El Maestro de Danza Cómplice.
El Maestro de Danza Cómplice.
El Maestro de Danza Cómplice.
cómplice.
Desde inicios de la década de los cincuenta hasta la actualidad ha tenido una activa
participación en el movimiento de la danza moderna contemporánea mexicana como
bailarín, maestro, coreógrafo y director, además de haberse desarrollado como compositor y
diseñador. Ha ejercido una importante influencia sobre muchos otros varones que, como él,
han optado por manifestarse en un área concebida en Occidente como "femenina" desde el
siglo xviii.
Así, el trabajo de Fandiño como maestro es resultado de sus casi cincuenta años de
experiencia dentro del medio dancístico. Cada una de sus etapas está reflejada en su
quehacer docente; sus clases sintetizan su saber como estudiante, bailarín, coreógrafo,
director, diseñador y compositor autodidacto.
Principios generales
Para analizar el trabajo pedagógico que realiza Fandiño es necesario conocer sus conceptos
y seguir su trabajo cotidiano dentro del salón de clases (además de, preferentemente,
participar en forma activa en éste). Así puede comprenderse que para él la educación es un
proceso dinámico, donde todos los factores participan de manera efectiva (y afectiva).
Alumno y maestro, al igual que factores externos a esa relación directa, son parte de un
todo que conforma a los sujetos y sus transformaciones.
La educación dancística, para él, es parte de esas transformaciones y, por tanto, considera
que sus alumnos contribuyen activamente en la construcción de conocimientos y desarrollo
de capacidades. Es decir, Fandiño visualiza su actividad (y en esos términos la lleva a la
práctica) como un proceso compartido por maestro y alumno, en el cual ambos contribuyen
en la construcción del conocimiento y la realización de la práctica.
actividad estructurante que implica formas elaboradas por el sujeto a la vez que un ajuste
perpetuo de esas formas a los datos de la experiencia. Dicho de otra manera: la inteligencia
es la adaptación por excelencia, el equilibrio entre una asimilación continua de las cosas a la
propia actividad y la acomodación de esos esquemas asimiladores a los objetos.5
Para Fandiño, la técnica dancística (actividad) permite al sujeto conocer al objeto (su propio
cuerpo) para transformarlo y transformarse a sí mismo (en lo corporal, emotivo e
intelectual).
Estrategias didácticas
Fandiño considera al alumno como un ser activo que participa en su propia educación y, con
ello, le adjudica una gran responsabilidad: debe tener conciencia de su quehacer y
construirse. Comparte además la responsabilidad de que la clase cumpla con sus objetivos
creativos, pues su expectativa como maestro es que sus estudiantes no sólo reciban, sino
que estén dispuestos a dar.
Las estrategias que Fandiño utiliza para lograr esos fines son diversas y aquí se señalan
varias de ellas. No son exclusivas de él, pues numerosos maestros las comparten (algunas o
todas), pero sí lo es la forma práctica en que las pone en juego dentro del salón.
Fandiño persigue con el trabajo individualizado que los alumnos encuentren la libertad
creativa y desarrollen su propio estilo, y no se concentren en la repetición de modelos
preestablecidos ajenos a sus vivencias8.
Para él, cada alumno tiene una forma propia de hacer, un estilo personal que está impreso
en su movimiento tecnificado: "Cada uno tiene un estilo de moverse, de asumir el tiempo,
el espacio, los volúmenes. En mis clases yo no quiero unificar, quiero muchos estilos, uno
por cada alumno. Por eso no me paso la clase corrigiendo, sólo cuando están haciendo algo
mal físicamente, pero nunca el estilo. Yo nunca he corregido el estilo a nadie" 9.
Sin embargo, reconoce que el movimiento también puede ser abordado y concientizado si
se plantea como una totalidad para después ser particularizado. Esto coincide con la
observación de Piaget sobre el proceso para adquirir conocimientos, que en el caso del niño
"comienza por lo global e indiferenciado" 15 y más tarde se particulariza.
