Pensar El Derecho Como No Ciencia
Pensar El Derecho Como No Ciencia
Pensar El Derecho Como No Ciencia
I. INTRODUCCIÓN 1
Con estas notas iniciamos nuestra inserción en la filosofía del derecho a nivel
reflexivo; lo hacemos con la plena conciencia de contribuir con la misma
honestidad intelectual con que lo hemos hecho desde la filosofía política y la
historia del derecho en México. Nuestra presencia en el ámbito jurídico en el
campo de la docencia permite que propongamos estas líneas con el firme
propósito de escudriñar la racionalidad analítica del derecho en un área por demás
interesante para el filósofo, que es la epistemología.
∗
Doctor en filosofía por la UNAM; profesor de Epistemología jurídica en la División de Estudios de
Posgrado en la Facultad de Derecho de la UNAM; editor en el Instituto de Investigaciones Jurídicas
de la UNAM; Investigador Nacional nivel I por el Conacyt.
1 Agradezco las observaciones de la maestra Rosa María Olivares y la doctora Karla Mariscal en
la lectura del borrador, así como la paciencia de mis alumnos del Posgrado de Derecho para
reflexionar la primera versión de este material que se constituye como la aproximación de un
trabajo mayor que nos espera en el futuro.
1
ciencias duras como la física, la química, la astronomía, la geografía, entre otras; o
bien, con las ciencias del pensamiento como la lógica y la matemática. También
habría que colocar en un punto central a las ciencias sociales, porque al parecer el
derecho entraría como una de ellas, si es que se admite su estatuto
epistemológico como científico. En cuanto a la dimensión histórica, la reflexión en
torno al derecho reviste las circunstancias espacio-temporales en que han
expresado sus diversas doctrinas, por ejemplo, la Filosofía del derecho 2 de Hegel
en los inicios del siglo XIX, o la ciencia del derecho de Kelsen 3 en el siglo XX.
2 Hegel, G. W. F., Filosofía del derecho, México, UNAM, 1985. Desde la Introducción el filósofo
alemán catapulta al derecho como ciencia: “El objeto de la ciencia filosófica del derecho es la idea
del derecho, el concepto del derecho y su realización”, p. 21. Mención aparte el perfil idealista
sobre el materialista.
3 Kelsen, Hans, Introducción a la teoría pura del derecho, México, UNAM, Instituto de
Investigaciones Jurídicas-Asociación Peruana de Derecho Constitucional, 2002. “Los hechos —
dice Kelsen— son el objeto de las ciencias naturales… En consecuencia, de acuerdo con este
punto de vista de derecho, la doctrina o ciencia del derecho no se diferencia esencialmente de las
ciencias naturales… la doctrina jurídica describe su objeto con enunciados o declaraciones en el
sentido de que algo es o no es”, p. 20.
4 Véase por ejemplo el intento por definir al derecho como sistema jurídico; lo que propuso fue
2
administrar las normas generalmente aceptadas posean la integridad ética y
moral sin parcializar sus decisiones en forma adversa a como está pensado el
cuerpo o sistema normativo de donde emerge la capacidad decisoria de los
operadores del derecho.
3
responsables al conservar la tradición epistemológica sobre el derecho como
resultado de la cultura mexicana de habla española y, al mismo tiempo, el vínculo
romano y grecolatino, así como francés e hispano, para pensar en un primer
momento las nociones que sobre el derecho se han hecho en México y de las
cuales nos nutrimos. 5
5 Omitimos aquí la evolución del derecho en México, que en la época que se instala la
Universidad, lo hace bajo el nombre de Escuela Nacional de Jurisprudencia, antes Escuela de
Leyes, y al día de hoy, jurisprudencia significa un tipo de resolución o sentencia jurisprudencial, o
sea un tecnicismo.
