuesta destruir traza y patrimonio en una renovación
externa, quienes antes habían intentado un reco- especulativa realizada desde el Estado o recalará
rrido integrador de las circunstancias ambienta- en el lenguaje miesiano en la Casa Oks.
Sin embargo, los tiempos heroicos del Mo-
vimiento Moderno (MM) estaban naufragando
en los países centrales jaqueados por los cues-
tionamientos del Team X, el creciente recono-
cimiento de las manifestaciones heterodoxas
de Alvar Aalto (1898-1976), Paul Rudolph
(1918-97) y Louis Kahn (1901-74) en su revalo-
rización de la historia dentro de la enseñanza.
Otros iban instalando aperturas como las pro-
puestas enfáticas de Aldo Van Eyck (1918-99)
que retomaban la problemática social abando-
nada tan tempranamente por el MM o las de
los Smithson buscando arquitecturas expresivas
de una mayor integración urbana.
Es cierto que la reconversión del Le Cor-
busier de Ronchamp, La Tourette y Chandi-
garh o la difusión de la arquitectura japonesa
potenció la apertura hacia las manifestaciones
expresionistas del “neobrutalismo”, que entre
nosotros tuvo la temprana y exitosa manifesta-
ción del conjunto de la Casa de Gobierno de La
Pampa de Clorindo Testa (1923-2013), Augusto
Gaido (1920-?), Boris Dabinovic (1920-?) y
Francisco Rossi (1921-2007) y obras posteriores
que también reconocen a Testa como protago-
nista con el Banco de Londres (conjuntamente
con el estudio SEPRA) y la Biblioteca Nacional
con Francisco Bullrich (1929-2011) y Alicia
Cazzaniga (1928-1968). También aquí podría-
mos recordar las obras de Mario Soto (1928-
Testa y SEPRA. Banco de Londres y América del Sud. 1983) y Raúl Rivarola (1928) en Misiones entre
Buenos Aires, 1965. Foto César Loustau. Archivo CEDODAL ellas el Instituto de Previsión Social, la Escuela
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19. Maldonado, Tomás. El futuro de la modernidad. Ed. Júcar.
Madrid. 1990.
Manuel Belgrano de Córdoba de Bidinost había llevado a la crisis sustancial del Movi-
(1926-2003) y sus socios Jorge Chute (?-1992), miento Moderno donde el énfasis en la jerar-
Rodolfo Pedro Gassó (1935), Mabel Nydia quización formal subordinaba la función19. Ya
Lapacó (1930) y Martín Meyer (1935), el INTA “la forma no seguía a la función” sino que
de Pergamino e inclusive el basamento de los adquiría autonomía propia marcando una ten-
Tribunales y Legislatura de Jujuy. dencia creciente de valoración en la segunda
En todo caso si bien variaba la expresividad mitad del siglo XX. Veremos en este expresio-
de la arquitectura se mantenía la distorsión que nismo formalista surgir supuestas “ideas fuerza”
Testa-Bullrich-Cazzaniga. Biblioteca Nacional. Buenos Aires, 1962-1992. Foto Federico Ortiz. Archivo
CEDODAL
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32
20. Iglesia, Rafael. “Poéticas arquitectónicas en la Argentina. 21. Solsona, Justo. SUMMA Nº 2. Buenos Aires. 1963.
1955-1980”. En Summa Nº 200-201. Buenos Aires. Junio de Pensamiento difícil de compatibilizar con el proyecto que pre-
1984. Pág. 54. senta al Concurso de la Biblioteca Nacional (1962) o la valora-
ción de algunas torres recientes como homenaje al Kavanagh.
Bidinost y Asociados. Colegio Belgrano. Córdoba, 1960-1968. Soto-Rivarola. Instituto de Previsión Social. Posadas, Misio-
Atención Revista SUMMA. Archivo CEDODAL nes, 1960-1966. Atención Macchi. CEDODAL
de proyectos reducidos a la búsqueda “de un ficaban que “la arquitectura no debe ser de ningu-
cubo virtual” u otra figura geométrica. En defi- na manera una necesidad estética porque es una
nitiva unas volumetrías formales que, facilitadas necesidad funcional” 21. Las obras así concebidas
por las múltiples posibilidades tecnológicas, eran objetos artísticos autónomos cuya cons-
permitían aparentar una postura estética origi- trucción de ciudad por agregación se despren-
nal. Rafael Eliseo Iglesia (1930) visualizaba una día de todo compromiso con el contexto
suerte de ficción en los proyectos de Bancos de ambiental, paisajístico, social y cultural y en no
la Ciudad en Buenos Aires y Córdoba donde se pocos casos atendía prioritariamente a la alta
alteraba “el rango funcional de los elementos: aque- rentabilidad económica que podía generar y en
llos que hasta entonces fueron considerados de segun- general al prestigio del autor profesional. Todo
do orden como los sistemas complementarios, como los esto ampliaba el contenido del ya generoso
espacios sirvientes, como las instalaciones mecánicas, escenario de lo “moderno”, término bajo el
que son puestos en primer plano creando une estética cual se refugiaban quienes concretaban estas
“pseudofuncionalista”, resultado de figuras retóricas obras concebidas como los nuevos “monumen-
que invierten la jerarquía arquitectónica; en muchos tos” contemporáneos.
casos lo secundario aparece como lo principal; lo habi- Curiosamente, en un proceso similar al que
tualmente oculto como objeto de exhibición: lo comple- había sucedido con las normativas academicistas
mentario como esencial” 20. cuya reiteración llevaron al eclecticismo y luego
La gravitación de estas defecciones en el al pintoresquismo, buscando la singularidad
tiempo arrastraron a muchos de los que lúcida- que los requerimientos compositivos limitaban,
mente en 1963 alertaban sobre la complejidad el Movimiento Moderno abandonaba así las tesi-
de expresiones formales que no respondían a turas de Adolf Loos (1870-1933) y su “ornamen-
necesidades del programa arquitectónico y rati- to es delito” para incursionar crecientemente en
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Álvarez y Asociados. Galería Jardín y Torre Florida. Buenos Aires, 1973-1976. Foto Ernesto Sijerckovich. Archivo CEDODAL
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22. Broadbent, Geoffery y otros. El Simposio de Portsmouth.
EUDEBA. Buenos Aires. 1971. El argentino Juan Pablo Bonta
desarrollaría luego en los Estados Unidos nuevos métodos para
acotar científicamente la crítica de arquitectura a través de
indicadores de comunicación.
36
23. Liernur, Jorge Francisco. Arquitectura en la Argentina del
siglo XX. La construcción de la modernidad. Buenos Aires. Fondo
Nacional de las Artes. 2001. Pág. 330.
Buenos Aires y el Instituto de Investigaciones Cabe señalar que las políticas de la dictadura
Científicas de la Universidad Nacional de La (1976-1983) además de los estadios para el mun-
Plata de clara influencia de obras inglesas de su dial de fútbol (1978), planteó en materia de
época23. El fallecimiento de Erbin y la separa- vivienda social la realización de grandes conjun-
ción de Díaz en 1979, que se radicó en España, tos que requerían la alianza de propietarios de
redujo la constitución del estudio que continuó tierras urbanas, entidades crediticias y empresas
con obras de importancia, entre ellas el Centro constructoras, de lo que resultaron construccio-
de Congresos y Exposiciones de Mendoza nes radicadas en áreas inundables, conjuntos
(1994). Tony Díaz fue en estos años uno de los que trasladaron experiencias de viviendas “pro-
más inquietos en buscar un sustento teórico visorias” españolas, convertidas en definitivas
sólido a su producción arquitectónica. entre nosotros, y otras propuestas de miles de
unidades carentes de equipamientos adecuados.
El contexto de esa década del ’70 actuó de
una manera ambivalente en el campo de la
arquitectura. La crítica social y cultural por una
parte surgida de las circunstancias de violencia
no impidió en la profesión la evidencia de una
enajenación que estaba subyacente al intentar
mimetizarse con las modas externas. Así, impul-
sadas por la acción del CAYC dirigido por
Glusberg se articulaba el “Star System” arquitec-
tónico con la realización de eventos arquitectó-
Solsona y Asociados. Edificio Prourban. Buenos Aires, 1978. Baudizzone y Asociados. Proyecto Auditorio Ciudad de
Foto Dick Alexander. Archivo CEDODAL. Buenos Aires. 1971. Atención SUMMA. Archivo CEDODAL
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37
24. Molina y Vedia, Juan. “Notas acerca de lo nacional y de las
ideas en arquitectura”. En Summa Nº 200-201. Buenos Aires.
Junio de 1984. Pág. 71.
nicos como el X Congreso de la Unión In- pretando la ciudad sobre la base de sus fugaces
ternacional de Arquitectos (1969) y las Bienales. cuanto intrascendentes obras.
Se ratificaban así los lazos de numerosos estu- De alguna manera, en una reflexión dialécti-
dios abiertos a adoptar las novedades de las usi- ca, Juan Molina y Vedia (1932) veía que el deba-
nas centrales del pensamiento y la experimenta- te de la arquitectura se estaba centrando “por un
ción arquitectónica. Entre otras cabe recordar lado en el formalismo apolítico con énfasis en el oficio
los proyectos de amplia publicidad de los argen- específico, elitista y refinado y, por otro, el del compro-
tinos Mario Gandelsonas (1938) y Diana Agrest miso social con énfasis en la interdisciplina y la parti-
(1945) que, desde Estados Unidos, nos propo- cipación, antivedetística, etcétera.” 24. Advertía que
nían nuevas “lecturas” de Buenos Aires inter- un riesgo de una lectura excluyente entre ambas
posiciones era, por una parte, el alejarse de la
realidad o, por la otra, la pérdida del propio ofi-
cio del arquitecto. La observación era pertinen-
te pues si a principio de los ’60 los estudiantes
tenían que entregar con calidades similares a la
de un concurso profesional, hacia fines de la
década siguiente en muchas universidades ni
llegaban al diseño y se quedaban con entregas
de análisis de las condiciones sociales en las cua-
les se haría el proyecto o con el proyecto para
“después de” las transformaciones revoluciona-
rias que se consideraban inevitables. Molina y
Vedia interpretaba que había elementos de la
arquitectura como disciplina que escapaban a la
categoría de lo nacional, pero que la arquitectu-
ra como instrumento era inseparable de lo
nacional y regional, fusionando de esta manera
la idea del espíritu del tiempo y el del lugar.
