Arquitectura en La Argentina. 1965-2000 PDF

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017-088 Arquitectura Tomo XI_Pintura Tomo X Perazzo.

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LA ARQUITECTURA EN ARGENTINA
(1965-2000)
Ramón Gutiérrez
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1. Waisman, Marina. “Una década revolucionaria: 1960-1970”. 3. Encuesta realizada por Alberto Prebisch a los arquitectos
En Summa Nº 200-201. Buenos Aires. Junio de 1984. Pág. 58. Acosta, Álvarez, Coire, Morea, Ricur, Ruiz Guiñazú y Sacriste.
2. Durante el gobierno de Frondizi se redujo drásticamente la En Sur. Nº 267. Buenos Aires. Diciembre 1960.
construcción de viviendas sociales y durante el Ministerio de 4. Bullrich, Francisco. Arquitectura argentina contemporánea. Ed.
Álvaro Alsogaray se propuso resolver el problema con la cons- Nueva Visión. 1963.
trucción de “quonset” de chapa con mínimas condiciones de
habitabilidad. Vautier había retornado de Colombia donde tra-
bajó en el Centro Interamericano de la Vivienda (CINVA) con
una magnífica tarea en autoconstrucción de vivienda rural.

1. TIEMPOS DE CAMBIO. expandían a muchos campos culturales, socia-


DE LA ESPERANZA AL PRAGMATISMO les y políticos, alcanzando a veces procesos de
integración y protesta como la muestra
1.1. El clima cultural “Tucumán Arde”.
Las facultades de arquitectura empezaban a
La década de los sesenta estuvo caracterizada ensayar hacia los ’60 los talleres verticales de
en lo universal por el espíritu de innovación diseño posibilitando la formación de equipos
que se manifestaba en las artes plásticas, en la docentes y definiendo temáticas para abordar
apertura conceptual sobre los hechos cultura- según las complejidades que el propio taller
les y en las esperanzas de rápidos procesos de determinaba. En la profesión el retorno del sis-
transformación social. Como señalaba Marina tema de concursos, potenciaría la cualificación
Waisman (1920-1997) fue la década de los del éxito profesional y llegaría a ser ponderado
Beatles, de las minifaldas, de los hippies, de como método de enseñanza docente requirien-
los movimientos de liberación de las minorías, do que las entregas de los alumnos tuvieran el
de la carrera espacial, de la guerra de Vietnam, nivel de “presentaciones de concursos”. La pro-
de la rebelión contra la autoridad y de “la difu- fesión de arquitecto aparecía como segura de
sión de la semiología, el auge de la ciencia de la su misión transformadora y decidida a ampliar
comunicación, de la antropología, del estructuralis- el campo de sus competencias de lo urbano al
mo. Es, en el contexto de las ciencias humanas, la planeamiento territorial y a la integración de
gran década de la cultura de izquierda” 1. Sin otras disciplinas bajo su conducción. Se perfila-
embargo, entre nosotros los hechos políticos ba, sin embargo, una crisis de utilitarismo,
marcarían por una parte los límites a estas apremiaba el problema de la vivienda y la dis-
expectativas y por otro radicalizarían las bús- yuntiva entre lo cultural y lo social no termina-
quedas de cambio de diversos sectores de la ba de encuadrarse como surge de una encuesta
población. realizada en esa época3.
El derrocamiento del gobierno de Arturo En 1963 Carlos Méndez Mosquera (1929-
Frondizi (1908-1995) en 1962 señalaba el retor- 2009) y su esposa Lala habían creado la revista
no de la tutela militar bajo un sesgo “legalista” SUMMA que durante treinta años marcaría la
durante la presidencia del Dr. José María Guido. pauta de valoración y sería la caja de resonancia
Alberto Prebisch (1899-1971), intendente de la de las obras más calificadas de la arquitectura
ciudad de Buenos Aires, intentaría retomar argentina. Con diversos acentos a través del
políticas de vivienda, paralizadas en la etapa tiempo y con la capacidad de análisis que le
desarrollista, así cómo encarar la erradicación integró en su momento Marina Waisman la
de “Villas Miseria” asesorado por su antiguo revista formó un equipo de periodistas y críticos
socio Ernesto Vautier (1891-1989)2. En el plano que jugaron un papel gravitante en el período.
de las artes plásticas cabe recordar las acciones Ese mismo año Francisco Bullrich publicaría el
contestatarias dentro del contexto del Instituto primer libro sobre arquitectura moderna en Ar-
Di Tella, las novedades del Pop Art donde la gentina4. Un lustro después, Editorial Sudameri-
apertura a la valorización de lo cotidiano y el cana publicaría bajo la dirección de Federico
propio Kitsch, ponderado por Robert Venturi, Ortiz (1929-2005) “La arquitectura del liberalis-
mostraban nuevas formas de rebeldía que se mo en la Argentina” que constituyó un suceso
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5. Ortiz, Federico – Levaggi, Abelardo – Mantero, Juan Carlos 7. Alexander, Christopher. Ensayo sobre la síntesis de la forma.
– Gutiérrez, Ramón – De Paula, Alberto – Viñuales, Graciela y Ediciones Infinito. Buenos Aires. 1969. Véase Grichener, Silvio.
Parera, Ricardo (Coord). La arquitectura del liberalismo en la “PREVI/Perú. Un intento en el más alto nivel”. En SUMMA Nº
Argentina. Ed. Sudamericana. Buenos Aires. 1968. 33. Buenos Aires. 1970. Rudofsky, Bernard. Arquitectura sin
6. Ortiz, Federico – Gutiérrez, Ramón. Arquitectura argentina. arquitectos. EUDEBA. Buenos Aires. 1973. Turner J. El proceso de
(1930-1970). La búsqueda del modelo alternativo. Madrid. Hogar y urbanización y los sectores populares en Lima. DESCO. Lima. 1969.
Arquitectura. 1972.

editorial por su enfoque referido a la arquitectu- toria que había instalado el Movimiento Mo-
ra del siglo XIX5. En 1972 se publicó un segundo derno— asumían las nuevas utopías desde los
libro sobre la arquitectura del siglo XX6. Archigram, los planes urbanos de los japoneses
La revista generaría también otras colecciones o los diseños de ciudades espaciales de Yona
de gran importancia como los Cuadernos Friedman.
Summa-Nueva Visión y los Summarios que man- Junto a ellas coexistían las revalorizaciones
tenían una posibilidad de debate cultural y refle- de las arquitecturas vernáculas, “las arquitectu-
xiones críticas sobre los temas globales de la ras sin arquitectos” difundidas en 1964 desde el
arquitectura. Desde allí fue posible acceder a la MOMA por Bernard Rudofsky (1905-1988), las
difusión de las ideas “fundacionales” de los gru- lecturas urbanas de Kevin Lynch (1918-1984),
pos que —manteniendo el desprecio de la his- los sistemas de trabajo en comunidad propicia-
dos por John Turner (1927) en el Perú y
Gómez Gavazzo (1904-1987) desde el Uruguay,
las arquitecturas experimentales de base cientí-
fica de Christopher Alexander y los ensayos del
famoso programa de viviendas PREVI en Lima7.
Entre nosotros la tarea fundacional de las
editoras de arquitectura debe adjudicarse a Po-

Portada de la revista Summa Nº 2. 1963. Archivo Tapa del libro Arquitectura Argentina Contemporánea de
CEDODAL Francisco Bullrich. 1963. Archivo CEDODAL
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8. Tuvo mucha importancia la edición de Historia de la arqui-
tectura moderna de Zevi, realizada por Emecé en 1954.
9. El Grupo Harpa había sido formado en 1954.

seidón, primera editora en castellano del libro suprimía las representaciones de profesores,
de Bruno Zevi (1918-2000) “Saber ver la arqui- estudiantes y egresados, congelaba los concur-
tectura” (1951) y el de Le Corbusier (1887- sos o designaba con carácter vitalicio a los pro-
1965) “El Modulor” (1953) y la editorial Víctor fesores, motivó el vaciamiento de buena parte
Lerú y Emecé que editaron inmediatamente del cuerpo docente que renunció masivamente
otras obras de Zevi8. Luego, la fuerte y creativa y comenzó una nueva historia de exilios y
presencia de Nueva Visión y del grupo Infinito exclusiones. En la Facultad de Arquitectura de
que reunió a Carlos Méndez Mosquera, Jorge Buenos Aires los Anales del Instituto de His-
Enrique Hardoy (1926-1993) y a los otros toria de la Arquitectura que venían aparecien-
miembros de Harpa (Eduardo Aubone (1927- do sistemáticamente desde 1948 se dejaron de
1980), José Rey Pastor (1927-1983) y Leonardo editar a la muerte del arquitecto Mario Bus-
Aizemberg (1926-?)) que potenciaron la pro- chiazzo (1902-1970), el Instituto de Vivienda
puesta editorial de arquitectura9. Todos estos
libros tuvieron una amplia difusión internacio-
nal ya que en la España de Franco casi no había
textos disponibles y lo propio sucedía en el
mundo portugués, por lo cual estas ediciones
en castellano eran la fuente de consulta del
mundo latinoamericano y de la península ibé-
rica hasta la década del ’70. En los ’80 la aper-
tura de la Revista Summa a los libros comenzó
con la edición de “Documentos para una histo-
ria de la arquitectura argentina” que coordinó
Marina Waisman y marcó un éxito editorial con
varias tiradas.
En la segunda mitad de la década de los ’50
las universidades habían recuperado un papel
protagónico en la iniciativa cultural y una diná-
mica de reflexión y debate que se manifestaría
en grandes empresas como la Editorial Univer-
sitaria de Buenos Aires (EUDEBA) y en políti-
cas de extensión universitaria en distintos cam-
pos. Este papel protagónico y la dinámica del
movimiento estudiantil fue una causa de las
políticas represivas que comenzaron bajo la
nueva dictadura del General Onganía que,
derrocando al gobierno radical de Arturo Illia,
culminaría con la intervención a las universida-
des el 28 de junio de 1966. Portada de La arquitectura del liberalismo en la Argentina,
Esta acción desde el gobierno, que nombra- Federico Ortiz y otros. Ed. Sudamericana. Buenos Aires.
ba directamente a los rectores interventores, 1968. Archivo CEDODAL
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que bajo la dirección de los arquitectos Oscar versitaria obra de los arquitectos Eduardo Cata-
Molinos (1927) y Luis Morea (1921-2003) lano (1917-2010) y Horacio Caminos (1914-
había alcanzado renombre fue reducido a su 1990) que pronto mostraría la vulnerabilidad
mínima expresión hasta su desaparición. Múlti- de la arquitectura moderna a las condicionantes
ples iniciativas quedaron en el camino y buena del ambiente y las exigencias funcionales a
parte de los Talleres de Arquitectura quedaron pesar de la euforia tecnológica de la época.
vacantes. En esos años el abandono del recinto Se cerraba así una etapa de la vida universi-
donde transcurrió la “noche de los bastones lar- taria argentina para ingresar a otra que duraría
gos” (en la que ingresaron hasta policías a caba- 17 años donde las universidades estuvieron
llo en el pabellón de la feria del Sesqui- intervenidas en forma continua bajo gobiernos
centenario que servía de Facultad) posibilitó la de distinto signo que respondían a movimien-
mudanza al nuevo edificio de la Ciudad Uni- tos pendulares de la política pero que maneja-
ron las universidades bajo similares patrones de
dependencia.

1.2. De la vanguardia a la violencia setentista


Buena parte de esa dirigencia estudiantil que
se sentía protagonista de los cambios sociales y
culturales, comenzó enfrentando la violencia de
la represión con similares métodos. Los prime-
ros muertos estudiantiles en Córdoba,
Corrientes y Rosario derivaron en el “Cordo-
bazo” y los levantamientos de estudiantes y obre-
ros en diversas ciudades fueron tiñendo hacia
1968 el carácter de unas permanentes revueltas
que se hacían eco de sucesos que estaban ocu-
rriendo no solamente en América, con la elimi-
nación de las democracias en la región del cono
sur, sino también en la propia Europa y con sig-
nos de protesta crecientes en Estados Unidos.
En la profesión de los arquitectos la radicali-
zación también se manifestó en el enfrenta-
miento a los gobiernos militares. Muchos de los
profesores universitarios renunciados cuando
la intervención de 1966 asumieron la conduc-
ción del gremio profesional —la Sociedad
Central de Arquitectos— que fuera presidida
Catalano-Caminos. Facultad de Arquitectura. Ciudad Uni- sucesivamente por el ex Decano, Arquitecto
versitaria Buenos Aires. 1960-1992. Foto Ramón Gutié- Horacio Pando (1926-2009) y el ex Profesor
rrez. Archivo CEDODAL Francisco García Vázquez (1921-90). La SCA
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10. “El Arquitecto hoy. Un cambio de actitud para responder a
las constantes modificaciones del espacio”. En La Nación.
Buenos Aires 14 de diciembre de 1969. 5º Sección, Pág. 2.
11. Grossman, Luis. “A tres décadas de una aventura”. En La
Nación. Buenos Aires, 11 de noviembre de 1998.
12. Sigal, Víctor – Fischermann, J. “Una profesión en crisis, la
situación ocupacional de los arquitectos”. En Summa Nº 84.
Buenos Aires. Diciembre de 1974. Véase García Vázquez,
Francisco. El arquitecto y su Universidad. Buenos Aires. Sociedad
Central de Arquitectos. CESCA. 1986.

tuvo entonces un papel relevante mientras las y prometía un duro futuro a los 31.265 alumnos
Facultades de Arquitectura mostraban, en ge- de arquitectura que había en 1983.
neral, una decadencia bastante notoria. A comienzos de los años setenta, en las pro-
En el campo profesional la circunstancia se pias Facultades se plantearon taxativamente
vivía de una manera diferente. En 1969 el ar- aires de renovación que tenían como objetivo
quitecto José Aslán (1908-81) decía: “en este implementar cambios en la enseñanza e intro-
momento en nuestro país se están dando una enorme ducir nuevas formas de actuación en relación a
cantidad de oportunidades para que los arquitectos las crecientes tensiones sociales que vivía el
puedan desarrollarse plenamente. Un ejemplo: los país. La violencia sistematizada desde el estado
concursos de proyectos y precios para la erradicación y desde los grupos políticos que entendían que
de villas de emergencia, que el arquitecto debe asumir la acción armada era la única manera de cam-
como un tema que es esencialmente arquitectóni- biar los rumbos de la historia, fue generando
co…” 10. Es también el momento en que los una secuela de hechos cargados de sectarismo
periódicos de mayor trayectoria: La Prensa y La que impulsó la eliminación de quienes disentí-
Nación, comenzaron a editar en 1968 Suple- an con los pensamientos de los grupos más
mentos semanales de arquitectura bajo la direc- radicalizados.
ción de Mauricio Repossini (1914-68) y Raúl
Birabén el primero y Daniel Viacava (1926-89)
el segundo11. Esta difusión arquitectónica finan-
ciada por los estudios y sus contratistas, creó
una imagen de profesión exitosa, ya que nin-
guna otra disciplina tenía un espacio mediático
similar, y generó crecimientos en la matrícula
estudiantil por el prestigio social alcanzado. A
la vez comenzó a tratarse el tema de la diversi-
ficación del título de arquitecto que daría ori-
gen, años más tarde, a múltiples carreras en el
mismo ámbito de la Facultad. Este imaginario
sin embargo tenía poco que ver con la realidad.
La encuesta realizada por encargo de la Socie-
dad Central de Arquitectos en 1975 demostraba
que solamente el 5% de los arquitectos vivía
exclusivamente de su trabajo profesional y que
del conjunto de metros cuadrados construidos
sólo un porcentaje similar era realizado por
arquitectos12. Sin embargo, la abundante pro-
ducción de arquitectos por las universidades
daría lugar a un creciente protagonismo de los
profesionales. Estudios posteriores de García
Vázquez ratificaban la decadencia profesional de Suplemento de Arquitectura del Diario La Nación. 1969.
los 20.000 arquitectos que tenía entonces el país Atención César Loustau. CEDODAL
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13. Véase Maestriperi, Eduardo. Mario Soto. España y Argentina 14. En 1957 había surgido el Instituto Interuniversitario de
en la arquitectura del siglo XX. Sociedad Central de Arquitectos. Historia de la Arquitectura que había convocado a los docen-
Buenos Aires. 2004. Gutiérrez, Ramón. Buenos Aires evolución tes del interior del país conducido por Enrico Tedeschi,
histórica. Bogotá. Ed. Escala. 1992. Marina Waisman, Francisco Bullrich y Raúl González Capdevila
entre otros. Este Instituto organizó cursos para docentes con
profesores como Pevsner, Argan, Chueca Goitía, Banham,
Scully y Humberto Eco. Del mismo no participaban los docen-
tes de la Universidad de Buenos Aires. AAVV. Historia de la
Arquitectura en la Argentina. Reflexiones de medio siglo. 1957-2007.
Ed. CEDODAL-IDEHA. Tucumán. 2007.
15. Díaz, Tony y otros. La Escuelita. Cinco años de enseñanza alterna-
tiva de arquitectura en la Argentina. 1976-1981. Buenos Aires. 1981.

Nuevamente el péndulo dejaba fuera de la reflexión y debate caracteriza este momento14.


universidad a quienes no coincidían con estas Una de las ideas troncales fue posibilitar la
líneas de pensamiento o con los métodos que contención de muchos profesores y docentes
las mismas fomentaban. El “Plan Amarillo” en que habían sido expulsados de sus universida-
Buenos Aires y el “Taller Total” en Córdoba, des o habían tenido que renunciar a sus cargos,
denominado acertadamente por Marina Wais- u otros que volvían de exilios. Para ello se creó
man como de “anarquismo burocratizado”, fue- en 1978 el Instituto Argentino de Investigacio-
ron dos expresiones de estas intolerancias con- nes de Historia de la Arquitectura y el Urba-
vertidas en verdades absolutas que se trató de nismo que posibilitó la realización de Jornadas
exportar a todas las universidades del país. El de Reflexión anuales en diversas partes del país,
predominio sociológico sobre las condiciones asegurando concurrencias masivas de docentes
del oficio de arquitecto, atento al avance de las jóvenes y profesores. Un total de 26 Jornadas en
ideologías en el medio universitario, trajo 15 provincias mostraron la viabilidad de este
como consecuencia una revalorización de la esfuerzo que llegó a reunir más de 500 personas
función por su compromiso social en el ámbito asociadas en todo el país. De allí surgirían los
académico, pero la dinámica de producción de Congresos Nacionales de Patrimonio que se or-
diseño, apoyada mucho en los concursos, ganizarían en la década del ’80 y más de treinta
seguía manifestando la prioridad que otorgaba publicaciones realizadas por los miembros del
el profesional a las formas. Instituto en el interior. Cada grupo puso a dis-
A partir de la dictadura instalada en 1976 las posición del Instituto sus posibilidades de
universidades argentinas sufrieron particular- acción, Marina Waisman desde la Universidad
mente las consecuencias de la violencia con Católica de Córdoba los cursos de Posgrado,
miles de estudiantes y profesores desapareci- Alberto Nicolini (1931) desde Tucumán la im-
dos, asesinados o exiliados, y la persistencia de prenta universitaria y Dick Alexander (1933-94)
una vida universitaria en un clima de zozobra y desde el Chaco la revista “Documentos de
temores. Poco podía esperarse de un proceso Arquitectura Nacional y Americana” aparecida
educativo caracterizado así por el miedo, el en 1973.
silencio y la autocensura. En el plano profesio- En Buenos Aires, otra iniciativa se concretó en
nal los gremios de arquitectos enfrentaron de- el año 1977 con “La Escuelita” donde Ernesto
cididamente actuaciones de la dictadura como Katzenstein (1931-95), Tony Díaz (1938), Rafael
el caso de las autopistas urbanas de Buenos Viñoly (1944) y Justo Solsona (1931) convocaron
Aires, la defensa de colegas colocados en pri- a diversos docentes a debatir y plantear cursos de
sión o la destrucción de obras significativas formación complementarios a la tarea proyec-
como el Mercado de la calle Corrientes y Mon- tual, justamente en momentos en que los cam-
tevideo13. Otros profesionales asumirían cargos bios de la posmodernidad requerían una refle-
de responsabilidad en la dictadura o realizarían xión específica. Los miembros de La Escuelita
las obras emblemáticas como el conjunto de tuvieron un papel relevante en la Facultad de
Televisión Color (ATC) o los estadios para el Buenos Aires con el retorno a la democracia a
Campeonato Mundial de Fútbol de 1978. partir de 198315. Cabe señalar también el papel
La formación de grupos espontáneos de profe- que en la difusión de la arquitectura internacio-
sionales que buscaron mantener espacios de nal tuvo la acción de Jorge Glusberg (1933-2012)
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16. La revista comenzó a publicarse en 1975 como “Cuadernos
de Ambiente” y a partir del número 17 pasó a llamarse
“A/ambiente”. En la actualidad mantiene una edición infor-
mática en red.

