Amparo Constitucional. Legitimacion

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AMPARO CONSTITUCIONAL.

LEGITIMACION

SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 1063/2015-S1

Sucre, 3 de noviembre de 2015

RATIO DECIDENDI Y PRECEDENTE:

.Naturaleza jurídica de la acción de amparo constitucional

La acción de amparo constitucional es una acción de defensa que tiene por


objeto precautelar derechos reconocidos por la Constitución Política del Estado,
ante la existencia de actos u omisiones de carácter ilegal o indebido realizados
por servidores públicos o particulares que supriman, amenacen suprimir o
restrinjan derechos protegidos; así lo prevé el art. 128 de la CPE, concordante
con lo dispuesto por el art. 51 del CPCo, que dispone: “La Acción de Amparo
Constitucional tiene el objeto de garantizar los derechos de toda persona natural
o jurídica, reconocidos por la Constitución Política del Estado y la Ley, contra los
actos ilegales o las omisiones indebidas de las y los servidores públicos o
particulares que los restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir”.

Respecto a la legitimación activa en la acción de amparo constitucional, el art.


129.I de la Norma Suprema, establece: “La Acción de Amparo Constitucional se
interpondrá por la persona que se crea afectada, por otra a su nombre con poder
suficiente o por la autoridad correspondiente de acuerdo con la Constitución,
ante cualquier juez o tribunal competente, siempre que no exista otro medio o
recurso legal para la protección inmediata de los derechos y garantías
restringidos, suprimidos o amenazados”; en ese sentido la SCP 0002/2012 de
13 de marzo, expresó: “El orden constitucional boliviano, dentro de las acciones
de defensa, instituye en el art. 128 la acción de amparo constitucional como un
mecanismo de defensa que tendrá lugar contra los 'actos u omisiones ilegales o
indebidos de los servidores públicos, o de persona individual o colectiva, que
restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir los derechos reconocidos
por la Constitución y la ley'.

Del contenido del texto constitucional de referencia puede inferirse que la acción
de amparo constitucional es un mecanismo de defensa jurisdiccional,
eficaz, rápido e inmediato de protección de los derechos fundamentales y
garantías constitucionales, cuyo ámbito de protección se circunscribe
respecto de aquellos derechos fundamentales y garantías que no se
encuentran resguardados por los otros mecanismos de protección
especializada que el mismo orden constitucional brinda a los bolivianos,
como la acción de libertad, de protección de privacidad, popular, de
cumplimiento, etc. Asimismo, desde el ámbito de los actos contra los que
procede, esta acción se dirige contra aquellos actos y omisiones ilegales o
indebidos provenientes no sólo de los servidores públicos sino también de las
personas individuales o colectivas que restrinjan o amenacen restringir los
derechos y garantías objeto de su protección.

En este contexto, el amparo constitucional boliviano en su dimensión


procesal, se encuentra concebido como una acción que otorga a la persona
la facultad de activar la justicia constitucional en defensa de sus derechos
fundamentales y garantías constitucionales.

El término de acción no debe ser entendido como un simple cambio de


nomenclatura, que no incide en su naturaleza jurídica, pues se trata de una
verdadera acción de defensa inmediata, oportuna y eficaz para la reparación y
restablecimiento de los derechos y garantías fundamentales, y dada su
configuración, el amparo constitucional se constituye en un proceso
constitucional, de carácter autónomo e independiente con partes procesales
diferentes a las del proceso ordinario o por lo menos con una postura procesal
distinta, con un objeto específico y diferente, cual es la protección y restitución
de derechos fundamentales y con una causa distinta a la proveniente del proceso
ordinario, esto es, la vulneración concreta o inminente de derechos
fundamentales a raíz actos y omisiones ilegales o indebidos y con un régimen
jurídico procesal propio.

En este orden de ideas, la acción de amparo constitucional adquiere las


características de sumariedad e inmediatez en la protección, por ser un
procedimiento rápido, sencillo y sin ritualismos dilatorios. A estas características
se añade la de generalidad, a través de la cual la acción puede ser presentada
sin excepción contra todo servidor público o persona individual o colectiva.

Finalmente, cabe señalar que dentro de los principios procesales configuradores


del amparo constitucional, el constituyente resalta la inmediatez y subsidiariedad
al señalar en el parágrafo I del art. 129 de la Constitución que esta acción '(…)
se interpondrá siempre que no exista otro medio o recurso legal para la
protección inmediata de los derechos y garantías restringidos, suprimidos o
amenazados'.