6 Entre los títulos de Cárdenas Gracia destacan: Transición política y reforma constitucional en
México, México, UNAM, 1994; Una Constitución para la democracia, México, UNAM, 1996; Crisis
de legitimidad y democracia interna de los partidos políticos, México, Fondo de Cultura Económica,
1992; Lecciones de los asuntos Pemex y Amigos de Fox, México, UNAM, 2004; La argumentación
como derecho, México, UNAM, 2005; Teoría de la argumentación jurídica, México, UNAM,
Posgrado Facultad de Derecho; Manual de argumentación jurídica, México, Porrúa-UNAM, 2014.
De Tamayo y Salmorán se cuentan: La Universidad, epopeya medieval, México, Huber, 1998; La
ciencia del derecho y la formación del ideal político. (Estudio histórico de la ciencia jurídica y de su
impacto en la ciencia política), México, UNAM, 1989; Introducción al estudio de la Constitución,
México, Fontamara, 2002.
7 Cárdenas Gracia, Jaime, Introducción al estudio del derecho, México, UNAM, Nostra Ediciones,
2009.
8 Tamayo y Salmorán, Rolando, Elementos para una teoría general del derecho (Introducción al
estudio de la ciencia jurídica), México, Themis, 1992; también puede considerarse un segundo
4
En el segundo capítulo de Introducción al estudio del derecho, Jaime Cárdenas
ofrece el debate de si el derecho es una ciencia. Sus fuentes son Kirchmann,
Atienza, Wroblewski y Kuhn, entre otros. La conclusión de Cárdenas es la
siguiente: “Nosotros pensamos que conviene hablar más que de ciencia jurídica
de ciencias jurídicas, esto es, distintas disciplinas que con enfoques diversos
reflexionan sobre su objeto de estudio que es el derecho”. 9 Lo cual no deja de
situarlo en el modelo epistemológico de pensar al derecho como ciencia.
En cuanto a Rolando Tamayo, éste apunta que “la determinación del concepto del
derecho delimita el campo de la ciencia del derecho”, 10 afirmación que aparece
luego de discurrir lo que pensaban Kant, Hart, Kantorowicz, Nino y Kelsen acerca
del uso de la expresión “derecho” en el lenguaje de los juristas. Con
independencia de coincidir con él en la dependencia inicial e incluso inercial de las
palabras al interior de cierto esquema lingüístico (idioma-cultura), vale la pena
acusar la pertenencia de este autor en la razonabilidad del discurso jurídico como
ciencia, en otras palabras, su base epistemológica es la relación derecho-ciencia,
aspecto en el que quisiera situar la reflexión, aunque en un sentido de
desplazamiento o distanciamiento explicativo.
3. Representativos sudamericanos
10 Tamayo y Salmorán, Rolando, Elementos para una teoría general del derecho (Introducción al
5
Esta parte será provisional, pues abordaremos a tres juristas sudamericanos; dos
argentinos y un colombiano. El primero se trata de Oscar Correas, crítico del
derecho que se anticipa en su desarrollo del derecho como ciencia cuestionando
la pertinencia de este proyecto, pues “la actividad de los juristas difícilmente puede
ser considerada ciencia”. 12 Pero en seguida repara que “el científico del derecho,
aunque quisiera no hacer lo mismo que hacen los juristas en general, de todos
modos debe producir un discurso en el cual reputará que cierto tramo del continuo
discursivo circulante es un caso del modelo”; por lo cual su postura es de tránsito
entre dos discursos: el formal como científico del derecho y como crítico del
mismo, hecho que se confronta en el primer sentido cuando señala que “La
ciencia postulada por Kelsen es imposible”, al tiempo que precisa que los
científicos que llaman ciencia del derecho es la dogmática jurídica, y ésta, “con las
pretensiones de objetividad que proclaman sus cultores, en realidad no se practica
en ninguna parte”. 13
Por otro lado, Carlos Santiago Nino, también argentino, se adscribe al concepto de
derecho como ciencia jurídica, “misma que… se suele denominar… con la misma
palabra ‘derecho’, que nombra lo que constituye su materia de investigación”. 14
Caracterización que de manera implícita reconoce el estatuto de cientificidad para
el derecho, aun cuando advierte que no es porque se la quiera poner al lado de
otras actividades reconocidas como ciencias para que goce del halo de prestigio y
aprobación que rodea a toda actividad reconocida como “ciencia”. Por lo cual,
dice:
12 Correas, Oscar, Crítica de la ideología jurídica. Ensayo sociosemiológico, México, UNAM, 1993,
p. 87. Nació en Argentina; fue profesor en la Universidad Nacional de Córdoba, en 1975;
actualmente es investigador en la Universidad Nacional Autónoma de México.