desde el CAYC y la Bienal de Arquitectura que desde los Cuadernos CEPA primero y luego con
impulsó, mediante la cual logró su inserción en la Revista A/ambiente contribuyó notoriamen-
las actividades profesionales de la Unión te a nuevas miradas sobre las calidades de la
Internacional de Arquitectos y de la Federación arquitectura16. Los cursos de formación de pos-
Panamericana de Arquitectos. grado de FLACAM han sido otro aporte funda-
También es necesario recordar la tarea mental de Pesci y su grupo en la organización
emprendida por el arquitecto Rubén Pesci de equipos interdisciplinarios que han aborda-
(1942) en La Plata con la conformación en do estudios en una extensa área de países de la
1974 del Centro de Proyectación Ambiental región. En una concluyente preocupación am-
(CEPA) quien instaló el tema del medio biental y para el aprovechamiento de la energía
ambiente y de la sustentabilidad en el debate solar Enrico Tedeschi (1910-1978) formaría en
arquitectónico. Su notable tarea de divulgación Mendoza el Instituto Argentino de Investigacio-

Solsona y Asociados. ATC. Argentina Televisora Color. Buenos Aires, 1978. Archivo CEDODAL
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trasladaron al seno de las instituciones de tal


manera que habiendo dominado algunas anti-
guas universidades ciertos grupos, al cambiar el
poder político otro sector creó y generó un
conjunto de nuevas universidades a las que les
repartió, desde el Estado, generosos presupues-
tos y los inmuebles para su funcionamiento. La
universidad padeció entonces el reparto políti-
co y en muchos casos no ha recuperado las con-
diciones de espacio pluralista que tuvo otrora.
Regresaron a la vida universitaria muchos
arquitectos que habían padecido el flujo y
reflujo de las intervenciones y acciones políti-
Tedeschi. Facultad de Arquitectura. Universidad de Men- cas de esas dos últimas décadas, algunos fueron
doza. 1965. Foto Dick Alexander. Archivo CEDODAL
a su vez raleados por haber colaborado con la
dictadura, mientras otros funcionarios, con
nes en Zonas Áridas (IADIZA) que desarrolló habitual oportunismo, adquirieron nueva pa-
importantes estudios. En la misma línea de pro- tente de democráticos. Talleres con mil alum-
moción de las energías renovables se creó en nos señalaban, en la nueva etapa no solamente
1973 ASADE (Asociación Argentina de Energía el éxito de la prédica profesional o ideológica,
Solar) que impulsó varios centros regionales. A sino también la disponibilidad de un cupo de
partir de 1987 se formaría por John Martín docentes enorme que permitía tener gravita-
Evans (1944) y Silvia de Schiller (1944) el ción en la vida universitaria. También indica-
Centro de Investigación Habitat y Energía ban la dificultad notoria de realizar una buena
(CIHE) que desde la Universidad de Buenos tarea pedagógica con esa cantidad de alumnos
Aires ha realizado numerosas actividades de y de docentes que actuaban, muchos de ellos,
capacitación y promoción. ad-honorem.
Tedeschi fue también fundador de la Fa- Hemos señalado la acción del CAYC que con-
cultad de Arquitectura en la Universidad de juntamente con la SCA y la Revista Summa
Mendoza (1961) y autor de la sede con una emprenderían en 1985 la Primera Bienal Inter-
obra de calidad. Debemos recordar que en esta nacional de Arquitectura con una propuesta
década se comenzaron a formar Facultades pri- centrada en la exhibición de los personajes de
vadas de la Universidad Católica en La Plata, mayor presencia mediática de la arquitectura
Córdoba y Santa Fe, así como la de Belgrano en mundial que han venido presentando sus obras.
Buenos Aires y la de Morón a las que, con el El CAYC asumiría luego con carácter exclusivo
tiempo, se irían agregando otras. la realización de estos escenarios que alcanza-
ron gran repercusión en la asistencia de público
1.3. La construcción de la democracia y en la difusión en la prensa especializada.
El papel secundario asignado a los arquitec-
No fue fácil la recomposición de la vida uni- tos latinoamericanos en la primera Bienal ge-
versitaria a partir de 1983 y las pujas políticas se neró en la Facultad de Arquitectura de Buenos
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17. AAVV. Seminarios de Arquitectura Latinoamericana. 1985-
2011. Se hace camino al andar”. Ed. CEDODAL. Buenos Aires.
2011.

Aires una reacción que llevó al montaje de un cultural su predominancia en estas dos últimas
encuentro paralelo cuya exitosa repercusión décadas del siglo.
posibilitaría la existencia de un grupo de pro-
fesionales que, abarcando todos los matices del 1.4. El vaciamiento del Estado en los ’90
diseño, la teoría, la crítica y el urbanismo, gene-
raría lo que han sido durante 25 años los La década del ’90 marcó claramente el aban-
“Seminarios de Arquitectura Latinoamericana” dono de la acción pública en la arquitectura,
(SAL) que se han venido reuniendo en los exactamente el camino contrario al que habría
diversos países del continente hasta nuestros de emprender, por ejemplo España, que jerar-
días17. El apoyo del equipo de redacción de la quizó sin ninguna duda su arquitectura a nivel
revista SUMMA, integrado junto a Marina Wais- internacional a través de las obras emprendidas
man por Alberto Petrina (1945), Julio Caccia- por concurso mediante la acción estatal.
tore (1936), Marcelo Martín (1954), Patricia En Argentina, la desaparición del tradicional
Méndez (1964), Adriana Irigoyen y Miriam Ministerio de Obras Públicas, al cual antes se le
Chandler (1954) fue clave para la realización habían ido desagregando oficinas técnicas
del segundo SAL en Buenos Aires en 1986 específicas dedicadas a arquitectura escolar,
dando continuidad a la iniciativa. sanitaria y judicial marcó el final de un ciclo en
Ya desde la década anterior se había vislum- la acción estatal. Con la dependencia del anti-
brado la concentración del trabajo en una guo MOP del nuevo Ministerio de Economía se
serie de estudios que marcaban las opciones verificaría la línea dominante del poder en
preferenciales de la profesión. Muchos de ellos manos de economistas de estas últimas déca-
habían atravesado incólumes los duros conflic- das. La desaparición de la Dirección Nacional
tos que había sufrido el país de la misma mane- de Arquitectura con los equipos regionales que
ra que muchos equipos de jóvenes arquitectos atendían a la obra pública, incluyendo los
se habían visto diezmados o marginados de Monumentos Históricos era indicativa de la
cualquier participación protagónica en esos pérdida de artesanos y constructores con oficio
tiempos. Si la década de los sesentas y setentas y conocimientos que eran ahora absorbidas por
se habían abierto a instancias de importantes las empresas constructoras que carecían en
concursos posibilitando una mayor accesibili- muchas oportunidades de las destrezas requeri-
dad, lo cierto es que el paulatino abandono de das, mientras se continuaba adjudicando las
la acción pública en la arquitectura y la cre- obras atendiendo prioritariamente a las ofertas
ciente demanda del sector inmobiliario fueron de precios.
marcando esa tónica de concentración de la La transferencia de los recursos a los sectores
encomienda profesional y haciendo más difi- privados para atender las nuevas demandas del
cultosa la instalación de nuevos estudios con estado ratificaron la teoría ideológica de que el
obra continuada y de calidad. Los denomina- Estado actuaba mal y que mejor y más econó-
dos genéricamente como “lápices de oro” o micamente lo hacía el capital privado. Se desar-
autoconsiderados testimonio del “Star System” ticularon así las grandes oficinas técnicas del
expresaban entonces en los medios de difu- estado pasando a manos privadas los bienes y
sión, en su presencia de obras y en general con servicios que habían ido, durante décadas, con-
una participación activa en el mundo social y solidando la obra pública como expresión de
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construcción de la nación. La pérdida del sen- pérdida de valores y de bienes que el país debió
tido de pertenencia de técnicos, profesionales y afrontar.
funcionarios significaría un serio deterioro En tiempos como los señalados nuestras ciu-
que, avanzado el siglo XXI, cuesta recuperar. dades fueron concebidas como espacios para
Los nuevos funcionarios extraídos del sector los grandes negocios, no solamente como es
privado se jactaban de su eficacia en el desgua- habitual por parte de los especuladores inmo-
zamiento de la estructura estatal, mientras que biliarios, sino también los avispados gobernan-
buena parte del país asumía que estábamos tes de diversos signos políticos. Ya en tiempos
ante una hora gloriosa de una nueva etapa de del gobierno de Alfonsín se hicieron generosas
progreso sin límites avalado por la paridad ins- concesiones a privados sobre la costanera norte
titucionalizada con la moneda norteamericana. de Buenos Aires y debió lucharse raudamente
El fin de siglo con la trágica consecuencia puso para evitar la apropiación del área de relleno
en evidencia la falacia de todo este operativo de de la Costanera Sur que finalmente fue decla-

Hampton-Rivoira. Puerto Madero. Dique 1 y Banquina. Buenos Aires, 1994. Foto Mac Adden. Archivo CEDODAL
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29
18. AAVV: Casas Blancas. Una propuesta alternativa. CEDODAL.
Buenos Aires. 2003.

rada Reserva Ecológica y sometida por ende a protegida y destinarla a lucrativas urbanizacio-
protección. Gobiernos posteriores de distinto nes como la que espera realizarse en los anti-
signo brindaron concesiones variadas de espa- guos terrenos de la frustrada “Ciudad Depor-
cios públicos a instituciones y empresas e inclu- tiva” en sus adyacencias.
sive nos sorprendieron con maravillas creativas
como las “escuelas-shopping”.
Todo parecía estar en disponibilidad para ser 2. DEL MOVIMIENTO MODERNO
utilizado con el único objetivo de tener alta A LA POSMODERNIDAD 1965 - 2000
rentabilidad en manos privadas, desaparecien-
do la preocupación por el bien común que le 2.1. La crisis del “Movimiento Moderno”
competía al estado asegurar. Un caso notorio
fue la transferencia de más de un centenar de La década del ’60 estuvo signada por la enor-
hectáreas de tierra pública en la conformación me apertura a los modelos externos, la singular
del nuevo barrio de Puerto Madero en Buenos confianza en la aplicabilidad de los mismos a
Aires. El gobierno abrió a través de una Corpo- nuestra circunstancia y la actitud mimética de
ración la consolidación de acuerdos entre insti- los sectores dirigentes integrados a la penetra-
tuciones del estado para plantear la recupera- ción cultural por decisión propia. Una minoría
ción patrimonial mediante la rehabilitación de activa de los arquitectos había comenzado a
los almacenes del antiguo puerto. A la vez faci- principios de esa década a desarrollar una tarea
litó nuevas normativas que han abierto la posi- de introspección en lo que se dio en llamar el
bilidad de contar con un plan específico para movimiento de “las casas blancas” cuyo origen
construir racimos de torres de altísima rentabi- se refería habitualmente a la iglesia de Fátima
lidad y de perniciosas consecuencias de carác- en Martínez (Pcia. de Buenos Aires) realizada
ter ambiental para la ciudad. Se generó así un por los arquitectos Claudio Caveri (1928-2011)
barrio urbano con autonomía reglamentaria y Eduardo Ellis (1925) entre 1956 y 195818. Re-
puesto bajo una tutela peculiar de servicios tomando una búsqueda que cuestionaba el
propios incluyendo los de seguridad. ahistoricismo del Movimiento Moderno y ratifi-
Con mejor espíritu colaborativo el padrinaz- caba la valoración del “espíritu del lugar” sin re-
go de plazas y parques ayudó al mantenimiento nunciar al “espíritu del tiempo”, el movimiento
de los espacios públicos y generó una aproxi- encontró un eco en diversos sectores profesio-
mación positiva a la tarea en común del sector nales que culminaron en una exitosa Exposi-
privado y el municipio. Estas actitudes tendie- ción realizada en 1964.
ron a atemperar la lectura de las ciudades Caveri señalaba la importancia de esta bús-
como un espacio franqueado para todo tipo de queda frente a la arrogancia del sistema tecno-
negocios publicitarios o de uso mediante con- lógico importado acríticamente sin atender a
cesiones que cerraban ámbitos públicos a acti- las posibilidades locales y regionales, a los
vidades estrictamente privadas y con cobro de modos de vida y a los recursos disponibles, en-
accesibilidad como sucedía en la Costanera frentando a las autodenominadas “vanguardias
norte. Mientras tanto reiterados incendios modernas” que aspiraban a esa altura a tener la
“casuales” en la reserva Ecológica movilizaban a concesionaria local de alguna vedette arquitec-
la opinión pública para desafectar esta área tónica extranjera. La lectura de la realidad con-
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creta era para esta línea de la arquitectura el les, tecnológicas e inclusive la opción de un “espí-
camino adecuado, la pertenencia significativa a ritu mediterráneo” como Antonio Bonet
la vertiente troncal del Movimiento Moderno, Castellana (1913-89), integrante del antiguo
en sus diversas facetas, miesianas, corbusiera- grupo Austral, abordará los patrones del urba-
nas y hasta wrightianas era la otra opción pre- nismo corbusierano en su propuesta para el
dominante. barrio Sur de Buenos Aires (1957), proponiendo
En el afán de la pertenencia a la propuesta destruir traza y patrimonio en una renovación
externa, quienes antes habían intentado un reco- especulativa realizada desde el Estado o recalará
rrido integrador de las circunstancias ambienta- en el lenguaje miesiano en la Casa Oks.
Sin embargo, los tiempos heroicos del Mo-
vimiento Moderno (MM) estaban naufragando
en los países centrales jaqueados por los cues-
tionamientos del Team X, el creciente recono-
cimiento de las manifestaciones heterodoxas
de Alvar Aalto (1898-1976), Paul Rudolph
(1918-97) y Louis Kahn (1901-74) en su revalo-
rización de la historia dentro de la enseñanza.
Otros iban instalando aperturas como las pro-
puestas enfáticas de Aldo Van Eyck (1918-99)
que retomaban la problemática social abando-
nada tan tempranamente por el MM o las de
los Smithson buscando arquitecturas expresivas
de una mayor integración urbana.
Es cierto que la reconversión del Le Cor-
busier de Ronchamp, La Tourette y Chandi-
garh o la difusión de la arquitectura japonesa
potenció la apertura hacia las manifestaciones
expresionistas del “neobrutalismo”, que entre
nosotros tuvo la temprana y exitosa manifesta-
ción del conjunto de la Casa de Gobierno de La
Pampa de Clorindo Testa (1923-2013), Augusto
Gaido (1920-?), Boris Dabinovic (1920-?) y
Francisco Rossi (1921-2007) y obras posteriores
que también reconocen a Testa como protago-
nista con el Banco de Londres (conjuntamente
con el estudio SEPRA) y la Biblioteca Nacional
con Francisco Bullrich (1929-2011) y Alicia
Cazzaniga (1928-1968). También aquí podría-
mos recordar las obras de Mario Soto (1928-
Testa y SEPRA. Banco de Londres y América del Sud. 1983) y Raúl Rivarola (1928) en Misiones entre
Buenos Aires, 1965. Foto César Loustau. Archivo CEDODAL ellas el Instituto de Previsión Social, la Escuela
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31
19. Maldonado, Tomás. El futuro de la modernidad. Ed. Júcar.
Madrid. 1990.

Testa y SEPRA. Banco de Londres y América del Sud.


Buenos Aires, 1965. Croquis de Clorindo Testa. Archivo
CEDODAL

Manuel Belgrano de Córdoba de Bidinost había llevado a la crisis sustancial del Movi-
(1926-2003) y sus socios Jorge Chute (?-1992), miento Moderno donde el énfasis en la jerar-
Rodolfo Pedro Gassó (1935), Mabel Nydia quización formal subordinaba la función19. Ya
Lapacó (1930) y Martín Meyer (1935), el INTA “la forma no seguía a la función” sino que
de Pergamino e inclusive el basamento de los adquiría autonomía propia marcando una ten-
Tribunales y Legislatura de Jujuy. dencia creciente de valoración en la segunda
En todo caso si bien variaba la expresividad mitad del siglo XX. Veremos en este expresio-
de la arquitectura se mantenía la distorsión que nismo formalista surgir supuestas “ideas fuerza”

Testa-Bullrich-Cazzaniga. Biblioteca Nacional. Buenos Aires, 1962-1992. Foto Federico Ortiz. Archivo
CEDODAL
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32
20. Iglesia, Rafael. “Poéticas arquitectónicas en la Argentina. 21. Solsona, Justo. SUMMA Nº 2. Buenos Aires. 1963.
1955-1980”. En Summa Nº 200-201. Buenos Aires. Junio de Pensamiento difícil de compatibilizar con el proyecto que pre-
1984. Pág. 54. senta al Concurso de la Biblioteca Nacional (1962) o la valora-
ción de algunas torres recientes como homenaje al Kavanagh.

Bidinost y Asociados. Colegio Belgrano. Córdoba, 1960-1968. Soto-Rivarola. Instituto de Previsión Social. Posadas, Misio-
Atención Revista SUMMA. Archivo CEDODAL nes, 1960-1966. Atención Macchi. CEDODAL

de proyectos reducidos a la búsqueda “de un ficaban que “la arquitectura no debe ser de ningu-
cubo virtual” u otra figura geométrica. En defi- na manera una necesidad estética porque es una
nitiva unas volumetrías formales que, facilitadas necesidad funcional” 21. Las obras así concebidas
por las múltiples posibilidades tecnológicas, eran objetos artísticos autónomos cuya cons-
permitían aparentar una postura estética origi- trucción de ciudad por agregación se despren-
nal. Rafael Eliseo Iglesia (1930) visualizaba una día de todo compromiso con el contexto
suerte de ficción en los proyectos de Bancos de ambiental, paisajístico, social y cultural y en no
la Ciudad en Buenos Aires y Córdoba donde se pocos casos atendía prioritariamente a la alta
alteraba “el rango funcional de los elementos: aque- rentabilidad económica que podía generar y en
llos que hasta entonces fueron considerados de segun- general al prestigio del autor profesional. Todo
do orden como los sistemas complementarios, como los esto ampliaba el contenido del ya generoso
espacios sirvientes, como las instalaciones mecánicas, escenario de lo “moderno”, término bajo el
que son puestos en primer plano creando une estética cual se refugiaban quienes concretaban estas
“pseudofuncionalista”, resultado de figuras retóricas obras concebidas como los nuevos “monumen-
que invierten la jerarquía arquitectónica; en muchos tos” contemporáneos.
casos lo secundario aparece como lo principal; lo habi- Curiosamente, en un proceso similar al que
tualmente oculto como objeto de exhibición: lo comple- había sucedido con las normativas academicistas
mentario como esencial” 20. cuya reiteración llevaron al eclecticismo y luego
La gravitación de estas defecciones en el al pintoresquismo, buscando la singularidad
tiempo arrastraron a muchos de los que lúcida- que los requerimientos compositivos limitaban,
mente en 1963 alertaban sobre la complejidad el Movimiento Moderno abandonaba así las tesi-
de expresiones formales que no respondían a turas de Adolf Loos (1870-1933) y su “ornamen-
necesidades del programa arquitectónico y rati- to es delito” para incursionar crecientemente en
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un decorativismo individualista que ponderara


lo diferencial de la obra. En muchos casos esta
decoración “lujosa” contribuía a prestigiar, en
una sociedad signada por la economía de con-
sumo, la expresión de los nuevos valores cultu-
rales de los potenciales clientes.
Quizás podamos identificar al estudio de
Mario Roberto Álvarez (1913-2011), como el
más consecuente con la idea “funcionalista”
original del Movimiento Moderno como puede
valorarse en las ampliaciones del Teatro Gene-
ral San Martín y el Cervantes, en la Belgrano
Day School, en la Galerías Jardín (1970) y en la
Bolsa de Cereales, pero también aquí se vis-
lumbra la autonomía de la obra y la no siempre
feliz integración con el entorno urbano. Basta
recordar lo que hubiera significado su proyecto
para el Hotel Hilton localizado junto al actual
Ministerio de Relaciones Exteriores, la obra del
Banco Río de la Plata que cambió la escala de Álvarez y Asociados. Ampliación Teatro San Martín. Buenos
la Catedral de Buenos Aires en el paisaje urba- Aires, 1962-1970. Atención Estudio Mario Roberto Álvarez
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Álvarez y Asociados. Galería Jardín y Torre Florida. Buenos Aires, 1973-1976. Foto Ernesto Sijerckovich. Archivo CEDODAL
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22. Broadbent, Geoffery y otros. El Simposio de Portsmouth.
EUDEBA. Buenos Aires. 1971. El argentino Juan Pablo Bonta
desarrollaría luego en los Estados Unidos nuevos métodos para
acotar científicamente la crítica de arquitectura a través de
indicadores de comunicación.

no o la polémica con el arquitecto Eduardo


Sacriste que le demandó el cumplimiento de
la Ordenanza que disponía la existencia de la
Recova en el Paseo Leandro N. Alem, para veri-
ficar de qué manera la ciudad pasaba a un
segundo plano frente a la obra propia.
En los ’60 y ’70 algunos de los rascacielos de
oficinas respondieron a programas funcionales
con el carácter de cajas geométricas signadas
por la marca del comitente. Tal el caso del edi-
ficio Olivetti y del Fiat realizados en 1965, aun-
que paulatinamente la construcción de los ras-
cacielos fue derivando a nuevas pujas. Así se Álvarez y Asociados. Proyecto de Hotel Hilton al lado del
pondera la “inteligencia” del edificio, la renta- Palacio Anchorena. Archivo CEDODAL
bilidad posible, la firma asociada de algún ar-
quitecto prestigiado residente en el extranjero
y algún rasgo formal o tecnológico que lo sin-
gularizara. La antigua exigencia de correlación
entre el espacio y la función atendiendo a pro-
gramas muy acotados derivaría ahora en la idea
de la flexibilidad de los espacios funcionales
para multiusos, liberando de esta manera las
potencialidades de resultantes formales más
autónomas. Las alternativas de cambios espa-
ciales-funcionales significaban a la vez nuevas
premisas en las condicionantes del diseño. Los
sistemas analíticos del proceso de diseño pro-
puestos por Geoffrey Broadbent, Christopher
Jones (1927) y Juan Pablo Bonta (1933-96) al-
canzaron en estos años un señalado interés en
el campo universitario22.
Hubo otras alternativas que parecieron afir-
marse sobre la base de diseños de clara impron-
ta geométrica inspirados en un fuerte formalis-
mo como fue el proyecto para el nuevo Teatro
Argentino de La Plata, la torre cilíndrica de
Prourban, más conocida como “El rulero” de
Solsona y asociados o las propuestas de Miguel
Baudizzone (1943), Antonio Díaz, Jorge Erbin
(1937-96), Jorge Lestard (1942) y Alberto Varas Pantoff-Fracchia. Edificio Olivetti. Buenos Aires, 1962.
(1943) para el Auditorio de la Ciudad de Archivo CEDODAL
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23. Liernur, Jorge Francisco. Arquitectura en la Argentina del
siglo XX. La construcción de la modernidad. Buenos Aires. Fondo
Nacional de las Artes. 2001. Pág. 330.