Lo señalado implica que la acción de amparo forma parte del control reforzado
de constitucionalidad o control tutelar de los derechos y garantías al constituirse
en un mecanismo constitucional inmediato de carácter preventivo y reparador
destinado a lograr la vigencia y respeto de los derechos fundamentales y
garantías constitucionales, siempre que no exista otro medio de protección o
cuando las vías idóneas pertinentes una vez agotadas no han restablecido el
derecho lesionado, lo que significa que de no cumplirse con este requisito, no se
puede analizar el fondo del problema planteado y, por tanto, tampoco otorgar la
tutela” (el resaltado nos corresponde).

Con relación a los principios procesales de subsidiariedad e inmediatez que


caracterizan ésta acción, el art. 129.I de la CPE, prevé que la misma será
interpuesta: “siempre que no exista otro medio o recurso legal para la protección
inmediata de los derechos y garantías restringidos, suprimidos o amenazados”,
por su parte el art. 129.II de la referida Ley Fundamental, establece el plazo de
seis meses para su interposición a partir de la vulneración o la notificación con
la resolución judicial o administrativa.

III.2. De la legitimación pasiva en casos emergentes de procesos judiciales

La interposición de la acción de amparo constitucional, impone al accionante el


cumplimiento de requisitos de forma y de contenido, a fin de su activación; en
ese sentido el art. 33.2 del CPCo, establece como requisito para la presentación
de la acción de amparo constitucional: “Nombre y domicilio contra quien se dirige
la acción o los datos básicos para identificarla o identificarlo, así como, en el caso
de que se conozca, el lugar dónde pueda ser notificada o notificado”; vale decir,
la identificación e individualización del servidor público o de la persona
individual o colectiva a quien se atribuye la lesión o supresión de los
derechos del impetrante de tutela, reconocidos por la Constitución y la ley;
implicando la necesaria coincidencia entre la autoridad o particular que
supuestamente hubiera incurrido en violación de los derechos y aquella contra
quien se dirige la acción.

En ese contexto, respecto a la legitimación activa en casos emergentes de


procesos judiciales, se ha ido desarrollando jurisprudencia constitucional a partir
del extinto Tribunal Constitucional, es así que en la SC 0384/2010-R de 22 de
junio señalo se precisó: “…para aquellos casos en los que los actos o
decisiones denunciados de lesivos a los derechos fundamentales del
recurrente, ahora accionante, hubiesen sido cometidos en la
substanciación de un proceso judicial, la legitimación pasiva le
corresponde al juez o tribunal que inicialmente ejecutó el acto o asumió la
decisión, así como al juez o tribunal que tiene competencia para revisar y
corregir esa actuación; criterio coincidente con el entendimiento de la SC
1740/2004 de 29 de octubre, que señaló lo siguiente: '...en aquellos casos en los
que el acto denunciado como ilegal es ejecutado por una autoridad y es otra la
competente para revisar esa actuación a efecto de modificar, confirmar o revocar
el acto puesto en su conocimiento, el recurso debe ser interpuesto contra
ambas autoridades al tener legitimación pasiva, la primera por ejecutar el
acto ilegal y la segunda por no corregirlo, de modo que al ser ambas
responsables, deben asumir las consecuencias de sus actos'.

Por consiguiente, para que el recurso sea admitido o concedido, si es el


caso, contra determinadas personas es imprescindible que éste sea
dirigido contra todos los que cometieron el acto ilegal o la omisión
indebida; es decir los agraviantes” (las negritas nos corresponden).

Recogiendo la referida jurisprudencia, el ahora Tribunal Constitucional


Plurinacional, concluyó en la SCP 0202/2014-S2 de 1 de diciembre: “De lo
anterior, se tiene que la legitimación pasiva es la coincidencia que se da entre la
entre la autoridad o autoridades que presuntamente incurrieron en vulneración
de derechos o garantías fundamentales y aquella persona contra quien se dirige
la acción; bajo esta lógica cuando se impugna determinaciones adoptadas
en las diferentes etapas de un proceso judicial o administrativo, donde se
denuncia la lesión de derechos y garantías fundamentales; al momento de
interponer una acción de amparo constitucional, esta debe dirigirse contra
todas las personas que a su turno intervinieron en la decisión que se
considere vulneratoria, lo contrario implicaría afectar el derecho a la
defensa de quienes no fueron demandados” (el resaltado nos corresponde).