Marina Waisman veía que, a comienzos de la
década del ’70 se estaba planteando, contradic-
toriamente, una “desvalorización de la forma”
como producto final de la arquitectura, en
tiempos en que asoma la posmodernidad y sur-
gían los lenguajes de doble fachada o se impul-
saban los procesos de exhibición tecnológica
cuya imagen icónica asumiría el Centro Pompi-
dou de París. El apasionamiento por la tecno-
logía recala entre nosotros originariamente con
Baudizzone y Asociados. Instituto de Investigaciones Cien- la transferencia de los grandes sistemas de prefa-
tíficas. Universidad de La Plata. 1968-1971. Atención bricación (particularmente Outinord), tema que
SUMMA. Archivo CEDODAL. junto con la Planificación Territorial serían los
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38
25. Gutiérrez, Ramón – Tartarini, Jorge – Stagno, Rubens. Los 28. Rogers, Ernesto N. Experiencia de la arquitectura. Ed. Nueva
Congresos Panamericanos de Arquitectos. Ed. CEDODAL. Buenos Visión. Buenos Aires. 1965. En esos años Nueva Visión e
Aires, 2003. Infinito editaron libros sobre Wright y Le Corbusier.
26. Gutiérrez, Ramón. Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica. 29. Gutiérrez, Ramón. “Le Corbusier en Buenos Aires. Nuevas
Ediciones Cátedra. Madrid. 1983. lecturas sobre el viaje de 1929”. En Le Corbusier en el Río de la
27. Solsona, Justo. “Desde el papel”. En Summa Nº 197. Buenos Plata. 1929. Buenos Aires. Ed. CEDODAL - Facultad de
Aires. Marzo 1984. Pág. 27. Arquitectura. Universidad de la República del Uruguay. 2009.
39
30. Giedion, Sigfried. Espacio, tiempo y arquitectura. Hoepli. 33. Véase Casoy, Daniel. Plan de Le Corbusier para Buenos Aires.
Barcelona. 1955. Texto clave en la valorización del Movimiento Conferencia dictada en la Sociedad Central de Arquitectos el
Moderno. 15 de junio de 1982. Texto mimeografiado.
31. AAVV. 50 años del Bauhaus. Catálogo Exposición Museo de 34. Diez, Fernando. Crisis de autenticidad. Cambios en los modos de
Bellas Artes, Buenos Aires, 1971. Véase Argan, Giulio Carlos. producción de la arquitectura argentina. Ed. Summa+. Buenos
Walter Gropius y el Bauhaus. Buenos Aires. Nueva Visión. 1957 y Aires. 2008. Pág. 13.
Moholy Nagy, Lazlo. La nueva visión y reseña de un artista.
Buenos Aires. Ediciones Infinito. 1963.
32. Álvarez, Mario Roberto. “Planteo de la arquitectura argen-
tina. Diálogo con María Esther Vázquez”. En La Nación. Buenos
Aires. 19 de septiembre de 1976. 3ª sección. Pág. 1.
Los pensamientos de Walter Gropius (1883- Juan Manuel Borthagaray (1928) o Jorge Erbin33.
1969) con la edición en castellano de “Alcances Muchos otros fueron menos explícitos en sus
de la arquitectura integral”, la tradición de la confesiones pero sus obras y enseñanzas eran tri-
Bauhaus como modelo de una visión más butarias de este reconocimiento.
amplia del diseño y las artes, enfatizada en los Junto a la desaparición de los maestros, los
últimos años de la década del ’50 por la edición resultados de la arquitectura del Movimiento
de la revista Nueva Visión de Tomás Maldonado Moderno ofrecía paisajes urbanos descaracteri-
(1922) constituía un cuerpo sólido de apoyo a zados a los que el propio Oriol Bohigas (1925)
la revalorización de los orígenes del Movimien- veía como expresión cabal de la mala arquitec-
to Moderno que explicitara en su historia “ofi- tura, al no poder reconocer un 5% de obras de
cial” Sigfried Giedeion (1888-1968)30. La Expo- buena calidad. Fernando Diez (1953) recorda-
sición de la Bauhaus en Buenos Aires en el ba algunas experiencias: “La torre en lotes incó-
Museo Nacional de Bellas Artes en 1971, había modos enfrenta las mudas medianeras de los edificios
sido precedida por una abundante referencia vecinos. El curtain wall de hierro pintado no resiste
bibliográfica sobre su trayectoria31. la corrosión. Las desinhibidas transparencias de las
En realidad la línea de Mies van der Rohe casas de cristal se convierten en insoportable falta de
tenía un reflejo más claro en la obra de Mario privacidad cuando pierden sus extensos jardines y
Roberto Álvarez y su equipo, probablemente el paisajes sin vecinos 34”.
estudio con mayor continuidad en su trayecto- Con la crisis del Movimiento Moderno la pré-
ria cimentada en un oficio profesional de sóli- dica de los antiguos Maestros quedó menguada
da base técnica y donde se habían sistematiza- y, sobre todo, desarticuladas las certezas. La ilu-
do los legajos de obra y los métodos de trabajo. sión de que las nuevas tecnologías abrirían
Esto no significaba la reiteración de tipologías caminos diferentes destruyó los intentos de una
ya que Álvarez aceptaba nuevos y variados desa-
fíos como puede verse en su obra para SOMISA
en la Diagonal Sur. Allí en el edificio que defi-
nía como bastante mecanizado encontró “un
verdadero desafío para la creación. Porque hubo que
trabajar con perfiles, algo que el país no tiene y hemos
tenido que inventar una arquitectura toda en chapa.
Se crearon entonces perfiles tanto para las estructuras
horizontales como para las verticales, yuxtaponiendo
y soldando chapa como si fuera madera terciada”.
Entendía así haber logrado “el primer edificio del
mundo hecho con chapa soldada” 32.
De todos modos el predominio en la profesión
por la opción corbusierana fue notorio y perdu-
ró con matices hasta la última década del siglo
XX. Algunos de sus discípulos fueron tan explíci-
tos como para aceptar la “viudez” o la “filiación”
de Le Corbusier como en su momento hicieron Mario Roberto Álvarez. Archivo CEDODAL
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Álvarez y Asociados. Edificio SOMISA. Buenos Aires, 1966-1977. Foto Federico Ortiz. Archivo CEDODAL
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41
35. Véase Méndez Mosquera, Carlos. “Conversaciones”. En 36. Docentes de las Universidades de Buenos Aires y La Plata
Revista de Arquitectura, Nº 234. Buenos Aires, Octubre, 2009. anunciaban que “la única arquitectura revolucionaria es aquella que
Pág. 99. puede desarrollar el pueblo una vez tomado el poder. Toda otra arqui-
tectura es del régimen”. Frente de Arquitectos. Buenos Aires 16 de
septiembre de 1971.
42
37. Waisman, Marina. “Los años recientes. Balance y perspec- 38. Piñón Helio. Mario Roberto Alvarez y Asociados. Barcelona:
tiva”. En Summa. Nº 113. Buenos Aires. Junio de 1977. Universitat Politecnica de Catalunya, 2002. Véase también Arq.
Mario Roberto Álvarez y Asociados. Obras. 1937-1993. Santiago de
Chile. Morgan Internacional. 1994. Trabucco, Marcelo. Mario
Roberto Álvarez. Buenos Aires. IAA-UBA. 1965.
década en mostrar la posibilidad de consolidar asumen este papel con perfiles variados. MRA,
un espíritu tolerante en un contexto que, ade- como se ha dicho, expresa un perfil profesio-
más, ya era diferente. La multiplicación de los nalista, con una producción homogénea que es
alumnos y la creación de nuevas carreras de visualizada como de una calidad sostenida y
menor duración variaron el componente social persistente38. La “marca” del estudio es justa-
de la facultad, generando opciones variadas y mente la de esta homogeneidad, que puede de
abriendo su espacio a búsquedas diferenciales. pronto salirse del lenguaje o del tema, como en
La persistencia de las políticas nacionales sin el caso SOMISA, pero mantiene los rasgos iden-
embargo, generaron rasgos de sectarismo que tificables del antiguo “carácter” que el acade-
impidieron una convivencia como la que se micismo exigía a las obras. Este estudio, como
había logrado en otros tiempos y donde la uni- otros, se introduce fuertemente en esta segun-
versidad no era un botín político sino un espa- da mitad del siglo en el proceso renovador de
cio de construcción de pensamiento. raíz tecnológica que implica la incorporación
Ya en 1977 Marina Waisman describía que del aluminio, la madera laminada, los materia-
desde 1943 cada etapa política “se ha acompaña-
do con la destrucción parcial o total, de las estructu-
ras universitarias”. “Se inician y se interrumpen
experiencias interminablemente, pero lo más negativo
del proceso no está en esto; es que la intolerancia, la
dictadura ideológica, la cerrazón mental que pesan
desde hace años en nuestra vida universitaria oficial,
hacen que cada vez que se rechaza una experiencia se
la niegue en bloque” ... “y lo que es aún más grave,
junto con la experiencia se rechaza también a quienes
trabajaron de buena fe para ponerla en marcha. Así
se produce la discontinuidad total: en el desarrollo de
las ideas, en el trabajo de los equipos, en la formación
de los docentes” 37.
43
39. Ortiz, Federico. SEPRA. Instituto de Arte Americano e
Investigaciones Estéticas. Buenos Aires. 1964.
40. AAVV. Manteola, Sánchez Gómez, Santos, Solsona, Viñoly.
Buenos Aires. Nueva Visión. 1978.
44
41. AAVV. Arquitectura para la industria. Buenos Aires. Ed.
Gaglianone. 1985. Aslan de Gigli, Marta. Aslan y Ezcurra, arqui-
tectos. 1930-1980. Miami. Presse Internationale. 1981.
Testa-Lacarra. Hospital Naval. Buenos Aires, 1970-1982. Solsona y Asociados. Banco Ciudad de Buenos Aires. 1968.