Buenos Aires y el Instituto de Investigaciones Cabe señalar que las políticas de la dictadura
Científicas de la Universidad Nacional de La (1976-1983) además de los estadios para el mun-
Plata de clara influencia de obras inglesas de su dial de fútbol (1978), planteó en materia de
época23. El fallecimiento de Erbin y la separa- vivienda social la realización de grandes conjun-
ción de Díaz en 1979, que se radicó en España, tos que requerían la alianza de propietarios de
redujo la constitución del estudio que continuó tierras urbanas, entidades crediticias y empresas
con obras de importancia, entre ellas el Centro constructoras, de lo que resultaron construccio-
de Congresos y Exposiciones de Mendoza nes radicadas en áreas inundables, conjuntos
(1994). Tony Díaz fue en estos años uno de los que trasladaron experiencias de viviendas “pro-
más inquietos en buscar un sustento teórico visorias” españolas, convertidas en definitivas
sólido a su producción arquitectónica. entre nosotros, y otras propuestas de miles de
unidades carentes de equipamientos adecuados.
El contexto de esa década del ’70 actuó de
una manera ambivalente en el campo de la
arquitectura. La crítica social y cultural por una
parte surgida de las circunstancias de violencia
no impidió en la profesión la evidencia de una
enajenación que estaba subyacente al intentar
mimetizarse con las modas externas. Así, impul-
sadas por la acción del CAYC dirigido por
Glusberg se articulaba el “Star System” arquitec-
tónico con la realización de eventos arquitectó-

Solsona y Asociados. Edificio Prourban. Buenos Aires, 1978. Baudizzone y Asociados. Proyecto Auditorio Ciudad de
Foto Dick Alexander. Archivo CEDODAL. Buenos Aires. 1971. Atención SUMMA. Archivo CEDODAL
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37
24. Molina y Vedia, Juan. “Notas acerca de lo nacional y de las
ideas en arquitectura”. En Summa Nº 200-201. Buenos Aires.
Junio de 1984. Pág. 71.

nicos como el X Congreso de la Unión In- pretando la ciudad sobre la base de sus fugaces
ternacional de Arquitectos (1969) y las Bienales. cuanto intrascendentes obras.
Se ratificaban así los lazos de numerosos estu- De alguna manera, en una reflexión dialécti-
dios abiertos a adoptar las novedades de las usi- ca, Juan Molina y Vedia (1932) veía que el deba-
nas centrales del pensamiento y la experimenta- te de la arquitectura se estaba centrando “por un
ción arquitectónica. Entre otras cabe recordar lado en el formalismo apolítico con énfasis en el oficio
los proyectos de amplia publicidad de los argen- específico, elitista y refinado y, por otro, el del compro-
tinos Mario Gandelsonas (1938) y Diana Agrest miso social con énfasis en la interdisciplina y la parti-
(1945) que, desde Estados Unidos, nos propo- cipación, antivedetística, etcétera.” 24. Advertía que
nían nuevas “lecturas” de Buenos Aires inter- un riesgo de una lectura excluyente entre ambas
posiciones era, por una parte, el alejarse de la
realidad o, por la otra, la pérdida del propio ofi-
cio del arquitecto. La observación era pertinen-
te pues si a principio de los ’60 los estudiantes
tenían que entregar con calidades similares a la
de un concurso profesional, hacia fines de la
década siguiente en muchas universidades ni
llegaban al diseño y se quedaban con entregas
de análisis de las condiciones sociales en las cua-
les se haría el proyecto o con el proyecto para
“después de” las transformaciones revoluciona-
rias que se consideraban inevitables. Molina y
Vedia interpretaba que había elementos de la
arquitectura como disciplina que escapaban a la
categoría de lo nacional, pero que la arquitectu-
ra como instrumento era inseparable de lo
nacional y regional, fusionando de esta manera
la idea del espíritu del tiempo y el del lugar.
Marina Waisman veía que, a comienzos de la
década del ’70 se estaba planteando, contradic-
toriamente, una “desvalorización de la forma”
como producto final de la arquitectura, en
tiempos en que asoma la posmodernidad y sur-
gían los lenguajes de doble fachada o se impul-
saban los procesos de exhibición tecnológica
cuya imagen icónica asumiría el Centro Pompi-
dou de París. El apasionamiento por la tecno-
logía recala entre nosotros originariamente con
Baudizzone y Asociados. Instituto de Investigaciones Cien- la transferencia de los grandes sistemas de prefa-
tíficas. Universidad de La Plata. 1968-1971. Atención bricación (particularmente Outinord), tema que
SUMMA. Archivo CEDODAL. junto con la Planificación Territorial serían los
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38
25. Gutiérrez, Ramón – Tartarini, Jorge – Stagno, Rubens. Los 28. Rogers, Ernesto N. Experiencia de la arquitectura. Ed. Nueva
Congresos Panamericanos de Arquitectos. Ed. CEDODAL. Buenos Visión. Buenos Aires. 1965. En esos años Nueva Visión e
Aires, 2003. Infinito editaron libros sobre Wright y Le Corbusier.
26. Gutiérrez, Ramón. Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica. 29. Gutiérrez, Ramón. “Le Corbusier en Buenos Aires. Nuevas
Ediciones Cátedra. Madrid. 1983. lecturas sobre el viaje de 1929”. En Le Corbusier en el Río de la
27. Solsona, Justo. “Desde el papel”. En Summa Nº 197. Buenos Plata. 1929. Buenos Aires. Ed. CEDODAL - Facultad de
Aires. Marzo 1984. Pág. 27. Arquitectura. Universidad de la República del Uruguay. 2009.

“Maestros”. Desde los años ’50 la enseñanza de


la arquitectura había pivotado sobre los andari-
veles que potenciaba la obra de Ludwig Mies
Van der Rohe (1886-1969), Frank Lloyd Wright
(1867-1959) y sobre todo Le Corbusier, falleci-
do justamente en el año 1965.
Es interesante constatar que las primeras críti-
cas al MM procedieron de las conferencias que
dio Bruno Zevi en Buenos Aires en 1951, en una
facultad donde todavía se guardaban escenarios
academicistas. En esos años la migración del
grupo italiano a Tucumán, integrado por Enrico
Tedeschi, Ernesto Rogers (1909-1964), Cino
Calcaprina (1911-1989) y Luigi Piccinato (1899-
1983), vinculados la mayoría de ellos a Zevi y al
grupo “Metron” de orientación “organicista”
hacía prever una fuerte influencia wrightiana.
Marina Waisman. Foto tomada por La Nación. Atención Ella podría identificarse en la obra de Eduardo
Luis Grossman. Archivo CEDODAL Sacriste (1905-1999), autor del libro “Usonia” y
de una vasta obra arquitectónica de calidad ins-
aspectos centrales de las reuniones de arquitec- pirada en el respeto de los materiales y de las
tos latinoamericanos de la época25. En Argentina, condiciones ambientales. El otro referente del
curiosamente, no fue posible desarrollar siste- “Grupo Tucumán” fue sin duda Jorge Vivanco
mas industriales de prefabricación liviana que (1912-1987), convencido admirador corbusiera-
hubieran podido dar adecuada respuesta a los no cuya prédica entusiasmaba a los estudiantes
requerimientos de vivienda popular26. como recuerda irónicamente Ernesto Rogers28.
Como reconocería Solsona en la crisis del Singularmente la presencia de Le Corbusier
Movimiento Moderno las explicaciones no esta- en la Argentina en 1929 no había tenido conse-
ban solamente en las rigideces de los fundado- cuencias en el mundo arquitectónico y su Plan
res sino también en “nuestra incapacidad y a cier- para Buenos Aires realizado con Juan Kurchan
ta fácil complacencia para aceptar las tentaciones y (1913-1972) y Ferrari Hardoy (1914-1977) sola-
las presiones del medio comercial” 27. Quizás contri- mente se había publicado en una revista en
buyó a esto la adscripción a la tendencia for- 1947 no mereciendo más atención aunque sus
malista que llevó a privilegiar la “visualidad” de discípulos ejercieron desde 1948 la conducción
los objetos arquitectónicos en desmedro de la de la Oficina del Plan Municipal29. Sin embar-
funcionalidad. go, a partir de la mitad del siglo y particular-
mente luego de las modificaciones de los talle-
2.2. La ausencia definitiva de los “Maestros” res en 1956, su obra es tomada como una refe-
rencia básica en la enseñanza, en tiempos en
En el ocaso del Movimiento Moderno uno de que el propio Le Corbusier iba cambiando su
los rasgos más evidentes era la ausencia de los discurso y el carácter de su obra.
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39
30. Giedion, Sigfried. Espacio, tiempo y arquitectura. Hoepli. 33. Véase Casoy, Daniel. Plan de Le Corbusier para Buenos Aires.
Barcelona. 1955. Texto clave en la valorización del Movimiento Conferencia dictada en la Sociedad Central de Arquitectos el
Moderno. 15 de junio de 1982. Texto mimeografiado.
31. AAVV. 50 años del Bauhaus. Catálogo Exposición Museo de 34. Diez, Fernando. Crisis de autenticidad. Cambios en los modos de
Bellas Artes, Buenos Aires, 1971. Véase Argan, Giulio Carlos. producción de la arquitectura argentina. Ed. Summa+. Buenos
Walter Gropius y el Bauhaus. Buenos Aires. Nueva Visión. 1957 y Aires. 2008. Pág. 13.
Moholy Nagy, Lazlo. La nueva visión y reseña de un artista.
Buenos Aires. Ediciones Infinito. 1963.
32. Álvarez, Mario Roberto. “Planteo de la arquitectura argen-
tina. Diálogo con María Esther Vázquez”. En La Nación. Buenos
Aires. 19 de septiembre de 1976. 3ª sección. Pág. 1.

Los pensamientos de Walter Gropius (1883- Juan Manuel Borthagaray (1928) o Jorge Erbin33.
1969) con la edición en castellano de “Alcances Muchos otros fueron menos explícitos en sus
de la arquitectura integral”, la tradición de la confesiones pero sus obras y enseñanzas eran tri-
Bauhaus como modelo de una visión más butarias de este reconocimiento.
amplia del diseño y las artes, enfatizada en los Junto a la desaparición de los maestros, los
últimos años de la década del ’50 por la edición resultados de la arquitectura del Movimiento
de la revista Nueva Visión de Tomás Maldonado Moderno ofrecía paisajes urbanos descaracteri-
(1922) constituía un cuerpo sólido de apoyo a zados a los que el propio Oriol Bohigas (1925)
la revalorización de los orígenes del Movimien- veía como expresión cabal de la mala arquitec-
to Moderno que explicitara en su historia “ofi- tura, al no poder reconocer un 5% de obras de
cial” Sigfried Giedeion (1888-1968)30. La Expo- buena calidad. Fernando Diez (1953) recorda-
sición de la Bauhaus en Buenos Aires en el ba algunas experiencias: “La torre en lotes incó-
Museo Nacional de Bellas Artes en 1971, había modos enfrenta las mudas medianeras de los edificios
sido precedida por una abundante referencia vecinos. El curtain wall de hierro pintado no resiste
bibliográfica sobre su trayectoria31. la corrosión. Las desinhibidas transparencias de las
En realidad la línea de Mies van der Rohe casas de cristal se convierten en insoportable falta de
tenía un reflejo más claro en la obra de Mario privacidad cuando pierden sus extensos jardines y
Roberto Álvarez y su equipo, probablemente el paisajes sin vecinos 34”.
estudio con mayor continuidad en su trayecto- Con la crisis del Movimiento Moderno la pré-
ria cimentada en un oficio profesional de sóli- dica de los antiguos Maestros quedó menguada
da base técnica y donde se habían sistematiza- y, sobre todo, desarticuladas las certezas. La ilu-
do los legajos de obra y los métodos de trabajo. sión de que las nuevas tecnologías abrirían
Esto no significaba la reiteración de tipologías caminos diferentes destruyó los intentos de una
ya que Álvarez aceptaba nuevos y variados desa-
fíos como puede verse en su obra para SOMISA
en la Diagonal Sur. Allí en el edificio que defi-
nía como bastante mecanizado encontró “un
verdadero desafío para la creación. Porque hubo que
trabajar con perfiles, algo que el país no tiene y hemos
tenido que inventar una arquitectura toda en chapa.
Se crearon entonces perfiles tanto para las estructuras
horizontales como para las verticales, yuxtaponiendo
y soldando chapa como si fuera madera terciada”.
Entendía así haber logrado “el primer edificio del
mundo hecho con chapa soldada” 32.
De todos modos el predominio en la profesión
por la opción corbusierana fue notorio y perdu-
ró con matices hasta la última década del siglo
XX. Algunos de sus discípulos fueron tan explíci-
tos como para aceptar la “viudez” o la “filiación”
de Le Corbusier como en su momento hicieron Mario Roberto Álvarez. Archivo CEDODAL
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Álvarez y Asociados. Edificio SOMISA. Buenos Aires, 1966-1977. Foto Federico Ortiz. Archivo CEDODAL
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41
35. Véase Méndez Mosquera, Carlos. “Conversaciones”. En 36. Docentes de las Universidades de Buenos Aires y La Plata
Revista de Arquitectura, Nº 234. Buenos Aires, Octubre, 2009. anunciaban que “la única arquitectura revolucionaria es aquella que
Pág. 99. puede desarrollar el pueblo una vez tomado el poder. Toda otra arqui-
tectura es del régimen”. Frente de Arquitectos. Buenos Aires 16 de
septiembre de 1971.

ortodoxia modernista afianzada en la “escuela” gobierno de Lanusse donde en algunos casos,


de determinado liderazgo. Así, el “vale todo” se como en Córdoba, sectores radicalizados pu-
impuso fácilmente como parte del pensamien- dieron manejar libremente la universidad con-
to posmodernista. siderada entonces como “una isla democráti-
ca”. El retorno de Perón en 1973 hasta su falle-
2.3. La Universidad y la enseñanza. cimiento en 1974 marcó en Buenos Aires el
Intentos de disolución de la disciplina regreso de sectores que habían quedado margi-
nados desde 1966 y con ellos la formación de
Ya hemos señalado que el período de la déca- los Talleres Nacionales y Populares (Tanapo)
da que va desde 1956 a 1966 marca un momen- que tendieron a desplazar a docentes que habí-
to de apogeo en la vida universitaria con un an permanecido en la Universidad durante esa
proceso innovador que transforma la enseñan- década. Este juego pendular dejó fuera de la
za, abre las puertas a la participación de docen- universidad pública a muchos docentes que
tes, estudiantes y egresados en la conducción entre 1956 y 1976 padecieron las intolerancias
universitaria, recupera la autonomía de gobier- de diverso signo.
no y la autarquía financiera, posibilitando un La radicalización de grupos estudiantiles y de
proceso de mejoras sustanciales. algunos profesionales, ya vinculados a las
Los contenidos de la enseñanza, la califica- opciones de violencia fueron señalando un cre-
ción de los profesores y un sistema que aseguró ciente avance sobre el debate político y una
una creciente matrícula junto con el proceso notoria mengua de los contenidos relacionados
de integración a un nuevo edificio que resol- al oficio profesional. La flexibilidad de los sis-
viera la dispersión en cuatro sedes que tenía la temas pedagógicos, los trabajos de campo que
facultad en Buenos Aires fue un símbolo de se confundían con la militancia política, la pér-
estos cambios. Otro tanto podría mencionarse dida de las herramientas del oficio (el dibujo
en Rosario donde la facultad recibió en estos reemplazado por el discurso oral) fueron sínto-
primeros años el apoyo de un conjunto de pro- mas de un ciclo de degradación en este espacio
fesores de Buenos Aires vinculados a las ideas que se compensaba con una creciente com-
del Movimiento Moderno que cambiaron tanto prensión de una realidad social y cultural que
los contenidos como los métodos didácticos35. había estado ausente de la vida universitaria
Buena parte de esta circunstancia se clausuró durante muchos años. El problema radicaba en
con la intervención a la Universidad por el golpe que para actuar en esa realidad, según plantea-
militar de Onganía, la renuncia masiva de do- ban varios grupos había que dejar de ser arqui-
centes, la inmediata persecución y, por ende, la tectos y encarar las transformaciones de fondo
creciente rebelión estudiantil. Así, durante otra que solamente se consideraba posible obtener
década se condicionó el funcionamiento de las mediante la violencia36.
facultades intervenidas con los procesos de rea- La violencia finalmente llegó y remitió nue-
comodamiento de su relación con el gobierno. vamente a una universidad controlada, repri-
Si bien las represiones que culminaron con el mida y sin el incentivo de la reflexión y el deba-
“cordobazo” en 1968, llevaron a la destitución te. El costo en vidas humanas y en exilios fue
de Onganía por los propios militares, luego tan notable que nuevamente se perdieron años
motivaron una suerte de pacto durante el de vida universitaria y se ha tardado casi una
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42
37. Waisman, Marina. “Los años recientes. Balance y perspec- 38. Piñón Helio. Mario Roberto Alvarez y Asociados. Barcelona:
tiva”. En Summa. Nº 113. Buenos Aires. Junio de 1977. Universitat Politecnica de Catalunya, 2002. Véase también Arq.
Mario Roberto Álvarez y Asociados. Obras. 1937-1993. Santiago de
Chile. Morgan Internacional. 1994. Trabucco, Marcelo. Mario
Roberto Álvarez. Buenos Aires. IAA-UBA. 1965.

década en mostrar la posibilidad de consolidar asumen este papel con perfiles variados. MRA,
un espíritu tolerante en un contexto que, ade- como se ha dicho, expresa un perfil profesio-
más, ya era diferente. La multiplicación de los nalista, con una producción homogénea que es
alumnos y la creación de nuevas carreras de visualizada como de una calidad sostenida y
menor duración variaron el componente social persistente38. La “marca” del estudio es justa-
de la facultad, generando opciones variadas y mente la de esta homogeneidad, que puede de
abriendo su espacio a búsquedas diferenciales. pronto salirse del lenguaje o del tema, como en
La persistencia de las políticas nacionales sin el caso SOMISA, pero mantiene los rasgos iden-
embargo, generaron rasgos de sectarismo que tificables del antiguo “carácter” que el acade-
impidieron una convivencia como la que se micismo exigía a las obras. Este estudio, como
había logrado en otros tiempos y donde la uni- otros, se introduce fuertemente en esta segun-
versidad no era un botín político sino un espa- da mitad del siglo en el proceso renovador de
cio de construcción de pensamiento. raíz tecnológica que implica la incorporación
Ya en 1977 Marina Waisman describía que del aluminio, la madera laminada, los materia-
desde 1943 cada etapa política “se ha acompaña-
do con la destrucción parcial o total, de las estructu-
ras universitarias”. “Se inician y se interrumpen
experiencias interminablemente, pero lo más negativo
del proceso no está en esto; es que la intolerancia, la
dictadura ideológica, la cerrazón mental que pesan
desde hace años en nuestra vida universitaria oficial,
hacen que cada vez que se rechaza una experiencia se
la niegue en bloque” ... “y lo que es aún más grave,
junto con la experiencia se rechaza también a quienes
trabajaron de buena fe para ponerla en marcha. Así
se produce la discontinuidad total: en el desarrollo de
las ideas, en el trabajo de los equipos, en la formación
de los docentes” 37.

