7 Señales de Que Estás en El Camino
7 Señales de Que Estás en El Camino
7 Señales de Que Estás en El Camino
Por
Víctor J. Escorche D.
Introducción
PRIMERA SEÑAL
Principios y valores
SEGUNDA SEÑAL:
Descubrir tu poder personal
Es importante, para andar por un camino en el cual sientas confianza,
certeza y convicción, sentir que tienes poder personal. Es posible que hayas
nacido en un ambiente familiar donde te hayan sembrado un sentimiento de
que puedes hacer cualquier cosa que desees, sin embargo, esto no es lo común.
En muchos casos, en la infancia, los padres, tratando bien sea de proteger a sus
hijos de peligros reales o imaginarios, los inhiben de experimentar y actuar
libremente en sus juegos y deseos de conocer el ambiente y el mundo que los
rodea. En otros casos, frecuentes también, los padres, siguiendo los patrones y
aprendizajes de su niñez, castigan y sentencian a sus hijos por no realizar algo
correctamente, calificándolos de ineptos, estúpidos, irresponsables y
avergonzándolos delante de sus hermanos y otras personas. Esta conducta de
los padres, crea una imagen de minusvalía, de fracaso, de ser indigno, de
desmerecimiento en la vida. Hoy en día, esta visión limitada de sí mismo se
conoce como baja autoestima.
Esto también suele ocurrir por influencia del medio, situación o entorno
familiar y social al cual pertenezcas. Puede ser que en la familia, los amigos y
en el colegio, sea normal la descalificación y la burla por tu condición social o
aspecto físico, creando complejos en la personalidad.
Con esta imagen de sí, limitada acerca de lo que eres y puedes ser capaz de
hacer, no es posible que puedas transitar un camino correcto, no tendrás la
actitud para superar los obstáculos o aprovechar los momentos y
oportunidades cuando se presenten para avanzar en lo que se supone es tu
misión de vida.
En el otro extremo, pudiera ser que hayas sido inducido a creer que puedes
hacer lo que quieras por encima de todo, no respetando las fronteras y
derechos de los demás, creándote un sentimiento inadecuado de superioridad.
En este caso, con toda seguridad crearás más problemas de los que puedas
realmente afrontar, entrando en un ciclo de dificultades cada vez mayor,
teniendo que dedicar mucho tiempo a la defensa y perdiendo de vista el
camino indicado.
Para que una persona pueda desandar su camino correcto, tiene que
sentirse capaz de alcanzarlo, debe desarrollar una autoestima adecuada. Creer
y sentir que puede. Que las limitaciones que creía tener eran falsas,
infundadas, y que dispone de un potencial amplio para aprender cualquier cosa
que se disponga a aprender y lograr cualquier cosa que quiera alcanzar. En
lugar de seguir con las limitaciones, te permites abrir nuevas rutas o senderos,
y te planteas nuevos alcances en tu visión del mundo y de lo que puedes
realizar en él.
Quizás por el hecho de que ninguno de mis hermanos mayores había
culminado sus estudios y la precaria situación económica familiar presente,
había crecido con la creencia de que estaba destinado a ser pobre y que mi
futuro inminente era trabajar de la misma manera que lo estaban haciendo mis
hermanos. No tenía una expectativa mayor. En la educación primaria no tuve
ningún inconveniente en avanzar sin mayor esfuerzo, sin embargo, cuando
ingresé a estudiar en la secundaria, comencé a encontrar dificultades y lo
interpreté como si careciera de inteligencia suficiente para aprender, que los
otros eran más inteligentes y por esto alcanzaban el éxito en los estudios. En el
segundo año, obtuve malas calificaciones en las principales materias,
consideradas como las más difíciles por el común de los estudiantes. Sentí un
gran temor, amenazado con perder el año escolar, esto era provocado por uno
de los valores que me señalaban que iba por el camino incorrecto. Esta
situación me hizo reaccionar, adoptando nuevos hábitos de estudio y para mi
gran sorpresa, comencé a destacarme, llegando a ser uno de los primeros
estudiantes.
Esta experiencia, permitió darme cuenta de mis capacidades y de la falsa
creencia que tenía acerca de mi intelecto. Los demás no eran más inteligentes
que yo, solo tenía que adoptar un nuevo hábito y ser disciplinado para cumplir
con esta responsabilidad ante mí y ante mis padres. En ese momento sentí
poder. Fue un punto de quiebre. Tomé otro rumbo; tomé el rumbo correcto en
esta pequeña pero significativa encrucijada.