Foto Sijerckovich. Archivo CEDODAL Atención SUMMA. Archivo CEDODAL
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45
42. Gubitosi, Camillo- Izzo, Alberto. Eduardo Catalano: Buildings 45. Katzenstein, Inés (Compiladora). Ernesto Katzenstein.
and projects. Officina Edizioni. Roma. 1978. Fondo Nacional de las Artes. Buenos Aires. 1999.
43. Waisman, Marina. Architecture. Borthagaray, Gastellú, Marré.
Miami. Presse Internationale. 1981.
44. Liernur, Jorge Francisco. Arquitectura en la Argentina… Op.
cit. Pág. 331.
46
46. Entre otras obras la Asociación Rosarina de Intercambio
Cultural Argentino Norte Americano (1966).
formada por la sumatoria de edificios en com- años ha sido reconocida la tarea creativa de un
petencia, un mal resultado de conjunto que discípulo de Sacriste, Jorge Scrimaglio (1937),
pudo ser evitado y una oportunidad de calidad en la realización de una arquitectura organicis-
urbana desperdiciada. ta de rasgos cuidadosamente artesanales como
En Rosario se perfilaba en este período la la capilla del Espíritu Santo o con un cuidado-
tarea de diseño del Estudio “H” integrado por so manejo del ladrillo en las casas Garibay y
Rufino De la Torre (192?-1984), Aníbal Moliné Alorda. En la década de los ’90, Álvaro Siza
(1937), Alberto Santanera (1938), Armando (1933) proyectaría el Distrito Municipal Sur y
Torio (1943), Daniel Vidal (1942) y Raúl Utges se realizaría el Hospital de Emergencias de
(1948), cuya capacidad de activa participación Mario Corea (1939) y Silvia Codina (1943) que
en concursos, manejo de varias escalas de obras generarían luego una serie de obras hospitala-
(inclusive urbanísticas) y el buen nivel resul- rias concretadas en el siglo XXI. En Santa Fe se
tante de las mismas era ya ponderado en la destaca la obra de César Carli (1935) buscando
década de los setenta46. También en los últimos la expresión de una arquitectura regional a tra-
Borthagaray, Gastellú, Marré. Escuela Della Penna. Buenos Aires, 1971. Foto Ernesto Sijerckovich. Archivo CEDODAL.
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47
47. Eliash, Humberto y otros. Togo Díaz. Colección SOMOSUR.
Escala. Bogotá. 1994
48. Glusberg, Jorge. Miguel Ángel Roca. Londres. Academy
Edition. 1981.
vés de tipologías y propuestas ambientales per- allá de obras singulares en general la calidad
tinentes. También en estos años los trabajos de de construcción de los edificios, las innovacio-
arquitectura de Efrén Lastra (1929) en obras nes tecnológicas y la diversificación de los
singulares como en los barrios de vivienda de temas abarcados por el estudio, predominan-
interés social (“Arquitectura solidaria” y auto- temente vinculados a propuestas educativas y
construcción), con un lenguaje en ladrillo de vivienda y más tarde de carácter comercial
muestra similar preocupación por búsquedas (varios Shopping y Galerías comerciales, Hotel
de arquitecturas alternativas. Sheraton, etc.) mostraban hacia fin del siglo
En Córdoba las obras de José Ignacio “Togo” XX un notable proceso de consolidación profe-
Díaz (1927-2009) marcaron una notable línea sional que posteriormente derivó hacia pro-
de trabajo en la construcción de la ciudad. puestas menos convincentes.
Con un lenguaje rotundo y una preocupación
por la inserción urbana fue otro de los estu-
dios que impuso una “marca” reconocible por
esta “urbanidad” de su obra y también por su
trabajo del ladrillo como los conjuntos
Balcones del calicanto y otras en la Cañada.
Las viviendas individuales de Togo Díaz fueron
otro tema de singular importancia en la cali-
dad de su obra47. Con un destacado inicio en
los trabajos con su padre Jaime Roca en los
conjuntos de vivienda de Salta y Córdoba
(1970-71) y con su formación junto a Louis
Kahn, Miguel Ángel Roca (1936) se convirtió
en una de las figuras mediáticas de la arquitec-
tura argentina48. Desde su gestión municipal
en Córdoba durante la dictadura impulsó la
vertiente posmodernista expresada en la deco-
ración lineal de los pavimentos y en los puen-
tes virtuales con vistas a jalonar y consolidar un
área acotada en el centro histórico de Córdo-
ba. También incursionó en la rehabilitación de
antiguos mercados y en la formación de plazas
evidentemente más preocupadas por el diseño
geométrico que por el uso de los espacios. De
mayor relevancia fue sin dudas la trayectoria
del estudio de los arquitectos Sara R. Gramá-
tica (1942), Juan Carlos Guerrero (1939-1999),
Jorge Morini (1942), José Pisani (1936) y Kocourek–Katzenstein y Asociados. Edificio Conurban.
Eduardo Urtubey (1937) con una vasta tarea Buenos Aires, 1969-1973. Foto Federico Ortiz. Archivo
en Córdoba desde su formación en 1967. Más CEDODAL
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48
49
49. Larrán, Eduardo. Eduardo Larrán. Arquitectura moderna en el
noroeste argentino. CEDODAL. Buenos Aires. 2007.
Díaz J. I. Edificios Panorama I y II. Córdoba, 1970-1971. Díaz J. I. Detalle de edificio El Sol. Córdoba, 1979.
Atención Arq. Togo Díaz. Archivo CEDODAL Atención Arq. Togo Díaz. Archivo CEDODAL
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50
Roca J. y Roca M. A. Conjunto San Bernardo. Salta, 1970. Atención SUMMA. Archivo CEDODAL.
Gramática y asociados. Shopping. Nuevo Centro. Córdoba, En la década del ’60 al ’70 la concentración
1992. Modulor. Archivo CEDODAL. del crédito por otros sectores sociales y el
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51
Larrán. Conjunto habitacional. Salta, 1961-1967. Foto Larrán. Banco del Noroeste. Salta, 1977. Atención Eduar-
Ramón Gutiérrez. Archivo CEDODAL do Larrán. Archivo CEDODAL
Mitrovich y Asociados. Conjunto Ciudad Universitaria. Tucumán, 1967-1971. Foto Patricia Méndez. Archivo CEDODAL
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Antonini y Asociados. Estadio de Fútbol José María Minella. Mar del Plata, 1978. Atención SUMMA. Archivo CEDODAL
fomento de los sistemas de “ahorro y présta- rios (construidos por el Comando de Ingenie-
mo”, generó la densificación de áreas centrales ros del Ejército) sobre terrenos fiscales, para ir
urbanas por la expansión de la construcción en rotando luego a los habitantes y construyendo
propiedad horizontal pero a la vez tendían a a la vez 8.000 unidades definitivas. En nuestro
desaparecer los planes de vivienda de interés país lo transitorio es casi siempre definitivo y
social, estimándose en 1967 un déficit de más de allí en adelante se abrió la compuerta para
de 600.000 unidades en el área metropolitana. la precarización de lo que el Estado entregaría
Se estimaba que un 2,5% de la población del en materia de vivienda, llegándose en la déca-
Gran Buenos Aires vivía en villas de emergencia da de los setenta a hablar de “soluciones habi-
lo que tendía a incrementarse rápidamente. En tacionales” que podían ser suelo con servicios,
la década desarrollista de los ’60 la Argentina piso y paredes o simplemente el núcleo húme-
recibió líneas de apoyo externo para vivienda do de la vivienda.
de interés social de organismos financieros Las sucesivas legislaciones de los Planes de
como el BID y en 1965 se puso en marcha el Viviendas Económicas Argentinas (VEA. 1969),
Plan Federal de Vivienda. el Plan de Acción Directa que articuló la políti-
El nuevo Plan de Erradicación de villas de ca del Banco Hipotecario con inversiones en
emergencia de 1967 preveía la construcción en vivienda de los sindicatos y finalmente la Ley
Buenos Aires de 8.000 alojamientos transito- del Fondo Nacional de Vivienda indicaban el
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carácter errático de una política sustentada El resultado de estas estrategias fue la crea-
más en el lucro de las empresas constructoras e ción de conjuntos de 1000 a 5000 viviendas que
intermediarios que en atender a fondo el pro- ocuparon obviamente las tierras residuales y de
blema de la vivienda social. A estos les seguirían baja calidad de los suburbios urbanos (áreas
los Planes PEVE para Villas de Emergencia anegadizas, tierras de baja consistencia y de
(1973) y, durante los gobiernos militares las dificultosa accesibilidad). La mayoría de las ciu-
operatorias ya mencionadas de inversión de dades capitales y las poblaciones intermedias
terreno, financiamiento y construcción que de las provincias vieron surgir enormes conjun-
articuló una especulativa solución. tos de viviendas sin adecuado equipamiento,
Viviendas sindicales en San Lorenzo (Pcia. de Santa Fe). 1973. Archivo CEDODAL
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55
50. En los años 1984-1985 realizamos con el Instituto Argentino sas constructoras y los estudios de los arquitectos aportaron la
de Investigaciones de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo mayoría de la documentación utilizada.
un estudio para el Banco Hipotecario Nacional sobre los con- 51. Naselli, César. “La imagen de una década de arquitectura y
juntos habitacionales en diversas partes del país para determinar urbanismo”. En Summa Nº 157. Buenos Aires. Diciembre 1980.
sus resultados luego de años de uso, los costos previstos, los real- Pág. 51.
mente resultantes y los sistemas constructivos y diseños como su 52. Leston, Eduardo - Liernur, Jorge F. “Comentarios sobre
capacidad de aceptación y adaptación por los usuarios. En el diez años de arquitectura”. Idem. Pág. 53.
equipo trabajaron entre otros colegas, Victor Pelli, Celia Ursini, 53. Rosemberg, Diana - Ciocchini, Alberto - Sales, Laura.
Guillemo Mérega, Juan Cortizas, Diana Rosemberg, Raúl Di “Vivienda de interés social en la Argentina”. En Revista Trama.