III.3. Del incumplimiento de la legitimación pasiva

En el ámbito temporal, el incumplimiento de la referida exigencia procesal de


observar la legitimación pasiva de las autoridades judiciales que intervinieron en
el caso del cual emerge la acción de amparo constitucional, da lugar a dos
supuestos fácticos que ameritan a su vez distintas soluciones que han sido
desarrolladas por la jurisprudencia constitucional; en el primer caso, podría
detectarse la omisión del cumplimiento de la exigencia prevista por el art. 33.2
del CPCo, al momento de ser presentada la acción ante el Juez o Tribunal de
garantías, el mismo que percatado de su incumplimiento, puede solicitar su
subsanación en dicha etapa procesal; o en caso contrario, ser detectada en la
de revisión ante el Tribunal Constitucional Plurinacional, en tal caso dará lugar a
la imposibilidad del análisis de fondo de la problemática venida en revisión
debido a los efectos que produce el fallo de éste Tribunal para las partes y por
otra la inviabilidad de la resolución de una acción tutelar de defensa de derechos
fundamentales a costa de la lesión de derechos de otro.

Es en ese sentido que se ha pronunciado la jurisprudencia constitucional al


manifestar en la SC 0652/2004-R de 4 de mayo que: “a) cuando se omite en
etapa de admisión del recurso el cumplimiento de alguno de los requisitos y no
se subsanan los mismos dentro del plazo de ley, se da lugar al rechazo; y b) si
el recurso fue admitido pese a no cumplirse con los requisitos exigidos por
Ley, se da lugar a la improcedencia del amparo, sin ingresarse al análisis de
fondo del asunto…” (el resaltado son nuestras).

Razonamiento recogido por el ahora Tribunal Constitucional Plurinacional, que


en la SCP 0142/2012 de 14 de mayo, señaló que: “En el orden de ideas
señalado, se tiene que el tenor literal del artículo 77.2 de la LTCP, establece lo
siguiente: 'La Acción de amparo constitucional será presentada por escrito, con
los siguientes requisitos: 2. Indicar el nombre y domicilio de la parte demandada,
o de su representante legal y el de los terceros interesados'.

Del tenor literal de la norma citada y siguiendo una pauta teleológica de


interpretación, se tiene que el precepto descrito tiene la finalidad de asegurar el
derecho a la defensa de la parte demandada, aspecto que es plenamente
coherente con la naturaleza procesal de la acción de amparo constitucional, toda
vez que al ser este mecanismo un verdadero proceso de naturaleza
constitucional, le son aplicables las reglas de un debido proceso, en mérito de
las cuales, se debe asegurar el principio de igualdad procesal expresamente
reconocido por el art. 119 de la CPE, razón por la cual, el precepto normativo
citado, exige al accionante la identificación y la precisión de su domicilio, tal como
se dijo, para asegurar una igualdad procesal.

En coherencia con lo señalado, debe especificarse que la acción de amparo


constitucional, en su dimensión procesal, se divide en cuatro fases específicas:
a) La fase de admisibilidad; b) La fase de debate, es decir, del desarrollo de la
audiencia pública; c) La fase de la decisión; y d) La fase de revisión ante el
Tribunal Constitucional Plurinacional.

De acuerdo al objeto y causa de la presente acción y en mérito al problema


jurídico planteado en el caso de autos, es de interés para una coherente
argumentación jurídica, armonizar la exigencia contenida en el art. 77.2 de la
LTCP, con los postulados procesales insertos en la fase de admisibilidad de la
acción de amparo constitucional, razón por la cual, debe establecerse que la
exigencia de identificación de la parte demandada y la precisión de su
domicilio constituyen una carga procesal para la parte accionante cuya
observancia debe ser verificada por los jueces y tribunales de garantías en
la etapa de admisibilidad para asegurar así el derecho a la igualdad
procesal de las partes y su derecho a la defensa, en este marco, en caso de
incumplir la parte accionante con esta carga procesal, los jueces y tribunales de
garantías, deberán ordenar su subsanación en plazo judicial razonable y lo más
favorable posible para una tutela constitucional efectiva y un acceso oportuno a
la justicia constitucional” (las negrillas son añadidas).

Consecuentemente, queda claro que corresponde a la parte accionante


identificar al particular o a la autoridad demandada, sea ésta administrativa o
jurisdiccional, a quien se le atribuya la supuesta vulneración de derechos y/o
garantías constitucionales; asimismo, es deber de los jueces y Tribunales de
garantías verificar el cumplimiento de dicho requisito y en su caso exigir el
mismo, en la etapa de admisión de la acción; y, para el caso de obviarse su
cumplimiento en etapa de admisión, corresponderá al Tribunal Constitucional
Plurinacional, en etapa de revisión, la denegatoria de la acción que se pretende,
sin ingresar en el análisis de fondo de la problemática venida en revisión, en aras
de resguardar el debido proceso.

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