En lo sucesivo, logré un destacado desempeño, recibiendo reconocimientos
de mis profesores, compañeros y hermanos. Me sentí orgulloso y capaz de
lograr mis propósitos.
Influenciado por las necesidades económicas en el hogar, mi meta
inmediata era trabajar. Estaba estudiando para lograr un oficio como técnico.
El día en que acudí acompañado por mi madre a retirar las notas finales del
último año, ocurrió un evento significativo, de esos que parecen casuales pero
que no lo son. El profesor de Física le preguntó a ella: ¿qué piensa hacer su
hijo?, y de manera humilde, ella comentó que iba a trabajar. Habíamos
conversado y visto dos solicitudes de empleo. Estaba bastante emocionado,
porque comenzaría mi vida laboral y esto significaba la independencia
económica de mis hermanos y contribución a la economía del hogar. El
profesor en respuesta a lo mencionado por mi madre, dijo con mucho
sentimiento, que sería una lástima que teniendo tan buen desempeño en las
disciplinas científicas como las matemáticas, la física y la química, no fuese a
continuar los estudios universitarios. Sugirió que presentara el examen de
admisión, el cual se realizarían en días próximos. No recuerdo con exactitud la
respuesta de mi madre, pero sentí una gran emoción, se me abrió una nueva
puerta, la cual no existía en mi mente. Nuevamente me sentí con una alta
estima y un gran orgullo al recibir este reconocimiento.
Después de dar la noticia al resto de la familia, mis hermanos, con gran
entusiasmo, ofrecieron ayudarme. Presenté los exámenes y alcancé un
magnífico desempeño en la universidad, no solo en los estudios sino en
diversas disciplinas como en el área cultural, los deportes y en las relaciones
personales. De esta manera fue como el destino me condujo por una senda
determinante en el flujo de mi vida.
Aun cuando el poder personal es un sentimiento libre de complejos y
pudiera tener un significado más profundo, todas estas experiencias me
hicieron sentir poderoso, y creerme capaz de emprender cualquier cosa que
quisiera con altas expectativas de éxito. Por esta razón considero que esta es la
segunda señal: el poder personal.
No concibo que alguien esté en su camino correcto sintiendo en su interior
complejos y creencias limitantes que le impidan realizarse en su plenitud. Por
tanto, cuando una persona se hace una revisión y encuentra que tiene una
imagen limitada de sí mismo, debe tomarlo como una señal para corregir, para
apropiarse de su poder personal, y este hecho lo ubicará en su camino
correcto. El poder personal, es un sentimiento que va creciendo en la medida
que asumes mayores retos y te liberas de condicionamientos negativos
aprendidos en tu niñez.
A fin de sondear la imagen que tienes de ti mismo en busca de tus
limitaciones, sugiero que realices el siguiente ejercicio:
1.- Ubícate en un lugar tranquilo, respira profundo 3 veces y luego normal.
Comienza a revisar aquellos momentos cruciales que te han llevado a lo que
eres y haces hoy. Si cometiste un error al decidir en alguno de esos momentos,
identifica la limitación que impidió que tomaras la mejor decisión. Haz esto
con cada uno de los momentos identificados. Es posible que alguna decisión
que hayas considerado inadecuada, posteriormente te haya llevado a una
situación favorable, sin embargo, lo importante aquí es darse cuenta si actuaste
en función de una imagen o de creencias inadecuadas sobre ti mismo.
2.- Si has identificado una o varias limitaciones, que no solo impidieron
que tomaras una decisión en algún momento importante de tu vida, sino que
están impidiéndote avanzar en la vida actual, entonces es hora de buscar
ayuda. Hoy en día, existe un gran número de terapias sencillas que abordan de
manera sistémica el asunto de los bloqueos en las personas. Estos bloqueos
suelen ser creencias y emociones atrapadas que actúan con fuerza, torciendo la
voluntad de los individuos.
Con toda seguridad, dadas las coincidencias que el universo crea a través
de tus intenciones, encontrarás la ayuda adecuada, a través de un amigo, un
anuncio, una situación en el trabajo o un encuentro casual con un desconocido.
TERCERA SEÑAL:
Darse cuenta que el camino que sigues no es tu camino
Cuando cuentas con unos valores que te guían por buen sendero y te
sientes con poder personal, asumes con valentía cualquier reto; sin embargo,
puede llegar un momento en que te preguntas si lo que estás haciendo es lo
que realmente quieres hacer, si estás en tu misión de vida, si es lo correcto.
