Aplicación de Las Cuentas de Orden
Aplicación de Las Cuentas de Orden
Aplicación de Las Cuentas de Orden
Por su naturaleza, las cuentas de orden se aplican principalmente en tres áreas profesionales, a saber:
En este tipo de casos se toma como ejemplo los seguros que varias compañías contratan para proteger sus mercancías
o activos contra contingentes como son el robo o incendio. Mediante el contrato de seguro que se firma, el asegurado
tiene la obligación de cubrir generalmente cada año una determinada cuota, a la cual se le llama prima, y la compañía
aseguradora se compromete a liquidar al asegurado el importe de las pérdidas que hubiera sufrido en caso de
presentarse la contingencia. Se trata de un tipo de operación en la cual el único aspecto que afecta los valores de activo
del asegurado (al momento de la firma del contrato de seguro) es el pago de la prima, no así el valor del contrato de
seguro, que solamente afectará sus valores reales o activos siempre y cuando se presente la contingencia del riesgo que
dio lugar a dicho contrato. En este caso, así como en el de valores ajenos, es recomendable que se registren las
operaciones correspondientes que se derivan del contrato de seguro, a fin de conocer el monto de los activos asegurados,
el importe de los daños sufridos, así como el importe de las reclamaciones que se acostumbran presentar a la compañía
de seguros como trámite necesario para la indemnización de las pérdidas sufridas. Cuentas de orden para el control de
valores contingentes.
PRIMER GRUPO:
b) Seguros contratados
Este primer grupo de cuentas de orden nos sirve para registrar el monto de los activos asegurados; es decir, el valor de
la suma asegurada que se ha especificado previamente en el contrato de seguros.
SEGUNDO GRUPO:
a) Reclamaciones presentadas
b) Reclamaciones en trámite
Este grupo de cuentas de orden se utiliza para registrar las reclamaciones que se acostumbra presentar a la compañía
de seguros, como trámite necesario para la indemnización de las pérdidas sufridas.
TERCER GRUPO:
b) Almacén
Estas cuentas son para registrar el importe de los daños sufridos en el supuesto de ocurrir la contingencia, en este caso
específico sobre incendios.
Además de los dos casos previamente señalados (valores ajenos y valores contingentes), las cuentas de orden se
emplean también para incorporar en la contabilidad algunos datos que tienen por finalidad el registro de ciertas
operaciones con carácter de recordatorio.
Igualmente, estas cuentas, en algunos casos, se usan para el registro duplicado de ciertas operaciones, a fin de
comprobar o comparar. Por ejemplo, datos reales con datos estimados; o bien llevar un registro por separado de
operaciones que en su aspecto contable se registran de determinada forma y en cambio en su aspecto legal o fiscal
deben ajustarse a las disposiciones de las leyes respectivas.
Como ejemplo clásico de esta última clase de operaciones se puede citar el correspondiente a la depreciación o demérito
sufrido por las inversiones que constituyen el activo fijo de las empresas, las cuales están representadas usualmente por
el mobiliario, maquinaria, equipo de reparto, etcétera.
De acuerdo con los principios contables que regulan estas partidas contables, los bienes tangibles disminuyen su valor
paulatinamente ya sea por el uso que se hace de ellos, por el simple transcurso del tiempo o por obsolescencia.
Cualquiera que sea la causa que determine la disminución del valor en los bienes tangibles, hay necesidad de calcular
la cuota anual que debe considerarse por concepto de depreciación, siguiendo para tal efecto cualquiera de los métodos
más aceptados por los principios de contabilidad, ya sean proporcionales o los que tienen por base el interés compuesto.
Por otro lado, las leyes fiscales establecen ciertas disposiciones para el cálculo de la depreciación fiscal, es decir, de las
cantidades que, para efectos de la determinación de la utilidad gravable, son deducibles dentro del capítulo
correspondiente a gastos propios del negocio.
La Ley del Impuesto sobre la Renta establece los porcentajes máximos de depreciación a los activos fijos propiedad de
las empresas.
Los porcentajes que fija la Ley del ISR en cuanto a depreciaciones no puede variarse por cuenta propia del comerciante;
salvo previa autorización que se obtenga por escrito de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
El problema que se presenta en la práctica contable es que en algunos casos la depreciación real de los activos fijos es
mayor a la depreciación fiscal y por esta razón se hace necesario, además de registrar la depreciación en su aspecto
contable o real, llevar también un registro con el mismo objeto para aspectos fiscales.
Como se ha indicado anteriormente, se puede concluir que es necesario llevar un registro para efectos contables que
nos permita conocer 22 el valor actual de los bienes tangibles; y otro registro para efectos fiscales que nos permita
determinar el importe que la empresa tiene derecho a deducir de sus ingresos por concepto de depreciación.
Una de las características de las cuentas de orden es que invariablemente necesitamos establecerlas en pares o grupos
de dos, es decir, siempre habrá una cuenta de orden deudora y otra acreedora, que recibe el nombre de contra cuenta.
Establecidas las cuentas de orden bajo este principio, el movimiento contable puede ser:
Es aquel que realiza cuando se carga contablemente a una cuenta de orden y su abono necesariamente deberá
corresponder a otra cuenta de orden.
En este procedimiento, la afectación contable de una operación es registrada en una cuenta deudora como acreedora
(únicamente en las cuentas de orden, las de balance no intervienen).
El movimiento contable que tiene mayor aplicación es el directo, se caracteriza porque las cuentas de orden deben arrojar
saldos numéricamente iguales pero de naturaleza contraria.
Este procedimiento consiste en alterar un cargo contable a una cuenta de orden con abono a cuentas de balance o de
resultados. Este movimiento contable normalmente se realiza al momento en que ocurre un hecho contingente.
Se asienta cuando, en una operación contable, interviene una cuenta de orden como deudora y como acreedora, una de
balance o resultados. El procedimiento también puede ser a la inversa. Después del segundo registro, las cuentas de
orden deberán dar resultados iguales.