Itinerarios de Lectura Troglia
Itinerarios de Lectura Troglia
Itinerarios de Lectura Troglia
Los recorridos o itinerarios de lectura son un modo de organizar los textos para su
lectura según algún criterio: de autor, de género, de formato, de tema, de colección…
La elección del criterio es libre y lo interesante es que permiten ser creativos en la
búsqueda de los textos y de las relaciones entre ellos.
Los recorridos pueden estar constituidos por la cantidad de textos que se desee o se
disponga, esto tendrá que ver con la planificación que se esté desarrollando y con los
propósitos que orienten la actividad de la lectura. Si se elige un tema, los géneros
pueden ser variados.
Los itinerarios deben desafiar a los lectores. Deben quebrar los límites de lo que se
espera y proponer caminos alternativos. Esto permite unir en un mismo recorrido un
clásico y un texto contemporáneo, un texto de un autor cercano en tiempo y espacio
con otro muy lejano, una novela con una historieta.
Es importante señalar que el diseño de los recorridos pide del docente una práctica de
lectura sostenida, diversa, que parta de una mirada amplia, que se resista a la
estereotipación y a los convencionalismos. La planificación de una tarea de este tipo
exige un tiempo de trabajo particular, principalmente en la etapa de la selección. En
este punto se pueden emplear distintas estrategias que faciliten la elección de los
libros, teniendo siempre presente la calidad literaria y que los libros sean disparadores
de sentidos múltiples. Pueden consultarse los catálogos de las editoriales (la mayoría
están en línea actualmente), visitar bibliotecas y librerías, leer revistas especializadas
(muchas están disponibles en la web) y boletines, consultar páginas electrónicas de
asociaciones, fundaciones, programas nacionales y provinciales que sugieren lecturas,
mirar programas de televisión sobre la lectura y los niños que se emiten por señales
educativas, intercambiar con los colegas y otras alternativas. Las bibliotecas escolares
muchas veces están mejor dotadas de lo que se cree y ésta es una buena oportunidad
para visitarlas y poner en circulación los materiales existentes.
Bichos chicos
Los animales han habitado desde siempre los relatos y poemas infantiles. Animales
grandes, pequeños, que hablan, que acompañan, que miran o hacen cosas, desde el
relato bíblico del Arca de Noé, han ocupado sus lugares en el arca de la literatura y
parece que no fueran a irse por mucho tiempo.
Este recorrido que se propone para Primer ciclo es una incursión a la vida literaria de
piojos, pulgas, hormigas y otros bichos chicos.
En clave de historieta, Tabaré introduce a los lectores al mundo del Bicherío (Colihue,
2007). El bicherío nace en un charquito, y allí comienza, otra vez, una historia que ya
tiene millones de años y parece que fuera a continuar por muchos más…la historia de
los animales más pequeños que buscan seguridad, condiciones básicas para subsistir
y no morir pisados, aplastados, fumigados, o de tantas otras formas como suelen morir
los bichos más chicos.
Y hay más historias de hormigas, como ésta de María Cristina Ramos, de una que
nace blanca en una colonia de hormigas bien negras. Un poema sobre las diferencias,
sobre la aceptación, sobre la búsqueda de un lugar propio: Historia de una hormiga
(Siete Vacas, 2007)
Hay gente que siente aversión por ciertos bichos, como los escarabajos. Si vienen de
a uno, pueden pasar, pero ¿pueden imaginar Siete millones de escarabajos? Todos
juntos, organizados para visitar a su primo lejano, Comotto (Fondo de Cultura
Económica, 2001) despliega en un libro-álbum asombroso esta imagen difícil de
olvidar.
Entre los bichos que no toleramos están los mosquitos. Aunque al mosquito Efraín que
inventó Ricardo Mariño ¿quién no lo querría? Un pobre y pequeño mosquito
autoexiliado de la planta de limón por las burlas de parientes y amigos. Un mosquito
desterrado y valiente, que desembarca en Liverpool para convertirse en héroe literario
Efraín vive… Es El héroe y otros cuentos (Alfaguara, 1995).
Que nos pique un mosquito no es nada lindo, pero mucho peores son los piojos.
Diminutos seres temibles e invasivos, dan asco, dan miedo, dan trabajo. En torno a
mitos y leyendas, los piojos han escrito una historia vinculada a la enfermedad, al
descuido, al prejuicio. Luchamos contra ellos, pero siempre vuelven…Nos ganan la
batalla cotidiana y se forman en las filas de todas las escuelas. Piojos de asistencia
perfecta, defendiendo a muerte su lugar en el mundo, aunque nadie los quiera.
Entre Las cosas que odio que escribió Ana María Shua (Alfaguara, 1998) por supuesto
que tiene un lugar el peine fino.