Para Fandiño, las formas y secuencias técnicas pueden ser aprehendidas holísticamente, y
una vez que se han asimilado, subdividirse para "descubrir" cada parte. Implanta este
proceso cuando los estudiantes han ejecutado una secuencia completa y él mismo la
"desmenuza" en pequeñas frases.
f) Fandiño sabe que el proceso de enseñanza aprendizaje no es lineal, sino que incluye
retrocesos, construcciones y momentos estáticos. También reconoce que cada alumno vive
un proceso de enseñanza aprendizaje diferenciado, determinado por su tiempo personal
para asimilar y desarrollar sus posibilidades y nuevos conocimientos. Sostiene que ese
tiempo personal, que debe ser respetado por el maestro, depende de la biografía y contexto
del estudiante, así como de sus experiencias corporales y dancísticas previas. Todo ello
construye al sujeto y lo determina, pero también le da posibilidades de transformarse16.
Al respecto, Eddy afirma que la danza, así como el entrenamiento deportivo, tiene un
principio específico: "en una forma de movimiento que usa miles de diferentes acciones del
cuerpo, los patrones de movimiento idiosincrásicos y los hábitos de vida necesitan ser
tomados en cuenta en la preparación para el movimiento, incluso en las acciones más
predecibles y estilizadas" 17.
Fandiño afirma que no exige a los alumnos que lleguen a modelos ideales abstractos, sino
que cada uno explote al máximo sus capacidades, como le sucedió a él mismo:
Yo fui un bailarín muy limitado en ese aspecto, pues no tenía grandes facultades físicas;
nunca pude subir las piernas a las orejas, ni abrir una segunda ideal, ni girar diez vueltas.
Sin embargo, lo que hice fue al máximo grado de dominio al que podía aspirar, lo que me
permitió bailar con gozo. Cuando te estás preocupando por hacer diez giros y no puedes
porque tus capacidades te dan para cinco, entonces fracasas. Más valen esas cinco bien
hechas y gozarlas.18
Ese trabajo consciente, de máximo esfuerzo y gozo pleno impide, según Fandiño, una
competencia dañina entre bailarines, así como la frustración y humillaciones gratuitas. Por
eso no pretende que sus alumnos imiten sus logros o los de sus compañeros de clase, sino
que se conozcan a sí mismos, que sepan de sus posibilidades y las desarrollen al máximo,
pues de lo contrario la danza no les dará placer. Como eso ha sido para él y nunca le
provocó sufrimiento, quiere que sus alumnos la experimenten de igual forma.
Para realizar las correcciones particulares, Fandiño se acerca a cada alumno y hace sus
observaciones o requerimientos específicos en privado. Busca, en cada caso, estimular
emotiva e intelectualmente a los alumnos y "hacerles sentir que pueden hacerlo cada vez
mejor, que el movimiento siempre debe ser lógico y saludable para sus cuerpos, nunca
forzado ni yendo en contra de su estructura óseo muscular; no quiero que se lastimen, sino
que se construyan correctamente" 20.
Si eso se logra cuando se aborda por primera vez un nuevo conocimiento o práctica, las
correcciones saldrán sobrando: "A los alumnos hay que darles los principios y decirles de
antemano cómo no fallar, de tal manera que no sea necesario corregirlos continuamente y
señalarles lo que no deben hacer. Ésa es la tarea del maestro: prepararlos adecuadamente
para que no caigan en errores y vicios que son difíciles de eliminar luego de tener un
aprendizaje inicial deficiente" 21.
No utiliza formas violentas ni críticas implacables, por la concepción que tiene de ellos:
Veo a los alumnos como mis colaboradores, no como mis esclavos. A los seres humanos
creativos y sensibles se les debe dar un buen trato y no ordenarles lo que deben o no
hacer.25
Para mí, los alumnos deben someterse, en el buen sentido de la palabra, a las exigencias de
la clase y del maestro, pues si están ahí es porque así lo desean. Si trabajan bien y creen en
lo que hacen complacen al que está enfrente y se complacen a sí mismos. De lo contrario es
mejor que no estén ocupando ese espacio.27
Para él, los resultados del proceso de enseñanza aprendizaje son producto de un trabajo
compartido y comprometido de maestro y alumnos. Esto puede lograrse si existe, como
punto de partida y "aspecto dinámico de la asimilación" 28, el interés común por el trabajo.
Fandiño busca seducir a los estudiantes, de tal manera que se identifiquen con él y
consideren su clase "un alimento necesario para su actividad" 29.