Esta es una de las preguntas más importante en el camino.
Recién salido de la universidad comencé a trabajar en una hidroeléctrica
como ingeniero de mantenimiento. Mi aprendizaje se desarrolló de manera
normal; desde sentir temor al principio, a sentir confianza y competencia en
mi labor. Desde mostrar timidez, como era mi naturaleza de campesino, a
mantener relaciones personales amistosas. Iba fluyendo con las circunstancias
que se me presentaban. En un período de dos años contraje matrimonio y
conseguí cambiarme desde un campamento distante donde se encontraban las
instalaciones principales de la empresa, a una dependencia más pequeña,
cerca de la ciudad.
Teniendo veintisiete años, fui invitado a participar en un trabajo muy
interesante, en una gran empresa en crecimiento. El proyecto en cuestión se
relacionaba con la transferencia tecnológica y la dependencia en este campo.
Tenía que ver con la gente y su actitud ante el aprendizaje. No fue difícil
convencerme de participar en esta iniciativa.
Rápidamente me vi envuelto en dinámicas relacionales y descubriendo un
campo maravilloso sobre el comportamiento humano. Jamás imaginé, dado mi
carácter introvertido, adentrándome en la gente y alejándome poco a poco de
la ingeniería.
Me di cuenta que había estudiado la ingeniería inducido por los mensajes
que me había incubado mi familia, en particular, mi hermana mayor; que el
universo con sus sincronías se había encargado de llevar a cabo el mandato
que llevaba en el inconsciente. Ella decía, y lo recuerdo con mucha claridad,
que debía estudiar ingeniería de petróleo, dado que en aquel entonces el
petróleo era el boom económico en el país. Aunque me gustaba hacer mi
trabajo y lo disfrutaba, tenía la impresión que me habían dado una señal
diciéndome: ¡Partida!, y había arrancado a correr como Forrest Gump, sin un
propósito. Ahora me encontraba con un campo inmenso que me gustaba más,
que me halaba con mucha fuerza, hasta el punto de cuestionarme de por qué
había estudiado ingeniería y no psicología.
Hay autores que señalan, con base en sus observaciones e investigaciones
que los seres humanos vivimos etapas o transiciones en nuestro desarrollo y
que estas se presentan cada siete años. Mirándolo desde este enfoque, la
infancia dura hasta la edad de siete años, la niñez hasta los catorce, luego se
inicia la adolescencia hasta los veintiuno, cuando comienza la mayoría de
edad, y así sucesivamente. En mi caso, contaba con veintisiete años cuando
comenzaron a ocurrir grandes cambios. En esa etapa, me cuestioné todo; mi
matrimonio, mi profesión, mi trabajo. Me di cuenta que había cometido
errores y que solo estaba mirando los aciertos. Había descuidado mucho la
atención a mis hijos y eso, hasta el día de hoy, consciente de este desatino,
ocupa espacio en mi atención, asumiendo algunas consecuencias, en las cuales
trabajo para su corrección. En aquel entonces, sentía un impulso inconsciente
de que debía cambiar.
Así como tu inconsciente te lleva por una vía programado en el seno de la
familia, el universo se encarga de presentarte coincidencias, situaciones,
eventos y actores que te señalan un sendero más apropiado a tu misión de
vida, dándote oportunidad para corregir. Este darse cuenta, esta toma de
conciencia, representó la tercera señal: estaba siguiendo un camino que no era
el correcto para mí, no tenía corazón.
Es importante señalar que hay personas para los que esta encrucijada no
representa un viraje en su misión de vida, pero sí les sirve para autoafirmarse y
actuar con más compromiso en ella; cobran más vida, toman decisiones con
mayor certeza y se lanzan con mucha fuerza. Existen otros que dándose cuenta
que no están en su camino, no realizan un viraje, debido a que conservan una
pobre imagen de sí, no sienten poder personal para atreverse a realizar un
cambio. Probablemente, estas personas se convertirán en resentidas, no
asumirán la responsabilidad de sus vidas, culpando a otros: sus padres, sus
jefes, el gobierno, el mundo y hasta Dios mismo.
En ese momento me pregunté: ¿Qué hago ahora que me daba cuenta que
no seguía mi camino correcto? Eso me dio pie para identificar otra señal que
será tratada en el próximo capítulo.