2.4. Los grandes estudios y sus diversas


formas de participación. Del “carácter”
academicista a la “marca” corporativa
Probablemente es en esta época el momento
en que tienden a concentrarse las grandes
obras de arquitectura en algunos estudios. En
una primera fase serán las oficinas de Mario
Roberto Álvarez (MRA) y sus asociados y la de
SEPRA integrada por Santiago Sánchez Elía
(1911-1976), Federico Peralta Ramos (1914- SEPRA. Hotel Sheraton. Buenos Aires, 1982. Atención
1975) y Alfredo Agostini (1908-1973) las que SUMMA. Archivo CEDODAL
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43
39. Ortiz, Federico. SEPRA. Instituto de Arte Americano e
Investigaciones Estéticas. Buenos Aires. 1964.
40. AAVV. Manteola, Sánchez Gómez, Santos, Solsona, Viñoly.
Buenos Aires. Nueva Visión. 1978.

les plásticos y los diseños estandarizados de


cerramientos.
SEPRA que se expresa también en grandes
obras lo hace desde una perspectiva más ecléc-
tica que reconoce etapas expresivas diversas y
se afianza en el reconocimiento de edificios sin-
gulares como el de ENTEL en Buenos Aires y el
de la Municipalidad de Córdoba ganado por
concurso nacional39. Con el fallecimiento de los
antiguos titulares del estudio su calidad declinó
notoriamente hacia rasgos más comerciales.
Ya en los sesenta Clorindo Testa impulsa una
presencia decisiva de innovación vanguardista
con las obras del Banco de Londres (hoy Banco
Hipotecario) y el concurso de la Biblioteca
Nacional obra que tardará décadas en concre-
tarse. El dominio plástico y el carácter de sus
dibujos y diseños, aseguró a Testa un frecuente
reconocimiento en los concursos de arquitec-
tura que en esta época alcanzaron un espacio
importante. La originalidad de la obra de Testa
es un rasgo recurrente, así como la libertad de
actuación que centra en su propio proyecto la
atención decisiva de sus propuestas. Entre sus
obras del período cabe recordar el Hospital
Naval, el Auditorio de La Paz y la del Colegio Clorindo Testa. Foto César Loustau. Archivo CEDODAL
de Escribanos, realizada con Juan Fontana.
Otro estudio que ya estaba consolidado en con una gran ductilidad para adaptarse a los
este período fue el de Flora Manteola (1936), requerimientos del comitente y una solvente
Javier Sánchez Gómez (1936), Josefa Santos calidad de terminación en sus edificios. Tam-
(1931), Justo Solsona y Rafael Viñoly con una bién hubo espacios de conflictos con su obra
activa participación en la obra municipal en los para el Estadio de Mendoza para el Mundial de
años 1966-70 y posteriormente en una secuen- Fútbol de 1978 que se colocó dentro del par-
cia de obras emblemáticas como ATC Color y que diseñado por Carlos Thays (1849-1934) y
grandes conjuntos de vivienda como el de completado por el arquitecto Daniel Ramos
Rioja y Salcedo40. La impronta de sus diseños Correas (1898-1982), generando un gesto de
para el Banco Municipal de Buenos Aires y las invasión sobre los espacios públicos, circuns-
intervenciones en antiguos edificios recupe- tancia que, lamentablemente, se ha venido
rando el lenguaje estructural, marcaron una generalizando hasta nuestros días, por ejem-
nueva línea. Se trató de un estudio de amplia e plo, en el bosque de La Plata o en Palermo en
importante gama de propuestas y temáticas Buenos Aires.
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44
41. AAVV. Arquitectura para la industria. Buenos Aires. Ed.
Gaglianone. 1985. Aslan de Gigli, Marta. Aslan y Ezcurra, arqui-
tectos. 1930-1980. Miami. Presse Internationale. 1981.

Desde décadas anteriores la oficina de José


Aslán y Héctor Ezcurra (1909-1980) venía reali-
zando una arquitectura de singular calidad con
obras memorables como el Estadio Monumen-
tal de River Plate que les tocó ampliar en 1978.
En esta época también se definió con nitidez su
inserción en las respuestas para la arquitectura
industrial creando una suerte de “marca” temá-
tica para su tarea41. Un conjunto importante de
obras en todo el país como Papel Tucumán,
Alpargatas en varias provincias, Scania, Xerox y
Petroquímicas entre otras son indicativas de
esta tarea. En el campo tecnológico la actividad
del argentino Eduardo Catalano, radicado en
Estados Unidos en la década del ’50, dejó hue-
llas en los estudios sobre superficies alabeadas Solsona y Asociados. Conjunto Rioja y Salcedo. Buenos Aires,
y participó en Argentina en proyectos para la 1968-1970. Foto Alejandro Leveratto. Archivo CEDODAL

Testa-Lacarra. Hospital Naval. Buenos Aires, 1970-1982. Solsona y Asociados. Banco Ciudad de Buenos Aires. 1968.
Foto Sijerckovich. Archivo CEDODAL Atención SUMMA. Archivo CEDODAL
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45
42. Gubitosi, Camillo- Izzo, Alberto. Eduardo Catalano: Buildings 45. Katzenstein, Inés (Compiladora). Ernesto Katzenstein.
and projects. Officina Edizioni. Roma. 1978. Fondo Nacional de las Artes. Buenos Aires. 1999.
43. Waisman, Marina. Architecture. Borthagaray, Gastellú, Marré.
Miami. Presse Internationale. 1981.
44. Liernur, Jorge Francisco. Arquitectura en la Argentina… Op.
cit. Pág. 331.

Aslan y Ezcurra. Obra Scania.

Ciudad Universitaria y la Embajada norteame- Instituto Tecnológico de Chascomús (1988)


ricana (1976)42. marcaron una tendencia en la arquitectura que
Cabe también recordar la obra cuidadosa y se sustentaba en las ideas que expusieron en las
jerarquizada de Juan Manuel Borthagaray Jornadas “Reflex” realizadas en la Sociedad
(1928), Mario Gastellú (1936) y Andrés Marré Central de Arquitectos en 1981.
(1939) en numerosos edificios de departamen- El estudio de Estanislao Kocourek (1930) y
tos de calidad en su tratamiento con las influen- Asociados, con la participación de Ernesto
cias de Mies al comienzo y de Alvar Aalto en el Katzenstein realizó el edificio Conurban (1973)
trabajo en ladrillo como señala Marina Wais- que es el más interesante del conjunto de
man43. Cabe recordar la Escuela Della Penna Catalinas Norte entre otras cosas por su
donde la escala y el uso de la luz cenital intro- preocupación de atender a las condicionantes
dujeron cambios tipológicos y espaciales de ambientales con su respuesta de tratamiento di-
interés. La obra de Horacio Baliero (1927-2004) ferenciado de las fachadas45. El tema de Cata-
y Carmen Córdova (1928-2011) para el Colegio linas Norte nos evidencia otra de las condicio-
Mayor Argentino en Madrid, con Alberto Ca- nantes de las discontinuidades y las presiones
sares (?-1998) y el Panteón en Mar del Plata fue- políticas. En el proyecto original era tratado
ron ponderadas como “algunas de las obras más como un conjunto homogéneo al cual Clorin-
consistentes de la segunda mitad del siglo” 44. do Testa le había previsto una terraza de circu-
Entre los estudios más jóvenes la obra de lación peatonal que posibilitaba la articulación
Jorge Moscato (1946) - Rolando Schere (1945) e integración de los edificios. Finalemente la
en la Estación de Ómnibus de Venado Tuerto, compartimentación del loteo y las pujas por las
la Hostería de Calafate y, posteriormente, el obras terminaron dejando un área segregada
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46
46. Entre otras obras la Asociación Rosarina de Intercambio
Cultural Argentino Norte Americano (1966).

formada por la sumatoria de edificios en com- años ha sido reconocida la tarea creativa de un
petencia, un mal resultado de conjunto que discípulo de Sacriste, Jorge Scrimaglio (1937),
pudo ser evitado y una oportunidad de calidad en la realización de una arquitectura organicis-
urbana desperdiciada. ta de rasgos cuidadosamente artesanales como
En Rosario se perfilaba en este período la la capilla del Espíritu Santo o con un cuidado-
tarea de diseño del Estudio “H” integrado por so manejo del ladrillo en las casas Garibay y
Rufino De la Torre (192?-1984), Aníbal Moliné Alorda. En la década de los ’90, Álvaro Siza
(1937), Alberto Santanera (1938), Armando (1933) proyectaría el Distrito Municipal Sur y
Torio (1943), Daniel Vidal (1942) y Raúl Utges se realizaría el Hospital de Emergencias de
(1948), cuya capacidad de activa participación Mario Corea (1939) y Silvia Codina (1943) que
en concursos, manejo de varias escalas de obras generarían luego una serie de obras hospitala-
(inclusive urbanísticas) y el buen nivel resul- rias concretadas en el siglo XXI. En Santa Fe se
tante de las mismas era ya ponderado en la destaca la obra de César Carli (1935) buscando
década de los setenta46. También en los últimos la expresión de una arquitectura regional a tra-

Borthagaray, Gastellú, Marré. Escuela Della Penna. Buenos Aires, 1971. Foto Ernesto Sijerckovich. Archivo CEDODAL.
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47
47. Eliash, Humberto y otros. Togo Díaz. Colección SOMOSUR.
Escala. Bogotá. 1994
48. Glusberg, Jorge. Miguel Ángel Roca. Londres. Academy
Edition. 1981.

vés de tipologías y propuestas ambientales per- allá de obras singulares en general la calidad
tinentes. También en estos años los trabajos de de construcción de los edificios, las innovacio-
arquitectura de Efrén Lastra (1929) en obras nes tecnológicas y la diversificación de los
singulares como en los barrios de vivienda de temas abarcados por el estudio, predominan-
interés social (“Arquitectura solidaria” y auto- temente vinculados a propuestas educativas y
construcción), con un lenguaje en ladrillo de vivienda y más tarde de carácter comercial
muestra similar preocupación por búsquedas (varios Shopping y Galerías comerciales, Hotel
de arquitecturas alternativas. Sheraton, etc.) mostraban hacia fin del siglo
En Córdoba las obras de José Ignacio “Togo” XX un notable proceso de consolidación profe-
Díaz (1927-2009) marcaron una notable línea sional que posteriormente derivó hacia pro-
de trabajo en la construcción de la ciudad. puestas menos convincentes.
Con un lenguaje rotundo y una preocupación
por la inserción urbana fue otro de los estu-
dios que impuso una “marca” reconocible por
esta “urbanidad” de su obra y también por su
trabajo del ladrillo como los conjuntos
Balcones del calicanto y otras en la Cañada.
Las viviendas individuales de Togo Díaz fueron
otro tema de singular importancia en la cali-
dad de su obra47. Con un destacado inicio en
los trabajos con su padre Jaime Roca en los
conjuntos de vivienda de Salta y Córdoba
(1970-71) y con su formación junto a Louis
Kahn, Miguel Ángel Roca (1936) se convirtió
en una de las figuras mediáticas de la arquitec-
tura argentina48. Desde su gestión municipal
en Córdoba durante la dictadura impulsó la
vertiente posmodernista expresada en la deco-
ración lineal de los pavimentos y en los puen-
tes virtuales con vistas a jalonar y consolidar un
área acotada en el centro histórico de Córdo-
ba. También incursionó en la rehabilitación de
antiguos mercados y en la formación de plazas
evidentemente más preocupadas por el diseño
geométrico que por el uso de los espacios. De
mayor relevancia fue sin dudas la trayectoria
del estudio de los arquitectos Sara R. Gramá-
tica (1942), Juan Carlos Guerrero (1939-1999),
Jorge Morini (1942), José Pisani (1936) y Kocourek–Katzenstein y Asociados. Edificio Conurban.
Eduardo Urtubey (1937) con una vasta tarea Buenos Aires, 1969-1973. Foto Federico Ortiz. Archivo
en Córdoba desde su formación en 1967. Más CEDODAL
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48

En los años sesenta en Cuyo se completan obras


de la reconstrucción de San Juan y en la ciudad
de Mendoza se realiza el edificio de la Munici-
palidad y el Concejo Deliberante (1969) del
arquitecto Gilberto Olguín (1938) y asociados
y el Palacio Policial (1966) de Raúl Panelo
Gelly (1914-1996). En el noroeste la obra de
Eduardo Larrán (1927-2012) marcó un nota-
ble nivel de calidad como expresión de la
influencia del Movimiento Moderno. Formado
en el Instituto de Arquitectura junto a Eduar-
do Sacriste y Jorge Vivanco, Larrán realizó una
vasta tarea de viviendas individuales con Siza. Distrito Municipal Sur. Rosario, 1999-2002. Foto Mu-
mucho carácter y un conjunto excepcional de nicipalidad de Rosario.

Estudio H. Edificio ARICANA. Rosario. Foto Gustavo


Frittegotto. Atención Juan M. Rois. Archivo CEDODAL. Scrimaglio. Casa Alorda. Rosario, 1968. Archivo CEDODAL
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49
49. Larrán, Eduardo. Eduardo Larrán. Arquitectura moderna en el
noroeste argentino. CEDODAL. Buenos Aires. 2007.

viviendas colectivas del Banco Hipotecario en


Salta (1961-1967) siguiendo las pautas de la
Unidad de Habitación de Marsella con sus dú-
plex, pero atendiendo a controles del clima y
el espacio circundante. El Banco del Noroeste
(1977) fue otra obra significativa49. En Tucu-
mán la formación de la ciudad universitaria en
la Quinta Agronómica posibilitó la tarea de
diseño de varios profesores de la Facultad,
entre ellos Rodolfo G. Mitrovich (1919-1996),
Adolfo Cavagna (1910-1992) y Rolando Piñero
Roca M. A. Puerta-puente sobre peatonal del Centro His- (1938) con obras de interés que apelaron a la
tórico. Córdoba, 1980. Foto Dick Alexander. Archivo idea de las flexibilidades espaciales y la modu-
CEDODAL. lación.

Díaz J. I. Edificios Panorama I y II. Córdoba, 1970-1971. Díaz J. I. Detalle de edificio El Sol. Córdoba, 1979.
Atención Arq. Togo Díaz. Archivo CEDODAL Atención Arq. Togo Díaz. Archivo CEDODAL
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50

Roca J. y Roca M. A. Conjunto San Bernardo. Salta, 1970. Atención SUMMA. Archivo CEDODAL.

En la Patagonia cabe resaltar el edificio de ocupar un espacio creciente: Juan Manuel


Aerolíneas Argentinas en Bariloche, realizado Llauró (1932) y José Antonio Urgell (1932)
en 1981 por el arquitecto del Valle y sus asocia- con múltiples obras como el Museo del Banco
dos, con una recova de madera y un sólido tra- Provincia de Buenos Aires; Antonio Antonini
bajo formal y funcional que se preocupa de una (1936) - Gerardo Schon (1936-2010) y Eduardo
arquitectura contemporánea realizada en tér- Zemborain (1936-85) autores del Estadio de
minos de una adecuada contextualización con Mar del Plata y luego otra generación con Bau-
su paisaje urbano. dizzone, Díaz, Erbin, Lestard y Varas; Moscato y
Schere; Roberto Frangella (1942), Ricardo
2.5. Los Concursos como dinámica profesional Cassina (1940) y Félix Casiraghi (1932); Fer-
nando Aftalión (1943), Bernardo Bischoff
Otro ámbito ya mencionado es el de los (1939-2007), Jorge Do Porto (1941), Beatriz
Concursos, donde descuellan una serie de estu- Escudero (1942), Teresa Egozcué (1943) y Gui-
dios de una nueva generación que tienden a llermo Vidal (1940). En La Plata descollaría el
equipo de Enrique Bares (1942), Tomás García
(1942), Roberto Germani (1940), Inés Rubio
(1938), Alberto Sbarra (1947) y Carlos Ucar
(1942) que además de una amplia trayectoria
en propuestas de remodelación urbana, reali-
zaron el Teatro Argentino y mantuvieron una
estrecha vinculación con la vida universitaria.
Los concursos fueron un elemento estimu-
lante para fortalecer los lazos de trabajo de los
nuevos estudios, ensayar la capacidad de dise-
ño conjunto, ponerse a prueba y estimular la
creatividad frente a temas variados y a la vez
introducir las novedades de la arquitectura in-
ternacional con menos responsabilidades que
frente a la obra concreta. En definitiva se tra-
taba en los concursos de obras singulares, sin
certeza en muchos casos de que se realizarían
y permitían por ende volar en la imaginación y
en no pocos casos en un formalismo sin desti-
no cierto. De hecho se estimaba que menos del
15% de las obras concursadas fueron efectiva-
mente realizadas.

2.6. La vivienda, el tema postergado

Gramática y asociados. Shopping. Nuevo Centro. Córdoba, En la década del ’60 al ’70 la concentración
1992. Modulor. Archivo CEDODAL. del crédito por otros sectores sociales y el
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51

Larrán. Conjunto habitacional. Salta, 1961-1967. Foto Larrán. Banco del Noroeste. Salta, 1977. Atención Eduar-
Ramón Gutiérrez. Archivo CEDODAL do Larrán. Archivo CEDODAL

Mitrovich y Asociados. Conjunto Ciudad Universitaria. Tucumán, 1967-1971. Foto Patricia Méndez. Archivo CEDODAL
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Bares y Asociados. Teatro Argentino de La Plata. 1999.