13 Ibidem, p. 101.
14 Santiago Nino, Carlos, Introducción al análisis del derecho, segunda edición, Buenos Aires,
6
el fin de determinar si el método propuesto puede satisfacer las mismas
funciones que esa actividad pero recurriendo a métodos y presupuestos más
eficaces”. 15
15 Ibidem, p. 320.
16 Fonseca Ramos, Marco, “Las fuentes formales del derecho colombiano a partir de la nueva
Constitución”, en Revista de Derecho, Universidad del Norte, 1, 1992, p. 32.
17 Ya en el siglo XXI, en un ensayo denominado “La objetividad de las proposiciones jurídicas”, su
autor, Jorge Adame Goddard, establece la misma nomenclatura para el derecho, aunque como
“ciencia social”, y junto a sus argumentos aparecen autores que lo precedieron, como Eduardo
García Máynez y Rafael Preciado Hernández. Véase Cáceres, Enrique y otros, Problemas
contemporáneos de la filosofía del derecho, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas,
2005, p. 2.
7
1. Primeras aproximaciones
Admitamos en primer lugar que los responsables de ejercer el derecho son los
juristas en su versión de abogados o académicos dedicados a la investigación; sin
embargo, en su fase de aprendizaje, debieron formarse con sus maestros, quienes
a su vez se formaron con otros profesores y de manera “natural” aprendían lo
dicho por unos y otros. Poner en duda la palabra del profesor era como contrariar
la palabra acreditativa del curso. No obstante, si tanto los mexicanos como los
argentinos en América reproducían los mismos esquemas conceptuales, no lo
hacían sólo por no contrariar al maestro, sino porque en gran medida estaban
obligados a ello debido a la contemporaneidad del discurso, ya que de no hacerlo
sería ir en contra de lo establecido en la universidad o la institución en la cual
radicaba su profesionalización. Constituían lo que se ha denominado comunidad
de usuarios, 18 por lo que el derecho necesitaba ser abordado como ciencia y
ajustarlo hasta donde más se pudiera para ceñirse a la racionalidad establecida.
Por lo que hoy habrá que preguntarse desde este momento si no estaremos
haciendo un discurso deconstructivo debido a la contemporaneidad de lo
posmoderno que implica alejarse de la racionalidad ilustrada y adentrarse en rutas
reflexivas de carácter crítico para aproximarse a nuevas valoraciones idiomáticas
que nos reflejen un quehacer más propio y menos prestado epistemológicamente.
18 Creo que es innecesario acudir a Thomas Kuhn para circunscribir la comunidad de juristas que
comparten un paradigma, puesto que tal concepto lo estableció para el desarrollo de las ciencias
naturales, no para las ciencias sociales y menos aún para el derecho.
8
conjunto lingüístico explicativo y referencial de los usuarios del derecho en sus
diversas acepciones. De nacionalidad española, se ha nutrido de la tradición
alemana, italiana, hispana y latinoamericana. Se trata de un intelectual de prestigio
en lengua española con relación a la producción teórica del derecho.