Sobre las relaciones de poder que se establecen en el salón de clase, Fandiño también habla
de compartir y no de sojuzgar:
Los alumnos, sin saberlo, tienen poder sobre el maestro, simplemente porque son más. El
poder del maestro no se impone por medio de la fuerza, sino con la cabeza y las actitudes,
que, en este caso son actitudes físicas. El maestro debe saber manejar el poder que le da la
experiencia en el ejercicio de la danza y para lograrlo tiene que ser generoso. Sólo así los
alumnos lo aceptarán, se evitarán los conflictos entre ellos, se logrará una mejor
comunicación y encontrará la colaboración que yo pido.
Con eso no habrá imposición de parte del maestro "yo soy el que sé, ustedes son ignorantes
y deben obedecer", sino que recibirán de la mejor manera aquello que aún no saben. Eso se
logra sólo si el maestro dispone de experiencia y la canaliza en la forma de colaboración,
generosamente.
Esto también significa que no habrá alumnos "preferidos", ni distinciones de ningún tipo; al
estimular a todos por igual se evitarán los problemas entre ellos y con el maestro. Todos se
sentirán tratados como seres humanos, independientemente de sus muchas o pocas
capacidades físicas, intelectuales o creativas. A fin de cuentas cada uno se va a expresar a
su manera y nunca habrá dos iguales.30
j) En cuanto a la disciplina férrea que se requiere en la danza, los alumnos deben asumir "la
responsabilidad de sus cuerpos y mentes" 31 y no actuar o dejar de actuar por temor al
castigo o el prestigio de quien detenta mayor poder y experiencia (el maestro). Fandiño
considera que la disciplina no puede imponerse de arriba hacia abajo, y que más que con la
autoridad tiene relación con la convicción, compromiso, respeto y participación activa de los
alumnos, por lo que promueve su intervención, e incluso permite y motiva la risa dentro del
salón.
k) Para Fandiño, el maestro debe realizar una planeación y una evaluación coherentes con
la práctica concreta de su trabajo y no tratar de cubrir planes y programas de estudio
ideales. Para él las metas, tiempos y condiciones establecidos a priori no funcionan para la
educación dancística si no se adecuan a la práctica y las especificaciones de cada grupo y
cada alumno que lo compone. Como consecuencia de su convencimiento de la
individualización del proceso de enseñanza aprendizaje, considera que sólo en el terreno del
salón de clases, donde interactúan los sujetos y se establecen las condiciones de trabajo, es
posible determinar (y alcanzar) metas y propósitos. "Planes y programas de estudio pueden
ser perfectos pedagógicamente, pero no se llevan a cabo si no se contempla la realidad de
ese preciso grupo y momento" 32.
Sostiene que se puede tener el deseo y la intención de cumplir con lo que aparece
en forma escrita, pero sólo la práctica cotidiana en el salón y la experiencia
profesional permiten el desarrollo pleno del bailarín.
Eso no significa que sus clases carezcan de una planeación y propósitos, pero en lugar de
establecer objetivos máximos, se plantean los mínimos en cada año escolar. Parte de una
evaluación diagnóstica inicial para determinar…
el nivel en que tendré que ubicar la cantidad y calidad de los elementos técnicos, para así
tener una base sobre la que llevemos a cabo juntos, alumnos y docente, el trabajo
necesario para alcanzar los objetivos del periodo escolar. Una vez conocido ese nivel base,
semanalmente incrementamos el esfuerzo y la dificultad técnica a superar en las siguientes
semanas. Esta manera de proceder nos permite tener una evaluación semanal personal que
nos posibilita prever un futuro con relativa seguridad con respecto al éxito deseado.33
Fandiño evalúa periódicamente el trabajo de clase que por fuerza comprende el desempeño
de alumnos y maestro. Para él, cada día se supera el nivel técnico con la práctica, al
incrementar permanentemente el nivel de dificultad.
Para Fandiño el maestro de danza debe conjuntar los saberes y experiencias de una vida
profesional como bailarín, coreógrafo y técnico teatral. Afirma que sólo así tendrá un
conocimiento corporal pleno, de técnicas de composición coreográfica y de manejo del
espacio escénico, lo que considera necesario para estructurar y dirigir una clase de acuerdo
con el nivel y la capacidad concretos de sus alumnos.
