Dialogo Con Piera Aulagnier
Dialogo Con Piera Aulagnier
Dialogo Con Piera Aulagnier
Luis Hornstein
EL LENGUAJE, EL INCONSCIENTE Y EL YO
Piera Aulagnier. Pienso esencialmente que mi concepción del yo debe mucho a Lacan.
Para mí el yo es una instancia que está directamente vinculada al lenguaje. No hay lugar
en mi concepción metapsicológica para el concepto freudiano yo-ello indiferenciado. En
ese sentido, no se puede hacer una equivalencia entre la manera como Freud se sirve del
concepto de yo [moi] y lo que he definido como yo. Definí un concepto para mí
fundamental que es el yo anticipado y no se puede hablar de un yo [moi] anticipado en el
discurso maternal. En esto soy fiel (fiel no quiere decir que no lo interprete a mi manera) al
lugar que Lacan da al discurso en el nacimiento de esa instancia que llamo yo y que se
constituye por la apropiación de esos primeros enunciados identificantes construidos por
la madre. El yo anticipado es un yo historizado que inscribe al niño desde el comienzo en
un orden temporal y simbólico. Mi diferencia con Lacan es que para mí el yo no está
condenado al desconocimiento ni es una instancia pasiva. Si bien sus primeros
identificados son provistos por el discurso materno, el yo es también una instancia
identificante y no es un producto pasivo del discurso del Otro. Si todo discurso es
engañoso es también engañoso el discurso que dice que todo discurso es engañoso. Una
cosa es decir que no hay verdad definitiva y otra decir que toda verdad es un error que
será reemplazada por otro error. Este enunciado es paradójico y sólo se sostiene porque
aquel que lo enuncia está convencido de que estos enunciados acerca de lo que es
verdadero y falso son verdaderos. He ahí la paradoja. Si se lleva esto hasta sus últimas
consecuencias se descalifica toda relación con la realidad.
Piera Aulagnier. Para subrayar que para mí la psique es en todos sus procesos una
actividad de representación. Alguien a quien aprecio mucho, André Green, me ha
preguntado por qué no utilicé en lugar de metabolización el término de transformación y
decir que la psique transforma una información exterior en representación.
Le respondí que para mí metabolización tiene un sentido más duro, más esencial que
transformación, ya que alude a la transformación de lo heterogéneo en lo propio.
Anterior Siguiente
Luis Hornstein. Usted teoriza sobre el principio de permanencia y el de cambio en el
proceso identificatorio. Para facilitar la tarea de sus lectores y trasladando esto a su obra,
¿qué es lo que permanece y qué es lo que cambia en su proceso de investigación?
Piera Aulagnier. Creo que en mi investigación lo que persiste es una manera de concebir
la teoría analítica como la que intenta esclarecer las condiciones necesarias para que el yo
pueda existir y la actividad de pensamiento sea posible. En resumen, yo he privilegiado en
mi investigación -lo que también creo es un hilo conductor en Freud- la problemática de la
identificación. Eso es así desde el comienzo y -así lo espero- será verdadero hasta el final.
Creo que por los interrogantes que nos plantea la identificación podemos entender mejor la
complejidad del aparato psíquico del cual el yo cree ser el único que lo habita, siendo esa
una ilusión que él defiende contra viento y marea.
Es a partir de una teoría del yo que podemos dar cuenta de los obstáculos que debe
enfrentar el sujeto para poder lograr ese mínimo de autonomía que es necesario para su
funcionamiento psíquico. El proceso identificatorio es la cara oculta de ese trabajo de
historización.
El yo no puede advenir más que siendo su propio biógrafo. Su historia es tanto libidinal
como identificatoria. Esta historia exigirá periódicamente la inversión de una parte de sus
parágrafos, hará necesaria la desaparición de algunos y la invención de otros para arribar a
una versión que el sujeto cree definitiva pero que debe permanecer abierta para ese
trabajo de reconstrucción, de reorganización de sus contenidos, y especialmente de sus
causalidades cada vez que ello se revele necesario. Es sólo porque esta versión de su
historia es modificable que el sujeto puede asegurarse su propia permanencia y aceptar los
inevitables cambios psíquicos y físicos. Por eso -para responder a su pregunta- lo que
perdura es el privilegio que le otorgo a la problemática identificatoria.
Piera Aulagnier. Creo que efectivamente hay una tendencia en el análisis francés -que
debe mucho a Lacan- a abordar de otra manera el concepto de yo [moi] freudiano.