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53

Antonini y Asociados. Estadio de Fútbol José María Minella. Mar del Plata, 1978. Atención SUMMA. Archivo CEDODAL

fomento de los sistemas de “ahorro y présta- rios (construidos por el Comando de Ingenie-
mo”, generó la densificación de áreas centrales ros del Ejército) sobre terrenos fiscales, para ir
urbanas por la expansión de la construcción en rotando luego a los habitantes y construyendo
propiedad horizontal pero a la vez tendían a a la vez 8.000 unidades definitivas. En nuestro
desaparecer los planes de vivienda de interés país lo transitorio es casi siempre definitivo y
social, estimándose en 1967 un déficit de más de allí en adelante se abrió la compuerta para
de 600.000 unidades en el área metropolitana. la precarización de lo que el Estado entregaría
Se estimaba que un 2,5% de la población del en materia de vivienda, llegándose en la déca-
Gran Buenos Aires vivía en villas de emergencia da de los setenta a hablar de “soluciones habi-
lo que tendía a incrementarse rápidamente. En tacionales” que podían ser suelo con servicios,
la década desarrollista de los ’60 la Argentina piso y paredes o simplemente el núcleo húme-
recibió líneas de apoyo externo para vivienda do de la vivienda.
de interés social de organismos financieros Las sucesivas legislaciones de los Planes de
como el BID y en 1965 se puso en marcha el Viviendas Económicas Argentinas (VEA. 1969),
Plan Federal de Vivienda. el Plan de Acción Directa que articuló la políti-
El nuevo Plan de Erradicación de villas de ca del Banco Hipotecario con inversiones en
emergencia de 1967 preveía la construcción en vivienda de los sindicatos y finalmente la Ley
Buenos Aires de 8.000 alojamientos transito- del Fondo Nacional de Vivienda indicaban el
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54

carácter errático de una política sustentada El resultado de estas estrategias fue la crea-
más en el lucro de las empresas constructoras e ción de conjuntos de 1000 a 5000 viviendas que
intermediarios que en atender a fondo el pro- ocuparon obviamente las tierras residuales y de
blema de la vivienda social. A estos les seguirían baja calidad de los suburbios urbanos (áreas
los Planes PEVE para Villas de Emergencia anegadizas, tierras de baja consistencia y de
(1973) y, durante los gobiernos militares las dificultosa accesibilidad). La mayoría de las ciu-
operatorias ya mencionadas de inversión de dades capitales y las poblaciones intermedias
terreno, financiamiento y construcción que de las provincias vieron surgir enormes conjun-
articuló una especulativa solución. tos de viviendas sin adecuado equipamiento,

Viviendas sindicales en San Lorenzo (Pcia. de Santa Fe). 1973. Archivo CEDODAL
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55
50. En los años 1984-1985 realizamos con el Instituto Argentino sas constructoras y los estudios de los arquitectos aportaron la
de Investigaciones de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo mayoría de la documentación utilizada.
un estudio para el Banco Hipotecario Nacional sobre los con- 51. Naselli, César. “La imagen de una década de arquitectura y
juntos habitacionales en diversas partes del país para determinar urbanismo”. En Summa Nº 157. Buenos Aires. Diciembre 1980.
sus resultados luego de años de uso, los costos previstos, los real- Pág. 51.
mente resultantes y los sistemas constructivos y diseños como su 52. Leston, Eduardo - Liernur, Jorge F. “Comentarios sobre
capacidad de aceptación y adaptación por los usuarios. En el diez años de arquitectura”. Idem. Pág. 53.
equipo trabajaron entre otros colegas, Victor Pelli, Celia Ursini, 53. Rosemberg, Diana - Ciocchini, Alberto - Sales, Laura.
Guillemo Mérega, Juan Cortizas, Diana Rosemberg, Raúl Di “Vivienda de interés social en la Argentina”. En Revista Trama.
Lullo, Liliana Lolich. Hubo mucha dificultad en obtener la Nº 39. Quito. 1986. Pág. 27-32.
documentación de barrios en el propio archivo del BHN (archi-
vo luego desaparecido cuando se privatizó el Banco). Las empre-

formando “ciudades dentro de las ciudades” y mucho que desear en atención a la modalidad
colapsando los sistemas de transporte, abasteci- en que fueron realizadas y la deficiencia de los
mientos y obligando a rápidas operaciones de controles50. César Naselli (1933) señalaba con
construcción escolar y asistencial. Estos barrios lucidez la evasión hacia los dibujos de arquitec-
marcaron el perfil suburbano de ciudades tura cuando se trataba de estos conjuntos.
como Resistencia, Corrientes, Jujuy, Santa Fe o Decía “Esta documentación habla de una geometría
Rosario con arquitecturas carentes en general de bloques y cintas de senderos, nacida del juego de
de imaginación y calidad adecuada. las maquetas que nunca consideran que con él se api-
Un párrafo aparte merecen los concursos lan personas porque han sido transformadas en
destinados a la vivienda de interés social parti- “usuarios” o “adjudicatarios” 51. En la misma línea
cularmente la de los planes VEA y 17 de Eduardo Leston (1940) y Francisco Liernur
Octubre que articulaban la propuesta a costos (1946) los veían como “escuálidas repeticiones
económicos pautados y a normativas fijadas tardo-Team X en versión Candilis de unas extraña-
por la Secretaría de Desarrollo Urbano y mente nacionales agrupaciones de viviendas de las
Vivienda (SEDUV) del estado o la Comisión casbah argelinas” 52.
Municipal de la Vivienda (CMV) de Buenos Junto con otros estudios ya mencionados
Aires. La participación de las provincias a par- aparecen ahora las intervenciones del grupo
tir en 1972 de la creación por Ley 19.829 del STAFF de Jorge Goldemberg (1926-2001), Te-
Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI, eli- resita Bielus (1940) y Olga Wainstein Krasuk
minado después de 1976) generó una dinámi- (1939) que realiza entre 1970 y 1974 una serie
ca nueva y descentralizada. de conjuntos del Plan PEVE de erradicación de
El impacto de los grandes conjuntos no era villas de emergencia en la ciudad de Buenos
simplemente el físico y de carencia de servicios, Aires y en la Provincia utilizando sistemas de
sino también el social. Algunos han adquirido monoblocks articulados. Entre ellos conjuntos
tal calidad de violencia cotidiana, como el de como el de Villa Lugano que demostraron que
Ciudadela rebautizado “Fuerte Apache”, que el traslado mimético de soluciones inglesas,
hacen casi imposible el control sobre un foco como los puentes de comunicación, estaban
permanente de marginalidad. El divorcio entre lejos de ser adoptados por los habitantes loca-
los diseños y los usuarios agudizaron esta falta les como una adecuada respuesta de punto de
de relación afectiva entre la vivienda y la fami- reunión e interacción social. En varios conjun-
lia que la habita. Los espacios públicos, que tos, entre ellos el Piedrabuena de Solsona y aso-
eran de todos, se convirtieron en ámbitos resi- ciados, el diseño desestructura la trama urbana
duales, que no son de nadie, y por ende pasa- preexistente desvirtuando la calle y sus funcio-
ron a una rápida degradación o fueron apro- nes, degradando la “esquina” como referencia
piados privadamente. urbana y dejando espacios abiertos descaracte-
En algunos de estos conjuntos las escalas de rizados que redundaron en áreas residuales53.
realización son enormes y requirieron además Muchos diseños ajustados y construcciones de
un equipamiento equivalente al de poblados efímera duración aceleraron el deterioro de la
del interior del país. Los costos en muchísimos calidad de vida planteando reclamos del vecin-
casos superaron ampliamente las estimaciones dario. Esto quizás fue uno de los elementos
del concurso y la calidad de las obras dejó esenciales que contribuyeron a la pérdida de
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56
54. Liernur, Jorge Francisco. Arquitectura en la Argentina… Op.
Cit. Pág. 354.

aprecio de la tarea del arquitecto por parte de la res deslizantes que, sin un adecuado manteni-
sociedad, máxime cuando todo el nivel de deci- miento, mostraron rápidos procesos de degra-
sión de los diseños y las opciones tecnológicas dación. Allí también los vecinos de la planta
estuvieron en sus manos aunque condicionadas baja comenzaron a lotear el espacio central
por el marco económico y social que definía las comunitario como si fuese un jardín propio de
encomiendas. Nos es difícil coincidir con la cada unidad de habitación. Estas circunstan-
idea que en estos conjuntos las “búsquedas se cias y muchas otras similares demostraban la
orientaron a la creación de vida urbana, el diseño de necesidad de un trabajo previo con las comu-
unidades apropiadas a las costumbres de sus habi- nidades que iban a ocupar estos conjuntos para
tantes y la resolución de particularidades climáticas asegurar una conciencia cívica y solidaria en el
regionales” 54. uso de los espacios y en el mantenimiento de
Cosa similar sucedería en otro tipo de dise- los edificios. Raúl Lier (1944-2005) señalaba
ños de influencia “rossiana” como el barrio que en estos barrios “lo construido es, en general,
Centenario de Santa Fe que introdujo respues- deplorable; los organismos intervinientes han posibi-
tas de prefabricación con encofrados modula- litado técnicas de proyecto erradas y sistemas de den-

STAFF. Conjunto Ciudadela. Buenos Aires, 1973-1978. Foto D. Rosemberg. Archivo CEDODAL.
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57
55. Lier, Raúl. “Década 1970-1980/ Opiniones”. En Summa
Nº 157. Buenos Aires. Diciembre 1980. Pág. 49.

sidades equivocados cuando no construcciones de


baja calidad” 55. Un contraste claro puede verse
en esta época con los conjuntos del Coope-
rativismo uruguayo donde los espacios públi-
cos eran tratados como de pertenencia comu-
nitaria y no como espacios residuales pero allí
los habitantes habían participado activamente
en la construcción de sus viviendas y valoraban
de otra manera su propio esfuerzo para lograr
calidad de vida.
Es importante también resaltar en este
momento el surgimiento de grupos de trabajo
y de investigación sobre vivienda popular y tec-
nología apropiadas. El Instituto de Vivienda STAFF. Conjunto Soldati. Buenos Aires, 1972-1978. Planta.
inicialmente formado en 1965 por Juan Oscar Atención SUMMA. Archivo CEDODAL

Solsona y Asociados. Conjunto Piedrabuena. Buenos Aires, 1975-1980. Foto Rosemberg. Archivo CEDODAL
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58
56. Berretta, Horacio. Vivienda y promoción para las mayorías.
Humanitas. Buenos Aires. 1987. Ver Fines y pautas del CEVE.
CONICET-CEVE. Buenos Aires. 1973.

Molinos y Luis Morea en la UBA fue desactiva- los usuarios y creó sistemas constructivos aten-
do en la misma década de los ’60 luego de la diendo al abaratamiento de la producción56.
intervención a la Universidad. El más impor- Otro grupo de experimentación en este campo
tante de los que subsisten se formó inicialmen- lo generó Víctor Pelli (1931) en Resistencia
te en la Universidad Católica de Córdoba y dentro del ámbito de la Universidad Nacional
luego se integró al CONICET. Se trataba del del Nordeste. El trabajo de realización de estas
Centro de Experimentación de Vivienda Eco- viviendas por esfuerzo propio y ayuda mutua
nómica (CEVE) formado en 1967 y que genera retomaba caminos propuestos por el Centro
luego la Asociación de Vivienda Económica Interamericano de Vivienda (CINVA) de la
(AVE). Ambos fundados por Horacio Berretta Unión Panamericana y luego de la OEA que
(1926-2010) realizaron miles de viviendas con funcionó en Bogotá entre 1951 y 1974 y donde

Baudizzone y Asociados. Barrio Centenario. Santa Fe, 1978. Planta (arriba) y foto. Atención SUMMA. Archivo CEDODAL
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59
57. Caveri, Claudio. Los sistemas sociales a través de la arquitectu-
ra. Buenos Aires. 1976. Ficción y realismo mágico en nuestra arqui-
tectura. Buenos Aires, 1987 y Surtectura. Buenos Aires. Calle,
1992.

arquitectos argentinos como Ernesto Vautier,


Jorge Ricur y Alberto González Gandolfi (1917-
2005) tuvieron destacada actuación.
La tarea de Claudio Caveri en la formación de
la comunidad Trujui en la zona de Moreno
(Provincia de Buenos Aires) proyectó justamen-
te sus propuestas de arquitectura de comunidad
atendiendo a los temas de la vivienda, el equipa-
miento y la gestión de actividades barriales.
Caveri desarrolló a la vez una importante tarea
de reflexión filosófica y de fundamentación de
sus búsquedas humanísticas y sociales en diver-
sos planos de compromiso y acción política57.

2.7. El Planeamiento urbano y territorial, Luis Morea. Atención Familia Morea. Archivo CEDODAL
nuevas miradas
Manuel Pastor (1914-81) y del ingeniero José
También puede destacarse en este período el Bonilla, o los trabajos de Carlos María Della
impulso que tienen los arquitectos vinculados a Paolera (1890-1960) y Miguel Conrado Roca
la planificación física y territorial, en tiempos (1913-73) fueron señalando propuestas de pla-
que ya se comenzaba a hablar de un diseño nes reguladores para ciudades del interior
urbano más específico. Hubo una primera mientras que el Grupo del Plan Urbano de
etapa donde los estudios de los arquitectos José Buenos Aires con Kurchan, Bonet y Ferrari
Hardoy y luego García Vázquez, Odilia Suárez
(1923-2006) y Eduardo Sarrailh (?-1990) mar-
caban y ajustaban diversas propuestas. En
Córdoba la tarea del arquitecto Ernesto La
Padula (1902-68) y en Rosario el Instituto de
Planeamiento Regional de la Universidad del
Litoral (IPRUL) que creara Jorge Enrique
Hardoy en 1961 fueron también planteando
estudios para Rafaela, San Nicolás y otras ciuda-
des intermedias. Posteriormente Hardoy crea
el Centro de Estudios Urbanos y Regionales
(CEUR) y finalmente, en 1988, el Instituto In-
ternacional de Medio Ambiente y Desarrollo
(IIED-AL), que edita regularmente la revista
“Medio Ambiente y Urbanización” y continúa
trabajando activamente para mejorar la calidad
CEVE. Experiencias en autoconstrucción dirigida. Córdoba. de vida de sectores populares de las periferias
Atención Horacio Berretta. Archivo CEDODAL. urbanas de Buenos Aires y Rosario, bajo la con-
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60
58. Rofman, Alejandro. “El CEUR una experiencia imaginativa 59. Bardet, Gastón. El urbanismo. EUDEBA. Buenos Aires.
y desafiante”. En Medio Ambiente y Urbanización Nº 43. IIED-AL. 1969. Auzelle, Robert. Técnica del urbanismo: El planeamiento de
Buenos Aires. 1994. Véase Hardoy, Jorge Enrique. Las ciudades las organizaciones urbanas. EUDEBA: Buenos Aires. 1959.
del tercer Mundo y el medio ambiente de la pobreza. IIED-AL. Buenos Randle, Patricio. Della Paolera. Buenos Aires y sus problemas urba-
Aires. 1987. nos. OIKOS. Buenos Aires. 1977.

Caveri. Casa de Ejercicios “Jacarandá”. Reconquista, Santa Fe, 1966. Archivo Macchi. CEDODAL.

ducción de Ana María Noguerol (1937) y arquitecto Patricio Randle (1927) el núcleo de
Florencia Almansi (1963)58. investigación OIKOS que desarrolló dentro del
Fue claro que con la creación del Consejo CONICET una amplia gama de estudios basa-
Federal de Inversiones (CFI) y luego, en tiem- dos en la comprensión del territorio argentino
pos de gobiernos militares la formación del y tratando de sistematizar los aportes y pro-
CONADE, se propiciaron estudios territoriales puestas de urbanistas nacionales como Della
y de planes urbanos en las décadas del ’60 y ’70. Paolera59.
Fue un momento de gran cantidad de proyec- Muchos de estos planes de ordenamiento en
tos muchos de los cuales seguían todavía con la ciudades intermedias y pequeñas quedaron
antigua tradición de tratar de aplicar a las ciu- simplemente como proyectos y lo propio suce-
dades las recetas del CIAM o de otras vertientes dería con los realizados para las grandes ciuda-
siguiendo la idea de un modelo externo o teó- des donde el orden de decisiones que implica-
rico y limitando la apreciación de la ciudad real ron transformaciones fuertes se originaron en
sobre la cual habrían de operar. Se incrementó las propuestas para perfeccionar sistemas viales
también la bibliografía sobre los temas urbanos o de transporte. En el caso de Buenos Aires
y la propia EUDEBA editaba los trabajos de podemos recordar la prolongación de la Ave-
Gastón Bardet (1907-89) y Robert Auzelle nida 9 de Julio y luego, en los setenta, la trau-
(1913-83), mientras se creaba por parte del mática y conflictiva apertura de las autopistas
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61
60. Sabugo, Mario. “Blues de la Costanera Sur”. En Sabugo,
Mario – Iglesia, Rafael. La ciudad y sus sitios. Buenos Aires.
CP67. 1987.
61. Suárez, Odilia. “Balance y tendencias de la arquitectura
argentina de los últimos veinte años. En Summa. Nº 113.
Buenos Aires. Junio 1977. Pág. 69.
62. De Gregorio, Roberto y otros. Rosario. Guía de Arquitectura.
Junta de Andalucía – Universidad de Rosario. Sevilla-Rosario.
2003. Pág. 69.

urbanas con su secuencia generalizada de de- amparo de la Ley de Desgravaciones impositi-


rribos y la colocación de los escombros en la vas en la década del ’70 la ciudad sufrió un
costa. Cuando algunos urbanistas plantearon impacto constructivo notable por su alta densi-
la apertura allí de una nueva ciudad para el dad y baja creatividad generando un paisaje
crecimiento que estimaban para Buenos Aires, urbano claramente especulativo y, a la vez, con-
Mario Sabugo (1951) la denominó acertada- juntos de asentamientos populares de quienes
mente “Rellenópolis” y el Río de la Plata hizo migraban de las provincias del norte hacia la
su tarea y conformó lo que hoy es la Reserva zona central del país, acosados por el cierre de
Ecológica60. los sistemas ferroviarios y el consiguiente aban-
Sin embargo, la visión desde la perspectiva dono de pequeños poblados que quedaron
del planeamiento era que gracias al impulso incomunicados.
que tomaron estos estudios se había generado En la década del ’80 Rosario tuvo la posibili-
una dinámica arquitectónica. Odilia Suárez en dad de recuperar espacios de uso público de
1977 enfatizaba la transformación de los “pro- notable calidad, comenzando por el Predio
gramas” que se habían formulado desde ese Ferial del llamado “Patio de la Madera” junto a
enfoque de la planificación territorial y secto- la zona de cargas del antiguo Ferrocarril
rial y decía que en Buenos Aires: “De otra forma Francés y continuando con el Parque España
no podría entenderse la aparición en los últimos de Oriol Bohigas (1925), Joseph Martorell
años, de los conjuntos habitacionales del Parque Al- (1925) y David Mackay (1933), con la colabora-
mirante Brown o de Catalinas Norte en la ciudad de ción del Estudio H y Horacio Quiroga (1941)
Buenos Aires, o de la serie de proyectos de hospitales que, con sus extensiones, significó un fuerte
correspondientes a un replanteo global de la infraes- reencuentro de la ciudad con el río Paraná
tructura sanitaria del país, o de los conjuntos inte- completada con la remodelación de la Esta-
grados de vivienda de la Secretaría de Vivienda y ción Fluvial en 1999. Los rosarinos, que habían
Urbanismo” 61. padecido lo que el propio Quiroga había de-
En 1969 el Plan Regulador de Rosario im- nominado el “desgravation style” de una arqui-
pulsado por el arquitecto Oscar Mongsfeld tectura comercial de lamentable calidad, gana-
(1915-?), que originaría el Código Urbano de ron en autoestima y vieron crecer a su ciudad
1970, insistía en la idea de la ciudad modélica de una manera racional que ya se reflejaba en
del futuro priorizando temas como las transfor- el Plan Estratégico del año 1998 y en las políti-
maciones viales y ferroportuarias, las infraes- cas de descentralización y modernización de
tructuras sanitarias y el recurrente reclamo de los distritos urbanos. Una adecuada y partici-
erradicación de “villas miseria” que se venía pativa gestión municipal aseguraría a Rosario
imponiendo desde 195562. Entre otras obras el uno de los procesos más interesantes desde el
Viaducto Avellaneda de 1972 y la avenida de punto de vista urbanístico y donde el protago-
circunvalación determinaron delimitaciones nismo de la ciudadanía mostraría otras alterna-
espaciales de importancia en la ciudad, que se tivas de acción social y cultural. El plan de reor-
complementarían con el Paseo Ribereño Norte denamiento urbano (2007) que planteó limita-
en ocasión del Campeonato Mundial de 1978 y ciones claras de altura en la zona central signi-
finalmente con el puente que la une a la ciudad ficó una definida vocación por preservar la cali-
de Victoria (Entre Ríos). También, bajo el dad de vida urbana.
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62

Mientras tanto en muchas partes del país, que mostraban una lectura de autonomía y de
junto a las periferias de la pobreza se comenza- clubes exclusivistas. Son asentamientos servidos
ron a formar las periferias, también excluyen- por grandes contenedores a la usanza de los
tes, de la riqueza en forma de los “barrios cerra- “Mall” o los hipermercados que abastecen a
dos” o “countries” instalados en referencia a automovilistas con enormes estacionamientos y
pautas de seguridad, recuperación del paisaje actividades lúdicas complementarias.
rural y en muchos casos la posibilidad de reco- Hubo en Argentina escasas ciudades de
nocimiento social o de un grado de pertenen- nueva planta, el caso más notable fue la gene-
cia o de ocultamiento que sectores de rápida ración de Nueva Federación en Entre Ríos
mejora económica aspiraban a lograr. Los cuando la antigua Mandisoví-Federación fue
barrios cerrados no sólo fraccionaban el terri- afectada por la construcción de la represa de
torio que las autopistas habían surcado sino Salto Grande y quedó bajo las aguas. Durante

Bohigas y Asociados. Parque España. Rosario, Santa Fe, 1992.