Lullo, Liliana Lolich. Hubo mucha dificultad en obtener la Nº 39. Quito. 1986. Pág. 27-32.
documentación de barrios en el propio archivo del BHN (archi-
vo luego desaparecido cuando se privatizó el Banco). Las empre-
formando “ciudades dentro de las ciudades” y mucho que desear en atención a la modalidad
colapsando los sistemas de transporte, abasteci- en que fueron realizadas y la deficiencia de los
mientos y obligando a rápidas operaciones de controles50. César Naselli (1933) señalaba con
construcción escolar y asistencial. Estos barrios lucidez la evasión hacia los dibujos de arquitec-
marcaron el perfil suburbano de ciudades tura cuando se trataba de estos conjuntos.
como Resistencia, Corrientes, Jujuy, Santa Fe o Decía “Esta documentación habla de una geometría
Rosario con arquitecturas carentes en general de bloques y cintas de senderos, nacida del juego de
de imaginación y calidad adecuada. las maquetas que nunca consideran que con él se api-
Un párrafo aparte merecen los concursos lan personas porque han sido transformadas en
destinados a la vivienda de interés social parti- “usuarios” o “adjudicatarios” 51. En la misma línea
cularmente la de los planes VEA y 17 de Eduardo Leston (1940) y Francisco Liernur
Octubre que articulaban la propuesta a costos (1946) los veían como “escuálidas repeticiones
económicos pautados y a normativas fijadas tardo-Team X en versión Candilis de unas extraña-
por la Secretaría de Desarrollo Urbano y mente nacionales agrupaciones de viviendas de las
Vivienda (SEDUV) del estado o la Comisión casbah argelinas” 52.
Municipal de la Vivienda (CMV) de Buenos Junto con otros estudios ya mencionados
Aires. La participación de las provincias a par- aparecen ahora las intervenciones del grupo
tir en 1972 de la creación por Ley 19.829 del STAFF de Jorge Goldemberg (1926-2001), Te-
Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI, eli- resita Bielus (1940) y Olga Wainstein Krasuk
minado después de 1976) generó una dinámi- (1939) que realiza entre 1970 y 1974 una serie
ca nueva y descentralizada. de conjuntos del Plan PEVE de erradicación de
El impacto de los grandes conjuntos no era villas de emergencia en la ciudad de Buenos
simplemente el físico y de carencia de servicios, Aires y en la Provincia utilizando sistemas de
sino también el social. Algunos han adquirido monoblocks articulados. Entre ellos conjuntos
tal calidad de violencia cotidiana, como el de como el de Villa Lugano que demostraron que
Ciudadela rebautizado “Fuerte Apache”, que el traslado mimético de soluciones inglesas,
hacen casi imposible el control sobre un foco como los puentes de comunicación, estaban
permanente de marginalidad. El divorcio entre lejos de ser adoptados por los habitantes loca-
los diseños y los usuarios agudizaron esta falta les como una adecuada respuesta de punto de
de relación afectiva entre la vivienda y la fami- reunión e interacción social. En varios conjun-
lia que la habita. Los espacios públicos, que tos, entre ellos el Piedrabuena de Solsona y aso-
eran de todos, se convirtieron en ámbitos resi- ciados, el diseño desestructura la trama urbana
duales, que no son de nadie, y por ende pasa- preexistente desvirtuando la calle y sus funcio-
ron a una rápida degradación o fueron apro- nes, degradando la “esquina” como referencia
piados privadamente. urbana y dejando espacios abiertos descaracte-
En algunos de estos conjuntos las escalas de rizados que redundaron en áreas residuales53.
realización son enormes y requirieron además Muchos diseños ajustados y construcciones de
un equipamiento equivalente al de poblados efímera duración aceleraron el deterioro de la
del interior del país. Los costos en muchísimos calidad de vida planteando reclamos del vecin-
casos superaron ampliamente las estimaciones dario. Esto quizás fue uno de los elementos
del concurso y la calidad de las obras dejó esenciales que contribuyeron a la pérdida de
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56
54. Liernur, Jorge Francisco. Arquitectura en la Argentina… Op.
Cit. Pág. 354.
aprecio de la tarea del arquitecto por parte de la res deslizantes que, sin un adecuado manteni-
sociedad, máxime cuando todo el nivel de deci- miento, mostraron rápidos procesos de degra-
sión de los diseños y las opciones tecnológicas dación. Allí también los vecinos de la planta
estuvieron en sus manos aunque condicionadas baja comenzaron a lotear el espacio central
por el marco económico y social que definía las comunitario como si fuese un jardín propio de
encomiendas. Nos es difícil coincidir con la cada unidad de habitación. Estas circunstan-
idea que en estos conjuntos las “búsquedas se cias y muchas otras similares demostraban la
orientaron a la creación de vida urbana, el diseño de necesidad de un trabajo previo con las comu-
unidades apropiadas a las costumbres de sus habi- nidades que iban a ocupar estos conjuntos para
tantes y la resolución de particularidades climáticas asegurar una conciencia cívica y solidaria en el
regionales” 54. uso de los espacios y en el mantenimiento de
Cosa similar sucedería en otro tipo de dise- los edificios. Raúl Lier (1944-2005) señalaba
ños de influencia “rossiana” como el barrio que en estos barrios “lo construido es, en general,
Centenario de Santa Fe que introdujo respues- deplorable; los organismos intervinientes han posibi-
tas de prefabricación con encofrados modula- litado técnicas de proyecto erradas y sistemas de den-
STAFF. Conjunto Ciudadela. Buenos Aires, 1973-1978. Foto D. Rosemberg. Archivo CEDODAL.
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57
55. Lier, Raúl. “Década 1970-1980/ Opiniones”. En Summa
Nº 157. Buenos Aires. Diciembre 1980. Pág. 49.
Solsona y Asociados. Conjunto Piedrabuena. Buenos Aires, 1975-1980. Foto Rosemberg. Archivo CEDODAL
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58
56. Berretta, Horacio. Vivienda y promoción para las mayorías.
Humanitas. Buenos Aires. 1987. Ver Fines y pautas del CEVE.
CONICET-CEVE. Buenos Aires. 1973.
Molinos y Luis Morea en la UBA fue desactiva- los usuarios y creó sistemas constructivos aten-
do en la misma década de los ’60 luego de la diendo al abaratamiento de la producción56.
intervención a la Universidad. El más impor- Otro grupo de experimentación en este campo
tante de los que subsisten se formó inicialmen- lo generó Víctor Pelli (1931) en Resistencia
te en la Universidad Católica de Córdoba y dentro del ámbito de la Universidad Nacional
luego se integró al CONICET. Se trataba del del Nordeste. El trabajo de realización de estas
Centro de Experimentación de Vivienda Eco- viviendas por esfuerzo propio y ayuda mutua
nómica (CEVE) formado en 1967 y que genera retomaba caminos propuestos por el Centro
luego la Asociación de Vivienda Económica Interamericano de Vivienda (CINVA) de la
(AVE). Ambos fundados por Horacio Berretta Unión Panamericana y luego de la OEA que
(1926-2010) realizaron miles de viviendas con funcionó en Bogotá entre 1951 y 1974 y donde
Baudizzone y Asociados. Barrio Centenario. Santa Fe, 1978. Planta (arriba) y foto. Atención SUMMA. Archivo CEDODAL
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59
57. Caveri, Claudio. Los sistemas sociales a través de la arquitectu-
ra. Buenos Aires. 1976. Ficción y realismo mágico en nuestra arqui-
tectura. Buenos Aires, 1987 y Surtectura. Buenos Aires. Calle,
1992.
2.7. El Planeamiento urbano y territorial, Luis Morea. Atención Familia Morea. Archivo CEDODAL
nuevas miradas
Manuel Pastor (1914-81) y del ingeniero José
También puede destacarse en este período el Bonilla, o los trabajos de Carlos María Della
impulso que tienen los arquitectos vinculados a Paolera (1890-1960) y Miguel Conrado Roca
la planificación física y territorial, en tiempos (1913-73) fueron señalando propuestas de pla-
que ya se comenzaba a hablar de un diseño nes reguladores para ciudades del interior
urbano más específico. Hubo una primera mientras que el Grupo del Plan Urbano de
etapa donde los estudios de los arquitectos José Buenos Aires con Kurchan, Bonet y Ferrari
Hardoy y luego García Vázquez, Odilia Suárez
(1923-2006) y Eduardo Sarrailh (?-1990) mar-
caban y ajustaban diversas propuestas. En
Córdoba la tarea del arquitecto Ernesto La
Padula (1902-68) y en Rosario el Instituto de
Planeamiento Regional de la Universidad del
Litoral (IPRUL) que creara Jorge Enrique
Hardoy en 1961 fueron también planteando
estudios para Rafaela, San Nicolás y otras ciuda-
des intermedias. Posteriormente Hardoy crea
el Centro de Estudios Urbanos y Regionales
(CEUR) y finalmente, en 1988, el Instituto In-
ternacional de Medio Ambiente y Desarrollo
(IIED-AL), que edita regularmente la revista
“Medio Ambiente y Urbanización” y continúa
trabajando activamente para mejorar la calidad
CEVE. Experiencias en autoconstrucción dirigida. Córdoba. de vida de sectores populares de las periferias
Atención Horacio Berretta. Archivo CEDODAL. urbanas de Buenos Aires y Rosario, bajo la con-
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60
58. Rofman, Alejandro. “El CEUR una experiencia imaginativa 59. Bardet, Gastón. El urbanismo. EUDEBA. Buenos Aires.
y desafiante”. En Medio Ambiente y Urbanización Nº 43. IIED-AL. 1969. Auzelle, Robert. Técnica del urbanismo: El planeamiento de
Buenos Aires. 1994. Véase Hardoy, Jorge Enrique. Las ciudades las organizaciones urbanas. EUDEBA: Buenos Aires. 1959.
del tercer Mundo y el medio ambiente de la pobreza. IIED-AL. Buenos Randle, Patricio. Della Paolera. Buenos Aires y sus problemas urba-
Aires. 1987. nos. OIKOS. Buenos Aires. 1977.
Caveri. Casa de Ejercicios “Jacarandá”. Reconquista, Santa Fe, 1966. Archivo Macchi. CEDODAL.
ducción de Ana María Noguerol (1937) y arquitecto Patricio Randle (1927) el núcleo de
Florencia Almansi (1963)58. investigación OIKOS que desarrolló dentro del
Fue claro que con la creación del Consejo CONICET una amplia gama de estudios basa-
Federal de Inversiones (CFI) y luego, en tiem- dos en la comprensión del territorio argentino
pos de gobiernos militares la formación del y tratando de sistematizar los aportes y pro-
CONADE, se propiciaron estudios territoriales puestas de urbanistas nacionales como Della
y de planes urbanos en las décadas del ’60 y ’70. Paolera59.