El siguiente ejercicio te puede ayudar a identificar la tercera señal:
1.- Siéntate cómodamente en un lugar donde tengas privacidad. Reflexiona
acerca de lo que estás haciendo actualmente en tu vida. Pregúntate: ¿Estás a
gusto? Evalúa, en una escala del 1 al 10, ¿cuánto le asignarías? Revisa si Lo
que estás haciendo es lo que han querido tus padres que hagas o si sientes que
es tu vocación. Recuerda si en tu niñez recibiste mensajes directos de alguno
de tus padres o hermanos o personas influyentes en la familia, sobre lo que
debías estudiar.
2.- Reflexiona haciéndote las siguientes preguntas: ¿Si tuvieses la
oportunidad de cambiar, cambiarías de disciplina o de trabajo? Es posible que
con esta reflexión, te des cuenta que lo que haces es lo mejor para ti, decidas
profundizar y dedicarte con más pasión a ello, o que necesitas un viraje. Si es
el segundo caso, ¿Hacia dónde dirigirías tu energía? ¿Has recibido sugerencias
de personas cercanas o casuales acerca de otras cosas que podrías hacer? ¿Se
te han presentado casualmente oportunidades desde varias direcciones:
personas, eventos, anuncios, mensajes y te han llamado la atención?
3.- Haz, igualmente, esta revisión en otros aspectos importantes como las
relaciones familiares, de pareja, la salud o las finanzas.
4. Toma nota de aquellas áreas donde requieres cambiar, las cuales te
servirán para la siguiente señal.
CUARTA SEÑAL
Escoger un camino con corazón
Hasta aquí, reconocía cual era el camino que no debía continuar y ahora
me correspondía escoger un camino que pudiera seguir apasionadamente, con
la certeza de que iba en la dirección correcta. No era fácil, pues se presentaban
delante de mí muchas opciones, las cuales tendría que chequear con mente y
corazón.
No recuerdo que haya sido de manera consciente, pero me dispuse a
revisar mis talentos. En los deportes sentía una gran atracción por el atletismo,
sin embargo, a la edad de veintisiete años, no había alcanzado más allá de un
tercer lugar en todas las competencias. Lo tomé como un complemento a mi
espíritu y un apoyo para mi salud. En el teatro y en la música logré un
destacado desempeño, pero nunca lo vi como una profesión o algo a lo que
pudiera dedicar toda una vida. También incursioné en la declamación de
poesías negroides. Allí, según los que me escuchaban, tenía una actuación
sobresaliente, aun así, no lo vi más allá de ser una muy agradable forma de
socializar.
Una de las cosas esenciales que había descubierto, en todas estas
alternativas que se me presentaban, era que no había una referencia familiar.
Estos talentos eran naturales, no recuerdo en mi hogar alguno que hubiese
influenciado en estas cualidades. Tampoco, ningún familiar cercano con tales
dones. Aunque en aquel momento, no tenía plena conciencia del porqué no los
asumí como un camino válido y posible, hoy en día puedo identificar dos
elementos; en primer lugar, no sentía internamente esa pasión desbordada la
cual considero necesaria para comprometerse con una carrera de por vida. La
satisfacción venía de lo externo, de los aplausos y reconocimiento del público.
Muchas veces, me vi a mí mismo, repitiendo una y otra vez un poema, una
canción y una obra de teatro. El solo hecho de pensar en eso, disminuía mi
interés. Por otro lado, se imponía la programación del condicionamiento
marcado por la situación económica familiar de la niñez, la cual me inducía a
buscar actividades que generaran ingresos de manera inmediata.
En aquel tiempo, recuerdo, leí un libro sobre las transiciones en el cual el
autor mencionaba que cuando estamos en una encrucijada, tal como la que
estaba viviendo, se tenía la sensación de estar en el medio de un rio donde no
se veía ninguna de las dos orillas; no ves hacia dónde vas y tampoco ves con
claridad de dónde vienes. Sientes incertidumbre de si regresar, porque ya no es
seguro, o continuar hacía un lugar incierto. También reflexionaba sobre algo
mencionado por Carlos Castaneda en uno de sus libros, referido a los
enemigos del hombre. Decía que el hombre se enfrenta a cuatro enemigos; el
primero era el miedo porque te paraliza y no te deja avanzar, una vez vencido
ese enemigo, te enfrentas al segundo, el cual era la confianza; este enemigo te
hace confiado y te expone haciéndote torpe. Si vences la confianza, entonces
se presenta el tercer enemigo: el poder. El poder te hace arrogante y
caprichoso, lo cual también te aleja del conocimiento. Vencido el poder,
aparece el cuarto enemigo el cual es la vejez, y este se puede posponer pero no
se puede vencer.