Persiste la crítica que Lacan inauguró al registro de la ego-psychology que tiene su área
de influencia en Estados Unidos. Pero no diría que la mayor parte de los analistas
franceses le asignan gran importancia a la relación entre el yo y la realidad. Más bien he
sido criticada por algunos analistas porque le otorgo importancia a la realidad. Crítica que
-debo decirlo- creo justificada. Si hay una cuestión a la que el analista está siempre
enfrentado es a la relación realidad psíquica-realidad. No veo cómo puede ser estuadiada
esa relación sin tomar en cuenta el vínculo que el sujeto tiene con la realidad. Para mí,
desconocer uno de los aspectos de esa relación es tan absurdo como estudiar la relación
lactante-madre dejando de lado a la madre como representante de la realidad. Así como
en el otro extremo, no considerando la fantasmatización del niño y postular que ésta es
una respuesta pasiva del niño al deseo inconsciente materno.
Asignar -como la mayoría de los analistas- un lugar predominante a la madre no implica
un olvido del padre. Desde el comienzo de la vida el padre ejerce una acción modificante
sobre el medio ambiente que rodea al recién nacido. Pero en la casi generalidad de los
casos una persona -generalmente la madre- tiene un papel fundamental en la respuesta a
las necesidades del bebé -tanto de autoconservación como libidinales-. Es, por lo tanto, la
fuente de las primeras experiencias de placer y de sufrimiento. Es por eso que a partir de
ella surgirá el primer signo de la presencia del padre o de su ausencia, y la elección de
esos "signos" dependerá de su relación con ese padre. Ulteriormente el niño podrá
recusar esos signos para forjar los suyos e instaurar una relación con el padre en acuerdo
o en desacuerdo con aquella que la precedía. Es indudable que en el registro temporal la
relación con la madre es previa así como el embarazo induce en ella una forma de
investimiento que es diferente del investimiento con el que el padre espera a su hijo.
Creo que hay que abordar la problemática de lo psíquico teniendo siempre presente que
el sujeto adviene en un espacio relacional. Hay dos tendencias que se pueden
caracterizar así: la primera, que se considera heredera del pensamiento freudiano y
kleiniano, para la cual el campo de la psicopatología sería totalmente reductible a un
develamiento de la actividad fantasmática. Llevada al límite, pueden decir que no importa
cuál sea la realidad siempre habrá una fantasmatización que será la misma, y los cambios
y reelaboraciones fantasmáticas no serán jamás en función de aquello que aparece en la
realidad sino en función de una economía interna (gran tolerancia o no a la frustración,
desintrincación pulsional, fijaciones, etc.). Todo reenvía a la problemática interna del
sujeto. Es verdad que esto exagera algo que estuvo presente en Freud en algunos de sus
escritos. La segunda tendencia -que va al otro extremo- es la que se encuentra en la
Escuela de Palo Alto y en ciertas teorías francesas que conciben al niño psicótico como
expresión de la patología familiar o en ciertas postulaciones antipsiquiátricas que conciben
la psicosis desde la sociogénesis. Creo que ambas tendencias son erróneas.
Pienso que ciertas circunstancias vividas imponen a la psique lo que llamo
fantasmatización obligada. Así como ciertos encuentros en el campo objetal y social
pueden perturbar un trabajo de elaboración fantasmática, de identificaciones que el yo
había podido lograr antes de esos encuentros. Esa es mi posición en relación con el
vínculo realidad psíquica-realidad que se diferencia de la tendencia más extendida en los
analistas que tienden a otorgar una exclusividad en el registro de la causalidad a la
problemática interna del sujeto.
LA PULSION DE MUERTE: DESEO DE NO DESEO
Piera Aulagnier. Postulo efectivamente que hay un tipo de sufrimiento que está ligado al
investimiento preservado del objeto y se sufre por la pérdida. Generalmente ése es el
registro del sufrimiento neurótico y es cierto que ese sufrimiento nos permite trabajar
analíticamente, ya que se repite en la relación transferencial. Es el trabajo del duelo del
que hablaba Freud pues está ligado al desinvestimiento de un objeto para poder recuperar
la libido y ponerla al servicio de otro investimiento.