Fue un momento de gran cantidad de proyec- Muchos de estos planes de ordenamiento en
tos muchos de los cuales seguían todavía con la ciudades intermedias y pequeñas quedaron
antigua tradición de tratar de aplicar a las ciu- simplemente como proyectos y lo propio suce-
dades las recetas del CIAM o de otras vertientes dería con los realizados para las grandes ciuda-
siguiendo la idea de un modelo externo o teó- des donde el orden de decisiones que implica-
rico y limitando la apreciación de la ciudad real ron transformaciones fuertes se originaron en
sobre la cual habrían de operar. Se incrementó las propuestas para perfeccionar sistemas viales
también la bibliografía sobre los temas urbanos o de transporte. En el caso de Buenos Aires
y la propia EUDEBA editaba los trabajos de podemos recordar la prolongación de la Ave-
Gastón Bardet (1907-89) y Robert Auzelle nida 9 de Julio y luego, en los setenta, la trau-
(1913-83), mientras se creaba por parte del mática y conflictiva apertura de las autopistas
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61
60. Sabugo, Mario. “Blues de la Costanera Sur”. En Sabugo,
Mario – Iglesia, Rafael. La ciudad y sus sitios. Buenos Aires.
CP67. 1987.
61. Suárez, Odilia. “Balance y tendencias de la arquitectura
argentina de los últimos veinte años. En Summa. Nº 113.
Buenos Aires. Junio 1977. Pág. 69.
62. De Gregorio, Roberto y otros. Rosario. Guía de Arquitectura.
Junta de Andalucía – Universidad de Rosario. Sevilla-Rosario.
2003. Pág. 69.
62
Mientras tanto en muchas partes del país, que mostraban una lectura de autonomía y de
junto a las periferias de la pobreza se comenza- clubes exclusivistas. Son asentamientos servidos
ron a formar las periferias, también excluyen- por grandes contenedores a la usanza de los
tes, de la riqueza en forma de los “barrios cerra- “Mall” o los hipermercados que abastecen a
dos” o “countries” instalados en referencia a automovilistas con enormes estacionamientos y
pautas de seguridad, recuperación del paisaje actividades lúdicas complementarias.
rural y en muchos casos la posibilidad de reco- Hubo en Argentina escasas ciudades de
nocimiento social o de un grado de pertenen- nueva planta, el caso más notable fue la gene-
cia o de ocultamiento que sectores de rápida ración de Nueva Federación en Entre Ríos
mejora económica aspiraban a lograr. Los cuando la antigua Mandisoví-Federación fue
barrios cerrados no sólo fraccionaban el terri- afectada por la construcción de la represa de
torio que las autopistas habían surcado sino Salto Grande y quedó bajo las aguas. Durante
63
muchos años sociólogos, economistas, arqui- El diseño realizado por los arquitectos se
tectos realizaron mediante encuestas, análisis apartó definitivamente de la tipología de la ciu-
de modos de vida y valores, estudios sobre la dad preexistente, eliminó la plaza y convirtió a
población y la ciudad que se iba a trasladar. la calle comercial en el eje de vida urbana, una
Los habitantes de Federación pudieron así ele- calle de altura diferencial para el tránsito pea-
gir el paraje donde habría de realizarse la tonal y automotor. Las viviendas, luego de
nueva ciudad buscando una zona de bosques aquellos estudios minuciosos de articulación
por su relación paisajística. La primera obra social, se sortearon y se rompieron por ende
para preparar la construcción de la ciudad fue todas las relaciones de vecindad. El equipa-
justamente la tala de esos bosques que eran los miento comunitario desapareció, tal el caso de
que había definido la elección del nuevo la biblioteca pública y los almacenes barriales,
emplazamiento. ambos lugares de encuentro habituales en los
Pasinato y Asociados. Nueva Federación, Entre Ríos, 1976-1982. Atención Municipalidad de Federación, Entre Ríos.
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64
63. Gutiérrez, Ramón - Viñuales, Graciela. “Federación.
Complejidad sí, contradicción también”. En Revista Nuestra
Arquitectura Nº 517. Buenos Aires. 1981.
64. Williams, Claudio. Amancio Williams. Gaglianone. Buenos
Aires. 1990. Véase “La ciudad que necesita la humanidad”. La
Nación, Buenos Aires, 20 de abril de 1977.
65
65. Estrella Gutiérrez, Fermín. Arquitectura de sistemas al servicio
de las necesidades populares. Teoría - prácticas - políticas. 1964-1983.
CEVEUR. México. 1984.
66
Baudizzone y Asociados. Hospital de Ushuaia. Ushuaia, Tierra del Fuego, 1982-1986. Atención SUMMA. Archivo CEDODAL.
Llauró-Urgell. Hospital de Orán. Orán, Salta, 1973-77. Atención J. M. Llauró. Archivo CEDODAL
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Egozcué y Asociados. Hospital Nacional de Pediatría Juan P. Garrahan. Buenos Aires, 1973-1990. Foto Federico Laje.
Atención SUMMA. Archivo CEDODAL.
antiguos edificios escolares con activa partici- punto de vista tecnológico con la prefabrica-
pación de variados estudios de arquitectos. ción de partes. En los casos de las viviendas los
En los ’80 el tema de la discusión teórica se avances para simplificar los paneles sanitarios
centró hacia la opción de aplicación de mode- que integraban las cañerías de baños y cocinas,
los o de tipologías, definiendo a la primera buscaban este abaratamiento, a la vez que con-
como el punto de referencia a implantar y la dicionaban fuertemente el diseño. Los entu-
segunda como aquella que expresaba la con- siasmos por la prefabricación fueron efímeros
ceptualización básica pero que permitía diver- pues era una estrategia de largo aliento alejada
sas soluciones a partir de la misma. Para Giulio de las discontinuidades políticas e industriales
Carlo Argan (1909-1992) el “tipo” era la inte- del propio país. Por las necesidades de escala
gración de ideas desde las cuales se podía gene- algunos de los sistemas se lograron aplicar en
rar nuevas soluciones atendiendo al tiempo grandes conjuntos de vivienda.
histórico correspondiente, mientras que el Federico Ortiz decía que no había dudas en
“modelo” era una propuesta rígida que reque- que los arquitectos argentinos “son más buscado-
ría una mimesis ajena a contemplar el paso de res o dadores de formas que creadores de tipos. Es posi-
la historia y los cambios que ella incorporaba. ble que esto sea así porque la Argentina es un país
En este sentido la reflexión tipológica es un latino y no un país sajón (o de origen nórdico, o como
aporte a la comprensión de un proceso de la queramos llamarlo), pero también es así porque es un
arquitectura que ayuda a entender los rasgos medio de baja industrialización, es decir de tecnolo-
de una cultura que no se desprende de sus tra- gía de nivel medio y cara, siempre ofrece más campo
diciones, pero tampoco acepta la simple imita- al ejercicio de la búsqueda de formas que a la elabo-
ción de lo antiguo. ración de tipologías”66. De todos modos algunas
Los estudios tipológicos tendieron a sistema- obras como la ampliación de alojamientos en la
tizar propuestas, como se ha mencionado para Escuela de Mecánica de la Armada con estruc-
edificios escolares, desagregando y catalogando turas de acero y elementos prefabricados mos-
sus componentes que permitirían una simplifi- traron la potencialidad de diseños de calidad.
cación en las variedades de diseño y una eco- La idea de que las buenas obras de arquitec-
nomía de obra. Lo propio se planteaba desde el tura internacionales servirían de paradigmas
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68
66. Ortiz, Federico. “Esto no es historia”. En Summa Nº 113. 67. Waisman, Marina. Architecture. Baudizzone, Erbin, Lestard,
Buenos Aires. Junio de 1977. Pág. 71. Varas. Miami. Presse Internationale. 1980. Aldo Rossi, sin
embargo aceptaba que “el arquitecto no puede controlar la
ciudad”. Véase La Nación, Buenos Aires, 27 de octubre de 1982.
Llauró-Urgell. Museo Banco de la Provincia de Buenos Aires. 1979-1983. Foto Sijerckovich. Archivo CEDODAL.
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69
68. Zevi, Bruno. “Crítica de arquitectura”. En La Opinión.
Buenos Aires 5 de marzo de 1981. Pág. 12.
70
69. Varas, Alberto. “Gestación de una idea arquitectónica”. En 71. Gómez, Albino. “Los misterios de la posmodernidad”. En
Summa. Nº 200-201. Buenos Aires. Junio de 1984. Pág. 78. Noticias. Buenos Aires. 3 de diciembre de 2011. Pág. 122-124.
70. Zeinsteger, Leah. Arquitectura. Una manifestación de autenti- 72. Waisman, Marina. “Argentina. La conflictiva década del
cidad. http://www.monografias.com/trabajos6/arma/arma.shtml. ’70”. En Summa Nº 157. Buenos Aires, diciembre de 1980. Pág.