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63

muchos años sociólogos, economistas, arqui- El diseño realizado por los arquitectos se
tectos realizaron mediante encuestas, análisis apartó definitivamente de la tipología de la ciu-
de modos de vida y valores, estudios sobre la dad preexistente, eliminó la plaza y convirtió a
población y la ciudad que se iba a trasladar. la calle comercial en el eje de vida urbana, una
Los habitantes de Federación pudieron así ele- calle de altura diferencial para el tránsito pea-
gir el paraje donde habría de realizarse la tonal y automotor. Las viviendas, luego de
nueva ciudad buscando una zona de bosques aquellos estudios minuciosos de articulación
por su relación paisajística. La primera obra social, se sortearon y se rompieron por ende
para preparar la construcción de la ciudad fue todas las relaciones de vecindad. El equipa-
justamente la tala de esos bosques que eran los miento comunitario desapareció, tal el caso de
que había definido la elección del nuevo la biblioteca pública y los almacenes barriales,
emplazamiento. ambos lugares de encuentro habituales en los

Pasinato y Asociados. Nueva Federación, Entre Ríos, 1976-1982. Atención Municipalidad de Federación, Entre Ríos.
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64
63. Gutiérrez, Ramón - Viñuales, Graciela. “Federación.
Complejidad sí, contradicción también”. En Revista Nuestra
Arquitectura Nº 517. Buenos Aires. 1981.
64. Williams, Claudio. Amancio Williams. Gaglianone. Buenos
Aires. 1990. Véase “La ciudad que necesita la humanidad”. La
Nación, Buenos Aires, 20 de abril de 1977.

pueblos. Fueron reemplazados por el supermer-


cado de venta rápida y acotada, mientras que los
múltiples cafés y boliches darían paso a la confi-
tería de música funcional donde nunca se oiría
hablar de fútbol o fuesen los habitantes a jugar al
truco. Lo traumático para la población no fue
solamente perder su ciudad, sino también per-
der los valores de su cotidianeidad. Luego de
tres décadas de fundada la ciudad el descubri-
miento de aguas termales ha dado impulso a un
turismo nacional que ha posibilitado para Nueva
Federación una recuperación de la vitalidad, su
reforestación y su posibilidad de ser un ámbito
autosustentable en lo económico63.
Tampoco faltarían en esta época las utopías
urbanas que van desde las ideas de Amancio
Williams (1913-1989) con sus propuestas de
“La ciudad que necesita el mundo” y “La ciu-
dad en la Antártida”, hasta la Nueva Capital de Bacigalupo-García Vázquez y Asociados. La Nueva capital de
la Nación ubicada en Viedma-Patagones bajo Alfonsín. Viedma, Río Negro, 1988. Atención SUMMA.
el impulso del presidente Raúl Alfonsín y con el Archivo CEDODAL.
proyecto dirigido por los arquitectos García
Vázquez y Bacigalupo con un extenso equipo64. idea de que arquitectura es siempre producto
No menos distante quedó el prolongado deba- de la “razón”.
te sobre el puente Buenos Aires-Colonia. Urba- De aquí que los trabajos de Christopher
nismo y arquitecturas de papel que se reiteran, Alexander y Christopher Jones, tuvieron su
una vez más, en la historia argentina. momento de entusiasmo y generaron un deba-
te sobre las características del proyecto que fue
2.8. La arquitectura de sistemas y las tipologías de importancia sobre todo para una generación
que intentaba proponer una sistematización del
Aunque en nuestros días el sector informáti- diseño. Esto coincidía con la idea de la prefa-
co se ha apoderado de la denominación bricación de elementos, la regularización de las
“Arquitectura de sistemas”, y ello quizás pueda dimensiones, el nuevo auge del Modulor cor-
distorsionar la conceptualización que en la busierano y la tendencia a generar normas para
década de los ’70 tuvo para los arquitectos, lo determinados programas arquitectónicos.
cierto es que en determinados campos como La arquitectura de sistemas ponderó algunas
los de la arquitectura hospitalaria y escolar antiguas concepciones de la arquitectura aca-
esta metodología proyectual alcanzó relevan- démica en cuanto hacía a la relación de las par-
cia entre nosotros. El entusiasmo metodológi- tes con el todo, a la jerarquización de las mis-
co que pareció teñir esta década intentaba mas y a la capacidad de una lectura integral
encontrar una base científica que asegurara la pero a la vez con posibilidades de verificación
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65
65. Estrella Gutiérrez, Fermín. Arquitectura de sistemas al servicio
de las necesidades populares. Teoría - prácticas - políticas. 1964-1983.
CEVEUR. México. 1984.

desagregada. La flexibilización de los espacios Vicente de Paul de Orán (Salta) de Llauró-


concebidos como recintos de potencial carác- Urgell con Jorge Hampton (1945) que apeló a
ter multifuncional contrastaba con el encade- la solución de la doble cubierta para paliar las
namiento de sistemas que ciertas aproximacio- rigideces climáticas de la zona. En este campo
nes a la arquitectura escolar u hospitalaria de la arquitectura hospitalaria junto con un
planteaban. perfeccionamiento de las estructuras públicas
Se realizaron en esta época una gran canti- se realizaron concursos importantes como el
dad de concursos de hospitales. Muchos no se del hospital de La Matanza ganado por el estu-
concretarían en obras pero entre los que se dio de Casiraghi-Cassina-Frangella quienes rea-
construyeron cabe destacar el Hospital Nacio- lizaron también la Escuela de Lenguas Vivas en
nal de Pediatría del equipo de Aftalión, Bis- la manzana de la antigua penitenciaría.
choff, Egozcué, Vidal, Do Porto, Escudero con Estudios como los de Testa y Baudizzone con
un diseño extendido en horizontal y que gene- sus asociados también encararon en esta época
ró un estudio especializado en este tipo de diseños hospitalarios.
obras. También cabe recordar al de San No solamente el clima era un aspecto a ser
considerado. Recuerdo que con Graciela Vi-
ñuales (1940) nos tocó preparar para la Misión
Nueva Pompeya en la zona del Impenetrable
chaqueño un proyecto de Hospital para el
grupo indígena que trabajaba en los obrajes de
la zona y donde la internación del trabajador,
generalmente por tuberculosis, requería pen-
sar en un espacio adicional para alojar a toda la
familia que migraba a acompañar al enfermo
con sus chivos, loros y petates.
En el campo de la arquitectura escolar la
tarea inicial de los sesenta realizada en proyec-
tos de Jorge Goldemberg y asociados en la
Escuela Kennedy se continuaría con otras mo-
dalidades como las seguidas por Fermín Estre-
lla Gutiérrez (1938) con el Plan de Construc-
ciones Escolares de la República Argentina que
movilizó la realización de más de dos mil aulas
en el período anterior a 1976. La formación del
grupo de Industrialización y Racionalización
de la Arquitectura (IRA) buscó en esta época
sistematizar los costos productivos de la arqui-
tectura y en la realización de centros educativos
experimentales65. A partir de 1983 en la ciudad
Frangella y Asociados. Hospital de La Matanza, 1972. de Buenos Aires también se hicieron gran can-
Foto R. Frangella. Archivo CEDODAL. tidad de proyectos para rehabilitar y ensanchar
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Baudizzone y Asociados. Hospital de Ushuaia. Ushuaia, Tierra del Fuego, 1982-1986. Atención SUMMA. Archivo CEDODAL.

Llauró-Urgell. Hospital de Orán. Orán, Salta, 1973-77. Atención J. M. Llauró. Archivo CEDODAL
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67

Egozcué y Asociados. Hospital Nacional de Pediatría Juan P. Garrahan. Buenos Aires, 1973-1990. Foto Federico Laje.
Atención SUMMA. Archivo CEDODAL.

antiguos edificios escolares con activa partici- punto de vista tecnológico con la prefabrica-
pación de variados estudios de arquitectos. ción de partes. En los casos de las viviendas los
En los ’80 el tema de la discusión teórica se avances para simplificar los paneles sanitarios
centró hacia la opción de aplicación de mode- que integraban las cañerías de baños y cocinas,
los o de tipologías, definiendo a la primera buscaban este abaratamiento, a la vez que con-
como el punto de referencia a implantar y la dicionaban fuertemente el diseño. Los entu-
segunda como aquella que expresaba la con- siasmos por la prefabricación fueron efímeros
ceptualización básica pero que permitía diver- pues era una estrategia de largo aliento alejada
sas soluciones a partir de la misma. Para Giulio de las discontinuidades políticas e industriales
Carlo Argan (1909-1992) el “tipo” era la inte- del propio país. Por las necesidades de escala
gración de ideas desde las cuales se podía gene- algunos de los sistemas se lograron aplicar en
rar nuevas soluciones atendiendo al tiempo grandes conjuntos de vivienda.
histórico correspondiente, mientras que el Federico Ortiz decía que no había dudas en
“modelo” era una propuesta rígida que reque- que los arquitectos argentinos “son más buscado-
ría una mimesis ajena a contemplar el paso de res o dadores de formas que creadores de tipos. Es posi-
la historia y los cambios que ella incorporaba. ble que esto sea así porque la Argentina es un país
En este sentido la reflexión tipológica es un latino y no un país sajón (o de origen nórdico, o como
aporte a la comprensión de un proceso de la queramos llamarlo), pero también es así porque es un
arquitectura que ayuda a entender los rasgos medio de baja industrialización, es decir de tecnolo-
de una cultura que no se desprende de sus tra- gía de nivel medio y cara, siempre ofrece más campo
diciones, pero tampoco acepta la simple imita- al ejercicio de la búsqueda de formas que a la elabo-
ción de lo antiguo. ración de tipologías”66. De todos modos algunas
Los estudios tipológicos tendieron a sistema- obras como la ampliación de alojamientos en la
tizar propuestas, como se ha mencionado para Escuela de Mecánica de la Armada con estruc-
edificios escolares, desagregando y catalogando turas de acero y elementos prefabricados mos-
sus componentes que permitirían una simplifi- traron la potencialidad de diseños de calidad.
cación en las variedades de diseño y una eco- La idea de que las buenas obras de arquitec-
nomía de obra. Lo propio se planteaba desde el tura internacionales servirían de paradigmas
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68
66. Ortiz, Federico. “Esto no es historia”. En Summa Nº 113. 67. Waisman, Marina. Architecture. Baudizzone, Erbin, Lestard,
Buenos Aires. Junio de 1977. Pág. 71. Varas. Miami. Presse Internationale. 1980. Aldo Rossi, sin
embargo aceptaba que “el arquitecto no puede controlar la
ciudad”. Véase La Nación, Buenos Aires, 27 de octubre de 1982.

tipológicos, formales y/o funcionales para su ción de un “Laboratorio de arquitectura”67. Sin


aplicación en otros contextos se fue diluyendo embargo, la calidad de terminación de obras
en la medida en que se reducían aquellas pre- como el Banco Nación en Ciudadela de Bi-
suntas “cabezas de serie” emblemáticas y que la quard, Marjowsky y Urruty (1989) o en el Museo
escasez de estos posibles modelos no trascen- del Banco Provincia de Buenos Aires de Llauró
dían a un proceso de construcción de la ciudad y Urgell testimonian un momento importante
de muy baja calidad. La influencia de los textos del cuidado de obras que apuntaban a una
y obras de Aldo Rossi (1931-1997) vinculando durabilidad con adecuada expresividad y fun-
tipologías formales con soluciones aptas para cionalidad.
diseños urbanos en la idea de la “Construcción Más tarde durante la década de los noventa
de la Ciudad” (así se denominaba la revista de cierto proceso de estandarización en la pro-
Salvador Tarragó (1941), quien tradujo el libro ducción arquitectónica, vinculada con las ideas
de Rossi) tuvo eco muy directo sobre todo en de la arquitectura flexible y con la pérdida de
propuestas del estudio de Baudizzone, Díaz, protagonismo de las funciones específicas ge-
Erbin, Lestard y Varas en la línea de consolida- neraron una tipología de “obra abierta” de

Llauró-Urgell. Museo Banco de la Provincia de Buenos Aires. 1979-1983. Foto Sijerckovich. Archivo CEDODAL.
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69
68. Zevi, Bruno. “Crítica de arquitectura”. En La Opinión.
Buenos Aires 5 de marzo de 1981. Pág. 12.

carácter genérico que, en términos de globali- 2.9. El posmodernismo.


zación, sirviera para diversas actividades y Del neoneoclasicismo a la banalidad
pudiera “caracterizarse” libremente o por el
contrario desprenderse de toda connotación En los años ’80 la crisis del ideario del
identificatoria sin problema alguno. De esta Movimiento Moderno, o si se prefiere la mala
manera podía priorizarse fácilmente el papel acción de quienes decían aplicar ese ideario,
de la arquitectura como símbolo o de la corpora- llevaron a la apertura definitiva de las com-
ción instalada con su propia iconografía es decir puertas al clima cultural globalizado que
reducir las calidades conceptuales de la arquitec- expresaba la posmodernidad. Lo que sucedería
tura a un uso mucho más frívolo. Es la arqui- en la arquitectura es en realidad reflejo de un
tectura que el crítico inglés William Curtis (1948) estado de ánimo general expresado por el
llama “Contenedores sin contenidos”. desencanto de un mundo cultural y social
cuyos objetivos movilizadores se habían vacia-
do de contenido. Entre nosotros la represión
en los sesenta y setenta de las alternativas “revo-
lucionarias” había dado lugar a la sociedad del
temor, enajenada y frustrada que se refugiaba
en el individualismo para superar el duro tran-
ce del momento.
La desesperanza era el tono vital de la pos-
modernidad, seguida de una euforia presunta-
mente “liberadora” que permitía adoptar, sin
compromiso alguno, cualquier postura. Así en
“La Escuelita” escuché cómo se nos reclamaba
a los historiadores de la arquitectura la realiza-
ción de un corpus de orden clásico academicis-
ta, volviendo a la etapa neoclásica. Como diría
Argan esta era “la vanguardia de los cangrejos”
que regresaban para atrás. Bruno Zevi era toda-
vía más categórico y decía que “los posmodernis-
tas son traidores con culpabilidad de conciencia y se
ven obligados a producir lo obsoleto, lo evasivo, lo
gracioso, lo curioso, lo irónico, en síntesis, algo que
pronto se torna aburrido”. “Volver a Beaux Arts o
predicar la confusión sólo por la diversión que ello
importa no es, sin embargo revolucionario” 68.
Estaba claro que en esta instancia de la eufo-
ria del “vale todo” subyacía el fracaso del hori-
zonte prometido por el Movimiento Moderno
Biquard y Asociados. Banco Nación en Ciudadela. 1989. ya entregado a los juegos formalistas y obvian-
Foto Julie Méndez Ezcurra. Archivo CEDODAL. do la prioridad de las funciones y las respuestas
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70
69. Varas, Alberto. “Gestación de una idea arquitectónica”. En 71. Gómez, Albino. “Los misterios de la posmodernidad”. En
Summa. Nº 200-201. Buenos Aires. Junio de 1984. Pág. 78. Noticias. Buenos Aires. 3 de diciembre de 2011. Pág. 122-124.
70. Zeinsteger, Leah. Arquitectura. Una manifestación de autenti- 72. Waisman, Marina. “Argentina. La conflictiva década del
cidad. http://www.monografias.com/trabajos6/arma/arma.shtml. ’70”. En Summa Nº 157. Buenos Aires, diciembre de 1980. Pág.
28-12-2011. 77.

sociales. Es cierto que Alberto Varas, que nos de la ética. Lógicamente, eliminada la historia, ya no
formulara aquel reclamo, venía con sus compa- hay “deudas” con un pasado arquetípico, ni “obliga-
ñeros de equipo trabajando en propuestas de ciones” con un futuro utópico. Cuando queda tan
diseño que retomaban las antiguas normativas solo el presente, sin raíces ni proyectos, cada uno
del academicismo; la composición que les ase- puede hacer lo que quiera. Ahora la estética sustituye
guraba un orden, los ejes que le permitían a la ética 71.
jerarquizar las partes, en definitiva haciendo En esta perspectiva de la posmodernidad
“alusión a conocimientos que pertenecen a la disci- donde la razón deja su espacio a las opciones
plina arquitectónica en un sentido histórico” 69. casuísticas de la sensibilidad desaparecen los
Por otra parte el rechazo al Movimiento modelos y también las tipologías aunque no fal-
Moderno implicaba no solamente a sus resul- ten referencias lúdicas desde el replegarse a las
tados, sino —equivocadamente— a sus postula- formas geométricas y volúmenes puros, hacer
dos y sobre todo a aquella raíz ilustrada que la arquitectura de “sacabocados”, utilizar, one-
confiaba ciegamente en la razón. Venturi, por rosamente, la doble fachada y en fin apelar al
ejemplo, se proclamaba paladín de la confu- gesto efímero o al color gratuito, porque en
sión, aplaudía la falta de lógica y proclamaba definitiva ha caducado el mundo de las certezas
irónicamente la vigencia de la dualidad. Así la y hay que aprovechar los 15 minutos de gloria
posmodernidad arquitectónica aceptaba el fin que prometió Andy Warhol (1928-87). Esta
del progreso para vivir al día en sus propuestas arquitectura expresa también la fragilidad de
efímeras aunque fue más reticente en decretar las propuestas y los profesionales que las ejerci-
el fin de la historia porque siguió viendo en la tan toman los gestos y muecas como elementos
arquitectura histórica la cantera a la cual recu- trascendentes de un aquí y ahora que se agota
rrir en sus “citas” para entendidos. Su aprove- en instantes. Acertadamente Liernur la definió
chamiento de la historia se reduce al uso de sus como “El imperio de la frivolidad”.
testimonios. Se señalaba: “lo nuevo es el reciclaje, Obras de importancia como el Centro
recupera el pasado, es posmoderno, lo materializa en Cultural de la Recoleta que implica el reciclaje
grandes escenografías y ornamentaciones deliran- de un antiguo convento del siglo XVIII y un hos-
tes” 70. De todos modos los arquitectos posmo- picio del siglo XIX, fue sin dudas una mejora
dernistas estaban desembarcados de la historia importante para la ciudad. Sin embargo ape-
y no pretendían estar construyendo un sitio en lando a ese sentido lúdico y sin mayor compro-
ella, más allá de las operaciones de marketing miso, Jacques Bedel (1947), Luis Benedit
individuales a las que fueron tan afectos. (1937-2011) y Clorindo Testa, más allá del poco
Como señalaría Albino Gómez. “Los moder- respeto a ciertos rasgos patrimoniales, rematan
nos, creyendo posible construir un futuro mejor, sacri- el conjunto con elementos de asombrosa gra-
ficaron el presente al futuro y, como no hay futuro, se tuidad. Como diría Marina Waisman el conjun-
quedaron sin presente y sin futuro. Los posmodernos, to “se resiente de un frívolo posmodernismo que se
convencidos de que no existen posibilidades de cam- advierte especialmente en el hall de entrada y en las
biar la sociedad, han decidido disfrutar al menos del injustificables y poco gratas “ruinas” a la Venturi de
presente”, lo que llama el tiempo del “yo” y del la terraza” 72.
intimismo para la realización personal. Agre- El regodeo en el uso de la geometría, los
gaba La posmodernidad entraña también la muerte dibujos en perspectiva caballera de difícil lec-
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71
73. Gutiérrez, Ramón. “La colonización pedagógica continúa”. 74. Urcullu, José. (Traductor). Recreaciones arquitectónicas que
En Documentos de Arquitectura Nacional y Americana. Nº 28-29. forman una secuela de recreaciones geométricas para aprender de un
Resistencia-Buenos Aires. 1990. Pág. 124 -126. modo familiar y entretenido los principios más esenciales de la geome-
tría sólida del alzado en la Arquitectura… Londres. Casa de
Ackermann y Compañía. 1834. El libro venía acompañado de
una cajita con cubos, cilindros, conos y otras figuras para hacer
“arquitectura”.