El otro tipo de sufrimiento se encuentra especialmente en la psicosis y en depresiones
graves. Deja en la vida psíquica un agujero, un borramiento de toda huella de que un
objeto había sido investido. Esta desinvestidura no se realiza en beneficio de otro objeto
sino que amenaza todo objeto, toda experiencia que para poseer una existencia psíquica
exige la actividad de ligar, propia de Eros. Todo acto de desinvestidura logrado no deja
ninguna huella y conduce a la abolición, la disolución, el borramiento definitivo de la
representación del objeto. La victoria de la pulsión de muerte conlleva una nada en ese
conjunto de objetos que constituyen el capital representativo del sujeto y en el conjunto de
soportes del que podría disponer su capital libidinal. Por ello propuse hace tiempo que la
meta de Tánatos es un deseo de no deseo y su forma de lograrlo es a través de una
desinvestidura que, más allá del objeto preciso al que parece apuntar, concierne a la
totalidad de los objetos investidos por Eros. La meta última de la pulsión de muerte es la
desaparición de la totalidad de los soportes cuya investidura es simultáneamente la
manifestación, la exigencia y la meta de las pulsiones eróticas. Es -entonces- la meta de
Tánatos hacer desaparecer a todo objeto cuya ausencia se hace responsable del
surgimiento del deseo y que obliga a reconocerse deseante de un objeto que falta. La
meta de Eros es lograr que la desinvestidura se desarrolle paralelamente a la búsqueda y
la localización de un nuevo soporte que pueda ser investido libidinalmente. No uso el
concepto de pusión de muerte en forma metafórica, sino que para mí -como para Freud-
el dualismo pulsional Eros-Tánatos está siempre en juego en el conflicto psíquico al cual
accedemos clínicamente. Para mí la pulsión de muerte no es una categoría metafísica.
En el tipo de sufrimiento en que no hay investimiento del objeto para que el análisis sea
posible hay que crear ciertas condiciones. Estas no están dadas de entrada, a diferencia
del neurótico que ya está libidinalmente dispuesto para ingresar al campo transferencial.
En aquellos casos no es así y es preciso todo un trabajo previo para hacer que la relación
analítica sea posible. Desgraciadamente no creo que haya reglas generalizables. Todo va
a depender de nuestra capacidad y de nuestra posibilidad de ubicarnos en la historia
singular. Lo poco que persiste de la capacidad de investimiento hace que la relación sea
muy frágil.
Hay que ser muy cuidadoso porque en estos casos los errores pueden ser muy graves
para el sujeto -no me refiero al analista sino al sujeto que consulta-. Toda forma de
aproximación muy brusca puede producir la interrupción del vínculo. Nuestra principal
tarea es darle el mínimo de sentido al sufrimiento que él padece; si lo logramos el análisis
se vuelve posible.
Anterior Siguiente
DIALOGO CON PIERA AULAGNIER
Luis Hornstein
PASIÓN DE TRANSFERENCIA. ALIENACIÓN Y ETICA
DEL PSICOANALISIS
Anterior Siguiente
DIALOGO CON PIERA AULAGNIER
Luis Hornstein
EL PSICOANALISIS FRANCES CONTEMPORÁNEO
Piera Aulagnier. Usted sabe, siempre estuve muy lejos del estructuralismo.
Eso no es nuevo. Lacan estuvo siempre interesado en lo que podía aportar
el estructuralismo al psicoanálisis, pero yo siempre me sentí alejada del
estructuralismo. No creo que el estructuralismo aportara gran cosa al
pensamiento analítico.
Breve Biografía
Nació en Milán, en octubre de 1923. Su nombre: Piera Spairani. Vivió sus primeros años en
Egipto y luego retornó a Italia. Estudió medicina en Francia a los comienzos de los años
50. Su primer marido Aulagnier; de ahí el apellido con el que es conocida. De ese
matrimonio tuvo un único hijo que actualmente es psiquiatra. Después de unos años de
matrimonio con Aulagnier se separó y se casó con Cornelius Castoriadis, filósofo, escritor,
psicoanalista, con quien compartió no sólo años de matrimonio sino también desarrollos
teóricos a los que ambos remitieron mutuamente como complemento de sus propias tesis.
Durante los 10 primeros años como psiquiatra se dedicó a trabajar con pacientes
psicóticos.
Entre 1955 y 1961 se analizó con Lacan. Fue su discípula hasta1968, año en que se alejó
definitivamente de la Escuela Freudiana de Paris. Sus filiaciones fueron Freud y Lacan.
"Filiaciones eróticas" y no "fijaciones tanáticas" que le permitieron seguir avanzando en la
investigación de los conceptos psicoanalíticos. Como decía Freud: "lo que has heredado
de tus padres adquiérelo para poseerlo". Adquirirlo y poseerlo no es reproducirlo, es
proseguir la obra, transformarla.
En el invierno de 1967 publicó junto con Jean Clavreul la revista L' Inconscient que
después de apenas ocho números interrumpió su publicación en medio de las tormentas
que habían estallado en la Escuela Freudiana de París por la cuestión del pase y que
terminaron en la escisión de 1968.
Desde 1962 dictó junto con Clavreul seminarios en Saint Anne, con la misma intensidad
con que analizó, investigó y teorizó. Los seminarios fueron un "lugar de encuentro"
privilegiado donde sus pensamientos y su tarea clínica podían ser "hablados", obligándola
a hacer comunicable, cuestionable, conceptualizable el camino recorrido por su reflexión y
su escucha día tras día.