Y ¿quién puede no encariñarse con ese piojo tan temerario, justiciero, divertido y leal
que inventó Gustavo Roldán? Un piojo que ha defendido su dignidad a muerte y que
puede dar un par de lecciones. El piojo de Roldán es un personaje recurrente, que
aunque no tenga más nombre que “el piojo” es reconocible en muchos libros como
Historias del Piojo (Norma, 1998), Sapo en Buenos Aires (Colihue, 2000), La noche del
elefante (Colihue, 1995) y muchos más.
Otro piojo famosísimo: el piojo Peddy Mc Coullogh, que escribió los poemas más
pequeños que se conocen, tan pequeños son sus piojemas que hay que leerlos con
lupa. Un libro divertido y sumamente innovador, que incluye lupa, diseñado por David
Wapner y Roberto Cubillas: Los piojemas del Piojo Peddy (Libros del Eclipse, 2005)
Los piojos son un poco parientes de las pulgas. Pulgas que cantan, pulgas que vuelan,
pulgas que tienen vidas secretas. Todas las mañanas las siete pulguitas se levantaban
contentas, miraban salir el sol, se reían con el vuelo de las mariposas, daban grandes
saltos mortales en el aire, hacían tumbacabezas en el suelo, y comenzaban a cantar
su canción preferida. Estas pulguitas locas y malhabladas de Roldán ya tienen un
lugar en todas las listas de libros que dudamos de leer en las escuelas porque incluye
una mala palabra. Uno de los libros más divertidos y transgresores de Gustavo
Roldán, éxito total cuando se lee en las escuelas…
Las pulgas de La canción de las pulgas (Colihue, 2004) dan mucho trabajo a su mamá
que intenta corregirlas, como estas otras vuelven loco al gato Antonio, que comienza
el libro declarándoles la guerra. Esto sucede en La vida secreta de las pulgas de
Alberto Pez y Roberto Cubillas (Sudamericana, 2007).
Las pulgas pueden hacer muchas cosas, pero hay algo que no hacen, eso es volar.
También lo relata Roldán en Las pulgas no vuelan (Fondo de Cultura Económica,
2000), un libro lleno de ternura e imaginación.
Así vamos terminando este recorrido, descubriendo cómo los bichos más chicos tienen
un enorme lugar en la literatura, que es bueno conocer y salir a explorar.
Y es quizás en esas zonas de tránsito donde puede habitar más fuertemente este
proyecto de escritura: allí donde las palabras pueden llevar a descubrir otros sentidos
antes ocultos, a veces deliberadamente clausurados o excluidos. Por eso, sus libros
hablan para romper silencios -como dijera la propia Iris- y para que la literatura tenga
su verdadera función social: empujar en el sentido contrario a las fuerzas que quieren
llevar a la exclusión, a la marginalidad, a la soledad o la desesperación.
Este recorrido empieza por un libro que juega entre lo dicho y lo silenciado, lo sutil y lo
espeso, lo liviano y lo denso. Así se va escribiendo Haiku (Calibroscopio, 2009), un
libro que habla de descubrimientos, de amistad y de lugares lejanos, un libro sutil y
poético, que se dibuja en sepia y es tan liviano como una pluma de los pájaros patas
de tinta que pueblan sus páginas. Un libro ilustrado por María Wernicke que resulta
estremecedor por la trama que van tejiendo palabras e imágenes en torno a dos niñas,
el encuentro y la distancia.
Había también un hombre que vivía en… ninguna parte, porque siempre estaba
viajando debido a su trabajo: era El cazador de incendios (Edelvives, 2009). Los
cazaba y los guardaba en unas cajas especiales. Tenía incendios de todos lados y de
todos tipos. Hasta que un día, un incendio lo cazó a él, un incendio muy especial. En
este libro vuelven a juntarse Rivera y Wernicke para crear una historia de amor muy
especial, en la frontera entre lo que se dice y lo que se calla, entre lo que se muestra y
lo que se sugiere.
Algunos libros de Rivera cuentan historias de países lejanos, y otros son de acá
nomás. Alguien dijo que los libros de Iris parecen de barrio, tienen un Aire de familia…
(Colihue, 1994), como este libro fileteado y lunfardero, que cuenta historias muy
cercanas, explorando el lenguaje popular, el lenguaje infantil, el lenguaje de los
afectos y del entrecasa.
Y si de familias se trata, también están los Cuentos con tías (Ediciones del Cronopio
Azul, 1997). La tía Petra, la tía Obdulia, la tía Enriqueta abren sus casas o vienen de
visita para que aparezcan seres fantásticos, cucos, diablos y brujerías. Aunque los
cucos de Rivera son fáciles de conjurar, sólo se necesitan algunas palabras
especiales, dar un giro de 180º, rotar el libro y se fueron porque aparece otro libro.
Cuentos con tías se rota y la otra parte del libro, Vivir para contarlo, son cuentos para
adultos que exploran también problemáticas vinculadas a lo femenino, a los afectos, a
los fantasmas que acechan las relaciones. Un libro para compartir entre lectores de
distintas edades.
