La Gran Depresión de 1929
La Gran Depresión de 1929
La Gran Depresión de 1929
La Gran Depresión, también conocida como Crisis del 29, fue una crisis
económica mundial que se prolongó durante la década de 1930, en los años
anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Su duración depende de los países
que se analicen, pero en la mayoría comenzó alrededor de 1929 y se extendió
hasta finales de la década de los años treinta o principios de los cuarenta.
Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad y la que
afectó a mayor número de países en el siglo XX. En el siglo XXI ha sido
utilizada como paradigma de hasta qué punto se puede producir un grave
deterioro de la economía a escala mundial.
Causas
Una acción de cien dólares nominales podía obtenerse solo por diez,
mientras el resto, llamado "excedente" -o sea, noventa dólares-, se pagaba a
crédito. Si la acción seguía subiendo, todo iba perfectamente: un alza del 10
por ciento, esto es, que pasara de 100 a 110 dólares proporcionaba al
accionista un beneficio neto del 100 por ciento sobre los 10 dólares que en
realidad había desembolsado. En cambio, si la acción bajaba en un 5 o en
un 10 por ciento, el corredor bursátil exigía nuevo pago al contado, y si el
cliente no podía hacer frente al mismo, se veía obligado a vender con
pérdidas, con el fin de cubrirse él y cubrir a otros posibles acreedores.
La coyuntura del alza, denominada allí Big Bull Market, descansaba así
sobre una base sumamente frágil. Todo el sistema se derrumbó en octubre
de 1929, y en pocos días -en cuestión de horas, incluso- las cotizaciones
perdieron todo cuanto habían ganado durante meses o, mejor dicho,
durante años. Los pequeños especuladores quedaron arruinados y tuvieron
que vender con enormes pérdidas, y al cundir el pánico los grandes
capitalistas se encontraron también con dificultades.
En tan crítico momento, los primeros bancos del país y los corredores de
bolsa más destacados intentaron salvar los negocios y reunieron 240
millones de dólares para sostener las cotizaciones mediante compras
masivas, y en aquella sola jornada cambiaron de mano trece millones de
acciones.
Efectos de la crisis
La difusión de la crisis
La depresión estadounidense de la actividad económica fue acompañada por
una reducción adicional del préstamo hacia el extranjero y una fuerte
contracción de la demanda de importaciones. Esto produjo una gran
reducción del flujo de dólares hacia Europa y el resto del mundo. Dada la
importancia de Estados Unidos en la economía mundial, el impacto de su
crisis sobre el resto del mundo fue fuerte; por eso se dice que Estados Unidos
exportó su crisis. Prácticamente todos los países padecieron declives tanto
en la producción industrial como en el PIB, y la URSS fue la principal
excepción al estar aislada de los estragos del capitalismo moderno. El
siguiente cuadro muestra la caída de la renta y la producción industrial
entre el comienzo de la crisis en 1929 y 1932, año que marcó el momento
de mayor profundidad en el descenso de los indicadores económicos.
El problema más importante para Roosevelt era la quiebra casi total del
sistema bancario, hasta tal punto que era imposible cobrar un cheque. La
producción industrial, por su parte, había tocado fondo en 1932. La crisis
bancaria era esencialmente de confianza y pudo ser solucionada fácilmente.
En un discurso radial Roosevelt informó la población sobre la reapertura de
los bancos incitando a depositar ya que no se corrían más riesgos, por lo
que varios individuos volvieron a depositar. La recuperación de los bancos
no fue más que el preludio de una revisión a fondo del sistema financiero,
gravemente distorsionado desde 1929 por la contracción del crédito, el
incremento de las deudas y el impago de las hipotecas.
Otro problema era el desempleo. La primera medida adoptada en este
terreno fue la creación de campamentos de trabajo donde los desempleados
realizaban tareas de conservación de parques naturales y otros espacios
verdes. Si bien el Gobierno federal encaró la realización de obras públicas,
estas no llegaron a compensar la enorme reducción experimentada por el
gasto a nivel estatal y municipal. El New Deal nunca dispuso de un
programa concreto para bajar la desocupación mediante obras públicas ya
que se carecían de proyectos de antemano y la planificación requería tiempo.
Los proyectos debían autofinanciarse lo que hacía difícil su elaboración.
Además, para lograr el máximo beneficio social había que emplear a la
mayor cantidad de mano de obra posible, ya sea calificada como no
calificada por lo que estos empleos eran tachados de constituir en la práctica
una auténtica limosna. No solo el New Deal no pudo disminuir
considerablemente el desempleo, sino que los trabajos otorgados eran
precarios al tratarse de obras públicas que por su propia naturaleza no
duraban mucho tiempo.
Si bien se dice que el segundo New Deal fue un ‘giro a la izquierda’, no era
en absoluto hostil a los empresarios, lo que hizo fue poner al burócrata
donde había fracasado el hombre de negocios hasta que la empresa privada
pudiera florecer de nuevo. Por haber sabido evitar una solución más radical
fue el salvador del capitalismo. El efecto más perdurable del New Deal fue
aumentar el poder del gobierno federal y del presidente en particular: se
redujo el poder de los Estados y el presidente y su gabinete sustituyeron al
Congreso como principal fuente legislativa. La sociedad estadounidense
experimentó una profunda transformación debido al incremento del poder
federal y presidencial sobre la economía. Por eso el auténtico legado del New
Deal fue revolucionar las expectativas.