Hasta ese momento, pensaba que había perdido el miedo para aceptar
compromisos y me sentía con suficiente confianza para ello, sin embargo,
ahora me encontraba lleno de dudas. En el camino de las relaciones
interpersonales, me sentía a gusto, sentía una alegría interior, no obstante era
un mundo por descubrir. Ahora, me disponía a avanzar a pesar de las dudas,
pero sin desbocarme. Debía ser cauteloso en mis decisiones; debía escoger con
la conciencia de saber que tenía delante de mí, muchas opciones.
Comencé a acercarme a esas cosas que me gustaban, aceptando
responsabilidades como por ejemplo, la jefatura de un centro de
adiestramiento. Tomé la ruta de las relaciones humanas, lo cual representaba,
según mi sentir de ese momento, un camino con corazón. Era la cuarta señal.
Junto con este viraje en mi curso laboral, comencé a trabajar en mis
debilidades y los conflictos presentes en mi vida familiar y en mis relaciones.
Como ejercicio para identificar esta señal, recomendaría las siguientes
actividades:
1.- Independientemente de si, producto de la actividad de revisión en el
ejercicio anterior, en la tercera señal, has determinado que lo que haces es o no
es, tu misión de vida, has una evaluación de aquellos dones que crees tener. En
mi caso, encontré cualidades que no seguiría, en la parte artística y en los
deportes, sin que hubiese aparente influencia familiar. Esto no tiene que ser así
necesariamente, debido a que hay personas que nacen en un ambiente familiar
de artistas, deportistas, y cualquiera otra disciplina y les resulta un ambiente
excelente para su camino pasional, desenvolviéndose como pez en el agua
desde muy pequeños y destacándose notablemente.
2.- Visualízate haciendo cada uno de estos dones y valida, si sientes una
satisfacción interna, que viene de ti y no externa de los elogios o aprobación
de los demás. Esta evaluación es muy importante.
3.- Has una revisión, de los últimos meses, años o desde que comenzaste a
sentirte incómodo con lo que haces, a fin de identificar casualidades,
coincidencias como por ejemplo; te encontraste con un amigo o amiga que te
invita a un curso o a una conferencia, que conociste a una persona que tiene un
oficio diferente al tuyo y te sientes fascinado o fascinada por lo que hace y
además anda buscando a alguien con cualidades como las tuyas para
contratarlo. Puede ser que cada vez que abres el periódico te encuentras con
una oferta de trabajo relacionado con lo que desearías hacer, y además, viste
una propaganda en tv relacionado con eso, etc.
Recientemente una persona me comentó que por doquier le solicitaban dar
clases, pero aunque le gustaba y lo hacía muy bien, no veía en ello una gran
oportunidad económica. Le recomendé que fluyera con eso y se diera la
oportunidad, ya que eso podría representar un trampolín para algo superior en
su vida.
Si sientes que lo que haces no es tu camino, pero que tienes que seguir
haciéndolo por necesidad económica, está muy bien; sin embargo, ve
preparando el terreno para dar un viraje hacia donde si crees debes ir: tu
camino con corazón.
QUINTA SEÑAL
Descubre el inmenso campo para desplegar tu propósito
SEXTA SEÑAL
Descubre tu capacidad de manifestar lo que deseas
SEPTIMA SEÑAL
Lo importante es el camino y no los resultados
EPILOGO
Cada persona en este mundo, tiene un camino correcto que desandar. A eso
venimos. Es un camino único y tenemos la misión de desentrañarlo. Llegamos
al mundo con un programa a seguir producto de los genes de nuestros padres,
de los aprendizajes que comienzan desde el mismo momento de la concepción
relacionados con las emociones y la forma que ellos tienen de ver las cosas.
Lo lamentable es que no somos conscientes.
Como una interrogante válida que nos hacemos la mayoría de los seres
humanos, acerca de que venimos a hacer y si lo que estamos haciendo está
bien, me dediqué a la tarea, haciendo una revisión desde mi niñez hasta el día
de hoy, buscando señales que me permitieran responder esta pregunta.
Recapitulando, observando mis experiencias, investigando, leyendo
infinidad de libros y aprendiendo al lado de personas con cierta notoriedad en
cuanto a conocimientos, me he atrevido a formular unas señales que no solo
me ayudan a responderme y orientarme, sino que espero sirvan de orientación
a los demás. Por eso, considero estas señales como un aporte para que las
personas se orienten a vivir satisfactoriamente de manera consciente. La forma
en que está escrito este relato permite, con tan solo su lectura, reflexionar y
hacerse una revisión.