Manos brujas (Quipu, 1995) es un libro de cuentos muy divertidos. Historias donde los
chicos son protagonistas como personajes y como lectores.
El señor Medina (Colihue, 1999) es un cuento que habla del peso y la medida de las
palabras. Medina aprende, con una cinta métrica y una balanza, a encontrar la palabra
más adecuada para cada situación y cada persona. Ese aprendizaje le ha costado
años de práctica y muchas equivocaciones, pero finalmente Medina puede jactarse,
como la mayoría de sus familiares, de usar siempre la palabra apropiada. Hasta que
un día… brota de su boca “una lista interminable de infinitas palabras desmedidas”.
En una casa que no es de árbol, dos viejitos. Viejitos que no son abuelos, son
personas que viven una vida propia, en la frontera de una casa que los reúne y los
separa infinitamente: cuando la viejita entra, el viejito sale, cuando el viejito entra, ella
sale. Adentro y afuera, uno o el otro: Los viejitos de la casa ( edebe, 2004). La viejita
cocina y escribe poemas siempre dentro de la casa, el viejito disfruta el aire libre,
aunque llueva, siempre fuera de la casa. Sin embargo, en esos días raros, que no son
ni lindos ni feos, pueden estar juntos en algún sitio, porque la fuerza del amor es capaz
de desafiar tormentas y gustos diferentes. Un libro “más tierno que el pan dulce, más
dulce que el pan tierno”.
Unos libros que invitan a abrir puertas, a desplegar sentidos nuevos y creativos, a
recorrer trayectos donde la sorpresa no está lejos de lo cotidiano y lo simple. Unos
libros que sostienen el proyecto de Iris: ir a contracorriente de los estereotipos y la
mediocridad, romper silencios, empujar en el sentido contrario de las fuerzas que
llevan a la marginalidad y la exclusión. No es tan difícil abrir puertas, sólo hacen falta
Llaves. (edebe, 2006) “Cada palabra es la llave que anda buscando una puerta.”
Mientras en la sociedad, unas fuerzas empujan por excluir, recluir, marginar y crear
desesperados, otras fuerzas empujamos en sentido contrario. y si la lectura tiene una
función social es, a la luz de esta experiencia y a mi entender, ésa: empujar en sentido
contrario.
Sólo hace falta tomar un libro, el primero o el último y empezar a leer. ¿Dale?
(Edelvives, 2010)
Las metamorfosis
El tema de las transformaciones atraviesa la historia de la literatura. Desde los textos
clásicos de la literatura greco-romana, pasando por los cuentos maravillosos y por las
tradiciones de los pueblos originarios americanos hasta las novelas y los cuentos que
se escriben para niños en la actualidad, toda esta historia da cuenta del peso que este
tema tiene en cuanto a contenidos, a procedimientos, a construcción de personajes, a
impacto en el lector. La metamorfosis como consecuencia inevitable, como castigo o
como liberación. A veces a través del humor y la parodia y a veces de modo literal, nos
estremece y nos sorprende.
¿Y la misma historia al revés? Jorge Accame nos cuenta en clave de humor lo que le
puede pasar a un escarabajo si una mañana despierta y se encuentra convertido en
un repugnante… humano. Tracatatracata Scarabaeus Sacer (Sudamericana, 1998) es
un divertido cuento que dialoga con Kafka y ofrece otra mirada, desacralizada y lúdica,
sobre el clásico.
En este mismo rumbo está la leyenda del colibrí, que tiene muchas versiones
diferentes. Una de ellas, la guaraní, cuenta también la historia de dos jóvenes
enamorados que sufren la prohibición por pertenecer a tribus enemigas. Ella,
condenada a casarse con otro, se transforma con ayuda de la naturaleza en una flor.
Él, informado de esta transformación, pregunta cuál es la flor pero no pueden
responderle y se transforma en un pequeño y activo pájaro que va de flor en flor,
inquieto, tratando de encontrar a su amada, a quien nunca más volvió a ver. En otras
versiones, como la patagónica, recogida de la tradición oral cerca del lago Lacar, el
colibrí surge de una historia de traición, celos y destrucción, entre dos hermanas y el
marido inca de una de ellas. Muchas versiones, una misma transformación.
Para los lectores intrépidos que se animan a los libros largos y a las historias
escalofriantes, La venganza de la vaca (Norma, 1998) de Sergio Aguirre cuenta
episodios electrizantes sobre personas que se transforman en vacas, en
circunstancias extrañamente macabras. Un libro raro, que genera fascinación en
algunos y rechazo en otros.
Para terminar este recorrido, no podemos dejar de mencionar otros textos que pueblan
la literatura desde épocas remotas, como la Metamorfosis de Ovidio, el mito griego de
Narciso y Eco (muchos otros mitos griegos reelaboran también el motivo de la
metamorfosis), el episodio de la hechicera Circe en La Odisea, la metamorfosis
dolorosa del Doctor Jekyll y Mr. Hyde de Stevenson y muchas otras…