28-12-2011. 77.
sociales. Es cierto que Alberto Varas, que nos de la ética. Lógicamente, eliminada la historia, ya no
formulara aquel reclamo, venía con sus compa- hay “deudas” con un pasado arquetípico, ni “obliga-
ñeros de equipo trabajando en propuestas de ciones” con un futuro utópico. Cuando queda tan
diseño que retomaban las antiguas normativas solo el presente, sin raíces ni proyectos, cada uno
del academicismo; la composición que les ase- puede hacer lo que quiera. Ahora la estética sustituye
guraba un orden, los ejes que le permitían a la ética 71.
jerarquizar las partes, en definitiva haciendo En esta perspectiva de la posmodernidad
“alusión a conocimientos que pertenecen a la disci- donde la razón deja su espacio a las opciones
plina arquitectónica en un sentido histórico” 69. casuísticas de la sensibilidad desaparecen los
Por otra parte el rechazo al Movimiento modelos y también las tipologías aunque no fal-
Moderno implicaba no solamente a sus resul- ten referencias lúdicas desde el replegarse a las
tados, sino —equivocadamente— a sus postula- formas geométricas y volúmenes puros, hacer
dos y sobre todo a aquella raíz ilustrada que la arquitectura de “sacabocados”, utilizar, one-
confiaba ciegamente en la razón. Venturi, por rosamente, la doble fachada y en fin apelar al
ejemplo, se proclamaba paladín de la confu- gesto efímero o al color gratuito, porque en
sión, aplaudía la falta de lógica y proclamaba definitiva ha caducado el mundo de las certezas
irónicamente la vigencia de la dualidad. Así la y hay que aprovechar los 15 minutos de gloria
posmodernidad arquitectónica aceptaba el fin que prometió Andy Warhol (1928-87). Esta
del progreso para vivir al día en sus propuestas arquitectura expresa también la fragilidad de
efímeras aunque fue más reticente en decretar las propuestas y los profesionales que las ejerci-
el fin de la historia porque siguió viendo en la tan toman los gestos y muecas como elementos
arquitectura histórica la cantera a la cual recu- trascendentes de un aquí y ahora que se agota
rrir en sus “citas” para entendidos. Su aprove- en instantes. Acertadamente Liernur la definió
chamiento de la historia se reduce al uso de sus como “El imperio de la frivolidad”.
testimonios. Se señalaba: “lo nuevo es el reciclaje, Obras de importancia como el Centro
recupera el pasado, es posmoderno, lo materializa en Cultural de la Recoleta que implica el reciclaje
grandes escenografías y ornamentaciones deliran- de un antiguo convento del siglo XVIII y un hos-
tes” 70. De todos modos los arquitectos posmo- picio del siglo XIX, fue sin dudas una mejora
dernistas estaban desembarcados de la historia importante para la ciudad. Sin embargo ape-
y no pretendían estar construyendo un sitio en lando a ese sentido lúdico y sin mayor compro-
ella, más allá de las operaciones de marketing miso, Jacques Bedel (1947), Luis Benedit
individuales a las que fueron tan afectos. (1937-2011) y Clorindo Testa, más allá del poco
Como señalaría Albino Gómez. “Los moder- respeto a ciertos rasgos patrimoniales, rematan
nos, creyendo posible construir un futuro mejor, sacri- el conjunto con elementos de asombrosa gra-
ficaron el presente al futuro y, como no hay futuro, se tuidad. Como diría Marina Waisman el conjun-
quedaron sin presente y sin futuro. Los posmodernos, to “se resiente de un frívolo posmodernismo que se
convencidos de que no existen posibilidades de cam- advierte especialmente en el hall de entrada y en las
biar la sociedad, han decidido disfrutar al menos del injustificables y poco gratas “ruinas” a la Venturi de
presente”, lo que llama el tiempo del “yo” y del la terraza” 72.
intimismo para la realización personal. Agre- El regodeo en el uso de la geometría, los
gaba La posmodernidad entraña también la muerte dibujos en perspectiva caballera de difícil lec-
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71
73. Gutiérrez, Ramón. “La colonización pedagógica continúa”. 74. Urcullu, José. (Traductor). Recreaciones arquitectónicas que
En Documentos de Arquitectura Nacional y Americana. Nº 28-29. forman una secuela de recreaciones geométricas para aprender de un
Resistencia-Buenos Aires. 1990. Pág. 124 -126. modo familiar y entretenido los principios más esenciales de la geome-
tría sólida del alzado en la Arquitectura… Londres. Casa de
Ackermann y Compañía. 1834. El libro venía acompañado de
una cajita con cubos, cilindros, conos y otras figuras para hacer
“arquitectura”.
72
75. Asencio, Miguel. “Arquitectura y entorno en la década del
setenta. En Summa Nº 157. Buenos Aires, diciembre de 1980.
Pág. 56.
escenográficos, válidos por su transitoriedad pero zando la fotografía como elemento esencial de
inexplicables como el caso del puente peatonal sobre la la comunicación, cuyo valor se ha generalizado
peatonal” 75. casi como equivalente al conocimiento de la
El mecanismo del marketing estaba tan ajusta- propia obra, se enseña hasta criterios para “ver”
do que algunos estudios como el de Juan Carlos la arquitectura, por ejemplo eliminando toda
López (1938-96) y asociados, autor de los exito- contaminación humana a la misma, eligiendo
sos “Shoppings” de Galería Pacífico, Patio fotos tomadas antes en horarios imposibles y
Bullrich y Alto Palermo contrataba un arquitec- hoy eliminando (photoshop mediante) las imá-
to para que le hiciera la crítica a las obras y le genes que “contaminan” al purismo de la obra
diera argumentos para rebatirlas. Así ante la arquitectónica y al valor intrínseco de la foto-
escenografía espacial los autores propondrían la grafía. Corolario: la gente molesta a esta arqui-
dinámica renovación decretando lo efímero de tectura considerada como un ícono visual y un
lo ornamental y justificando su endeble materia- objeto artístico.
lidad, todo ello para justificarse en la necesidad En el colmo de la contradicción la arquitectu-
vital del consumidor de vivir con la alegría de un ra cuya razón de ser es construir para dar res-
espacio virtual y cambiante. puestas a los requerimientos de la comunidad,
Ya en Europa y Estados Unidos es frecuente comienza a aplaudir las obras de ruptura del
que los grandes estudios tengan su propio equi- Grupo Site y a fomentar la deconstrucción y la
po de prensa y difusión que semanalmente recomposición en una suerte de banalidad suici-
advierten a los medios sobre las novedades de da con su propio sentido ético pero compatible
la oficina. Se creaba así la promoción del cro- con la idea de un nuevo eclecticismo que ensam-
quis rápido, de la evolución de la idea, de una bla fragmentos prestigiados de antiguas arqui-
arquitectura en permanente proceso de gesta- tecturas. Mientras ideas centrales de la arquitec-
ción y transformación con imaginarios fantásti- tura como la de la “perdurabilidad” de la obra
cos que formaban parte de la inserción de la desaparecen en aras de unas arquitecturas efí-
arquitectura en “la cultura del espectáculo” y meras que apuestan al impacto comunicacional
por ende de lo escenográfico y efímero como del momento sin atender a su mantenimiento y
las gaviotas y las palmeras de los shopping cen- duración, se prestigian estas suertes de “citas”
ters. La arquitectura es cada vez más un objeto arqueologistas de una valoración de “eterni-
de consumo rápido que se valora exclusiva- dad” definida por su carácter clasicista.
mente en la perspectiva del éxito que determi- Así, mientras en la arquitectura de firma
nan los canales mediáticos de las revistas espe- “valía todo” se generaba en la Universidad y en
cíficas para el sector académico-profesional o los concursos la distancia que señalaba Fer-
las masivas que van al público general que con- nando Diez entre la “arquitectura de proposi-
sumirá la arquitectura. ción”, aquello que se gestaba como respuesta
Las revistas de arquitectura tienen un papel posible y la “arquitectura de producción”,
fundamental para el escenario académico en la aquella que realmente se llevaba a la práctica.
medida que todo lo que se publica allí se califi- El creciente lenguaje críptico, el vedettismo y
ca de inmediato como “buena arquitectura” y búsqueda de la singularidad de las elites profe-
lo que no aparece se desdibuja o pasa a la cate- sionales y académicas los llevó a perder el
goría dialéctica de “mala arquitectura”. Utili- carácter modélico que tenía para el basamento
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productivo de los sectores populares y desarti- Por ello crecientemente el arquitecto va per-
cula esta vinculación. Antes, un público genéri- diendo su ya limitado espacio específico. Si por
co creía entender el “estilo” de una obra, una parte lo abre temáticamente hacia los pro-
luego, con el fin del academicismo, afirmaba blemas ambientales, urbanos y territoriales por
globalmente que aquello era de “estilo moder- otra parte la gestión de las obras de arquitectu-
no” y finalmente ahora, posmodernidad ra empiezan a ponderar el papel de las inter-
mediante, la consideraba de “cualquier estilo”. mediaciones y controles con la presencia, de
Es curioso como la posmodernidad que parece los diversos “especialistas”, como los desarrolla-
justificarse en una reacción frente al elitismo dores inmobiliarios. El denodado esfuerzo del
moderno, termina generando una nueva elite arquitecto por preservar su campo específico
individualista donde la arquitectura en sus fun- sobre las decisiones del proyecto muestra este
damentos se ha desvalorizado en favor de otros proceso reductivo que trasciende la singulari-
ámbitos profesionales que la manipulan. dad de las propias obras para mostrar la deca-
López J. C y asociados. Galerías Alto Palermo. Buenos Aires, 1989-1990. Modulor. Archivo CEDODAL.
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dencia de una profesión. El espacio de los La antigua escala de valores fue suplantada
arquitectos quedó de alguna manera reducido por el éxito medido en la comunicación de los
a la limitada obra pública, las encomiendas de medios, en el aplauso de los gestores y en el
viviendas privadas de los sectores de más altos supuesto entusiasmo propio de un público tan
recursos y, eventualmente, a los reclamos de las dispuesto a sorprenderse por la novedad como
corporaciones transnacionales donde tenían a decretar su desinterés inmediato. Las obras
una dura puja con las estrellas del “Star System” de esta década mostraban sumatorias de gestos
internacional que seducían con sus posibilida- en el equipamiento, el tratamiento del color y
des mediáticas a gerentes y funcionarios. Lejos la ornamentación que generaron unos tristes
habían quedado los temas sociales, la vivienda lugares carentes de carácter y flexibles para
popular, la renovación urbana y la transforma- cualquier uso en aras de dispendiosos espacios
ción del hábitat proclamadas como insignias residuales. También la generación de símbolos
por el Movimiento Moderno. identitarios de “marcas” transnacionales impu-
La década de los ’90 que llevó a los caminos sieron su convocatoria y presencia con nuevos
de la globalización neoliberal y la pérdida con- códigos donde la arquitectura no alcanza nive-
siguiente de los valores sociales y culturales más les protagónicos. Los Mac Donald’s, Burger y
preciados de nuestra comunidad, abriría las otras cadenas son ejemplos suficientes. El
compuertas al individualismo que ya venía ejer- arquitecto opera en estos casos con muy estre-
ciéndose puntualmente con el “sálvese quien cho margen de creatividad y de capacidad de
pueda” de la dictadura hasta 1983 y que revivía desarrollar sus talentos.