En 1968 se alejó de la EFP, entre otras cosas por no aceptar la concepción jerárquica que
regía la formación de los analistas. En enero de 1969 Piera Aulagnier y otros diez
psicoanalistas de la EFP fundaron el Quatrieme Groupe. Como el grupo es independiente,
sin adhesión ni a la IPA ni a la ortodoxia lacaniana, al nombre le agregan una sigla, OPLF,
Organización Psicoanalítica de Lengua Francesa. Subrayan así que es posible y deseable
una pluralidad de referencias, que ningún grupo tiene derecho a reivindicar la exclusividad
de una herencia. En sus comienzos Jean Paul Moreigne y Jean Paul Valabrega fueron los
que dieron cuenta de las nociones del funcionamiento colectivo de la organización. P.
Aulagnier tomó en sus manos la dirección de la revista Topique, cargo que conservará
hasta su muerte. (En el otoño boreal del 69 salió el primer número, con artículos
consagrados a la fundación del Cuarto Grupo y a la formación de los psicoanalistas).
Ese nombre, Topique, no era casual. También él reenviaba a las diferentes zonas de la
metapsicología freudiana y a una representación "plural" del psicoanálisis.
Desde esta separación reflexionó cada vez sobre el proceso analítico y sobre la teoría que
lo sustenta.
Entre 1961 y 1968, sus trabajos sobre deseo de saber, demanda e identificación,
perversión y psicosis, muestran aún la neta influencia del pensamiento lacaniano.
Desde 1968 hasta 1975 escribe sus artículos más polémicos sobre todo en lo que se
refiere a la teoría y a la técnica en la práctica psicoanalítica.
El modelo metapsicológico de Aulagnier intenta dar cuenta de la génesis del psiquismo a partir
del encuentro inaugural. Encuentro que, sustentado en el desamparo, estará signado por la
anticipación y por una asimetría fundante : el infans habrá de sumergirse invariablemente en un
universo que lo ha preexistido y preinvestido. "Violencia primaria", relativa a una oferta libidinal y
de sentido que el infans deberá metabolizar desde el comienzo mismo de su vida.
Tres procesos de metabolización darán cuenta de la inscripción del encuentro : lo originario y la
producción pictográfica, lo primario y la representación fantaseada, lo secundario y la
representación ideica. Tres procesos que, a la vez, se entretejen en las vicisitudes de la
urdimbre relacional.
En cuanto a lo originario, con esa particular modalidad de producción representacional que es el
PIERA AULAGNIER, O LA INSISTENCIA DE LA PULSION DE VIDA
Lic. Susana Sternbach
"Todo acto psíquico tiene una función relacional ". ( " Alguien ha matado algo ")
"En el momento en que la boca encuentra el pecho, encuentra y traga un primer sorbo
del mundo. Afecto, sentido, cultura, están presentes y son responsables del gusto de
estas primeras moléculas de leche que toma el infans ". ( " La Violencia de la
Interpretación ).
Introducción
El niño pretende dar respuesta a la causa de sí mismo, del sufrimiento, del deseo.
Teorías sexuales infantiles. "¿Cómo nacen los niños?" Una pregunta que recubre un
interrogante sobre la sexualidad de la pareja parental y sobre la causa de su deseo.
Las teorías sexuales infantiles son la respuesta del niño a su indefensión, a su
desconcierto. Primer desconcierto: que nazca un niño. Acontecimiento traumático,
excitación difícil de ligar, que desborda sus posibilidades de elaboración simbólica.
La fantasía de escena primaria y sus teorías sexuales son las dos producciones a
través de las cuales el niño responde al interrogante acerca del origen. Los
remodelamientos que sufre esta fantasía testimonian las modificaciones sucesivas que
podrá aportar el yo a su teoría infantil sobre su origen y sobre los orígenes. La fantasía
edípica presupone una teoría edípica. Estas transformaciones no son ajenas al deseo
de quienes se desplazan en la escena de la realidad y a la relación entre el niño y
ellos.
Una y otra vez el niño se enfrenta a una experiencia, a un discurso, a una realidad que
se anticipan a sus posibilidades de respuesta y a lo que puede saber acerca del
sentido. Las palabras y los actos maternos se anticipan a lo que el niño puede conocer
de ellos produciendo sentidos que exceden su capacidad de reconocer la significación.
Al investimiento de la madre el infans propone su cuerpo, su funcionamiento
Siguiente
2. Del cuerpo biológico al cuerpo erógeno: la trama pulsional.
Luis Hornstein