19 Atienza, Manuel, Introducción al derecho, México, Fontamara, 2000, p. 16. El mismo Kirchmann
había afirmado a mediados del siglo XIX “El carácter a-científico de la llamada ciencia del derecho”,
en Savigny, Federico Carlos von et al., La ciencia del derecho, Buenos Aires, Losada, 1949, pp.
245-286. Asimismo, en Kirchmann, Julius Hermann von, La jurisprudencia no es una ciencia, trad.
de Antonio Truyol y Serra, Madrid, Civitas, 1949, pp. 29 y ss. Se trata de una conferencia expuesta
en 1847 ante la Sociedad Jurídica de Berlín; él tendría 45 años y se le considera uno de sus textos
juveniles; ha trascendido su trabajo por el espíritu y solidez de la argumentación, aun cuando no se
esté de acuerdo con el mismo.
20 Atienza, Manuel, Introducción al derecho, México, Fontamara, p. 252.
21 Idem.
9
pertinencia de enfatizar el estatuto de la cientificidad para el discurso jurídico; 22
por lo pronto, pienso que es en lengua hispana el mejor exponente de este punto
inflexivo de racionalidad.
Creemos prudente ahora hacer nuestra propuesta, iniciada allá por 1994. En un
trabajo inicial acerca de la necesidad de pensar realidades nuevas con categorías
nuevas, quien esto escribe anotaba que el pensamiento muchas veces actuaba
por inercia y reproducía el conocimiento común. “Las ideas producidas así por el
pensamiento dan cuenta de un estado de cosas normal, esperado, lógico y,
digamos, natural”. 23 ¿Cómo es entonces que llegamos a comprender nuevas
realidades si permaneciéramos con las herramientas conceptuales del pasado,
que por su inadecuación al hecho nuevo provoca la invalidez explicativa de su
dinámica? ¿En dónde opera el cambio conceptual?
Nuestra respuesta era que, en primer lugar, el pensamiento que reconoce alguna
inadecuación entre el hecho y lo expresado, establece la duda como inquietud
epistemológica; “la sorpresa se hace presente y se le reconoce como una actitud
propia de la racionalidad humana”. 24 En otras palabras, es el mismo pensamiento
quien comienza por rechazar lo establecido y propone un nuevo sistema reflexivo.
22 Ver a Schmitt, Carl, Sobre los tres modos de pensar la ciencia jurídica, Madrid, Tecnos, 1996;
no obstante, el sólo título impide admitir que se trata de un estatuto epistemológico distinto al
científico.
23 Saucedo González, José Isidro, El Estado transicional contemporáneo. Fuentes para su
comprensión, México, UNAM, Facultad de Filosofía y Letras, s/f, inédito, p. 1.
24 Idem.
10
Por ello proponemos en primer lugar dejar de pensar al derecho como ciencia para
así asumir la viabilidad epistemológica de darle el estatuto racional que le
corresponde en nuestros días, a sabiendas que llegará otro momento histórico que
reclame novedades conceptuales para el tipo de reflexividad que se haga en torno
al conjunto de normas que regulan el comportamiento social a fin de lograr la
convivencia humana entre los que aceptan tanto los derechos como las
obligaciones de acuerdo con los ámbitos espacial y temporal con el que se
construyen los ordenamientos y sus motivaciones.
Asimismo, es necesario dejar sentado que los estudios sobre el derecho, que
generalmente se les llama doctrinales, son los que someten a valoraciones de tipo
teórico las finalidades, los principios, los recursos, los operadores, las estructuras
institucionales, las arquitecturas de aplicación, la extensividad de las normas para
la sociedad en la que se encuentran insertos los códigos, las constituciones, las
leyes, los reglamentos, etcétera.