en esta nueva óptica de accesibilidad al primer Esto no significa que no haya esfuerzos de
mundo y al éxito al que se pensaba que estába- estudios profesionales de arquitectura trabajan-
mos destinados los argentinos. La arquitectura do con diseñadores para compañías de cierta
fue un objeto más de la fiebre consumista, la envergadura que hayan estudiado, propuesto y
que decretó prematuras obsolescencias de los realizado conjuntos de redes edilicias de calidad
objetos formalistas, impulsó la necesidad de en un lenguaje formal y comunicacional identi-
supuestos contenidos simbólicos de efímera ficable. No estamos seguros que la renovación
vida y privilegió decisivamente la superposición de las estaciones gasolineras de YPF sean mejo-
comunicacional sobre la arquitectura. Así, en res que la red que en los ’40 realizó Antonio
su inserción urbana las obras requerían un len- Vilar (1887-1966) con la colaboración de Willy
guaje impactante que convocara la atención, Ludewig (1902-63), pero por lo menos muestran
mientras que en el interior de las mismas podí- una cierta coherencia espacial. Tampoco cree-
an desarrollarse tratamientos ornamentales mos que los espacios de los multicines hayan
capaces de ayudar a “caracterizar” (antigua obtenido un perfeccionamiento frente a los
noción academicista) las funciones de los mis- diseños más tradicionales, aunque terminan
mos. La unidad de exterior-interior que había acercándonos al ambiente de los “shoppings”,
sido un criterio dominante para valorar la una entelequia comercial cuyo éxito parece limi-
homogeneidad y coherencia de la obra se diso- tarse a los patios de comida y los cines, si uno
ciaba en este proceso. Era el éxito rotundo del atiende a la rápida rotación de los comercios.
“tinglado decorado” de Venturi frente al denos- Sobre estos temas de la “crisis de autentici-
tado “delito ornamental” de Loos. dad” y pérdida de los antiguos valores de la
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75
76. Diez, Fernando. Crisis de autenticidad. Op. cit. Pág. 94-95.
arquitectura, Fernando Diez ha señalado con das por otro conjunto de profesionales califica-
claridad el retroceso de las exigencias profesio- dos como los estudios de Roberto Aisenson
nales bajo el efecto de la economía o del siste- (1936), Mario Roberto Álvarez, Luis G. Camps
ma comunicacional de la obra. Recuerda la (1958) y Ramiro Tiscornia (1959), Lier-Ton-
Torre Panamericana Plaza de Lier y Alberto conogy, Urgell-Penedo, entre otros.
Tonconogy (1941) que finalmente recurre a los Estas realizaciones supuestamente pedidas
perfiles externos decorativos (no estructurales) por el omnipotente “mercado”, evidencian el
para rememorar la propuesta miesiana y que lo éxito inmobiliario de obras residenciales en
propio aparece en las obras de SEPRA en las una ciudad como Buenos Aires que tiene, den-
torres de Catalina Norte en Alem y Córdoba o tro de su jurisdicción, la misma población que
en los “Edificios Costeros” de Puerto Madero
de los estudios de Solsona y sus asociados, Bau-
dizzone y sus asociados y los de Urgell y Penedo
(1945) hacia 1999 donde se altera definitiva-
mente aquella antigua idea fuerza de la moder-
nidad exigiendo la “sinceridad constructiva”.
Es cierto que las presiones de las transnacio-
nales y la transferencia de tecnologías van cam-
biando hasta los criterios de diseño de estudios
consolidados como el de Mario Roberto Álvarez
que utiliza el sistema de balcón corrido para sus
edificios de cristal como el de American Express
(1988), IBM, o la Bolsa de Comercio de Rosario
(1993). En cambio en la torre de Oficinas Inter-
continental adoptará (modificando su proyecto
inicial) una estructura de acero y una piel lisa
importada de Estados Unidos con franjas hori-
zontales metálicas76. El discurso dual acompaña
a estos edificios vidriados que se pretende
hacernos creer que son “sustentables”.
Ante el riesgo de la utilización reiterada del
repertorio individualizable, hay estudios como
el de Solsona y asociados, cuya prédica por las
torres como solución de vivienda viene de larga
data, que ahora reclama la necesidad de que su
visualización asegure un novedoso papel sim-
bólico en esta etapa de nueva modernidad. Los
conjuntos de Torres de Alto Palermo (1994)
con otros estudios, Torres de Abasto (1997),
Torres de Bulnes y Altos Porteños (ambos en el Lier-Tonconogy. Torre Panamericana Plaza. Buenos Aires,
2000) son indicativas de muchas otras realiza- 1995.
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Arqs. Marcelo Villafañe - Laura Rois y Eleonora Flores. Casa Brown. Funes, Rosario, Santa Fe, proyecto año 2000. Foto Gustavo
Frittegotto. CEDODAL.
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77. Vinelli proponía: “Arrojar por la borda a los tecnócratas, tórica de Puppo, Etcheverry, Sabugo, Gutiérrez, del Instituto
burócratas y cuerpos de empleados dirigistas de evidente con- Argentino de Investigaciones de la Arquitectura y el urbanismo
notación izquierdizante, cuyas ideas fijas son de demoler la ins- en Documentos de Arquitectura Nacional y Americana, Nº 14,
titución del derecho de propiedad, a los exégetas y teorizantes Resistencia. 1982. Pág.101 – 113.
de la contaminación ambiental, que con sus exageradas opi- 78. Hardoy, Jorge Enrique y otros. El impacto de la urbanización
niones sobre la salud colaboran en la asfixia económica y a la en los centros históricos de América Latina. Proyecto Regional de
perturbación e impedimentos reinantes y a los teóricos que Patrimonio Cultural. PNUD-UNESCO. Lima. 1981.
quieren convertir parte de la ciudad en un museo histórico de
suciedad, desidia y ruinas y que con sus expresiones altisonan-
tes de reciclaje consiguen que se dicten ordenanzas que prohí-
ben la demolición…”. En La Prensa, Buenos Aires, 20 de julio
de 1981. Pueden verse artículos sobre este tema de la zona his-
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79. Solsona Justo: “Pienso que se va a dar una batalla en los próxi- 80. Algunas de estas torres no han cumplimentado las
mos diez o quince años muy interesante en Buenos Aires… En esa dis- Audiencias Públicas de Impacto Ambiental que fijaban las
cusión sobre la ciudad vendrá un debate muy difícil con los preserva- reglamentaciones en concordancia con su superficie cubierta.
cionistas, porque el problema es que los preservacionistas no son moder- La destrucción del patrimonio, docks en la época militar, silos
nos…”. En Revista SCA Nº 189. Buenos Aires. Julio 1998. en tiempos de democracia y su reemplazo por obras “de autor”
(puente de Calatrava) nos pusieron en la carrera internacional
de las firmas. Como señalaba Federico Correa: “Querer poner-
se en el mapa recurriendo a un arquitecto estrella es algo que,
si no se controla muy bien, puede convertirse en una auténtica
imbecilidad”. Véase Moix, Llatzer, Arquitectura milagrosa.
Hazañas de los arquitectos estrella en la España del Guggenheim.
Anagrama. Barcelona. 2010. p. 256.
con la defensa de los postulados ambientales y de una gran lucha entre la “modernidad” de las
ecológicos, generando una creciente participa- torres y las actitudes supuestamente “reaccio-
ción ciudadana. No en vano participarían de narias” de quienes defendían el patrimonio79.
aquella Comisión entre otros Félix Luna (1925- En realidad esta era una polémica entre los que
2009) como historiador, Ana María Lorandi en privilegiaban a su propio negocio y quienes
los aspectos antropológicos y Jorge Morello en deseaban proteger otra escala urbana, la pre-
temas ambientales. servación del patrimonio edilicio como ele-
En esa etapa de apertura temática y concep- mento sustancial de identidad cultural, un ade-
tual tuvieron una activa participación los arqui- cuado paisaje y la mejora de la calidad de vida
tectos Marina Waisman desde su trabajo persis- no solamente para el centro sino también para
tente en la reflexión y el debate arquitectónico, los barrios que ya, en el siglo XXI, están siendo
Alberto Nicolini y Dick Alexander en la forma- arrasados por una arquitectura comercial de
ción de equipos de trabajo en el norte argentino bajísima calidad.
y Federico Ortiz y Alberto De Paula (1936-2008) Los temas de las concesiones de los espacios
en Buenos Aires que darían continuidad hasta públicos, los intentos de privatizar el propio
fines del siglo XX a las ideas que sustentaron la equipamiento de la ciudad ha sido objeto de
acción de Hardoy en la Comisión Nacional de acciones que afectan al bien común urbano y
Museos, Monumentos y Lugares Históricos. La que han sido realizados por gobiernos munici-
revista “Documentos de Arquitectura Nacional y pales de distinto signo político en las últimas
Americana” que editáramos con Dick Alexander décadas ante la protesta de organizaciones cívi-
desde 1973 y donde Hardoy condujo una sec- cas y profesionales.
ción de Historia urbana, llevó adelante las cam- Proyectos que parecían fundarse en una
pañas de defensa patrimonial en nuestro país y recuperación patrimonial como los de la aper-
en el continente. En la década de los noventa la tura de Puerto Madero en Buenos Aires, logra-
desarticulación del organismo ejecutivo de las ron en una primera etapa consolidar nuevas
obras, la Dirección Nacional de Arquitectura, funciones urbanas y recuperar los antiguos
puesta a cargo de profesionales de otras discipli- “docks” revalorizando el área de la costanera
nas ajenas a los objetivos culturales de estas polí- sur. Sin embargo, la formación del barrio
ticas, limitó seriamente un tiempo de acción que “Puerto Madero” implicó la privatización de
podría haber logrado mejores resultados. más de un centenar de hectáreas de tierra pú-
Posteriormente la dinámica gestión política de blica, demoliciones de edificios de interés pa-
la Lic. Magdalena Faillace logró, sin embargo, trimonial como los silos harineros que habían
duplicar el reconocimiento de los conjuntos sido ponderados por Gropius y Le Corbusier y
patrimoniales declarados en el país desde 1940 finalmente la creación de un área urbana de
aunque su gestión no fuera acompañada de los altísima especulación que se encuentra desocu-
recursos económicos que le hubieran permitido pada en más de un 50%, con el agravante de la
dar respuesta a las nuevas demandas que tal cre- construcción de torres que alteran el medio
cimiento exigía. ambiente frenando las brisas del río hacia el
En aquellos tiempos del neoliberalismo de los centro de la ciudad80.