Para él, no basta el conocimiento técnico del movimiento, se requiere una práctica cotidiana
y consciente (que da la madurez) para lograr la participación y complicidad de sus alumnos,
quienes finalmente determinarán la clase (y con ello los conocimientos y prácticas que debe
contemplar el proceso de enseñanza aprendizaje). Subraya que la técnica dancística no
debe condicionar al alumno para desarrollarse dentro de un estilo único, sino abrirle
posibilidades de conocer su cuerpo y necesidades expresivas, y lograr desarrollarse
creativamente35.
Insisto en que el maestro debe ser coreógrafo, porque debe ser un ser creativo. Si el
maestro o el responsable del entrenamiento no estimula a estudiantes y bailarines para
expresarse y revelar su emotividad es que no es un maestro completo. Al igual que el
coreógrafo, debe ser capaz de estimular por medio de palabras, movimientos o imágenes, y
provocar que el bailarín haga suyo el movimiento y se encuentre en él.
El maestro y el coreógrafo deben ser observadores de todo lo que pasa a su alrededor para
extraer imágenes y sensaciones de los seres humanos, la naturaleza, los cambios que
suceden en el ambiente. Esto es lo que provoca que el maestro y el coreógrafo desarrollen
capacidades para estimular al intérprete o al alumno. Si no es observador sensible, que
recoge todas esas sensaciones a su alrededor y las selecciona adecuadamente, pues
entonces ¿cómo se las va a pedir al alumno o al intérprete?37
Su labor como maestro también le permite seguir sintiendo el gozo corporal que como
bailarín encontró en la danza; su necesidad de vivirlo continuamente "la canalizo en mis
clases, cuando me muevo a placer al tratar de demostrar; con eso quedo satisfecho" 38.
Notas
1 Por razones de claridad en la exposición, no se hará la diferencia de géneros, puesto que
en todo momento se habla en forma incluyente tanto de hombres como de mujeres.
3 Idem, p. 38.
4 Idem, p. 40.
5 Idem, p. 182.
7 Fidel Pajares, Ramiro Guerra y la danza en Cuba, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito,
1993, p. 65.
8 Al respecto Liselotte Diem plantea un proceso similar para el deporte que resulta de gran
interés para la danza: "El punto angular de toda individualización es el interés por el
individuo y su potencial de aprendizaje y desarrollo, vistos a través de métodos
diferenciados, exigencias de rendimiento y evaluaciones. Interés personal e inclinaciones
individuales deberían ser los factores determinantes para la necesaria especialización, la
cual debe ser interpretada como una posible profundización del proceso de aprendizaje en lo
ejemplar y comprendida por lo tanto como una aspiración de superación de nivel. El que ha
tenido la vivencia de su propia capacidad de rendimiento, aprende a elevar sus
aspiraciones.
"Una enseñanza individualizada del deporte es opuesta a una enseñanza esquemática. Con
la primera, se logra un estilo de movimiento personal. En la segunda se impone una técnica,
la enseñanza que presupone para todos una sola forma ‘correcta’ del movimiento. La
exactitud de la forma, por ejemplo, es propia de un método formal [...]
10 Luis Fandiño en Patricia González Mijares, Un maestro... Xavier Francis (video), fonca,
México, 1999.
11 Martha Eddy, "Danza cuerpo-mente", en Susan Loman (ed.), The Body-Mind Connection
in Human Movement Analysis, New England Gradual School, Antioche, Nueva Inglaterra,
1992, pp. 203-227 (traducción inédita de Dolores Ponce).
12 Soledad Ortiz en entrevista con Margarita Tortajada, México, 9 de diciembre de 1998.
13 Varios autores hacen referencia a este tipo de apoyos para el deporte, como es el caso
de Fetz y Ungerer, cit. en Jean Le Boulch, op. cit., pp. 36-37.
15 Jean Piaget, op. cit., p. 164. En otro texto Piaget ejemplifica de esta manera: "Cuando
percibo una casa no veo primero el color de un tejado, la magnitud de una chimenea,
etcétera, y finalmente la casa, sino que de entrada percibo la casa como Gestalt y
únicamente después paso al análisis de sus detalles"; en Psicología y epistemología, p. 88.
21 Ibid.
25 Ibid.