11
de la lógica como apoyo teórico inmanente al establecer en primer lugar la
sistematicidad y la coherencia argumentativa; su racionalidad lógica intrínseca no
la convierte por ese solo hecho en ciencia, sino que su apoyo está en este
proceder científico; lo mismo podría argumentarse cuando en las valoraciones de
personalidad de los sujetos que infringen las leyes, se acude a la sicología, o si en
acciones colectivas contrarias a la legalidad, el juez de la causa se apoya en la
sociología, la antropología o cualquier otra ciencia. O sea: el acudir a las ciencias
no convierte en quien se sustenta en ellas en científico, y menos aún a su
discurso, puesto que no está haciendo la ciencia de apoyo, ya que su centro
discursivo idiomático tiene relación con la aproximación, alejamiento o
concordancia entre una acción calificada contraria a la norma y su posible
accionar de quien o quienes actuaron conforme a lo establecido en la legislación
correspondiente.
Por otro lado, conviene recordar que en el derecho no se han abandonado las
valoraciones sobre las pruebas ofrecidas como razones o causas que puedan
inculpar o exculpar a los acusados. Es decir, la verdad de los hechos es uno más
de los argumentos jurídicos del derecho para calificar o descalificar un
comportamiento como delito.
V. CONCLUSIÓN
Considero que hay al menos dos elementos que hoy es indispensable incluir en la
propuesta de pensar el derecho como no ciencia; se trata de la idea de la justicia y
de la ética en la construcción del discurso jurídico.
12
Dicho lo anterior propongo dejar atrás el concepto de derecho como ciencia por su
efecto distractor en atribuirle la especificidad racional de su construcción histórica
y argumentativa y buscar en las unidades epistémicas que lo componen como la
justicia, la ley, la legitimidad, el poder, la libertad, la democracia, la dignidad, la
ética, la moral, el delito, la pena, entre otros, que lo proyectan como un discurso
construido desde la racionalidad, sí, pero también con sentimiento humano.
Hago una propuesta temeraria con el fin de acercar la racionalidad del derecho
como metalenguaje que reflexiona sobre las normas y sobre sí mismo y cuyo
resultado es a veces una teoría del derecho, otras una dogmática jurídica o bien
una jurisprudencia de carácter doctrinal, con reglas de metodología apropiadas
tanto para el objeto de investigación como para los procedimientos rigurosos que
ya han sido aplicados en otros momentos y latitudes (Alemania, Italia,
Sudamérica, Norteamérica y, por supuesto, España y México, entre otros); se trata
de un nombre que dé cuenta explicativa del derecho y su evolución, de la norma y
sus unidades epistémicas, de sus corrientes y sus filosofías: propongo que se le
denomine “iurislogía”, o sea, estudio del derecho.
13
VI. FUENTES
———, Lecciones de los asuntos Pemex y Amigos de Fox, México, UNAM, 2004;
La argumentación como derecho, México, UNAM, 2005.
Fonseca Ramos, Marco, “Las fuentes formales del derecho colombiano a partir de
la nueva Constitución”, en Revista de Derecho, Universidad del Norte, núm.
1, 1992.
14
Hart, J., El concepto de derecho, trad. de Genaro R. Carrió, México, Editora
Nacional, 1978.
Kelsen, Hans, Introducción a la teoría pura del derecho, México, UNAM, Instituto
de Investigaciones Jurídicas-Asociación Peruana de Derecho Constitucional,
2002.
Kirchmann, Julius Hermann von, “El carácter a-científico de la llamada ciencia del
derecho”, en Savigny, Federico Carlos von et al., La ciencia del derecho,
Buenos Aires, Losada, 1949.
Schmitt, Carl, Sobre los tres modos de pensar la ciencia jurídica, Madrid, Tecnos,
1996.
———, La ciencia del derecho y la formación del ideal político. (Estudio histórico
de la ciencia jurídica y de su impacto en la ciencia política), México, UNAM,
1989.
———, Elementos para una teoría general del derecho (Introducción al estudio de
la ciencia jurídica), México, Themis, 1992.
15
———, Razonamiento y argumentación jurídica. El paradigma de la racionalidad y
la ciencia del derecho, México, UNAM, 2003.
16