Lo más relevante, ha sido tomar conciencia de que fui impulsado por mi
familia hasta un punto donde podía hacerme cargo y realizar un viraje en una
dirección más confortable para mí. Fue como quitarme un velo y mirar
muchas vías por donde seguir. Después, descubrí que “soy un darse cuenta” y
que cualquier camino que escogiera estaba bien, si me gustaba. Lo importante
era darse cuenta y vivir a propósito, es decir, consciente. Una vez que eres
consciente, sabes lo que está bien y lo que está mal. Transitar por el camino
correcto no tiene fin, no tiene sentido retirarse de lo que haces como cuando te
jubilas. En una oportunidad un periodista le preguntó a Louis Armstrong que
si había pensado en retirarse y a Louis le pareció una pregunta sin sentido, ya
que para él la música no era un trabajo, sino que era su vida misma. Es lo
mismo que si me preguntaran a mi si me voy a retirar de lo que hago: escribir,
enseñar mediante cursos y charlas lo aprendido sobre estos temas de desarrollo
personal y espiritual. No es un trabajo.
El buen camino es el camino de la paz, del bienestar, del crecimiento
espiritual, del convivir armoniosamente; sin embargo, cuando observamos el
mundo, no encontramos eso, anda por muy mal camino, entre guerras, hambre,
sufrimiento, destrucción. En palabras de Bruce Lipton, el camino del mundo
actualmente es el de malvivir. Existe un enorme desequilibrio entre los
humanos, la gran mayoría vive en la escasez, mientras una minoría vive en la
sobreabundancia, trabajando cada día para tener más e incrementar aun más
las diferencias.
Cada uno de nosotros desde nuestra senda puede aportar un poco de amor,
bienestar y equilibrio en la sociedad. Te invito a explorar tu camino haciendo
la revisión de las siete señales, las cuales te resumo a continuación:
1.- Revisa y sé consciente de los valores que adquiriste en tu seno familiar.
Asume los que te favorecen y descarta mediante un firme propósito, los
disfuncionales o inadecuados.
2.- Revisa la imagen que tienes de ti mismo e identifica si existen creencias
que te descalifican, te inhiben y no te permiten actuar con todo el potencial de
tu poder personal. El poder personal es un sentimiento sobre lo que eres capaz
de hacer.
3.- Descubre si lo que estás haciendo no es tu camino correcto, si lo estás
haciendo por la influencia familiar, por el ambiente en el que te desarrollaste.
Evalúa si lo que haces no te apasiona.
4.- Descubre tus dones naturales, revisa aquellas cosas que te apasionan,
haz un balance y evalúa si es lo que estarías dispuesto a realizar toda tu vida.
5.- Identifica los campos en los que podrías desplegar tus dones. Haz un
examen exhaustivo de dónde podrías aplicar tus habilidades y conocimientos.
Presta atención a las señales que se te presentan y las coincidencias. Evalúa si
para algún campo requieres una preparación adicional, bien sea emocional, de
conocimiento o de habilidad. Inicia o continúa si ya lo haces, la práctica de la
atención y la autoobservación.
6.- Expresa con precisión lo que quieres y conviértelo en objetivos.
Visualiza el camino para conseguir lo que quieres antes de elaborar tu plan
concreto. Practica esto todos los días. No pienses en limitaciones. Cada
limitación conviértela en un plan. Manifiesta tus deseos de manera mágica,
atrayendo su manifestación física. Se trata de colapsar la energía desde el
campo de todas las posibilidades hacia el mundo físico con tu intención.
7.- Lo importante es disfrutar del camino y no tener expectativas sobre los
resultados. Actuar sin esperar que los resultados sean buenos o malos.
Descubre cómo es tu reacción cuando no se cumplen tus deseos, observándote.
El camino con corazón nunca termina, es para toda la vida. Busca el balance
entre los diferentes aspectos de tu vida. No te centres solo en la actividad de tu
pasión, olvidándote de las actividades relacionadas con el afecto y la salud
emocional.
Estoy completamente seguro de que estas señales te servirán para revisarte
y trabajar sobre ti mismo toda la vida. Cada vez que te sientas desorientado,
volverás sobre estas líneas y te orientarás. Te servirá a ti y a todas las personas
de tu entorno…