tura para el común de la gente. Una profesión


que ha tendido a encerrarse en cápsulas de
comunicación para iniciados, dejó al mismo
tiempo el campo abierto a la especulación
inmobiliaria, donde muchas veces sus propios
profesionales participaron activamente en el
tema. Si antes se había expandido el territorio
de la acción profesional del arquitecto, hacia la
última década del siglo su espacio se diluyó y
fue invadido por profesiones afines que reivin-
dicaron escenarios y por los exitosos propulso-
res de la comunicación donde la arquitectura
suele ser meramente un soporte.
El repliegue sobre lo lúdico afectó también a Testa y Asociados. Centro Cultural Recoleta. Buenos Aires,
la enseñanza de los talleres de arquitectura 1979-1980. Foto Federico Ortiz. Archivo CEDODAL.
donde la falta de compromiso de las ejercita-
ciones se potenció en los juegos que el nuevo Como regresando a las propuestas de los jue-
equipamiento informático ofrecía garantizan- gos de arquitectura de la primera mitad del
do la pérdida del dibujo como un elemento siglo XIX aparecieron en nuestras ciudades una
expresivo del oficio. En este sentido las tres serie de volúmenes cilíndricos, cúbicos, cóni-
décadas que van de 1960 a 1990 vieron revolu- cos, paralelepípedos autónomos cuya idea rec-
cionar totalmente el instrumental desde el tira- tora era nada más que la forma y ofrecía la
líneas, el balustrín y la regla de cálculo, al supuesta flexibilidad de ella para multifuncio-
speedball, la lapicera tintenkuli, las graphos, la nes74. Las obras de Miguel Ángel Roca en Cór-
rotring y la rapidograph hasta llegar rauda- doba como en La Paz (Bolivia) son un mues-
mente al autocad. Unos mecanismos que en trario de este juego lúdico que complementa
definitiva alteraban los métodos pedagógicos y con la utilización de los colores saturados que
abrían las compuertas a una oferta más amplia Chucho Reyes (1887-1977) facilitara a Luis
de imágenes de potencial accesibilidad ya lejos Barragán (1902-1988) en México.
del sistema Monge. En la globalización padeci- Miguel Asencio (1931-2009) advertía en 1980
mos nuevas enajenaciones pedagógicas con la que las propuestas de Roca incluyen un len-
presencia de Talleres de arquitectura interna- guaje “cuya morfología trabaja con formas virtuales
cionales en la UBA donde se realizaron y pon- y relaciones que el espectador o usuario completa: fus-
deraron temas como la “Terminal de Zeppe- tes de columnas, pórticos no finitos, rebatimientos. El
lines” para Buenos Aires o la “Casa de la identi- diseño propuesto corre el riesgo de anteponer el inge-
dad” 73. En estos juegos nos entretuvimos y nio a la inteligencia; la fachada rebatida de la
copiando a Madrid hicimos el Concurso “20 Catedral, ininteligible y formalmente inocua desde el
ideas para Buenos Aires”. Las de Madrid se usuario peatón, es sólo explicable a partir de las
construyeron y entre nosotros todo quedó visuales elevadas y desde ellas seductora como abs-
como un juego de diseños de una posmoder- tracción intelectual. También ciertas formas no fini-
nista arquitectura de papel. tas corren el riesgo de estar más próximas a recursos
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75. Asencio, Miguel. “Arquitectura y entorno en la década del
setenta. En Summa Nº 157. Buenos Aires, diciembre de 1980.
Pág. 56.

escenográficos, válidos por su transitoriedad pero zando la fotografía como elemento esencial de
inexplicables como el caso del puente peatonal sobre la la comunicación, cuyo valor se ha generalizado
peatonal” 75. casi como equivalente al conocimiento de la
El mecanismo del marketing estaba tan ajusta- propia obra, se enseña hasta criterios para “ver”
do que algunos estudios como el de Juan Carlos la arquitectura, por ejemplo eliminando toda
López (1938-96) y asociados, autor de los exito- contaminación humana a la misma, eligiendo
sos “Shoppings” de Galería Pacífico, Patio fotos tomadas antes en horarios imposibles y
Bullrich y Alto Palermo contrataba un arquitec- hoy eliminando (photoshop mediante) las imá-
to para que le hiciera la crítica a las obras y le genes que “contaminan” al purismo de la obra
diera argumentos para rebatirlas. Así ante la arquitectónica y al valor intrínseco de la foto-
escenografía espacial los autores propondrían la grafía. Corolario: la gente molesta a esta arqui-
dinámica renovación decretando lo efímero de tectura considerada como un ícono visual y un
lo ornamental y justificando su endeble materia- objeto artístico.
lidad, todo ello para justificarse en la necesidad En el colmo de la contradicción la arquitectu-
vital del consumidor de vivir con la alegría de un ra cuya razón de ser es construir para dar res-
espacio virtual y cambiante. puestas a los requerimientos de la comunidad,
Ya en Europa y Estados Unidos es frecuente comienza a aplaudir las obras de ruptura del
que los grandes estudios tengan su propio equi- Grupo Site y a fomentar la deconstrucción y la
po de prensa y difusión que semanalmente recomposición en una suerte de banalidad suici-
advierten a los medios sobre las novedades de da con su propio sentido ético pero compatible
la oficina. Se creaba así la promoción del cro- con la idea de un nuevo eclecticismo que ensam-
quis rápido, de la evolución de la idea, de una bla fragmentos prestigiados de antiguas arqui-
arquitectura en permanente proceso de gesta- tecturas. Mientras ideas centrales de la arquitec-
ción y transformación con imaginarios fantásti- tura como la de la “perdurabilidad” de la obra
cos que formaban parte de la inserción de la desaparecen en aras de unas arquitecturas efí-
arquitectura en “la cultura del espectáculo” y meras que apuestan al impacto comunicacional
por ende de lo escenográfico y efímero como del momento sin atender a su mantenimiento y
las gaviotas y las palmeras de los shopping cen- duración, se prestigian estas suertes de “citas”
ters. La arquitectura es cada vez más un objeto arqueologistas de una valoración de “eterni-
de consumo rápido que se valora exclusiva- dad” definida por su carácter clasicista.
mente en la perspectiva del éxito que determi- Así, mientras en la arquitectura de firma
nan los canales mediáticos de las revistas espe- “valía todo” se generaba en la Universidad y en
cíficas para el sector académico-profesional o los concursos la distancia que señalaba Fer-
las masivas que van al público general que con- nando Diez entre la “arquitectura de proposi-
sumirá la arquitectura. ción”, aquello que se gestaba como respuesta
Las revistas de arquitectura tienen un papel posible y la “arquitectura de producción”,
fundamental para el escenario académico en la aquella que realmente se llevaba a la práctica.
medida que todo lo que se publica allí se califi- El creciente lenguaje críptico, el vedettismo y
ca de inmediato como “buena arquitectura” y búsqueda de la singularidad de las elites profe-
lo que no aparece se desdibuja o pasa a la cate- sionales y académicas los llevó a perder el
goría dialéctica de “mala arquitectura”. Utili- carácter modélico que tenía para el basamento
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productivo de los sectores populares y desarti- Por ello crecientemente el arquitecto va per-
cula esta vinculación. Antes, un público genéri- diendo su ya limitado espacio específico. Si por
co creía entender el “estilo” de una obra, una parte lo abre temáticamente hacia los pro-
luego, con el fin del academicismo, afirmaba blemas ambientales, urbanos y territoriales por
globalmente que aquello era de “estilo moder- otra parte la gestión de las obras de arquitectu-
no” y finalmente ahora, posmodernidad ra empiezan a ponderar el papel de las inter-
mediante, la consideraba de “cualquier estilo”. mediaciones y controles con la presencia, de
Es curioso como la posmodernidad que parece los diversos “especialistas”, como los desarrolla-
justificarse en una reacción frente al elitismo dores inmobiliarios. El denodado esfuerzo del
moderno, termina generando una nueva elite arquitecto por preservar su campo específico
individualista donde la arquitectura en sus fun- sobre las decisiones del proyecto muestra este
damentos se ha desvalorizado en favor de otros proceso reductivo que trasciende la singulari-
ámbitos profesionales que la manipulan. dad de las propias obras para mostrar la deca-

López J. C y asociados. Galerías Alto Palermo. Buenos Aires, 1989-1990. Modulor. Archivo CEDODAL.
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dencia de una profesión. El espacio de los La antigua escala de valores fue suplantada
arquitectos quedó de alguna manera reducido por el éxito medido en la comunicación de los
a la limitada obra pública, las encomiendas de medios, en el aplauso de los gestores y en el
viviendas privadas de los sectores de más altos supuesto entusiasmo propio de un público tan
recursos y, eventualmente, a los reclamos de las dispuesto a sorprenderse por la novedad como
corporaciones transnacionales donde tenían a decretar su desinterés inmediato. Las obras
una dura puja con las estrellas del “Star System” de esta década mostraban sumatorias de gestos
internacional que seducían con sus posibilida- en el equipamiento, el tratamiento del color y
des mediáticas a gerentes y funcionarios. Lejos la ornamentación que generaron unos tristes
habían quedado los temas sociales, la vivienda lugares carentes de carácter y flexibles para
popular, la renovación urbana y la transforma- cualquier uso en aras de dispendiosos espacios
ción del hábitat proclamadas como insignias residuales. También la generación de símbolos
por el Movimiento Moderno. identitarios de “marcas” transnacionales impu-
La década de los ’90 que llevó a los caminos sieron su convocatoria y presencia con nuevos
de la globalización neoliberal y la pérdida con- códigos donde la arquitectura no alcanza nive-
siguiente de los valores sociales y culturales más les protagónicos. Los Mac Donald’s, Burger y
preciados de nuestra comunidad, abriría las otras cadenas son ejemplos suficientes. El
compuertas al individualismo que ya venía ejer- arquitecto opera en estos casos con muy estre-
ciéndose puntualmente con el “sálvese quien cho margen de creatividad y de capacidad de
pueda” de la dictadura hasta 1983 y que revivía desarrollar sus talentos.
en esta nueva óptica de accesibilidad al primer Esto no significa que no haya esfuerzos de
mundo y al éxito al que se pensaba que estába- estudios profesionales de arquitectura trabajan-
mos destinados los argentinos. La arquitectura do con diseñadores para compañías de cierta
fue un objeto más de la fiebre consumista, la envergadura que hayan estudiado, propuesto y
que decretó prematuras obsolescencias de los realizado conjuntos de redes edilicias de calidad
objetos formalistas, impulsó la necesidad de en un lenguaje formal y comunicacional identi-
supuestos contenidos simbólicos de efímera ficable. No estamos seguros que la renovación
vida y privilegió decisivamente la superposición de las estaciones gasolineras de YPF sean mejo-
comunicacional sobre la arquitectura. Así, en res que la red que en los ’40 realizó Antonio
su inserción urbana las obras requerían un len- Vilar (1887-1966) con la colaboración de Willy
guaje impactante que convocara la atención, Ludewig (1902-63), pero por lo menos muestran
mientras que en el interior de las mismas podí- una cierta coherencia espacial. Tampoco cree-
an desarrollarse tratamientos ornamentales mos que los espacios de los multicines hayan
capaces de ayudar a “caracterizar” (antigua obtenido un perfeccionamiento frente a los
noción academicista) las funciones de los mis- diseños más tradicionales, aunque terminan
mos. La unidad de exterior-interior que había acercándonos al ambiente de los “shoppings”,
sido un criterio dominante para valorar la una entelequia comercial cuyo éxito parece limi-
homogeneidad y coherencia de la obra se diso- tarse a los patios de comida y los cines, si uno
ciaba en este proceso. Era el éxito rotundo del atiende a la rápida rotación de los comercios.
“tinglado decorado” de Venturi frente al denos- Sobre estos temas de la “crisis de autentici-
tado “delito ornamental” de Loos. dad” y pérdida de los antiguos valores de la
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75
76. Diez, Fernando. Crisis de autenticidad. Op. cit. Pág. 94-95.

arquitectura, Fernando Diez ha señalado con das por otro conjunto de profesionales califica-
claridad el retroceso de las exigencias profesio- dos como los estudios de Roberto Aisenson
nales bajo el efecto de la economía o del siste- (1936), Mario Roberto Álvarez, Luis G. Camps
ma comunicacional de la obra. Recuerda la (1958) y Ramiro Tiscornia (1959), Lier-Ton-
Torre Panamericana Plaza de Lier y Alberto conogy, Urgell-Penedo, entre otros.
Tonconogy (1941) que finalmente recurre a los Estas realizaciones supuestamente pedidas
perfiles externos decorativos (no estructurales) por el omnipotente “mercado”, evidencian el
para rememorar la propuesta miesiana y que lo éxito inmobiliario de obras residenciales en
propio aparece en las obras de SEPRA en las una ciudad como Buenos Aires que tiene, den-
torres de Catalina Norte en Alem y Córdoba o tro de su jurisdicción, la misma población que
en los “Edificios Costeros” de Puerto Madero
de los estudios de Solsona y sus asociados, Bau-
dizzone y sus asociados y los de Urgell y Penedo
(1945) hacia 1999 donde se altera definitiva-
mente aquella antigua idea fuerza de la moder-
nidad exigiendo la “sinceridad constructiva”.
Es cierto que las presiones de las transnacio-
nales y la transferencia de tecnologías van cam-
biando hasta los criterios de diseño de estudios
consolidados como el de Mario Roberto Álvarez
que utiliza el sistema de balcón corrido para sus
edificios de cristal como el de American Express
(1988), IBM, o la Bolsa de Comercio de Rosario
(1993). En cambio en la torre de Oficinas Inter-
continental adoptará (modificando su proyecto
inicial) una estructura de acero y una piel lisa
importada de Estados Unidos con franjas hori-
zontales metálicas76. El discurso dual acompaña
a estos edificios vidriados que se pretende
hacernos creer que son “sustentables”.
Ante el riesgo de la utilización reiterada del
repertorio individualizable, hay estudios como
el de Solsona y asociados, cuya prédica por las
torres como solución de vivienda viene de larga
data, que ahora reclama la necesidad de que su
visualización asegure un novedoso papel sim-
bólico en esta etapa de nueva modernidad. Los
conjuntos de Torres de Alto Palermo (1994)
con otros estudios, Torres de Abasto (1997),
Torres de Bulnes y Altos Porteños (ambos en el Lier-Tonconogy. Torre Panamericana Plaza. Buenos Aires,
2000) son indicativas de muchas otras realiza- 1995.
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en el censo de 1947 y ha duplicado su superfi- Estamos hablando de aquellos estudios cuya


cie cubierta. El resultado concreto es que hay trayectoria llevaba a pensar que los fundamen-
más de un 20% de unidades de habitación va- tos del Movimiento Moderno tenían todavía
cías y todavía una buena parte de la población una vigencia en sus propuestas. Mucho más
carece de viviendas dignas. De esta manera otro clara es la concesión absoluta a lo que se
de los fundamentos principistas de los arqui- entiende como la exigencia del comerciante
tectos modernos: la justicia social, desaparece frente a los consumidores como han practicado
ante su claudicación frente al mercado especu- en sus centros comerciales el estudio de Juan
lativo que exige ahora estas “torres-country” Carlos López y sus socios, atentos siempre al
como un ghetto de riqueza autosuficiente en “estímulo del consumo” de la novedad y el
medio de la urbe. Las torres de la década prea- impacto visual decorativista.
nunciaban las del siglo XXI en Puerto Madero y Al culminar el siglo fueron surgiendo otras
la impactante alteración y ruptura de varios propuestas vinculadas a las tendencias “mini-
barrios porteños. malistas” y de retorno a una arquitectura de

Arqs. Marcelo Villafañe - Laura Rois y Eleonora Flores. Casa Brown. Funes, Rosario, Santa Fe, proyecto año 2000. Foto Gustavo
Frittegotto. CEDODAL.
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Iglesia. Edificio Altamira. Rosario, 1999-2001. Foto Pablo


Beitía. Archivo CEDODAL.

búsquedas creativas y sensatas que apartándose


de las claudicaciones de lo efímero fuesen
capaces de recomponer el diálogo con los prin-
cipios sustantivos de la modernidad. Dentro del
Grupo “R”, la casa en la barranca de Rafael Atelman y Asociados. MALBA. Buenos Aires, 1998-2001. Foto
Iglesia (1952) y su edificio Altamira ambas en Patricia Méndez. CEDODAL.
Rosario (1999) y en la misma ciudad las obras
de Marcelo Villafañe (1951) y Gerardo Caba- modernista del “estímulo al consumidor” y a la
llero (1957) pusieron una renovada dinámica a indeclinable rentabilidad oportuna. En la línea
su arquitectura. El Museo de Arte Latinoameri- de las “evidencias” tecnológicas el edificio de
cano de Buenos Aires (MALBA) de los arqui- Metrogás de Federico Aja Espil (1952) y María
tectos Gastón Atelman (1968), Martín Fourca- Cobelo (1952) muestra una valorización del
de (1967) y Tapia (1969) en la misma época espacio interno y una transparencia que poten-
parecían mostrar un retomar de caminos con cia las calidades del mismo. A la vez, siguiendo
calidades. La obra de Iglesia en la década las euforias de las “marcas” se buscó una ima-
siguiente demostró la coherencia de la misma, gen corporativa de la empresa.
mientras que el estudio de los jóvenes arquitec-
tos del MALBA, testimoniaban la debilidad de 2.10. La preservación del patrimonio
la profesión aceptando los caprichos anacróni- y la recuperación de la memoria
cos de su comitente Eduardo Constantini para
hacer edificios “neofranceses” en lenguajes aca- Probablemente entre los rasgos más intere-
démicos del siglo XIX, atentos al principio pos- santes y positivos de la posmodernidad se
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77. Vinelli proponía: “Arrojar por la borda a los tecnócratas, tórica de Puppo, Etcheverry, Sabugo, Gutiérrez, del Instituto
burócratas y cuerpos de empleados dirigistas de evidente con- Argentino de Investigaciones de la Arquitectura y el urbanismo
notación izquierdizante, cuyas ideas fijas son de demoler la ins- en Documentos de Arquitectura Nacional y Americana, Nº 14,
titución del derecho de propiedad, a los exégetas y teorizantes Resistencia. 1982. Pág.101 – 113.
de la contaminación ambiental, que con sus exageradas opi- 78. Hardoy, Jorge Enrique y otros. El impacto de la urbanización
niones sobre la salud colaboran en la asfixia económica y a la en los centros históricos de América Latina. Proyecto Regional de
perturbación e impedimentos reinantes y a los teóricos que Patrimonio Cultural. PNUD-UNESCO. Lima. 1981.
quieren convertir parte de la ciudad en un museo histórico de
suciedad, desidia y ruinas y que con sus expresiones altisonan-
tes de reciclaje consiguen que se dicten ordenanzas que prohí-
ben la demolición…”. En La Prensa, Buenos Aires, 20 de julio
de 1981. Pueden verse artículos sobre este tema de la zona his-

encuentre la revaloración del patrimonio luego la protección al Centro Histórico de Buenos


del período de ausencia militante en que el Aires, “San Telmo estaba en manos del comunismo”
Movimiento Moderno intentó sumergir a la his- logrando finalmente la desafectación de buena
toria. Pero también debe aclararse que esta rei- parte del área de protección que en su momen-
vindicación era propia de una vertiente que to había obtenido la gestión municipal del
compartía esa vigencia mientras que otra fuer- arquitecto José María Peña (1931)77.
te corriente “posmo” decretaba, sin anestesia, Un cambio importante en la concepción del
el fin de la historia. patrimonio cultural fue visible en la gestión
Lo cierto es que luego de la posguerra, que que desde 1985, y durante más de un lustro,
significó en Europa la búsqueda de afianzamien- realizó el arquitecto Jorge Enrique Hardoy a
to de ciertos hitos edilicios que marcaban la cargo de la Comisión Nacional de Museos y
identidad urbana destruida por atroces bombar- Monumentos Históricos. Una de las manifesta-
deos, la sanción de la carta de Venecia en 1964 ciones principales fue ampliar el campo de la
significó un acuerdo conceptual sobre las moda- lectura de lo histórico a lo cultural, valorando
lidades de intervención en edificios de valor los aspectos patrimoniales de otro tipo de edi-
patrimonial. La creación en 1972 de la Con- ficios como los industriales, sociales o de carác-
vención del Patrimonio Natural y Cultural de la ter público por su significado identitario con
UNESCO marcó a la vez un mecanismo de las comunidades. También la apertura a las
reconocimiento que ha ido a través de los años obras de los siglos XIX y XX como expresión
perfeccionando sus sistemas de selección, crite- patrimonial, lo que implicó la inclusión de los
rios de valoración y exigencias de planes de antiguos Territorios Nacionales y nuevas pro-
manejo adecuados. vincias en la comprensión de una lectura patri-
En la Argentina la defensa del patrimonio monial a escala nacional sin exclusiones.
urbano fue y sigue siendo muy compleja. Por Valorar el patrimonio de la modernidad y de
una parte la legislación nacional que data de lo contemporáneo exigía una lectura más
1940 no contempla claramente protecciones abierta que lo estrictamente histórico y apre-
en esa escala, sino objetos puntuales. A ello se ciar a la vez los elementos de relación de las
suma que hay una tradicional presión de inte- obras con el patrimonio inmaterial que muchas
reses especulativos de los sectores inmobilia- veces las ponderaban. La anterior actuación de
rios, articulados con grandes estudios de arqui- Hardoy en el campo de planeamiento urbano
tectura y empresas constructoras que han veni- ratificó también la pertinencia de trabajar
do deteriorando sin pausas la calidad de vida sobre los Centros y los poblados históricos con
de nuestras ciudades. Ello es claramente visible políticas específicas que se integraban a una
en el área de concentración de casi el 50% de nueva dimensión del planeamiento participati-
la población del país localizada en el eje vo superando los antiguos instrumentos modé-
Rosario-Buenos Aires-La Plata. licos de un urbanismo de “tabula rasa” que sos-
Durante la dictadura de 1976-83 las campa- layaba la ciudad existente y su evolución histó-
ñas mediáticas contra la preservación fueron rica78. Estos cambios posibilitaron una mayor
dirigidas por promotores inmobiliarios como inserción de los temas del patrimonio arquitec-
Rodolfo J. W. Vinelli (1909-2004). Algunos co- tónico y urbano en la vida cultural y social de
locaban carteles advirtiendo que si se mantenía los argentinos que se articuló paulatinamente
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79. Solsona Justo: “Pienso que se va a dar una batalla en los próxi- 80. Algunas de estas torres no han cumplimentado las
mos diez o quince años muy interesante en Buenos Aires… En esa dis- Audiencias Públicas de Impacto Ambiental que fijaban las
cusión sobre la ciudad vendrá un debate muy difícil con los preserva- reglamentaciones en concordancia con su superficie cubierta.
cionistas, porque el problema es que los preservacionistas no son moder- La destrucción del patrimonio, docks en la época militar, silos
nos…”. En Revista SCA Nº 189. Buenos Aires. Julio 1998. en tiempos de democracia y su reemplazo por obras “de autor”
(puente de Calatrava) nos pusieron en la carrera internacional
de las firmas. Como señalaba Federico Correa: “Querer poner-
se en el mapa recurriendo a un arquitecto estrella es algo que,
si no se controla muy bien, puede convertirse en una auténtica
imbecilidad”. Véase Moix, Llatzer, Arquitectura milagrosa.
Hazañas de los arquitectos estrella en la España del Guggenheim.
Anagrama. Barcelona. 2010. p. 256.