noventa eran las firmas de los arquitectos los que Curiosamente la profesión de arquitectos
vaticinaban que el siglo XXI sería el escenario que negaba validación al patrimonio empezó
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desde la década del ’90 a trabajar activamente Algunas de ellas, como el creativo Museo
en la rehabilitación y reciclaje de edificios de Xul-Solar de Pablo Beitía (1953) realizada en
valor patrimonial, atendiendo no sólo a la cali- 1993 fue la obra premiada en la I Bienal Ibe-
dad de su construcción anterior, a su localiza- roamericana de Arquitectura celebrada en
ción urbana sino también a los valores simbóli- Madrid ratificando las posibilidades de gene-
cos que los mismos expresaban. Buena parte de rar valores espaciales notables operando sobre
los estudios de arquitectura jóvenes y algunos tipologías residenciales tradicionales. En un
consagrados profesionalmente dedicaron sus trabajo de cuidadosa restauración la interven-
esfuerzos a este tipo de obras. ción del estudio de Jorge Hampton y Emilio
Beitía. Museo Xul Solar. Buenos Aires, 1993. Foto atención Pablo Beitía. Archivo CEDODAL.
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Rivoira (1948) en la casa central del Banco década del ’90 comenzando con Tomba y
Boston, mostraba la preocupación por el res- Bombal y luego con las de nueva planta diseña-
guardo patrimonial de una nueva generación das por el estudio de Eliana Bórmida (1946) y
de arquitectos. Mario Yanzón (1942) como las Bodegas Salen-
La recuperación de determinadas produccio- tein, El Portillo y Fournier o por SEPRA que
nes agroindustriales generaron interesantes realiza la bodega Catena Zapata.
reciclajes y complementaciones de antiguos En las ciudades principales sucedió un fenó-
edificios en el medio rural. Tal el caso de las meno similar por la obsolescencia de sistemas
bodegas mendocinas que desde mediados de la ferroportuarios y fabriles que a la luz de las
Hampton-Rivoira. Restauración del Banco Boston. Buenos Aires, 2000. Atención Emilio Rivoira. Archivo CEDODAL.
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políticas de privatización o cierre dejaban Hacia fines del siglo XX una buena parte de la
libres extensas superficies de tierras urbaniza- matrícula profesional trabaja en proyectos de
das. Algunos ejemplos como el de la Fabril rehabilitación o reciclaje poniendo en eviden-
Financiera transformada para Universidad de cia la pertinencia de políticas que aseguran el
Quilmes por Mederico Faivre (1944) y Juan aprovechamiento del patrimonio construido
Manuel Borthagaray, el de los Talleres ferrovia- con renovados usos. Aun estudios caracteriza-
rios de Remedios de Escalada para Universidad dos por su lejanía con las concepciones preser-
de Lanús por Moscato y Schere u otros para la vacionistas han contribuido con obras de inte-
Universidad de San Martín mostraron la vitali- rés y calidad como la recuperación de los anti-
dad de estas propuestas en la idea de aprove- guos silos de granos para usos hoteleros o resi-
chamiento del patrimonio industrial y a la vez, denciales (caso reciente del conjunto Faena o
recuperación de dinámicas urbanas en áreas de los silos de Dorrego con participación de los
otrora deprimidas. estudios de Dujovne, Solsona y Varas), la recu-
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81. Noelle Gras, Louise (Editora). Arquitectos Iberoameri-
canos. Siglo XXI. Banamex. México. 2 Tomos. 2008.
82. Irigoyen, Adriana y otros. Giancarlo Puppo. Una arquitectura
de la pluralidad. Bogotá. Ed. Escala. 2002.
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83. Los trabajos del arquitecto Antoraz con adobe, madera y
piedra en la quebrada de Humahuaca señalan esta línea de
búsquedas.
por el arquitecto Daniel Fernández (1947) y la debe ser aprovechado y reciclado. El cambio de
recuperación del Hotel Provincial de Mar del la escala del “monumento” aislado al conjunto
Plata por la acción de los arquitectos Alejandro y a las lecturas urbanas potenciaron la tarea
Novacovsky (1953) y Felicidad París (1958) patrimonial valorando las manifestaciones que
junto al estudio de Carlos Mariani (1941-2009) más allá de los centros históricos, testimonia-
son otras obras destacadas. ban a los diferentes barrios. También la recu-
También fue claro en estas últimas décadas el peración de técnicas tradicionales ha sido una
proceso de cambio de las ideas patrimoniales preocupación para la valoración y preservación
desde lo estrictamente “histórico”, a una visión de las arquitecturas vernáculas pudiendo desta-
más amplia de lo “cultural” hasta llegar a la carse las búsquedas del arquitecto Carlos
convicción de que existe un patrimonio “cons- Antoraz (1950) en Jujuy83.
truido” que por razones de austeridad en el uso No faltarían algunas lecturas fundamentalistas
de los recursos, de no mediar obsolescencia, que abogaron por el congelamiento de los edifi-
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Palanti. Pista de prueba de autos en la azotea del edificio Chrysler (hoy Museo Renault). Demolida durante el reciclaje.
Archivo CEDODAL.
cios de valor patrimonial o de áreas urbanas, exi- Existe también una valoración de reconoci-
gieron el mantenimiento de restos de edificios miento de aquellos espacios de uso público que
destruidos o ensayaron acciones que solamente caracterizan a las ciudades como se ha hecho
posibilitaban la museificación de las obras y los con los cafés de Buenos Aires o los boliches de
centros históricos. Sin embargo, la conciencia Montevideo, creando inclusive hitos ciudada-
de la población y una creciente participación nos con inclusión de obra nueva como el bar El
popular han ido delimitando los equívocos Taller en Palermo de Hampton-Rivoira. Las
alcances de estas premisas. Hoy ya está claro que declaratorias de Áreas de Protección Histórica
el patrimonio construido “tiene que ganarse la (APH) en muchas ciudades y las Ordenanzas
vida” prestando usos y funciones que sean ade- sancionadas para la preservación patrimonial,
cuadas a sus características y posibilidades de con diversos niveles de cuidado, en las princi-
rehabilitación. También existe conciencia sobre pales ciudades del país muestran el crecimien-
la necesidad de que la nueva obra de arquitec- to del tema consolidando la memoria urbana.
tura exprese los rasgos de su tiempo y por lo Ellas han sido acompañadas por procesos de
tanto evite copiar regresivamente obras del pasa- Catalogación de los edificios patrimoniales que
do. La arquitectura moderna debe, a su vez, ser en algunos casos, como Mar del Plata y Santa
capaz de integrarse contextualmente y respetar Fe, han sido realizados por las propias Univer-
las obras patrimoniales. sidades en otros por grupos de investigadores
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84. Los Catálogos del IPU abarcaron los barrios de La Boca, muchas en ciudades del interior basándose en que la recupe-
Palermo, Belgrano, Montserrat, San Telmo y Barracas en Buenos ración de los Centros Históricos se debía ejecutar, sobre todo,
Aires. Alejandro Novacovsky, Felicidad París y Silvia Roma hicie- a partir de políticas de vivienda social.
ron el de Mar del Plata. Adriana Collado y un equipo de la 86. Méndez, Patricia y otros. Arquitecturas ausentes de Buenos
Universidad del Litoral integrado entre otros por Adriana Aires. Ed. CEDODAL. Buenos Aires. 2009.
Collado el de Santa Fe, que fue complementado por otro rea- 87. Diez, Fernando. Crisis de autenticidad…. Op. cit. pág. 177. El
lizado por Carlos Reinante sobre arquitectura del siglo XX. arquitecto Carlos Page recuerda el “proyecto que tomó a su cargo el
Liliana Lolich concretó el de Bariloche y José Zingoni el de arquitecto Miguel Ángel Roca, imponiendo metodologías muy contrarias a
Bahía Blanca entre otros. la conservación del Patrimonio, hasta llegar a levantar la ahora triste-
85. La Junta de Andalucía impulsó y financió obras como el mente famosa “escalera de Roca”, exponente de un exacerbado egocentris-
Plan de Recuperación de Avenida de Mayo y la rehabilitación mo, que se amplió al descarne de muros y otros “pecados” en la conserva-
del Conventillo de San Francisco en Buenos Aires y otras ción de monumentos”. En La Mañana. Córdoba, 2 de junio de 2011.
87
88. Duch, Lluis - Chillón, Albert. “La agonía de la posmoder- 89. García Márquez, Gabriel. Yo no vengo a decir un discurso.
nidad”. En El País. Madrid, 25 de febrero de 2012. Vintage Español. Nueva York. 2010. Pág. 41.
Antoraz y Asociados. Hostería en Purmamarca. Jujuy, 1999. Foto Martín Gutiérrez Viñuales. CEDODAL.
para los bienes patrimoniales y arquitecturas exigían, de ahí a una crisis de valores hubo un
que, además de expresar culturalmente nues- paso que fue dado a comienzos del siglo XXI y
tro tiempo, sean respetuosas del contexto quedan pendientes las múltiples respuestas
donde se erigen. Los enfrentamientos con que todavía no hemos logrado concretar. Pero
quienes no creen en las calidades de vida urba- seamos optimistas, pues como decía Gabriel
na ni en las arquitecturas sustentables, privile- García Márquez, la cultura de nuestra Amé-
giando sus intereses económicos seguirán por rica es una “cultura de fiesta, de trasgresión, de
lo tanto en el escenario. misterio, que rompe la camisa de fuerza de la reali-
Concluimos el siglo XX con un panorama de dad y reconcilia, por fin, el raciocinio y la imagina-
frivolidad que distanciaba aquello que los ción, la palabra y el gesto, y demuestra de hecho que
arquitectos prometíamos y lo que las deman- no hay concepto que tarde o temprano no sea reba-
das pendientes de nuestras comunidades nos sado por la vida 89”.
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