con la defensa de los postulados ambientales y de una gran lucha entre la “modernidad” de las
ecológicos, generando una creciente participa- torres y las actitudes supuestamente “reaccio-
ción ciudadana. No en vano participarían de narias” de quienes defendían el patrimonio79.
aquella Comisión entre otros Félix Luna (1925- En realidad esta era una polémica entre los que
2009) como historiador, Ana María Lorandi en privilegiaban a su propio negocio y quienes
los aspectos antropológicos y Jorge Morello en deseaban proteger otra escala urbana, la pre-
temas ambientales. servación del patrimonio edilicio como ele-
En esa etapa de apertura temática y concep- mento sustancial de identidad cultural, un ade-
tual tuvieron una activa participación los arqui- cuado paisaje y la mejora de la calidad de vida
tectos Marina Waisman desde su trabajo persis- no solamente para el centro sino también para
tente en la reflexión y el debate arquitectónico, los barrios que ya, en el siglo XXI, están siendo
Alberto Nicolini y Dick Alexander en la forma- arrasados por una arquitectura comercial de
ción de equipos de trabajo en el norte argentino bajísima calidad.
y Federico Ortiz y Alberto De Paula (1936-2008) Los temas de las concesiones de los espacios
en Buenos Aires que darían continuidad hasta públicos, los intentos de privatizar el propio
fines del siglo XX a las ideas que sustentaron la equipamiento de la ciudad ha sido objeto de
acción de Hardoy en la Comisión Nacional de acciones que afectan al bien común urbano y
Museos, Monumentos y Lugares Históricos. La que han sido realizados por gobiernos munici-
revista “Documentos de Arquitectura Nacional y pales de distinto signo político en las últimas
Americana” que editáramos con Dick Alexander décadas ante la protesta de organizaciones cívi-
desde 1973 y donde Hardoy condujo una sec- cas y profesionales.
ción de Historia urbana, llevó adelante las cam- Proyectos que parecían fundarse en una
pañas de defensa patrimonial en nuestro país y recuperación patrimonial como los de la aper-
en el continente. En la década de los noventa la tura de Puerto Madero en Buenos Aires, logra-
desarticulación del organismo ejecutivo de las ron en una primera etapa consolidar nuevas
obras, la Dirección Nacional de Arquitectura, funciones urbanas y recuperar los antiguos
puesta a cargo de profesionales de otras discipli- “docks” revalorizando el área de la costanera
nas ajenas a los objetivos culturales de estas polí- sur. Sin embargo, la formación del barrio
ticas, limitó seriamente un tiempo de acción que “Puerto Madero” implicó la privatización de
podría haber logrado mejores resultados. más de un centenar de hectáreas de tierra pú-
Posteriormente la dinámica gestión política de blica, demoliciones de edificios de interés pa-
la Lic. Magdalena Faillace logró, sin embargo, trimonial como los silos harineros que habían
duplicar el reconocimiento de los conjuntos sido ponderados por Gropius y Le Corbusier y
patrimoniales declarados en el país desde 1940 finalmente la creación de un área urbana de
aunque su gestión no fuera acompañada de los altísima especulación que se encuentra desocu-
recursos económicos que le hubieran permitido pada en más de un 50%, con el agravante de la
dar respuesta a las nuevas demandas que tal cre- construcción de torres que alteran el medio
cimiento exigía. ambiente frenando las brisas del río hacia el
En aquellos tiempos del neoliberalismo de los centro de la ciudad80.
noventa eran las firmas de los arquitectos los que Curiosamente la profesión de arquitectos
vaticinaban que el siglo XXI sería el escenario que negaba validación al patrimonio empezó
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desde la década del ’90 a trabajar activamente Algunas de ellas, como el creativo Museo
en la rehabilitación y reciclaje de edificios de Xul-Solar de Pablo Beitía (1953) realizada en
valor patrimonial, atendiendo no sólo a la cali- 1993 fue la obra premiada en la I Bienal Ibe-
dad de su construcción anterior, a su localiza- roamericana de Arquitectura celebrada en
ción urbana sino también a los valores simbóli- Madrid ratificando las posibilidades de gene-
cos que los mismos expresaban. Buena parte de rar valores espaciales notables operando sobre
los estudios de arquitectura jóvenes y algunos tipologías residenciales tradicionales. En un
consagrados profesionalmente dedicaron sus trabajo de cuidadosa restauración la interven-
esfuerzos a este tipo de obras. ción del estudio de Jorge Hampton y Emilio

Beitía. Museo Xul Solar. Buenos Aires, 1993. Foto atención Pablo Beitía. Archivo CEDODAL.
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Rivoira (1948) en la casa central del Banco década del ’90 comenzando con Tomba y
Boston, mostraba la preocupación por el res- Bombal y luego con las de nueva planta diseña-
guardo patrimonial de una nueva generación das por el estudio de Eliana Bórmida (1946) y
de arquitectos. Mario Yanzón (1942) como las Bodegas Salen-
La recuperación de determinadas produccio- tein, El Portillo y Fournier o por SEPRA que
nes agroindustriales generaron interesantes realiza la bodega Catena Zapata.
reciclajes y complementaciones de antiguos En las ciudades principales sucedió un fenó-
edificios en el medio rural. Tal el caso de las meno similar por la obsolescencia de sistemas
bodegas mendocinas que desde mediados de la ferroportuarios y fabriles que a la luz de las

Hampton-Rivoira. Restauración del Banco Boston. Buenos Aires, 2000. Atención Emilio Rivoira. Archivo CEDODAL.
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Bórmida-Yanzón. Cava de Bodegas Salentein. Mendoza,1998. Foto Estudio Bórmida-Yanzón.

políticas de privatización o cierre dejaban Hacia fines del siglo XX una buena parte de la
libres extensas superficies de tierras urbaniza- matrícula profesional trabaja en proyectos de
das. Algunos ejemplos como el de la Fabril rehabilitación o reciclaje poniendo en eviden-
Financiera transformada para Universidad de cia la pertinencia de políticas que aseguran el
Quilmes por Mederico Faivre (1944) y Juan aprovechamiento del patrimonio construido
Manuel Borthagaray, el de los Talleres ferrovia- con renovados usos. Aun estudios caracteriza-
rios de Remedios de Escalada para Universidad dos por su lejanía con las concepciones preser-
de Lanús por Moscato y Schere u otros para la vacionistas han contribuido con obras de inte-
Universidad de San Martín mostraron la vitali- rés y calidad como la recuperación de los anti-
dad de estas propuestas en la idea de aprove- guos silos de granos para usos hoteleros o resi-
chamiento del patrimonio industrial y a la vez, denciales (caso reciente del conjunto Faena o
recuperación de dinámicas urbanas en áreas de los silos de Dorrego con participación de los
otrora deprimidas. estudios de Dujovne, Solsona y Varas), la recu-
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81. Noelle Gras, Louise (Editora). Arquitectos Iberoameri-
canos. Siglo XXI. Banamex. México. 2 Tomos. 2008.
82. Irigoyen, Adriana y otros. Giancarlo Puppo. Una arquitectura
de la pluralidad. Bogotá. Ed. Escala. 2002.

peración de edificios industriales como La


Algodonera de Jorge Bunge de Berardo Dujov-
ne (1937) y Silvia Hirsch (1938), la estación de
ferrocarril de Neuquén para Museo (Mario Ro-
berto Álvarez y asociados) o los Lofts de la calle
Darwin en Buenos Aires de Osvaldo Giesso
(1925) y Fernando Manzone (1953) hacia 1989,
son algunos de los múltiples ejemplos posibles
de recordar.
También es cierto que en muchas de estas
intervenciones los edificios patrimoniales han
perdido algunas de sus cualidades esenciales.
En el Shopping instalado en el viejo mercado
de Abasto no solamente se destruyó la antigua
estructura de hierro del primer mercado, que
había sido conservada en la obra de Del Pini y
Sulsic. También la introducción de varios entre-
pisos, que aumentaban la rentabilidad en el
nuevo proyecto, le quitó los valores espaciales Borthagaray-Faivre. Reciclaje de la Universidad de Quilmes.
que la obra tenía. En el caso del Palacio Alcorta Bernal, Buenos Aires, 1994-2000. Foto Alejandro Leveratto.
se mantuvo el imaginario externo de la obra, Atención Mederico Faivre. Archivo CEDODAL.
pero se destruyó el notable ejemplo de la pista
de pruebas de automóviles que había construi-
do Mario Palanti en la azotea del edificio.
Las obras del estudio de Mederico Faivre y
Norma Román (1946) son indicativas de una
ajustada preocupación por la revalorización de
los valores rescatables o patrimoniales de aque-
llas edificaciones preexistentes como puede
apreciarse en el Centro de Estudios Bíblicos de
Olivos y en el convento dominico de más re-
ciente ampliación81. Un trabajo de característi-
cas muchas veces artesanales con una sólida
búsqueda espacial de carácter innovador, que
no desmiente su formación plástica, se vislum-
bra en la obra de Giancarlo Puppo (1938) cuya
preocupación por los temas vinculados a la
calidad de los ambientes urbanos y a la defen-
sa de obras de arquitectura se manifiesta en
varios de sus escritos y exposiciones82. La tarea Giesso y Asociado. Lofts de Darwin. Buenos Aires, 1990.
realizada en el reciclaje de la Torre Bencich Atención Miguel Rodríguez Arias. Archivo CEDODAL.
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83. Los trabajos del arquitecto Antoraz con adobe, madera y
piedra en la quebrada de Humahuaca señalan esta línea de
búsquedas.

Antiguo Mercado de Abasto demolido durante el reciclaje. Archivo CEDODAL.

por el arquitecto Daniel Fernández (1947) y la debe ser aprovechado y reciclado. El cambio de
recuperación del Hotel Provincial de Mar del la escala del “monumento” aislado al conjunto
Plata por la acción de los arquitectos Alejandro y a las lecturas urbanas potenciaron la tarea
Novacovsky (1953) y Felicidad París (1958) patrimonial valorando las manifestaciones que
junto al estudio de Carlos Mariani (1941-2009) más allá de los centros históricos, testimonia-
son otras obras destacadas. ban a los diferentes barrios. También la recu-
También fue claro en estas últimas décadas el peración de técnicas tradicionales ha sido una
proceso de cambio de las ideas patrimoniales preocupación para la valoración y preservación
desde lo estrictamente “histórico”, a una visión de las arquitecturas vernáculas pudiendo desta-
más amplia de lo “cultural” hasta llegar a la carse las búsquedas del arquitecto Carlos
convicción de que existe un patrimonio “cons- Antoraz (1950) en Jujuy83.
truido” que por razones de austeridad en el uso No faltarían algunas lecturas fundamentalistas
de los recursos, de no mediar obsolescencia, que abogaron por el congelamiento de los edifi-
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Palanti. Pista de prueba de autos en la azotea del edificio Chrysler (hoy Museo Renault). Demolida durante el reciclaje.
Archivo CEDODAL.

cios de valor patrimonial o de áreas urbanas, exi- Existe también una valoración de reconoci-
gieron el mantenimiento de restos de edificios miento de aquellos espacios de uso público que
destruidos o ensayaron acciones que solamente caracterizan a las ciudades como se ha hecho
posibilitaban la museificación de las obras y los con los cafés de Buenos Aires o los boliches de
centros históricos. Sin embargo, la conciencia Montevideo, creando inclusive hitos ciudada-
de la población y una creciente participación nos con inclusión de obra nueva como el bar El
popular han ido delimitando los equívocos Taller en Palermo de Hampton-Rivoira. Las
alcances de estas premisas. Hoy ya está claro que declaratorias de Áreas de Protección Histórica
el patrimonio construido “tiene que ganarse la (APH) en muchas ciudades y las Ordenanzas
vida” prestando usos y funciones que sean ade- sancionadas para la preservación patrimonial,
cuadas a sus características y posibilidades de con diversos niveles de cuidado, en las princi-
rehabilitación. También existe conciencia sobre pales ciudades del país muestran el crecimien-
la necesidad de que la nueva obra de arquitec- to del tema consolidando la memoria urbana.
tura exprese los rasgos de su tiempo y por lo Ellas han sido acompañadas por procesos de
tanto evite copiar regresivamente obras del pasa- Catalogación de los edificios patrimoniales que
do. La arquitectura moderna debe, a su vez, ser en algunos casos, como Mar del Plata y Santa
capaz de integrarse contextualmente y respetar Fe, han sido realizados por las propias Univer-
las obras patrimoniales. sidades en otros por grupos de investigadores
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84. Los Catálogos del IPU abarcaron los barrios de La Boca, muchas en ciudades del interior basándose en que la recupe-
Palermo, Belgrano, Montserrat, San Telmo y Barracas en Buenos ración de los Centros Históricos se debía ejecutar, sobre todo,
Aires. Alejandro Novacovsky, Felicidad París y Silvia Roma hicie- a partir de políticas de vivienda social.
ron el de Mar del Plata. Adriana Collado y un equipo de la 86. Méndez, Patricia y otros. Arquitecturas ausentes de Buenos
Universidad del Litoral integrado entre otros por Adriana Aires. Ed. CEDODAL. Buenos Aires. 2009.
Collado el de Santa Fe, que fue complementado por otro rea- 87. Diez, Fernando. Crisis de autenticidad…. Op. cit. pág. 177. El
lizado por Carlos Reinante sobre arquitectura del siglo XX. arquitecto Carlos Page recuerda el “proyecto que tomó a su cargo el
Liliana Lolich concretó el de Bariloche y José Zingoni el de arquitecto Miguel Ángel Roca, imponiendo metodologías muy contrarias a
Bahía Blanca entre otros. la conservación del Patrimonio, hasta llegar a levantar la ahora triste-
85. La Junta de Andalucía impulsó y financió obras como el mente famosa “escalera de Roca”, exponente de un exacerbado egocentris-
Plan de Recuperación de Avenida de Mayo y la rehabilitación mo, que se amplió al descarne de muros y otros “pecados” en la conserva-
del Conventillo de San Francisco en Buenos Aires y otras ción de monumentos”. En La Mañana. Córdoba, 2 de junio de 2011.

torial de la Municipalidad de Buenos Aires con


sus diversas Guías han contribuido eficazmente
a la valoración patrimonial bajo la conducción
de Silvia Fajre (1954), Nani Arias (1950) y
Alberto Petrina. Equipos universitarios en Mar
del Plata, Tucumán, Santa Fe y Córdoba han
realizado tareas de importancia en la recupera-
ción patrimonial de sus regiones.
Lo avanzado en el tema no implica descono-
cer que también se han perdido muchísimas
obras y fragmentos urbanos de valor en nues-
tras ciudades86. También es cierto que hay gra-
dos de confusión notoria en quienes quieren
“fabricar” patrimonio de la antigüedad como
las réplicas historicistas del Cabildo de Buenos
Aires que aparecieron estos años en Huma-
huaca, la Punta (San Luis), Famaillá o en Mar
del Plata que demuestran la poca creatividad
de los autores en esta nostálgica mimetización.
También absurda es la patética exhibición del
Parque Temático de “Tierra Santa” en Buenos
Aires y lo propio sucede con el deseo de llamar
la atención a costa del patrimonio como
puede verse en la actuación profesional que
quitó los revoques originales en buen estado
en el Museo Jesuítico de Córdoba “para pro-
Puppo. Casa en Tudcum. San Juan, 1980-1982. Atención ducir un efecto de revelación” dejando la pie-
Giancarlo Puppo. Archivo CEDODAL. dra a la vista con los consiguientes problemas
técnicos y ambientales87. En el fin de fiesta de
como los del equipo del Inventario de Patri- este conjunto de frívolas banalidades se perci-
monio Urbano (IPU) en Buenos Aires Liliana be lo que verifican algunos autores “el relevo de
Aslán (1937), Irene Joselevich (1942), Graciela la ética del ser por la del tener, espoleado por un con-
Novoa (1948), Diana Saiegh (1948) y Alicia sumismo basado en la creación de necesidades y de-
Santaló (1949).84 Las Guías del patrimonio seos superfluos” 88.
Arquitectónico de las ciudades impulsadas El tema del patrimonio ha evolucionado en
desde la Junta de Andalucía por José Ramón sus criterios y conceptos de una manera muy
Moreno García (1945) y Luis González Tamarit clara en las últimas décadas vinculándose a la
(1943) permiten a las ciudades de Buenos solución de los requerimientos sociales y
Aires, Rosario, Córdoba y Mendoza tener ins- ambientales y valorando los modos de vida
trumentos aptos para un reconocimiento de propios de las comunidades. Así se van exi-
sus principales obras85. También la política edi- giendo respuestas razonables, adecuados usos
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88. Duch, Lluis - Chillón, Albert. “La agonía de la posmoder- 89. García Márquez, Gabriel. Yo no vengo a decir un discurso.
nidad”. En El País. Madrid, 25 de febrero de 2012. Vintage Español. Nueva York. 2010. Pág. 41.

Antoraz y Asociados. Hostería en Purmamarca. Jujuy, 1999. Foto Martín Gutiérrez Viñuales. CEDODAL.

para los bienes patrimoniales y arquitecturas exigían, de ahí a una crisis de valores hubo un
que, además de expresar culturalmente nues- paso que fue dado a comienzos del siglo XXI y
tro tiempo, sean respetuosas del contexto quedan pendientes las múltiples respuestas
donde se erigen. Los enfrentamientos con que todavía no hemos logrado concretar. Pero
quienes no creen en las calidades de vida urba- seamos optimistas, pues como decía Gabriel
na ni en las arquitecturas sustentables, privile- García Márquez, la cultura de nuestra Amé-
giando sus intereses económicos seguirán por rica es una “cultura de fiesta, de trasgresión, de
lo tanto en el escenario. misterio, que rompe la camisa de fuerza de la reali-
Concluimos el siglo XX con un panorama de dad y reconcilia, por fin, el raciocinio y la imagina-
frivolidad que distanciaba aquello que los ción, la palabra y el gesto, y demuestra de hecho que
arquitectos prometíamos y lo que las deman- no hay concepto que tarde o temprano no sea reba-
das pendientes de nuestras comunidades nos sado por la vida 89”.
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